Vistos por mi, Doña Ana Isabel Viaña Ranilla, Magistrada-Juez del Juzgado Mercantil de Santander , los presentes autos de juicio verbal sobre acción colectiva de cesación de condiciones generales de la contratación y publicidad engañosa o ilícita ,seguidos con el n° 37/2013, a instancia , como demandante de LA ASOCIACIÓN DE USUARIOS DE BANCOS, CAJAS DE AHORRO Y SEGUROS DE ESPAÑA ,(ADICAE), representada por la Procuradora Sr/a. Díaz Murias y asistida por el Letrado Don Juan Manuel Brun Murillo , contra , como demandadas las entidades “CAJA DE AHORROS DE SANTANDER Y CANTABRIA” y “ CANTABRIA CAPITAL LIMITED” , representadas por el Procurador Don Carlos de la Vega Hazas y asistidas de la Letrada Doña Raquel Bustamante ,habiendo intervenido el MINISTERIO FISCAL , vengo a dictar la presente sentencia sobre la base de los siguientes, ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.Por el mencionado actor se presentó demanda de juicio ordinario contra los referidos demandado/s y otros doce más, que basaba en los hechos que numeradamente exponía, y que aquí se dan por reproducidos en aras de la brevedad y tras invocar los fundamentos que consideraba aplicables terminaba suplicando se dictara sentencia estimatoria de la acción de cesación colectiva y otras acumuladas que actuaba con los demás pronunciamientos favorables y costas. SEGUNDO.Por providencia de 22 de abril de 2013 se acordó dar traslado a la actora para que en el plazo de cinco días indicase si deseaba continuar adelante solamente como ADICAE por las acciones colectivas de cesación del art. 12 de la Ley de Condiciones Generales de la Contratación y la del art. 29.2 de la Ley General de Publicidad ,o bien por las acciones individuales de cada uno de las personas físicas, por cuanto ambas acciones no podían ser ejercitadas conjuntamente, al amparo de los artículos 73.1 LEC y 86 ter LOPJ., indicándose que en caso de elegir las acciones individuales debería desistir de la presente demanda y presentar tantas demandas como actores que firmaron los contratos ,a fin de ser repartidas a los Juzgados competentes y en caso de elegir las acciones colectivas , debería desistir de las individuales, y se admitirán solamente las acciones de cesación , continuándose las actuaciones por los trámites del Juicio Verbal tal y como establecen los arts. 249.4 in fine y el art. 250-12ª de la LEC. Así mismo, se le apercibía de que de no realizar alegación alguna se procederá a la inadmisión de la demanda y archivo de las actuaciones. TERCERO.Por escrito de seis de mayo de 2013, se formuló por la actora recurso de reposición, contra la referida providencia, solicitando la admisión de la demanda conforme al escrito rector. En el otrosí digo de dicho escrito ,se manifiesta que dado el carácter no suspensivo del recurso , y en aras a evitar el archivo del procedimiento se optaba por continuar con las acciones de cesación indicadas en la resolución combatida. CUARTO.Por auto de cuatro de junio de 2013 , se confirmó la referida providencia , se tuvo por efectuada la manifestación de la parte actora en el otrosí de su recurso de que optaba por continuar con las acciones de cesación indicadas en la resolución combatida , teniéndole por desistida del resto de las acciones ejercitadas y sobreseyéndose el proceso respecto de ellas. En la misma resolución se acordó también continuar la tramitación del procedimiento por las reglas previstas para los juicios verbales, para conocer únicamente de las acciones colectivas de cesación de la Ley de Condiciones Generales de la Contratación y las de la Ley General de Publicidad. QUINTO.El día señalado , tuvo lugar la celebración del juicio con el resultado que obra en autos, practicándose en el mismo la prueba propuesta por las partes. Finalmente, quedaron los autos para dictar sentencia. FUNDAMENTOS DE DERECHO PRIMERO.- DELIMITACIÓN DEL OBJETO DEL PROCESO Según lo precisado en la vista , se ejercitan finalmente por la parte actora , las siguientes acciones de cesación previstas en al artículo 12 de la LCGC y en la Ley de Publicidad : A) Una acción colectiva de cesación por condiciones generales de la contratación , en defensa de los intereses de consumidores y usuarios para que se declare la nulidad, por abusivas, y se condene a la demandada a eliminar de sus contratos y abstenerse en lo sucesivo de su utilización ,librando mandamiento al titular del Registro de Condiciones Generales y ordenando la publicación de la sentencia en un periódico de mayor circulación, de las condiciones generales detalladas como : A.1.) En relación con la emisión de participaciones preferentes serie A, emitidas por CANTABRIA CAPITAL LIMITED, y comercializadas por CAJA CANTABRIA: - La cláusula de vencimiento del producto al establecerse a perpetuidad - La cláusula por la que la facultad de amortización anticipada del producto se atribuye exclusivamente a la entidad emisora: - La cláusula por la que la retribución del producto está condicionada a la obtención de beneficios distribuibles suficientes , por parte de la entidad emisora A.2 ) Cláusulas del contrato de cuenta de valores -La cláusula 6 del contrato de cuentas de valores que establece que :En los supuestos de cotitularidad , los titulares declaran conocer que en el caso de que la CAJA esté obligada a evaluar la conveniencia de un instrumento financiero, dicha información será realizada sobre la información obtenida del titular o representante que curse la correspondiente orden. En caso de titulares o representantes mancomunados, los titulares