INTRODUCCIÓN EPISTEMOLÓGICA A LA INGENIERÍA ELÉCTRICA MARCO TEÓRICO CAPÍTULO - 1: CÓDIGO DE ÉTICA DEL INGENIERO ELECTRICISTA El Código de Ética, dado que la ingeniería eléctrica es una profesión que sirve al desarrollo integral de la sociedad mediante la concepción, diseño, evaluación, planeación, construcción, operación y mantenimiento de los sistemas eléctricos, la infraestructura y otros tipos de proyectos, y considerando: a. Que por la trascendencia de su actividad profesional el ingeniero electricista, es responsable en primer lugar ante toda la sociedad, incluyendo las generaciones futuras. b. Que el ingeniero electricista debe prestar a sus clientes y empleadores servicios cuya combinación de valor, costo y calidad pueda ser considerada óptima por ambas partes. c. Que el ingeniero electricista tiene obligaciones recíprocas de respeto, lealtad y cooperación con sus clientes, empleadores, colegas y empleados, y de respeto, honestidad y solidaridad con sus competidores d. Que el ingeniero electricista tiene con su profesión un compromiso moral que incluye a los integrantes pasados, presentes y futuros de ella. Los miembros del Colegio de Ingenieros se comprometen, tanto en lo individual como de manera colectiva, a seguir los más altos cánones morales socialmente aceptados y, en particular, a cumplir las siguientes normas de conducta que constituyen su Código de Ëtica Profesional. 1.1 CÓDIGO DE ÉTICA PROFESIONAL a. .Tomar decisiones profesionales consistentes con su responsabilidad de proteger la vida, la seguridad, la salud, el patrimonio y demás intereses presentes y mediatos de todos los integrantes de la sociedad, tomando en cuenta en cada caso la importancia que para esos fines tiene el equilibrio natural del ambiente. b. Evitar conflictos de interés o situaciones que den la apariencia de que éstos existen c. Cuidar que sus determinaciones profesionales y sus aseveraciones públicas se basen en información y datos objetivos, interpretados mediante lo mejor de su saber técnico y su buen juicio profesional d. Rechazar todo tipo de soborno o presión que tienda a sesgar sus juicios y actos, o que parezca hacerlo e. Profundizar en el conocimiento y comprensión de la amplia gama de opciones tecnológicas disponibles, para seleccionar cuidadosamente entre ellas la que en cada caso convenga aplicar, teniendo en cuenta.las consecuencias en la sociedad y en el ambiente natural 1 f. Mantener y mejorar continuamente sus capacidades, y aceptar. encargos profesionales sólo en problemas para los que está preparado y tiene experiencia, o bien exponer con oportunidad y claridad a la contraparte interesada sus propias limitaciones al respecto g. Buscar, aceptar y ofrecer, según el caso, la crítica honesta y constructiva de las cuestiones profesionales y, a la vez, reconocer errores propios y dar crédito por las contribuciones de otros h. Tratar con respeto, justicia y equidad a todas las personas, sin distinción de género, etnia, capacidad, posición social, ideología, edad, religión o nacionalidad i. Evitar actos o expresiones maliciosas o infundadas que puedan dañar la reputación, el empleo o el patrimonio de otras personas j. Apoyar a las instituciones mexicanas formadoras de ingenieros civiles en su labor educativa, así como a colegas y colaboradores en su desarrollo profesional y en su compromiso con las normas de este código k. Contribuir activamente al prestigio, la confiabilidad y la buena imagen de la profesión y, de darse el caso, proteger la reputación de la misma exponiendo ante las instancias correspondientes del Colegio, con el debido fundamento, las violaciones al presente Código de Ética Profesional de las que tenga conocimiento. Los deontológicos códigos que todo ingeniero electricista peruano debe practicar y aplicar, son las que se indican: a. Aceptar la responsabilidad de tomar decisiones consistentes con la seguridad, salud y bienestar de las personas, y exponer oportunamente los factores que pueden dañar a la gente o al entorno. b. Evitar, siempre que sea posible, conflictos de intereses reales o percibidos, y exponerlos a las partes afectadas cuando aquellos existan. c. Ser honestos y realistas en las afirmaciones y estimaciones basadas en los datos disponibles. d. Rechazar sobornos en todas sus formas. e. Mejorar la comprensión de la tecnología, su aplicación adecuada y sus posibles consecuencias. f. Mantener y mejorar nuestra competencia técnica, y aceptar tareas para otros sólo si estamos cualificados por adiestramiento o experiencia, o después de exponer completamente las limitaciones pertinentes. g. Buscar, aceptar y ofrecer críticas honestas sobre el trabajo técnico, aceptar y corregir errores y reconocer adecuadamente las contribuciones de otros. h. Tratar equitativamente a todas las personas independientemente de su raza, religión, sexo, capacidades, edad o nación. i. Evitar dañar a otros, sus propiedades, reputación o puesto de trabajo mediante acción falsa o maliciosa. j. Ayudar a los/las compañeros/as en su desarrollo profesional y apoyarles en el seguimiento de este código de ética. El código de ética que publica el IEEE (Institute of Electric and Electronical Engineers) aparentemente poco tiene que ver con el contenido en materia que 2 identifica a un ingeniero electricista peruano o ingeniero electrónico. Sin embargo, reconozco varios puntos como indicadores o guías útiles que de alguna manera u otra seguir a lo largo de la carrera profesional. Los primeros tres puntos me parecen muy característicos de lo que apliqué en la carrera, ya que implica tener una certeza o un fundamento para nuestras opiniones y procurar que las decisiones que tome a partir de ella eviten conflictos o perjudiquen a terceros. Creo también que el resto de los incisos llevarían a profesionistas amables, capacitados y preocupados por sus semejantes si este código se tuviera más presente en las instituciones. Si el mundo se ha de acabar, ¿qué haría usted? Creo que la vida nos parecería bruscamente deliciosa, si estuviéramos amenazados de morir como usted lo dice. Piense, en efecto, cuántos proyectos, viajes, amores, estudios, ella nuestra vida- mantiene en disolución, invisibles a nuestra pereza que, segura del futuro, los aplaza sin cesar. El cataclismo no tiene lugar, no hacemos nada de todo eso, pues nos encontramos recolocados en el seno de la vida normal, en la que la negligencia enmohece el deseo. Y no obstante, no habríamos debido tener necesidad del cataclismo para amar hoy la vida. Habría bastado pensar que somos humanos y que esta tarde puede venir la muerte. 1.2 CÓDIGO DE ÉTICA DEL INGENIERO DE OTROS PAÍSES Los principios fundamentales del ingeniero U.S.A. es defender y promover la integridad, el honor y la dignidad de la profesión de ingeniero utilizando sus conocimientos y habilidades para la mejora del bienestar humano, siendo honesto e imparcial, y sirviendo con fidelidad al público, sus empleadores y clientes, esforzándonos por aumentar la competencia y el prestigio de la profesión de ingeniería. Los cánones fundamentals de todo ingeniero norteamericano son: a. Conceder la máxima importancia a la seguridad, la salud y el bienestar del público en el desempeño de sus funciones profesionales. b. Prestar servicios únicamente en las áreas de su competencia. c. Continuar su desarrollo profesional a lo largo de sus carreras profesionales y ofrecer oportunidades para el desarrollo profesional y ético de los ingenieros bajo su supervisión. d. Actuar en asuntos profesionales para cada empleador o cliente como representantes fieles y evitar conflictos de intereses o la aparición de conflictos de intereses. e. Construir su reputación profesional sobre el mérito de sus servicios y no competir de forma desleal con los demás. f. Asociarse sólo con personas de buena reputación o de las organizaciones. g. Emitir declaraciones públicas sólo de manera objetiva y veraz. h. Considerar el impacto ambiental en el desempeño de sus funciones profesionales. 3 1.2.1. Los criterios para la Interpretación de los Canónigos Los criterios para la interpretación de los cánones son las pautas y representan los objetivos hacia los cuales los miembros de la profesión de la ingeniería deben esforzarse. Se trata de principios que un ingeniero puede hacer referencia a situaciones concretas. Además, proporcionan orientación para la interpretación sobre la práctica profesional y ética en el Código de Ética de Ingenieros. a. Ingenieros de conceder la máxima importancia a la seguridad, la salud y el bienestar del público en el desempeño de sus funciones profesionales. - Los ingenieros deben reconocer que la vida, la seguridad, la salud y el bienestar de la población en general dependen de evaluaciones técnicas, decisiones y prácticas incorporadas en estructuras, máquinas, productos, procesos y dispositivos. - Los ingenieros no deben aprobar o sellar los planos y/o especificaciones que no son de diseño seguro para la salud y el bienestar público y de conformidad con las normas de la ingeniería. - Cada vez que los juicios de Ingenieros profesionales para ejecutar en circunstancias en que se pongan en peligro la seguridad, la salud y el bienestar del público, los ingenieros deben informar a sus clientes y/o empleadores de las posibles consecuencias. b. Ingenieros se esforzará por proporcionar datos tales como las normas publicadas, los códigos de prueba y los procedimientos de control de calidad que permita a los usuarios a entender el uso seguro durante la esperanza de vida asociados con los diseños, productos o sistemas para los que son responsables. - Los ingenieros deben llevar a cabo revisiones de la seguridad y fiabilidad de los diseños, productos o sistemas para los que son responsables antes de dar su aprobación a los planes para el diseño. - Siempre que observe las condiciones de Ingenieros, directamente relacionada con su empleo, que creen que pondrá en peligro la seguridad pública o la salud, deberán informar a la autoridad competente de la situación. - Si los ingenieros tienen conocimiento o razón para creer que otra persona o empresa puede estar en violación de cualquiera de las disposiciones de estos cánones, deberán presentar esa información a la autoridad competente por escrito y deberá cooperar con la autoridad competente en el suministro de dicha información suplementaria o ayuda que sean necesarios. - Los ingenieros deben prestar servicios sólo en las áreas de su competencia. - Los ingenieros se comprometen a realizar trabajos de ingeniería sólo se indique por la educación y/o experiencia en el campo técnico específico de la ingeniería relacionados. - Los ingenieros pueden aceptar un trabajo que requiere la educación y / o experiencia fuera de sus ámbitos de competencia, pero sus servicios se limitarán a las otras fases del proyecto en el que están calificados. Todas las demás fases de dicho proyecto se llevará a cabo por los socios calificados, consultores o empleados. 4 c. d. - - - - - - - - Los ingenieros deben continuar su desarrollo profesional a lo largo de sus carreras, y deben proporcionar oportunidades para el desarrollo profesional y ético de los ingenieros bajo su supervisión. Los ingenieros deben actuar en asuntos profesionales para cada empleador o cliente como agentes o representantes fieles, y se eviten conflictos de intereses o la aparición de conflictos de intereses. Los ingenieros deben evitar todos los conflictos conocidos de interés con sus empleadores o clientes, y sin demora a sus empleadores o clientes de cualquier asociación empresarial, intereses o circunstancias que pueden influir en su juicio o la calidad de sus servicios. Los ingenieros no deben realizar ninguna tarea que a sabiendas, podría crear un conflicto de intereses entre ellos y sus clientes o sus empleadores. Los ingenieros no aceptarán compensación, financiera o de otro, de más de una parte de los servicios en el mismo proyecto, o para servicios relacionados con el mismo proyecto, a menos que las circunstancias se revelan totalmente a, y acordó, por todas las partes interesadas. Los ingenieros no solicitarán ni aceptarán consideraciones valiosas contribuciones financieras o de otro tipo, para la especificación de los productos, materiales o proveedores de equipos, sin dar a conocer a sus clientes y empleadores. Los ingenieros no podrán solicitar o aceptar gratificaciones, directa o indirectamente, de los contratistas, sus agentes, o de otras partes que tratan con sus clientes o empleadores en relación con el trabajo de los que son responsables. Donde la política oficial de políticas públicas o de los empleadores toleran la aceptación de gratificaciones o regalos modestos, los ingenieros deben evitar un conflicto de intereses por el cumplimiento de las políticas oportunas y evitar la aparición de un conflicto de intereses. Cuando en el servicio público como miembros, asesores o empleados de un organismo o departamento gubernamental, los ingenieros no podrán participar en las consideraciones o acciones con respecto a los servicios prestados por ellos o por su organización (s) en la práctica privada de ingeniería o producto. Los ingenieros no deben solicitar un contrato de ingeniería de un organismo gubernamental u otra entidad en la que un director, funcionario o empleado de su organización sirve como un miembro sin dar a conocer su relación y la eliminación de ellos de cualquier actividad de la entidad que se refiere a su organización. Ingenieros que trabajan en los códigos, normas o reglas sancionadas gubernamentales y especificaciones ejercer un juicio cuidadoso en sus determinaciones para asegurar un punto de vista equilibrado, y evitar un conflicto de intereses. Cuando, como resultado de sus estudios, ingenieros creen que un proyecto (s) no tendrá éxito, que lo comunicará a su empleador o cliente. Los ingenieros deben tratar la información que viene a ellos en el curso de sus tareas de manera confidencial y no podrá utilizar dicha información como un medio de obtener beneficios personales, si tal acción es contraria a los intereses de sus clientes, sus empleadores o del público. 5 - Que no revelará información confidencial sobre los asuntos de negocios o procesos técnicos de cualquier empleador actual o anterior o el cliente o postor en evaluación, sin su consentimiento, a menos que requerido por la ley u orden judicial. - No deberá revelar información confidencial o de hallazgo de cualquier comisión o junta de la que son miembros menos que sea requerido por ley o por orden judicial - Diseños suministrados a los Ingenieros de los clientes no se duplican por los ingenieros de otros sin el permiso expreso del cliente (s). - Los ingenieros deben actuar con equidad y justicia para todas las partes en la administración de una construcción (u otros) se contraen. - Antes de emprender el trabajo de otros en los que los ingenieros pueden hacer mejoras, planos, diseños, invenciones u otros registros que pueden justificar los derechos de autor de obtener patentes o derechos de propiedad, los ingenieros deben llegar a acuerdos positivos con respecto a los derechos de los respectivos partidos. - Los ingenieros deben reconocer sus propios errores cuando me haya equivocado y abstenerse de distorsionar o alterar los hechos para justificar sus errores o decisiones. - Los ingenieros no deben aceptar un empleo profesional o tareas fuera de su trabajo habitual sin el conocimiento de sus empleadores. - Los ingenieros no se trata de atraer a un empleado de otros empleadores o de la plaza del mercado por representaciones falsas o engañosas. e. Los ingenieros construyen su reputación profesional sobre el mérito de sus servicios y no podrá competir de forma desleal con los demás. - Los ingenieros deben negociar los contratos de servicios profesionales sobre la base de que haya demostrado competencia y las calificaciones para el tipo de servicio profesional requerido. - Los ingenieros no deben pedir, proponer o aceptar encargos profesionales sobre una base contingente, si, dadas las circunstancias, sus juicios profesionales puede verse comprometido. - Los ingenieros no deben falsear o permitir la tergiversación de su, o sus asociados, título académico o profesional. No se tergiversan o exageran sus grados de responsabilidad en o para el tema de las asignaciones anteriores. Folletos u otras presentaciones utilizadas para solicitar empleo personal no tergiversar los hechos pertinentes sobre los empleadores, empleados, socios, empresas conjuntas, o sus logros. - Los ingenieros deben preparar artículos para el laico o prensa especializada que sólo los hechos. Comunicaciones técnicas para su publicación (tesis, artículos, documentos, informes, etc) que se basan en la investigación con más de una persona (incluyendo a los estudiantes y la supervisión de la facultad, supervisor industrial / investigador u otros compañeros de trabajo) deben reconocer todos los contribuyentes significativos. El plagio, el acto de forma sustancial con las ideas de otros materiales impresos o sin el debido crédito, no es ético. 6 - Los ingenieros no maliciosa o falsa, directa o indirectamente, dañar la reputación profesional, las perspectivas, la práctica o el empleo de otro ingeniero, ni se indiscriminadamente critican el trabajo de otros. - Los ingenieros no deben utilizar las instalaciones de equipos, suministros de laboratorio o en la oficina de sus empleadores para llevar a cabo fuera de la práctica privada sin consentimiento. f. Los ingenieros deben asociarse sólo con personas de buena reputación o de las organizaciones. - Los ingenieros no a sabiendas, se asocian con o permitir el uso de su nombre o nombres de empresas en negocios por cualquier persona o empresa que sabe, o tiene razones para creer, están participando en las prácticas empresariales o profesionales de naturaleza fraudulenta o deshonesta. - Los ingenieros no deben usar la asociación con organizaciones noingenieros, empresas o sociedades para disfrazar actos no éticos. g. Los ingenieros deben emitir declaraciones públicas sólo de manera objetiva y veraz. - Ingenieros se esforzará por ampliar el conocimiento público, y para evitar malentendidos de los logros de la ingeniería. - Los ingenieros deben ser completamente objetiva y veraz en todos los informes profesionales, declaraciones o testimonios. Se incluirá toda la información relevante y pertinente en esos informes, declaraciones o testimonios. - Ingenieros, cuando trabajaba como experto o testigo ante un órgano técnico, comisión u otro tribunal, deberá emitir un dictamen de ingeniería sólo cuando se basa en el conocimiento adecuado de los hechos en cuestión, sus antecedentes de la competencia técnica en la materia, y su creencia en la exactitud y pertinencia de su testimonio. - Los ingenieros deben emitir ninguna declaración, críticas o argumentos sobre cuestiones de ingeniería que están inspirados o pagados por la parte interesada, o partes, a menos que el prefacio a sus comentarios mediante la identificación de sí mismos, al revelar la identidad de la parte o partes en cuyo nombre se hablando, y al revelar la existencia de cualquier interés financiero que puedan tener en asuntos en discusión. - Los ingenieros deben ser veraces en la explicación de su trabajo y mérito, y evitarán cualquier acto que tienda a promover sus propios intereses a expensas de la integridad y el honor de la profesión u otra persona. h. Los ingenieros deben considerar el impacto ambiental en el desempeño de sus funciones profesionales. - Los ingenieros se preocupan por el impacto de sus planes y proyectos sobre el medio ambiente. Cuando el impacto es una clara amenaza para la salud o seguridad del público. 7 i. - - Ingenieros de la aceptación de miembro de la Sociedad Americana de Ingenieros Mecánicos por esta acción compromete a cumplir con esta Política de la Sociedad de Ética y procedimientos para su aplicación. Política de Acoso Sexual Los miembros del Instituto Americano de Ingenieros Químicos deberá defender y promover la integridad, el honor y la dignidad de la profesión de ingeniero por: Siendo honestos e imparciales y servir con fidelidad a sus empleadores, sus clientes y público en general; Esfuerzan por aumentar la competencia y el prestigio de la profesión de ingeniero Utilizando sus conocimientos y habilidades para la mejora del bienestar humano. 1.2.2. Objetivos de los miembros ingenieros U.S.A. De igual manera, para alcanzar estos objetivos, los miembros ingenieros deben: - Dar la máxima importancia y la seguridad, la salud y el bienestar del público proteger el medio ambiente en el desempeño de sus deberes profesionales. - Formalmente aconsejar a sus empleadores o clientes (y considerar la revelación aún más, en su caso) si perciben que una consecuencia de sus obligaciones afectará negativamente a la salud presente o futura seguridad de sus compañeros o del público. - Aceptar la responsabilidad por sus acciones, buscar y prestar atención a una revisión crítica de su trabajo y ofrecer una crítica objetiva de la obra de otros. - Hacer declaraciones o información presente sólo en una manera objetiva y veraz. - Actuar en los asuntos profesionales para cada empleador o cliente como agentes o representantes fieles, evitando conflictos de intereses y no violar la confidencialidad. - Tratar de manera justa y con respeto a todos los colegas y compañeros de trabajo, reconociendo sus contribuciones y capacidades únicas. - Realizar servicios profesionales sólo en las áreas de su competencia. - Construir su reputación profesional sobre el fondo de sus servicios. - Continuar su desarrollo profesional a lo largo de sus carreras, y proporcionar oportunidades para el desarrollo profesional de aquellos bajo su supervisión. - Nunca tolere el acoso. - Conducirse de una manera justa, honorable y respetuosa. 1.3 CÓDIGO DE ÉTICA DEL INGENIERO MEXICANO a. El Ingeniero reconoce que el mayor mérito es el trabajo, por lo que ejercerá su profesión comprometido con el servicio de la sociedad mexicana, a tendiendo al bienestar y progreso de la mayoría. b. Al transformar la naturaleza en beneficio de la humanidad, el Ingeniero debe acrecentar su conciencia de que el mundo es la morada del hombre y de 8 c. d. e. f. g. h. i. j. k. que su interés por el universo es una garantía de la superación de su espíritu y del conocimiento de la realidad para hacerla más justa y feliz. El Ingeniero debe rechazar los trabajos que tengan como fin atentar contra el interés general, de esta manera evitara situaciones que involucren peligro o constituyan una amenaza contra el medio ambiente, la vida, la salud y demás derechos del ser humano. Es un deber ineludible del ingeniero sostener el prestigio de la profesión y velar por su cabal ejercicio; asimismo, mantener una actitud profesional amentada en la capacidad, la honradez, la fortaleza, la templanza, la modestia, la franqueza y la justicia, con la conciencia de subordinar el bienestar individual al bienestar social. El Ingeniero debe procurar el perfeccionamiento constante de sus conocimientos, en particular de su profesión, divulgar su saber, compartir su experiencia, proveer oportunidades para la formación y capacitación de los trabajadores brindar reconocimiento, apoyo moral y material a la educación educativa donde realizo sus estudios de esta manera revertirá a la sociedad las oportunidades que ha recibido. Es responsabilidad del Ingeniero que su trabajo se realice con eficiencia y apego a las disposiciones legales. En particular velara por el cumplimiento de las normas de protección a los trabajadores, establecidas en la legislación laboral mexicana. En el ejercido de su profesión, el Ingeniero debe cumplir con diligencia los compromisos que haya asumido y desempeñara con dedicación y lealtad los trabajos que se le asignen, evitando anteponer sus intereses personales en la atención de los asuntos que se le encomienden, o coludirse para ejercer competencia desleal en perjuicio de quien reciba sus servicios. Observará una conducta decorosa, tratando con respeto, diligencia, imparcialidad y rectitud, a las personas con las que tenga relación, particularmente a sus colaboradores, absteniéndose de incurrir en desviaciones o abuso de autoridad y de disponer o autorizar a un subordinado conductas ilícitas, así como de favorecer indebidamente a terceros. Debe salvaguardar los intereses de la institución o personas para las que trabaje y hacer buen uso de los recursos que se le hayan asignado para el desempeño de sus labores. Cumplirá con eficiencia que en ejercicio de sus atribuciones le dicten sus superiores jerárquicos, respetará y hará respetar su posición y trabajo; si discrepara de sus superiores tendrá la obligación de manifestar ante ellos las razones de su discrepancia. El Ingeniero tendrá como norma crear y promover la tecnología nacional, pondrá especial cuidado en vigilar que la transformación tecnológica se adapte a nuestras condiciones conforme el marco legal establecido. Se obligara a guardar secreto profesional de los datos confidenciales que conozca en ejercido de su profesión salvo que sean requeridos por autoridades competentes. 9 1.4 CÓDIGO DE ÉTICA DEL INGENIERO ESTABLECIDO POR ABET a. Principios Fundamentales: Ingenieros sostienen y avanzan la integridad, honor, y dignidad de la ingeniería como profesión según la ABET = Accreditation Board for Engineering and Technology, a través de: - Usar sus conocimientos y habilidades para mejorar el bienestar humano. - Ser honesto e imparcial, y servir con fidelidad al público, a sus empleados, y a sus clientes. - Luchar por aumentar el nivel de competencia y el prestigio de ingeniería como profesión. - Apoyar las sociedades profesionales y técnicas de sus respectivas disciplinas. b. Dogmas Fundamentales: - El ingeniero deberá de tener en alta prioridad sobre la seguridad, la salud, y el bienestar del público cuando ejecute sus funciones de ingeniero. - El ingeniero desarrollará trabajos y servicios sólo en las áreas de su competencia. - El ingeniero dará opiniones y dictámenes de una manera objetiva y veraz. - El ingeniero actuará, en asuntos profesionales para cada empleador o cliente, como un agente o encargado fiel, y evitará conflicto de intereses. - El ingeniero desarrollará su reputación profesional a través de los méritos de sus servicios, y no competirá de manera ventajosa con otros. - El ingeniero se asociará solo con personas y organizaciones de buena reputación. - El ingeniero continuará su desarrollo profesional a través de educación continua a lo largo de su profesión, y proveerá con oportunidades de desarrollo profesional a aquellos ingenieros bajo su supervisión. 1.5 INGENIERÍA DE LA ÉTICA La ingeniería de la ética es el campo de la ética aplicada y el sistema de principios morales que se aplican a la práctica de la ingeniería. El campo analiza y establece las obligaciones contraídas por los ingenieros de la sociedad, a sus clientes, y para la profesión. Como disciplina académica, que está estrechamente relacionado con temas como la filosofía de la ciencia, la filosofía de la ingeniería, y la ética de la tecnología. Como la ingeniería se elevó como una profesión definida en el siglo 19, los ingenieros se vieron, ya sea como profesionales independientes profesionales o personal técnico de las grandes empresas. Hubo una considerable tensión entre las dos partes tan grandes empresarios industriales lucharon para mantener el control de sus empleados. Aún así, en ese momento la ética era vista como un personal más que una preocupación profesional amplia. Cuando el siglo diecinueve llegó a su fin y comenzó el siglo veinte, hubo una serie de importantes fallas estructurales, entre ellos algunos espectaculares fracasos del puente, en particular el ferrocarril del río Ashtabula Desastres (1876), Tay Puente de Desastres (1879), y el Puente de Quebec colapso (1907). Estos tenían un profundo efecto en los ingenieros y obligó a la profesión para hacer frente a las deficiencias en las prácticas técnicas y de construcción, así como las normas éticas. 10 La preocupación por la práctica profesional y la protección del público destacó por estos fallos del puente, así como el desastre melaza de Boston (1919), ha dado un impulso a otro movimiento que había estado en marcha desde hace algún tiempo: a exigir las credenciales oficiales (licencia profesional) como requisito para la práctica. Esto implica cumplir con una combinación de educación, experiencia, y los requisitos de la prueba. En las décadas siguientes la mayoría de Estados Americanos y las provincias canadienses ya sea ingenieros deben tener licencia o aprobado leyes especiales reservando los derechos de título a la organización de ingenieros profesionales. El modelo canadiense es exigir a todas las personas que trabajan en los campos de la ingeniería que representan un riesgo a la vida, la salud, la propiedad, el bienestar público y el medio ambiente para obtener una licencia, y todas las provincias requiere de autorización por la década de 1950. El modelo de los EE.UU. ha sido por lo general sólo requieren aquellos que practican de forma independiente (es decir, los ingenieros de consultoría) para obtener una licencia, mientras que los ingenieros que trabajan en la industria, la educación y, a veces el gobierno no tiene por qué ser objeto de licencia. Esto ha perpetuado la división entre los ingenieros y los de la industria. Las asociaciones profesionales han adoptado códigos de ética generalmente uniforme. Por otro lado las sociedades técnicas en general no han adoptado estas, sino que a veces ofrecen enseñanza de la ética y los recursos a los miembros similares a los de las sociedades profesionales. Esto no es uniforme, y la cuestión de quién se llevará a cabo en la mayor consideración: El público o el empleador, sigue siendo un sistema abierto en la industria, y algunas veces en la práctica profesional La evolución reciente en la actualidad, el soborno y la corrupción política está siendo abordado de manera muy directa por varias sociedades profesionales y los grupos empresariales de todo el mundo. Sin embargo, han surgido nuevos problemas, como la deslocalización, el desarrollo sostenible y protección del medio ambiente, que la profesión es necesidad de considerar y tratar. 1.5.1 Principios Generales - Ingenieros, en el cumplimiento de sus deberes profesionales, conceder la máxima importancia a la seguridad, la salud y el bienestar del público. - Códigos de ética de la ingeniería identificar una prioridad con respecto a la consideración del ingeniero para el público, clientes, empleados, y la profesión. Muchas sociedades profesionales de ingeniería han preparado códigos de ética. Algunos se remontan a las primeras décadas del siglo XX. Estos se han incorporado en mayor o menor medida en las leyes reglamentarias de varias jurisdicciones. Si bien estas declaraciones de principios generales sirven como guía, los ingenieros todavía requieren buen juicio para interpretar de la forma en que el código se aplicará a las circunstancias específicas. Los principios generales de los códigos de ética son muy similares a través de las sociedades de ingeniería y diferentes autoridades de fletamento del mundo, que amplían aún más el código y pública una guía específica. 11 1.6.- CÓDIGO DE ÉTICA DE LA AMERICAN SOCIETY OF CIVIL INGENIEROS - Los ingenieros la máxima importancia a la: seguridad, la salud y el bienestar del público y se esforzará por cumplir con los principios del desarrollo sostenible en el desempeño de sus funciones profesionales - Los ingenieros deben prestar servicios sólo en las áreas de su competencia. - Los ingenieros deben emitir declaraciones públicas sólo de manera objetiva y veraz. - Los ingenieros deben actuar en asuntos profesionales para cada empleador o cliente como agentes o representantes fieles, y se eviten conflictos de intereses. - Los ingenieros construyen su reputación profesional sobre el mérito de sus servicios y no podrá competir de forma desleal con los demás. - Los ingenieros deben actuar de tal manera que mantener y acrecentar el honor, la integridad y la dignidad de la profesión de ingeniero, y actuará con tolerancia cero para el soborno, el fraude y la corrupción. - Los ingenieros deben continuar su desarrollo profesional a lo largo de sus carreras, y se ofrecen oportunidades para el desarrollo profesional de los ingenieros bajo su supervisión. 1.7.- LA OBLIGACIÓN DE LA SOCIEDAD. El valor supremo de reconocimiento de los ingenieros es la seguridad y el bienestar del público. Como lo demuestran los siguientes extractos seleccionados, este es el caso de las organizaciones profesionales de ingeniería en casi todas las jurisdicciones y disciplina de la ingeniería: - Instituto de Ingenieros Electricistas y Electrónicos: "Nosotros, los miembros de la IEEE, por la presente nos comprometemos a la más alta conducta ética y profesional y estoy de acuerdo: para aceptar la responsabilidad en la toma de decisiones coherentes con la seguridad, la salud y el bienestar del público, y dar a conocer rápidamente los factores que podrían poner en peligro al público o el medio ambiente. - Institución de Ingenieros Civiles: "Los miembros siempre debe ser consciente de su responsabilidad primordial para el bien público. Las obligaciones de un miembro para que el cliente no puede evitar esto, y los miembros de la Institución de Ingenieros Civiles, no deben entrar en empresas que ponen en peligro esta responsabilidad. - Sociedad Nacional de Ingenieros Profesionales: "Los ingenieros, en el cumplimiento de sus funciones profesionales, deberán desarrollar la máxima importancia a la seguridad, la salud y el bienestar del público". - Sociedad Americana de Ingenieros Mecánicos: "Los ingenieros deberán dar la máxima importancia a la seguridad, la salud y el bienestar del público en el desempeño de sus funciones profesionales". - Instituto de Ingenieros Industriales: Los ingenieros defender y promover la integridad, el honor y la dignidad de la profesión de ingeniero por: El ser honesto e imparcial, y servir con fidelidad al público, sus empleadores y clientes. 12 - Instituto Americano de Ingenieros Químicos. Para lograr estos objetivos, los miembros la máxima importancia a la seguridad, la salud y el bienestar de la población y proteger el medio ambiente en el desempeño de sus deberes profesionales. - Sociedad Nuclear Americana: Los miembros de esta sociedad es, defender y promover la integridad y el honor de su profesión mediante el uso de sus conocimientos y habilidades para la mejora del bienestar humano y el medio ambiente, ser honestos e imparciales, de servir con fidelidad al público, sus empleadores, y sus clientes, y tratando de mejorar continuamente la competencia y el prestigio de sus profesiones diferentes. 1.8 RESPONSABILIDAD DE LOS INGENIEROS - El ingeniero reconoce que el mayor mérito es el trabajo, así que el ejercicio de su profesión comprometido a servir a la sociedad, atendiendo al bienestar y el progreso de la mayoría. - Al transformar la naturaleza para el beneficio de la humanidad, el ingeniero debe aumentar su conocimiento del mundo es la morada del hombre y su interés en el universo es una garantía de la superación de su espíritu y el conocimiento de la realidad para hacerla más justa y más feliz. - El ingeniero debe rechazar los documentos que tienen la intención de perjudicar el interés general, de esta manera evitar situaciones de peligro o una amenaza para el medio ambiente, los derechos de la vida, la salud y otros de los seres humanos. - Es un deber ineludible del ingeniero sostener el prestigio de la profesión y velar por su adecuado desempeño; también mantener un comportamiento profesional enraizada en la capacidad, la honestidad, la fortaleza, la templanza, la magnanimidad, la modestia, la honestidad y la justicia, con la conciencia de cada uno de bienestar subordinado al bien social. - El ingeniero debe asegurar la mejora continua de sus conocimientos, en particular de su profesión, la difusión de sus conocimientos, compartir experiencias, ofrecer oportunidades de educación y formación de los trabajadores, brindar reconocimiento, apoyo moral y material a la escuela donde estudió, de esta manera volver a las oportunidades que la compañía ha recibido. - Es responsabilidad del ingeniero que llevó a cabo su trabajo de manera eficiente y compatible con las leyes. - En particular, garantizar el cumplimiento de las normas de protección de los trabajadores previstos por la ley como profesionales, los ingenieros se espera que se comprometen a altos estándares de conducta. Un dilema ético básico es que un ingeniero tiene la obligación de informar a la autoridad competente un posible riesgo para los demás de un cliente o el empleador no seguir las instrucciones del ingeniero. De acuerdo a los primeros principios, este deber prevalece sobre el deber de un cliente y/o el empleador. Un ingeniero puede ser castigado, o tener su licencia revocada, aunque la falta de información como un peligro no se traduce en la pérdida de vidas o la salud. 13 En muchos casos, esta tarea puede ser descargada por asesorar al cliente sobre las consecuencias de una cuestión directa, y la garantía de que el cliente recibe asesoramiento del ingeniero. Sin embargo, el ingeniero debe asegurarse de que las medidas correctivas se toman y, si no es así, la situación debe ser reportada a la autoridad competente. En casos muy raros, donde incluso las autoridades gubernamentales no pueden tomar las medidas adecuadas, el ingeniero sólo se puede descargar el deber de hacer pública la situación. Como resultado, la denuncia por los ingenieros profesionales no es un evento inusual, y los tribunales a menudo del lado de los ingenieros en estos casos, anulando los derechos de los empleadores y las consideraciones de confidencialidad que se habrían impidió que el ingeniero de hablar. 1.9 PROBLEMAS ÉTICOS DE LOS INGENIEROS Hay varios otros problemas éticos que los ingenieros pueden hacer frente. Algunos tienen que ver con la práctica técnica, pero muchas otras tienen que ver con consideraciones más amplias de la conducta empresarial. Estos incluyen: - Las relaciones con los clientes, consultores, competidores, y los contratistas - Asegurar el cumplimiento legal de los clientes, los contratistas del cliente, y otros - Conflicto de intereses - El soborno y comisiones ilegales, que también pueden incluir: Regalos, comidas, servicios y entretenimiento - El tratamiento de confidencial o información de propiedad - Examen de los bienes del patrón - Empleo fuera / actividades. Algunas sociedades de ingeniería se ocupan de la protección del medio ambiente como una cuestión independiente de la ética. El campo de la ética en los negocios a menudo se superpone e informa toma de decisiones éticas para los ingenieros. 14 CAPÍTULO - 2: DIMENSIONES QUE GOBIERNAN LA INGENIERÍA ELÉCTRICA Para entender dimensionalmente la Ingeniería Eléctrica, es necesario conceptualizar sobre la energía eléctrica, que es la forma de energía resultante de la existencia de una diferencia de potencial entre dos puntos, lo que permite establecer una corriente eléctrica entre ambos -cuando se les coloca en contacto por medio de un conductor eléctrico- para obtener trabajo. La energía eléctrica puede transformarse en muchas otras formas de energía, tales como la energía luminosa o luz, la energía mecánica y la energía térmica. Su uso es una de las bases de la tecnología utilizada por el ser humano en la actualidad. La generación de energía eléctrica es una actividad humana básica, ya que está directamente relacionada con los requerimientos actuales del hombre. Todas las formas de utilización de las fuentes de energía, tanto las habituales como las denominadas alternativas o no convencionales, agreden en mayor o menor medida al ambiente, siendo de todos modos la energía eléctrica una de las que causan menor impacto. En este trabajo nos encargaremos de dar a conocer el proceso que interviene en la manufactura de la energía eléctrica desde el punto de su obtención hasta llegar al más mínimo circuito o sistema que dependa de suministro de energía, todo esto con el fin de aclarar 2.1 SISTEMAS DE GENERACIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA En general, la generación de energía eléctrica consiste en transformar alguna clase de energía química, mecánica, térmica o luminosa, entre otras, en energía eléctrica. Para la generación industrial se recurre a instalaciones denominadas centrales eléctricas, que ejecutan alguna de las transformaciones citadas. Estas constituyen el primer escalón del sistema de suministro eléctrico. La generación eléctrica se realiza, básicamente, mediante un generador; si bien estos no difieren entre sí en cuanto a su principio de funcionamiento, varían en función a la forma en que se accionan. Explicado de otro modo, difiere en que fuente de energía primaria utiliza para convertir la energía contenida en ella, en energía eléctrica. Desde que Nikola Tesla descubrió la corriente alterna y la forma de producirla en los alternadores, se ha llevado a cabo una inmensa actividad tecnológica para llevar la energía eléctrica a todos los lugares habitados del mundo, por lo que, junto a la construcción de grandes y variadas centrales eléctricas, se han construido sofisticadas redes de transporte y sistemas de distribución. Sin embargo, el aprovechamiento ha sido y sigue siendo muy desigual en todo el planeta. Así, los países industrializados son grandes consumidores de energía eléctrica, mientras que los países del llamado Tercer mundo apenas disfrutan de sus ventajas. La demanda de energía eléctrica de una ciudad, región o país tiene una variación a lo largo del día. Esta variación es función de muchos factores, entre los que destacan: tipos de industrias existentes en la zona y turnos que realizan 15 en su producción, climatología extremas de frío o calor, tipo de electrodomésticos que se utilizan más frecuentemente, tipo de calentador de agua que haya instalado en los hogares, la estación del año y la hora del día en que se considera la demanda. La generación de energía eléctrica debe seguir la curva de demanda y, a medida que aumenta la potencia demandada, se debe incrementar la potencia suministrada. Esto conlleva el tener que iniciar la generación con unidades adicionales, ubicadas en la misma central o en centrales reservadas para estos períodos. En general los sistemas de generación se diferencian por el periodo del ciclo en el que está planificado que sean utilizados; se consideran de base la nuclear y la eólica, de valle la termoeléctrica de combustibles fósiles, y de pico la hidroeléctrica principalmente (los combustibles fósiles y la hidroeléctrica también pueden usarse como base si es necesario). La Corriente de Energía, dependiendo de la fuente primaria de energía utilizada, las centrales generadoras se clasifican en termoeléctricas (de carbón, petróleo, gas, nucleares y solares termoeléctricas), hidroeléctricas (aprovechando las corrientes de los ríos o del mar: mareomotrices), eólicas y solares fotovoltaicas. La mayor parte de la energía eléctrica generada a nivel mundial proviene de los dos primeros tipos de centrales emblemáticas. Todas estas centrales, excepto las fotovoltaicas, tienen en común el elemento generador, constituido por un alternador, movido mediante una turbina que será distinta dependiendo del tipo de energía primaria utilizada. Por otro lado, los directivos de las principales empresas eléctricas consideran que en el horizonte de 2020 existirán tecnologías limpias, asequibles y renovables de generación local, lo que obligará a las grandes corporaciones del sector a un cambio de mentalidad. 2.2.- SISTEMAS DE TRANSMISIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA El Sistema de transmisión de la energía eléctrica, es la parte del sistema de suministro eléctrico constituida por los elementos necesarios para llevar hasta los puntos de consumo y a través de grandes distancias la energía eléctrica generada en las centrales eléctricas. Para ello, los niveles de energía eléctrica producidos deben ser transformados, elevándose su nivel de tensión. Esto se hace considerando que para un determinado nivel de potencia a transmitir, al elevar la tensión se reduce la corriente que circulará, reduciéndose las pérdidas por Efecto Joule. Con este fin se emplazan subestaciones elevadoras en las cuales dicha transformación se efectúa empleando transformadores, o bien autotransformadores. De esta manera, una red de transmisión emplea usualmente voltajes del orden de 220, 500 KV y tensiones superiores, denominados alta tensión, de 500 a 1000 kV. 16 Sistema de suministro eléctrico. Parte de la red de transporte de energía eléctrica son las líneas de transporte de energía. Una línea de transporte de energía eléctrica o línea de alta tensión es básicamente el medio físico mediante el cual se realiza la transmisión de la energía eléctrica a grandes distancias. Está constituida tanto por el elemento conductor, usualmente cables de acero, cobre o aluminio, aleación de aluminio como por sus elementos de soporte, las torres de alta tensión. Generalmente se dice que los conductores "tienen vida propia" debido a que están sujetos a tracciones-esfuezos causadas por la combinación de agentes como el viento, la temperatura del conductor, la temperatura del viento, etc. Existen una gran variedad de torres de transmisión como son conocidas, entre ellas las más importantes y más usadas son las torres de amarre, la cual debe ser mucho más fuertes para soportar las grandes tracciones generadas por los elementos antes mencionados, usadas generalmente cuando es necesario dar un giro con un ángulo determinado para cruzar carreteras, evitar obstáculos, así como también cuando es necesario elevar la línea para subir un cerro o pasar por debajo/encima de una línea existente. Existen también las llamadas torres de suspensión, las cuales no deben soportar peso alguno más que el del propio conductor. Este tipo de torres son usadas para llevar al conductor de un sitio a otro, tomando en cuenta que sea una línea recta, que no se encuentren cruces de líneas u obstáculos. La capacidad de la línea de transmisión afecta al tamaño de estas estructuras principales. Por ejemplo, la estructura de la torre varía directamente según el voltaje requerido y la capacidad de la línea. Las torres pueden ser postes simples de madera para las líneas de transmisión pequeñas hasta 46 kilovoltios (kV). Se emplean estructuras de postes de madera en forma de H, para las líneas de 69 a 231 kV. Se utilizan estructuras de acero independientes, de circuito simple, para las líneas de 161 kV o más. Es posible tener líneas de transmisión de hasta 1000 kV. Al estar estas formadas por estructuras hechas de perfiles de acero, como medio de sustentación del conductor se emplean aisladores de disco y herrajes para soportarlos. 2.3.- SISTEMA DE DISTRIBUCIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA Los principales datos de los sistema eléctricos son la tensión nominal, la frecuencia nominal y su comportamiento en caso de cortocircuito. Los sistemas de distribución de energía eléctrica comprenden niveles de alta, baja y media tensión. 17 a. Sistema de distribución. Un sistema de distribución de energía eléctrica es un conjunto de equipos que permiten energizar en forma segura y confiable un número determinado de cargas eléctricas, en distintos niveles de tensión, ubicados generalmente en diferentes lugares. b Clasificación de los Sistemas de Distribución. Dependiendo de las características de las cargas, los volúmenes de energía involucrados, y las condiciones de confiabilidad y seguridad con que deban operar, los sistemas de distribución se clasifican en: Industriales. Comerciales. Doméstica y Rural, las que se explican: - Sistemas de distribución industrial. Comprende a los grandes consumidores de energía eléctrica, tales como las industrias del acero, químicas, petróleo, papel, etc.; que generalmente reciben el suministro eléctrico en alta tensión. Es frecuente que la industria genere parte de su demanda de energía eléctrica mediante procesos a vapor, gas o diesel. - Sistemas de distribución comerciales. Es un término colectivo para sistemas de energía existentes dentro de grandes complejos comerciales y municipales, tales como edificios de gran altura, bancos, supermercados, escuelas, aeropuertos, hospitales, puertos, etc. Este tipo de sistemas tiene sus propias características, como consecuencia de las exigencias especiales en cuanto a seguridad de las personas y de los bienes, por lo que generalmente requieren de importantes fuentes de respaldo en casos de emergencia. - Sistemas de distribución doméstica ó urbana. Alimenta la distribución de energía eléctrica a poblaciones y centros urbanos de gran consumo, pero con una densidad de cargas pequeña. Son sistemas en los cuales es muy importante la adecuada selección en los equipos y el dimensionamiento. - Sistemas de distribución rural. Estos sistemas de distribución se encargan del suministro eléctrico a zonas de menor densidad de cargas, por lo cual requiere de soluciones especiales en cuanto a equipos y a tipos de red. Debido a las distancias largas y las cargas pequeñas, es elevado el costo del kWh consumido. En muchos casos es justificado, desde el punto de vista económico, la generación local, en una fase inicial, y sólo en una fase posterior, puede resultar económica y práctica la interconexión para formar una red grande. Características de operación. Para comprobar las características de operación, confiabilidad y seguridad de un sistema de distribución industrial, es necesario efectuar una serie de estudios analíticos; los cuales entregan índices de funcionamiento, cuya exactitud dependerá del modelo empleado en la representación del sistema. Los estudios típicos que se efectúan en un sistema de distribución industrial son los siguientes: - Flujos de potencia. - Cálculo de corrientes de cortocircuito. - Regulación de tensión y compensación de reactivos. - Arranque de motores. 2.3.1.- Clasificacion de las redes. 18 Según el Reglamento de la Ley General de Electricidad (Decreto Supremo Nº 25844), las concesiones de servicio público de electricidad son aquellas que habilitan a su titular para establecer, operar y explotar instalaciones de distribución de electricidad dentro de una zona determinada (llamada comúnmente zona de concesión), y efectuar suministro de energía eléctrica a usuarios finales ubicados dentro de dicha zona y a los que, ubicados fuera de ella, se conecten a sus instalaciones mediante líneas propias o de terceros. Este suministro puede ser de dos niveles: alta tensión o baja tensión. Las redes de las empresas eléctricas concesionarias tienen como punto de partida las denominadas subestaciones de distribución primaria, cuyo objetivo es el de reducir el voltaje desde el nivel de transporte al de alta tensión de distribución. Las redes de alta tensión de distribución de las empresas eléctricas son llamadas comúnmente en esta parte de los sistemas como: “alimentadores”, las que pueden ser tanto aéreas como subterráneas, y que a la vez, pueden alimentar directamente a clientes de grandes potencias que cuentan con trasformadores propios (llamados clientes de AT), o bien, a sub redes por medio de transformadores de baja tensión de distribución, a las que se conectan clientes que poseen niveles de potencia bajos y medianos. A estas redes de baja tensión normalmente se les llama: circuitos. Las empresas concesionarias, presentan principalmente dos esquemas de alimentación: los sistemas radiales y los anillados. Los sistemas radiales son los de uso principal que consisten en poseer un conjunto de alimentadores de alta tensión, que suministran potencia en forma individual, a un grupo de transformadores. Cuando una red radial alimenta a transformadores, se obtienen las redes de distribución de baja tensión, normalmente trifásicas de cuatro hilos, y siempre del tipo sólidamente aterrizadas. Una desventaja de los sistemas radiales es que al fallar un transformador, su alimentador en alta tensión, todos los clientes de baja tensión asociados a ese transformador quedan sin suministro. No son redes que aseguren una buena continuidad del servicio, pero son económicas. Los sistemas anillados en alta tensión, se caracterizan por tener el lado primario del transformador conectado a una barra donde le llegan dos puntos de limentación, proporcionando así una continuidad del servicio en caso de que ocurra una falla en alguno de los extremos de alimentación. Pudiéndose suministrar la energía por el punto de alimentación que esta en operación sin falla. Como se había mencionado anteriormente una gran ventaja que presenta esta topología es la continuidad del servicio no así en un circuito radial, no obstante cabe mencionar que el sistema se hace más complejo en las operaciones. 2.3.2.- Transformadores. Hay dos tipos de transformadores que se diferencian por su forma constructiva: transformadores sumergidos y secos. Existen cuatro tipos de transformadores sumergidos: respirantes, de colchón de gas, con conservador y de llenado integral, actualmente sólo se instalan los últimos. a. Transformadores sumergidos. El circuito magnético y los devanados están sumergidos en un dieléctrico líquido que garantiza el aislamiento y la 19 b. c. d. e. f. evacuación de las pérdidas calórificas del transformador. Este líquido se dilata en función de la carga y de la temperatura ambiente. Transformadores respirantes. Un volumen de aire entre la superficie del aceite y la tapa permite la dilatación del líquido sin riesgo de rebalse. El transformador “respira”, pero la humedad del aire se mezcla con el aceite y la rigidez dieléctrica se degrada. Transformadores de colchón de gas. La cuba es estanca y la variación de volumen del dieléctrico se compensa con un colchón de gas neutro. Transformadores de llenado integral. La cuba está totalmente llena de líquido dieléctrico y herméticamente cerrado. No hay ningún riesgo de oxidación del aceite. Transformadores con conservador. Para reducir las anteriores inconvenientes, un depósito de expansión limita el contacto aire/aceite y absorbe la sobre-presión. No obstante, el dieléctrico sigue oxidándose y cargándose de agua. La adición de un desecador limita este fenómeno, pero exige un mantenimiento periódico. La sobrepresión debida a la dilatación del líquido es absorbida por los pliegues de la cuba. Transformadores secos. El circuito magnético está aislado (o recubierto) con un material aislante seco de varios componentes. La refrigeración se consigue por medio del aire del medio ambiente, sin líquido intermedio. Este tipo de transformador tiene la ventaja de no presentar ningún riesgo de fuga o contaminación. En contrapartida requiere precauciones de instalación y mantenimiento (local ventilado, eliminación del polvo). Los devanados suelen ir provistos de son las de detección que vigilan las temperaturas internas y permite la desconexión de la carga y de la alimentación si surge un problema térmico. 2.3.3. Sistema de Distribución de Energía Eléctrica, Es la parte del sistema de suministro eléctrico cuya función es el suministro de energía desde la subestación de distribución hasta los usuarios finales (medidor del cliente). Se lleva a cabo por los Operadores del Sistema de Distribución. Los elementos que conforman la red o sistema de distribución son los siguientes: Subestación de Distribución tipo caseta: es el conjunto de elementos (transformadores, interruptores, seccionadores, etc.) cuya función es reducir los niveles de alta tensión de las líneas de transmisión (o subtransmisión) hasta niveles de media tensión para su ramificación en múltiples salidas. Circuito Primario. Circuito Secundario. La distribución de la energía eléctrica desde las subestaciones de transformación de la red de transporte se realiza en dos etapas. La primera etapa, está constituida por la red de reparto, que partiendo de las subestaciones de transformación, reparte la energía, normalmente mediante anillos que rodean los grandes centros de consumo, hasta llegar a las estaciones transformadoras de distribución. Las tensiones utilizadas están comprendidas entre 25 y 132 kV. Intercaladas en estos anillos están las 20 estaciones transformadoras de distribución, encargadas de reducir la tensión desde el nivel de reparto al de distribución en media tensión. La segunda etapa, la constituye la red de distribución propiamente dicha, con tensiones de funcionamiento de 3 a 30 kV y con una característica muy radial. Esta red cubre la superficie de los grandes centros de consumo (población, gran industria, etc.), uniendo las estaciones transformadoras de distribución con los centros de transformación, que son la última etapa del suministro en media tensión, ya que las tensiones a la salida de estos centros es de baja tensión (125/220 ó 220/380 V). El Sistema de Distribución de Energía Eléctrica, es la parte del sistema de suministro eléctrico cuya función es el suministro de energía desde la subestación de distribución hasta los usuarios finales (medidor del cliente). Se lleva a cabo por los Operadores del Sistema de Distribución. Las líneas que forman la red de distribución se operan de forma radial, sin que formen mallas, al contrario que las redes de transporte y de reparto. Cuando existe una avería, un dispositivo de protección situado al principio de cada red lo detecta y abre el interruptor que alimenta esta red. La localización de averías se hace por el método de "prueba y error", dividiendo la red que tiene la avería en dos mitades y energizando una de ellas; a medida que se acota la zona con avería, se devuelve el suministro al resto de la red. Esto ocasiona que en el transcurso de localización se pueden producir varias interrupciones a un mismo usuario de la red. Líneas de distribución. La función de los cables de distribución es transportar la corriente eléctrica desde la fuente de abastecimiento, normalmente de la subestación del usuario al punto de consumo. Desgraciadamente, debido a su resistencia eléctrica, el cable disipa en forma de calor parte de la energía eléctrica transportada efecto Joule. La energía pérdida usando cables especificados sin considerar la minimización de los costos totales del sistema (costos de inversión y de operación a lo largo de la vida útil de la instalación) se traduce en mayores costos para el usuario. La selección del tipo de cable depende además de los factores anteriores, de: la temperatura ambiente, de la humedad, de los esfuerzos mecánicos a los que está sometido (impacto y vibraciones), la composición química del ambiente exterior, las sobrecargas y las corrientes de corto-circuito previstas, el robo y vandalismo, los riesgos de fuego y explosión, etc. El incrementar el calibre de las líneas conduce a reducir las pérdidas eléctricas, opción que no debe adoptarse en forma mecánica ya que dicho incremento va acompañada de mayores costos de inversión. A pesar de que los transformadores de distribución tienen en términos relativos rendimientos elevados, el hecho que éstos estén normalmente conectados 24 horas al día y 365 días al año, determina que las pérdidas de estos equipos tengan incidencia en los costos de operación de los usuarios. Dada la importancia de las pérdidas que no dependen de la carga (pérdidas en el núcleo), el diseño de las subestaciones debe permitir, en la medida de lo posible, que se pueda desconectar uno o más transformador durante los períodos en que la carga es reducida o nula. 2.3.4. SISTEMAS DE UTILIZACIÓN DE LA ENERGÍA ELÉCTRICA 21 La utilización de la energía eléctrica consiste en el uso eficiente de la energía eléctrica. El elevado crecimiento de la economía en los últimos años se ha traducido en una extraordinaria expansión del consumo de energía; en efecto, entre 2000 al 2010, la energía creció a una tasa promedio anual de 6,6 % y la electricidad lo hizo a un ritmo de 7,0 %, en el mismo período. De mantenerse la dinámica observada durante los últimos 10 años, los requerimientos energéticos que se desprendan de ella deberían acarrear una respuesta desde el lado de la oferta que si no tiene en consideración la protección del medio ambiente y de los recursos naturales nacionales, podría comprometer el crecimiento futuro del país. En este contexto, el uso eficiente de la energía constituye una de las más importantes opciones tecnológicas para enfrentar los problemas señalados. De hecho, esta constatación no es nueva; a principios de los ochenta la gran mayoría de los paises industrializados adoptaron agresivas políticas de racionalización de la energía para enfrentar los severos aumentos en los precios del crudo y los elevados grados de incertidumbre que se instalaban en los mercados de la energia. Lo que ha cambiado es el contexto en el cual debe darse la expansión del sistema energético y los desafíos que éste enfrenta, en los cuales aquellos ligados al medio ambiente, son cada vez mayores y más complejos. Sin embargo, se afirma que el uso eficiente de la energía, no es una opción válida para los países en desarrollo, los que antes de pensar en economías de energía, deberían aumentar su consumo para mecanizar su actividad productiva y mejorar las condiciones de vida de la población. Esta argumentación contiene una falacia, ya que el uso eficiente de la energía no consiste en racionar o reducir los servicios que ésta presta sino en utilizarla mejor. Incluso existen evidencias de que los aumentos de productividad y la reducción de los consumos energéticos por unidad de producto constituyen facetas del mismo proceso. El uso eficiente de la energía eléctrica, bajo esta óptica consiste en: satisfacer los requerimientos energéticos de la sociedad al menor costo económico y energético posible, energizar actividades de baja productividad o que requieren de energía para realizarse, sustituir fuentes energéticas en función de sus costos sociales relativos, y concebir políticas de largo aliento en oposición a programas de emergencia y coyunturales. En consecuencia, el problema no es la cantidad de energía empleada sino la forma más económica de asegurar la calidad térmica y ambiental de los hogares, iluminar adecuadamente las áreas productivas, de esparcimiento y domésticas, transportar personas y mercancías, proporcionar fuerza motriz a equipos y máquinas herramientas, etc. La eficiencia energética sólo tiene sentido en la medida que permite reducir los costos globales de producción. Ello implica considerar, no sólo el costo total de los equipos nuevos, en los casos de reemplazo de equipos existentes en uso, o la inversión incremental al seleccionar equipos nuevos -los equipos eficientes cuestan, en general, más que los equipos estándares- sino que además los costos diferenciales de operación y mantenimiento de los equipos eficientes respecto de los estándares, las diferencias de productividad entre ambas opciones, etc. 22 En términos generales puede afirmarse que en la mayoría de las instalaciones eléctricas se derrocha del orden de un 10% o más de la electricidad que se adquiere a las empresas eléctricas debido a una selección y operación inadecuada de los equipos y sistemas de distribución de la electricidad. Especificamente, en las zonas aisladas los campesinos o los pequeños empresarios realizan sus actividades económicas con baja productividad al no disponer de energía en cantidad y/o calidad suficiente; incluso, no logran explotar algunos recursos locales por la misma razón. Si bien la electricidad ha disminuido sus precios en este último tiempo, este insumo constituye un ítem de costo importante para los industriales, comerciantes, usuarios residenciales y cargas eléctricas especiales. Las principales pérdidas eléctricas provienen del uso de motores, transformadores y líneas de distribución. Al respecto debe mencionarse que en los sectores industrial y minero del orden de un 70% del total de consumo eléctrico es realizado por los motores eléctricos, equipo que constituye uno de los objetivos principales de cualquier programa de eficiencia energética, no sólo en el caso de los proyectos nuevos sino que además en situaciones de reemplazo de equipos existentes. 23 CAPÍTULO - 3: LA FORMACIÓN PROFESIONAL DEL INGENIERO ELECTRICISTA Para estructurar el desarrollo de la formación profesional del Ingeniero Electricista, en este texto se ha considerado los siguientes escenarios cósmicos: Estado situacional del problema, Marco teórico y diseño metodológico, Marco filosófico científico tecnológico, Aplicación experimentalcasuísticas, y finalmente los Resultados de la investigación plasmadas en discusiones, reflexiones, conclusiones, recomendaciones, aportes, igualmente, se indican las futuras líneas halladas que han de aperturar otras posibles investigaciones. Otros aspectos importantes que contiene este trabajo es el addendum de políticas y estrategias las que podrán ser tomadas y aplicadas si existe voluntad por parte de los responsables de la educación peruana, asimismo, la presentación matricial sistematizada y eslabonada del Plan Académico Curricular de Ingeniería Eléctrica con el Perfil DELORS o la imagen deseada del estudiante de ingeniería eléctrica, que se ha de aplicar en la Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica, Facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad Nacional del Callao, la que podrá ser generalizada en las universidades del país. El estado situacional de la problemática sobre los procesos educativos tecnológicos, su estructuración y los aspectos legales de la educación tecnológica profesional peruana, consistenciado con la Constitución Política del Perú, Ley General de Educación Nº 28044, Ley Universitaria Nº 23733, Asamblea Nacional de Rectores, Colegio de Ingenieros del Perú, Sociedad Nacional de Industrias y la Ley de Ciencia Tecnología e Innovación Tecnológica Nº 28303. Asimismo, en el presente texto se hace referencia al planeamiento de la investigación para la formación de ingenieros electricistas y su Perfil o la imagen deseada correspondiente, sustentado con los Objetivos Generales, Específicos, Científicos, Tecnológicos y Experimentales-Casuísticos, igualmente, con la Formulación del Modelo de la Investigación, la Hipótesis sobre el Plan Académico Curricular y las variables cualitativas y cuantitativas con sus respectivos indicadores intramuros y extramuros al recinto universitario y sus restricciones correspondientes. Igualmente, se expone los Modelos de la ciencia educativa pedagógica, andragógica y andragopedagógica direccionadas hacia la educación en ciencia y tecnología, que por la naturaleza misma de este texto, se halla inducida hacia 24 el Desarrollo Nacional en la enseñanza universitaria, enfatizando la filosofía, estructura, organización académica y la aplicación del Modelo andragógico tecnológico desarrollados a través de la vinculación interinstitucional al sistema universitario con su entorno tecnológico nacional actual a través del Modelo: I+D+In, de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica, planteando al mismo tiempo un Modelo de Intermediación Interinstitucional, según Modelo: U+I+G+E+FF.AA. conformado por la Universidad y Centros de Investigaciones (U), Instituciones de la Sociedad Civil Organizada (I), Gobierno e Instituciones de la Clase Política Administrativa (G), del Exterior Convenios Internacionales, Cooperación Técnica Internacional (E), y las Fuerzas Armadas (FF.AA), en lo referente a la ciencia y tecnología en la Defensa y la Seguridad Nacional. Además, se ha considerado el núcleo de este texto, trata sobre la Filosofía en la formación científica tecnológica del ingeniero electricista, coherentes a los ejes filosóficos recomendados por la Asamblea Nacional de Rectores en su Informe ANR-2005, enfatizando la parte doctrinaria del Plan Académico Curricular y del Perfil DELORS del estudiante de ingeniería eléctrica, complementada con las estrategias y políticas pertinentes considerando el estado situacional real de la educación tecnológica nacional. De igual manera se llega a la esencia de este texto a través de la Tecnología Educativa aplicada a la ingeniería, según el modelo planteado sobre el Planeamiento Académico Curricular ad-disciplinaria y trans-disciplinaria, además, trata sobre la visión y misión neurálgica de la ingeniería eléctrica, en la dinámica presente y futura, para luego desarrollar definidamente el nuevo Plan Académico Curricular y generar el Perfil DELORS o la imagen deseada de los estudiantes en ingeniería eléctrica. Dentro del Marco filosófico se desarrolla sobre la formación científica tecnológica profesional del ingeniero electricista peruano, teniendo presente la realidad tecnológica nacional, la formación por objetivos y por competencias de forma integral humana, cultural y ética, con asignaturas curriculares addisciplinarias para su aplicación en el presente y las trans-disciplinarias que se encuentran en cola de espera para su aplicación futura. Para consistenciar la formación del ingeniero se hace un análisis del FODA, planteando la alternativa de mejora pertinente propugnando hacia el bien común de la sociedad, al amparo de la institucionalidad científica tecnológica nacional, igualmente, se menciona la existente descoordinación tetratómica entre la Universidad, Empresa, Estado y las Fuerzas Armadas, finalmente se recomienda desarrollar la ingeniería inversa adquiriendo paquetes científicos tecnológicos, comprando marcas, patentes, u otras formas de adquisición de conocimientos científicos tecnológicos. 25 En el Marco experimental casuístico de este capítulo, se plantea la ejecución de los objetivos experimentales del Plan Académico Curricular para la formación del ingeniero electricista, respetando los ejes filosóficos conceptuales, históricos y psico-andrago-pedagógicos, considerando los factores operativos: políticos, logísticos, organizacional, legal, tiempo y economía para desarrollar el Plan Académico Curricular, enfatizando sus especializaciones pertinentes, a nivel de pre y post grado, dicho Plan son mostrados en cuadros matrices inéditos generados. Finalmente, se trata sobre el marco filosófico del Perfil o la imagen deseada del estudiante de ingeniería con visión y misión del ingeniero electricista, en la formación académica tecnológica empírica, con aportes de expertos en la teoría y la praxis con profesionalismo como persona humana y como ciencia y tecnología deseada, en base a las dimensiones educativas del saber y del saber hacer como formación científica tecnológica, y del saber ser y el saber convivir como formación humanística, planteadas en el Informe de la ONUUNESCO por el Dr. Jacques Delors, desarrollando matricial y eslabonadamente la Matriz DELORS del Plan Académico Curricular con el Perfil del estudiante de ingeniería, enmarcados con las sugerencias del Informe ANR-2005, para que finalmente se genere el Perfil o la imagen deseada del estudiante de ingeniería eléctrica. Los siguientes temas son los resultados del desarrollo del presente texto: - Discusiones y reflexiones halladas a través de la investigación - Conclusiones, Recomendaciones, Aportes - COREA - Futuras líneas sugeridas que apertura este texto - Addendum de Políticas y Estrategias para la formación del ingeniero electricista - Sistema Informático del Plan Académico Curricular en la: EPIE-FIEE-UNAC - Anexos de Matrices Modelo de Control de Planes Académicos Curriculares, Formación de la Persona Humana y las Dimensiones de DELORS, Matriz del Perfil DELORS modelo A y B del Ingeniero Electricista, Matriz de eslabonamiento del Plan Académico Curricular y el Perfil DELORS del Ingeniero electricista, Matriz del Plan Académico Curricular Testigo de la FIEE-UNAC, Matriz del Plan Académico Curricular Propuesto para la FIEE-UNAC, y por último se presentan dos Matrices de los Planes Académicos Curriculares del Post Grado eslabonados con la Matriz del Perfil DELORS del Maestro en Ingeniería Eléctrica con énfasis en sus Líneas pertinentes a la carrera profesional. A manera de colofón, consultada y luego sugerida por los consejeros investigadores se plantea un breve addendum sobre las posibles políticas y estrategias científicas tecnológicas y experimentales que podrían adoptarse 26 según las conveniencias para mejorar la calidad de la educación profesional universitaria en las ingenierías, las que podrán ser ejecutadas según la voluntad de los responsables del desarrollo educacional andragopedagógico, en este caso ligado con respecto a lo heurístico y científico tecnológico nacional que se propone durante el desarrollo del presente texto. 3.1. PROCESOS, ESTRUCTURA EDUCACIÓN TECNOLÓGICA Y ASPECTOS LEGALES DE LA Iniciando este texto teórico experimental sobre la estructuración de un Plan Académico Curricular, ésta va a tratar de desarrollarse sobre un modelopropuesto para la formación profesional del ingeniero electricista peruano, a través de un mensaje filosófico universal previo, dentro del aspecto científico tecnológico, empezando con su misión principal como es el dominio de la naturaleza y de ella la energía eléctrica, para ponerla al servicio de la humanidad y a los intereses de la nación, cuyo fin es la creación y la construcción del edificio de la base teórica y práctica del conocimiento de la energía eléctrica, éste tema además va plantear adicionalmente un ModeloPropuesta con respecto a la institucionalidad científica tecnológica que se encuentra dentro de los principales fines de las Universidades Peruanas, los cuales se cifran en los objetivos directos e inmediatos siguientes: - Conservar, acrecentar y transmitir la cultura universal en ciencia y tecnología con sentido crítico y creativo afirmando preferentemente los valores nacionales. - Realizar investigaciones en humanidades, ciencias, tecnologías, y fomentar la creación intelectual y artística. - Formar humanistas, científicos y profesionales de alta calidad académica, de acuerdo a las necesidades del país, desarrollar en sus miembros los valores éticos y cívicos, las actitudes de responsabilidad y solidaridad social y el conocimiento de la realidad nacional, así como la necesidad de la integración nacional, latinoamericana y universal. - Extender su acción y sus servicios a la comunidad y promover su desarrollo integral. - Cumplir las demás atribuciones que les señalen la Constitución, la Ley y su Estatuto correspondiente. Además de ello, se esta planteando un Modelo de Universidad dentro del contexto social ligado a los agentes como la: Industria o sistema productivo y las relaciones con otras instituciones exógenas, por otro lado, está la búsqueda del sentido de la formación profesional como el resultado de las necesidades de nuestra nación, ligados a los objetivos nacionales en una educación para la producción e innovación tecnológica y la educación para los servicios tecnológicos. En la investigación, se plantea dentro de un Modelo Educativo la educación universitaria, donde se establece considerando la enseñanza aprendizaje andrago-pedagógica, debido a que la población universitaria pertenece 27 mayoritariamente al segmento poblacional académico del estudiante adulto, ahora teniendo presente todo lo anteriormente indicado, la premisa es que la universidad moderna es andragógica. Por otro lado, tomando como antecedente la base del anterior Modelo: I+D de desarrollo tecnológico nacional con los indicadores de Investigación Científica y Desarrollo Experimental; ahora el actual modelo tecnológico Modelo: I+D+Ie, que esta contenida en la Ley Marco de Ciencia y Tecnología Nº 28303 emitido el 23.07.2004, donde se adiciona otro componente que es la Innovación Tecnológica al Modelo de Ciencia y Tecnología, con este Modelo: I+D+Ie, se planteará en el modelo futuro Interinstitucional Modelo: U+I+G+E+FF.AA. con sus variables de Universidad (U), Sector Industrial (I), Gobierno-Políticas (G), Exterior Cooperación Técnica Internacional (E) y las Fuerzas Armadas (FF.AA.). Finalmente, se analizará y se diseñará el nuevo currículo académico universitario para formar ingenieros electricistas, formulando el perfil profesional o imagen deseado del estudiante de ingeniería eléctrica, los que podrán ser generalizados en otras unidades educativas universitarias con áreas o ramas afines a la ingeniería. 3.2. PLANEAMIENTO DE PROBLEMA EN LA INVESTIGACIÓN PARA LA FORMACIÓN DEL INGENIERO ELECTRICISTA La formación profesional del ingeniero electricista peruano en la época actual considerando sus fortalezas, debilidades y la alternativa de mejora, se traduce en una nueva propuesta y desarrollo de un Plan Académico Curricular que viene a ser un instrumento esencial educativo, en base a la aplicación de la Tecnología Educativa con énfasis en las Ingenierías, para ello, es necesario comparar el Plan Académico Curricular Actual, con el Plan Académico Curricular Futuro, donde PACA definido como Plan Académico Curricular testigo tiende rápidamente hacia la obsolescencia y el PACF, trata de mantener la continuidad dinámica del eje troncal de la especialidad en ingeniería, y por otro lado se plantea a través de los modelos educativos y las dimensiones educacionales propuesta en la Matriz de DELORS recomendada a nivel mundial para la formación profesional del ser humano con visión para el presente siglo XXI, en este caso específico adaptada para la formación académica en ingeniería, asimismo, respetando las exigencias definidas por la Asamblea Nacional de Rectores, con respecto a la publicación titulada: Modelo de Autoevaluación con fines de mejora de las carreras universitarias. Primera Edición. Octubre-2005. Página 85; en lo que respecta al rango de porcentajes de materias por grupo de conocimientos en horas, además de otras documentaciones oficiales con énfasis a las de las ingenierías, también, es necesario tomar en cuenta lo planteado por otros entes de evaluación y/o validación como la ABET-USA (Acreditation board for Engineering and Technology = Junta de Acreditación para Ingeniería y Tecnología o Capacitación de Habilidades). 28 A partir de esta situación enunciada se inicia la sustentación de la hipótesis de la investigación a través del planteamiento del problema, según el panorama visualizado, con sus objetivos generales y sus objetivos específicos, científicos, tecnológicos y experimentales, en la presente investigación. 3.3. MODELOS DE LA CIENCIA EDUCATIVA Y TECNOLÓGICA PARA EL DESARROLLO NACIONAL Los modelos educativos pedagógicos tradicionales -hipótesis universal- que sustentan la formación profesional actual, no son suficientes para formar el modelo educativo tecnológico universitario peruano, dentro de dicho planteamiento se propone un modelo andragógico partiendo del supuesto que ya existen para nosotros andragogos tecnológicos o empíricos, hacia andragogos científicos. El desarrollo del concepto de educación moderna nos conduce hacia la concepción de una filosofía de la educación donde el objeto central de la educación es el hombre y el medio que interactúa sobre él, por este motivo conforme al avance científico de los hombres, se ha ido abriendo nuevos caminos que precisan los alcances de la educación con definiciones como la agología, donde el significado de ago = conducir, guiar, logo = tratado, que se define como la ciencia de la educación en general, y de ella se desprende la agotécnia que es la técnica o arte de la educación universal del hombre, luego continuando el desarrollo evolutivo se plantea la antropogogía andragopedagogía- o la educación permanente del hombre, (antropo = hombre, ago = conducir, guiar), que es la educación continua desde que nace hasta que muere el ser humano con sus ansias del saber, y esta viene a ser parte del universo de su proyecto de vida. El marco referencial de las corrientes modernas educativas en las que se apoya hoy el continuo desarrollo científico tecnológico del mundo moderno, ubica en el espacio para su aplicación de la educación, estará definida según el desarrollo de la cronología humana estableciéndose la pedagogía que representa la fase inicial de la educación del ser humano hasta la fase adolescente, dentro de ella se hallan los modelos educativos y propuestas pedagógicas, consecuentemente estará la otra fase de la educación que es la andragogía, o la llamada educación de los adultos, que viene a ser su continuidad, por este motivo actualmente se indica que la Universidad es la fase de la educación andragógica, esta va aparecer como resultado de los avances científicos tecnológicos, ambos, la pedagogía y la andragogía, finalmente van a conformar el universo en la educación del hombre, antes y después de la adolescencia; por otro lado, esta la economía y la tecnología de los grandes sistemas, que buscan optimizar la productividad y elevar la eficiencia del hombre a través de los nuevos modelos de educación como se verá más adelante. Por otro lado, modelo es la representación o repetición más cercana de un hecho objetivo o subjetivo de un fenómeno o proceso, y cuyo objetivo es 29 reducir el error que tienda a cero, con respecto a la representación de su realidad, teniendo en cuenta las restricciones, propias del caso. 3.4. FILOSOFÍA EN LA FORMACIÓN CIENTÍFICA TECNOLÓGICA DEL INGENIERO ELECTRICISTA Para poder desarrollar el planeamiento en la formación profesional del ingeniero electricista peruano este texto científica teórica experimental requiere analizar previamente su filosofía, su doctrina y sus estrategias en las diferentes corrientes científicas tecnológicas, en lo heurístico, y con respecto al onto de los ingenieros electricistas, definiendo el sendero o camino que se ha de seguir para su aplicación y ejecución definitiva de su formación: - En lo filosófico, estudia y analiza los problemas generales -cosmo universode la realidad. Es buscar el ¿qué camino?, se ha de seguir sobre la estructuración del Plan Académico Curricular para la formación de Ingenieros Electricistas, de igual manera, para la generación del Perfil o la Imagen deseada del estudiante de Ingeniería eléctrica. Ellos formarán la base principal en la formación científica, tecnológica, humanística y heurística del ingeniero electricista peruano. - En lo doctrinario, busca el ¿cómo debe ser? un ingeniero electricista expresado a través del Plan Académico Curricular para la Ingeniería Eléctrica y el Perfil o la imagen deseada del estudiante de Ingeniería eléctrica, en el campo de la ciencia o sea en la epistemología es estudiar el ¿por que? el know why, la base teórica, las leyes, los modelos educativos, finalmente para predecir los resultados probabilísticas, de igual manera, en el campo de la tecnología es buscar el ¿cómo? el know how del problema específico, mediante las casuísticas inherentes, su aplicación y la praxis correspondiente. - En las políticas y estrategias, están ligadas fuertemente a la política y se le conoce como los lineamientos de políticas y estrategias en un proceso estructural, de otra manera sería lo coyuntural o táctico en la política educativa, asimismo, son consideradas las más relevantes, definiéndose como el ¿cuándo?, ¿dónde? y ¿cómo?, se han de ejecutar el nuevo Plan Académico Curricular conjuntamente establecer el Perfil o la imagen deseada para los estudiantes de Ingeniería Eléctrica. Igualmente, requiere del análisis de los modelos educativos desde los inicios con sus respectivos eslabones educativos iniciales existentes en los diferentes niveles de formación, los sistemas académicos de formación profesional ligados a nuestra realidad desde el técnico básico, el tecnólogo, y el científico tecnológico, unidos a su ves a las tendencias modernas en sus énfasis de formación ya sea como ingenieros tecnólogos (teoría) o ingenieros científicos tecnológicos (praxis), existiendo las brechas o gaps entre los niveles de formación profesional en el cosmo de la educación y la realidad de la nación 30 con respecto a sus necesidades en materia de energía eléctrica, que viene a ser la base de este texto teórico experimental educacional. Finalmente plantear las casuísticas necesarias para el pre y pos grado en ingeniería eléctrica que se integra en la estructuración de la malla académica curricular con su implícita imagen deseada o perfil profesional del ingeniero cerrando circuito con su evaluación al final del periodo curricular y un tiempo perentorio adicional de observación. Por otro lado, para su sustento y validación en la formación profesional en ingeniería, es necesario que sea validado a través de encuestas intramuros al interior de los campus universitarios y extramuros en las diferentes áreas o niveles industriales donde se encuentran desarrollando sus responsabilidades como profesionales los ingenieros electricistas formados en los diferentes programas, sub programas y líneas científicas tecnológicas de la ingeniería eléctrica. 3.5. TECNOLOGÍA EDUCATIVA EN LA INGENIERÍA ELÉCTRICA Hablar de Tecnología Educativa en las ciencias de la Ingeniería Eléctrica, es tener clarificado la concepción de los ejes que conforman la Tecnología Educativa, tales como: - El Planeamiento Educativo. - Los Medios Educativos y la Metodología. - La Evaluación y Autoevaluación. - El Currículo Académico Profesional para la Ingeniería Eléctrica y - El Perfil o la Imagen deseada del Ingeniero Electricista Peruano. Los tres primeros ejes componentes de la Tecnología Educativa, serán enunciadas en su magnitud correspondiente, sin embargo, el cuarto y quinto eje correspondiente al Currículo Académico Profesional para la Ingeniería Eléctrica y el Perfil o la Imagen deseada del Ingeniero Electricista Peruano, por ser materia de este texto teórica experimental educacional -intitulada: La formación profesional del ingeniero electricista peruano en la época actual. Fortalezas, debilidades y alternativa de mejora- serán investigados filosófica y doctrinariamente teniendo la concepción profunda sobre la visión y la misión de la ingeniería eléctrica, a fin de alcanzar los objetivos e intereses de desarrollo tecnológico eléctrico e hidro-energéticos de la nación 3.6. FORMACIÓN CIENTÍFICA TECNOLÓGICA INGENIERO ELECTRICISTA PROFESIONAL DEL La formación profesional del ingeniero electricista o la imagen ideal deseado del hombre, requiere de fundamentos teóricos que comprenda las ciencias físicas, matemáticas, químicas, que vienen a ser bases del dominio de diversas 31 disciplinas básicas de la ingeniería, y los contenidos en los fundamentos prácticos que cubren los programas, sub programas y las líneas de investigaciones experimentales en tecnologías aplicadas, y su posterior especialización profesional. El 99 % de los estudiantes que ingresan a la carrera profesional de ingeniería eléctrica son en promedio estudiantes mayores de 18 años. Con respecto al docente en ingeniería estos carecen de la experiencia en su formación de docentes profesionales, ingenieros sin una especialización en educación andrago-pedagógica, así como algunos de ellos de la didáctica adecuada, finalmente sin la formación andragopedagógica, o sea que carece de ambas, donde esta trata sobre la formación en la fase adulto y niño respectivamente, donde la gran mayoría de los docentes son experimentados ingenieros electricistas y especialistas en las diferentes áreas, que no tienen aun la formación como Maestro y/o Doctor en metodología de la educación e investigación en las ciencias de la educación en ingeniería, lo que podríamos llamar un docente andragogo empírico formado por la sola experiencia de educar, sin embargo, esto no es un inconveniente ya que en la actualidad se halla abierta estas especializaciones en educación universitaria específicamente en las universidades, cuestión que no sucedía hace algunos años y hoy se esta superando de manera paulatina, sin embargo, que va durar un periodo perentorio de tiempo. 3.7. EL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR PARA LA FORMACIÓN DEL INGENIERO ELECTRICISTA En esta parte del texto se va ejecutar los objetivos experimentales, es decir, se ha de desarrollar el análisis directo y aplicado sobre el plan académico curricular, y propiamente el currículo académico en ingeniería eléctrica con sus diferentes énfasis de especialización, en el pre y posgrado, para luego en definitiva presentar las diversas mallas académicas a nivel de pre y posgrado, para la formación de estudiantes y Maestros en ingeniería eléctrica, aplicando criterios de escenarios para facilitar el diseño curricular en la carrera profesional de la ingeniería eléctrica con los condicionamientos vinculados a su pertinencia. El desarrollo del currículo académico y su ejecución están vinculados a su posible factibilidad y viabilidad con la realidad nacional, considerando principalmente su entorno regional complementado con la realidad internacional, además participan los condicionamientos económicosadministrativos, el equipamiento de infraestructura física, los recursos materiales y humanos como personal docente, el sistema político y gobierno universitario, la organización del área académica, la Dirección Académica y finalmente los procedimientos mismos de la evaluación curricular. 32 Además existe una serie de particularidades de la enseñanza universitaria, con respecto a la enseñanza básica, secundaria, que se debe eslabonar con el pre grado universitario, del mismo modo también sucederá el eslabonamiento con el post grado en lo referente a maestrías, doctorales y post doctorales, el que va a condicionar el tratamiento específico del currículo académico, en este caso se considera para el nivel de pre grado en materia de este texto formativa de la ingeniería eléctrica, y a través de una simulación tentatoria se va plantear un post grado para establecer el eslabonamiento con respecto a un eje troncal definido. 3.8. EL PERFIL PROFESIONAL DEL INGENIERO ELECTRICISTA En la formulación estructural del Plan Académico Curricular Universitario así como el Perfil o la Imagen deseada del profesional, aparecen usualmente en la bibliografía consultada como un listado de funciones y actitudes que obligatoriamente deberán desempeñar los profesionales en ingeniería, incluyéndose en algunas ocasiones el complejo sistema de conocimientos requeridos para lograrlo. En este texto teórica experimental se esta presentando las tareas o habilidades de diferentes niveles de generalidad según las líneas planteadas por el Dr. Jacques Delors para la ONU-UNESCO, 1973-1985 donde se definen distintas dimensiones formativas del hombre hoy conocidas como las dimensiones de Delors, donde se van a plasmar en una matriz de doble entrada en armonía coherente con la Matriz del Plan Académico Curricular, ambas sustentarán la futura formación del ejercicio profesional, acompañado de las diferentes funciones en una Matriz llamada en adelante por la investigación como la Matriz del Perfil DELORS, y la otra es la Matriz del Plan Académico Curricular según lo recomendado por la ANR-2005, ambas eslabonadas en una sola Gran Matriz. Igualmente, esta Matriz es complementada con la definición porcentual de la formación académica curricular por objetivos y por competencias, tema de mucha polémica en estos últimos tiempos. Como elemento principal en los objetivos que se plantearán en este texto es poder definir y desarrollar las relaciones entre todos los componentes dimensionales de 1Delors, es preciso analizar algunos de los métodos que pueden emplearse para llegar a la determinación del perfil profesional en la ingeniería, donde hay que ir conjugando las listas de las diferentes opciones cualitativas endógenas y exógenas del modelo propuesto, pareciera que se cumplen o repiten en algunos casos con cierta ambivalencia, por ello, es necesario hacer un esfuerzo meticuloso para poder predeterminar la mejor escogencia, cual es la definición funcional, más adecuada, para ello, se requiere de mucha experiencia académica y conocimiento de la espiritualidad 33 del estudiante, ahora, como se podrá ir observando más adelante, es ineludiblemente también la profunda sensibilidad del educador docente, del mismo modo, de acuerdo a las características analizadas particularmente en este capítulo, aparecen dos tendencia marcadas que pueden clasificarse en profesionales tecnólogos (praxis) más ligados a la tecnología, o sea más hacia bases prácticas de la profesión, y la otra es, los profesionales científicos tecnológicos (teóricos-prácticos), más ligados hacia bases equilibradas entre la ciencia y tecnología, donde este tema per se es muy discutible y polémico en los medios académicos universitarios actuales, pues ha llegado a tocar las puertas de las políticas educativas de las instituciones, como se verá en el futuro. Ahora en adelante analizaremos algunos de los métodos para poder hallar el perfil profesional del ingeniero que será utilizado de acuerdo a nuestra realidad nacional. 