2º BACHILLERATO. LENGUA CASTELLANA CUESTIONES DE LITERATURA DEPARTAMENTO DE CASTELLANO [IES Nº 1 - CHESTE] Prof. Carmen Chirivella 1 2 I VALLE-INCLÁN Y LUCES DE BOHEMIA 1. 1.1. MODERNISMO Y 98 EN LUCES DE BOHEMIA. Una posible respuesta. Luces de Bohemia (1920) es la obra teatral donde Valle-Inclán (1866-1936) inaugura el género del esperpento. La obra se sitúa en la época literaria que se ha dado en llamar del Modernismo y de la Generación del 98, época que comprende, para la literatura española, los años entre 1895 y la primera guerra mundial. El Modernismo se puede entender desde diversas ópticas: podemos hablar de Modernismo como un movimiento cultural generalizado, fruto de la crisis de fin de siglo que se produce en toda Europa y América (nuevas corrientes filosóficas, avances de la cienci, que llevan a una crisis del pensamiento científico y filosófico) y que se manifiesta en distintas corrientes artísticas de ruptura con el arte anterior. Pero también podemos hablar de modernismo como una corriente estética determinada que, ciñéndonos a España, convive con la generación del 98. Ambas buscan la renovación estética, cultural y política de la España del momento, dominada por el caciquismo y por una crisis cuya manifestación más evidente fue el desastre del 98. Ambas muestran la disconformidad con la sociedad que les rodea, manifestándose de distintas formas en las obras literarias. Fruto de su época, Luces de Bohemia presenta características de ambos movimientos que pasamos a ejemplificar. Quizás la más importante sea el rechazo a la realidad en la que se vive (en este caso, la España de 1920, dominada por el caciquismo…). Toda la obra es una aguda crítica de la realidad social, política y cultural de la época (las dos primeras décadas del siglo XX) que le tocó vivir a Valle. Es una época de continuos cambios políticos, de radicales transformaciones sociales difícilmente digeribles para un país nada progresista, anclado en antiguos ideales religiosos e imperialistas en un mundo que se está desmoronando. En esta situación surge el movimiento literario de la Generación del 98, Valle, aunque formado e iniciado en el virtuosismo y cosmopolitismo modernistas, se convierte en una de las figuras más representativas de esta literatura de denuncia. No obstante, algunas características que relacionan la obra con el Modernismo se pueden apreciar en Luces de bohemia: los modernistas, también disconformes con la realidad que les ha tocado vivir, manifiestan su rechazo de la realidad mediante la evasión (a paisajes exóticos, a lugares lejanos, a formas de vida marginales…); una manifestación de esta evasión será la bohemia, un rechazo hacia la sociedad burguesa mediante una vida marginal, alternativa. 3 Uno de los temas principales de la obra es el enfrentamiento entre dos mundos: el de los bohemios y el de los representantes del poder. En el primero percibimos ingenio, ideales, sentimientos y pobreza; en el segundo sólo opulencia chabacana, indiferencia y egoísmo. La bohemia aparece en la obra desde dos puntos de vista: La bohemia de Max es marginación voluntaria de la sociedad burguesa con la intención de crear otra nueva donde satisfacer la pasión por el arte (=escritura). La de los Epígonos modernistas es una bohemia ficticia, impostada, sin ningún deseo de cambio. Además, aparecen personajes modernistas en la obra: el autor Rubén Darío y el protagonista de las Sonatas de Valle-Inclán, el marqués de Bradomín, pero ambos vistos como algo caduco; el modernismo en la obra se ve más bien como algo superado (como lo había superado el propio Valle-Inclán). Si el rechazo de la realidad en la generación del 98 se manifiesta mediante una aguda crítica social y política, en Luces de Bohemia se observa claramente una denuncia de la miseria material y moral de España como consecuencia de la corrupción política a la que se alude con nombres propios de cargos políticos destacados tanto de conservadores como liberales (Maura, García Prieto,...), y también con sus representantes burócratas (el Ministro, Dieguito, Serafín,...); a la vez que se critica el nepotismo como práctica política habitual (el Ministro – Serafín (“es mi padre”), “García Prieto es un yerno más”) y la connivencia ya que la Acción Ciudadana era una asociación represora que colaboraba con el poder. Todo ello lleva al descubrimiento de la realidad española, es decir, el tema de España, uno de los favoritos del 98: una España descontenta: los Epígonos del Parnaso Modernista protestan aludiendo a personajes e instituciones de la Leyenda Negra, Max manifestando que España es un “corral”, un “terrón maldito”, donde “la vida es un magro puchero”, la religión es una concepción de “beatas costureras”,... Lamentan el desprecio social por el trabajo, la inteligencia, y reconocen la falta de “fuerzas vivas” en el país. Se realiza una selección de datos muy representativos de la gravísima situación en que se encontraban España: huelgas (1917), Semana Trágica (1909), la “Ley de fugas” que permitía a la Policía disparar sobre los detenidos,... a través de ellos se percibe la crítica política (Escena VI: conversación entre Max y el obrero catalán donde proponen soluciones radicales para acabar con la situación de España) o la represión policial practicada entonces (Escena XI: los manifestantes son dispersados a tiros que provocan la muerte del niño a la vez que se oyen disparos que acaban con el obrero, muerte ya anunciada por éste en la Escena VI). También encontramos en la obra otros temas noventayochistas, como la historia, puesto que en la obra se hace referencia a la historia inmediata de España, pero más aún el tema de la vida, de la muerte, del sentido de la vida o del paso del tiempo; en efecto, durante toda la obra, la muerte será una presencia constante, ya desde el principio, con la propuesta de suicidio colectivo En conclusión, Luces de bohemia presenta rasgos que la acercan más al pensamiento noventayochista que al modernista, aunque se pueden rastrear algunas influencias de este último movimiento. 4 Características del 98 Rechazo de la realidad. Se manifiesta mediante la crítica social y política Reflejo en Luces de bohemia Crítica a la realidad social, política y cultural de la época (pág. 9 Amparo): denuncia de la miseria material y moral. Subjetivismo Temas: El tema de España El paisaje La historia La vida, la muerte, el sentido de la vida, el paso del tiempo La religión Forma: Lenguaje sencillo y claro Descubrimiento de la realidad española Presencia constante de la muerte Características del Modernismo Rechazo a la realidad y al materialismo burgués. Se manifiesta mediante la evasión (la bohemia, mundos exóticos) Reflejo en Luces de bohemia Uno de los principales temas de la obra es el enfrentamiento entre dos mundos: el de los bohemios y el de los representantes del poder. Manifestación de dos formas: Bohemia de Max Bohemia de los Epígonos modernistas Forma: Búsqueda de la belleza en las formas y los contenidos Simbolismo / símbolos Temas: Literatura de los sentidos Literatura de la intimidad (sentimientos) Cosmopolitismo Sentimiento amoroso idealizado Concepción vitalista del amor (búsqueda del deseo y del placer) Desazón romántica Escapismo Temas americanos Temas hispánicos 1.2. Otra posible respuesta. Toda la obra es una aguda crítica de la realidad social, política y cultural de la época (las dos primeras décadas del siglo XX) que le tocó vivir a Valle. Es una época de continuos cambios políticos, de radicales transformaciones sociales difícilmente digeribles para un país nada progresista, anclado en antiguos ideales religiosos e imperialistas en un mundo que se está desmoronando. En esta situación surge el movimiento literario de la Generación del 98, 5 Valle, aunque formado e iniciado en el virtuosismo y cosmopolitismo modernistas, se convierte en una de las figuras más representativas de esta literatura de denuncia. Uno de los temas principales de la obra es el enfrentamiento entre dos mundos: el de los bohemios y el de los representantes del poder. En el primero percibimos ingenio, ideales, sentimientos y pobreza; en el segundo sólo opulencia chabacana, indiferencia y egoísmo. La bohemia de Max es marginación voluntaria de la sociedad burguesa con la intención de crear otra nueva donde satisfacer la pasión por el arte (=escritura). La de los Epígonos modernistas es una bohemia ficticia, impostada, sin ningún deseo de cambio. De la misma manera, Luces de Bohemia es una denuncia de la miseria material y moral de España como consecuencia de la corrupción política a la que se alude con nombres propios de cargos políticos destacados tanto de conservadores como liberales (Maura, García Prieto,...), y también con sus representantes burócratas (el Ministro, Dieguito, Serafín,...); a la vez que se critica el nepotismo como práctica política habitual (el Ministro – Serafín (“es mi padre”), “García Prieto es un yerno más”) y la connivencia ya que la Acción Ciudadana era una asociación represora que colaboraba con el poder. Todo ello lleva al descubrimiento de la realidad española: una España descontenta: los Epígonos del Parnaso Modernista protestan aludiendo a personajes e instituciones de la Leyenda Negra, Max lo hace manifestando que España es un “corral”, un “terrón maldito”, donde “la vida es un magro puchero”, la religión es una concepción de “beatas costureras”,... Lamentan el desprecio social por el trabajo, la inteligencia, y reconocen la falta de “fuerzas vivas” en el país. Se realiza una selección de datos muy representativos de la gravísima situación en que se encontraban España: huelgas (1917), Semana Trágica (1909), la “Ley de fugas” que permitía a la Policía disparar sobre los detenidos,... a través de ellos se percibe la crítica política (Escena VI: conversación entre Max y el obrero catalán donde proponen soluciones radicales para acabar con la situación de España) o la represión policial practicada entonces (Escena XI: los manifestantes son dispersados a tiros que provocan la muerte del niño a la vez que se oyen disparos que acaban con el obrero, muerte ya anunciada por éste en la Escena VI). Luces de Bohemia recrea una época caracterizada por el desastre y por la falta de soluciones: si se olvida la sociedad en que se inscribe la obra no se comprenden los comportamientos de los personajes de la misma. [Se puede ampliar con la lectura en Cervantes Virtual de Sylvia Truxa, Del Modernismo al Esperpentismo. Observaciones sobre estética y lenguaje.] 6 2. LUCES DE BOHEMIA EN EL CONTEXTO HISTÓRICO Y LITERARIO DE SU ÉPOCA. Luces de Bohemia (1920) es la obra teatral donde Valle-Inclán (1866-1936) inaugura el género del esperpento. Aunque en la etapa en que se escribe la obra ya está activa una generación posterior de escritores, la Generación del 14, la obra se sitúa, por sus características y por su autor, en la época literaria que se ha dado en llamar del Modernismo y de la Generación del 98, época que comprende, para la literatura española, los años entre 1895 y la primera guerra mundial. Los años que median entre 1895 y la primera guerra mundial (1914-19) suponen una encrucijada para el mundo occidental: se alcanza la cima del proceso de expansión colonial iniciado en el XIX y se gestan los conflictos que han de modificar profundamente el equilibrio de fuerzas mundiales y que llevarán a la Primera Guerra Mundial. Desde finales del XIX, una serie de descubrimientos llevan a un profundo replanteamiento del pensamiento científico. Se resquebrajan los presupuestos sobre los que ese había asentado la ciencia moderna y que habían culminado en el pensamiento positivista, destacando el auge de las corrientes irracionalistas, vitalistas, espiritualistas, existencialistas... Corrientes como el existencialismo, el psicoanálisis y el marxismo repercutirán en la literatura del momento, cada vez que el escritor intenta dar salida a los estratos más profundos de su ser o expresar las angustias y las miserias humanas. La crisis del pensamiento científico y filosófico encuentra un notable paralelismo en las profundas transformaciones que se operan en las artes durante los primeros lustros del siglo XX. Surgen movimientos que rompen violentamente con los presupuestos artísticos vigentes hasta entonces. Los artistas, como los científicos o los filósofos, desechan nociones y enfoques antes sólidamente establecidos: impresionismo, fauvismo, expresionismo, cubismo, futurismo, arte abstracto, etc. Los fundamentos figurativos del arte entrarán en crisis. La España del siglo XX recibe una doble y penosa herencia del siglo anterior: es un país dividido entre tradicionalistas y progresistas, o casticistas y europeizantes, y es un país en franca decadencia: mientras otras naciones afianzan su imperio colonial, España lo ha ido perdiendo. El desastre del 98 constituye un fuerte aldabonazo en muchos espíritus. Se cobra conciencia de la debilidad del país y se buscan sus causas en los problemas internos que España arrastra desde hace tiempo. Algunos hombres eminentes claman por una política de regeneración del país (Joaquín Costa). Así las cosas, la crisis generalizada de fin de siglo conduce a tendencias renovadoras mezcladas con un cierto pesimismo. Es el signo del modernismo. La crisis europea es en España más dura si cabe. Todo ello dará lugar al surgimiento de corrientes de ideas de tipo inconformista o disidente, en parte con un marcado signo antiburgués que, por lo que toca a la literatura en nuestro país, se manifiesta en el rechazo del realismo y prosaísmo anteriores y en la búsqueda de nuevos caminos. Sin embargo, la renovación se realiza desde diferentes posturas. 