declaran conocer que la evaluación será realizada sobre la información obtenida del titular o representante que determine un mayor grado de conocimiento y una mayor experiencia inversora , de entre los que cursen la orden . (pg.33) -Clausula 9: Documentos entregados y publicidad del contrato tipo. Establece que en este acto se hace entrega al titular de un ejemplar del presente contrato, así como del folleto informativo parcial de la tarifa de comisiones, que contiene las comisiones gastos, normas de valoración y normas de puesta a disposición , aplicables a las operaciones que se realicen en la cuenta, de conformidad con la normativa vigente en cada momento . B) Una acción colectiva de cesación por publicidad engañosa o ilícita para que : a) Se declare que la publicidad objeto de la demanda, es engañosa o ilícita por lo que procede la cesación o prohibición definitiva de cualquier elemento publicitario que muestre las mismas irregularidades expuestas en dicha demanda y en consecuencia, ordene a las demandadas la cesación de toda comunicación publicitaria incluida la que figure en los propios contratos financieros , que consista en : Utilizar para su comercialización a clientes minoristas la denominación participación preferente en las que se omita mencionar simultáneamente y de forma expresa todas y cada una de las concretas características y riesgos de dicho producto financiero, y publicitar las participaciones preferentes como si fuera un valor de deuda . b) Se proceda a la inclusión de la sentencia en los tablones de anuncios de todas las sucursales de la entidad financiera demandada , durante el periodo de dos meses. La demandada en su contestación se opone , interesando la desestimación con expresa imposición de costas, por los siguientes motivos: En relación con las cláusulas de la emisión de las participaciones relativas a la perpetuidad, amortización anticipada y retribución , alega ,en síntesis, que el producto está contemplado en el listado de productos de inversión en la Ley de Mercado de Valores que contempla la perpetuidad . Está admitido legislativamente la existencia de productos de inversión a perpetuidad y es una característica formal , admitiendo la venta por los titulares o la amortización por el emisor. En cuanto a la retribución deriva de la propia definición que la ley del Mercado de Valores da del producto de inversión , pues el dividendo deriva de los beneficios que obtenga la entidad . Entiende que en definitiva, son cláusulas aprobadas por la Comisión Nacional del mercado de valores y amparadas por el Banco de España y por la Ley del Mercado de Valores, que configuran un producto financiero definido por la Ley del Mercado de Valores. En cuanto a las cláusulas de las órdenes del contrato cuenta de valores, entiende que tanto las órdenes de compra de valores como el contrato cuenta de valores, son documentos que sirven de soporte a cualquier operación de inversión ( sean participaciones preferentes , acciones, fondos de inversión etc.) , y , en todo caso , se opone al carácter abusivo de las mismas. Por lo que se refiere a la acción de cesación de publicidad , entiende que la publicidad es para informar sobre el producto que viene fijado legalmente y que no existe ningún impedimento legal para que a un inversor minorista se le comercialicen las participaciones preferentes y deberá estarse al caso concreto. El Ministerio Fiscal , interesa la íntegra desestimación de la demanda ,por entender que las cláusulas analizadas carecen del carácter de condición general de la contratación además de que la demanda adolece de una absoluta falta de precisión en lo finalmente pedido. Fijados así los términos del debate , debe comenzarse precisando cuál sea el contenido y alcance de las acciones de cesación finalmente ejercitadas, y concretadas en los extremos uno y dos del suplico de la demanda. Los extremos del suplico , e) relativo a la imposición de multas por el retraso en la ejecución , f), y g) , referidos a la cesación en la prácticas abusivas de comercialización (y no a condiciones generales ) , quedan fuera de esta resolución . En cuanto al primero por cuanto es una cuestión relativa a la ejecución de sentencia y los otros dos , por que al pedirse la cesación en una práctica en la comercialización excede del ámbito contenido en las acciones de cesación de la LCGC. Por otro lado y a pesar de que la entidad bancaria , pretende en su contestación excluir del objeto de debate las cláusulas sexta y novena del contrato de valores , al dar soporte a cualquier producto de inversión y no solo a las participaciones preferentes, nada impide su examen, y control en cuanto dicho contrato ha sido utilizado para la comercialización de las participaciones objeto de la emisión que nos ocupa. Centrado así el objeto de la presente litis, debe comenzarse con un breve análisis de cuál es la naturaleza de las acciones de cesación ejercitadas. SEGUNDO.