3.9. DISCUSIONES Y REFLEXIONES HALLADAS A TRAVÉS DEL PRESENTE TEXTO. Se esta estableciendo una serie de temas que presentan serias discusiones y reflexiones controversiales debido a los análisis realizados durante el desarrollo de este texto que siempre han sido temas muy polémicos, divergentes en un caso y convergentes en otros, por este motivo hacemos un paréntesis para un agregado muy breve para que atingentemente se pueda visualizar el carácter de las definiciones controversiales, donde lo hacemos básicamente desde un punto de vista conceptual dejando abierta para el juicio del lector. Las grandes discusiones y reflexiones halladas a través de la investigación se suscitan dentro de procesos con efectos circulares cuyo núcleo gira predominantemente en el entorno político, económico y académico, estas discusiones controversiales se dan entre: - La filosofía y la doctrina de la ciencia y tecnología, desde el punto de vista epistemológico. - La educación pedagógica, andragógica y andragopedagógica - La educación visto como gran gasto o como una inversión para la nación - El currículo académico en ingeniería por objetivos y por competencias - El ingeniero científico tecnológico versus el ingeniero tecnólogo - Con énfasis en la ingeniería tecnológica - Con énfasis en la ingeniería científica tecnológica - La calidad del Plan Académico Curricular, aspectos objetivos y subjetivos - Eslabonamiento entre el pre grado y el posgrado - Proceso de desarrollo de la malla curricular desde el Perfil a la Malla y desde la Malla al Perfil - Los gaps o gradientes entre el ante grado y el pre grado - Validación - Estándares, Autoevaluación - Cursos ad-disciplinarios y trans-disciplinarios - El gran foro para construir y desarrollar la institucionalidad científica tecnológica 34 3.9.1. La filosofía y la doctrina de la ciencia y tecnología, desde el punto de vista epistemológico. La filosofía ha de definir la gran interrogante y va plantear la respuesta para el análisis del problema del marco mundo, y nos va ayudar en cierta manera ha tomar un camino como posible solución con sentido y lógica dentro de las coordenadas témporo espacial y su realidad teniendo como actor central al hombre cuya meta es la búsqueda de la verdad del conocimiento, en este caso esta ligado a la thecné y ethos, inseparables en cualquier instancia de la vida humana, ahora si asumimos que la ciencia va escrutar en los problemas mismos, específicamente hasta alcanzar su solución su modelamiento y lo más firme su capacidad de predicción futura que nos acerque hacia esta solución, para que esta luego pueda tomar la posta de la tecnología como una ciencia de la praxis o aplicación. Ahora si la explicación fuera más allá, en la búsqueda de una doctrina con una base u sustento filosófico, que implique el modo y la forma de realizarla, o sea algo que explique como debería ser dentro de su filosofía ese homus ideal a formarse y construirse, que conlleve lo escrito en este párrafo, hacia la discusión, aparece para replantear como se establece esta direcciónalidad en la investigación, que implique un nuevo estilo educativo propio, solo y brevemente respondemos en lo académico y tecnológico. Aquí se propone la visión dinámica ad y trans-disciplinaria, que fija los objetivos educativos supremos a través de las universidades tecnológicas con Proyección hacia la Sociedad, la Investigación Científica Tecnológica, la Enseñanza Aprendizaje Académica, pues en su origen de creación fue la Universidad Nacional del Callao, enteramente ligada en la ciencia y tecnología como lo expresa la divisa de su escudo: Parare homnems cientifice technice et culturaliter in mundum meliorem = Formando hombres científica, técnica y culturalmente en un mundo mejor, esta expresión implica un compromiso corporativo estamental de ubicarse dentro de un modelo de ciencia y tecnología que la nación ha establecido y deparado en la que también se incluya a los demás agentes de intermediación. Finalmente la discusión va por esclarecer si la institución ha tomado las ideas y caminos que se plantea en párrafo anterior, o aun se halla en la búsqueda de una definición o rumbo a seguir en los próximos veinte años. 3.9.2. La Educación Pedagógica, Andragógica y Andragopedagógica Existe actualmente una fuerte discrepancia en seguir denominando el término pedagogía a toda la educación estructuralmente de manera globalizante, sin llegar a establecer la edad o la cronología con respecto al estudiante de ingeniería y su respectivo estadio de estudio, sin embargo, otros estudiosos e investigadores en educación aducen firmemente que no es lo mismo educar a un niño que a un adulto, y apelan a definir esta etapa como educación 35 andragógica, es más, de acuerdo al avance científico tecnológico establecen que la educación moderna es andragopedagógica. Esto debido a que esta se convierte en la actualidad en una educación continúa y permanente, que es la andropogogia lo que estaría presentando cambios severamente radicales respecto a la ciencia de la educación y su tecnología educativa, como resultado de los cambios tenemos el aumento de la información, la ciencia y tecnología, el aumento de esperado de vida de la humanidad, mejoramiento de la calidad de vida, por el avance de la medicina, la genética, la alimentación, la conducta hedonista y lúdica de vivir, conjuntamente con el mejoramiento en el cultivo de los valores humanos y ansias del saber de los seres humanos. 3.9.3. La Educación visto como gran gasto o como una inversión para la nación El sistema económico productivo neoliberal ha establecido los diferentes roles a los países del hemisferio, uno de ellos, es en la educación y la tecnología, sin tocar la producción del valor agregado, soslayando hábilmente la parte científica, que es uno de los roles sensiblemente evitados, colocándonos exclusivamente en la tecnología manejable y convencional, esto es una visión, donde coloca a la educación como un gran gasto y costo oneroso, aun olvidándose que el neoliberalismo establece que la nación se ha de encargar de la educación como meta suprema, es mayor aun cuando existen los impuestos recaudados en la nación los que deberían estar direccionados para este fin supremo. Sin embargo, que hay de aquellos que piensan con otra visión para desarrollarse en función de un proyecto de nación a través de la producción del valor agregado, la formación de una sólida base científica tecnológica institucional que esta soportada en una fortérrima inversión educativa, aquí sí estamos hablando de la inversión educativa, que asegure la verdadera competitividad en producción futura, que genere puestos de trabajo a través de la inversión productiva industrial, y no a través del comercio especulativo y el capital golondrino, la reflexión va por la escogencia cual es el camino, ¿es inversión o es gasto? teniendo en cuenta lo anteriormente indicado, pues hay que tener presente estas precisiones que no la hacen tan atractivas, como: - La educación de una nación es un proyecto de nación a muy largo plazo, lo que implica tomar 30 años por lo menos para su consolidación. - La educación de una nación, no produce réditos políticos ni clientelismo a la clase política de turno. - El sistema obedece a un interés de formación educativa necesario y específico, que no siempre conjuga ni comulga con los intereses y necesidades nacionales de largo plazo y mucho menos para el logro de la producción del valor agregado. - La educación es un medio de cambio en la nación, o en su defecto ésta es continuadora del sistema imperante. 36 - Es necesario destruir las falacias económicas y tecnológicas creadas, y desarrollar nuestros valores de acuerdo a nuestra realidad estableciendo nuestros propios paradigmas. - La educación en ciencia y tecnología es una gran inversión. 3.9.4. El Currículo Académico por Objetivos y por Competencias Es la gran dicotomía y discusión que se viene desarrollando en el mundo académico actualmente, donde se halla imbuido y contaminado dentro de un sistema político económico dominante, expresado a través de nuevos paradigmas neoliberales, donde muchos de ellos en muchas ocasiones han concluido que fueron construcciones míticas, o falacias muy bien elaboradas, pero tuvieron que pasar muchos años para poder recoger la experiencia y darnos cuenta que no era el rumbo indicado, esto se observa en la economía en la tecnología y no podía dejar de lado la educación creándonos falsos horizontes, Leopoldo Zea (Filósofo Mexicano de la Escuela Positivista Americana), a esto le denomina que no existe ni se ha construido una verdadera filosofía en América del Sur, que pueda continentalmente coligar integralmente todo estos aspectos dentro de una nacionalidad, incluyendo su propia identidad académica, dilucidar esto escapa a los alcances de tema, pero si establecemos algunos alcances breves. Uno de los mitos clásicos es el proceso de industrialización a través de la CEPAL, con su modelo de sustitución de importaciones, que nos han hecho perder el tiempo cerca de cincuenta años con la quimera de desarrollar una transferencia tecnológica de un modelo industrial que no llegamos alcanzar en lo más mínimo, y donde luego se hablo de un desgaste u agotamiento del modelo, algo irreparable para una nación con cuantiosa base de riqueza en materias primas, además, sin una capacidad de respuesta de sus elites políticas e industriales, que sólo manejaron con ineficacia e ineficiencia la base en ciencia y tecnología exógena, prestada y obsoleta, trasladando la tarea a las siguientes generaciones. Otro mito en la economía es presentar la educación de las naciones como un gran gasto y no como una gran inversión, algo semejante se puede establecer al incidir agresivamente para que sean sólo la educación por competencias el nuevo camino de nuestra educación, no sin antes haber agotado un profundo análisis filosófico y doctrinal de ello, para embarcarnos en tamaña empresa y toma de decisión, quedando abierta la puerta para una seria investigación, teniendo en cuenta nuestra realidad en ciencia y tecnología con visión de futuro y justicia para las siguientes generaciones. Ahora analizando brevemente que son los currículos académicos por objetivos en educación y como se establecen a través de los contenidos temáticos académicos que van a construir estos a su ves al hombre ideal, donde se necesitan de gran capacidad de percepción y sabiduría para poderlos establecer amén de manejar la visión de futuro, esto requiere de un sólido cuerpo colegiado sinéctico y poco usual en los medios académicos, que es difícil lo es, pero una nación para desarrollar requiere de este tipo de esfuerzo 37 lo demás es vegetar en la academia, en lo convencional, en lo limitado, en lo aledaño. Los currículos académicos por competencias se establecen a través de las condiciones humanas y habilidades propias de cada ser, se halla limitada a los alcances inmediatos y cercanos en témporo espacio, además, no por ello deja de tener objetivos pues ninguna realización humana racional deja de tener objetivos, más aun establece el saber hacer como eje central de su fundamentación. De los párrafos anteriores pareciese que ambos marcharan por diferentes caminos, pero si se hace un breve análisis tenemos que detenernos reflexionando que la teoría científica no puede subsistir ante nuestro mundo objetivo, sino pasa por un proceso práctico de aplicación, cumpliéndose que en ciencia y tecnología no existe teoría sin práctica, lo que sería cara y sello de la misma moneda, ahora como se establezca esta relación intrínseca es ya otro problema, es todo un desafió de inteligencias, una especie de taumaturgia académica, pero vale la pena crearla y desarrollarla. La encuesta extramuros esta direccionada directamente a los profesionales del área de ingeniería eléctrica, incidiendo sobre las demandas del mercado profesional para poder validar estas exigencias. Las áreas de estudio de la encuesta extramuros son cinco, cuyas actividades dominantes en el mercado profesional actualmente se indican en el cuadro siguiente: TABLA: CONSOLIDADO DE ENCUESTA DE ACTIVIDADES DEL INGENIERO Consolidado de actividades profesionales del ingeniero, según encuesta Resultados de la encuesta Nº Áreas de actividad profesional % Tendencias 01 Logística Eléctrica 29.29 Más competitivo 02 Mantenimiento (MT y BT, Planta) 24.40 Más competitivo 03 Administración y Comercialización 15.32 Más competitivo 04 Producción y/o Fabricación 11.30 Objetivo y Competitivo 05 Construcciones y Proyectos 23.66 Objetivo y Competitivo 06 Otras actividades 00.00 Total 100.00 Fuente: Encuesta extramuros, del autor FIEE-UNAC-2006 3.9.5. El Ingeniero Científico Tecnológico versus El Ingeniero Tecnólogo Se esta observando las tendencias actuales en la formación el ingeniero tecnólogo versus la propuesta de este texto para la formación de un ingeniero científico tecnológico a través de los balances o equilibrios desarrollados en los planes académicos curriculares y su perfil profesional. En este planteamiento se observa de manera panorámica e histórica las tendencias formativas de los cambios a partir de la década de los 50’ que se 38 han ido presentando a través de los Planes Académicos Curriculares en ingeniería que se habían pre establecido anteriormente, teniendo así, una formación balanceada o equilibrada entre la teoría y la práctica propugnada por la rígida Escuela europea polaca en la escuela de ingenieros y de la Escuela belga en la escuela de agricultura hasta la década de los 40’, esta formación académica curricular fue marcadamente abandonada, y se fue deslizando hacia una formación predominantemente más tecnológica, llamada hoy por competencias, alejándose de la teoría y de la investigación de manera casi imperceptible a la sombra de una causa fundamental, que es la escasez de recursos económicos. Éste cambio de rumbo histórico académico, hoy en día, establece una gran discusión controversial con respecto a la formación profesional del ingeniero electricista peruano. La contradicción es si formamos la institucionalidad científica tecnológica formadora de la base tecnológica endógena propia dentro de la producción del valor agregado, que es la primera, o en su defecto, sólo continuaremos a ser parte de la maquinaria tecnológica dependiente del exterior con una escasa base tecnológica exógena de incipiente o ausente asimilación productiva. Ahora en esta discusión unos aducen que no existe un mercado consolidado de absorción de la producción para iniciar la producción industrial, de contrapartida estaría en que las clases medianeras no alcanzan a participar del poder adquisitivo, además unida a la asimetría de la distribución de la acumulación de la riqueza es abismal, y la responsabilidad de nuestras élites empresariales de la producción que están direccionadas solamente en su mayoría -a la importación- al aspecto rentístico especulativo y no la producción industrial, el tema es muy discutible, pero observemos a la vieja Europa al iniciar su unificación hace muchos años, tuvo un sólo lema; tecnología o muerte y se lanzo denodadamente hacia esa meta con la unión de todas sus instituciones académicas, industriales, políticas, y militares este tema escapa a la investigación, sin embargo, se pone en tapete para realizar un análisis más profundo y en otra dimensionalidad. Por este motivo se esta analizado de este modo, por lo manifestado en el párrafo anterior, se hace ostensible estas dos figuras y además se menciona brevemente sus implicancias en ambas, haciendo énfasis en ingeniería tecnológica y en la ingeniería científica tecnológica, que son explicadas: a. Con énfasis en ingeniería tecnológica Es una de las tendencias académicas que establece una marcada empirización en la formación profesional, con respecto al proceso enseñanza-aprendizaje que se va canalizando hacia una imagen o perfil muy definido en las competencias y habilidades en el mercado de la oferta y demanda profesional la misma que va unida al mercado de oferta y demanda ligado a la formación de capital especulativo con mentalidad rentista en cuanto a hacer y desarrollar 39 la tecnología, manejando la base tecnológica exógena convencional dependiente, esto no implica que no maneje la tecnología de punta, sin considerar la producción industrial de valor agregado. Para lograr este conjunto de habilidades existen ciertas condicionalidades que se deben cumplir: Primero. En el perfil de habilidades de los estudiantes de ingeniería se puede establecer que este no podría llegar a ser forjador de una base científica tecnológica endógena, pues sólo actúa con la ciencia y tecnología exógena provenientes de los países del primer mundo, y compite bajo el criterio del saber hacer en la tecnología, y se halla en la búsqueda de la solución inmediata de un problema presente, dentro de una coyuntura, manejando la tecnología convencional. El ingeniero tecnólogo sólo esta capacitado para poder forjar la base en la tecnología exógena que depende del exterior, donde existen muy pocas probabilidades de supervivencia y futuro para la consolidación de la institucionalidad científica tecnológica de la nación, debido a que esta, no es constructora de una tecnología endógena o propia, quedándose limitada al sector servicios de mantenimiento, operación, u overhaul, sin capacidad reproductiva. Segundo. Para lograr el fin con buen nivel en las competencias, ésta exige que la unidad educativa tenga sólidos soportes e infraestructura en laboratorios tecnológicos y talleres muy actualizados con equipos tecnológicos de última generación para poder estar al mismo nivel de la competencia que el mercado profesional exige, ahora si no se cumple este pre requisito no podríamos hablar de una adecuada formación competitiva, por lo que se requiere de una fuerte inversión de capital en activos educativos, que casi siempre no se puede lograr adquirir en nuestro medio, esta situación hace muy vulnerable este tipo de proyecto educativo pues sólo se alcanzaría un manejo incipiente de la tecnología de servicio de mantenimiento eléctrico de bajo nivel. Tercero. Requiere de un fuerte apoyo en información tecnológica del sector industrial exterior, que comparta esta información, sin este requisito no podrían ser lo suficientemente competitivo por falta de información y desfase informativo tecnológico. Cuarto. La competitividad exige el sacrificio a depender de la norma técnica, patentes y marcas registradas, bloque u origen de producción y en definitiva se ubica en una profunda dependencia absoluta de una determinada tecnología del país de origen, debido a que esta no es creadora ni transfiere tecnología del país de origen, por ello se concluye que el tema se torna demasiado político y controversial. Otro aspecto relevante, es que la estructura de los laboratorios tecnológicos no son necesariamente compatibles con la estructura de los laboratorios científicos tecnológicos, pues cada uno de ellos tiene sus consideraciones muy particulares. b. Con énfasis en la ingeniería científica tecnológica 40 La formación del ingeniero científico tecnológico, se desarrolla con respecto a una formación debidamente balanceada entre la teoría y la práctica, o sea en el campo de la ciencia y tecnología, la misma que va direccionada hacia el mercado de la oferta y demanda en la producción industrial con alto contenido de valor agregado, lo que implica necesariamente el desarrollo de la institucionalidad científica tecnológica de la nación y la base tecnológica endógena. Finalmente, se puede establecer que es recomendable proponer un modelo de currículo híbrido o balanceado que contenga además los cursos addisciplinarios y trans-disciplinarios, donde pueda desarrollarse científica y tecnológicamente, y así desarrollar la institucionalidad científica tecnológica con participación de todos sus agentes de intermediación interinstitucional para un país como el nuestro, que actualmente se halla sumido en el estancamiento, en la desindustrialización y la infrautilización de recursos en que nos encontramos estancados por más de 50 años, después del fracaso en la experiencia con la CEPAL con el modelo de sustitución de importaciones en la década de los 50’. Ahora observando la profundización de ideas en la dicotomía existente entre la formación por competencias y por objetivos, se puede enunciar, que ambas tendencias siempre han estado presentes, como lo mencionamos en la introducción al tema y han sido muy necesarios para la verdadera formación profesional del estudiante con imagen deseada o perfil de ingeniero electricista, una especie de proceso de contribución simbiótico académico, donde la teoría a través de los objetivos y la praxis representado por las competencias, trata de hallar el justo equilibrio, con sabiduría y una gran taumaturgia académica, que generalmente poseen los docentes investigadores muy experimentados en la enseñanza de la ingeniería, a través de los años acumulados por la experiencia misma, para luego poder confiar en la capacidad de definir epistemológicamente el nivel, la proporción y los equilibrios entre la práctica y la teoría en la enseñanza-aprendizaje en el diseño del Plan Académico Curricular, que deben cumplir con los objetivos supremos de la actividad científica tecnológica universitaria. Primero. El perfil o la imagen deseada de los estudiantes de ingeniería se hallan en equilibrio formativo entre las teorías y las prácticas bajo el criterio del saber en ciencia y tecnología, para la solución inmediata de un problema dentro de un cosmo, un espacio amplio que incluye además el saber hacer, así como el manejo de la tecnología no convencional que pertenece al futuro. El ingeniero científico tecnológico esta en la capacidad de poder forjar en definitiva la base en ciencia y tecnología endógena de la nación (diseño, construcción, producción industrial), conjuntamente con la voluntad de los agentes de intermediación de la élite de la producción industrial. Ahora, separado de este entorno existen muy pocas probabilidades de supervivencia y futuro de la institucionalidad científica tecnológica de la nación, si esta no se halla soportado por la maquinaria de la producción industrial, justificándose ahora el hecho que quedaría reducido al primer caso del tema anterior. 41 Segundo. Para lograr sus objetivos requiere laboratorios especializados de ciencia y tecnología que le permita obtener una buena base teórica así como la base práctica, desde luego requiere de una fuerte inversión en equipos que permita este tipo de preparación, para alcanzar un buen nivel académico, esta exige que la unidad educativa tenga un soporte e infraestructura en laboratorios científicos tecnológicos, talleres actualizados con equipos tecnológicos de última generación para poder estar al mismo nivel de las competencias que el mercado profesional exige, ahora si no se cumple este requisito no podríamos hablar de una adecuada formación balanceada, por lo que se requiere de una fuerte inversión de capital en activos educativos que casi siempre no se posee en nuestro medio. Tercero. Se requiere de un fuerte apoyo de información científica tecnológica del sector industrial exterior, si embargo, esta no ha existido como transferencia tecnológica, es algo falso y la historia lo ha demostrado fehacientemente, ver caso CEPAL. Debido a que ningún complejo industrial exterior va a drenar su know how de conocimientos para construir un potencial competidor industrial por lo cual el ingeniero tiene que desarrollar su capacidad heurística para abrir camino en la investigación propia o en su defecto la aplicación y desarrollo de la ingeniería inversa de manera más adecuada a sus intereses, sin este requisito no podrían ser lo suficientemente competitivo en el mercado de la producción por la falta de información y desfase tecnológico. Cuarto. El mercado de producción exige el sacrificio para desarrollar su propio know why, para la construcción de la ciencia, y el know how para la construcción de la tecnología para manejar y construir sus normas técnicas, la adquisición de patentes, marcas registradas, posibilidad de joint venture, en definitiva se ubica en la búsqueda de una independencia absoluta de tecnología del país de origen porque esta no es creadora o generadora de tecnología, se concluye que este tema se torna a la ves demasiado político y controversial. La parte controversial aduce que el Perú todavía no esta a la altura de esta realidad, la respuesta de contrapelo es que países sin los recursos, y con un territorio reducido en área comparativamente, se han desarrollado científica y tecnológicamente por las respuesta de la voluntad de sus élites industriales nacionalistas unido a las inteligencias de sus gentes, caso Taiwán. Diagrama: Tendencias de formación del ingeniero electricista peruano FORMACIÓN DEL INGENIERO ELECTRICISTA PERUANO EL INGENIERO CIENTÍFICO TECNOLÓGICO EL INGENIERO TECNÓLOGO Por competencias, base tecnológica exógena, Por objetivos base tecnológica endógena, Práctico Teórico-Práctico 42 Fuente propia del autor 3.10. LA CALIDAD DEL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR, ASPECTOS OBJETIVOS Y SUBJETIVOS La gran discusión y vacío existente actualmente, es que en la mayoría de casos no existe como medir o valuar la calidad de un determinado Plan Académico Curricular en ingeniería, para ello se hace necesario definir los cuantificadores, parámetros e indicadores históricos de tendencias. Partamos de la premisa que la medición de la evaluación se inicia a partir de los seis años promedio, en el cual recién se tiene las señales claras de eficiencia con respecto a los indicadores intramuros y extramuros, lo que no significa que se deje de acopiar y analizar la información en plazos menores. Esta información requiere hacer una recomendación precisa sobre obtención de los indicadores a fin de lograr un adecuado soporte referido a la base de datos estadísticos que deben ser una serie de tiempo de no menos de 15 a 20 años, para que sea confiablemente manejado por la institución universitaria, a fin de poder evaluar y ver los comportamientos para prever y hacer los ajustes y cambios requeridos. La discusión se establece en cuanto a la mayoría de la información estadística de la base de datos no se encuentra en orden, o no existen organizadamente, aparte que la bibliografía consultada no considera este tipo de información de manera definida o se halla dispersa, ahora en esta breve discusión se ha tratado de ordenarla para hacerla viable de manera práctica y expeditiva, para poder armar y desarrollar un programa de evaluación o auto evaluación académica curricular, queda como propuesta dar respuesta a las matrices de datos a fin de realizar una evaluación adecuada del Plan Académico Curricular en el mediano y a largo plazo para las carreras profesionales de ingeniería, condicionada a través de: - Base de datos estadísticos, series de tiempos acopiados por la institución. - Encuestas intramuros y extramuros. - Estudios, análisis e informes oficiales sobre los indicadores, investigaciones específicas. 3.11. ESLABONAMIENTO ACADÉMICO CURRICULAR ENTRE EL PRE GRADO Y EL POSGRADO Actualmente la universidad tiene la misión de desarrollar a futuro inmediato la Escuela de Post Grado con un énfasis definido a un eje troncal que se debe iniciar desde el Pre Grado ordenadamente, finalmente para eslabonarse con el Post Grado, y este vaya de acuerdo a las necesidades de la realidad y los objetivos nacionales. Según los curricólogos, para el eslabonamiento entre el pre grado y el post grado, primeramente debe superarse el funcionamiento de 43 los Centros Pre Universitarios, que inclusive en la actualidad están formalizados en cada unidad universitaria sean éstas públicas o privadas, también, la falta de eslabonamiento se debe a la no formación docente para el nivel de secundaria con la suficiente capacidad de facilitar conocimientos de cursos como el cálculo diferencial, el cálculo integral, la ética, defensa nacional y otros con la necesidad y realidad de formación en el ante grado para el pre grado universitario. 3.12. PROCESO DE DESARROLLO DE LA MALLA ACADÉMICA CURRICULAR, DEL PERFIL A LA MALLA Y DE LA MALLA AL PERFIL La discusión en este caso estriba en el ¿cómo? se va abordar la mecánica operativa para el diseño académico curricular con respecto al desarrollo del modelo del estudiante desde un Perfil previo hacia la Malla Académica Curricular, donde de antemano se eligen por las competencias y habilidades del saber hacer inmediato dentro del marco de la tecnología actual y convencional, que deberán cumplir los estudiantes para luego ser diseñada a través de la malla académica curricular con los cursos necesarios para lograr este fin, o sea, primero se demarca el perfil pre condicionado con todas las necesidades del hombre ideal o la imagen deseada, que será formado para luego establecer la matriz de materias necesarias para su formación. Ahora, si partimos de la malla académica curricular previa hacia el perfil o la imagen deseada del estudiante de ingeniería, es aquí donde se van anteponer los contenidos temáticos o cursos definidos previamente para la formación académica curricular, para luego finalmente derivar hacia un perfil o la imagen deseada del estudiante universitario, para este fin se necesita una altísima experiencia académica y capacidad de análisis y síntesis para poder establecer dicha malla - perfil previa. Esta debe desarrollar objetivos muy profundos para la construcción futura de la institucionalidad científica tecnológica y consolidación de la base tecnológica endógena con visión futura de nación. - Del Perfil hacia la Malla = Para poder establecer las competencias - De la Malla hacia el Perfil = Para poder establecer los contenidos y los objetivos. De esta breve exposición podemos inferir de manera muy sencilla y transparente que no puede resistir las dudas al tratar de desarrollar un currículo con la suficiente sabiduría que tenga el balance adecuado de cursos por competencias y por objetivos, que se han venido reclamando durante el transcurso de toda la investigación. En la actualidad se ha trabado en una seria discusión en el mundo académico universitario, con respecto si esta se va ha realizar a través de currículos por competencias o por objetivos, por otro lado, podemos establecer a través de lo invocado en los párrafos anteriores que tratan de dilucidar y explicar esta 44 interrogante y dar respuesta para las necesidades en ciencia y tecnología de una nación como la nuestra con todos los recursos físicos e intangibles y con necesidades de cambios estructurales para la producción de valor agregado, viéndolo de este modo no se puede aceptar tan fácil y directamente el manejo de la tecnología de lo convencional e inmediato, sin el mayor aporte para la construcción de una base tecnológica endógena. Las escuelas de ingeniería a nivel mundial tratan de lograr un balance entre la teoría científica y la práctica de la tecnología, la inquietud estaría en que momento decidimos si estamos en el ámbito de los objetivos o de las competencias específicamente. En la reflexión final se puede concluir con un caso emblemático respecto a la visión que se tiene en la formación del ingeniero norteamericano, no por que esta sea una copia, sino por que rigurosamente se ajusta a una realidad en cualquier circunstancia, a modo de colofón, se puede concluir que adicionando, la teoría científica más la práctica tecnológica equivale a la construcción del conocimiento profesional del ingeniero, y a modo de una desiderata previus (in sic). - The theoretical man knows why = El hombre teórico conoce y busca el porque. - The practical man knows how = El hombre práctico conoce y busca el como. - The man who World lead must know why and how = El hombre que conducirá debe conocer el porque y el como. (Fuente: Del Electrical Engineering American Technical Society 1905 hasta la actualidad, traducción del autor). A manera de síntesis, se establece las siguientes interrogantes que van a dar una respuesta breve: - El ¿por qué?, es la teoría, que viene a ser los objetivos del conocimiento. - El ¿cómo?, es la práctica, que viene a ser las competencias. - El ¿cuándo? y el ¿dónde?, estarán dirigidos hacia las políticas y estrategias a través de la voluntad de hacer en los planes estratégicos, en economía, en la sociedad. 3.13. LOS GAPS O GRADIENTES ACADÉMICOS ENTRE EL PREGRADO Y EL POSGRADO Vienen a ser los espacios existentes entre los niveles académicos principalmente entre el pregrado y el posgrado, ambos carentes de los eslabones académicos, estos gaps también están referidos a la existencia de las Academias Pre Universitarias y los Centros Pre Universitarios de las universidades nacionales y particulares, cuyo único fin es el lucro económico, mostrando indiferencia a solucionar estos problemas educativos nacionales. Los gradientes reflejan también la carencia de docentes preparados para el nivel universitario, principalmente para facilitar conocimientos científicos tecnológicos a los estudiantes de ingeniería, esto se esta superando 45 parcialmente por un mínimo de docentes que estudian los posgrados y especializaciones académicas en los diferentes programas, sub programas y líneas tecnológicas. 3.14. VALIDACIÓN, ESTÁNDARES Y AUTOEVALUACIÓN Si observamos objetivamente la forma como se ha de realizar la validación estadística que pueda hacer fiable este texto, y a la ves determine la certidumbre de lo encontrado en su ámbito, por consiguiente se interviene a la población académica-profesional, a través de encuestas intramuros y extramuros, que pueda emitir las señales que verifiquen y determinen la alternativa futura y demarque soluciones correctivas o nuevas propuestas como ocurre en este texto, o aparezcan ocurrencias sinderipíticas que hace aun más complejo su manejo y su conocimiento. Por este motivo se trata de validar la hipótesis central que establece si la formación del ingeniero electricista, es la más adecuada a las necesidades de la realidad de la ciencia y tecnología de la nación, donde además podría darse la posibilidad de indicar dos alternativas, una ligada a una educación en la tecnología pura y convencional, en nuestro caso le corresponde el rechazo a esta opción, o la otra en su defecto, una educación en ciencia y tecnología, con una muestra más reducida, en nuestro caso le corresponde la aceptación de la hipótesis, aun cuando la encuesta nos indique que la corriente se inclina a favor de la educación competitiva tecnológica pura transgrediendo el fin supremo de la universidad peruana, porque en esta oportunidad estamos asumiendo que la universidad tecnológica pierde su verdadero rol protagónico en el contexto de la verdadera institucionalidad científica tecnológica defendiendo la supervivencia del futuro de la nación. Dentro de las dos vertientes encontradas con respecto a los estándares académicos, la pregunta inicial es con que modelo -bench marking o punto de referencia- marcamos el paso para poder hablar y establecer los estándares académicos referenciales firmes, que pueden ser tres, con sus propias soluciones acordados dentro de nuestros claustros universitarios o con los estándares académicos universitarios del primer mundo a nivel del Massachussets Institute Technology, Princenton, Stanford, o con la mayoría de las universidades de los países latinoamericanos de la región que han entrado en una especie de dubitancia al tratar de homologarse comunalmente al menos quedando la interrogante de hegemonización existencias por su profunda asimetría, gap tecnológico abismal, así como la concepción filosófica de la cosa y la visión de futuro, como es el caso de Méjico, ahora en lo que refiere a la aceptación, nuestro país sí ha entrado al club de la acreditación con los estándares asimétricos desde la organización hasta en el mismo que hacer universitario. Según los expertos Latinoamericanos recomiendan dar inicio a la autoevaluación regional con sus homólogos para no desaparecer del espectro académico barrido por el vendaval de las academias del primer mundo neoliberal, este tema escapa a los alcances de este texto, sin embargo, nos pone en el tapete de la discusión, que no obliga repensar, diciendo que todo 46 desafío crea una respuesta de acuerdo a una circunstancia, agregando aparte que se entra finalmente en el campo de la Política Educativa de Estado de la nación, aquí se hace sólo una apreciación muy formal del tema, que da para más en cuanto a hurgar en la investigación. 3.15. CURSOS AD-DISCIPLINARIOS Y TRANS-DISCIPLINARIOS Los cursos ad-disciplinarios son los que han de incorporarse en el presente u hoy para cumplir su misión asumida para la innovación tecnológica incesante, es decir responde a la pregunta ¿hoy que hacemos? o ¿con que cursos en el presente formaremos los nuevos ingenieros profesionales? Los cursos trans-disciplinarios responden a la interrogante ¿a futuro que haremos? o ¿con que cursos a futuro formaremos los nuevos ingenieros profesionales? también refleja a futuro que haremos con las nuevas ciencias y tecnologías de punta y en tiempo real. Estas asignaturas que drenan de muchos papers serán los que luego de ser procesados o planteados como textos por los investigadores científicos tecnológicos, sean aplicados estos nuevos cursos en el pre grado universitario. 3.16. EL GRAN FORO PARA CONSTRUIR Y DESARROLLAR LA INSTITUCIONALIDAD CIENTÍFICA TECNOLÓGICA En esta reflexión se trata de establecer los agentes de intermediación y ligar si es posible a compromisos firmes e institucionales para afirmar la verdadera institucionalidad científica tecnológica, no pensar así, equivale a vivir en una isla académica y no pertenecer a la universidad del tercer milenio algo que no nos alcanza a explicar ninguna receta de corte neoliberal, que es la cultura de investigación científica tecnológica y los posgrados, según modelo. Este gran foro tiene que desarrollarse con la participación activa de los entes siguientes: - El gran foro con los agentes de intermediación que vienen a ser las Universidades, los Institutos de Investigación, las Empresas Industriales, el Estado y las Fuerzas Armadas, de acuerdo al modelo planteado en este texto. - El gran foro Inter Facultades de Ingeniería Eléctrica a nivel nacional, para hallar los nichos o áreas académicas con respecto a la alta especialización en los pos grados y optimizar los recursos de investigación. 3.17. CONCLUSIONES, RECOMENDACIONES, APORTES.- COREA Las contribuciones halladas y desarrolladas en este texto para la formación del ingeniero electricista, consisten en haber integrado las Conclusiones, las Recomendaciones y los Aportes, de manera que se están presentando a través de un cuadro Matriz de doble entrada denominada en adelante como la Matriz COREA, estructurado primero por ejes de entrada horizontal: En lo científico, En la tecnología educativa, y en lo experimental - casuísticas. De la misma manera los ejes de entrada vertical están organizados por los: Objetivos de la investigación, Referencias, Conclusiones, Observaciones-Discusiones sobre las conclusiones, Recomendaciones y en los Aportes o Contribuciones. 47 Todos ellos se presentan en este texto, con visión cósmica y escenárica con respecto al desarrollo de todo el conjunto, igualmente, el contenido de la Matriz COREA que va a responder a los objetivos de la investigación en lo correspondiente a la teoría científica, y a la tecnología educativa expresada a través de una casuística experimental, que incluye además la aplicación objetiva y la demostración de una casuística aplicada en el Plan Académico Curricular propuesto en la EPIE-FIEE-UNAC, estos objetivos y la hipótesis planteados inicialmente se concluye que están siendo respondidos coherentemente en las conclusiones de la investigación. Por este motivo, se ha logrado establecer que las conclusiones de la investigación responden a los objetivos e hipótesis planteados previas a esta, lo que representa el consistenciamiento de la investigación y de su hipótesis donde se acepta que era necesario proponer y mejorar el Plan Académico Curricular para la formación del ingeniero, además se esta estableciendo los nuevos aportes que se han planteado en la investigación como la Matriz Malla Dinámica de control con sus cursos ad y trans-disciplinarios, la Matriz Perfil DELORS, el Modelo de los Agentes de Intermediación. Finalmente en este texto se ha desarrollado con la finalidad que en la medida del tiempo ésta tenga la capacidad de certidumbre en la predicción con respecto al resultado en la aplicación del Plan Académico Curricular Propuesto para un futuro periodo de aplicabilidad hacia el año 2010, en lo que respecta al pre grado eslabonado hacia un posible Post Grado en Ingeniería Eléctrica en la FIEE-UNAC, y por otra parte las conclusiones han respondido a los objetivos planteados en la investigación para que de esta manera sea consistente estructuralmente. 3.18. CONCLUSIONES DE LA INVESTIGACIÓN: a. En lo científico. Desde el punto de vista de los objetivos en lo científico, esta se traduce en la formulación de la teoría y las leyes de los posibles modelos que van a modelar la problemática, igualmente se va a concluir que las referencias iniciales han sido enunciadas del anterior Modelo: = I+D como referente, ahora con el actual Modelo: =I+D+In, en ciencia y tecnología definida en la Ley Marco Nº 28303 publicada el 28.03.2004, además con el modelo propuesto en este texto sobre los agentes de intermediación y participación que es el Modelo: U+I+G+E+FF.AA, vienen a ser la conjunción de la Universidad, la Industria, el Gobierno, Exterior (CTI) y las Fuerzas Armadas, como sus correspondientes agentes de intermediación, de igual manera, se presenta el Modelo Curricular de Control con sistema de realimentación, que lo hace dinámico con los cursos ad y trans-disciplinarios, explicados en este trabajo. Finalmente de propone la Matriz del Perfil DELORS, para la generación de la imagen deseada o el perfil del estudiante de ingeniería eléctrica. Además con estudios estadísticos se concluye que el balance entre la teoría y la práctica en el diseño de los syllabus académicos es del orden de 48% en teoría y 52% en la práctica. Por tal motivo visto los resultados exhaustivos de los análisis estadísticos previos, y a través de los modelos planteados, se puede presumir que al aplicarse dentro de lo propuesto por la investigación podría desarrollar adecuadamente la formación del ingeniero electricista. 48 b.En la tecnología educativa. Desde el punto de vista de los objetivos con respecto a la tecnología educativa que se plantea para la formación profesional científica y tecnológica del ingeniero electricista, aplicando el Modelo de la Matriz Académica Curricular con cursos ad-disciplinarios para el presente y cursos trans-disciplinarios que están en cola de espera para el futuro, y considerando un periodo de 20 a 30 años. De igual manera, el Modelo de la Matriz DELORS, para la formación del perfil profesional en ingeniería, considera cuatro dimensiones de los cuales, dos de ellas, el Saber y el Saber Hacer; corresponden a la formación científica tecnológica, y las otras dos, el Saber Ser y el Saber Convivir son para la formación humanística. También se incluyen los gaps o gradientes existentes de manera relevante entre el currículo del nivel de secundaria o ante grado y del nivel de ingeniería o pre grado. Por tal motivo se concluye que representa un serio problema, que actualmente escapa de control de la institución universitaria, y más aun, esto representa un problema de la Política Educativa Nacional, y más compete a la respuesta de Políticas Educativas Sectoriales, sin embargo, se observa como estudio recomendable para otra investigación aparte. Por tal razón se concluye que la Matriz Curricular dinámica ad y trans-disciplinaria y la Matriz del Modelo Perfil de DELORS. Según el estudio y análisis realizado en este texto con respecto a los objetivos de la tecnología educativa, estas pueden desarrollar una buena formación profesional del ingeniero electricista, la que se halla validada a través de las encuestas intramuros y extramuros donde se hallan los que plantean la demanda profesional en ingeniería, y donde los objetivos se consistencia con las conclusiones de la investigación. c. En lo experimental-casuísticas. Finalmente el objetivo en lo experimental, trata sobre la formación profesional del ingeniero según una casuística de aplicación desarrollada en la Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica de la FIEE-UNAC, para el periodo 2012-2018 planteado en el Modelo de la Malla Académica Curricular con los cursos inherentes a la carrera profesional de la ingeniería eléctrica, diseñado para cada materia de manera balanceada con los porcentajes entre la formación por objetivos y la formación por competencias, la que estadísticamente se a concluido que es del 42% en la teoría, y el 52% en la práctica en cuanto al diseño de los syllabus en áreas de ciencias de la ingeniería y en los cursos de tecnología aplicada. En la otra casuística se observa en la aplicación de la Matriz del Modelo Perfil de DELORS, ligado directamente al Plan Académico Curricular Propuesto para el pre grado y el post grado en las áreas troncales, estos dos componentes funcionan integral y coherentemente unidos, ahora con respecto a la Matriz Perfil, este se ha concebido desde la formulación de la hipótesis, y se ha ido construyendo a través del proceso de investigación. Por tal motivo se concluye que el objetivo experimental de la investigación es coherente con la conclusión, en cuanto a los balances académicos, y además cuando se define el Modelo experimental de aplicación en la formación del ingeniero electricista, es coherente y responde a lo planteado en la hipótesis de la investigación. De lo indicado anteriormente se sustenta con los siguientes 49 indicadores: La validación a través de las encuestas realizadas extramuros e intramuros. Los estándares y parámetros, según ANR-2005. Comparación Académica Interinstitucional. 3.19. RECOMENDACIONES DE LA INVESTIGACIÓN: a. En lo científico. En la parte científica se recomienda el Modelo: U+I+G+E+FF.AA., planteado, porque con la aplicación de este modelo, se podrá asegurar un verdadero desarrollo para la nación en lo científico y tecnológico, para que responda a los objetivos de este texto en lo científico, se recomienda que el balance adecuado y coherente deba ser determinado por el criterio del docente responsable de cada curso, en base a su experiencia acumulada, y en base a encuestas extramuros e intramuros realizados a los profesionales ingenieros de la especialidad. b. En la tecnología educativa. En lo concerniente a la tecnología educativa para que responda a los objetivos de este trabajo, se debe introducir en el Plan de estudios de los estudiantes de secundaria los cursos introductorios básicos de Cálculo Integral, Cálculo Diferencial, Física, Ética, Defensa Nacional. c. En lo experimental-casuísticas. Finalmente en lo experimental se recomienda la voluntad de aplicación por parte de los responsables las políticas para hacer y aplicar el Modelo Académico Curricular dinámico propuesto, para ello, se indican en este texto varias casuísticas con los cuales responderán a los objetivos definidos e indicados anteriormente. 3.20. APORTES O CONTRIBUCIONES DE LA INVESTIGACIÓN: Finalmente, a través de las diferentes fases de la investigación, se ha observado los objetivos correspondientes en lo científico, en la tecnología educativa y en lo experimental, y podemos ver que contribuyen y aportan en cada uno de ellos, además van dejando las posibilidades y las puertas abiertas para realizar otras futuras investigaciones ligadas a estas, con respecto: a. En lo científico. Para la formulación de los aportes o contribuciones de la investigación con respecto a un Modelo de Universidad que permita desarrollar la educación a través de la asimilación de dos procesos exógenos, uno es, a través del Modelo I+D+In, y el otro Modelo U+I+G+E+FF.AA. es el de los Agentes de Intermediación interinstitucional para poder consolidar el establecimiento de la institucionalidad científica tecnológica de la nación. De igual forma se observa para desarrollar la educación es necesario considerar los procesos endógenos que se encuentran dentro de la institución que va ligado al Modelo de control con realimentación de la malla curricular y el Modelo del Perfil DELORS el que va perfilar o generar la imagen deseada del profesional egresado. Como aporte se ha desarrollado un modelo para la Matriz Académica Curricular dinámica con los cursos ad-disciplinarios para el presente, unida a los cursos trans-disciplinarios que se encuentran en cola de espera a ser aplicados a 50 futuro y su mecánica de absorción dentro de la matriz misma, o sea su realimentación incesante e histórica para la formación de los estudiantes de ingeniería eléctrica. Otra contribución es la aplicación de un modelo para la Matriz Perfil DELORS, denominado así en honor al filósofo y educador francés de talla mundial por la ONU-UNESCO-1973-1985, Dr. Jacques Delors. Dicha Matriz considera cuatro dimensiones de la educación de los cuales el Saber y el Saber Hacer corresponden a la formación científica tecnológica, y el Saber Ser y el Saber Convivir a la formación humanística de los profesionales en ingeniería eléctrica. Se considera que es un aporte en cuanto esta va discriminando por niveles en las áreas educativas o grupos de conocimiento versus las dimensiones sino coherentemente a la Matriz curricular dinámica, lo interesante de esta visión es que desintegra analíticamente el perfil y da la oportunidad de hacer los ajustes requerido además de controlarlos de modo directo. Otro aporte importante adicionalmente desde el punto de vista teórico son las sugerencias sobre las posibles políticas y estrategias curriculares que podrían adoptarse en el corto, mediano y largo plazo en el Plan Académico Curricular de Ingeniería Eléctrica. Finalmente otra de las contribuciones es la generación de algunos términos recientemente incorporados durante este texto científica tecnológica educativa. b. En la tecnología educativa. El aporte desarrollado en este texto se halla en el campo de la tecnología educativa predominantemente en el área de planeamiento educativo. El aporte con respecto a este proceso de planeamiento esta representado objetivamente por: La Matriz dinámica realimentada, materia de la presente investigación, que incluye sus respectivos Syllabus de los cursos, Teóricos- Prácticos, igualmente, los Syllabus de Laboratorio, Manual o Guías de Laboratorio. Otro inédito aporte es la Matriz DELORS para el Perfilamiento del ingeniero electricista, en donde se detalla analíticamente en una matriz de doble entrada todas las exigencias puntualmente según el área de la competencia. Otro aporte sugerente es la modificatoria del Plan Académico Curricular de la educación secundaria en general a fin de que en los programas académicos sea introducido las asignaturas introductorias de las matemáticas superiores, como Cálculo Diferencial, Cálculo Integral, curso de Ética, y otros que puedan superar los gaps o gradientes existentes entre el ante grado de secundaria y el pre grado universitario que originan un serio cuello de botella dentro de la Malla Académica Curricular propiciando la repitencia en los ciclos iniciales. c. En lo experimental – casuísticas. Como resultado del desarrollo del presente texto en lo que respecta al área experimental donde aporta a través de la aplicabilidad real en el campo académico de la EPIE-FIEE-UNAC, con el uso del Modelo de Matriz Académico Curricular dinámico donde se considera los cursos ad-disciplinarios para ser incorporados en el presente y cursos transdisciplinarios a ser aplicados en el futuro, ambos disponibles para su aplicación para el nivel de pre grado de ingeniería eléctrica. Esta incluye el posible desarrollo de los Syllabus de los cursos, Teóricos-Prácticos, Syllabus de Laboratorio, Manual o Guías de Laboratorio. 51 Esta aplicación se realiza con el Modelo Académico Curricular denominada Matriz Malla Académica Curricular y la Matriz de Perfil DELORS con su correspondiente casuística aplicada para la generación del perfil profesional para los ingenieros electricistas y para los futuros maestrista con énfasis en Gestión y Mantenimiento de Sistemas Eléctricos. Ahora en el caso del pre grado es para la aplicación inmediata en el periodo 2012-2018 y para el Posgrado es para un futuro inmediato, ambas contribuciones serán aplicados en la FIEE-UNAC. d.- En la Matriz COREA de la investigación. La Matriz COREA (Conclusiones, Recomendaciones, Aportes) denominada así en base a que en la última parte de este texto se explica de manera resumida los resultados y las discusiones halladas en este texto con respecto a los tres ejes: en lo científico, en la tecnología educativa y por último en lo experimental con las casuísticas. Para mejor ilustración seguidamente se muestra la Matriz COREA 52 3.22.- MATRÍZ COREA EN LO CIENTÍFICO MATRÍZ COREA OBJETIVOS DE LA INVESTIGA CIÓN EN LO CIENTÍFICO Modelar y plantear las teorías y leyes de los modelos REFERENCIAS CONCLUSIONES MODELOS Modelo: I+D (anterior) Modelo: I+D+In (actual) Modelo: U+I+G+E+FF.A A. (propuesto) Modelo del Plan Académico Curricular con control realimentado del currículo ad y transdisciplinarios. Matriz del Perfil DELORS Los Modelos: I+D y el I+D+In, no integran ni consolidan suficientemente para asegurar el verdadero desarrollo institucional científico tecnológico nacional El modelo curricular bajo el criterio del Modelo: U+I+G+E+FF.AA. planteado en este texto trata de adecuarse al Modelo: I+D+In con sus respectivos agentes de intermediación planteados. Se concluye que a través de los estudios estadísticos, que los componentes temáticos de los cursos se hallan en un porcentaje del 48% de teoría y del 52% de práctica. OBSERVACIONESDISCUSIONES DE LAS CONCLUSIONES RECOMENDACIONES El Marco del Modelo I+D+In, no asegurará el desarrollo nacional porque no alcanza a expresar, ni definen a los agentes participantes de intermediación para hacer viable la institucionalidad científica y tecnológica. La discusión esta en el sentido de saber balancear los contenidos temáticos curriculares universitarios Adecuar al Modelo I+D+In, al Modelo Curricular con los agentes de intermediación planteado por el Modelo U+I+G+E+FF.AA. en la presente investigación. Con el Modelo: U+I+G+E+FF.AA. , planteada se podrá en la medida asegurar un verdadero desarrollo nacional en ciencia y tecnología de nuestra nación. El balance adecuado y coherente será determinado por el criterio del docente responsable de cada curso, en base a sus experiencias, encuestas. 53 APORTES O CONTRIBUCIONES QUE PRESENTAN Establece un Modelo de Universidad con procesos exógenos y sus agentes de intermediación para la integración institucional con la Universidad, la industria y la Sociedad Civil Organizada. Plantea la construcción dinámica de Matrices Delors: - Curriculares - Perfiles En caso de los perfiles con retroalimentación y cursos ad y trans disciplinarios. Sugiere las posibles políticas y estrategias curriculares que podrían adoptarse en el corto, mediano y largo plazo en la ingeniería. Planteamiento de políticas y estrategias educativas. 3.23.- Matriz COREA en la Tecnología Educativa MATRÍZ COREA OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN EN LA TECNOLOGÍA EDUCATIVA Plantear la solución en la formación profesional científica tecnológica del estudiante de ingeniería. REFERENCIAS APLICACIÓN Matriz curricular: - Ad-disciplinario - Trans-disciplinario Matriz Delors con cuatro dimensiones a nivel mundial Los gaps o gradientes entre el ante grado, pre grado y los post grados, se han considerado, pues manifiestan un tipo definido de perfil y calidad del estudiante de ingeniería que no tiene la capacidad académica. CONCLUSIONES OBSERVACIONES DISCUSIONES RECOMENDACI ONES Las matrices integran un desarrollo del currículo-perfil, aplicable de arquitectura abierta de fácil manejo por ser dinámica. A través de la aplicación de la tecnología educativa, establece desarrollar las matrices de la: Malla Curricular y del Perfil DELORS. Se plantea un cronograma dentro del planteamiento del diseño, para el corto, mediano y largo plazo de actividades. Predicción a través de la validación. El desfase entre la secundaria y la universidad, ocasiona severos trastornos de adaptación y nivel académico en la universidad: Repitencia, Congestión, Deserción, por lo tanto el perfil del estudiante no es el adecuado. La discusión esta en la controversia de aceptación de la tecnología educativa Considerar la educación nacional una inversión a largo plazo y no como un gasto Se observa que los programas de educación no alcanzan el nivel cercano al universitario y requiere de una respuesta institucional. Introducir en el currículo de secundaria los cursos introductorios básicos de cálculo integral, diferencial, física, ética. Fuente Propia del autor 54 APORTES O CONTRIBUCIONES QUE PRESENTAN La modificatoria del currículo de educación secundaria con la introducción a las matemáticas superiores 3.24.- Matriz COREA en lo experimental MATRIZ COREA OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN EN LO EXPERIMENTAL Para la formación profesional del ingeniero electricista - casuísticas. REFERENCIAS CONCLUSIONES EXPERIMENTAL Modelo de aplicación de la Matriz Delors en el currículo para el pre grado y el post grado en la FIEE-UNAC como propuesta 2012-2018. VALIDACIÓN - Encuestas intramuros y extramuros - Estándares y parámetros ANR-2005 - Comparación interinstitucional La experiencia en la aplicación en la realidad, hacen viable y se adaptan al modelo en cuanto a la logística y economía dentro de una política adecuada. OBSERVACIO NESDISCUSIONES RECOMENDA CIONES En la incapacidad de ponerse de acuerdo corporativame nte y buscar la voluntad política. Políticas y voluntad de hacer y aplicar el Modelo Curricular. Fuente propia del autor 55 APORTES O CONTRIBUCIONES QUE PRESENTAN Un Modelo Matriz Curricular, disponible para su aplicación a nivel de pre grado en la FIEEUNAC-2007. - Currículo Dinámico: Ad y trans-disciplinarios - Perfil Delors Un Modelo Curricular para un posible Posgrado en la FIEE-UNAC. 3.25. FUTURAS LÍNEAS SUGERIDAS QUE APERTURA ESTE TEXTO Al realizar los estudios en este texto científica experimental, a través de sus diferentes Capítulos u etapas en especial a partir del marco teórico, este texto va ir dejando algunas puertas abiertas o caminos para que otros investigadores puedan continuar profundizando los temas que ya se han ido tratando y que necesiten de un mayor escrutamiento, por ello, se va a determinar atingentemente los tópicos sugerentes en especial las siguientes líneas de investigación: a. Línea de investigación: A Es inevitable investigar y profundizar sobre los indicadores y cuantificadores de la calidad de la Malla Académica Curricular trans-disciplinaria a través de un análisis estadístico de la serie histórica de información que aun no se ha podido establecer debido a que no existe actualmente una base de datos debidamente constituida con los indicadores propuestos. b. Línea de investigación: B Es inexcusable sugerir a otros investigadores la aplicación y adaptación del modelo matricial de la Malla Académica Curricular ad-disciplinaria y trans-disciplinaria dinámica en las Mallas Académicas Curriculares de otras especialidades profesionales de la ingeniería, donde implica el desarrollo integral epistemológico, manteniendo un definido eje troncal de la carrera profesional tratada, así como los respectivos syllabus académicos de teoría y de laboratorios, con sus correspondientes perfiles del profesional ideal o la imagen deseada del ingeniero. c.- Línea de investigación: C Es necesario y sugerente investigar sobre las definiciones de los parámetros estandarizados académicos para los post grados conducentes a Maestrías y Doctorales, de la misma forma como se enfocó el desarrollo para el pre grado en nuestro caso el modelo es trans-disciplinario dinámico. d.- Línea de investigación: D Es irremediable, sugerir la investigación para hallar una metodología piloto para la posible autoevaluación de cada Universidad en las carreras profesionales de las ingenierías, esto supone un profundo conocimiento de análisis académico. Este tema en la actualidad es muy controversial por su situación e implicancia en la política educativa donde se abren dos caminos, uno es la autoevaluación dentro de los parámetros regionales con sus homólogos, y la otra es si atendemos a las academias del primer mundo, la gran diferencia se halla en las asimetrías a todo nivel, y por lo tanto, es un tema que justifica su estudio. e.- Línea de investigación: E No existe aun un estudio sugerido sobre el desarrollo integral en las facultades de ingeniería eléctrica conducente a una mejor distribución equilibrada de las diversas 56 líneas de investigación, a fin de repartir las responsabilidades en la inversión de esfuerzos en ciencia y tecnología, a fin de no conflictuar durante las investigaciones, por ello, se ha encontrado que la mayoría de las facultades de ingeniería eléctrica investiguen en los mismos nichos académicos, lo que supone una competencia y duplicación de actividades, es necesario investigar las alternativas. f.- Línea de investigación: F En lo referente a la Tecnología Educativa este texto ha tocado el área del Planeamiento Educativo, precisamente desarrollando un modelo de Planificación Académica Curricular y el Perfil o la Imagen deseada del profesional, por otra parte no se ha tocado el área de la Evaluación Académica, que por su magnitud también representa un tema imperioso de estudio e investigación y sobre todo de una gran discusión en la actualidad. g.- Línea de investigación: G En la actualidad existe un tema muy discutido sobre la formación del profesional del ingeniero académicamente balanceada por objetivo o por competencias, en otras palabras entre la teoría y la praxis o sea entre la scientia et praxis, ampliamente discutida para direccionarla únicamente hacia la praxis competitiva, por ello, es inexcusable sugerir continuar investigando este desafío en la educación de los ingenieros científicos tecnológicos y los ingenieros tecnólogos, como se ha visto en este texto se ha tratado en parte sobre un adecuado equilibrio entre la ciencia y la práctica dependiendo del área académica respectiva. h.- Línea de investigación: H Otra investigación ineludible, prioritaria y doctrinaria de la educación en la ingeniería es sobre los Equipamientos de Laboratorios Experimentales con énfasis en los diversos Programas, Sub Programas o Líneas Científicas Tecnológicas de la ingeniería, con equipos eléctricos, electrónicos y mecánicos automatizados e inteligentes de última generación necesarios y suficientes para la eficacia del Planeamiento Académico Curricular en la formación de los futuros ingenieros científicos tecnológicos que nuestro país requiere. i.- Línea de investigación: I Para finalizar podemos inferir de modo directo que las variables cuantitativas para definir la mejor calidad del Plan Académico Curricular, son de alguna manera controlables, sin embargo, existe una que es imposible controlar como es el gasto en la inversión educativa, en cuanto al soporte económico en este texto no se toma en cuenta, no por que no sea importante, sino porque, es una variable de alta perturbación, sólo se asume un medio equilibrado necesario y suficiente en cuanto a lo económico, tema que no se va a tocar en este trabajo y que amerita otra similar investigación. 57 3.26. ADDENDUM DE POLÍTICAS Y ESTRATEGIAS PARA LA FORMACIÓN DEL INGENIERO ELECTRICISTA Este addendum o agregado en este texto científica tecnológica experimental educacional, se presentan las posibles políticas y estrategias para la formación científica tecnológica del ingeniero electricista. Si bien es cierto es una opinión lograda a través de este texto, básicamente complementaria e importante por la magnitud de intereses hallados dentro del análisis de la teoría, sobre la ciencia de la educación, y sobre la tecnología educativa aplicada en el Planeamiento Académico Curricular y el Perfilamiento o la imagen deseada del Ingeniero, el cual no debe implicar realizar necesariamente un planteamiento de políticas y estrategias en la educación e investigación científica tecnológica, el que escaparía a los alcances de la investigación realizada. Sin embargo, a manera de colofón consultada y luego sugerida por los consejeros investigadores y especialistas, se ha tenido que considerar este addendum sobre las posibles políticas y estrategias científicas tecnológicas y experimentales al tema, para poder reforzar en cierta medida su posible aplicabilidad y funcionabilidad en el medio académico, esto va como una sugerencia en la búsqueda de las posibles tomas de decisión en las soluciones estructurales y coyunturales de la problemática estudiada en la investigación. Por otro lado, es notorio que el tema sobre la formación académica curricular tratado al final de la investigación, llega a politizarse e ideologizarse en cierta medida dentro del mundo de las academias universitarias, por tratarse de uno de los grandes intereses de los estados nacionales y empresas educativas privadas en la consolidación de la institucionalidad científica tecnológica, así como la influencia directa en el sistema productivo nacional, además de las políticas educativas mismas y de las aspiraciones y voluntades de las administraciones de gobierno, lo que se torna en algo contencioso. Ahora, los planteamientos de políticas y estrategias que se sugieren en este texto vienen a ser el resultado de los análisis y conclusiones logradas a través de la investigación y extraídas de los capítulos anteriores, los mismos que son generados previamente desde la visión y misión institucional, para luego direccionarlo hacia el perfil ideal o la imagen deseada del profesional en ingeniería. a.- El gran marco en las políticas Al no existir en la Nación un Proyecto Nacional Integrador de la Educación Peruana con vías a la consolidación del desarrollo de la institucionalidad científica tecnológica, creadora de la base tecnológica endógena, urge recomendar y considerar este magno proyecto las líneas trazadoras básicas, pues sin el, no podríamos hablar de un futuro promisorio sobre la institucionalidad en ciencia y tecnología de modo estructural y organizativo para consolidar una base científica y tecnológica endógena. De lo expresado en el anterior párrafo se puede colegir específicamente el incorporar al proyecto educativo científico tecnológico, a la empresa industrial productiva de la nación con la academia universitaria, incluyendo a las Fuerzas 58 Armadas, y el Sistema de Defensa Nacional, expresado a través de un modelo de la ciencia y tecnología, con sus respectivos agentes de intermediación Modelo: U+I+G+E+FF.AA. (Universidad, Industria, Gobierno, Exterior CTI y las Fuerzas Armadas). Del mismo modo, se va a deducir para la consolidación de la Institucionalidad Científica Tecnológica de la nación, la que se va a desarrollar entre los agentes tetratómicos: Universidad, Industria, Estado y las Fuerzas Armadas, que podrían ser a través de los Institutos de Investigación como se ha planteado en el modelo de desarrollo Universitario de este texto; la que se halla inmerso dentro del Modelo en Ciencia y Tecnología: I+D+In Investigación, Desarrollo, e Innovación Tecnológica, definida en la Ley Marco Nº 28303, publicada el 28.07.2004, la que establece el planteamiento de las grandes metas viables de la investigación ligados a la producción nacional, y esta a los intereses y objetivos de nación. Estos Modelos en lo académico, están direccionados Generalmente hacia sus posibles post grados de las universidades en ingeniería eléctrica, debiendo asumir independencia y unicidad para evitar esfuerzos paralelos en las investigaciones y especializaciones de los Post Grados académicos, asimismo, como el esfuerzo económico paralelo en la inversión, para ello tendríamos los posibles tetratómicos ejes troncales académicos genéricos en investigación y las líneas de especialización en el post grado ya recomendados en la Malla Académica Curricular, estos son: En Electrificación Nacional en sus variadas formas, solar, eólica, micro y macro generación, líneas de transmisión eléctrica. En Gestión y Mantenimiento en Sistemas Eléctricos. En Sistemas de Potencia y Planeamiento Energético-Interconexión, como opción no preferente debido a que ya se cuenta con esta especialidad, y se viene desarrollando en la Universidad Nacional de Ingeniería. En Diseño de Maquinaria y Equipo Eléctrico, con visión industrial de la producción nacional, como una opción adicional a largo plazo de acuerdo al desarrollo. Todo lo anteriormente indicado, debe ir unido hacia una política de búsqueda incesante de foro con acuerdos y convenios académicos firmes en investigación en las facultades o Institutos de Investigación universitarios en ingeniería, y también debería ser para ponerse de acuerdo en la repartición inter universitaria de las tareas en las especializaciones tecnológicas u énfasis de post grado a nivel nacional, a fin de evitar la colisión de competencias en las especializaciones y producción científica tecnológica, y más bien la profundización en las tareas de las investigaciones científicas tecnológicas de los post grados, así como los gastos innecesarios en las inversiones paralelas. En el párrafo anterior se esta planteando a manera de sugerencia los posibles ejes tróncales de especialización e investigación, pudiendo adicionalmente establecer otros a nivel de énfasis según sus visiones y políticas institucionales futuras. Dentro de las políticas del gran marco esta el promover y dinamizar el estudio y la investigación del desarrollo científico tecnológico, así como la difusión de las materias con el objetivo e interés para la Defensa Nacional, donde las universidades tienen la responsabilidad de establecer los Convenios de Cooperación con las Fuerzas Armadas, debido a la dualidad funcional en la producción de muchos de los 59 procesos y diseños en la producción Industrial tecnológica, donde las tecnologías en realidad pierden la direcciónalidad en la definición para su aplicación, ya sea de uso militar o de uso civil, más aun cuando algunos de los sistemas de armamento en su totalidad funcionan en ambas áreas dualmente con procesos de automatización y control de alta tecnología donde los ingenios necesitan de las sinergias de los procesos educativos de la investigación. Aquí podríamos además hablar de un proceso sinéctico o de cooperación en equipo de trabajo para poder alcanzar las metas, pues, no se halla aun internalizado frecuentemente en la cultura de los académicos y militares de nuestro medio por este tipo de inmadures o mentalidad limitante. La visión cósmica que se esta abordando en este análisis la podemos observar y consolidar en el diagrama siguiente, donde dos de los modelos propuestos son de procedencia exógenas a la Institución, y los otros dos modelos son de procedencia endógenos dentro de la Institución; estos cuatro modelos propuestos tendrían que interactuar coordinadamente con una visión holística a través de estos modelos planteados para el desarrollo y la institucionalidad científica tecnológica nacional donde por este motivo se hace necesario de una decisión política con voluntad de hacer. b.- Los Modelos exógenos a la institución - Modelo: I+D+In de Ciencia y Tecnología de Nación, constituido por la Investigación Científica, el Desarrollo y la Innovación Tecnológica. - Modelo. U+I+G+E+FF.AA. de los Agentes de Intermediación Estratégico, constituido por las Universidades, Industrias, Gobierno, Exterior (Cooperación Técnica Internacional) y las Fuerzas Armadas Nacionales. c.- Los Modelos endógenos a la institución Modelo de Control Realimentado Curricular ad-disciplinarios y trans-disciplinarios, con su correspondiente visión, misión, perfil, cursos ad-disciplinarios para la actualidad y los cursos trans-disciplinarios para el futuro. Modelo Matricial de Delors para el Currículo Académico y Perfil DELORS o la imagen deseada del estudiante de ingeniería eléctrica. 60 d.- Diagrama del modelo universal para el desarrollo de la institucionalidad científica tecnológica nacional Modelo de ciencia y tecnología de la nación I + Investigación D + In Desarrollo Innovación Tecnológica Modelo estratégico de la universidad y los agentes participantes U + Univers. I + Indust. G Gobier. + Exter. E + FF. AA. Fuerzas Armadas. Modelo de control dinámico del plan curricular, visión, misión y perfil Ad-disciplinarios Trans-disciplinarios Modelo matricial DELORS El Currículo y El Perfil DELORS Fuente propia del autor 3.27. PROCESOS DE LOS ROLES DEL TECNOLÓGICO A NIVEL ACADÉMICO CONOCIMIENTO CIENTÍFICO De igual forma, se presenta la clasificación de los roles del conocimiento científico tecnológico que descansan en la filosofía de la ciencia y tecnología, en la ciencia o epistemología y finalmente en la ciencia o tecnología aplicada, las que se explican: - En primer lugar se halla la filosofía de la ciencia y tecnología de la institución, que viene a ser el gran cosmo o universo que estudia y analiza los grandes problemas de la humanidad, de la realidad o el pensamiento, y escudriña o busca los posibles caminos de solución al problema. - En segundo lugar esta la ciencia o epistemología que estudia un problema específico en base a la construcción del edificio de su teoría, busca el porque de las cosas, como las leyes naturales y los modelos; finalmente tiene la capacidad de la predicción científica o probable. 61 - El tercer lugar le corresponde a la tecnología o ciencia aplicada la que esta aplicada directamente hacia la solución de un problema específico mediante la praxis, se dan en el campo económico, social y político, además busca el como hacer las cosas. Diagrama de los Procesos y roles del conocimiento científico tecnológico FILOSOFÍA Estudia y analiza los problemas generales –cosmo universo- de la realidad, busca los posibles caminos de solución Escuelas Filosóficas en Ciencia y Tecnología CIENCIA Estudia epistemológicamente un problema específico (La base teórica, leyes, modelos y predice) TECNOLOGÍA Solución –aplicación praxis- de problemas específicos en la: Economía, Política y Sociedad Fuente propia del autor 3.28 POLÍTICAS Y ESTRATEGIAS PARA LA FORMACIÓN DEL INGENIERO ELECTRICISTA Se parte del fin supremo de la carrera profesional de la ingeniería eléctrica, donde la misión suprema de los ingenieros es la creación, construcción ingeniosa de obras, y artificios que brinden bienestar a la humanidad mejorando la calidad de vida conduciendo hacia el bien común de la sociedad. Desde la perspectiva de sus grandes fines se puede establecer, la gran interrogante y problemática que concebimos y otorgamos a la Universidad en muchos de los casos a nivel de pre grado y no trazamos los ejes filosóficos, epistemológicos de un post grado coherente con nuestra realidad, y más aun sin tender a la construcción de la Institucionalidad Científica Tecnológica de Nación, se podría inferir que no existe una cultura de los post grados coherentes a un eje troncal con énfasis para dar las soluciones en ciencias y tecnologías nacionales, los que podrían devenir al final del proceso educativo en forjar profesionales para otros cosmos o realidades con la consabida pérdida del profesional ya formado, por este motivo en ingeniería 62 eléctrica la investigación en ciencia y tecnología debería establecer una política de investigación muy ligada a los intereses y objetivos de la nación, comprometiendo vivamente al sistema productivo demandante. Como un ejemplo emblemático tenemos la generación eléctrica no convencional como son los sistemas fotovoltaicos solares, aquí podemos observar que esta tecnología no ha recibido la atención adecuada en investigación de las universidades tecnológicas, que no se han realizado in profundis las investigaciones, las formas productivas y diseños, con compromisos ligados a la industria y la misma sociedad para dar solución de electrificación en áreas nacionales donde no se pueda marginar económicamente, ni es de interés económico electrificar estas áreas para las empresas privadas como son los pisos andinos a partir de los 3000 m.s.n.m, para que de esta manera se pueda incorporar a estos grupos sociales y al circuito de consumo y producción. Este caso observado, es uno de los muchos de los intereses de investigación donde no existe voluntad de los políticos en la investigación científica y tecnológica, al margen de las otras investigaciones que tienen carácter de inversiones con altas tazas de rentabilidad aseguradas, queda en esta reflexión realizar la búsqueda de oportunidades de investigación siguiendo este derrotero con el interés de la nación. En la investigación se ha considerado tres grandes ejes de políticas y estrategias para así darle una cierta viabilidad, estas políticas y estrategias son: - En lo Académico en Ciencia y Tecnología - En la Investigación Científica Tecnológica y - En la Proyección Social de la Academia Universitaria a. En lo Académico en Ciencia y Tecnología Debemos desarrollar y practicar la ingeniería inversa, tal como lo ejecutan los países desarrollados científica y tecnológicamente, incentivar la fabricación de buques, aviones, automóviles, maquinaria pesada, sin interesar lo que cuesta, porque dicha fabricación dará oportunidad de trabajo a nuestros profesionales de las diferentes líneas tecnológicas, que nuestro país requiere con urgencia para su desarrollo tecnológico. Es necesario precisar que un Estado nación tiene que consolidar una cierta unidad en la política nacional para poder lograr una estabilidad en sus grandes proyectos de desarrollo, como es uno de ellos, la educación en la nación, esta misma imagen también se proyecta directamente sobre las instituciones académicas universitarias el poder lograr consolidar cierto nivel de estabilidad y unidad académica consensual, para decidir el gran marco de visión misión y perfil, así como los acuerdos con otras instituciones en su misma línea de acción, a fin de no colisionar con los intereses científicos tecnológicos académicos de otras instituciones, asimismo evitar pérdidas por duplicación de esfuerzos, que no conducen a ningún buen camino, este es un problema de saber focalizar muy bien nichos de especialización, este inconveniente ya ha sido superado ampliamente en las naciones más avanzadas, porque se concluye que el fin supremo, es lograr establecer una sólida y monolítica 63 Institucionalidad Científica Tecnológica de la Nación, en la que intervienen muchos agentes y por lo tanto, se torna contencioso profundamente político. Finalmente, no debemos olvidar que tiene un componente común para todos dentro de los intereses nacionales como es el lograr el desarrollo de la educación en la nación, cerrando esta reflexión se recomienda que se planteen a nivel de universidad acuerdos colegiados y dentro de un modelo de desarrollo institucional consensual como estrategia, ellos son: - Se debe proponer en la enseñanza de la educación secundaria la incorporación de asignaturas introductorias básicas de Cálculo Diferencial, Cálculo Integral, Ética, Ciencias Sociales, Defensa Nacional y otros relacionados con los valores humanos para que sean considerados su inclusión en los planes académicos de estudios y sean aprobados por el Ministerio de Educación. De esta manera romperían el gap o brecha existente entre la secundaria y el pre grado universitario. - En los exámenes de admisión de los futuros estudiantes a las universidades deben ser efectuados por selección académica con aprobación de este, y no el elemental concurso por cobertura de vacantes que no propicia el ingreso de estudiantes con calidad académica. Desde ahí se inicia la calidad académica. - Existe un gap o gradiente de nivel académico profundo entre la secundaria y el pre grado universitario, en lo referente a la ausencia de los cursos de ciencias básicas introductorias, como los principios básicos de Cálculo Diferencial e Integral, la Física Introductoria Superior, que se maneja desde el inicio académico universitario, lo que va ha provocar en el futuro alta repitencia, deserción y congestión en dichas áreas como los cursos de físicas y matemáticas, lo que se traduciría en lograr un mejor eslabonamiento académico entre la educación secundaria y la educación universitaria. La parte medular y discutible, esta en que se romperían los complejos oligopólicos educativos de los Centros Pre Universitarios, tema muy sensible de tratar, pues se halla en el campo de los intereses económicos de grupos educativos, este gap que trata de dar una interfase informal no esta considerado en la política educativa, pero que se ha ido institucionalizando informalmente sin darse cuenta, nos han llevado ha desarrollar un paso obligatorio en la educación del estudiante al tener que realizarlo para poder ingresar a una universidad peruana. - Los docentes de nivel secundario deberían estar en capacidad de poder manejar los conocimientos de las ciencias básicas introductorias como físicas, electroquímicas, matemáticas, considerando la enseñanza del cálculo integral y diferencial, cálculo vectorial básico, cálculo matricial, en el último tramo académico de la educación secundaria, el estudiante rompería automáticamente el gap o gradiente en la continuidad académica universitaria y no sufriría este vació en su formación. - Una de las debilidades de los ingenieros docentes es que la gran mayoría de ellos son profesionales y/o especialistas en tecnología y carecen de la formación docente andragopedagógica y didáctica educativa, en las diferentes áreas, programas, sub programas o líneas educativa, este empirismo en el docente se supera por especialización metodológica en Docencia Universitaria o por un largo periodo de experiencia y sufrimiento académico. - La política académica de la universidad debería estar ligada a propiciar la especialización en los cursos inducentes a desarrollar procesos heurísticos 64 conducentes a las investigaciones científicas, tecnológicas y educacionales, a través de cursos como Epistemología, Metodología de la Investigación Científica, Tesis - I, Tesis - II y otros conducentes a la obtención de los grados académicos universitarios correspondientes en investigación aplicada. b. En la investigación científica y tecnológica Esta invocación y sugerencia es la de desarrollar la práctica de la ingeniería inversa, tal como lo ejecutan los países desarrollados científica y tecnológicamente, incentivando la fabricación industrial que nos conduzcan hacia los diseños de navíos, aviones, automóviles, porque el progreso industrial es caro y muy difícil de lograr y requiere del sacrificio de sus élites, porque dicha fabricación dará oportunidad de trabajo a nuestros, obreros, técnicos y profesionales de las diferentes líneas tecnológicas a nivel de recomendación. - Se hace necesario fomentar el desarrollo de una cultura de los post grados e investigaciones con las especialidades de acuerdo a las demandas de la realidad e intereses de la nación que van a ser creadoras de la institucionalidad científica tecnológica, a través de una Política de Investigación Académica Universitaria - Es necesario desarrollar los Centros o Institutos de Investigaciones adyacentes a las Escuelas Profesionales de Ingeniería Eléctrica y sus ramas afines a través de formas empresariales tipo joint venture (empresas con riesgo compartido), con la empresa industrial para desarrollar la Institucionalidad Científica Tecnológica. - Propender a la formación de ingenieros donde su misión suprema es la creación ingeniosa de obras y artificios que brinden el bienestar humano pero con la mentalidad de lograr incorporar a los diversos componentes tecnológicos los valores agregados con costos competitivos para mejorar la calidad de vida. - Propiciar la ejecución de convenios para la capacitación y perfeccionamiento a nivel nacional e internacional de nuestros docentes, estudiantes y profesionales en las diferentes líneas tecnológicas. - Propiciar la ejecución de intercambios tecnológicos en los diversos componentes tecnológicos realizando o sumando valores agregados, mejorando la calidad del producto a costos competitivos en este mundo globalizado. c. En la proyección social e imagen institucional El fin supremo de la universidad, es formar integralmente al estudiante, y el otro, es ponerse al servicio de la sociedad a quien se debe y sustenta sus necesidades, por esta razón, la Proyección Social de ésta, es un fin primordial, como un instrumento hacia la sociedad para construirla y educarla, opinión del educador y filósofo brasileño, Freyre, esta se establece como la voluntad de hacer en la Proyección Social, donde tenemos que: - Desarrollar foros de discusión, consultivos y de compromisos con la empresa industrial acerca de sus demandas para a su ves realimentar las necesidades de los currículos académicos actualizándolos de acuerdo a la demanda del mercado productivo. - Ejecutar convenios Marcos y Específicos de Cooperación a nivel local, regional, nacional e internacional para la capacitación y perfeccionamiento de nuestros docentes, estudiantes y profesionales en las diversas áreas o líneas tecnológicas. 65 - Ejecutar intercambios científicos tecnológicos académicos a nivel nacional e internacional, se deduce de un manejo de las transacciones protocolares bilaterales con Cooperación Técnica Internacional. - Convenios de Cooperación de servicios de asistencia técnica con la Sociedad Civil Organizada para casos severamente críticos y de alta sensibilidad social en la región en materia de ciencia y tecnología. 3.29. POLÍTICAS Y ESTRATEGIAS AUTOEVALUACIÓN UNIVERSITARIA RESPECTO A LA FUTURA La autoevaluación universitaria es necesaria para poder conocer el estado situacional de una institución universitaria en la parte académica, infraestructura y otros aspectos que son útiles para su diagnóstico y reconocimiento de la calidad en todos sus niveles, es de carácter temporal y de verificación periódica, en algunos casos es otorgado por un organismo acreditador competente externo previa evaluación periódica. Como sugerencia estaría el implementar y desarrollar el Plan Académico Curricular de este texto con cursos ad-disciplinarios y trans-disciplinarios, así como la aplicación de la dinámica Matriz DELORS, para la generación del Perfil o la imagen deseada del ingeniero. Para evaluar la calidad es necesario considerar cuatro ejes centrales cuyas dimensiones obedecen a los intereses de la Nación, las que se explican en: - El Contexto Institucional. Esta primera dimensión abarca las características asociadas al propósito institucional, a la visión y misión de la universidad. - El Proyecto Académico. La segunda dimensión trata sobre el currículo como eje central para la formación de los estudiantes de una unidad académica. - La Infraestructura y Equipamiento. La penúltima dimensión considera las políticas y acciones orientadas a asegurar que la carrera disponga de una planta física adecuada y suficiente para el desarrollo de sus actividades académicas, de investigación, de bienestar y de proyección social. - Los Docentes, Estudiantes y Egresados. Por último la cuarta dimensión comprende las características cualitativas y cuantitativas, del nivel académico y profesional de los docentes, estudiantes y egresados, coherentes con la visión y misión de la institución universitaria. Se está observando la conducta adoptada por algunos países latinoamericanos con respecto a la Acreditación Universitaria, en la que alguno de ellos han preferido abstenerse de dar un paso hacia la Acreditación Académica, pues asumen causales estructurales inconvenientes, como la profunda asimetría con respecto a lo académico, a la economía, a la infraestructura y hasta el manejo político institucional, debido a este motivo México ha preferido abstenerse y decidido mantener la idea de realizar su propio auto evaluación para luego poder acreditarse con sus homólogos regionales, ahora por ese mismo motivo la Argentina y otros países sudamericanos están siguiendo ese mismo camino o criterio. Autoevaluarse significaría hacerse un análisis valorativo sensibilizador de su situación con respecto a un parámetro predeterminado, referido a la institucionalidad académica, investigativa y a la proyección social; y por otro lado se ubica la infraestructura y su soporte administrativo que seria la logística del sistema que también determina la calidad de la institución educativa. 66 Finalmente, la auto evaluación seria la valoración con respecto a la calidad de las instituciones de la región, donde podría recomendarse inicialmente en este caso realizarla, y por otro lado para llegar a los estadios mayores, sería observando las opciones futuras de ventajas y desventajas, así como lo esta observando Méjico a pesar de ser un país muy cerca a uno del primer mundo ha adoptado una conducta o posición realista autónoma. 3.30. PROPUESTA Y SUGERENCIA PARA EL ÁREA PRODUCTIVA EN EL DESARROLLO ELÉCTRICO En una breve atingencia podemos establecer los ejes que podrían abrir paso entre la academia, la producción y el aparato político, ahora lo hacemos específicamente con respecto a la producción industrial de valor agregado, además, la clase política gobernante tiene un rol muy importante en este circuito de planteamientos de políticas. - El estricto apego hacia la normalización y calidad de la producción eléctrica. - Propender la producción y abastecimiento de material eléctrico nacional. - La posible renovación de las máquinas y equipos eléctricos de producción para la optimización de la productividad y costos. - Lograr la obtención para la facilitación de crédito en la industria eléctrica. - Tratar de fomentar el diseño y construcción en la electricidad a todo nivel desde las viviendas hasta los megaproyectos electromecánicos-nanoelectrónicos. - Propender la inversión pública en la industria eléctrica nacional pues ella es demandante estratégico, electrificación, construcción, joint venture u actividades mixtas. - Adquisición de patentes y autorización sobre marcas para la producción de esta manera poder asumir actividades con mentalidad productiva. - Es recomendable establecer los convenios de investigación entre las Universidades y las Industrias a través de sus Institutos de Investigación bajo la modalidad de joint venture de responsabilidad compartida como se propone en este texto. La relación anterior que presentamos, y que pareciera que son aspiraciones ilusorias no posibles de alcanzar. Sin embargo, la mayoría de ellas son de carácter ineludible para poder dinamizar el incipiente mercado de producción y consumo nacional, en la revista de la Sociedad Nacional de Industrias, SNI de febrero del 2005, aparece una frase muy lacónica y a la ves reflexiva que dice: Tecnología o Muerte, de suerte la frase a partido del vocero más conspicuo de los productores industriales de la nación, y no de un político u académico iluso o febril, además lo interesante es que por lo menos percibimos que existen mentalidades en ese seno que no desean seguir el camino del rentismo o de algún tipo especulativo de actividad, sino de la producción del valor agregado que da vida y trabajo, pensar lo contrario estaría en el sentido irrepetible de su mensaje lacónico. 