PRÁCTICA INTERNIVELES ALTERNATIVA ESCOLAR EN NUEVA YORK Dos centros de secundaria neoyorquinos proponen complementar la actividad escolar con experiencias fuera del aula; además, los alumnos y alumnas no realizan exámenes y son evaluados a partir de unos trabajos de investigación. Con este método innovador se pretende, en definitiva, potenciar la capacidad de pensar del adolescente y enseñarle a ser autónomo. Rafael Feito y Antonio Guerrero* A comienzos de octubre de 2000 visitamos, en un viaje financiado por la Universidad Complutense de Madrid, dos escuelas de secundaria de Nueva York: la Fannie Lou Hammer Freedom High School (FLH), situada en el Bronx, y la Central Park East Secondary School (CPESS), ubicada en la zona nordeste de Central Park, donde la ciudad empieza a perder su aire waspy a poblarse de afro americanos y latinos. Ambos centres pertenecen a las Coalition Schools, que proponen una alternativa al sistema educativo convencional. Se trata de escuelas pequeñas que acogen a alumnos y alumnas pertenecientes a minorías Étnicas —afroamericanos y latinos, fundamentalmente— que con una escolarización más convencional escarian condenadas al abandono escolar temprano. Su sistema educativo destaca por la voluntad de vincular el conocimiento escolar a las situaciones concretas, tanto fuera como dentro de la escuela. Y además, en los últimos cursos, se sustituyen los exámenes estandarizados tipo test por la técnica del portafolios o las carpetas de trabajos de investigaci6n, que reflejan el conocimiento acumulado y las destrezas adquiridas en cada área de conocimiento. El objetivo que se persigue es formar personas reflexivas y prepararlas para una vida satisfactoria en todos los niveles: profesional, social y personal. Pensamiento y experiencia Este método educativo plantea que la cualidad distintiva de los seres humanos es su capacidad de pensar. Se parte de la idea elemental de que no se puede aprender bien lo que no se ha experimentado previamente, por lo que resulta fundamental todo aquel aprendizaje que se adquiere en actividades que implican mucho más que asistir a una clase convencional. En estas escuelas, el alumnado asume la responsabilidad de trabajar dos horas por semana en labores de servicio a la comunidad en la que se encuentra asentada la escuela, lo que les brinda la oportunidad de enfrentarse a situaciones de la vida real: sirven en la cafetería, colaboran en la biblioteca, llevan alimentos a los compañeros mas necesitados del vecindario, ayudan en hospitales y participan en la gestión administrativa de los mismos centros o en las visitas de los colegios de primaria a los museos. Además, en los dos últimos cursos de secundaria, los estudiantes pueden pasar más tiempo fuera que dentro del recinto escolar en universidades y museos, de prácticas con el profesorado y en sesiones de estudio independiente. Organización de los centros Uno de los elementos básicos de estas escuelas es su tamaño; se trata de escuelas pequeñas -el FLH cuenta con unos 300 estudiantes y el CPESS tiene matriculados a unos 500- en las que resulta posible conocer a fondo al alumnado. De hecho, la FLH fue creada a partir de la división, en 1994, del centro de secundaria James Monroe en cinco escuelas pequeñas. Ambos centres establecen las denominadas "divisiones" entre los estudiantes de los diferentes grados. En la FLH existen dos de ellas: la división I, que incluye los grados noveno y décimo (equivalentes en términos de edad a nuestros 3° y 4° de ESO); y la división II que abarca los grados undécimo y duodécimo (1° y 2° de Bachillerato en España). En el caso de la CPESS, la división I engloba los grados séptimo y octavo (nuestros 1° y 2° de ESO) mientras que el noveno y el décimo constituyen la división II. Los grados undécimo y duodécimo forman parte del denominado senior institute. En ambas escuelas el programa para los grados inferiores al undécimo esta" estructurado en torno de dos asignaturas principales: Matemáticas/Ciencia y Humanidades (Literatura, Estudios Sociales y Arte). Los profesores construyen el cono-cimiento escolar