HISTORIA DE ROMA I. ORÍGENES DE ROMA. EL ORIGEN DE ROMA SEGÚN LA LEYENDA En la mitología griega, Eneas es un héroe troyano de importancia secundaria en el conflicto entre Grecia y Troya, hijo de Anquises y la diosa Venus, quien profetizó antes del nacimiento del niño que un día reinaría sobre los troyanos y sería el predecesor de una dinastía eterna. Al menos, desde el siglo III a.C. en Roma se le consideraba fundador mítico de la raza romana, historia que se narra en el gran poema épico latino La Eneida, escrito por Virgilio en el siglo I a.C. Cuando los griegos destruyeron la ciudad de Troya, Eneas escapó con vida, llevando a la espalda a su padre y en los brazos a su hijo, Ascanio. Inició una larga y peligrosa travesía por el Mediterráneo hasta que llegó a Cartago, donde tuvo una aventura amorosa con la reina Dido. Después llegó a Cumas, Italia, donde consultó a la Sibila, sacerdotisa de Apolo, que le sirvió de guía en su visita a los infiernos donde, según Virgilio, se reunió con su padre (que había muerto durante el viaje), quien le habló de la futura raza que estaba destinado a fundar. Eneas volvió a levar anclas y arribó al reino itálico del Lacio, cuyo rey, Latino, le prometió la mano de su hija Lavinia, quien, según las predicciones de un oráculo, habría de casarse con un príncipe extranjero. Pero Lavinia había sido prometida anteriormente a Turno, jefe de los rútulos, y como consecuencia de este insulto, estalló una guerra, en la que finalmente Eneas dio muerte a Turno en combate singular. La obra de Virgilio acaba con la derrota de Turno, pero existen varias tradiciones que narran el resto de la historia de la creación de la dinastía iniciada por Eneas. La versión más extendida relata que Eneas fundó la ciudad de Lavinium (en honor a su prometida) y su hijo Ascanio fundó una segunda ciudad, Alba Longa. Sin duda, el propósito de estos relatos consistía en hacer compatible la historia del héroe con el otro relato de la fundación de Roma por Rómulo, que descendía de la línea real de Alba Longa. La dinastía inaugurada por Eneas se prolonga durante diez monarcas hasta llegar a Proca. A éste sucede su hijo Numitor, pero su hermano Amulio lo destrona y condena al celibato a Rea Silvia, única hija de Numitor, al ordenar su ingreso en el colegio sacerdotal de las vestales. Pero el dios Marte la hace madre de dos gemelos, Rómulo y Remo. Amulio, al conocer la noticia, ordena que sean arrojados al Tíber; pero la corriente los deposita en la orilla donde son amamantados por una loba hasta ser recogidos por un pastor. Ya adolescentes, al conocer su historia, forman un pequeño ejército, matan a Amulio y reponen en el trono de Alba Longa a Numitor. Después se dirigen a fundar una nueva ciudad en aquellos parajes donde habían pasado su infancia. Dos leyendas narran las disputas de los hermanos por asumir el gobierno de la nueva ciudad: Remo vio sobre una colina 6 buitres; más tarde Rómulo sobre otra vio pasar 12. La discusión, originada sobre la interpretación de este augurio, acabó con la muerte de Remo. Otra tradición cuenta que Rómulo marcó con un surco el lugar de las futuras murallas de Roma y pronunció solemnemente que nadie entraría en la ciudad a no ser por las puertas, esto es, en son de paz, pero Remo se burló de esta orden y saltó el surco. Rómulo enfurecido lo mató. Según la tradición, Roma fue fundada el 21 de abril del año 753 a. C. EL ORIGEN DE ROMA SEGÚN LA HISTORIA. Los historiadores modernos, evidentemente, desechan las viejas leyendas sobre el origen de Roma. Los primeros asentamientos latinos en la Península Itálica se remontan al siglo X a. C. El lugar concreto se localiza en unas colinas situadas en la zona del Lacio, refugio cómodo y seguro para protegerse de