3.31. FALACIAS TECNOLÓGICAS, ECONÓMICAS Y EDUCATIVAS En esta oportunidad se va mostrar algunas de las falacias de las tantas que se han creído ilusoriamente, la que se han dividido en tres partes, una es la tecnológica, la otra es la económica y finalmente la educativa, como se puede observar a través de 67 la investigación se han ido deslizando de alguna manera alguno de los errores históricos cometidos por las decisiones políticas nacionales, si bien es cierto este capítulo ya corresponde a un análisis estructural económico, que no es tema directo de la investigación, sin embargo, la reflexión es que interesa abordarlo de sobremanera para dar respuesta a algunas interrogantes desde el propio modelo de acumulación neoliberal que se ha establecido, que de por si mismo, este va determinar un modelo político educativo, un modelo científico tecnológico, y un modelo económico a la sombra de lo anteriormente indicado, dejamos sentado que es un tema que abre puertas en cuanto a la ciencia y tecnología, mejor dicho a la educación de la Nación. a. Con relación a las falacias tecnológicas. Respecto a las falacias tecnológicas en general vamos destacar los eufemismos que se establecen al adoptar algunas recomendaciones derivadas de las corrientes u escuelas de desarrollo y políticas de estado, ya sean tecnológicas o económicas a través de decisiones que son consideradas como una gran solución y donde casi siempre resultan a la larga erradas recomendaciones de algunas instituciones internacionales u consejeros de otras potencias tecnológicas y donde finalmente transcurrido el tiempo se recogen los resultados desalentadores de la conducta tecnológica adoptada visualizándose como engaños o falacias que se han producido al inducirse u al cooptar las acciones recomendadas por los países desarrollados hacia los países en vías de desarrollo tecnológico, con los que se intenta de alguna forma controlar y retrazar su posible desarrollo tecnológico, agroindustrial, textilería y otras ramas industriales, éstas visiones son enviadas y ejecutadas por las mega empresas transnacionales, además son reforzadas con sus cartas de intención a través de sus entidades financieras mundiales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional y otros Consorcios Financieros). b. Podemos afirmar que actualmente en los países del tercer mundo una de las falacias clásicas más conocida, ha sido la transferencia tecnológica planteada a los inicio de los años 50’ por la CEPAL, con el famoso modelo Sustitución de Importaciones Progresivo en donde después de cincuenta años transcurridos no se arribó a la transferencia de tecnología esperada y entonces luego se hablo de un desgaste del modelo u agotamiento de él, más bien hoy se ha reprimarizado con mayor profundidad el mercado de oferta productiva nacional, se aduce toda índole de obstáculos pero lo cierto es la no manifiesta transferencia tecnológica a una nación carente de una base tecnológica endógena propia y la poca que pudo adquirir ilusoriamente, y por otro lado a la ingenuidad depositada por sus líderes en creer que se podría transferir tecnología cuando lo real es que la tecnología se construye con el esfuerzo y sacrificio de sus élites productivas y la voluntad y nacionalismo de sus gobernantes, es más este problema solo lo pueden resolver los propios peruanos con sacrificio de años de trabajo productivo de valor agregado y no especulativo o golondrino de capitales de inversión, este es un ejemplo de los muchos que podríamos agregar. c. Con relación a las falacias económicas. Dentro de las falacias económicas también encontramos que son las de políticas económicas utilizados sistemáticamente por los países de economías avanzadas, las que además son avaladas por los Consorcios Financieros, Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, y otros, para establecer las reglas de juego a través de sus cartas de 68 intenciones u otras modalidades de intervencionismo a pesar que el neoliberalismo establece transparencia y no intervención en actos de economía, desde ahí se inicia la falacia, como resultado en casi en todas las oportunidades se han cometido errores de gran magnitud, y la consecuencia directa es el freno de su desarrollo tecnológico de los países con pocos recursos económicos y pocos grados de libertas en su manejo económico. Como ejemplo actual es el Tratado de Libre Comercio, que solo va alcanzar a favorecer económicamente solo al 2% de población del país y por otra parte se deja descoberturado a la totalidad de la población agro pecuaria de la sierra y selva peruana sin sustento ni beneficio que pueda cubrir su mercado de demanda, para ello se habla de compensar las pérdidas, pero la pregunta es ¿que ha sucedido si el neoliberalismo dentro de sus principios básicos define que no se puede subsidiar en una economía?, peor aun cuando se inicia el gran proyecto como el TLC, ya se inicia perdiendo en la mayoría de los negocios involucrados al sector agropecuario, entonces quien es el beneficiado solo 600,000 personas incluyendo el empresariado extranjero. Este tema que deja mucho que analizar, ahora con respecto a la extracción minera realizada en la Nación, esta es a gran velocidad y en tiempo record en volumen o sea descremando el recurso, sin tocar el problema de la contaminación que no manejan los estándares internacionales en algunos casos, además como contra partida ésta se realiza sin producir transferencia de tecnología de valor agregado, quedándose en los servicios o tercerizaciones elementales, por otra parte esta no es insumidora de puestos de trabajo esto sin especular como será al final cuando ocurra el cierre de mina en muy poco tiempo. Decimos afirmando que son falacias porque lo que creemos que podría ser un gran beneficio adecuado a la nación, ahora cuando menos resulta diametralmente todo lo contrario, fue una gran ilusión que solamente beneficia a muy pocos y al extranjero. d. Con relación a las falacias educativas. De los párrafos anteriores, se ha dejado exprofesamente para el final este tema, ahora se puede colegir que es lo que podría estar sucediendo con la educación en la nación visto el panorama anterior, donde la educación es como un instrumento que puede ser concebida por nuestros gobernantes como un gran medio de cambio en las mentalidades, o en su defecto es para afianzarse en el medio sin ninguna aspiración de cambio y perpetuar el stablisment, teniendo estas precisiones observamos que la educación es la base para el desarrollo de una nación por tal motivo el rumbo que tome esta, es de vital importancia. e. De igual manera, observemos que todos los proyectos educativos desde Bartolomé Herrera post independencia, hasta la actualidad han sido imágenes especulares de visiones prestadas y ensayadas una más adecuadas o maquilladas que otras, pero ubiquémonos ahora en el presente donde existe actualmente una fuerte corriente neoliberal con una fuerte y manifiesta decisión de reprimarizar y limitar todo tipo de transferencia tecnológica con valor agregado, unida decidida y directamente sólo a una exacción de todos los recursos. f. En este marco de hechos, esta soportado por una compleja y sutil inteligencia para sus intereses con fines económicos sociales tecnológicos de una economía hegemónica, que se sustenta en como hacer que se alinien en fila todas las fuerzas que anteriormente hemos mencionado, ahora con algunos ejemplos en educación la situación no son diferentes, sin embargo, si tiene sus particularidades visibles veamos, la educación solo debe reafirmar o estar solo al servicio de las necesidades 69 competitivas del sistema sin ningún alcance científico tecnológico, pues el Perú no tiene necesidades de ciencia y tecnología porque todo actualmente se puede adquirir en el exterior, además su mercado es muy reducido no lo necesita, el lector puede sacar de por si sus propias reflexiones, por ello trocar esas ideas corresponde a los educadores ahí esta la importancia de este párrafo. g. Es de necesidad solo para el sistema tecnológico que sea el manejo competitivo de la producción dentro de la maquinaria tecnológica convencional, sin pasar por el desarrollo del diseño de esta, que necesita y comporta del esfuerzo científico tecnológico, que no es necesario para esta nación. Si no es necesario este tipo de esfuerzo científico tecnológico, tampoco es necesario incentivar la investigación en todos los niveles, y mucho menos constituir un Modelo Institucional de Ciencia y Tecnología ahí se halla la falacia para un modelo educativo. h. Toda adquisición de bienes de capital solo nos hará competitivos en su manejo más aun dependiente de esta tecnología adquirida, esta continuara ampliando la brecha del conocimiento con respecto al know how (saber como) que es la tecnología y el know why (saber porque) que es la ciencia. i. Para fortificar este hecho y hacerlo más ostensible, se ha asignado para América Latina de los 31 tipos de especializaciones a nivel mundial, le tocan sólo 5, y de ellos los poseedores de las mejores ventajas competitivas en calzados, confecciones, agroindustrias, acuicultura y metal mecánica, incidiendo en fundición ligera y maestranza y pudiendo avanzar a auto partes y por último turismo, el Díctum es, se debe ser competitivo con lo que se puede; ahora lo contradictorio es que el Perú puede ser productivo y competitivo salvo en su Know How, y en todo lo que pueda hacer por ser un país de muchos recursos y se contradice entonces las premisas antes enunciadas. Por último se ha hecho un resumen muy concreto y escueto del porque subliminalmente entre líneas se desliza la idea del modelo de educación que se debe transmitir a los países del tercer mundo. j. Ahora con respecto a la acreditación académica, tenemos que analizar que los países de primer mundo son los que tienen que alinear y presionar académicamente bajo su contexto para poder lograr que se desarrollen a un ritmo académico adecuadamente competitivos de acuerdo a sus necesidades, pues estos no necesitan países que le hagan la competencia en ciencia y tecnología con valor agregado y mucho menos estos puedan crear una institucionalidad científica tecnológica independiente con una sólida base tecnológica endógena, nulificando de esta manera el desarrollo de la ciencia básica, y en cierta medida maximizando la práctica de su tecnología convencional impuesta como recomendación básica para el desarrollo del modelo educativo Nacional. k. Por otra parte se ofrecen homologar las academias universitarias a través de la acreditación pero con cuantificación y cualificación desde su óptica, es más entrar al club de los acreditados, y luego de un tiempo perentorio poder alcanzar esa meta en unos años, donde previamente se autocalifica o autoevalúa para luego ser calificado por ellos, la ingenuidad es pensar primero, como romper el gap científico tecnológico tangible e intangible en los conocimientos científicos tecnológicos, y segundo, es el nivel de inversión en todos los aspectos referente a la investigación e infraestructura, en nuestro caso, si es que entramos al club de la acreditación, pasado el plazo establecido, el Estado peruano tendría que realizar las inversiones necesarias en el tiempo requerido, la pregunta es de que modo acreditaríamos sino llegásemos a cumplir las metas y los méritos suficientes de calificación, automáticamente tendríamos que reconocer por nuestra cuenta esta situación y por último nos 70 autoeliminaríamos nosotros mismos del espectro académico y eso si, seria algo contraproducente, porque ellos lo obtendrían la exclusión sin un mayor esfuerzo esta visión va a manera de reflexión sobre lo expuesto. Finalmente en la reflexión podemos preguntarnos porque sólo se ha globalizado el mercado de manera agresiva y donde algunas fronteras proponen que sean abiertas indicando que ya no existen fronteras, no precisamente la de ellos, que la cierran compulsivamente y protegen sus mercados como el Automotriz, el Acero, La Aviación Comercial, El agro y muchas más que escapan a enumerar, sin embargo, lo referente a salud, educación, y trabajo no se vislumbra un mejor empeño de voluntad. 3.32. SISTEMA INFORMÁTICO DEL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR Como se ha indicado en los párrafos anteriores el soporte tecnológico informático del Plan Académico Curricular, a este nivel de utilización es de vital importancia donde se va explicar como sigue: - El Plan de Estudios de la Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica - El programa muestra en forma gráfica el Plan de Estudios actual de la Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica. - Esta información puede dividirse en: Información fija e Información variable. - Mediante un enlace, se ingresa a una aplicación de actualización. a. Proceso informático del Plan Académico Curricular en la EPIE-FIEE-UNAC - El Plan de Estudios de la Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica está conformado por 68 cursos, o asignaturas pertinentes al área de Electricidad, incluyendo sus datos informativos, y la relación curricular entre ellos. - El programa muestra en forma gráfica descriptiva el Plan Académico Curricular de Estudios actual de la Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica, con información en línea relacionada con él, donde se accede mediante enlaces o hipervínculos colocados dentro del gráfico, y que se encuentra almacenada en una base de datos. - Esta información puede dividirse en: . Información fija, que no cambia de un semestre a otro, sino cuando hay un cambio del currículo académico, tales como: sumilla, requisitos de cada curso, cantidad semanal de horas de teoría, práctica y de laboratorio, etc. . Información variable, con el semestre que cambia de un semestre a otro, tales como la cantidad de estudiantes matriculados por curso, la cantidad de grupos horario por cada curso, syllabus, horarios, docente de cada grupo horario, listas de estudiantes matriculados en cada grupo horario de cada curso, etc. . El programa está implementado bajo una arquitectura Web. Para ello se ha utilizado el PHP como lenguaje para la creación de aplicaciones y MySQL como sistema de administración de bases de datos. . Para la administración del Programa, hay un módulo de actualización de aquellos datos que varían de un semestre a otro. b. Requerimientos de hardware para trabajar en red 71 - Servidor. PC Pentium IV con un mínimo de 128 MB de RAM y disco duro con un mínimo de 100 MB de espacio libre. - Estación de Trabajo. PC Pentium IV con un mínimo de 128 MB de RAM y disco duro con un mínimo de 100 MB de espacio libre. c. Requerimiento de hardware para trabajar en PC no conectada en red - Servidor. PC Pentium IV con un mínimo de 128 MB de RAM y disco duro con un mínimo de 100 MB de espacio libre. - Estación de Trabajo. PC Pentium IV con un mínimo de 128 MB de RAM y disco duro con un mínimo de 100 MB de espacio libre. l. Requerimientos de software para trabajar en red Servidor con: - Sistema Operativo: Windows 2000 Server, Windows 2003 Server o Windows XP - Servidor Web: Apache 1.3 o superior. - Lenguaje de programación de scripts del lado del servidor: PHP 3.0 o superior. - Servidor de bases de datos: MySQL 4.1 o superior. Estación de Trabajo con: - Sistema Operativo: Windows 98, Windows 2000 o Windows XP - Navegador de Internet: Internet Explorer 6.0 o posterior. m. Requerimiento de software para trabajar en PC no conectada en red Servidor y Estación de Trabajo - Sistema Operativo: Windows 98, Windows 2000 o Windows XP - Servidor Web: Apache 1.3 o superior. - Lenguaje de programación de scripts del lado del servidor: PHP 3.0 o superior - Servidor de base de datos: MySQL 4.1, o superior. n. Modelo de un sistema LAN 72 Sistema LAN: Red de Área Local Donde los significados de términos informáticos son: MySQL. Es un software que proporciona un servidor de base de datos SQL (Structured Query Language) veloz, multi-hilo, multiusuario y robusto. El servidor esta proyectado tanto para sistemas críticos en producción soportando intensas cargas de trabajo como para empotrarse en sistemas de desarrollo masivo de software. El software MySQL tiene licencia dual, pudiéndose usar de forma gratuita bajo licencia GNU o bien adquiriendo licencias comerciales de MySQL AB en el caso de no desear estar sujeto a los términos de la licencia GPL. MySQL es una marca registrada de MySQL AB. Manual de Referencias 5.0. PHP (Preprocessed Hypertext Pages). Es un lenguaje de scripting embebido en HTML. Mucha de su sintaxis es tomada de C, Java y Perl con un par de características adicionales únicas y específicas de PHP. El propósito del lenguaje es permitir que los desarrolladores Web escriban páginas generadas dinámicamente con rapidez. LAN. Local Area Net Work = Red de Área Local Nota: El Servidor Web Apache, el Lenguaje PHP y el Servidor de bases de datos MySQL pueden ser instalados de una sola vez mediante el programa FoxServ, que los instala y configura fácilmente. Lista de Manuales - Manual de Instalación y Configuración del Sistema. - Manual del Usuario. - Manual del Administrador. 3.33. DESCRIPCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA PROGRAMÁTICO Para la actualización de datos cuando cambia de semestre académico, el Sistema muestra gráficamente los cursos de la Escuela Profesional de Ingeniería. Eléctrica y la relación académica curricular entre ellos. Cada curso es representado mediante un recuadro dentro del cual se visualiza el nombre del curso, su número correspondiente en el currículo, la cantidad de créditos y el número de curso de cada uno con su pre requisito. Además, sobre cada uno de estos datos (excepto en el número de curso) hay un hipervínculo que permite obtener mayor información sobre el curso: - Al pasar el cursor del buscador (Mouse) sobre el nombre del curso, se abre una ventanita que nos permite consultar los datos generales del curso, así también su programación horaria en el semestre, la cantidad de estudiantes matriculados en el semestre por cada grupo horario, y los syllabus. - Al pasar el cursor del buscador (Mouse) sobre la cantidad de créditos, se visualiza el número de horas de teoría, práctica y laboratorio de ese curso. - Al pasar el cursor del buscador (Mouse) sobre el número de curso de alguno de sus pre requisitos, se visualiza el nombre de ese pre requisito, y si se hace clic sobre él, la pantalla se moverá para mostrar el recuadro que representa a ese pre requisito. - Los cursos están agrupados verticalmente por ciclo y horizontalmente de acuerdo a su modalidad de obligatorios o electivos. 73 3.34. ESLABONAMIENTO DE LA MATRIZ DEL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR CON LA MATRIZ DELORS DEL PERFIL PROFESIONAL Sobre la Matriz del Plan Académico Curricular y la Matriz de DELORS del Perfil Profesional, se tiene que indicar brevemente que ha sido diseñada para que sea coherentemente eslabonada e integrada, bajo el concepto dinámico ad-disciplinario que son aquellos cursos que ya han ingresado y se hallan vigentes actualmente y los cursos trans-disciplinarios que han sido operacionalizados de los papers de muchos investigadores y que se hallan en cola de espera, podrían ingresar potencialmente en un futuro mediato según decisión, estos cursos ad-disciplinarios así como los cursos trans-disciplinarios en esta matriz se muestran de manera histórica su comportamiento dinámico, así como el futuro de su posible planificación. 3.35. RECOMENDACIONES PARA LOS PLANES ACADÉMICOS CURRICULARES FUTUROS CON EL SISTEMA INFORMÁTICO Para los futuros planes académicos curriculares entre el mediano y largo plazo, se tiene que indicar que se esta recomendando darle un inicio a nivel operativo intramuros lo que podría darse posteriormente en un futuro más adelante para que pueda ser llevada a nivel operativo extramuros incluyendo algunas modificaciones progresivas de los equipos informáticos, aparte el modelo de red a emplearse, desde luego aquí pesa enormemente los niveles de disponibilidad de inversión económica, las ventajas se observan en los retornos en cuanto a la eficiencia y el control que son notablemente beneficiosos, entonces quedaría como una propuesta futura para un proyecto de implementación ampliado de un sistema progresivo de desarrollo para el Plan Académico Curricular con soporte de un Sistema Informático. 3.36. CONCLUSIONES SOBRE EL SISTEMA INFORMÁTICO APLICADO AL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR - Se concluye que el Sistema Informático es dinámico y muy flexible con varias fuentes de prestaciones informáticas como la presentación de todos los syllabus, listas nominales de los cursos, laboratorios, bloqueo o control de pre requisitos en la matrícula, al respecto actualmente no se tiene aun otros antecedentes de este tipo de modelamiento usando un piso informático automatizado, donde inicialmente se halla propuesto a nivel de plan piloto experimental en cuanto a las bondades y su capacidad de realimentación y desarrollo de la matriz académica ad y transdisciplinarias. - Se ha establecido que es un Sistema Informático Progresivo y redimensionable para aumentar su dinámica, pudiendo ser intramuros y extramuros, así como su actualización del mismo, en el futuro. - Se concluye que puede además plantearse un Proyecto Técnico Económico específico para poder desarrollar y adaptar a las diferentes Matrices Académicas Informáticas en las diferentes Matrices Académicas Curriculares de otras Escuelas de ingeniería. 74 3.37. RESULTADOS ALCANZADOS PROCESAMIENTO INFORMÁTICO CON LA UTILIZACIÓN DEL En la siguiente relación se están presentando las diferentes Matrices que se han ido elaborando con ayuda del soporte informático donde se observa que cada una de las Matrices, ya sea la Matriz Académica Curricular, así como la Matriz DELORS del perfil o la imagen deseada del estudiante de ingeniería, donde entre estas dos Matrices se hallan eslabonadas pertinente, estratégica y coherentemente según el modelo planteado previamente, éstas se pueden observar en la parte final de este texto (ver Anexo), estas Matrices son: - Matriz de DELORS consolidado según modelo A, para el Perfil Profesional del Ingeniero Electricista - Matriz de DELORS consolidado según modelo B, para el Perfil Profesional del Ingeniero Electricista - Matriz del Plan Académico Curricular eslabonados y consolidados con la Matriz de DELORS del Perfil o la imagen deseada del Ingeniero Electricista, 2006. - Matriz del Plan Académico Curricular del Pre Grado, Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica FIEE-UNAC-1997. Testigo en este texto. - Matriz del Plan Académico Curricular del Pre Grado, eslabonado con la Matriz del Perfil DELORS profesional, Escuela Profesional de Ingeniería Eléctrica FIEEUNAC-2006. Propuesta en este texto. - Matriz del Plan Académico Curricular Post Grado eslabonado con la Matriz del Perfil DELORS profesional con énfasis 1, Maestría en Gestión y Mantenimiento de Sistemas Eléctricos. - Matriz del Plan Académico Curricular Post Grado eslabonado con la Matriz del Perfil DELORS profesional con énfasis 2, Maestría en Sistemas de Electrificación Nacional. 75 MODELO UNIVERSAL DEL PROCESO FORMATIVO DE DESARROLLO ACADÉMICO CURRICULAR PERFIL SEÑAL: A MALLA ACADÉMICA f(x 1 ESTUDIANTE DE SECUNDARIA PERFIL SEÑAL: A’ CURRICULAR + x2 + ……….xn ) EJES PRINCIPALES Realidad Nacional e Interés Nacional Ciencia y Tecnología Producción Tecnológica y Servicios Valores REESTRUCTURACIÓN ACADÉMICO CURRICULAR: B Periodo de actualización 5 años Cursos Trans-disciplinarios Cursos Ad-disciplinarios (SISTEMA DE CONTROL REGENERATIVO) Fuente propia del autor 76 PROFESIONAL TECNOLÓGICO MISIÓN INSTITUCIONAL EN LA FORMACIÓN DE LA PERSONA HUMANA Y LAS DIMENSIONES DE DELORS FORMACIÓN CIENTÍFICA TECNOLÓGICA Universidad SABER SABER HACER (*) FORMACIÓN HUMANÍSTICA SABER SER SABER CONVIVIR Axiológico Deontológico (Internalidad- volitiva) Nacionalista Humanista Emponderado Justiciero Valorativo-ético Sinéctico (Externalidadconductual motivacional) Sinéctico Líder Solidario Tolerante Democrático Objetivo supremo Cognitivo- (Científico) Innovador Perfil de la persona Heurístico humana Investigador Holístico Sistémico Fáctico Competitivo Para el trabajo Proactivo Diseñador-Constructor Administrador Consultivo Pragmático Instrumentos de medida Evaluación en el mercado Evaluación de valoración- Evaluación laboral, Competitividad. humanidades, inteligencia La sociedad múltiple. Evaluación-auto evaluación Académica Institucional. Encuestas A través de Académicas Acreditación Currículos Institucional comparadas Currículo por objetivos. Porcentaje estimado 40 % de balance Encuestas laborales Experiencia profesional Currículo por competencias. 40 % Acción formativa docente Currículo por competencias. 10 % 77 psicológica emocional y/o Servicios sociales psicológicos Currículo Académico. 10 % Fuente: Dimensiones Educativas del Dr. J. Delors - 1985, con adaptación por el autor para el presente Texto MATRIZ DE DELORS CONSOLIDADO DEL PERFIL DEL INGENIERO: MODELO A DIMENSIONES EDUCATIVAS GRUPO DE CONOCIMIENTOS FORMACIÓN CIENTÍFICA TECNOLÓGICA FORMACIÓN HUMANISTA EL SABER Sistémico Holístico EL SABER HACER Creativo Consultivo EL SABER SER Emponderado Proactivo EL SABER CONVIVIR Sinéctico Tolerante Ciencias de Ingeniería Heurístico Docente Proactivo Administrador Constructor Valorativo Líder Democrático Ingeniería Aplicada Heurístico Holístico Pragmático Diseñador Innovador Nacionalista Solidario Tolerante Ciencias Humanas y Sociales Investigador Docente Consultivo Diseñador Justiciero Emponderado Sinéctico Democrático Complementarias Bilingüe Sistémico Pragmático Consultivo Emponderado Valorativo Sinéctico Sistémico Diseñador Consultivo Pragmático Emponderado Innovador Constructor Sinéctico Tolerante Democrático Ciencias Básicas Perfiles predominantes del estudiante de Ingeniería Eléctrica Holístico Heurístico Sistémico 78 Fuente: UNESCO, J. Delors -1987, con adaptación del autor para la presente Texto MATRIZ DELORS CONSOLIDADO DEL PERFIL DEL INGENIERO ELECTRICISTA: MODELO B GRUPO DE CONOCIMIENTOS DIMENSION ES SABER CIENCIAS BÁSICAS Sinéctico Holístico CIENCIAS DE INGENIERÍA Heurístico Docente INGENIERÍA APLICADA Heurístico Holístico CC. HH. Y SOCIALES Investigador Docente COMPLE MENTARIAS Bilingüe Sistémico SABER HACER Creativo Consultivo Proactivo Administrador Pragmático Diseñador Consultivo Diseñador Pragmático Consultivo SABER SER Emponderado Proactivo Constructor Valorativo Innovador Nacionalista Justiciero Emponderado Emponderado Valorativo SABER CONVIVIR Sinéctico Tolerante Líder Democrático Solidario Tolerante Sinéctico democrático Sinéctico Sistémico Fuente: UNESCO: J. Delors -1987, con adaptación del autor para la presente investigación. 79 PERFIL DEL ESTUDIANTE DE INGENIERÍA ELÉCTRICA HOLÍSTICO HEURÍSTICO SISTÉMICO DISEÑADOR CONSULTIVO PRAGMÁTICO EMPONDERADO INNOVADOR CONSTRUCTOR SINÉCTICO TOLERANTE DEMOCRÁTICO ESLABONAMIENTO MATRICIAL DEL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR CON LA MATRIZ DELORS DEL PERFIL O LA IMAGEN DESEADA PARA LA FORMACIÓN DEL INGENIERO ELECTRICISTA MATRIZ DEL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR PARA LA FORMACIÓN DEL INGENIERO ELECTRICISTA MATRIZ DEL PERFIL DELORS o LA IMAGEN DESEADA DEL INGENIERO ELECTRICISTA FORMACIÓN CIENTÍFICA TECNOLÓGICA SABER SABER HACER MATERIAS POR ÁREAS ANR-2005 GRUPO DE CONOCIMIENTO FORMACIÓN HUMANÍSTICA SABER SER SABER CONVIVIR PERFIL O IMAGEN DESEADO BALANCE % DE OBJETIVOS Y COMPETENCIAS HOLÍSTICO OBJETIVOS 95 % CURSOS POR GRUPOS DE CONOCIMIENTOS MATEMÁTICAS CIENCIAS BÁSICAS 30 % FÍSICA SISTÉMICO CREATIVO EMPONDERADO SINÉCTICO HOLÍSTICO CONSULTIVO PROACTIVO TOLERANTE QUÍMICA ESTADÍSTICA EMPONDERADO TOLERANTE COMPETENCIAS 5% DIBUJO DE INGENIERÍA MÁQUINAS ELÉCTRICAS AUTOMÁTIZACIÓN Y CONTROL CIENCIAS DE INGENIERÍA O TECNOLOGÍAS BÁSICAS 30 % INGENIERÍA ECONÓMICA HEURÍSTICO HEURÍSTICO PROACTIVO CONSTRUCTOR LÍDER DOCENTE ADMINISTRADOR VALORATIVO DEMOCRÁTICO CIRCUITOS ELÉCTRICOS OBJETIVOS 50 % CONSTRUCTOR MEDICIONES ELÉCTRICAS DEMOCRÁTICO COMPETENCIAS 50 % INSTALACIONES ELÉCTRICAS SIATEMAS DE POTENCIA ELÉCTRICA SISTEMAS DE POTENCIA ELÉCTRICA MEDICIONES ELÉCTRICAS INGENIERÍA APLICADA O TECNOLOGÍAS APLICADAS 20 % PRAGMÁTICO INSTALACIONES ELÉCTRICAS HEURÍSTICO PRAGMÁTICO INNOVADOR SOLIDARIO AUTOMATIZACIÓN Y CONTROL HOLÍSTICO DISEÑADOR NACIONALISTA TOLERANTE OBJETIVOS 20 % DISEÑADOR INNOVADOR MÁQUINAS ELÉCTRICAS COMPETENCIAS 80 % GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES 10 % COMPLEMENTARIOS 10 % ÉNFASIS CURSOS ELECTIVOS INVESTIGACIÓN CIENCIAS HUMANAS PRÁCTICAS PRE PROFESIONALES FORMACIÓN PERSONAL SISTEMAS DE POTENCIA Y ELECTRIFICACIÓN NACIONAL CONSULTIVO INVESTIGADOR DOCENTE CONSULTIVO DISEÑADOR JUSTICIERO EMPONDERADO SINÉCTICO DEMOCRÁTICO BILINGÜE SISTÉMICO PRAGMÁTICO CONSULTIVO EMPONDERADO VALORATIVO SINECTICO SISTÉMICO SISTÉMICO HOLÍSTICO HEURÍSTICO SISTÉMICO DISEÑADOR CONSULTIVO PRAGMÁTICO EMPONDERADO INNOVADOR CONSTRUCTOR SINECTICO TOLERANTE DEMOCRÁTICO HEURÍSTICO CONSTRUCTOR SINÉCTICO DEMOCRÁTICO OBJETIVOS 50 % SINÉCTICO 80 COMPETENCIAS 50 % INGENIERO ELECTRICISTA PERUANO Fuentes: ANR-2005, UNESCO-J. DELORS-1987, con adaptación del autor para la presente investigación. 81 GRAN MATRIZ ESLABONADO DEL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR CON EL PERFIL DELORS o LA IMAGEN DESEADA DEL ESTUDIANTE DE INGENIERÍA - PROPUESTO PARA LA EPIE-FIEE-UNAC MATRIZ MALLA ACADÉMICA CURRICULAR PARA LA CARRERA PROFESIONAL EN INGENIERÍA ELÉCTRICA GRUPOS DE CONOCIMIENTOS ANR-2005 MATRIZ DELORS PARA EL PERFIL DEL ESTUDIANTE DE INGENIERÍA ELÉCTRICA CICLOS SEMESTRALES MATERIAS POR ÁREAS I II M ATEM ÁTIC AS - I MATEMÁTICAS 1 4 III M ATEM ÁTIC AS - I I N 7 4 IV M ATEM ÁTIC AS - I II 1 14 3 15 4 V 21 4 VII VIII IX X Créd itos 14 27 3 CIENCIAS BÁSICAS 30 % FÍSICA 4 23 FÍSIC A - II N 8 QUÍM IC A GEN ERA L 4 4 EL ECTRO QUÍM IC A 4 9 N 3 4 8 22 4 10 CIENCI A D E LO S M ATERI A LE S 4 16 ESTADÍSTICA 3 17 DIBUJ O - C AD 5 3 10 3 3 M ECÁNIC A TERM ODIN ÁM IC A CURSOS OBLIGATORIOS 30% INGENIERÍA O TECNOLOGÍAS APLICADAS 20 % CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES 10 % COMPLEMENTARI AS 10 % 3 3 15 33 M ÁQUIN AS EL ÉCTRIC AS - I 28 40 DISP OS ITI VO S EL ECTRÓN ICA DE P OT ENCIA - i 3 N 29 3 24 5 EL ECTRÓN ICA SE GURID AD INDUSTRI A L 3 29 41 M ÁQUIN AS E LÉCTR ICA S - I I 36 DE P OT ENCIA - I I 34 3 46 5 M AQUIN AS EL ÉCTRIC AS - II I 40 52 35 N AN ÁL IS IS C IRCUIT . EL ÉCTRIC OS - i 30 4 3 4 12 DISEÑ O D E M ÁQUIN AS E L ÉC. 46 58 3 CONSULTIVO PROACTIVO TOLERANTE HEURÍSTICO PROACTIVO CONSTRUCTOR LÍDER 70 % 30 % 52 53 39 3 48 16 INGEN IER ÍA D E M ANTENIM IENT O 30 54 4 50 15 ANÁ LI SI S CIR CUIT. E LÉCTR ICO S - I I FINANCI ERA 36 4 30 14 10 M EDICI ONE S E LÉCTR ICA S – I 42 3 37 ALT A TENS IÓN - I 59 ANÁ LI SI S S IST EM . 3 CONSTRUCTOR 8 57 HEURÍSTICO 70 % 30 % DEMOCRÁTICO ANÁ LI SI S S IST EM . POT ENCI A – I 43 3 38 POT ENCI A - I I 47 3 43 3 DOCENTE ADMINISTRADO R VALORATIVO DEMOCRÁTICO HEURÍSTICO PRAGMÁTICO INNOVADOR SOLIDARIO 3 PROT ECCI ÓN DE SIS T. EL ÉCTRIC . 55 3 EST AB IL IDAD SIS T. POT ENCI A 50 60 4 6 4 M EDICI ONE S EL ÉCTRIC AS - II 48 INTRODUCCI ÓN AL DIS EÑO E L EC. 37 3 31 LE GI SL ACI ÓN SIS T. EL ECTRIC . 44 3 38 3 7 42 INST AL ACI ONE S INST AL ACI ONE S EL ÉCTRIC AS - I EL ÉCTRIC OS - II 49 4 42 56 4 INST AL ACI ONE S EL EC. RUR A LE S 61 49 3 50 INGEN IER ÍA ECON Ó. Y FIN ANC. FINANCI ERA 38 3 27 3 43 56 3 62 3 563 LID ERAZ GO Y ORG ANIZ ACIÓN INDUSTRI A L 45 3 0 RR. HH. 35 63 3 51 60 % DISEÑADOR 14 LÍN EA S D E TRANSM I SI ÓN 50 PRAGMÁTICO 56 3 CENTRA LE S EL ÉCTRIC AS - II CENTRA LE S EL ÉCTRIC AS - I 40 % INNOVADOR HOLÍSTICO DISEÑADOR NACIONALISTA TOLERANTE INVESTIGADOR CONSULTIVO JUSTICIERO SINÉCTICO DOCENTE DISEÑADOR EMPONDERADO DEMOCRÁTICO PRAGMÁTICO CONSULTIVO EMPONDERADO SINÉCTICO VALORATIVO SISTÉMICO 9 M ETOD OL OGÍ A INV EST IG ACI ÓN. EPI ST EM O LO GÍ A 11 REA LID AD Y DEFEN SA NAC IO. 6 3 3 N 19 3 PRO YECT OS DE INVE STI GAC IÓN 11 25 3 TES IS - I 19 31 TES IS - II 3 25 39 3 9 31 ÉTIC A N 12 3 15 6 CIENCIAS HUMANAS 6 FORMACIÓN PERSONAL 0 PRÁCTICA PROFESIONAL CIENCI AS SOCI A LE S 22 13 23 3 PRO GRAM ACIÓN DIGIT AL - I 20 3 13 CONTAM IN ACI ÓN AM BI ENT AL 23 N 20 26 3 64 4 19 22 GE STIÓN Y ADM INI STRAC IÓN 20 32 TOP OGR AFÍ A CURSOS ELECTIVOS CRÉDITOS OBLIGATORIOS ELECTRIFICACIÓN NACIONAL Y SISTEMAS DE POTENCIA GESTIÓN Y MANTENIMIENTO DE SISTEMAS ELÉCTRICOS AUTOMATIZACIÓN Y CONTROLES ELÉCTRICOS CRÉDITOS ELÉCTIVOS CRÉDITOS SUB TOTALES CURSOS AD-DISCIPLINARIOS, APLICACIÓN EN EL PRESENTE DE 1 A 7 AÑOS CURSOS TRANS-DISCIPLINARIOS, APLICACIÓN DE 10 A 20 AÑOS HOLÌSTICO SINÉCTICO CONTRO L PROC. INDUSTRI A LE S SIS TEM AS D E CONTRO L INGEN IER ÍA ECON ÓM ICA 3 3 N EL ECTRÓN ICO S 24 M ECÁNIC A RACION A L - I I RACION A L - I 28 23 CIENCIAS DE INGENIERÍA O TECNOLOGÍAS BÁSICAS CREATIVO 3 N 5 18 BALANCE ESTIMADO DE CONOCIMIENTOS POR OBJETIVOS COMPETENCIAS 9 GEM ETRÍ A DESCRI PTI V A 3 SISTÉMICO EMPONDERAD O 15 EST ADÍ STIC A DIBUJO - CAD MÁQUINAS ELÉCTRICAS AUTOMATIZACIÓN Y CONTROL INGENIERÍA ECONÓMICA CIRCUITOS ELÉCTRICOS MEDICIONES ELÉCTRICAS INSTALACIONES ELÉCTRICAS POTENCIA ELÉCTRICA POTENCIA ELÉCTRICA MEDICIONES ELÉCTRICAS INSTALACIONES ELÉCTRICAS AUTOMATIZACIÓN Y CONTROL MÁQUINAS ELÉCTRICAS GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN INVESTIGACIÓN 16 CAM P OS FÍSIC A - III EL ECTROM AGN . 4 QUÍMICA EMPONDERADO HOLÍSTICO TOLERANTE N FÍSIC A - I 3 PERFIL o LA IMAGEN DESEADA 21 M ATEM ÁTIC A BÁ SIC A 2 FORMACIÓN HUMANÍSTICA SABER SABER SER CONVIVIR M ATEM ÁTIC AS - V M ATEM ÁTIC AS-I V 7 VI FORMACIÓN CIENTÍFICA TECNOLÓGICA SABER SABER HACER 3 26 FÍSIC A ÓPTIC A 65 4 10 20 CAL IDAD D E ENER GÍ A 66 15 4 50 GE STIÓN Y PR OD. EL ÉCTRIC A 69 CONTRO L NUM ÉRICO 74 22 23 ÉTIC A M ORA L 0 0 23 EPI ST EM O LO GÍ A 0 0 0 0 20 REA LID AD Y DEFEN SA NAC . 0 4 0 0 0 0 75 4 19 CONTAM IN ACI ÓN AM BI ENT AL 0 0 0 53 67 4 70 4 76 0 68 56 4 M ACRO M ANTE N. EL ÉCTRIC O 71 77 60 4 0 0 0 4 72 78 4 4 GE STIÓN EM PR ES ARI AL 61 73 4 0 15 (*) HOLÍSTICO DISEÑADOR EMPONDERADO SINÉCTICO HEURÍSTICO CONSULTIVO INNOVADOR TOLERANTE 0 0 0 GEN ERAC IÓN EÓ LIC A 0 0 GEN ERAC IÓN M ARIN O EL ECTR. 0 0 0 0 S IST EM A S M EG AS POT ENCI AS 0FINANCI0ERA 0 M ATERI A LE S EL ÉCTR. A VANZ A. FINANCI0ERA 0 0 CONTAM INAC IÓN M AGN ÉTIC A 0 0 0 CÁLCU LO AV ANZAD O 0 0 218 0 0 0 0 0 0 0 PRAGMÁTICO ANÁ LI SI S DIFER. E SP EC. 0 70 % CONSTRUCTOR NUM ÉRICO 0 0 0 0 Fuente: EPIE-FIEE UNAC-1997, con adaptación del autor en la investigación 2006. 82 SINÉCTICO DEMOCRÁTICO M ANDO S HIDRÁU LICO S 0 ECUACI ON ES M ÉTOD O FINITO 0 30 % HEURÍSTICO 15 (*) SISTÉMICO GEN ERAC IÓN FOTO VO LTA ICA CONSULTIVO SINÉCTICO SISTÉMICO 63 19 EL ECTRO GA SE S 0 70 % 60 21 0 SISTÉMICO 30 % 59 CONTRO LAD ORE S PRO GRAM AB LE S 57 CAL IDAD D E ENER GÍ A FÍSIC A 0 15 203 15 (*) 19 ALT A TENS IÓN - II 21 ÓPTIC A 0 4 INGEN IER ÍA D E M ÉTOD OS 55 20 0 21 45 55 PRO GRAM ACIÓN LIN EA L 47 CONTRO L PROC. INDUSTRI A LE S 0 3 INGEN IER ÍA D E ILUM IN ACI ÓN INGEN IER ÍA D E SER VICI OS E LEC . 22 ORG ANIZ ACIÓN INDUSTRI A L E LÉC. 0 4 M ANDO S HIDRÁU LICO S 27 21 INGEN IER ÍA ECON ÓM ICA 51 M ONTAJ E Y OP ER. C ENTRA L. BILINGÜE PRAGMÁTICO DISEÑADOR SISTÉMICO CONSTRUCTOR DEMOCRÁTICO FORMACIÓN FORMACIÓN PROFE-SIONAL PROFESIONAL POR POR COMPETENCIAS OBJETIVOS RECOMENDADO RECOMENDADO 50 % 50 % MATRIZ DEL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR DE LA EPIE-FIEE-UNAC-1997 TESTIGO I II CURSOS OBLIGATORIOS TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. 0 0 0 0 TRANSMISIÓN 0 0 CICLOS ACADÉMICOS SEMESTRALES V VI VII VIII IV TRANSMISIÓN ELECT. METÓDICA COMUNICACI. 6 3 N 0 III ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. 0 0 0 0 INTERES. 0 0 0 TRANSMISIÓN 0 ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. RANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. 0 0 0 0 0 0 INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. INTERES. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. INTERES. 0 0 0 0 0 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 0 0 0 0 0 0 0 TRANSMISIÓN TRANSMISIÓN ELECT. ELECT. INTERES. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. 20 INTERES. 22 19 0 0 0 0 INTERES. INTERES. 0 0 0 17 0 0 INTERES. 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 INTERES. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. ELECT. 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 0 0TRANSMISIÓN 0 INTERES. 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 0 0 0 0 0 INTERES. 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 CRÉDITOS 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 22 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. 0 0 0 184 0 INTERES. 0 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 INTERES. 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 INTERES. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 0 0 0 0 INTERES. INTERES. INTERES. 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. 0 ELECT. CRÉDITOS TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 0 0 0TRANSMISIÓN TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. 18 21 22 0 13 0 0 10 0 184 0 TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. 0 0 0 INTERES. 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. INTERES. TRANSMISIÓN ELECT. TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. 0 0 INTERES. 0 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. 0 0 0 ELECT. 0 ELECT. 0 0 0 0TRANSMISIÓN ELECT. 0 INTERES. 0 12 34 0 -17 -18 83 3 24 6 28 24 INTERES. INTERES. INTERES. 0 INTERES. 0 0 0TRANSMISIÓN TRANSMISIÓN ELECT. 0 0TRANSMISIÓN 3 22 0 0 ELECT. INTERES. 3 23 TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. 0 0 0TRANSMISIÓN -22 0 TRANSMISIÓN ELECT. INTERES. 0 24 0 0 TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 INTERES. 0 ÁREA DE SISTEMAS DE POTENCIA 0 0 0 0 0 0 Créditos Electivos CRÉDITOS = O + E X INTERES. 0 Créditos Obligatorio Área Utilización De La Energía TRANSMISIÓN ELECT. 0 0 IX 12 25 0 0 9 19 232 MATRIZ DEL PLAN ACADÉMICO CURRICULAR PARA EL POSGRADO ESLABONADO CON LA MATRIZ DEL PERFIL DELORS EN INGENIERÍA MATRIZ MALLA CURRICULAR PARA LA MAESTRIA CON ENFASIS EN SISTEMAS DE ELECTRIFI CACIÓN NACIONAL POR GRUPO DE CONOCIMIENTOS CICLOS SEMESTRALES CURSOS OBLIGATORIOS CIENCIAS BÁSICAS 6.25 % MATEMÁTICAS, FÍSICA, ESTADÍSTICA 3 5 3 SUB ESTACIONES EN .M. T. N 9 3 ENERGÍA NO CONVENCIONAL SIATEMAS DE POTENCIA ELÉCTRICA, MEDICIONES, INSTALACIONES ELÉCTRICAS 3 SISTEMAS FOTOVOLTAICOS 6 N METODOL. INVES. CIENTÍFICA 3 3 13 7 2 3 8 3 3 10 3 3 11 6 3 14 N 12 SINÉCTICO CREATIVO DISEÑADOR 3 SISTÉMICO 3 15 11 3 12 18 0 12 0 0 TOLERANTE 21 43.75% ENERGÍA EÓLICA Y SIST. HÍBRIDOS ADMINISTRADOR INNOVADOR SOLIDARIO 0 0 0 MATERIALES RADIACTIVOS 0 0 0 0 ENER. ELÉCTRICA NO CONVENCIO. 0 0 0 0 84 0 JUSTICIERO DEMOCRÁTICO DEMOCRÁTICO 0 5% SISTÉMICO ESTADÍSTICO ECONOMISTA CONSULTIVO ESTADÍSTICO 95 % 5% HOLÍSTICO CREATIVO EMPONDERAD O SINÉCTICO HEURÍSTICO HEURÍSTICO CONSULTIVO DOCENTE ADMINISTRADOR 6 54 0 PROTECCIÓN SISTEMAS RURAL 0 95 % DOCENTE CONSULTIV O SUBESTACIONES EN A. T. 0 50 % 48 0 12 0 50 % ADMINISTRADOR 17 ELECTRIFICACI. RURAL - II 50 % HEURÍSTICO HEURÍSTICO ECONOMISTA 3 15 50 % DISEÑADOR 12 12 3 5% 10 3 16 95 % HOLÍSTICO HOLÍSTICO AUTOMATIZAC. Y SIST. DE CONTR. 8 BALANCE ESTIMADO DE CONOCIMIENTOS POR : OBJETIVOS COMPE TENCIA S EMPODERADO MÉTODOS ESTOCÁSTICOS N GESTIÓN INTERESPACIAL 0 EMPONDERADO TESIS DE INVESTIGAC. - III 7 ESTADÍSTICA APLICADA 12 PROCESOS ESTOCÁSTICOS 0 PROACTIVO N 3 0 SIATEMICO DOCENTE 3 15 0 SABER CONVIVIR 3 6.25% 12 CRÉDITOS ELÉCTIVOS SUB TOTALES SABER SER LÍNEAS DE TRANS. -500 kV TESIS DE INVESTIGACIÓN-II 3 ESTADÍSTICA APLICADA 17 SABER HACER PERFIL o IMAGEN DESEADO 9 DOCENCIA Y DIDACTICA UNIV. GESTIÓN Y MANTENIMIENTO ELÉCTRICO CURSOS TRANS-DISCIPLINARIOS APLICACIÓN A FUTURO DE 5 A 10 AÑOS MICRO CENTRALES ELEC FINANZAS Y PRESUPUESTOS CRÉDITOS OBLIGATORIOS CURSOS AD-DISCIPLINARIOS APLICACIÓN EN EL PRESENTE DE 1 A 2 AÑOS 3 TESIS DE INVESTIGACIÓN- I N GESTIÓN Y ADMINISTRACIÓN, AUTOMATIZACIÓN, CONTROL DE MÁQUINAS ELÉCTRICAS DIDÁCTICA UNIVERSITARIA SABER MANTENIMIENTO ELECTROMECÁN. 5 21 43.75% 4 ELÉCTIVO S IV FORMACIÓN HUMANÍSTICA 3 6.25% ELECTRIFICACIÓN RURAL - I 2 MAGISTERIUM 6.25 % III N MÁQUINAS ELÉCTRICAS INSTALACIONES ELÉCTRICAS E INGENIERÍA ECONÓMICA INVESTIGACIÓN 43.75 % II MATEMÁTICA APLICADA 1 CIENCIAS DE INGENIERÍA ELÉCTRICA 43.75 % TOTAL CRÉDITOS MATERIAS POR ÁREAS I MATRIZ DELORS PARA EL PERFIL DEL MAESTRO FORMACIÓN CIENTÍFICA TECNOLÓGICA 0 INNOVADOR DISEÑADOR TOLERANTE DEMOCRÁTICO DOCENTE SINÉCTICO DEMOCRÁTICO ALUMNO FORMADO CAPÍTULO - 4: LA FILOSOFÍA DIALOGADA PARA INGENIEROS Si seguimos con atención, es decir, con un interés apasionado la actividad de la física contemporánea, veremos animarse un diálogo filosófico que tiene el mérito de una excepcional precisión: diálogo entre el experimentador provisto de instrumentos precisos y el matemático que ambiciona informar rigurosamente la experiencia. Si bien en las polémicas filosóficas muy a menudo el realista y el racionalista no llegan a hablar de la misma cosa, se tiene la clara y reconfortante impresión de que, en el diálogo científico, ambos interlocutores hablan del mismo problema. Mientras que en los congresos de filosofía vemos a los filósofos intercambiar argumentos, en los congresos de física vemos a los experimentadores y a los teóricos intercambiar informaciones. ¿No es acaso necesario que el experimentador se informe sobre el aspecto teórico de datos que el matemático estima fuertemente coordinados, sin lo cual el experimentador puede ser víctima, en sus interpretaciones, de impresiones personales? ¿No es también necesario que el teórico se informe sobre todas las circunstancias de la experimentación, sin lo cual sus síntesis pueden resultar parciales o simplemente abstractas? La física tiene dos polos filosóficos. Es un verdadero campo del pensamiento que se especifica en matemática y en experiencias, y que se anima al máximo en la conjunción de la matemática y la experiencia. La física determina, como una eminente síntesis, una mentalidad abstracta-concreta. En el curso de esta obra intentaremos constantemente caracterizar esta mentalidad en su doble acción de abstracción y concretización, sin que se quiebre nunca el guión que impone el lenguaje, por no conocer principios más unitarios para comprender la reciprocidad de las dialécticas que, sin fin y en los dos sentidos, van del espíritu a las cosas. El contacto experiencia y matemática, se desarrolla en una solidaridad que se propaga. Cuando es la experimentación la que proporciona el primer mensaje de un fenómeno nuevo, el teórico no dejará de modificar la teoría reinante para que ésta pueda asimilar el hecho nuevo. Con esta modificación, el matemático demuestra que la teoría más flexible, debió prever la novedad. Gusta hacer alarde de una suerte de fecundidad recurrente que es un carácter importante del racionalismo, pues esa fecundidad recurrente constituye el fundamento de la memoria racional. Esta memoria de la razón, memoria de las ideas coordinadas, obedece a leyes psicológicas muy distintas de las de memoria empírica. Las ideas puestas en orden, las ideas reordenadas y coordinadas en el tiempo lógico, determinan una verdadera emergencia de la memoria. Naturalmente, nadie se burla de ese retorno a destiempo hacia las fuentes de la previsión teórica, y el 85 experimentador menos que nadie. Por el contrario, el experimentador se felicita que la matemática asimile su descubrimiento. Considerando a la teoría dominante como un sistema de examen experimental, que actúa en los más claros cerebros de la época, sabe que un hecho nuevo vinculado con el aspecto moderno de la teoría dominante recibe las garantías de una objetividad observada en profundidad. Se tiene la impresión de que el problema es bien visto, por el solo hecho de que hubiera podido ser previsto. La perspectiva teórica coloca al hecho experimental donde debe estar. Si el hecho es asimilado por la teoría, ya no se vacila sobre el lugar que debe recibir en un pensamiento. No se trata ya de un hecho heteróclito, de un hecho bruto. Ahora es un hecho de cultura. Tiene un status racionalista. En adelante, será tema de diálogo entre el racionalista y el emperista. 4.1. DIÁLOGO ENTRE EL RACIONALISTA Y EL EMPIRISTA. Cuando es el teórico quien anuncia la posibilidad de un nuevo fenómeno, el experimentador examina esa perspectiva, si es que la siente en la línea de la ciencia moderna. Fue así como en los comienzos de la mecánica ondulatoria del electrón se buscó un fenómeno que equivaliera para éste al fenómeno de la polarización de la luz. Cuando una búsqueda tan específica resulta vana, tiene sin embargo un carácter positivo para la epistemología, pues ayuda a limitar y a precisar las analogías. La experiencia así asociada a proyectos teóricos no tiene nada en común con la investigación ocasional, con esas experiencias "para ver” que ningún sitio tienen en ciencias fuertemente constituidas como lo son ahora la física y la química, y tampoco en aquellas donde el instrumento es el intermediario necesario para estudiar un fenómeno verdaderamente instrumentado, designado como objeto de una fenomenotécnica. Ningún físico dispensaría "su aval" para hacer construir un instrumento sin destino teórico. En física, la experiencia "para ver" de Claude Bernard no tiene sentido. Qué acuerdo tácito reina así en la "ciudad física" Cómo son apartados de ella los soñadores impenitentes que quieren "teorizar" lejos de los métodos matemáticos. En efecto, el teórico debe poseer todo el pasado matemático de la física, es decir, toda Ia tradición racionalista de la experiencia. El experimentador, por su lado, debe conocer todo el presente de la técnica. Asombraría que para hacer el vacío un físico se sirviera de la antigua máquina neumática. Modernismo de la realidad técnica y tradición racionalista de toda teoría matemática son, pues, el doble ideal de cultura que debe afirmarse en todos los temas que ocupan al pensamiento científico. La cooperación filosófica entre los dos aspectos de la ciencia física -aspecto racional y aspecto técnico- puede reducirse en esta doble pregunta: ¿En qué condiciones es posible dar razón de un fenómeno preciso? La palabra "preciso" 86 es fundamental, pues es en la precisión que la razón se empeña. ¿En qué condiciones es posible traer pruebas reales de la validez de una organización matemática de la experiencia física? Han pasado los tiempos de una epistemología que consideraba a la matemática como simple medio de expresión de las leyes físicas. La matemática de la física está más comprometida. No es posible fundamentar las ciencias físicas sin entrar en el diálogo filosófico del racionalista y el experimentador, sin responder a las dos preguntas en cierto modo recíprocas que acabamos de formular. En otros términos el físico moderno tiene necesidad de una doble certidumbre: La primera certidumbre de que lo real está en relación directa con la racionalidad, mereciendo por ello el nombre de real científico. La segunda certidumbre de que los argumentos racionales que atañen a la experiencia son ya momentos de ésa experiencia. En resumen, nada de racionalidad en vacío, nada de empirismo deshilvanado: tales son las dos obligaciones filosóficas que fundan la estrecha y precisa síntesis de teoría y experiencia en la física contemporánea. 4.2. ESTA BI-CERTIDUMBRE ES ESENCIAL. Si uno de los términos falta, es posible hacer experiencias, es posible hacer matemática, pero no se participa en la actividad científica de la ciencia física contemporánea. Esta bi-certidumbre sólo puede expresarse por una filosofía de dos movimientos, por un diálogo. Pero este diálogo es tan riguroso que casi no se puede reconocer en él la huella del viejo dualismo de los filósofos. Ya no se trata de confrontar un espíritu solitario y un universo indiferente. En lo sucesivo será preciso colocarse en el centro donde la mente que conoce está determinada por el objeto preciso de su conocimiento y donde, en recompensa, ella determina con mayor precisión su experiencia. Es precisamente en esta posición central que la dialéctica de la razón y de la técnica encuentra su eficacia. Trataremos de instalarnos en esa posición central donde se manifiestan tanto un racionalismo aplicado como un materialismo instruido. Por otra parte más adelante insistiremos sobre la potencia de aplicación de todo racionalismo científico, es decir, de todo racionalismo que sostiene las pruebas de su fecundidad hasta en la organización del pensamiento técnico. Es por sus aplicaciones por lo que el racionalismo conquista sus valores objetivos. Por lo tanto, para juzgar al pensamiento científico ya no se trata de apoyarse en un racionalismo formal, abstracto, universal. Hay que alcanzar un racionalismo concreto, solidario de experiencias siempre particulares y precisas. Es necesario también, que un racionalismo esté lo suficientemente abierto como para recibir de cada experiencia determinaciones nuevas. Viviendo de cerca esta dialéctica, surge la convicción de la realidad eminente de los campos del pensamiento. En 87 esos campos epistemológicos se intercambian los valores del racionalismo y del experimentalismo. En realidad, ese contrapunto de dos filosofías contrarias actuando en el pensamiento científico compromete filosofías más numerosas, y tendremos que presentar diálogos sin duda menos rigurosos, pero que amplían la psicología del espíritu científico. Por ejemplo, la filosofía de la ciencia quedaría mutilada si no se examinara de qué modo se sitúan el positivismo o el formalismo, los que ciertamente cumplen funciones en la física y en la química contemporánea. Pero una de las razones que nos hacen creer en la legitimidad de nuestra posición central es que todas las filosofías del conocimiento científico se ponen en orden a partir del racionalismo aplicado. Es apenas necesario comentar el cuadro siguiente cuando se le aplica al pensamiento científico: Idealismo Convencionalismo Formalismo Racionalismo Aplicado y Materialismo Técnico Positivismo Empirismo Realismo Indiquemos solamente las dos perspectivas de pensamientos debilitados que conducen, por una parte, del racionalismo al idealismo ingenuo y, por la otra, del materialismo técnico al realismo ingenuo. Así, cuando se interpreta sistemáticamente el conocimiento racional como constitución de ciertas formas, como simple equipo de fórmulas adecuadas para informar cualquier experiencia, se instituye un formalismo. A lo sumo este formalismo puede admitir los resultados del pensamiento racional, pero no puede efectuar todo el trabajo del pensamiento racional. Además, no siempre nos limitamos al formalismo. Hemos dado comienzo a una filosofía del conocimiento que debilita el papel de la experiencia: Estamos muy cerca de ver en la ciencia teórica un conjunto de convenciones, una serie de ideas más o menos cómodas organizadas en el claro lenguaje de la matemática, que no son más que el 88 esperanto de la razón. La comodidad de las convenciones no les quita su arbitrariedad. Con gran naturalidad llegaremos a someter esas convenciones, esas fórmulas, esa arbitrariedad, a la actividad del sujeto pensante. Así llegaremos al idealismo. Idealismo que ya no se confiesa en la epistemología contemporánea, pero que ha desempeñado tal papel en las filosofías de la naturaleza durante el siglo XIX que hasta deberá figurar en el examen general de las filosofías de la ciencia. Por lo demás, es preciso señalar la impotencia del idealismo para reconstituir un racionalismo de tipo moderno, un racionalismo activo, susceptible de informar los conocimientos de las nuevas regiones de la experiencia. Dicho de otro modo, no es posible invertir la perspectiva que acabamos de trazar. En realidad, cuando el idealista establece una filosofía de la naturaleza se contenta con poner en orden las imágenes que se hace de la naturaleza, consagrándose a lo que esas imágenes tienen de inmediato. El idealista no supera los límites de un sensualismo etéreo. No se compromete en una experiencia de continuidad. Si se le pidiera que siguiese las búsquedas de la ciencia en la experimentación esencialmente instrumental, se sorprendería. No cree estar forzado a aceptar las convenciones de los otros espíritus. No acepta la lenta disciplina que formaría su mente en las lecciones de la experiencia objetiva. El idealismo pierde, pues, toda posibilidad de explicar el pensamiento científico moderno. El pensamiento científico no puede hallar sus duras y múltiples formas en esa atmósfera de soledad, en ese solipsismo que es el mal congénito de todo idealismo. Al pensamiento científico le es necesaria una realidad social, el asentimiento de una ciudad física y matemática. Por lo tanto, deberemos instalarnos en la posición central del racionalismo aplicado, trabajando para instituirle al pensamiento científico una filosofía específica. En la otra perspectiva de nuestro cuadro, en lugar de esa evanescencia que conduce al idealismo vamos a encontrar una inercia progresiva del pensamiento que conduce al realismo, a una concepción de la realidad como sinónimo de irracionalidad. En efecto, al pasar del racionalismo de la experiencia de la física, fuertemente solidario de la teoría, al positivismo parece que en seguida se pierden todos los principios de necesidad. De allí que el positivismo puro no pueda casi justificar el poder de deducción que obra en el desarrollo de las teorías modernas; no puede dar cuenta de los valores de coherencia de la física contemporánea. Y sin embargo, en comparación con el empirismo puro, el positivismo se manifiesta al menos como guardián de la jerarquía de las leyes. Se concede el derecho de apartar las aproximaciones sutiles, los detalles, las variedades. Pero esa jerarquía de las leyes no tiene el valor de organización de las necesidades claramente comprendidas por el racionalismo. Por lo demás, al fundarse en juicios de utilidad, 89 el positivismo se encuentra ya casi declinando hacia el pragmatismo, hacia esa multiplicación de recetas que es el empirismo. El positivismo no tiene nada de lo que hace falta para decidir órdenes de aproximaciones, para sentir esa extraña sensibilidad de racionalidad que dan las aproximaciones de segundo orden, esos conocimientos más aproximados, más discutidos, más coherentes que encontramos en el examen atento de las experiencias de sutil detalle y que nos hacen comprender que hay más racionalidad en lo complejo que en lo simple. Por otra parte, por poco que se avance más allá del empirismo que se absorbe en el relato de sus triunfos, se alcanzará ese montón de hechos y de cosas que recargan al realismo y le dan ilusión de riqueza. Mostraremos luego cuán contrario es a todo espíritu científico el postulado, tan fácilmente admitido por ciertos filósofos, que asimila la realidad a un polo de irracionalidad. Cuando llevemos la actividad filosófica del pensamiento científico hacia su centro activo se verá claramente que el materialismo activo tiene por función, precisamente, yugular todo lo que podría ser calificado como irracional en sus materias, en sus objetos. La química, que se vale de sus a priori racionales, nos entrega sustancias sin accidentes, descarga a toda materia de la irracionalidad de los orígenes. Pero retomaremos este debate con ejemplos particulares. En efecto, creemos que los ejemplos precisos tomados del conocimiento científico pueden sensibilizar las discusiones filosóficas generales, si lo que se quiere es no abordar las discusiones con convicciones filosóficas fijas. Lo que deseábamos presentar en esta rápida topología filosófica es el teclado que recorren la mayor parte de las discusiones filosóficas concernientes a la ciencia. Un aspecto nos parece notable: las diversas tonalidades filosóficas que hemos señalado forman un verdadero espectro. Con ello queremos decir que con toda naturalidad se ponen en un orden lineal. Si se acogen matices filosóficos nuevos, bastará con dispersar un poco más ese espectro filosófico sin que haya que modificar el orden de las filosofías fundamentales. Por otra parte, si con la misma voluntad de encontrar elementos de una polifilosofía se examinaran otras ciencias, como la matemática, la biología, la sociología, la psicología, naturalmente habría que establecer otros espectros para el análisis filosófico. Pero ningún espectro es más amplio que el espectro que ayuda a clasificar los filosofemas de las ciencias físicas. Claro está que no todas las partes de una ciencia se encuentran en el mismo punto de madurez filosófica. Por lo tanto, es siempre a propósito de experiencias y problemas muy definidos que serán precisos determinar los valores filosóficos de la ciencia. Si intentamos una determinación filosófica de las nociones científicas activas pronto percibiremos que cada una de esas nociones tiene dos bordes, siempre dos bordes. Cada noción precisa es una noción que ha sido precisada. Ha sido precisada en un esfuerzo de idoneísmo, tanto más extremo cuanto más ceñidas fueron las dialécticas. Pero las lejanas simetrías del cuadro que proponemos 90 despiertan ya esas dialécticas. Así, muchos problemas de la epistemología de las ciencias físicas podrían aclararse si se instituyera la filosofía dialogada del formalismo y del positivismo. El formalismo coordinaría con suficiente claridad todos los puntos de vista matemáticos que informan las leyes positivas descubiertas por la experiencia científica. Sin tener la apodicticidad del racionalismo, el formalismo posee una autonomía lógica. Entre el empirismo y el convencionalismo -filosofías sin duda demasiado descomprimidas- también sería posible establecer correspondencias. Su diálogo tendría, por lo menos, el atractivo de un doble escepticismo, y es grande su éxito entre filósofos modernos que miran un poco de lejos los progresos del pensamiento científico. En cuanto a las dos filosofías extremas, idealismo y realismo, su fuerza casi no reside más que en su dogmatismo. El realismo es definitivo y el idealismo es prematuro. Ni uno ni otro poseen esa actualidad que reclama el pensamiento científico. En particular, es difícil entender cómo podría elaborarse un realismo científico a partir de un realismo vulgar. Si la ciencia fuera descripción de una realidad dada, no se ve con qué derecho la ciencia podría ordenar esta descripción. Nuestra tarea es, por lo tanto, mostrar que el racionalismo en modo alguno es solidario del imperialismo del sujeto, que no puede formarse en una conciencia aislada. Deberemos también probar que el materialismo técnico en modo alguno es un realismo filosófico. El materialismo técnico corresponde esencialmente a una realidad transformada, a una realidad rectificada, a una realidad que precisamente ha recibido la marca humana por excelencia, la marca del racionalismo. De tal modo, siempre acabamos por llegar al centro filosófico donde se fundamentan a la vez la experiencia reflexiva y la invención racional, es decir, a la región donde trabaja la ciencia contemporánea. En estas condiciones, nos parece que una filosofía de dos polos alejados, como la de Emile Meyerson, donde se determina la simultánea consagración del científico a lo real y a lo idéntico, no pone de manifiesto un campo epistemológico muy intenso. Hacer del científico, a la vez, un realista absoluto y un lógico riguroso conduce a yuxtaponer filosofías generales, inoperantes. No son filosofías de trabajo, son filosofías de compendio que no pueden servir más que para caracterizar períodos históricos. En virtud de los progresos técnicos, la realidad estudiada por el científico cambia de aspecto, perdiendo ese carácter de permanencia que fundamenta al realismo filosófico. Por ejemplo, la realidad eléctrica en el siglo XIX es muy diferente de la realidad eléctrica en el siglo XVIII. Por otro lado, apenas operada una reducción a lo idéntico recomienzan las búsquedas de diversificación. Sobre lo idéntico habrá pues que reavivar, sin descanso, la dialéctica de lo identificado y lo diversificado. Sobre la realidad 91 también se multiplicarán las dialécticas: de análisis y de síntesis, de poda y de construcción, de selección y de realización. Una ciencia sin cesar rectificada, en sus principios y materias, no puede recibir designación filosófica unitaria. Es dialéctica, no solamente en la minucia de sus pasos, sino también en su doble ideal de coherencia teórica y precisión experimental. No fue quizás un accidente doctrinario lo que generó en Meyerson una concepción estática de la psicología del espíritu científico. Creer que el estado de ánimo de un químico anterior a Lavoisier como Macquer, sea semejante al estado de ánimo de un químico contemporáneo es precisamente acantonarse en un materialismo inmóvil, en un materialismo sin dialéctica. En este sentido, la historia de las ciencias es frecuentemente equívoca. Casi nunca restituye las oscuridades del pensamiento. No puede pues captar correctamente la racionalidad que se va constituyendo. Nuestros conocimientos actuales iluminan de una manera tan viva el pasado de las ideas científicas que tomamos a todos los resplandores por luces. Es que se cree en una razón constituida antes de todo esfuerzo de racionalidad. León Brunschvieg percibió la debilidad de esta posición de absoluto e insistió en la relatividad esencial de la razón y la experiencia: Se pierde de vista el curso real de ese saber cuando uno se preocupa por llevar fuera de sí racionalidad y objetividad, para terminar aislando y oponiendo la doble entidad de una razón absoluta y un objeto absoluto. En efecto, veremos que, al poner sistemáticamente en dialéctica de cooperación a la razón y el objeto científico, nos aseguraremos lo mejor de los caracteres racionales del materialismo técnico y, viceversa, de los caracteres reales del racionalismo aplicado. También aquí son las aproximaciones sutiles y no las primeras experiencias las que dan seguridad relativa al objeto. Expresada en función de sus aplicaciones, una organización racional de la experiencia no es la simple mira de un espíritu que se iluminaría en la sola conciencia de la identidad de sus percepciones. La intencionalidad del racionalismo aplicado se reserva la posibilidad de rectificarse. En la aplicación, está pronta para recibir dialécticas que determinan resonancias hasta en los principios de organización. En otras palabras, la segunda aproximación no tiene la misma estructura epistemológica que la primera. Es en segunda aproximación que las dialécticas están verdaderamente alertas. Son las dialécticas que asocian espíritu de geometría y espíritu de sutilidad en una síntesis tan evidentemente activa en el espíritu científico contemporáneo. La epistemología, entonces, debe ser tan móvil como la ciencia. Al multiplicar el número de las formas recíprocas que hemos llamado "dobletes brunschviegianos", esperamos acercar la coherencia del pensamiento racional y la cohesión del materialismo técnico. Pero los numerosos dobletes formados o renovados por Brunschvieg sobre el modelo spinoziano de la natura naturans y de la natura naturata, como espacio espacializante y espacio espacializado, como 92 número numerante y número numerado deben ser aún más rigurosos para dar cuenta adecuadamente de la fuerte pareja de ideas y experiencias que se manifiesta en el desarrollo de la física y la química contemporánea. En esta realización de una fuerte pareja de ideas y experiencias, el pensamiento científico se designa como una doctrina de las relaciones, sin soportes y sin relacionante. Por ejemplo, la relatividad proporciona la certidumbre de borrar tiempo y espacio absoluto y de eliminar al observador. La epistemología deberá practicar la filosofía dialogada sobre dobletes tomados especialmente de la física y de la química, ya que estos dobletes permiten precisar la tradicional discusión sobre la realidad del mundo sensible. Pero encontraremos muchas ocasiones para desplazar un poco la polémica; por ejemplo, en oportunidad de la discusión sobre la dualidad símbolo -simbolizante y símbolo- simbolizado en química orgánica. En efecto, hay una notable diferencia epistemológica entre ciertos símbolos que sólo tienden a traducir intuitivamente conocimientos generales y ciertos modelos en los que se manifiestan un conocimiento más realista, más particular. El convencionalismo de las primeras representaciones, tal como fueron propuestas en el siglo XIX, dio lugar a un materialismo técnico que realiza los esquemas. Asimismo, la tendencia objetivante deI espíritu racional es tan fuerte que en la matemática, que apunta a la proliferación de lo abstracto, no es imposible descubrir estructuras que remitan a un estudio objetivo. Hay así lugar para una experiencia post-abstractiva. Desde luego, es preciso tener por liquidado todo ese empirismo que gusta reubicar en la base de la geometría procedimientos de agrimensura. De nada sirven tales referencias en una cultura moderna; hasta serían peligrosas si no se corrigiera, lo más pronto posible, su ingenuidad. En efecto, es preciso constituir al sujeto en racionalidad, es preciso que ingrese en principios de necesidad. En geometría no se muestra, se demuestra. Y la demostración tiene una autonomía tan definida que no es posible recibirla de afuera, no basta comprobar su resultado para captar su sentido. El carácter apodíctico no se decreta. No es un hecho de autoridad. Hay que seguirlo en su esencial discursividad. Un día en que el rey Carlos X visitaba el Politécnico, examinó con curiosidad un modelo del hiperboloide en un casco. El profesor quería hacerle comprender al rey que esta superficie de revolución era engendrada por una línea recta. Al cabo de su razonamiento, el profesor (se llamaba Leroy) dijo al rey: "Y bien, le doy mi palabra de honor" Esta expresión puede vincularse con la declaración de d'Alembert de que en geometría no hay camino real. Para comprender, es preciso aquí participar de una emergencia. De una emergencia semejante se trata en las ciencias físicas contemporáneas. En las ciencias de la naturaleza acaban de aparecer valores muy diferentes a la comprobación, la convención, la medida, la descripción, la clasificación. Lo que equivale a decir que el empirismo es una filosofía perimida. El filósofo que quiera 93 seguir en detalle la vida del pensamiento científico, conocerá las extraordinarias parejas de la Necesidad y de la Dialéctica. 4.3. EL RACIONALISMO ENSEÑANTE Y EL RACIONALISMO ENSEÑADO León Brunschvieg, con ese matiz de crítico siempre benévolo que tanto poder daba a sus observaciones, se asombraba un día de verme atribuir tanta importancia al aspecto pedagógico de las nociones científicas. Yo le contestaba que era sin duda más profesor que filósofo y que por lo demás la mejor manera para medir la solidez de las ideas era enseñarlas, siguiendo en esto la paradoja que se escucha enunciar con tanta frecuencia en los medios universitarios: enseñar es la mejor manera de aprender. Habida cuenta de la falsa modestia que habitualmente da tono a la humorada, ella es demasiado frecuente como para no tener un profundo sentido. El acto de enseñar no se separa tan fácilmente como se cree de la conciencia de saber, y precisamente cuando debamos asegurar la objetividad del saber mediante un apoyo en la psicología de la intersubjetividad, veremos que el racionalismo enseñante reclama la aplicación de un espíritu sobre otro. Esta aplicación, que habrá que estudiar con esmero, nos revelará la dialéctica del psicologismo y del no-psicologismo, entendiendo a este último en el sentido con que hemos desarrollado una filosofía del no. Solo el uso dará claridad a esta expresión. No creemos en la virtud formal de las dialécticas, como tampoco en una puesta entre paréntesis hecha de una vez para siempre al comienzo de una investigación. El no-psicologismo se establece en una constante incorporación del espíritu crítico al espíritu de investigación. Además, no hace falta desarrollar la dialéctica del psicologismo y del no-psicologismo para reconocer que antes de aplicar el racionalismo a las cosas, hay que aplicado a los espíritus. Una ontología de la idea enseñada viene a duplicar el racionalismo enseñante. Una suerte de reacción de la claridad pedagógica del maestro se manifiesta en la puesta en orden del espíritu del discípulo enseñado. Es necesaria una fuerte personalidad para enseñar lo impersonal, para transmitir los intereses del pensamiento independiente, de los intereses personales. Y veremos que la conciencia de impersonalidad debe permanecer vigilante, debe mantener la dialéctica del psicologismo y del no-psicologismo. En todo caso, creemos que olvidar estos matices dialécticos es mutilar la acción del pensamiento científico. Es evidente que plantear en seguida, como lo hacen tantos autores, una instancia de pensamiento que borre de un trazo todo psicologismo, sería actuar más rápido. Esa instancia existe, y el pensamiento racionalista puede valerse de ella. Cuando se descubren las formas racionales del conocimiento experimental es posible enseñar matemáticamente la física, lo que hace realidad, desde muchos puntos de vista, la eliminación del psicologismo en la enseñanza de la física. Por supuesto, hay también una manera de enseñar matemáticamente la matemática, 94 ideal que no se alcanza tan fácilmente como se cree. En efecto, en la enseñanza de la matemática subsisten verdaderos artificios y no siempre se encuentra la demostración natural de un teorema, la demostración verdaderamente causal en el sentido con que Georges Bouligand emplea esta palabra, sentido sobre el cual volveremos. Pero desde ahora bien podemos decir que una demostración artificial, poco natural es, matemáticamente hablando, una especie de contingencia epistemológica. Una apodicticidad fragmentada no puede ser indemne a todo psicologismo. El normativismo al que tiende toda cultura racionalista es una instancia que no tiene objetividad sino en función de un amplio sistema de normas. Por otra parte, qué inestable, qué tardía es esa instancia de pensamiento que corresponde al principio de la fenomenología husserliana! Sin cesar corre el riesgo de psicologizarse. El hábito de la razón puede convertirse en un trastorno de la razón. El formalismo puede degenerar, por ejemplo, en un automatismo de lo racional y la razón se vuelve como ausente de su organización. Es preciso entonces sacrificar una víctima a esta divinidad lejana, para que ella se reanime en los humos del holocausto. Para decirlo más simplemente, es necesario poner en las fórmulas un poco de psicología para que un no-psicologismo en acto se desarrolle borrando el psicologismo. Poner psicologismo para quitarlo, he allí un paso indispensable para obtener conciencia de racionalidad. No hay que asombrarse, pues, si por cierto cauce el racionalismo enseñante resulta estar en relación con el psicologismo. Claro está que lo mismo hay que decir a propósito de la enseñanza virtual, la que un espíritu se da a sí mismo. Hay aquí un motivo de división que puede escapar en un examen desatento. En ciertos aspectos, esta división trabajando en plena conciencia no es tan difícil de operar como un autoanálisis, Pero está ligada al crecimiento del conocimiento racional. Ayuda a revivir el conocimiento al hacer del antes y el después temporales un antes y un después racionales. Cuando estudiemos las funciones de vigilancia en la cultura científica veremos multiplicarse esos procesos de división. Pero queremos ofrecer ya un ligero trazo de las instancias surgidas en un esfuerzo de intelectualidad. ¿Cómo desconocer, por ejemplo, el aspecto pedagógico de la enumeración de los conocimientos aconsejada por Descartes? Esta metódica revisión tiene resonancias filosóficas que deberemos señalar. Pero sólo tiene sentido si nos obliga a tomar conciencia de nuestra identidad racional a través de la diversidad de los conocimientos adquiridos. Su orden nos ordena. Y entonces nos hallamos en el centro de una dialéctica incesante. Verdaderamente, no hay conciencia de una enumeración todo lo perfecta posible si no hay conciencia de una cierta puesta en orden de los pensamientos enumerados. Bajo una de sus formas más modestas, el cartesianismo lleva así la marca imborrable de un racionalismo, 95 puesto que tiende a borrar, en la historia misma de su cultura, toda contingencia de cultura. 4.4. QUE INTERESANTE FILOSOFIA. ¿Cuáles son los factores que destruyen al ser humano? Según Mahatma Gandhi, son los siguientes: La Política sin principios El Placer sin compromiso La Riqueza sin trabajo La Sabiduría sin carácter Los Negocios sin moral La Ciencia sin humanidad y La Oración sin caridad La vida me ha enseñado que la gente es amable, si yo soy amable; que las personas están tristes, si estoy triste; que todos me quieren, si yo los quiero; que todos son malos, si yo los odio; que hay caras sonrientes, si les sonrío; que hay caras amargas, si estoy amargado; que el mundo está feliz, si yo soy feliz; que la gente es enojona, si yo soy enojón; que las personas son agradecidas, si yo soy agradecido. La vida es como un espejo: Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa. La actitud que tome frente a la vida, es la misma que la vida tomará ante mí. "El que quiera ser amado, que ame". De una manera general, hay cultura en la proporción en que se elimina la contingencia del saber; pero esta eliminación, jamás completa, tampoco es nunca definitiva. Ella debe ser reefectuada sin cesar. En el fondo, la enumeración cartesiana tiene dos funciones: conservar los conocimientos y mantener su orden hasta que la conciencia de orden sea lo bastante clara como para que el orden de los conocimientos haga recordar los conocimientos. Hay precisamente allí, en la intimidad del sujeto, un acto del racionalismo aplicado, el acto útil de un espíritu que se aplica sobre sí mismo. La conciencia racional de saber vuela por encima de la conciencia empírica, fija el itinerario más corto, el más instructivo. El ser que quiere aprender repasa la composición del saber. Si examina ese saber repasado en sus profundidades metafísicas, pronto tiene la curiosa impresión de repasar una especie de composición de su propio ser o, más exactamente aún, de componer su ser mismo, en las bellas formas del pensamiento racional. Es entonces cuando el ser es "ser de conocimiento", es sólo entonces cuando ha borrado el psicologismo y ha tenido acceso al normativismo. 96 Pero sólo en los ejemplos que daremos será posible juzgar esta filosofía de la jerarquía de los pensamientos culturales, de los pensamientos activos en una cultura. Por ahora, sólo aspiramos a orientar a nuestro lector hacia las tesis que queremos exponer. De hecho, no puede haber conciencia de normalidad del saber sin una referencia a un desorden reducido, eliminado, de suerte que debemos vincular sistemáticamente una con otra: la psicología de las reglas con la psicología de los obstáculos. Para comprender los valores polémicos del racionalismo nos parece indispensable la noción de obstáculos para, el conocimiento, de obstáculos epistemológicos, a la que vemos consagrado toda una obra. Pero un psicoanálisis del conocimiento objetivo y racional no podría ser definitivo: no se triunfa definitivamente sobre el psicologismo. Si el racionalismo debe aplicarse a un problema nuevo, los viejos obstáculos de la cultura no tardan en manifestarse. De allí que, desde el punto de vista en que consideramos la aplicación del racionalismo, siempre habría que considerar un racionalismo del contra, es decir, una acción psicológica constante contra los errores insidiosos. Y cuando se trate de poner en cuestión reglas tenidas por fundamentales -la cultura científica es un relato de tales dramas- deberá reconocerse el psicologismo tenaz de las ideas claras. La razón trabajará contra sí misma. Por otra parte, admitiendo que en una descripción fenomenológica de cierto conocimiento se haya eliminado todo psicologismo, para poder alcanzar un límite objetivo, siempre resultará que no se podrá tomar conciencia del pasaje al límite sin renovar de una manera más o menos explícita esta eliminación. Así, a la regla de la enumeración de las ideas justas agregamos la regla del exorcismo explícito de las ideas falsas. El pensamiento científico está en estado de pedagogía permanente. Por último -postrer argumento en favor de un psicologismo mantenido en la penumbra de las ideas claras-, ¿hay sólo un camino para eliminar el psicologismo de una noción? ¿No adquiere la noción, si no un sentido diferente, al menos una función diferente cuando se la obtiene sobre líneas de eliminación diferentes? Pero precisamente esta noción de función epistemológica de una esencia no puede ser liberada de todo psicologismo. Sin embargo, resulta indispensable en el racionalismo enseñante. Al estudiar la epistemología en el nivel del racionalismo enseñante, habremos de prestar gran atención al pluralismo de las demostraciones posibles para un mismo y único problema. Las esencias abandonarán de inmediato el empíreo para 97 presentarse como resultados de experiencias racionales de la esencia. La discursividad de la demostración especifica siempre la intuición final, de suerte que todo realismo platónico de las esencias resulta solidario del racionalismo de la búsqueda. Plasta en dominios tan filosóficamente homogéneos como el de la matemática, la racionalidad y la esencia se ajustan la una a la otra, a través de oscilaciones en las que intervienen las dos filosofías, el racionalismo y el esencialismo, y los dos procesos, la institución de las esencias y la intuición de las esencias. Finalmente, el psicologismo determina variedades de perspectivas que un racionalismo aplicado no tiene el derecho de borrar por una simple declaración inicial. Sólo una referencia constante al psicologismo puede dar una medida de la eficacia del pensamiento científico y establecer este pensamiento firmemente en un no-psicologísmo. El basamento filosófico de ciertas nociones, que sin embargo han alcanzado su plena validez de cultura, esta a veces muy mal afirmado. Vamos a dar un ejemplo de esas variaciones filosóficas de un mismo tema de conocimiento. Lo tomamos de una investigación de Ferdinand Gonseth, quien pidió a los estudiantes de la Escuela Politécnica de Zurich -es decir, a un público muy calificado- que respondieran a las siguientes preguntas: ¿Qué es una recta? y ¿Qué es un axioma? Obtuvo una variedad muy grande de respuestas. Y lo que en nuestra discusión presente nos interesa es que en muchos aspectos las respuestas difieren por su "filosofía". Gonseth lo señala: "Casi no hay teoría, entre las que menciona la historia de la filosofía, que no aparezca en germen, en esbozo o en intención en una u otra de las respuestas a la primera pregunta." Uno contesta como realista, otro como lógico, otro como formalista. La observación podría generalizarse: desde que se quieren describir cosas simples, vemos complicarse a la filosofía de la descripción. Esta especie de dialéctica de lo preciso y de lo confuso muestra la impotencia del espíritu para darse entero a la intencionalidad de una noción. Se lo quiera o no, un filosofismo, si no un psicologismo, permanece latente hasta en el empleo preciso de una noción científica. Precisamente, si se sustituye el psicologismo vinculado a la descripción prolija de una noción por el filosofismo que se introduce apenas se plantea el problema de las relaciones entre lo abstracto y lo concreto -problema del racionalismo y del empirismo-, se ven afirmarse valores gnoseológicos. Meditemos, por ejemplo, sobre este pensamiento de Goethe (Máximes et Réflexions [Máximas y reflexiones], trad. Bianquís, pág. 250): Cuando el niño 98 comienza a comprender que un punto invisible debe preceder al punto visible, que el camino más corto de un punto a otro se concibe como una recta, incluso antes de que se la trace sobre el papel, experimenta con ello cierto orgullo, cierta satisfacción. Ese orgullo corresponde precisamente a la promoción intelectual que hace pasar al niño del empirismo al racionalismo. En lugar de verificar, el niño se da cuenta de que comprende. Vive una mutación filosófica. Como es natural, si uno quiere observarse, asimismo, hallará una pluralidad de filosofías asociadas a cada noción precisa. Es sólo por necesidades polémicas que se efectúa una elección filosófica. Pero ante la realidad, el más decidido de los lógicos organiza sus fórmulas en el centro de un psicologismo implícito; el simbolista más convencional se refiere a ejemplos reales, bien materializados; el realista concede carácter absoluto a comprobaciones empíricas. Rehágase el ensayo de Gonscth, reúnase un congreso filosófico de la línea recta: los filósofos habrán de diferir pero se entenderán, aun cuando no quieran comprenderse. Prueba, en nuestra opinión, de que las diversas filosofías constituyen un potencial filosófico común. Puede pensarse que tales divergencias filosóficas sobre la definición de una noción que resulta precisa para toda mente calificada son de poca importancia. Pero es que ni se ve la función que para una cultura tiene el desplazamiento de los intereses. Por ejemplo, cuando queramos construir modelos euclidianos de geometría no euclidiana, seremos llevados, con Poincaré, a llamar rectas a semicírculos que tienen su centro en un mismo eje. (CP Godeaux, La Géomótrie. La geometría, pág. 80) A propósito de esta traducción, de este cambio de denominación, la polémica filosófica debe reanudarse. Y si el espíritu no se desprende del empirismo, no puede recibir las lecciones de movilidad que proporciona la conciencia de la identidad funcional de; todos sus modelos. Así, cuando un relativista dice que el rayo luminoso sigue una geodésica del espaciotiempo, generaliza al mismo tiempo la noción común de rayo luminoso y la noción común de recta. En todas estas ocasiones vemos al racionalismo instalarse como una especie, de método de generalización que conduce a una conciencia de totalidad. El racionalismo es plena conciencia de la equivalencia de las geometrías. No está ya ligado al realismo de la recta euclidiana ni al de la recta de Lobatschewski. Sin embargo, está más comprometido que el formalismo, que se limita a pensar la recta bajo la forma anónima que le dio Plilbert en sus definiciones básicas. Decir que la geometría considera tres tipos de entes geométricos designados por las letras A, a, α, y que las mayúsculas son puntos, las minúsculas rectas y las letras griegas planos, es desrealizar completamente la geometría y correlativamente despejar su estructura lógica. Ese formalismo lógico 99 corresponde a una organización indispensable del rigor. Pero evidentemente ese formalismo no puede ofrecer una filosofía general de la geometría. Es sólo un punto de vista; sólo proporciona una parte del pensamiento matemático. En su oportunidad, podremos ver la diferencia- que hay entre el logicismo y el racionalismo. El estudio de las bases lógicas de un saber no agota el estudio epistemológico de ese determinado saber. Por otra parte, cuando, intentemos estudiar nociones científicas menos acabadas que la noción de recta, cuando tratemos de enseñar las nuevas dialécticas que se imponen para una noción tan tradicionalmente unitaria como la de masa (masa longitudinal y masa transversal); nos sentiremos trabados por el carácter absoluto de la definición primera de espíritu realista. En consecuencia, creemos que la filosofía pluralista de las nociones científicas es prueba de la fecundidad de la enseñanza. Preferimos dar a una noción lodos los planos ele pensamiento filosófico que ella sugiere, más que aprender a aislarla en i.ma sola filosofía que sólo representa un momento del trabajo epistemológico efectivo. Solamente con esta condición podremos seguir la maduración filosófica de la noción hasta su estado de racionalismo eficaz. He allí el hecho humano, Gonseth lo demostró: en nociones de uso científico corriente -como la recta o el axioma- so manifiesta un sorprendente pluralismo filosófico. Todo un pasado de cintura filosófica se revela en ello. Sin duda, ese pasado se halla disperso en espíritus diferentes. Reclamamos que una cultura filosófica bien discursiva permita reunir esas muchas filosofías en un mismo espíritu, para que todo el pensamiento se encuentre presente en un pensamiento. ¿Es necesario decir que semejante conminación Filosófica nada tiene de común con el eclecticismo? El sólo hecho de que llamamos al racionalismo como filosofía dominante, cómo la filosofía de la madurez científica pasta, nos parece, para alejar toda acusación de eclecticismo. Por otra parte, mostraremos que el pensamiento científico, al reducir muchos de los rasgos de un psicologismo intemperante, liona dogmatismos filosóficos. Así, sustituyendo el psicologismo por un Ido-sofismo, esperamos proporcionar un factor intermediario que nos permita seguir estas diferentes etapas: la ele reducción del psicologismo y la de institución del racionalismo. Para recorrer el trayecto cultural que va de lo real percibido a la experiencia realizada por la ciencia, sin olvidar ninguno de los aspectos filosóficos que ayudan o entorpecen a la cultura, lo más sencillo es seguir las ideas en el devenir de su enseñanza, emplazándolas sistemáticamente en el campo interpsicológico que 100 tiene por polos a maestro y alumno. Allí se forma el interracionalismo, que descubre ser racionalismo psicológicamente verificado. Al captarse su estructura, el racionalismo enseñado se verificará precisamente como un valor, como el valor por el cual se percibe que comprender es una emergencia, del saber. El profesor será aquel que hace comprender, y en una cultura más avanzada, donde el discípulo ya ha comprendido, será aquel que hace comprender mejor. ¿De qué modo encontrará el profesor el eco de esta comprensión? Sólo mediante la aplicación de la idea comprendida, refiriéndose a ejemplos que difieren del ejemplo enseñado. Muchos filósofos no comprenden verdaderamente el logro de racionalidad que implica en matemática el razonamiento por recurrencia. Ellos no entran en el reino de la necesidad racional. No diferencian los dos momentos del razonamiento: el montaje hipotético-constructivo por una parte, y la comprobación puramente empírica de los casos simples, de los casos evidentes por la otra. Tales errores epistemológicos no se producirían si se vivieran las dificultades que presenta la aplicación del razonamiento por recurrencia. El formalismo del razonamiento puede llevar a engaño precisamente porque hay desproporción entre la facilidad del empirismo de la comprobación por una parte, y la dificultad pedagógica de la construcción racional por la otra. Todos esos valores epistemológicos se diferencian en una enseñanza efectiva. Lo mismo ocurriría en una enseñanza filosófica en que a una tesis sobre el conocimiento acompañara una argumentación positiva de conocimiento, y que no se contentara con algunas referencias al conocimiento vulgar o a un conocimiento científico adormecido, perezoso. Lalande supo caracterizar la escéptica actitud que desconoce sistemáticamente los valores racionales: "en un hombre inteligente, la supuesta negativa a admitir la evidencia de verdades normativas, inmediatas y concretas, no es más que una actitud intelectual extraña a su vida real, y que aquél se impone como una consigna metodológica a la que se cree obligado" (La Raison et les Normes [La razón y las normas], pág. 127, véase continuación). La conducta según normas es, con respecto al sujeto, muy diferente de la conducta según hechos. Los hechos pueden cambiar, las normas no cambian. Si se siguieran las exigencias del empirista puro, a ningún ingeniero, dice Andró Lalande, se le permitiría construir puentes. Pues usted no podría demostrarle, sin apoyarse sobre postulados indemostrables, que la resistencia de los materiales, la intensidad de la gravedad y hasta las propiedades geométricas de las curvas serán aún mañana lo que son hoy. Así, el internacionalismo en formación que podemos sorprender en la dialéctica maestro-discípulo es filosóficamente más rico en enseñanzas quo el racionalismo 101 en regla. Para expresar todo nuestro pensamiento tendremos que demostrar con diversos ejemplos que todo racionalismo es internacionalismo. Sin duda lo sabemos, pero lo desaprobamos, estimando que la fuerza del interracionalismo reside sólo en los principios de una psicología mínima, por ejemplo en los principios de razón, principios tan pobres, tan simples, tan evidentes que parece ocioso ponerlos en discusión. Si se prestara más atención al racionalismo enseñado, se vería que ese carácter reductor del interracionalismo no es sino uno de los momentos del proceso. Precisamente, una de las funciones de la enseñanza científica es suscitar dialécticas. Los dos momentos, el de la integración y el de la diferenciación, son por igual valores de interracionalismo. Un tema se plantea oponiéndose a otro tema. Esta oposición puede ser enteramente racional. Ella desordenada racionalidad del discípulo en beneficio de una racionalidad, la del maestro, de más amplia aplicación. Cuando nos preocupamos menos por su fundamento que por su trabajo efectivo, el racionalismo aparece como una filosofía mucho más comprometida de lo que admiten sus críticos. Pero esta noción de compromiso no debe producir equívocos sobre el sentido especial de las acciones interracionalistas. Con mucha frecuencia deberemos insistir sobre los desechamientos previos a todo compromiso. De hecho, en una educación de racionalismo aplicado, de racionalismo en acción de cultura, el maestro se presenta como un negador de las apariencias, como un freno para las convicciones rápidas. Debe volver mediato lo que la percepción da inmediatamente. De una manera más general, debe comprometer al alumno en la lucha entre las ideas y los hechos, haciéndole notar la inadecuación primitiva entre la idea y el hecho. Como lo hace notar Georges Urbain: Toda la historia de la química, fuera de los descubrimientos que ella debe al progreso de sus técnicas, está dominada por el irritante conflicto entre lo positivo y lo especulativo. Este irritante conflicto es la dialéctica misma. El maestro trae ideas especulativas que van más allá de las experiencias. Por ejemplo, explica las franjas de difracción de Fresnel por vibraciones, lo estable por lo móvil, describe dinámicamente un fenómeno inmóvil. Así, compromete más pensamiento del que existe en los accesos inmediatos de la experiencia, presentando un pensamiento más comprometido que el pensamiento empírico, que el pensamiento positivista. Después habrá una inversión de las determinaciones. Por ejemplo, será por la anchura de las franjas que se determinará, con precisión el color de las mismas. Con qué facilidad se irritará el empirista, o simplemente el filósofo que cree embarcarse en la percepción del color, si se le dice que la extrema precisión es aquí patrimonio de la teoría. El empirista se ha fascinado de inmediato, ha vivido a fondo ese maravilloso matiz del verde que la sal de cobre proporciona a la llama incolora del mechero de Bunsen. Como el filósofo, también el alumno se ha maravillado. Es preciso que 102 despierte de ese hipnotismo de su primer empeño y encuentre pruebas estables de la objetividad del color, más allá, de la subjetividad de la impresión inmediata. El conocimiento científico será un soporte preciso muy diferente al de toda sensación inmediata; el conocimiento científico tendrá un poder de designación mucho mayor que todo refinamiento sensible. La doctrina abstracta de las interferencias preparará un conocimiento abstracto-concreto mucho más concreto que el conocimiento concreto y vivido. El rodeo por la abstracción matemática será prenda de realización técnica. El conocimiento científico es aquí, por lo menos, un conocimiento doble. Es al mismo tiempo intuición sensible e intuición intelectual. Quien por el pensamiento puede ir de la llama a la franja de interferencia, conoce la luz del cobre íntimamente. Y si, por la percepción, anhela volver de la franja a la llama, en nada ha disminuido su dicha de ver. Por este circuito él apuesta una fuerte jugada, corre riesgos más grandes, se empeña en tesis cada vez más numerosas. El peso del intelecto se torna tan considerable que es irrisorio acusar de abstracta, en el estilo antiguo de la palabra, a una ciencia tan compleja y que rige aplicaciones tan numerosas. En lugar de ser un callejón sin salida, como lo profesa la antigua psicología, la abstracción es una bocacalle en la que se cruzan anchas avenidas. Cuando se ponen en contradicción, como tan a menudo tendremos ocasión de hacerlo, el consenso de la experiencia vulgar y el consenso de la experiencia científica, resulta evidente, que es necesario dejar de tomar al consenso universal como base de lo racional. Lo universal en vacío, el que hace declarar: sólo hay ciencia de lo general, acaba por perder toda virtud de aplicación. La ciudad científica actual se establece como una realidad psicológica en la misma proporción en que reacciona contra el psiquismo basado en el consenso vulgar. Si el espíritu se formara directamente en la ciudad científica, podría hacerse la economía de un psicoanálisis del psicologismo y plantear directamente los principios, no de la razón (planteo inútil), sino los principios de la organización racional de la cultura científica. Pero no es así, y la ciudad científica está establecida al margen de la ciudad social, por lo que debe luchar contra la psicología para crear su no-psicologismo. Por otra parte, la ciudad científica presenta en su mismo seno una actividad tal de diferenciación que ahora es posible prever que, en lo sucesivo y para siempre, se planteará como una trascendencia, no solamente con respecto al conocimiento usual, sino también con respecto al conocimiento de primera cultura. Toda filosofía de la cultura debe acoger la idea de niveles pedagógicos. Toda cultura, es solidaria del plan de estudios, del ciclo de estudios. El hombre consagrado a la 103 cultura científica es un eterno escolar. La escuela es el modelo más elevado de la vida social. Seguir siendo un escolar debe ser la ambición secreta del maestro. Por el mismo hecho de la prodigiosa diferenciación del pensamiento científico, por el hecho de la necesaria especialización, sin cesar la cultura científica pone al verdadero científico en situación de escolar. Los filósofos podrán burlarse de ello. Pero así probarán que no siguen a la cultura científica en sus actos. En realidad, los científicos van los unos a la escuela de los otros. La dialéctica del maestro y del discípulo se invierte a menudo. En el laboratorio, un joven investigador puede adquirir un conocimiento tan extremo de cierta técnica o de cierta tesis que en lo que a ella se refiere es el maestro de su maestro. Allí están los elementos deuna pedagogía dialogada cuyo poder y novedad no se sospechan si no se toma parte activa en la ciudad científica. Borrar esas relaciones psicológicas es alejarse de la actividad cotidiana de la ciencia. En seguida nos vemos replegados en la ciencia pasada, es decir, exactamente en la ciencia de la generación anterior. La física sin psicologismo es precisamente la física de una generación antecedente. Casi siempre es sobre esa ciencia de la generación antecedente que se ejerce el pensamiento filosófico. A esta dialéctica de maestro a discípulo se la siente actuar en toda la historia de la cultura. De lo que con mayor frecuencia se habla es de un mundo creado por un Dios para instruir al hombre. La vieja expresión libro del mundo es una metáfora que puede tomarse en el sentido más estricto, como si hubiera un libro escolar del Universo, como si el Universo hubiese sido creado para fundar una Universidad. Veamos por ejemplo una página del abate Berthoon. Para el abate Bertholon (De l’electricité des végétaux [De la electricidad de los vegetales] 1783, pág. 13), los pólipos, los "admirables pólipos fueron creados, eso parece, expresamente para mostrarnos la más sorprendente analogía entre los seres, limítrofes de las barreras de la ignorancia y la precipitación del espíritu humano habían colocado; veríamos a los diversos pólipos multiplicarse de esqueje y por retoños, como las plantas; vivir igualmente, aunque invertidos de lado sentido, como muchos vegetales; sufrir injertos, unirse para esta operación, y de varios individuos no formar sino un todo, con la misma facilidad con la que en ellos se observa a la unidad descomponerse en muchos animales semejantes; maravillas opuestas, que parecen tener lugar sólo para asombrar y confundir al orgulloso espíritu del hombre. Así, Dios es un maestro de escuela que gusta de asombrar a su discípulo y que oculta una reserva de maravillas para confundir al alumno presuntuoso. La formación del espíritu científico es no solamente una reforma del conocimiento vulgar, sino también una conversión de intereses. Allí reside precisamente el 104 principio del compromiso científico. Es un compromiso que pide el abandono de los primeros valores; es una búsqueda de intereses tan lejanos, tan separados de los intereses usuales, que se comprende que sea tan alegremente menospreciado por aquellos que aprovechan compromisos inmediatos y que existen, desde los valores primeros, en los valores que les son primitivamente dados, sea del exterior, sea del interior. En el trabajo científico, todo valor dado es valor transformado. Para participar realmente en el trabajo científico es preciso tener acceso a la actividad de diferenciación. Pero en la conquista de la cultura científica misma, todo conocimiento es rectificación. Por lo tanto, debemos sentir en acción una psicología esencialmente normativa. Insistamos un poco sobre esta normalización del pensamiento. Aquellos que la juzgan desde afuera enseguida ven en toda normalización espiritual una fábrica de robots. Pero, ¿por qué tanto desdén por el robot criando con tanta complacencia se define a la inteligencia humana como facultad de construir herramientas? Debemos hacer notar, por lo demás, que en el reino de los valores el robot moderno es muy diferente del autómata de Vaucanson. Un autómata a la Vaucanson hace menos bien una acción humana. Un robot moderno mejor una acción humana. Encadena con mayor regularidad las acciones humanas, es enteramente fiel a su finalidad. En un cuarto de siglo el robot registró estos mismos progresos, está en vísperas de sintetizar las palancas de mando o, más exactamente, ahora el robot eléctrico coordina los electrones de mando. Con la electrónica conocemos una emergencia de la noción de autómata. Así, basta con poner a una noción en su progreso científico para que los juicios peyorativos se tornen inadecuados. Cuando el robot adquiere tal destreza, tal excelencia de ejecución, tal amplitud de dirección, resulta ocioso hacer de él motivo de condena. Por eso ahora debe decirse: la inteligencia científica es una facultad de hacer robots. Justamente Pradines dice que un autómata no puede crear automatismos diferentes de su función. Si el hombre crea robots, él nunca es un robot. Y en la industria de los robots, él supera a los robots. Ahora que ya no tenemos miedo a las palabras, sirvámonos pues, con buena conciencia, del valor de la noción de robot. El espíritu científico instala, por medio de la organización racional de los conceptos, preciosos robots psicológicos. En muchos aspectos, toda axiomática es un robot matemático. Pero es preciso saber hacer operante a esta axiomática, es preciso que una inteligencia clara haga andar a este mecanismo de claridad. 