a partir de una pregunta esencial. ¿En el caso de la FLH, por ejemplo, en el Ámbito de las Humanidades se ha partido de la siguiente pregunta: ¿que es la justicia?, mientras que en el área de Matemáticas/Ciencia la cuestión clave ha sido como funcionan las cosas? Estos centres potencian las actividades extracurriculares de modo que los alumnos y alumnas pueden participar en actividades deportivas intramuros, como el baloncesto o la danza, o aprender a manejar el video y los ordenadores, edemas de profundizar en el inglés como segundo idioma. Asimismo, se les permite formar parte de un gobierno estudiantil e implicarse, junto con el profesorado, los padres y las madres, en la toma de decisiones que afectan al centro. La finalidad es enseñar al alumnado a desarrollar cinco competencias básicas: Comunicarse eficazmente. El lenguaje, más allí de una asignatura, sirve de medio para conseguir otros objetivos. • Adquirir un núcleo esencial de conocimiento. El alumnado aprende sobre su mundo, conociendo la historia, la ciencia, la literatura y otras asignaturas clásicas. • Ser un estudiante disciplinado y motivado. Se trata de aprender a recoger y a evaluar la información, resolver problemas y desarrollar destrezas necesarias para estudiar por su cuenta. • Tener sentido del bienestar. El núcleo es el niño en su conjunto. • Vivir responsablemente. El sistema de los portafolios La clave de estas escuelas reside en gran medida en el uso de la técnica del portafolios. Los alumnos y alumnas se dedican a preparar estas carpetas de trabajo de investigación para cada área de conocimiento durante los dos últimos cursos de secundaria, que sirven de transición a la vida adulta. Cada estudiante desarrolla así un plan personal para satisfacer sus necesidades e intereses con la ayuda de un profesor del centro, su consejero, que actúa de enlace entre la familia del alumno y la escuela. En el caso de la FLH, cada chico o chica pertenece a una conserjería formada por unos 15 alumnos y alumnas. Los consejeros se reúnen regularmente con los estudiantes y sus familiares para revisar sus trabajos, trazar metas y dialogar sobre la investigación que están llevando a cabo. En la FLH, la graduación del alumnado depende exclusivamente de los resultados obtenidos a partir de los portafolios, mientras que en la CPESS se complementa con una serie de exámenes tradicionales, un reflejo de las presiones que estas escuelas están padeciendo para pelarse a un tipo de enseñanza más convencional. La técnica del portafolios persigue el desarrollo de cinco ámbitos mentales a los que se presta especial a tención: • Examinar críticamente los datos. • Ser capaz de ver el mundo desde diferentes puntos de vista. • Analizar las conexiones que se pueden establecer entre unos acontecimientos y otros. • Ser capaz de imaginar alternativas: ¿qué ocurriría si las cosas fueran diferentes? • Preguntarse por los motivos que explican la importancia de lo que se estudia o analiza. Se trata, en definitiva, de interrogarse sobre los datos, la perspectiva, las relaciones, las suposiciones y la relevancia, respectivamente. Para explicar el funcionamiento de los portafolios hemos hecho uso de un cuadernillo explicativo de la CPESS. Lo que a continuación se expone es, en buena medida, un mero resumen de lo que consideramos más relevante. Los contenidos de los dos últimos cursos de secundaria en esta escuela son los siguientes: 1. Trabajo regular durante el curso. Los alumnos y alumnas se matriculan en una amplia variedad de materias para poder elaborar sus portafolios y atender otros requisitos necesarios para conseguir su graduado en secundaria, así como para ampliar sus conocimientos e intereses. La mayoría de los cursos exigen una dedicación de entre cuatro y cinco horas semanales, y cada uno de ellos implica asumir un compromiso en cuanto al tiempo y el grado de responsabilidad del alumnado. Algunas de las clases tienen lugar en instituciones universitarias, sin coste alguno para los estudiantes que decidan matricularse en ellos. 