Planillas. Debido proceso. Régimen de

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JURISPRUDENCIA LABORAL
PLANILLAS ADICIONALES
DEBIDO PROCESO
RÉGIMEN DE NULIDADES
NULIDADES PROCESALES
PRINCIPIO DE “PAS DE NULLITÉ SANS GRIEF”
Ordinario Laboral de S.M.N.S.A. contra Caja
Costarricense de Seguro Social
Expediente No.98-003290-0166-LA
Resolución No.2002-00047 de las 10:30 horas del 8 de febrero de 2002
Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia
Los representantes de la empresa S.M.N.S.A., presentaron demanda laboral
contra la Caja, con el propósito de que se resolviera lo siguiente:
a) Que la demandada, no tiene facultad legal, para alterar o adicionar documentos
públicos como son las planillas emitidas por el co-actor M.A., y presentadas a la institución demandada de: 1991 a 1994, b) Que la demandada, al emitir planillas adicionales,
a los documentos públicos aportados por el co-actor, oportunamente, está actuando
de hecho, sea ilegalmente, c) Que, el acuerdo de la Junta Directiva número 28 de la
sesión N° 6986, celebrada el 19 de diciembre de 1995, es absolutamente nulo e ilegal,
pues no [tiene] sustento legal, y es violador del debido proceso, y de nuestros derechos
subjetivos, d) Que, la demandada al actuar ilegalmente, debe reintegrar, a la Sociedad
co-actora la suma pagada de ¢1.737.625,55; más los intereses de la misma a partir del
15 de marzo de 1996, hasta su efectivo pago. Todo de acuerdo con el artículo 479 del
Código de Comercio, e) Que, se condene a la demandada, al pago de ambas costas de
esta demanda.
A la empresa accionante se le levantaron planillas adicionales por omisión en el
pago de las cuotas de la seguridad social; no obstante, en el proceso ordinario laboral se pretendía determinar una posible nulidad del procedimiento administrativo
que devino en el cobro de las planillas adicionales.
La Juzgadora de primera instancia declaró parcialmente con lugar el reclamo y
ordenó a la Caja el reintegro de la suma de ¢1.737.625,55, más los intereses respectivos. El fallo fue apelado oportunamente ante el Tribunal Superior de Trabajo, el
cual lo revocó y declaró sin lugar la demanda. Posteriormente, ambas partes presentaron recurso de casación ante la Sala Segunda de la Corte Suprema de Justicia,
la que confirmó el fallo del Tribunal mediante resolución No.2002-00047 de las
10:30 horas del 8 de febrero de 2002.
Respecto de la alegada violación al debido proceso y la consecuente declaratoria
de nulidad que solicita la empresa accionante, la Sala indicó lo siguiente:
[...] Acusa el accionante la inaplicación de los artículos 11, 33 39 y 41 de la Constitución
Política, 13 de la Ley N° 7128 (sic) y 6, 7 y concordantes de la Ley General de la
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Administración Pública, por cuanto no se estimó violentado el debido proceso, pese a
haberse acreditado que, algunas de las resoluciones dictadas durante el procedimiento
administrativo no fueron notificadas en el lugar señalado al efecto; lo cual lo dejó en
estado de indefensión. Señala que quien ha figurado como apoderado especial de la
parte actora, tanto en esta sede como en la administrativa, es el Licenciado H.K.S.,
mientras que el Licenciado M.G.M.N. es simplemente hijo de M.A.M.A. Por consiguiente, solicita que se anule el fallo impugnado, debiendo confirmarse la sentencia de
primera instancia, salvo en cuanto a las costas, que han de imponérsele a la institución
demandada. El recurso no es de recibo. De acuerdo con la doctrina de las nulidades
procesales, no es procedente declarar una nulidad por la nulidad misma, cuando el acto
procesal, aunque realizado en forma distinta a la prevista, produjo sus efectos, sin dañar
a nadie. Ello en aplicación del principio “pas de nullité sans grief”, según el cual no
se debe decretar una nulidad si no existió perjuicio. Tal y como lo expresa ALSINA, las
formas procesales no tienen un fin en sí mismas, y su razón de ser no es otra cosa que
la necesidad de asegurar a las partes la libre defensa de sus derechos, la vez que una
sentencia justa. A su entender, la violación al derecho de defensa, es la máxima nulidad
en que se puede incurrir en un proceso; por ello, en tal caso, debe ser declarada. Así,
formula el principio de que “donde hay indefensión, hay nulidad; y si no hay indefensión, no hay nulidad” (ALSINA (Hugo), Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal
Civil y Comercial, tomo I, segunda edición, Ediar S.A Editores, Buenos Aires, 1963, p.
