Roña en el porcino

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Roña en el porcino de engorde
La cría del porcino, en particular durante la fase de en^;orde, requierc yue los animales
estén en disposición de producir aprovechando plenamente su potencialidad productiva, con
una utilización óptima de los alimentos. Las enfermcdades yue ^rmenazan cl c^radu ^Icl
bienestar del animal, como es el caso de la roña, se oponen a la optimización de los
parámetros productivus.
Sandra Meloni
Los daños que siguen a la infestacicín
por ácaros pueden ser reconocidos no
sólo en las lesiones cutáneas que, generando un estado de enfermedad no
deprecian el valur comercial de los animales, sino también en la disminución
de los parámetros productivos de los
mismos, en particular de los que influyen en la transtormación de los alimentos y en los incrementos de peso diarios.
En los animales en fase de engorde,
la posibilidad de contraer infestaciones
son elevadas, considerando sobre todo
la posibilidad de producirse por contacto directo con otros infestados.
La falta de optimización en los parámetros productivos de los animales
se manifiesta a través de una reducción
de los incrementos de pesos diarios, variables entre el 9% y el 12 ^1r . Tal variabilidad puede ser atribuida al ^;rado de infestación, a las cepas genéticas,
pero sobre todo a la edad de los animales. De hecho en recientes trabajos
(Martelli e coll., 1989) se ha demostrado que los efectos negativos de la infestación por ácaros sobre los incrementos de peso, aumentan al aumentar la
edad de los animales, como consecucncia del posible incremento del grado de
infestación, como de la potencialidad
productiva de los animales. Tales evidencias, son apoyadas por numerosas
contribuciones experimentales, de las
cuales se deduce claramente que el empleo de antiparasitarios utilizados eficazmente para afrontar la ectoparasitosis contribuye a mejorar los parámetros productivos.
Para concretar mejor el peso económico de la parasitosis, es suficiente considerar que un cerdo con una enfermedad respiratoria crónica que afecte a
cerca del 20 % del tejido pulmonar,
manifiesta decrementos de los paráme-
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rio, cualyuier situación quc sc opon^a
a un estado dc hienestar óptimu dcl ani
Sareuptes suis, ^na^ho ucl^iltu l^i la dere^h^i^ y
lnrra (^r l^e i_.quierdril.
tros productivos aproximadamente dc
un 10 ^1 , disminución del todo similar a la yue se observa e ❑ la infestaci^ín
cutánea, por ácaros de la roña.
A los daños quc derivan dircctamente del estado de infestación, se dchen
sumar entre otros las repercusiones ncgativas que se derivan indircctamente.
Los animales afectados por un esrado
de infestación parasitaria, aunque de
forma subclínica, presentan una mayor
susccptibilidad a la aparición de otras
patologías, en particular las del aparato te^;umentario, además de las bien cunocidas manifcstaciones de comportamiento anómalo que encuentran en cl
canibalismo la máxima expresión. Con
relación a esto, se debe recordar que,
entre la multifactorialidad dc los componentes etioló^;icos que concurren e•n
la determinación de los síndrumes de•
aberracicín del comportamiento, la acarinosis posee uno de los principales pupeles.
Premisas
Las cnfermedades de los animales cstabulados con sistcmas «industrialc•s•^,
frecuenremente transcurren de forma
clínicamente inapreciable, tanto es así,
que son infravaloradas. Por el contra-
mal debe reyuerir la atención de1 t^.r
nadero, y sobre todo de los térnicos quc
se ocupan de los animales. No son so
lamente las enfermedades yue provocan debilitamicnto y mortalidad con las
que se debe tener un particulur ruid.r
do, sino también con las patolo^;íus yu^
aparentemente no parecen causar al^tin
efecto sobre los parámetros produrti^
vos de los animales. Por tanto, tamhién
las enfermedades consideradas «mcnores» requieren una atención particular,
por cuanto pucden constituir ya sc•a di
rectamente, a través de sus ef^c•ctos p:r
tógenos primarios, o indirectamente.
condicionando la aparición dc otras pa
tologías, siruaciones ^;ravosas para I;r
rentabilidad dc la empresa zootécnica.
En este contexto, la detinición de los
animales enfermos o parasitados ^{ch^
ser atribuida a cualyuier sujeto en ex
plotación intensiva, que en aparentc es
tado de óptima salud, no lo^ra cviden
ciar plenamente su potencialidad productiva.
Las parasitosis externas dcl porcino
forman parte de los ecosistcmas yu^
condicionan la aparición dc patolul;í:u
de masa, en las cuales los sucesos yuc
llevan a la aparición de un estado dc
enfermedad en el animal no son dehidos a la interacción entre un simplr
agente patógeno y el organismo animal,
sino a una compleja interacciún entrc
animal-huésped y entre a^;ente causal
y factores condicionantes de naturale^
za ambiental, alimentaria, parasitaria
y cuantos otros puedan predisponer a
una mayor susceptibilidad dcl animal
a contraer una enfermcdad.
En el ámbito de las patolo^ías dc las
producciones, las enfcrme^i.rdes yue• in
terfieren ne^ativamenre s^^hrc el cst,r
MUNDO 6ANADERO 1990-5
MG
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do de bienestar animal, determinan
principalmente una reducciÓn de la accitud productiva del mismo; la roña y
la acarinosis cubren un papel primario.