la insalubridad de las zonas pantanosas y de los desbordamientos del Tíber. Además de los pueblos latinos, se hallaban en la península otros pueblos: etruscos, umbros, oscos, volscos, picentes, samnitas, réticos, vénetos, sabinos, ligures... También los griegos llegaron a Italia y establecieron sus colonias en el Sur y en la isla de Sicilia, principalmente: es la zona denominada Magna Grecia. Los pueblos latinos se unificaron pronto mediante la llamada Liga Latina; su principal lazo de unión era la veneración a un mismo dios: Júpiter Latino. Posteriormente se creó otra confederación de las aldeas que poblaban las siete colinas y que más tarde formaron la ciudad de Roma. La confederación se denominó Septimontium, y las siete colinas eran: Aventino, Celio, Esquilino, Viminal, Quirinal, Capitolio y Palatino. II. LA MONARQUÍA ROMANA El primer rey de Roma, Rómulo, a fin de engrandecer la ciudad, acogió en ella a gente de toda condición. Creó un consejo asesor del rey, llamado Senado, formado por 100 miembros de entre los fundadores de la ciudad; aunque era la figura del rey la que aglutinaba el poder militar, civil y religioso. Durante su reinado, cuenta la leyenda que, para procurarse esposas, los romanos raptaron a las mujeres sabinas; hecho que desencadenó una guerra y la posterior paz y unión del pueblo romano y sabino. A la muerte de Rómulo, es elegido rey un sabino: Numa Pompilio, el cual se dedicó a implantar la ley, el culto religioso y la paz entre los romanos. A este rey pacífico le sucedió uno belicoso: Tulo Hostilio, que atacó Alba Longa; aunque la leyenda presente esta guerra como una lucha caballeresca, dilucidada a favor de los romanos por medio de un combate singular entre tres hermanos romanos (Horacios) contra tres hermanos albanos (Curiacios). Anco Marcio continuó la política de conquistas y anexión de territorios de su antecesor. Pero la idea de Roma, como una gran ciudad poblada y urbanizada, no se hace realidad hasta el advenimiento del primer rey de origen etrusco, Tarquinio el Antiguo, el cual llevó a cabo una política de obras públicas entre las que destacan la construcción del Circo Máximo y la Cloaca Máxima. A Servio Tulio se le atribuye la división del pueblo en cinco clases según su patrimonio y la construcción de un recinto amurallado alrededor de la urbe. Le sucedió Tarquinio el Soberbio que gobernó tiránicamente. Según una leyenda, a causa de la violación de una dama romana, Lucrecia, por un hijo del rey, el pueblo se rebeló, expulsó de Roma a la familia real e instauró la República. La realidad fue que el gobierno despótico de este rey provocó su derrocamiento y su posterior expulsión de Roma. Estos hechos acaecían el año 509 a. C. III. LA REPÚBLICA ROMANA Al ser abolida la figura del monarca, persona en la que confluían todos los poderes, los patricios romanos crearon una constitución, apoyada en un equilibrio entre Magistraturas, Asambleas y Senado. Los magistrados eran elegidos en las asambleas del pueblo, que también se ocupaban de declaraciones de guerra y proyectos de ley. La principal magistratura era el consulado: dos cónsules que gobernaban durante un año y tenían derecho de veto el uno sobre el otro. En situaciones extraordinarias, de gran peligro para la ciudad, el Senado podía nombrar un dictador, magistrado extraordinario con un periodo máximo de mandato de seis meses. El senado, al principio sólo compuesto por patricios, era un órgano consultivo cuyo parecer solía ser decisivo en todas las grandes cuestiones de gobierno, dada su enorme experiencia y prestigio. Como hechos históricos más relevantes de este periodo, se pueden destacar: • Las graves luchas sociales entre patricios y plebeyos hasta que finalmente éstos fueron equiparándose a