2. Cursos especiales impartidos en la universidad y en la CPESS. Los estudiantes deben asistir al menos a un curso semestral de tipo seminario en alguna universidad cercana. 3. Internado o aprendizaje. El alumnado está obligado a permanecer en régimen de internado o aprendizaje a lo largo de un semestre a tiempo parcial o complete en algún centro de trabajo. El objetivo fundamental de esta actividad consiste en alcanzar una comprensión profunda de un campo de trabajo que re-suite de interés para el estudiante. 4. Estudio independiente o tutelado. Se concede mucho tiempo a la realización de los portafolios y a su ulterior presentación. Todos los estudiantes precisan de un tiempo y un espacio destinado a ensayar la defensa de su trabajo. 5. Planificación de la posgraduación. Junto con su comité de graduación, los alumnos y alumnas crean un plan individual educativo durante el primer trimestre del grado undécimo (nuestro 1° de Bachillerato), en el que empiezan a valorar lo que desean hacer una vez que acaben su formación en la CPESS. En total, cada estudiante tiene que elaborar 14 portafolios, correspondientes a las siguientes áreas: plan de posgraduación, Ciencia/Tecnología, Matemáticas, Historia y Estudios Sociales, Literatura, Autobiografía, Servicio Escolar y Comunitario, Ética y Cuestiones Sociales, Bellas Artes y Estética, Destrezas Prácticas, Medios de Comunicación, Geografía, Lengua —que no sea ingles— y Educación Física. Una muestra de estos trabajos recogida por Jacqueline Ancess y Suzanna Wichterle (véase el apartado "Para saber más") permite hacernos una idea del tipo de portafolios que elaboran los alumnos y alumnas de esta clase de escuelas. Los hay sobre autores como Brecht, Ibsen, Chejov, Morrison o Garda Maiquez, y también sobre temas controvertidos, como los presos políticos, la inmigración o el Tribunal Supremo. La calidad de estas carpetas de trabajo de investigación es evaluada en una sesión solemne, similar a lo que pudiera ser en nuestro entorno la lectura de una tesis doctoral. Un comité de graduación (constituido por el consejero, otro docente, un alumno y un adulto elegido por el estudiante que se evalúa — posiblemente un miembro de su familia—) se encarga de valorar la capacidad de cada chico o chica para utilizar las herramientas adecuadas, sobre todo las comunicativas. Los estudiantes son alentados a presentar sus trabajos haciendo uso del ordenador, de forma que puedan apoyar su investigación en esquemas, gráficos, bases de datos extraídas de la red, CD-ROM, así como participar en trabajos conjuntos con estudiantes de otros lugares a través de las telecomunicaciones. De hecho, las aulas de la FLH están equipadas con ordenadores que permiten al alumnado leer, escribir y organizar sus ideas. Además, el uso de Internet ha extendido el proceso de enseñanza más allí de las aulas. También el día a día en estos centros se presenta muy diferente al que conocemos en nuestro entorno. En nuestra visita nos llamó poderosamente la atención el ambiente cordial que se respiraba en ambas escuelas. En la entrada, por ejemplo, no había un arco detector de metales, de modo que los alumnos y alumnas pasaban directa y libremente de la calle a su correspondiente aula. Ya hemos mencionado que se trata de centros pequeños, por lo que es relativamente fácil que cada docente conozca los nombres de sus estudiantes o que al menos tenga alguna referencia de ellos. La cordialidad se hacia patente tanto en las relaciones entre el profesorado y el alumnado como entre ambos colectivos, y este sentimiento se extendía incluso a los vigilantes de las escuelas. En nuestra visita como observadores no tu-vimos ningún tipo de problema para entrar en las aulas, que normalmente se encuentran abiertas, y conocer así qué es lo que ocurría en su interior. De hecho, en la mayoría de los casos fuimos invitados por el profesor o profesora a entrar mientras daban la clase. Los alumnos se sientan en pequeños círculos de unas cinco personas como máximo, con la finalidad de acostumbrarles a trabajar cooperativamente, conocerse entre sí, verbalizar de un modo inmediato sus conocimientos, sus ideas, etc. Además