LOS SALUDOS DE JEHOVA Cuando Dios empezó a crear, siendo El eterno y estando en la eternidad, Dios hizo todo en una perfecta armonía y veía que todo lo que El estaba haciendo era bueno y lógicamente no hizo la creación para después empezar a buscarle defectos, porque Dios lo que siempre a deseado para nosotros como Su creación y más aún, después de habernos constituido Sus hijos; es hacernos el bien, bendecirnos desde el principio de nuestra existencia. En el libro de Génesis podemos ver que cuando Dios hizo al hombre, habían transcurrido cinco días y al hombre lo hizo al sexto día: "Y dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día. Entonces dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día. Entonces dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él. Y fue así. Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto, con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día. Entonces dijo Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche, y sean para señales y para estaciones y para días y para años; y sean por luminarias en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras, la lumbrera mayor para dominio del día y la lumbrera menor para dominio de la noche; hizo también las estrellas. Y Dios las puso en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y fue la mañana: el cuarto día. Entonces dijo Dios: Llénense las aguas de multitudes de seres vivientes, y vuelen las aves sobre la tierra en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo ser viviente que se mueve, de los cuales están llenas las aguas según su género, y toda ave según su género. Y vio Dios que era bueno. Y Dios los bendijo, diciendo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y fue la mañana: el quinto día. Entonces dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género: ganados, reptiles y bestias de la tierra según su género. Y fue así. E hizo Dios las bestias de la tierra según su género, y el ganado según su género, y todo lo que se arrastra sobre la tierra según su género. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí, yo os he dado toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto os servirá de alimento. Y a toda bestia de la tierra, a toda ave de los cielos y a todo lo que se mueve sobre la tierra, y que tiene vida, les he dado toda planta verde para alimento. Y fue así. Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día." Génesis 1:3­31 Notemos que al sexto día cuando Dios hizo al hombre, ya existían animales del campo, del mar, aves, etc., y las bellezas que Dios ha creado son para que en determinado momento de nuestra vida, nos gocemos de las maravillas que salen de Sus manos. Por ejemplo: si bajamos a bucear en el mar, podemos encontrar peces con un colorido espléndido que los creó para que cuando llegará el momento; nosotros pudiéramos disfrutar de la belleza que El ha dejado. Dios ha creado maravillas a nuestro alrededor para que sean de gozo a nuestra vista y nuestro ser integral, pero también debemos tener cuidado porque así como dejó peces para que fueran un deleite a nuestra vista, así como dejó el fruto de los árboles del campo para que fueran de nuestro buen paladar, también dejó que la amapola saliera de la tierra del campo, de la cual no debemos hacer el uso que muchas personas hacer destruyendo su cuerpo y su vida. Debemos tener cuidado, debemos tener un equilibrio en todo momento porque Dios no ha pensado en hacernos el mal en ningún momento de nuestra vida, sino por el contrario, El está continuamente buscando la forma de bendecirnos, El está de continuo haciéndonos el bien, El desea que seamos felices que estemos en armonía con El todo el tiempo y lógicamente entre nosotros. Por eso es que Cristo vino a romper con toda cadena de maldad y destruir las obras del maligno para que seamos felices con nuestra familia. "Hijos míos, que nadie os engañe; el que practica la justicia es justo, así como El es justo. El que practica el pecado es del diablo, porque el diablo ha pecado desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó con este propósito: para destruir las obras del diablo." 