- LAS ACCIONES COLECTIVAS DE CESACIÓN La Sentencia de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Sevilla de 22 de enero de 2004, se refiere a las mismas señalando que “… Se trata de acciones que pretenden obtener una resolución judicial que ordene la cesación de una práctica prohibida o contraria a las concretas leyes que recogen la acción y la prohibición por parte de la autoridad judicial de que dicha práctica se repita en el futuro. Eventualmente, a pesar de que la conducta haya cesado en el momento de interponerse la demanda, puede pretenderse la prohibición de su realización siempre que existan indicios suficientes que hagan temer su reiteración de modo inmediato. Por tanto, comparando preceptos que las regulan, pueden establecerse como notas características comunes a todas las acciones de cesación las siguientes: en primer lugar se dirigen contra conductas que se están realizando en el momento en el que se interpone la demanda o que respecto a las cuales existen serios indicios para temer su reiteración de modo inmediato; en segundo lugar no basta con que la conducta sea genéricamente perjudicial para los consumidores, sino que ha de contravenir la legislación que específicamente contempla la posibilidad de utilizar dicha acción.” Muy ilustrativa es también la Sentencia de la Sección 28 de la Audiencia Provincial de Madrid de 26 de julio de 2013 al disponer que: “El control abstracto que pone en marcha la acción colectiva de cesación, en este caso la del artículo 12 de la LCGC, permite depurar del tráfico mercantil condiciones generales ilícitas. Su utilidad se revela para detener comportamientos ilícitos, pero también para impedir el riesgo de repetición de los mismos. El ejercicio de la misma conlleva, como presupuesto de la orden de cesación, el control de la posible nulidad de las condiciones objeto de la acción (control de legalidad, de incorporación y de abusividad de las mismas), ….No debe perderse de vista, sin embargo, que la acción colectiva de cesación no sólo aspira a proyectar efectos para evitar una futura contratación con cláusulas ilícitas (efecto de prohibición) sino que también persigue impedir que se persista en la utilización de las mismas en contratos de pretérita suscripción que todavía tengan vigencia al tiempo de la demanda (efecto de abstención). La estimación de la acción de cesación no sólo entrañaría que el predisponente no pudiera incluir esa condición general en futuros contratos (eliminación de la cláusula) sino que tampoco podrá invocarla para fundar ninguna pretensión jurídica en la fase de ejecución de los contratos anteriores que la incluyeran, pues no podrá seguir utilizándola (abstención de emplearla en lo sucesivo)…” Partiendo pues a la luz de lo señalado de que son notas definitorias y comunes a las acciones de cesación ahora ejercitadas , la abstracción , la generalidad y el peligro de reiteración, debe entrarse a valorar , bajo estos parámetros y tomando en consideración en palabras del el Tribunal Supremo “ lo que puede entenderse como un consumidor medio”, si las clausulas examinadas contravienen la legislación que específicamente contempla la posibilidad de utilizar dichas acciones , que en este caso son la Ley de Condiciones Generales de la Contratación y la Ley de Publicidad. TERCERO.- LAS ACCIONES DE LA LEY DE CONDICIONES GENERALES DE LA CONTRATACIÓN . Comenzando por la acción relativa a la LCGC,la primera cuestión a resolver es la relativa a la naturaleza como condiciones generales de la contratación de las cláusulas discutidas. Tal naturaleza es negada por la parte demandada, en cuanto sostiene ,respecto a las de la emisión de las participaciones , que se resumen en las notas de perpetuidad, amortización anticipada y retribución , que están admitidas legislativamente y derivan de la propia definición que la ley del Mercado de Valores da del producto de inversión , siendo cláusulas aprobadas por la Comisión Nacional del mercado de valores y amparadas por el Banco de España y por la Ley del Mercado de Valores. Ello nos lleva en primer lugar, a analizar el concepto de Condición General de la Contratación , como presupuesto necesario de su control de abusividad. Conforme al art 1 LCGC las condiciones generales son cláusulas predispuestas cuya incorporación al contrato sea impuesta por una de las partes, con independencia de la autoría material de las mismas, de su apariencia externa, de su extensión y de cualesquiera otras circunstancias, habiendo sido redactadas con la finalidad de ser incorporadas a una pluralidad de contratos, previendo que el hecho de que ciertos elementos de una cláusula o que una o varias cláusulas aisladas se hayan negociado individualmente no excluirá la aplicación de esta Ley al resto del contrato si la apreciación global lleva a la conclusión de que se trata de un contrato de adhesión. Se excluye (art 4) la aplicación de la ley a los contratos administrativos, de trabajo, de constitución de sociedades, a los que regulan relaciones familiares y a los contratos sucesorios, así como a las condiciones generales que reflejen las disposiciones o los principios de los Convenios internacionales en que el Reino de España sea parte, ni las que vengan reguladas específicamente por una disposición legal o administrativa de carácter general y que sean de aplicación obligatoria para los contratantes. Para comprender el alcance de dicha normativa, es de plena aplicación , la sentencia del Pleno de la Sala 1ª del TS de 9 de mayo de 2013, que según doctrina de ese mismo órgano, por ser una decisión plenaria, supone la existencia de jurisprudencia, la cual complementa el ordenamiento jurídico ( artículo 1.6 del C. Civil) y vincula, por lo tanto, a los demás tribunales. Dicha resolución ,como señala la SAP de Madrid ( Sección 28 ) de 26 de julio de 2013 antes citada , inspirada en la Directiva 93/13(en su considerando decimonoveno y en su artículo 4.2) y en lo que exponía en su precedente sentencia del TS de 18 de junio de 2012 (donde señalaba que el control de contenido del posible carácter abusivo de la cláusula no se extiende al del equilibrio de las