de presenciar el desarrollo de las clases, en la FLH tuvimos el privilegio de asistir a la reunión previa que los profesores mantienen con el director cada día, a excepri6n de los viernes. En esta reunión, de media hora de duraci6n, se repasan de un modo extremadamente ágil las principales novedades de la escuela, los problemas y sus posibles soluciones, y se prepara la agenda del día, distribuyendo las tareas y responsabilidades. El encuentro se estructura a partir de unas notas mecanografiadas —una hoja— que entrega el director. En la se-si6n a la que asistimos se informó de aspectos como las instancias del comedor, la reunión con los padres y madres celebrada la tarde anterior, nuestra presencia como observadores procedentes de Madrid, y una reuni6n con docentes de otras escuelas que se encuentran en la misma línea que la FLH. Asimismo, se examinaron problemáticas como la excesiva presencia de estudiantes en los pasillos, la expulsión por un día de una alumna y la sustitución de un profesor, entre otras. Se trata de una reunión vigorizante que permite que cada profesor sepa lo que ocurre en su centre. En este ambiente intense y cordial no resulta extraño que los docentes aparezcan por el centre con una cara sonriente. En escuelas como esta toda la literatura sobre el profesor quemado (burnouf) tiene poco sentido. El trabajador social de este centro nos contó que, a diferencia de lo que ocurre en las high sdiools—centros de secundaria— adyacentes, en el aparca miento de la FLH no hay atascos por la apresurada huida del profesorado. Mas bien parece que todos los profesores pugnan por ser los últimos en salir. Contra la norma Las Coalition Schools, inspiradas en las ideas de James Comer, son fruto de un modelo educativo descentralizado que ya en su momento atrajo la atención de Karl Marx. Su método de funcionamiento rompe la tendencia a la homogeneización que tratan de imponer las autoridades del Estado de Nueva York. A pesar de los éxitos alcanzados por este tipo de centros, cunde una cierta desconfianza con respecto a si los estudiantes alcanzan realmente una serie de objetivos congruentes con los que la sociedad espera de ellos. Quizás el principal problema en estos momentos estribe en que las autoridades del Estado pretenden que los alumnos y alumnas de estas escuelas sean capaces de aprobar los exámenes estandarizados —-de tipo test— por los que han de pasar los estudiantes de los centros convencionales para avanzar de un curso al siguiente. El alumnado de las Coalition Schools no consigue buenos resultados en estos tests. Y es que la 1ógica del portafolio y la de los tests son bastante contrapuestas. La primera se basa en la potenciación del propio pensamiento, en aprender a pensar y a ser aut6nomos. La segunda no va más allá de la mera repetición casi magnetofónica del conocimiento existente. Según los profesores con los que contactamos durante nuestra visita, es prácticamente imposible preparar simultáneamente a los estudiantes para utilizar con éxito el sistema de los portafolios y superar al mismo tiempo los exámenes estandarizados. Los mismos padres y madres, a pesar del fracaso experimentado en la escuela tradicional, no refuerzan en ocasiones el funcionamiento de este tipo de escuelas. Mas veces de las deseadas, las familias se ven asediadas por el eficientismo, por querer ver reflejados de un modo in-mediato —o de un curso a otro— cuales han sido los logros académicos de sus hijos e hijas. Esta actitud explica la des-confianza que Deborah Meier, la fundadora de la CPESS, ha manifestado en relación a la intervenci6n de los padres y madres. En su opini6n, el funcionamiento de la escuela debe recaer sobre los profesionales de la educación, es decir, los profesores y profesoras. Reflexiones desde la realidad española Estas escuelas, aunque publicas, son en realidad centros de elección, por lo que cuentan con un margen significativo para seleccionar a su propio profesorado y a los alumnos y alumnas. Los docentes deben asumir el modelo de pedagogía activa que hemos analiza-do, lo que no siempre resulta posible