105 En esas condiciones, siempre hay desdoblamiento psicológico, por la instauración de las funciones de vigilancia que más adelante caracterizaremos. Todo pensamiento científico se desdobla en pensamiento asertórico y pensamiento apodíctico, entre un pensamiento consciente del hecho de pensamiento y un pensamiento consciente de la normatividad del pensamiento. Entre los polos de este desdoblamiento funciona un pensamiento eminentemente activo que constituye precisamente la conquista de cultura. En el intervalo podrán descubrirse funciones muy sutiles, por ejemplo una duda cultural que se pregunta constantemente si no hay confusión entre el hecho y la norma o, más psicológicamente, entre la costumbre y el método. En muchos aspectos el método es la antítesis de la costumbre; de allí el error gnoseológico del formalismo que quiere volver maquinal al método. La conciencia de método debe permanecer vigilante. Como dice Nietzsche (L’Antéchirst, 59): es preciso decirlo diez veces, los métodos son lo esencial, y también lo más difícil, lo que durante mayor tiempo tiene en su contra a los hábitos y la pereza. Cuando se intenta seguir, en todas sus resonancias, los efectos de ese desdoblamiento, asombra la acostumbrada observación de los filósofos según la cual el acto de pensar es absolutamente unitario. Por el contrario, en el esfuerzo del pensamiento científico la conciencia juzga a su juicio. Ella trae un valor por encima de un hecho. Si muchos filósofos rechazan ese desdoblamiento es porque realizan la duración del pensamiento haciendo de ella una duración vivida. Sin cesar argumentan, en las más diversas formas, que no es posible pensar dos cosas al mismo tiempo. Pero esta excesiva temporalización no corresponde a la actividad del pensamiento racional. El pensamiento racional se establece por períodos intemporales; la voluntad de cultura se concede por ejemplo una hora, una hora vacía, en que el tiempo perderá sus obligaciones vitales. El pensamiento racional se establecerá en un tiempo de total no vida, rechazando lo vital. Que por otra parte la vida siga y traiga consigo sus necesidades, es sin duda una fatalidad corporal. Pero esto no suprime la posibilidad de substraerse al tiempo vivido, para enlazar pensamientos en el orden de una nueva temporalidad. La locución al mismo tiempo pierde al instante gran parte de su precisión. Si una vez hecho un cálculo vuelvo a él para ver si no me he equivocado, me juzgo calculista, me desdoblo. Forzando un poco los personajes y subrayando la importancia de la instancia pedagógica puedo decir que me desdoblo en profesor y en escolar. En esta región del tiempo suspendido donde se constituye la normatividad de ciertos pensamientos racionales, la causalidad psicológica puramente asertórica de la adquisición de las ideas es reemplazada por la causalidad de una psicología técnica, de una psicología que tiene fuerza de enseñanza. En lugar de una cronología del pensamiento asertórico se establece una cronotécnica del 106 pensamiento apodíctico. Este pensamiento apodíctico debe imponer, su cronotécnica en la enseñanza, expulsando de ella la duración vivida. La cronotécnica del pensamiento racional utiliza desde luego un tiempo discontinuo en una dialéctica de acontecimientos significantes y de incidentes reconocidos como desprovistos de significación-Ese fondo psicológico de existencia, incoherente es normalmente reprimido por la constitución de un encadenamiento coherente de los pensamientos racionales. Esta represión puede resultar tan fácil para ciertos espíritus claros que no hay necesidad de señalarla. Pero el pedagogismo la debe considerar. Cuanto más difíciles se tomen los problemas más se profundizará la cultura racional y más visible -y más útil- será ese desdoblamiento. Como es natural, si se lo quiere sorprender en el conocimiento usual, toda esa sutil estructura se destruye. La vida cotidiana se desenvuelve en un auto-hipnotismo, es vivida según las leyes de la vida, en el encadenamiento temporal de la vida, con esa viscosidad que caracteriza a la vida sin pensamiento sin esfuerzo de pensamiento. La cultura científica se encuentra entonces ante la tarea de des-temporalizar el trabajo del pensamiento para destemporalizarlo y obtener los fulgores de la demostración racional. Queremos hacer ahora algunas observaciones sobre el sentido filosófico de nuestra tarea de epistemología activa. De buena gana nos referiríamos a esa tarea en estos paradójicos términos: describir la psicología de la despsicologización. Hay dos maneras filosóficas de despsicologizar una noción, dos perspectivas que permiten ver cómo el filosofismo reduce al psicologismo: o bien se da realidad a esta noción en cierto empireo, a la manera de las ideas platónicas, o bien se la vacía al instante de su sobrante por medio de una definición previa, como lo hacen las diversas axiomáticas, dos extremos que toman el aspecto de filosofías contrarias: realismo y formalismo. Señalemos que el realismo platónico merece su nombre por el hecho mismo de que a una esencia le da una existencia que puede superar la existencia de los caracteres definidos. Una esencia pensada por el realismo del pensamiento supera pues; al pensamiento, al menos virtualmente; es rica, si no de un porvenir, al menos de una posibilidad de porvenir. Por el contrario, el formalismo se constriñe a no pensar más que lo efectivamente pensado. Es adecuación total a un pasado del pensamiento bien definido. Claro está que esas filosofías tienen su interés e inclusive, en su puesta en relación con el racionalismo central, una y otra tienen una función útil. El realismo matemático -o, más generalmente, el realismo de las esencias- es una importante filosofía que ha sostenido el pensamiento de los matemáticos más diversos, tanto 107 de los geómetras como de los algebristas. Precisamente, hay gran interés filosófico por dar a las formas algebraicas el mismo valor ontológico que se da a las formas geométricas. Es filosóficamente muy curioso ver un conocimiento discursivo, como el conocimiento algebraico, recibir el mismo estatuto ontológico que un conocimiento intuitivo como lo es, en sus orígenes, el conocimiento geométrico. El establecimiento de una correspondencia entre las formas algebraicas y las formas geométricas ofrece en el dominio mismo de la matemática, una experiencia de pensamiento abstracto-concreto. Pero no se sacaría provecho de todos los matices psicológicos si se decidiera, con la gran mayoría de los espíritus, que la geometría es el aspecto concreto y el álgebra el aspecto abstracto de esa mitología de dos caras. Hay espíritus que invierten esta relación abstracta-concreta y establecen una ontología superior en beneficio del algebrismo. Si la filosofía cumple su papel debe conservar activas todas las posibilidades de inversión de las filosofías. Debe saber dar realidad al álgebra tanto como a la geometría, y no decidir, dogmáticamente, lo que es real y lo que no lo es. Para nosotros, el realismo es una función filosófica. Corresponde al filósofo (sea o no, en última instancia, realista) la tarea de hacer funcionar esta función, la tarea de diagnosticar, en un pensamiento particular, la acción, de esa función filosófica. El relativismo de las funciones filosóficas surgirá a plena luz si vemos a una función como el realismo funcionar en dos sentidos diferentes: unos planteando lo/real a nivel geométrico, otros planteándolo a nivel algebraico. Estos últimos tienen entonces a las formas geométricas como simples representaciones, como ayuda-memoria, como ayuda-razón. Así, un verdadero pan-psicologismo se ofrece para totalizar las conductas filosóficas diferentes, las conductas filosóficas inversas. Si no se quiere tomar parte en la polémica entre los algebristas y los geómetras, se desconocerá la importancia de esos desplazamientos filosóficos. Sin embargo, esos desplazamientos filosóficos nos parecen susceptibles de proporcionar matices metafísicos que son indispensables para la profundización del pensamiento científico. Debemos recordarlo cuando intentemos definir, en un capítulo ulterior, un matiz de realismo algebraico no sólo a propósito de la geometría sino también a propósito de la física, realizando la misma inversión entre el realismo de lo algebraico y el realismo de lo experimental. Abordemos ahora el segundo polo de la dialéctica considerada en el presente parágrafo. 108 El racionalismo formalista, más precisamente el racionalismo axiomático, es, como el racionalismo realista del realismo matemático, una forma indispensable de la cultura matemática. Notemos además, al pasar, cuan insuficientes resultan las fórmulas generales para juzgar filosóficamente a la matemática. La axiomática -formación esencialmente facticia- nos coloca ante una organización de segunda posición. Se axiomatiza lo que ya se conoce. Se axiomatiza para administrar mejor el rigor del conocimiento. La axiomática es una repetición, nunca, un verdadero punto de partida. Desde luego, está altamente racionalizada y por ello se designa como ciencia sistemáticamente recomenzada. Otro carácter: el axiomatismo esconde su finalidad. Por entero se quiere causa primera. Y marca el apogeo del anti-psicologismo. Pero el espíritu no se instituye con tanta facilidad como una conciencia del rigor de la demostración. Tendremos que insistir sobre la necesidad de restituir la conciencia de lo no rigoroso para que sea posible una plena toma de conciencia del rigor. De este modo las instancias pedagógicas se revolarán eficaces, indispensables. Nos mostrarán que la ciencia es escuela, una escuela permanente. El dualismo profesor alumno retomará toda su realidad. El ideal de la axiomática seguirá siendo sin duda el profesor cualquiera, en el sentido con que Fendinand Gonseth definió al lógico como el físico del objeto cualquiera. Pero ese profesor cualquiera está obligado a hacer conocer el rigor contra todos los errores posibles. Y es aquí que el psicologismo retoma su función. Incidentalmente, acallamos de ofrecernos a muchas objeciones. ¡Todos los errores posibles! ¿No es inconstante y diversa la incomprensión de la matemática? ¿No hay espíritus que se vanaglorian de esta incomprensión y que están listos para traer, en respaldo de sus necedades, documentos innumerables? No pretendemos instruir a esos orgullosos ignorantes y es por ello que podemos afirmar que todos los errores razonables pueden ser inventariados. Únicamente los errores razonables preparan culturas debidamente rectificadas. Todo miembro de la ciudad matemática sabe que hay "personas con las cuales no se discute". La Academia ele Ciencias decidió no discutir más con los soñadores que proponen la solución al "problema de la cuadratura del círculo". Racionalmente hablando, toda demostración moderna de una "cuadratura del círculo" es una vesanía. ¡Cuántos otros problemas agitados por los filósofos, por ejemplo sobre la noción de infinito, podrían dirimirse con la misma decisión si se plantearan en forma matemática! En el fondo, el espíritu científico moderno lleva el signo de una homogeneidad del pensamiento. Sólo si se acepta participar en esa total homogeneidad es posible 109 juzgarlo. Un diálogo entre el filósofo Kierkegaard y el matemático Abel -para no evocar sino un diálogo de muertos- sería un diálogo de locos. Para plantear los problemas de la cultura será necesario el compromiso en una cultura tan desarrollada como la cultura científica. De hecho, es por una actividad de autocrítica, digamos mejor, de autocriticismo, que los matemáticos plantearon el problema de los funda méritos. Los axiomáticos instalan pues a priori un a posteriori, fundamentan por recurrencia, según un tipo de pensamiento del que ofreceremos muchos ejemplos. Pero debe confesarse cierta falta de información si no se describe ese movimiento de reflujo que sitúa a la axiomática después de la evolución de los pensamientos. Precisamente, se suele considerar a la axiomática de la geometría de Lobatschewski como una axiomática de segunda posición, posterior al intento de demostración por el absurdo del postulado de Euclides afirmado como válido. Así, el pensamiento axiomático, por unitario que se lo pretenda, por uniforme que sea su desarrollo, es un pensamiento de dos movimientos. Plantearlo en su simple formalismo es mutilar su carácter. Se lo percibirá mejor si se sigue al pensamiento axiomático en los dominios psíquicos en que comienza a instalarse. Antaño intentamos mostrar esa axíomatización siguiendo los desarrollos epistemológicos del principio de Heisenberg (cf. L'expérience de l'espace dans la physique contemporaine. La experiencia del espacio en la física contemporánea). En el fondo, la axiomatización del principio de Heisenberg tiene como función separar netamente el dominio de la microfísica heísenbergiana del dominio de la física común. La consagra como dominio cerrado, impidiendo extender abusivamente el principio de indeterminación a un dominio donde no se aplica. En la física ordinaria, las incertidumbres del principio de Heisenberg se diluyen en los errores de las determinaciones experimentales de base. El principio de Heisenberg no puede enunciarse más que en un tipo particular de localización, lo que implica decir que el espacio no es ya necesariamente una forma de primera posición sino que el espacio mismo debe ser racionalmente re-puesto como un resultado de la funcionalidad de la posición, como re-posición, tras una de-posición de las imperiales potencias de la percepción ingenua. El principio de Heisenberg es el axioma de una geometría de no-localización, dicho de otro modo, de una localización que deroga la localización absoluta en la que se confían las intuiciones de la vida cotidiana. Por lo tanto, el principio de Heisenberg funcionará exactamente como un axioma. Sin embargo, a ningún físico se le ocurrirá convertirlo en objeto de una 110 organización puramente formal. Su aplicación a la experiencia microfísica es, en el estado actual de la ciudad física, la única realidad epistemológica a considerar. Volveremos sobre todos estos problemas en nuestra obra sobre la mecánica ondulatoria. 4.5. RACIÓNALISMO Y CORRACIONALISMO a.- Unión de los trabajadores de la prueba Por cuanto el racionalismo acepta exponerse como una filosofía tardía, no hay ninguna necesidad de las discusiones preliminares habituales que con frecuencia desarrollan sólo utopías metafísicas; no hay ninguna necesidad de describir al hombre solo, a la conciencia esforzándose por perderlo todo -todo salvo el lenguaje!- para emprender a continuación la tarea de reconstituirlo todo. No hay duda de que el racionalista conoce tanto como los demás experiencias íntimas e intuiciones singulares. Pero, fiel a su modesta labor de enseñanza, nunca se concede el derecho a la contemplación de un ser tesoro en el que, se encierren todas las riquezas -las verdaderas y las falsas- que encuentra en la vida. No pudiendo revivirse a sí mismo, no abruma a los otros con su irracional "historicidad". De su propia historia rio tiene otra cosa para dar que diferentes "reformas de constitución". Esto solo determina al racionalismo mejorador mejorado en la diferencial de su esfuerzo de cultura. Al recorrer la historia de una cultura racionalista se tiene al menos la reconfortante impresión de que siempre que se abandona una "razón" es por una "razón mejor". En particular, desde que está constituida, la ciencia no implica regresión. Sus cambios de constitución son apodícticos progresos probados. El racionalismo aplicado trabaja en una zona donde las pruebas son progresos y el progreso una prueba. Una certeza probada ilumina una verdad que ha franqueado una polémica y que, en consecuencia, puede afrontar la polémica. Es una luz que uno puede expandir, que uno quiere expandir. Es la base de una lección. Todo es lección en la cultura, simple lección o gran lección, y la razón es cotidiana. Sigamos pues el consejo de Penouvier (Premier Essai [El primer ensayo]): "Es preciso caer directamente en medio de la razón y entregarse a ella." Volvamos al pensamiento racional como pensamiento que se afirma en ideas claramente presentes en la conciencia, sin ocuparnos más del pasado que las habilitó para estar presentes en la conciencia, sin pretender rehacer en nosotros, de una manera artificial, la noche de la duda o la noche de la ignorancia. Más exactamente, el material de ideas sobre el cual es posible ver trabajar a la razón está siempre disponible. En esto reside el carácter esencialmente actual de toda 111 organización racional. Una voluntad intelectual especial conduce y mantiene la idea racional en el campo de actividad racional que caracteriza a todo dominio de racionalidad. Hay sin duda muchos otros pensamientos presentes, eminentemente presentes: los intuicionismos, los existencialismos, los fenomenologismos saben vivir, mejor que ninguna otra filosofía, en el presento del pensamiento. Pero este presente del pensamiento les es ofrecido precisamente corno un "presente". El racionalismo se encontraría más bien desamparado frente a esta vida ofrecida, frente a este pensamiento ofrecido. Por el contrario, normalmente es el racionalismo el que ofrece; él llama a los pensamientos; llama a sus pensamientos, siguiendo un orden de precedencia, apoyándose en un orden jerárquico. De tal modo el racionalismo, frente al dominio de las ideas adquiridas que; tiene conciencia de haber organizado, se encuentra ante una suerte de psicologismo moderado, de psicologismo vigilado. La adquisición primera de las ideas resulta afectada por un empirismo que de ningún modo puede desprenderse del psicologismo inicial. Pero con el racionalismo, por el mismo hecho de que las ideas organizadas pueden ser llamadas con seguridad a la conciencia y volverse así metódicamente esas ideas organizadas trasciende el psicologismo de adquisición. El problema central de la memoria parece ser, entonces, el siguiente: ¿es preciso aprender para comprender, o bien es preciso comprender para aprender? Todo espíritu habituado a la cultura científica retiene lo que ha comprendido y olvida lo que simplemente ha aprendido. Por lo tanto, hay que considerar al lado de una memoria empírica una memoria racional que apenas si atrajo la atención de los psicólogos. Sin duda, esa memoria racional puede hallarse muy poco instruida; inclusive puede ser el único patrimonio de los miembros de una ciudad científica limitada. Pero es una realidad psicológica innegable. En el mismo sentido con que se habla de recuerdos puros puede decirse que hay teoremas puros cuya demostración vuelve siempre al espíritu, sin esfuerzo y en bloque. Esos teoremas son inolvidables y la mente (que los posee los sabe inolvidables. Ella los posee como un bien absoluto. La razón tiene una memoria y la memoria tiene una razón. Por eso, en la conciencia de una cultura hay una rememoración que se apoya sobre valores dominantes. La conciencia de los valores racionales produce una discusión constante con los valores empíricos, de suerte que toda conciencia de cultura se desarrolla en un diálogo íntimo entre el empirista y el racionalista que rivalizan en cada espíritu cultivado. Pero sin apuntar todavía a la estructura del saber es posible captar, sólo con la noción de la disponibilidad de espíritu, la doble diferencia de dirección del idealismo y del racionalismo. Un espíritu disponible puede decir, a la manera 112 idealista: yo no pienso en nada, por lo tanto soy algo; o bien, a la manera racionalista: yo no pienso en nada, por lo tanto estoy dispuesto a pensarlo todo. El espíritu es entonces pura conciencia de su intencionalidad. En el primer caso la afirmación, va de inmediato al ser; en el segundo, el espíritu permanece útilmente en la línea del conocimiento; se funda simplemente como conciencia de los a priori del conocimiento. Pensándolo bien, nos parece que la dirección del racionalismo, inclusive desde el punto de vista del ser, es la correcta; pues para tener certezas de ser, hay que tener certezas de devenir. El sujeto que se instruye domina siempre al sujeto instruido. El pensamiento es promoción de ser. La existencia del ser pensante es esencialmente devenir del ser. Debemos considerar por lo tanto una evidencia discursiva, una evidencia contemporánea de un refuerzo de luz, una evidencia que revela, en el sentido cuasi fotográfico del término, valores. Una esencia sólo puede ser determinada con relación a un cuerpo de nociones en una ordenación de esencias correlativas. No existe racionalismo puntual, es preciso considerar un racionalismo desarrollado solidario de un racionalismo englobante. Una idea es clara por la mutua claridad de las ideas asociadas. En el mismo nivel de una idea bien definida juega pues una especie de carácter extravertido de la definición. El esencialismo, en una filosofía de la relación racional, es un extrinsequísmo. Así, tampoco la idea aislada es una esencia tesoro. Ella espera su riqueza de su circulación, de sus conversiones de valor, de sus relaciones con otras ideas, de su comprometerse en construcciones cada vez más numerosas, técnicas o teóricas, siempre racionales. Nada hay claro sino las relaciones. Así, al pensamiento fenoménico se agrega el pensamiento normalizado -al pensamiento intuido, el pensamiento rectificado-, al pensamiento existencial, el pensamiento coexistencial. En ese coexistencialismo hallaremos fácilmente argumentos para una epistemología no cartesiana. ¿Es posible que un inventario de nociones simples proporcione, al mismo tiempo que nociones, las relaciones de esas nociones? Desde nuestro punto de vista, es preciso componer las nociones para hacer un análisis funcional correcto de ellas. Debo instituirse una instancia de composición de las ideas en una dialéctica rigurosa con el trabajo de análisis. Si se lleva a cabo un buen trabajo de análisis se sentirá, más o menos explícita, más o menos reprimida, la acción de un finalismo de composición. Estas tesis que, en una exposición demasiado general, pueden parecer más dogmáticas de lo que conviene, revelarán quizás mayor operatividad si nos colocamos en el centro mismo de un racionalismo aplicado. En efecto, el racionalismo aplicado funciona sistemáticamente operando un desdoblamiento de 113 todas las nociones. Toda noción debe hacer frente a una doble prueba de valor. De por sí, ninguna noción es automáticamente clara en sus bordes filosóficos, clara en su aplicación técnica y clara en su correspondencia teórica. La noción de neutrino, por ejemplo, es clara para un teórico, pero parece muy imprecisa para un experimentador. Desde luego, si nos limitamos a nociones concretas de uso corriente no nos será posible ver funcionar la actividad de acoplamiento filosófico de las nociones. Por lo tanto, es preciso acudir al examen de nociones científicas para observar esa cooperación de los servidores ele la prueba. En un libro consagrado a la mecánica ondulatoria tendremos ocasión de insistir sobre esta aparición de fórmulas semiempíricas donde la teoría y la técnica intercambian sus enseñanzas. En la presente obra nos contentaremos con un ejemplo algo circunstanciado para mostrar la recompensa que se obtiene con el desdoblamiento filosófico de las nociones. Para ser traducida en su exacta dinámica, una idea que apunte a la experiencia debe ser expresada -o reexpresada- en su correspondencia racional. Es gracias a esta reafirmación nutrida de convicción racionalista que la idea puede convertirse en centro de relaciones. Si se abandona a una idea experimental en su sola expresión realista, la idea se aisla, se vuelve simple resultado. En los ejemplos simplificados a que se acude en el conocimiento común, esa puesta en doblete no es, por supuesto, sensible. Pero es una buena regia filosófica permitir la aparición de todos los matices. Se dará entonces todo su sentido a la observación de Kant, cuando pedía que no se dijera: "hay hexágonos regulares que existen en la naturaleza, sino: a ciertas cosas de la naturaleza, como las celdillas de las abejas o el cristal de roca, convienen los predicados incluidos en el concepto de hexágono". (Kant, Der einzig mögliche Beweisgrund in einer Demonstration des Daseins Gottes, I, Abs.I, Betr.I; citado por E. Gilson, L'être et l'essence [El ser y la esencia], pág. 191). Sin embargo, aun en el ejemplo de Kant, la racionalidad esencial del hexágono puede estar borrada para los ojos de un empirista testarudo. No ocurriría lo mismo si quisiéramos seguir nuestras demostraciones epistemológicas en los conocimientos activos, en los conocimientos son vías de ensayo como son, por ejemplo, los de la simetría real de las moléculas. Entonces, ante una realidad que no se ve, que no se toca, pero sobre la cual se hacen experiencias que desde el punto de vista sensible son manifiestamente indirectas, no se podría, a menos de mutilar la experiencia misma, suprimir el camino de las teorías racionales. Cuánto camino recorrido en el orden de los valores epistemológicos desde la atribución -puramente simbólica y convencional- de simetría a la molécula de agua, hasta las determinaciones -esencialmente indirectas- de su figura de triángulo isósceles, con el ángulo del vértice perfectamente determinado, con la perfectamente determinada longitud de los lados. Y si nos limitamos a esos hedías, separándolos tanto de las condiciones 114 técnicas de su examen como de las condiciones teóricas de su investigación llegaremos, precisamente, a reemplazar conclusiones por resultados, Por el contrario, debería mostrarse y demostrarse, sistemáticamente, que esos resultados con conclusiones, que esos resultados son respuestas a preguntas correctamente planteadas, a preguntas científicas. Entonces .sería posible mostrar la evidencia de la distinción kantiana. No debe decirse que hay triángulos isósceles cuyo vértice tiene 105° que existen en la naturaleza. Debe decirse: a ciertas moléculas de la naturaleza, como las moléculas de agua, convienen, en el estado actual de las teorías y de la técnica, los predicados incluidos en él concepto de triángulo isósceles. Y estas argucias se tornarán aún más operantes cuando se tomen casas más complicados, casos comprometidos en teorías más complejas. Un filósofo realista se asombrará fácilmente si se le hace saber las distinciones efectuadas en química cuántica. Sabernos ahora que la molécula NH3, tiene la forma de una pirámide regular. Pero por el solo hecho de que es posible considerar al átomo de nitrógeno por encima o por debajo del plano del triángulo de los tres átomos de hidrógeno, deben considerarse fuerzas de intercambio entre las dos formas posibles. Desde el punto de vista realista ambas formas son idénticas. Pero la doble posibilidad es, para el punto de vista cuántico, un carácter fundamental. Por el hecho de esta doble posibilidad, la energía de una forma está afectada por una degeneración, una degeneración de orden dos. Muchas otras observaciones carecen de sentido si uno se limita a enunciar resaltados sobre la forma, separando esos resultados de la enorme preparación teórica. Aun entonces el racionalista pedirá que se expliciten sin cesar los razonamientos por la conclusión de los cuales se afirma ese resultado. Por otra parte, el químico cuántico no concede valor absoluto al conocimiento de la forma, de una molécula. El conocimiento de la forma fuera de su contexto, fuera del conocimiento de las fuerzas de uniones, de las energías de los diversos estados, de las deformaciones electrónicas no representa más que un resultado parcial. En el fondo, la unión epistemológica entre la forma de las moléculas y los fenómenos espectral es de la molécula debe ser cuidadosamente mantenida. El químico siempre piensa la estructura de las moléculas juntamente con las correspondencias de las bandas espectrales. El empirista que se contenta con resultados no participa, de los pensamientos reales. Digamos que piensa por el pensamiento de los otros, que no retiene más que un tiempo del pensamiento de los otros, y no participa en el trabajo minucioso de la prueba. 115 Con este ejemplo, que podría ser multiplicado, bien se ve que la filosofía puramente empírica es una filosofía monodroma, insuficiente para seguir todos los movimientos de la investigación científica. En tales condiciones creemos en la necesidad, para una epistemología completa, de adherir a un polifilosofismo. La minuciosa preparación racional de las teorías puestas a prueba por una técnica refinada no puedo ser representada, por lo tanto, como actividad previa. Pasó ya el tiempo en que la experiencia decía sí o no a la pregunta teórica. Las hipótesis de organización electrónica de las moléculas se verifican hasta cierto punto y en cierto límite, y son pocas las excepciones. La física y la química contemporáneas no ponen en presencia de diferentes aproximaciones a la verdad. La cultura y la técnica conservan la estructura de un conocimiento aproximado. Y es necesario un examen particular para decidir con qué grado de aproximación reinan las mejores verificaciones. Por ello, la cultura es rectificada sin cesar, en sus detalles y en sus fundamentos. Y también en esto es posible captar una dialéctica del racionalismo aproximado y del racionalismo aproximante. El racionalismo aproximante tiene conciencia de lo que falta para una adecuación total de la teoría y la aplicación. El racionalismo aproximado conoce muy bien el lugar de la aproximación particular puesta en práctica. El racionalismo aplicado trabaja en la región que Ferdinand Genselh anunció siguiendo el esfuerzo de los matemáticos. Nuestra posición filosófica está muy cerca de su idoneísmo. Pero en la cultura de las ciencias físicas el idoneísmo es menos exacto que en la cultura matemática, menos exacto más difícil de circunscribir. Si se quiere ahora considerar la actividad espiritual siguiendo el desarrollo en el tiempo de los procesos de pensamiento, se verá que la coexistencia de los pensamientos experimentales reunidos de una técnica se hallan bajo la dependencia de la coherencia racional de los pensamientos teóricos. En lo sucesivo, la coexistencia de las ideas científicas será como una instancia psicológica que trascenderá claramente a las leyes psicológicas de la asociación de ideas. La semejanza, el contraste, la contigüidad ya no operan. El tiempo de los procesos del pensamiento científico es pues un tiempo reorganizado, revivido, repensado, vaciado de todo casuísmo y de toda contingencia. La implicación de nociones en una coherencia cada vez más lograda señala el pensamiento, científico como un co-esencialismo, como un co-existencialismo, palabras estas últimas que apuntan a conservar la tradicional dialéctica entre esencia y existencia, puesto que el pensamiento científico sostiene todas las posibilidades de interpretación, filosófica. 116 La esencial coexistencia de las nociones científicas es eminentemente extensible se afirma en extensiones cada vez más numerosas y diversas, en extensiones de largo alcance, en extensiones que franquean las más curiosas dialécticas. Para convencerse de ello basta pensar en la extensión que la noción de paralelismo tiene en las geometrías modernas. Pero aún sin desarrollar estos difíciles ejemplos y limitándonos a la física más clásica es posible mostrar el valor de extensión de las nociones científicas. Los filósofos gustan dar como ejemplo de ley física a la ley universal de la caída de los cuerpos: todos los cuerpos caen. Pero es raro que expliciten la contradicción que da vida a la ley. Sí, todos los cuerpos caen, inclusive aquellos que no caen. El vuelo es una caída negada. La hoja seca que desciende hacia el suelo en caprichosa espiral cae verticalmente. Si los soplos del aire de otoño turban en apariencia la verticalidad de la caída, son considerados como accidentes por el pensamiento racional que ha descubierto la profunda ley de la caída recta a pesar de las apariencias de caída oblicua. La racionalidad de la ley de la caída, provista de un álgebra simple, se inscribe en el movimiento de todo cuerpo sobro la superficie de la tierra. Es preciso convertir a la inmensa variedad de la fenomenología de la caída de los cuerpos en la absoluta universalidad de la neumología del movimiento de la caída de los grávidos. Así, el verbo caer pasa del lenguaje empírico al lenguaje racional; desde que se han reducido los aspectos inmediatos, los aspectos fenoménicos, la caída recibe su nóumeno. Puede entonces dar lugar a problemas racionales, a problemas matemáticos. La ciencia no es el pleonasmo de la experiencia. Sus conceptos en modo alguno son los conceptos de un empirismo vinculado por principio a los objetos separados que presenta la percepción. Tendremos que volver, para caracterizarlos filosóficamente, sobre los interconceptos que forman la contextura de una ciencia particular. Por el momento basta con observar el trabajo de extensión de las nociones por debajo de las apariencias inmediatas, por obra de una esencial reflexión que critica sin cesar los datos primeros. En suma, el empirismo comienza por el registro de los hechos evidentes, y la ciencia denuncia esta evidencia para descubrir las leyes ocultas. No hay ciencia sino de lo que está oculto. En esas condiciones, podremos dar como axioma de la epistemología: descubrir es la única manera activa de conocer. Correlativamente, hacer descubrir es el único método para enseñar. Pero este descubrimiento no puede permanecer como contingente, es preciso que sea siempre repensado para afirmarse en lazos racionales. Toda dialéctica, 117 aun la que trae un descubrimiento nuevo, impone una asimilación racional. En el pensamiento científico siempre, por cierto sesgo, se establecen conexiones que preparan una racionalidad. ¿Es necesario considerar, al lado de la extensión de las nociones, una intensidad de la idea que encontrarla un valor de irradiación? En una filosofía racional, este estudio de la intensidad no puede ser directo. Mientras que una doctrina existencialista de los hechos de razón daría a la intensidad de una idea un carácter directo, viviendo el encadenamiento de las ideas como una incitación exuberante, el coexistencialismo pide que primero se constituyan pacientemente las cadenas de ideas, las largas cadenas de extensión. Como segunda constitución, en la bienaventurada enumeración de las ideas en el orden en que se producen, como conciencia del orden, están las funciones de exuberancia intelectual. Si estuviera primero, la intensidad de la idea dejaría suponer fuentes de convicción situadas fuera del dominio de la racionalidad. Según nuestro punto de vista, una idea semejante, intensa de por sí, debería ser psicoanalízada. Así es como propusimos, para las entidades científicas, en lugar del término sustancia, el de existencia (exstance); la fuerza central de una existencia se mide por el número y la diversidad de sus extensiones. De ello resulta que algunas ideas particulares adquieren centralidad, mientras que otras sólo tienen función de intermediarias. Desde luego, esta topología del campo epistemológico nunca es definitiva. El pensamiento racional es un pensamiento de constante reorganización, no la simple descripción de una organización. No hay racionalismo activo sin una especie de diferencial de instrucción. La cultura obliga con frecuencia a desplazamientos de la centralidad de la idea. Por ejemplo, bien puede decirse que el flujo de electrones es una forma moderna del fluido eléctrico. Y en realidad es sabido que la corriente de electrones en el alambre explica todos los fenómenos de la corriente eléctrica. Pero si se compara el pensamiento de un físico contemporáneo con el del físico del siglo XVIII, se reconoce que el antiguo calificativo de "eléctrico" convendría muy mal al electrón. El electrón no es ya eléctrico, en el sentido con que los fluidos del siglo XIII eran llamados eléctricos. La centralidad de la noción señalada por el calificativo "eléctrico" se ha desplazado. El electrón ya no es verdaderamente una sustancia eléctrica; es, con toda exactitud, una existencia. Hasta en las circunstancias en que lo organizado es un dado manifiesto, en que lo organizado es un punto de partida para el saber, se ve cómo enseguida el pensamiento de reorganización supera a lo organizado. Esta reorganización es 118 bien visible en la evolución de la química moderna, donde lo dado se sustituye por lo construido. De allí que lo deshilvanado, lo desmembrado, lo gratuito, lo ocasional, lo contingente, lo vivido, lo absurdo, lo empírico -aunque hagamos de ellos atributos de algo que se impone, o de un acto arbitrario promovido al rango de una libertad, son otras tantas inmergencias que van en sentido contrario a esa emergencia que nos instituye en el pensamiento racional, pensamiento pensado y no pensamiento vivido, pensamiento repensado y no vida revivida. Tendremos que mostrar que las fuerzas de incitación de esta organización racional actúan por encima -y no por debajo- de la corriente del pensamiento, del "stream of mind", que es desordenado, caótico, que no incita. ¿Es necesario decir que la incitación de la vida nunca lo es del pensamiento? Así podemos ver que la coherencia nunca es la simple comprobación de una cohesión. O, con mayor exactitud, el doblete coherencia-cohesión se formula por integración del punto de vista de la coherencia en la descripción de una cohesión. He aquí el acto mismo del racionalismo, el acto racionalista: una coherencia integrada, por la cual un espíritu comprende la cohesión y puede hacérsela comprender a otro espíritu. Finalmente, es la coherencia de las ideas lo que lo designa las raíces de su coexistencia: otra prueba de que el paralelismo entre racionalismo y empirismo no borra el aspecto jerárquico, el cual juega, con toda evidencia, en beneficio de la información racionalista. El coexistencialismo se constituye en cierta permanencia, en el eje de cierta ley, privilegiando valores de coherencia. En una posición de total empirismo psicológico, lo que corresponde por ejemplo a las tesis de Albert Camus, todo está, si así puede decirse, paradójicamente privilegiado. Para el coexistencialismo por coherencia, el juicio de existencia es ya un juicio de valor. Pero ose juicio de existencia valorizada no correspondo a una simple inquietud pragmática, al uso pasajero de una utilidad. Es definitivo, al menos por su catarticismo, por el solo hecho de que cierra el paso a existencias desvalorizantes. Pero el coexistencialismo valorizado por coherencia también tiene que hacer frente a las objeciones de un existencialismo que cree poder alcanzar toda la existencia en el minucioso desarrollo de todos los instantes de la existencia. Una vez más, la palabra todos hace vacilar al racionalista. El racionalista no se concede el derecho de servirse de la palabra todos más que con respecto a entidades que han sido 'especificada, de un cuerpo de entidades definidas. Se 119 niega a servirse de existencias que no pueden ser compuestas, e inclusive se niega a reunir existencias de ese tipo. En cuanto a nosotros, no podríamos formar el número tres, aun evocando la más extrema formalidad, reuniendo: el rubor, la Luna y Napoleón, como nos lo propone Marvin Farber (The foundatian of phenomenology pág. 32). Naturalmente, es posible contar las tres palabras, pero no se pueden contar las tres cosas, porque si una de ellas es cosa, la otra no lo es. Desde que nos obligamos a considerar sólo existencias definidas, no podemos componer como objetos sino objetos que tienen el mismo estatuto de objetivación. Si fuera verdad que para formar el número tres sólo poseernos colecciones heteróclitas como la que menciona Farber (rubor, Luna, Napoleón), todas las trinidades serían misterios. No se formaliza lo incoherente, No es posible llevar a la coexistencia lo que se disemina en existencias heteróclitas. Se trata de una observación que cae de su peso "como racionalismo"; pero el "irracionalismo" debería ser consciente, al menos, de la anarquía de sus funciones de recibimiento. Para la coexistencia, en el sentido con que trabajamos el término, es preciso un espíritu que haga coexistir a las entidades y, desde luego, es preciso que ese espíritu sea activo, que sea una actividad determinada. Esta coexistencia pide, pues, la localización de un sujeto. Pero pronto vejemos que esta localización del sujeto se acompaña de un inter subjetivisrno que da a la cultura un signo especial de objetividad. Qué bien se comprende entonces que, para observar, la percepción no basta! Para observar hace falta la conciencia, totalmente racionalista, de una instancia de observación. Como decía Hegel (La phénoménologie de l’espiritº, trad Hyppolite.t. I, pág. 207), la razón observante "no puede hacer valer corno una observación la percepción de que este cortaplumas se baila al lado de esta tabaquera''. El existencialista puede interesarse por uno u otro de usos "objetos" y envolver a uno y otro en las singularidades del sujeto a fin de darles una existencia para el sujeto. Pero, ¿cómo darles verdaderamente coexistencia? Si intenta reinarlos, ello será todavía mediante mi ejercicio de singularidad por la existencia, del sujeto, en sentido contrario a la "observación" objetiva. A fuerza de observarse observando se deja de observar. Se olvida devolver la dialéctica que, invertida sin cesar, constituye el racionalismo aplicado. El conocimiento científico no sólo debe, arponear a la realidad, sino que también debe, si se admite que utilicemos tantas expresiones marítimas, anclarse en ella. Es también notable que para un existencialismo ebrio de historicidad personal la larga tarea de la objetivación no tenga historia. Para asegurar la permanencia del objeto, nada puede ser indicado en un existencialismo. El tiempo es libertad para 120 el sujeto y ocasión para el objeto. Una sola anécdota tornará evidente el abracadabra tic las situaciones objetivas en un existencialismo subjetivo puro. Jean-Paul tiene su pipa en la mano -Jean Paul Richter-. Se dispone a juntar, pero antes, para expulsar las viejas cenizas, golpea la cazoleta sobro la madera de la mesa. Al oír el ruido, él, que está golpeando sobre la madera de la mesa, cree que llaman a la puerta. "Entre", exclama. ¿Dónde está el centro existencialista ele lo existente: en la pipa, en el choque, o bien en ese fumador en pleno ensueño que olvida tanto "la utensilidad" de su pipa como su deseo de fumar? Lo mismo ocurriría si quisiéramos "lomar en serio" la situación objetiva de la máquina de coser y el paraguas que Lautréamont pone sobre la mesa de operaciones. Para sacar provecho de las alegrías poéticas de la descoordinación, ante un universo semejante podemos decir, corno en los acertijos: "Buscad al poeta liberador". Pero nadie pedirá: "Buscad al cirujano". Ahora bien, en el racionalismo, siempre hay que buscar al cirujano. La adición por Marvin. Farber de la Luna y Napoleón, la que hace Hegel del cortaplumas y la tabaquera, la del choque de la pipa sobre la mesa y el choque del dedo sobre la puerta de Jean-Paul, la del paraguas y la máquina de coser de Lautréamont, son "composiciones" que periclitan apenas constituidas. No tienen título alguno para figurar ni en una doctrina del conocimiento ni en una doctrina de la coexistencia. Por otra parte, "la razón observante", tal como la define Hegel, nos parece totalmente inadecuada para introducir el problema del racionalismo vinculado a la investigación científica. Si se lo considera en sus aplicaciones técnicas, el racionalismo contemporáneo ha superado el estudio de la observación. Y la noción misma de observación está cuestionada en ciertos dominios de la mecánica cuántica. Pero reservando este último problema para nuestra obra sobre la mecánica ondulatoria, y limitándonos a las tesis filosóficas generales, se pondrá claramente de manifiesto que la observación y la experimentación no son ya métodos en continuidad. Para el racionalista que se propone la tarea de pensar en un dominio bien especificado de la experiencia, la disponibilidad de examen no es ya la simple expectativa que se requiere del observador. Esta disponibilidad de espíritu no se prepara para recibirlo todo. Es una búsqueda donde la perspicacia tiende a eliminar los falsos rostros del fenómeno aparente para desentrañar los rasgos de un fenómeno que la experimentación debe hacer aparecer. Para Hurserl (Méditations cartésiennes [Meditaciones cartesianas], pág. 54), todo lo que es dado se presupone existente para el sujeto, A lo dado corresponde en el espíritu una facultad de recibir. Este dualismo no nos parece demasiado estricto, ni demasiado sistemáticamente recíproco. Sirviéndonos ele un neologismo 121 indispensable, reemplazaríamos esa facultad de recibir por una facultad de recepcionar, como se dice en el mundo actual de la técnica. Esta facultad de "recepción'" revisa la presuposición de existencia de la que habla HusserI. Ella conduce a desechar como "inexistentes" a materiales mal definidos, poco coherentizados (cohéré). No hay que olvidar -volveremos a ello en el capítulo sobre la autovigilancia- que toda experiencia nueva pone al mismo método de la experiencia como experiencia. Las imágenes que con tanta frecuencia se emplean, que ofrecen la asimilación de las experiencias por el espíritu como una especie de asimilación digestiva, son equívocas. La etimología -por una vez- lo expresa mejor, recordándonos que se trata nada menos que de volver semejantes el espíritu que experimenta y las leyes experimentadas. Es preciso renovar el espíritu al contacto con una experiencia, nueva. En suma, se trata de realizar profundamente, filosóficamente, toda experiencia de novedad. No es posible alcanzar esa renovación en profundidad sin una disponibilidad del espíritu filosófico, disponibilidad que tiene necesidad de un polifilosofismo más o menos explícito. Cuando todo, métodos y objetos, cambia en la cultura, puede asombrar que la inmovilidad filosófica aparezca como un mérito. Cierto filósofo que escribe a los sesenta años defiende todavía la tesis que sostuvo a los treinta. En muchos filósofos actuales toda su carrera es una "defensa continua". La cultura científica reclama mayores renunciamientos. Tyndall escribe: "La primera condición del éxito es una honesta receptividad y disposición para abandonar toda noción preconcebida, por mucho que se la valore, cuando se la encuentra en contradicción con la verdad. Créaseme que un renunciamiento que guarda algo noble y del que el mundo nunca oye hablar se produce a menudo en el curso de las experiencias de un verdadero adepto a la ciencia." (Citado por Spencer, L'éducation intellectuelle, morale el physique [La educación intelectual, moral y física], pág. 70). La cultura científica es una escala de experiencias nuevas, a las que debemos considerar como otros tantos acontecimientos ole la razón. b.- ¿Cómo suscitar un acontecimiento de la razón? Semejante pregunta no tiene ningún sentido para quien reduce lo racional a lo lógico. Para muchos filósofos los principios del racionalismo se limitan a las condiciones de la lógica. Las condiciones lógicas, admitidas por toda filosofía, inscriptas en las reglas mismas del lenguaje, no juegan sin embargo ninguna acción positiva particular en el desarrollo del conocimiento científico. Debemos asumir mayores riesgos si queremos hallar mutaciones de la racionalidad. 122 En la historia de las ciencias hormiguean los acontecimientos de la razón, hechos que han forzado a reorganizarse a la organización racional de la experiencia. Podremos procurarnos una experiencia de los acontecimientos de la razón, a todo lo largo de la conquista de la cultura científica, con cada accesión de un nuevo lazo de coordinación teórica, con cada extensión de la técnica experimental. Se nos objetará que esos acontecimientos son acontecimientos pasados y se nos pedirá que suscitemos en el presente un acontecimiento de la razón, por simple que sea. Es pedirle demasiado a un modesto filósofo. Sería ya pedirle mucho a la filosofía. La filosofía tiene sin duda la ambición de ofrecerse como novedad fundamental. Pero es una novedad que poco comunal del detalle de sus argumentos y casi siempre las escuelas filosóficas no son más que focos de entusiasmo. Pronto mostraremos que, por el contrario, lo propio de los acontecimientos de la razón es que son comunicables, que su prueba de racionalidad la hacen, precisamente, por su acción, muy característica, de interpsicología. Ellos absuelven al otro de sus errores o, por ellos, el otro nos absuelve de los nuestros. Entre los acontecimientos del yo-tú, son aquellos que llevan la certidumbre de reducir los errores de un tercer sujeto. Mostraremos que los acontecimientos de la razón realizan la triangulación de las conciencias. Pero desde ahora deberemos subrayar que la intersubjetividad del pensamiento racional se constituye no sólo por un acuerdo sobre los fundamentos, sino también por una admiración mutua de la fecundidad de la organización racional. La intersubjetividad racionalista se establece intercambiando acontecimientos de razón; se anima en dialécticas de novedades. Determina no un orgullo de saber que sería signo del fin de saber- sino un gusto nunca mitigado por aprender. Bien sabemos que tales afirmaciones suenan huecas desde que nos privamos de aplicarlas a esfuerzos efectivos de cultura. Es el infortunio del racionalismo, al que acudimos para la polémica quietándole el derecho a los argumentos salidos del desarrollo del pensamiento científico. Sin embargo, el racionalismo no puede ser reducido al psitacismo de los principios lógicos, a lo que pretenden condenarlo sus adversarios. En este capítulo sólo queremos determinar de una manera general la acción filosófica de la necedad racional, sin mencionar explícitamente los ejemplos científicos que, sin embargo, no abandonan nuestro pensamiento mientras escribimos estas páginas. Célebres ejemplos encontrará el lector si sigue la evolución de las doctrinas de la mecánica en el siglo xx. La relatividad, la mecánica de los cuanta, la mecánica ondulatoria son, cada una de ellas, acontecimientos considerables de la razón, revoluciones de la razón. 123 Pero además ofrecemos un flanco fácil a otro ataque. En efecto, la sola referencia a un sentimiento de admiración parece comprometernos sin réplica en el psicologismo y aun en el psicologismo de peor tono, aquel que conduce a confundir el calor de una convicción con la claridad de una demostración. Pero aquí operamos como en toda instancia de la cultura: si bien asociamos el pensamiento racionalista con todos los valores psicológicos anexos, luego reducimos esos valores psicológicos anexos para conservar solamente los caracteres objetivos. Es por lo tanto a una admiración reflexiva, y corno reabsorbida, a lo que apuntamos. El elemento objetivo de esta admiración por el acontecimiento de razón, por el crecimiento de la racionalidad, no es otra cosa que un manifiesto carácter estético en las nuevas cristalizaciones de las teorías científicas. No hay duda de que no se niega su presencia. Le está permitido al matemático hablar de él, casi siempre al final del libro, o bien en una conferencia suelta. Pero por no vivir su sentimiento directo casi no se ve en él más que una transposición. Ahora bien, en realidad, la estética de una organización de ideas es un valor positivo. Analizar ese valor no es necesariamente hacer psicologismo. La inclinación por una teoría es función de sus potencias de inducción. Una .organización lógica de ideas puede recibir objetivamente un valor de belleza, y también un auxilio pedagógico. La admiración es su compañía psicológica. En las ciencias, quizás más que en otros campos, esta admiración tiene un complemento objetivo bien determinado. Pero allí ya no estamos librados a nuestras preferencias. El juicio estético, dirigido a la belleza de las ideas científicas, es un importante elemento de convergencia de los trabajadores de la prueba. Quizá se abriría un ancho camino de acceso hacía los problemas del fundamento, del ser si se comenzara por estudiar simplemente los problemas de la solidez del ser, si en lugar de desarrollar una mitología de la intuición inmediata, de un cogito inicial, se prosiguiera, la lenta y progresiva búsqueda de una oncología discursiva dórale el ser se consolida por su conocimiento. Entonces sería posible seguir, en el curso de una cultura, la constitución de ser de la cultura. Hay allí una infinidad de pequeñas experiencias metafísicas que repiten las experiencias del saber científico y que dan cuerpo al ser que piensa su pensamiento. Quienes viven esas experiencias, los físicos y los matemáticos, no tienen en cuenta el aspecto metafísíco y meta psicológico de esa actividad. Pero el filósofo debe descubrir esa singular fuerza de integración, a la vez espiritual y realista, que es el espíritu científico. Intentaremos efectuar algunas observaciones sobre esta mitología discursiva tendiente a definir al ser por su progreso, por sus progresos. En lugar del ser afirmado en un cogito inicial, iremos al ser confirmado por su trabajo ordenado. 124 No cabe duda de que, inclusive desde el punto de vista del trabajo de formación de la cultura, podría dramatizarse la vida del investigador. El pensamiento de carácter científico tiene también héroes de la desesperación, trabajadores que nos interesan por su desesperación. La vida del químico Augusto Stríndberg nos permite enfrentar los problemas de un pensamiento que echa a perder al ser. Podría hacerse un paralelo entre Stríndberg, que quiere descomponer el azufre, y Balthasar Claes, que quiere descomponer el nitrógeno. El caso real de Stríndberg y el caso imaginado por Balzac en Recherche de l’absolu nos permitirían sensibilizar todos los matices de un fracaso radical. Siguiendo ese camino podríamos hallar los elementos de una duda verdaderamente materialista, que sin duda tendría más realidad que la duda formal desarrollada por la filosofía cartesiana. Pero nos parece inútil ir tan lejos. Todas las funciones metafísicas de la duda cartesiana se encuentran ya activamente en las más ligeras incertidumbres del pensamiento racional. Dada la coherencia de cada dominio del pensamiento racional, el menor indicio de descoordinación pide un examen en profundidad. En estas condiciones, si queremos alcanzar una metafísica que acompañe al pensamiento científico, es mejor asirse al pretexto de las dudas cotidianas, de las dificultades cotidianas que, al mismo tiempo, obstaculizan y provocan el progreso del ser racionalista. Se comprenderá entonces lo que es esta razón arriesgada, sin cesar reformada, siempre autopolémica. Y cuando el pensamiento oscile en la franja del racionalismo aplicado, veremos animarse ese complejo de prudencia y de imprudencia que tan bien expresó aquel gran soñador de experiencias que fue Priestley: "una persona cuyo designio es servir efectivamente la causa de las ciencias debe aventurar su propia reputación hasta correr el riesgo de equivocarse aun en cosas de pocas consecuencias". En el reino del pensamiento científico todo riesgo es metafísico, y compromete tanto a la metafísica del pensamiento como a la metafísica de la realidad. Es preciso repetir que en el punto en que se encuentran las ciencias físicas y matemáticas contemporáneas, ya no hay riesgo de fracaso radical. A lo sumo, el fracaso científico puede eliminar la ocasión de una alternativa. La actividad dialéctica en nada disminuye, al contrario. El fracaso que representa la experiencia de Michelson para un pensamiento constituido en el dominio racionalista de la mecánica clásica permitió instituir la dialéctica mecánica clásica y mecánica relativista. Ni fracaso radical ni éxito definitivo. Por el hecho mismo de sus progresos, el pensamiento científico vive constantes transformaciones de sus bases, incesantes recomposiciones. Nos es preciso, pues, conducir permanentemente la atención a esa franja donde el espíritu aparece dividido entre satisfacciones globales e insatisfacciones parciales, donde muchas cosas andan pero alguna no. Y una vez 125 más nos exponemos a la acusación de "psicologismo". Nos defenderemos de ella haciendo notar que, por el contrario, estamos determinando la diferencial de despsicologización. Insistamos un poco sobre la intelectualización de las confusiones psicológicas. El psicoanálisis global del conocimiento objetivo, tal como lo esbozamos en nuestro libro sobre la formación del espíritu científico, nos ha desembarazado de los grandes obstáculos de la afectividad de las convicciones; nos ha liberado de las incitaciones del grosero orgullo del conocimiento. Ya no es éste el problema que actualmente discutimos. Ahora se trata de asistir a la unión entre lo fundamentalmente conocido y lo próximamente conocible poniendo fuera de juego, con toda claridad, a lo totalmente incognoscible. La grosería de lo irracional no puede forzar a la desesperación a un espíritu que trabaja, Las penas, aquí, son más sutiles, y los deberes, de la serenidad objetiva más analíticos. ¿Quién no ha conocido el miedo leve pero sin cesar repetido de olvidar el tema básico dejándose llevar por simplificaciones? ¿Quién no ha conocido la tentación de abandonar la discursividad de un método para tomar un atajo? El espíritu conoce el sentido que tiene el riesgo del método, riesgo pleno de alegrías pero que, al poco tiempo, puede desamparar. ¿Dónele estamos entonces en el reino del sentimiento o en el reino del conocimiento? Seres más hábiles que nosotros lo decidirán. Todo lo que podemos afirmar es que nos hallamos en el límite entre los valores epistemológicos y los valores psicológicos. En esta zona de valorización, la cultura siempre indica la misma dirección, la que muestra cómo un valor psicológico deviene valor epistemológico. Es en este pasaje que debemos captar la diferencial de despsicologización, determinando en qué condiciones un conocimiento personal tiene alguna seguridad de convertirse en un conocimiento de la ciudad científica, de qué modo una convicción individual se vuelve factor de propaganda, de lo verdadero; pero ese factor de propaganda en una filosofía racionalista no puede ser sino conciencia de la capacidad de demostración. Si uno gusta de los matices, debe interesarse por una psicología de la transmisión de la evidencia reconocida, es decir, por una psicología que enseña en un acto de esencial rectificación del espíritu. Una verdad sobre un fondo de error tal es la forma del pensamiento científico. El acto de rectificación borra las singularidades vinculadas al error. En un punto particular la tarea de despsicologización está terminada. Desde luego, esta tarea es limitada. El racionalismo sólo opera en sectores particulares nítidamente recortados en el horizonte circular del saber. Por lo demás, nos parece que el reproche de psicologismo no puede alcanzar a una tesis como la nuestra, que propone reemplazar, en ocasión de producirse todo nuevo descubrimiento, la historicidad de la cultura por una reorganización de la cultura, tesis que se esfuerza por reubicar permanentemente en la base del 126 espíritu humano a los factores más operantes de los actuales progresos. La actualidad del espíritu requiere siempre una reorganización de arriba abajo. La armonía de los espíritus se va rehaciendo continuamente. Y la soledad acecha al espíritu con cada mutación de una idea de base. Es tiempo de que examinemos esas soledades particulares, esas ideas de nueva base que son factores de soledad, y de que abordemos el solipsismo que atraviesa las culturas mejor organizadas y que nos hace sentir la nostalgia de una fraternidad en el pensamiento. A grandes espíritus grandes soledades. ¡Qué soledad la de un Einstein que pone en suspenso la noción de simultaneidad pensador que de súbito niega la simplicidad, de la idea de simultaneidad sale como una flecha; abandona el asilo de los pensamientos familiares; rompe con la ciudad erudita de su tiempo! ¿Qué? ¿Acaso es necesario analizar la idea de que dos hechos que se producen en dos lugares diferentes pueden ser simultáneos? ¿No es ésta una idea clara y distinta? ¿Pueden tenerse exigencias a su respecto? ¿Puede exigirse del físico que asocie a la afirmación de una simultaneidad una experiencia de intercambio de señales? ¿Cuál es esta nueva epistemología donde las nociones de base se complican, donde los conceptos iniciales se conectan inicialmente? ¿De dónde viene esta audacia de un racionalismo enseñante que quiere arrancar de su tranquilidad a un racionalismo tradicionalmente enseñado? Pero el genio responderá a tales acusaciones de confusión en el análisis dando las pruebas del éxito por la síntesis. De una noción trabajada que el sentido común bien podrá declarar inútil, hará el instrumento de una mayor coherencia del saber. Nos forzará a realizar una mutación de las ideas de base. Idéntico aislamiento primitivo e idéntica conquista del saber coherente en el nacimiento de la mecánica ondulatoria. Revivamos la soledad del pensamiento de un Louis de Broglie. En la raíz misma de la mecánica, al más simple y claro de los movimientos, el de un cuerpo que se desplaza con velocidad constante sobre una recta, ¿por qué asociarlo una propagación de ondas que van a invadir el espacio todo? ¿No es esto ocultar lo concreto simple bajo abstracciones confusas? Esa asociación del corpúsculo y la onda nada tiene de intuitivo, por más que cueste trabajo representársela. ¿Por qué hacer que se pierda esa impresión simple sobre la unidad de un corpúsculo? Sin embargo es de esta misma duda sobre la unidad del corpúsculo aislado que nació la dialéctica avasallante de la mecánica ondulatoria. Si el temor a la acusación de psicologismo no fuera tan vivo en los epistemólogos, prestarían sin duda mayor cuidado al problema de la adquisición de las ideas. Advertirían entonces que a cada idea nueva, se vincula una perspectiva de 127 adquisición, una estructura aproximación que se desarrolla en una suerte de espacio-tiempo de las esencias. Veríamos entonces cómo toda idea nueva, que primeramente es un factor de soledad en el espíritu, se vuelve, en el interracionalismo, necesidad de proselitismo. La dialéctica: "yo estaba solo y nosotros estaremos reunidos" juega a propósito de la validez de cada idea, de cada experiencia en una conquista sensibilizada de cultura. En el detalle mismo de los pensamientos el no-psicologisrno del yo y el tú racionales viene a reducir el psicologismo del sujeto aislado. El necesario aislamiento del sujeto ante una idea nueva y su comunicación necesaria a otro sujeto no se efectúa en una ruptura general, colocando al ser pensante en medio de una duda universal que sería propiamente incomunicable. Antes bien, para cada noción, ante cada objeto, es precisa una duda apropiada, una duda aplicada. Correlativamente, la soledad del sujeto no se crea por simple declaración; sólo puede hacerse consciente por un minucioso psicoanálisis de la memoria empírica en pos de una memoria racional. Y antes de querer conquistar a los otros, hay que estar bien seguro de no ser esclavo de las ideas que los otros depositaron en nosotros por pura tradición. Una cultura racional debe hallarse en posesión de una memoria racionalizada, de manera que todo resultado de cultura sea rememorado con el programa de su desarrollo. En efecto, cuando se trata de plantear un objeto del pensamiento científico, no puede confiarse en la inmediatez de un no-yo opuesto al yo. El objeto científico es puesto en la perspectiva de su definición, después de haberse embarcado el yo en un tipo de pensamiento particular y, en consecuencia, en un tipo de existencia particular. El cogito racionalista que tiende a alarmar al sujeto pensante en una actividad apodíctica de pensamiento debe funcionar como una emergencia por encima de una experiencia ya afirmada más o menos empíricamente. Al mundo destruido por la duda universal no podría sucederle en una reflexión constructiva, sino un mundo fortuito. Si no nos concedemos el derecho de pasar por el circuito de la noción de un Dios creador, no se ve qué garantías tendríamos, después de una duda totalmente destructiva, sino un mundo fortuito. Si no nos concedemos el derecho de pasar por el circuito de la noción de un Dios creador, no se ve qué garantías tendríamos, después de una duda totalmente destructiva, de reconstruir precisamente ese mundo real, a propósito del cual previamente habíamos planteado una duda fundamental. El universo cartesiano podría decirle al filósofo no me encontrarías sí me hubieras perdido de verdad. Así, entre los dos polos, el mundo destruido y el mundo construido, proponemos deslizar simplemente el mundo rectificado. 128 Inmediatamente el yo racional es conciencia de rectificación. Para describir todo el palmo de la toma de conciencia racional, basta con pasar de un dado desordenado a un dado ordenado en vista de un fin racional. La duda universal pulverizaría sin remedio a lo dado en un montón de hechos heteróclitos. No corresponde a ninguna instancia real de la investigación científica. En lugar de la ostentación de la duda universal, la investigación científica reclama la constitución de una problemática. Su punto de partida real se encuentra en un problema, aunque esté mal planteado. El yo científico es entonces programa de experiencias, mientras que el no-yo científico es ya problemática constituida. En la física moderna nunca se trabaja sobre lo total desconocido. A fortiori contra las tesis que afirman un irracional fundamental, nosotros afirmamos que no se trabaja nunca sobre lo incognoscible. Dicho de otro modo, cada problema científico se plantea a partir de una correlación de leyes. A falta de un protocolo preliminar de leyes, un hecho limitado a una comprobación corre el riesgo de ser mal comprendido. Más exactamente, afirmado dogmáticamente por un empirismo que se enreda en su verificación, un hecho se enfeuda en tipos de comprensión que no guardan relación con la ciencia actual. De allí errores que a la ciudad científica no le resulta difícil juzgar. Quien ha comprendido, por ejemplo, la teoría científica del punto de condensación, tiene conciencia de traer una prueba definitiva que cierra una antigua controversia. La técnica de un hidrómetro como los de Daniel o Regnault -para citar solo aparatos conocidos a mediados del siglo xix- ofrece una garantía de objetividad menos fácil de obtener por simple observación "natural". Una vez pie se ha recibido esta lección de objetividad, casi no se puede cometer el error de un Renán que cree poder rectificar el sentido común en estos términos: Ahí vulgar también se figura que el rocío cae del ciclo y apenas cree al sabio que le asegura que sale de las plantas". Las dos afirmaciones son igualmente falsas; ambas llevan la marca de un empirismo sin organización de leyes. Si el rocío cayera del cielo o saliera de las plantas no suscitaría más que una muy escasa problemática. El fenómeno del rocío es racionalizado por la ley fundamental de la higrometría liga la tensión del vapor con la temperatura. Apoyándonos sobre la racionalidad de una ley semejante podemos, sin discusión posible, resolver el problema del rocío. Otro historiador muy cuidadoso del pensamiento científico, es víctima, como Renán, de un error. En 1861, en una carta a su amigo de Suckau, Taine quiere ponerlo al corriente de los sucesos de la ciencia en los últimos meses: "En este momento tienen gran vigor los estudios sobre la luz; están las experiencias de Fizceau, que prueban que va más rápido por el agua que por el aire, y las de Becquerel, hijo, que prueban que todos los cuerpos son fosforescentes". Da luz "va más rápido por el agua que por el aire". Es lo contrario de lo que había que 129 decir. Simple lapsus, se dirá. Sin duda; pero un lapsus semejante le choca al físico tanto como le chocaría a un historiador que se le dijera que el golpe de estado de Napoleón precedió a la revolución del cuarenta y ocho. Más precisamente, Taine se limita a dar a la experiencia de Fizeau el sólo valor de un hecho comprobado. Si él hubiera apreciado esta experiencia a partir de la problemática que la hacía interesante, es verosímil que no se hubiera equivocado. La experiencia de Fizeau es más que un resultado, es una conclusión. Es un valor epistemológico racional. Justamente se la propone como una experiencia crucial que decide en favor de la teoría de las ondulaciones luminosas contra la teoría de la emisión. Con la relatividad, sin duda, se repetirá el problema, y una problemática más vasta pedirá nuevos comentarios. Pero un siglo atrás la experiencia exigía un largo comentario, una valoración, pues representaba un valor epistemológico eminente. Era más que un hecho histórico, más que un hecho que resulta de una comprobación. Esa experiencia resolvía un problema. En estas condiciones, un mundo que ya tiene una seguridad objetiva se nos presenta como un encuentro de problemas bien definidos. Esta situación fue muy bien definida por varias notas de Georges Bouligand en que el sabio matemático presenta con toda la claridad deseable la dialéctica de la síntesis global (estado actual de los conocimientos matemáticos) y de los problemas que se plantean claramente en función de esta síntesis global. En el dominio del conocimiento científico de lo real la situación no es, sin duda, tan nítida como la situación caracterizada por Georges Bouligand para el progreso de las ciencias matemáticas. Pero la situación plantea la misma dialéctica. En realidad, si se quisiera describir la actividad del pensamiento científico en el estilo ahora célebre del existencialismo, habría que decir que el pensamiento científico está sistemáticamente "en situación" de objetivación precisa, de una objetivación que aparece como una escala de precisión. También aquí vemos la enorme superioridad de la instrucción metafísica del objeto científico sobre el objeto de experiencia común, puesto que es en el extremo de una objetivación cada vez más precisa que juegan las importantes funciones de la racionalización del objeto. En lugar del dualismo de exclusión del sujeto y el objeto, en lugar de la separación de las sustancias metafísicas-cartesianas, vemos en acción una dialéctica de acoplamiento entre los conocimientos objetivos y los conocimientos racionales. En el trabajo de precisión científica pueden captarse los elementos de una revolución copernicana de la objetividad. No es el objeto el que designa la precisión, sino el método. La remisión a cierta medida primitiva puede hacer comprender este matiz metafísico. Por ejemplo, se dice que la palabra "quilate" (carat) viene del nombre de un árbol africano (Kuara) cuyas semillas, una vez 130 secadas, tienen un peso que casi no varía de una a la otra. Confiando en esa regularidad los indígenas se sirven del grano para pesar el oro. Así, un primer empleo, totalmente ingenuo, de cierta regularidad natural sirve para determinar una precisión técnica, y esto en la medición de un metal precioso. Hay que invertir la perspectiva para fundar el racionalismo de la medida. Es cierto que un objeto puede determinar varios tipos de objetivación, varias perspectivas de precisión, que puede pertenecer a problemáticas diferentes. El estudio de una molécula química puede desarrollarse en la perspectiva de la química y en la perspectiva de la espectrografía. De todas maneras, un objeto científico no es instructor más que con respecto a una construcción preliminar que hay que rectificar, que hay que consolidar. De modo que siempre nos encontramos ante la misma paradoja: el racionalismo es una filosofía qué continúa; nunca es una filosofía que comienza. En tales condiciones, toda experiencia sobre la calidad ya informada por la ciencia es al mismo tiempo una experiencia sobre el pensamiento científico. Y es esta experiencia duplicada del racionalismo aplicado la que sirve para confirmar discursivamente una existencia, en el objeto y en el sujeto a la vez. La existencia del sujeto racionalista no podría probarse a la manera unitaria. Su seguridad viene de su potencia dialéctica. Es eminentemente dialéctica y discursiva puesto que debe actuar fuera y dentro de sí misma, asumiendo una sustancia y una existencia. Y si de ella se hace una ontología, es preciso que sea la ontología de un devenir psíquico que provoca una ontogenia de los pensamientos. ¿Cómo no ver entonces que el objeto designado y el objeto instructor corresponden a dos instancias de objetivación radicalmente diferentes? Uno y otro remiten a niveles de existencia subjetiva muy diferentemente valorizados. La mayor parte de las discusiones filosóficas sobre "la realidad del mundo sensible" tienen lugar a propósito de objetos tomados como ejemplos, pretextos u ocasiones, o sea, a nivel de la instancia de objetivación del objeto designado. Pero el objeto simplemente designado no es, hablando con propiedad, una buena señal de reunión para dos espíritus que pretenden profundizar el conocimiento del mundo sensible. Por ejemplo, nada más inconciliable que las actitudes filosóficas ante un objeto familiar según se lo tome en su ambiente de familiaridad o en su individualidad necesariamente original. Y es aún muy distinto cuando se quiere estudiar un fenómeno arraigado en un objeto, una materia, un cristal, una luz. En seguida se presentan la necesidad del programa de experiencias y la obligación, para dos espíritus que quieren instruirse mutuamente, de colocarse en una misma línea de profundización. Entonces ya no se trata de una designación inmediata e 131 intuitiva, sino de una designación progresiva y discursiva, entrecortada por muchas rectificaciones. Esquematizando la rivalidad entre racionalismo y empirismo en la consideración de los objetos, podríamos evocar este breve diálogo: El empirista acostumbra decirle al racionalista: "Sé lo que va a decir". El racionalista responde: "¡Y bien! Entonces, sobre el tema que discutimos, usted es tan racionalista como yo." Pero el otro continúa: "Y usted, racionalista, no adivina lo que yo voy a decir." - "Sin duda, responde el racionalista, pero advino lo que usted cura fuera del terna, que discutimos." Como se ve, desde el punto de vista del conocimiento científico el objeto designado por el conocimiento común no tiene virtud alguna de enganche. Focaliza un nombre en un vocabulario, más que una cosa en un universo. El objeto designado por el "esta", aunque sea apuntándolo con el índice, casi siempre es designado en un lenguaje, en el mundo de las denominaciones. Ante un objeto que se me designa por su nombre usual, nunca sé si es el nombre o la cosa lo que viene a ocupar mis pensamientos, o bien esa mezcla de cosa y nombre, informe, monstruosa, donde ni la experiencia ni el lenguaje aparecen en su acción verdaderamente importante, en su trabajo de interpsicología electiva. Todo se aclara si colocamos el objeto de conocimiento en una problemática, si lo señalamos en un proceso discursivo de instrucción, como mi elemento situado entre racionalismo enseñante y racionalismo enseñado. Sin decir que ahora se trata de un objeto interesante, de un objeto para el cual no ha terminado el proceso de objetivación, de un objeto que no remite pura y simplemente a un pasado de conocimiento incrustado en un nombre. Para decirlo al pasar, ¿no es por ironía de cierto destino del filósofo que muchos existencialismos resultan nominalismos? Creyendo ponerse al margen de las filosofías del conocimiento, las doctrinas existencialistas se limitan, en muchas circunstancias, a ser doctrinas del reconocimiento. Y a menudo, pretendiendo vivir su experiencia presente, dejan a las cosas su pasado de cosas reconocidas. El objeto reconocido y nombrado les oculta el objeto por conocer. Si a un existencialista se le objeta ese culto por el pasado de su teoría del conocimiento, se volverá sin transición hacia un porvenir de los conocimientos y comenzará a desarrollar, ante cualquier objeto de la vida común, la singularidad de su actitud de sujeto a todo conocimiento. Con la mayor facilidad pasará de lo siempre conocido a lo jamás conocido. No será capaz de vislumbrar verdaderamente un existencialismo del conocimiento progresivo. 132 La situación del objeto científico, del objeto actualmente instructor, es mucho más compleja; mucho más comprometida. Ella reclama solidaridad entre método y experiencia. Entonces, es preciso conocer el método de conocer para captar el objeto a conocer; es decir, en el reino del conocimiento metodológicamente valorizado, el objeto susceptible de transformar el método de conocer. Pero ya volveremos sobre esa discursividad metafísica. Por ahora, todo lo que pretendemos es haber sugerido al lector la idea necesaria de una problemática antecedente a toda experiencia que se quiera instructiva, una problemática que se fundamente, antes de precisarse, en una duda específica, en una duda especificada por el objeto a conocer. Una vez más lo decimos, no creemos en la eficacia de la duda en sí, de la duda que no se aplica a un objeto. En tales condiciones, es por intercambio de los protocolos de una problemática que comienza el interracionalismo, es por esa duda precisada que se fundamenta la unión de los trabajadores de la prueba. Para comprender el enunciado de un problema es necesario normalizar las cuestiones vecinas; dicho de otro modo, es necesario desarrollar una suerte de topología de la problemática. Desde luego, hay que borrar las cuestiones aberrantes y alcanzar un cuerpo de problemas. Suelo repetirse que un problema bien planteado ya está medio resuelto. Más resumidamente todavía, Karl Marx dice que plantear una cuestión es resolverla. Entendamos: plantear una cuestión inteligente a seres inteligentes es determinar la unión de las inteligencias. Pero esta unión por medio de la apertura de una problemática bien determinada no basta; hace falta que veamos constituirse, en el pasaje del problema a su solución, lo que los filósofos de la micro-epistemología podrían llamar un átomo de comunión racional. Intentemos, pues, determinar las contexturas del átomo de racionalidad siguiendo el establecimiento de las relaciones entre un yo y un tú racionalistas en tanto que uno y otro se esfuerza por ayudarse en la tarca de resolver racionalmente un problema. Ante todo debemos plantear al objeto como tema de un problema, y al sujeto del cogito como conciencia de un problema. El ser pensante piensa, así, en el límite de su saber, después de haber efectuado el inventario de sus conocimientos idóneos para resolver el problema propuesto. Ese inventario, conciencia de un orden dinámico de ideas, es polarizado por el problema a resolver. En el racionalismo enseñado el inventario está codificado; retenido en una línea bien definida, bien apoyado sobre sus bases. Pero en el racionalismo cuestionante las bases mismas se hallan a prueba, pues son cuestionadas por la pregunta. El 133 problema es la cúspide activa de la investigación. Fundamentación, coherencia, dialéctica y problema son los elementos del inventario racional, los momentos de esta movilización de la inteligencia. Es en el desarrollo explícito de esos cuatro momento del racionalismo aplicado que se funda el cogitamus, que solidariza en un mismo pensamiento, y en consecuencia en una coexistencia pensante, al yo y el tú racionalistas. Por ese cogitamos el yo y el tú se aplican culturalmente uno sobre otro, en el mismo sentido con que los matemático hablan de la aplicación conforme de dos elementos de superficie. Para tomar conciencia de su concordancia dos espíritus racionalistas no tienen necesidad de una identidad completa; les basta instituirse uno y otro en el papel del pensamiento objetivamente controlado. Los roles controlados, las funciones que funcionan sobre un objeto normalizado son los mejores puntos del acuerdo discursivo. Dicho de otro modo, el cogitamus racional es menos conciencia de un haber común que de una renta común. Es un anuncio de la fecundidad del pensamiento. Determina una obligación de pensar en acuerdo; en resumen, es conciencia común de un saber apodíctico. Por lo tanto, para formular el cogito fundamental del sujeto racionalista es preciso aislar, en las fórmulas interpsicológicas, aquellas que corresponden a una inducción segura. El sujeto racionalista se instituye en esta seguridad de una enseñanza posible que por fuerza debe arrastrar a otro racionalista. Alcanzada esta seguridad, después de que un psicoanálisis previo le hiciera ganar cierta perspicacia psicológica, el sujeto racionalista puede prever las resistencias del irracionalismo. Puede inclusive divertirse, mediante un psicoanálisis dulcemente demoníaco, viendo pensar, en una fatalidad de los errores, al adversario entregado a valores irracionales. Psicoanalíticamente, las conductas de la singularidad irracional son muy claras. Los puntos originales pueden ser fácilmente clasificados. Y ante tal pensador que se presenta como un ser absoluto, los psicoanalistas racionalistas pueden decirse: Nosotros, los muchos, lo vemos creerse el único. En tales condiciones nos parece que el cogito de obligación mutua, en su forma más simple, debería expresarse así: yo pienso que tú vas a pensar lo que acabo de pensar, si te informo sobre el acontecimiento de razón que acaba de obligarme a pensar de antemano lo que pensaba. Se trata del cogito de inducción mutua obligatoria. Este cogito racionalista no es en realidad del orden de la interverificación. Se forma antes del acuerdo entre el yo y el tú, puesto que con su primera forma aparece, en el sujeto solitario, como la certeza de un acuerdo con el otro racional, una vez establecidos los preliminares pedagógicos. Es posible obligar a la verificación: puesto que reconozco que lo que acabo de pensar es una 134 normalidad para un pensamiento normal, tengo los medios para forzarte a pensar lo que pienso. En efecto, tú pensarás lo que yo he pensado en la medida en que yo te instituya consciente del problema cuya solución acabo de encontrar. Nos hallaremos unidos en la prueba desde que tendremos la garantía de haber planteado claramente el mismo problema. Además, por recurrencia, la solución de un problema determina una claridad nueva en su enunciado. La relación problema solución es una instancia epistemológica que domina al empirismo de la verificación. Cualquiera que sea el nivel en que coloquemos esa verificación -sea ésta sensible o psicológica- desde que la verificación de la resolución de un problema, saca provecho de los valores del descubrimiento bien ordenado. Hay consagración del método, prueba de la eficacia del pensamiento, socialización de la verdad. Cierto es que dos espíritus pueden hallarse unidos en un mismo error. Pero la sombra que crece no es simplemente la dinámica invertida de la claridad que nace. El error descienda hacia las convicciones mientras que la verdad asciende hacia las pruebas. La polémica que esto podría promover nos llevaría a efectuar estudios de la psicología descendente que sólo podrán encontrar sitio en un psicoanálisis del conocimiento cuando sea el momento de examinar las tesis del irracionalismo. Pero ahora, si planteamos el problema del error en el plano de los errores científicos, se ve muy claramente, o mejor, concretamente, que error y verdad no son simétricos, como lo baria pensar una filosofía puramente lógica y formal. En el campo de las ciencias las verdades se agrupan en sistema, mientras que los errores se pierden en un magma uniforme. Dicho de otro modo, las verdades se ligan apodícticamente, mientras que los errores se amontonan asertóricamente. En el pensamiento científico de nuestro tiempo, es evidente la desproporción que existe entre, por una parte, las verdades coordinadas racionalmente y codificadas en libros que gozan de la garantía de la ciudad científica y, por la otra, ciertos errores que ruedan por malos libros, que casi siempre se distinguen por una originalidad detestable. En consecuencia, si nos apoyamos en la pedagogía del espíritu científico, si examinamos la cultura científica actual, la noción de valor epistemológico es nítida y no hay lugar a error sobre el carácter de la unión de los espíritus en la verdad. En estas distinciones, que pueden parecer demasiado minuciosas, veremos instituirse las diferencias entre el psicologismo de la verificación y el psicologismo de la normalización. La condena -tan frecuente y tan apresurada- que se aplica al psicologismo, desconoce estos matices que, sin embargo, son esenciales. Entonces, ¿cómo no plantear la coexistencia de un pensamiento común cuando es del tú que me viene la prueba de la fecundidad de mi propio pensamiento? Con la solución de mi problema, el tú me trae el elemento decisivo de mi coherencia. 135 Él pone la piedra angular de un sistema de pensamientos que yo no sabía completar. De él a mí, la coexistencia se manifiesta entonces, como, adelantándose a la existencia. La coexistencia no viene sólo a reforzar a la existencia. O, al menos, el refuerzo de la existencia que un sujeto particular puede recibir de otro sujeto, racionalista, no es más que un aspecto de matices metafísicos más acentuados. En realidad, en el yo-tú del pensamiento racionalista se manifiestan el control, la verificación, la confirmación, el psicoanálisis, la enseñanza, el normativismo, formas todas ellas más o menos descomprimidas de coexistencia. Pero, en los grandes momentos, surgen las promociones en la existencia apodíctica, en la coexistencia por la apodictividad. Conocer ese sostén en la apodictividad que estorba al conocimiento es vivir una división del propio yo, división que bien podría caracterizarse con las palabras existencia y super existencia. El sujeto promovido a esa super existencia por la coexistencia de dos sujetos, ve instalarse en él la dialéctica del sujeto que controla y el sujeto controlado. Instala en su propio espíritu, frente a su yo, una especie de tú vigilante. La palabra dialéctica ya no es aquí totalmente adecuada, pues el polo del sujeto asertórico y el polo del sujeto apodíctico están sometidos a una evidente jerarquía. El cogito que abandona el primer polo para establecerse como sujeto valorizado de un cogito racionalista, no puede volver a un cogito de verificación, a un cogito intuitivo. El cogitamus es resueltamente discursivo. La coexistencia de los sujetos racionalistas arroja sobre el tiempo empírico su red de tiempo lógico. Ella pone en orden a la experiencia, retoma todas las experiencias para triunfar sobre todas las contingencias. 4.6. EL COGITEMUS NOS ENTREGA UN VERDADERO TEJIDO DE COEXISTENCIA. Un tejido de coexistencia, no ya un hilo de existencia. En la Philosopie du non esbozamos un "plano de la representación" en el cual la intuición del plano geométrico simboliza muy adecuadamente esta noción metafísica. En efecto, como conciencia de una primera contextura, una "representación" tiene ante todo "dos dimensiones", como el plano geométrico. Sin duda se trata de una metafísica algo ingenua, una metafísica que corre el riesgo de aferrarse a sus primeras imágenes; pero el plano de la representación (estilo metafórico) tiene demasiadas funciones planas (estilo geométrico), demasiadas funciones bidimensionales como para que no hagamos, desde ese punto de vista, un estudio sistemático de la representación. 136 Desde luego, podría alegarse que toda relación es una malla bidimensional. Pero nuestra tesis será válida solamente si mostramos que el tejido de las relaciones se extiende verdaderamente en dos direcciones. Son muchos los ejemplos de esta doble extensión en la ciencia moderna. Recordemos, simplemente, la constitución de un orden cruzado en la química contemporánea. En la tabla de Mendeleiev vemos que, hasta para la organización de los cuerpos simples, obra un orden de dos pertenencias, con líneas y columnas. La tabla de Mendeleiev nos ofrece un plano de la representación de los cuerpos simples. Cuando se sigue la evolución de la química, no sólo la doctrina de los cuerpos simples sino toda la ciencia de la composiciónes, por lo menos, de dos variaciones. Podemos afirmar, pues, que la relación -al menos como primera posición racional, que desde luego no es esa primera posición totalmente lineal de la que quiere pensar el empiristase desarrolla en un espacio ele representación de dos dimensiones. Por otra parte, la ontología de la dualidad de las dimensiones se manifestaría en toda su importancia si se estudiaran, desde el punto de vista de la puesta en relación, los espacios de configuración de la física cuántica contemporánea, en la cual, de una manera sistemática, siempre se hallan ligadas una dimensión de espacio y una dimensión de momento. Pero estos son argumentos demasiado especializados que volveremos a encontrar en nuestro estudio sobre la mecánica ondulatoria. Creemos que nuestra demostración tendría mayor peso si pudiéramos mostrar que la filosofía de la relación puede inscribirse en primer lugar en una verdadera cartografía de dos dimensiones. Permanezcamos pues, cuanto sea posible, en las situaciones más generales. Para ilustrar rápidamente esta breve referencia a una psicología bidimensional, diríamos gustosos: "recordamos en una dimensión, comprendemos en dos dimensiones, poseemos en tres dimensiones". E intentaríamos mostrar que el pensamiento está en la posición intermedia, más que el recuerdo y menos que la posesión. En efecto, según nuestro punto de vista, poseer no es saber. La certeza de la posesión encerrada en un cofrecito de tres dimensiones, cerrado por todos lados, pide un psicoanálisis. Hemos trazado un esbozo de este psicoanálisis del que posee en nuestro libro La terre et les reveries da repos [La tierra y las ensoñaciones del reposo] (Cf. en particular el capítulo: "El complejo de Jonás".) Para poner, en limpio un saber, es preciso desensacarlo, es preciso exhibirlo, es preciso compartirlo con otro, es preciso discutirlo en el plano de la representación relacional de dos dimensiones. 137 Si es verdad que buscamos un alma en una profundidad demasiado real o en una altura imposible, debemos darnos cuenta de que tejemos su espíritu hilo por hilo, en un esfuerzo cotidiano de conocimiento acrecentado. Si nos propusiéramos estudiar los principios de dualidad de la vida espiritual deberíamos retomar esos problemas psicológicos. Pero en el presente trabajo sólo vamos a considerar los problemas de la dualidad epistemológica. Volvamos pues al problema del conocimiento, e insistamos sobre la primacía gnoseológica que impone la representación relacional de dos dimensiones hasta con respecto a la "reproducción" de una realidad de tres dimensiones. En primer lugar, ¿cómo se plantea el problema de la reproducción de lo real de tres dimensiones? Estando encerrado lo real en un espacio de tres dimensiones, sin duda daremos cuenta de él reproduciéndolo en un espacio de tres dimensiones. Esta reproducción es el triunfo de la descripción. Se la utiliza para hacer ver lo infinitamente grande y lo infinitamente pequeño. Los relojeros que construyeron esferas armilares adaptadas a los sistemas de Tolomeo, Copérnico o TychoBrahé reproducen -o creen reproducir- situaciones reales. Sean cuales fueren las dimensiones reales, el realismo se cree con derecho a modificar la escala y abandona, sin pensarlo, la realidad del tamaño. Del mismo modo se han reproducido, en grande, visibles para todos, las organizaciones cristalinas. Se ha mostrado el lugar de los átomos representándolos por medio de bolillas reunidas en una red de alambre. ¿Es posible decir que esas reproducciones hacen comprender los fenómenos? ¿Nos ponen ellas verdaderamente frente a los fenómenos? Más bien son respuesta a una pregunta que simplifica los problemas, que frena los problemas. ¡Como si una descripción cosista pudiera satisfacer a una ciencia de fuerzas! ¿Es posible concebir al cristal como fuente de fenómenos dinámicos si nos limitamos a reproducirlo estáticamente? Bien se siente que es preciso volver a cuestionarlo todo si se quiere comprender la producción de los fenómenos y no solamente reproducir un estado de cosas. De tal modo, por el solo hecho del carácter dinámico de los fenómenos, es preciso por lo menos duplicar los puntos de vista. Sorprende en extremo que los estudios sobre el espacio-tiempo, que implican una síntesis intuitivamente imposible de las tres dimensiones del espacio y de una dimensión temporal, sean pedagógicamente adecuados cuando se efectúan sobre una representación 138 plana, sobre una representación de dos dimensiones, de las cuales una sirve de referencia al tiempo y la otra de referencia al espacio. El representante del comercio de todo el espacio es entonces un eje espacial. A partir de esta representación mutilada del espacio-tiempo, de esta representación de dos dimensiones, comienzan las generalizaciones. Mejor dicho, es a partir de esta representación intuitiva simplificada que la abstracción constructiva -tan diferente de la abstracción descripta por los psicólogos- conduce sus generalizaciones. En suma, el estudio más filosóficamente reducido de los fenómenos físicos nos prescribe una puesta en relación de las descripciones de las cosas y los desarrollos de las fuerzas. Retomaremos este fundamental problema en nuestro libro sobre la mecánica ondulatoria. Por ahora, nos limitamos a señalar la profunda dualidad de las perspectivas objetivas más extremas. Volvamos, pues, a las raíces duales más cercanas de la actividad del sujeto, de la cooperación de los sujetos. Pensar es, precisamente, colocar al objeto del pensamiento ante ese sujeto dividido cuya estructura dialogada acabamos de señalar. Tomemos el pensamiento más simple, el que determina la localización de un objeto en el espacio; desde el punto de vista, sensible, la dualidad está ya en acción: la vista y el tacto discuten antes de entenderse. [Viejos manuales de psicología lo demostraban, las teorías de la forma plantean más tranquilamente el objeto, registrando de inmediato, en la percepción visual, la división entre forma y fondo. Pero esas divisiones sensibles, esas divisiones de verificaciones empíricas son muy débiles en comparación con las discusiones que intervienen en una determinación de lo más precisa posible de un fenómeno cualquiera. La precisión de una medida plantea por sí sola un problema del racionalismo aplicado y pone de manifiesto el dualismo entre racionalismo enseñante y racionalismo enseñado. El maestro de la precisión y el alumno que se esfuerza en la precisión vienen entonces a dialogar en nosotros. El objeto viene a tomar en nosotros sus dos dimensiones de representación: conciencia de método objetivo y conciencia de exacta aplicación. El objeto preciso no se da sin un pensamiento preciso. Y un pensamiento preciso es un pensamiento que se ofrece a las discusiones de la precisión. Si vamos a la raíz de las tendencias no hay duda de que la precisión es una instancia del yo-tú. Aunque el sujeto la adquiera en soledad, ella lleva la marca de una emulación. Un pensamiento que se ha vigilado para adquirir precisión en su aplicación afronta la vigilancia de los otros. Es pensamiento de un yo que está pronto para rivalizar con un tú. Pero las impresiones sobre el sajelo pensante dividido serán quizás más claras si las despojamos de toda inferencia a la representación sensible y si aceptamos 139 formularlas en su muy simple abstracción. En suma, quisiéramos probar la existencia de una especie de geometría analítica del plano de la representación discutida. En efecto, para todo conocimiento preciso podemos describir un plano de representación discutida donde el yo aparece como abscisa mientras que el tú aparece corno ordenada. En plano racionalista de representación los ejes son intercambiables. No se crea que podemos ahora generalizar el agrupamiento racional de las conciencias sólo en virtud de las imágenes geométricas. Las cosas no son tan sencillas en el reino de la razón gráfica. Por ejemplo, no puede considerarse al pronombre "él" como una tercera dimensión. Entre dos cosas, una o bien el tercer personaje resulta exterior al pensamiento discutido racionalmente, o bien se inscribe en el rango de los trabajadores de la prueba racional; hay entonces una malla, en el plano de la representación discutida. Muchas objeciones pueden hacerse a esta rápida exposición de un pensamiento dual. Ante todo, se nos puede reprochar que tratemos el problema del otro de manera muy "desencarnada". Sin duda preferiríamos tratar de otro modo los grandes problemas de la amistad y la rivalidad humanas y participar en los animados debates de la filosofía antropológica contemporánea. Pero en la presente obra, no es ésa nuestra tarea. En ella, sólo nos ocupamos de los problemas meta-psicológicos planteados por el pensamiento científico, por el pensamiento racionalista. 