EL ESTADO NACIONAL Y LA PROPIEDAD DE LA TIERRA “La cuestión aborigen” en la égida de los Territorios Nacionales Surpatagónicos (fines del siglo XIX principios del siglo XX) Por Rosana Paoloni (*) Resumen: En la última década, nuevas aproximaciones desde la antropología, la historia y los ‘estudios culturales’ han comenzado a producir formas novedosas de pensar la(s) Patagonia(s), como un territorio de triple frontera, a la vez interna, internacional y ‘civilizacional’ de tardía ocupación nacional por parte de Chile y Argentina. El presente trabajo busca profundizar esta consideración a la vez que intensificar la lectura de las redes torno a la fluidez de intercambios identitarios, comerciales y sociales protagonizados por inmigrantes multinacionales y multiétnicos en el período c.1880-1930. En el caso específico del sur patagónico observamos que el territorio de la Tierra del Fuego permaneció prácticamente desapercibido para el mundo civilizado hasta mediados del siglo XIX, momento en el que el liberalismo laissez faire imperante en políticas de mercado tanto nacionales como internacionales modificó la condición de ostracismo del Cono Sur. Sus recursos auríferos y ganaderos fueron incentivos más que relevantes para atraer nuevas políticas de gestión pública, enmarcando así a la Gran Isla en un proyecto de país propio del paradigma liberal moderno vigente en el período histórico analizado. Empero, en dicho proceso de formación de actores estatales o económicos y sus interacciones, el indio se convirtió en elemento discordante, un escollo insalvable para el acercamiento de la zona a la Modernidad. Introducción Este vasto tema fundamental, “El Estado Nacional y la propiedad de la tierra. “La cuestión aborigen” en la égida de los Territorios Nacionales surpatagónicos (Fines del siglo XIX principios del siglo XX “) agrupa diferentes miradas de estudio sobre el acceso y la tenencia de la tierra, praxis que ha condicionado las formas de vida de la humanidad prácticamente desde la revolución neolítica hasta nuestros días. Es interés de la siguiente presentación el conjugar el abordaje realizado por varias de las más destacadas ciencias sociales en virtud de la complejidad y riqueza del objeto de estudio, atravesando las fronteras entre la Historia y las disciplinas sociales más jóvenes desde la Antropología, la Etnohistoria, incluso la Demografía en una visión pluridisciplinaria que refleja las distintas realidades espaciales argentinas en su devenir histórico: una mirada histórica en el tiempo, pero antropológica en la comprensión. Desde Bodin, Hobbes, Locke a Proudon o Marx, entre otros podemos señalar la búsqueda de la precisión en la definición de los alcances del concepto, su incidencia y el manejo de la propiedad privada, tópico que se transformó en el transcurso de la modernidad como un factor de peso tal, que condicionó el derrotero político, económico y social de la Historia Universal. Si bien la cuestión es una constante preocupación en los estudios americanos no ha tenido hasta el momento en nuestro país un correlato parecido, y como a veces sucede que la producción científica va a contrapelo de la demanda social, los reclamos y los planteos acerca de la propiedad de la tierra de las comunidades indígenas motivan la preocupación científica sobre el tema. Podríamos pensar que esto se debe a que la tierra ha sido y sigue siendo para el ser humano mucho más que un espacio geográfico donde habitar o un recurso de producción, fue y es originalmente su anclaje e identificación cultural, un lugar por el cual vivir e inclusive morir. La formación y consolidación de los estados modernos en Argentina y Chile entre fines del siglo XIX y principios del XX ha marcado el inicio de distintas y complejas interacciones entre los diferentes segmentos que los componen tanto a nivel nacional, provincial y las entidades que hoy llamamos Pueblos Originarios, influyendo en las praxis estatales en el empleo y redistribución de los recursos naturales. La acción de los colectivos indígenas involucrados como parte significativa en este juego de sociabilidades influyó en mayor o menor medida en esta relación, constituyendo un entramado denso y complejo, el cual se piensa abordar sobre todo en el momento de consolidación del Estado Nacional. La consolidación del Régimen Conservador Liberal En el ochenta, la conformación del Estado Argentino conllevó un proceso de institucionalización del poder basado en formas y representaciones usufructuadas del ideario europeo y en virtud de un nacionalismo unificador, va extendiendo la soberanía a todo el territorio, "integrando" los distintos ámbitos que lo componían bajo la férrea autoridad y firme liderazgo de los funcionarios nacionales1. 1 Esta inclusión incorpora el proceso de federalización de Buenos Aires ocurrido en los años a partir de 1870. Las distintas formas de penetración son parte de un proceso de "expropiación": el convertir los intereses comunes de la sociedad civil en esfera de influencia y objeto de acción del Estado, incluyendo a la égida del poder provincial2. Esto favoreció todo tipo de intercambios de ideas acerca de la esencia de la República Representativa y - sobre todo – Federal, y la multiplicación de prácticas políticas coptativas tradicionales, ya utilizadas por los anteriores gobiernos liberales (Mitre, Sarmiento y Avellaneda otorgaron subsidios al interior) y luego por Roca3. La estrategia de captación de las voluntades regionales de éste último tuvo tintes emergentes, ya que devino a través de la conformación de ligas, el ofrecimiento de cargos públicos, etc., estableciendo