Día Internacional de los Impedidos - (pdf 48.64 KB)

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Oficina Internacional del Trabajo
Oficina del Director General
DISCURSOS 2007
Mensaje de Juan Somavia,
Director General de la Oficina Internacional del Trabajo
con ocasión del
Día Internacional de los Impedidos
(3 de diciembre de 2007)
«Trabajo decente para las personas con discapacidad»
En esta fecha señalada, rendimos homenaje a las personas con discapacidad y a la contribución
que brindan al mundo del trabajo.
Todas las mujeres y todos los hombres del mundo desean una oportunidad equitativa de tener un
trabajo decente; desean trabajar en la dignidad.
Hoy la atención se centra en los derechos de todas las personas con discapacidad a satisfacer su
aspiración a un trabajo decente, sobre la base de los elementos siguientes:
el respeto de los derechos de los trabajadores, y muy en particular de la libertad frente a la
discriminación;
la protección social para todos;
un aumento de las oportunidades de empleo, y
el diálogo social.
Alrededor de 470 millones de personas con discapacidad están hoy en edad de trabajar. Muchas
de ellas han logrado un empleo, se hallan bien integradas en la sociedad y muestran su
productividad en el puesto que ocupan.
Sin embargo, a muchas no se les brinda todavía la oportunidad de aprovechar todo el potencial
que realmente encierran.
Las tasas de pobreza, desempleo y subempleo correspondientes a las personas con discapacidad,
consideradas como colectivo, son desproporcionadamente elevadas. Incluso en el trabajo, y
haciendo absoluta abstracción de su capacidad real, estas personas suelen gozar de menor
seguridad que las demás, ganar mucho menos y tener muchas menos perspectivas de progresión.
Las barreras físicas, de comportamiento y de otra índole son fuente de gran desazón y angustia
para estas personas, muchas de las cuales pierden la esperanza de lograr la vida decorosa que
hubiera supuesto el integrarse en el mercado de trabajo.
Según las estimaciones de la OIT, alrededor del 80 por ciento de la población mundial con
discapacidad vive en las zonas rurales de los países en desarrollo. Forma parte de la población
más vulnerable y marginada, y se estima que representa entre un 15 y un 20 por ciento de la
población pobre de esos países.
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Por su parte, el Banco Mundial estimó en un estudio que la exclusión de las personas con
discapacidad entraña una pérdida que se cifra entre 1.370 billones y 1.940 billones de dólares de
los Estados Unidos en términos de PIB.
Los países que se esfuerzan por alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio y perseverar en
aras del desarrollo sostenible no pueden esperar lograrlo sobre la base de la exclusión social. Las
personas con discapacidad piden que la sociedad las respete y que se las deje desempeñar un
papel en la producción y el crecimiento económico. También desean participar en el diálogo que
se mantiene sobre su vida y su bienestar en el lugar de trabajo y más allá de él.
El mandato de la OIT en pro del trabajo decente es hoy un objetivo mundial que los dirigentes
refrendaron en la Cumbre Mundial de las Naciones Unidas celebrada en 2005.
El sistema de las Naciones Unidas ha resuelto incorporar sistemáticamente a sus actividades el
empleo y el trabajo decente, y hoy surge un movimiento ampliamente sustentado en pos del
trabajo decente para todos.
Las personas con discapacidad son un componente indispensable de este movimiento. Para
aprovechar al máximo su potencial se les deben ofrecer oportunidades de empleo sobre la base de
los principios de la igualdad de oportunidades y de trato, y de la intervención de la comunidad.
El Convenio de la OIT sobre la readaptación profesional y el empleo (personas inválidas) (núm.
159), 1983, la Recomendación de la OIT sobre el desarrollo de los recursos humanos (núm. 195),
2004, y el Repertorio de recomendaciones prácticas de la OIT sobre la gestión de las
discapacidades en el lugar de trabajo, de 2001, prevén la inclusión de las personas con
discapacidad en los programas generales de desarrollo de calificaciones en el mercado regular del
empleo.
El Convenio de las Naciones Unidas sobre los derechos de las personas con discapacidad,
adoptado en diciembre de 2006, es otro hito que marcó la progresión hacia la igualdad de
oportunidades y de trato de las personas con discapacidad, inclusive en el mundo del trabajo.
Sumados a toda una serie de iniciativas y experiencias, estos instrumentos son puntales para la
labor futura. Sobre su base mucho se puede hacer para promover los derechos y la dignidad de las
personas con discapacidad y darles autonomía, así como para enriquecer las sociedades y
fortalecer las economías.
Trabajando juntos con las personas discapacitadas comprometámonos a perseverar en nuestro
esfuerzo y en consolidarlo para abrir camino a una participación y una igualdad de oportunidades
plenas en el mundo del trabajo.
En el día de hoy honremos a cuantos han desbrozado el terreno con una conducta ejemplar en este
afán.
No debemos cejar en nuestro empeño. Nuestro interés y nuestro compromiso deben prolongarse.
Nunca debemos abandonar la lucha por la justicia social.
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