4.7. LA VIGILANCIA INTELECTUAL DE SÍ MISMO Todo valor divide al sujeto que valoriza. El sujeto recibe de él, por ¡o menos, la historia de su valorización; el sujeto tiene entonces un pasado de no-valor para oponer a un presente de valor. Tiene conciencia de tener una existencia jerárquica. "Cuando se quería impedir que Vincent de Paul se expusiera a los más grandes peligros por socorrer a los desdichados, él respondía: me creen ustedes lo bastante vil como para preferir mi vida a mí mismo." (Mmc. de Staél, De l'Allemagne, III parte, capítulo XII.) He aquí al yo, sujeto de .los valores, con justicia distinguido del yo encarnado. Kant no lo dirá mejor. Naturalmente, si tomamos valores menos elevados que los valores morales, si estudiamos, como en el presente libro, los valores del conocimiento, el debate se vuelve más confuso. Pero quizás sea por ello más instructivo. La jerarquía do los valores del conocimiento es asunto delicado, y pide una real casuística: cada caso debe ser examinado desde el punto de vista del valor epistemológico. En efecto, proponemos juzgar, a propósito de todo conocimiento, un valor de instrucción. Es preciso que un nuevo caso confirme un método de instrucción, o bien lo debilite y 140 en consecuencia lo dialectice. No hay conocimiento por yuxtaposición. Es necesario que cada conocimiento tenga un valor de organización o, más exactamente, un valor de reorganización. Instruirse es tomar conciencia del valor de división de las cálidas del saber. Y el conocimiento siempre es tomado en el doblete del racionalismo aplicado; siempre es preciso que un hecho juzgue a un método, siempre es preciso que un método sea la sanción de un hecho. El empirismo y el racionalismo tienen un diálogo cotidiano. Para determinar los valores de cultura es indispensable un bifilosofismo. Lo real es una masa de objeciones a la razón constituida. Y el pensamiento racional es un sistema que cuestiona de frente a una realidad adormecida. Pero esta situación ante el objeto del conocimiento se refleja en un constante dualismo que divide íntimamente al sujeto que conoce. Hay que distinguir psiquismo contingente y psiquismo normativo, En verdad, es el problema de un ortopsiquismo lo que se plantea para fundamentar la epistemología. La salvaguardia de ese orcopsiquismo no puede volverse natural. Perdería sus virtudes un método que se convirtiera en un hábito. El ortopsiquismo implica una instancia en la vigilancia propia que debemos caracterizar. Estudiaremos en especial esa vigilancia propia en su acción culturad y en sus rasgos de dominio Intelectual. Pero para subrayar lo más claramente posible la importancia cultural de los factores intelectuales'' comenzaremos por algunas observaciones de psicología usual, recordando inclusive ciertos aspectos psicoanalíticos del problema. . Esto nos permitirá distinguir las nociones ambivalencia y dialéctica. En lugar del doble bloqueo de las ambivalencias, veremos al espíritu amo de su vigilancia hallar la doble libertad de las dialécticas. Si nos atenemos al adolescente normal, al hombre normal, en la era do civilización que vivimos, parece indiscutible que el pensamiento puede ser considerado, en su ejercicio habitual, como una actividad esencialmente secreta. No hay duda de que ella tiende a manifestarse, ele que gusta prodigar sus manifestaciones, sus expresiones; pero casi siempre, en sus formas más elaboradas, el pensamiento es un secreto, es en primer lugar un secreto. Las emociones, los deseos, el dolor, el placer, tienen manifestaciones directas. Se leen en los rasgos de nuestro rostro. Con sus formas elementales, escapan a nuestro control. Muy por el contrario, un pensamiento reflexivo es, por definición un pensamiento a dos tiempos, un pensamiento qué en un segundo tiempo controla un pensamiento adventicio. Es muy raro —no es del todo normal— que se deje escapar el pensamiento, que se deje ver el pensamiento, que se diga todo el pensamiento. 141 El dualismo de lo secreto y de lo manifiesto —dualismo esencial— es, por lo tanto, un hecho particularmente claro en el dominio del pensamiento reflexivo. Incluso puede servir como signo para un pensamiento bien asumido, si no bien hecho. Es sólo cuando ese dualismo se instituye en pleno dominio que el espíritu posee libertad de pensar. Sólo puede pensarse libremente si se tiene la facultad de ocultar totalmente el pensamiento. Y llegará la hora en que, contra el método de los tests inquisidores, el pensamiento libre encontrará el genio ele la hipocresía. Deberemos mostrar que este dominio de sí, en lo que concierne a la intelectualidad, no puede establecerse sino por un no-psicologísmo que desborde al psicologismo, en una especie de libertad de pensar con respecto al pensamiento mismo. Pero esta libertad no se alcanza sin una máscara, y la simple máscara del negativismo no basta. Debemos subrayar la importancia de los pensamientos ficticios, Con la ficción considerada en su aspecto funcional, tocamos un elemento de la división del sujeto. Pues, claro está, es una ficción que el sujeto en su tarca de instrucción avance contra sí mismo, viviendo íntimamente la dialéctica de las objeciones y las respuestas, la dialéctica de la suposición y el control. En muchos aspectos un laroatus prodeo juega con el cogito en una especie de juego de escondite íntimo. El laroatus prodeo extravertido conduciría a fórmulas como éstas digo que pienso, por lo tanto, no pienso lo que digo —no soy Jo que digo que soy— no estoy entero ni en el acto de mi pensamiento, ni en el acto de mi palabra. El sujeto que se expresa es proceso de división de sí mismo. Pero el laroatus prodeo es una etapa tan humana que se torna determinación del ser pensante. Soy ficción para mí mismo. Y como tal, soy una hipótesis de ser. Mi pensamiento progresivo es avanzada de una hipótesis. Si esta hipótesis triunfa, me volveré intelectualmente lo que no era. Pero, ¿dónde estoy yo que devengo? ¿Soy pensamiento recalcitrante o pensamiento recurrente? ¿Acaso cada pensamiento nuevo no rehace en mí un pasado, por el hecho de que un pensamiento nuevo es automáticamente un juicio sobre un pasado del pensamiento? De allí que, si queremos seguir una actividad de pensamiento real, es preciso arribar a mía ontología distribuida en dos o varios niveles del ser. Las divisiones serán particularmente nítidas cuando intervengan das funciones de control. Cuanto más sutilmente se ejerzan las funciones de control, con mayor precisión se establecerán los niveles del ser por la división del sujeto. En efecto, no apreciaríamos toda la importancia de las funciones de control si nos limitásemos a las diferencias entre lo oculto y lo expresado, y veremos que el doblete controlante y controlado se activa en tocios los niveles de la cultura 142 intelectual y de la cultura moral. Hemos aprendido ya que la racionalidad so constituye en un diálogo de maestro a discípulo. Pero de una manera más general podemos, decir: el espíritu es escuela, el alma es confesional. Tocia intimidad profunda está analizada. Una vez más, no podremos situar correctamente los centros de división precisos si no tomamos primero al problema en sus aspectos más confusos, más turbios, más ocultos. Sólo la cultura científica puede establecer las potencias dialécticas del espíritu y ofrecer al sajelo dividido ¡a conciencia de su división, La voluntad de dividirse dividiendo. Por obra de la rectificación, hasta el error viene a jugar su función de utilidad para un progreso del conocimiento. En la expresión misma ele nuestro ser profundo, en la manifestación querida de nuestro ser —se considere hábil o candida a esta expresión— reaparece una sorda voluntad de ocultar algo. Analicemos, por ejemplo, en lodos sus recodos, este pensamiento de Nietzsche: "Preguntas insidiosas: A todo lo que un hombre deja que se haga visible se le puede preguntar: ¿qué quiere él ocultar? ¿De qué quiere desviar la mirada? ¿Qué prejuicio quiere evocar? Y aún: ¿hasta dónde liega la sutileza de este disimulo? ¿Y hasta qué punto comete él un error?" Nos hemos permitido separar en tres párrafos la corta máxima de Nietzsche para poner en evidencia que cada frase indica una duplicidad particular. Y hasta que esta duplicidad es torpe en su destreza. Todo ser que engaña, por algún lado se engaña. El pensamiento polémico olfatea esta duplicidad por todas partes. Desde que la verdad es un valor, una prueba de superioridad; desde que la verdad es un arma, ella encubre en la sombra misma de! sur una contra verdad, signo de una debilidad oculta. Pero, ¿cuándo no es un arma la verdad? ¿Acaso en el pensamiento la verdad no es viva, diestra, espiritual, incisiva? ¿Dónde puede estar más viva que en el pensamiento filosófico? Y cuando se pasa de la ciencia a la filosofía de la ciencia, el aspecto polémico de la verdad hace su aparición. Tan cierto es que podríamos decir que la filosofía de la ciencia es aquella que, en la ciencia, pertenece a la razón polémica. Se concibe, pues que haga falta una prolongada cultura para desprender del pensamiento científico todo psicologismo, en el mismo instante en que el pensamiento científico —con singular fuerza— se afirma como objetivo. 143 De todos modos, en ambos polos, el de lo manifiesto y el de lo oculto, la división del sujeto se excita. a) Lo demasiado voluntariamente manifiesto torna el aire de una verdad polémica. Esta voluntad polémica tiene intenciones ocultas y, al estilo de la fenomenología, puede decirse que tiene una doble intencionalidad. El psicoanalista sagaz ve una franja de sombra en el exceso de luz. b) Lo demasiado voluntariamente oculto presenta, de rechazo, еl fenómeno bien evidente de' los tapujos. Es así como el psicoanálisis puede denunciar al inconsciente como un carcelero obtuso: al velar siempre por un secreto, el inconsciente acaba por señalar el sitio donde se oculta. Pero antes de examinar la zona más clara de la actividad del espíritu, recordemos algunos resultados del psicoanálisis clásico. Las funciones de autovigilancia, así como las fuerzas psíquicas que ellas ponen en juego no escaparon a la perspicacia de Freud. En una conferencia publicada al final de su vida: Les diverses instances de la personnalité psychique, [La división de la personalidad psíquica], Freud hizo un estudio sistemático, muy condensado de aquéllas. Fiel a la inspiración general de su doctrina, Freud parte del examen do las neurosis, donde cree ver, a grandes rasgos, al psiquismo dividido en ser vigilante y ser vigilado: Más exactamente, los enfermos de los que habla sufren de una vigilancia exterior imaginaria (pág. 84): "De cierta clase de esos enfermos decimos que sufren ele la locura ele la vigilancia. Se quejan de ser observados constantemente por potencias desconocidas —que sin duda y después de todo no son otra cosa que personas—; imaginan oír a esas personas enunciar lo que observan: 'Ahora dirá esto, él se viste para salir..., etc. Esta vigilancia, con no ser aún persecución, se 1c acerca mucho. Los enfermos así observados creen que uno desconfía de ellos, que uno espera sorprenderlos en plena mala acción por la cual deberán ser castigados." Y Freud se pregunta —es nuestro problema— si en realidad no hay, en la estructura de la personalidad psíquica normal, una instancia observadora que se separa "del resto del yo". Esta instancia observadora, cuya interiorización estudiaremos para mostrar luego su feliz desarrollo, es considerada por Freud —sin duda con cierta excesiva rapidez, demasiado globalmente— como "una preparación para el juicio y el castigo", lo que lo lleva a evocar la conciencia moral, una conciencia moral endurecida, esencialmente punitiva, reforzada por autoridades sociales, inmovilizada por el tradicionalismo. Sorprendemos aquí una confusión entre la conciencia-juez y la conciencia-verdugo, confusión característica del pesimismo 144 freudiano. Escapó a Freud que la conciencia moral normal era al mismo tiempo conciencia de culpa y conciencia de perdón. La conciencia moral tomada en su acción de cultura es un juez, un juez que sabe condenar pero que tiene el sentido del sobreseimiento. Para decirlo al pasar, debe admitirse que una ley social como la ley de sobreseimiento tiene un germen profundo en la moralidad individual. Sin duda es necesario un enorme desarrollo moral para perdonar a los otros como nos perdonamos a nosotros mismos. Al condenar, la conciencia moral sugiere la conducta del arrepentimiento y la rectificación. Más adelante, cuando Freud se esfuerce por convencernos de la necesidad de socializar las instancias de la vigilancia, tendremos que objetarle que la socialización del superyó se efectúa sobre bases demasiado primitivas, identificando al superyó con un primitivismo social, sin duda apto para explicar las neurosis pero del todo insuficiente para un análisis completo ele las mezcladas instancias de vigilancia y guía. En particular, cuando examinemos el superyó de la ciudad científica, en un estudio del progreso científico, veremos en plena acción a los valores anagógicos ele la vigilancia. Pero, permaneciendo todavía ante el problema simplemente moral planteado por Freud, no podemos desconocer que el ser tiene el poder de mantener con inteligencia el secreto de su culpa. Para ciertos psiquismos seguros de su poder ele vigilancia el remordimiento es un simple hecho afectivo. Y ese hecho afectivo admite una utilidad, permite plantear el problema del disimulo, despierta la inquietud por disimular, mantiene la división del ser culpable. El ser culpable personaliza entonces el poder de guardar secreto su secreto contra todo escrutador. Freud no estudió bastante cerca los principios de la división clara. Como tantos psiquiatras, como tantos filósofos, dijo que la división del sujeto era una anomalía. Puesto que esa división está mal hecha en las neurosis puesto que en las neurosis se halla sobrecargada de ambivalencias en lugar de ser alertada por ambos valores, llegamos a desconocer su papel en ¡as actividades de la cultura. Tan cierto es que a veces la vigilancia se realiza objetivamente. Muchas páginas se escribirían si se reunieran todos ¡os medios psíquicos de espionaje de los que se quejan los enfermos: espejos, lupas, micrófonos, aparatos canalizadores de fluidos. Pero las críticas al psicoanálisis clásico que propondremos siguen muy diferente dirección. En realidad, enteramente preocupado éste por las angustias del observado, no ha podido contemplar, en el sujeto mismo, los goces sádicos del observante. El psicoanalista asume él mismo los goces sádicos del observador. Se identifica con la actividad observante que debería poseer el sujeto observado si este sujeto se hallara en estado de feliz división. En ese sentido, el frecuente dogmatismo de los psicoanalistas es muy instructivo. Para vencerlo, será preciso que el psicoanálisis aborde el problema de la psicología no psicológica, el 145 problema de la personalidad despersonalizada en función de los progresos de la persona. Pero no anticipemos más sobre nuestras propias conclusiones. Recordemos que Freud generaliza la noción de instancia observadora para formar la noción ele superyó. En su forma activa, este superyó se manifiesta en nosotros como suma de las personas que nos juzgan; que, sobre todo, nos han juzgado, también que podrían virtualmente juzgarnos. El psicoanálisis cultural cuyo desarrollo intentaremos vendrá a des-personalizar los poderes del superyó o, lo que es igual, nos permitirá presentarle al sujeto medios para reasumir las fuerzas de su superyó, donde, se capitalizan todas las fuerzas del instinto social. Debemos pues esclarecer la división entre yo y superyó, de manera de instituir en nosotros una vida francamente dialogada. El comercio intelectual se vuelve así un verdadero esquema de la sinceridad moral. Una vigilancia: bien actualizada, que se apoye en un superyó psicoanalizado en tanto (que superyó nos permitirá afinar los controles psíquicos, únicos .que proporcionan a la cultura su verdadera eficacia. Dicho de otro modo,-hay que tender a sustituir el superyó de formación histórica —contingente y arbitrario—, por un superyó coherente, un superyó abierto a la cultura. Es preciso también que el superyó cultural esté claramente separado de los lazos sociales generales. Ese superyó, a quien, aceptamos como juez, debe ser juzgado por nosotros mismos. Un poco de atención basta para multiplicar las diferencias entre la censura y la vigilancia. El buen método aconseja que separemos Lo antes posible los principios más intelectuales de la vigilancia por una parte, y los principios más voluntarios de la censura por la otra. Tal distinción es absolutamente necesaria para comprender la pedagogía psicoanalítica que queremos estudiar. Ella nos permitirá aflojar el carácter absoluto de las censuras en provecho ele la relatividad de las vigilancias. Creemos seguir así el mismo movimiento de la cura psicoanalítica. En efecto, el psicoanálisis clásico encuentra su éxito en una verdadera intelectualización de las censuras, poniendo en forma experiencias claras, experiencias razonadas, fuerzas psicológicas reprimidas. Por medio de esta intelectualización, el psicoanálisis se descarga de las afectividades mal definidas. Pero si el psicoanálisis clásico liquida las detenciones del crecimiento psíquico, por ese solo hecho no sugiere motivos de crecimiento. La cultura tiene necesidad de tales sugestiones. Levantar un pasado malo no implica automáticamente un porvenir bueno, lis preciso agregar a la obra del psicoanálisis una obra de 146 psicosíntesis, y ofrecer alimento positivo a la necesidad de porvenir típica del psiquismo de cultura. En el problema que nos ocupa vemos, pues, la necesidad de asociar a la función de la propia vigilancia la función de estímulo a uno mismo, función de estímulo que requiere la constitución de un superyó de la simpatía intelectual. Confianza y vigilancia se desarrollan en forma ritmo analítica: la confianza tiende a la inducción, la vigilancia a la reducción. El problema de la síntesis viene a fundamentar una confianza en la vigilancia en el mismo momento en que se vigila a la confianza para que ella no decline hasta las capas de la afectividad. Aquí se sitúa el problema central de la pedagogía dinámica: se trata de dinamizar una cultura, de que el psiquismo tenga, cualquiera que sea su riqueza ya adquirida, necesidad de progreso. Por otra parte, es sorprendente que las funciones de la propia vigilancia y del aliento a uno mismo puedan estudiarse en zonas independientes de todo moralismo. Será interesante seguirlas a lo largo del esfuerzo cultural. De tal modo, nos resultará menos difícil presentar con claridad los lazos psíquicos que instituyen un intelectualismo tónico. Animado el psiquismo en su propia extensión, valorizado en la conciencia de sus propios valores, nos hallaremos así en presencia de un valor específicamente psíquico. Este obtiene vida y éxito a la vez ganando en rapidez, paradójicamente, al tomar un alcance mayor. No hay medida común entre un objeto ele la cultura y un objeto de la vida común. Del segundo al primero interviene una constante direccional, una polarización tan intensa que triunfa sobre esa dispersión tan característica del psiquismo "ocioso". El psiquismo ocioso apenas conoce la causalidad ocasional. El psiquismo de cultura quiere ser causa por sí mismo, quiere que su cultura sea causa de cultura. Asume con alegría una responsabilidad de objetivación. El simple apuntamiento de un objeto no basta para designar el acto cultura!. Es preciso que este apuntamiento sea penetrante y consciente de los preparativos de la penetración, consciente del dispositivo de la penetración. Estos valores de examen aparecen en un psiquismo capaz ele vigilancia, que goza intelectualmente la alegría de velar por sí mismo. Antes de embarcarnos en el examen de una personalidad cultural consciente a la vez de su libertad de cultura y de la responsabilidad de su vigilancia, examinemos la intrusión autoritaria de la personalidad de los padres y educadores en el superyó de una personalidad considerada subalterna. Para los psicoanalistas no hay duela de que el desdoblamiento de ¡a personalidad manifestado por la locura de la vigilancia es una regresión hacia la infancia, hacia 147 el período en que el ser humano era estrechamente vigilado. Pero tampoco aquí el psicoanálisis ha distinguido con la suficiente nitidez la vigilancia autoritaria y la vigilancia intelectual. Lo seguro es que la primera es particularmente, nociva. Puedo marcar para siempre a un psiquismo aterrorizado en sus primeras impresiones por un dominador. Ciertas amenazas determinan miedos imborrables. Pero este aspecto del problema constituyó el objeto ele tantas investigaciones en el psicoanálisis clásico que podemos suponer conocido su estudio por nuestro lector. Los castigos corporales cimentan verdaderos reflejos condicionados que pueden asociarse a una red de funciones más templadas. Entonces los castigos corporales actúan virtualmente, por acción de reflejos condicionados asociados, como el ceño fruncido, el rostro irritado, o simplemente el rostro frío, o más simplemente aún la mirada vacía. Entonces el educador se perdona su autoridad. La cree moral. La cree legítima. La cree útil. ¿No será quizás útil para él? La sanción liquida al menos la rabia que subsiste en el padre contra el hijo rebelde, en el maestro contra el alumno recalcitrante, es decir, contra esos resistentes que no reconocen "lo que uno sacrifica por ellos". Tendremos muchas variantes de este aspecto del problema si consideramos los casos, tan numerosos, donde la educación es una lucha, donde la instrucción es una polémica. En todo caso, ayudado por las luces del psicoanálisis, el educador debe comprender que a través de todas las sustituciones, a pesar de todos los suavizamientos, lo absoluto de las penas primitivas se transmite. Una pequeñez, un gesto, una ojeada, una palabra —la ausencia de una palabra— basta para alejar una de la otra a dos almas que se definen la una por la otra, en una relación yo-tú. El psiquismo es un detector de rivalidad y de simpatía, pero funciona más nítidamente, es más sensible cuando se trata de fenómenos de rivalidad que cuando se trata de los de simpatía. Aun antes ele estudiar las formas de la simpatía, habría que presentar la instancia de no-rivalidad, el adormecimiento del miedo a la agresión y de los instintos de agresión a la vez. IV-ro nuestro problema actual es más preciso: consiste en estudiar las transposiciones de esas perturbaciones que tan bien conoce el psicoanálisis en la esfera de la cultura. Y lo que prueba que esa transposición no es ficticia es que las formas más atenuadas de esas penurias en el desarrollo de la cultura reciben el aflujo do las angustias primitivas. Se trata de un hecho psicológico constante. "La angustia juega normalmente cáela vez que el individuo se siente amenazado", escribe el doctor Pené Laforgue (Relativilé de la Réalité [Relatividad de la realidad], pág. 7). Poco importa que el ser amenazante sea un dios o un coco, un padre o un ayudante, un rey o un peón: desencadenan fenómenos de angustia desde que traen un absoluto a su autoridad. Abandonan así el dinamismo psíquico del crecimiento psíquico. El verdadero educador es aquel que haciendo crecer crece 148 también psíquicamente, aquel que instituye como inducción psíquica la correlación del racionalismo enseñante y del racionalismo enseñado. Sin esta referencia "direccional, los problemas de la educación carecen de factores de análisis. Pero no nos extendamos más sobre el problema general de la dominación arbitraria, e intentemos caracterizar rápidamente la dominación que da razones. Podríamos definir entonces una zona particular-del superyó que llamaríamos el superyó intelectual. A menudo los padres abusan más de su saber que de su poder. Por ejemplo, no se ha mostrado lo suficiente, desde el simple punto de vista intelectual, la gravedad del extraño método de educación inspirado por el aforismo: "me. lo dijo un pajarito". Sin duda, una sonrisa puede aflojar la impresión de misterio y llevarlo todo al nivel de la broma. Pero cuanto más delicadas sean las impresiones, más móviles son los intercambios dialécticos entre la curiosidad y el miedo. Al elevar el absurdo psicológico al rango ele un principio, se ofrecen problemas sin fin al alma tranquila. La ubicuidad parental desconoce el derecho a la soledad del niño. Está solo y lo vemos. El ya sabe ocultar sus' actos. Y perturbamos ese positivo saber con un saber fraudulento. La omnisciencia de los padres, pronto seguida en todos los niveles de la instrucción por la omnisciencia de los maestros, instala un dogmatismo que es negación de la cultura. Cuando ese dogmatismo es atacado por las locas esperanzas de la juventud, se hace profético. Pretende apoyarse en "una experiencia de la vida" para prever el porvenir de la vida. Pero las condiciones del progreso serán desde ahora tan móviles que "la experiencia de la vicia" pasada, si una sabiduría pudiera resumirla, es casi fatalmente un obstáculo a superar si se quiere dirigir la vida presente. El mentor, aunque no imponga interdicciones puras y simples, a menudo no propone más que una racionalización del porvenir dicho sea esto en el sentido con que el psicoanálisis tacha ele "racionalizaciones" a las explicaciones conscientes que ignoran las verdaderas razones inconscientes de un acto. En realidad, -cuanto más edad tenemos, más nos equivocamos sobre las posibilidades de vida de la juventud. A todo lo largo de la vida de un educador convendría denunciar un complejo de Casandra que oscurece el examen de las posibilidades, que desvaloriza, como dice el poeta, "el oro de lo posible". Erik Satie escribe: "Cuando era pequeño me decían: ya verás, cuando seas gránele. Ahora soy un anciano: todavía no he visto nada". (Citado por Léautaud, N.R.F., enero de 1939). 149 En muchos sentidos ese complejo de Casandra arma un sadismo deeducador. El porvenir profetizado es una sanción que parece carecer de réplica. Goethe supo ver la situación del niño ante las sevicias de la profecía: "Propheter reches, Propheter links, das Weltkind in der Mitte". (Dichitung and. Warheit, citado por E. d'Ors, Vida de Goya, pág. 277). Claro está que las observaciones precedentes no apuntan a preparar la defensa de una educación cómoda, la defensa de una educación no vigilada. La severidad es necesaria tanto para la educación, del niño como para la cultura del adolescente. Sólo que hay que desechar la severidad arbitraria, dictatorial, absoluta en beneficio de una severidad justa que se desarrolle discursivamente recurriendo a la necesidad de progreso que distingue a todo psiquismo en busca de cultura. En el reino de la cultura, en el fondo la severidad justa apenas si se distingue de tres maneras: por las experiencias objetivas, por los encadenamientos racionales, por las realizaciones estéticas. En este último dominio veremos por ejemplo el valor singularmente probatorio de la enseñanza del dibujo, la pintura, el modelado, allí donde el maestro realiza las correcciones objetivamente, sobre todo si se compara tal enseñanza realizadora con. la enseñanza habitual de las letras, tiende el realizador .se limita frecuentemente a criticar. En efecto, pocos, maestros se arriesgan a proporcionar la disertación modelo después de la corrección. Recordemos asimismo la corrección tablada ele las versiones latinas donde el maestro explica con lujo de circunloquios lo que debió ser escrito en una sola locución. Todo cambiaría si se planteara el problema de la vigilancia en la dialéctica del racionalismo enseñante y del racionalismo enseñado. En ella la crítica tiene los dos sentidos, va del maestro al alumno pero también del .alumno al maestro. En ella juegan ambivalencias que es preciso señalar. El discípulo desea la vigilancia y al mismo tiempo la teme. Ella puede estimularlo, pero también puede enervarlo. Entre la necesidad de ayuda y la necesidad de autonomía hay una justa medida difícil de mantener. Veamos un ejemplo tomado ele la Autobiographie (Autobiografía) de Wells (trad. pág. 151): "Judd (el profesor de geología) tenía una disposición que a 'menudo, se encuentra en los maestros concienzudos: la de agobiar a los estudiantes con su vigilancia. Pretendía inmiscuirse en nuestros espíritus. Huxley nos daba sus conocimientos, pero no nos vigilaba mientras los digeríamos: él vigilaba su ciencia. Judd insistía no solamente en que aprendiéramos, sino en que aprendiéramos exactamente a su manera. Debíamos poseer libretas de apuntes que siguieran un modelo 'preciso. 150 Debíamos dibujar, pintar y. anotar los hechos como Judd mismo lo hubiera hecho. A fin de año debíamos entregarle nuestras libretas de apuntes; de lo contrario perdíamos puntos en el examen. Ser podado y torneado según las proporciones mentales de un Judd era tan torturante como ser víctima de Og, rey de Bashan". Judd y Huxley: he aquí, pues, a dos personajes viviendo en el superyó de Wells. Sin duda, provistos de su nombre propio, estos dos personajes están despojados de sus caracteres inconscientes, y desde luego que es en tanto que inconscientes que los personajes del superyó son los más activos. Pero cuando se haya liberado a la cultura de todo carácter torpemente afectivo veremos formarse las más altas capas del superyó, las capas eminentemente conscientes, habitadas por los maestros que merecen el nombre de super-personas, que personifican la vigilancia esencialmente tónica, la vigilancia ele cultura adecuadamente objetiva. Así como el yo es dominado por un superyó, la persona cultura! es llamada a una evolución de cultura por una super-persona. En los esfuerzos de la cultura científica, la función de la propia vigilancia asume formas compuestas muy apropiadas para mostramos la acción psíquica de la racionalidad. Al estudiarla más de cerca tendremos una nueva prueba del carácter específicamente segundo del racionalismo. Sólo se está verdaderamente instalado en la filosofía de lo racional cuando se comprende que se comprende, cuando se pueden denunciar con seguridad los errores y las apariencias de la comprensión. Para que la propia vigilancia sea totalmente segura, en cierto modo es preciso que esté ella misma vigilada. Toman entonces existencia, fotutas de vigilancia de la vigilancia, lo que designaremos, para abreviar, con la notación exponencial:(vigilancia). Daremos inclusive los elementos de una vigilancia de la vigilancia de la vigilancia, o dicho ele otro modo, de (vigilancia). Acerca de este problema do la disciplina del espíritu, es también bastante fácil de captar el sentido de una psicología exponencial y apreciar cómo puede contribuir esta psicología a la puesta en orden de los elementos dinámicos de la convicción experimental, y de la convicción teórica. El encadenamiento ele los hechos psicológicos obedece a causalidades muy diversas que siguen el plan de su organización. Dicho encadenamiento no puede expresarse en el tiempo continuo de la vida. La explicación de encadenamientos tan diversos tiene necesidad ele una jerarquía. Esta jerarquía no cabe sin un psicoanálisis ele lo inútil, de lo inerte, ele lo superfino, de lo inoperante. En un capítulo anterior, señalamos que toda captación de un objeto elimina primero los rasgos considerados de ninguna importancia. Pero esta observación vale tanto para Ios rasgos dinámicos ele los fenómenos como para los rasgos estíticos ele los objetos. El fenómeno es retomado, pues, en un tiempo jerarquizado, es comprendido en un tiempo que 151 califica un orden lógico, un orden racional, al eliminar circunstancias aberrantes, contingentes, accidentales. Al examinar la influencia sobre la evolución de los fenómenos, encontraremos temas temporales que ya señalamos en nuestro libro La Dialectique de la durée (La dialéctica de la duración) particularmente en el capítulo sobre los tiempos superpuestos. Una vez que nos hallamos en posesión de un fenómeno técnica, vemos que la temporalidad ele los fenómenos se desarrolla con frecuencia según la causalidad de los pensamientos. Un físico vigila su técnica en el plano de la vigilancia de sus pensamientos. Tiene constante necesidad de una confianza en La marcha normal de sus aparatos. Sin cesar, renueva un brevet de buen perfeccionamiento. Lo mismo ocurre con los aparatos puramente psíquicos del pensamiento correcto. Pero después de haber sugerido la complicación del problema de la vigilancia para un pensamiento preciso, veamos cómo se instituye la vigilancia de la vigilancia. La vigilancia intelectual, en su forma simple, es da espera de un hecho definido, la localización de un acontecimiento caracterizado. No se vigila cualquier cosa. La vigilancia se dirige a un objeto más o menos bien designado, pero que, por lo menos, saca provecho de un tipo de designación. Nada nuevo hay para un sujeto vigilante. La fenomenología de la novedad pura en el objeto no podría eliminar la fenomenología de la sorpresa en el sujeto* La vigilancia es, por lo tanto, conciencia de un sujeto de que tiene un objeto, y esa conciencia es tan clara que el sujeto y su objeto se precisan juntos, se acoplan de una manera tanto más estrecha cuanto que el racionalismo del sujeto prepara con mayor exactitud la técnica de vigilancia del objeto examinado. La conciencia de la espera de un acontecimiento definido debe bailarse en dialéctica relación con la conciencia de la disponibilidad del espíritu, de suerte que la vigilancia de un acontecimiento bien designado es, de hecho, una especie de ritmo análisis de la atención central y de la atención periférica. Por alerta y vigilante que sea, la vigilancia simple es, antes que nada, una actitud .del espíritu empirista. Para éste, un hecho es un hecho, nada más que un hecho. La toma de conocimiento respeta la contingencia de los hechos. La función vigilancia de la vigilancia sólo puede aparecer después de "un discurso del método", cuando ¡a conducta o el pensamiento han encontrado métodos, han valorizado métodos. Entonces el respeto por el método así valorizado asocia actitudes de vigilancia que una vigilancia especial debe conservar. La vigilancia así vigilada es, al mismo tiempo, conciencia de una forma y conciencia de una información. El racionalismo aplicado se manifiesta con ese "doblete". En efecto, 152 se trata de aprehender hechos formados, hechos que actualizan principios de información. En esta ocasión podemos verificar, además, cuántos son los documentos que para una psicología exponencial proporciona la enseñanza del pensamiento científico. La educación del pensamiento científico ganaría si explicitara esa vigilancia de la vigilancia que es la clara conciencia de la aplicación rigurosa de un método. Aquí, el método bien designado juega el rol de un superyó bien psicoanalizado, en el sentido de que las culpas se manifiestan en una atmósfera serena; no causan dolor, mejor aún, son educativas. Es preciso haber cometido faltas para que la vigilancia de la vigilancia esté alerta, para que se instruya. El psicoanálisis del conocimiento objetivo y del conocimiento racional trabaja en ese nivel, esclareciendo las relaciones entre la teoría y la experiencia, entre la forma y la materia, entre lo riguroso y lo aproximativo, entre lo seguro y lo probable; dialécticas todas éstas que piden censuras especiales para no - pasar sin precauciones de un término al otro. Con frecuencia tendremos ocasión de romper los bloqueos filosóficos; tantas son las filosofías que se presentan con la pretensión de imponer un superyó a la cultura científica. Hacer alarde de realismo, de positivismo, de racionalismo es a veces liberarse de la censura que debe garantizar los límites y las relaciones entre lo racional y lo experimental. Apoyarse constantemente sobre una filosofía como sobre un absoluto es realizar una censura cuya legalidad no siempre se ha estudiado. Al trabajar tanto sobre el borde del empirismo como sobre el del racionalismo, la vigilancia de la vigilancia es, con muchos títulos, un psicoanálisis mutuo de las dos filosofías. Las censuras del racionalismo y de la experiencia científica son correlativas. ¿En qué circunstancias podremos ver manifestarse a la (vigilancia). Evidentemente, cuando se vigile no sólo la aplicación del método, sino el método mismo. La (vigilancia) pedirá que el método sea puesto a prueba, pedirá que se arriesguen en la experiencia las certidumbres racionales o que sobrevenga .una crisis de interpretación de fenómenos debidamente comprobados. El superyó "activo ejerce entonces, en uno u otro sentido, una crítica aguda. Pone en el banquillo de los acusados no sólo al yo de cultura sino también a las formas antecedentes del superyó de cultura; en primer lugar, desde luego, la crítica se dirige a la cultura entregada por la enseñanza tradicional; en segundo lugar, a la cultura razonada, a la historia misma de la racionalización de los conocimientos. De manera más condensada, podemos decir que ¡a actividad de la (vigilancia) se declara absolutamente libre con respecto a toda historicidad de cultura. La historia del pensamiento científico deja de ser un camino necesario, no es más que una gimnasia de debutante que nos entregará ejemplos de emergencias intelectuales. Aun cuando parece ser la continuación de una evolución histórica, la cultura 153 vigilada que consideramos rehace por recurrencia una historia bien ordenada que de ningún modo corresponde a la historia efectiva. En esta historia rehecha, todo es valor. El (superyó) encuentra condensaciones más rápidas que los ejemplos diluidos en el tiempo histórico. El piensa la historia, sabiendo lo imperfecto que sería revivirla. ¿Es necesario remarcar que la (vigilancia) capta relaciones entre la forma y el fin; que ella destruye el carácter absoluto del método; que juzga al método como un momento de los progresos de método? En el nivel de la (vigilancia) 3 ya no hay pragmatismo parcelado. Es preciso que el método manifieste una finalidad racional que nada tiene que ver con una utilidad pasajera. O, por lo menos, es preciso considerar una especie de pragmatismo supernaturalizante, un pragmatismo designado como ejercicio espiritual anagógico, un pragmatismo- que busque motivos de superación de trascendencia, y que se pregunte si las reglas de la razón no son censuras a transgredir. Sentimos entonces prepararse los elementos de una (vigilancia) que debería preservarnos de una fidelidad irrazonable hacia fines reconocidos todavía como racionales. Pero esta actitud es, evidentemente, rara y fugitiva. Apenas si la señalamos como una posibilidad de la que casi no tenemos pruebas. En realidad, no nos parece que una psicología del espíritu científico -pueda trazar su perspectiva. Mientras que en nuestra opinión los tres primeros exponentes de la vigilancia son actitudes del espíritu científico fáciles de comprobar, la (vigilancia) nos parece atracar en la zona de los peligros. Sería más bien por el lado poético o en meditaciones filosóficas muy especiales que hallaríamos las extremas lucideces de la (vigilancia). Ellas se presentan en momentos extremadamente lagunosos, en que el ser pensante se asombra súbitamente de pensar. En esos instantes se tiene la fuerte impresión de que ya nada asciende de las profundidades, de que ya nada es impulsivo, de que nada hay ya determinado por un destino venido de los orígenes. Parecería que fuera a una doctrina de los nacimientos a lo que habría que llegar. Cuando nos dejamos conducir por los poetas, tenemos la impresión de que es necesario fundar un quinto .elemento, un elemento luminoso, etéreo, el elemento dialéctico de las cuatro materias con las que durante diez años nos hemos puesto sistemáticamente a soñar. Pero querer soldar por cierto costado libros trabajados en horizontes tan diferentes, es sin duela un exceso del espíritu de sistema que habrá que excusar en un filósofo que, con frecuencia a costa de sí mismo, se ha hecho una regla ele la absoluta sinceridad filosófica. 154 4.8. LA IDENTIDAD CONTINUADA El racionalismo es una filosofía que trabaja, una filosofía que anhela expandirse, que anhela multiplicar sus aplicaciones. Casi siempre se considera a la filosofía racionalista como una filosofía que resume, como una filosofía que reduce la riqueza de lo diverso en la pobreza de lo idéntico. Se la cree absorbida por una suerte de narcisismo de los principios de la razón, sólo animada por la articulación mecánica de formas vacías. Pero el verdadero movimiento, el movimiento activo del racionalismo de ningún modo es una reducción. No hay que confundir el aparato de pruebas con las funciones de la investigación. No hay que confundir la deducción que asegura con la inducción que inventa. En su trabajo positivo el racionalismo es eminentemente inductor, incluso en el pensamiento matemático. Apenas se ha encontrado un teorema se busca generalizarlo, prolongarlo. Una noción como la de ortogonalidad, formulada en el teorema geométrico de Pitágoras, se generaliza en espacios algebraicos, se aplica en la doctrina de los conjuntos, se convierte en una noción de base para las funciones de la mecánica ondulatoria. Tales extensiones constituyen sin duda el objeto de nuevas posturas, de nuevas definiciones. Pero bajo las extensiones permanece manifiesta una gran línea de pensamientos inductivos. Siguiendo la línea de esas extensiones fácilmente llega la certeza deque el racionalismo no es un pensamiento de reducción sino un pensamiento de producción. Para ofrecer las pruebas de ese aspecto inductivo, elegiremos el más simple de los principios de razón, el principio de identidad, (pie los filósofos gustan presentar con la forma vacía A = A, y mostraremos cómo el pensamiento racional hace trabajar a ese principio, cómo lo introduce desde el comienzo sin confiarse en una identidad en sí, sin apoyarse nunca sobre una oncología. Nos esforzaremos, pues, por desvincular al principio de identidad de toda referencia a un realismo absoluto y enseguida veremos; que, una vez elegido el dominio, el principio de identidad puede ser productor. El principio de identidad será presentado como una suerte de identidad continuada, en el sentido con que se habla de una creación continuada. El conjunto de esta obra apunta especialmente a esclarecer las relaciones entre la experiencia física y la organización racional de la teoría. Pero, en lo que concierne a las aplicaciones del principio de identidad, nuestra polémica será quizá más concluyente si la desarrollamos a propósito de la experiencia de la geometría, donde a menudo contamos con realidades geométricas perfectas, puestas bajo la dependencia absoluta del principio de identidad. Es así como procedo Emile Meyerson. Con un ejemplo que estudiaremos en detalle, Meyerson muestra la total satisfacción del espíritu en la aplicación del principio de identidad. Pero, una vez más, no nos parece que el problema pueda ser encarado tan fácilmente. 155 Cuando los problemas del conocimiento se plantean en la perspectiva de un compromiso racional preciso, las referencias a una realidad absoluta quedan interdictas. Todo se vuelve funcional, tanto el objeto como el sujeto. Y las funciones del sujeto que conoce y del objeto conocido se toman correlativas. En el problema que nos ocupa no debemos hablar más que de una identidad operatoria, de la identidad relativa a un grupo de operaciones perfectamente especificadas. Entes geométricos que son invariantes en las operaciones de un sub-grupo G del grupo general G de la geometría euclidiana pueden dejar de ser invariantes para operaciones que, comprendidas en G, no figuran en G*. Por lo tanto., su "identidad" es simplemente relativa al grupo que define el sistema racional que sirve ele base al examen de sus propiedades. De nada serviría hablar ele una geometría más general que proporcionara "la identidad" más especiosa. Pues la calificación designada como más general también sería relativa a un punto de vista particular. Que una esfera y un elipsoide sean superficies idénticas desde el punto de vista del analysis sitas, es un hecho que nos libera de la identidad, en sí. Pero el mismo problema se planteaba desde la geometría elemental. Si se la define como inherente al grupo de los desplazamientos, lo que se dice a menudo en los manuales de filosofía, una esfera grande y una esfera pequeña deberían ser presentadas como diferentes. Por el contrario, si se define a la geometría euclidiana, con mayor corrección, como inherente al grupo de las similitudes, habrá que considerar idénticas a todas las esferas, cualquiera que sea la dimensión de su radio. Así, en esta ciencia de la cantidad, la dimensión absoluta no tiene importancia. En muchos problemas particulares también se descuidan las dimensiones relativas. Por ejemplo, la forma más o menos achatada de una elipse carece de importancia para toda una categoría de relaciones. De tal modo, la locución "esto no tiene importancia" debe ser repetida sin descanso mientras se recorren los preámbulos de la aplicación del principio de identidad. Tales declaraciones no prescinden, por otra parte, de cierto finalismo de la demostración que muy pocos epistemólogos señalan. Cuando se abordan geometrías muy especializadas, el principio de identidad plantea un discernimiento muy elaborado. No se trata de una aplicación obvia, no goza de una validez a priori. Cada geometría necesita un protocolo ele identificación. Por ejemplo, en una geometría algebraica que admita al grupo de Cremona, habremos de tomar por idénticas a figuras que intuitivamente se ofrecen como muy diferentes. Especificaremos con toda nitidez la aplicación del principio de identidad si decimos que esas figuras son cremónicamente idénticas (véase Godeaux, La Geometría., pág. 111). 156 Si se siguieran en detalle esas aplicaciones del pensamiento algebraico en la geometría, se percibiría que al lado del adjetivo idéntico siempre actúa" —más o menos tácitamente— una función adverbial. En el simplificado mundo de la geometría nunca debe hablarse de la identidad de fragmentos de espacio sin añadir la función de fragmentación. Por lo tanto, si lo que se quiere es acantonarse en la geometría usual, tendrá que hablarse de figuras di diariamente idénticas. Esta recurrencia hacia declaraciones de identidad que especifican cierto punto de vista es un caso bastante claro de epistemología no cartesiana. Era apresurado poner de manifiesto el carácter elemental de un ente geométrico. Era apresurado presentar como simple la identidad de dos figuras por simple superposición, La identidad por superposición sólo es válida si se organiza la geometría por el grupo de los desplazamientos, grupo que no posee ningún privilegio ele organización, grupo que ni siquiera regula las percepciones visuales más propiamente vinculadas a una organización proyectiva de las Figuras. La identidad puede ser atribuida en casos que van más allá de esta superposición. La noción de superposición simplifica los problemas. Pero —en el mal sentido del término— ella puede simplificar al espíritu que la toma como un absoluto de la identificación. Así, elementos tenidos por complejos en un tipo de representación, pueden considerarse simples en otro tipo de representación. Y es así como en toda simplicidad, conservando la simplicidad racionalista funcional, es posible establecer correspondencias entre los elementos, por su función igualmente simples, de dos geometrías diferentes. Que en un modelo euclidiano de la geometría de Lobatschewski se pueda representar una recta por un semicírculo, significa que el semicírculo es tan simple como la recta, habida cuenta del cambio de modele*. (Véase Godeaux, La Géométrie, [La geometría] pág. 80). Pero claro está que esta transmutación de los valores de simplicidad sólo podrá efectuarse con facilidad si se abandona el realismo platónico ingenuo. Por cierto, no será en un pasado iluminado por reminiscencias donde se hallarán las intuiciones esencialmente progresivas que liberan al espíritu moderno de las antiguas imágenes formadas en una sublimación; de las formas sensibles. Es preciso arribar a las determinaciones abstractas, a las determinaciones algebraicas para clasificar correctamente, las funciones que constituyen espacios con igual validez de información que el espacio euclidiano. Llegamos, pues, a la misma conclusión filosófica: el pensamiento científico pide al espíritu progresivo un desechamiento bilateral. El espíritu científico progresivo debe desprenderse del objeto único/del objeto inmediato, y debe desprenderse 157 del sujeto adherido a un punto de vista único, a un punto de vista que postula identidades con excesiva rapidez. De allí la necesidad de una doble conversión que nos vuelva libres con respecto a un idealismo demasiado rápidamente asumido, y libres con respecto a un idealismo ingenuamente comprometido. El racionalismo aplicado es, nos atrevemos a decirlo, birreflexivo. Reclama sin descanso que se tome conciencia de una abstracción determinada. No puede dar valor de instrucción a una identidad absoluta, a una identidad totalmente realizada, y de allí una crítica por el lado del objeto. Y es también una crítica constante de la comprobación empírica, siempre parcial, en lo que aparece una crítica por un lado del sujeto. Una simple comprobación de identidad no puede determinar el movimiento de lo otro en el seno de lo mismo que se siente animarse en el curso di) una demostración. Sólo una línea de identidades, una unión de identificaciones puede desplazar la evidencia desde los datos del problema a la solución del problema. En el detalle de las comprobaciones, el espíritu rebelde a la matemática queda dividido. Se pierde en un dédalo de luz. Como el poeta, imagina que "el matemático (está) en brisca de una salida al cabo -de sus galerías de espejo" (Saint John Perse, Vents [Vientos]). De hecho, es una dialéctica de identidades una línea de identidades lo que hay que considerar. Mediante una demostración elemental trataremos de seguir una dialéctica semejante. Desarrollaremos extensamente un único ejemplo, el que Emile Meyerson utilizó para establecer su tesis ele la reducción de lo diverso a lo idéntico en las demostraciones geométricas, el tradicional teorema de Pitágoras, sobre el triángulo rectángulo: el cuadrado construido sobre la hipotenusa es igual a la suma ele los cuadrados construidos sobre los otros dos lados. (Véase Meyerson, De l'explícation dans les sciences [Sobre la explicación en las ciencias], pág. 145 y siguientes.) Meyerson nos hace asistir a la serie de identidades que establecen el teorema, después que el maestro trazó las rectas auxiliares y recortó los fragmentos a identificar. En suma Meyerson juzga sobre los resultados. Vamos a insistir sobre el camino que conduce a los resultados, tratando de captar al racionalismo en su actividad de puesta en relación de las-nociones. Dicho de otro modo, pondremos toda nuestra atención en el método de identificación que descubre las identidades sucesivas simplemente enumeradas en la demostración dogmática. Alrededor del-trazado nocional dejaremos subsistir la estela psicológica. Estaremos entonces mejor preparados para desarrollar las extensiones del teorema, que nos mostrarán la esencia profunda de la proposición de Pitágoras. Antes de considerar la demostración sobre un triángulo rectángulo cualquiera, trataremos de volver a imaginar en cierto modo la prehistoria de la demostración 158 pitagórica. En efecto, gracias a la enseñanza hemos comprobado que esa prehistoria podía servir ventajosamente como inducción pedagógica. El caso particular nos sugerirá el caso general y nos guiará por los caminos de la identificación. En primer lugar, supongamos que el triángulo rectángulo sobre cuyos lados se construyen los cuadrados sea isósceles. La figura adquiere entonces una total simetría (figura 1). Construcciones inmediatas evidentes hacen aparecer triángulos rectángulos enteramente idénticos al triángulo central. Un simple trabajo de recorte basta, en este caso particular, para afirmar la validez del teorema de Pitágoras. Los triángulos aislados por la construcción no son solamente de igual superficie son, desde todo punto de vista, idénticos. Sólo difieren por el lugar. Como dice Meyerson (pág. 147), "estamos plenamente convencidos, por adelantado, e incluso antes de toda geometría, de que el desplazamiento en el espacio en nada puede dañar a ¡a identidad; de que la posición, desde el punto de vista de esa identidad, constituye una circunstancia perfectamente indiferente". Si juzgamos esta última observación como comprobación de un hecho ella es del todo inútil. Sería incluso una verdadera falta pedagógica puesto que señalaría al pedagogo que "crea dificultades". Más adelante, cuando en un racionalismo de grado superior podamos definir a la geometría euclidiana como la geometría que 159 admite al grupo de los desplazamientos y de las similitudes, podremos darle un sentido a esta observación. Comprenderemos entonces que ella es una definición del espacio euclidiano. Adquirirá todo su valor cuando podamos definir espacios que no admiten al grupo de los desplazamientos, Pero todas estas sutilezas no intervienen en una organización racional de primera reflexión. El caso particular que hemos considerado permite, con toda tranquilidad y en una cultura que comienza, la aplicación del principio de identidad. Pero el racionalismo recurrente, el racionalismo que sin cesar retoma la cultura desde la liase, deberá reconsiderar el problema de la identidad de las figuras en el espacio. La cultura geométrica construirá espacios que ya no admitirán al grupo de los desplazamientos. Esos espacios deformantes ponen en tela de juicio las formas más simples de identidad de los objetos. Por lo demás, es visible que el principio de identidad, aplicado ingenuamente, puede esconder posibilidades de diversificación. Precisamente, será necesario un gran esfuerzo de diversificación, una gran sutileza de! espíritu dialéctico para fundar espacios en los cuales una forma, al desplazarse, se deforme. Pero sólo al pasar señalamos este relativismo en la aplicación del principio de identidad. Aun desde el punto de vista tan simple de la geometría, vemos que una identidad, desde que concierne a objetos, es una identidad de tipo particular, En este capítulo hablaremos solamente de identidades entre objetos de tipo euclidiano. Volvamos, pues, a nuestras simples observaciones de geometría elemental. 160 Antes de abandonar el examen del problema de Pitágoras reducido al caso del triángulo rectángulo isósceles, señalemos que la construcción de cuadrados sobre los lados de triángulos isósceles no rectángulos permiten ver ele inmediato que la proposición de Pitágoras no es válida, puesto que en la figura 2 los dos cuadrados construidos sobre los lados del ángulo obtuso disminuyen, mientras que en la figura 3 los dos cuadrados construidos sobre los lados del ángulo agudo aumentan. Sólo para el ángulo recto se produce la estricta igualdad. Por lo tanto, la pitagoricidad se revela como uno de los caracteres asociados con el ángulo recto de un triángulo particular. Otro problema, naturalmente, es demostrar ahora, ele conformidad con la historia de la geometría, que la proposición vale para iodo triángulo que tenga un ángulo recto. Después de esta preparación pedagógica, en la que el principio de identidad intervino ele un modo ingenuo, examinemos la proposición de Pitágoras aplicada a un triángulo rectángulo cualquiera. De nuestra labor preparatoria podemos presumir que la recta AHK, que cortaba las superficies a considerar en dos partes, en el caso particular puede desempeñar sin duda un papel esencial en la demostración. Meyerson decía que a cincuenta años de distancia recordaba su "dificultad" para encontrar las rectas que debía trazar, "dificultad que, evidentemente no era sino la traducción de lo que las figuras tenían de inesperado". El racionalismo consiste precisamente en borrar, no sólo de hecho sino también de derecho, lo inesperado. Es por eso que se trata no sólo de una filosofía de la reflexión sino de una filosofía de segunda reflexión. Siempre hay que decirse: mejor preparado, el teorema hubiera podido ser previsto. En el caso presente, después de la "preparación" sobre el triángulo isósceles, nos encontramos naturalmente conducidos a tratar de probar la igualdad entre la superficie del pequeño cuadrado y la superficie del pequeño rectángulo. El artificio que constituye la recta AK se impone. Si a la izquierda de la figura se consigue la identificación cuadrado-rectángulo, es evidente que también podrá obtenérsela a la derecha. Tomemos la mitad del cuadrado, o sea el triángulo ABD, y la mitad del rectángulo, o sea el triángulo BHE. El triángulo ABD es igual al triángulo DBC (la misma base DB y la misma altura AB). El triángulo BITE es igual al triángulo ABE (la misma base BE y la misma altura BH). . 161 Se percibe de inmediato que las forméis a comparar son ahora muy diferentes; no será posible identificar sus superficies por el recorte y el contrachapeado. Veamos cuáles son los medios con los que se logrará esta identificación esencialmente indirecta (figura 4). Es suficiente comprobar que los triángulos DBC y ABE son iguales corno que tienen un ángulo igual (DBC = ABE) comprendido entre dos lados iguales uno con otro. Finalmente, recorriendo esta cascada de identidades se adquiere el convencimiento de que el cuadrado el rectángulo son iguales a la izquierda y, como decíamos hace un instante, lo mismo ocurre, naturalmente, para el cuadrado y el rectángulo de la derecha. La proposición ha sido pues, bien demostrada, como lo quiere la filosofía de Meyerson, por una serie de identificaciones. Sin embargo, es preciso mantener una finalidad en esta larga lista' de identidades. En su primer aspecto, la convicción deja una impresión de lentitud. Sólo adquiere solidez si es aprendida, si la enumeración do los conocimientos intermedios se efectúan con cierta rapidez. La convicción es solidaria de una organización de la memoria. Cuando la memoria ha sido organizada por la inducción racional, los elementos de la demostración se condensan. Finalmente, esta condensación puede imitar a una intuición. Un maestro hábil debe llevar al alumno a esta condensación intuitiva, pero para eso no debe descuidar el psicologismo de la velocidad del pensamiento. Al final del capítulo volveremos sobre este aspecto pedagógico. 162 Ante una propiedad tan bella como la descubierta por Pitágoras en el triángulo rectángulo, la filosofía del realismo platónico de las ideas ha podido darse libre curso. En efecto, el triángulo rectángulo, adornado por su greca geométrica con la maravillosa igualdad que impone a sus tres cuadrados, bien puede servir de ejemplo para una realidad de las ideas puras. Pareciera que la contemplación .de la figura 4 determinase en el alma matemática una verdadera admiración racional. Esta admiración es un elemento psicológico indispensable del racionalismo activo. Reemplaza al hecho- por un valor. Lejos de reducir estevalor, como lo reclamaría la estricta disciplina de una fenomenología hussediana, intentaremos cultivarlo siguiendo ahora paso a paso los diferentes estadios de una hermosa lección de Georges Boulígand. Limitaremos nuestra tarea a ofrecer comentarios filosóficos de esta lección. Esos comentarios nos conducirán a la conclusión siguiente, de la que en otras ocasiones encontraremos muchos ejemplos: la realidad mayor no se vincula con las primeras comprobaciones efectuadas sobre una figura particular inmediatamente aprehendida. Muy por el contrario la mayor realidad de las ideas se encuentra del ladode la mayor generalidad obtenida por una intuición muy elaborada. Seremos así llevados a sustituir el realismo matemático ingenuo que realizaba una figura (es decir, un "fenómeno matemático") por un realismo matemático más abstracto que realiza una causa profunda-, .es decir, un "noúmeno matemático". Una vez que el espíritu ha tenido acceso a ese noúmeno matemático, se mide su riqueza ele producción en fenómenos matemáticos y se acaba por comprender que el enunciado de pitágoras no es más que un caso particular entre una infinidad de piros, un caso especial que no asume todo su valor sino por su inclusión en una ley general. Cuando se busca, con Bouligand, la razón profunda del teorema de Pítágoras; cuando se pretende aislar, como dice Boulígand, el elemento causal de la demostración, dicho de otro modo, cuando se busca la causa por la cual el cuadrado viene a ilustrar una propiedad relativa a las extensiones de los lados del triángulo rectángulo, no tarda, en verse, corno vamos a. mostrarlo, que esa causalidad del cuadrado es sólo ocasional. El cuadrado no es más que una figura entre mil para ilustrar la pitagorícidad del triángulo rectángulo. El cuadrado goza de un privilegio histórico inmerecido y la cultura recurrente va' a suprimir este privilegio. En efecto; si el cuadrado permite poner en evidencia la pitagorícidad del triángulo rectángulo, ello se debe al hecho de que el cuadrado es un polígono regular, y de que, en consecuencia, todos los cuadrados son semejantes entre sí, como son semejantes entre sí todos los polígonos regulares' de un mismo número ele lados. 163 Enseguida se torna evidente que la pitagorícidad del triángulo rectángulo vale para todo polígono regular. En la hipótesis donde el teorema de pitagoras es demostrada con su forma clásica, fácilmente nos convencemos de que os verdadero para los triángulos equiláteros (figura 5). En efecto: la superficie de un triángulo equilátero construido sobre el lado de un cuadrado es igual a la superficie del cuadrado multiplicada por . La figuración triangular corresponde desde el punto de vista de la dimensión de las superficies, a la figuración cuadrangular reducida en una proporción determinada por el factor Dicho de otro modo, basta se multipliquen por el factor los dos miembros de la ecuación ofrecida por el teorema de Pitágoras clásico para tener el teorema nuevo: El triángulo equilátero construido sobre la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los triángulos equiláteros construidos sobre los otros dos lados. 164 Otro factor, esta vez mayor que la unidad, haría válido el enunciado para los pentágonos '(figura 6). En forma general, podemos enunciar la propiedad siguiente: un polígono regular de n lados construidos sobre la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los polígonos regulares de n lados construidos sobre los otros lados del triángulo. El teorema que acaba de recibir tan bella extensión puede aún Conocer otra. Dicho teorema vale para codos los polígonos regalares. Reflexionando sobre, esta regularidad descubriremos la causa profunda de la proposición de Pitágoras generalizada. La noción de regularidad sólo juega aquí, en electo, un papel de economía verbal. La causalidad es más -profunda; no reside en la regularidad de los polígonos. Encontraremos la noción causal si pensamos que todos los polígonos regulares de n lados son semejantes entre sí. Todos los cuadrados son semejantes, todos los triángulos equiláteros son semejantes, todos los pentágonos son semejantes. Dicho de otro modo, en el reino de las ideas, abstracción hecha de las dimensiones, no hay sino un cuadrado, un triángulo equilátero, un pentágono. Si una figura particular goza de esta especie de similitud implícita, de esta similitud que no se expresa, en seguida ofrecerá un enunciado pitagórico. Por ejemplo, el semicírculo construido sobre la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma ele los semicírculos construidos sobre los dos otros lados (figura 7). 165 Así, buscando el carácter de causalidad- racional se pasa sucesivamente del cuadrado a los polígonos regulares, y de los polígonos regulares a las figuras semejantes. El carácter causal es la similitud. Desde luego, poco nos importa que la geométrica griega construida alrededor del triángulo rectángulo sea reemplazada por un libre festón, desde que se impone la similitud ele las tres figuras. De este modo, comentando la figura 8 podrá decirse, para ser breves: el dromedario construido sobre la hipotenusa de un triángulo rectángulo es igual a la suma de los dromedarios construidos sobre los otros dos lados. Hemos alcanzado pues la suprema generalidad de la antigua proposición de Pitágoras por el solo hecho de que hemos descubierto su causa racional. Esta proposición se presenta como una administración muy curiosa de las figuras semejantes. Sólo el triángulo rectángulo ofrece esa equilibrada distribución de las superficies. Un triángulo cualquiera no goza de esta propiedad que, por lo tanto, es característica del ángulo recto. Si se agrega que el carácter de ortogonalidad no se mantiene en una proyección, se comprenderá que no ha habido ninguna "pitagoricidad" en geometría proyectiva. Finalmente, si se recuerda que la geometría euclidiana está ligada al grupo de los desplazamientos y de las similitudes, se ve pues que el teorema de Pitágoras rige los aspectos más profundos de la geometría euclidiana. El teorema de Pitágoras tiene, por lo tanto, un valor filosófico considerable. Demostrarlo en toda su generalidad, en los desarrollos de una identidad 166 continuada, es del mayor interés." Limitarlo al caso de los cuadrados es mutilarlo. Sobre los cuadrados no se ve el alcance de la pitagoricidad, la jerarquía de la idea pitagórica. Sobre el fondo de la caverna, sobre la pizarra, no se ve sino la sombra de una gran verdad inteligible. El cuadrado no es más que un accidente; es la similitud, "idea abstracta", lo que da la ley. La forma abstracta trae consigo la plena luz. Sólo una vez realizado el valor racional de la idea abstracta nos damos cuenta de que la mayor comprensión va a la par con la mayor extensión. Es extendiendo al extremo una idea como se capta su comprensión máxima. Pero toda esta larga identificación cuyas etapas acabamos de establecer permanece todavía bajo la dependencia del teorema históricamente primitivo. Es suponiendo la demostración- hecha para el cuadrado que hemos inferido las demostraciones extendidas primero a los polígonos regulares y después a las figuras semejantes. ¿Tiene el teorema inicial do Pitágoras un privilegio histórico intangible? Si pudiéramos efectuar la demostración primera, sobre otra figura particular, seguramente podríamos además deducir su aplicación al cuadrado. Es lo que hizo Bouligand, con un caso de maravillosa simplicidad. El probó en cierto modo la pitagoricidad intrínseca del triángulo rectángulo. Como base de demostración eligió triángulos rectángulos semejantes al triángulo central (figura 9). Veamos la figura: de inmediato se manifiesta que los triángulos construidos sobre los lados pequeños no son otra cosa que los triángulos AHB у АНС determinados por el triángulo dado - por la altura AH. Naturalmente, el triángulo construido sobre la hipotenusa es el triángulo simétrico del triángulo dado. Señalemos al pasar que la recta AK, elemento de la demostración 167 "inesperado" en la demostración dogmática, no es otra que la al-tura AH prolongada. ¿Pero solamente es útil trazar triángulos exteriores? ¿No es suficiente un poco de gusto por el pensamiento abstracto constructivo para contemplar, reducida al mínimo en la figura 10, la larga historia de la pitagoricidad? Vivamos esa contemplación: Tomemos un triángulo rectángulo cualquiera. Corlémoslo por altura sacada del vértice del ángulo recto. Hemos construido por dentro, dos triángulos rectángulos semejantes al triangulo dado sobre la hipotenusa también puede ser construido "por dentro", El se superpone entonces al triángulo matriz. La conclusión es evidente: la suma de las dos partes ABH y ABC es igual al triángulo ABC. La demostración no necesita ningún artificio. Las demostraciones para otras figuras refluyen inmediatamente a partir ele la evidencia primará ofrecida por la figura .10. Basta escribir las proporciones S1 S2 S S1' S2' S ' Para concluir que S’ = s’1 + s’2 Puesto que S = s1 + s2 168 Comprender de una ojeada la validez de esta última ecuación es suficiente para inferir que el cuadrado constando sobre la hipotenusa es igual a la suma ciclos cuadrados construidos sóbrelos catetos (figura 11). Así, con el descubrimiento ele Georges Bouligand, el teorema de Pitágoras pierde su privilegio histórico. O más bien se ve aparecer la noción de privilegio epistemológico. La epistemología nos enseña una historia científica tal como hubiera debido ser. Sorprendemos la acción del pensamiento que se expresa en la locución señalada precedentemente: se lo hubiera debido prever. Se hubiera debido prever que la pitagoricidad estaba inscripta en el triángulo rectángulo, sin ninguna figura anexa, sin la menor contingencia de figuras anexas. La epistemología nos sitúa entonces en un tiempo lógico, de razones y consecuencias bien colocadas, que no tiene ya la lentitud de la cronología real. Ese tiempo lógico tiene una rapidez deliciosa. El teorema de Bouligand nos hace pensar velozmente. Nos hace adquirir una de las dichas del racionalismo activo. Las ideas están en un orden racional tal que su enumeración puede ser estrechada en un lapso muy breve. Alcanzamos así la intuición de lo discursivo. Porque es necesario sostener un largo conocimiento discursivo en el mismo instante en que se contempla la figura 10. Y el empirista que se limita a verificar mal podría hacer el balance de las convicciones racionales condensadas en ella. Si nos limitamos a verificar en esa figura no veremos más que la confirmación ele la regla: el todo es igual a la suma de: sus partes, simple perogrullada de la intuición. Hacen falta muchos pensamientos —y pensamientos en orden— para ver que el triángulo rectángulo provisto de su altura no es otra cosa que el germen 169 replegado de la pitagoricídad, el germen de la auto-pitagorícidad más pura y más completa. Una vez determinados los dos cotiledones del triángulo rectángulo, se conocerá toda la floración posible del teorema. Pero entonces si se miran, no ya las cosas (el triángulo rectángulo cortado) sino las ideas, es a un desarrollo inverso al tipo de explicación meyersoniano que hay que entregarse. No se trata va de una explicación sino de una complicación. A partir del teorema lógicamente primero, marca de un privilegio epistemológico insigne bien merecido, una serie inagotable de complicados problemas encuentra solución. La contemplación de la figura 10 despierta las mayores ensoñaciones de la razón enseñante. El profesor de matemática podría decir a su discípulo: "Corta el triángulo rectángulo en dos y piensa. Tienes una verdad primera, una belleza racional primera. Ella, iluminará toda tu vida de geómetra. Ella te enseñará a ir a lo esencial. Si alguna esfinge malévola te plantea, en un examen, este enigma: Pruébeme que el dodecágono construido sobre la hipotenusa del triángulo rectángulo es igual a la suma de los dodecágonos construidos sobre los catetos, aplica la máxima de Peer Gynt: toma un atajo. No te pierdas en los meandros de los doce lados, en el negro revoltijo de las diagonales. Georges Bouligand, al suscitar en ti el racionalismo despierto, te ha enseñado a pensar como si fueras un dios geómetra, a trabajar sin hacer nada." El pensamiento matemático que ha vivido, el desarrollo de la causa primera de un teorema, puede asombrarse del juicio de un .Hegel sobre la matemática en general. Remitámonos a La Phénoménologie de l'Esprit (trad. Hyppolite, t. I, págs. 3G, 37). Precisamente, Hegel toma como ejemplo el teorema de Pitágoras y se apoya en el hecho de que la demostración clásica —que cree única— resulta "una operación exterior": 'Ta naturaleza del triángulo rectángulo no se desdobla de por sí tal-y como se expone en la construcción necesaria para probar la proposición que se expresa en sus proporciones; toda la operación de la que brota el resultado es un proceso y un medio del conocimiento". "En el conocimiento matemático la intelección es exterior a la cosa, de donde se sigue que con ello se altera la cosa verdadera. De ahí que, aun conteniendo sin duda proposiciones verdaderas el medio, la construcción y la demostración, haya que decir también que el contenido es falso. Para seguir con el ejemplo anterior, el triángulo resulta desmembrado y sus partes pasan a ser elementos de otras figuras que la construcción hace nacer de él. Solamente al final se restablece de nuevo el triángulo, del que propiamente se trata, que en el transcurso del procedimiento se había perdido de vista y eme solamente se manifestaba a través de fragmentos pertenecientes a otras totalidades... Por lo que al conocimiento se refiere, al 170 principio no se da uno cuenta de la necesidad de la construcción. Esta necesidad no se deriva del concepto del teorema, sino que viene impuesta y hay que obedecer ciegamente al precepto de trazar precisamente estas líneas, cuando podrían trazarse infinidad de líneas distintas, sin saber nada más del asunto, aunque procediendo con la buena fe de creer que ello será adecuado a la ejecución de la demostración. La adecuación al fin perseguido se pondrá de manifiesto con posterioridad, lo que quiere decir que es puramente externa, porque sólo se revela más tarde en la demostración." Hemos citado esta larga página pues olla expresa con gran claridad :el juicio filosófico que acostumbra emitirse sobre las demostraciones matemáticas. Ella nos demuestra, además, que Hegel no se comprometió realmente en el pensamiento matemático. Para él, el ser matemático no remite verdaderamente a una conciencia específicamente 'matemática. En este punto la tesis hegeliana no saca provecho de la instalación del espíritu en el reino de la necesidad propia de la cultura matemática. Mientras que Hegel vio con tanta profundidad la dialéctica del amo y del esclavo en el reino de la vida moral y de la vida política, no vivió esa comunión en la necesidad que sintetiza la dialéctica del maestro y el discípulo en la cultura matemática. En una cultura semejante no puede decirse que la construcción sea impuesta por el maestro y que el alumno no tiene más que obedecer. Habiendo descubierto la razón profunda, la causa primera de un teorema, se trascienden las contingencias de la simple comprobación. Se abandona el empirismo del pensamiento por el racionalismo del 'pensamiento. Desde que hemos encontrado la esencia de la noción matemática, participamos de la necesidad de su desarrollo, nos volvemos conciencia de una necesidad. Sin embargo, podríamos acudir al mismo Hegel para mostrar el valor central de la demostración de Bouligand. La noción ele pitagoricidad fue descubierta por"Bouligand al poner éste de manifiesto suriqueza de desarrollo. Y cuando Hegel dice "la verdadera metamorfosis sólo pertenece a la noción pues el cambio de la noción no es sino un desarrollo", casi no se hallará mejor ejemplo que las metamorfosis dela noción de pitagoricidad, que implican las figuras más variadas con la única condición de la similitud. Si no nos servimos de "metamorfosis'' fundadas en la similitud, permaneceremos en el empirismo de las proposiciones separadas. Al carecer de la potencia metamorfosis nos falta el impulso racionalista que junta las proposiciones. En verdad, hemos hallado una causa de pensamientos. Y esta causa es particularmente autónoma. . Ella no pedirá la convicción de una intuición sensible. Ella nos permite definir a la pitagoricidad como dominio delo racional. ¿De qué ahora recordar que el triángulo cuyos lados son 3, 4, 5 es rectángulo por el solo hecho de que sus lados obedecen a la relación aritmética 171 32 + 42 = 52 y que los primeros constructores, con una cuerda marcada en tres puntos A, B, C, podían levantar perpendiculares? Todas estas consideraciones, cualquiera que sea su validez histórica, son ya epistemológicamente secundarias. Nos entregan a las contingencias históricas en un problema en el cual el racionalismo acaba de administrar una total apodicticidad, una apodicticiclad continuada. Veamos ahora un orden de cuestiones que sólo tiene sentido sí, a la manera de la fenomenología clásica, descartamos todo psícologismo. Sin embargo, nos parecen importantes y merecedoras de examen si queremos darnos cuenta de la productividad del pensamiento. Esas cuestiones apuntan a la rapidez del saber. Esta rapidez del pensamiento corresponde a un fenómeno de interintelectualidad fenómeno que ingresa en el programa de estudios del racionalismo aplicado desde que se comprende la importancia de la aplicación de un espíritu sobre otro, en una puesta en correspondencia de los pensamientos discursivos. La mejor prueba de la exactitud ele esta aplicación es que provoca una incitación a pensar. Mientras que el empirismo no puede proponer ninguna regla para pensar en conjunto, el racionalismo se ve en la necesidad del desenvolvimiento común ele un pensamiento común. En el racionalismo existe una obligación de pensar. Pero como el pensamiento racional es un pensamiento de reorganización, un pensamiento de segunda organización, se designa como animado, como acelerado por una conciencia de su finalidad. La lección tratada por Bouligand reorganiza fácilmente un saber cuyo .desmenuzamiento sería difícil. Vemos pues que podrían intentarse estudios dirigidos a determinar una suerte de homología del pensamiento (αpµω: yo pongo en movimiento). Si la fenomenología no estudia tales fenómenos de incitación, tal temporalidad del encadenamiento, es porque casi siempre se dirige a los conocimiento comunes, que siempre están fragmentados. La fenomenología se bloquea entonces en identidades definitivas, y pierde de vista la repetición constante de nuevas identificaciones. Como en este libro no podemos considerar en toda su extensión el problema del dinamismo del pensamiento, nos limitaremos a comentar este doble principio pedagógico: pensad con lentitud y repensad con rapidez; el reino del repensamiento es el reino mismo del racionalismo. Para el primer consejo bastará escuchar las razones de Hegel: "La meta es la penetración del espíritu en lo que es el saber. La impaciencia se afana en lo que es imposible; en llegar al fin sin los medios. Por una parte, no hay más remedio 172 que resignarse a la largura de este camino, en el que cada momento es necesario; por la otra hay que detenerse en cada momento, ya que cada uno de ellos constituye de por sí una figura total individual." En suma, hay que detenerse por largo tiempo en el pensamiento de una noción fundamental para hacer de .ella, un centro de relaciones, para que ella se convierta en una totalidad del pensamiento; después, vendrá la hora de la dialéctica de la determinación y de la comprensión. La causalidad de la noción, en el sentido con que Bouligand habla de la causalidad en matemática, se acompaña de una finalidad de la noción. Nos hallamos pues ante el problema de .la reeducación, ante el problema del repensamiento. Rudyard Kipling decía que un explorador pone en orden sus recuerdos y sus antojos por una línea de dominio. También el científico deberá tener una línea de dominio que ligue sus pensamientos de retrospección, inspección y prospección, y será preciso que recorra esta línea con rapidez. Comprenderemos entonces que la línea de dominio de la necesidad es una línea de velocidad máxima. Nos parece así que, al lado de la anatomía de las ideas realizadas por la enumeración cartesiana, debe ponerse de manifiesto una verdadera fisiología de la ideación. Y esta fisiología es un carácter profundo. Entonces podrá constituirse un racionalismo activo, activista, en el cual consideraciones de demostración más breve, de velocidad del pensamiento, vendrán a agregarse a la puesta en orden de los pensamientos. Por la velocidad del pensamiento los valores de orden pasan del empirismo al racionalismo. El buen orden de los pensamientos se convierte en un orden desahogado, feliz de los pensamientos. La dicha intelectual que se experimenta al seguir la demostración de Bouligand es señal de un calor de rapidez inherente al pensamiento. Pensar con rapidez resulta entonces un corolario dinámico del pensar con claridad. ¿Un corolario? Claridad-rapidez, rigor-vigor, comprensiónpenetración: otras tantas palabras para decir lo mismo, oíros tantos dobletes para ofrecer, juntos, las características del pensamiento dinámico. Todos estos dobletes trazan una psicología del pensamiento despierto sin la cual en modo alguno habría cultura científica. La claridad, el rigor, la comprensión de las consecuencias, son consideraciones comunes, pero la consideración de los elementos dinámicos parece inútil. Una enseñanza a la vez viva y difícil no puede, sin embargo, ignorarlos. D'Alembert decía a algunos filósofos lógicos, inquietos por los comienzos un poco confusos para la lógica de la geometría: "Id, y la fe llegará a vosotros." En efecto, pareciera que en las primeras lecciones los conceptos geométricos estuviesen todavía en rodaje y que la convicción geométrica tuviera necesidad de cierto impulso para revelar su alcance. Más 173 adelante tendremos muchos ejemplos de esta insigne paradoja: cuanto más se prolonga un pensamiento racional, más se acelera. En la cima de la matemática se piensa más rápido que en su base. Como otros científicos, el matemático debe retener el lema de Lamennais: "Quod facis, fac citius." Piensa más rápido, la razón es veloz. La razón es un aspecto de la vitalidad humana. La razón es una velocidad. Mutilaremos la descripción si la desprendemos de la dinámica que la anima. Todo trabajador de la prueba tiene conciencia de use dinamismo, que siempre deberemos asociar con la noción de dificultad. 4.9. CONOCIMIENTO COMÚN Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICO Epistemológicamente, y en su desarrollo contemporáneo, las ciencias físicas y químicas pueden ser caracterizadas como dominios del pensamiento que rompen abiertamente con el conocimiento vulgar. Lo que se opone a la comprobación de tan profunda discontinuidad epistemológica es que la "educación científica", que parece bastar para la "cultura general", no se dirige sino a la física y a la química "muertas", en el sentido con que se dice que el latín es una lengua "muerta".. Nada hay en ello de peyorativo si lo único que se quiere señalar es que existe una ciencia "viva". El mismo Emile Borel demostró que la mecánica clásica, Ja mecánica "muerta", era una cultura indispensable para el estudio de las mecánicas contemporáneas (relativista, cuántica, ondulatoria). Pero los rudimentos no son ya suficientes para determinar los caracteres filosóficos fundamentales de la ciencia. El filósofo debe tomar conciencia de los nuevos caracteres de la ciencia nueva. Creemos pues que las revoluciones científicas contemporáneas permiten hablar, en el estilo de la filosofía comtiana, de un cuarto período, correspondiendo los tres primeros a la Antigüedad, Edad Media y Tiempos Modernos, respectivamente. El cuarto período, la época contemporánea, consuma la ruptura entre conocimiento común y conocimiento científico, entre experiencia común y técnica científica. Por ejemplo, desde el punto de vista del materialismo, el comienzo de ese cuarto período podría ser establecido en el momento en que la materia es designada por sus caracteres eléctricos, o más precisamente, por sus caracteres electrónicos. Pondremos en relieve estos caracteres en nuestro libro sobre la mecánica ondulatoria. Aquí, nuestro propósito es poner de manifiesto el aspecto filosófico de las nuevas técnicas experimentales. El carácter indirecto de las determinaciones de lo real científico nos coloca ya en un reino epistemológico nuevo. Por ejemplo, en tanto que para un espíritu positivista se trataba de determinar los pesos atómicos, la técnica de la balanza —muy precisa, sin duda— bastaba. Pero cuando en el siglo xx se separan y 174 pesan los isótopos, resulta necesaria una técnica indirecta. El espectroscopio de masa, indispensable para esta técnica, se funda en la acción de los campos eléctricos y magnéticos. Comparado con la balanza es un instrumento que bien puede ser calificado como indirecto. La ciencia de Lavoisier, que funda el positivismo de la balanza, está en relación- continua con los aspectos inmediatos de la experiencia usual. No ocurre lo mismo cuando el electricismo se le agrega el materialismo. Los fenómenos eléctricos de los átomos están ocultos. Es preciso instrumentarlos en un conjunto de aparatos qué en la vida común no tiene significación directa. En la química de Lavoisier el cloruro de sodio se pesa como en la vida común se pesa la sal de cocina. Las condiciones de precisión cien tilica, en la química positivista, no hacen más que acentuar las condiciones de la precisión, comercial. De una precisión a la otra no se cambia la idea de la medida. Asimismo, si la posición de la aguja fijada al astil de la balanza, es leída con un microscopio, no se abandona por ello la idea de un equilibrio, de una identidad da -masa, aplicación muy simple del principio de identidad, tan sencillamente fundamental para el conocimiento común. En lo que concierne al espectroscopio de masa, nos hallamos en plena epistemología discursiva. Es necesario un largo circuito por la ciencia teórica para comprender sus antecedentes. De hecho, los antecedentes son aquí resultados. Se objetará que para separar el conocimiento común y el conocimiento científico proponemos una distinción demasiado sutil. Pero es necesario comprender que los matices son aquí filosóficamente decisivos. Se trata nacía menos que del primado de la reflexión sobre la percepción, de la preparación numérica de fenómenos técnica-mente constituidos. Las trayectorias que permiten separar los isótopos en el espectroscopio de masa no existen en la naturaleza; hay que producirlas técnicamente. Son teoremas rectificados. Tendremos que demostrar que lo que el hombre hace en una técnica científica del cuarto período no existe en la naturaleza y tampoco es una consecuencia natural de fenómenos naturales. La audiencia que debería juzgar una ruptura epistemológica semejante no está, sin duda, bien definida. Desafortunadamente, la cultura científica se halla expuesta al juicio de quienes nunca hicieron el menor esfuerzo por adquirirla. Por lo demás, ¿cómo ingresar en el cuarto estado si aún no se ha comprendido la importancia del tercero, el| sentido mismo del estado positivista? De hecho, no hay cultura científica sin una realización ele las obligaciones, del positivismo. Para superar el positivismo hay que pasar por él. Nosotros, que queremos determinar las condiciones epistemológicas del progreso científico, debemos considerar positivo al positivismo en oposición al carácter "retrógrado" ele las filosofías do la naturaleza, signada por la metafísica idealista, tomando a la palabra "retrógrado" en su bien determinado sentido comtiano. 175 Es pues a partir de la positividad de la experiencia científica propia del tercer estado de la epistemología comtiana que habremos de definir el sentido profundamente instrumental y racionalista de la' experiencia científica. Veremos que el fenómeno así definido se opone a las cosmológicas miras de las filosofías de la naturaleza. También aquí descubriremos una oposición con el conocimiento común, que gusta de prontas cosmologías. Antes de estudiar en detalle ejemplos precisos, debemos volver a señalar que al ocuparnos del esencial progreso del pensamiento científico no habremos de decidir sobre los videros morales ele la ciencia. Nuestro punto de vista no es sino el de la epistemología, lo que juzgaremos serán los progresos del conocimiento. Ahora bien, desde este punto de vista, el progreso es evidente, decisivo. Ha podido, decirse que si la noción de progreso humano se impuso fue precisamente por el carácter manifiesto del progreso de las ciencias, desde el siglo XXIII. En la actualidad las ciencias físicas nos conducen a dominios nuevos con métodos nuevos o, lo que es lo mismo, el objeto y el sujeto se encuentran, el ano por el otro, en estado de novación. ¿Cuáles serán las consecuencias humanas, las consecuencias sociales de semejante revolución epistemológica? Se trata de un problema que tampoco vamos a considerar. Asimismo, es difícil de medir el alcance psicológico de tan profundas modificaciones del intelectualismo. El especial intelectualismo que se desarrolla con la forma de un nuevo espíritu científico sé localiza en una ciudad intelectual .muy estrecha, muy cerrada. Pero hay más. En el espíritu mismo del investigador el pensamiento científico se separa del pensamiento común. - El investigador termina siendo un hombre provisto de dos comportamientos y esta división confunde todas las discusiones filosóficas. Con frecuencia pasa desapercibida, y después debe afrontar fáciles declaraciones filosóficas sobre la unidad del espíritu, sobré la identidad del espíritu. Los mismos científicos, puesto que explican su ciencia a personas que ignoran, puesto que la ensenan a alumnos, se esfuerzan por poner en continuidad el conocimiento científico y el conocimiento común. Sólo con posterioridad se comprobará que una cultura científica ha determinado una reestructuración del conocimiento una reforma del ser que conoce. La historia científica, cuando en breve preámbulo se la presenta como preparación, de lo nuevo por lo viejo, sobreestima las pruebas de continuidad. En tal atmósfera de confusión psicológica, siempre será difícil dar luz a los rasgos específicos del nuevo espíritu científico. Los tres estados designados por Augusto Comte dejan huellas permanentes en todo espíritu. La superposición de un cuarto 176 estado —fragmentario, especial de escasa profundidad— es poco susceptible de intervenir en los valores de convicción. Pero es quizás en una oposición entre los valores de la cultura y los valores de la convicción que podremos determinar mejor la recompensa que cabe esperar del pensamiento científico. Sea lo que fuere ele esos temas generales, intentaremos traer ejemplos extremadamente simples para mostrar la discontinuidad entre la evolución rutinaria y la evolución de la técnica moderna de base científica. En primer lugar, mostremos de qué modo la técnica que construyó la lámpara eléctrica de hilo incandescente rompe con todas las técnicas ele iluminación usadas por la humanidad hasta el siglo xix. En todas las técnicas antiguas, para iluminar hay que quemar una materia. En la lámpara de Edison, el arte técnico consiste en impedir que una materia se queme. La técnica antigua es una técnica de combustión. La nueva es una técnica ele no-combustión. Pero para gozar de esta dialéctica, ¡qué conocimiento específicamente racional hay que tener de la combustión! Ya no alcanza ese empirismo do la combustión, que se contentaba con una clasificación de las sustancias combustibles, con una valorización de los buenos combustibles, con una división entre sustancias susceptibles de mantener la combustión y sustancias "impropias" para ello. Para impedir la combustión hay que haber comprendido que la combustión es una combinación, y no el desarrollo de una potencia sustancial. La química del oxígeno ha reformado de arriba abajo el conocimiento de las combustiones. Por medio de una técnica de no-combustión Edison crea la ampolla eléctrica, la lámpara de vidrio cerrado, la lámpara sin tiraje. La función de la ampolla TÍO es impedir que las corrientes de aire agiten la lámpara sino conservar el vacío alrededor del filamento. La lámpara eléctrica no tiene absolutamente ningún carácter constitutivo común con la lámpara ordinaria. El único carácter que permite designar a las dos lámparas con la misma palabra es que ambas iluminan la habitación cuando llega la noche. Para acercarlas, para confundirlas, para designarlas, se ha hecho de ellas el objeto de un comportamiento de la vida común. Pero esta unidad de fin no es una unidad de pensamiento sino para aquel que sólo piensa en el fin. Es este fin el que sobrevalora las descripciones fenomenologías tradicionales del conocimiento. A menudo los filósofos creen darse un objeto dándose su' nombre, sin caer en la cuenta de que el nombre trae una significación que sólo tiene sentido en un cuerpo de costumbres, "He aquí a los hombres. Una vez que se les mostró el objeto están satisfechos; esto tiene un nombre; ya no olvidarán más ese nombre", dice Jean de Boschére, en L'Obscur á París (Lo oscuro en París), pág. 63. 