EL DEBIDO PROCESO Por: Yaneth Elena García Martínez Personera Delegada EL DEBIDO PROCESO Cuando hablamos del debido proceso nos estamos refiriendo también al proceso legal y/o a las garantías judiciales. La esencia del debido proceso legal es al tenor de la DECLARACION DE LOS DERECHOS HUMANOS. Este es el derecho de toda persona a ser oído públicamente y con justicia por un tribunal e independiente e imparcial para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella. Se equipara con tener derecho a los recursos que es el que tutela los demás derechos. El marco normativo básico del debido proceso es la Declaración Universal de Derechos Humanos. MARCO NORMATIVO Artículo 10: Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser Oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal. MARCO NORMATIVO Artículo 11: 1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su Inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa. 2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de Cometerse no fue delictivo según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito. Se presume que todo acusado es inocente, hasta que se pruebe que es culpable. Toda persona acusada de delito tiene derecho a ser oída en forma imparcial y pública, a ser juzgada por tribunales anteriormente establecidos De acuerdo con leyes preexistentes y a que no se le impongan penas crueles, Infamantes o inusitadas. MARCO NORMATIVO Artículo 14: Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier acusación de carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones de carácter civil. La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los juicios por consideraciones de moral, orden público o seguridad nacional en una sociedad democrática, o cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o, en la medida estrictamente necesaria en opinión del tribunal, cuando por circunstancias especiales del asunto la publicidad pudiera perjudicar a los intereses de la justicia; pero toda sentencia en materia penal o contenciosa será pública, excepto en los casos en que el interés de menores de edad exija lo contrario, o en las acusaciones referentes a pleitos matrimoniales o a la tutela de menores. MARCO NORMATIVO Artículo 14 Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y EL DEBIDO PROCESO a) A ser informada sin demora, en un idioma que comprenda y en forma detallada, de la naturaleza y causas de la acusación formulada contra ella. b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa y a comunicarse con un defensor de su elección. c) A ser juzgado sin dilaciones indebidas. d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o ser asistida por un defensor de su elección; a ser informada, si no tuviera defensor, del derecho que le asiste a tenerlo, y, siempre que el interés de la justicia lo exija, a que se le nombre defensor de oficio, gratuitamente, si careciere de medios suficientes para pagarlo. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y EL DEBIDO PROCESO e) A interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos de descargo y que éstos sean interrogados en las mismas condiciones que los testigos de cargo. f) A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no habla el idioma empleado en el tribunal. g) A no ser obligada a declarar contra sí misma ni a confesarse culpable. h) En el procedimiento aplicable a los menores de edad a efectos penales se tendrá en cuenta esta circunstancia y la importancia de estimular su readaptación social. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y EL DEBIDO PROCESO i) Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescrito por la ley. j) Cuando una sentencia condenatoria firme haya sido ulteriormente revocada, o el condenado haya sido indultado por haberse producido o descubierto un hecho plenamente probatorio de la comisión de un error judicial, la persona que haya sufrido una pena como resultado de tal sentencia deberá ser indemnizada, conforme a la ley, a menos que se demuestre que le es imputable en todo o en parte el no haberse revelado oportunamente el hecho desconocido. k) Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido ya condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la ley y el procedimiento penal de cada país. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y EL DEBIDO PROCESO Artículo 8. Garantías judiciales 1. 2. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. a. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: Derecho del inculpado de ser asistido gratuitamente por el traductor o intérprete, si no comprende o no habla el idioma del juzgado o tribunal. b. Comunicación previa y detallada al inculpado de la acusación formulada. c. Concesión al inculpado del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y EL DEBIDO PROCESO Artículo 8. Garantías judiciales d. e. Derecho del inculpado de defenderse personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y privadamente con su defensor. Derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley. f. g. h. Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos. derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable. Derecho de recurrir del fallo ante juez o tribunal superior. i. La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza. j. El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los mismos hechos. k. El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la justicia. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y EL DEBIDO PROCESO Artículo 9: Nadie puede ser condenado por acciones u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y EL DEBIDO PROCESO Artículo 15: 1. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fuera delictivo según el derecho nacional o internacional. 2. Nada de lo dispuesto en este artículo se opondrá al juicio ni a la Condena de una persona por actos u omisiones que, en el momento de cometerse, fueran delictivos según los principios generales del derecho reconocidos por la comunidad internacional. CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO Artículo 40 1. Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño de quien se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse o declare culpable de haber infringido esas leyes a ser tratado de manera acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tengan en cuenta la edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño y de que éste asuma una función constructiva en la sociedad. 2. Con este fin, y habida cuenta de las disposiciones pertinentes de los instrumentos internacionales, los Estados Partes garantizarán, en particular: a. Que no se alegue que ningún niño ha infringido las leyes penales, ni se acuse o declare culpable a ningún niño de haber infringido esas leyes, por actos u omisiones que no estaban prohibidos por las leyes nacionales o internacionales en el momento en que se cometieron. CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO b) Que a todo niño del que se alegue que ha infringido las leyes penales o a quien se acuse de haber infringido esas leyes se le garantice, por lo menos, lo siguiente: • Que se lo presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad Conforme a la Ley. • Que será informado sin demora y directamente o, cuando sea procedente, Por intermedio de sus padres o sus representantes legales, de los cargos que pesan contra él y que dispondrá de asistencia jurídica u otra asistencia apropiada en la preparación y presentación de su defensa. • Que la causa será dirimida sin demora por una autoridad u órgano. Judicial competente, independiente e imparcial en una audiencia equitativa conforme a la ley, en presencia de un asesor jurídico u otro tipo de asesor adecuado y, a menos que se considerare que ello fuere contrario al interés superior del niño, teniendo en cuenta en particular su edad o situación y a sus padres o representantes legales. CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO • Que no será obligado a prestar testimonio o a declararse culpable, que podrá interrogar o hacer que se interrogue a testigos de cargo y obtener la participación y el interrogatorio de testigos de descargo en condiciones de igualdad. Si se considerare que ha infringido, en efecto, las leyes penales, que esta decisión y toda medida impuesta a consecuencia de ella, serán sometidas a una autoridad u órgano judicial superior competente, independiente e imparcial, conforme a la ley. Que el niño contará con la asistencia gratuita de un intérprete si no comprende o no habla el idioma utilizado. Que se respetará plenamente su vida privada en todas las fases del procedimiento. CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para promover el establecimiento de leyes, procedimientos, autoridades e instituciones específicos para los niños de quienes se alegue que han infringido las leyes penales o a quienes se acuse o declare culpables de haber infringido esas leyes, y en particular: El establecimiento de una edad mínima antes de la cual se presumirá que los niños no tienen capacidad para infringir las leyes penales. Siempre que sea apropiado y deseable, la adopción de medidas para tratar a esos niños sin recurrir a procedimientos judiciales, en el entendimiento de que se respetarán plenamente los derechos humanos y las garantías legales. CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO Se dispondrá de diversas medidas, tales como el cuidado, las órdenes de orientación y supervisión, el asesoramiento, la libertad vigilada, la colocación en hogares de guarda, los programas de enseñanza y formación profesional, así como otras posibilidades alternativas a la internación en instituciones, para asegurar que los niños sean tratados de manera apropiada para su bienestar y que guarde proporción tanto con sus circunstancias como con la infracción. Las Reglas Mínimas para la administración de justicia de menores, también conocidas como Reglas de Beijing