EDITORIAL

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LA FORMACIÓN EL PROFESORADO:
UNA DECISI N CRUCIAL (11)
Tanto el Ministerio de Educación y Ciencia como la Ponencia de Reforma de las Enseñanzas del Consejo de Universidades parecen haber optado, según los documentos hechos públicos, por proponer
una formación de nivel de licenciatura para todos los profesores de los ciclos 12-16 y 17-18, es decir,
para lo que constituye la Enseñanza Media. Ello debe ser saludado como un indudable avance que
pondrá término a esa peculiaridad de nuestro sistema educativo -sin parangón en ningún otro país
de nuestro entorno- consistente en que en tan sólo tres años se prepare a profesores para ser al propio
tiempo maestros generalistas de Enseñanza Primaria y «especialistas» en Matemáticas, Física, Química, Biología, Geología y Tecnología, para niños de 11 a 14 años, es decir, para lo que constituye una
Enseñanza Media Elemental (ver Editorial número anterior). Pese a esta indudable mejora persisten
algunos problemas que merecen ser destacados:
Se mantiene una formación extremadamente corta para el profesorado de Primaria, en contra de la
tendencia actual en países como Inglaterra o Alemania, donde dicha formación es de duración y cualificación semejante a la del profesorado de Secundaria. Ello es particularmente grave en algunas de
las especializaciones previstas, como por ejemplo la ((Opción Lengua Extranjera)) imposible de conseguir en tan breve tiempo. ¿Por qué no aprovechar este momento de cambios y sentar las bases de una
formación del profesorado igualmente cualificada con las debidas especializaciones para Primaria o
Secundaria? Como indicamos en el Editorial del número anterior, nada justifica que la formación del
profesorado de Primaria sea sensiblemente más breve: su tarea no es ni más simple ni menos importante.
Por otra parte, la formación profesional docente de los licenciados se realizaría, según la propuesta
del Consejo de Universidades, tras una licenciatura de cuatro años, en un único curso de tercer ciclo,
durante el cual se impartirían también contenidos científicos destinados a proporcionar una formación «de área»; por ejemplo, los físicos y los químicos habrían de estudiar en ese año biología y geología, y viceversa.
¿Pero cómo admitir que en un solo curso el futuro profesor, además de dedicar una parte importante
del tiempo disponible a las prácticas docentes, adquiera una preparación psico-socio-pedagógica general, una formación didáctica específica y conocimientos científicos en nuevos campos que habrá de
impartir en el nivel Secundario? Un curso con tales objetivos sólo puede traducirse, nos tememos, en
una preparación muy superficial no muy diferente a la de los actuales Cursos de Aptitud Pedagógica
(CAP).
Es preciso, pues, concebir nuevas soluciones que completen los pasos positivos dados -concretamente
la obligatoriedad de la licenciatura para todo el profesorado de Secundaria- y contribuyan a una formación inicial efectiva. Enseiianza de las Ciencias ha incluido esta problemática como tema de estudio
en una de las ponencias del 111 Congreso de Investigación en Didáctica de las Ciencias y de las Matemáticas que tendrá lugar del 20 al 22 de septiembre próximo en Santiago de Compostela.
ENSERANZA DE
LAS CIENCIAS, 1989, 7 (2)
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