7 Unos se preocupan ante todo por el arte. Su despego de un mundo materializado y gris les lleva a buscar la belleza, lo raro, lo exquisito, y señalan su inconformismo con formas de vida bohemia. Otros se resisten al puro esteticismo y se enfrentan directamente con los diversos aspectos de la decadencia española, analizando sus causas. Será una literatura preocupada fundamentalmente por los problemas de España. Esta dicotomía se ha resuelto adscribiendo a los primeros al modernismo y a los segundos a la generación del 98, pero se ha discutido mucho esta división ya que las dos posturas se solapan en muchas ocasiones, tomando rasgos una de la otra, por lo que resulta muy difícil encasillar a los autores en una u otra. En realidad, el término Generación del 98 hace referencia más bien a un estilo, mientras que el término Modernismo es toda una cultura, una nueva concepción de la vida que abarca todos los campos de la misma, no sólo la literatura. El Modernismo se puede entender desde diversas ópticas: podemos hablar de Modernismo como un movimiento cultural generalizado, fruto de la crisis de fin de siglo que se produce en toda Europa y América (nuevas corrientes filosóficas, avances de la ciencia, que llevan a una crisis del pensamiento científico y filosófico) y que se manifiesta en distintas corrientes artísticas de ruptura con el arte anterior. Pero también podemos hablar de modernismo como una corriente estética determinada que, ciñéndonos a España, convive con la generación del 98. Ambas buscan la renovación estética, cultural y política de la España del momento, dominada por el caciquismo y por una crisis cuya manifestación más evidente fue el desastre del 98. Ambas muestran la disconformidad con la sociedad que les rodea, manifestándose de distintas formas en las obras literarias. Fruto de su época, Luces de Bohemia presenta características de ambos movimientos y es también un fiel reflejo del contexto histórico en que se gestó: la crisis de fin de siglo se prolonga en España con las revueltas obreras y campesinas, con hechos históricos que desembocarán en la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930), el advenimiento de la Segunda República (1931-1936) y la Guerra Civil Española (1936-1939). Los rasgos del contexto histórico determinarán fuertemente el sentido de crítica que domina la obra: crítica hacia los políticos, la policía, las instituciones; el enfrentamiento entre los mundos de la bohemia y de la burguesía; aparecen las vicisitudes históricas y sociales del momento, se hace referencia a la historia más inmediata de España En Luces de Bohemia se observa claramente una denuncia de la miseria material y moral de España como consecuencia de la corrupción política a la que se alude con nombres propios de cargos políticos destacados tanto de conservadores como liberales (Maura, García Prieto,...), y también con sus representantes burócratas (el Ministro, Dieguito, Serafín,...); a la vez que se critica el nepotismo como práctica política habitual (el Ministro – Serafín (“es mi padre”), “García Prieto es un yerno más”) y la connivencia ya que la Acción Ciudadana era una asociación represora que colaboraba con el poder. Todo ello lleva al descubrimiento de la realidad española, es decir, el tema de España, uno de los favoritos del 98: una España descontenta: los Epígonos del Parnaso Modernista protestan aludiendo a personajes e instituciones de la Leyenda Negra, Max manifestando que 8 España es un “corral”, un “terrón maldito”, donde “la vida es un magro puchero”, la religión es una concepción de “beatas costureras”,... Lamentan el desprecio social por el trabajo, la inteligencia, y reconocen la falta de “fuerzas vivas” en el país. Se realiza una selección de datos muy representativos de la gravísima situación en que se encontraban España: huelgas (1917), Semana Trágica (1909), la “Ley de fugas” que permitía a la Policía disparar sobre los detenidos,... a través de ellos se percibe la crítica política (Escena VI: conversación entre Max y el obrero catalán donde proponen soluciones radicales para acabar con la situación de España) o la represión policial practicada entonces (Escena XI: los manifestantes son dispersados a tiros que provocan la muerte del niño a la vez que se oyen disparos que acaban con el obrero, muerte ya anunciada por éste en la Escena VI). También la estética modernista y del 98 está presente en la obra. De la primera se toma la figura de los bohemios, opuestos a los representantes del poder, aparecen algunos personajes modernistas, reales (Rubén Darío) y de ficción (Marqués de Bradomín), aunque en general en la obra se ve como algo bastante caduco. Más elementos propios de la generación del 98 aparecen en la obra: la crítica social y política, el tema de España, el tema de la muerte y el sentido de la vida… 3. LUCES DE BOHEMIA Y LA REALIDAD POLÍTICA Y SOCIAL. Luces de Bohemia (1920) es la obra teatral donde Valle-Inclán (1866-1936) inaugura el género del esperpento. La obra se sitúa en la época literaria que se ha dado en llamar del Modernismo y de la Generación del 98, época que comprende, para la literatura española, los años entre 1895 y la primera guerra mundial. Fruto del rechazo que modernistas y noventayochistas sienten por la realidad que les ha tocado vivir, es la crítica constante que la obra hace a la realidad política y social. En Luces de bohemia se observa una aguda crítica de la realidad social, política y cultural de la época (las dos primeras décadas del siglo XX) que le tocó vivir a Valle. Es una época de continuos cambios políticos, de radicales transformaciones sociales difícilmente digeribles para un país nada progresista, anclado en antiguos ideales religiosos e imperialistas en un mundo que se está desmoronando. En esta situación surge el movimiento literario de la Generación del 98, Valle, aunque formado e iniciado en el virtuosismo y cosmopolitismo modernistas, se convierte en una de las figuras más representativas de esta literatura de denuncia. En Luces de Bohemia se observa claramente una denuncia de la miseria material y moral de España como consecuencia de la corrupción política a la que se alude con nombres propios de cargos políticos destacados tanto de conservadores como liberales (Maura, García Prieto,...), y también con sus representantes burócratas (el Ministro, Dieguito, Serafín,...); a la vez que se critica el nepotismo como práctica política habitual (el Ministro – Serafín (“es mi padre”), “García Prieto es un yerno más”) y la connivencia ya que la Acción Ciudadana era una asociación represora que colaboraba con el poder. Todo ello lleva al descubrimiento de la realidad española, una España descontenta: los Epígonos del Parnaso Modernista protestan aludiendo a personajes e instituciones de la Leyenda Negra, Max manifestando que España es un “corral”, un “terrón maldito”, donde “la vida es un magro puchero”, la religión es una concepción de “beatas costureras”,... Lamentan 9 el desprecio social por el trabajo, la inteligencia, y reconocen la falta de “fuerzas vivas” en el país. Se realiza una selección de datos muy representativos de la gravísima situación en que se encontraban España: huelgas (1917), Semana Trágica (1909), la “Ley de fugas” que permitía a la Policía disparar sobre los detenidos,... a través de ellos se percibe la crítica política (Escena VI: conversación entre Max y el obrero catalán donde proponen soluciones radicales para acabar con la situación de España) o la represión policial practicada entonces (Escena XI: los manifestantes son dispersados a tiros que provocan la muerte del niño a la vez que se oyen disparos que acaban con el obrero, muerte ya anunciada por éste en la Escena VI). En conclusión, Luces de Bohemia refleja fielmente la situación política de su época, pero también la social, pues todos los estamentos y su situación en el momento aparecen reflejados en la obra. 4. EVOLUCIÓN DE LA OBRA DE VALLE-INCLÁN. JUSTIFICA LA INCLUSIÓN DE LUCES DE BOHEMIA EN LA ETAPA QUE LE CORRESPONDA. La producción de Valle-Inclán destaca por su variedad y extensión, cultivó prácticamente todos los géneros literarios y en todos ellos se aprecia una marcada evolución que va desde un modernismo elegante y en cierto modo decadentista, hasta una literatura crítica que emplea como instrumento una visión distorsionada de la realidad. No es fácil adscribir a este escritor a un movimiento literario determinado ya que su nota más característica consiste precisamente en la búsqueda incansable de un estilo personal. Este estilo, que se corresponde con una visión personalizada del mundo, queda plasmado en sus obras de madurez. De ahí que la obra de Valle ofrezca una evolución constante tanto temática como en la técnica utilizada. En esta evolución pueden distinguirse tres etapas: 1. Fase de carácter modernista y clara inspiración simbolista, por ejemplo, Las sonatas. 2. Fase de transición, donde va desechando la carga modernista y acercándose a su estilo más personal, por ejemplo, las Comedias Bárbaras. 3. tercera fase, donde se expresa en un estilo totalmente personal: el esperpento; por ejemplo, Luces de bohemia. Estas últimas obras están escritas en la línea esperpéntica y desde vivencias revolucionarias contrarias a su etapa inicial: Tirano Banderas y Viva mi dueño. De todos modos, aunque hay una gran diferencia entre el tono de las Sonatas y los esperpentos, no puede dejar de observarse una cierta continuidad. En efecto hay una cierta esperpentización en todas sus obras, que, si bien no llega al tono agrio que presentan sus esperpentos, revela el malestar ante una sociedad que no admite. Si nos atenemos a su teatro, se han establecido cuatro etapas, las propuestas por Ruiz Ramón (generalmente bien aceptada por la crítica actual) de su producción teatral en torno a lo que él llama “ciclos”, añadiéndole un cuarto apartado en el que engloba las obras que no tienen perfecta acogida en cualquiera de estos ciclos, aunque sí los preparan o muestran afinidad con ellos: 10 1. Primeras obras: oscila entre el estilo decimonónico y el decadentismo: El Marqués de Bradomín (1906), El yermo de las almas (1908), Tragedia de ensueño (1903), Comedia de ensueño (1905), Cuento de abril (1910), Voces de gesta (1911). 2. Ciclo mítico. El ciclo mítico representa el primer paso en la evolución de Valle-Inclán desde el simbolismo decadentista de los primeros textos al expresionismo desgarrado de su época de plenitud. Las Comedias Bárbaras y Divinas palabras son las obras que mejor definen el ciclo mítico. Se desarrollan en una Galicia primitiva dominada por fuerzas elementales y mágicas; donde la brujería y las fuerzas diabólicas adquieren gran importancia. La presencia diabólica tiene su transposición en los impulsos pasionales de los personajes, se presenta una sexualidad muy primitiva en la que el impulso de procreación está íntimamente unido al de la muerte: Divinas palabras (1920), El embrujado (1913) y Comedias bárbaras [Cara de Plata (1922), Águila de Blasón (1907), Romance de lobos (1907).] 3. Ciclo de la farsa. Pasamos con la farsa a un mundo distinto, donde lo grotesco se presenta unido a lo poético, estilizado, y hasta a lo cursi. Algunas tienen una clara orientación modernista. Algunos elementos dramáticos relevantes que nos muestran un Valle-Inclán en transición hacia sus últimas creaciones: la visión irónica, los personajes van entrando en un proceso de estilización, presencia de los títeres y del mundo del teatro: La Marquesa Rosalinda (1912) y Tablado de marionetas para educación de príncipes (1926) [ Farsa inf. de la cabeza del dragón (1910), Farsa italiana de la enamorada del rey (1920), Farsa y licencia de la reina castiza (1920)]. 4. Ciclo esperpéntico. Luces de Bohemia (1920 y 24), Martes de Carnaval (1930) [ Los cuernos de don Friolera (1921). Las galas del difunto (1926). La hija del capitán (1927)], Retablo de la Avaricia, la lujuria y la muerte (1927). Si observamos las fechas, vemos que, excepto las primeras obras, el resto de ciclos se solapa. La evolución de su teatro no es lineal, sino que se desarrolla en dos líneas principales: la del mito y la de la farsa. La primera mitifica Galicia, la segunda transfigura los siglos XVIII y XIX, utilizando los materiales que la tierra y las gentes y las actitudes del XVIII de Galicia le suministran para conseguir un mundo crítico y estéticamente cerrado, un mundo afectado o ridículo de muñecos y figurines. En ese mundo crítico y cerrado, primario, se muestran libres el mal, lo irracional y lo animal, el sexo y la muerte. Año clave en su evolución es 1920, fecha en la que coinciden las últimas farsas y las últimas mitificaciones del mundo galaico con el primer esperpento: La enamorada del rey, La reina castiza y Luces de Bohemia. Con el esperpento entra en juego un espacio y unas épocas distintas: la España de principios del siglo XX, que es presentada por un procedimiento dramático totalmente opuesto: si lo antiguo se mitificaba, lo actual se desmitifica. Luces de Bohemia se incluye en el ciclo esperpéntico del teatro y en la etapa de madurez esperpéntica puesto que toda ella cumple las premisas del género; de hecho, podría ser considerada la obra ianugural del mismo. El propio Valle subtituló así a sus esperpentos: Luces de bohemia y la trilogía Martes de Carnaval, formada por las obras: Los cuernos de don Friolera (1921), Las galas del difunto (1926) y La hija del capitán (1927). Además pueden 11 incluirse en este ciclo el Retablo de la avaricia, la lujuria y la muerte y la Farsa y licencia de la reina castiza, con los matices que hemos visto antes. Pero más reveladoras aún de su motivación literaria y personal sobre el esperpento son las palabras de Max Estrella, el poeta ciego de Luces de Bohemia que afirma que el esperpento es la tragedia nuestra, la española. Para dar cuenta de nuestra realidad ya no sirve la tragedia clásica, puesto que España se ha convertido en una deformación grotesca de la civilización europea; los héroes clásicos han ido a pasearse al callejón del Gato (calle madrileña donde existían unos espejos deformantes, como los de las ferias), con esta frase Valle expresa cómo los personajes esperpénticos son iguales a las imágenes que producen esos espejos, sus movimientos, sus figuras, están deformadas. Por eso, el sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada: los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. Con la invención de esta nueva estética Valle pretende abordar en la realidad para extraer su más profundo sentido, pretende poner de relieve lo grotesco, la inmoralidad de una sociedad (la española de la época), y todo ello a través de unos personajes que ya no son los héroes medio divinos de las obras clásicas, sino fantoches, marionetas de guiñol, personajes, en definitiva, deformados. 5. CARACTERÍSTICAS DEL ESPERPENTO Y SU REFLEJO EN LUCES DE BOHEMIA. Luces de Bohemia (1920) es la obra teatral donde Valle-Inclán (1866-1936) inaugura el género del esperpento. El esperpento es, en Valle-Inclán, su creador, más que un género literario; es una estética, una visión del mundo a la que se llega desde una concreta circunstancia histórica española y desde una determinada ideología, resultado de una toma de posición crítica, cuya raíz es a la vez individual y social, pero que coincide con un movimiento estético de protesta y búsqueda general en la literatura europea. Valle denominó esperpentos a Luces de Bohemia, Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto, La hija del capitán. El propio Valle expuso fragmentariamente una “teoría” del esperpento asistemática y mediante unos personajes puestos en situación dramática muy concreta. Lo que Valle-Inclán entendía por «esperpento» quedó apuntado, en 1920, por boca del personaje Max Estrella en Luces de Bohemia, cuando éste, en la escena XII, dialoga con don Latino: En “Luces de Bohemia, escena XII: «MAX.- La tragedia nuestra no es tragedia. DON LATINO.- ¡Pues algo será! MAX.- El Esperpento. [...] MAX.- Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato. 12 DON LATINO.- ¡Estás completamente curda! MAX.- Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. [...] MAX.- España es una deformación grotesca de la civilización europea. DON LATINO.- ¡Pudiera! Yo me inhibo. MAX.- Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas. DON LATINO.- Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato. MAX.- Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas». También lo definió en Los cuernos de don Friolera y en un artículo del ABC en el 38. En este último puntualiza que hay tres formas de mirar el mundo estéticamente: de rodillas, en pie o levantado en el aire. Esta tercera manera es la que Valle elige para sus esperpentos y así sus personajes se presentan como “enanos y patizambos, que juegan una tragedia”. Desde muy joven Valle se sintió fascinado por los ambientes de la bohemia, tal vez porque eran los únicos que le permitían el desarrollo de su personalidad al margen dela prosaica realidad burguesa. En un artículo de 1892, “Madrid de noche”, evoca la figura de un amigo bohemio, que terminó suicidándose y que se hacía llamar “el redentorista” por haber sacado del vicio a una prostituta que frecuentaba el café de Fornos. En cierta forma, la figura de este bohemio anticipa la del ilustre bohemio en quien se inspiraría Valle para la creación de Max Estrella: Alejandro Sawa; escritor muy admirado por Valle, quien lo vio como un modelo para fijar la actitud ante la conflictiva relación entre bohemia y literatura.. En una entrevista del 1921 declaraba Valle: “Yo en mi nuevo género conduzco a los personajes al destino trágico, pero me valgo para ello del gesto ridículo. En Luces asistimos a la elegía de un mundo bohemio, cuya desaparición es sancionada por el Ministro en la escena VIII. En el mismo sentido debe interpretarse la aparición de Rubén Darío y el Marqués de Bradomín, que pertenece a una raza de perdedores: Max era hijo de un capitán carlista compañero del Marqués. El carlista, el bohemio y el anarquista se dan la mano como últimos ejemplares de un mundo en trance de descomposición. Max, a diferencia de los otros, se convierte en héroe moderno porque opta por la expresión del mundo urbano, Madrid, los términos son más concretos, los fenómenos toman nombres de personas, y las causas de los males aparecen más inmediatas. La deformación grotesca y crítica de la realidad, que sirve para mostrar de forma más evidente esa realidad y dejar al descubierto lo que se desea encubrir, se manifiesta mediante una serie de rasgos propios del esperpento que encontramos fielmente reflejados en Luces de bohemia. Por otra parte, la crítica de la realidad social y política española, es constante en la obra. 13 Esperpento Luces de bohemia Lo grotesco como forma de expresión: distorsión, fusión Deformación sistemática de la Pe, Escena II, en la librería de Zaratustra. realidad Código doble: tono burlesco y El billete de lotería, última esperanza de escapar de la miseria, saldrá caricaturesco que oculta la premiado tras la muerte de Max. crítica y la lección social y Escena IV final: cuando los guardias, cuando se dice de D. Latino y Max moral que “son banqueros” o cuando Max dice “Señores guardias, ustedes me Uso del humor y de la sátira perdonarán que sea ciego” Sarcasmo Max hablando con el preso catalán: “una buena cacería puede encarecer la piel de patrono catalán por encima del marfil de Calcuta”. El diálogo (esc. XI) entre los distintos personajes ante la muerte del niño y la actuación de la policía: “son desgracias inevitables para el restablecimiento del orden”… Escena última: cinismo de Don Latino, que dice que va a publicar las obras de Max, cuando le ha robado, muerto, la cartera con el billete de lotería premiado. Animalización de la realidad Animalización de los personajes; por ejemplo, a don Latino se le llama (prosopopeyas, "perro cobarde, que da su ladrido entre las piernas" (Escena II). En un animalizaciones, símiles momento dado dice de sí mismo “Yo doy una nota más baja que el cerdo” despectivos e hipérboles) (esc. IV). Max lo define como su perro (esc. VIII) y como un “cerdo hispalense” (esc. X). luego, dice que se ha convertido en un buey (esc. XII) y como tal lo trata: “Como te has convertido en buey, no podía reconocerte. Échame el aliento, ilustre buey del pesebre belenita. ¡Muge, Latino” –Personajes animales: los compañeros de Zaratustra (perro, gato, loro, ratón), el perro golfo de la escena XI,... todos ellos completan la animalización de los personajes humanos a los que secundan para conformar el esperpento. Los animales responden a Zaratustra, identificándose con las personas y, por ende, a las personas con animales. El ratón “saca el hocico intrigante” De Zaratustra se dice que es un “zorro” (esc. II) Zaratustra está identificado con un animal, cosificado: “abichado y giboso – la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente”. Don Gay, Max y D.Latino aparecen caracterizados en la tienda de Zaratustra “como tres pájaros en una rama” El Buey Apis También se animaliza a los epígonos modernistas, como Dorio de Gadex, “abre los brazos, que son como alones sin plumas” Descripción del conserje de “El Popular” (escena VII) Muñequización de los Del propio Zaratustra se dice que es un “fantoche” en varias acotaciones. personajes, como fantoches La chica que entra a la tienda de Zaratustra tiene “patas de caña” Descripción del conserje de “El Popular” (escena VII) Cosificación de los personajes Por ejemplo, a los epígonos modernistas (con características tópicas de la bohemia, planas, sin reflexión). Pe, en la escena IV se dice que “van saliendo deshilados”; toda la presentación que se hace de ellos en esa escena (p. 15). También en la escena V “bajo la luz de una candileja, pipas, chalinas y melenas del modernismo” y en varias ocasiones más; cada vez que se les menciona, que van en grupo así todos juntos. La chica que entra a la tienda de Zaratustra tiene “patas de caña” Descripción del conserje de “El Popular” (escena VII) De Don Filiberto: “marfil de sus sienes, ancha redondez de su calva” 14 Personificación de objetos y animales Presentación de lo más desagradable y grotesco de los seres humanos (la deformidad, la crueldad, la estupidez) Presentación de lo extraordinario como normal y verosímil La muerte como personaje fundamental Recursos / procedimientos Técnica del contraste violento: Personajes. Técnica del contraste violento: Mezcla comedia y tragedia. Técnica del contraste violento: Lenguaje y expresión. La descripción de las putas de la escena X. Escoba retozona (I), “una calle traviesa” (esc. IV) “el grillo del teléfono se orina en el gran regazo burocrático” (esc. VIII) “sombras clandestinas” (esc. X) Pe, los muertos de la escena XI, con la mujer con el hijo muerto en brazos. Pe, cuando el preso dice que le van a dar tormento y a aplicar la ley de fugas. Don Filiberto (esc. VII, en “El Popular”, dice que estupra criadas y las hace abortar y lo ven como lo más normal). Toda la escena con las putas (X); la descripción que se hace de la vieja pintada (“sórdida, bajo la máscara de albayalde, descubre las encías sin dientes”) Esc. XI: el niño muerto en los brazos de su madre “la sien traspasada por el agujero de una bala”. Pe, cuando se dice que exterminando al proletariado también se extermina al patrón (Max en su diálogo con el preso (esc. V) Don Filiberto (esc. VII, en “El Popular”, dice que estupra criadas y las hace abortar y lo ven como lo más normal) Esc. VIII: en el despacho del ministro: sale el ujier abotonándose los calzones, pálido y arañado; luego sale el ministro, en mangas de camisa, la bragueta desabrochada… Misma escena: Max va a cobrar un sueldo sin hacer nada, se lo llevarán a casa todos los meses. Al final de la escena XI Max habla del suicidio (“llévame al Viaducto. Te invito a regenerarte en un vuelo”. La llegada de Basilio Soulinake al velatorio de Max (esc.XIII) diciendo que está vivo, con todo el montaje subsiguiente. La presencia de la muerte (suicidio colectivo), desde la escena I, que anticipa el final de la obra. Muerte de Max, muerte de su mujer y su hija, muerte del reo, del niño… Se habla mucho de la muerte en la obra. Pe, en la esc. VIII, Max cuenta que todos sus hermanos han muerto (Creo que han muerto). Tb cuando Max dialoga con Rubén Darío Todas las clases sociales y estamentos: bohemios, putas, chulos, mendigos, burócratas, policías, poetas, ministros, incluso personajes de ficción (el marqués de Bradomín). Aparecen reflejadas también mediante el lenguaje. Contrastes entre escenas trágicas y escenas grotescas (pe, la escena XIII, el velatorio de Max, con el hombre muerto y los que llegan diciendo tonterías de que no está muerto y métodos para comprobarlo, o con don Latino borracho) Mezcla en una misma escena de situaciones trágicas y cómicas: esc. XI, con el niño muerto, la tragedia que destila la voz de la madre y los comentarios absurdos de otros personajes. Diálogo entre el Marqués de Bradomín y los sepultureros (es. XIV) Constante contraste en los modos de expresarse de los personajes, con términos de argot (apoquina, vivales, de pipi…) frente a otros recargados, en latín… Aparte de caracterizar a los personajes por su extracción cultural, un mismo personaje puede hacer uso de ambos registros (así, Don Latino o Max). Pe, las expresiones del chico de la taberna, la Pisa-Bien, el Rey de Portugal, en argot; frente a las expresiones rimbombantes de los Epígonos modernistas. Max dice en un momento dado “yo también chanelo el sermo vulgaris). Uso de diferentes registros lingüísticos. El lenguaje es enfático y admite esos distintos niveles tanto de lenguaje como de habla. Esta diversidad facilita el cumplimiento de la finalidad primordial: reflejar todas las formas de 15 expresión de la sociedad española, principalmente la madrileña. –Los hablantes cultos: se inspiran en textos clásicos (“¿Ha conocido usted alguna Ofelia, Marqués?”- Escena última); combinan cultismos con voces y expresiones populares (“MAX.- Ve a colgarme la capa.” Escena III); el discurso culto es irónico, pone en evidencia al interlocutor y permite al hablante situarse en un plano superior; su lenguaje es enfático, abundan las exclamaciones, las hipérboles, las expresiones sentenciosas o provocadoras (“¡Barcelona sólo se salva pereciendo!” - Escena VI); se utilizan galicismos, latinismos, helenismos, germanismos, anglicismos: “bock de cerveza, Alea jacta est, Eureka, el journal, ha batido el récord,...; además recurren a frases hechas y citas literarias para saludarse: “Padre y maestro mágico, salud” (Escena IV), “Mal Polonia recibe a un extranjero” (Escena II). –Hablantes maquinales: son poco espontáneos y muy rutinarios, reproducen sentencias oficiales y frases sacadas de los lenguajes periodístico y político: “El principio de Autoridad es inexorable” (Escena XI), “Sin hacer desacato” (Escena V),... –Hablantes populares: Valle recrea el habla madrileña con recursos como abreviar nombres comunes o propios (propi, Delega, Don Lati), usar sufijos burladores (vivales, naturaca, guasíbilis,...),utilizar intensificadores expresivos (requetebién, soleche), argot o jerga cañí (guindilla, pollo, pájara, calvatrueno, lila, roña., pirante, pasta, curda, fiambre, pescarla, chola,...), o expresiones populares (estar afónico= no tener dinero, dar el pan de higos = tener relaciones sexuales, ponerse a gatas = desanimarse,...) –Hablantes vulgares: se caracterizan por cometer errores fonéticos, morfosintácticos y semánticos: cráneo previlegiado, ¡Tienes el hablar muy dilustrado!, ¡Amos, deje de pellizcarme!, ¡Esto no lo dimana la bebida!, Señá Flora,...; estos hablantes también utilizan voces de germanía (jerga delicuencial) y gitanismos: coima, afanar, gachó, panoli, parné, dar mulé,... –Recursos estilísticos de las acotaciones: selecciona verbos para pormenorizar movimientos, sonidos y actitudes: acompasar, pautar, cifrar, cloquear, tolondrear,..; alterna palabras procedentes de distintos registros lingüísticos: coime, polizonte, pingona,... junto a extravagar, lívido, peripatético, teósofo,...; usa mucha derivación: golfante, giboso, vocinglero, lunero, abichado, agalgada, pelirrubia,...; predomina el asíndeton: Hongos, garrotes, cuellos de celuloide, grandes sortijas,...; y la sinestesia: olor frío de tocino rancio,...productos de los inicios modernistas de Valle. Libertad formal Desgarro lingüístico Acotaciones muy complejas, que provocan sorpresa permanentes en los espectadores Las acotaciones son aclaraciones introducidas en una obra dramática con el fin de facilitar la representación, hacen referencia a aspectos no verbales (movimientos, gestos, iluminación, sonido, olores,...) y carecen de valor literario; sin embargo, Valle no se conforma con asignar a las acotaciones una función orientadora, va más allá: –Al introducir comentarios extradramáticos, las acotaciones cumplen la misma función poética que el diálogo, destacan por su poder evocador y contribuyen a eliminar diferencias entre el teatro y novela como pretendía Valle. Describen el movimiento, el gesto, el estado físico, la dicción, la indumentaria, la luz, los ruidos, los olores, objetos del decorado,... detalles que dotan de verosimilitud a las caracterizaciones personales y ambientales, además de elevar la calidad artística del espectáculo con la multiplicidad de efectos que se introducen en la obra. –Se convierten en un elemento más del mecanismo esperpentizador de la obra. EVOCACIONES: Las acotaciones permiten describir y evocar: tanto personajes como ambientes son caracterizados por el establecimiento de asociaciones evocadoras entre distintos tipos sociales, entre personas y animales o cosas, 16 entre poseedores permanentes y transitorios, entre circunstancias diversas; dicho recurso aporta concreción y multiplica los efectos dramáticos esperpénticos: “Con ese matiz de perro cobarde.” (E.II), “El llavero, con jactancia de rufo.” (E.VI), “...parejo de aquellos bizarros coroneles que en las procesiones se caen del caballo.” (E.VII), “Manos de esqueleto memorialista en el día bíblico del juicio Final.” (E.VII), “Aquel gesto manido de actor de carácter en la gran escena del reconocimiento.” (E.VIII),... SONIDOS: “Se oye una escoba retozona” (E.I), “El grillo de un timbre rasga el silencio” (E.VII), “Llega un tableteo de fusilado” (E.XI), “La voz achulada de una vecina” (E.XI), “...cloquea un rajado repique, la campanilla de la escalera.” (E.XIII). INDUMENTARIA: “...en chancletas, la falda pingona.” (E.I), “...adornada de peines gitanos.” (E.III), “La Lunares, una mozuela pingona, medias blancas, delantal, toquilla y alpargatas.”(E.X),... RASGOS FÍSICOS: “La hermosa barba con mechones de canas.” (E.I), “Un golfo largo y astroso.” (E.III), “El periodista calvo y catarroso.” (E.VII), “La vieja sórdida, bajo la máscara de albayalde, descubre las encías sin dientes.” (E.X),... MOVIMIENTOS Y POSICIONES: “...encogido en roto pelote.” (E.II), “Caminan y tambalean.” (E.IV), “...redobla la risa y se desmadeja.” (E.X), “...un perro golfo que corre en zigzag” (E.XII), “Acucándose ante el ataúd.” (E.XIII), “...se acerca ondulante.” (E.XV),... GESTOS: “Madama Collet, el gesto abatido y resignado,” (E.I), “...asiente con gesto sacerdotal.” (E.IX), “...bajo la mirada torcida del chulo y el gesto atónito de Venancio” (E.XV), “Don Latino guiña un ojo, tuerce la jeta, y desmaya los brazos haciendo el pelele.” (E.XV),... COLORES: “... la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente.” (E.II), “...cubriéndose la cara con las manos amarillas y entintadas” (E.VII), “...refajo colorado.” (E.XII), “Las sombras negras de los sepultureros.” (E,XIII),... OLORES: “...del antro apestoso de aceite,” (E.IV), “Aire de cueva y olor frío de tabaco rancio” (E.IV), “olor de brevas habanas” (E.V),... LUCES: La luz es un elemento muy importante en la obra por dos razones: es un elemento simbólico y afecta a todos los ambientes y a todos los personajes. Los brillos sólo llegan a la bohemia auténtica, la practicada por Max Estrella; otros matices de luz e diversifican en sombras, claroscuros, luces trémulas y mortecinas, de abandono y muerte, o enluces amenazantes: “Hora crepuscular.” (E.I), “Lóbrega trastienda.” (E.II), “Luz de acetileno.” (E.IV), “Sale de la tiniebla el bulto del hombre morador del calabozo.” (E.VI), “En la sombra clandestina de los ramajes.” (E.X), “Remotos albores de amanecida.” (E.XI), “Sobre el muro de lápidas blancas, las dos figuras acentúan su contorno negro.” (E.XIV),... Movimientos y gestos característicos del teatro de guiñol o de títeres Decorados próximos a la Prácticamente en todas las acotaciones: estética expresionista, que Presentación de la buhardilla de Max y Mme. Collet; llegada de D. rompen el efecto de realidad Latino a la buhardilla (escena I) Presentación de la tienda de Zaratustra (escena II) Presentación de la Taberna de Pica Lagartos (escena III) La escena IV por la noche, en la calle “en la llama de los faroles un igual temblor verde y macilento. La luna sobre el alero de las casas, partiendo la calle por medio” Presentación del Ministerio de la Gobernación (esc. V) Presentación del café donde Max se encuentra a Rubén Darío (esc. IX) 17 6. LOS PERSONAJES DE MAX ESTRELLA Y DON LATINO EN LUCES DE BOHEMIA. Max Estrella. En la 1ª acotación de la obra se presenta a Max Estrella como un hombre ciego, “hiperbólico andaluz, poeta de odas y madrigales”. Su descripción física se detalla en la 3ª acotación: barba hermosa, canosa, cabeza rizada y ciega: carácter clásico-arcaico como un Hermes. Valle se inspira en un personaje real: Alejandro Sawa, sevillano, poeta mediocre muy conocido en la bohemia madrileña de principios de siglo XX, con características biográficas (vivió en Francia, se casó con una francesa y tuvo una hija) similares a Max Estrella; también Baroja se fijó en ese personaje real para crear a Rafael Villasús, personaje de El árbol de la ciencia. Max posee un gran talento, destaca por su superioridad moral, permanece fiel a una forma de vida que choca contra la oficial: es valiente y sincero (“Zaratrusta, eres un bandido”); es un rebelde y tiene razones para serlo: recibe malas críticas por su trabajo, él y su familia viven en la miseria, como hombre de talento padece los atentados contra la inteligencia que se cometen en España. Su problema es que se siente impotente para cambiar esa realidad que le disgusta, que Valle convierte en esperpento, y que finalmente acaba con él (en el momento en que empieza a crecer su riqueza material: sueldo, lotería): propone cambios en la forma de vivir la religión (“Hay que resucitar a Cristo”), para acabar con las desigualdades sociales (“aniquilar la riqueza”), se solidariza con el pueblo y sufre por él, siente compasión por los humildes(obrero catalán, prostitutas,...o “Esa voz me traspasa” refiriéndose a la madre que ha perdido a su hijo),...Se intuye una cierta contradicción en la trayectoria moral de Max Estrella en el momento que acepta el sueldo del ministro, aunque él no hace alarde nunca de superioridad moral. Por último, la idea de la muerte se hace presente desde el inicio de la obra: propuesta colectiva de suicidio, muerte del obrero, del niño,... hasta el suicidio efectivo de su mujer e hija. Don Latino es un vejete asmático, cómico, esperpentizado en múltiples ocasiones por ser el personaje más grotesco. También posee rasgos biográficos de Alejandro Sawa (explicación de su nombre en la escena VII). Es el lazarillo de Max pero lo estafa (con Zaratrusta), se niega a prestarle el carrik (el macferlán cuando se dirigen a la buñolería), se queda con el dinero del décimo premiado,... Es cobarde cuando le atacan y sumiso con las autoridades (“Muchas gracias, inspector”, escena V). En diversas ocasiones está animalizado: perro cobarde, ladrido entre las piernas (Escena II). Es un borracho (cuando llega a casa de Max, Claudinita indica “Ya se siente el olor del aguardiente”) II MIGUEL HERNÁNDEZ Y SU POESÍA. 