y adoptadas en 1985, contienen normas de suma importancia relativas al derecho del adolescente acusado de una infracción a ser tratado de acuerdo con su edad y condición de menor. CONJUNTO DE PRINCIPIOS PARA LA PROTECCIÓN DE TODAS LAS PERSONAS SOMETIDAS A CUALQUIER FORMA DE DETENCIÓN O PRISIÓN Las personas detenidas tendrán derecho a asistencia de un abogado. La autoridad competente les informará de ese derecho prontamente después de su arresto y les facilitará medios adecuados para ejercerlo. La esencia del derecho al debido proceso legal es, al tenor de la Declaración Universal de Derechos Humanos, el derecho de toda Persona a “ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en Materia penal.” Es un derecho de especial importancia porque, junto Con el derecho a un recurso, tutela todos los demás derechos de la Persona. En lo que concierne a las acciones judiciales emprendidas Por un individuo a fin de hacer valer sus derechos, el derecho a un Recurso y el derecho al debido proceso son dos caras de la misma Moneda. CONJUNTO DE PRINCIPIOS PARA LA PROTECCIÓN DE TODAS LAS PERSONAS SOMETIDAS A CUALQUIER FORMA DE DETENCIÓN O PRISIÓN El primero obliga al legislador a establecer recursos para este efecto, mientras que el segundo establece las características de los foros que tendrán competencia para conocer los recursos y la manera en que han de ser resueltos. El derecho al debido proceso es, sin embargo, más amplio que el derecho a un recurso. Aquél tiene una dimensión adicional, pues ampara a la persona en todo asunto. A pesar de la complejidad de las normas sobre el debido proceso, las diferencias entre la normativa universal e interamericana son básicamente de forma y no de fondo. El derecho a hallarse presente en el proceso, reconocido por el apartado d) del párrafo 3 del artículo14 del PIDCP, y el derecho de comunicarse con su defensor, plasmado en el apartado d) del párrafo 2 del artículo 8 de la Convención Americana, son las únicas garantías consagradas por uno de estos instrumentos y no por el otro. CONJUNTO DE PRINCIPIOS PARA LA PROTECCIÓN DE TODAS LAS PERSONAS SOMETIDAS A CUALQUIER FORMA DE DETENCIÓN O PRISIÓN Este artículo 8 reconoce el llamado “debido proceso legal”, que abarca Las condiciones que deben cumplirse para asegurar la adecuada defensa de aquellos cuyos derechos u obligaciones están bajo consideración judicial. El derecho al debido proceso está estrechamente vinculado con otros derechos, en particular tratándose de la justicia penal. Dos de las garantías plasmadas en el artículo 14 del PIDCP y 8 de la Convención Americana –el derecho a ser informado de los cargos en contra y de ser juzgado sin demora– también figura en el articulado sobre la libertad personal, analizado en el Capítulo 4.25 El derecho al debido proceso es aplicable al derecho a impugnar la legalidad de toda privación de libertad. El derecho de un acusado a no ser obligado a confesarse culpable, consagrado por el artículo 14.3 del PIDCP y 8.2 de la Convención Americana –y el tema de la admisibilidad de pruebas en general– está vinculado con la prohibición de tortura y trato cruel e inhumano, El tema de la admisibilidad de pruebas también está vinculado con el derecho a no ser objeto a injerencias arbitrarias o ilegales en su familia, hogar y correspondencia, Los artículos 6 del PIDCP y 4 de la Convención, sobre el derecho a la vida, establecen requisitos sustantivos y procesales sobre la pena de muerte. El derecho de los extranjeros a no ser expulsados de un país sin un mínimo de debido proceso, consagrado por el artículo 13 del PIDCP y artículo 22 de la Convención Americana. EL DEBIDO PROCESO EN PROCEDIMIENTOS CIVILES Y ADMINISTRATIVOS La estructura de los artículos 14 del PIDCP y 8 de la Convención Americana es parecida en tanto ambos contienen un primer párrafo que establece los requisitos aplicables a todo proceso judicial, seguido por varios párrafos aplicables a los procesos penales. Los requisitos aplicables a todo proceso se refieren principalmente a las características del tribunal y no al procedimiento como tal. El tribunal debe ser competente, independiente e imparcial. La publicidad del proceso también está prevista por los artículos 14.1 y 8.1. El PIDCP refirma el principio de igualdad en el primer párrafo del artículo. EL DEBIDO PROCESO EN PROCEDIMIENTOS CIVILES Y ADMINISTRATIVOS Atendiendo a lo anterior, la Corte estima que tanto los órganos jurisdiccionales como los de otro carácter que ejerzan funciones de naturaleza materialmente jurisdiccional, tienen el deber de adoptar decisiones justas basadas en el respeto pleno a las garantías del debido proceso establecidas en el artículo 8 de la Convención Americana.39 La Corte observa que el elenco de garantías mínimas establecido en el numeral 2 del artículo 8 de la Convención se aplica a los órdenes mencionados de derechos y obligaciones de orden “civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter”. Esto revela el