contraprestaciones, por lo que no cabría un control sobre el precio), sienta que, como regla general, no cabe realizar un control de abusividad sobre lo que constituye el objeto principal del contrato. Pero establece, asimismo, a continuación, una importante precisión, al señalar que lo que sí cabe es someter a las condiciones generales a ello referidas a un doble control de transparencia. Ese doble control consiste en: 1º) superar el filtro de incorporación o de consideración de las mismas como incluidas en el contrato (artículos 5.5 y 7 de la LCGC), lo que se entenderá cumplido si las cláusulas son claras, concretas y sencillas, el adherente ha tenido oportunidad real de conocerlas de manera completa al tiempo de celebrar el contrato y no son ilegibles, ambiguas, oscuras o incomprensibles; y 2º) superar, además, una vez que puedan considerarse cumplidos los requisitos de incorporación a los contratos con consumidores, el control de transparencia, como parámetro abstracto de validez de la cláusula predispuesta; éste debe proyectarse sobre la comprensibilidad real de la importancia de la cláusula en el desarrollo del contrato, lo que supone que podrá ser considerada abusiva la condición general si se llegase a la conclusión de que el consumidor no percibiría que se trataba de una previsión principal, que iba a incidir en el contenido de su obligación de pago, o no se le permitiera un conocimiento real y razonablemente completo de cómo aquélla puede jugar en la economía del contrato, porque resulta indispensable que se garantice que el consumidor dispone de la información necesaria para poder tomar sudecisión con pleno conocimiento de causa. Este examen debe realizarse tomando en cuenta, incluso, el contexto en el que se enmarca la cláusula. Las premisas del primer control de transparencia se satisfacen, como reconoce el Tribunal Supremo en la sentencia antes citada, en el caso de las cláusulas suelo, siempre que se dé cumplimiento en los procesos de concesión de préstamos hipotecarios a los consumidores las previsiones de la normativa sectorial (OM de 5 de mayo de 1994), ya que ésta garantiza razonablemente tales premisas. Para efectuar el segundo control, el Tribunal Supremo señala diversos criterios que serían reveladores de falta de transparencia de las cláusulas suelo/techo. Pero las citadas referencias no constituyen un catálogo exhaustivo de circunstancias a tener en cuenta con exclusión de cualquier otra, ni tampoco la presencia aislada de alguna de ellas es necesariamente condición suficiente para que deba considerarse no transparente una cláusula suelo (o suelo/techo), como precisó el Tribunal Supremo en su auto de fecha 3 de Junio de 2013, aclaratorio de la precedente sentencia de 9 de mayo de 2013. Puede ser una combinación de ellos o de otros datos los que permitan extraer tal conclusión. Cabe así conforme al art 4.2 Directiva 93/13 el control del carácter abusivo de una CG aunque defina el objeto principal del contrato, si no está redactadas de manera clara y comprensible, lo que nos lleva, en contratos con consumidores, al art 80.1 TRLCU conforme al cual la cláusulas no negociadas individualmente con consumidores y usuarios deben cumplir los requisitos de concreción, claridad y sencillez en la redacción con posibilidad de comprensión directa, así como de accesibilidad y legibilidad de forma que permita al consumidor el conocimiento previo a la celebración del contrato sobre su existencia y contenido. Esto constituye un segundo control de transparencia como “parámetro abstracto de validez de la cláusula predispuesta, esto es, fuera del ámbito de interpretación general del CC del error propio o error vicio cuando se proyecta sobre los elementos esenciales del contrato” que tiene por objeto la posibilidad de conocer tanto la carga económica que realmente le supone la celebración del contrato (la onerosidad o sacrificio patrimonial realizada a cambio de la prestación) como la carga jurídica (definición clara de su posición jurídica tanto en los elementos típicos que configuran el contrato como en la asignación o distribución de los riesgos de la ejecución o desarrollo del mismo). Así ,superado el control de inclusión de una CG aisladamente considerada, cuando afecte a consumidores y se refiera al objeto principal del contrato, cabe un control de transparencia sobre la comprensibilidad real de su importancia en el desarrollo razonable del contrato que, de no superarse, permite el control de abusividad. No obstante, sigue diciendo el Tribunal, estas reglas deben matizarse en el caso de acciones colectivas de cesación ( como la presente) en las que es preciso ceñir el examen de abusividad de la cláusula o cláusulas impugnadas en el momento de la litispendencia o en el momento posterior en que la cuestión se plantee en el litigio dando oportunidad de alegar a las partes, y sin que puedan valorarse las infinitas circunstancias y contextos a tener en cuenta en el caso de impugnación por un concreto consumidor adherente. En efecto, que una cláusula sea clara y comprensible en los términos expuestos no supone que sea equilibrada y que beneficie al consumidor. Lo que supone es que si se refiere a cláusulas que describan o definen el objeto principal del contrato no cabe control de abusividad -este control sí es posible en el caso de cláusulas claras y comprensibles que no se refieren al objeto principal del contrato-. De forma correlativa, la falta de transparencia no supone necesariamente que sean desequilibradas…” Definido así que ha de entenderse por condiciones generales y el alcance del control judicial de las mismas , el análisis debe continuar sobre si cabe la posibilidad del control judicial por esta vía de las cláusulas de la nota de valores referidas en el presente caso , o como sostiene la entidad bancaria ,nos encontramos ante un supuesto específicamente regulado por una disposición legal o administrativa de carácter general. CUARTO.