177 Pero se nos objetará que al tomar como ejemplo la lámpara eléctrica nos hemos colocado en un terreno demasiado favorable a nuestra tesis. Seguramente, se dirá, el estadio de fenómenos tan nuevos como los fenómenos eléctricos podía proporcionar a la técnica de la iluminación medios totalmente nuevos. Pero no es sobre esto que polemizamos. Lo que queremos demostrar es que en la misma ciencia eléctrica hay institución de una técnica "no natural", de una técnica que no toma sus lecciones en un examen empírico de la naturaleza. Como vamos a señalarlo, no se trata de partir de los fenómenos eléctricos tal como se ofrecen al examen inmediato. Durante el siglo XVIII, en la ciencia natural ele la electricidad se plantea precisamente una equivalencia sustancial entre los tres principios: fuego, electricidad, luz. Dicho de otro modo, la electricidad es tomada según los caracteres evidentes de la chispa eléctrica: la electricidad es fuego y luz. "El fluido eléctrico, dice el abate Bertholon, en L'électricité des végétaux (La electricidad de los vegetales, pág. 25) es fuego modificado o, lo que viene a ser lo mismo, un fluido análogo al fuego y a la luz; pues tiene con ellos • grandes relaciones, las de iluminar, brillar, inflamar y quemar, o fundir ciertos cuerpos: fenómenos que prueban que su naturaleza es la del fuego, puesto que sus efectos generales son los mismos; pero que es fuego modificado pues difiere de él en muchos aspectos". No es ésta una intuición aislada; volveremos a encontrarla en muchos libros del siglo XVIII. Una técnica de iluminación asociada a semejante concepción sustancialista de la electricidad buscaría transformar a la electricidad en fuego-luz, transformación simple en apariencia puesto que con las dos formas, electricidad y luz, se suponía que se trataba del mismo principio material. La explotación directa de las primeras observaciones, explotación guiada por intuiciones sustancialistas, sólo pediría el aporte de un "alimentó" a ' esta electricidad fuego-luz (un pabulum, para emplear el término consagrado). Así se pondría en acción toda una serie de conceptos utilizados en la vida común, en particular el concepto de alimento, profundamente arraigado en el inconsciente. Se excavaría la comprensión de los conceptos "naturales", y bajo los fenómenos, tan raros sin embargo, de la electricidad, se hallarían las cualidades profundas, las cualidades elementales: el fuego y la luz. Hundido de tal modo en los valores elementales, el conocimiento vulgar no puede evolucionar. No puede abandonar su empirismo primero. Siempre tiene más respuestas que preguntas. El conocimiento vulgar tiene respuesta para todo. Claramente se ve en el ejemplo elegido: si la varilla de resina lanza chispas al menor frotamiento, es que está llena de fuego. ¿Por qué asombrarse ante este nuevo fenómeno? ¿Acaso desde tiempos inmemoriales no se hacen antorchas 178 con resina? Y esas chispas no son solamente luz fría, pues son chispas calientes, que pueden inflamar el agua de vida, el agua de fuego. Todas" .estas observaciones, en el empírico estilo del siglo XVIII, prueban la continuidad ele la experiencia común y la experiencia científica. El fenómeno que al principio nos sorprendía pronto no será más que un .ejemplo de la circulación del fuego por toda la naturaleza de la vida misma. Como dice Pote, empleando la docta palabra flogisto pero pensando en la palabra vulgar, en la palabra juego: "La extensión de esta sustancia (el fiogisto) es tan amplia como el universo; se encuentra expandida por tocia la naturaleza, aunque en combinaciones muy diferentes". Así, no hay intuiciones más generales que las intuiciones ingenuas. Las intuiciones ingenuas lo explican todo. Por otra parte, la física natural tiene, por supuesto, su microfísica. Ella estima que el fuego' latente está aprisionado en los pequeños alvéolos de la materia, como la gota de aceite está encerrada en el pequeño grano de colza. Al quebrar las paredes de los alvéolos, el frotamiento libera al fuego. Si esta liberación se generalizara, un fuego visible y constante se encendería sobre la varilla de resina frotada por la piel de gato: hay continuidad entre la varilla de resina y la rama combustible del abeto: "Yo considero, agrega Pott, a la materia del luego contenida en los cuerpos combustibles, al alimento del fuego, como un conjunto de prisioneros encadenados entre sí, de los cuales, el primero que se libera suelta de inmediato a su vecino, quien a su vez suelta a. un tercero, y así de seguido." Tales imágenes —que podríamos multiplicar— muestran claramente con qué facilidad establece su sistema el empirismo de observación y con qué rapidez ese sistema se cierra. Como vemos, tales como los forman los primeros observadores, los conocimientos eléctricos son asociados rápidamente a una cosmología del fuego. Y si se hubiera hecho una lámpara eléctrica en el siglo XVIII se habría planteado la siguiente cuestión: ¿cómo puede convertirse en fuego manifiesto el luego eléctrico latente? ¿Cómo puede convertirse en luz permanente la luz de la chispa? Preguntas éstas que también apuntan a una respuesta directa. Ninguna de estas concepciones del Universo puede guiar a la técnica. Volvamos pues al examen de la fenomenotécnica... La historia efectiva,' prueba que la técnica es una técnica racional, una técnica inspirada por leyes racionales, por leyes algebraicas. Bien se sabe que la ley racional que regula los fenómenos de la lámpara eléctrica incandescente es la ley de Joule, que obedece a la fórmula algebraica: W=RI2 t 179 W: energía, R: resistencia, I : intensidad, t : tiempo).I He aquí una exacta relación de conceptos bien definidos. W se registra en el contador, RI2 tse gasta en la lámpara. La organización objetiva de los valores es perfecta. Desde luego, la cultura abstracta ha cortado el paso a las primeras intuiciones concretas. No se dice ya —apenas se lo piensa— que fuego y luz .circulan por el filamento resplandeciente-, La explicación técnica sigue el sentido contrario de la explicación substancialista. Cuando se quieren determinar mejor los electos de la resistencia se acude a la fórmula: (p : resistividad del metal, l: longitud del hilo, .y : sección del hilo) y se comprende la necesidad técnica de tomar un hilo largo y fino para aumentar la resistencia, se admira, la delicadeza del hilo tembloroso bajo sus poternas de vidrio. El factor p conserva sin duda cierta reserva de empirismo. Pero es un empirismo bien enmarcado, racionalmente enmarcado. Por otra parte, contra este empirismo una ciencia más avanzada podrá venir después a multiplicar sus conquistas. Al estar vinculada con una técnica definida, al trabajar sobre una sustancia bien purificada -como el tungsteno— la industria moderna culmina en una .suerte de racionalización do la malcría, para la fábrica que produce lámparas con filamento do tungsteno, el factor p no implica ya sorpresa empírica alguna. En cierto modo, esta materialmente desindividualizado. Si en algo somos sensibles a los matices filosóficos, no podemos dejar de reconocer el trabajo ele racionalización presente en una industria que produce lámparas eléctricas en serio. Bien podemos- afirmar, pues, que la ampolla eléctrica es m» objeto del pensamiento científico. A ese título, es para nosotros un ejemplo muy simple pero muy claro de objeto abstracto-concreto. Para comprender su funcionamiento es preciso hacer un rodeo que nos conduzca a un estudio de las relaciones de los fenómenos, es decir, a una. ciencia racional, expresada algebraicamente. Es cierto que, según su temperamento filosófico, cada uno do nosotros podrá ver en tal objeto abstracto-concreto ya sea un ejemplo de empirismo compuesto, ya sea un ejemplo de racionalismo aplicado. Pero de todos modos la discusión filosófica sobre un ejemplo semejante es muestra de una filosofía dialogada. Desde nuestro punto de vista filosófico, la ampolla eléctrica es un bí-objeto. Un sartríano encontraría dos maneras muy diferentes de "reducirlo a hada". Es posible quebrar la ampolla como se quiebra un vidrio ordinario. Pero hay un anonadamiento menos brutal, más insidioso; basta con descomponer un contacto en el casquete y el objeto ha dejado de ser una lámpara. Sí la ampolla ilumina 180 mal, se le pide a la mucama que le quite el polvo como a los otros objetos de la casa. Si esto no es suficiente, se pide al técnico que verifique los contactos. "La utensilidad" tiene aquí dos perspectivas de juicios. Como es natural, si hubiésemos elegido un ejemplo más complicado, habríamos podido poner en evidencia caracteres racionales más numerosos, con relaciones matemáticas más complejas. Pero creemos que, en su simplicidad, nuestro ejemplo alcanza para dar lugar a la discusión filosófica fundamental entre' el realista y el racionalista. Aquí con toda evidencia, el objeto percibido y el objeto pensado pertenecen a dos instancias filosóficas diferentes. Es posible, pues, describir al objeto dos veces: una como se lo percibe, otra como se lo piensa. El objeto es aquí fenómeno y noúmeno. Y en tanto que noúmeno, está abierto a un porvenir de perfeccionamiento que el objeto del conocimiento común no posee. El noúmeno científico no es una simple esencia, es un progreso del pensamiento. Así se muestra desde sus primeros rasgos, y llama a otros progresos. Por ello, para caracterizar plenamente un objeto que realiza una conquista teórica de la ciencia sería preciso hablar de un noúmeno nougénico, ele una esencia que engendra pensamientos. Ese progreso del pensamiento que es el signo manifiesto de un noúmeno científico se ha vuelto manifiesto por comparación con la percepción del fenómeno. La percepción de un objeto se presenta como un signo sin significación en profundidad. Solamente remite a los otros objetos percibidos y se asocia a la percepción de otros objetos en el piano homogéneo de lo percibido. Precisar lo percibido es, simplemente, multiplicar ¡as asociaciones de la percepción. Por el contrario, precisar el objeto científico es comenzar un relato de noumenalización progresiva. Todo objeto científico lleva la marca de un progreso del conocimiento. Para mostrar la oposición entre el conocimiento común y el conocimiento científico podemos evocar las dificultades del conocimiento científico para desprenderse de los graneles valores, de los valores del universo que gobiernan los conocimientos comunes. Como siempre, vayamos a los ejemplos. Bastará con recorrer los tres tomos de las Experiences et observations sur diferentes especes d'air (Experiencias y observaciones sobre diferentes especies de aire), de Priestley (tracl. Gibelin, París, 1777), para comprender hasta qué punto los juicios de valor perturban la orientación científica. La oposición entre aire bueno y aire viciado no puede ofrecer una clasificación química profunda y durable. Des¬pués de una división semejante a cada paso se presentan falsos proble¬mas. Aun cuando conserve un germen de ideas sanas, el investigador no 181 podrá determinar su crecimiento. A menudo dio Priestley con la idea de que los vegetales "restablecían"- el buen aire, que la respiración de los animales había viciado. Muchas veces dejó morir ratones en un aire confinado para que éste llevara con seguridad la marca .del aire irrespirable. En este aire irrespirable lanzó "chorros de menta". Y entonces comienzan a determinarse valores. Si la menta mejora el aire infectado por el ratón, ¿ello se debe a efluvios aromáticos? No, pues "ese aire viciado fue también perfectamente restablecido por medio de la planta llamada pan de pájaros, que comúnmente se ordena entre las hierbas malas, y cuyo olor no es otra cosa que desagradable". En otras palabras, lo bueno y lo malo entorpecen la búsqueda de los valores del conocimiento objetivo. En realidad, las experiencias de Priestley constituyen un conjunto particularmente numeroso de experiencias relativas a la tabla baconiana de ausencia. Al pasar, mencionaremos el hecho notable de que la experiencia moderna de laboratorio trabaje muy poco con la "tabla de ausencia". La experiencia científica moderna está ya comprometida en la vía objetiva y, como tal, está casi segura de la presencia del fenómeno estudiado. Plasta cuando la experiencia científica procede por sí y por no, en una dialéctica que parece vacilar entre presencia y ausencia, al menos está segura de la definición del fenómeno preciso, a propósito del cual se plantean preguntas precisas. Sin duda a esas preguntas precisas la experiencia puede responderles negativamente. Pero esa respuesta negativa no es verdaderamente absoluta puesto que remite en seguida a una reestructuración positiva de la experiencia. Iba negación experimental, en la física moderna, nada tiene que ver con la negación de una física incoativa, en un pensamiento experimental que se dispersa en falsos puntos de partida. El bien y el mal, atribuidos a las sustancias como designaciones primeras, como designaciones fundamentales, acarrean casi automáticamente puntos de vista cosmológicos muy alejados del nivel de la experiencia particular considerada. Así, la compensación de lo vegetal respecto de lo animal en el restablecimiento del buen aire tiene, para Priestley, una dignidad cósmica. La vida vegetal lucha contra todas las malignidades, contra todas las putrefacciones: los efluvios balsámicos están para compensar los efluvios pútridos. Los bosques corrigen a los volcanes (véase t. II, pág. 39). De todos modos, es preciso detener el mal en la naturaleza (t. I, pág. 345): "todo aire nocivo debe ser purificado en la naturaleza". En suma, mediante una inversión previa del que será orden de seguridad de los conocimientos científicos objetivos, en el siglo XVIII la meteorología precede a la química. Para Priestley, si el mar está agitado, es para que se disuelvan mejor los aires viciados que han producido las inmensas putrefacciones del universo. También él utiliza la agitación del agua en un recipiente donde ha obtenido los "aires" estudiar y, en este sentido, ha hecho observaciones útiles. Pero leiéndolo 182 con atención se siente que, aun cuando no esté expresado, hay aquí un finalismo activo. El conocimiento precientífico es utilitario la química pre científica permanece ligada a la cosmología. Ella mantiene inclusive en sus estudios particulares, los principios de utilidad de finalismo del conocimiento vulgar. También el hecho de que los caracteres biológicos puestos en la fase de las investigaciones tísicas sean rasgos generales, como "la normalización" y "la vegetalización", bloquea o confunde los intentos e objetivación química (véase Priestley, loc. cit., t. II, pág. 181). ¿Cómo podría una biología extraviada guiar a una química que ha empezado mal? A las generalísimas preguntas sobre la animalización y la vegetación suceden las puntillosas preguntas de un empirismo que quiere ti triar en el detalle de los hechos. Después de haber trozado "un gallo e Indias", Priestley se pregunta si la carne blanca del pecho dará "mismo aire" que la carne negra de la pata. Priestley no percibe ninguna diferencia. Tratadas con espíritu de nitro, ambas carnes darán u aire que "se asemejaba exactamente al aire que yo había extraído el tendón de ternero" (t. II, pág. 1S3). En efecto, Priestley había analizado la experiencia con el tendón de ternero "porque su textura, más sólida que la del músculo" le había hecho pensar "que el aire que suministraba se acercaría más al de la madera" (pág. 1S2). No olvidemos que el aire "fijo" debía su nombre al hecho de que se lo hacía salir de los cuerpos sólidos en los que estaba "fijado". El orden de solidez podía por lo tanto sugerir preguntas en relación directa un los aspectos inmediatos de las sustancias. Así, el conocimiento experimental ligado al conocimiento común inmediato está tan turbado por sus rasgos demasiado generales como por sus distinciones demasiado particulares. Hay que esperar del conocimiento que esté comprometido, que haya recibido muchas rectificaciones para poder designarlo como conocimiento científico. Nuevamente nos hallamos ante la misma paradoja: la corriente de pensamiento nacionalista no "comienza". El pensamiento científico rectifica, regulariza, normaliza. Es positivoen un más allá de las negaciones pululantes del tipo que acabamos de recordar con tanta simplicidad. Desde riego quienes forman sus convicciones sobre el conocimiento común, quienes ven en las cosas comunes los principios de un Universo no pueden sacar provecho de los valores de compromiso específicos del conocimiento científico. Nuevamente enfrentamos, pues, la necesidad de la revolucionaria información del racionalismo. 183 Pero nuestra polémica sobre las relaciones entre el conocimiento común y el conocimiento científico será quizás más clara si llegamos a separar netamente el conocimiento científico y el conocimiento sensible. Para ser precisos, creemos que podremos romper con ese postulado más o menos explícito que pretende que todo conocimiento es siempre reduclible, en último análisis, a la sensación. No siempre se nos ocurre que las condiciones de la síntesis no son simétricas a las condiciones del análisis. Por lo lauto, nos será preciso atraer la atención hacia las producciones sintéticas del conocimiento y la• técnica científicos. La dominación de lo sensible se opone, por un rasgo característico del racionalismo, a la reducción a lo sensible. Dado que la mayoría de los filósofos aceptan sin discusión el postulado de que todo conocimiento sobre la realidad -ha salido del conocimiento sensible, formulan con frecuencia, como una objeción decisiva contra el conocimiento científico, el hecho de que ese conocimiento científico no puede dar cuenta de la sensación misma. Filosofías tan diferentes como el bergsonismo y el meyersonismo están de acuerdo sobre esta crítica. Así paja Meyerson, lo irracional está en la raíz misma del conocimiento sensible. Toda la racionalidad de la construcción de los conocimientos científicos no elimina la irracionalidad de la base sensible. Pensamos que muchas de las tesis que sostienen el irracionalismo de la base se agrupan alrededor de un problema mal planteado. Por ejemplo, muy a menudo se objeta la contingencia del número de los cinco sentidos. ¿Por qué cinco y no más, o menos? Así comienzan las utopías: ¿Cómo sería nuestro conocimiento del universo si tuviéramos, como sexto sentido, el sentido de la orientación que tienen las palomas? ¿Cómo sería nuestro conocimiento científico de la materia si tuviéramos el sentido eléctrico del pez torpedo? ¿Y si tuviéramos menos sentidos? Plubo un filósofo que hasta se preguntó cómo sería nuestro conocimiento si sólo tuviéramos un sentido. Así se desenvuelven las utopias ele la teoría filosófica del conocimiento en mi tiempo en que el conocimiento científico multiplica los ejemplos de nuevos conocimientos efectivos, creadores de nuevos tipos de conocimiento. Esta extensión de los métodos, esta multiplicación de los objetos no atraen la atención de los filósofos. Los filósofos creen poder instruirse imaginando situaciones elementales. Nueva prueba de que al estudiar los orígenes, los filósofos creen poder descubrir creaciones. En la polémica sea sustituido racionalista de argumento que contra el racionalismo hasta provoca asombro que un sentido no por otro sentido, lo (pie sería deseable para una filosofía la identidad. Para quienes sostienen el irracionallsmo es un la oreja no pueda ver, que el ojo no pueda oír. Meyerson llega a 184 utilizar este burdo sarcasmo: se nombraron expertos para saber si es cierto que a la luz de las "treinta y seis candelas" que había visto al recibir un puñetazo en el ojo, un hombre hubiera podido, en la noche más oscura, reconocer a su agresor. Pero dejemos de lado los argumentos previos y tratemos de probar el movimiento andando, tratemos de seguir al acto de conocimiento conociendo. Tornaremos un ejemplo lo más preciso posible, el de la ordenación de los colores. Vamos a esbozar un paralelo entre los colores inteligibles y los colores sensibles, estableciendo una distinción que, si se la trabajara, podría volverse, tan clara como la distinción de Malebranebe entre la extensión inteligible y la extensión sensible. Con este simple ejemplo nos resultará fácil mostrar que la física por una parte y la biología y la psicología- por la otra no plantean los mismos problemas. En verdad, es una simpleza hablar de irracionalismo por el hecho de que la racionalidad de un dominio no puede ser puesta en total coincidencia con la racionalidad de otro dominio. Aceptar esta crítica sería seguir la inspiración de un racionalismo absoluto, incondicionado, que por su dogmatismo llama al dogmatismo del irracionalismo contrario. Más adelante pediremos a nuestros adversarios que no confundan los géneros y que no exijan justificaciones en la ciencia física para las ciencias biológica y psicológica. Una vez distinguidos los "géneros", tendremos que preguntarnos de qué lado el compromiso es más profundo, más activo. Veremos que el compromiso con los colores inteligibles es, de lejos, un compromiso marcado por el progreso humano, un compromiso fundado sobre el porvenir del pensamiento y no sobre el pasado de la sensación. Para llevar a fórmulas chiras la diferencia de ordenación de los colores, en física por una parte y por la otra en biologíay psicología, podríamos decir: La ordenación de los colores en física es lineal. \JX ordenación de los colores en biología es circular. Físicamente, la dispersión de los colores por el prisma en la experiencia de Newton da el siguiente orden lineal: violeta, índigo, azul, verde, amarillo, anaranjado, rojo Biológicamente, un estudio de las sensaciones nos da, por fusiones progresivas, el mismo orden, pero este estudio de las sensaciones nos prescribe tornar un esquema que traduce una vecindad entre el rojo y el violeta. Habrá pues que disponer los colores circularmente, como en el esquema de la figura 12. 185 Inclusive podremos dejar que en el círculo subsistan sólo los tres colores fundamentales-, azul, amarillo y rojo, puesto que todos los matices del verde pueden obtenerse en una fusión progresiva del azul y el amarillo, y lo mismo para el anaranjado en la mezcla de amarillo y rojo, y lo mismo para el violeta y el índigo en la mezcla del rojo y el azul. Estas simplificaciones desempeñaron un importante papel en las discusiones del período pre científico. Mientras que el estudio científico dela ordenación lineal proporcionó el mismo poder de individualización a todos los colores, a todos los matices, la ordenación circular pretendió aislarlos tres colores fundamentales 186 atribuyéndoles un realismo dominante. Señalemos desde ahora, antes de volver a ello, que los colores azul, amarillo y rojo no son fundamentales sino para la visión, para el ojo humano. Es en el plano biológico retiniano que los colores fundamentales deberán re-velar su privilegio. ¿Habrá que objetar ahora, con los filósofos, que al no dar cuenta de sensible entre el violeta y el rojo la ciencia física se presenta abstracción? ¿o, por el contrario, habrá razón para denunciar sobrecarga esa vecindad violeta-rojo totalmente ausente en la inteligible de los colores? la vecindad como una como una ordenación ¿Qué ofrecería una física que partiera verdaderamente de da ordenación circular de los colores, asumiendo a esta ordenación como la más real, como la más concreta? Se sabe, por la historia, lo que sería una ciencia física tal. En efecto, por ese camino encontraríamos a las pseudo-físicas de Goethe y de Schopenhauer, dos célebres doctrinas que conducen a no comprender los problemas de la física aun cuando se acepte discutir estos problemas. En ese orden circular es imposible hacer entrar al ultravioleta y al infrarrojo, es imposible seguir esa enorme expansión, a la vez inteligible y experimental, que ha extendido de los rayos hertzianos a los rayos X y a los y el ordenamiento esencialmente lineal de las frecuencias luminosas que especifican los colores. Uno de los mayores descubrimientos de todos los tiempos —la uniformidad de principio de las radiaciones más diversas en su fenómeno— sería inasimilable si nos fundáramos en la argolla de la ordenación sensible de los colores. Hay que introducirse en la ciencia contemporánea general de las radiaciones para situar correctamente la ciencia particular de las radiaciones luminosas. Es entonces comprensible que el realismo no pueda ser ya atribuido al caso particular. Si ahora se le pide a la ciencia general que explique la vecindad rojo-violeta, tendrá derecho a localizar el problema designándolo como problema netamente biológico. La ciencia física no debe retener ese carácter del conocimiento común dándole el estatuto de fenómeno fundamental, de fenómeno físicamente primero. Aquí como en todas partes el espíritu científico moderno es una reacción contra la confusión de los géneros, quiere el problema preciso en una problemática determinada. De allí que el conocimiento común no esté ya habilitado para plantear directamente las preguntas. ¿Por qué el violeta está cerca del rojo? El conocimiento sensible, el conocimiento vulgar, el conocimiento de la tintura y de los colores materializados sobre la paleta, todas esas experiencias parecen plantear directamente la pregunta. Y la intuición íntima puede gozar de un violeta que vira dulcemente hacia el azul o se excita Hacia el rojo. Pero tales situaciones 187 no pueden ser explicadas científicamente sino por estudios de química retiniana, por reconstrucción de las organizaciones pigmentarias. La fisiología ocular y la psicología de la sensación visual están en juego. La física, en sus determinaciones objetivas, no podría tomar de comienzo esto problema. Este problema ele química, de fisiología ocular, no debe desviar la ópticade sus bien definidas investigaciones. A ningún físico se le ocurriría explicar la sensación visual por la Tísica, de las vibraciones. Es un problema que él remite al biólogo y al psicólogo. Además, el físico tiene muchas otras cosas que hacer. En particular, se esfuerza por reconstruir los elementos físicos de la sensación. En este aspecto, el pasaje de la fotografía sin color a la fotografía en colores está lleno de enseñanzas. ¿Es preciso decir que la fotografía en colores evidentemente no está en continuidad con la experiencia común? Desde el punto de vista del Colorista o del tintorero, es incomprensible. Pero hemos perdido la facultad de admirar las bases científicas de las prodigiosas técnicas modernas. ¿Quién se acuerda de la época en que la fotografía en colores era una quimera? Hace menos de un siglo Louis Figuier aún decía que el clisé en colores era la piedra filosofal de la fotografía. Por lo demás, filosóficamente es notable que dos procedimientos fotográficos muy diferentes hayan resuelto el problema ele la fotografía en colores: uno, basándose en cierto modo sobre la ordenación circular de los colores, el otro sobre la ordenación lineal. La ordenación circular estaba en la base de los pensamientos del poeta Charles Cros cuando éste formulaba los principios ele lo que se convertiría en el procedimiento tricromo. Para Charles Cros, "los colores son esencias que, lo mismo que las figuras, tienen tres dimensiones". (Charles Cros, Poemes et Proses (Poemas y prosas), ed. Gallimard, pág. 1225). "Las tres especies elementales del color son: el rojo, el amarillo,; el azul" (pág. 226). Será pues necesario, piensa Charles- Cros, "sacar tres pruebas diferentes'' y enseguida superponerlas: el ojo hará una síntesis —grosera pero suficiente— de las tres pruebas. "Cuando no sé obtenga ninguno de los tres colores, se tendrá el negro; cuando se emplee uno solo, o dos, o tres en proporciones especiales, se tendrán, todas las tintas posibles, simples o mixtas, incluido el blanco puro"(pág. 231). En cierto modo el procedimiento actual ofrece una triple receptividad en la misma placa, con tres clases de granulos sensibles a los colores fundamentales. Como se ve, con una técnica, semejante las condiciones de la visión han sido puestas inmediatamente en la base do las investigaciones. 188 De algún modo el segundo procedimiento es más serenamente objetivo, proporciona una satisfacción mayor al espíritu científico, aunque se haya revelado menos apto para las realizaciones industriales. Es el procedimiento utilizado por Gabriel Lippmann hace medio siglo. Consiste en registrar en el espesor mismo de la capa sensible de la placa fotográfica las interferencias que corresponden objetivamente a todos los colores, a todos los matices del paisaje fotografiado. Esta vez, no hay que considerar ya los colores fundamentales; cada color del mundo objetivo lleva su trazo particular, según su propia longitud de onda, a la materia química. La variable determinante es la longitud de onda, variable que ubica al color en el orden de los colores del prisma. Al final de una lección sobre las interferencias, asistí a la proyección de varios clisés tomados por Lippmann durante sus vacaciones: las tomas del bosque de Fontaincbleau aún se conservan en mi memoria. Y para mí ese recuerdo es ejemplo ele una extraña mezcla de placer visual y placer del espíritu. Siguiendo-la realización de una experiencia semejante se siente la presencia del racionalismo aplicado. Tal vez nunca una hipótesis científica haya recibido una verificación tan pertinente, tan minuciosa. Aquí la hipótesis científica, en el detalle mismo de las ideas y de las técnicas, se encuentra verificada, se encuentra recruzada. Aquí la hipótesis es un plan ele racionalización racional. ¡Cuán lejos estamos de esa epistemología que toma a la hipótesis como un andamiaje provisorio, como un grupo de cómodas suposiciones! Pero, naturalmente, ese complejo de pensamientos racionales y de experiencias técnicas es letra muerta para todo espíritu, este prefiere la meta al camino, para todo filósofo que de la ciencia sólo pretende obtener resultados, sin seguir la vida del progreso de los pensamientos. 4.10. LOS RACIONALISMOS REGIONALES ¿Es sana la idea de determinar regiones distintas en la organización racional del saber? ¿No choca con ella la tradición filosófica de un racionalismo enamorado de la total unidad? Y una objeción más grave: la idea de regionalizar el racionalismo, ¿no choca contra todos ¡os esfuerzos de la epistemología contemporánea por fundar la ciencia, por hallar el fundamento ele toda ciencia? No responderemos a tales objeciones. Dejaremos a nuestro lector el cuidado de decidir, después de habernos leído, si la constitución de regiones separadas en una doctrina racionalista del saber es filosóficamente útil, si corresponde a un progreso efectivo en el desarrollo actual del espíritu científico. No obstante, para orientar mejor nuestra discusión, debemos decir brevemente por qué no abordamos en esta obra el problema de los fundamentos. 189 En primer lugar hay una razón de programa. Queremos examinar en especial el simple problema de la información racional de la experiencia y asimismo, de una manera más precisa, el problema de la preparación racional de la experimentación científica Hemos creído que podíamos dejar de lado el tan especial problema del fundamento de la matemática, problema que ha ocupado a los más grandes espíritus pero que acaba por ser, también él, una región particular del saber, una problemática autónoma. Es un hecho: son muy pocos los matemáticos que se interesan por el problema del fundamento de la matemática. En segundo lugar, para abordar nosotros mismos ese problema nos hubiera sido preciso aislar en el conjunto de las filosofías que discutimos la instancia del logicismo. Sobre este punto, lo mejor hubiese consistido en resumir las tesis de Husserl. Pero sobre una base más amplia podíamos tratar felizmente el problema epistemológico que nos ocupa, el de la valorización del saber, el de la adhesión a valores del pensamiento. Frente al psicologismo, el logicismo se presenta como un reino de valores. Una norma es esencialmente diferente de un hecho. Ahora bien, recorriendo el debate entre el racionalismo y el empirismo tenemos tantas ocasiones para definir al racionalismo como reino de los valores apodícticos, que para legitimar nuestras tesis no hay necesidad de desarrollar, en forma separada, la apodicticidad de los principios lógicos. En nuestra opinión, los valores apodícticos del conocimiento racional forman el dominio más homogéneo de todos los reinos de valores. Los valores de conocimiento inherentes a una lógica esencialmente normativa no son ele especie diferente a los valores apodícticos de la matemática. Tampoco son diferentes a los valores apodícticos de la organización del fenómeno científico, fenómeno no solamente informado sino verdaderamente constituido por las demostraciones de las ciencias físicas. En estas condiciones, más que rehacer lo que otros han hecho muy bien, nos hemos propuesto examinar la zona ele pasaje del empirismo al racionalismo o más exactamente el centro de inversión de los dos. Y nos hemos planteado una pregunta: ¿es posible demostrar en ciencias físicas? Ningún científico vacilará en responder afirmativamente. Todo físico distingue, tan claramente como el matemático, lo comprobado de lo demostrado. Todo físico anhela reemplazar causas por razones y constituir así un centro de problemas. En física, la noción de problema es tan clara como en matemática. Por lo tanto, bien puede decirse que la apodicticidad ha hecho su aparición en la física moderna. Se introdujo en ella gracias a teorías muy Anatematizadas, y también a organizaciones conceptuales —o más exactamente interconceptuales— de las que daremos algunos ejemplos. 190 Si se pudiera determinar exactamente el dominio ele las demostraciones de una ciencia particular tendría sentido plantear, para esta ciencia, un problema ele fundamentos. Por ejemplo, ¿cómo fundar directamente la ciencia eléctrica, en el sentido con que se habla del fundamento de la aritmética? Esta pregunta podrá parecer ociosa al filósofo que cree que la física no es susceptible más que de un fundamento delegado y que toda ciencia de lo real se apoya necesariamente sobre el conocimiento vulgar de la realidad. Pero si, como creemos, el conocimiento científico retoma totalmente, sobre nuevas bases, la construcción del conocimiento, el problema del fundamento —por un racionalismo regional— ele una ciencia particular se vuelve un problema filosófico preciso. Y es así como más adelante plantearemos el problema de la apodicticidad de la ciencia eléctrica, apodicticidad regional susceptible de ser definida de una manera autónoma sin referencia a una organización mecanicista. Al intentar establecer la constitución racional de diferentes dominios de la experiencia, tendremos también la fortuna de reconocer el carácter esencialmente coordinado de toda apodicticidad. En efecto, no parece que una noción aislada, toma de la experiencia, pueda recibir, por una idealización fragmentaria, el valor inherente a toda racionalidad. Y es en esto que el racionalismo se opone al idealismo, para el cual la adhesión total del sujeto le da a cada noción aislada entera validez, El valor apodíctico sólo se adquiere mediante la incorporación en un cuerpo de valores apodícticos. La apodicticidad es entonces de orden racional, de orden relacional. Llega lejos su poder de deducción. Y si fuera preciso sostener la doctrina de los valores apodícticos en un psicologismo, os a un psicologismo del razonamiento que deberíamos dirigirnos y no solamente psicologismo del juicio. En consecuencia, el valor apodíctíco se revela más en la extensión queen la reducción. La multiplicidad de relaciones aumenta en cierto modo la evidencia porque esa multiplicidad es la evidencia desde diferentes puntos de vista. Pronto ofreceremos un ejemplo de esa extensión. Ahora la señalamos para indicar la dirección de nuestra búsqueda. En suma, creemos que se funda construyendo. La superestructura de la ciencia consolida los cimientos. El funcionamiento racional de las nociones —cualquiera que sea el origen de éstas— determina una apodicticidad de la relación. Nuevamente nos hallamos, pues, en el centro de nuestra tesis: la aplicación técnica de los valores racionales del pensamiento científico determina una verdadera recurrencia en la racionalidad. Toda solidez es consolidación. 191 Puesto que queremos caracterizar al racionalismo en su poder de aplicación y en su poder de extensión, se hace indispensable examinar sectores particulares ele la experiencia científica y buscar en qué condiciones esos sectores particulares reciben no sólo una autonomía sino también una autopolémica, es decir, un valor de crítica sobre ¡as experiencias antiguas y un valor de dominio sobre las experiencias nuevas. La tesis del racionalismo activo se opone a la filosofía empírica, segur, la cual la idea es un resumen de la experiencia, desprendiéndola dedos a priori de la preparación. También se opone a la filosofía platonica que profesa que las ideas se debilitan al aplicarse, a las cosas. Por el contrario, si se acepta que ¡a aplicación valoriza la idea aplicada no es un simple retorno a la experiencia primitiva, pues ella acrecienta la "distinción" del conocimiento, en el sentido cartesiano del término. La idea no es del orden de la reminiscencia, es más bien del orden de la presciencia. La idea no es un resumen, es más bien un programa. La edad de oro de las ideas no se encuentra detrás del1 hombre sino delante de él. En todo momento volveremos sobre cs.lc valor de extensión de las nociones racionales. Las regiones del saber científico están determinadas por la reflexión. No se las encuentra delineadas en una fenomenología de primer contacto. En una fenomenología de primer contacto los objetivos están afectados por un subjetivismo implícito, que tendríamos que precisar si alguna vez pudiéramos trabajar en la ciencia del sujeto preocupado por cultivar los fenómenos subjetivos, determinando una fenomenotécnica de la psicología. Pero aun cuando el objetivo ofreciera total garantía de extraversión e indicara al ser pensante la dirección del saber certeramente objetivo, nada justificaría todavía la parcialidad del interés del conocimiento, interés que no solamente hace que el sujeto" elija un sector particular sino que, sobre todo, hace persistir al sujeto en su elección. Debemos pues superar las descripciones fenomemológicas que, por principio, resultan sometidas al ocasionalismo de los conocimientos. Todo se vuelve claro, nítido, recto, seguro, cuando ese interés de conocimiento es interés específico por los valores racionales. Así, en contacto directo con el mundo fenoménico —no habiéndose aún ejercido el poder de eliminación—, las regiones del saber no están constituidas. No pueden ser delimitadas en un primer esquema si la facultad de discernir no ha establecido sus razones para funcionar. Nos hallamos siempre ante la misma paradoja: el racionalismo es una filosofía que no tiene comienzo; el racionalismo es del orden del reconocimiento. Cuando se lo define en una de sus operaciones, ya hace largo tiempo que luí recomenzado. El racionalismo es conciencia do una ciencia rectificada, de una ciencia que lleva la marca de: la acción humana, de la acción reflexiva, industriosa, normalizante. El racionalismo sólo ha de considerar 192 al universo, como tema del progreso humano, en términos de progrese del conocimiento. Bien lo ha visto cierto poeta, con audaces imágenes: lúe cuando Cristóbal Colón descubrió América que la tierra, segura de ser redonda, se puso resueltamente a girar. Entonces fue que la rotación de los ciclos se detuvo, y que las estrellas fijas se convirtieron —durante los cuatro siglos que esperaron a Einstein— en jalones de un espacio absoluto. 4.11. TODO PORQUE UN BARCO PARTIÓ, AL REVÉS, HACIA EL PAÍS DE LAS ESPECIES. Fue preciso que el hecho de la rotación de la tierra se convirtiera en un pensamiento racional, en un pensamiento aplicable a dominios científicos para que las pruebas de la inmovilidad de la tierra une la experiencia común ofrecía quedaran destruidas. Los hechos se encadenan con mayor solidez cuando se implican en una red de razones. Es por el encadenamiento, concebido racionalmente, que los hechos heteróclitos reciben su estatuto de hechos científicos. Que la tierra gira, es una idea antes de ser un hecho. En su origen, este hecho no tienen ningún rasgo empírico. Hay que darle su lugar en un dominio racional de ideas para atreverse a afirmarlo. Hay que comprenderlo para aprovecharlo. Si Foucanlt busca, con el péndulo del Panteón,, una prueba terrestre ele ese hecho astronómico, es porque un largo preámbulo de pensamientos científicos le ha dado la idea de esta experiencia. Y cuando Poincaré dice que en una tierra cubierta de nubes que ocultan a las estrellas, los hombres, a través de la experiencia ele Foucault, hubieran podido descubrir la rotación de la tierra, no hace más que dar un ejemplo del racionalismo recurrente que responde a la fórmula: se hubiera podido, se hubiera debido prever, lo que significa definir al pensamiento racional como una presciencia. Pero con un ejemplo tan escolar, tan escolarizado como la rotación de la tierra, la revolución estrictamente epistemológica que proponemos, para poner a plena luz al racionalismo (orden de las razones) y en posición subalterna al empirismo (orden de los hechos), puede parecer simple paradoja. De la enseñanza científica de la escuela se retienen los hechos, se olvidan las razones y es así como la "cultura general" es abandonada al empirismo de la memoria. Tendremos que hallar ejemplos más modernos, en los que sea posible seguir el esfuerzo efectivo de instrucción. Tendremos que probar que las regiones de lo racional, en las ciencias físicas, se determinan por una experimentación nouménica del fenómeno. Es aquí, y de 193 ningún modo en la superficie de los fenómenos, que es posible sentir la sensibilidad de la adaptación racional. Las estructuras racionales son más visibles en segunda posición que como primer dato; ellas reciben verdaderamente su perfectibilidad cuando se alcanzan los modelos experimentales de segunda aproximación o, por lo menos, cuando la ley se presenta racionalmente por encima de sus fluctuaciones. Una organización del pensamiento que no puede ser relato de un progreso del pensamiento, no es todavía una organización racional. Esto explica que una segunda aproximación dé con frecuencia a la noción así precisada signatura ele racionalidad. Desde que aparece la segunda aproximación, el conocimiento se acompaña necesariamente ele una conciencia de perfectibilidad. El conocimiento de segunda aproximación prueba pues que el conocimiento toma valor. Si esta segunda aproximación compromete problemas de método, es decir, problemas que exigen discusiones racionales, los valores apodícticos se ponen de manifiesto. De allí que el racionalismo aplicado debe ser colocado en el rango de una filosofía comprometida, y comprometida tan profundamente que ya no la esclavizan los intereses del primer compromiso. El racionalismo se realiza en un desprendimiento de los intereses inmediatos; se asienta en el reino de los valores reflexivos, del que también puede decirse que es el reino de la reflexión acerca de los valores del conocimiento. La ciencia física contemporánea da así pruebas de una asombrosa libertad de juicio, una libertad de juicio de vivas recurrencias, siempre listas para volver a juzgar lo que ya ha sido juzgado. La ciencia toma permanentemente un nuevo punto de partida, una nueva orientación. La vista (vue), el enfoque (visee) y la revisión (revisión) son tres instancias del acto cognitivo. Pero sólo la^ revisión puede fundar un racionalismo científico. Por esta revisión,-por este reenfoque (reoisée), todo enfoque {visee) recibe su sentido técnico, su eje técnico. Lo artificioso de este enfoque reenfocado (visee reuisée), de este enfoque (visee) ajustado técnicamente no anula su valor. Por el contrario, dota de un valor racional a la bien especificada experiencia. Pero puesto que en esta obra nos esforzamos por presentar nuestras tesis filosóficas con ejemplos científicos precisos, mostremos que la región racional no está verdaderamente determinada por una región de la experiencia común, desde que se quiere estudiar (científicamente el campo de las causas profundas. A lo sumo la experiencia común puede designar las regiones, pero esta designación, por poco que la investigación científica se profundice, aparece como provisoria. Inclusive, su psicoanálisis deberá testarla sistemáticamente para que exista seguridad de que no es un motivo de explicación. Enseguida veremos si hay razones para plantear de nuevo los caracteres que designaban primitivamente a la experiencia. Toda experiencia primera debe antes ser transpuesta en un 194 dominio ele racionalidad para ser ulteriormente repuesta como elemento de una técnica realista. Como ejemplo, intentaremos separar el pensamiento racional común de los fenómenos técnicos ele la presión de un gas y de los fenómenos de la presión osmótica en el seno de un líquido. Veremos constituirse un estrecho dominio de racionalidad para la idea de presión; más exactamente, la noción se revelará como transracional, explicativa de dos órdenes de fenómenos diferentes. Esta extensión de la noción racional confirmará su comprensión. La extensión y la comprensión, lejos de ser inversas, como en materia de clasificaciones, serán en cierto modo proporcionales. Este ejemplo podrá servir también como primer esbozo para una doctrina de la confirmación de las nociones, confirmación que es uno de los mayores resguardos del racionalismo aplicado. Pero para claridad de la discusión, recordemos en pocas palabras los dos fenómenos entre los cuales queremos establecer lazos de transracionalidad susceptibles de constituir un racionalismo regional o, más exactamente, el cantón, restringido donde se organizan racionalmente las aplicaciones de la noción de presión. Para la noción de presión de un gas podemos ser muy breves. Es ahora una noción explícita de la vida común. Y es explícita por el manejo del inflador de bicicleta. La noción tiene también su pequeña historia escolar. La ley de Mariotte (en inglés ley de Boyle) está en todas las memorias. Es sabido que si se encierra cierta cantidad de gas en un recipiente provisto de un pistón, se puede disminuir el volumen de ese gas ejerciendo una presión mayor sobre el pistón. La ley cuantitativa, resultado de una experimentación de primer análisis, es, como se sabe p u = Constante. El producto de la presión y el volumen es constante. 195 La presión osmótica es una noción menos conocida. Presentémosla en su artificio. Pieffer fabricó tabiques semipermeables capaces de dejar: pasar el agua (en los dos sentidos, por supuesto) y de obstaculizar el paso a las moléculas de azúcar. En el dispositivo de la figura 13,el agua azucarada contenida en el recipiente central se encuentra, al comienzo de la experiencia, a la misma presión que el agua pura exterior. La cantidad de agua pura que pasa desde el exterior hacia el interior es al principio mayor que la cantidad que sigue el camino inverso. La dilución del agua azucarada aumenta. El volumen del, líquido contenido en el recipiente interior aumenta. El agua sube, pues, por el pequeño tubo A. Llega un momento en que la entrada y la salida del agua pura a través del tabique semipermeáble se equilibran, y el agua azucarada deja de subir por el tubo A. La desnivelación h es el signo de una diferencia de presión entre el agua pura del recipiente grande y el agua azucarada del recipiente pequeño. Es la presión osmótica. Se podrían estudiar los fenómenos osmóticos investigando cómo diversas circunstancias hacen variar la presión osmótica, que sirve así como indicio de diferentes fenómenos. Se encuentra por ejemplo que la presión osmótica es proporcional a la concentración de! cuerpo disuelto. También es proporcional a la temperatura. Pero estos dos aspectos bastarán para introducir muy pronto un problema de transracionaliclad. Consideremos primero los dos fenómenos. ¿Hay, en primera apariencia, fenómenos más irreductibles? Descriptos por su primer aspecto, ¿tienen el gas y el líquido un rasgo común? ¿No van a designar dos |regiones fenomenologías diferentes? No por nada el gas y el líquido fueron considerados largo tiempo |por el pensamiento pseudo-científico como especificaciones de dos elementos inrreductibles uno al otro: el aire y el agua. Cuando se creía encontrar en los elementos una explicación profunda se acostumbraba decir que todo gas, todo espíritu, debía su Forma gaseosa al principio aire y que todo líquido obtenía su liquidez del principio agua. Se atribuían a una sustancia profunda los caracteres más patentes. No se concibe, pues, cómo un pensamiento substancialista podría 196 ser llevado a comparar la presión que se manifiesta bajo el pistón de un recipiente que contiene un gas y la presión osmótica equilibrada por una columna de líquido en el aparato que hemos descripto. Desde luego que si asumiéramos una postura existencialista, en fenómenos destinados unos al gas y otros a un liquide», encontraríamos pretextos paraexistencias tan diversas que, por el hecho mismo de la singularidad de los sujetos que hacen alarde de su conocimiento personal, podríamos multiplicar al infinito las regiones del fenómeno. Las dichas y las desdichas de la evanescencia —según sea optimista o pesimista nuestro temperamento nos gasificarían en mil vapores flotantes O cargados de peso—. ¿Y qué haría el agua de nosotros, sí quisiéramos experimentar en ella nuestra existencia, encontrar en ella, en una hora de ensueño, todos los motivos y signos de nuestra existencia? He escrito un libro entero para clasificar los temperamentos literarios que se inspiran en el agua, para expresar las imágenes, aquellas que asumirían mi existencia si yo me ofreciera a la suya. Si un soñador ele agua viniera así a existir ante la cuba osmótica, ¡qué poemas no escribiría cuando el agua se pone a subir —sin razón— por el pequeño tubo! ¿Sin razón? Sí, sin razón en los fenómenos de primera fenomenología. ¿Y porque milagro se detiene, esta agua que ascendía tan fácilmente? ¿Es ella una savia que, en su mala fe, no llega hasta el final, una savia que mucre en su impulso? ¿Cómo tomar en mí, sin pulsación, esta ascensión para conquistar .lo prohibido? (Nunca se acaba de soñar fuera de la escuela estudiosa! Pero después de esta escuela montaraz hay que volver a clase, hay que buscar disciplinas de vida en la disciplina misma del pensamiento. No hacen falta más desarrollos para percibir todo lo que hay que desechar inmediatamente para realizar la conversión racionalista del sujeto, para cerrar el camino que lleva al sujeto personal. El yo sin preparación no puede ser centro de la fenomenología científica; su preparación es una verdadera conversión por la cual deben ser destruidos los intereses inmediatos, tanto aquellos —¡tan insidiosos!— que vienen del sujeto, como aquellos —¡tan incitantes!— que vienen del objeto mismo. En otras palabras, mientras que el existencialismo introvierte al conocimiento objetivo casi inmediatamente, el racionalismo intenta, en mil pruebas, convertir todo interés en interés de conocimiento y no se detiene hasta no haber extravertido los principios mismos de la convicción. Podemos pues marcar una clara distinción entre el racionalismo y el idealismo. El racionalismo es una clara reducción del idealismo. Después de tantos preámbulos —en los que una vez más comprobamos la. necesidad de un psicoanálisis del conocimiento objetivo-podemos volver a 197 nuestro problema, el ele la puesta en correspondencia de los fenómenos-de presión ele un gas en un recipiente y presión osmótica entre dos líquidos. Levantados todos los obstáculos, falta que el problema positivo sea expuesto en forma sencilla e inmediata. Vayamos a la determinación de variables cada vez más ocultas. El centro de comparación es el siguiente: sea un recipiente cilíndrico separado en dos partes A y 13 por un pistón. Sí ambos volúmenes están vacíos, la presión es nula y el pistón queda inmóvil. Si un -dispositivo semejante, cuyo pistón está constituido por una materia semipermeable, recibe en A' y B' el mismo líquido, la presión osmótica será nula (figura 14). Si ahora introducimos en A algunos centímetros cúbicos de gas, en A se establece una presión y el pistón P se desplaza hacia la derecha. Lo mismo si en el líquido A' introducimos algunos gramos de un cucq)0 sólido que se disuelva en el líquido; entre A' y B' se establece una diferencia ele presión, y el pistón P' se desplaza hacia la derecha. Llevadas a ese paralelismo técnico, pronto se comprueba que las intuiciones de lo lleno (caso 2) y de lo vacía (caso 1) —tan diferentes— están aquí completamente superadas. En otros términos, el cuerpo químico que disolvemos en el líquido contenido en A' se comportará como si estuviera en el vacío, como el cuerpo que hemos volatilizado en A. Entre ambos fenómenos vemos aparecer el primer como. Señalemos bien el matiz: no se trata de un como si. Se trata de un como más vigoroso, que al mismo tiempo obedece a un racionalismo más comprometido y a un realismo más tangible. En realidad, son las moléculas de la sustancia disuelta las que van a chocar con el pistón P' como son las moléculas de la sustancia volatilizada las que van a chocar con el pistón P. La teoría de las soluciones se reúne con la teoría cinética de los gases. Las dos teorías van a confirmarse mutuamente. Son estas confirmaciones las que formarán el racionalismo regional, reducido y preciso, que ahora vamos a caracterizar algebraicamente. En primer lugar, en ambos casos, la acción de la temperatura es la misma, algebraicamente la misma. Existe el hábito de asociar a la ley de Mariotte la ley de Gay-Lussac, de suerte que la ley de Mariotte-Gay-Lussac (unidos con un guión dos siglos de pensamientos) se expresa: (α) PV = RT 198 (donde T es la temperatura absoluta). Una expresión enteramente semejante se manifiesta por la presión osmótica P" en la ley de Van t' Hoff (β) P' V = R'T Sin embargo, el volumen V está ocupado por un líquido, pero resulta ser (con pocas rectificaciones) el volumen ofrecido a la difusión del cuerpo disuelto. Entre (α) y (β) no hay simple analogía. El nexo es más profundo. En efecto, la ley (a) (ley de los gases perfectos) es una ley límite; sólo vale para bajas presiones, cuando en el recipiente haya poca materia. También la ley (β) es una ley límite; sólo vale para grandes diluciones cuando en el vaso osmótico se disuelva poca materia. Es en el límite donde se presenta la identidad formal de las leyes; entonces el pensamiento encuentra un juego racional de las variables, establece un primer transracionalismo entre dos organizaciones racionales. Cierto es que este transracionalismo ofrecerá a continuación la base de una segunda aproximación, más compleja. Pero un lazo racional se anuda fuertemente. Ese lazo subsiste en la aplicación y trae consigo un brillante ejemplo de racionalismo aplicado. En efecto, en las fórmulas (α) y (β) aparecen dos constantes: R y R’. Una y otra cargan con el peso del empirismo. La técnica actúa sobre P, sobre V, sobre T, pero no actúa sobre R, que está impuesto por la realidad. Ahora bien —y aquí se tiene una eminente legitimación de las dos perspectivas experimentales que hemos descrito— R = R' es la misma constante real la que interviene en ambos fenómenos, en dos regiones fenomenológicamente tan distintas. Sí recordamos ahora que el pensamiento científico que une la ley de MariotteGay- Lussac a la ley de Avogadro infiere más o menos directamente de estas leyes el número de moléculas gaseosas contenidas en un volumen determinado de gas, si consideramos después que una cuenta semejante puede hacerse a partir de la ley de Van t'Hoff, no puede dejar de concluirse, al ver cómo convergen los resultados de métodos tan diferentes, en la validez de los procesos del pensamiento y de la experimentación que han llevado a tal concordancia. Se hace entonces visible la acción del racionalismo confirmado. Se percibe la constitución de una región del racionalismo aplicado, coherencia de pensamiento y técnica. Y si se recorren con la mira todas las imágenes primeras cuyo abandono se ha debido consentir, puede preguntarse: ante este éxito de la neumenología, ¿dónde 199 está la fenomenología? ¿Dónde los valores del realismo de primer examen, de primera afirmación? La asimilación de las dos fórmulas algebraicas será completada cuando trabajemos sobre la teoría cinética de las presiones. Al designar a la presión como resultante estadística de un considerable número de choques, daremos satisfacción al pensamiento realista. Podremos tomar la teoría cinética como pretexto para establecer un renacimiento del realismo. Pero este realismo, desde nuestro punto de vista, está tan elaborado, implicado en cálculos de probabilidad tan complicados que no podemos confundirlo con el realismo de primer contacto. En esta ocasión creemos preferible confiar la ciencia a su polifilosofismo, y nos parece filosóficamente muy interesante ver a una presión en apariencia estática ser pensada como resultado de acciones dinámicas, captar cómo una consiente física determinada fundada sobre una probabilidad es librada al más copioso de los azares, seguir intuiciones que pasan del mundo de las moléculas al mundo dela experiencia común. Una sola filosofía no puede resumirlo todo. Pero es la organización racional de los conceptos quien pone en su justo lugar a todas las aplicaciones del concepto de presión, concepto que acaba de servirnos como ejemplo elemental de transracionalidad. Hemos fragmentado al racionalismo para asociarlo adecuadamente a la materia que informa, a los fenómenos que regula, a la fenómeno- técnica que funda; hecho esto, debemos plantear el problema filosófico de la relación del racionalismo general con los diversos racionalismos regionales. Hay dos maneras de considerar esa relación. La primera —que no es la nuestra— define, y si es preciso redefine, un racionalismo a priorí que debe valer para todas las experiencias, inclusivo para toda experiencia presente y futura. Se constituye así un racionalismo que está detrás de la experiencia, un racionalismo mínimo que parece otorgarse paradójico derecho de alcanzar una experiencia del Universo. Cuando más simples sean los medios de información, más amplio será el dominio informado. Al punto de vista adoptado por el racionalismo fijista podemos formularle objeciones que se apoyan en nuestro sistema de explicación filosófica "inicial y que permitirán presentar una segunda manera, la nuestra, de resolver el problema aludido. Pensamos que un racionalismo con semejante pretensión de universalidad resulta hallarse muy próximo a las soluciones solipsistas del idealismo. Desde que apuntamos a conocimientos aplicados, o más explícitamente, desde que 200 apuntamos a la aplicación de esquemas lógicos la identidad A =A no es ya sino la identidad de un punto de vista, una identidad signada por un sujeto único y por un sujeto que, en cierto modo está retirado del conocimiento, sujeto que ya no pone en juego al objeto de su conocimiento, que se restringe a los caracteres formales del conocimiento. Cuando el sujeto del conocimiento, es "formalizante" se torna "formalizado". No habrá igualdad A = A si no hubiese igualdad a nivel de la instancia dadora de igualdad Yo = Yo. La simplicidad de la igualdad lógica A — A —igualdad manifiestamente grosera en su aplicación— lleva a postular la igualdad Yo = Yo, concediéndose el derecho a desconocer la psicología del sujeto. Se llega pues a expulsar todo psicologismo y al mismo tiempo a fundar lógicamente el conocimiento objetivo. Pero este doble logro es la destrucción misma del interés de conocimiento, es la imposibilidad de trabajar, a la vez, en la diferenciación de la realidad y en la diferenciación de los pensamientos. Por otra, parte, ¿por qué buscar otra verdad cuando se tiene la verdad del cogito? ¿Por qué conocer imperfecta, indirectamente, cuando se tiene la posibilidad de un conocimiento primitivamente perfecto? Los principios lógicos obtenidos por reducción de lo diverso y, además, •el argumento lógico que asegura la verdad del cogito, son un núcleo indestructible cuya solidez todo filósofo reconoce. Sólo le objetamos que es un núcleo sin cariocinesis, un núcleo que no puede proliferar. Para decirlo más simplemente, el proceso de reducción no puede ofrecer un programa suficiente para el estudio filosófico del conocimiento. Una filosofía que se complace en la tarea de reducción fatalmente se vuelve involutiva. Esto no excluye que con un apuntamiento bastante vago el racionalismo aplique sus principios de razón a la experiencia común. De los confines del idealismo, el racionalismo va entonces inmediatamente- al realismo no inventariado, al realismo que hace fondo en una realidad no estudiada. Por último, principios de la más hospitalaria conservación reemplazan, para el racionalismo fijista, a los principios de razón. Ese racionalismo fijista formula las condiciones de un consenso de los hombres ele todos los países y de todos los tiempos ante cualquier experiencia. Lo que significa estudiar el movimiento de los espíritus en punto muerto, designando los factores de inercia que se oponen al cambio. Pero es posible otro racionalismo general, que tomaría posesión de los racionalismos regionales; lo llamaremos racionalismo integral o, mejor, racionalismo integrante. 201 El racionalismo integral o integrante debería instituirse a posteriorí, después de haber estudiado racionalismos regionales diversos, todo lo organizados que sea posible, contemporáneos de la puesta en relación de fenómenos que obedecen a tipos de experiencia bien definidos. Siguiendo este camino acabamos considerando consensos limitados a la sociedad científica, consensos altamente especializados. Sin duda se objetará que la ciudad científica resulta ser una ciudad humana y que no modificamos el problema metafísico si especializamos las organizaciones racionales socializadas en una sociedad científica. Precisamente, nos referimos a una ciudad de físicos, a una ciudad de matemáticos, como si estuviesen formadas alrededor de un pensamiento provisto de garantías apodícticas. En adelante habrá núcleos, de apodicticidad en la ciencia física, en la ciencia química. No reconocer este nuevo matiz es ignorar las emergencias de las ciencias contemporáneas. La cultura es acceso a una emergencia; en el dominio científico, tales emergencias están efectivamente constituidas como sociales. En la ciudad de la mecánica existe un cantón relativista. Es una eminente emergencia y no se la puede juzgar sino adhiriéndose a ella. Se podría formar un divertido repertorio de sandeces reuniendo las opiniones de los filósofos o escritores que han "juzgado" la relatividad. Un ciego hablando de los colores tendría la misma competencia. Quien forma parte del cantón relativista en seguida percibe que no hay que poner en discusión semejantes opiniones. En resumen, el consenso que define socialmente un racionalismo regional es más que. un hecho,- es el signo de una estructura. Por lo tanto, el racionalismo integral será, pues, un racionalismo dialéctico que decida la estructura en la que debe comprometerse el pensamiento para informar una experiencia. Corresponde a una especie ele oficina central de una fábrica que ha encontrado su racionalización. La cuestión ya no es, por lo tanto, definir un racionalismo general que recogería la parte común de los racionalismos regionales. Por este camino sólo hallaríamos ese racionalismo mínimo utilizado en la vida común. Las estructuras quedarían borradas. Muy por el contrario, se trata de multiplicar y afinar las estructuras, lo que desde el punto ele vista racionalista debe expresarse como actividad de estructuración, como determinación de la posibilidad de múltiples axiomáticas para hacer frente a la multiplicación de las experiencias. Uno de los caracteres más nuevos de la epistemología contemporánea es que las diferentes aproximaciones experimentales de lo real se revelan solidarias, de una modificación axiomática de las organizaciones teóricas. El racionalismo integral no podrá ser, pues, sino una dominación de las diferentes axiomáticas de base. Y designará al racionalismo como actividad dialéctica, puesto que las diversas axiomáticas se articulan entre sí dialécticamente. 202 Así, cuando hayamos trabajado en diferentes racionalismos regionales, cuando hayamos comprendido su valor de diferenciación y experimentado psicológicamente la sensibilidad que aportan a las variaciones de principio, podremos hablar de una axíomatización de las técnicas, atribuyendo a cada técnica particular una axiomática particular, El movimiento dialéctico que comienza con las dialécticas de las axiomáticas prosigue con la formación de axiomáticas en física, y finalmente con la formación de axiomáticas en técnica. La experiencia no se bloquea en modo alguno en sus primeras técnicas. El progreso de estas últimas es determinado con frecuencia por una revolución en las bases. Ya hemos insistido sobre esa discontinuidad esencial. Dimos el sencillo ejemplo de la máquina de coser, que encontró su racionalización cuando rompió con los intentos de imitar el gesto de la costurera, fundando la costura sobre una nueva base. Pero es sobre todo en las técnicas no mecánicas que estas observaciones lograrán su pleno sentido y bastará examinar por ejemplo las técnicas radiofónicas para ver la acción de verdaderas elecciones que piden una adhesión a axiomáticas particulares. Se dirá que forzamos los matices y que los viejos conceptos de la epistemología son suficientes para comprenderlo todo, que las viejas palabras son suficientes para decirlo todo. Así, parece que la noción de hipótesis sirve para todo. Pero precisamente por su generalidad esta palabra es el preludio de todas las incomprensiones de que es víctima el espíritu filosófico. La hipótesis científica es un tema tradicional de disertación en el bachillerato. De allí que sea en ese nivel que se fija la cultura filosófica concerniente a la metodología científica. Giran alrededor de ese concepto indurado las nociones usuales de la psicología de la suposición. Naturalmente pensamos con palabras: para los filósofos, la hipótesis es hipotética, por lo tanto, está muy cerca de ser una ilusión o al menos una simple ficción. No se ve que es un pensamiento construido, un pensamiento realizado en parte por la técnica. De hecho, las hipótesis de base de la radiofonía se registran hasta en el complejo ele sus aparatos. Y después subestimamos los diferentes elementos de una hipótesis si no les damos su valor de postulado. Por ejemplo, si se examina el racionalismo regional que corresponde al atomismo en microfísica, debe considerarse como postulado la hipótesis de su indiscernibilidad. No cabe duda cíe que en química se plantea como principio que los átomos de un mismo elemento son idénticos. Se cree poder conservar la posibilidad de discernir átomos idénticos según su situación en el espacio. El espacio común es, en efecto, un espacio de discernimiento. Perono ocurre lo mismo en el espacio de la microfísica, espacio en cierto modo celular conforme al axioma de Heisenberg. La hipótesis atómica en química y la hipótesis 203 atómica en microfísica no tienen la misma estructura nocional. Y precisamente, una estructura nocional, he ahí al intermediario entre una estructura realista y una estructura simbólica, he ahí una función que es un elemento activo del racionalismo aplicado. Nos encontramos ante una diferenciación ele la hipótesis atomística. Si seguimos, en sus variaciones, hipótesis en apariencia tan simples y primitivas, debemos darnos cuenta de que es preciso estudiar sus valores epistemológicos en su mayor compromiso y no, a la manera de la filosofía oficial, en la arbitrariedad del idealismo. Podrán formularse otras críticas a tal refinamiento de la epistemología. Vendrán ele los físicos que por cierto no necesitan filosofar para trabajar útilmente. Pero nuestra tarea es devolver a la ciencia todos sus intereses, y primero sus intereses filosóficos. Pocos pensamientos filosóficamente son más variados que el pensamiento científico. El papel de la filosofía de las ciencias es inventariar esta variedad y mostrar cuánto aprenderían los filósofos si reflexionaran sobré el pensamiento científico contemporáneo. Por el solo hecho de que el racionalismo es una filosofía mediata, media, una filosofía transaccional, debemos seguirla en sus dos movimientos, en .su movimiento de asimilación y en su movimiento de distinción. La dualidad racionalismo integral y racionalismo regional es una dialéctica muy estrecha, en el sentido de que inclusive un pensamiento muy especializado reacciona en profundidad, precisamente por su acción psicológica. No se señala bastante el asombroso privilegio del trabajo científico: todo lo que es penetrante es súbitamente -fundado. El pensamiento especializado es un pensamiento polémicamente seguro. Destruye las vagas incertidumbres, borra los problemas mal planteados. La 'solución experimental de una dificultad modifica la problemática general. También podemos asombrarnos de que a un esfuerzo semejante de conocimiento, que reclama una especialización, se lo designe como un esfuerzo abstracto, sin vida, fuera de la vicia. Si quisiéramos medir correctamente la unidad de tarea que reclama una especialización, comprenderíamos que ella es también una gran unidad de vida. Hay en esa ¡temporalidad de esfuerzos renovados la marca de un tiempo vivo. Un esfuerzo de conocimiento tan proseguido, tan acumulativo, llama a una convergencia del ser y debiera examinárselo con tanto cuidado como a toda otra experiencia del ser. Nada le falta para designar al ser pensante, ni siquiera ese aire ele trascendencia que lleva a superar al conocimiento común. Por último, regionalizar el espíritu no es restringirlo. El es total desde que es vivo. Su totalidad es función directa de este Carácter. 204 Y es por esto que nos parece empobrecedor despojar a las leyes fenomenológicas de su aura psicológica. De hecho los racionalismos regionales remiten a temas más o menos explícitos del regionalismo integral. Por ejemplo, cuando se ha comprendido que la trasformación do Lorentz, que debe conservar las ecuaciones del campo electromagnético de Maxwell, dirige un sector de la mecánica: el sector de las grandes velocidades mecánicas, se tienen prontas, por el pensamiento, y en el centromismo del racionalismo mecánico general, razones de diferenciación. La masa ya no tiene derecho a un aislamiento nocional: es sabido que ella no es independiente de la velocidad del movimiento. Pero estudiaremos de manera algo más extensa algunos racionalismos regionales, Trataremos los ejemplos en un orden voluntariamente facticio. Si este libro fuera una historia del racionalismo aplicado, habría que darle el primer lugar al racionalismo mecánico. Creemos preferible ofrecer un claro ejemplo de la regionalidad dirigiéndonos a un tipo particular de experiencia. Y es así como en el próximo capítulo trataremos del racionalismo eléctrico. Si pudiéramos convencer a nuestro lector de la realidad epistemológica de tales separaciones nos hallaríamos en mejor situación para examinar las segmentaciones que primero definen al mecanismo como región del racionalismo (mecánica racional clásica) y que inmediatamente, prosiguen con las segmentaciones de las diversas mecánicas modernas (relativista-ondulatoria-cuántica). Con esta inversión ele capítulos esperamos dar comienzo a la lucha contra el mecanismo ingenuo, simple fisiología del realismo ingenuo; esperamos también preparar la pluralidad filosófica, única capaz de cubrir el campo filosófico prodigiosamente amplio de la mecánica general contemporánea. De manera más general, ésa inversión, en el orden natural de la adquisición de conceptos tendrá la ventaja de "desespacializar" la con-conceptualización. Ludwig Binswanger (Grundformen und Erkenntniss menschlichen Daseins, pág. 31) subraya justamente "la espacialidad y la ocularidad (Okularitát) de nuestros conceptos más importantes". Pero en la obra de Binswanger se trata de la importancia de los conceptos que actúan en la vida común. El pensamiento científico debe, precisamente, revisar esta importancia, debe con frecuencia invertir un privilegio atribuido sin razón a conceptos "espaciales" y "oculares". Y es así que la ciencia determina uña epistemología no cartesiana donde figuras y movimientos no son ya necesariamente principios de explicación de los fenómenos. Tomadas en un realismo de la percepción, la geometría y la cinemática no dan necesariamente toda la realidad de la experiencia física. La vista no es necesariamente la buena senda del saber. Su privilegio, evidente en la experiencia ordinaria, debe ser denunciado. La vista nos da a muy buen precio un ser en el mundo. Después de todo, este ser no es sino un ser-visto-como-frente-a205 frente. Hacen falta otros conceptos que los "visuales" para montar una técnica del actuar-científicamente-en-el-mundo y para promover a la existencia, mediante una fenomenotécnica, fenómenos que no están-naturalmente-en-la-naturaleza. Sólo mediante una desrealización de la experiencia común es posible alcanzar un realismo de la técnica científica. Correlativamente, hay que revisar las garantías de objetividad. Sin duda que, en un primer examen, las condiciones de primer compromiso objetivo deben encuadrar la investigación. Pero este encuadramiento es en esencia provisorio, está necesariamente sometido a una revisión. Y es en la reflexión donde aparecen las reales garantías de objetividad. Pero esta reflexión no puede limitarse a un esfuerzo del sujeto. Es esencialmente cultural. El hombre no está ya solo ante el objeto científico. No es posible cultivarse solo. Ya no es posible cultivarse solo. Da cultura incorpora a la vez una historicidad que no es historicidad del sujeto y una rectificación de la historicidad del conocimiento del sujeto. La cultura normaliza su propia historia. Pero abandonaremos estas observaciones generales para volver a una epistemología concreta. El electricismo, aun con la forma elemental en que vamos a considerarlo, nos proporcionará ejemplos de esa intervención técnica del hombre en la naturaleza, del hombre como fenómeno-que-transforma-elfenómeno-de-primera-fenomenalidad. 4.12. EL RACIONALISMO ELÉCTRICO Intentaremos dar cierto desarrolle a un ejemplo de constitución de un racionalismo regional. Vamos a considerar la organización racional de la ciencia eléctrica limitándonos, desde luego, a exponer generalidades filosóficas. Haría falta un libro entero para desarrollar una electricidad racional al estilo de una mecánica racional. Nuestra única intención es caracterizar los proyecto; racionales de la ciencia. Insistiremos en el hecho de que en el trazado del racionalismo eléctrico la fenomenología do primer aspecto no tuvo intervención ninguna; que, por el contrario, aquél es solidario de una postura francamente neumónica. Esperamos traer así una prueba decisiva de nuestras tesis. En primer lugar, el racionalismo eléctrico tiene que aplicarse. En el estado actual de la ciencia no concebimos la utilidad de un racionalismo eléctrico puramente formal que explicitara logísticamente las relaciones de las entidades eléctricas.; creemos que es indispensable la sistemática asociación de una aplicación experimental a todo principio de organización. 206 En segundo lugar, la experiencia eléctrica tiene que organizarse racionalmente; no concebimos que los valores de organización que animan al racionalismo eléctrico puedan ser hallados en la simple observación de los fenómenos. A despecho de muchas proclamaciones, el puro fenomenismo es aquí particularmente inoperante: los fenómenos eléctricos no son directamente significantes. A primera vista se presentan en un plano de significación que no es el plano de la explicación válida. Dicho de otro modo, el edificio del racionalismo eléctrico no es ni un andamiaje modificado ni una caverna acondicionada. No corresponde ni a una organización lógica ni a un capítulo de historia natural. Para caracterizarlo filosóficamente es preciso captar en é!, a la vez, lo racional y lo real, en un verdadero acoplamiento —en el sentido electromagnético del término—, insistiendo sin cesar sobre las reacciones recíprocas entre el pensamiento racional y el pensamiento técnico. Pero este pensamiento de incesante reciprocidad está abierto a dos procesos de invención. Hay dos maneras de inventar: dialectizando el pensamiento y precisando la experiencia. Con el nombre de racionalismo eléctrico aplicado caracterizaremos, pues, las condiciones del progreso .de los conocimientos sobre la electricidad. Mostraremos que el racionalismo eléctrico es, como todo racionalismo bien especificado, un factor de invención teórica y un factor de descubrimiento experimental. Este racionalismo da acceso a un universo totalmente nuevo: el universo eléctrico, tan claramente distinto al universo neutro. Hegel ya había comprendido (Philosophie de la nature, trad., t. II, pág. 187) que no podía seguirse considerando al dominio eléctrico como una especie de apéndice (als Anhang). Pero hay que ir más lejos que Hegel. La fenomenología eléctrica no sólo se presenta como un dominio autónomo .sino que además, por su carácter oculto, ensordecido, pide el inmediato auxilio de las funciones nouménicas, Si esta expresión sufre demasiado su metafísica, se la podría reemplazar por la afirmación de una jerarquía fenomenológíca, pero habría que agregar enseguida que esta jerarquía va contra las lecciones clásicas del fenomenismo. Se nos podrá formular una objeción inmediata: desde sus comienzos, la historia de la ciencia eléctrica es una de las menos racionales que existen. No sólo dependió de descubrimientos ocasionales sino que todavía no encuentra a primera vista una orientación regular, como ocurrió con la mecánica moderna. Fácil nos resultará apreciar la confusión inicial de la fenomenología eléctrica si consideramos que durante el siglo XVIII, precisamente cuando los conocimientos eléctricos se acumulaban, aún no se sabía si los fenómenos eléctricos 207 correspondían a una ciencia de la vicia o a una ciencia de la materia inerte. Insistamos un poco sobre esta vacilación que bien prueba, nos parece, que la fenomenología de primer aspecto no señala convenientemente las regiones racionales del saber. Mientras la electricidad resultaba -ser una propiedad empírica singular del ámbar frotado, no podía plantear más que falsos problemas. En efecto, no es eso una singularidad instructiva. El hecho singular sólo es instructor sí se presenta en un contexto de conocimientos, si permite modificar o precisar conocimientos. Entonces, como suele decirse, la excepción confirma la regla. Aquí, la experiencia excepcional no explica nada, no confirma nada, no informa nada. La especial atracción por el ámbar frotado ni siquiera tenía un valor de oposición susceptible de ser formulado con claridad. Bastaría con acumular textos, de Cardan a deacon, para comprender que el fenómeno eléctrico no tuvo ningún valor de instrucción y que, por el contrario, dio ocasión a innumerables vesanias. Esta experiencia aislada podría servir además como ejemplo de una experiencia "que no prende" y también como ejemplo de una experiencia que "embarca" en ensoñaciones sin fin." Por sí sola no permite ese acoplamiento de razón y experiencia al que damos el nombre de racionalismo aplicado. Cuando la atracción eléctrica sea estudiada racionalmente por Coulomb, este estudio se presentará sobre un fondo do ideas científicamente aseguradas por los estudios newtonianos sobre la atracción de la gravedad. Pero la historia no se apresura. Las investigaciones de Coulomb se sitúan a fines del siglo XVIII. Con anterioridad, se distinguen las huellas de un largo período de empirismo. Este empirismo, desde hacía tiempo monótono, se multiplicó. Adquirió variedad cuando se hizo posible extender la propiedad del ámbar a otros cuerpos. Solamente cuando esa propiedad de atraer a los cuerpos livianos es hallada en otras sustancias comienza algo de ciencia empírica. El empirismo puede entonces satisfacerse clasificando las diversas sustancias en cuerpos idioeléctricos y ,, cuerpos aneléctricos. Allí comienza una larga encuesta por sí o no a la i que nial podría atribuírsele la dignidad de una dialéctica puesto que el | pensamiento no se compromete en ella verdaderamente. Por lo demás, otro "compromiso", un compromiso que hace perder el rumbo, un compromiso existencialista, condujo a error a la ciencia eléctrica del siglo XVIII. En efecto, llegaron a multiplicarse las experiencias sobre el cuerpo humano. Desde que los investigadores se entregaban a experiencias personales, desde que se maravillaban ante las sensaciones recibidas en la electrización, la atracción de una bola de médula de saúco por una varilla de resina debía parecer una pobrísima "abstracción". En el siglo XVIII la cuestión crucial fue la siguiente: 208 ¿Qué j es la electricidad?, ¿un efluvio de los seres vivos o un fluido de los seres inanimados? Muy difícil era contestar a la pregunta cuando se hacía subir a una joven sobre el taburete aislante para que, debidamente electrizada, distribuyera a la redonda besos eléctricos, cuando se formaban "cadenas eléctricas" para transmitir "conmoción eléctrica" la todo un pelotón de gendarmes del rey, preguntándose si un solo eunuco bastaría para quebrar la cadena, para detener la conmoción. Es imposible librarse del todo de los valores confusos. En su Anatomie homologique (Anatomía homológica), (pág. XX, nota), Adrien Peladan, hermano positivista del Sar Peladan, escribía, en el siglo XIX: "El esperma, misterioso agente que Lecat y el conde de Tressan ven idéntico al fluido nervioso, el 'cual no es sino una modificación de la electricidad, esa alma del mundo". Una especie de sensualismo de la electricidad se ofreció entonces como doctrina del conocimiento inmediato. Este sensualismo vivió un apreciable medio siglo, tuvo sus intereses, sus discusiones apasionadas, buscó las aplicaciones terapéuticas más diversas, más incoherentes. Si tuviéramos que promover una polémica entre los partidarios de los conocimientos concretos y los partidarios de los conocimientos abstractos podríamos remitirnos a ese período de la historia de la electricidad. No nos costaría demostrar que la región de los fenómenos designados por sus caracteres sensuales es una región que hay que borrar, que representa "convicciones" merecedoras de psicoanálisis. De ello no queda nada, absolutamente nada en la cultura científica vigilada por "la ciudad eléctrica", ni siquiera el prefacio de un libro de escuela que invitara a los niños a instruirse en las locas leyendas que precedieron a la verdad. Si quisiéramos escrutar la evolución de los pensamientos científicos partiendo de puntos de vista filosóficamente tan numerosos, veríamos que no es tan sencillo instalarse en el pensamiento específicamente científico. Así, entre el sensualismo de la electricidad y el racionalismo materialista de la electricidad podemos captar la presencia de un tiempo de materialismo obtuso. Tendremos un ejemplo de ello en un artículo del Journal de Chimie de J. B. Van Mons (Bruselas, Vendimiario, año X). En la polémica Galvani-Volta, Van Mons está del "buen lado". Ha comprendido que las experiencias de Volta probaban que el fluido eléctrico no competía a la biología. Pero incluye en el Journal un artículo de Brugnatelli donde éste afirma el carácter químico del fluido eléctrico. El fluido eléctrico es tomado entonces como una materia, con igual derecho que las otras materias químicas. Ese materialismo prematuro, mal definido, conduce a Brugnatelli a hablar del "ácido eléctrico". La base, sensible de las determinaciones cualitativas es ampliada por experiencias químicas objetivas. El ácido eléctrico tiene un gusto 209 "picante, ácido". Irrita la piel, pero la irritación se atenúa lavando la herida con "agua ligeramente amoniacal": "Enrojece la tintura de tornasol, la que vuelve al azul a medida que se disipa". "Disuelve los metates, de! mismo modo que el agua disuelve la sales". Así, un cuerpo -que escapa a todo peso viene a jugar el mismo papel material que el -vinagre o el ácido sulfúrico. Brugnatelli habla entonces del electrato de plata, del electrato de estaño, del electrato de hierro. Ofrece un método para obtener electratos bien cristalizados como las determinaciones sensibles siempre resultan pruebas activas, el químico eléctrico dice que los cristales de electrato de plata "crujen bajo los dientes". Bien puede afirmarse que este químico transgrede los principios del .análisis y la síntesis materiales, principios que, sin embargo, comenzaban a establecerse en la ciencia. En cuanto nos deshacíamos del biologismo nos reintroduciamos en un falso químismo. La apresurada afirmación de materialidad no era mejor garantía que la afirmación de vitalidad. Ni una ni otra seguían la discursividad de la experiencia. En uno y otro caso no se hacía el esfuerzo necesario para la constitución de conceptos experimentales precisos susceptibles de traducir los hechos. No hay que asombrarse si ciertos físicos que cultivaban la electricidad podían entonces formular objeciones a análisis químicos particularmente claros. En el mismo Journal de Chimie de Van Mons (B rumano, año X) se dice (pág. 213) que Pfalf ha hecho "vislumbrar la posibilidad de que el gas oxígeno no sea otra cosa que agua más electricidad positiva, y el gas hidrógeno el mismo líquido más electricidad negativa". Así, tras la descomposición y síntesis del agua en oxígeno y en hidrógeno, la creencia en el carácter elemental del agua se reafirma. Si se nos objetara que ese reí lujo de ideas erróneas invadiendo ideas ya claramente verificadas puede explicarse por el incierto estado de las doctrinas fundamentales, nos serviríamos de esta objeción para probar el carácter fuertemente constituido de la ciudad científica de nuestro tiempo. En la -actualidad el pensamiento científico posee un _aparato de -pensamiento verificado tal que ya no se observan semejantes retrocesos. El pensamiento científico ele nuestro tiempo es un pensamiento de progresos positivos, de progresos avalados por una ciudad científica competente. De todos modos, hemos traído una prueba de que, en verdad, un pensamiento filosóficamente materialista como el de Brugnatelli no anuncia ni el racionalismo de la ciencia eléctrica ni el materialismo técnico de la química. 210 Los progresos del conocimiento de los fenómenos eléctricos pusieron en evidencia una verdadera desrealización. Fue preciso separar el fenómeno eléctrico de las especificaciones materiales que parecían ser su condición profunda. Hasta fines del siglo XVIII se consideró a la electricidad como una propiedad de ciertas sustancias. So la estudió como si fuera una historia natural que colecciona sustancias. Comenzando va el primer esfuerzo de distinción entre los fenómenos, reconocidos no sólo los fenómenos de atracción sino también los de repulsión, no pudo mantenerse la designación de las dos electricidades como vitrea una y resinosa la otra. Ambas designaciones son filosóficamente equivocadas. En 1753 Cantón reconoció (Mascart, Traite d'électricité statique [Tratado de electricidad estática], t. I, pág. 14) "que una barra de vidrio esmerilado adquiría electricidad resinosa cuando se la frotaba con una franela, y electricidad vitrea cuando se la frotaba con una tela de seda aceitada y seca''. Las condiciones del frotamiento pueden modificar totalmente los fenómenos. Hegel observó este movimiento epistemológico (Philosophie de la Nature, t. 11, pág. 194): '"Es sabido de qué modo la diferencia de electricidad, vinculada primero a objetos empíricos determinados —al vidrio y a la resina, lo que condujo a la electricidad vitrea y a la electricidad resinosa— fue idealizada y transformada en diferencia especulativa (Gedankenunterschied), en electricidad positiva y en electricidad negativa, a medida que la experiencia creció y se completó. Tenemos aquí un ejemplo que muestra de manera notable cómo el empirismo, que antetodo pretende captar y fijar lo general bajo una forma sensible, acaba por suprimir esta forma." Y Hegel insiste a su manera al mostrar 'lo poco que la naturaleza física y concreta del cuerpo se introduce en la electricidad". La designación de los cuerpos como idioeléctricos y aneléctricos tampoco pudo ser mantenida. Se reconoció que sí la electricidad no se manifestaba en los metales frotados era porque la electricidad producida pasaba al suelo a través de la mano del experimentador. Bastó colocar un-mango aislante para-que la electricidad apareciese en el metal. Con carácter definitivo, como señala Mascart (t. I, pág. 90): "Coulomb comprobó que la electricidad no se propaga a ningún cuerpo por afinidad química o por atracción electiva, sino que se divide entre diferentes cuerpos en contacto, de una manera independiente de su naturaleza y únicamente en razón de su forma y de sus dimensiones.'' 211 En suma, desde fines del siglo XVIII toda referencia interiorista fue poco a poco eliminada. Si se empleó vidrio, resina o azufre para la producción de electricidad fue sólo por razones de comodidad.* Mostraremos, con ejemplos precisos, cómo la reducción ele las imágenes concretas permite definir conceptos operatorios. Lejos de ser compendios de observación, esos conceptos son operadores de información. También llevan la marca del racionalismo aplicado. Al mismo tiempo, daremos tina idea general de los que es un cuerpo de conceptos, es decir un conjunto de conceptos que se definen correlativamente. Es por su cuerpo de conceptos que la ciencia eléctrica, se constituye como un dominio de racionalidad física, como un sistema de información.' Tomando a la palabra información, desde luego, en su sentido filosófico. Para mostrar la total correlación de conceptos en él dominio de la racionalidad eléctrica. Habría que ordenar todos los conceptos de esta ciencia sería necesario escribir una obra especial, una filosofía, eléctrica como antaño se escribían filosofías químicas. Considerables seria la tarea puesto que cada noción debería ser examinada primeramente en todos sus reflejos filosóficos, en toda su evolución histórica, para ser luego redefinida con el nivel del contexto más nuevo. Creemos que semejante tarea no habría de resultar vana y que conduciría a un humanismo de la ciencia, puesto que daría una medida de los progresos del pensamiento y realizaría psicológicamente los valores de coherencia. De esta enormetarea sólo podemos asumir una pequeña parte: la de la demostración. Al menos, los límites que nos imponemos nos llevan a nuestro objetivo: caracterizar el pensamiento científico en su doble .función de asimilación asegurada y de evolución preservada. Como ejemplo de actividad a estudiar las relaciones elementales de las nociones capacidad eléctrica, diferencia dé potencial y cantidad de electricidad. Antes de plantear el concepto de capacidad eléctrica, hagamos una breve observación que nos permitirá distinguir el concepto científico del concepto vulgar. Si en los tratados de psicología hay un capítulo descuidado, no es otro (pie el que trata del concepto. Los ejemplos que en él se dan son inertes, ficticios, jamás vividos. Se nos propone que nos instruyamos 'rehaciendo la experiencia de la noción de perro y luego, mezclando los libros escolares -y los conocimientos del hombre de la calle, se nos recuerda que el perro, como tantos otros animales, tiene vértebras y que día: perra, como tantas otras genitoras, tiene mamas. - Esto basta para situar el concepto de perro como animal vertebrado mamífero. Se nos 212 convence de que la extensión y la comprensión dan motivo a la más segura de las clasificaciones, la que sigue un orden lineal. Y nos maravillamos de que este orden lineal devuelva al concepto estudiado el mismo lugar, sea que se "razone" en comprensión, sea que se "razone" en extensión. Ahora bien, si el concepto empírico es un concepto de clasificación, el concepto racional es un concepto de interconexiones, de relaciones absolutamente reciprocas. Lo probaremos con el concepto de capacidad eléctrica. ¿Tiene sentido hablar de la extensión de un concepto científico? El concepto de capacidad eléctrica, ¿tiene verdaderamente una extensión? ¿Es necesario decir que este concepto se extiende a todos los condensadores, sean planos, esféricos o cilíndricos? [Pero he arpa que esto no tendría sentido para un físico. Un físico no atribuye el menor poder de diferenciación a la forma de un condensador. La forma de un condensador sólo concierne a la comodidad en la disposición de un aparato. No influye para nada' en la experiencia pensada. Breve muestra, al pasar, de que la determinación de los objetos científicos no parte de una fenomenología de primer aspecto. Primero hay que pensar las funciones científicas del objeto científico para determinar su concepto operatorio. En una segunda etapa, se examina cómo el concepto fue realizado por el técnico. Debe agregarse que la noción de capacidad, atribuida primero a los condensadores, se aplica en realidad a todo cuerpo aislado. Todo conductor aislado tiene una capacidad, y esta capacidad varía si se camina el lugar del conductor en el laboratorio. Así, el concepto de capacidad no reside en su objeto sino que es relativo a una situación entre los conductores circundantes. Pide ser examinado en una perspectiva de ideas que más adelante expondremos. Se percibe ya el escaso interés que presenta la determinación de la extensión de este concepto. Lo mismo ocurrirá con las otras nociones científicas que evoquemos. Por otra parte, veremos que esas nociones tendrán una comprensión en cierto modo extrínseca, puesto que se desarrolla según cómo se multipliquen las relaciones teóricas interconceptuales. Y llegaremos a establecer que los conceptos científicos reciben su verdadera definición únicamente por sus correlaciones algebraicas. Desde los primeros esfuerzos de constitución de los conceptos científicos aparecen los tres caracteres epistemológicos mediante los cuales hemos creído poder especificar la actividad del pensamiento científico: el catarsismo, el pedagogismo y el normatívismo. Es necesario aprender, y aun cuando sepamos, es preciso mantener el dinamismo de la formación bajo el dinamismo del saber. Es esta tensión de aprender lo que jamás se encuentra en los ejemplos que para 213 el estudio de la formación de los conceptos proponen los psicólogos. O, por lo menos, dado que el concepto se forma, según ellos, como un resumen de caracteres tomados en una colección de objetos, siempre imaginan a la colección como un dato empírico inmediato. Por el contrario, el concepto científico es una verdadera emergencia del conocimiento. Hay que desprenderlo poco a poco de sus primeras formas, casi siempre confusas (catarsismo). Hay que aprenderlo (auto-pedagogismo). Hay que enseñarlo (normatívismo), ensenarlo imponiendo la normalidad del saber, enseñarlo en la necesidad de sus significaciones interfuncionales. Todo concepto científico, al término de su evolución epistemológica, pasa de una normatividad de hecho a una apodicticidad originada "en el papel que juega en las ecuaciones algebraicas. Es éste un matiz filosófico que todo racionalista gusta vivir, aun cuando el empirismo lo desconozca. Este matiz es además de indispensable conocimiento para quien quiera estudiar la emergencia de la física en un matematicismo. Física y matemática tendrán en lo sucesivo tantos puntos de contacto que bien se siente 'cómo la apodicticidad acidia de hacer su aparición en el pensamiento de los físicos. De la incorporación de un concepto científico en un cuerpo de conceptos se hallará prueba suficiente si se hace notar que todo concepto operatorio está provisto de una fórmula de dimensiones. Esta fórmula de dimensiones refiere el concepto a los conceptos de base y organiza los caracteres que definen a la entidad eliminando la vaguedad de las determinaciones empíricas. Poco importa que la determinación experimental de una capacidad siempre implique cierto margen de error. Esto ele ningún modo impide una determinación en cierto .modo racional, una determinación que piensa la noción en sus roles exactos, absolutamente exactos. Una física de operadores es necesariamente una física racional. Pero con el fin de proporcionar un ejemplo muy simple, seguiremos con cierto detallismo la actividad conceptualizante que constituye la noción ele capacidad eléctrica. Ese ejemplo bastará para probar que en el pensamiento científico la conceptualización no queda suficientemente caracterizada si nos colocamos sólo en el punto de vista del empirismo. Una vez que hayamos evocado la formación histórica del concepto de capacidad eléctrica, pasaremos a su formación epistemológica, insistiendo sobre los diversos valores operatorios. Podremos así definir un nuevo conceptualismo que resultará estar colocado precisamente en esa zona intermedia, entre el nominalismo y el realismo, en la que agrupamos todas nuestras observaciones epistemológicas. 