de esta manera un nuevo pacto de dominación nacional4. Efecto de lo anterior, la centralización del poder político fundamentada en mecanismos de control, no impidió la progresiva ampliación de la base electoral con el consecuente aumento del estrato social dependiente del Régimen. La supresión de los ejércitos provinciales, la unificación de la moneda y el aparato impositivo, las Leyes 1420 (Educación), 1565 (Registro Civil) y 2393 (Matrimonio), hicieron referencia a la adhesión total del roquismo al liberalismo clásico, dándole relevancia en un orden gradualista que, según pronosticó Alberdi en las "Bases...", mitigaría las luchas facciosas y colocaría los cimientos de una República pacífica. Así se impuso la ley y la Constitución sobre cualquier dirigencia interna, con lo que se consiguió fomentar el desarrollo económico y la organización del Estado. Construido este marco de significación, la Generación de Notables plasmó en dos presupuestos su claro accionar: " Paz y Administración "y " Orden y Progreso". Canónicos postulados que se hicieron praxis en la participación plena de la Argentina en el mercado mundial como país agroexportador, el fomento de la inmigración masiva, la valorización del suelo, el aumento de los medios de transporte, la emergencia de nuevos actores sociales y nuevas corrientes político - ideológicas, etc. 2 Cf Oscar Oslak, "La Formación del Estado Argentino", Buenos Aires, Ariel Historia, 1997 La conceptualización del término "representaciones" basada en la definición que de ellas hace Marín, compendiado en el libro de Roger Chartier, “Escribir las prácticas”, Buenos Aires, Manatial, 1996. 4 Estas posturas estatales e intelectuales encontradas entre el federalismo pluralista y una forma más acentuada del Gobierno Nacional, suscitarían, años más tarde, cuantiosas opiniones contrarias a la centralización en la revistas especializadas y diarios (Manuel Pizarro, Carta sobre la muerte de la Federación Argentina en Revista de Derecho, Historia y Letras, Buenos Aires, 1898) 3 Paulatinas transformaciones políticas y económicas fineseculares que se desarrollaron frente a la también gradual cristalización burocrática del Orden Conservador5. Las variables económicas, fueron sin duda, las más destacables dentro del marco de los años del desarrollo indefinido. Una de las cuestiones centrales, la ocupación efectiva de la tierra y la expansión de las pampas como lugar ideal para la ganadería. Construyó un imaginario utilitario por el cual el usufructo legal por parte del indio de esos predios se convertía en un punto casi anecdótico y totalmente inconveniente. Las políticas indigenistas de las presidencias liberales que se presentaron como acuerdos co-constitutivos con el Estado Argentino, van a variar hondamente, como ya hemos visto, con el pensamiento liberal de la Generación del ochenta. Allí se abandonará la política concordataria llevándose a cabo una campaña militar o una exterminación civil. Este proceso se encuadró dentro del paradigma liberal, fruto de la incidencia filosófica nacionalista y una apropiación imaginaria del desierto en la que el indio no existía. Parish y De Moussy, estudiosos enviados por el Gobierno Nacional, visualizaron este espacio como disponible creando una nueva representación del sector pampeano -patagónico que se reconoce actualmente en términos de conciencia de tarea o “conciencia territorial”6. En los discursos fundacionales predominaba un concepto voluntarista de la nación, donde todos aquellos que se animaban a poblar su vasto espacio ‘desierto’ estaban bienvenidos, al menos en la terminología oficial, a integrar la ciudadanía, la hegemonía y el control sobre los otros internos. 5 Botana, (1977):31. Tal como señalaba Pedro Navarro Floria en La construcción ideológica de la Patagonia: discursos científicos y propuestas políticas, siglos XVIII y XIX… el tópico del desierto y su apropiación imaginaria proviene de un replanteamiento efectuado en Argentina –como en otros países de América- por la primera generación nacionalista de signo romántico, que se propone completar la emancipación intelectual encontrando respuestas propias a los problemas comunes. “…El caso de Sarmiento en el ámbito argentino y chileno fue estudiado por nosotros como emergente de ese proceso. Las nuevas imágenes del territorio y de sus habitantes provienen, a partir de entonces, de las Ciencias Sociales, y dentro de ellas, de la Geografía, tempranamente institucionalizada y consagrada a la defensa de los intereses políticos nacionales, el proceso de producción cultural del territorio nacional…”. La pérdida de profundidad científica en las formas de relevamiento de datos tuvo su correlato en el abandono de los fundamentos científicos de la política y en la adopción, por parte de su discurso sobre la frontera, de una óptica crecientemente utilitarista plasmada finalmente en los proyectos de Alsina y Roca. Los investigadores, activos participantes de este campo intelectual dieron forma así “…a un conocimiento más sistemático, ya directamente orientado a la ocupación del territorio", abandonando el proceso de producción cultural del territorio nacional crecientemente notable en la segunda mitad del siglo XIX Pedro Navarro Floria Curso de Doctorado " La construcción ideológica de la Patagonia: discursos científicos y propuestas políticas, siglos XVIII y XIX impartido en UBA, octubre 2002, Pág. 4. 