18 1. TRADICIÓN Y VANGUARDIA EN LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ1 La poesía de Miguel Hernández presenta influencias de distinto signo: la tradición popular de raíces orales, la tradición literaria de los clásicos españoles y escasas influencias de la vanguardia artística. A partir de todas estas influencias creará una poesía innovadora y, con el tiempo, un mundo poético propio. Así, la tradición se presenta con un influjo doble a lo largo de toda su obra: La tradición de los clásicos literarios españoles La poesía y el teatro de los siglos de oro. La poesía, el teatro y la prosa poética de la modernidad y de sus contemporáneos. La tradición popular de raíz oral: poesía anónima, surgida del colectivo popular. En su primera etapa domina la influencia del costumbrismo regionalista, relacionada con su amor a la tierra, a su espacio vital. Esta influencia se concreta en el uso del habla dialectal en «En mi barraquica» (poema 5 de la Antología), pero cargada de intimismo y sentimentalismo. Encontramos también influencias de la poesía mística de San Juan y Fray Luis en sus poemas centrados en la naturaleza de esta primera etapa, junto con el tópico de «alabanza de aldea y menosprecio de corte» tan propio del Siglo de Oro español; Quevedo y Garcilaso serán otros de los autores que influyen sus poemas de esta época. También se relacionan con los siglos de oro españoles las alusiones a la mitología griega y latina, mediante las que Miguel Hernández pretende demostrar su asimilación de los clásicos. Las influencias del Modernismo de Rubén Darío las observamos en su primer poema publicado, «Pastoril» y también encontramos ecos del romanticismo de Zorrilla o Espronceda. Es de destacar su admiración por poetas más modernos, como Unamuno, Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez, especialmente este último en sus primeras etapas. Pero la influencia más evidente en esta etapa es la de Góngora, imitado por la generación del 27, al que descubre en su primer viaje a Madrid (1931-1932), y del que surgirá Perito en Lunas, una poesía ultrapurista que sigue la estela de otros autores de la generación del 27. También en la segunda etapa encontramos las influencias clásicas de corte garcilasista, con El rayo que no cesa, dominado por el soneto. Respecto a la tradición popular, se denomina neopopularismo a la recreación culta de la tradición popular, especialmente desde la generación del 27. La tradición popular le llega a Miguel Hernández a través de la transmisión oral y de sus lecturas; la primera propiciada por su entorno rural, la segunda de las antologías del cancionero y romancero español. En la cuarta 1 Págs. 160-173 de la Antología. 19 etapa, en Cancionero y romancero de ausencias es evidente esta influencia del neopopularismo: una literatura popular con influencias cultas como el locus amoenus. Prevalece en esta obra la tradición popular en las formas (mediante el paralelismo y la repetición) y en los temas (el amor, la ausencia, la muerte) La vanguardia en la poesía de Miguel Hernández se observa en dos momentos en su poesía: Poesía pura y cubismo literario (ciclo de Perito en lunas, 1932) Surrealismo (ciclo de «Sonreídme», desde mediados de 1935 hasta principios de 1936). Respecto al purismo y al cubismo, se observa éste en su primera etapa, en el poemario Perito en lunas, que imita a Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén y los poetas simbolistas franceses. En esta obra reutiliza el gongorismo aplicándole la fórmula de la poesía pura en una sucesión de acertijos poéticos con los que busca dignificar su trabajo, lo humilde, lo despreciado o lo feo. Más interesante es la evolución que Miguel Hernández sufre hacia 1935: una evolución ideológica que se manifiesta en una evolución del lenguaje literario; es la época del ciclo de «Sonreídme», durante su segunda etapa, cuando se observan algunos recursos propios del lenguaje surrealista: la metáfora irracional, que no relaciona lógicamente la imagen con la realidad, la imagen que surge del subconsciente y nuevos contenidos de "impureza": el caos, la representación del dolor y la destrucción en el poema «Guerra». No obstante, Miguel Hernández abandonará pronto esta tendencia surrealista con el estallido de la guerra civil, cuando se decide por la claridad expositiva y la estrofa tradicional para mejor comunicarse con el pueblo llano. En definitiva, en la obra de Miguel Hernández confluyen lo clásico y lo moderno, lo tradicional y lo renovador, en una síntesis ejemplar de la estética en las décadas de los años 20 y 30 del siglo XX español. De la etapa de pureza estética de la inmensa minoría juanramoniana se pasará a la de la inmensa compañía. Por sus orígenes populares y por su decantación hacia el arte popular más accesibles a los españoles de su tiempo, reelabora y reconstruye las formas populares de los romances y de las cancioncillas tradicionales. La reutilización de la poesía tradicional enfatiza su proceso de rehumanización: pasa del yo al nosotros y regresa al yo íntimo de los últimos tiempos. 2. TRAYECTORIA POÉTICA DE MIGUEL HERNÁNDEZ: LA EVOLUCIÓN DE SU POESÍA. La obra de Miguel Hernández se organiza en cuatro etapas, que, según los autores, reciben diversas denominaciones: 2.1. Primera etapa: 1910-1934 1ª etapa: 1910-1934: los inicios / etapa oriolana (Orihuela-Madrid) / El mundo externo: la naturaleza como vivencia y objeto de observación. 20 Después de los tanteos de sus poemas adolescentes, Miguel Hernández siente la necesidad de una rigurosa disciplina poética. Tal propósito coincide con la moda gongorina. Surge así Perito en lunas (1932, editado en el 33), compuesto por 42 octavas reales en las que objetos humildes y usuales son sometidos a una elaboración metafórica hermética y deslumbrante. Fue un ejercicio fecundo. Pero de la misma época son otros poemas en que, al lado de experiencias semejantes, se observa a veces un lenguaje más suelto, más cordial, preludio de su madurez poética (como el apasionado Silbo de afirmación en la aldea). El mundo externo: El Ello-naturaleza: Poemas de adolescencia, Perito en lunas (1932) Poesía vanguardista, gongorina, poesía pura Influencias: Garcilaso, Fray Luis, San Juan y Góngora. Costumbrismo regionalista, Romanticismo, el Modernismo de Rubén, Juan Ramón Jiménez, las vanguardias –surrealismo-. Métrica: variada: pareados, cuartetas, redondillas, octavas reales,...: Lagarto, mosca, grillo,...; pastoril, En mi barraquica..., [Toro],... 2.2. Segunda etapa: 1934-1936 2ª etapa: 1934-1936: época de plenitud / etapa amorosa-existencial (Orihuela-Madrid) / El mundo interno introspectivo y personalista del amor. Miguel Hernández alcanza la plenitud poética con un libro iniciado en 1934 y que se publicará en el 36: El rayo que no cesa. En él se ha consolidado su gran tríptico temático: la vida, el amor y la muerte, pero en el centro, el amor: un anhelo vitalista que se estrella contra las barreras que se alzan a su paso. De ahí esa "pena que tizna cuando estalla", ese "rayo" que se clava incesante en su corazón con oscuros presagios de muerte. Amor amenazado, vida amenazada: en todo el libro alienta un poderoso vitalismo trágico. El libro está compuesto, sobre todo, de sonetos. Ese molde clásico tan riguroso favorece la síntesis entre el desbordamiento emocional y la concentración expresiva. El dominio de la forma es tan grande que el artificio (el trabajo) queda oculto: el resultado parece natural, y lo que percibe el lector es el calor y la fuerza de la palabra. En este libro está la "Elegía a Ramón Sijé", compuesta por tercetos encadenados que suponen una de las más impresionantes elegías de la lírica española y uno de los mejores poemas de amistad. En esta época de plenitud escribe otros poemas penetrados de sentido trágico y presagios de muerte: "Mi sangre es un camino", "Sino sangriento", "Vecino de la muerte"… son títulos reveladores. Además, en dos odas a Vicente Aleixandre y Pablo Neruda, se aprecia el impacto del surrealismo. El mundo interno: El Yo – amor: El rayo que no cesa (1935-36) Poesía humanizada de corte clásico. El amor como experiencia real, carnal y erótica. La amistad. Los objetos se convierten en metáforas de la pena 21 amorosa y en fatalidad, como amenaza existencial tanto en el amor como en su primer despertar a la conciencia social. Influencias: lírica tradicional, Garcilaso, Aleixandre. Neopopularismo,... Métrica: Destaca el soneto: Umbrío por la pena, Mis ojos sin tus ojos..., Como el toro he nacido para el luto,...; tercetos encadenados en la Elegía a Ramón Sijé. 2.3. Tercera etapa: 1936-1939 3ª etapa: 1936-1939: la guerra civil: poesía comprometida / etapa bélica (guerra civil) / El mundo externo, referida ahora al nosotros comprometido por la igualdad social (y la fidelidad democrática) Con la llegada de la guerra, Miguel Hernández, como otros, somete su fuerza creadora a los fines más inmediatos. Así aparece Viento del pueblo (1937), con el que se inicia una etapa de poesía comprometida; en palabras del poeta: "Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas". Entre cantos épicos, arengas, poesía de combate, destacan poemas de gran preocupación social como "Aceituneros", "El sudor", "Las manos" o "El niño yuntero". En la misma línea se inscribe El hombre acecha (1939), obra en la que irrumpe un acento de dolor por la tragedia de la guerra. En ambos libros el lenguaje poético es más claro, más directo. La preocupación estética es menor (así se lo exigía la nueva "urgencia creadora") sin que por eso escaseen los logros artísticos. El mundo externo-social: El Nosotros: Viento del pueblo (1937), El hombre acecha (1939, ed.1960) El escritor tropieza con la historia, se sobrepone y se enfrenta a los desleales. En su expresión se magnifica heroicamente el valor real del pueblo fiel a la República y el aliento de la poesía en tiempos de guerra. Métrica: variedad: romance, sonetos, cuartetos modificados en el verso 4º (arte menor),...: Viento del pueblo, El herido, Canción del esposo soldado,..., 2.4. Cuarta etapa: 1939-1942 4ª etapa: 1939-1942: la cárcel / la destrucción, el hombre (las cárceles) / El mundo interior (el del hombre como especie) trascendente y solidario sólo por amor En la cárcel compone la mayor parte del Cancionero y romancero de ausencias (19381941, publicado póstumamente). Miguel Hernández depura de nuevo su expresión, inspirándose ahora en las formas más escuetas de la lírica popular, alcanzando una nueva cima poética. 22 Nuevamente aparece el tema del amor, ahora el amor a la esposa y al hijo (nuevamente, un amor frustrado por la separación). Otros temas son su situación de prisionero y las consecuencias de la guerra. La desnudez y la concentración formal, unida a la temática, dan como resultado un libro conmovedor. De esta misma época son otros poemas, como las "Nanas de la cebolla", poema al hijo en el que aún se busca una sonrisa. El mundo interior: El Yo universal: Cancionero y romancero de ausencias (193841, ed. 1958) La destrucción tanto de la Historia como la personal. Simbología de lo destruido, de las ausencias: de la libertad, del goce amoroso, de la justicia y del amor fraternal. Influencias: neopopularismo, poesía social,.. Métrica: tradicional. Canciones y romance. Dominio de la seguidilla: Vals de los enamorados y unidos hasta siempre, Nanas de la cebolla, Menos tu vientre, Eterna sombra,... Este último libro de poemas fue publicado póstumamente ya que su vida se vio truncada prematuramente en la cárcel de Alicante en marzo de 1942. 3. TEMAS POÉTICOS DE MIGUEL HERNÁNDEZ2 En Miguel Hernández destacan, sobre todos, tres temas: el amor, la vida y la muerte. No obstante, también es muy importante el tema de la naturaleza, que marcará sus primeros poemas. Cabe destacar que, aunque en cada etapa de su producción poética domina un tema sobre los demás, todos se desarrollan a lo largo de su trayectoria. A) El tema de la naturaleza: Domina en la 1ª etapa y está relacionada con la experiencia vital de M.H., que nace y vive en un ambiente rural. Tres vertientes: La naturaleza real como entorno vital: la poesía sensorial. En su primera etapa, la naturaleza abarca el paisaje y los elementos cotidianos de su existencia. La naturaleza es la protagonista del poema. Se trata de una naturaleza real, que muestra la capacidad de observación y descripción del poeta. Gran observador, describe con fidelidad lo que conoce: el paisaje oriolano y los componentes de la vida rural, incorporando metáforas puras. No es el locus amoenus ficticio de los poetas clásicos. Aparecen también alusiones y escenas mitológicas que imitan a los clásicos. La naturaleza relacionada con Dios. Cosmovisión católica en la que se entrelaza el poder de la naturaleza y la religión. Tiene que ver con el ambiente en el que vive: Orihuela, sede de la diócesis, tiene una atmósfera religiosa y conservadora. Concibe la naturaleza como obra de Dios. La naturaleza es símbolo de la pureza y 2 Págs. 109-145 de la Antología. 23 de la divinidad, frente a lo artificial de la ciudad (tópico de "alabanza de aldea y menosprecio de corte"). La naturaleza relacionada con la invención del lenguaje. Naturaleza y hermetismo literario: la poesía pura. Tras su viaje a Madrid, escribe en 1932 Perito en lunas, lleno de acertijos poéticos, apoyada en lo neogongorino y en la adivinanza. En los poemas se destacan objetos sencillos de la naturaleza y de la vida cotidiana. Están todos unidos por la metáfora lunar, de manera que todos los objetos son descritos por sus formas lunares, por su parecido con la luna y las fases lunares. La luna como modelo de comportamiento de la naturaleza: ciclo vital, exaltación de la vida y representación de la fecundidad. Panteísmo hernandiano. En la 2ª etapa, la naturaleza (la tierra, las labores agrícolas, ganaderas y mineras) sirven para situar su reivindicación social, del lado de los trabajadores asalariados y de los más necesitados. En la 3ª etapa (desde 1938), la naturaleza simboliza la libertad. En la 4ª etapa (Cancionero y romancero de ausencias) la naturaleza aparece como locus amoenus, totalmente retórico, donde se enlazan los enamorados. B) El tema del amor. El amor es el tema fundamental de la poesía de M.H.: a la naturaleza, a Dios, a la mujer, al hijo, a los amigos, al pueblo, a la vida. El tema amoroso domina en la 2ª etapa, pero es una constante de su poesía que adopta diferentes formas: El despertar sexual y la lucha religiosa. En sus primeros poemas (1ª etapa) encontramos referencias a la sexualidad, en ambientes mitológicos imaginarios que entran en lucha con su religiosidad (su poesía religiosa está marcada por la oposición entre espiritualidad y sexualidad). Busca la renuncia a la sexualidad, pero también canta al deleite humanos, celebrando alternativamente a Dios y a Eros (imitación literaria). El amor-lamento y el amor-ilusión de la tradición literaria; el amor herida. El amor primero (1ª etapa) hacia una mujer (probablemente real), lo expresa en los primeros momentos dentro de la tradición literaria: el amor inhóspito inspirado en el amor cortés del siglo XV y los poemas bucólicos petrarquistas del XVI. La metáfora de la herida, propia del lenguaje del amor pasión de los cancioneros medievales y de la mística, se convierte en símbolo de la existencia en M.H. El amor-dolor, que va de la tradición a la realidad. El amor por Josefina Manresa (1934) le lleva a reelaborar la poesía religiosa del Cántico espiritual de San Juan de la Cruz en clave erótica con influencias del amor idealizado de Petrarca; surge así El rayo que no cesa, en la 2ª etapa, su primer libro de sonetos amorosos. Se trata de un amor real, concreto, enlazado ya para siempre con la relación carnal. La experiencia del rechazo hace que el vitalismo de su poesía genere, por impotencia, el dramatismo de esta etapa: las ganas de vivir, transformadas en ansias de amar, chocan con una moral provinciana y estrecha que rechaza el goce erótico produciendo la vena trágica, la llamada pena hernandiana. 