aquéllos. Sus mayores logros se cifran en la promulgación de la ley de las Doce Tablas y el acceso a las magistraturas. Las tres guerras púnicas: enfrentaron a Roma contra Cartago. La guerra más famosa fue la segunda, por producirse durante la misma la famosa expedición militar de Aníbal contra Roma cruzando los Alpes. Al final de la tercera guerra púnica Roma conquistó todas las posesiones cartaginesas y arrasó la ciudad de Cartago. • La conquista de la península itálica y, a partir de las guerras púnicas, de toda la cuenca del Mediterráneo. • Las guerras civiles, desencadenadas por la ambición entre grandes generales: Mario y Sila, Pompeyo y Julio César, Marco Antonio y Octavio. Destacó la figura de Julio César, conquistador de las Galias, excelente general, escritor, político de gran talla y dueño absoluto de Roma tras derrotar a Pompeyo en la guerra civil. Estas contiendas militares acabaron con el régimen republicano. IV. EL IMPERIO ROMANO Tras las guerras civiles, Octavio, con el nombre de Augusto, se convierte de hecho en el primer emperador de Roma, aunque él prefería el título de princeps. De ahí el nombre de Principado para denominar su periodo de gobierno. En la persona de Augusto se reagrupan de nuevo todos los poderes y, aunque se mantienen las instituciones republicanas, éstas son algo puramente decorativo, a expensas de las órdenes del emperador. Las principales dinastías que regirán los destinos de la urbe son: • Dinastía Julio-Claudia: compuesta por Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón, bajo cuyo mandato tuvo lugar el célebre gran incendio de Roma y las primeras persecuciones de cristianos. • Dinastía Flavia: iniciada por Vespasiano, llevado al trono por las legiones romanas de Oriente, después de un periodo de guerras y caos político por el mal gobierno de los efímeros emperadores anteriores. • Dinastía de los Antoninos: en la que destacamos a dos emperadores de origen hispano, Trajano, bajo cuyo mando el Imperio alcanzó su mayor extensión, y Adriano. • Dinastía de los emperadores ilirios: que comienza con Septimio Severo, nombrado emperador por las legiones del Danubio, después de un periodo de inestabilidad política. • El Dominado: esta forma de gobierno, instaurada por Diocleciano, consistía en una monarquía absoluta de carácter oriental y origen divino ante quien los súbditos debían postrarse en adoración. Este emperador, con el fin de gobernar mejor tan vasto imperio, designó a otro emperador, Maximiano, con mando en Occidente; y, para evitar el problema de la sucesión, nombró a dos generales que les sucederían a los veinte años de gobierno. • A pesar de esto, volvieron a surgir las luchas por el trono y, después de variadas alternativas, es elegido emperador Constantino, quien legalizó el cristianismo en el año 313 d. C. y trasladó la capital del Imperio a Bizancio, llamada a partir de entonces Constantinopla. • Después de su muerte se originan nuevas guerras civiles hasta que Teodosio, emperador de origen hispano, restablece la unidad imperial, la cual definitivamente se resquebraja al repartir el Imperio entre sus dos hijos: Arcadio (Oriente) y Honorio (Occidente). Durante todo el Imperio romano hubo unos 84 emperadores. De entre ellos hubo algunos sanguinarios: Tiberio, Calígula, Nerón, Cómodo, Heliogábalo..., y otros que fueron buenos gobernantes: Augusto, Claudio, Adriano, Trajano, Marco Aurelio, Constantino... En el año 476, con el destronamiento de Rómulo Augustulo, último emperador romano, por Odoacro, jefe germano, se produce el fin del Imperio Romano de Occidente. Por su lado, el Imperio Romano de Oriente perduró con el nombre de Imperio Bizantino, hasta 1453, fecha en que su capital, Constantinopla, fue tomada por los turcos.