6 El primer nacionalismo voluntarista era un discurso topográfico: avanzaba sobre un desierto despojado de huellas culturales, construcción simbólica compleja y calculada donde se silenciaba y se excluía al otro. “…Este otro interno silenciado, en cambio, se vuelve a convocar cuando predomina nuevamente un concepto culturalista, precisamente tras la ‘solución’ concertada y violenta de la cuestión de la ‘frontera interna’ (…) Cuando ha dejado de constituir una amenaza política el otro interno se volvió disponible como ícono identitario para reconstituir la ciudadanía en términos culturales, tropografías como un mapa del espíritu de la nacionalidad…”7 No es el avance de alguna frontera, la fundación o el abandono de un asentamiento en lo que quiero centrar la mirada sino en cómo va cambiando la manera de representar el espacio para que éste pueda constituir el escenario y poder redistribuirlo dotando de determinados sentidos políticos y culturales a estos sucesos y convertirlos en acontecimientos de una historia nacional con distintas imágenes de la frontera. En el primer instante el desierto era el primer contenido de una imaginación letrada que pretende construir sobre su suelo inerte una nación civilizada, dispositivos de percepción que desarrolló la generación romántica del treinta y siete o Sarmiento. En un segundo momento, posterior a Caseros se despliega un dispositivo de apreciación. Aquí la imaginación letrada se lanzó a explorar y describir sistemáticamente las tierras del interior. El mapa que van produciendo estas expediciones a los confines se va consolidando en forma paralela al EstadoNación que representa. El relevamiento del interior argentino tiene dos costados que, más que antagónicos, son complementarios: por un lado, el aporte, en descripciones realistas, de los datos necesarios para la expansión militar y tecnológica y, por otro, la funcionalización de ese saber ‘empírico’ para proponer visiones reformistas del país futuro y criticar la ignorancia o la falta de iniciativa del poder central para propagar su anexión y sometimiento. El “uso” de esta percepción de un terreno nuevo conduce a una etapa posterior en la cual se produce la apropiación y fue Roca quién se quedó con el desierto en el uso político del término. El correlato de esta situación se plantea en Chile con características levemente diferenciadas hasta las primeras décadas del siglo XX. En el país trasandino, el interés sobre la propiedad de los territorios que el aborigen habitaba, se presenta como una importante decisión a evaluar en los albores de la Nación, desarrollándose todo un planteo jurídico más claro y expeditivo. Desde 1813 hasta 7 Anderman (2000): 18 1927 se puede encontrar un corpus documental recopilado por el Contralor General de la República que va marcando lo vital del tasar el enclave indígena y distribuirlo con anuencia del Estado entre los verdaderos propietarios, con la vigilancia de un funcionario del gobierno, el protector indígena, quien debe señalizar y evaluar lo mejor para estos8. Argentina y Chile. Las Patagonias: Movimientos de Capital, Personas, Identidades. La propiedad de la tierra. El modelo de desarrollo económico para el país de fin de siglo intensificó el número de las exportaciones crecientes en producción agropecuaria actuando así como complemento del mundo europeo industrializado, parte del auge de la economía capitalista mundial. Las carnes y los granos fueron el factor dinámico de desarrollo. Empero este usufructo intensivo devengó en un marcado desequilibrio regional ya que dependieron aún más de la economía pampeana las distintas regiones del país cuyas producciones no se destinaban al mercado internacional. Este fue el caso, por ejemplo, de la producción de azúcar en Tucumán y de vinos en Mendoza, destinada al abastecimiento del mercado interno. La intervención del Estado tuvo un papel decisivo para el funcionamiento del modelo agroexportador. Lo más importante era garantizar la libre circulación de bienes y capitales, favorecer la expansión de la red de transportes, facilitar la puesta en producción de las nuevas tierras de frontera, estimular la inmigración extranjera para obtener fuerzas de trabajo y organizar un sistema jurídico y monetario, unificándose la variedad de monedadas extranjeras que estaban en circulación. La participación de capitales extranjeros, principalmente inglés, facilitó el transporte y la comercialización de los productos argentinos en el exterior. De 1853 hasta bien avanzada la década de 1870, en que la campaña militar al desierto se cristaliza, los vaivenes en los discursos políticos se sucedieron por la inestabilidad interna gestando praxis erráticas en la problemática indígena. La verdadera ruptura, después de 1874 cuando el acostumbrado eclecticismo 8 Para ampliar este punto Cf. Contraloría General de la República “Legislación sobre tierras y colonización: Indígenas, colonización y propiedad austral, Tierras Magallánicas, Imprenta Nacional, Santiago de Chile, 1929. En la legislación argentina, encontramos que el protector indígena era figura originaria del Derecho Indiano y fue compartida con la legislación chilena desde 1859. El tema fue evaluado por Cf. García Gallo, Alfonso, “La condición jurídica del indio” en Estudios de Historia del Derecho Privado, Sevilla 1982. Bayle, Constantino, “El protector del indio “ en Anuario de Estudios Americanos II, 1945, Pág. 1-180. ideológico del discurso político porteño dio paso al más crudo utilitarismo, el avance de la frontera sur se propuso como remedio para la crisis económica y financiera que aquejaba al país, transformándose la tierra sur patagónica en valor económico concreto y delimitable. Esta práctica acompañada de leyes tales como la de inmigración y colonización de 1876, la ley de financiación de la campaña, de 1878, o la