24 El amor-alegría; el amor-fraternidad. Tras el matrimonio con Josefina Manresa (1937) y la noticia de su próxima paternidad, el amor en la 3ª etapa se hace un amor gozoso. El amor-alegría también se observa en su última etapa, especialmente en los poemas dedicados a su segundo hijo ("Nanas de la cebolla"). En la etapa de la guerra también encontramos poemas de amor fraternal hacia el pueblo, buscando la igualdad y la justicia. El amor-odio. Domina en las poesías de los últimos años de la guerra (3ª etapa), con la visión del hombre como amenaza para el hombre. El pánico es tal entre todos los combatientes que la naturaleza se encoge, desaparece y sólo queda el terror de la guerra, el odio, que se extiende a todos los hombres. El bestiario de ferocidad y cobardía que se asignaba al enemigo en Viento del pueblo se generaliza en El hombre acecha (1937-1939): el hombre es un lobo para el hombre. El amor-esperanza. Pero M.H. rechaza esta visión y busca la esperanza. En la poesía de su 4ª etapa busca superar la muerte y la miseria mediante la esperanza y de ahí el anhelo de vida. Su poesía se vuelve intimista, se rehumaniza. Cancionero y romancero de ausencias es una especie de diario lírico en que la ausencia (de justicia, de amor y de libertad) se constituye en el centro del poemario, pero aún así M.H. supera su amargura y culmina con un canto de esperanza y victoria de sus ideales. Sus últimos poemas están destinados al amor, aúna concepción del amor intimista y realista. Un amor entendido idealistamente como amor-esperanza, en unos poemas protagonizados por su mujer (como esposa y como madre), con una sutil carga erótica, y por sus hijos (el que murió a los diez meses y el que seguía vivo). El amor por su mujer y sus hijos transciende y se convierte en amor fraternal, amor a todos los hombres. C) Los temas de la vida y la muerte. Junto con el amor, la vida y la muerte forman la triada temática de la poesía de M.H. Tema dominante en la 3ª etapa, con la poesía de la guerra, es también una constante poética que se observa de diferentes formas en las distintas etapas: La muerte como parte de la vida. En su obra se suceden las fases del crecimiento del individuo: la ingenuidad de la infancia, la contemplación del entorno natural, la religión de su ambiente cultural, los enamoramientos, el despertar de la conciencia y el sexo, la lucha por los ideales y el choque contra la adversidad y la muerte. Poéticamente, vida y muerte se aúnan en dos sentidos: el sentido existencialista de Heidegger el hombre es un ser nacido para la muerte, vivir es un ir muriendo a cada instante (Quevedo) y el sentido solidario de la muerte-semilla de Whitmann: el hombre es un ser que vela por la especie y que permanece en ella. Vida y muere se unen definitivamente en los últimos poemas de Cancionero y romancero de ausencias (4ª etapa): Amor y muerte aparecen unidos para que la vida del ser humano se perpetúe como especie, se vence a la muerte en cuanto engendramos. La vida de los seres humanos se entiende como semilla germinadora de nueva vida; es el ciclo vital de los hombres y del universo. Los muertos son símbolo de permanencia y constancia de la especie humana. 25 Las elegías. El sentimiento de amistad llevó a M.H. a escribir numerosas elegías por familiares o amigos muertos. La muerte aparece tempranamente en la vida de M.H., con la muerte de tres hermanas de sus hermanas pequeñas siendo niñas: vida y muerte prematura como destino de la naturaleza. Destaca la "Elegía a Ramón Sijé" muerto a los 22 años (diciembre de 1935). En definitiva, la constancia temática vida, amor y muerte crea numerosos campos metafóricos e imágenes personales en su poesía. Toda su obra gira en torno a los misterios de la vida, la generación y la muerte: el amor como síntoma de vida, luz, claridad y lo más elevado de la perpetuación de la especie, por un lado, pero, por otro, la otra cara de la realidad, el amor como destrucción, la muerte, la sombra, la oscuridad y lo más bajo del oprobio humano. Estos motivos centrales (vida, amor y muerte) se funden en la sacralidad de la vida orgánica, coincidiendo con las religiones primitivas. 4. EL COMPROMISO SOCIAL Y POLÍTICO EN LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ3 En la 1ª etapa de M.H. se observa un período conformista y reaccionario, coincidiendo con la expresión religiosa y aceptación de las teorías conservadoras y teocentristas de Ramón Sijé. No obstante, en esta primera etapa el período conformista va desapareciendo en algunas muestras de sentimentalismo costumbrista que muestran la sintonía con el necesitado ("Mi barraquica"). La situación política de la época de M.H. era la misma que a finales del XIX: una oligarquía territorial que había impedido cualquier reforma agraria para que se cultivara la tierra y se repartieran para el cultivo los inmensos latifundios, un clero conservador y reaccionario, dominante e inmovilista, una clase militar autoritaria. Los cambios que quisieron realizar algunos gobiernos de la II República provocaron en parte la guerra civil. Los poetas del 27, herederos en esto de la generación del 98, rara vez recogen los problemas del pueblo contemporáneo. Por el contrario, M.H. se funde, se asimila, se considera verdaderamente pueblo. El gran compromiso de la obra de M.H. radica en que puso sus fuerzas para defender la tierra, para dignificar al hombre del campo y para concienciarlo de sus posibles derechos y de las posibilidades de conseguirlos. Su nueva vida en Madrid, los avatares de la política entre 1934 y 1935 y las nuevas amistades, hacen que M.H. abandone la ideología conservadora y se decante hacia el lado del más débil, del obrero desvalido. Comienza así un nuevo período junto a la nueva clase social que reivindica sus derechos: la del pueblo trabajador. Abandona la poesía pura y católica e inicia en la 2ª mitad de 1935 una poesía impura, con las primeras protestas sociales (2ª etapa). Aparecen las primeras muestras de poesía social. M.H. fundamenta su compromiso político en experiencias cotidianas, vividas y sufridas por él y los suyos. 3 Págs. 137-145 de la Antología. 26 Declarada la guerra (3ª etapa), M.H. se decanta por el bando republicano, que identifica con los pobres. Considerando que su única arma es la poesía, cultivará una poesía de propaganda y aliento que paseará por las trincheras. También escribirá poemas de inquietud social. Los libros de esta etapa presentan características diferentes: Viento del pueblo (1937) es la faceta optimista y combativa por la esperanza en la victoria: se mueve por la fraternidad, la libertad y la sangre fecunda; el poeta es viento; exalta la virtud del amor a la patria. El hombre acecha (1938), cercana ya la derrota republicana, es una visión pesimista de la guerra en general que se cierra con una petición de esperanza ("Canción última"). Esta esperanza se repetirá en Cancionero y romancero de ausencias (4ª etapa). 5. LA VIDA Y LA MUERTE EN LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ4. Junto con el amor, la vida y la muerte forman la triada temática de la poesía de M.H., que evolucionan desde el optimismo inicial hasta la tragedia. Tema dominante en la 3ª etapa, con la poesía de la guerra, es también una constante poética que se observa de diferentes formas en las distintas etapas: La muerte como parte de la vida. En su obra se suceden las fases crecimiento del individuo: la ingenuidad de la infancia, la contemplación del entorno natural, la religión de su ambiente cultural, los enamoramientos, el despertar de la conciencia y el sexo, la lucha por los ideales y el choque contra la adversidad y la muerte. Poéticamente, vida y muerte se aúnan en dos sentidos: el sentido existencialista de Heidegger el hombre es un ser nacido para la muerte, vivir es un ir muriendo a cada instante (Quevedo) y el sentido solidario de la muertesemilla de Whitmann: el hombre es un ser que vela por la especie y que permanece en ella. Vida y muere se unen definitivamente en los últimos poemas de Cancionero y romancero de ausencias (4ª etapa): Amor y muerte aparecen unidos para que la vida del ser humano se perpetúe como especie, se vence a la muerte en cuanto engendramos. La vida de los seres humanos se entiende como semilla germinadora de nueva vida; es el ciclo vital de los hombres y del universo. Los muertos son símbolo de permanencia y constancia de la especie humana. Las elegías. El sentimiento de amistad llevó a M.H. a escribir numerosas elegías por familiares o amigos muertos. La muerte aparece tempranamente en la vida de M.H., con la muerte de tres hermanas de sus hermanas pequeñas siendo niñas: vida y muerte prematura como destino de la naturaleza. Destaca la "Elegía a Ramón Sijé" muerto a los 22 años (diciembre de 1935). Si observamos la evolución del tema vida-muerte en sus obras, observamos que en Perito en lunas aparece una poesía vitalista en la que se muestra el deseo de disfrutar de la vida con plenitud. La vida se presenta como culto a la naturaleza y la muerte sólo aparece como metáfora poética y con intención estética (atardecer = muerte del día) En El rayo que no cesa el amor aparece como un sentimiento trágico, doloroso, relacionado con la muerte, se describe con pesimismo y amargura, como la muerte; la vida aparece amenazada por fuerzas incontrolables. En esta obra, la “Elegía a Ramón Sijé” presenta 4 Pags. 129-136 de la Antología. 27 un tratamiento de la muerte como algo siniestro y desolador, pese al leve mensaje de esperanza en el reencuentro con la naturaleza. En la 3ª etapa, la poesía de guerra, observamos la evolución entre las dos obras. Así, en Viento del pueblo la muerte aparece como parte de la lucha de la victoria en numerosos poemas que ensalzan la muerte de los combatientes y en elegías de homenaje como la “Elegía a García Lorca”. Por el contrario, en El hombre acecha, la muerte está descrita con horror: la muerte lo desborda todo hasta provocar saturación y se observa una visión más pesimista de la muerte. Por último, en Cancionero y romancero de ausencias, con la muerte de su primer hijo, la muerte y la sombra están presentes en todas las composiciones. Es también patente el sentimiento de amenaza que hace presentir al poeta su propia muerte, si bien el recuerdo de su esposa es una forma de recordar y tener esperanza: la reivindicación de la vida (aún tengo la vida). 6. EL LENGUAJE POÉTICO DE MIGUEL HERNÁNDEZ: SÍMBOLOS Y FIGURAS RETÓRICAS MÁS DESTACADAS5. La constancia temática vida, amor y muerte crea numerosos campos metafóricos e imágenes personales en su poesía. Toda su obra gira en torno a los misterios de la vida, la generación y la muerte: el amor como síntoma de vida, luz, claridad y lo más elevado de la perpetuación de la especie, por un lado, pero, por otro, la otra cara de la realidad, el amor como destrucción, la muerte, la sombra, la oscuridad y lo más bajo del oprobio humano. Estos motivos centrales (vida, amor y muerte) se funden en la sacralidad de la vida orgánica, coincidiendo con las religiones primitivas. Dos símbolos destacan sobre los demás en este sentido trascendente y regenerador de la vida: los huesos y la lluvia. A) Los huesos son símbolo de vida y amor; aparecen en las cuatro etapas de su poesía y su significado va evolucionando con el tiempo: En la 1ª etapa se citan huesos naturales cuando aparece la imagen de la muerte. En la 2ª etapa son uno de los centros del impulso erótico. En la 3ª etapa simbolizan el impulso de lucha del ser humano, el empuje de los combatientes republicanos. En la 4ª etapa aparecen como muerte; los huesos serán el centro de la ausencia erótica y, a la vez, la imagen de la atracción amorosa. B) La lluvia representa el mito de la muerte que florece. 5 En la 1ª etapa aparece como realidad natural (poesía de la naturaleza). Págs. 146-159 de la Antología. 28 En la 2ª etapa se produce una extensión del significado: la lluvia es amor y el efecto de la lluvia es la amada. En contextos elegíacos de la época de El rayo que no cesa y posterior, la lluvia se asocia a la pena por la muerte de un ser querido, otro tipo de pena amorosa. En la 3ª etapa simbolizan el esfuerzo, el trabajo y también la lucha (lluvia de sangre). En la 4ª etapa es el mito de la muerte que florece. C) La luna es un motivo central definido claramente en su primera etapa de la poesía de la naturaleza. En la 1ª etapa aparece como paradigma del comportamiento de la naturaleza o como modelo del proceso creativo del autor. En la 4ª etapa es símbolo de destrucción, luego símbolo de la lucha amormuerte. D) El rayo sustituye en la 2ª etapa a la perfección circular de la luna: la simbología de lo redondo (lunar) se sustituye por lo punzante (rayo) como manifestación del sino sangriento y de la pena amorosa. Aparece así como amenaza y maldición (visión negativa) o como fuerza y garra (visión positiva). E) El toro es otro símbolo importante en su 2ª etapa, como el símbolo de la virilidad y la masculinidad de los instintos naturales o como símbolo de la pena amorosa. F) El viento es el símbolo por excelencia de la poesía épica de M.H. y su significado va evolucionando con el tiempo: En la 1ª etapa aparece con su valor denotativo de elemento atmosférico o como viento místico y purificador. En la 2ª etapa como imagen de la mujer deseada. En la 3ª etapa como fuerza del pueblo. En la 4ª etapa como negatividad, rencor, destrucción. G) La tierra es el símbolo, por metonimia, de la propia naturaleza. Esencialmente representa la naturaleza, pero también la agricultura y el mundo del trabajo en general. En el contexto amoroso, se relaciona con el amor, indica la vitalidad del amor. En el contexto de la historia destruida, en poemillas relacionados con el hijo, la tierra simboliza la germinación, la desmesura del amor, sobre todo, cuando ya ha desaparecido el cuerpo amado. En la 3ª etapa es imagen de la naturaleza. En la 4ª etapa como germinación, sepultura y cuna de la vida. H) Luz y sombra son trasuntos de lo elevado y lo descendido: la alegría y la esperanza frente a lo trágico y funesto. Es el símbolo que se desarrolla especialmente en la 4ª etapa. Otro aspecto interesante en el estilo de M.H. es la evolución de la MÉTRICA de sus poemas: 29 Variada en la 1ª etapa. En la 2ª etapa, con influencias de Garcilaso y Aleixandre, destaca el predominio del soneto de El rayo que no cesa. En la 3ª etapa la métrica también es variada; "Elegía a Ramón Sijé" en tercetos encadenados. La 4ª etapa, influida por el neopopularismo presenta una métrica tradicional: canciones y romance, con dominio de la seguidilla. 30 III ISABEL ALLENDE Y LA CASA DE LOS ESPÍRITUS. 