- EL CONTROL DE LAS CONDICIONES GENERALES DE LA CONTRATACIÓN EN SECTORES REGULADOS Para resolver dicha cuestión, y siguiendo con el estudio de la sentencia del Tribunal Supremo anteriormente señalada ,se establece en la misma que “ Cuando se trata de condiciones generales utilizadas en contratos con consumidores, el considerando decimotercero de la Directiva 93/13 indica que"[...] se supone que las disposiciones legales o reglamentarias de los Estados miembros por las que se fijan, directa o indirectamente, las cláusulas de los contratos celebrados con los consumidores no contienen cláusulas abusivas; que por consiguiente, no resulta necesario someter a las disposiciones de la presente Directiva las cláusulas que reflejan las disposiciones legales o reglamentarias imperativas ni las disposiciones de convenios internacionales de los que los Estados miembros o la Comunidad sean parte; que a este respecto, la expresión « disposiciones legales o reglamentarias imperativas» que aparece en el apartado 2 del artículo 1 incluye también las normas que, con arreglo a derecho, se aplican entre las partes contratantes cuando no exista ningún otro acuerdo". A su vez el apartado 2 del artículo 1, dispone que"[l]as cláusulas contractuales que reflejen disposiciones legales o reglamentarias imperativas [...] no estarán sometidos a las disposiciones de la presente Directiva". Para el caso de las "cláusulas suelo ", concluye el Tribunal que tal previsión no es aplicable, ya que la normativa sectorial se limita a imponer determinados deberes de información sobre la incorporación de las cláusulas suelo en los contratos de préstamo hipotecario a que se refiere, pero no impone la existencia de cláusulas suelo , ni en defecto de pacto supone su existencia ni, finalmente, indica los términos en los que la cláusula viene expresada en el contrato. La cuestión a dilucidar ahora es si, conforme a lo expuesto, y “mutatis mutandis”, la existencia de una regulación normativa bancaria en el sector de las participaciones preferentes, es o no óbice para que la LCGC sea aplicable al presente caso, en cuanto a las cláusulas de la nota de valores , tal y como sostiene la entidad bancaria. Ello nos lleva a un somero análisis del marco regulador de las participaciones preferentes. QUINTO.MARCO PREFERENTES REGULADOR DE LAS PARTICIPACIONES En España las participaciones preferentes se regularon en la disposición adicional 2ª de la Ley 13/1985 en relación con los requisitos “para la computabilidad de las participaciones preferentes como recursos propios y régimen fiscal aplicable a las mismas así como a determinados instrumentos de deuda”. Los requisitos que dicha norma exige para que la emisión de participaciones preferentes puedan considerarse como recurso propio de la entidad de crédito emisora son los siguientes: (1) deben ser emitidas por una entidad de crédito o por una entidad residente en España o un territorio de la UE que no tenga la consideración de paraíso fiscal, que tenga como objeto exclusivo la participación de preferentes y que pertenezca en su totalidad a un grupo o subgrupo de entidades de crédito. (2) si la emisión se realice por una entidad filial, los recursos deberán depositarse en la entidad dominante o en otra entidad del grupo, estando dicho depósito afecto a la compensación de pérdidas del grupo. (3) los recursos obtenidos deberán estar depositados en su totalidad, descontados los gastos de gestión y emisión, y de forma permanente en la entidad de crédito dominante o en otra entidad del grupo. (4)han de contar con la garantía solidaria e irrevocable de la entidad de crédito dominante o la entidad depositaría. (5) deben conferir el derecho a percibir una remuneración predeterminada de carácter no acumulativo, cuyo devengo esté condicionado a la existencia de beneficios distribuibles en la entidad de crédito dominante o su grupo. (6) no pueden otorgar derechos políticos salvo en los supuestos excepcionales previstos en las condiciones de emisión. Tampoco deben conceder derechos de suscripción preferente. (7) han de tener carácter perpetuo si bien se podrá prever la amortización anticipada desde el quinto año desde su fecha de desembolso, con previa autorización del Banco de España. (8) han de cotizar en mercados secundarios organizados. (9) en caso de liquidación o disolución del emisor, o de la dominante del grupo o subgrupo consolidable de las entidades de crédito, las participaciones preferentes solo podrán dar derecho a obtener el reembolso del valor nominal junto con la remuneración devengada y no satisfecha y se situarán a efectos del orden de prelación de créditos, inmediatamente detrás de todos los acreedores, subordinados o no, de la entidad de crédito emisora o de la dominante del grupo o subgrupo consolidable de entidades de crédito y delante de los accionistas ordinarios. (10) el importe nominal en circulación de las participaciones preferentes no podrá ser superior al 30 % de los recursos propios básicos del grupo o subgrupo consolidable, sin perjuicio de las limitaciones adicionales que puedan establecerse a efectos de solvencia. La propia