ley de Territorios Nacionales de 1884 fueron producto por un lado, de la necesidad de fomentar la inmigración para conformar el gran país soñado y por el otro, el de poblar la zona por el peligro inminente de un conflicto bélico con Chile9. Por iniciativa del gobierno norteamericano se iniciaron las negociaciones para dar una solución definitiva a las cuestiones limítrofes y en junio de 1881 se firmó un tratado en el que se establecía que la Cordillera de los Andes sería el límite de norte a sur, reconociéndole a la Argentina la posesión patagónica. El estrecho de Magallanes se acordó libre de circulación para la navegación internacional, quedando la Tierra del fuego dividida en dos: la parte oriental junto con las islas de los Estados y demás islas sobre el Atlántico correspondería a Argentina y la occidental a Chile con el resto de las islas. Pero al iniciarse los primeros trabajos de demarcación (1888) comenzaron a surgir problemas ya que no siempre las altas cumbres coincidían con la línea divisoria de las aguas, por lo que al fin se recurrió nuevamente a arbitraje, en este caso inglés. A principios del siglo XX continuaron tensas las relaciones con Chile por dos cuestiones: la definitiva división de los límites en el sur y la demarcación en la Puna de Atacama. A fin de posibilitar un acercamiento, Roca se reunió con el presidente de Chile, Federico Errázuriz y se estableció el inicio de las misiones designadas para el estudio y la delimitación del terreno10. En 1902 la equivalencia de las escuadras y la limitación de armamentos, sirvió para la aceptación de las decisiones tomadas por el árbitro en este caso inglés. La resolución de de Eduardo XII fue una transacción entre la tesis chilena que propiciaba la división hidrográfica y la argentina que mantenía la orográfica, firmándose el Pacto de Mayo en ese año11. 9 Para obtener una visión más completa de la problemática Cf. Pedro Navarro Floria," Un país sin indios (y sin Patagonia). El discurso geográfico en la invención de la Confederación Argentina”, VII Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia, 1999. 10 Roca realizó un acercamiento con el presidente de Chile Federico Errázuriz yendo a Punta Arenas a bordo del crucero O´Higgins. El acto bosquejó vínculos más fraternales entre ambos mandatarios y fue muy destacado por la prensa a nivel nacional e internacional. 11 También se erigió la Gobernación de los Andes El valor de la tierra en la zona trascendió lo meramente económico transformándose en bastión geopolítico estratégico frente a la presión internacional, una zona de un espacio de intensa movilidad demográfica de inmigración transnacional y transregional ante las políticas paralelas de argentinización y chilenización en el territorio austral. Por ende, el avance sobre las tierras vacías de colonos las incorporó a la política económica expansionista y positivista de esos años como res nullius, terrenos fiscales que serían entregados a particulares- por lo general relacionados con la cúpula gobernante del momento para su posterior explotación. Solo una mínima parte les fue reintegrada bajo la forma jurídica de concesión graciosa. Estas prácticas hicieron inviable la posibilidad de la incorporación de una cultura nómada a la palestra económica nacional ni siquiera mediando una convivencia pacífica. La clase gobernante cobijada por lo enunciado en el ideario de la Ilustración en lo que atañe a la propiedad individual esgrimiéndola como opuesta a la propiedad comunal, instituyó un marco jurídico legitimante para una práctica de apropiación bajo la cual el indio quedaba al margen de los beneficios de los derechos civiles, sin la cobertura judicial ni el amparo de la ley. Las oligarquías dominantes y las autoridades locales se enfocaron en el terreno desde la práctica de un monopolio de la violencia política y social, sin poder interpretar la propia circulación económica de las sociedades indígenas, fronterizas y mestizas patagónica. La diversas posturas adoptadas por estos actores sociales- políticos, la iglesia y la elite intelectual conduce a evaluar la relación aborigen- mercado y hasta que punto su exterminio resultaba funcional a la lógica del uso de los recursos presentados por el espacio geográfico para establecer pautas de interacción y connivencia. Los datos económicos más frecuentes de época sobre el sur argentino señalaban la abundancia de una rica fauna marina en Tierra del Fuego y explican lo incipiente de la evolución y el desarrollo económico del paraje, datando la presencia de los cazadores de focas y leones marinos ya en el siglo XVII. Los viajeros provenientes de los más variados países de Europa e incluso de Estados Unidos surcaban nuestros mares tras tan preciado tesoro, estableciendo contacto de diversa índole con la población indígena autóctona. En un comienzo los encuentros fueron esporádicos y con sigilo de ambas partes, ya que para las potencias europeas no era el interés principal colonizar y afincarse en el territorio. El accionar intensivo de marineros, buscadores de oro y empleados de la prefectura descompensó aún más, la dinámica social ya que competían con los indios en la caza de ballenas o guanacos y la recolección de moluscos. Transcurridos los años, las dificultades que generaba la ausencia de mujeres blancas propició puntos de alta tensión social cuando los marineros raptaban indias y mataban a sus maridos, provocando muchas confrontaciones tanto con loberos como con el resto de la población ya instalada en forma permanente. Estos sucesos dieron como saldo la búsqueda de venganza y numerosas matanzas de