Si la roña es infestación parasitaria
que se manifiesta clínicamente cun caracteres muy notables, la acarinusis representa una situación parasitaria «sumergida», en la cual lus ácaros, estando presentes en la piel de los animales
sin determinar las lesiones características, pruvocan depreciaciones de la
productividad, con repercusiones zooeconrímicas no menospreciables. En base
a tales argumentos, basta recordar que:
- la infestación por ácaros de la roña tiene una difusión elevada;
- la explotación intensiva ofrece
condiciunes óptimas para hacer crúnica la infestación en la misma, a través
de la presencia de animales infestados
de forma crónica asintomática;
- la difusión sobreviene durante
tudus las fases del ciclo pruductivo del
porcino, cun posibilidad de infestación
interanimal en todos los momcnros de
la carrera productiva a partir del período neonatal;
- los efcctos negativos sobre los parámetros pruductivos de los animales
son tanro mayores cuanto mayor es la
edad de los mismos.
Etiolo^;ía y clínica de la roña
El Sarropte.r rraGrer rar. uri.r es el agente
causante de la roña del porcino. Se cree
que el alcance, en porcencajes de difusidn variahles de país en país, oscila entre el 40-90 ^/r de las explotaciones de
porcino.
EI SUrro^te.r .rraGiel z^ar. rtri.r, dotadu ^1e
un aparato bucal aptu tantu para la picadura comu para la mordedura, se nutre dc linfa y de detritus celulares. Las
hembras fecundadas viven en el espesor de la epidermis, en la cual excavan
galerías y cubículos en los yue depusitan de 40-5O hucvos apruximudamcnte en dos meses. La actividad dc las
hembras adultas y de las inmac{uras yuc
excavan kalerías y las secreciones salivares que emiten, determinan la aparición del picur, manifestación clínica
precoz de la entermedad.
A la uctividad de lus ácaros en el nivel de la epidermis le sigue un conjunto sintomatoló};icu que además del picor, provoca la furmución de cosrru }•
espesamientos cutáneos.
La lesiones aparecen a partir de la
región de la cabeza (alrededor de los
ujus, hocico, pabellones auriculares) y
sucesivamente sobre el cuello, el ahdumen y la entrepierna.
El picor, puede cunvertirse en una
verdadera actitud de masa, t^rcilita lu
aparición de lesiunes cutáneas de rascamiento, a las cuales sil;uen lesiones
infectadas cun el consiguiente empruramiento de la parolo^;ía cutánea primaria de los ácuros. Las manifestaciu❑ cs clínicas de la roña están condicionadas a la entidad de la infestación, pero también lus factores de naturaleza
ambiental, del excesivo agrupamiento,
de la alimentación (carencia de ácidus
^;rasus insaturados), pur lu que dentru
del mismo ^;rupu pueden ubscrvarsc Icsiones de entidad variable entre individuos.
La transmisión del ácaro de la roña
se produce ya sea por contacto directo
de un animal a otro, u a través del ambiente, en particular por medio de vehículos inanimados.
Por el momento se cree que, después
de aproximadamente 120 días de la infestaciún del organismo animal, est^• dcsarrolla una inmunidad eficaz cuntra
los ácaros; las lesiones en los animales
pueden variar también las propias cunnotaciones hasta el punto de pusar
inadvertidas.
La transmisión interanimal de los
ácaros puede suceder durante todas las
fases del ciclo productivo a partir de
la primera semana de vida. En realidad, el contacto directo entre la ccrda
infestada de ácaros y los lechones neonatos hace que estos últimos contrai^;an la infestación precozmente durante la primera scmanu d^• vida.
Surrn^te.^ ttir.^. hen^Gr^r ^r^lult^i
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Ce^ntrc^l en fase de en}^urdc
EI control de las infestuciunes p^^r
ácaros de la roña en el purcinu en t.rse
de enKorde, requiere una atención dirigida por un lado a la terapia de los
animales parasitados, y por otro a impedir que los ácaros se propal;uen denrru de una población particulurmente
susceptible a los cfectus ne^;ativos dc lu
<^cundición parasitaria>• sobre lus parámerros productivos.
Antes de considerar las ayudas terapéuticas y profilácticas eficaces en el
cunrrol de la parasitosis, es necesario subrayar la impurtancia del cuntrul ambiental, puesto que también a través del
amhiente los ácaros se puedcn difundir
entre los animales. Por lo tanto, un cuntrol ambiental eficaz de la parasitosis nu
puede prescindir de manipulaciones
ambientales y dirigidas, rales como el
cuntrol de las condiciones micruclimáticas (temperatura, humedad relativa,
ventilación) evitando situaciones de superacinamiento y condiciones ambientales higiénicas ínfimas. EI rracamientu
local, con aplicación de antiparasitarios
sobre la piel, presenta dificultad y límites acotados. Ante todu es necesariu yuc
lus haños o duchas antiparasitarios sean
efcctuados tras un cuidadosu bañu de
limpieza y sobre la piel seca. En efectu,
una capa de suciedad cutánea más o menos espesa, impide la acción del antiparasitario sobre los ácaros, yue están
localizados en cubíctilus profundos c•n
el cspesor de la piel, impermcable. Pur
otra parte, la piel bañada diluye el antiparusitario reduciendo la eficacia. Además, con el empleo de baños y lavados
no es fácil tratar algunas regiones de la
superficie corpórea del animal, en las
cuales se encuentran con mayor facilidad los ácaros, en particular en lus animales con infestación crónica. Tales condiciones subrayan la importancia de utilizar un antiparasitario que actúe por
vía sistémica.
En los cerdos destinados al en);ordc
es acunsejable un tratamiento en el mu
mento del destete, con el fin de impc
dir la rransmisión de la parasitosis en
tre lechones infestados por la madre.
tantu en hijos de cerdas con infestación
crónica inaparente, como en lechones
libres de ácaros. Un segundo tratamient^^ sc rtcctúa evenrualmente tras un m^.
de lu s.rlida al exteri^>r ^le lus Icchuuc,.
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