amplio alcance del debido proceso; el individuo tiene el derecho al debido proceso entendido en los términos del artículo 8.1 y 8.2, tanto en materia penal como en todos estos otros órdenes. En cualquier materia la discrecionalidad de la administración tiene límites infranqueables, siendo uno de ellos el respeto de los derechos humanos. Es importante que la actuación de la administración se encuentre regulada. Por ejemplo, no puede la administración invocar el orden público para reducir discrecionalmente las garantías de los administrados. EL DEBIDO PROCESO EN PROCEDIMIENTOS CIVILES Y ADMINISTRATIVOS Por ejemplo, no puede la administración dictar actos administrativos Sancionatorios sin otorgar a los sancionados la garantía del debido proceso. Es un derecho humano el obtener todas las garantías que permitan alcanzar decisiones justas, no estando la administración excluida de cumplir con este deber. Las garantías mínimas deben respetarse en el procedimiento administrativo y en cualquier otro procedimiento cuya decisión pueda afectar los derechos de las personas. La justicia, realizada a través del debido proceso legal, como verdadero valor jurídicamente protegido, se debe garantizar en todo proceso disciplinario, y los Estados no pueden sustraerse de esta obligación argumentando que no se aplican las debidas garantías del artículo 8 de la Convención Americana en el caso de sanciones disciplinarias y no penales. EL DERECHO A UN PROCESO JUSTO La Declaración Universal de Derechos Humanos, en su artículo 10, consagra el derecho de toda persona a “ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial. Este derecho está descrito en la parte medular del artículo 14 del PIDCP y del artículo 8 de la Convención Americana, como el derecho de la persona “a ser oída con las debidas garantías.” Como se indicó, esta cláusula ha servido para incorporar al primer párrafo del artículo 14 y al primer párrafo del artículo 8 algunos de los elementos del debido proceso penal o el derecho a la defensa enumerados en los párrafos 3 y 2 de los mismos artículos, haciéndolos así aplicables a procesos de otra índole. Pero el contenido del concepto de “ser oída con las debidas garantías” no se limita a eso Tiene, además, un sentido que trasciende la suma de las garantías específicas, el cual requiere que el proceso en su totalidad sea, como indica con más claridad la versión en español de la Declaración Universal, justo y equitativo. El derecho a un juicio justo parece ser la norma y obligación internacional. DERECHO A SER OÍDO POR UN TRIBUNAL COMPETENTE, INDEPENDIENTE E IMPARCIAL El requisito de que los tribunales que conocen un caso sean competentes es una de las normas internacionales cuyo contenido se define esencialmente por referencia al derecho interno. Mientras que el PIDCP consagra el derecho de la persona “a ser oída por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido por la ley”, la Convención Americana precisa que el tribunal debe ser “establecido con anterioridad por la ley. El vocablo “juez natural” es empleado como sinónimo de “tribunal competente”. Los jueces resolverán los asuntos que conozcan sin restricción alguna y sin influencias, alicientes, presiones, amenazas o intromisiones indebidas, sean directas o indirectas, de cualesquiera sectores o por cualquier motivo. Todas las instituciones gubernamentales y de otra índole respetarán y acatarán la independencia de la judicatura. DERECHO A SER OÍDO POR UN TRIBUNAL INDEPENDIENTE Y IMPARCIAL Para la Corte Interamericana “Constituye un principio básico relativo a la independencia de la judicatura que toda persona tiene derecho a ser juzgada por tribunales ordinarios con arreglo a procedimientos legalmente establecidos. Los Principios básicos relativos a la independencia de la judicatura son citados como fuente de sta conclusión. Esta Corte considera que uno de los objetivos principales que tiene la Separación de los poderes públicos, es la garantía de la independencia de los jueces y, para tales efectos, los diferentes sistemas políticos han ideado procedimientos estrictos, tanto para su nombramiento como para su destitución. Esta Corte considera necesario que se garantice la independencia de cualquier juez en un Estado de Derecho y, en especial, la del juez constitucional en razón de la naturaleza de los asuntos sometidos a su conocimiento. Como lo señalara la Corte Europea, la independencia de cualquier juez supone que se cuente con un adecuado proceso de nombramiento, con una duración establecida en el cargo y con una garantía contra presiones externa. LA IMPARCIALIDAD DEL TRIBUNAL Los Principios básicos relativos a la independencia de la judicatura disponen, como se indicó, que “Los jueces resolverán los asuntos que conozcan con imparcialidad, basándose en los hechos y en consonancia con el derecho el Comité de Derechos Humanos define la imparcialidad como sigue: La imparcialidad del tribunal y la publicidad de las actuaciones son