indígenas, convirtiéndose en una causa más de imposibilidad para establecerse en una parcela territorial. La población blanca denunciaba la "persecución" sufrida, obligando al aparato estatal reprimir. El escenario fronterizo se torno harto complejo cuando se descubrieron vetas auríferas en estas tierras, Bahía del Buen Suceso (1878-1879)12. Curiosamente, si bien la cuestión del rapto de mujeres siguió vigente, no lo es tanto como la lid del blanco contra el blanco por el mineral, lo que permitirá que el exterminio del indígena sea menor que en las épocas siguientes. La lógica de apropiación de la tierra se presentó nuevamente como variable de ajuste de la situación económico-social y en la disyuntiva planteada entre las luchas intestinas de los oreros o la desaparición del indio, el espectro de sociabilidades políticas priorizó la primera opción, permitiendo un intersticio de "calma" para los nativos13. La explotación ganadera ovina, meta principal de los primeros gobernadores de la Gran Isla, se originó en el sector chileno (1859) y luego en Argentina ya que el espacio geográfico era el ideal para un animal como la oveja, de mayor resistencia a climas fríos y a la dureza de los pastos. La dinámica propia de esta actividad provocó una esfera de posibilidad o imposibilidad de vida según fueran religiosos o laicos quienes impulsaran el aprovechamiento. En el plano de las prácticas efectuadas por religiosos, la incorporación del aborigen a las estancias como peón, esquilador o en una amplia gama de tareas les concedió un espacio de sobrevivencia a un pequeño grupo de ellos. Puerto Haberton, Argentina, fue una de las primeras estancias perteneciente al reverendo Bridges en la que, al igual que en Punta Arenas, Chile, posibilitaron estos espacios de inclusión14. Al incrementarse la actividad económica la política estatal amplió, mediante 12 Cfr Martin Gusinde, ob. Cit., pag 135-510-511. La presencia de Julio Popper se torna problemática por la incidencia de sus decisiones personales, avaladas por los políticos de turno, sin ver que el conflicto perjudicaba seriamente la distribución de alimentos en las Misiones instaladas en la isla cuya ayuda provenía más de la solidaridad de la elite de Punta Arenas que del gobierno Argentino según epístolas del mismo Padre Fagnano. Cfr Juan Belza, ob.cit., Cap.Nº11. 14 Rescatamos esta experiencia ya que en la lectura de lo social a través de lo particular, el accionar del Reverendo Bridges nos permitió un seguimiento más prolífico de las trayectorias de los procesos de cambio y resistencia de sectores aborígenes; una metodología para la recuperación de la memoria y de las voces de los sectores no hegemónicos 13 arrendamientos, la presencia de colonos. Estos, profundamente desconocedores de la cultura originaria, convirtieron al indio en la gran amenaza para su existencia y la de sus familias, demandando más guardias, más personal para la prefectura y poniéndose a las vidas nativas15. Los guanacos, principal alimento de los aborígenes fueguinos se retiraron hacia las montañas ante la presencia de ovejas en sus campos de pastoreo, los múridos fueron exterminados por realizar hoyos en el suelo que inutilizan las patas del ganado lanar. Cuando se acercaban a la costa para colocar sus toldos y para buscar moluscos, ballenas o lobos marinos, los loberos ya habían recorrido la zona. No les quedaba nada para comer, ni tierra donde vivir. Su estilo de vida, seriamente amenazado, tuvo en la figura de Copelo la repuesta, uno de los contados guerreros fueguinos que se levantó en armas dando una contestación “incivilizada” a la barbarie “civilizada”. La dinámica por el acceso a la tierra les estaba vedada. Sintetizando, la riqueza de la tierra resultado de su fertilidad y de la expulsión de gran parte las culturas originarias, la excedencia de capitales en los países hegemónicos y las políticas económicas de liberalismo laissez faire favoreció una progresión extensiva hasta 1914 y la inserción plena de la Argentina en el mercado mundial. Dicho crecimiento propició la consiguiente expansión de la frontera agropecuaria y, con ella, el desarrollo de una prosperidad pública, privada, delineando el emergente sector terciario hasta abordar fuertemente el impulso de la industria en los primeros años del siglo XX16. Estas décadas fueron recordadas por los partícipes del primer sector económico ganadero en Argentina y Chile, como el paradigma de una era de prosperidad. El progreso se constituía irreflenable aunque para ello tuviera que sacrificar a la población originaria no participante en la práctica de las delicias de los derechos individuales propietales. 15 Lejos estuvo de ser solución debido a la potencia de agresión de los segundos, muy superior en recursos financieros y humanos a lo que la pequeña resistencia armada indígena puede presentar. Los robos de ovejas, caballos y todo aquello que se pudiera comer, obtienen como respuesta cartas de los gobernadores sucesivos de Tierra del Fuego a las máximas autoridades pidiendo autorización para recluirlos en una colonia ante la imposibilidad de mantener la "convivencia"." A fin de garantizar los intereses de los pobladores de esta región me veo en la necesidad de reiterar la conveniencia que hay en recoger a estas tribus onas que tanto daño hacen y terror causan a los hacendados, máxime si se tiene en cuenta que cada día se hacen más bravas y salvajes, esta medida como S.S. sabe, es la adoptada por las autoridades chilenas en Tierra del Fuego, teniendo una colonia indígena en las inmediaciones de Punta Arenas...”Juan Belza,ob cit, pag 243. 