1. RASGOS TEMÁTICOS Y FORMALES DE LA NUEVA NARRATIVA HISPANOAMERICANA Y SU REFLEJO EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS. La obra de Isabel Allende se desarrolla en el marco de referencia de la literatura hispanoamericana, concretamente dentro del movimiento que se ha dado en llamar el post-boom o la Generación de 1980, si bien presenta rasgos que la acercan a la generación anterior, la del boom hispanoamericano. La narrativa hispanoamericana va afirmando su personalidad y calidad a medida que avanza el siglo XX. Encontramos una primera promoción de gran valía en la primera mitad del siglo con autores como el argentino Borges o el guatemalteco Miguel Ángel Asturias. A este último se le considera iniciador de una corriente conocida como realismo mágico que se caracteriza por la inclusión en las obras de los aspectos más extraños, fantásticos, folclóricos y esotéricos de la propia realidad latinoamericana. No obstante, no será hasta la década de 1960 cuando los autores de esa región lleguen a tener una proyección internacional que, si bien va acompañada de circunstancias extraliterarias (interés de las editoriales extranjeras o revolución cubana), principalmente se debe a la gran calidad de sus producciones narrativas, fenómeno que se conoce con el nombre de “boom”. Las novedades en temas y formas van unidas porque son producto de un nuevo sistema de valores tras la crisis de los anteriores. Entre los temas (que presentan, en general, un rechazo al realismo y un fuerte pesimismo) se encuentran: a) El análisis de la realidad histórica. Se refleja el desarrollo social, la violencia de las dictaduras (hay que tener en cuenta que esos países han sido a menudo azotados por esa forma de gobierno), el caciquismo de los terratenientes, las revoluciones. b) El compromiso político. Relacionado con lo anterior, el autor reivindica los derechos de los desfavorecidos y, en especial, de los indígenas. c) Angustia existencial. Los textos pueden trascender la dimensión regional y cuestionar el sentido de la propia vida. 31 d) Realismo mágico (ya indicado arriba). Enfatiza los aspectos irracionales y misteriosos y subordina la observación a la fantasía creadora porque la realidad les provoca desconfianza. Esto se relaciona con el surrealismo que proponía explorar aspectos del ser humano que se escapaban a su conciencia y racionalidad. e) Antirromanticismo. Se relega el amor en un mundo dominado por la soledad. f) Relativización de la muerte. Se le quita importancia a este concepto al considerar este mundo ya infernal. g) Lucha contra tabúes. Las imposiciones tradicionales (como las que se refieren a la religión y la sexualidad) son cuestionadas y aparecen de otras formas. h) Humor. A pesar de esa vida inmisericorde que se refleja, se muestra un sentido del humor que puede ser trágico o sólo lúdico. Los rasgos formales experimentan una gran renovación, de modo que parece que la propia escritura narrativa y, en general, los hallazgos verbales prevalecen sobre la historia relatada. Entre ellos destacan: a) Se abandona la estructura lineal en favor de la evolución del protagonista. b) Se subvierte el concepto de tiempo cronológico. Un instante puede detenerse como si fuera mucho mayor, pueden unirse momentos diferentes o incluso el relato puede avanzar hacia el pasado. c) Se encuentran escenarios imaginarios en detrimento de otros realistas. d) El narrador omnisciente es confinado por narradores múltiples que pueden ser ambiguos o contradictorios. e) Se muestran elementos simbólicos. f) Frente a la presentación de una realidad nítida, se erigen otras abiertas con posibilidad de diferentes interpretaciones. Los autores más importantes de este grupo son el argentino Cortázar (p. 490), el colombiano García Márquez (492) y el hispano-peruano Vargas Llosa (494), pero la nómina se amplía con otras figuras de indudable calidad (Juan Carlos Onetti, Juan Rulfo, Carlos Fuentes…). En los años 80 aparece una nueva generación que recibirá el nombre de “posboom” y en la que hallamos una notable presencia de mujeres. Las circunstancias han variado: políticas (nuevas dictaduras en la región), socioculturales (ampliación del número de lectores). Algunas características se oponen a sus predecesores y se basan en un interés por la realidad, a la que se subordinan los usos lingüísticos: a) Relato lineal, sin saltos cronológicos inesperados ni cuestionar la relación causa-efecto, permitiendo un mejor acceso al lector 32 b) Reflejo de los problemas actuales específicos de Hispanoamérica y, como consecuencia, un mayor compromiso social y político de denuncia. c) Importancia de la mujer, no sólo como personaje sino por la orientación feminista que aporta. d) Importancia del amor e) Mayor nivel de dramatismo f) Exploración de la nueva manera de ser de los jóvenes. g) Elementos “pop” h) Visión optimista de la vida, a pesar de los sucesos trágicos. A este grupo pertenecen las mejicanas Ángeles Mastretta y Laura Esquivel y la chilena Isabel Allende (p. 494) A continuación aplicaremos los rasgos indicados a La casa de los espíritus de esta última empezando por los que la sitúan en su promoción, sin olvidar los que entroncan con el “boom”. La narración se desarrolla linealmente y abarca prácticamente todo el siglo XX. No obstante, la novela tiene una serie de elementos que alteran ligeramente este simple avance cronológico sin llegar a estorbarlo. La última y primera oraciones del texto coinciden, con lo que se plantea cierta circularidad en el relato (que nos recuerda a Cien años de soledad de García Márquez). También ciertos pasajes avanzan acontecimientos relacionados que sucederán después. Así se observa, por ejemplo, en los primeros encuentros infantiles de Blanca y Pedro Tercero García en los que se adelanta la fortaleza de su unión, o las apariciones de Esteban García, en que se apunta su posterior cruel comportamiento. Esto se debe a que la principal fuente para la confección del relato son los “cuadernos de anotar la vida” de Clara “separados por acontecimientos y no por orden cronológico. Entronca con ello, la instancia del narrador. En principio la narradora es Alba, último miembro de la saga protagonista que se divide en su doble función. Como personaje, alude a sí misma en tercera persona (a excepción del epílogo), sin embargo, al referirse a su función de narradora acude a la primera persona: “y ahora yo puedo usarlos para rescatar su memoria”, cita que se refiere a los cuadernos arriba indicados que su abuela escribió durante cincuenta años. De esta forma se incluye la protagonista Clara como instancia narradora, junto con su marido y también protagonista, Esteban Trueba, que escribe algunos pasajes de la novela utilizando la primera persona (“De su puño y letra escribió varias páginas”). A ellos dos, se suman otras fuentes de información, según confiesa la propia Alba: “las cartas de mi madre” (correspondencia que Blanca mantuvo con su madre al instalarse en el norte del país tras su boda), “los libros de administración de Las Tres Marías” (heredad de donde provenía la riqueza de la familia) “y tantos otros documentos”. No obstante, habría 33 que añadir otras fuentes a las que alude en ciertos casos, al comentar las relaciones de sus tíos con una prostituta, escribe: “Me enteré por otros conductos”. La obra se enfrenta a los problemas de Hispanoamérica y, en concreto, a las vicisitudes sociopolíticas de Chile. En efecto, el tema principal es la decadencia de la oligarquía de terratenientes del país, representada por Esteban Trueba. Aunque, quizás, los sucesos pueden remitirnos a otros países de esa región del mundo y la autora se guarda de citar nombres propios, no resulta difícil rastrear detrás de los términos que se utilizan: la capital, el Poeta, el candidato o el dictador a Santiago de Chile, Pablo Neruda, Salvador Allende y Augusto Pinochet, respectivamente, es decir, de su propio país. Así se explicita el compromiso político con la patria que debió abandonar tras el endurecimiento del régimen pinochetista. Se observa esto en la simpatía con que se trata a los personajes que luchan por la mejora social y, cómo, a excepción del patriarca, todos los demás miembros de la familia son proclives, en mayor o menor grado, a estas ideas: desde el sufragismo de la bisabuela Nívea hasta la relación amorosa de Alba con un revolucionario, pasando por su madre Blanca y los hermanos de esta, Jaime y Nicolás. El otro bando, el reaccionario, aparece reflejado con rasgos siniestros, el partido conservador pretende envenenar al bisabuelo Severo del Valle, lo que consiguió acabar con la vida de su hija Rosa, los hermanos Sánchez que mataban impunemente a quienes defendieran ideas de progreso, la actitud despótica del propio Esteban Trueba o el personaje más cruel, el torturador Esteban García. Este aspecto de crítica y compromiso, probablemente es el que requeriría un mayor comentario porque a lo largo de sus páginas aparece, asimismo el reflejo de la actitud imperialista de EE. UU., colaborador en el golpe de Estado, la explotación del patrimonio indígena (con la venta de las figuras incas), la postura intransigente de la Iglesia (aunque algunos de sus religiosos se acercan a los requerimientos de mejora social), el ejército, el atraso del campo y la emigración forzada a las ciudades. Estos temas sociopolíticos tienen una gran tradición en la literatura hispanoamericana, baste recordar el dictador de El señor presidente de Asturias (que entronca con el Tirano Banderas de Valle-Inclán) o el cacique de La muerte de Artemio Cruz de Fuentes. La mujer adquiere aquí un papel pleno e, incluso, preponderante. No solo se trata de que sean personajes destacados (la línea generacional que formarían Nívea, Clara, Blanca y Alba), sino que son personajes fuertes y complejos frente a los personajes débiles y simples de los hombres en general. El propio Esteban Trueba empieza sometiéndose por amor a la malograda Rosa y no podrá sustraerse a la personalidad de su esposa Clara (aunque no pueda reprimir sus arrebatos furibundos de los que se arrepentirá y que en un caso se saldaron con la dentadura de esta). El gran contestatario Pedro Tercero García, no consigue evitar volver a su permanente amada Blanca, a pesar de las aventuras eróticas que pudo experimentar con otras mujeres, hasta que se exilian juntos. Ello impone, por otra parte, una perspectiva feminista: la cultura androcéntrica se reconduce y el papel de la mujer, que 34 tradicionalmente (tanto en la historia y la sociedad como en la literatura) parece haber funcionado como comparsa se erige en baluarte de mejora frente a los moldes caducos: la ternura, la solidaridad, la maternidad adquieren dimensiones que trascienden el ámbito privado. El libro, de hecho, se cierra con el esperanzador embarazo de Alba que supera incluso su propia fecundación: no se sabe si el padre es su amado Miguel o alguno de los torturadores violadores. Con ello se relaciona el papel prioritario del amor como ya se ha apuntado antes, este sentimiento encarna lo mejor de los personajes. Tanto el protagonista como otros varones centran en él lo mejor de sí mismos y son las mujeres las que imponen su concepción. Las relaciones de pareja son experiencias duraderas que abarcan toda la vida, se ha apartado del concepto de soledad e incomunicación de las novelas del “boom” para apostar por la robustez del amor como casi único garante de la vida. Ello ha permitido que esta narrativa se califique como neorromántica. También el tema de la familia adquiere una importancia significativa. Los vínculos genéticos se traban por encima de los prejuicios sociales. Si esto se incardina en la familia protagonista no ya solo en los lazos de las madres con las hijas, sino en el trato de Esteban Trueba con su nieta. En efecto, la primera noticia de que su hija estaba embarazada fuera de la legitimidad convencional del matrimonio, enfureció al patriarca pero acabará convirtiéndose en la principal razón de su existencia al final de su vida. Lo mismo ocurre con el personaje de Amanda que dará la vida por su hermano revolucionario, Miguel, a pesar de las torturas de la dictadura. La familia además crea recintos físicos que adquieren una dimensión simbólica y antropológica como lo es la casa de la esquina en que cohabitan todos los Trueba. La obra también narra escenas con gran dramatismo tanto por la crueldad, donde adquiere especial relevancia la amputación de los dedos de que es víctima primero Pedro Tercero García, como después Alba (suceso que se explicita en el reencuentro con su abuelo tras el secuestro y las torturas) como por su ternura (este mismo encuentro). A pesar de los truculentos hechos y de la concepción determinista del relato (“Sospecho que todo lo ocurrido no es fortuito, sino que corresponde a un destino dibujado antes de mi nacimiento”), la novela se cierra con un aire de optimismo, tanto por la propia escritura de la novela impulsada por el espíritu de la abuela (“Clara trajo la idea salvadora de escribir con el pensamiento, sin lápiz ni papel, para mantener la mente ocupada”) en plena fase de torturas y por Esteban Trueba (“Mi abuelo tuvo la idea de que escribiéramos esta historia”) como principalmente por la esperanza en las vidas de las personas que quedaban (Blanca y Pedro Tercero, Alba y Miguel) como por la criatura que está a punto de nacer del vientre de Alba. A esto habría que añadir otros elementos heredados del boom como la inclusión de elementos esotéricos relacionados con el concepto del realismo mágico: 35 principalmente el personaje de Clara (clarividente, médium y dotes para la telequinesia y para aparecer después de muerta) cuyos atributos no son anecdóticos sino que tendrán una gran relevancia en la concepción narrativa (anuncia la muerte de Rosa, el triunfo electoral de su marido, anima a Alba a la escritura mental...). También se circunscribe a esta dimensión irracional el modo como Pedro García libera de una plaga el fundo de las Tres Marías, la belleza de Rosa o la percepción que el entorno tiene del perro Barrabás. Otro elemento al que aludiremos sucintamente es el humor ejemplificado en algunos casos. En uno, Clara siendo niña cuestiona las creencias católicas tradicionales en una misa abarrotada de feligreses en un Jueves Santo, a lo que siguen las invectivas del fanático párroco. En otro, Blanca se provoca estados enfermizos, por medios que resultan cómicos, para poder salir de su internado. Otro adquiere un cariz sarcástico, nos referimos a los dos pasajes simétricos en que, primero, Pedro Tercero libera a Esteban Trueba y, después, este liberará al cantante con la repetición del siguiente diálogo: --Vengo a sacarlo de aquí. --¿ Por qué? --Porque Alba/Blanca me lo pidió --Váyase al carajo. --Bueno, para allá vamos. Otro rasgo formal muy querido por el experimentalismo narrativo, nos referimos al momento en que Esteban Trueba pide la intervención a la prostituta Tránsito Soto para liberar a su nieta Alba por medio de un monólogo patético muy cercano a una exteriorización del “stream of thought” (corriente de conciencia). La exposición podría alargarse más, pero concluiremos con el tema de la propia literatura: no ya solo en su forma más exterior, la presencia del Poeta (trasunto de Pablo Neruda), sino el profundo significado de la novela: la escritura de la mujer contra el olvido y para superar la barbarie (los cuadernos, “Clara los escribió para que me sirvieran ahora para rescatar las cosas del pasado y sobrevivir a mi propio espanto”). Por tanto, La casa de los espíritus, más que desgajarse de la anterior promoción del boom (de hecho, lectores y crítica han insistido en las concomitancias con Cien años de soledad de García Márquez) supone una evolución que ha conseguido crear un panorama nuevo en la literatura hispanoamericana y ha conseguido abrirse a un público lector mucho más amplio. 