14 revista ConCIENCIA e entrevista A ER CO RO O SC LIA DE LO COM ÚN po ru G l ee g i r di tro en co s C l lia de eg r e s P ren lfo . o o F d he a c Ro ic lo ari Fís B e d co mi ó At FU FÍSI OT EG Y ILL PR W para meterse con el conflicto humano, entonces hay un juego entre lo emotivo, lo humano y la física. Es muy distinta la actitud a la física de partículas. mico, que también es escenario de su otra pasión, la música. Es trombonista de la “Banda atómica”, conformada por investigadores del centro, y desde hace cinco años, con el trombón y la tuba, participa de Trombonanza en la ciudad de Santa Fe. “La música es un placer, una cosa colectiva muy fuerte. Esa vibración común es algo muy físico”, contó Willy en una entrevista que comenzó yendo a guardar la tuba, después que los bronces se elevaran en la mano de los músicos dando por terminado el show. —¿Eso te obliga a ser “frío” ante los hechos? —En muchos sentidos la actuación de uno se ve un poco fría porque no es la obvia; pero la ciencia es la única forma de mirar a la muerte a la cara, de enfrentarse a lo intolerable. Y eso es un poco la ecuación que aparece en el trabajo. Ante el drama humano ya sea un asesinato, un choque o lo que sea, uno se ve impactado por lo que sucedió y por sus resultados. Pero si superás eso y empezás a ver los detalles y a hacer ciencia en esa situación, podés enfrentarlo. Hay un cuento de Edgar Allan Poe, “El descenso al Maelstrón”, en el que uno de los personajes cuando estaba por ser tragado por un remolino piensa que si ya está muerto, cómo no va a apreciar eso que no hay otra manera de verlo. Entonces mira y describe todo con un lenguaje muy técnico. Eso lo hace porque, según Poe, desde la emoción no se puede mirar la muerte cara a cara. Hace falta refugiarse en la ciencia, en un discurso que te pare en otro lado para mirar. Como resultado de eso aparece algo positivo, reparador, útil. A mí me parece que una característica del trabajo es usar la ciencia para meterse donde uno no se podría meter ni podría colaborar de otra manera. —¿Esta es una forma de descargar la tensión que surge del trabajo? —Más que una descarga es un desarrollo, una conexión. No es que uno acumula en lo otro y descarga. Acá crecés y esto me viene bien porque mi trabajo dentro de la física es bastante extraño. Una de las componentes fuertes que tiene es usar la física y el pensamiento científico —¿Cómo llegaste a dedicarte a esto? —Cuando empecé, hice mi trabajo de licenciatura y el de doctorado sobre colisiones atómicas. Después hice el posdoctorado y me quedé en Bariloche haciendo física de superficies y en algún momento me enamoré de las trampas de átomos, la condensación de Bose-Einstein. Me enamoré de esos experimentos Ficha personal Nombre Rodolfo Guillermo Pregliasco Estudios Licenciado en Ciencias Físicas (UBA), Doctor en Ciencias Físicas (UBA) Ocupación actual Investigador en el Centro Atómico Bariloche Lugar de residencia San Carlos de Bariloche, Río Negro El investigador de escenas de crimen es un personaje siempre enigmático, tanto en series de televisión como en películas. Serio, con un importante grado de frialdad, consumido por su trabajo y siempre con una última idea que se dispara en la cabeza que hace que rápidamente, al final, todo se vuelva a su favor y resuelva el caso. Una imagen conocida, pero no necesariamente acorde a la realidad. Willy Pregliasco es un físico forense argentino, de carne y hueso y sin ningún libreto que se ocupa de analizar crímenes para aportar elementos de juicio en las causas judiciales. Si bien su trabajo de análisis en el caso de la muerte de Teresa Rodríguez a partir del sonido inspiró un guión de la serie estadounidense CSI, las coincidencias terminan ahí. “Lo más chocante es que en menos de dos minutos de la serie el caso estaba resuelto: a nosotros nos llevó casi un año entero”, contó. Pero no todo es trabajo en el centro ató- revista ConCIENCIA 15 os ict fl n co s, go os i , z m nl s. e a a u z o ta s g li í c u m r a s a d n x co n Ro ea se ce os s a a o s i s n o a c co nd ere nc ien T a o e c l u c o de jó las sa ba to om e a a a c d r p , sin ra ot illy ué q se rit du W a e a s . l t p á y ,e ew en am or da cu rel l d e T de ga an de es sti ell e d r v e A ac nv de as oi e M m cr la Co sa a uy r m B la so a c el s no a m hu c a e l d a a e m t r r o f e a i u c ica m n e n la i c ú a a a l L s ar e ir m y quería hacer espectroscopia óptica y justo se estaba formando un grupo de espectroscopia Raman. Entonces, un día montamos el laboratorio y apareció por la puerta Ernesto Martinez y me cambió la vida y encontré lo que quería. —Casi una revelación… ¿qué fue lo que te propuso que te cambió la vida? —Él tenía un contacto con gente de La Plata que tenía una causa judicial. Me dijo que había un cuaderno que alguien escribió, lo borraron y le escribieron encima; esta gente quería leer lo que había abajo. Yo me sospeché que los de La Plata querían viajar a Bariloche nomás y dije que vengan, aunque había muy poca posibilidad de que salga algo, y vinieron. Pusieron el libro y ahí me di cuenta que no era que habían borrado un libro y escrito encima nomás. Empecé a hojear y era un libro de actas con folios numerados, fechas, nombres y pregunté: qué es este libro. Entonces me contaron que era el cuaderno de entrada de una comisaría donde ellos no sabían que decía, pero sospechaban que abajo decía Bru. Y cuando me enteré que era ese caso, de un desaparecido en democracia, me