16 CFR Leslie Bethell, Historia de América Latina, Capítulo 10: América del Sur 1870-1930, Crítica, Barcelona, 1989, Pág. 89. Cortes Conde Roberto, La economía en el Largo plazo, Buenos Aires, Sudamericana, 1996 Llach, Lucas, Gerchunoff, Pablo. 2000. El ciclo de la ilusión y el desencanto. Un siglo de políticas económicas argentinas, Buenos Aires, Editorial Ariel La cosmovisión aborigen frente al paradigma liberal: cambios, crisis y resistencia. La política estatal se manifestó en las últimas décadas del siglo XIX con expresiones funcionales al capitalismo que privilegiaban el individualismo para obtener un crecimiento continuo, como suma de los logros personales. El "régimen" organizaba a la nación desde arriba, evitando todo tipo de anomalía que impidiera su función de velar por el progreso material, resistiéndose a cualquier posible incertidumbre o política de negociación. Así la postura capitalista, basada en la División Internacional del Trabajo, marcó una señal de peligro para aquellos individuos no incorporados a las características principales del mundo moderno. En este sentido, una lectura exhaustiva del acervo cultural de la etnia nos lleva a configurar un marco de posibilidades de la relación entre los indios y su espacio geográfico, a modo de evaluar las características propias de las prácticas establecidas entre los aborígenes fueguinos y configurar un soporte de estudio sobre las formas simbólicas del mundo imaginario étnico frente al manejo de la tierra17. Territorialmente, la gran isla de Tierra del Fuego propone diferencias tales, que delimita naturalmente la existencia de lugares más aptos para la caza y otros, menos ricos, para la recolección, actividades de subsistencia básicas desarrolladas por los indios en ambos lados de la Cordillera de Los Andes. Esta característica, como ya hemos señalado, es un dato fundamental al momento de evaluar las posiciones de Argentina y Chile sobre la apropiación de la tierra: es posible que ante un suelo menos apto, la posibilidad de la apertura y la “benevolencia” aumentase.18. Para los indios, las diferentes posibilidades de alimentos los acercaron a un tipo de vida seminómade ya fuera por la recolección de frutos, leña o la caza de ballenas, focas de dos pelos o guanacos. Dichos elementos condicionaban desde los tiempos prehistóricos relacionando con la presencia o la cantidad de presas, su permanencia en cada lugar. Hecho que no impedía la existencia de una división territorial pautada en base a un fuerte marco de religiosidad, rasgo de destacar en un pueblo con vida itinerante. La cosmología, sustento de la diagramación 17 CFr Anne Chapman, Los Selk’nam. La vida de los onas, Buenos Aires, Emecé Editores, 1986 Es de muy útil consulta para conformar una visión más completa de la dinámica del contexto geográfico de Tierra del Fuego leer los escritos de diferentes investigadores que recorrieron la zona desde fines de siglo XIX hasta principios de siglo XX. Wellington, Segers, Gallardo, incluido el mismo Gusinde realizaron notas descriptivas del lugar y ofreciendo como reflexión sobre el panorama del lado chileno “un suelo menos fértil, con una población blanca mucho más emprendedora y tenaz ante la poca ayuda de la naturaleza, lo que explicaría las peculiaridades de desarrollo de ciudades como Punta Arenas. (Polidoro Segers , “Nuestra correspondencia sobre Tierra del Fuego” en Boletín del Instituto geográfico Argentino, Buenos Aires, tomo 12, cuadernos 5-6, 1891). 18 espacial, portaba un diseño de círculo imaginario, figura que consideraba la “clasificación” de tierra – cielo, en forma conjunta19. Como faculta deducir entonces lo anteriormente analizado, la idea de Estado Nacional, de ciudadanías o límites geográficos no tenía posibilidad de conceptualización en el universo simbólico indígena. La tierra era de la divinidad, y les había sido entregada para su cuidado, teniéndole que dar sólo a él, respuesta acerca de la labor o del uso realizado con ella. Este será sin duda, un grave punto de fricción entre la posición positivista y civilizadora del siglo XIX y las ideas fuerza del aborigen. Agravada la controversia planteada en el juego de fuerzas culturales por la presencia del alambrado como elemento desconcertante y perturbador para el imaginario social de la banda, frente a su representación de lugar se planteó el de res Nulluis, vigente aún en algunos lugares de Europa. Este precepto neutralizó la capacidad de absorción siquiera parcial de esta cultura y aceleró su consiguiente desaparición20. El resumen de las opiniones gobernantes grandemente del Gobernador Godoy están contenidas en la Carta del 20 de enero de 1897 en donde reitera su preocupación por el problema del indio. Después de subrayar que estos huyen y 19 En las cercanías de fin de siglo las investigaciones sobre la etnia comenzaron a ser más prolífico desde el punto de vista científico, lo que nos permite afirmar que la Isla Grande estaba dividida en su totalidad en 80 territorios (haruwen), cada uno ocupado por un linaje patrilineal y patrilocal, considerándose el indígena su propietario de acuerdo a la tradición. Si bien existen territorios más extensos que otros, lo presente no indicaba jerarquía alguna basada en la tenencia de la tierra, y se podía penetrar -previa autorización por medio de un obsequio- al haruwen vecino, manifestándose una intensa dinámica social. Nótese aquí un rasgo conceptual relevante en cuanto a la diferencia entre la denominación tierra y el vocablo territorio. 