principalmente por dos motives: unas veces no es fácil encontrar el tipo de profesorado requerido, y en otras ocasiones llegan a estas escuelas —por un sistema parecido a nuestros concursos de traslados— profesores que no se identifican del todo con este modelo pedagógico. Y las presiones de las autoridades son cada vez mayores para que se acoja a aquellos docentes que soliciten trabajar en este tipo de centres. Además, debemos tener presente que el director (principal) no es elegido por la propia escuela, sino que lo escoge una junta escolar local. Así, puede darse el caso de que el director no comulgue con los principios de las Coalition Schools, y en esas circunstancias tratar de convencerle de las ventajas que posee esta alternativa escolar forma parte de la labor que inevitablemente han de llevar a cabo los profesores y profesoras. El segundo foco de elección es quizás el mas difícil de entender desde nuestra realidad. Se trata de la capacidad, aunque limitada, que estas escuelas tienen para elegir a sus alumnos y alumnas. Así por ejemplo, todo estudiante que pertenece a la zona de la James Monroe High School puede solicitar su admisión en la escuela secundaria Fannie Lou Hammer Freedom High School. Los interesados tienen que visitar el centre acompañados por un miembro adulto de la familia para llevar a cabo una entrevista. El propósito de este encuentro es llegar a un mutuo acuerdo sobre el funcionamiento de la escuela y, ante todo, sobre las expectativas académicas y disciplinarias que el centre espera de sus estudiantes. Este proceso de admisi6n no supone sin embargo que estas escuelas se conviertan en la elite del barrio. Al contrario: la FLH y la CPES S pretenden reflejar la diversidad racial, étnica, intelectual y económica existen-te. Se trata de poner de manifiesto que un centre escolar de un barrio deprimido no puede aspirar a funcionar si só1o escolariza a alumnos en situación de riesgo educativo. Si estas escuelas no son capaces de interesar al escaso porcentaje de clase media que vive en el entorno, están condenadas al fracaso. De hecho, Michael Apple y James Beane, que han estudiado esta alternativa escolar neoyorquina, definen a la FLH y la CPESS como escuelas democráticas. A nuestro juicio, este tipo de experiencias muestran que la enseñanza comprensiva y la mezcla de alumnos y alumnas de distinto origen social aportan una riqueza en forma de diversidad cultural que es infinitamente mejor que la proporcionada por la escuela excluyente. Las escuelas elitistas se convierten en un gueto ficticiamente paradisíaco, que aleja a parte de la población del pleno conocimiento de la realidad en la que viven. En cuanto al sistema de evaluaci6n de estos centres, pensamos que la técnica del portafolios podría ponerse en práctica en las escuelas españolas, dada la autonomía que la LOGSE concede a nuestros centros. Pero, obviando las resistencias del profesorado, la principal dificultad estribaría en nuestra realidad educativa, en la superación del examen de selectividad. Si este sigue siendo un examen estandarizado y homogéneo —o sea, un mecanismo de control ideológico—, es difícil que los centros de Bachillerato se adentren en la "peligrosa" senda de aprender a pensar. Para saber mas Ancess, J. y Wichterle, S. (1999): How die coalition campus schools have re-imagined high school: seven years later. Este documento se puede consultar en la siguiente dirección electrónica: http://www.tc. columbia.edu/-ncrest Apple, M., y Beane J. (ed.) (1997): Escuelas democráticas, Madrid: Morata. * Rafael Feito y Antonio Guerrero son profesores de Sociología de la Educación en la Universidad Complutense de Madrid. Esta experiencia ha sido posible gracias a la activa colaboración del National Center for Restructuring Education, Schools and Teaching (NCREST) de la Universidad de Columbia de Nueva York y su directora, la profesora Jacqueline Ancess. También ha resultado determinante la atención recibida por los profesores Laura Ayala, Ángel González, Mara Geller, Ann Purdey y Norma Marquez. Correo-e: rfeito@cps.ucm.es edso601@emducms1.sis.ucm.es