Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. IN MEMORIAN D r. Carlos Lueje Casanueva Valparaíso (1930) - Oviedo (2000) Como lógica manifestación de respeto y cariño hacia nuestro compañero fallecido, desde esta Sociedad y con el expreso deseo del presidente de la SERAM, debíamos y queríamos hacer una breve reseña de las cualidades humanas y profesionales de nuestro buen amigo, buen profesional y, sobre todo, excelente persona. Al recabar datos que nos permitieran hacer un breve resumen de su biografía, a través de su hija la Dra. Covadonga Lueje Valdés, me he encontrado con una agradabilísima sorpresa, porque las notas que me aportaron son tan expresivas y describen tan cariñosamente la personalidad humana y profesional del Dr. Lueje, que cualquier intento por nuestra parte de llevar a cabo esta tarea, hubiera desmerecido el resultado final. Por esta razón, creo que nuestro mejor homenaje sería el difundir los recuerdos y sentimientos que nos transmiten sus familiares a través de su hija Covadonga, porque «sólo mueren los que no permanecen en el recuerdo». Sociedad Asturiana de Radiología * * * D. Carlos Lueje Casnueva nace en Valparaíso (Chile) en mayo de 1930, fecha que coincide con grandes cambios y confusiones en el continente americano. Su familia, de origen asturiano y descendientes de un marinero que desembarcó con Carlos V en Villaviciosa, poseía en ese momento unos grandes almacenes de textiles en Chile. Por circunstancias familiares, a la edad de cinco años sus padres deciden trasladarlo a España. La travesía dura un mes, época de su vida que le resultó imborrable en la memoria, y de la que siempre hablaba con especiales recuerdos, a pesar de su corta edad. La casa solariega de su familia se encontraba en Bueño (Colunga), donde se intalan momentáneamente toda la familia, incluidos sus dos hermanos mayores, ya residentes en España. Como a todos los niños de su generación, les toca vivir las secuelas de la Revolución de Octubre y la posterior Gerra Civil. En esos momentos, sus padres habían regresado a Chile para liquidar los negocios, quedando al cuidado de la tía Ramona, hermana de su padre y al que mimó de manera exagerada. A pesar de que supuestamente debían ser tiempos difíciles, para él fue una época muy feliz, en la inconsciencia de la niñez, de lo que sólo recordaba con la mirada de niño, las armas, las bombas, los aviones sobrevolando, como si de un juego se tratase. Su hermano mayor, Francisco, es llamado a filas, circunstancia que le impresiona y envidia, creándole una infantil vocación Radiología 2000;42(6):387-388 castrense que no abandonaría hasta la prohibición expresa de su padre para estudiar una carrera militar. Cursó sus primeros años en la escuela de Colunga, teniéndose que examinar en Villaviciosa y Gijón para proseguir el bachillerato superior en Madrid, con los Marianistas del Colegio del Pilar. Sus padres, por esta época, ya se habían instalado en España. Estudia Medicina en la facultad de Madrid, al final su gran vocación, si bien no resiste la tentación de hacer las milicias universitarias, con grado de alférez provisional destinado en Ceuta. Su sable de oficial siempre estuvo impecablemente limpio, colgado encima de la chimenea de su casa. En las épocas estivales de su etapa universitaria se desplaza a la casa familiar de Asturias y es allí donde conoce a Eulalia Valdés González-Quirós, la que sería su esposa y con la que tendría sus seis hijos, tres «R» y tres «C» (Covadonga, Carolina, Rafael, Cecilia, Rodrigo y Ricardo). Niñero hasta la saciedad, siempre dijo que éstos eran los únicos que entendían su sentido del humor. A pesar de la gran cantidad de trabajo y del tiempo que de él requería su abundante descendencia era como en los versos de Machado, «de espíritu burlón y alma inquieta» por lo que junto con otros médicos asturianos deciden crear un hospital privado para Asturias. Una vez obtenido el objetivo en él dedicó su cuerpo y alma los últimos veinticinco años de su vida. Tenía las aficiones más dispares, la primera y más importante eran las labores del campo en su finca de La Isla, en la que llegaba a trabajar (podar, segar, arar, plantar...) de sol a sol todos los fines de semana del año, ya que vacaciones no cogía, y así llegar extenuado y encantado a trabajar una semana más, los lunes. También tenía tiempo para indagar por los más dispares lugares y conseguir unas abundantes colecciones de tubos antiguos de rayos X, armas de fuego, efectos navales, cascos de guerra, sellos de España y Latinoamérica... A pesar de su apretada agenda escribía libros, publicaba artículos en revistas de la especialidad, asistía y organizaba congresos, y sobre todo se ocupaba de su familia, para la que siempre fue y será un referente fundamental. De escasa vida social, fue una persona afable y sencilla consiguiendo con ello la más alta consideración de todos los que lo trataron y de todos los que trató. En los meses últimos de su vida, conociendo la gravedad de su enfermedad, mantuvo una actitud serena en espíritu, seguramente por no hacer sufrir a los demás, «él era así». Dra. Covadonga Lueje Valdés 387 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 25/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. IN MEMORIAN Javier Abad Cervero Hace poco falleció en Madrid nuestro querido amigo y compañero Javier Abad Cervero. Su muerte ha tenido triste repercusión en todo el campo radiológico español y especialmente dentro de la Radiología Vascular Intervencionista, donde gozaba de un reconocido prestigio ganado a pulso día a día, y donde disfrutaba de gran aprecio dada su categoría humana. Hijo de médico, al que siempre consideró su maestro y por el que sentía especial querencia, estaba casado y tenía dos hijos. De sólida formación profesional y humanística, inició sus estudios de postgraduado en el Hospital La Paz y posteriormente realizó la residencia en Radiología en el Hospital 12 de Octubre de Madrid (segunda promoción de residentes años 75-77). Al terminar su formación pasó a formar parte del cuadro médico del Servicio de Radiología de dicho hospital. En el año 1986 se incorpora a la Sección de Radiología Vascular e Intervencionista, a la que desde un principio imprime su sello personal. De gran empuje e inquietud científica, es entonces cuando nuestra sección realiza sus mejores publicaciones en revistas nacionales y extranjeras de primera línea dentro de nuestra especialidad. Siempre fue la persona de más empuje dentro del grupo, con una sólida formación intelectual y científica y una gran vocación. En el año 1994, tras muchas dudas y consultas decidió hacerse cargo de la Univdad de RV e I de la Fundación Jiménez Díaz. Su decisión causó una pérdida irremplazable a nuestro grupo y un gran vacío desde la vertiente personal. Javier unía a su gran profesionalidad una personalidad rica en matices. Era extrovertido y alegre y sabía disfrutar tomando una cerveza con los amigos y entonando canciones de su tierra palentina a la que adoraba. Entre sus múltiples aficiones deportivas destacaba la bicicleta de montaña, organizando siempre que podía excur- 388 siones en grupo, donde ponía de manifiesto su espíritu competitivo pero sin dejar de echar una mano al amigo que se quedaba atrás. Las excursiones en «bici» nunca volverán a ser lo mismo sin él. Los que le conocimos y le quisimos entrañablemente queremos expresar a toda su familia, en especial a su mujer Sara, hijos Diego y Berta y a su cuñado Jose nuestro profundo pesar. Hasta siempre Javier. Un abrazo de todos tus amigos. Enrique García-Hidalgo Castilla. RV. e I. Hospital 12 de Octubre. Madrid. Radiología 2000;42(6):387-388