20 Los aborígenes fueguinos mantienen contactos, aunque más no sean esporádicos con población blanca, marinos e investigadores desde el siglo XVI hasta el siglo XIX. Sin embargo, es la incidencia de las relaciones mantenidas desde fines del siglo XIX y el siglo XX lo que generó un frente de conflicto en el plano epidemiológico irrecuperable, a raíz de prácticas expeditivas (inducir el contacto de los indios con blancos enfermos tal es el caso del presidio del Fin del Mundo) o indirectas (la presencia de recientes colonos o religiosos), cuyos saldos fueron nefastos. Las Misiones religiosas instaladas en ambos países detallarán que entre 1880-1900 se declaran todo tipo de epidemias sarampión, gripe, tisis, etc. Tan sólo la obra de los misioneros resultaba ser la última esperanza de supervivencia. El contacto del indio con el blanco es totalmente contraproducente para los primeros ya que no poseen la inmunidad suficiente ante estas enfermedades que tienen como transmisores a éstos. Llama la atención que la curva de mortalidad epidemiológica asciende en los 25 a 30 años, edad en que un ser humano posee un alto potencial en cuanto a defensas orgánicas y a rendimiento, de lo cual se puede deducir que el contacto con el blanco y la desintegración de su marco de vida, aniquilando la serie de procesos socioculturales en los que había vivido y se habían transmitido por generaciones fueron minando su existencia. Frente a esto, las Cámaras sólo contemplaban la posibilidad de entregarle o no 80000 hectáreas a Thomas Bridges, misionero protestante y uno de los primeros pioneros de estas tierras debido a su procedencia inglesa, revalidando la importancia de la distribución de la tierra como forma de manipulación de poder económico y político. Canclini, Arnoldo, Los misioneros anglicanos y la soberanía nacional, en Revista Karu Kinka, Ushuaia, Cuadernos Fueguinos, Instituto de Investigaciones Históricas, abril- junio, 1977. padecen hambre que solo saciaban con robos, origen de los reclamos de los pobladores, afirmó en su carta del 20-1-1897 al Presidente Uriburu que solo cuatro cosas se podían hacer 21: 1- Tomarlos y mantenerlos por cuenta del Estado. 2- Exterminarlos por el hambre y la miseria por la muerte violenta en la lucha con la policía. 3- Dejarlos en libertad seguir su vida de depredaciones con perjuicio de los intereses privados. 4- Tomarlos y trasladarlos a otro punto “....Mas ninguna de estas cosas se está autorizado a hacer o porque la ley lo prohíbe o porque no da medios para realizarla....”22. La política internacional argentina y su incidencia en el mecanismo de acceso a la propiedad de la tierra. El funcionamiento de Tierra del Fuego como Territorio Nacional La situación política internacional chileno-argentina presentó frentes de conflicto en cuestiones limítrofes prácticamente desde su configuración como países independientes, pero en la década de 1880 se instauró un clima de mucha tensión societal previo al problema explícito. En Tierra del Fuego (Argentina), esta situación era difícilmente explicable aún más sin tener el menor dato de la situación a nivel gubernamental cuyo silencio incidía en forma directa con la distribución del terreno. La ignorancia por parte de la sociedad fueguina se manifestaba en la práctica a través de claras expresiones cotidianas entre los pobladores locales: desde la dificultad de elegir un estandarte identificatorio hasta la viabilidad de una comunicación postal es plano de confusión por la definitiva pertenecía a uno de los dos territorios que se disputaban la zona austral. Pongamos por ejemplo el caso del reverendo Thomas Bridges, titular de la Misión en Puerto Haberton. Allí tenía una bandera inglesa, una argentina y una chilena, colocando en la entrada aquella que representare al viajero de turno. Si la situación se complicaba, optaba por colocar la bandera blanca del lugar para evitar problemas o dificultades futuras con cualquiera que fuese el país al que 21 Carta del Gobernador Godoy a José F. Uriburu , 20-1-1897, Archivo General de la Nación Es pertinente retomar ante esta misiva los proyectos e ideas sobre la incorporación del indio al sistema de propiedad de tierras relacionado con una evangelización posible, se aprecia las presencia de un accionar religioso que de ningún modo fue apoyado en el plano económico. Las leyes y proyectos jurídicos que evalúa el Estado, tanto chileno como argentino son para “ reducir a la vida civilizada y bajo el imperio de las leyes" a una población que iba desapareciendo día tras día. La impericia o el desinterés dieron como resultado el rescate mínimo de 250 familias que habitaban el territorio de Chile.Al día de la fecha no se contabiliza del lado ningún aborigen puro y un número inferior a 600 personas para los descendientes mestizos. 22 pertenecieran las tierras. Cabe señalar que la situación de Bridges no era atípica y que recién en 1883 Tierra del Fuego se constituye Territorio Nacional izándose al año siguiente por primera vez en forma "oficial" la bandera argentina en estos parajes23 . Es conveniente realizar aquí una salvedad ya que la nacionalización del territorio, comprendiendo por espectro de ese concepto la expansión efectiva políticoadministrativa del Estado, el convertir en ciudadanos a sus los habitantes y la transformación productiva del área, inexistente hasta fines del siglo XIX. Las distancias y la presión de potencias extranjeras que desde el descubrimiento codiciaban la zona por sus innumerables riquezas, fueron excusa siempre presta para las dificultades de incorporar a Tierra del Fuego como parte activa del mapa político nacional hasta alrededor de 1904 en que una política internacional más defensiva, valoró el posicionamiento estratégico de la zona y sus