36 2. EL REALISMO MÁGICO Y LA CASA DE LOS ESPÍRITUS. Si bien el término de “realismo mágico” se refiere, en principio, a una serie de manifestaciones pictóricas europeas, su aplicación a Hispanoamérica designa una corriente importante de la novela que busca la propia realidad a través de la naturaleza, el mito (con los aspectos más extraños, fantásticos y folclóricos) y la historia y a la que acompañan una serie de innovaciones formales. Si bien no se pueden olvidar los relatos de Borges como creaciones de un mundo propio ante la imposibilidad de acceder a la realidad, se considera iniciador del realismo mágico al guatemalteco Miguel Ángel Asturias, cuya estancia en París le introduce en dos fenómenos que cuajarán en su concepción narrativa. Por una parte, el estudio de las culturas indígenas centroamericanas le sirve para comprender mejor las raíces más primitivas y remotas de su país; en sus mitos y tradiciones se encuentra la mejor fuente mágica de una literatura que explica la realidad y el origen del mundo americano con eficacia: animales que hablan, objetos que se animan, dioses que combaten y se aniquilan con procedimientos insólitos. Por otra parte, el surrealismo plantea (a partir del psicoanálisis de Freud) la exploración de una realidad humana más vasta que la que se manifiesta en las acciones conscientes y racionales. Bajo estas influencias Asturias publica El Señor Presidente (1946) novela sobre un dictador (entronca con el Tirano Banderas de Valle-Inclán) que recrea un ambiente asfixiado por el miedo y la crueldad y que extiende la degradación de los valores morales a todas las capas de la sociedad. También aparecen innovaciones técnicas como los monólogos interiores (“stream of thought”) pero interesa especialmente su nueva concepción de la realidad: al cuestionar la comprensión de esta, los elementos mágicos no son mera fantasía sino una dimensión más honda. Al mismo tiempo la figura del cubano Alejo Carpentier exalta la dimensión maravillosa del mundo americano que amplía las escalas y categorías de la realidad. Su novela El reino de este mundo (1949), se concibe circularmente y en ella dominan los episodios extraordinarios de origen africano que a los esclavos de Haití les sirven para oponerse a la dominación criolla. Pasando el medio siglo nos encontramos con una breve y espléndida novela, Pedro Páramo (1955) del mejicano Juan Rulfo (p. 491), donde la narración avanza como una pesadilla a la busca del cacique que le da título; la fragmentación, las rupturas temporales y los personajes evanescentes crean un mundo en que todos, incluido el narrador, están muertos. Tras esta transición entramos de lleno en el “boom” hispanoamericano de los años 60, movimiento narrativo constituido por una serie de autores de elevada calidad con gran repercusión fuera de sus fronteras (sobre todo, en Europa y EE. UU.). Aunar a estos escritores bajo etiquetas simplificadoras sería un error de bulto, pues todos tienen una personalidad diferenciada. No obstante, se puede considerar el diferente grado de inclusión en sus obras de elementos del realismo mágico. Hallamos, así pues, desde autores como García Márquez (p. 492) que los incorpora con gran profusión en sus principales obras (de forma destacada en la que, para algunos lectores y críticos, es la mejor obra de la promoción, Cien años de soledad, antecedente quizás demasiado explícito de La casa de los espíritus), a otros que los rehúyen, como el apego a la realidad de Vargas Llosa, pasando por quienes los emplean con más discreción, el Cortázar de Rayuela o Carlos Fuentes. 37 La siguiente promoción, el “posboom” de los 80, también utiliza este tipo de ingredientes. Así se pueden observar en Como agua para chocolate de la mejicana Laura Esquivel o antes en La casa de los espíritus de la chilena Isabel Allende. Comentaremos, a continuación, las concomitancias entre esta corriente literaria del realismo mágico y la última novela citada. No obstante, haremos hincapié en que esta novela no quiere crear un mundo apartado de la realidad sino que es en esta misma donde adquiere todo el significado (incluso sus rasgos mágicos), es decir, no tiene nada que ver con una literatura evasiva despreocupada por la coyuntura material y espiritual del ser humano, por otro lado, este peculiar acercamiento va acompañado de una serie de rasgos formales. Pues bien, desde el título (La casa de los espíritus), la autora nos sumerge en un mundo mágico. Ya al comienzo de la novela Rosa, la malograda primogénita de Nívea y Severo del Valle, posee una cabellera verde, una hermosura extraordinaria que impide que los hombres arrobados por su amor puedan declararse y muere en olor de rosas. No obstante, lejos de ser un personaje meramente episódico, adquiere, a mi parecer, una compleja función que actuará como embrión narrativo. En primer lugar, abrirá en el protagonista, Esteba Trueba, la capacidad de amar que se verá culminada en la pasión que sentirá por Clara (tema del amor). Segundo, será el motor que abra el camino de Esteban en su superación y lo despierte de su letargo empujándolo a trabajar duramente para propiciar su ascenso económico (y posteriormente social y político), es decir, será la causa de que Esteban Trueba se decida a realizar el ímprobo trabajo en las minas y luego, tras la muerte de la muchacha, se dedicará a revitalizar la heredad familiar de Las Tres Marías (tema del ascenso económico y social). Tercero, en Rosa opera la primera consecuencia atroz de la política injusta y reaccionaria, los miembros del Partido Conservador, queriendo envenenar a Severo, matarán a su hija (tema de la ilegitimidad política). Cuarto, como correlato invertido de los cuentos tradicionales de transformación de un ser repugnante en otro apuesto (rana en príncipe o bestia en joven), Clara, siendo niña, observa sorpresiva e involuntariamente el espectáculo de su hermana durante la autopsia, lo que le produce una mudez de nueve años (tema del sufrimiento). Quinto, este suceso y la pérdida del habla llevan a Clara a refugiarse en la redacción de sus cuadernos, los cuales serán la principal fuente del relato (tema de la escritura y la literatura). Y sexto, la actividad de Rosa de bordar figuras irreales reaparecerá en las piezas que moldee Blanca para vivir o el color de su pelo reaparecerá en Alba, último personaje de la novela (tema de la circularidad). Pero, sin duda, el personaje clave tanto en la novela como en sus prácticas esotéricas es Clara. Ante ella, incluso su marido, el patriarca Esteban Trueba se someterá. Desde pequeña posee la capacidad de la telequinesia, de la interpretación de los sueños, de la comunicación con los espíritus y de la premonición (anuncia la muerte de Rosa, la de sus padres) y tendrá otras misiones a lo largo del relato. Estas capacidades le permiten tolerar un mundo demasiado hostil abstrayéndose del mismo, y vivirá gran parte de su vida protegida por su madre, por la nodriza Nana, su marido o su cuñada Férula. Esta situación la aleja de la cotidianeidad de su entorno, en general, y de su marido, en particular (“era incapaz de darse cuenta si estaba cansado, triste, eufórico o con ganas de hacer el amor”), pero no impide que reconozca sus malas intenciones (“le adivinaba por el color de sus irradiaciones cuando estaba tramando alguna bellaquería”). No obstante, tal estado lo supera con el acontecimiento natural más trágico de la novela: un terremoto que provocará diez mil muertos (“Despertó al 38 fin de una larga infancia”). A partir de ahí se dedicará a las cosas fundamentales de la vida y los rasgos mágicos se reducirán. El silencio que le dirigirá a su marido tras la bofetada que la deja sin dentadura, no será óbice para que le comunique indirectamente algunas de las premoniciones que a Esteban le preocupan, como su elección a senador del Partido Conservador. Incluso tras su muerte, Clara no abandonará ni su casa ni su familia y aparecerá frecuentemente como un espíritu protector que aliviará la soledad de los suyos y los aleccionará, por tanto, la muerte no será un suceso que separa definitivamente a los seres queridos. El esoterismo de Clara desempeña la función de proteger su autonomía y personalidad en un mundo masculino, representado, sobre todo, por su marido, que, en cambio, se subordinará a ella. Incluso en sus apariciones de ultratumba tendrá también un papel narrativo importante en el caso de su nieta Alba, al ser secuestrada, torturada y violada, solo la animará la presencia de su abuela que además la animará a escribir mentalmente. Clara, asimismo, recoge uno de los rasgos de la novela precedente, la ordenación de los hechos que registra en sus cuadernos obedece a criterios temáticos y no cronológicos, aunque al redactarlos Alba parece restablecer fundamentalmente este último. Esta narradora última, por otro lado, parece propiciar la inclusión de otra voz, la de su abuelo, multiplicidad de narradores muy querida por la experimentación verbal del “boom”. Otros personajes que se alejan de las pautas racionales y científicas serían el anciano Pedro García que es capaz de erradicar una plaga que asola los campos de Esteban Trueba, frente a la credulidad y sorpresa de un técnico norteamericano, que además posee dotes de curación y que representa la sabiduría tradicional, así como las amistades espiritistas de Clara, entre las que destacan las tres hermanas Mora, una de las cuales (Luisa, la última superviviente) advierte a Alba del peligro que corre. Entre los animales, el perro Barrabás crece desproporcionadamente provocando inquietud entre la gente y cuya piel reaparecerá a lo largo de la novela; su alusión empieza y cierra circularmente el relato. Incluso sorprende que en la novela los propios correligionarios de Esteban Trueba piensan que “el marxismo no tenía ni la menor oportunidad en América Latina, porque no contemplaba el lado mágico de las cosas”, aunque sí se materializó en Cuba y se malogró en el propio Chile. Para concluir, recordaremos que el marchamo de “realismo mágico”, no opera en detrimento de su primer componente, en efecto, no cabe duda de que el tema principal de la novela es una crítica a la realidad de Hispanoamérica y, en concreto, un rechazo a las estructuras sociales y políticas que impiden la realización humana y que están personificadas en el carácter violento de Esteban Trueba, primero, y de la salvaje dictadura, después. Nada, por tanto, más alejado de mirar para otro lado que este relato lleno de compromiso y que, a pesar de las crueles circunstancias y de los terribles sucesos, quiere atisbar un mundo futuro mejor. Pero, al fin y al cabo, se trata de literatura y no se podía separar este intento de unos rasgos formales propios como hemos ido comentando en esta exposición. 3. ANÁLISIS DE LOS PROTAGONISTAS DE LA CASA DE LOS ESPÍRITUS. La novela es un amplio mosaico de diferentes personajes que incardinan figuras muy diversas de la sociedad hispanoamericana, en general, y chilena, en particular del siglo XX. No obstante tenemos algunos que presentan un papel prioritario en el relato. 39 El primero lo constituye Esteban Trueba, no solo simboliza el tema principal del libro, es decir, la decadencia de la oligarquía terrateniente sino que es el único personaje que está vivo desde su juventud al principio del relato hasta su muerte con noventa años al final del relato que coincide con la dictadura de Pinochet. Modelo de hombre hecho a sí mismo, procede de una familia humilde que empieza a medrar por amor. En efecto, el deslumbramiento que le produce la belleza de Rosa (hija de Severo y Nívea) le lleva a trabajar denodadamente en las minas que consigue del Estado. Todo este esfuerzo de dos años ímprobos se ve frustrado por la muerte de su amada debido al envenenamiento que sufre, cuyo objetivo era su padre Severo y que había sido planeado por sus enemigos políticos conservadores. La desesperación empuja a Esteban a revitalizar una heredad rústica de su madre (Las Tres Marías) que había caído en el abandono tras la desastrosa gestión del padre. El temperamento violento y despótico se intensifica en este periodo: agresivo con sus subordinados, viola a todas las jóvenes de la heredad y siembra esas tierras de bastardos. Uno de ellos será el padre del personaje más cruel de la novela: el coronel Esteban García. Un episodio en esta época, no obstante, permite ver la ternura del protagonista: la triste ternura que le produce la muerte de su madre. La necesidad de sustituir los asaltos sexuales por una pareja firme conduce al matrimonio de Esteban Trueba con Clara, persona con dotes esotéricas y hermana de su anterior enamorada. Lo que empieza como una relación convencional y anodina acabará convirtiéndose en el gran amor de Esteban que marcará el mayor interés de su vida (“El amor desmedido de Esteban Trueba por Clara fue sin duda el sentimiento más poderoso de su vida”). Con ella engendran a Blanca y a los mellizos Jaime y Nicolás. Los episodios que reflejan con más intensidad su carácter violento son la paliza que le inflige a su hija cuando se entera de sus relaciones sexuales con el contestatario Pedro Tercero, a lo que sigue un puñetazo que acaba con la dentadura de su mujer y la amputación de tres dedos del amante de la hija. A partir de entonces, su mujer dejará de hablarle, lo cual le sumirá en una gran tristeza y soledad. En este ambiente de deterioro familiar y prosperidad económica Trueba decide hacer carrera política y será elegido como senador del Partido Conservador (con las disidencias ideológicas del resto de la familia). Durante el periodo de gobierno de su partido, incrementará su poder económico y social hasta la victoria electoral de los socialistas. Estos distribuirán su heredad entre los trabajadores y la respuesta de Esteban Trueba será en un primer momento impedirlo él mismo y después conjurará contra el régimen electo. Al producirse el golpe de Estado, él recupera sus propiedades, pero la radicalización del sistema por medio del terror (persecuciones, muerte de su hijo Jaime, secuestro y tortura de su nieta Alba...) acabarán por hacerle reconocer su error (“Por primera vez en su vida, el senador Trueba admitió que se había equivocado”). Aquí se produce el declive definitivo del protagonista, a pesar de que sus riquezas se incrementan y decidirá refugiarse en su nieta, tras conseguir su liberación y facilitar el exilio de su hija. En torno a Esteban Trueba, una tríada de mujeres marcan los hitos de la liberación femenina dentro de sus respectivos entornos socio-históricos. A ellas les precede la primera mujer de la familia, Nívea, que apoyará a principios del siglo XX el sufragismo y mantendrá una fe al margen de las tradiciones y jerarquías católicas (“prefería entenderse con Dios sin intermediarios [y] tenía profunda desconfianza de las sotanas y se aburría del cielo, el 40 purgatorio y el infierno”). No obstante, será una mujer también de su época llegando a dar a luz quince veces. La hija de esta, Clara, será la esposa de Esteban Trueba y junto a él la pareja protagonista. Desde niña posee dotes esotéricas: mueve objetos a distancia, presenta capacidades premonitorias (adelantará la muerte de su hermana Rosa o su petición de mano), se relaciona con los espíritus o es capaz de encontrar la cabeza que su madre perdió en un accidente mortal. Este mundo paranormal le permite erigir su autonomía frente a un mundo hostil. Parece que vive ajena a la cotidianeidad que la rodea. Junto a esto, Clara ha descubierto otro medio de supervivencia: la escritura, desde niña redacta unos “cuadernos de anotar la vida”, los cuales serán la principal fuente que dará lugar al relato cuando su nieta los recupere. La otra cara de esta forma de comunicación será el silencio en que ella se envuelve como respuesta a los sucesos más crueles: la muerte y autopsia de su hermana Rosa o la bofetada que le inflige su marido con la que le arranca la dentadura. No obstante, esta actitud nefelibata en que es asistida por su madre, su nodriza Nana, su cuñada Férula o su marido, cambiará radicalmente con el suceso natural más trágico que vivió: el terremoto que costó la vida a un gran número de personas (“Despertó al fin de una larga infancia”). A partir de ahí, sin