importantes aspectos del derecho a un juicio justo en el sentido de la “imparcialidad” del tribunal supone que los jueces no deben tener ideas preconcebidas en cuanto al asunto de que entienden y que no deben actuar de manera que promuevan los intereses de una de las partes. LA PUBLICIDAD DEL PROCESO El principio de la publicidad del proceso está consagrado tanto por la Declaración Universal de los Derechos Humanos y por el PIDCP, como por la Declaración y la Convención Americanas. Los dos primeros instrumentos reconocen este principio como aplicable, a todo proceso judicial, mientras que los instrumentos regionales lo limitan a procesos penales. Las excepciones a este principio también están definidas en términos distintos por la normativa universal la regional. La Convención Americana reconoce el derecho a un proceso público “salvo, en lo que sea necesario para preservar los intereses de la justicia”. LA PUBLICIDAD DEL PROCESO Mientras que el PIDCP reconoce la legitimidad de las restricciones destinadas a proteger los bienes jurídicos enumerados taxativamente en el primer párrafo del Artículo 14, entre ellos la moral, el orden público y la seguridad nacional. El PIDCP también contiene algunas precisiones que no figuran en la Convención Americana, tal como la regla según la cual la sentencia normalmente debe ser pública, a aun cuando las audiencias no lo sean. El derecho de toda persona a ser oída públicamente conlleva la obligación positiva de “facilitar al público información sobre la fecha y lugar de la vista oral y disponer de medios adecuados para la asistencia de miembros del público, dentro de límites razonables”, según la jurisprudencia del Comité.101 La razonabilidad de las medidas tomadas para permitir la asistencia del público a las audiencias debe tomar en cuenta consideraciones como “el posible interés público por el caso y la duración de la vista oral. LA INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD DEL MINISTERIO PÚBLICO Si bien la doctrina internacional no prescribe la independencia orgánica o estructural de la fiscalía, sí establece que ésta debe actuar con imparcialidad y sin injerencias. Las Directrices sobre la función de los fiscales aprobadas por las Naciones Unidas en 1990 establecen lo siguiente al respecto: Los fiscales, de conformidad con la ley, deberán cumplir sus funciones con imparcialidad, firmeza y prontitud, respetar y proteger la dignidad humana y defender los derechos humanos, contribuyendo de esa manera a asegurar el debido proceso y el buen funcionamiento del sistema de justicia penal. Los Estados garantizarán que los fiscales puedan ejercer sus funciones profesionales sin intimidación, trabas, hostigamiento, injerencias indebidas o riesgo injustificado de incurrir en responsabilidad civil, penal o de otra índole. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA El principio de presunción de inocencia tiene tres dimensiones distintas. Una se refiere a la manera en que se determina la responsabilidad penal, y en particular la carga de la prueba. Otra concierne a la imputación de responsabilidad penal o participación en hechos delictivos a un individuo que no ha sido juzgado. La tercera consiste en algunos corolarios relativos al trato de personas bajo investigación por un delito y a presos sin condena. En virtud de la presunción de inocencia, la carga de la prueba recae sobre la acusación y el acusado tiene el beneficio de la duda. No puede suponerse a nadie culpable a menos que se haya demostrado la acusación fuera de toda duda razonable. Además, la presunción de inocencia implica el derecho a ser tratado de conformidad con este principio. Por lo tanto, todas las autoridades públicas tienen la obligación de no prejuzgar el resultado de un proceso. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA La presunción de inocencia se relaciona, en primer lugar, con el ánimo y actitud del juez que debe conocer de la acusación penal. El juez debe abordar la causa sin prejuicios y bajo ninguna circunstancia debe suponer que el acusado es culpable. Por el contrario, su responsabilidad reside en construir la responsabilidad penal de un imputado a partir de la valoración de los elementos de prueba con los que cuenta. En este contexto, otro concepto elemental del derecho procesal penal, cuyo objeto es preservar el principio de inocencia, es la carga de la prueba. En el procedimiento penal, el onus probandi de la inocencia no le corresponde al imputado; por el contrario, es el Estado quien tiene la carga de demostrar la culpabilidad del procesado. LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA De todas las garantías judiciales propias del ámbito penal, la más elemental es, quizás, la presunción de inocencia, expresamente reconocida sin salvedad ni excepción alguna por diversos instrumentos internacionales de derechos humanos tales como la Declaración Universal, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Declaración