214 Podríamos resumir el primer desarrollo bajo el título: de la botella de Léyde al condensador. Difícil es hoy imaginar el prodigioso interés promovido en el siglo XVIII por los fenómenos de la botella eléctrica. Para Tibere Cavallo, el gran descubrimiento hecho "en el memorable año 1745, de esta maravillosa botella" "dio a la electricidad una imagen totalmente nueva" (Traite complot d'Electricíté [Tratado completo de electricidad], trad. 1785, pág. XXIII). Cuando por recurrencia vemos en la botella de Leyde las características de un condensador, olvidamos que ese condensador fue primitivamente una verdadera botella, un objeto de la vida cotidiana. Sin duda, esa botella tenía particularidades que debían azorar al espíritu atento a las significaciones comunes; pero el psicoanálisis de las significaciones no es tan sencillo como lo postulan los espíritus científicos seguros de su instrucción. En realidad, la noción de capacidad es una noción difícil de enseñar a los espíritus jóvenes y, en este punto como en tantos otros, la historicidad acumula dificultades pedagógicas. Tratemos de observar en pleno trabajo a un espíritu reflexivo que se instruye en un laboratorio del siglo XVIII. No olvidemos en primer lugar las ideas claras, las ideas que se comprenden de inmediato. Por ejemplo, que la armadura interna termine en un gancho es bien natural puesto que hay que suspender la botella de la barra de cobre ele la máquina de Ramsden. Y luego se comprende con facilidad el papel que cumple esa cadena de cobre que va del gancho a las hojas metálicas que tapizan el interior de la botella, en un siglo en el que ya se sabe que los metales son los mejores conductores de electricidad. Esta cadena es el principio concreto de la conducción eléctrica. Ella suministra un sentido eléctricamente concreto a la locución abstracta: hacer la cadena para transmitir entre diez personas la sacudida eléctrica. El gancho, la cadena metálica, la cadena de manos que sentirán la conmoción, he aquí elementos fácilmente integrados en la sencilla imagen de la botella eléctrica. Acumulando tales ingenuidades corremos sin duda el riesgo de cansar al lector instruido. Sin embargo, nos hallamos ante el problema mismo del conflicto de significaciones: significación usual y significación científica. Es preciso objetivar los fenómenos científicos a pesar de los caracteres de los •objetos comunes. Es preciso determinar lo abstracto-concreto, borrando los primeros aspectos, las primeras significaciones. Si se prestara atención a la fenomenología del pedagogismo, se reconocería la importancia nociva de las primeras convicciones. Con nuestro tan simple ejemplo puede verse hasta qué punto una fácil integración arrastra pensamientos oscuros que se asocian a las pobres ideas demasiado claras que enumeramos. Así se forma una monstruosidad pseudocientífica que la cultura científica deberá psicoanalizar. 215 Pocas palabras bastan para designar la monstruosidad que prolifera en el dominio de las falsas explicaciones del conocimiento vulgar: la botella de Leyde no es una botella. No tiene ninguna, absolutamente ninguna- de las funciones de la botella. Entre una botella ele Leyde y una botella de Schiedam5 existe la misma heterogeneidad que entre un perro de caza (chien de chasse) y el gatillo de un fusil (chien de fusil). Para salir dela impasse cultural adonde nos conducen las palabras y las cosas, es preciso hacer comprender que la capacidad de la botella de Leyde no es la capacidad de un recipiente, que ella no contiene electricidad en función de su tamaño y que no se apreciarán sus dimensiones en función de la avidez de un bebedor. ¡Y sin embargo, cuanto más voluminosa es la botella ele Leyde más fuerte es, con la misma máquina de Ramsden, la conmoción eléctrica! ¿De dónde viene la relación entre tamaño y conmoción? Veamos la respuesta a esta primera pregunta: si la botella es voluminosa la superficie de las armaduras es grande. La dimensión de la superficie de las armaduras es la primera variable técnica. Naturalmente, los primeros técnicos pronto conocieron el papel de las superficies puesto que armaron el interior y el exterior de la botella con hojas metálicas. Pero es preciso aclarar muy bien esa noción de superficie activa para que quede suprimida toda confusa referencia al volumen de la botella. Es por su superficie, por la superficie de una armadura que la botella eléctrica recibe "una capacidad". En seguida interviene otro factor menos aparente: el espesor, del 'vidrio. . Cuanto más delgado es el vidrio, más grande es la capacidad. Sin embargo, no es posible emplear vidrios demasiado delgados pues la descarga eléctrica podría atravesarlos. Técnicamente, pues, se husmean vidrios bien regulares, sin burbujas internas. El espesor del vidrio es, I por lo tanto, la segunda variable técnica. Por último, reconocemos la influencia de un tercer elemento más oculto la materia misma del vidrio. Al reemplazar el vidrio por otra materia se descubre que cada materia posee una virtud específica, que ciertas materias ofrecen fenómenos más fuertes que otras. Pero esta referencia a un poder dieléctrico específico no puede tener lugar sino cuando se han obtenido algunos medios más o menos groseros1 de medida. Volta todavía comparaba la capacidad de dos conductores contando el número de una máquina eléctrica que daba a cada conductor su carga máxima. 216 liarán falta medidas más precisas para que el factor K, que especifica la acción particular de lo dieléctrico en la condensación, este bien determinado. Nuestro esbozo de la prehistoria empírica de los condensadores eléctricos nos ha proporcionado las variables técnicas que ahora nos permitirán una instrumentación más libre. En lugar de ese condensador particular que era la botella de Leyde, podemos considerar ahora condensadores de las más variadas formas. El condensador estará constituido por dos hojas metálicas separadas por un aislante (que puede ser aire). También la palabra condensador tendrá que ser integrada en una significación científica, habrá que desprenderla de su sentido usual. Hablando con propiedad, el condensador eléctrico no condensa electricidad recibe la cantidad de electricidad que le será impartida por leyes que vamos a esbozar. Nos hemos puesto en guardia contra la acepción usual de la palabra capacidad. Muy pronto la noción será esclarecida por la teoría. Pero si debiéramos explicar un poco la palabra antes que la cosa, sugeriríamos emplearla en el sentido de brevet de capacidad. Por su capacidad, un condensador —o, en forma más general, un conductor aislado— es capaz de reaccionar de una manera determinada en condiciones que tendremos que precisar. ¡Qué rayo de luz cuando por fin aparece la fórmula de la capacidad de un condensador! Entonces, todo lo que relatamos sobre las dificultades psicológicas de los primeros accesos a la ciencia se vuelve,de pronto, psicológicamente perimido. En virtud ele ese racionalismo que se constituye en una fórmula podemos, con toda justicia, criticar nuestras inquietudes de psicoanalistas del conocimiento científico. Pero nosotros no solamente escribimos para los racionalistas convencidos, para los racionalistas que han vivido las coherencias del pensamiento científico. Debemos cubrirnos las espaldas, asegurarnos de que no dejamos tras nosotros huellas de irracionalismo. Esto explica que en el caso preciso que estudiamos hayamos querido exponer la psicología de borramiento indispensable para fundar racionalmente la ciencia física. He aquí, pues, la fórmula que puede ahora ser el punto de partida de una racionalización de la condensación eléctrica: 217 C KS 4 e S = superficie de una armadura (quedando entendido que la otra armadura debe tener, salvo diferencias pequeñísimas, la misma superficie); e = espesor del aislante (que se supone totalmente uniforme); K = poder dieléctrico del aislante (que se supone totalmente homogéneo). Con esta fórmula el estudio filosófico del factor K nos permitirá reanimar el debate entre el empirismo y el racionalismo y mostrar la acción de la racionalización técnica. El factor K depende de la materia empleada. Podremos pues convertirlo en el signo filosófico de una irracionalidad que resiste a la integración de los fenómenos en una forma algebraica - simple. El empirista se apoyará sobre este hecho en cierto modo incondicionado para mostrar que la ciencia no puede alcanzar, con sus explicaciones, el carácter íntimo, el carácter cualitativo de las cosas. Desde este punto de vista, la electricidad tendría sustancias singulares. De allí que sea interesante mostrar que ese-carácter irracional atribuido a una sustancia particular puede ser en cierto modo dominado, a la vez, por el racionalismo y por la técnica. "Observemos primero que rio sólo se habla del poder dieléctrico del vacío, sino que hasta se toma este poder dieléctrico del vacío como unidad. Esto alcanza, nos parece, para probar que la materialidad exterior, la que concierne a .nuestros sentidos, no está del todo comprometida en la noción de capacidad de un condensador. Además, si se toma conciencia de la racionalidad de los roles, el rol de K y el rol de e en la fórmula C KS 4 e podrán aclararse por compensaciones. Puesto que es posible aumentar la capacidad tanto disminuyendo como aumentando K, la inteligencia técnica realiza una entera racionalización del factor material. La materia no se utiliza más que como un subterfugio para evitar los C demasiado pequeños: Un condensador con una lámina de aire de espesor demasiado pequeña se descargaría por una chispa 218 entre las hojas metálicas. Si se sustituye la lámina de aire por otra de mica se obvia este inconveniente, al menos en cierto y determinado límite. Así, cuando el empirista ríos objete el carácter realista incondicionado del poder dieléctrico do una sustancia, cuando nos diga que ese poder dieléctrico está representado por un número sin estructura, un número con decimales sin ley racional, podremos responderle que el técnico no ve allí más irracionalidad que en una longitud determinada. Técnicamente, el poder dieléctrico recibe una perfecta equivalencia geométrica. Desde luego, hemos limitado nuestra discusión al caso en que se toman como láminas aislantes a sustancias naturales, como la mica, o sustancias fabricadas sin tener en cuenta un empleo especial, como el vidrio. Tendríamos nuevos argumentos si nos refiriésemos a la técnica misma de las materias, a las posibilidades ofrecidas por una química que puede crear sustancias de propiedades físicas bien definidas. De todos modos, la técnica realiza con total seguridad la fórmula algebraica de la capacidad de un condensador. Se trata de un caso muy simple, pero particularmente nítido, de la conjunción entre el racionalismo y la técnica. Por otra parte, y a propósito del factor empírico K, podríamos presentar una perspectiva de racionalización por vía teórica que nos traería un ejemplo de racionalismo comprometido que deja muy atrás las objeciones previas del realista sobre la irracionalidad de la materia. En efecto, el progreso de los conocimientos teóricos condujo a Maxwell a plantear una relación algebraica simple entre el poder dieléctrico de una sustancia y el índice de refracción de esta misma sustancia: K = n2 Semejante soldadura ele dos fenomenologías tan diversas como la electricidad y la óptica _ sugiere nuevas significaciones. Dicho de otro modo, los fenómenos inmediatos, sean ópticos o eléctricos., adquieren nuevos sentidos. Puede decirse que el índice de refracción de la luz en una sustancia tiene una significación eléctrica y, viceversa, que el poder eléctrico de esa sustancia tiene una significación óptica. La correlación posee un gran alcance racional. Para comprender el valor epistemológico de esa correlación bastará comparar la asociación racionalista de los dos dominios, electricidad y óptica, y la asociación fenomenista de los mismos dominios para comprender la imperfección de un estudio filosófico directo de los fenómenos. Se cometería un grave error 219 epistemológico si se viera en Schelling a un precursor de Maxwell. Sin embargo, Schelling pudo pensar que el aspecto luminoso de ciertos fenómenos eléctricos era un indicio de la unidad de principio entre la luz y la electricidad. (Werke, t. II, pág. 144.) Ahora bien, la asociación esperada por Schelling es, con toda evidencia, superficial. No compromete ningún pensamiento constructivo; no puede promover ninguna técnica. Además,' el filósofo idealista está verdaderamente alejado de la información instrumental. Inclusive considera que los instrumentos y las máquinas destruyen el carácter natural de los fenómenos (t. II, pág. 123): "die Lehre von der Electricitat beinahe mehr eine Aufzählung der Maschinen und Instrumente, die man zu ihrem Behuf erfand, als eine Erklärung ihrer Phänomene". Nada en la filosofía de la naturaleza de un Schelling o de un Hegel anunciaba la síntesis de los dominios de la electricidad y de la óptica. En suma, con la síntesis maxwelliana se tiene un racionalismo de la experiencia que se funda en altura, sin temor a las objeciones del realista que quisiera siempre, de acuerdo con el sentido de las palabras, un fundamento en -profundidad. El racionalismo de la física moderna encuentra solidez en su piedra fundamental. Todo se mantiene cuando todo está construido. La construcción revela con posterioridad los valores de la estructura. Los fundamentos se establecen por recurrencia. El fondo se ve desde la cima. Se tiene la intuición clara de los fenómenos después de su comprensión matemática. La intuición intelectual multiplica las claridades de La intuición sensible. Los más modestos problemas de la experiencia científica repiten siempre la misma lección filosófica: comprender un fenómeno nuevo no es simplemente agregarlo a un saber adquirido; es reorganizar los principios mismos del saber, de manera que los principios obtengan la luz suficiente como para que pueda decirse: hubiéramos debido prever lo que acabamos de ver. Pero volvamos a nuestros ejemplos más sencillos y a propósito de la noción de capacidad eléctrica, ya considerada en su aspecto instrumental, insistamos sobre la racionalización exteriorista del pensamiento físico; por racionalización exteriorista entendemos una racionalización por claridad de las funciones cooperantes, una racionalización operatoria que no tiene que preocuparse del íntimo realismo platónico de las nociones aisladas. Consideremos solamente la relación que "funda" la ciencia racional ele la electricidad estática, en un primer contexto de interconceptos fundamentales. La relación es: Q=C.V 220 Q es la cantidad de electricidad que acepta la armadura ele un condensador. Podría expresarse la misma relación —lo que sería más general—"para un conductor cualquiera. Pero preferimos desarrollar nuestra demostración, filosófica sobre el mismo ejemplo, marcando con un trazo más claro, mediante el uso del condensador, el aspecto instrumental del problema. Precisamente la fórmula interconceptual fundamental interviene a veces en problemas en los que se la podría creer inoperante, por limitar el examen a los resultados. Por ejemplo, es mediante reflexiones .sobre esa fórmula de interfunción que deberán establecerse las dos aritméticas que determinan la capacidad resultante de un sistema de condensadores, según que esos condensadores se agrupen en paralelo o. en cascada. En el primer caso, tendremos la fórmula Cp = C1 + C2 +…. + Cn y en el segundo caso 1 1 1 1 .... Cc C1 C2 Cn Otras fórmulas regularán agrupamientos mixtos. En particular, la fórmula (II), en la que sólo intervienen los inversos de las capacidades componentes, es absolutamente imprevisible en el aislamiento nocional, considerando a la capacidad como noción que se basta a sí misma, como cosa que tiene un en sí. Lo imprescindible es hacer funcionar la noción de capacidad en la relación fundamental Q = CV para encontrar la fórmula (II) en la que no hay ya ni Q, ni V. Nueva prueba de la actividad internacional de las nociones científicas. No es posible contentarse con el empirismo del resultado puesto que la capacidad resultante está determinada por una problemática ele esencia racionalista. El estudiante que se sirva de la fórmula (II) como de un fósil del razonamiento perderá la solución de muchos problemas. Es necesario remarcar que un concepto localizado por una simple clasificación,' como ocurre en historia natural, no puede instruir sobre la conceptualización esencialmente compleja que creemos característica de la organización racional de la experiencia científica. El concepto aparece en ella no sólo como pieza de un juicio sino también como momento de un razonamiento. Veamos entonces el orden que podrá paracerle paradójico a un psicólogo clásico, pero que es el orden de las seguridades del pensamiento científico racional: primero se razona, después se juzga y por último se conceptualiza. Nueva confesión de que el racionalismo es una filosofía del recomienzo. Claro está que es en el nudo de conceptos formado por la fórmula fundamental Q = CV que se ajustan las unidades de medida, sean las unidades electrostáticas 221 teóricas, sean las unidades usuales: culombio, faradio, voltio. Con la fórmula fundamental nos hallamos ah mismo tiempo en un centro de experiencias y en un centro de cálculos. A partir del primer triángulo de nociones Q, C, V, deberíamos seguir en todo el dominio de la ciencia eléctrica nuestra tarea ele Irían-ilación nocional. Bajo una red semejante el racionalismo eléctrico .se manifestaría en toda su claridad y extensión. Pero como decíamos más arriba, semejante empresa supera, el alcance ele esta obra. Nos contentaremos con recorrer otro triángulo de nociones pues así tendremos ocasión de dar a nuestro debate una profundidad mayor. En efecto, anhelamos mostrar la correlación existente entre la racionalidad eléctrica y la racionalidad- matemática. Estudiaremos un triángulo de nociones comprometidas en ecuaciones diferenciales. Pero antes de pasar a este examen, creemos útil efectuar una amplia digresión que nos permitirá establecer mejor nuestra posición filosófica. Consideramos que reflexionando un instante sobre el dualismo álgebra-geometría, podremos preparar el dualismo álgebra-electricidad, del que presentaremos un esbozo al final del presente capítulo. El dualismo álgebra-electricidad, caso particular del dualismo álgebra-ciencias físicas, nos proporcionará argumentos para nuestra tesis de una matemática comprometida. Si Hegel puede decir todavía que la matemática "tiene por principio propio la relación privada del concepto, es porque no superó el sentido de una matemática concebida como estudio de la relación de dimensión que tiene por materia al espacio muerto y al Uno igualmente muerto". (La Phenomónologie de- l'espril, trad. Hyppolitc, t. I, pág. 41.) En la organización de los fenómenos es de los interconceptos que hay que ocuparse. La relación matemática se encuentra entonces- tan poco privada de conceptos que es por ella que los conceptos encuentran sus funciones. Una vez más, ¿qué sería del "concepto de capacidad eléctrica sin su compromiso en una ciencia matemática de sus relaciones, sin una determinación dimensional? Por lo tanto nuestra meta actual es la de establecer una correspondencia entre los pensamientos experimentales y los pensamientos algebraicos dando a esta correspondencia el mismo sentido que retienen las estrechas correlaciones curre la geometría y. el álgebra. Como es sabido, Cournot consagró una larga y minuciosa obra a esta correspondencia. Sería necesario un nuevo libro para describir esta correspondencia en la matemática contemporánea. Simplemente queremos caracterizar, en pocas páginas, su perfecta reciprocidad, reciprocidad que a veces impulsa, de un polo a los otros, rápidos intercambios. Resulta de ello una curiosa movilidad de pensamientos, un rápido desplazamiento de las intuiciones, y también inversiones en la historia de los problemas. En tales 222 condiciones, toda la dialéctica algebraica deberá comenzar por objetar previamente ciertos privilegios históricos propuestos por la filosofía comtiana. En efecto, puesto que en el orden comtiano la geometría y la mecánica están colocadas después de la aritmética, ¿puede decirse, como en Sisteme de politique positivo (Sistema de política positiva), t. I, pág. 51: "Un verdadero filósofo reconoce al materialismo tanto en la tendencia del común de los matemáticos a absorber la geometría o la mecánica por el cálculo, como en la usurpación de la física por el conjunto de la matemática o de la química por la física..."? ¿Es posible ver en ello, como dice Comte, una "eminente desorganización de los estudios superiores bajo la ciega dominación de los inferiores"? En esta condena del paralelo entre la geometría y el álgebra, o bien —y es ése nuestro problema— entre la física y el álgebra, vemos un efecto del mito comtiano que plantea una repetición del desarrollo histórico de las ciencias en el desarrollo de la cultura científica del individuo. El paralelismo historia y cultura tan frecuentemente alegado por las escuelas antropológicas más diversas, nos parece un criterio esquemático y en una cultura tan completamente renovada como la cultura científica contemporánea, este criterio es una engañifa. Precisamente, una verdadera sistemática de ¡a renovación de ¡a- cultura debe sustituir al empirismo del desarrollo histórico de la cultura. En efecto, la pedagogía del conocimiento científico proporciona métodos de ma-duración que no habrán de seguir el hístoricismo de la cultura en sus primeras formas, que son formas que hay que horrar. La primera jerarquía, por sí misma, sólo tiene una primitividad de hecho. Por el contrario, felices inversiones del orden histórico pueden acelerar el conocimiento, hacerlo más claro, más fácil de completar. Comprensiones recurrentes hacen que una luz converja sobre el origen de los conocimientos. Son muchas las ocasiones en que podemos invertir el orden de las jerarquías comtianas. Por lo tanto nuestra nieta actual es la de establecer una correspondencia entre los pensamientos experimentales y los pensamientos algebraicos dando a esta correspondencia el mismo sentido que retienen las estrechas correlaciones curre la geometría y el álgebra. Como es sabido, Cournot consagró una larga y minuciosa obra a esta correspondencia. Sería necesario un nuevo libro para describir esta correspondencia en la matemática contemporánea. Simplemente queremos caracterizar, en pocas páginas, su perfecta reciprocidad, reciprocidad que a veces impulsa, de un polo al otro, rápidos intercambios. Resulta de ello una curiosa movilidad de pensamientos, un rápido desplazamiento de las intuiciones, 223 y también inversiones en la historia de los problemas. En tales condiciones, toda la dialéctica algebraica deberá comenzar por objetar previamente ciertos privilegios históricos propuestos por la filosofía comtiana. En efecto, puesto que en el orden comtiano la geometría y la mecánica están colocadas después de la aritmética, ¿puede decirse, como en Systéme de politique positivo (Sistema de política positiva), t. I, pág. 51: "Un verdadero filósofo reconoce al materialismo tanto en la tendencia del común de los matemáticos a absorber la geometría o la mecánica por el cálculo, como en la usurpación de la física por el conjunto de la matemática o de la química por la física..."? ¿Es posible ver en ello, como dice Comte, una "eminente desorganización de los estudios superiores bajo la ciega dominación de los inferiores"? En esta condena del paralelo entre la geometría y el álgebra, o bien —y es ése nuestro problema— entre la física y el álgebra, vemos un efecto del mito comtiano que plantea una repetición del desarrollo histórico de las ciencias en el desarrollo de la cultura científica del individuo. El paralelismo historia y cultura tan frecuentemente alegado por las escuelas antropológicas más diversas, nos parece un criterio esquemático y en una cultura tan completamente renovada como la cultura científica contemporánea, este criterio es una engañifa. Precisamente, una verdadera sistemática de ¡a renovación de ¡a- cultura debe sustituir al empirismo del desarrollo histórico de la cultura. En efecto, la pedagogía del conocimiento científico proporciona métodos de maduración que no habrán de seguir el historicismo de la cultura en sus primeras formas, que son formas que hay que horrar. La primera jerarquía, por sí misma, sólo tiene una primitividad de hecho. Por el contrario, felices inversiones del orden histórico pueden acelerar el conocimiento, hacerlo más claro, más fácil de completar. Comprensiones recurrentes hacen que una luz converja sobre el origen de los conocimientos. Son muchas las ocasiones en que podemos invertir el orden de las jerarquías comtianas. Precisamente, el contexto del álgebra y de la geometría supera ahora el estadio de una geometría analítica, de una geometría que se expresa mediante ecuaciones algebraicas. Mal caracterizaremos a ese contexto si sólo nos referimos a la práctica cartesiana. Hay ahora intercambio de aplicaciones, de suerte que podemos observar el racionalismo de una geometría que se aplica, algebraicamente y el racionalismo deun álgebra que se aplica geométricamente. El racionalismo aplicado juega en los dos sentidos. Las aplicaciones del álgebra en la geometría se equilibran por las aplicaciones de la geometría en el 224 álgebra. En muchos problemas parece que el matemático totaliza dos racionalismos, que piensa en un doble registro, algebraica y geométricamente. Ambos pensamientos efectúan tales intercambios que mucho esfuerzo llevaría caracterizar a uno como más concreto que el otro. Todo depende del sentido en el cual va la "concreción". Al emplearlas se siente que las palabras concreto y abstracto adquieren significación por esa doble situación. Borde con borde, tales palabras llegan a tocarse en el doble aspecto geométrico y algebraico ele ciertos problemas modernos. Los métodos del álgebra geométrica y los de la geometría algebraica pueden cargarse, pues, en la cuenta de esos pensamientos abstractoconcretos que nos proponemos caracterizar bajo el nombre de racionalismo aplicado. Digamos que se ha instituido un lenguaje especial, una suerte de bilengua que habla en doble sentido. En el espíritu del algebrista que estudia espacios hilbertianos se ilumina una intuición superada que formula, en el estilo de la geometría, verdades que sólo tienen sentido en el estilo del álgebra. Sin descanso es preciso traducir las expresiones para mantener a la vez los dos sentidos, para sacar provecho a la vez, do las fuerzas sintácticas —tan diferentes— del álgebra y de la geometría. Pero sería un error ver en ese bilingüismo una repetición artificial. Más bien habría que maravillarse de la facilidad con que se aprende esa bilengua, con que se la comprende. Esto parecerá muy natural a quien quiera colocarse en la disciplina de un racionalismo aplicado instalándose en un centro dialéctico de doble flecha donde se formulen las correlaciones de lo abstracto concreto. Entonces lo geométrico no es más concreto que lo algebraico; lo algebraico no es más abstracto que lo geométrico. Lo geométrico y lo algebraico intercambian sus potencias racionalistas de invención. Pero si en esta digresión hemos apuntado a la discusión sobre la correspondencia entre el álgebra y la geometría, ello no fue sino para presentar una idea general del bilingüismo esencial al racionalismo aplicado, en un dominio en que ese bilingüismo tiene una acción eminente. Los ejemplos, en este dominio, pedirían un esfuerzo teórico que no corresponde a la presente obra, para la cual querríamos mantener una exposición filosófica elemental.7 Por lo demás, es suficiente mencionar la correspondencia geometría-álgebra para orientar a la correspondencia física-álgebra, que también-querríamos presentar como un bilingüismo. Quien siguiera en detalle la constitución de la técnica de la radiofonía tendría muchos ejemplos de la correspondencia física-álgebra. En ella la técnica se desarrolla sobre el cañamazo de las ecuaciones. Si se quiere comprender el funcionamiento de los "filtros"1 en radiofonía, deberá aprenderse una bilengua. En verdad puede decirse que esos filtros eliminan tanto las vibraciones en los aparatos como las soluciones en las ecuaciones. Son organizaciones abstracto225 concretas. Se realizan de acuerdo con la realidad de las soluciones de una ecuación. Si se quiere participar en los progresos de la ciencia, hay que colocarse frente a una doble situación. Esta doble situación se abre en una doble perspectiva: el lado experimental y el lado teórico. Debe afirmarse dos veces y suministrarnos las garantías de la bicertidumbre. Esta! doble situación es obra de un racionalismo comprometido en la experiencia y de un empirismo trascendido. En tanto la experiencia sea deshilvanada, en tanto el racionalismo se informe sólo sobre sí mismo, ambas situaciones estarán separadas. Darán lugar a la habitual descripción de las filosofías mouodromas. No creemos que sea posible describir una fusión de situaciones a partir del conocimiento común. Acerca de esto, como en el conjunto de nuestra tesis, croemos que primeramente hay que introducirse en el pensamiento científico para, sacar provecho de las correlaciones de la experiencia deducida en un cuerpo de leyes matemática. Nos urge volver a los ejemplos simples y precisos, en los que examinaremos algunos "montajes" eléctricos donde los aparatos y los conceptos se presentarán como sinonimias, como una bobina de autoinducción L, como una capacidad C, montajes donde los fenómenos recibirán, por obra de disposiciones técnicas —y también de relaciones algebraicas— una solidaridad de doble estilo que busca su solidez por dos caminos y su exposición en dos lenguas. Por otra parte, si se nos permitiera agregar un matiz psicológico, con. gusto diríamos que toda interconceptualización es alentadora. Ella alienta la memoria. Al ser externo le da un ser interno, y viceversa. El bilingüismo del mecanicismo y del electricismo redobla la seguridad frente a la legitimidad de la expresión matemática de los fenómenos. A ese aliento, a esa seguridad, a esos intereses redoblados, a esas potencias de la expresión, los condenamos con excesiva rapidez acusándolos de psicologismo. Será preciso llegar a separar la filosofía del psicologismo, que puede inscribirse en el detalle de una enumeración de símbolos, y la fisiología del psicologismo, que debe hacer comprender la potencia, intelectual. Esta potencia intelectual, este dinamismo ele la coherencia racional, corresponden a una fenomenología nueva, matiz indeciso pero evidente que separa al psicologismo atestado de singularidades de la fenomenología normativista que totaliza un pasado decultura racional. Pero vayamos a los ejemplos y consideremos primero un montaje muy simple. Un condensador1 de capacidad C —que antes se ha cargado— envía, en momentos en que se cierra un interruptor I, una corriente eléctrica a una bobina caracterizada por su coeficiente de autoinducción L (figura 15). Al mismo tiempo que el montaje, démonos la ecuación que regula los fenómenos consecutivos al cierre del circuito-No hay duda de que la correlación entre la experiencia y la 226 racionalidad se explicitaria mejor si pudiéramos ofrecer todas las ideas y experiencias que permitieron el establecimiento de esta ecuación. Pero entonces habría que escribir un largo capítulo do ciencia positiva. Sin obligar al lector a tan prolongado estudio, creemos que los temas filosóficos pueden discutirse a partir de la ecuación constituida. He aquí pues la ecuación diferencial puesta a reflexión: 1 d 2q 1 L 2 ,q 0 dt C d es la cantidad de electricidad que circula en un móntenlo dado ¡ras el cierre del circuito; q es, después de eso momento inicial del cierre, una función del tiempo t. d2q 2 La derivada segunda de esta función con relación al tiempo es dt . La ecuación [1] nos da pues la temporada del fenómeno do descarga de un condensador en una bobina. Esta descarga es oscilatoria. El examen experimental de la chispa de descarga de un condensador en espejo giratorio había conducido a Feddersen a esta conclusión. Pero veremos (pie las determinaciones algebraicas van a precisar los caracteres periódicos del fenómeno. Esta precisión nos proporcionará argumentos para nuestra tesis de la información racional de la experiencia. Se ha observado con frecuencia, por oirá parte, que esa ecuación de los fenómenos eléctricos de descarga de un condensador era totalmente semejante a la ecuación de los fenómenos mecánicos de un resorte tensado por una pesa. Nosotros mostraremos esa correspondencia entre los fenómenos eléctricos y los fenómenos mecánicos; pero insistimos en que de ningún, modo es debida a una información mecánica de la electricidad. Estableceremos una correspondencia funcional completamente independiente de las imágenes mecanicistas que podemos hacernos de la electricidad. No es por imágenes mecanicistas que van a producirse las analogías funcionales. Las correspondencias se establecerán mediante la matemática, mediante la racionalidad, considerando el papel ele los coeficientes en el aspecto algebraico de las leyes. En el buen ajuste técnico de las diversas piezas de un "montaje" vemos dibujarse las primeras formas de un realismo matemático funcional que ofrece garantías de realización instrumental. Veremos sin embargo que la realización está limitada por una realidad de la que hemos hecho abstracción (la resistencia del circuito). Deberemos pues retomar, 227 con nuevos esfuerzos, otra realización. Notemos además la posibilidad de un conocimiento aproximado mediante el aporte de conceptos sucesivos. Más adelante tendremos oportunidad de subrayar la importancia de esta complejidad conceptual progresiva. Da solución de la ecuación diferencial nos da el período T a partir de la "pulsión" u ligada a los coeficientes de la ecuación por la fórmula de la "pulsión": De ella extraemos el período T 1 LC 2 la frecuencia N 1 T 2 . Veamos entonces, en detalle, la correspondencia funcional entre los conceptos eléctricos que intervienen en la ecuación [1] y los conceptos mecánicos que intervienen en la ecuación de un sistema mecánico oscilante: m [2| d 2x Kx 0 dt 2 Para todo estudioso de la electricidad que reflexione sobre la ecuación [1], se hará manifiesto que el coeficiente de autoinducción L juega en electricidad el mismo rol algebraico que el coeficiente de inercia mecánica m en la ecuación [2]. La autoinducción es, por lo tanto, una "inercia eléctrica"; ella mide una oposición, al cambio eléctrico. Cuando la corriente tiende a aumentar, la inercia de la bobina de autoinducción se opone a esa tendencia, así como la inercia mecánica se opone a una aceleración del movimiento. La correspondencia del factor en la ecuación eléctrica con el factor K en la ecuación C mecánica puede parecer paradójica pues en un caso el concepto eléctrico C aparece como denominador y en el otro, el concepto mecánico K aparece como numerador. Pero he aquí un obstáculo pronto superado por el racionalismo operatorio que reflexiona, sobre la organización de la ecuación diferencial. La correspondencia es tan normal que conduce a formar el concepto de la inversa de la capacidad: es una capacitancia. Es posible además multiplicar las correspondencias de lo eléctrico con lo mecánico. Así, al escribir ecuaciones que interesan a la corriente que circula en 228 una bobina de autoinducción L en los límites de la cual se instituye una fuerza electromotriz E, se tiene la ecuación: EL di dt Esta relación es en un todo semejante a la relación del principio de inercia: F m dv dt sin embargo i no es una velocidad, L no es una masa, E, la fuerza electromotriz, no es una fuerza. Pero las tres nociones, E, m, v en el electricismo y las tres nociones, F, ro, v en el mecanicismo se encuentran en total concordancia de funcionalidad algebraica. Los dos grupos de tres nociones se inscriben, pues, en un realismo algebraico, realismo que claramente se manifiesta como una organización racionalista dominante. Si se han comprendido las dos síntesis nocionales que acabamos de poner en correspondencia, se estará para siempre librado de las analogías demasiado enraizadas en una realidad- de primera percepción. Si la fuerza electromotriz no es una fuerza en el sentido vulgar del término, ¿no se ve que la fuerza mecánica tampoco lo es? Es preciso circunscribir las nociones y dejarlas traspasar su significación matemática. Una vez instalados en una correspondencia matemática de las nociones, estamos en posesión de una especie de biorganización que no se detiene en los primeros 1 2 Lt esbozos. Por ejemplo, Rocard recuerda que la bobina acumula una energía 2 cuya forma es exactamente la de una fuerza viva mv2". Asimismo, si el condensador tiene una carga q, él "acumula la energía x2 K 2” como el resorte acumula la energía potencial El principio de conservación de la energía aplicado al circuito da: 1 2 1 q2 Lt Cons tante 2 2C como el mismo principio aplicado al resorte da: 229 1 q2 2C 1 1 m v 2 K x 2 C o n s ta n te 2 2 Así, dos regiones de la experiencia, regiones muy diferentes, reciben el mismo principio general —lo que no puede asombrar al filósofo que gusta do los principios generales— pero,- nueva circunstancia, ese principio racional general se aplica en los detalles de una estructura de organización, en una funcionalidad a la vez minuciosa y matemática. Subrayemos una vez más cuán lejos nos hallamos de una correspondencia de analogía inmediata y sin cesar mostremos la inversión de claridad que el matemático, acentuando las intuiciones eléctricas, provoca en las intuiciones del estudioso de la mecánica. Sentimos que para interpretar tales ejemplos la teoría del homo faber se revela insuficiente. Si tal teoría está adaptada a la vida común, no lo está a esa la instancia revolucionaria que es el pensamiento científico con respecto al pensamiento común. La teoría del homo faber es reductiva, no es "U prospectiva, no es progresiva. Está mal adaptada —esta teoría metafísica de Bergson— al pensamiento eléctrico, al pensamiento ondulatorio, tal pensamiento acústico, en su desarrollo científico. En lugar de una estructura geométrica es una estructura algebraica lo que hay que considerar. El racionalismo eléctrico es mucho más algebrista que geometría Esas nuevas experiencias que permiten fundar un electricismo paralelo al mecanicismo pueden servirnos de pretexto para afirmar la insuficiencia de una doctrina de la inteligencia monoa el apta da, de la inteligencia víctima de su primera adaptación, como lo es la doctrina bergsoniana. Particularmente, es preciso que denunciemos una tesis que juzga al pensamiento científico a partir de los rudimentos, a partir de simplificaciones pragmáticas. La dialéctica experiencia-forma matemática no se acaba con las ecuaciones que recordábamos. Precisamente, una prueba de la validez de la orientación algebraica que acabamos de esquematizar es que esa orientación puede tomar una perspectiva más profunda. Pode más continuar el paralelo que hemos esbozado, podemos describir un dominio de mayor de la información algebraica sobre los hechos. Tanto para el ejemplo eléctrico como para el ejemplo mecánico, hemos propuesto casos que idealizan con excesiva premura a la experiencia. No hay resorte metálico que trabaje sin acción calorífica. La materia del metal utilizado interviene con un factor tal de irracionalidad que dos resortes que sin embargo tienen la misma elasticidad no son totalmente idénticos. La resistencia a la deformación es casi individual; Asimismo, para el alambre de la bobina de autoinducción, en -electricidad, nos atuvimos a un caso idealizado. No hemos tenido en 'cuenta la resistencia óhmica. Debido a su ligero calentamiento por el 230 paso de la corriente, esa resistencia ocasiona una pérdida de energía que a la larga produce la detención de la corriente que oscila en el circuito. Al principio de conservación de la energía deberá asociarse el principio de degradación de la energía. La resistencia óhmica depende de la materia del alambre. No será la misma si el alambre es-de cobre o de plata. La resistencia del alambre también dependo de las impurezas que pueden quedar en el metal. Nos encontramos pues ante una individualidad; tanto como decir, ante una irracionalidad. Esta irracionalidad, sin embargo, puede ser limitada, puede sercompensada, puede ser, finalmente, comprendida. Y podemos seguir, del electricisino al mecanicismo, correspondencias más complicadas que descubren funcionalidades más complejas. Lejos de disminuir, la racionalidad se refuerza. a.- Pero demos un ligero trazo del camino seguido, por lo racional. Por comenzar con problemas sencillos, en el primer montaje habíamos descuidado ¡a resistencia del circuito que contenía un condensador y una bobina de autoinducción. Tengamos ahora en cuenta la resistencia (esquema de la figura 1G). La ecuación que corresponde a este montaje es d 2q dq q L 2 r 0 dt dt C Esta ecuación es enteramente semejante a la del movimiento de un cuerpo pesado sostenido por un resorte, cuando se tiene en cuenta la amortiguación: d 2x dx m 2 r Kx 0 dt dt Donde f es factor que representa a la amortiguación. Basta agregar a las correspondencias precedentes la correspondencia r f para ver que estos fenómenos más complicados de corrientes sinusoidales amortiguadas y de movimientos sinusoidales amortiguados tienen la misma álgebra. La interracionalidad de ambos fenómenos produce, en cierto modo, una sola problemática teórica. En su aplicación, la problemática experimental será diferente en los dominios. Pero ello no contradice el hecho de que las dos realizaciones —eléctrica y mecánica— están dirigidas por un solo racionalismo A quien guste de los matices filosóficos, podría decírsele que las dos ecuaciones diferenciales qué acabamos de examinar corresponden a un racionalismo analítico, a un racionalismo que analiza fenómenos dados. Entonces 231 distinguiríamos, bajo el nombre de racionalismo constituido, un orden algo diferente de cuestiones en que el lisien trata de compensar, por medio de una destreza técnica, la irracionalidad introducida por la resistencia ligada a la materia de los alambres del circuito. Para comodidad de nuestra sencilla demostración cambiaremos algo las notaciones. Tendremos así ocasión para mostrar la diversidad de las posiciones de base. Retomamos nuestro punto de partida con el modelo perfecto de un circuito oscilante llevado a su forma matemática: d 2V LC 2 V 0 dt Expresamos así el fenómeno por medio de una de sus variables directrices V (siendo V la tensión eléctrica, o dicho de otro modo/la . diferencia de potencial en los bornes del condensador de la figura 15).. Anteriormente expresábamos el fenómeno por la variable q (cantidad do electricidad acumulada en el condensador). Al comienzo del capítulo evocábamos, entre q y V, la ecuación de proporcionalidad q — CY. V y q varían proporcionalmente, por lo que se comprende que pueda seguirse el fenómeno ya sobre q, ya sobre V. La necesaria consideración de una resistencia r en el circuito conduce a la ecuación: 4 LC d 2V dV rC V 0 2 dt dt que no es más que una expresión nueva, con las nuevas variables elegidas, de la ecuación [2]. El factor r es, como dijimos, en la perspectiva de realización elegida, el elemento irracional. Veremos cómo el pensamiento técnico conseguirá borrar todas las consecuencias teóricas de ese irracionalismo, cómo, en cierto modo, la técnica guiada por la matemática permitirá reencontrar, en una ecuación más complicada, con un montaje más complicado, todos los valores del modelo racional perfecto. El proceso de racionalización consiste en mantener las oscilaciones, con lo que se obvia el amortiguamiento característico de la ecuación. 232 Para lograrlo se trae .del exterior una fuerza electromotriz sinusoidal que tiene el período "racional" w, definido por la ecuación [3]. La técnica sabe crear generadores eléctricos que producen corrientes alternas del período que se quiera. Agregado un generador, la fórmula [4| se transforma en la siguiente: 5 d 2V dV LC 2 rC V E0 Sent dt dt Para obtener la racionalización, se escogerá una amplitud de la corriente alterna de mantenimiento que satisfaga la ecuación: rC dV E0 Sent dt Como por otra parte los otros dos términos del primer miembro de la ecuación (5) (el primero y el tercero) se destruyen en virtud de la ecuación toda la ecuación (5) está satisfecha. Observemos que la ecuación completa [5| está satisfecha en dos regiones filosóficas diferentes: primero en la región de la pureza racional que postula aparatos eléctricos sin resistencia, con un juego de nociones donde no entra más que una geometría de los aparatos (dimensión de las espiras de la bobina, superficie de las armaduras del condensador, etc.), y después en la región de la destreza técnica, destreza que compensa hábilmente hechos materiales inevitables por medio de disposiciones técnicas. Queremos también subrayar el hecho ele que el mantenimiento de las oscilaciones eléctricas se lee en el álgebra del fenómeno. La explicación ya no requiere ninguna imagen mecánica. No queda otra cosa que 3a palabra oscilación, que pertenece al lenguaje y a las imágenes del sentido común. Pero, a quien se consagra al algebrismo esa palabra le hace pensar más en senos que en péndulos. Y puede decirse que para ciertas clases de pensamientos técnicos hay pasaje directo del algebrismo sin ninguna imagen mecanicista. Tenemos pues razones para hablar- de electricismo en el mismo sentido con que la filosofía habla del mecanicismo. Este electricismo tiene sus experiencias primeras y sus nociones primeras. Es una manera de pensar. No es absurdo concebir que podría transformarse en una manera universal de pensar y que podría suplantar a las explicaciones mecanicistas. Si se pensara en el libro que Rocard dedicó a los fenómenos vibratorios, se vería cómo la noción de impedancia, formada por los investigadores de la electricidad en el estudio de las corrientes alternas, se introdujo en el estudio de los fenómenos mecánicos. Un cálculo de impedancias 233 conduce a determinaciones interesantes en fenómenos vibratorios de toda especie, por ejemplo en los fenómenos acústicos. No cabe duda que, ciada nuestra tendencia a las imágenes de la mecánica —y también a las palabras del mecanicismo— puede parecer, como lo indica el mismo Rocard, que no traemos ningún progreso positivo si expresamos en el lenguaje de la impedancia, con los términos inductancia, resistencia, capacitancia lo que se acostumbra expresar en el lenguaje de la mecánica partiendo de las nociones de inercia, velocidad, aceleración, masa... Pero hay problemas mixtos, que comportan fuerzas mecánicas y fuerzas electrodinámicas. "Se comprueba entonces, dice Rocard (pág. 54), que la impedancia eléctrica, tal como se la podría medir, contiene términos que reflejan la existencia de la impedancia mecánica, y recíprocamente. En ese instante, la noción general de impedancia proporciona una unidad de visión verdaderamente valiosa." Quizás sea interesante agregar que uno de esos problemas mixtos donde intervienen la impedancia eléctrica y la impedancia mocional es el problema del altoparlante. ¡Qué insuficiente parecerá entonces el empirismo de la vida común ante un racionalismo que, como noción de base, acoge nociones formadas en la técnica de los fenómenos eléctricos ¿Es que el filósofo está condenado a pensar su aparato de radio con la forma de los botones de ajuste y la amplitud de la bocina? ¿O bien comprenderá que los nuevos fenómenos implicados en las nuevas técnicas reclaman una reestructuración total de las bases del saber? No pudiendo impulsar una reestructuración total del saber, nos parece instructivo vivir reestructuraciones regionales. No podemos insistir demasiado sobre el hecho de que un cálculo de impedancias puede determinar una reorganización de pensamientos en un dominiocomo el dominio mecánico, muy extraño a su dominio de formación. En la época del comodismo dig Henri Poinearé se decía que todas las geometrías eran equivalentes, pero que la geometría euclidiana era y seguía siendo la más cómoda.-'Nos hallamos ahora en presencia —inclusive en el terreno do los estudios clásicos— de muchas físicas, o al menosde muchas filosofías físicas. En el capítulo próximo trataremos de aislar la región del racionalismo mecánico que, de manera general, formará un díptico con el racionalismo eléctrico. Pero antes de ese examen general insistamos sobre el punto de unión que hemos visto funcionar. Aceptemos que sea una cuestión de comodidad lo que nos hace elegir, para estudiar un fenómeno particular, ya nociones mecánicas, ya nociones eléctricas. Entre los lenguajes respectivos del mecanicismo y del electricismo, hay un aparato traductor: la fórmula algebraica. Esta fórmula algebraica es la llave de los dos reinos. 234 ¿Es preciso repetir que la fórmula algebraica es abstracta? ¿Ante semejante poder de organización, no hay que decir, por el contrario, que esa fórmula es humanamente más concreta que una u otra de sus dos aplicaciones fenomenotécnicas? Si rechazamos esa inversión de los valores concretos y abstractos es porque omitimos distinguir fenomenología y fenomenotécnica. Lina corriente alterna conservada no es un fenómeno, es una técnica de organización de fenómenos. Toma su calidad del hecho mismo de su organización. A la ecuación que dirige las dos zonas de la fenomenotécnica debemos conferirle el valor de un noúmeno. Aquí se piensa antes de realizar, para realizar. El noúmeno es un objeto de pensamiento como el fenómeno es un objeto de per-! ¡'opción. La coherencia noumenológica no tiene nada que ver con los lazos percibidos en las imágenes primeras. Esto es muy evidente en los ejemplos que acabamos de estudiar porque la coherencia técnica no hace sino realizar la coherencia noumenológica. En fenomenotécnica aquí tenemos una prueba más— todo se desarrolla en el sentido del racionalismo aplicado. 4.13. EL RACIONALISMO MECÁNICO Y EL MECANICISMO Quisiéramos mostrar en este capítulo la gran diferencia epistemológica que existe entre una explicación do los fenómenos por la mecánica y una explicación por el mecanicismo. Al efectuar esta distinción nos colocamos en el centro que hemos designado como racionalismo aplicado, pues nos proponemos poner de manifiesto el eminente privilegio que, para la explicación de, los fenómenos, posee la mecánica racional. Ese privilegio merece gran atención por parte de los filósofos por el hecho mismo de que el mecanicismo, en su espíritu, pasa a menudo por una aplicación de la mecánica. Nos será preciso arrojar al mecanicismo al rango del más inerte ele los empirismos. Entonces será manifiesto que .para seguir verdaderamente el progreso de la ciencia física hay que aplicar las ideas de la mecánica y no realizar mecanicismos captados en las intuiciones de la vida común. Sería necesario un libro culero para seguir en todos sus desarrollos al racionalismo mecánico. Después de haber recordado sus caracteres cuales y de haber polemizado sobre las relaciones de la meca nica con el mecanicismo, estudiaremos de modo un poco más completo una región muy delimitada del racionalismo mecánico bajo el título de racionalismo ondulatorio. Este estudio más particular nos permitirá después subrayar nuevamente, más que en el capítulo anterior, los rasgos algebraicos comunes al racionalismo mecánico y al racionalismo eléctrico. 235 El racionalismo mecánico existe como dominio claramente delimitado en la cultura matemática. Corresponde a una de las más bellas, a una de las más sólidas concepciones científicas ele los fenómenos del universo: la mecánica racional. En Francia, todos los licenciados en matemática pasan obligatoriamente por el curso de mecánica racional. Como la geometría, la mecánica racional postula sólidos invariables; tiene pues el mismo rigor que la geometría. En el siglo xx la mecánica racional ha adquirido una extraordinaria extensión, una maravillosa complejidad. Por muchas razones la mecánica racional puede servir de ejemplo para un racionalismo aplicado, pues en ella se han formado conceptos y relaciones teóricas que rigen aplicaciones de gran número y diversidad la física y la tecnología encuentran en ella sus medios de expresión, o mejor aún, una gran parte de sus pensamientos primeros. En muchos aspectos la mecánica racional es la gramática de la física. Tendría pues gran interés estudiar en detalle los conceptos fundamentales de la mecánica racional: masa, fuerza, velocidad, aceleración, momento cinético, cantidad de movimiento, fuerza viva, energía, impulso. Se trata de un estudio que ha sido cumplido —al menos bajo el ángulo histórico— en La Mécanique (La mecánica) de Ernst Mach y en los libros de Fierre Duhem. Las lecciones consagradas a la mecánica racional por Augusto Comte se cuentan entre las más sólidas del Cours de philosophie positive°. Pero todos esos pensadores no pudieron sacar verdadero provecho de las revoluciones fundamentales que marcaron al siglo xx y si en las obras de Mach se encuentran trazos de pensamiento relativista, es más bien por recurrencia, en una historia reconstruida, que se leen en ellas los pródromos de la relatividad einsteniana. Con Einstein, con Planck, Bohr, de Broglie, Schródinger, Heisenberg, Dirac y tantos otros, la mecánica conoce una potencia teórica asombrosa. Con esas nuevas doctrinas, la ciencia se desvincula del fenómeno inmediato, pone en tela de juicio hipótesis simples que en general habían triunfado pero que sufrían fracasos parciales. Un espíritu ele sutilidad actúa sobre la mecánica, un campo de nuevas aproximaciones se ofrece a un estudio más sutil de los fenómenos. El racionalismo multiplica sus tentativas do di versificación. Y modifica de arriba abajo sus principios. De allí que toda la filosofía científica tenga que rehacerse. Todas las escuelas filosóficas que fundaron su doctrina del conocimiento científico sobre el apacible siglo xix, sobre el crecimiento regular de los conocimientos científicos, deben revisar sus principios y sus conclusiones. Podríamos también evocar, a propósito de los principios de la mecánica racional, primero en su forma clásica, luego en sus formas generalizadas, todos los matices de la filosofía dialogada que presentamos en nuestro primer capítulo. El espectro filosófico es tan completo que va desde la ciencia concreta de los 236 mecanicismos hasta esa ciencia abstracta que es la mecánica analítica concebida según el ideal de Lagrange, sin figura alguna, sólo con ecuaciones. Entre ambos por los, se daría sitio a la mecánica geometrizada, a la mecánica de ¡os vectores torbellinos, ele las divergencias, y se vería constituirse una filosofía abstractaconcreta del movimiento. Con ello se tendría un activo centro de discusiones filosóficas y no sería difícil mostrar el rol progresivamente dominante del polo abstracto. Bastaría para eso seguir la evolución que va de las ecuaciones de Lagrange a las de Hamilton, luego considerar los métodos actuales donde se utiliza formalmente lo hamihoniano (expresión matemática extraída de la ecuación que expresa el principio de conservación da la energía) transformando lo hamiltoniano en un agrupamiento de operadores. Se vería así al pensamiento que organiza, la experiencia en. una eminente correlación de las nociones abstractas. Más tarde, quedaría la tarea de exponer la riqueza de aplicación de fórmulas tan condensadas. Precisamente, el problema de la aplicación adquiere tal amplitud y reclama dialécticas tan delicadas cuando se considera la aplicación de la mecánica racional generalizada, que no sería posible considerarla sino en un libro técnico. Sin embargo, en una página, deberíamos poder tocar al filósofo Menciónenlos, por simple juego de nociones dialécticas, la segmentación de aplicaciones. La relatividad segmenta la aplicación de la mecánica en dos regiones: mecánica de las bajas velocidades (clásica) — mecánica de las altas velocidades (relativista). Con la mecánica de los cuanta, nueva segmentación: mecánica de lo continuo (clásica) — mecánica de lo discontinuo (cuántica). Con la mecánica ondulatoria, nueva segmentación: mecánica del corpúsculo " (clásica) — mecánica de la onda (organización de la probabilidad del funcionamiento de operadores). Entrando en el detalle, fácil sería encontrar temas de división mucho más numerosos; pero los qué indicamos bastan para probar que no puede haber racionalismo universal de los hechos mecánicos y que toda doctrina debe ser especificada por su aplicación. El físico nunca se equivoca en la elección del racionalismo particular que ha de tener en vista para una aplicación determinada. El sabe lo que es una aproximación y jamás aplicará la relatividad a problemas concernientes a los objetos y movimientos ele la vida cotidiana. Viceversa, una mecánica penosamente formada sobre los datos del sentido común no podrá ser otra cosa que una mecánica particular, aplicable á, fenómenos descriptos en un nivel de apariencia particular y es imposible sostener que la ciencia mecánica, con 237 las formas que adquirió en el siglo XX no sea más que un "prolongamiento ele! sentido común", puesto que en muchos aspectos ella choca con el sentido común. Más que de un prolongamiento, se trata de una dialéctica que debe destruir los hábitos del pensamiento común. Ante poder dialéctico de las nociones, la historia de la primera constitución de las nociones perderá una parte de su interés. Más exactamente, esa primera aprehensión en una" experiencia particular no puede ya recibir más que un interés histórico, que puede ser peligroso si se le acuerda un carácter de explicación privilegiada. Entonces, la explicación no es ya otra cosa que una convicción. Ya no es posible explicar la mecánica de las altas velocidades por la mecánica de las bajas velocidades, de las velocidades "comunes"'. La explicación implicada en una matemática difícil se desarrolla en sentido inverso a la historia de las nociones desde que se piensa en el sistema de la pan mecánica. Entonces se reconocerá que la mecánica clásica se prescrita como un caso particular ele la pan-mecánica. Nos creemos pues con razón para revisar el racionalismo de la mecánica racional clásica en función misma de las dialécticas que imponen aplicaciones nuevas. No podemos seguir aislando empíricamente fenómenos mecánicos implicados racionalmente en fenomenologías más complicadas que la fenomenología mecánica común. Debemos valemos ele acoplamientos más estrechos entre el racionalismo generalizado y la experiencia afinada. Si la primera experiencia no es fundamental, tampoco el primer racionalismo lo será. Por ejemplo, la velocidad de un móvil material debe ser considerado, en ciertas condiciones, como función de la velocidad de la luz. Nada más absurdo qué atenerse a los conceptos formados en la experiencia común. Nada que vaya más contra una física fundada sobre la sensación como pretende ser la física meyersoniana. Es necesaria una reforma en la adquisición de los conceptos para encontrar la manera de asociar los de velocidad material y velocidad luminosa y a continuación comprender losfenómenos de la ciencia física a partir de la conexión de dos nociones que se presentaban como separadas en un primer estado de la fenomenología, en un estudio puramente descriptivo de fenómenos de primera apariencia. Cultivando la ciencia contemporánea se cae en la cuenta de que el tejido interconceptual se forma en las regiones más abstractas por medio de una reflexión que pone en juego a la cultura matemática. Sólo cuando se haya tomado conciencia del valor de organización del racionalismo mecánico generalizado podrá la experiencia científica ser apreciada en sus diferentes grados de aproximación. 238 En esas condiciones, al no partir del racionalismo mecánico, constituido por la mecánica raciona!, muchos filósofos criticaron la información mecánica de los fenómenos por el lado, si puede decirse, menor abrieron juicio al mecanicismo, como si una ciencia que se confía ,en la mecánica pudiera conocerse y expresarse con mecanicismo. Ante todo, ¿qué es el mecanicismo en su forma filosófica más ambiciosa? Es una doctrina que pretende aplicar la mecánica a ciencias que no son de orden físico: ocurrió con la fisiología cartesiana, ocurrió, en gran parte, con la medicina del siglo XXIII, ocurrió con el atomismo de los filósofos. Pero hay doctrinas más modestas del mecanicismo: pretenden explicar los fenómenos físicos mecánicamente. Fueron muchas las obras del siglo xix que creyeron poder estudiar toda la física como una promoción sólo de la mecánica usual. Hablaremos con más precisión de este problema. Creemos poder demostrar que el mecanicismo no es susceptible de esclarecer los fenómenos de la mecánica generalizada. En la literatura filosófica se ha citado muy a menudo, con curiosa insistencia, el siguiente aforismo de Lord Kelvin: comprender un fenómeno es poder establecer su modelo mecánico. Sin embargo, si se examinaran más ele cerca los modelos efectivamente propuestos por Lord Kelvin para explicar los más diversos fenómenos, asombrarían sus poco naturales caracteres. En realidad puede decirse que su influencia pedagógica fue nula. Bien pueden haber ayudado personalmente a su autor. Cada científico tiene, de la historia contingento de su propia cultura, una suerte de inconsciente científico que conserva imágenes personales valorizadas. Referirse a ellas es a veces encontrar un hogar ele convicciones, una fuente de intereses. Pero no es seguro que al transmitir a otro esa imagen se comunique el valor de explicación que personalmente se le atribuye. Lejos de objetivar para todos las leyes físicas, ciertos modelos mecánicos son verdaderos contra-objetos para ciertos espíritus que necesitan ir lo más pronto posible a los caracteres matemáticos de las leyes. Pedagógicamente, es de temer que un modelo tan ficticio, adoptado por un joven estudiante, se mantenga abusivamente en su espíritu y sirva de base a la reflexión, mientras que en el mejor de los casos no debiera ser más que la imagen de una lección pasajera. Además, si se consideran atentamente la mayoría de los modelos de Lord Kelvin, debe señalarse que la mayor parte fue presentada en conferencias. Corresponden a la ciencia que un científico quiso transmitir, en una tarde, a profanos en la materia. Son explicaciones que se dan sobre una base no 239 científica. En los dominios donde con los modelos mecánicos la vulgarización busca metáforas, la organización matemática se ofrece como una lengua directa. La verdadera objetividad es entonces una objetividad de lo abstracto. El carácter concreto es aquí una falsa objetividad, una mala objetivación. Es una sobrecarga para el espíritu activo. Aun con respecto a la mecánica, el mecanicismo es una filosofía que desconoce los intereses profundos y específicos de la investigación científica, Criticar el pensamiento científico confundiendo las ciencias físicas con una doctrina mecanicista es otorgarse una victoria ficticia. Por esta victoria ficticia los filósofos que desertan del pensamiento científico se otorgan su buena conciencia. Uno es "viviente" en la medida en que se mofo del "mecanismo". ¿Es posible decir que el conocimiento común que tiene el hombre de los movimientos corresponde a una mecánica- ingenua? Respecto ele la cuestión podernos reabrir por un momento el debate sobre las relaciones del conocimiento común con el conocimiento científico. Veremos a qué conclusiones puede ser llevado un filósofo que admítela continuidad entre el conocimiento vulgar y el conocimiento científico. Meyerson no vacila en prolongar esa continuidad en una continuidad que une conocimiento animal y conocimiento científico. ¿No dice Meyerson, en Identité et Réalíté (Identidad y realidad), pág. 5,que el perro que atrapa al vuelo un pedazo de carne lanzado por su amo "conoce de antemano la trayectoria que ese cuerpo habrá de describir"? En una experiencia semejante el hombre no tiene otra opinión que la "opinión" del animal. Es Meyerson quien emplea la palabra opinión-. "Parece indudable que allí donde se creían frente a la naturaleza muerta sola... el hombre primitivo y hasta el animal teníanopiniones enteramente análogas a las nuestras." (Identité et Réalité,pág. 9.) He aquí al amo y al perro en continuidad de saber. Pero fácilmente se acordará en que aquí ni el amo ni el perro son responsables de un saber científico. El saber científico —por la mecánica— no pertenece al reino de la acción inmediata que menciona Meyerson. Ya en el curso do matemática elemental se plantea justamente el problema en un dominio de franca abstracción. Y si el profesor de física, con el cilindro de Morin, toma el registro de la trayectoria parabólica, no se refiere a una experiencia verdaderamente común. La experiencia común, la experiencia vivida del lanzamiento de una piedra califica de tal modo la importancia del impulso primero que un espíritu interrogado en su inocencia siempre se sorprende al aprender que la trayectoria es simétrica con relación a la vertical que pasa por su vértice. Sólo se comprende esa simetría cuando se ha 240 tenido acceso al conocimiento matemático de la trayectoria. En suma, el orden de las nociones adquiridas es el orden de un racionalismo aplicado: la trayectoria es una parábola y, por lo tanto, es simétrica. Más tarde, cuando las velocidades sean lo bastante altas como para que sea necesario tener en cuenta la resistencia del aire, se descubrirán (algebraicamente) trayectorias disimétricas. El problema causó cierto embarazo en oportunidad de los primeros tiros del Lertha sobre París, en 1917. Ciertos artilleros —y no los menores— habían pensado que la trayectoria parabólica des-cripta en la estratosfera podía ajustarse a las curvas de partida y llegada en la atmósfera cercana a la Tierra: Tales elementos de estudio, que conducen a diferenciaciones de la experiencia, faltan en un conocimiento que pretende hallar sus principios fundamentales en la acción inmediata. Tarde o temprano hay que romper con la experiencia común. Una vez consumada esta ruptura se encuentra, por recurrencia, el origen racional de la experiencia científica. Y si se quiere salvar la continuidad, llegan a efectuarse asimilaciones como la de. Meyerson entre las opiniones del hombre y las del perro: "El perro, dice todavía Meyerson (loc. cit,, pág. 20), al que se arroja un pedazo de azúcar, si quiere atraparlo de una dentellada debe calcular en qué momento preciso el pedazo llegará a la altura de su hocico." Si esto es así hay que convenir que no hay más calculo en el espíritu del amo que en el del perro. Más vale sin duda lanzar un poco alto el pedazo de azúcar para que el perro tenga el tiempo necesario para la bienvenida" y hacer así valer a la vez sus talentos de perro bien educado y la "Inteligencia" del amo que lo educó. Mucha psicología en todo esto, pero-de mecánica, nada. De tal modo; el movimiento vivido bien puede establecer una continuidad entre hombre y perro. Pero la mecánica nos entrega la inteligencia del movimiento pensado, e inmediatamente levanta toda-continuidad entro la inteligencia animal y la inteligencia racional-Precisamente, entre las dos, la inteligencia de la vida común debe optar. Dada la total heterogeneidad de ambos polos, ¿es preciso que la inteligencia del conocimiento común se divida irrevocablemente? Lo que es necesario es que ese conocimiento constituya sus dobletes. No se puede emplear la misma palabra, cálculo, para caracterizar el comportamiento ele un perro atrapando su presa y las precauciones metódicas de un artillero en vías de arrojar un proyectil.- Todos los términos que conciernen al movimiento deben ser rigurosamente los de la mecánica racional. A la menor oscuridad, una cohorte de fantasmas surge para llevar a engaño al filósofo empirista. Si los fenómenos mecánicos considerados son desprovistos de los mecanismos obtenidos por una disposición de cuerpos sólidos, si por ejemplo implican fluidos, pronto los rudimentos de racionalidad corren el peligro de periclitar. Nos sorprendió comprobar el escaso número de personas cultivadas que comprenden 241 el sencillo principio de Arquímedes a pesar de sus elevados títulos universitarios. Una aplicación numérica concerniente a los cuerpos que flotan (un cubo ele madera sobre un agua tranquila) se revela como difícil cálculo para ciertos filósofos. Alguna vez nos entregamos al satánico placer de pedirle a un grupo de estudiantes que comentaran esta frase de Paul Claudel, en Art Poétique (Arte poética), pág. 30: "Todo cuerpo sumergido en un líquido experimenta de abajo hacia arriba una presión igual al peso del líquido desplazado: es una ley, lo mismo que esta afirmación: si me hundo los dedos en la garganta tendré deseos de vomitar." Tuvimos respuestas que demostraban la continuidad entre la ley hidrostática de Arquímedes y la ley esofágica de Claudel. No puede causar asombro que insistamos sin descanso sobre la necesidad de un psicoanálisis antes de todo esfuerzo, por constituir un dominio de racionalidad. El principio de Arquímedes debe ser establecido contra- una hidrodinámica ingenua y ésta no está limitada, a la mentalidad primitiva, sino que subsiste pacíficamente en filósofos que recuerdan el principio de Arquímedes asertóricamente, como una verdad histórica aparcada a una divertida anécdota. Pero hay quo pasar al conocimiento apodíctico del principio, es decir, hacer de él, por lo menos, un origen de deducciones, de cálculos; en resumen, hay que hacer del principio un teorema y saber aplicarlo. El racionalismo aplicado es aquí el signo que prueba que se ha tenido acceso al racionalismo hidromecánico regional correspondiente al descubrimiento de Arquímedes. Si se ingresa en los caminos que proponemos, donde, tras un preámbulo psicoanalítico, se plantea la necesidad de redefinir las nociones en un dominio de racionalidad bien definido, es posible mostrar que toda máquina técnica es, por sí sola, un dominio de racionalidad. Cierto es que ella puede dar lugar a. un empleo irracional, el trabajador puede traducir irracionalmente ciertas composiciones de esa máquina. Pero para quien ha llegado a ver con claridad su funcionamiento, según los principios de la mecánica racional, el irracionalismo está testado. No hay irracionalidad en una máquina, no la hay en un aparato de rayos X. Pueden aparecer defectos de fabricación, verdaderas "pifias", pero el examen racional de la máquina las desestimará. La máquina está custodiada racionalmente. Desde luego que la palabra racional no implica perfección. Toda máquina, tocia técnica puede ser reformada en beneficio de una técnica mejor, de una técnica más racional. Pero lo menos racional no es, ni tic cerca ni de lejos, lo irracional: la palanca que cede ligeramente, al menos ejecuta la función racional de la palanca. Se la pensó palanca. Su racionalidad es conciencia de la relación de los brazos de la palanca, .conciencia de la aplicación del principio de los momentos cinéticos, principio fundamental en mecánica racional. La palanca es un teorema. 242 El hecho mismo de que la materia que la realiza no sea del todo adecuada, remite a problemas de racionalidad de la materia que habrán de estudiarse en una obra especial. Pero la materia misma que entra en la realización de una máquina moderna está custodiada racionalmente por un cuerpo relacional de precauciones tal, que no le cede en racionalidad al ajuste geométrico más minucioso. Precisaremos la discusión comparando la explicación por medio del mecanicismo con la explicación por medio de la mecánica. Emprenderemos la explicación por una imagen mecánica —a saber, con base en la mecánica racional—, y será la imagen planetaria propuesta por Niels Bohr al comienzo de sus investigaciones. A la inversa do los modelos mecánicos de Lord Kelvin —digamos mécanicistas, para separar mejor las significaciones— el modelo planetario jugó un rol considerable en el desarrollo de la física contemporánea. No hay duda de que actualmente el principio de Heisenberg impide una representación de esa índole Pero ella corresponde a un estadio pedagógico que sería de mala pedagogía borrar. Como lo expondremos con mayor detalle, en otra obra sobre el valor inductivo de la mecánica ondulatoria, el átomo de Bohr caracteriza una era epistemológica cuyos valores deberemos poner de manifiesto. Pero antes de mostrar los valores epistemológicos del átomo de Bohr, se nos hace necesario levantar precisamente esa sobrecarga de imágenes que la vulgarización le impuso. Con el nombre cíe átomo planetario esta imagen ha llevado a equívoco a muchos adeptos de la semicultura, que extreman hasta el realismo una imagen cuya esencia es matemática. Por otra parte, en su forma realista, la imagen no es reciente. A fines del siglo XVIII un autor anónimo también decía que lo muy pequeño material reproducía lo muy grande estelar. Para él, como para los vulgarizadores apresurados, en el átomo giraban planetas. Pero este, autor extremaba aún más la imagen, la completaba —de lo que muy' bien se cuida un científico como Niels Bohr—, y afirmaba que en esos planetas inter-atómicos se agitaban seres, vivos. Hablaba también de las dimensiones de esos microsistemas solares. Esas dimensiones eran del orden de la pulgada dividida por un número de 30.000 ceros. Nuestros coeficientes 10-13, 10-22, 10-27, calculados por la ciencia racional moderna, son bien tímidos ante el coeficiente 10-30.000 imaginado por el liliputiense soñador del siglo XVIII. Señalamos esta vesanía para mostrar el peligro de una vulgarización científica que lleva a tantos bachilleres a afirmar que en el centro del átomo los científicos han encontrado '"un pequeño sol". 243 La imagen de un átomo organizado como el sistema planetario no puede imponerse a través de aspectos realistas. Simplemente, remite a una organización matemática. Hay que leerla matemáticamente, sin abandonar el sentido dominante de las fórmulas matemáticas. En lo que concierne a las órbitas de Bohr, quizás se nos acuerde esta primacía de la explicación matemática. Sacaremos entonces provecho de esta concesión para presentar las mismas exigencias de racionalismo matemático en lo que concierne al propio sistema solar. Pediremos pues que, al lado de las observaciones astronómicas, se mantengan razones matemáticas. Los científicos son filósofos demasiado tímidos: aceptan con excesiva rapidez ser confinados en la tarea de describir el cómo de los fenómenos. En realidad, el astrónomo newtoniano sabe por qué el movimiento sigue la ley de las áreas. La región de explicación de esos por qué es la mecánica raciona!. La ley de gravitación de Newton expresa los por qué ele los cómo de las observaciones de Képler. Esta cascada de genitivos representa, en lodos sus grados, matices epistemológicos. Porque la gravitación es una fuerza inversamente proporcionaba cuadrado de las distancias, es que se establece una revolución elíptica que sigue la ley de las áreas observada por Képler. El pensamiento matemático en que se apoyan la observación y la experimentación científicas es argumentado como es por eso que. Mediante el matematicismo la física entra en el engranaje de los por qué, y la física recibe, posibilidades de deducción, mientras que acantonada en la observación no tendría más que posibilidades de inferencia. Fue apresurado decir que la matemática era un simple lenguaje que expresaba, a -su manera, hechos de observación. Este lenguaje, más que cualquier otro, es inseparable del pensamiento. No puede hablarse la matemática sin comprenderla matemáticamente. Aun para un problema tan sencillo como el de la gravitación newtoniana hay que dirigir la explicación, pues, hacia la mecánica racional, sin lo cual la explicación puede venir a menos y .ser influida por imágenes empíricas que son verdaderos errores. Podemos dar un ejemplo de esa disminución en los valores de explicación, ejemplo muy sucinto en su texto pero muy significativo. Es así como Línné asocia —de manera más o menos consciente— la rotación de los planetas alrededor del Sol y la rotación del Sol alrededor de su eje'': "El Sol, girando sobre su eje, arrastraba a su esfera de actividad a todos los planetas". El mecanismo de rotación que, de una manera implícita, está en el pensamiento de Linné, es una imagen de la vida común. Esta imagen hace del Sol el cubo de una rueda. 244 El Sol concebido como una rueda arrastrante es una imagen que hay que eliminar de la cultura científica elemental. Es una imagen "mecanicista". Su interés pueril, su interés estético, su interés histórico, su interés simbólico forman una unidad. Y esta unidad tiene una fuerza singular, capaz de imponerse a los espíritus cultivados. Recordemos que es rindiendo homenaje al Creador que Linné formula esta astronomía. Si se tomara su explicación al pie ele la letra habría que considerar a Dios como un niño gigante que hace girar a los astros como piedras de una honda. Con semejantes ideas no es posible, comprender la jerarquía de las leyes. En el sistema solar ele Newton el Sol atrae a los planetas pero no los hace girar. Los planetas giran con velocidades que, en la organización newtoniana, conservan la marca de la contingencia. La organización newtoniana trata a cada planeta aisladamente. No se pone a prueba en organizaciones más completas donde las distancias respectivas ele los planetas recibirían explicación. Las organizaciones que se extienden a todos los planetas se revelaron aventuradas. No tenían suficiente apoyo en la racionalidad de la mecánica racional. Es sorprendente comprobar, desde el punto de vista filosófico, el racionalismo incompleto de la astronomía newtoniana. De todas maneras, vemos allí en acción un dominio de racionalidad particularmente bien definido. En este dominio la matemática ofrece una explicación exhaustiva. Toda referencia a una imagen de la vida común, toda referencia a un mecanicismo vicia esa explicación racional. La mecánica racional es el reino de los buenos valores; el mecanicismo empírico .lo es, en cambio, de los malos. Y los valores epistemológicos son como los valores burgueses: la mala moneda suplanta a la buena. Las imágenes del mecanicismo suplantan a las imágenes de la mecánica. Si hemos introducido tantas oscilaciones en nuestra discusión fue para que se comprenda que "el átomo planetario" no debo ser una imagen referida al sistema planetario, ya que éste no recibo sus características sino de la organización matemática. Las perturbaciones mismas se definen como distancias de las órbitas concebidas como normales, también de acuerdo con la ley 'racional. La elipse es, por lo tanto, el fenómeno normalizado y aun cuando las perturbaciones reclamen una investigación suplementaria no es cuestión de romper con los marcos racionales mientras no se encuentre otro sistema de organización. No es difícil probar la parcialidad fenomenológica del mecanicismo. Basta con remitirse a las interminables discusiones suscitadas a propósito de la atracción newtoniana. Se había comprendido la tracción, pero no se admitía la atracción. Una hipótesis tan singular como la de Le Sage pudo satisfacer a muchos espíritus. Recordémosla en pocas líneas. En el espacio se agitan partículas 245 innumerables. Vienen a chocar en todas direcciones con el Sol y con la Tierra. Sin embargo, el Sol. y la Tierra forman pantalla. En el espacio-canal que separa a los dos astros, los choques son menos numerosos. A' es así como la Tierra y el Sol, impelidos por innumerables choques uno hacia el otro, parecen atraerse. En su regularidad, la atracción newtoniana no sería otra cosa que la marca de una presión cinética causada por un número considerable de choques ele una materia intersideral. Y sin embargo, dos simples imanes manifiestan con igual evidencia los fenómenos de atracción y los de repulsión. El péndulo eléctrico ofrece las mismas lecciones. No hay ni nías ni menos misterio en una y otra de ambas fuerzas, la atractiva y la repulsiva. Cuando se mutila la experiencia, cuando se rechaza una evidencia objetiva en beneficio de una experiencia subjetiva, se plantean falsos problemas. Tomado como ser sensible y voluntario, el hombre no ejerce otras actividades que las de impulsión y choque. Si quiere referirlo todo a sí mismo, debe otorgar un privilegio ele explicación a la fuerza repulsiva. Pero cuando se ha roto con la experiencia inmediata de las fuerzas de nuestro cuerpo, los fenómenos de atracción y de repulsión se nos aparecen con igual evidencia objetiva. Claro esta que el racionalismo algebraico que deseamos exponer podría ahorrarnos el debate. Apenas comprometidos en la mecánica —y por lo tanto desprendidos ya del mecanicismo— no se precisa más que un cambio de signo algebraico en las ecuaciones para pasar de las fuerzas repulsivas a las fuerzas atractivas. Las leyes de Coulomb rigen entonces un importante sector de una fenomenología racionalizada. Y como siempre, para la organización de las ciencias físicas, la solidez no se encuentra en la base sino en la extrema potencia de construcción, en la riqueza de las deducciones que reúnen, en su verificación, un enorme dominio de experiencias. Pero como en el capítulo precedente hemos puesto en evidencia un cantón algebraico muy particular del regionalismo eléctrico, concerniente a las organizaciones de los fenómenos eléctricos vibratorios, presentaremos un rápido esquema de un racionalismo ondulatorio que nos permitirá exponer fenómenos estrictamente paralelos entre la fenomonología eléctrica y la fenomenología mecánica. También aquí es preciso borrar la falsa claridad de las declaraciones mecanicistas si se quiere comprender el esfuerzo de las construcciones algebraicas. ¿Es posible decir que se hace mecanicismo porque se dice que la luz es un fenómeno vibratorio? ¿No es que más bien se hace matemática, por el solo hecho de que se decide que ese movimiento vibratorio puede ser representado por un coseno? 246 Si seguimos Ta acción real del pensamiento científico, en lugar de decir: la luz es una vibración del éter, ¿no sería más exacto decir: la luz es un coseno? Esta última expresión es sin duda, exagerada, paradógica, oscura, pero al menos no tiene la falsa claridad verbal de la locución realista y mecanicista la luz es una vibración. Pues aquí la vibración no es más que una palabra; ni siquiera se la puede convertir en una imagen precisa, dado el fantástico número de vibraciones por segundo. Descartes retrocedía ante la imagen del miriágono. ¿Quién podrá sostener que un mecanismo que vibra con una frecuencia de 10u por segundo es imaginable? ¿Quién podrá imaginar un mecanismo ele semejante velocidad? Como dice Herschel, este número "trae una especie de malestar" en tanto no se haga de él la conclusión de un razonamiento experimental. Desde que se la cargó con una realidad absoluta, la palabra vibración propagó su realismo intemperante. Se deseó un sujeto para la palabra vibrar, una materia agitada per una vibración, un éter que llenara ' los espacios interestelares. Se traspasó de manera realística el dominio y de la experiencia confinada en las interferencias. La palabra vibración se convirtió en una palabra- respuesta, en una palabra para filósofos. En lugar de leer y estudiar las demostraciones de la óptica física, el filósofo toma la noción de vibración en su hipótesis y resume en libros han haber leído más que la primera página. ¿Qué es, en el fondo, la luz? pregunta. Y responde —a sí mismo se responde—: "una vibración. La vulgarización de las ciencias, al, colocar la palabra vibración en un contexto de conocimientos vulgares, suprime todo el vuelo matemático de la teoría de las vibraciones luminosas. La fórmula: la luz es una vibración se ha vuelco así un "lucrar común" de la-filosofía tic la naturaleza. Pero ahora nos parece que el debate entre racionalista y empirista puede tomar una forma muy clara. ¿Por qué lado la fórmula: la luz es una vibración es clara, distinta, verdadera, fecunda? ¿Por el lado del realismo? ¿del empirismo? ¿del positivismo? ¿o bien por el lado matemático, racionalista? No vacila en la respuesta quien estudia los problemas científicos tal como son. Por el lado realista, todo es sobrecarga, hipótesis, afirmación gratuita, dogma-. Por el lado racionalista, todo es construcción, deducción, confirmación explícita, todo es demostración. Es por el lado racionalista que se plantean los problemas, es decir, la ciencia activa. El realismo, el empirismo, el positivismo se exponen aquí como respuestas definitivas, verdaderamente finales. Por el contrario, el racionalismo está siempre pronto a realizar el debate, a suscitar otras búsquedas. Puesto que desarrollaremos un ejemplo más del racionalismo compartimentalizado, del racionalismo que se aplica a una región de la experiencia, repitamos, una vez más, y con el fin de centrar correctamente la discusión, nuestra tesis fundamental. 247 Si se quiere definir al racionalismo como un pensamiento da organización-, habrá que acordarle una materia que deberá organizar, elementos que deberá reunir, experiencias que deberá ajustan Tendremos que juzgarlo al término de esa organización, una vez efectuado su esfuerzo de síntesis, su trabajo de ordenación Es poco justo acusarlo de incapacidad para un análisis que no efectúa, que no quiere efectuar: el análisis de lo que toma como elementos de su construcción. Lo que equivale a decir que el racionalismo es una filosofía funcional, una filosofía de operaciones, o más bien, como lo mostraremos más explícitamente en nuestro libro sobre la mecánica ondulatoria, una filosofía de operadores. No es una filosofía existencia! El racionalismo no pretende penetraren la individualidad de una existencia. No se pone a reflexionar sino cuando establece relaciones. En tales condiciones, y puesto que intentaremos dar un ligero esquema de un racionalismo ondulatorio, será preciso que se nos concedan, como datos primigeniamente claros, ciertos caracteres del tiempo ritmado. Nos parece poco interesante insistir previamente sobre las relaciones del tiempo ritmado; precisamente, debido a que los filósofos prestaron poca atención al tiempo ritmado, habrá interés en precisar tan rápidamente como sea posible su organización. Si se pudiera constituir una doctrina del racionalismo ondulatorio, pronto sería interesante volver a las intuiciones del tiempo continuo y entonces sería posible limitar el privilegio concedido en la discusión al tiempo continuo para explicar fenómenos temporales. En todo caso, las disciplinas científicas más diversas: la acústica, la óptica física, el electromagnetismo, la mecánica ondulatoria son otros tantos desarrollos de una ritmología general. Estas ciencias poseen tal poder de organización que no es posible perturbarlas pidiéndoles, por ejemplo, que analicen la temporalidad íntima de un período simple. Ellas se sirven con tanta claridad de las ideas do período, de frecuencia, de amplitud, de elongación que bien puede decirse que estas últimas son nociones funcionalmente claras. Vamos a ver de qué modo esas nociones básicas admiten una organización matemática simple, de qué modo la experiencia nos entrega los datos privilegiados sobre los cuales se funda el racionalismo ondulatorio. Consideremos el movimiento de un péndulo. Para la ritmología es tan importante ese movimiento como para la cosmología el de los astros. Es sabido que para pequeñas oscilaciones —es decir, para oscilaciones que no superan pocos grados— la duración de la ida y vuelta del péndulo es siempre la misma. Un péndulo determinado, alejado en 4? ó pondrá el mismo tiempo para volver a su posición inicial'. Si 'se lo aleja un poco más, bajará un poco más rápido. Entre la distancia aumentada y la velocidad mayor hay una exacta 248 compensación, de tal modo que la ley del isocronismo de las oscilaciones pequeñas es rigurosamente respetada. Los filósofos empiristas —muchos de los cuales han perdido la costumbre de sorprenderse— ganarían quizás si pensaran en la exactitud de esa composición. Con un ejemplo sencillísimo podrían ver en ella la constitución de una variable privilegiada, como el período, una especie de marca numérica que servirá para resumir organizaciones fenoménicas complicadas. No será suficiente verificar la compensación de dos factores fenoménicos; habrá que comprenderla. Es a esa comprensión que se consagrará la teoría del péndulo matemático. Los matemáticos definen entonces un péndulo simple (simple punto con peso unido por un hilo inextensible y sin masa a un pimío fijo), y luego un péndulo compuesto (cuerpo sólido con peso, móvil, alrededor de un eje horizontal fijo). En apariencia, el péndulo compuesto parecerá hallarse más cerca de la realidad tangible, pero ¡os matemáticos se esforzarán por encontrar, bajo las leyes del péndulo compuesto, los caracteres del péndulo simple. Definirán al péndulo simple como equivalente al péndulo compuesto, de suerte que todo el esfuerzo del pensamiento teórico se efectuará sobre una simplicidad reconstituida. En suma, el péndulo simple permite una simplicidad reflexiva. Es en verdad uno de esos objetos de reflexión que se desembaraza de (oda contingencia para representar una ley. Por otra parte, al estudiar más de cerca el problema del péndulo simple los matemáticos demuestran que la ley del isocronismo de las pequeñas oscilaciones no es más que una ley aproximada. - Por poco que nos alojemos de las condiciones de pequeñez que hemos fijado, la amplitud deberá ser tomada en consideración. El problema general, que implica el de las grandes oscilaciones, sufre entonces una singular complicación. Para encararlo hará falta, según la expresión de Yves Rocard, verdadero coraje. Los desarrollos que de aquél ofrece el autor permiten comprender que la segunda aproximación de una ley puede exigir una verdadera reestructuración del pensamiento. Con las complicaciones ese vuelve más notable la simplicidad de la ley de primera aproximación, Como limitaremos nuestras observaciones a la primera aproximación, el ángulo de distancia máximo no se hará presente en la fórmula que proporciona la duración del periodo del péndulo: T 2 l g siendo T la duración- del período, la longitud del péndulo, g la aceleración de la gravedad. La materia particular constitutiva de la masa oscilante no interviene. Una masa importante no hace oscilar al péndulo más que una pequeña, lo que es también una prueba de la reducción de lo diverso, una limitación de la 249 fenomenología de la que el racionalismo saca provecho. El racionalismo no tiene que tomarlo todo de un fenómeno; no necesita describir todos los detalles. Además, los rasgos salientes pueden ser rasgos ilusorios, como en el ejemplo lo serían el grosor de la masa y la dimensión del ángulo de distancia primitivo. Del fenómeno hay que captar las variables fundamentales, las variables que entrarán en la organización matemática, las variables que bien podemos llamar numéricas puesto que en lo sucesivo serán los objetos reales de nuestro pensamiento. En resumen, el período es una dimensión fundamental de los fenómenos del péndulo. Es una de las variables fundamentales de todos los fenómenos pendulares o, más generalmente, de todos los fenómenos ondulatorios. Podemos agregar que la frecuencia (número de períodos por segundo) está dada por la inversa del período N 1 T o sea N 1 2 g l Señalemos ahora que la ritmología racionalista no cree necesario profundizar las relaciones entre el tiempo continuo y el tiempo ritmado. Ella no estudia el tejido temporal sobre el cual se bordaría el período. Parecería que, por ello, siempre les quedara a los filósofos la posibilidad de denunciar la existencia de un círculo vicioso en la base de la ritmología: ¿Cómo obtener una garantía de mantenimiento de la regularidad del ritmo si no se posee de entrada la noción de un tiempo continuo que corre regularmente? Pero de hecho la ritmología se constituye como correlación de ritmos que se clan en cierto modo pruebas recíprocas de regularidad. En un cronómetro, el ritmo del segundo se enmarca en el ritmo del minuto y, recíprocamente, el ritmo del minuto se apoya sobre el ritmo del segundo. Menos sensibles seríamos, por otra parte, a la acusación de círculo vicioso si siguiéramos en el curso de la historia de las ciencias la lenta y progresiva conquista que nos dio garantías sobre la regularidad del correr del tiempo. En una admirable conferencia ofrecida en el Centro de Síntesis, Mineur mostró a lo largo de qué evolución dialéctica el conocimiento del tiempo pasó de la grosera observación del día y de la noche a un tiempo lunar, a un tiempo solar, a un tiempo estelar, y luego a un tiempo electromagnético. Esta lenta depuración que en cada dialéctica va eliminando irregularidades designa lentamente la noción de regularidad. Esta regularidad, en lugar de residir en una forma a priori, es aquí un 250 verdadero ideal que se cree realizado en cada estadio, que se debe considerar como realizado hasta que se abra una dialéctica nueva. Pero si la cuestión de la regularidad del correr del tiempo se plantea para los grandes problemas de la astronomía, es totalmente extraña al dominio do la microfísica. Aquí, nacía viene a turbar la certeza de la regularidad del desenvolvimiento de los ritmos. Toda la microritmología se hace considerando frecuencias enormes. Es posible decir que en ella las frecuencias tienen un fenómeno por su enormidad. En particular, cuando en microfísica se determine la energía de un fenómeno vibratorio, deberá considerárselo como el producto de lafrecuencia por la constante universal de Planck que tiene un valor muy pequeño h=6,55x10-27. El producto h sólo podrá determinar -¡Fenómenos si la frecuencia v es considerable. No podemos imaginar que se puedan contar jamás las oscilaciones de semejante frecuencia. ¡Sólo pueden ser determinadas por muchas inducciones que hablan de 'una ciencia muy avanzada. Las elevadas frecuencias que podrían haremos conocer el "tejido" del tiempo no nos ofrecen, por lo tanto, más que una ilusoria ayuda. Por otra parte, si quisiéramos afinar aún más nuestras intuiciones, nos da ríanlos cuenta de que la discontinuidad ele la materia acarrea una discontinuidad en los ritmos. Si nos representáramos el hilo de un péndulo como un conjunto de moléculas, ya no podríamos concebir al péndulo como una dimensión continua. Generalizando, se aceptará la idea ele que en ningún fenómeno físico hay lugar para una infinidad continua de frecuencias. El atomismo de la materia implica un atomismo del período. Pero no es, por ahora, sobre el dominio microfísico que queremos atraer la atención. Ante todo debemos familiarizarnos con los fenómenos ondulatorios más comunes y tratar de demostrar de qué manera los. fenómenos vibratorios más inmediatos revelan una organización de variables fundamentales. Vamos a observar con mayor cuidado de qué modo las variables fenoménicas elongación y velocidad son representadas por funciones sinusoidales. Con ello esperamos mostrar, permaneciendo en el plano de las apreciaciones más simplificadas, cómo, en tanto que pensamiento de base, el algebrismo se establece para la organización de los fenómenos científicos. Es el dominio algebraico de los fenómenos el que nos parece caracterizar mejor el racionalismo del pensamiento científico moderno. Resulta fácil registrar sobre un cilindro giratorio las oscilaciones do un péndulo. Esas oscilaciones se inscriben con la forma de un sinusoide. El calcado, de 251 acuerdo con esta inscripción, conduce a formular la elongación (ángulo de. distancia en cada instante del tiempo) con la forma: 0 = A Sen wt siendo una cantidad que se expresa en función del período por la relación 2 T La velocidad angular 0' que se presenta como la derivada primera de la elongación se expresa, pues, por la fórmula 0' == Aw Cos wt Sin embargo, ambas expresiones matemáticas no dicen con la suficiente simplicidad las verdades simples profundas, las verdades-establecidas" en su máxima simplicidad. Seno y coseno son funciones circulares, funciones cuya evolución es reductible a una de las más simples intuiciones del movimiento: el movimiento circular de velocidad angular constante. Recordemos que si se considera un punto M girando sobre el círculo de radio A .con la velocidad angular constante w, las longitudes OP y OQ se expresan en función del tiempo por las fórmulas OP = A Sen wt OQ = A Cos wt Sin incluir un factor para la expresión de la velocidad, son éstas las funciones periódicas que intervienen en la descripción minuciosa de la elongación y de la velocidad del péndulo. Si ahora se reúnen las nociones tornadas en su simplicidad máxima, puede decirse que el tiempo que gira da la verdad fundamental del tiempo qué se columpia. El tiempo que gira regularmente, determinado sólo por la dimensión w, permite el análisis exhaustivo de un movimiento que vez a vez se lanza y se sofoca, de un movimiento que de tiempo en tiempo cambia de sentido, de un movimiento que, sor-prendido en sus aceleraciones, tiene todo el misterio del cambio continuo. Un esquema de rotación uniforme apenas más complicado ofrecerá quizás aún mejor la solidaridad entre el tiempo que gira y el movimiento pendular. Basta hacer girar con movimiento uniforme común dos ejes rectangulares OM y ON para 252 ver proyectarse al mismo tiempo sobre el mismo eje la velocidad angular del péndulo en OQ y la elongación en OP. En resumen, vemos que la rotación continua, regular, uniforme puede ser tomada como elemento fundamental de la ritmología. En pocas páginas acabamos de ver cómo los elementos de la trigonometría se inscriben en la base de la ciencia de los ritmos. La vibración el período, la frecuencia, el seno y el coseno forman un complejo de nociones eminentemente transaccionales entre la matemática y la experiencia. Un teorema célebre —el de Fourier— puedo servirnos de ejemplo para un racionalismo de la composición de las vibraciones. Fourier demostró que todo movimiento periódico podía ser considerado como una resultante de movimientos sinusoidales. Consideremos, por ejemplo, un fenómeno periódico cuya representación en el curso de su desarrollo en el tiempo tendría forma dentada (figura 19-A). Se lo podría reproducir con creciente exactitud tomando cada vez más términos en la serie indefinida: y 2c 1 1 Sennt Sen2nt Sen3nt ... 