olvidar sus prácticas espiritistas, tomará las riendas de la casa y la familia hasta su muerte, incluso después, porque la presencia de su espíritu seguirá aleccionando a sus parientes. Otra característica suya es su capacidad de ayudar a los demás y convertir su casa en un centro de reuniones para todo tipo de gentes: parapsicólogos, escritores... Nos encontramos ante una mujer que se emancipa más desde un punto de vista personal que político. Su hija, Blanca, rechaza las convenciones que llevan a reprimir los instintos sexuales, con una relación temprana que durará toda su vida con Pedro Tercero García. Además derrumba las barreras sociales porque, a pesar de ser miembro de la clase alta chilena, su pareja pertenece a la clase humilde que trabaja en el campo para su padre. Los conceptos tradicionales de la importancia de la castidad, la virginidad y el matrimonio eclesiástico no constituyen un código de valores legítimos para Blanca. Su liberación espontánea, que no posee una intencionalidad subversiva, contrasta con el matrimonio impuesto por su padre con un hombre con el que no mantendrá relaciones sexuales. Cuando Blanca vuelva después de la huida del domicilio conyugal a la casa paterna, vivirá en condiciones de pobreza porque su padre no le proporcionará dinero y tendrá que sobrevivir con la realización de figuras de nacimiento. Como correlato de esa postura Blanca tendrá una personalidad también enfermiza, primero inventada y luego real. Finalmente culminará su historia amorosa al marcharse del país con su enamorado huyendo de la dictadura. La hija de ambos, Alba, culmina el proceso de su ascendencia femenina. Hija ilegítima, tardará en saber quién es su verdadero padre. Ella se destaca por su espíritu libre e individualista, por la pasión desenfrenada que siente por Miguel, universitario marxista, y se distingue por su participación activa en el triunfo electoral de Salvador Allende como por la resistencia contra la dictadura militar. Sufrirá uno de los episodios más crueles: la amputación de tres dedos de la mano izquierda por parte del coronel Esteban García, hijo de un bastardo de su abuelo. Ella cierra una serie de caminos abiertos en la novela, por una parte, culmina el proceso de liberación femenina que arranca desde su bisabuela, por otra parte, asume con su propio cuerpo las consecuencias de la brutalidad de su abuelo (al que cuidará en sus últimos días), además se erige en la narradora última del relato y es, en suma, un eslabón que corona 41 la evolución histórica de Hispanoamérica en general y de Chile en particular, puesto que experimenta el paso de un sistema feudal y caciquil a un Estado socialista y de ahí a una dictadura, no sin mirar con optimismo la superación de esta. Otros personajes que adquieren importancia hasta el punto de ocupar algún capítulo casi completo son Rosa, la extraña y hermosa hermana de Clara que fue el primer amor de Esteban Trueba y los otros hijos de este: Jaime y Nicolás. Aquel es un hombre tímido cuya misión en la vida será velar por los necesitados y morirá fusilado por los pinochetistas El segundo presenta un carácter más frívolo y acabará dedicándose a una vida orientalista en EE.UU. 4. ASPECTOS POLÍTICOS Y SOCIALES REFLEJADOS EN LA CASA DE LOS ESPÍRITUS. La vasta y compleja realidad hispanoamericana está jalonada en el siglo XX por una serie de características sociales y políticas más bien desafortunadas: las sociedades caciquiles, los políticos corruptos, las dictaduras, la marginación de los indígenas y el sometimiento de los humildes, el papel desmesurado del ejército y la religión superficial, la situación de la mujer, las intervenciones internacionales, sobre todo EE. UU, para hacerse con sus riquezas, las revoluciones malogradas, los desastres naturales. A ello no solo no se han sustraído los nuevos novelistas sino que sus mejores producciones reproducen de modo crítico estos fenómenos. El cultivo de una novela indigenista reivindicaba unas condiciones dignas para estas poblaciones, otro tipo de relato se relacionaba con la revolución mejicana y posteriormente Miguel Ángel Asturias (p. 488) con el Señor presidente condena las dictaduras (ya explícito en el Tirano Banderas de Valle-Inclán). Con el “boom” de los años sesenta estas críticas se acentúan en obras de Juan Rulfo (p. 491), Gabriel García Márquez (p. 492), Carlos Fuentes (p. 492) o Vargas Llosa (p. 494). Los autores del “posboom” seguirán esta tendencia si bien con una incorporación más intensa de la mujer, tal es el caso de Ángeles Mastretta (p. 494), Laura Esquivel (p. 494) e Isabel Allende (p. 494). En La casa de los espíritus de esta última se reflejan una serie de elementos sociales y políticos que presenta la realidad de ese continente. Como el texto evoluciona a lo largo de casi todo el siglo XX, la autora adapta los sucesos a las circunstancias correspondientes y por ello habría que ver los cambios en cada una de las cuatro generaciones de la familia protagonista, empezando por el matrimonio pionero, Severo del Valle y Nívea. Ambos pertenecen a la clase alta chilena pero no se ven identificados con la ideología conservadora sino que se adscriben al Partido Liberal. La actividad política de Severo del Valle se salda con la muerte por envenenamiento de su hija Rosa, con un producto que los enemigos políticos conservadores destinaban a Severo. Pero el fresco sociopolítico se hace más tupido con la siguiente generación, es decir, con la aparición del protagonista Esteban Trueba. Hombre hecho a sí mismo, comienza trabajando ímprobamente para merecer el amor de la bella Rosa, pero la muerte de esta lo sume en la desesperación. Decidirá, así pues, revitalizar una heredad de su madre que había caído en el abandono por la desastrosa gestión de su padre. A partir de ahí comienza una carrera en ascenso que perfilará un personaje que representa al terrateniente abusivo y 42 caciquil que domina con mano de hierro sus propiedades y a los que trabajan para él. Entre sus actos más crueles están las continuas violaciones a que somete a las jóvenes campesinas que sembrarán de bastardos sus propiedades. También prohibirá cualquier conato de proponer derechos a sus trabajadores: impide que su mujer Clara extienda el sufragismo o expulsa a quienes defienden defiende las reivindicaciones de los campesinos. Este despotismo se ve limado por una inclinación a introducir algunas mejoras entre sus trabajadores sin que suponga merma de su poder (por ejemplo, decide levantarles casas de ladrillo). Su enriquecimiento le conduce al mundo de las ambiciones políticas y acabará por ser elegido como senador del Partido Conservador. En esta época los contestatarios son asesinados impunemente por el poder reaccionario (los hermanos Sánchez), pero el amante de Blanca, Pedro Tercero García, sigue con su campaña de reivindicaciones acompañado por su guitarra. Por entonces empieza a aparecer la figura del Candidato (trasunto de Salvador Allende). Tampoco el resto de la familia de Esteban Trueba lo secunda en su ideología. Sus hijos mellizos abrazan ideas de progreso y, especialmente Jaime, se acerca al partido de Allende, junto con Pedro Tercero García. Otra opción política aparece representada por el novio de Alba (nieta de Esteban Trueba), la vía revolucionaria violenta. Finalmente, tras la victoria de Allende, los grupos conservadores al que pertenece el protagonista se conjuran para derrocarlo. Se conseguirá con un golpe militar que establecerá un régimen de represión y terror. Aquí vemos la crítica al ejército golpista, que se incardina en la brutalidad del coronel Esteban García, así como a los apoyos de los EE. UU. o a unas clases medias complacientes e ingenuas con la nueva. Los desmanes de la dictadura también se volverán contra estas, en el caso de los Trueba: el hijo Jaime fusilado, la hija Blanca se exilia con su enamorado y la nieta Alba sufre secuestro, violaciones y torturas hasta perder tres dedos de una mano. Pero también es prioritario en el relato la evolución del papel de la mujer. La autora reivindica este proceso que empieza con el sufragismo de Nívea, la autonomía personal y hegemonía que a Clara le otorga su mundo paranormal y su propia personalidad (y le permite sustraerse del paternalismo de su esposo), el cuestionamiento sexual y social de Blanca, que la lleva a tener una sexualidad espontánea con un hombre de una clase social inferior (un humilde trabajador de su padre) y el compromiso político de Alba en la victoria y derrocamiento de Allende. Se observa así el feminismo de la obra: la mujer amplía su ámbito pero sin dejar sus propios valores, es decir sin renunciar a aquello que la sociedad patriarcal arrincona (“Por amor a Miguel y no por convicción ideológica, Alba se atrincheró en la universidad”). La religiosidad también se refleja de modo crítico. El sacerdote Restrepo, a cuya misa acuden Nívea y Severo del Valle, más por fortalecer la carrera política que por convicción, abusa de imágenes apocalípticas y derrotistas y centra sus homilías en los ataques directos. En este contexto, Clara siendo niña se atreve a cuestionar la existencia del infierno y el sacerdote le responde con airadas invectivas. También la Iglesia celebrará el golpe de Pinochet con un Te Deum. Frente a esta institución hay miembros que se decantan por la solidaridad, como el sacerdote que ayuda a Pedro Tercero. Asimismo, podemos ver la diferencia entre el mundo urbano y el rural representado por las dos casas de la familia Trueba, la casa de la esquina y la de Las Tres Marías, o las bolsas 43 de pobreza que se crean en la ciudad por los desempleados que crea la crisis y que son empujados al pillaje. En otro momento, se refleja de modo crítico el expolio al que se somete el patrimonio indígena por parte de los comerciantes extranjeros ilegales como es el caso del conde de Satigny (marido forzoso de Blanca) que negocia con las figuras de los incas. También aparece el mundo prostibulario, pero no se censura de plano sino que, por el contrario, el personaje de Tránsito Soto adquiere una gran ternura, desde el primer burdel rural en que conoce a Esteban Trueba hasta la casa de citas que acaba regentando en la capital, se nos presenta como un ser comprensivo que desempeña un papel fundamental en la liberación de Alba. En este caso se puede ver que el mundo no puede sustraerse ante los deseos sexuales sin diferenciar regímenes políticos o ideologías. Tampoco se queda fuera el mundo de la literatura. Clara celebra en su casa tertulias que reúnen a escritores con más o menos fortuna, uno de los cuales, el Poeta, representa Pablo Neruda. Este aparece desde que es un desconocido hasta que alcanza el prestigio internacional y sus admiradores memorizan sus versos. Su entierro, al poco tiempo de la llegada al poder del dictador, se transforma en un homenaje a la poesía y a la libertad. Tenemos, por tanto, una novela que rastrea en una compleja realidad social y política como es la chilena (y la hispanoamericana) del que pocos sectores se escapan, aunque habría que reprochar a la autora cierto maniqueísmo en la presentación de los personajes que encarnan estos temas. Ella se encarga en que los que defienden las causas más justas aparezcan como agradables y los contrarios plana y plenamente siniestros, creando así un mundo simple, aunque cruel, pero con una mirada esperanzadora hacia el futuro. 44 IV BIBLIOGRAFÍA Sobre Valle-Inclán JAVIER HUERTA CALVO, EMILIO PERAL VEGA, Historia del teatro español, Madrid, Gredos, 2003. RUIZ RAMÓN, Historia del teatro español. Siglo XX. ZAMORA VICENTE, Alonso: La realidad esperpéntica (Aproximación a “Luces de bohemia”) Madrid, Gredos, 1977. Páginas web : o Biblioteca virtual Cervantes, Cátedra Valle o liceus.com: El modernismo literario español, hoy, Óscar Barrero Pérez o kalipedia.com o sapiensya.com Sobre Miguel Hernández RIQUELME, Jesucristo; Miguel Hernández. Antología poética; Madrid, Ed. ECIR. Sobre Isabel Allende Isabel Allende, La casa de los espíritus, Debolsillo, Barcelona, 2009. Bellini, Giuseppe: Nueva historia de la literatura hispanoamericana, Castalia, Madrid, 1997. Cunha, Gloria da (ed): La narrativa histórica de escritoras latinoamericanas, Corregidor, Buenos Aires, 2004 Oviedo, José Miguel: Historia de la literatura hispanoamericana 4. De Borges al presente, Alianza, Madrid, 2001. Sambrano, Óscar y Miliani, Domingo: Literatura hispanoamericana II. Monte Ávila, Caracas, 1991. Sánchez Ferrer, José Luis: El realismo mágico en la novela hispanoamericana, Anaya, Madrid, 1990. Show, Donald L.: Nueva narrativa hispanoamericana. Boom. Posboom. Posmodernismo, Cátedra, Madrid, 2008. VV. AA., Diccionario Encicopédico de las Letras de América Latina (DELAL), vol. 1, Biblioteca Ayacucho, Caracas. VV. AA., Comentario de Texto, Lengua Castellana y Literatura. 2º Bachillerato, Ecir, Valencia, 2009. 45 46 V ÍNDICE I VALLE-INCLÁN Y LUCES DE BOHEMIA ....................................... 3 1. Modernismo y 98 en Luces de bohemia. .......................................................................... 3 1.1. Una posible respuesta. ............................................................................................ 3 1.2. Otra posible respuesta. ............................................................................................ 5 2. Luces de bohemia en el contexto histórico y literario de su época. ................................. 7 3. Luces de bohemia y la realidad política y social. ............................................................. 9 4. Evolución de la obra de Valle-Inclán. Justifica la inclusión de Luces de bohemia en la etapa que le corresponda. ............................................................................................. 10 5. Características del esperpento y su reflejo en Luces de bohemia. ................................ 12 6. Los personajes de Max Estrella y Don Latino en Luces de bohemia. ........................... 18 II MIGUEL HERNÁNDEZ Y SU POESÍA. ......................................... 18 1. Tradición y vanguardia en la poesía de Miguel Hernández ......................................... 19 2. Trayectoria poética de Miguel Hernández: la evolución de su poesía. ......................... 20 2.1. Primera etapa: 1910-1934 ..................................................................................... 20 2.2. Segunda etapa: 1934-1936 .................................................................................... 21 2.3. Tercera etapa: 1936-1939...................................................................................... 22 2.4. Cuarta etapa: 1939-1942 ....................................................................................... 22 3. Temas poéticos de Miguel Hernández .......................................................................... 23 4. El compromiso social y político en la poesía de Miguel Hernández ............................. 26 5. La vida y la muerte en la poesía de Miguel Hernández. ............................................... 27 6. El lenguaje poético de Miguel Hernández: símbolos y figuras retóricas más destacadas. .................................................................................................................... 28 III ISABEL ALLENDE Y LA CASA DE LOS ESPÍRITUS. ................. 31 1. Rasgos temáticos y formales de la nueva narrativa hispanoamericana y su reflejo en La casa de los espíritus........................................................................................................ 31 2. El realismo mágico y La casa de los espíritus. ............................................................... 37 3. Análisis de los protagonistas de La casa de los espíritus. ................................................ 39 4. Aspectos políticos y sociales reflejados en La casa de los espíritus. ................................ 42 IV BIBLIOGRAFÍA.............................................................................. 45 47 V ÍNDICE ........................................................................................... 47 48