1 Juan 3:7­8 No olvidemos que si Dios está de continuo buscando hacernos el bien, el mal que pueda venir a nuestra vida no vino a espaldas de Dios y como consecuencia, ese mal, esa enfermedad, esa preocupación que ha llegado a nuestra vida, tiene un propósito debidamente definido en nuestra vida, porque escrito está en el libro de Isaías que aunque pasemos por el fuego, no nos quemaremos; pero notemos que si dice que aunque pasemos por el fuego no nos quemaremos, eso significa que veremos el fuego de la prueba muy cerca de nuestra vida o que tendremos que atravesarlo, porque es necesario a veces que pasemos por él, pero eso no es para muerte porque Dios no desea el mal para nosotros, recordemos que Dios usa al mismo enemigo para corregirnos, por cuanto le da permiso para que nos tiente, pero luego lo reprende cuando hemos aprendido y salido triunfantes de la prueba. "Después de estas cosas la palabra del Señor vino a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram, yo soy un escudo para ti; tu recompensa será muy grande. Y Abram dijo: OH Señor Dios, ¿qué me darás, puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco? Dijo además Abram: He aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero. Pero he aquí que la palabra del Señor vino a él, diciendo: Tu heredero no será éste, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu heredero. Lo llevó fuera, y le dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y Abram creyó en el Señor, y El se lo reconoció por justicia. Y le dijo: Yo soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra para que la poseas." Génesis 15:1­7 Volvemos a ver que la intención y el hacer de Dios en nuestra vida es bendecirnos, fortalecernos, proveernos de lo que necesitemos porque lo que El desea es que nosotros estemos bien en todo momento. En la cita anterior Dios está saludando a Abram diciéndole que no tema; notemos que al decirle que no tema, no le está diciendo que no tema del frío o del calor, no le está diciendo que no tema de algún animal que lo pudiera atacar o que pudiera padecer alguna enfermedad; Dios le está diciendo que no tema, y esa palabra encierra un todo en absoluto porque la recompensa de parte de Dios sería grande. Dios conoce las necesidades de cada uno de sus hijos y sabe en que momento debe proveernos de cada cosa para que podamos aprovechar mejor cada bendición que El nos envía. A veces nosotros pedimos al Señor que nos provea de algo que si lo recibimos en ese momento, posiblemente nos dañemos o no sepamos aprovechar y agradecer la bendición que El nos envía. Abram está escuchando la voz de Dios: "No temas" y lo que Abram le responde es: "¿Qué me darás?", esa fue una respuesta que nosotros podríamos juzgar hasta de mala educación, sin embargo cuando hemos pedido a Dios que nos envíe una provisión especifica y pasa el tiempo sin que la recibamos o sin que recibamos alguna respuesta favorable de parte de Dios; podemos llegar a pensar que Dios ha esperado la oportunidad para hacernos el mal; y eso no es así porque Dios está constantemente bendiciéndonos y haciéndonos el bien. Lo que Dios desea es que nosotros veamos el cumplimiento de sus promesas con los ojos de la fe antes de verlas con los ojos naturales y con eso ayudar a nuestra fe, así como lo que sucedió en los días en que Jesús estaba entre los judíos y predicaba de Su Reino: "Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él respondió: Desde su niñez. Y muchas veces lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: "¡Cómo si tú puedes!" Todas las cosas son posibles para el que cree. Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúdame en mi incredulidad. Cuando Jesús vio que se agolpaba una multitud, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te ordeno: Sal de él y no vuelvas a entrar en él." Marcos 9: 21­25 En esta oportunidad, lo que estamos tratando de hacer ver, es que nuestro Señor busca las partes estériles de nuestra vida para que después de ver que no había ninguna posibilidad de vida, veamos que esa área árida, Dios la convierte en un lugar lleno de vida, en un manantial de agua que nos produce alegría en el corazón. "Y Job tomó un tiesto para rascarse mientras estaba sentado entre las cenizas. Entonces su mujer le dijo: ¿Aún conservas tu integridad? Maldice a Dios y muérete. Pero él le dijo: Como habla cualquier mujer necia, has hablado. ¿Aceptaremos el bien de Dios y no aceptaremos el mal? En todo esto Job no pecó con sus labios." Job 2:8­10 La situación por la que estaba atravesando Job, era una situación que nadie hubiera dicho que su mal pasaría, sino por el contrario, que ese era el inicio de su fin. Pero al continuar viendo el libro de Job, podemos encontrarnos que Dios invirtió todo aquello que se había vuelto contrario a Job. "Ahora pues, tomad siete novillos y siete carneros, id a mi siervo Job y ofreced holocausto por vosotros, y mi siervo Job orará por vosotros. Porque ciertamente a él atenderé para no hacer con vosotros conforme a vuestra insensatez, porque no habéis hablado de mí lo que es recto, como mi siervo Job. Y Elifaz temanita y Bildad suhita y Zofar naamatita fueron e hicieron tal como el Señor les había dicho; y el Señor aceptó a Job. Y el Señor restauró el bienestar de Job cuando éste oró por sus amigos; y