652). El régimen de nulidades no está concebido con el objeto de asegurar la observancia de las normas procesales, por las mismas, sino para darle cumplimiento a los fines
a ellas confiados por la legislación. De esta manera, aun cuando exista un defecto en el
acto o resolución, la declaración de invalidez resulta improcedente, si del análisis que,
en cada caso, debe hacer el juez, no se desprende un atentado contra el debido proceso,
causante de indefensión. Su aplicación no puede hacerse, pues, en forma automática,
correspondiéndole al juez apreciar las circunstancias y establecer si, no obstante el vicio,
el propósito de fondo, previsto en la normativa, ha sido cumplido. Por su medio se
busca, únicamente, enmendar los perjuicios efectivos –no los eventuales-, que pudieran
surgir del irrespeto al iter en que ha de canalizarse el debate, cuando esto suponga restricción de los derechos de los litigantes. Una vez aclarado lo anterior, procede analizar
el agravio expuesto por el recurrente. Efectivamente consta que, el memorial del 20 de
enero de 1995, se señaló como lugar para oír notificaciones la oficina de T.E., ubicada
en [...]. Sin embargo, quedó acreditado que tres resoluciones no fueron notificadas en
ese lugar, pese a lo cual la Sala estima que, el actor, sí quedó debidamente enterado de
ellas, por las razones que a continuación se expondrán. A folio 292 aparece el oficio
DI-SEE-25-95 del 26 de enero de 1995, mediante el cual el Jefe de la Sección de Estudios
Especiales del Departamento de Inspección de la C.C.S.S. le informaba a don M.A.M.A.
que, su recurso de revocatoria, había sido admitido. Dicha comunicación se notificó en
la siguiente dirección: [...], que es precisamente el lugar donde se encuentra el negocio,
del cual aquí se trata, según se desprende de la documental de folios [...] En todo caso,
por su contenido, no se trataba de una resolución que fuese capaz de perjudicar al
interesado, sino de mero trámite, que no causaba estado. Todo ello hace concluir que
no estamos ante un caso de verdadera indefensión. Luego, a folio 290, aparece otra
resolución, del 23 de marzo de 1995, en la cual el Departamento de Inspección le pedía
al patrono los documentos, que le servían de base a su impugnación. Esa solicitud fue
entregada en [...] (es decir, de nuevo en dicho establecimiento comercial), al Licenciado
M.G.M.N, enviándose, además, copia de la misma, a la oficina del señor T.E., lugar
señalado para atender notificaciones. Por último, tenemos el Informe de Inspección
DI-2357-95, mediante el cual se acogió el recurso de revocatoria, interpuesto contra
el Informe de Inspección IC-171-94, rebajándose el monto a cancelar por concepto de
planillas adicionales, el cual fue notificado el 30 de junio de 1995, para dejar constancia
de lo cual firmó el Licenciado M.N., ante los inspectores M.B.L. y A.C.S. En el oficio de
folio 229, suscrito por el Jefe de la Sección de Estudios Especiales del Departamento de
Investigaciones Contables, se explica que la notificación tuvo lugar en las oficinas de la
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Sección de Estudios Especiales, Edificio María Cecilia, por solicitud verbal del patrono,
en presencia de los señores M.A.M.A y M.G.M.N. En todo caso, aun prescindiendo de
esa explicación, cabe señalar que la sana crítica indica que, las resoluciones que fueron
recibidas por el Licenciado M.N., fueron conocidas por el actor, ya que dicho profesional
no solo es su hijo, sino que aparece como abogado autenticante en varios de los escritos
aportados, por el actor, en el transcurso del procedimiento administrativo [...]; de lo
cual se desprende que, si bien no tenía el carácter de su apoderado, sí participó en él
como abogado director. No es cierto que el Licenciado H.K. haya figurado como apoderado de la parte actora, en la sede administrativa, pues el poder se le otorgó durante
el transcurso del proceso judicial, sin que se haya demostrado alguna participación de
parte suya, en el procedimiento administrativo [...] Debe tomarse en cuenta que, el
Licenciado M.N., no es ningún lego en la materia, por lo que, si las resoluciones no se
estaban notificando en el lugar señalado, en el memorial suscrito por él mismo, debió
negarse a recibirlas, en vez de firmarlas como si no existiese anomalía alguna y, luego,
pretender aprovecharse de su propia falta para intentar una nulidad que, a todas luces,
es improcedente.
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