Ley 24/1988, de 28 de julio, del Mercado de Valores las contempla en su artículo dos comprendidas dentro de su ámbito , como valores negociables emitidos por personas o entidades, públicas o privadas, y agrupados en emisiones. Esta ley otorga la consideración de valor negociable a cualquier derecho de contenido patrimonial, cualquiera que sea su denominación, que por su configuración jurídica propia y régimen de transmisión, sea susceptible de tráfico generalizado e impersonal en un mercado financiero. Los artículos 26 y ss establecen los requisitos de información para la admisión a negociación en un mercado secundario oficial de valores, señalando que no requerirá autorización administrativa previa, si bien estará sujeta a una serie de requisitos , entre los que se encuentra. la aportación, aprobación y registro en la Comisión Nacional del Mercado de Valores de un folleto informativo, así como su publicación. El contenido de dicho folleto se encuentra regulado en el art. 27 de la Ley, señalándose que corresponderá al Ministro de Economía y Hacienda y, con su habilitación expresa, a la Comisión Nacional del Mercado de Valores la determinación de los modelos para los distintos tipos de folletos, de los documentos que deberán acompañarse y de los supuestos en que la información contenida en el folleto pueda incorporarse por referencia. El RD 1310/2005, regula el folleto informativo de las distintas emisiones, cuya autorización requiere un acto administrativo expreso del órgano regulador. A partir de ese marco regulatorio , y como ha puesto de manifiesto la doctrina, las entidades de crédito españolas multiplicaron sus emisiones de participaciones preferentes ajustadas a dichas exigencias, persiguiendo computar los recursos obtenidos como propios (esto es: la cifra de capital y de reservas) y cubrir así sus cada vez más exigentes necesidades de recursos propios. Se indica así que las emisiones de “participaciones preferentes han ido dirigidas a transformar en patrimonio neto el pasivo de clientes de las entidades de crédito que tenían sus ahorros en depósitos bancarios, como una política de reforzamiento de sus recursos “. Finalmente, aun hay que añadir que en el citado RDL 24/2012 (aprobado para regular el destino de los productos híbridos emitidos por las entidades financieras sometidas a la intervención del FROB) también se incluyen una serie de requisitos adicionales a la comercialización de participaciones preferentes entre inversores no cualificados o minoristas. En concreto, en la disposición adicional decimotercera de dicho RDL 24/2012 puede leerse que “la comercialización o colocación entre clientes o inversores minoristas de emisiones de participaciones preferentes (…) computables como recursos propios conforme a la normativa de solvencia de entidades de crédito, exigirá el cumplimiento de los requisitos siguientes…” SEXTO.- LAS CLAUSULAS DE LA EMISIÓN. Hasta aquí lo relativo al marco regulador de las participaciones preferentes. Entrando ahora, en el concreto análisis de las cláusulas contenidas en la nota de valores, objeto de impugnación y relativas a la perpetuidad , amortización anticipada y retribución , resulta que se impugnan en cuanto se encuentran contenidas en la propia nota de valores de emisión , aportada como documento número diez, equivalente al folleto que regula en detalle la condiciones de la emisión de valores , inscrito en el registro oficial de la Comisión Nacional de Valores ( documento número diez). Pero dicha nota , de conformidad con la regulación aplicable y expuesta en el fundamento anterior, no es más que un trasunto de la normativa señalada en la propia Ley 13 /85. Existe por tanto, una gran diferencia entre este caso y el de la regulación legal de las cláusulas suelo: La normativa sectorial ( Orden Ministerial de cinco de mayo de 1994), sobre transparencia de las condiciones financieras de los préstamos hipotecarios, se limita a imponer determinados deberes de información , pero sin imponer la existencia de cláusulas suelo , ni en defecto de pacto , su existencia, ni indicar los términos en los que la cláusula viene expresada en el contrato . Sin embargo, el contenido de las cláusulas ahora examinadas , deriva directamente de la regulación legal configuradora del propio producto de inversión financiera, y se encuentran contenido en el folleto informativo aportado, aprobado y registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores y autorizado en un acto administrativo expreso del órgano regulador. A mayor abundamiento y para cerrar este punto del debate en , debe tenerse además en cuenta el artículo 91 de la LDCU a cuyo tenor: “ Las cláusulas abusivas referidas a la modificación unilateral de los contratos, a la resolución anticipada de los contratos de duración indefinida y al incremento del precio de bienes y servicios, no se aplicarán a los contratos relativos a valores, con independencia de su forma de representación, instrumentos financieros y otros bienes y servicios cuyo precio esté vinculado a una cotización, índice bursátil, o un tipo del mercado financiero que el empresario no controle, ni a los contratos de compraventa de divisas, cheques de viaje o giros postales internacionales en divisas.” El propio Tribunal Supremo en sentencias de 14 de noviembre de 2006 y 2 de noviembre de 2001 , excluye la aplicación de la Legislación de Consumidores a inversiones vinculadas a los mercados. Estamos por tanto, ante un producto de inversión cuyo diseño se encuentra estableció ex lege como valores