el Señor aumentó al doble todo lo que Job había poseído. Entonces todos sus hermanos y todas sus hermanas y todos los que le habían conocido antes, vinieron a él y comieron pan con él en su casa; se condolieron de él y lo consolaron por todo el mal que el Señor había traído sobre él. Cada uno le dio una moneda de plata, y cada uno un anillo de oro. El Señor bendijo los últimos días de Job más que los primeros; y tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas. Y tuvo siete hijos y tres hijas. Llamó a la primera Jemina, a la segunda Cesia y a la tercera Keren­hapuc. Y en toda la tierra no se encontraban mujeres tan hermosas como las hijas de Job; y su padre les dio herencia entre sus hermanos. Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta cuatro generaciones. Y murió Job, anciano y lleno de días." Job 42: 8­17 Job fue restaurado en todo y aún mejor que todo lo que él perdió. Dios desea hacer florecer en nuestra vida, aquello que nosotros pensamos que está sin vida, aquello que pensamos que es imposible que lo podamos obtener; porque lo que Dios busca es hacernos el bien continuamente y se ha mencionado varias veces porque es necesario desautorizar todo pensamiento contrario a Dios y echarlo fuera de nuestra mente; Dios es bueno y para siempre Su misericordia. Nosotros debemos poner todo lo que este a nuestro alcance para llegar a alcanzar la felicidad porque debemos saber también que existen tres formas de alcanzar la felicidad: una es cuando Dios nos levanta, otra es cuando el vecino o prójimo nos levanta y otra cuando nos levantamos nosotros mismos; pero en todo momento debemos recordar que Dios tiene buenos propósitos para nuestra vida y El es quien permite que sucedan cosas en nuestra vida pero por adversas que sean, siempre tienen una parte positiva que muchas veces no podemos ver a simple vista. Veamos que en el versículo cinco del capitulo quince del libro de Génesis, Dios lleva a Abram fuera de su tienda y lo hace ver al cielo para hacerle una comparación de la magnitud de la promesa que le ha dado. A veces escuchamos las promesas de Dios y nos volvemos un poco incrédulos dudando del poder de Dios para hacer cumplir Sus promesas y hace que sea necesario que nos trasladen de lugar, del círculo en el que nos encontramos para que podamos ver con los ojos de la fe que realmente Dios va a cumplir lo que nos ha prometido porque El no es hombre para que mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta de lo que nos promete sabiendo que nos hará felices. Es necesario que nuestro corazón no esté acumulando rencor, envidia, maldad, codicia, etc., sino por el contrario, debemos aprender a ser mansos y humildes de corazón porque el corazón es algo que Dios ve antes de pronunciar una promesa para nosotros. Dios antes de aparecerse ante Abram, vio que no existía envidia ni rencor en su corazón porque aunque Abram no tenía hijos, no dudo en abogar por su sobrino Lot antes de que fuera destruida Sodoma y Gomorra. En el tiempo antiguo existía una creencia con respecto al orden de las muertes en una familia. Se creía que si un padre se moría antes que los hijos, ese padre había muerto porque estaba en pecado. El padre de Lot ya había muerto a esas alturas de la historia, sin embargo Abram no pensó en que no intervendría en el trato para Lot por causa de su padre; sino que él abogo por el hijo de su hermano sin importarle que él no tenía hijos; Abram abogó por la descendencia de su hermano aunque él no tuviera descendencia, lo hizo sin saber que más adelante vería su descendencia; la promesa de Dios hecha realidad, el cumplimiento de la promesa de Dios donde se había dudado que podía cumplirla. "Y vino el ángel del Señor y se sentó debajo de la encina que estaba en Ofra, la cual pertenecía a Joás abiezerita; y su hijo Gedeón estaba sacudiendo el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas. Y el ángel del Señor se le apareció, y le dijo: El Señor está contigo, valiente guerrero. Entonces Gedeón le respondió: Ah señor mío, si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha ocurrido todo esto? ¿Y dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado, diciendo: "¿No nos hizo el Señor subir de Egipto?" Pero ahora el Señor nos ha abandonado, y nos ha entregado en mano de los madianitas." Jueces 6:11­13 No importa el problema por el que estemos atravesando, la mano de Dios no se apartara de nuestra vida, aunque estemos atravesando por fuego, Dios está con nosotros porque no lo hemos negado y le hemos entregado nuestro corazón. Siendo siervos de Dios, en alguna oportunidad de nuestra vida; nos empiezan los problemas más serios que podamos pensar y eso nos hace dudar que somos realmente siervos de