cuantiosos recursos naturales ante el avance chileno. Agudas cuestiones limítrofes que condujeron a un clima prebélico tanto en 1900 como en las últimas décadas del siglo XX24. El legitimar Tierra del Fuego y efectivizar geopolíticamente su pertenencia a la esfera nacional, revestía un carácter de ambivalencia en el ámbito internacional. El Times de Londres, por ejemplo, indicaba enviar las cartas al apartado postal del Territorio Nacional, en la República Argentina con anterioridad a su salida de las cámaras legislativas. Las misivas pese a ello arribaban a Punta Arenas y desde allí eran remitidas a Argentina con sellos chilenos. Las mismas no llegaron a Ushuaia hasta 1891, año en que se creó su oficina postal. Como se advierte, la ciudad trasandina fue vía de comunicación y de sustento para la población más austral del mundo durante mucho tiempo. Esta delicada situación no fue observada por ningún proyecto gubernamental argentino lo cual generaba dos situaciones contrapuestas: por un lado la relación amistosa y cotidiana que permitía a Ushuaia su existencia gracias a los contactos establecidos con Punta Arenas, ciudad ya espléndida en ese entonces (fines del siglo XIX) y por el otro, las situaciones de roce entre naves, que sin autorización del gobierno chileno merodeaban territorio argentino con el fin de establecer bases en tierra. 23 Juan Belza, En la isla del Fuego, Buenos Aires, Instituto de Investigaciones Históricas de Tierra del Fuego, 1974, 105. 24 Las Cámaras del Poder Legislativo reevalúan en este momento documentos históricos entre los que aparece la disertación de Ramón Cárcano ante el Senado, a fines de 1884, anticipando la posibilidad de provincial izar el territorio. Medida política acertada en base a la inmediatez de Tierra del Fuego con Chile y los sucesivos conflictos limítrofes acaecidos a lo largo de toda nuestra historia nacional. Tierra del Fuego es reconocida como provincia recién en 1994. La historia oficial considera erróneamente que los acontecimientos en la esfera pública civilizada no incidía sobre en el esquema indiano basando el supuesto en las diferencias culturales y vías de acceso a los bienes materiales como la propiedad de la tierra y la forma de procurarse el alimento que poseían los indios. Grave error este, siendo las presentes épocas de grandes hambrunas tanto para unos como para otros, por tanto la competencia por la subsistencia conminó a la barbarie y a la guerra por el territorio. Conclusiones La coincidencia de intereses en la zona elegida como espacio geopolítico para el desarrollo económico agroexportador generaba una coyuntura de imposible resolución en el siglo XIX-XX. Los indios, pobladores originarios, dueños del terruño que su Dios Civilizador les dio a cuidar contrastaban claramente con el blanco y su ansia de desarrollo continuo, prácticamente irrefrenable, en la que el aborigen no era un hombre, era un impedimento para el crecimiento de dos países del Cono Sur que iban tras la quimera del "Progreso", entre la paz y la guerra. Si bien en el comienzo de la investigación la inquietud principal era analizar como se realizaba o no un acceso a la propiedad de la tierra entre los indios de Tierra del Fuego, luego observamos que dilucidar como se producía esta práctica social era entender las causas por las cuales, con una rapidez de sesenta años, se produjo la desaparición de la casi totalidad de etnias nativas fueguinas. El objetivo de esta labor fue, por tanto, poder recuperar mediante una lectura interdisciplinaria de los hechos históricos acaecidos su memoria y la voz de estos sectores no hegemónicos. Las fuentes analizadas mostraron una realidad más compleja de la que a simple vista se estimaba: una multiplicidad de factores señalaron el peso del momento histórico para explicarla: Las causas económicas: despojo de propiedades, vida errante. Territoriales: interés en salirlos de Tierra, miseria vergonzante, falta de hábitos de trabajo, ignorancia, son algunos de los aspectos fundamentales señalados por el padre Lino Carbajal ante la pronta extinción. Observamos la incidencia de las transformaciones económicas y sociales liberales efectuadas en el hábitat surpatagónico y las distintas intervenciones de las instituciones en este proceso histórico, las modalidades de vida cotidiana, las formas de protesta y las tradiciones históricas que operan en la construcción de demandas; y los espacios cotidianos de interacción entre todos los sectores de la población y funcionarios públicos en relación con la “ invisible” línea de frontera frente al indio. Definitivamente éste es tan sólo "el problema aborigen" ya que en estos años de1870 a 1930 la consigna implícita es consolidar el Estado-Nación soñado, sustentando una política económica basada en la producción de materias primas según se había estipulado en la División Internacional del Trabajo. Un modelo económico que estableció como prioritaria la posesión de la tierra y la explotación agrícola- ganadera en manos de la población culturalmente civilizada. A este Estado de ilimitado evolución le correspondía una idiosincrasia consolidada, y no figuraba sin duda entre las necesidades identitarias de países en crecimiento, la incorporación de otras culturas. Todas las acciones y prácticas sociales que nos lleven a la formación de la "identidad nacional" eliminarán la posibilidad de existencia física y cultural de los indios fueguinos, en pos de la "paz y la integración económica americana". Un destino manifiesto absolutamente brillante, en el cual no tenía lugar la alteridad. 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