negociables , por lo que es plenamente aplicable el art. 91 del Texto Refundido de la Ley de Consumidores . Pero es que además ,la emisión ha sido aprobada por un acto administrativo del organismo regulador correspondiente, y con el contenido legalmente previsto .La conclusión no puede ser por tanto, otra que la exclusión de la naturaleza de las cláusulas contenidas en la nota de valores, al amparo del art. 4 LCGC. No obstante, debe incidirse de nuevo en que nos encontramos en una acción de cesación colectiva que impide valorar las concretas circunstancias y contextos de la contratación de cada consumidor , pues la eventual discrepancia entre la información contractual y la verbal suministrada a los inversores minoristas, debe analizarse en el contexto en el que se produce la comercialización de estos activos, a la luz de los elementos probatorios que permitan comprobar lo realmente ocurrido. Tales consideraciones, podrán examinarse en su caso, desde una óptica individualizada y por tanto, ajena al carácter abstracto y general de la acción que ahora nos ocupa. La conclusión es pues la plena validez del contenido de las condiciones de la emisión . Procede ahora, seguir con el análisis del resto de las cláusulas impugnadas , contenidas en las órdenes de compra de valores y del contrato de cuenta de valores. SÉPTIMO.- LAS CLÁUSULAS DEL CONTRATO DE CUENTA DE VALORES - Cláusula 6 del contrato de cuentas de valores :En los supuestos de cotitularidad , los titulares declaran conocer que en el caso de que la CAJA esté obligada a evaluar la conveniencia de un instrumento financiero, dicha información será realizada sobre la información obtenida del titular o representante que curse la correspondiente orden. En caso de titulares o representantes mancomunados, los titulares declaran conocer que la evaluación será realizada sobre la información obtenida del titular o representante que determine un mayor grado de conocimiento y una mayor experiencia inversora , de entre los que cursen la orden . Entiende la actora que es una cláusula claramente desventajosa frente al cliente, pues debilita todavía más la posición más débil del contrato , precisamente la más necesitada de protección . De este modo , adjudicar al contratante más lego en materia financiera, los conocimientos y experiencia del más versado, posibilita despojar al primero , si el segundo , por ejemplo fuera una contraparte profesional, de una serie de derechos consagrados en la normativa financiera, dejándole completamente desamparado. La lógica, aconsejaría según ellos , que a efecto de conveniencia del un producto se tuvieran en cuenta los conocimientos y experiencia de la parte menos versada y experimentada en materia financiera. La demandada sostiene que quien fija la intervención en la cuenta es el cliente y por lo tanto , poca intervención hay de la entidad bancaria en la configuración de la titularidad. Alega por ello , que es disponibilidad absoluta del titular de la cuenta determinar la titularidad , que viene especificada por el consumidor. La cuestión de la cotitularidad bancaria fue tratada por la STS de dieciséis de diciembre de 2009 , referida a la cláusula relativa a la posibilidad de la compensación cualquiera que sea el cotitular de la cuenta que devengue el adeudo. En esta sentencia se señaló que ello forma parte de la libertad contractual (art. 1.255 CC ), sin crearse ningún desequilibrio importante en la relación con la entidad bancaria, y sin perjuicio, claro es, del riesgo que se asume respecto de la conducta de otros cotitulares, lo que corresponde a la relación "ad intra" con ellos, que aquí no interesa. Otra cosa diferente es que quien acepta tal situación mediante el pacto expreso, sepa el alcance de lo que asume, y ello se traduce en esta sede, en que lo haga con la suficiente información. Para ello, la cláusula contractual correspondiente ha de ser transparente, clara, concreta y sencilla, es decir, como señala la Sentencia de esta Sala de 13 de marzo de 1.999 ( RJ 1999, 1999) , ha de ser legible, físicamente, y comprensible, intelectualmente. En el presente caso , la cláusula examinada , reúne los requisitos exigibles , y ha de calificarse de amparada en la libertad de pactos , pues en caso de cotitularidad , nada proscribe que a partir de la propia relación ad intra entre los titulares y la posibilidad de asesoramiento mutuo , sea el cliente con mayores conocimientos de los que hayan contratado de forma mancomunada el producto , o el que haya dado la orden en otro caso, el que sea evaluado por la entidad . Ello supone que las meritadas cláusulas contractuales no pueden ser genéricamente anuladas como pretende la entidad actora pues reúnen en abstracto los requisitos de claridad y comprensión intelectual, que según lo expuesto , son exigibles para su validez. -Clausula 9: Documentos entregados y publicidad del contrato tipo. Establece que en este acto se hace entrega al titular de un ejemplar del presente contrato, así como del folleto informativo parcial de la tarifa de comisiones, que contiene las comisiones gastos, normas de valoración y normas de puesta a disposición , aplicables a las operaciones que se realicen en la cuenta, de conformidad con la normativa vigente en cada momento . Reitera la actora que esta cláusula establece remisiones a otros documentos que el consumidor declara conocer pero que en la práctica no conocía pues o bien no se les entregaron dichos documentos , o en caso de habérseles entregado simultáneamente no tuvo tiempo de analizarlos. La demandada sostiene que no se analiza la abusividad, sino que se limita a una manifestación sobre la veracidad del contenido de la misma. Lo cierto es que en el presente caso, se trata en realidad de una manifestación , cuyo efecto es puramente probatorio con presunción iuirs tantum de veracidad que ha de desvirtuarse en su caso a la luz del material probatorio a valorar en función del caso concreto . En nada se discute que con carácter general y abstracto ( ámbito de la presente acción ) se prescindiera de dicha entrega, otra cosa será que en el caso concreto y en el ámbito de las acciones individuales ,se constate la circunstancia ahora alegada, pero ello no supone en modo alguno que proceda per se declarar abusiva tal condición. OCTAVO .