Americana y la Convención Americana. Esta disposición atribuye a favor del acusado la presunción de que éste debe ser considerado inocente, y tratado como tal, mientras no se determine su responsabilidad penal mediante una sentencia firme. El contenido de la presunción de inocencia exige “que la sentencia de condena y, por ende, la aplicación de la pena, sólo pueden ser fundadas en la certeza del tribunal acerca de la existencia de un hecho punible atribuible al acusado”. El juez a quien le corresponde conocer de la acusación penal tiene la obligación de abordar la causa sin prejuicios y bajo ninguna circunstancia debe suponer a priori que el acusado es culpable. LA EXCLUSIÓN DE CONFESIONES Y DECLARACIONES Consagra el derecho de toda persona acusada de un delito “a no ser obligada a declarar contra sí mismo ni a confesarse culpable. “La confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.” Este corolario está consagrado en la normativa internacional por la Declaración contra la tortura y la Convención contra la tortura. La Declaración establece en su artículo 12 lo siguiente: “Ninguna declaración que se demuestre que ha sido hecha como resultado de tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes podrá ser invocada como prueba contra la persona involucrada ni contra”. LA ASISTENCIA LETRADA El derecho internacional de los derechos humanos (CIDH) reconoce el derecho del individuo a beneficiarse de asistencia letrada en dos circunstancias este derecho expresamente como derecho de toda persona Acusada de un delito. Además, la jurisprudencia lo reconoce. EL DERECHO AL DEFENSOR DE SU ELECCIÓN En principio, el derecho a tener un defensor de oficio no comprende “el derecho a elegir el defensor que se le asigne”. No obstante, puede producirse una violación de este derecho cuando el tribunal continúa acreditando a un defensor de oficio a pesar de que el acusado ha indicado que no lo acepta como su representante, ni le ha dado instrucciones y ha hecho lo necesario para obtener los servicios de otro defensor. EL DERECHO A UN DEFENSOR DE OFICIO Las disposiciones de los instrumentos internacionales relativas a este derecho presentan diferencias significativas. El PIDCP establece dos requisitos para el goce de este derecho, a saber: que el acusado carezca de medios para sufragar los honorarios de un defensor, que “el interés de la justicia” exija el nombramiento de un defensor gratuito (inciso d) del párrafo 3 del art. 14). Ninguna de estas condiciones figura en la disposición correspondiente de la Convención Americana, que reconoce el “derecho irrenunciable de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la legislación interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrare defensor dentro del plazo establecido por la ley. EL DERECHO A COMUNICARSE CON SU DEFENSOR La Convención Americana reconoce expresamente el derecho del acusado a “comunicarse libre y privadamente con su defensor.” El IDCP carece de una disposición sobre este particular, pero la doctrina del Comité de Derechos Humanos reconoce el derecho de la persona a comunicarse privadamente con el defensor como parte integral de los medios adecuados para la preparación de la defensa. EL DERECHO A REPRESENTACIÓN EFICAZ “El acusado o su abogado deben tener el derecho de actuar diligentemente y sin temor, valiéndose de todos los medios de defensa disponibles, así como el derecho a impugnar el desarrollo de las actuaciones si consideran que son injustas.” La jurisprudencia del Comité de Derechos Humanos reconoce el derecho del imputado a una “representación eficaz” conforme al interés de la justicia, pero también reconoce la presunción de que la actuación de un defensor ha sido adecuada. El Comité ha declarado que “en ausencia de una prueba clara de negligencia profesional por parte del abogado, no corresponde al Comité cuestionar el juicio profesional de este último. EL DERECHO A DEFENDERSE PERSONALMENTE La jurisprudencia sobre este derecho es escasa. En el caso Hill, se negó a uno de los imputados el derecho a defenderse personalmente porque la legislación vigente sólo permitía al acusado defenderse con el apoyo de un abogado. El Comité de Derechos Humanos consideró que ese requisito, establecido por la legislación, era incompatible con el “derecho a la autodefensa”.193 Sin embargo, la mayor parte de la jurisprudencia sobre este derecho se refiere a casos en los cuales un defensor de oficio se niega a defender la causa del acusado. • • • El derecho al tiempo y los medios necesarios para preparar la defensa. El derecho a ser informado de los cargos. Que el derecho a conocer los cargos contra uno no se limita a procesos penales, sino que se extiende al ámbito administrativo. EL DERECHO AL TIEMPO ADECUADO PARA LA PREPARACIÓN DE LA DEFENSA El derecho de una persona acusada a disponer del tiempo y de los medios suficientes para la preparación de su defensa es un aspecto importante del principio de igualdad de