2 3 Otro ejemplo, de dientes rectangulares (figura 19--B) se analiza por los términos de la serie: y 2c 1 1 Sennt Sen3nt Sen5nt ... 3 5 (A. B. Wood, A textbook of Sound, pág. 29/ El simple examen de ambas series do figuras demuestra la importancia filosófica del teorema de Fourier. La proposición: un movimiento periódico es la suma de movimientos sinusoidales, nos parece tan clara como la afirmación: una recta es un conjunto de puntos. Sin duda, habría que volver sobre esta comparación. El conjunto de movimientos sinusoidales que compone un movimiento periódico cual-quiera es un conjunto enumerable. Y más valdría asimilarlo a un conjunto de segmentos infinitamente pequeños que cubriera un continuo. Pero nuestra finalidad es sugerir una autonomía de las composiciones temporales. Desde que como elemento se toma el período, desde que se le atribuye la forma sinusoidal como forma elemental, todos los fenómenos periódicos, por empíricamente 253 arbitrarios que sean, se ofrecen a un análisis racional, a un análisis expresable en el lenguaje de los números enteros asociados a las propiedades de las líneas trigonométricas. La aritmética de los períodos componentes reproduce la geometría más libre del período compuesto. Un racionalismo que se instruye construyendo, un racionalismo que sigue a la ciencia en su obra de síntesis no puede ser detenido por la objeción habitual del irracionalismo en sus elementos. El teorema de Fourier nos suministra otra prueba, tanto más sorprendente cuanto que se la ofrece a propósito de construcciones temporales, es decir, a propósito de la realidad del tiempo, feudo de ciertos irracionalistas. Das filosofías antiguas buscaban para los movimientos del cielo el número de oro. El teorema de Fourier encuentra números de oro para todo lo que vibra en el universo, para todo lo que dura recomenzado. Pero esta filosofía del eterno retorno aplicada a. lo minúsculo puede parecer a nuestros lectores un arrebato de final de capítulo. Para terminar, sólo digamos que el método de Fourier es de empleo constante en mecánica ondulatoria y que aporta una nueva ilustración de la fecundidad de la matemática pura en la información de la experiencia científica. 4.14. LA PIEZOELECTRICIDAD. EL DUALISMO DEL RACIONALISMO ELÉCTRICO Y EL RACIONALISMO MECÁNICO Vamos a considerar un conjunto de fenómenos que pueden dar claro ejemplo de un empirismo enteramente solidario de una técnica, experimental provista de instrumentos sensibles y precisos. Paralelamente, mostraremos que se instituye un racionalismo muy especificado organizador de la técnica, de suerte (pie con ello tendremos un buen ejemplo de esa estrecha unión del racionalismo con la técnica que estimamos característica del pensamiento científico moderno. Dicho ejemplo tendrá también la ventaja de mostrar una perfecta correspondencia entre el racionalismo mecánico y el racionalismo eléctrico. Así, completará la demostración que deseábamos efectuar al separar primero el electricismo del mecanicismo, de manera de presentarlos con igual poder de organización. En los fenómenos que vamos a considerar el paralelismo entre los caracteres eléctricos y los caracteres mecánicos es total. Para esta demostración filosófica elegiremos los fenómenos piezo eléctricos. No parecen haber sido señalados antes de 1817, fecha en la cual el abate Haüy anunció que el espalo calcáreo se electriza cuando se lo comprime. Una simple compresión y no ya un flotamiento, puede producir electricidad, pero este fenómeno sólo ocurre con cuales cristales. 254 El fenómeno descubierto por el abate Haüy, aunque sumamente curioso, no despertó atención alguna. Recién en 1880 los hermanos Pierre y Jacques Curie lo proveyeron de leyes científicas. Quince años les ¡levó coordinar esas leyes. Según testimonio de los hermanos Curie, en sus primeaos estudios se guiaron por otro orden de fenómenos, conocidos bajo el nombre de piroelectricidad. Desde hacía largo tiempo se sabía que la turmalina caliente atraía las cenizas. Esta propiedad de la piedra "atrae-cenizas" despertó muchos sueños; la poesía de Novalis personalizó con frecuencia a la dulce y fiel Turmalina, y si quisiéramos desarrollar todos los temas filosóficos implicados en las imágenes de Nova lis deberíamos reanimar el debate entre el idealismo y el racionalismo. El idealismo mágico do Novalis funciona sobre ejemplos precisos y echa raíces en realidades determinadas. Como toda sustancia extraña, la turmalina suscita fábulas. Podría hacerse el paralelo entre Descartes, quien medita amasando entre sus dedos un trozo ele cera común, y Novalis, soñando mientras calienta en su mano un raro cristal de turmalina. A continuación, el idealismo clásico y el idealismo mágico se construirían paralelamente, uno como filosofía ele la forma y el otro como filosofía del calor. Pero nuestro propósito en este capítulo es limitarnos al racionalismo científico. Por ello, sólo consideramos las investigaciones positivas. Los fenómenos piroeléctricos fueron estudiados por Becquord en 1S2S y elucidados por Gaugain. En 1881, Pierre y Jacques Curie escribían: "En un notable trabajo, Gaugain mostró la simplicidad de los fenómenos piroeléctricos. Las leyes que él enunció pueden ser situadas con relación a las de la piezoelectricidad. Es fácil ver que pueden ser calcadas una sobre la otra, si nos dejamos guiar por la hipótesis que hemos emitido y que consiste en admitir que los fenómenos resultantes de variaciones de presión o de temperatura se deben a una sola y misma causa: la contracción o la dilatación (del cristal)." Citamos este texto porque en él puede verse trabajar al pensamiento científico. En él se halla en acción la analogía de dos órdenes de fenómenos, piroelectricidad y piezoelectricidad. Luego viene la previsión de un intermediario particularmente simple: la deformación del cristal. Para decir verdad piroelectricidad y piezoelectricidad son dos órdenes de fenómenos diferentes. Y al estudiar la turmalina, Voigt pudo mostrar que, para este cristal, un 80 % del fenómeno debía ser atribuido a la piezoelectricidad producida por la dilatación y un 20 % a una piroelectricidad específica. Se dividen así regiones que una fenomenología do primer examen no tendría interés alguno en distinguir. Volveremos más adelante sobre esta labor de distinción. 255 Consideremos pues los fenómenos piezoeléctricos en un caso en que aparecen con particular pureza. Para su estudio Tos hermanos Curie acudieron al cuarzo, al cristal de roca tan común en las vitrinas de los mineralogistas aficionados del siglo XVIII, tan notable por su dureza pie un Bufon hacía ele él la roca primitiva. Débiles presiones, ínfimas deformaciones revelaren en esta roca dura una particular sensibilidad eléctrica. En primer lugar hay que definir una especie de geometría del fenómeno. Recordemos que el cuarzo cristaliza en forma de prismas hexagonales que terminan en dos pirámides. El eje de esta figura es el eje óptico. Goza de propiedades ópticas notables que fueron muy estudiadas en el siglo XIX. Como sobre seis aristas tres presentan truncamientos, basta considerar tres direcciones de eje para estudiar las simetrías. Por otra parte, se sobreentiende que la geometría cristalina es una geometría de ángulo y no una geometría de dimensiones. Aquí la forma hexagonal puede presentar anomalías, una cara puede ser mayor que las otras, de suerte que la sección del cristal no es necesariamente un hexágono regular. Hasta sería una excepción encontrar un cristal regular. La forma cristalina natural es perturbada por una real contingencia. Por lo tanto, será sobre una especie do modelo interno, de modelo pensado que va a desarrollarse la teoría. La forma real no podrá servir más que para sugerir una geometría interna que definirá rigurosamente la dirección de los ejes. De ese modo, toda dirección paralela a los ejes es un eje óptico. El eje no se encuentra pues en el centro del cristal, como podría creerse si la palabra eje se empleara en su sentido habitual. Es preciso no considerar más que direcciones de eje. Al pasar, percibamos en esto un ejemplo de esas sutiles abstracciones que se han vuelto usuales al científico y cuyo papel no siempre aprecia el filósofo. Los hermanos Curie descubrieron que los tres ejes perpendiculares al eje óptico y que se encuentran inclinados en 120° uno con relación al otro, son los ejes eléctricos del cristal; es con referencias uno de esos ejes y al eje óptico que va a tallarse una lámina que será el objeto de todas las experiencias. La lámina utilizada en piezoelectricidad es así un paralelepípedo cuyas caras mayores son perpendiculares a un eje eléctrico. Como vemos, la técnica se procura un objeto muy diferente al objeto natural. Ella extrae su cuarzo por una abstracción raciona y material a la vez, fundándose en una geometría interna, eligiendo ejes que experiencias ópticas previas, experiencias eléctricas groseras, revelaron importantes. Nuevo y sencillo ejemplo de la implicación recíproca entre el racionalismo y la técnica material. Nos hallamos ahora en condiciones de exponer, con alguna precisión, la más importante ley de la piezoelectricidad: 256 Si se comprime la lámina de cuarzo paralelamente al eje eléctrico (es decir, perpendicularmente a las caras de la lámina) una carga de electricidad positiva + q aparece sobre una cara, y una carga de electricidad — q sobre la otra. La carga negativa se presenta sobre la Si, en lugar de la compresión, se ejercen tracciones tendientes a ensanchar la lámina, también aparecen cargas de signos contrarios, pero esta vez la carga positiva se desarrolla sobre la cara vuelta hacia el truncamiento. De ese modo, desde las primeras experiencias técnicas, la electricidad producida por la compresión o la tracción se presenta como una polarización; al vector de la fuerza aplicada (o más exactamente al tensor que representa, a la vez, ya a las dos fuerzas que tienden a comprimir, ya a las dos fuerzas que tienden a dilatar la lámina) respondo una polarización 'eléctrica que tiene la simetría de un vector. Los fenómenos mecánicos y los fenómenos eléctricos aceptan juntos la misma información geométrica. Antes de ofrecer otros aspectos, del fenómeno, señalemos la delicadeza instrumental de la experiencia. Una presión muy débil FIGURA 22 alcanza para producir una densidad de carga eléctrica observable. La técnica instrumental del electrómetro es en efecto muy segura, muy sensible. No se espere que surjan efluvios y destellos, como en la época de una electricidad cargada de imágenes. La carga eléctrica se manifestará únicamente gracias a un detector sensible por desplazamiento de un rayo luminoso sobre una escala graduada. Pero la sensibilidad del conjunto de aparatos es tal que la presión ejercida sobre la lámina entre el pulgar y él índice basta para producir un notable desplazamiento del foco del electrómetro. Ante semejante experiencia el sentido común no puede dejar de sorprenderse. Se encuentra ante un mundo nuevo, ante una materia de propiedades inesperadas. Los filósofos tienden a creer que sólo la microfísica exige un extrañamiento, pero también la física clásica tiene muchos dominios nuevos. Al trabajar en ella con un poco de paciencia y con despierta atención se percibe que uno piensa de otro modo. Cuando se experimenta esa extraña dinámica interna, cuando se descubre esa sutil reacción, esa delicada acción eléctrica, no mecánica, la inteligencia de lo sólido se abre a nuevos horizontes. Pero esta producción de dos electricidades de signos contrarios por una acción mecánica todavía no ofrece más que la mitad de la fenomenología. Pocos meses habían transcurrido desde las memorias del los hermanos Curie cuando, en 1881, y apoyándose raí los principios de la termodinámica y en el de conservación de la electricidad, Lippmann anunció la fenomenología inversa: si se establece una diferencia de' potencial entre las caras de la lámina de cuarzo, es decir, si se 257 desarrollan sobre cada una de las caras dos cargas eléctricas iguales y Contrarias, se provoca una compresión de la lámina o una dilatación, según el sentido de la diferencia de potencial con respecto a la posición de los truncamientos. Se obtienen las mismas figuras que las indicadas, más arriba (excepto que las flechas están invertidas). Plasta hace poto la lámina respondía a la compresión con una carga, ahora responde a la carga con una compresión. Y estas dobles respuestas son del igual sensibilidad. En las utopías psicológicas a menudo se ha soñado con un ser que tendría un sentido eléctrico, un sexto sentido que le permitiría conocer directamente los fenómenos de la electricidad. Lo que a nosotros nos falta, el cristal de roca lo tiene. El no necesita del sistema nervioso para tener un reflejo eléctrico. Este reflejo posee una nitidez y una rapidez tales que por comparación lodo reflejo; biológico resulta perezoso y. como adormecido. Insistamos sobro el histórico hecho de que los fenómenos inversos' se previeron por aplicación de una de las doctrinas más racionalistas de la física. En efecto, puede decirse que Lippmann se apoyó en la-termodinámica como si lo hiciera en un sistema de leyes a priori. Pudieron dirigirse algunas, críticas al primer desarrollo de las ideas de Lippmann, pero los resultados experimentales anunciados fueron fieles a las previsiones. Nos hallamos pues ante una inversión perfecta de las relaciones entre la fenomenología eléctrica y la fenomenología mecánica. Esta inversión justifica, pensamos, las opiniones dualistas que proponemos. Sobre-el mismo tema de la piezoelectricidad pronto nos llegarán nuevas confirmaciones. Pero desde ahora parece que puede pensarse ni fenómeno tanto eléctrica como mecánicamente. Si fuéramos más hábiles en el pensamiento eléctrico, si pudiéremos desarrollar un poco de electricismo frente al mecanicismo, veríamos mejor la importancia de tales reciprocidades. Una única y misma constante liga los fenómenos de ambos órdenes; es la constante K que aparece en la sencilla fórmula: q = Kp siendo p la fuerza de compresión en dinas y q la carga en unidad electrostática. En unidades C.G.S. tiene como valor K = 6,4 X 108 En general se la mide refiriéndose al fenómeno de primer estudio, o, como se dice, "al fenómeno directo" aunque esta expresión no tenga después otra 258 justificación que su privilegio histórico. El esfuerzo filosófico que intentamos, repitámoslo siempre, con todos nuestros ejemplos, consiste' precisamente en devolver a la organización racional su independencia con respecto a la historia. Todo pensamiento humano puede ser reconstruido, el racionalismo recomienza, con cada descubrimiento, todo su pensamiento. No desconoce su propia historia sino que la reescribe, la reorganiza para descubrir su verdadera eficacia. Hasta ahora sólo hemos presentado los caracteres estáticos de la piezoelectricidad, que muestran el perfecto equilibrio entre el mecanismo y el electricismo. Pero ese nudo de dos fenomenologías es mucho más apretado citando se abordan los lemas de la fenomenología rítmica, cuando se estudian los fenómenos del tiempo estructurado. La piezoelectricidad va a desarrollarse como una nueva región del racionalismo ondulatorio. Vamos a encontrar una solidaridad más circunstanciada que en los ejemplos estáticos utilizando el acoplamiento entre las vibraciones mecánicas del cuarzo y las corrientes de desplazamiento producidas por una fuerza electromotriz oscilante. Formulemos primero la ecuación del fenómeno oscilatorio mecánico y la ecuación del fenómeno oscilatorio eléctrico en el caso de que la piezoelectricidad no existiera. Tendríamos dos ecuaciones sin ningún término común: mecanica F m electrica E L d2 dx f mw02 x 2 dt dt d 2q dq q r 2 dt dt C Ambas ecuaciones desarrollan Fenomenologías enteramente independientes. Pertenecen a dos mundos diferentes. Un solo término bastará para acoplar, las ecuaciones y volver mutuamente explicables las dos series de fenómenos, buen ejemplo de esa noumenología sintética cuyo desarrollo esbozamos en la presente obra. A. la ecuación mecánica 1c agregaremos el termino Aq que representa una. fuerza siempre proporcional a la carga eléctrica existente sobre una cara de la lámina de cuarzo. A la ecuación eléctrica le agregaremos el término Ax que representa una fuerza electromotriz siempre proporcional al desplazamiento de la superficie. 259 En lugar de dos ecuaciones deshilvanadas, tenemos ahora un sistema de dos ecuaciones: d2 dx F m f mw02 x Aq 2 dt dt 2 E L d q r dq q Ax dt 2 dt C donde la llave indica, como es usual, un sistema cuyas ecuaciones no pueden resolverse la una sin la otra. Guiados por la fenomenología del efecto piezoeléctríco establecer, para el coeficiente común A, el valor A 8 Eq directo se liega a K como veremos al remitirnos al libro de Rocard (pág. 1.35). Ese factor A contiene tres términos observables: 1) Ex es el módulo de Young: es un coeficiente que interviene en todos los problemas de elasticidad, por ejemplo en el problema de la resistencia de los materiales (en nuestra ecuación E„ tiene influencia sobre el factor w2o). 2) ε es el poder dieléctrico del cuarzo. Interviene en la determinación de la capacidad eléctrica (en nuestras ecuaciones e tiene influencia sobre el factor 1/C). Maxwell puso en relación el poder dielectrico con el índice de refracción n de la luz, de suerte que el nudo de fenómenos implica aquí fenómenos luminosos. 3) K, por último, es el coeficiente de piezoelectricidad característico de la sustancia piezocléctrica. A se presenta, pues, como uno de esos términos cargados de teorías. Es para nosotros un buen ejemplo de la noción de factor noumenológico. Es verdaderamente un centro de abstracciones, una encrucijada noumenológico donde los pensamientos se cruzan, desde donde se ven desplegarse las perspectivas científicas más diversas y profundas. Entre los dos fenómenos temporales ritmados, uno de esencia mecánica, cuyas frecuencias son, por ejemplo, del orden de los 25.000 períodos por segundo, y otro que consiste en oscilaciones eléctricas que alcanzan el orden de un millón de 260 períodos por segundo, se establecen nítidas correspondencias cuando se los sigue en su desarrollo matemático. Sería muy difícil enunciar esas correlaciones entre los caracteres oscilantes de ambas fenomenologías en el lenguaje del sentido común. Pero su importancia práctica es considerable. Langevin logró poner a punto una minuciosa técnica que permitió la detección de submarinos durante la Primera Guerra Mundial. Proporcionó su aparato de base a la ciencia de los ultrasonidos. Los trabajos de Langevin en este dominio ofrecen un detallado ejemplo de organización racional técnica. Los cristales que se encuentran en la naturaleza, aunque presenten formas exteriores muy regulares, raramente tienen la regularidad íntima deseable. Sólo después de prolongados intentos Langevin pudo encontrar un buen ejemplar. Y a todo lo largo de sus estudios conservó su buen cuarzo. Errada sería nuestra evaluación de los valores epistemológicos si en la dificultad para encontrar un "buen" cuarzo viéramos un argumento sostén del irracionalismo. Desde que se utiliza la materia siempre aparece la misma objeción: la materia sería la raíz misma de la sustancia irracional. Toda Ja química contemporánea choca contra esta concepción ele un irracionalismo radical de la materia, pues construye materias totalmente nuevas definidas materialmente de acuerdo con criterios precisos. La misma dominación del empirismo podrá reconocerse en el dominio de la piezoelectricidad y de las ciencias conexas. En efecto, el físico suele emprender la tarca de fabricar el mismo su cristal. Lo hará con infinitos cuidados. Por ejemplo, para el estudio del efecto Seigenette, no se contentará con los cristales de la industria farmacéutica. Intentará la cristalización en condiciones minuciosamente determinadas. Durante largos días mantendrá al cristal en formación a temperatura invariable. Cuando deba acostumbrar al cristal a la temperatura ambiente lo enfriará en una proporción de un décimo de grado en veinticuatro horas. No lo cortará (¡y esto con qué cuidados!) sino un mes después de su formación. Y tomará tantas precauciones porque su meta será la formación de un cristal ideal. Una finalidad racionalista dirige las experiencias. El cristal obtenido con técnicas tan elaboradas ya no es solamente una materia provista de caracteres geométricos: es una geometría materializada. El cristal creado en el laboratorio ya no es verdaderamente un objeto: es un instrumentó, un aparato en el cual se cumple una operación. Más exactamente, en el mismo sentido con que los matemáticos hablan de operador, el cristal, técnicamente formado, es un operador de fenómenos. Y opera con seguridad, con las garantías de exactitud que pueden 261 obtenerse de un instrumento mecánico bien estudiado y bien realizado. La objeción previa de irracionalismo en la materia no puede frenar el trabajo de racionalización puesto que este trabajo da pruebas, en todo su desarrollo, de una eliminación progresiva y metódica del irracionalismo. Pero ¿qué termina por ocurrir? se nos preguntará todavía, transformando a la objeción previa en objeción final. Lo que ocurre, es que el cristal funciona bien. Es un buen cristal, así como aquel con el cual un buen genio había dotado a Paul Langevin era el único buen cristal. La experiencia técnica suele tener sus ironías. Sin embargo, a veces 'sobreviene, como burlándose del investigador, un pequeño elemento empírico que confunde todas las previsiones, que pide la revisión de la ¡técnica empicada. Pero el demonio empírico y el genio racionalista poseen igual sutileza. No se trata ya de un irracionalismo por ignorancia del que se acusa a trabajadores profundamente comprometidos en un trabajo de racionalidad. Léanse las páginas donde. W. C. Cady habla del empirismo de la sal de Rochelle, en Piezoelectrico (pág. 5;.I8) y el relato de todos los esfuerzos volcados para precisar la noción de valor dieléctrico en una dirección x, el valor K,. Es, dice Cady, "el niño terrible", "the enfant terrible". ¿Es preciso también observar ese curioso éxito de lo informe? Mientras se busca la perfección en un ejemplar raro o se toman mil precauciones para sorprender delicadamente a las tuerzas cristalinas en el instante de una cristalización liberada de Fuerzas perturbadoras, un mosaico de cristales colocado entre dos bloques de: acero funciona con regularidad notable. Pie aquí de qué tendrán que desembarazarse el irracional isla y el racionalista, de qué tendremos que desembarazarnos nosotros mismos. Pues, finalmente, si la multiplicidad tiene leyes tan maravillosamente geométricas, ¿cómo darle una profunda realidad al racionalismo? e inversamente, ¿por qué preocuparse tanto por el fondo irracional de las cosas? No insistamos más sobre ese asunto propio de una filosofía campesina, y volvamos a lo nuestro. Así, el cuarzo piezoeléctrico parece ser un traductor de hechos eléctricos en hechos mecánicos. En los tiempos de Henri Poincaré, gustaba decirse que bastaba un diccionario para traducir los teoremas euclidianos a teoremas no euclidíanos. La correspondencia entre el electricismo y el mecanicismo no es menos precisa y estrecha. Un teorema muy general de Butterworth (Proc. Phy. Society, 1915, págs. 217-410) establece que "cada vez que se acopla un circuito eléctrico a un conjunto mecánico susceptible de vibrar, el conjunto mecánico 262 puedo, ser reemplazado por un circuito eléctrico equivalente". (Bcdeau, he Quartz piézo-électrique el ses applications [El cuarzo piezoelectrico y sus aplicaciones], 1931, pág. 25.) En tales condiciones, en un montaje eléctrico el cuarzo piezoeléctrico (figura 23) podrá sea reemplazado por un circuito eléctrico (figura 24) llamado "célula equivalente al cuarzo". Si se sigue la historia de la noción de capacidad desde las primeras botellas de Leyde, parece muy natural que el cuarzo provisto de placas metálicas encuentre equivalencias en el orden de las capacidades. Más asombrosa es la atribución de una autoinducción. Entre las bobinas en las cuales Earaday hizo manifiestos los fenómenos de autoinducción y el cuarzo provisto de autoinducción no hay filiación posible, salvo, precisamente, una filiación por nociones matemáticas. Buen ejemplo también de la potencia directiva de la abstracción. Nada concreto puede aquí suscitar las imágenes; la fenomenología es oscura, es el pensamiento el que crea. La actividad noumenológica es manifiesta. Por afán de simplicidad hemos expuesto los fenómenos mecánicos y eléctricos de un cristal ele manera dualista. En realidad, la fenomenología del cristal es mucho más rica, mucho más compleja. Pero esta complejidad está muy lejos de presentar el aspecto ele una irracionalidad si al menos uno quiere tomarse el trabajo de ponerla en orden. Daremos un ligero esquema de esa puesta en orden examinando juntos los fenómenos de piezoelectricidad, piroelectricidad y termoelectricidad. Insertaremos este desarrollo en la polémica entre racionalismo c irracionalismo. Veremos, en efecto, que una complejidad dominada, una complejidad resueltamente inscripta en las informaciones primeras supera a la masa de irracionalidad que los realistas quieren inscribir siempre a cuenta de una realidad que desborda sin cesar todo esfuerzo del espíritu. Cuando se han establecido y coordinado medios de información suficientemente ricos, parece eme lo irracional no es ya oposicional, que declina hacia un segundo rango, y que no es ya sino del orden de las perturbaciones. Un cristal real podrá ser considerado como más o menos próximo al cristal normal. Pero sus accidentes serán designados como tales y no disminuirán la seguridad racionalista apoyada sobre correlaciones es! al decidas adecuadamente. Un cuarzo muy malo será desechado en el laboratorio como un vaso rajado es alejado de la cocina. Con la ciencia moderna nos hallamos en presencia de objetos que el accidente no individualiza. O bien son accidentes redhibitorios. En el primer caso el objeto científico es aceptado como base de estudio; en el segundo, es pura y simplemente rechazado. El desechamiento es tan claro que no necesita de una doctrina de anonadamiento. Pero para alcanzar una positividad tan pacífica es preciso haber hecho frente a la complejidad real de los fenómenos. Es preciso estar seguro de la legitimidad de 263 los medios de análisis. Sin esa buena conciencia de positividad, sin esa positividad instruida, puede ocurrir que se cargue en la cuenta de un accidente lo que es manifestación de un carácter fundamental que se ha dejado fuera de examen. Ofreceremos un maravilloso esquema ele síntesis que reúne en un solo ciclo al conjunto de los fenómenos de piezoelectricidad, piroelectricidad y termoclectricidad. Tomamos ese esquema del libro -de Walter Cuyton Cady (loe. cit., pág. 49). El autor norteamericano utiliza, con ciertas modificaciones, un trabajo de Heckmann (Lattice Theory of solids, Ergeb exact. Naturwissen, 1925, yol. 4, págs. 100-153). En primer lugar aprendamos a leer en ese esquema los fenómenos que hemos estudiado en el presente capítulo. El fenómeno que estudiaron los hermanos Curie sigue el trayecto X x P E, que da la siguiente cascada de causas: la fuerza apli¬cada al cuarzo X da una deformación x, deformación que produce una polarización eléctrica P, polarización que se manifiesta por la carga eléctrica E. El fenómeno inverso anunciado por Lippmann está representado sólo por el trayecto E X. El racionalismo eléctrico aceptará con facilidad su carácter directo. Desde las primeras experiencias de Coulomb se sabe que la carga eléctrica se manifiesta por una fuerza mecánica. Esta fuerza produce naturalmente una deformación, indicada por el trayecto X x. Se vuelve al punto de partida, de suerte que la fenomenología de la piezoelectricidad está marcada por una profunda reciprocidad. La piroelectricidad se leerá en la parte derecha del triángulo. En Drimer lugar, un efecto directo 0 P E, es decir, una elevación de temperatura 0, produce una polarización eléctrica P que se manifiesta por una carga eléctrica E. A continuación, un efecto inverso E dQ 0 es decir, una carga eléctrica E se acompaña por un aumento de calor dQ que, según el coeficiente de calor específico c, produce una elevación de temperatura 0. Los fenómenos de termoelasticidad se encuentran esquematizados en el lado izquierdo del triángulo. Leí ley elemental de la dilatación de los cuerpos se lee 0 x. Un aumento de temperatura 0 produce una; dilatación x. También figura en el esquema la representación do los fenómenos inversos, una acción X desprende una cantidad de calor dQ que se manifiesta por una elevación de temperatura 0. 264 Pero estos tres análisis en los tres lados del triángulo no lo dicen todo- El triángulo posee una unidad causal más apretada. Por ejemplo, al lado del efecto de piroclectricidad pura 0 P hay que considerar un segundo efecto que sigue el trayecto 0 x P. Dicho de otro; modo, puesto que el calor dilata los cuerpos, deforma los cuerpos cristalinos; indirectamente se convertirá en causa de piezoelectricidad, y la deformación producida por el calor tendrá la misma causalidad i eléctrica que la deformación producida por una acción mecánica. Igualmente, al lado de una dilatación que obedece a la ley térmica elemental, digamos, la dilatación verdadera: 0 x hay que considerar una "falsa" dilatación, una dilatación indirecta que sigue la extensa cascada de causas: 0 P E X x En otros términos, el efecto piroeléctrico acarrea un efecto piezoeléctrico, y juntos, ambos efectos dan el mismo resultado que la ley elemental de la dilatación de los cuerpos por el calor. En muchos aspectos este esquema de causas puede desempeñar el papel de un cuestionario. Por ejemplo, nada más común en las teorías eléctricas que el dualismo de las nociones: polarización y carga (P y E). Podernos entonces preguntarnos si debemos considerar una contextura electricidad mecanica que se establecería en el trayecto E .X x P. Semejante organización de conceptos (concepto E, concepto X, concepto x, concepto P) deja muy atrás a las imágenes simplistas del mecanicismo. Parece entonces que los conceptos no tengan ya necesidad de ser mecanizados con mecanicismos. Ellos tienen aquí un valor de correspondencia recíproca tal que deben ser comprendidos directamente como elementos de un sistema de causas. En esta breve exposición sobre el esquema de Cady hemos omitido los rasgos secundarios. Pero hemos dicho bastante, así lo creemos, como para plantear el problema filosófico ele la pluralidad de las causas. Señalemos ante todo que el esquema triangular no-tiene carácter métrico alguno. De ningún modo apunta a representar fenómenos medidos. Poco importa que un fenómeno delicado sea solidario de un fenómeno grosero. En el plano general de las causas y apuntando a una "organización matemática general de los 265 pensamientos causales, de dos fenómenos deben ser localizados. Hay que introducirse en el espíritu y mantener en él todas las funcionalidades. La mayoría de los filósofos que hablan do la ciencia confunden aquí los medios con los fines. Se sigue repitiendo que la ciencia es el reino de la cantidad, que el físico no está seguro más que de lo que pesa, que el químico no está seguro más que de Jo que pesa, que el matemático no está seguro más que da lo que cuenta. Ahora bien, medir, pesar, contar no son a menudo sino operaciones de verificación. En el fondo, el científico piensa más ecuaciones algebraicas que soluciones numéricas. Comprender un fenómeno no es medirlo en los coeficientes do particularidad sino establecer su ecuación algebraica con coeficientes indeterminados, de manera que el fenómeno considerado pase al simple rango de ejemplo de un fenómeno general. En realidad, la física elimina la cantidad, que le sirvió para establecer relaciones para determinarse en un pensamiento de la- relación. Entonces, ¿cuál es el valor epistemológico del esquema de Cady? Este esquema representa un eminente ejemplo de lo que puede ser una física topológica, es decir, una física que ha eliminado las consideraciones métricas. Es conocida la importancia que ha adquirido la topología matemática, el analysis situs. Ella permitió fijar una jerarquía de las consecuencias. Ella extrajo de la geometría métrica y de la geometría proyectiva proposiciones independientes de toda medida y de toda forma y con esas proposiciones, de homogénea generalidad, constituyó una doctrina. Es en ose sentido que al reflexionar sobre la correlación entre los fenómenos de la piezoelectricidad, piroelectricidad y termoelasticidad creemos poder hablar de una topología de causas. En esa topología el despliegue temporal efectivo no debe ser tomado en consideración. Hay pocas causas, utilizadas en fonomenotecnica, que el técnico no sepa acelerar o moderar. El tiempo pierdo, pues, su cantidad para no ser otra cosa que un esquema de orden. En nuestros ejemplos, la causalidad de la piroelectricidad pura 0 P no es necesariamente más rápida que la causalidad de la piroelectricidad indirecta aunque haya que traer un fenómeno intermedió Q x P. En el fondo, las pequeñas pruebas de causalidad que se dan los filósofos en sus controversias casi no son más que pruebas polémicas. Proceden a menudo de la inclusión de un acto humano puesto en el origen ele un hilo de causalidad: en el billar, lanzo con un golpe de taco la bola blanca que va a chocar con la bola roja. Vierto vinagre sobre la taza y se produce una efervescencia. Estos ejemplos pueden satisfacer a un empirista, poro no nos permiten ofrecer un plano causal de un fenómeno donde la intervención humana no es más que. la causalidad ele un disparador que pone en acción causalidades objetivas 266 complicadas. Hay que llegar al examen de causalidades múltiples v correlativas. Se comprende entonces que el billar de Hume no es suficiente para darnos las imágenes sintéticas necesarias para la comprensión de la experiencia. Precisamente, cuando es preciso desprenderse del mecanicismo, como ocurre con las ciencias autónomas, no es de buena disciplina fundar la doctrina de las causas en ejemplos de impulsos y movimientos. Creemos que la reflexión acerca de una causalidad múltiple con manifestaciones en los tres dominios, la electricidad, el calor y la elasticidad, debe llamar al filósofo a imágenes sintéticas. La existencia de una física topológica —de, una física que aun sirviéndose do las medidas no es solamente una doctrina de la cantidad— plantea un problema filosóficamente importante. En efecto, qué injustas deben parecer las polémicas que tienden a negarle a la ciencia el poder de conocer las calidades, las correspondencias entre las calidades, mientras que sin embargo ordena con precisión los más numerosos matices. Injusto también negarle a la ciencia espíritu de sutilidad mientras que estudia fenómenos de extrema delicadeza. Limitar el espíritu científico a pensamientos mecanicistas, a pensamientos de corta geometría, a métodos ele comparación cuantitativa es tomar la parte por el todo, el medio por el fin, es tomar al método por pensamiento. Las revoluciones de la ciencia en el siglo XX han dado al espíritu científico tal complejidad, caracteres y aptitudes tan nuevos, que tocias las polémicas deberán reiniciarse si se quieren conocer de verdad los valores filosóficos de la ciencia. 4.15. CONCLUSIÓN Con la piezoelectricidad hemos querido dar un ejemplo de la total reciprocidad de los fenómenos que se presentan en los diferentes dominios de la experiencia, y también un ejemplo de organización transracional. Se nos podrá acusar de haber forzado muchos matices, de haber aislado arbitrariamente dominios que no dejan de interpenetrarse. Pero el hecho de haber distinguido primero los dominios de la electricidad y de la mecánica para estudiar después sus correspondencias ha tenido al menos la ventaja de colocar esas correspondencias en la zona del pensamiento vigilado, en el punto en que esas correspondencias operan discursivamente en una racionalidad algebraica precisa. Ellas nacía tienen en común con las analogías que se desarrollan en la enseñanza elemental, siempre en beneficio de un mecanicismo ingenuo, nada en común tampoco con las correspondencias generales, vagas y dogmáticas que la historia de las ciencias nos refiere en el origen de las observaciones. 267 Por ejemplo, no faltan afirmaciones según las cuales la electricidad es la razón profunda de todos los fenómenos, inclusive de los fenómenos mecánicos. Una idea general es con frecuencia una idea fija. Ello ocurre en la idea central que anima la obra, tan copiosa y extendida, del abate Bertholon, en la segunda mitad del siglo XVIII. ¿Se nos piden pruebas? Veamos una, particularmente clara, en la que el conocimiento vago de los fenómenos eléctricos pretende, paradójicamente, rectificar un conocimiento mecánico preciso y sano. El erudito abate conocía bien la acción del peso del aire sobre el barómetro. Supo entender la explicación que de la presión atmosférica dio Pascal. Pero como para él la electricidad atmosférica es la causa general que explica la evaporación del agua y las tormentas, la causa que da liviandad o pesadez al aire, el barómetro se convierte en un instrumento que mide la riqueza en electricidad de la atmósfera. Vemos entonces reconstituirse un magma de ideas e impresiones que d'Alembert, sin embargo, supo analizar: cuando sobreviene la tormenta el barómetro nos dice racionalmente que el aire está liviano, en el mismo momento en que nuestros sentidos nos dicen que "está pesado". A todo esto la ciencia eléctrica le agrega, aumentando la confusión, que el aire tormentoso está cargado de electricidad. El barómetro, aparato tan racionalmente claro en el pensamiento de un Pascal, se vuelve un aparato empíricamente confuso en el pensamiento de un Bertholon. Otro ejemplo de un empirismo que implica regresión a un pensamiento racional simple: Aunque con algunas reticencias, muy pronto. 268 V. MATERIALES Y MÉTODOS En los cuatro capítulos que conforman el presente texto, no se han utilizado material alguno para el desarrollo del mismo, de igual manera, no se han utilizados ningún método alguno. VI. RESULTADOS En el desarrollo del presente texto intitulado: Introducción Epistemológica a la Ingeniería Eléctrica, con relación al primer capítulo que trata sobre la ética del ingeniero electricista, los resultados son que los ingenieros electricista en su formación profesional reciben cursos formativos de la ética profesional, tal como consta en el currículo de estudios de la Facultad de Ingeniería Eléctrica y Electrónica de la Universidad Nacional del Callao. Los resultados del segundo capítulo son sobre los estudiantes de ingeniería eléctrica, que al recibir las clases en éste curso conocerán las cuatro dimensiones epistemológicas que gobiernan la ingeniería eléctrica, ellas son: Generación, Transmisión, Distribución y Utilización de la energía eléctrica. En el tercer capítulo, trata sobre la doctrinaria formación profesional del ingeniero electricista, donde se analiza el currículo de estudios y su correspondiente perfil profesional o imagen del ingeniero formado en la Escuela profesional de Ingeniería Eléctrica, es decir cómo debe de ser formado el ingeniero electricista, para ello, se plantea los modelos de formación en la ciencia y tecnología para el desarrollo nacional, finalmente se analiza la filosofía sobre la formación científica tecnológica del ingeniero electricista. En el cuarto capítulo se considera sobre la filosofía dialogada para ingenieros entre el racionalista y el empirista, la parte más importante trata sobre el Racionalismo Eléctrica, el Racionalismo mecánico y el mecanicismo, finalmente, se analiza sobre la piezoelectricidad y el dualismo del racionalismo eléctrico y el racionalismo mecánico. VII. DISCUSIÓN Sobre el Código de Ética de los estudiantes de las Escuelas Profesionales de Ingeniería Eléctrica e Ingeniería Electrónica, es necesario primeramente que los Docentes de los cursos del currículo demuestren en todo caso practiquen la ética para inducir hacia los futuros profesionales ingenieros. Los futuros profesionales de ingeniería eléctrica e ingeniería electrónica, conozcan las cuatro dimensiones que gobiernan la ingeniería eléctrica: Generación, Transmisión, Distribución y Utilización de la energía eléctrica. Los estudiantes de ingeniería eléctrica e ingeniería electrónica conozcan como es que son formados como ingenieros, de igual manera, su perfil o imagen con lo que son formados. Finalmente, los estudiantes de ingeniería eléctrica e ingeniería electrónica conozcan la filosofía del ingeniero electricista, es decir sobre el racionalismo enseñante y enseñado, asimismo, sobre el racionalismo eléctrico y el 269 racionalismo mecánico, la piezoelectricidad, el dualismo del racionalismo eléctrico y el racionalismo mecánico. VIII. REFERENCIAS 1.- A. Melntyre HISTORIA DE LA ÉTICA J. 2.- B. Russell CONOCIMIENTO Y CAUSAS. 3.- B. Russell MISTICISMO V, LÓGICA Y OTROS -ENSAYOS. 4.- C. Ryle EL CONCEPTO DE LO MENTAL 5.- Caldera de Royaumont HUSSERL. 6.- D. J. O'Connor (comp.) HISTORIA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL. Tomo II: La filosofía en la Edad Media y loa orígenes del pensamiento moderno. 8.- D. J. O'Connor (comp.) HISTORIA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL. Tomo IV: EI empirismo ingles 9.- D. J. O'Connor (comp.) HISTORIA CRÍTICA OCCIDENTAL. Tomo V: Kant. Hegel. Schopenhauer. Nietzsche. 10.-D. J. O'Connor (comp.) HISTORIA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL Tomo VI: Empirismo, idealismo pragmatismo y filosofía de la ciencia en la segunda mitad del siglo XIX. 11.-D. J. O'Connor (camp. HISTORIA CRÍTICA DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL. Tomo I: La filosofía en la antigüedad. 13.-E. Nagel LA ESTRUCTURA DE LA CIENCIA. 14.-F. M. Cornford LA TEORIA PLATÓNICA DEL CONOCIMIENTO. 15.-G. Bachelard EL RACIONALISMO APLICADO. Serie Menor. 16.-G. C. Hempiel LA EXPLICACIÓN CIENTÍFICA. 17.-H. L. Stevenson ÉTICA Y LENGUAJE. 18.-H. Scholz BREVE HISTORIA DE LA LÓGICA. 19.-J. O. Wisdom FUNDAMENTOS DE LA INFERENCIA EN LA CIENCIA NATURAL. 20.-K. R. Popper EL DESARROLLO DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO. Conjeturas y refutaciones 270 21.-KANT, I. (2004) Fundamentación de la Metafísica de las costumbres. México: Editorial Porrúa. 22.-MACINTYRE, A. (2001) Tras la Virtud. Barcelona: Editorial Crítica. 23.-MILL, J. S. (1994) Utilitarismo. Barcelona: Editorial Altaya. NUSSBAUM, M. y SEN, A. (comp.) (1996) La Calidad de Vida. México: Fondo de Cultura Económica. 24.-R. Jaspers PEQUERA ESCUELA DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO. 25.-R. Langer NUEVA CLAVE DE LA FILOSOFÍA. 26.-S. Bachelard LA LÓGICA DE HUSSERL. 27.-S. Rubel KARL MARX. ENSAYO DE BIOGRAFIA INTELECTUAL. 271 APÉNDICE Resumen Este artículo es una presentación crítica de la ética de las virtudes. Dicha tendencia es presentada como una consecuencia de las dificultades de las dos teorías morales modernas más influyentes: el utilitarismo y la moral kantiana. Al presentar el contraste, se plantea una clasificación entre éticas del acto -para las cuales el objeto primario de la evaluación está constituido por las acciones-, y éticas del agente –para las cuales el objeto primario son los agentes morales. Al presentar la ética de la virtud (en la versión de Alasdair MacIntyre), se muestra el riesgo de que dicha corriente desemboque en un relativismo extremo, y se muestra la forma en que Martha Nussbaum intenta superar este problema mediante su interpretación de Aristóteles. INTRODUCCIÓN Desde los inicios de la filosofía occidental -y aún antes de esto dentro de las tradiciones orientales- se han formulado numerosas teorías con el objetivo de regular las relaciones entre los individuos, y se han formulado también distintas taxonomías para clasificar dichas teorías. En el presente trabajo voy a adoptar una de ellas, según la cual podemos distinguir entre éticas del acto y éticas del agente. Según esta taxonomía, el utilitarismo y la teoría kantiana, las dos teorías más influyentes en la filosofía moral moderna, serían éticas del acto, mientras que las teorías de la virtud serían éticas del agente. Estas últimas, según cierta interpretación, serían una respuesta a los callejones sin salida a los que parecen conducir las teorías utilitarista y kantiana. En el presente trabajo busco evaluar algunos de los alcances y los límites de esas éticas de la virtud, haciendo dos cosas: indagando si la propuesta de las éticas del agente nos ofrece buenos criterios para la evaluación moral Intentando responder a la pregunta de si una ética de la virtud tendría que conducirnos necesariamente al relativismo moral. Deseo dejar claro desde ahora que, aunque pueden encontrarse raíces de ambos enfoques de la ética desde la filosofía antigua, trataré el tema centrándome fundamentalmente en el debate contemporáneo. ÉTICAS DEL ACTO Caracterizaré las dos teorías morales que han influido con mayor fuerza desde el período moderno, porque para las teorías contemporáneas son casi siempre punto de partida, bien sea para retomarlas y reinterpretarlas, o para criticarlas y rechazarlas. Como ya se dijo, tales teorías son el utilitarismo y la teoría kantiana. Aunque suelen verse como teorías rivales, lo que nos permite agruparlas aquí bajo la expresión de éticas del acto es que ambas han sido interpretadas como 272 teorías que buscan darnos criterios objetivos para evaluar las acciones. Veamos en detalle cómo lo hace cada una de ellas. UTILITARISMO En 1863, J. S. Mill publicó su libro El Utilitarismo, en el cual dio a conocer su teoría acerca de cuáles son los criterios que nos permiten saber cuándo Ética de la virtud una acción es correcta o incorrecta. Inicialmente, podemos decir que el lema con el cual esto suele especificarse es el siguiente: “una acción es correcta si promueve la mayor cantidad de felicidad del mayor número de personas”. Así, según Mill, el fundamento de la moralidad es el principio de utilidad. En sus palabras: El credo que acepta como fundamento de la moral la Utilidad, o el Principio de mayor Felicidad, mantiene que las acciones son correctas en la medida en que tienden a promover la felicidad, incorrectas en cuanto tienden a producir lo contrario a la felicidad. Por felicidad se entiende el placer y la ausencia de dolor; por infelicidad el dolor y la falta de placer (Mill, 1863, capítulo 2; cito de la traducción de 1994: 45-46). Como se ve, el criterio que emplea Mill para evaluar la corrección de las acciones es un criterio consecuencialista. Dicho de otro modo, lo que le interesa de ellas son sus consecuencias para el bienestar. Sin embargo, aquí es necesario aclarar dos cosas. En primer lugar, no se trata del bienestar de un individuo, sino del bienestar general (es decir, el de todas las personas involucradas en la acción). Según el utilitarismo, los intereses de todos deben contar por igual, de manera imparcial, por lo cual no debe confundírsele ni con el altruismo (acto en el cual yo me sacrifico por el bien de otros) ni con el hedonismo egoísta (en el cual yo decido según mis intereses personales). El utilitarismo es más bien un hedonismo universalista, porque lo que prescribe es el aumento de la felicidad total. En segundo lugar, cuando Mill se refiere a la felicidad como el aumento del placer y la ausencia de dolor, no tiene en mente cualquier tipo de placer, pues: Los seres humanos poseen facultades más elevadas que los apetitos animales, y una vez que son consientes de su existencia no consideran como felicidad nada que no incluya la gratificación de aquellas facultades. Es mejor un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho; mejor ser un Sócrates insatisfecho que un necio satisfecho. Y si el cerdo o el necio opinan de otro modo distinto es a causa de que ellos sólo conocen una cara de la cuestión. El otro miembro de la comparación conoce ambas caras. De entre dos placeres, si hay uno al que todos, o casi todos los que han experimentado ambos, conceden una decidida preferencia, independientemente de todo sentimiento de obligación moral para preferirlo, ese es el placer más deseable. En todas las citas, los agregados entre corchetes son míos. Discusiones Filosóficas. Año 8 Nº 11, Enero–Diciembre, 2007. pp. 109 - 127 Diana Hoyos Valdés. Dada esta jerarquización de placeres, en la que puede verse la preferencia de Mill por los placeres superiores, al utilitarismo también se le ha visto como un hedonismo platónico o cuasi-idealista. Adicionalmente, el concepto de felicidad abrazado por Mill implica lo que E. Guisán ha llamado “goce solidario”, pues supone que la felicidad de cada uno sólo es posible si esa felicidad es compartida por los otros, dado que la base natural de nuestra facultad moral es la simpatía -es decir, el sentimiento que nos permite gozar con la 273 felicidad de otros o apenarnos por sus sufrimientos. De este modo, este segundo rasgo de la teoría refuerza el primero, en el que se nos pide imparcialidad en las decisiones morales para buscar la felicidad de todos. Paradójicamente, el rasgo consecuencialista del utilitarismo parece ser al mismo tiempo lo más atractivo pero también lo más problemático de la teoría. Resulta atractivo, porque las consecuencias de las acciones son casi siempre observables, lo cual permite una evaluación en términos de si han sido favorables o no para el mayor número de personas involucradas. Es algo que incluso podría ser medido. Pero, por otro lado, es claro que las consecuencias son sólo una parte de lo que nos importa en las acciones. Si tú haces algo que me hace mucho bien, por lo cual te estoy muy agradecida, pero luego descubro que realmente querías hacerme algo malo y la cosa te salió mal, entonces mi agradecimiento se torna en tristeza, rencor o lo que sea. En otras palabras, mi evaluación de tu acción cambia cuando me entero de que lo que tú pretendías era otra cosa, aunque el resultado de tu plan haya sido finalmente bueno para mí. La intuición expresada aquí es la que explica ampliamente la teoría que sigue. LA TEORÍA KANTIANA Esta teoría fue formulada en el siglo XVIII por el filósofo Emmanuel Kant en varias obras y en un lenguaje un poco complicado, por lo que la caracterización que presento es una síntesis muy apretada y simplificada. Para evaluar la corrección de nuestras acciones, Kant propone como criterio mirar si han sido realizadas por buena voluntad. Y la buena voluntad puede entenderse como aquélla que ha actuado siguiendo Se consideran como centrales respecto al tema: La Fundamentación Metafísica de las Costumbres (1785), La Crítica de la Razón Práctica (1788) y La Metafísica de las Costumbres (1797). ca de la virtud el imperativo categórico, una de cuyas formulaciones es “actúa de tal manera que puedas querer que la máxima que guía tu acción pueda convertirse en máxima universal”. Al contrario de la formulación utilitarista, para Kant la buena voluntad no es buena por los efectos de sus acciones o por “su adecuación para alcanzar algún fin que nos hayamos propuesto sólo por el querer, es decir, buena en sí misma” (Kant, 1785; cito de la traducción de 1998: 21). Otro rasgo de la buena voluntad es que actúa por deber, no conforme al deber. Para comprender esto, pensemos que María entra a un establecimiento comercial en el cual es prohibido fumar. Como ella no fuma, actúa conforme al deber porque no va a fumar allí (dado que no lo hace en ningún lado). Diana, en cambio, que es fumadora compulsiva, cuando entra al establecimiento y se abstiene de fumar, lo hace por deber. Sólo en este segundo caso hay una acción con valor moral en el sentido kantiano. Las acciones que tienen mérito moral para Kant son aquellas que no están motivadas por nuestras inclinaciones, sino por el deber, por el respeto a la ley. La ley es el imperativo categórico, y tiene tanta importancia para Kant porque le permite decir varias cosas. En primer lugar, le permite ser consecuente con su idea de que todo en el mundo está ordenado según la causalidad (la cual implica leyes) y, en segundo lugar, le permite pensar al hombre como ser libre y autónomo. Aunque a primera vista esto suene paradójico, él logra hacerlo del siguiente modo. Concibe al hombre como un ser dentro de la naturaleza, pero con una diferencia metafísica respecto al resto de los seres naturales: el hombre es racional, por lo que puede darse a sí mismo sus 274 propias leyes, ser autónomo, por lo cual puede actuar en contra de sus disposiciones naturales. La voluntad libre es en Kant la causa de las acciones moralmente buenas, y la ley que la rige es el imperativo categórico. Por esta razón, el criterio kantiano para evaluar las acciones es saber si han sido realizadas siguiendo ciertas razones o principios. Y estas razones, principios -o máximas en el lenguaje kantiano- deben tener la forma del imperativo categórico. Una implicación de lo anterior es que, si reconocemos nuestra naturaleza racional, entonces necesariamente tenemos que reconocer la obligatoriedad del imperativo, dado que es lo que manda la razón. Por eso es categórico: manda de manera incondicionada. Otra implicación es que debemos reconocer la dignidad de todos los hombres, derivada de su naturaleza racional, y que les confiere el estatus de fines en sí mismos. Así, la segunda formulación del imperativo categórico reza: Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio. Esto implica que tenemos el deber de tratar a las otras personas como valiosas en sí mismas, sin importar si un tratamiento distinto puede darnos alguna ventaja. E implica también que, aunque en ocasiones nos sirvamos de otras personas, nunca debemos tratarlas solamente como instrumentos. Es así, porque es claro que en ciertas circunstancias necesitamos la ayuda o los servicios que pueden darnos otras personas, pero eso no excluye la obligación de valorarlas también como valiosas en sí mismas, independientemente de su ayuda o sus servicios. Como vemos, la teoría kantiana parece dar respuesta a algunos de los problemas que encontramos en la teoría utilitarista, en la medida en que toma en cuenta esa parte de las acciones que también nos importa cuando las evaluamos; esto es, las razones que tienen los agentes al realizar esas acciones. Sin embargo, aún persisten muchos desafíos para ambas teorías. Y algunos de esos problemas parecen derivarse, según una interpretación reciente, del hecho de que ambas sean teorías del acto y, por tanto, centren su atención en el seguimiento de las reglas. El problema es que al hacerlo, ambas teorías fallan en sus propios términos: por un lado, parecen implicar cada una que ciertas acciones que parecen inmorales deben sin embargo ser ejecutadas y, por el otro, hay situaciones en las cuales la teoría no ofrece una indicación clara de qué es lo que se debe hacer, a pesar de que están diseñadas precisamente para responder esta clase de preguntas. Para el utilitarista, por ejemplo, parece que es moralmente aceptable castigar a un inocente, si eso tiene buenos efectos sobre el bienestar de una comunidad. Para el kantiano, por otro lado, parece ser muy importante decir siempre la verdad. Pero es claro que hay momentos en los cuales decir la verdad resulta problemático. Ya es famoso el ejemplo según el cual la doctrina kantiana nos obligaría a decirle la verdad al verdugo injusto que buscara en nuestra casa a quien escondemos. Y un médico estrictamente kantiano se vería siempre obligado a decirle a su paciente moribundo que está en las últimas, sin importar si esta noticia puede matarlo antes. Estos y otros problemas similares han conducido a algunos pensadores a considerar que el problema de fondo con las teorías del acto, es que presuponen que la pregunta que debe responder toda teoría moral es ¿cómo debemos actuar?, cuando lo realmente esencial es responder a la pregunta ¿cómo debemos ser?. Así, pues, sugieren que es necesario desarrollar un punto de vista que centre su atención no en los criterios, reglas o principios 275 que debemos adoptar para obrar bien, sino en los rasgos del carácter que deberíamos desarrollar para ser moralmente buenos. Aunque la formulación contemporánea de esta teoría es heredera en gran medida del filósofo A. MacIntyre, ésta es a su vez heredera de la formulación que había hecho en el siglo V a. C. el filósofo griego Aristóteles. Así, pues, esta caracterización de la teoría de la virtud que presento es la versión neoaristotélica que hace MacItyre de la teoría del filósofo griego. En su libro Tras la Virtud, MacIntyre formula fuertes críticas a la filosofía moral moderna en general. En el prefacio que le hace al libro E. Guisán, ella afirma: El diagnóstico que nuestro autor hace de la moral de las postrimerías del siglo XX es desalentador: el ethos configurado por la modernidad ha dejado de ser creíble, el proyecto ilustrado ha sido un fracaso, es inútil proseguir la búsqueda de una racionalidad y una moralidad universales, como pretendió hacer el pensamiento moderno porque sólo produce ideales abstractos, que no se refieren a ningún escenario concreto y, en consecuencia, no convencen ni mueven a actuar. Lo que hoy hay que buscar son nuevas formas de comunidad que configuren determinados modelos de persona y nos permitan hablar de virtudes, o sea, de la excelencia que entrañan tales modelos. (Guisán en MacIntyre, 1987: 6). Esta cita nos permite observar varias cosas importantes en la teoría de MacIntyre. Primero, nos muestra en qué consiste parte del diagnóstico que el filósofo hace de la filosofía moral moderna que, según él, fracasa por dos razones interrelacionadas: i) la pretensión de formular una moral universal y ii) la creencia de que es posible hacer filosofía moral independientemente de las circunstancias, de los contextos sociales. Su idea es que la filosofía en general, pero muy especialmente la filosofía moral, no puede hacerse sin ayuda de la antropología, la historia y la sociología. Y esto porque, según afirma, toda teoría moral es una respuesta a ciertas necesidades históricas de las sociedades. Y segundo, la cita nos muestra también cuál es la solución que MacIntyre propone: como consecuencia de su diagnóstico anterior, debemos reconocer que no podemos sino aspirar a diferentes éticas, éticas enmarcadas en contextos específicos dentro de distintas comunidades, donde podrán desarrollarse distintos ideales de excelencias y, por tanto, éticas de la virtud. Su idea de “comunidades” es importante, porque con ella logra también dar solución a la crítica que le hace a la sociedad y la filosofía modernas, de ser en extremo individualistas. Mi propósito en este punto será exponer en qué consiste el concepto de virtud que MacIntyre propone y, posteriormente, evaluar en qué medida es acertada su suposición de que la solución al problema debe conducirnos al rechazo de la pretensión de universalidad y a la aceptación del comunitarismo. Considero que tratando esto podremos ver cuáles son los alcances y los límites de la ética de la virtud, dado que los seguidores de tal teoría se han dividido fundamentalmente en dos bandos: uno que considera que la suposición es correcta, y otro que no lo es. ¿QUÉ ES LA VIRTUD? Antes de darnos su definición de la virtud, MacIntyre muestra diferentes concepciones de ésta en distintas sociedades, para llegar a la siguiente conclusión preliminar: Tenemos por lo menos tres conceptos muy diferentes de virtud para confrontar: la virtud es una cualidad que permite a un individuo desempeñar su papel social (Homero); la virtud es una cualidad que permite a un 276 individuo progresar hacia el logro del telos específicamente humano, natural o sobrenatural (Aristóteles, el Nuevo testamento y Tomás de Aquino); la virtud es una cualidad útil para conseguir el éxito terrenal y celestial. Y luego de haber confrontado estas distintas definiciones, se pregunta si esto implica que no puede haber un concepto unitario de la virtud. Su propósito es mostrar que sí lo hay, y que éste puede definirse a partir de tres nociones: de práctica, de orden narrativo y de tradición moral. En primer lugar, define “práctica” como: Cualquier forma coherente y compleja de actividad humana cooperativa, establecida socialmente mediante la cual se realizan los bienes inherentes a la misma mientras se intenta lograr los modelos de excelencia que le son apropiados a esa forma de actividad y la definen parcialmente. Ejemplos de este tipo de actividad serían el fútbol, el ajedrez, la arquitectura, las investigaciones de cualquier campo y la política. Mientras que no lo serían el juego del solitario, la albañilería o cultivar nuestro jardín, porque no son actividades cooperativas sino más bien una especie de conjuntos de habilidades técnicas. Las prácticas son más que esto: tienen un propósito unificado, cuya búsqueda transforma y enriquece las facultades humanas. El concepto de “práctica”, así definido implica, a su vez, otras nociones clave, como la de bienes internos a la práctica. Existen, afirma, bienes externos e internos a toda práctica. Los primeros son externos y contingentes -como el dinero o la fama- porque para obtenerlos no necesitamos comprometernos con ninguna práctica específica, podemos lograrlos mediante varios caminos alternativos. En este sentido, la práctica tiene un valor instrumental, en la medida en que nos permite acceder a estos bienes. Pero podríamos abandonarla si vemos que podemos alcanzar lo mismo mediante una práctica que nos parezca mejor. Por el contrario, los bienes internos sólo pueden obtenerse comprometiéndose con prácticas específicas. Él pone como ejemplo de esto la práctica del ajedrez: lo que obtenemos con él, si disfrutamos de jugar al ajedrez, es algo que no encontramos en otras prácticas. Estos bienes son internos, porque únicamente se concretan en las prácticas mismas y porque “sólo pueden identificarse y reconocerse participando en la práctica en cuestión” (Ibíd.: 335). Estas aclaraciones le permiten a MacIntyre darnos su primera definición parcial y provisional de virtud: Una virtud es una cualidad humana adquirida, cuya posesión y ejercicio tiende a hacernos capaces de lograr aquellos bienes que son internos a las prácticas y cuya carencia nos impide efectivamente el lograr cualquiera de tales bienes. Una implicación interesante de esta primera definición de virtud es que supone que hay virtudes clave sin las cuales no se tendría acceso a los bienes internos de las prácticas. Por ejemplo, el ejercicio de las prácticas requiere un tipo especial de relación entre los participantes de ella. Tal relación debería incluir las virtudes de la justicia, el valor y la honestidad. Sin embargo, él aclara que debe reconocerse también que “diferentes sociedades han tenido y tienen códigos diferentes de veracidad, justicia y valor”. MacIntyre señala que su caracterización es aristotélica en varios sentidos. Uno de ellos es que puede amoldarse a conceptos aristotélicos de placer y gozo [pero no] a cualquier versión utilitarista. El que alcanza la excelencia en una práctica, el que juega bien al ajedrez o al fútbol disfruta lo mismo su éxito como la actividad necesaria para alcanzarlo. Lo característico de la virtud es que para ser eficaz y producir los bienes internos que son su recompensa, debe ejercitarse sin reparar en 277 consecuencias. Pero su teoría no es aristotélica principalmente porque no presupone la biología metafísica de Aristóteles. MacIntyre resume así la posición aristotélica: Los seres humanos, como los miembros de todas las demás especies, tienen una naturaleza específica; y esa naturaleza es tal que tiene ciertos propósitos y fines a través de los cuales tienden hacia un telos específico. El bien se define en términos de sus características específicas. La ética de Aristóteles presupone su biología metafísica. ¿Qué resulta ser el bien para el hombre? Aristóteles argumenta concluyentemente contra la identificación del bien con el dinero, con el honor o con el placer. Le da el nombre de eudaimonía, cuya traducción es a menudo difícil: bienaventuranza, felicidad, prosperidad. Es el estado de estar bien y hacer bien estando bien. Las virtudes son precisamente las cualidades cuya posesión hará al individuo capaz de alcanzar la eudaimonía y cuya falta frustrará su movimiento hacia ese telos. Como vemos, para Aristóteles el concepto de virtud es subsidiario de su concepto de naturaleza humana. Por el contrario, en MacIntyre deriva en parte del concepto de práctica humana, en cuyo contexto se especifican las virtudes por referencia a los modelos de excelencia. Pero si en Aristóteles el telos o fin que sirve de criterio para evaluar el carácter del agente es la eudaimonía o bienaventuranza humana, ¿cuál sería el telos o fin que serviría como criterio para evaluar la corrección o incorrección de una práctica? Para dar respuesta a esta pregunta, MacIntyre recurre a la segunda noción que da fundamento a su concepto de virtud: la de orden narrativo. EL ORDEN NARRATIVO O LA UNIDAD DE LA VIDA HUMANA MacIntyre critica la concepción moderna del yo, por permitirle al individuo separarse de los papeles sociales que representa (como la sostenida, por ejemplo, por Sartre), y porque supone también que es posible analizar las acciones humanas fragmentándolas (como lo hacen, por ejemplo, los analíticos al hablar de “acción básica” o de “una” acción). Para solucionar este problema, su propuesta es que pensemos al yo de modo narrativo. Esto significa caracterizar la conducta mirando tanto las intenciones y las creencias del agente como las situaciones que la hacen inteligible. Y dado que para que la acción sea inteligible, las intenciones necesitan ser ordenadas tanto causal como temporalmente, él considera que éstas deben ser organizadas en una narración. “Porque vivimos narrativamente nuestras vidas y porque entendemos nuestras vidas en términos narrativos, la forma narrativa es la apropiada para entender las acciones de los demás”. Habíamos llegado a este punto a partir de la pregunta por el tipo especial de teleología sostenido por MacIntyre. Es decir, queríamos saber cuál es el fin o la meta que, según él, le da unidad a la vida del hombre, le permite comparar entre diversas prácticas y definir parcialmente las virtudes. Su respuesta es que “la unidad de la vida humana es la unidad de un relato de búsqueda” (Ibíd.: 270), y que: Las virtudes han de entenderse como aquellas disposiciones que, no sólo mantienen las prácticas y nos permiten alcanzar los bienes internos a las prácticas, sino que nos sostendrán también en el tipo pertinente de búsqueda de lo bueno, ayudándonos a vencer los riesgos, peligros, tentaciones y distracciones que encontremos y procurándonos creciente autoconocimiento y creciente conocimiento del bien. El catálogo de las virtudes incluirá, por tanto, las necesarias para mantener familias y comunidades políticas tales que hombres y 278 mujeres pueden buscar juntos el bien y las virtudes necesarias para la indagación filosófica acerca del carácter de lo bueno. Así, MacIntyre llega a su segunda definición de virtud que, supone, permitirá una crítica moral de las prácticas que son malas (tortura, sadomasoquismo). Esa búsqueda del bien será el telos que permitirá jerarquizar los bienes internos. Pero aún nos falta aclarar la tercera noción que fundamenta su definición completa del concepto, esto es, la noción de tradición moral. LA TRADICIÓN O NUESTRO PUNTO DE PARTIDA MORAL Dado que somos portadores de identidades sociales concretas, tenemos que aceptar que lo que sea vivir una vida buena varía con las circunstancias. Las tradiciones de mi grupo son, pues, mi punto de partida moral. Esto no significa que yo no pueda percibir las limitaciones morales de mi comunidad, pero sí que yo no puedo simplemente dejar atrás o negar la tradición de la que formo parte. MacIntyre explica la evolución de estas tradiciones como fruto de la búsqueda de una mejora en los modelos de excelencia, pero niega la posibilidad de llegar por esta vía a máximas enteramente universales. Dice que ésta es “una ilusión de consecuencias dolorosas”. Esta tercera noción le permite dar su definición completa de las virtudes, del siguiente modo: Las virtudes encuentran su fin y propósito, no sólo en mantener las relaciones necesarias para que se logre la multiplicidad de bienes internos a las prácticas, y no sólo en sostener la forma de vida individual en donde el individuo puede buscar su bien en tanto que bien de la vida entera, sino también en mantener aquellas tradiciones que proporcionan, tanto a las prácticas como a las vidas individuales, su contexto histórico necesario. MacIntyre aclara que las tres nociones juntas (práctica, orden narrativo y tradición moral) son las que le dan el sustento al concepto general de virtud. No puede definirse una virtud sólo por referencia a una práctica, o a la unidad de una vida humana o a la tradición. Las tres nociones son necesarias para completar el concepto de virtud. Sin embargo, me parece claro que este concepto de virtud está delimitado en última instancia por la tradición, fuera de la cual sería imposible comprenderlo y evaluarlo. Es por está razón que quiero subrayar que no es muy claro en qué medida la concepción de MacIntyre podría darnos criterios para elegir entre concepciones rivales del bien, aunque él parece resistirse a la acusación que le hacen sus críticos según la cual esta definición de la virtud conduce a un relativismo extremo. Uno podría pensar, por ejemplo, en dos tradiciones que se opusieran por sus diferentes concepciones del bien, que a su vez originan concepciones diversas del mismo para las prácticas y la vida de los individuos dentro de ellas, y luego preguntar de qué manera el concepto de virtud esbozado por MacIntyre podría ayudarnos a decidir racionalmente cuál de las dos tradiciones es mejor. Y, claro, él preguntaría que mejor para qué, porque cada tradición resulta buena o mejor para lo que es valioso dentro de ella misma. Pero yo necesito saber si podemos hablar de algo mejor para todos, independientemente de la tradición, la práctica o la concepción de vida completa de los individuos. Necesito saber si es posible identificar algunas cosas importantes para todos como seres humanos, cuya referencia pueda servirnos como guía para evaluar nuestros rasgos del carácter. 279 Creo que es el momento preciso para adelantar algo de mi diagnóstico acerca de las éticas de la virtud: cuáles considero que son sus alcances y sus límites. Considero que estas teorías son una alternativa interesante a las éticas de la acción, porque me parece correcta la idea de que es más importante responder a la pregunta “¿qué -o quiénes o cómoqueremos ser?”, que responder a la pregunta “¿qué hacer?” en momentos específicos. Y creo que es más importante por varias razones, una de las cuales es que obviamente es mejor ser visto por los otros y, al mismo tiempo, ver a los otros, como personas honestas, justas, bondadosas, que como personas que simplemente actúan bien. Me parece que con la primera evaluación es lícito albergar la esperanza de que las cosas vayan a seguir siendo así, mientras que la segunda simplemente dice que esa persona ha actuado bien en el pasado, lo cual no significa que vaya a continuar haciéndolo en el futuro. Y es más lícita esa esperanza cuando hablamos de agentes virtuosos, porque el que éstos lo sean depende precisamente de que exhiban “disposiciones estables” para actuar bien. El logro de esas “disposiciones estables” ha sido el fruto de un cultivo largo y consciente por parte del agente, y eso implica un esfuerzo continuo que hace altamente probable el que el agente continúe actuando así en lo sucesivo. Éste es el mayor alcance de las éticas del agente: hacernos ver que seguir reglas podría ayudarnos a saber cómo actuar bien, pero no necesariamente a saber cómo ser mejores. Por otra parte, me parece que los límites de las éticas de la virtud están relacionados con la dificultad para ampliar el concepto de virtud de tal forma que siga diciendo tanto como en la teoría aristotélica, pero ya no para la polis ateniense, sino para el mundo abierto que ahora tenemos. Y creo que MacIntyre acierta en reconocer lo primero, pero no lo segundo. Su propuesta de volvernos hacia el comunitarismo me parece absurda, porque una teoría moral debe proveernos elementos para vivir bien con los otros y con nosotros mismos, pero esos otros no tienen que ser de nuestra comunidad o tradición, ni partícipes de nuestra práctica. Es más: la fuerza de una teoría moral puede verse, en parte, en su éxito para hacer que incluyamos en nuestras consideraciones morales a aquellos que son más lejanos a nosotros. Por esta razón, en el siguiente y último apartado de este trabajo expongo el intento de la filósofa contemporánea Martha Nussbaum por comprender el concepto de virtud de una manera distinta: mostrando que una interpretación aristotélica de las virtudes puede ser al mismo tiempo objetivo y sensible al contexto algo reconocido como necesario en una buena teoría moral. VIRTUD SIN RELATIVISMO En su artículo Virtudes no relativas: un enfoque aristotélico, Nussbaum sostiene, que aunque la posición de Aristóteles es sensible al contexto, no implica un abandono de la búsqueda de objetividad en nuestros juicios morales. La cuestión con la que inicia el texto es precisamente la que nos ocupa: si la noción de virtudes implica el relativismo, dado que para algunos parece obvio que lo que entendamos por virtud depende del contexto cultural en el que vivamos. Si esto es así, tal noción no puede servir para criticar racionalmente tradiciones locales ni para expresar una idea de progreso en ética. A este respecto, Nussbaum afirma: Éste es un resultado sorprendente, por lo que se refiere a Aristóteles. Porque es obvio que él no sólo era defensor de una teoría ética basada en las virtudes, sino 280 también defensor de una descripción objetiva única del bien o florecimiento humano. Se supone que esta descripción es objetiva en el sentido de que se le puede justificar mediante referencia a razones que no se derivan sólo de las tradiciones y prácticas locales, sino más bien de los rasgos humanos que subyacen en todas las tradiciones locales y que se pueden encontrar en ellas, ya sea que se les reconozca o no de hecho en esas tradiciones. Aristóteles evidentemente creía que no había ninguna incompatibilidad entre fundamentar una teoría ética en las virtudes y defender la singularidad y objetividad del bien humano. De este modo, uno podría ver el proyecto aristotélico de basar la ética en las virtudes como un intento por describir las formas en las cuales las personas viven y actúan, para extraer una base bien informada acerca de lo que es común en ellas y así formar un juicio objetivo acerca de lo que es el bien humano. Lo anterior parece estar apoyado en la observación aristotélica de que: “en general, todos los seres humanos buscan no la forma en que vivían sus ancestros, sino el bien”. Aristóteles encuentra el fundamento para su concepción de lo que es el bien humano en lo que Nussbaum denomina “la experiencia terrenal o mundana”, la cual hace referencia a la esfera de la experiencia para la cual un modo de actuar específico constituye una virtud (cuya descripción débil es: “todo aquello en lo que consiste estar establemente dispuesto a actuar en forma adecuada en esa esfera”. Algunas de estas esferas y sus correspondientes virtudes son, por ejemplo, la esfera del temor a los daños importantes, en especial la muerte, cuya virtud es la valentía; la esfera de los apetitos y los placeres corporales, para la cual la virtud es la moderación; y la esfera de la vida intelectual, para la cual hay varias virtudes, como la perceptividad, el conocimiento y otras. Nussbaum encuentra tres posibles objeciones, todas interconectadas, a la posición aristotélica delineada anteriormente. La primera de ellas es la observación relativista que hace énfasis en la particularidad del problema y su solución. Dicho de otro modo, que afirma que tales experiencias no son en absoluto algo compartido y tampoco lo son las maneras de responder a ellas. La segunda objeción pone en duda la noción misma de esferas compartidas de la experiencia humana, basada en que ni siquiera podemos afirmar que nuestras experiencias perceptuales estén libres de interpretación. La tercera objeción parece ir más profundo, cuestionando incluso la existencia de tales experiencias humanas, con base en la observación de que ellas -o algunas de ellaspodrían parecernos legítimas cuando no son más que experiencias formadas por condiciones sociales o culturales específicas. Ella responde la primera objeción mediante tres consideraciones: en primer lugar, dice que la posición aristotélica no necesita dar una sola respuesta cuando se le solicita que especifique una virtud. Podrían darse respuestas distintas a la pregunta por cuál es la manera adecuada de comportarse en una esfera de la vida, pero esas respuestas podrían incluirse en una concepción de mayor generalidad. Esto porque la forma específica en que se realiza una virtud determinada puede variar según el contexto. En segundo lugar, afirma que la respuesta general a la pregunta “¿qué es una virtud?” es susceptible de varias especificaciones (donde podrían entrar prácticas y condiciones concretas). Miremos un ejemplo de esto: Pongamos por caso la explicación normativa en lo que se refiere a la amistad y la hospitalidad; probablemente sea muy general y admitirá muchos “rellenos” concretos. Los 281 amigos en Inglaterra tendrán diferentes costumbres, en lo que se refiere a las visitas sociales periódicas, que los amigos en la antigua Atenas. No obstante, ambos conjuntos de costumbres pueden contar como especificaciones adicionales a una explicación general de la amistad que menciona, por ejemplo, los criterios aristotélicos del beneficio mutuo y buenos deseos mutuos, del disfrute y la conciencia mutuos, de un concepto compartido del bien, y de alguna forma de “vivir juntos”. Podríamos ver las explicaciones concretas de lo que es una virtud como alternativas opcionales entre las cuales una sociedad deberá elegir, o también podríamos pensar que una sola explicación concreta es la adecuada para el contexto en cuestión, en cuyo caso tal explicación deberá verse como parte de una versión más general de la explicación normativa. En cualquier caso, la adopción de cualquiera de las dos formas de entender el asunto debe estar atenta a no realizar elecciones que parezcan arbitrarias para el contexto. En tercer lugar, Nussbaum dice que “las elecciones particulares que la persona virtuosa hace bajo esta concepción [de virtud] siempre serán asunto de responder perspicazmente a las características locales de su contexto concreto”. Un aspecto sorprendente de esta observación es que Nussbaum reconoce que, en este sentido, un aristotélico podría recomendar, en una situación particular, lo mismo que recomendaría un relativista. Y esto es así porque la posición aristotélica busca no sólo el bien o florecimiento humano, sino también dar respuesta a las complejidades del contexto. Tales respuestas al contexto son, por lo mismo, relativas a él, pero con ellas el aristotélico buscará lo más general: el bien humano. La diferencia con el relativista está en que, por un lado, el aristotélico no niega la posibilidad de hacer juicios comparativos objetivos y, por el otro, la razón por la cual recomendará una variación contextual será radicalmente opuesta a la razón del relativista. A la segunda objeción (esto es, la que pone en duda la noción misma de esferas compartidas de la experiencia humana, basada en que ni siquiera podemos afirmar que nuestras experiencias perceptuales estén libres de interpretación) responde aceptando, en primera instancia, la afirmación en la que se basa, a saber: que no hay un “ojo inocente” y que “la naturaleza de las interpretaciones del mundo humano es holista”. Lo cual no debe conducirnos, afirma, a pensar que no hay modos de comparar las diferentes interpretaciones ni estándares para evaluarlas. Tales estándares podrían ser aquellos que provengan del interior de la vida humana. Por esto, Nussbaum delinea su propia lista de posibles experiencias básicas, recalcando el hecho de que, pese a que son universales, son vividas de manera diferente en cada sociedad. Tales experiencias son las de mortalidad, las limitaciones que nos imponen el cuerpo, el placer y el dolor, la capacidad cognoscitiva, la razón práctica, el desarrollo temprano del infante, la afiliación y el humor. Todas estas experiencias, según ella, prefiguran ciertas maneras de relacionarnos con el mundo y de vernos a nosotros mismos, dentro de las cuales una cierta manera de obrar sería la manera adecuada. Y esa manera adecuada no podría definirse simplemente haciendo referencia a las tradiciones locales o a los gustos y preferencias, sino a lo que racionalmente podamos definir como el bien o el florecimiento humano. La tercera objeción (esto es, la que cuestiona incluso la existencia de tales experiencias humanas, con base en la observación de que ellas –o algunas de ellas- podrían parecernos legítimas cuando no son más que experiencias formadas por condiciones sociales o culturales específicas) la identifica con la 282 pregunta más fundamental: “¿en qué consiste inquirir acerca del bien humano?”. La objeción indaga por lo que se considera esencial a la vida humana, y puede tomar un tono marxista al sugerir que ciertos rasgos del carácter considerados como virtudes en algunas sociedades, podrían no ser más que el fruto de necesidades Para el aristotélico, la razón siempre deberá referirse a las exigencias prácticas de la naturaleza de la virtud general, mientras que para el relativista se trata sólo de conformarse a las normas o estándares locales impuestas por la estructura misma de la sociedad (ejemplo de esto es la generosidad, para la cual se requiere la propiedad privada). La respuesta que ofrece Nussbaum es como sigue: parece claro que nuestra mortalidad es una característica esencial de nuestras circunstancias como seres humanos. Un ser inmortal tendrá una forma de vida tan diferente, y valores y virtudes tan diferentes, que no parece tener sentido considerar a ese ser como parte de la misma búsqueda del bien, asimismo, será esencial nuestra dependencia del mundo exterior: necesitamos de alimentos, de bebida, de la ayuda de otros. Del lado de las habilidades, desearemos incluir el funcionamiento cognitivo y la actividad del razonamiento práctico como elementos de cualquier vida a la que consideráramos humana. Además de esta respuesta general, le contesta al marxista con la observación aristotélica de que una transformación de la vida de los seres humanos que incluya la eliminación de alguna de esas experiencias tiene una dimensión trágica, porque “si eliminamos una clase de problema con frecuencia introduciremos otro”. En resumen, según el análisis de Nussbaum, la concepción aristotélica de las virtudes no es relativista, ya que presupone una unidad fundamental subyacente a las variaciones en la experiencia humana y, lo más importante, requiere tal unidad para darle sentido a las comparaciones interculturales y la adscripción de virtudes (o vicios) en contextos distintos. Su conclusión es entonces que el reconocimiento de la diversidad en la realización de las virtudes no implica el rechazo de su universalidad. En resumen, he caracterizado dos éticas del acto -la utilitarista y la kantiana- con el fin de mostrar cuáles han sido los problemas que han sugerido la necesidad de darle a la ética otro enfoque. Este nuevo enfoque ha consistido en la formulación de éticas del agente, las cuales no se preocupan tanto por el tipo de reglas o principios que debemos seguir para obrar bien, sino en definir los rasgos del carácter que deberíamos cultivar para ser moralmente buenos. He caracterizado dos teorías de la virtud: la primera formulada por MacIntyre, que parece conducirnos hacia un relativismo insoluble; y la segunda, esbozada por M. Nussbaum, que se instala en el polo opuesto a la anterior, al buscar un concepto universal de virtud -pero que pueda manifestarse de diferentes modos según el contexto. Quiero dejar claro que uno de los límites de este nuevo enfoque es precisamente su novedad. Es decir, apenas ahora se están ajustando conceptos y relaciones entre ellos, por lo que es difícil tomar una postura. Sin embargo, considero que el principal desafío que queda es el de saber reconciliar de manera adecuada objetividad y sensibilidad al contexto. Creo que la propuesta de Nussbaum es un buen camino para comenzar. 283 ANEXO ANEXO PERFIL DE INGRESO Conocimientos: Antecedentes académicos destacados en ingeniería eléctrica o campo afín a la(s) LGAC en que desarrollará su tesis de grado. Nivel de inglés oral y escrito, así como de comprensión de textos, adecuado para estudios de nivel doctorado, en donde se requiere la redacción y presentación de material técnico en este idioma. Es deseable su experiencia previa en este contexto. Habilidades: Suficiencia para la comprensión, redacción y análisis de escritos técnicos en español e inglés. Capacidad de allegarse conocimientos necesarios de manera independiente. Capacidad de trabajo en equipo. Conocimientos previos en modelos matemáticos, computacionales y de programación, que les permitan proponer soluciones de calidad a los problemas que enfrenten. Cualidades: Valores humanos y ética profesional, respeto hacia colegas y profesionales en general, hacia su entorno social, disciplina y actitud positiva para enfrentar nuevos retos. Herramientas de análisis adecuadas para la solución de problemas nuevos. PERFIL DE E GRESO Conocimientos: Capacidad para realizar y dirigir tareas que se requieran en la planta productiva, institutos de investigación, instituciones de educación superior del país y centros de la ciencia y tecnología a nivel nacional e internacional. Haber desarrollado las metodologías necesarias para innovar el estado del arte en su campo de especialización dentro del ámbito de la ingeniería eléctrica y/o sistemas computacionales. Dominar el conocimiento de su área de especialización a un nivel que le permita contribuir al avance del estado del arte. Habilidades: Capacidad para la elaboración de reportes y artículos técnicos en el idioma español e inglés. Capacidad de presentación de trabajo técnico en foros nacionales e internacionales y revistas indexadas, nacionales e internacionales. Capacidad de comunicación clara y precisa e intercambio de conocimientos y puntos de vista con profesionales del área. Capacidad para dirigir grupos de investigación. Contar con la visión necesaria y capacidad para guiar un centro educativo de nivel posgrado y/o de investigación, tal que su aporte sea significativo a la mejora del nivel académico, impacto y productos emanados del mismo. 284 Cualidades: Valores humanos y ética profesional, respeto hacia colegas y profesionales en general, hacia su entorno social, disciplina y actitud positiva para enfrentar nuevos retos ÉTICA DE LAS VIRTUDES La Ética de la virtud es la corriente de estudio de la moral que parte de que esta surje de rasgos internos de la persona, las virtudes, en contraposición a la posición de la deontología -la moral surje de reglas- y del consecuencialismo -la moral depende del resultado del acto-. La diferencia entre estos tres enfoques de la moral se basa más en la forma en que los dilemas morales son abordados que en el alcanzar o no una conclusión moral. Por ejemplo, un consecuencialista puede argumentar que mentir es malo debido a las consecuencias negativas producidas por mentira, a través de un consecuencialista podrán permitir que determinadas consecuencias previsibles podría hacer aceptable mentir. Un deontólogo podría argumentar que la mentira siempre es mala, independientemente de cualquier posible "bien" que podría venir de la mentira. Un experto en ética de la virtud, sin embargo, se centran menos en la mentira en un caso particular, y en lugar de considerar la decisión de decir una mentira o no decir una mentira analiza el carácter y la conducta moral. Como tal, la mentira se haría en una base caso por caso, que se basa en factores tales como el beneficio personal, el beneficio del grupo, y las intenciones (en cuanto a si son benévolos o malévolos). Aunque la preocupación por la virtud aparece en varias tradiciones filosóficas, en la Filosofía Occidental, la virtud es presente en la obra de Platón y Aristóteles, y aún hoy en día los conceptos clave de la tradición se derivan de la antigua filosofía griega. Estos conceptos incluyen areté (excelencia o virtud), phronesis (sabiduría práctica o moral), y eudaimonia (florecimiento). En Occidente la ética de la virtud fue el enfoque predominante de pensamiento ético en los períodos antiguo y medieval. La tradición de la ética de las virtudes fue olvidada durante el período moderno, cuando el aristotelismo cayó en desgracia. La teoría de la virtud volvió a la prominencia en el pensamiento filosófico occidental en el siglo XX, y hoy es uno de los tres enfoques dominantes a las teorías normativas (las otras dos deontología (Kant) y el consecuencialismo o teleologismo, donde podríamos incluir el Utilitarismo). 285