- LAS ACCIONES DE LA LEY DE PUBLICIDAD. La petición en este punto es que se declare que la publicidad objeto de la demanda, es engañosa o ilícita con la consiguiente cesación o prohibición definitiva de cualquier elemento publicitario que muestre las irregularidades expuestas en la demanda y en consecuencia, que se ordene a las demandadas la cesación de toda comunicación publicitaria incluida la que figure en los propios contratos financieros , que consista en : Utilizar para su comercialización a clientes minoristas la denominación participación preferente en las que se omita mencionar simultáneamente y de forma expresa todas y cada una de las concretas características y riesgos de dicho producto financiero, y publicitar las participaciones preferentes como si fuera un valor de deuda . La demandada , entiende que la publicidad es para informar sobre el producto que viene fijado legalmente y que no existe ningún impedimento legal para que a un inversor minorista se le comercialicen las participaciones preferentes y deberá estarse al caso concreto. Lo primero que debe señalarse al respecto es que la regulación actual de las acciones de cesación de la Ley de Publicidad se encuentra contenida en virtud de la modificación introducida por la Ley 29/2009, de 30 de diciembre, en el capítulo IV de la Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal. En cuanto a qué debe entenderse por publicidad engañosa, y siguiendo en este punto lo señalado por la AP de CÓRDOBA en sentencia de veinte de noviembre de dos mil seis.: a) La publicidad engañosa en su aspecto positivo es aquella que "de cualquier manera, incluida su presentación, induce o puede inducir a error a sus destinatarios, pudiendo afectar a su comportamiento económico, o perjudicar o ser capaz de perjudicar a un competidor". Por tanto, no es preciso que se produzca un resultado lesivo o dañoso para los consumidores o para otras empresas del mismo ramo de actividad, sino que basta con que pueda producirse tal resultado. b) La publicidad engañosa negativa parece que excluye a los competidores, al referirse únicamente a los "destinatarios", que se supone habrán de ser los consumidores y usuarios, y no otras empresas. Al igual que la anterior, tampoco precisa de un resultado concreto, pero la omisión de datos fundamentales sí debe tener como consecuencia el error del destinatario. En el presente caso , resulta que no se ha concretado a lo largo del procedimiento por la parte actora , cuál sea la concreta publicidad que se impugna , pues parece referirse al modo de comercialización del producto de modo genérico , tratando de desviar el objeto de enjuiciamiento a la concreta información suministrada a cada uno de los inversores . Pero lo cierto es que no se concreta el elemento publicitario a examinar, que en modo alguno puede asimilarse a una genérica alusión al proceso de comercialización .Resulta , sin embargo , que como ya se expuso, las alegaciones sobre el concreto proceso de comercialización han de valorarse a la luz de los concretos elementos probatorios que permitan comprobar lo realmente ocurrido. No cabe por ello en primer lugar declarar engañosa una publicidad que ni siquiera ha sido concretada, ni en segundo lugar, obtener por esta vía una genérica nulidad del modo en que se comercializó el producto .Otra cosa será , como tantas veces se ha reiterado a lo largo de esta resolución , la forma concreta en que se ha comercializado el producto a los diferentes inversores, y la concreta información verbal a ellos suministrada por parte de los empleados del comercializador. Dicha cuestión , podrá ser objeto , en su caso , de las correspondientes acciones , pero lo cierto es que la genérica acción de publicidad ejercitada en el presente caso , cuyo objeto ni siquiera ha sido debidamente concretado , no puede prosperar, cuando lo que se pretende por esta vía es censurar una supuesta práctica abusiva . NOVENO.- COSTAS Dada la desestimación de la demanda, conforme al art. 394 de la Ley de Enjuiciamiento Civil , se imponen a la parte actora. FALLO Que desestimando íntegramente la demanda formulada por LA ASOCIACIÓN DE USUARIOS DE BANCOS, CAJAS DE AHORRO Y SEGUROS DE ESPAÑA ,(ADICAE), representada por la Procuradora Sr/a. Díaz Murias y asistida por el Letrado Don Juan Manuel Brun Murillo , contra , las entidades “CAJA DE AHORROS DE SANTANDER Y CANTABRIA” y “CANTABRIA CAPITAL LIMITED”, con la Intervención del MINISTERIO FISCAL sobre ACCIÓN DE CESACIÓN PARA LA DEFENSA DE LOS INTERESES COLECTIVOS DE LOS CONSUMIDORES Y USUARIOS RELATIVA A CONDICIONES GENERALES DE LA CONTRATACIÓN , Y PUBLICIDAD , declaro no haber lugar a LA NULIDAD DE LAS CLAUSULAS IMPUGNADAS ni a LA ILICITUD DE LA PUBLICIDAD SOLICITADA, imponiendo a la actora las costas del procedimiento.