armas. Cuando cabe la posibilidad de condena a la pena capital, hay que dar al acusado y su defensor tiempo suficiente para preparar la defensa. Para determinar lo que constituye “tiempo suficiente “hay que evaluar las circunstancias particulares de cada caso. EL DERECHO A PRESENTAR TESTIGOS Y CONTRAINTERROGAR El derecho de un acusado a “interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos de descargo y que éstos sean interrogados en las mismas condiciones que los testigos de cargo. Derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes en el tribunal y de obtener a comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que puedan arrojar luz sobre los hechos. LA IGUALDAD DE LAS PARTES El principio contradictorio de la igualdad procesal es de fundamental importancia. “Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia”. “Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia.” Las garantías del debido proceso penal: “Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad, a las garantías mínimas”. EL DERECHO A HALLARSE PRESENTE Todo proceso penal tiene que dar al acusado el derecho a una audiencia oral, en la cual se le permita comparecer en persona o ser representado por su abogado y donde pueda presentar pruebas e interrogar a los testigos. EL DERECHO A UN INTÉRPRETE El derecho del acusado que no comprende o no habla el idioma del tribunal a ser asistido gratuitamente por un intérprete está reconocido por el PIDCP y por la Convención Americana. La disposición pertinente de la Convención es más amplia que la del PIDCP, al reconocer también el derecho a un traductor, si fuera necesario. EL DERECHO DE APELACIÓN Alcance y contenido de la garantía el Artículo 14 del PIDCP dispone que “Toda persona declarada culpable de un delito tendrá derecho a que el fallo condenatorio y la pena que se le haya impuesto sean sometidos a un tribunal superior, conforme a lo prescrito por la ley.” El Artículo 8.2 h) de la Convención Americana dispone que toda persona acusada de un delito “tiene derecho de recurrir del fallo ante juez o No obstante, la pérdida de una prueba documental únicamente vulnera esta garantía “si redunda en detrimento del derecho del condenado a que se revise la condena. LA ASISTENCIA LETRADA Y LA REPRESENTACIÓN EFICAZ El derecho a beneficiarse de representación eficaz mediante un defensor letrado se aplica a todas las etapas de los procesos penales. 273 Tratándose de un defensor de oficio, la representación eficaz requiere que el acusado sea informado oportunamente de su identidad. EL DERECHO DE LA PERSONA A SER OÍDA SIN DEMORA El Artículo 14.3 consagra el derecho del acusado de un delito “A ser juzgado sin dilaciones indebidas.” La Convención Americana reconoce esta garantía como elemento básico del debido proceso legal, aplicable a procesos judiciales de toda clase. El primer párrafo del Artículo 8 establece: Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la Ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD (NULLUM CRIMEN SINE LEGE) La Declaración Universal de Derechos Humanos reafirman el principio de legalidad en términos sustancialmente idénticos, estableciendo que: “Nadie será condenado por actos y omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos”. NON BIS IN ÍDEM El principio de non bis in ídem, ha sido incorporado a la normativa internacional por medio del artículo sin embargo, estos dos instrumentos definen este principio de diferente manera. El PIDCP reconoce el derecho de toda persona condenada o absuelta por sentencia firme a no ser sometida a un nuevo proceso, mientras que la Convención Americana consagra este derecho como propio de las personas absueltas. Otra diferencia en la forma de abordar este principio por estos dos instrumentos consiste no juzgar dos veces por el mismo delito. EL DERECHO DE LOS ADOLESCENTES INFRACTORES A UN TRATO ESPECIAL Tanto el PIDCP como la Convención Americana reconocen no sólo el derecho genérico del niño a una protección, sino también su derecho a un trato especial cuando es detenido o acusado de una infracción de carácter penal. El PIDCP reconoce el derecho del menor acusado a “ser llevado ante los tribunales de justicia con la mayor celeridad posible para su enjuiciamiento” y requiere que en “el procedimiento aplicable a los menores de edad a efectos penales se tendrá en cuenta esta circunstancia y la importancia de estimular su derecho del niño a ser oído en procedimientos judiciales y administrativos. EL DERECHO A UN RECURSO EFECTIVO Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo, ante los tribunales Nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la constitución o por la Ley. Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal. Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. PROTECCIÓN JUDICIAL Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la Ley o la presente Convención, aun cuando tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales. GRACIAS POR ACOMPAÑARNOS