20 LATERCERA Domingo 3 de agosto de 2014 Nacional Desde vacas “detenidas” hasta prohibiciones de lavar autos frente a la catedral o pegarle muy fuerte a los cilindros de gas en el camión. El mundo tras bambalinas de las ordenanzas curiosas... y, a veces, razonables. Por Sergio Rodríguez y Diego Villegas Las leyes municipales que casi nadie entiende M ás de 50 vacas ya han sido “detenidas” por funcionarios de la Municipalidad de Limache, en la Quinta Región, y conducidas a un corral comunal. Los bovinos fueron descubiertos desplazándose solos y errantes por la calle. En general, según informaron en la sede edilicia, no han opuesto mayor resistencia. Y el cargo en su contra sería algo así como “vagancia en la vía pública”. Todo bajo control. Esta curiosa situación viene ocurriendo desde el 16 de mayo pasado, cuando, por expresa instrucción del alcalde Daniel Morales, se modificó la ordenanza municipal sobre “Mantenimiento, Control y Captura de Perros Vagos”, que data de 2002, y se amplió a “vacunos, equinos y similares”. El municipio, incluso, se aperó de vehículos y turnos especiales para detectar a los cuadrúpedos. La idea es que ninguna vaca salga a pasear sola. En Chillán, Octava Región, en tanto, las “víctimas” de otra ordenanza fueron los lavadores de autos, luego que el Decreto 202, del 23 de abril de este año, derogara la normativa medioambiental vigente y aprobara una nueva. En ella, se reitera lo que ya dice la Ley de Tránsito (Nº 18.290) en su artículo 160, que prohíbe el lavado de vehículos en la calle. Perfecto. Pero los chillanejos fueron un poco más específicos y en el artículo 38 de su ordenanza subrayaron la aplicación de esta negativa “en el cuadrante comprendido entre las calles Libertad, Arauco, Constitución y 18 de Septiembre, que circundan a la Plaza de Armas”. Un círculo de fuego. El tema es amplio. Aseo y ornato, comercio, seguridad, turismo y un sinfín de áreas pueden estar reglamentadas por ordenanzas. Según dicta la Ley Orgánica de Municipalidades (Nº 18.695), se trata de normas obligatorias y aplicables dentro del territorio de la comuna. Algo así como leyes locales que dicta el alcalde con acuerdo del concejo municipal. Normalmente son prácticas y específicas, pero, en algunos casos, cobran notoriedad debido a la rareza de su mandato. Hace un par de semanas, se pusieron “de moda”, producto de la intención que existiría en Ñuñoa de penalizar a los músicos callejeros que no dejan dormir a nadie. Sin embargo, no todo es lo que parece. Y ciertas ordenanzas, que a lo lejos pueden sonar raras, excéntricas o folclóricas, en su terruño a veces responden a necesidades atendibles y hasta urgentes. Las vacas de Limache, por ejemplo, obedecen, según el alcalde Daniel Morales, “a un tema de seguridad”. Se tomó como resguardo público, luego de que el 27 de abril un matrimonio falleciera en la Ruta 62CH, en Tabolango, tras impactar de noche contra un ganado suelto. La idea de fondo es una tenencia responsable. Respecto de los lavadores de autos de Chillán, la municipalidad informó que uno de los grandes activos de la zona es su potencial turístico para fotos y visitas, particularmente frente a la tradicional catedral. Y entre tanto balde y paño sucio, el paisaje se afeaba. Hoy, todo luce más limpio y ordenado. “Además, esto permite multar no sólo a quien lava el auto, sino también a su dueño. Incluso, estamos viendo una nueva señalética para este mandato”, se informó. En Ñuñoa, el edil Pedro Sabat aclaró que lo de los músicos se entendió mal. Funcionaría justamente al revés. “No hay ninguna prohibición. Lo que queremos es que más gente disfrute de la calle, no menos. Pero se fiscalizará el ruido en forma científica, para paliar profesionalmente la contaminación acústica”, detalló. Para ello, el municipio adquirió sonómetros. Así que si alguien considera que la banda o el guitarrista que está en su plaza toca muy fuerte, podrá llamar al fiscalizador y éste verificará si supera la norma ambiental. Sólo entonces, según Sabat, vendrían los partes y el retiro de instrumentos.