Dios, eso nos hace pensar que Dios ha dejado llegar el mal porque no nos ama, cuando la realidad es que en todo momento El nos está enseñando algo nuevo a nuestra vida, algo que más adelante nos podrá servir. Quizá nos suceda como les sucedió a los tres hebreos que habla el libro de Daniel: "Habló Nabucodonosor, y les dijo: ¿Es verdad Sadrac, Mesac y Abed­nego que no servís a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he levantado? ¿Estáis dispuestos ahora, para que cuando oigáis el sonido del cuerno, la flauta, la lira, el arpa, el salterio, la gaita y toda clase de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adoráis, inmediatamente seréis echados en un horno de fuego ardiente; ¿y qué dios será el que os libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed­nego respondieron, y dijeron al rey Nabucodonosor: No necesitamos darte una respuesta acerca de este asunto. Ciertamente, nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiente; y de tu mano, oh rey, nos librará. Pero si no lo hace, has de saber, oh rey, que no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que has levantado. Entonces Nabucodonosor se llenó de furor, y demudó su semblante contra Sadrac, Mesac y Abed­nego. Respondió ordenando que se calentara el horno siete veces más de lo que se acostumbraba calentar. Y mandó que algunos valientes guerreros de su ejército ataran a Sadrac, Mesac y Abed­nego, y los echaran en el horno de fuego ardiente. Entonces estos hombres fueron atados y arrojados con sus mantos, sus túnicas, sus gorros y sus otras ropas en el horno de fuego ardiente. Como la orden del rey era apremiante y el horno había sido calentado excesivamente, la llama del fuego mató a los que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed­nego. Pero estos tres hombres, Sadrac, Mesac y Abed­nego cayeron, atados, en medio del horno de fuego ardiente. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y levantándose apresuradamente, preguntó a sus altos oficiales: ¿No eran tres los hombres que echamos atados en medio del fuego? Ellos respondieron, y dijeron al rey: Ciertamente, oh rey. El rey respondió, y dijo: ¡Mirad! Veo a cuatro hombres sueltos que se pasean en medio del fuego sin sufrir daño, y el aspecto del cuarto es semejante al de un hijo de los dioses. Entonces Nabucodonosor se acercó a la puerta del horno de fuego ardiente, y dijo: Sadrac, Mesac y Abed­nego, siervos del Dios Altísimo, salid y venid acá. Entonces Sadrac, Mesac y Abed­nego salieron de en medio del fuego. Y los sátrapas, los prefectos, los gobernadores y los altos oficiales del rey se reunieron para ver a estos hombres, cómo el fuego no había tenido efecto alguno sobre sus cuerpos, ni el cabello de su cabeza se había chamuscado, ni sus mantos habían sufrido daño, ni aun olor del fuego había quedado en ellos." Daniel 3: 14­27 Los tres hebreos fueron pasados por el fuego; aún los que empujaron a los hebreos al horno de fuego, murieron porque no pudieron resistir el calor que salía del horno, sin embargo los tres hebreos salieron del horno sin alguna quemadura que pudieran ver sus enemigos. Un detalle muy asombroso es que en el fuego lo que se quemó, fueron las ataduras que ellos llevaban, a lo que podemos decir entonces que en medio del fuego que podamos ver en nuestra vida, se quemaran las ataduras que nos impidan gozarnos de todas las bendiciones que Dios nos derrama; y otro detalle es que el cuarto hombre que estaba en el horno, debió ser nuestro Señor Jesucristo lo que nos deja ver que en medio de la prueba El estará con nosotros. De algún modo Nabucodonosor tenía algún conocimiento claro del verdadero y único Dios, por cuanto dijo que el cuatro hombre que podía ver, era semejante a un hijo de los dioses, y en realidad al que él estaba viendo no era a un hijo de los dioses, él estaba viendo al Hijo del único Dios verdadero, nuestro Señor Jesucristo. En alguna oportunidad de nuestra vida, estaremos atravesando por verdaderos problemas; veremos el fuego a nuestro alrededor, pero no debemos olvidar que aún en medio del fuego, nuestro Señor aparecerá para que nos gocemos con El, aún por adversas que sean todas las cosas. Cuando a Abram le dieron la promesa de su descendencia, quizá nunca pensó que su descendencia estaría cautiva en algún lugar, sin embargo la promesa de Dios fue tan grande que aún estando en cautividad, cuando salieron de Egipto, ellos salieron con la provisión necesaria para introducirse en el desierto y más aún, para que le celebraran fiesta a Jehová. "Y el Señor dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. Y he descendido para librarlos de la mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel, al lugar de los cananeos, de los heteos, de los amorreos, de los ferezeos, de los heveos y de los jebuseos. Y ahora, he aquí, el clamor de los hijos de Israel ha llegado hasta mí, y además he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ahora pues, ven y te enviaré a Faraón, para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel, de Egipto. Pero Moisés dijo a Dios: ¿Quién soy yo para ir a Faraón, y sacar a los hijos de Israel de Egipto? Y El dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adoraréis a Dios en este monte. Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo: "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros," tal vez me digan: "¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé? Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: "YO SOY me ha enviado a vosotros." Dijo además Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: "El Señor, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros." Este es mi nombre para siempre, y con él se hará memoria de mí de generación en generación." Exodo 3:7­15 "Y acontecerá que si no te creen, ni obedecen el testimonio de la primera señal, quizá crean el testimonio de la segunda señal. Y sucederá que si todavía no creen estas dos señales, ni escuchan tu voz, entonces tomarás agua del Nilo y la derramarás sobre la tierra seca; y el agua que tomes del Nilo se convertirá en sangre sobre la tierra seca. Entonces Moisés dijo al Señor: Por favor, Señor, nunca he sido hombre elocuente, ni ayer ni en tiempos pasados, ni aun después de que has hablado a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua. Y el Señor le dijo: ¿Quién ha hecho la boca del hombre? ¿O quién hace al hombre mudo o sordo, con vista o ciego? ¿No soy yo, el Señor? Ahora pues, ve, y yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que has de hablar. Pero él dijo: Te ruego, Señor, envía ahora el mensaje por medio de quien tú quieras. Entonces se encendió la ira del Señor contra Moisés, y dijo: ¿No está allí tu hermano Aarón, el levita? Yo sé que él habla bien. Y además, he aquí, él sale a recibirte; al verte, se alegrará en su corazón. Y tú le hablarás, y pondrás las palabras en su boca; y yo estaré con tu boca y con su boca y os enseñaré lo que habéis de hacer. Además, él hablará por ti al pueblo; y él te servirá como boca y tú serás para él como Dios. Y tomarás en tu mano esta vara con la cual harás las señales. Moisés se fue y volvió a casa de su suegro Jetro, y le dijo: Te ruego que me dejes ir para volver a mis hermanos que están en Egipto, y ver si aún viven. Y Jetro dijo a Moisés: Ve en paz. Y el Señor dijo a Moisés en Madián: Ve, vuelve a Egipto, porque han muerto todos los hombres que buscaban tu vida. Moisés tomó su mujer y sus hijos, los montó sobre un asno y volvió a la tierra de Egipto. Tomó también Moisés la vara de Dios en su mano." Éxodo 4:8­20 A veces nuestra incredulidad es tan grande y llega tan lejos ofendiendo a Dios en el sentido de que dudamos de lo que Dios es capaz de hacer, El es especialista en imposibles, el puede hacer cualquier cosa que nosotros pensemos que no es posible, si tan sólo creemos en El. La incredulidad puede llegar tan lejos que aún siendo hijos de Dios, nos puede servir de estorbo rechazando el servicio a nuestro Señor, lo que podría hacer que se encienda la ira de Dios. "Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea a orar como a la hora sexta. Tuvo hambre y deseaba comer; pero mientras le preparaban algo de comer, le sobrevino un éxtasis; y vio el cielo abierto y un objeto semejante a un gran lienzo que descendía, bajado a la tierra por las cuatro puntas; había en él toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra, y aves del cielo. Y oyó una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Mas Pedro dijo: De ninguna manera, Señor, porque yo jamás he comido nada impuro o inmundo. De nuevo, por segunda vez, llegó a él una voz: Lo que Dios ha limpiado, no lo llames tú impuro. Y esto sucedió tres veces, e inmediatamente el lienzo fue recogido al cielo." Hechos 10:10­16 Otras de las cosas que nos puede impedir recibir una bendición de parte de Dios, es que le permitamos al enemigo de nuestra alma, que nos llene de prejuicios. El nos va a proveer de todo y si viene de la mano de Dios no existe motivo para que dudemos que hemos de ser bendecidos de principio a fin. No olvidemos que Dios puede transformar las cosas que a nosotros nos parecen imposibles, en posibles porque El no tiene límites. Dios está presto a escucharnos todo el tiempo y en cualquier lugar, lo único que debemos hacer es abrir nuestro corazón para creerle todo lo que El desee para nuestra vida porque sin lugar a dudas que nos estará bendiciendo y llenando de Su amor.