tuve que ir al baño y lavar la cara porque me di cuenta que lo que íbamos a hacer tenía un contenido que no tenía nada de lo que había hecho antes. —¿Y qué encontraron? —El estudio oficialmente lo presentó el cuerpo pericial de La Plata y nosotros hicimos la parte técnica. Lo que salió de nuestro análisis fue un mapa de manchitas de tinta que no pertenecían ni a la escritura sobreimpuesta ni a una transparencia de la escritura hecha del otro lado del papel. Cuando terminamos de hacer ese mapa, quedaron un montón de puntitos que se parecen a esos juegos de unir los puntos con un lápiz. Pero nuestra pericia terminaba ahí, y correspondió al perito calígrafo unir los puntos. Allí se veía con claridad la “B” inicial y el palito horizontal de una “r”. Luego había un espacio y una línea de cierre, de las que usaban para cerrar el renglón. Tres letras, empieza con “B” y tal vez siga con “r”. Es bastante verosímil que allí dijera ‘Bru’. —¿Después de eso pensaste “esto es lo mío”? —Sí, tiene que ver con características personales. Yo siempre fui un tipo muy disperso y trabajar en una especialidad me cuesta. Entonces cuando pasa el tiempo, en vez de disciplinarse, uno dice “yo soy así, busquemos algo que funcione conmigo” y esto es bárbaro porque cambiás de tema muy seguido. Te vienen consultas y enseguida tenés que leer un libro nuevo para poder dar una buena recomendación. Además yo ya lo conocía a Martínez y quería trabajar con él. Así que me fui a hacer eso. El primer trabajo que hicimos juntos después fue el de Teresa Rodríguez, así que no lo podía creer. Son cosas que las leo ahora y son impresionantes, pero en ese momento fue un trabajo nomás. —Sí, un trabajo; pero con un impacto social muy fuerte. —Mandás una señal: que no hay impunidad completa. Al juez lo que más le interesa es el punto de vista externo, de no compromiso. Trabajamos en causas muy grosas de represión pero el laburo no se parece mucho a lo que aparece a las películas donde uno agarra al malo y se va con la chica. Cuando terminamos el trabajo de Teresa Rodríguez, escribimos un trabajo para el Journal of Forensic Sciences en 2002. La publicación tuvo buena repercusión, y un día recibimos un mail pidiéndonos detalles sobre cómo estaba a r a montado el experimento y otros asuntos más o menos irrelevantes. Resultó que era una de las personas que asesoraba a los guionistas de la serie CSI. —¿Cómo fue ver tu trabajo en una ficción de tele? —Fue bastante extraño ver algo que pensamos en Cutral-Có ambientado en Miami; pero es divertido ver las diferencias tecnológicas entre lo que se imaginaron en CSI y la manera de trabajar en la Argentina. —Más allá de las pericias de los grandes casos, ¿cómo es el trabajo de todos los días? —Yo soy investigador del CONICET solamente, ése es mi único cargo por lo que el centro de mi actividad está en lo científico. La idea es tener producción académica y cada uno está desarrollando temas de investigación. Por otro lado están las pericias, pero no queremos ser una consultora sino elegir las causas que al resolverlas generan nuevas técnicas porque son muy inspiradoras. Aparece una creatividad muy linda asociada a las causas. Cuando se trabaja en física a pedido aparece una física muy buena, no una física de segunda, como yo mismo pensaba. —¿Qué es lo que surge de las causas? —Cuando terminás de hacer una pericia te quedan un montón de cosas para investigar buenísimas que para la pericia no sirven pero está bueno hacerlas para generar conocimiento y empezar cosas nuevas. Los físicos tenemos una ventaja sobre los ingenieros para trabajar en esto, que es que los físicos no vamos al grano. A nosotros no nos interesa resolver el problema sino entender. Hacemos mucha pelotudez y eso es lo que te da herramientas nuevas. Y después aparece la tercera pata de esto, que es cómo hacer para que esas ideas se difundan al medio. Para eso tenemos varias actividades que tienen que ver con formación de recursos uniformados, con la policía, con gendarmería, con el personal judicial y con los jueces que son todos discursos distintos. —O sea que va desde lo más básico hasta la aplicación y transferencia... —Esto es una expresión de deseo más que una realidad, pero está empezando a funcionar. Yo empecé a trabajar con Ernesto Martínez que era mi amigo, mi jefe, el que empezó con todo y un ser excepcional, con unas ideas de física fabulosas. Cuando murió, hace dos años, yo me quedé a cargo del grupo que era yo solo. Y de a poco empecé a armarlo y a plantear un montón de cosas que recién ahora empiezan a andar un poquito. —Al trabajar en esta rama tan particular, ¿cómo te ves a vos como científico? —Yo muchas veces dije que soy una persona normal, así como alguno cava zanjas, yo me dedico a resolver devanajes. Ése es un argumento que los científicos usan mucho, para levantarse minas y para demostrar que son seres humanos normales. Eso mientras laburás en devanajes funciona porque se autosostiene, pero yo trabajo en otro lado y me doy cuenta que soy un bicho raro. Yo tengo una formación básica, trabajé quince años en eso antes de dedicarme a lo forense y ya tengo un mate raro. El físico desarrolla, sin darse cuenta –porque esas son las mejores herramientas– metodologías y formas de ver las cosas muy extrañas para el pensamiento común. Y en ese sentido soy un científico típico. Soy un bicho raro y encuentro mucho placer en charlar con otros científicos y ése es el valor que uno tiene. PRISCILA FERNÁNDEZ