Número de registro: 22665 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 181/2010.
Número de registro: 22665
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXXIII, Febrero de 2011
Página: 150
CONTRADICCIÓN DE TESIS 181/2010. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS SEXTO Y DÉCIMO PRIMERO, AMBOS EN MATERIA
CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente
para conocer de la presente denuncia de contradicción de tesis, de conformidad con lo
dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, 197-A de la Ley de Amparo y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, en relación con los puntos segundo y cuarto del Acuerdo
Plenario Número 5/2001, publicado en el Diario Oficial de la Federación el veintinueve de
junio de dos mil uno, en virtud de que se trata de una contradicción de criterios en materia
civil cuya especialidad corresponde a esta Sala.
SEGUNDO. La denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima.
En efecto, conforme a lo dispuesto en los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución
Federal y 197-A de la Ley de Amparo, cuando los Tribunales Colegiados de Circuito
sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo de su competencia, los Ministros de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, el procurador general de la República, los
mencionados tribunales o Magistrados que los integran, o las partes que intervinieron en los
juicios en que dichas tesis fueron sustentadas, podrán denunciar la contradicción ante la
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En este sentido, la denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima, toda vez que
la formuló **********, quien representa a uno de los terceros perjudicados en el juicio de
amparo indirecto **********, del cual deriva el criterio sustentado por el Sexto Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito; por tanto, tiene facultad para realizar la
respectiva denuncia, de conformidad con los preceptos antes indicados.
TERCERO. A fin de estar en posibilidad de resolver la presente denuncia de contradicción de
tesis, es oportuno conocer las consideraciones sostenidas por los Tribunales Colegiados de
Circuito en las respectivas ejecutorias.
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Así, el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, al resolver el amparo
en revisión **********, interpuesto por **********, revocó la sentencia recurrida y
concedió el amparo solicitado, considerando, en la parte que interesa, lo siguiente:
Declaró esencialmente fundado el argumento de que se reclamó la entrega de un bien
inmueble, el cual tiene un valor que puede ser determinado mediante avalúo comercial, de ahí
que el caso sea de cuantía determinada.
Para evidenciar lo anterior, determinó que de lo establecido en el artículo 128 de la Ley
Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, se desprende que existe
cuantía determinada del pleito, cuando existe un reclamo líquido; sin embargo, dicha cuantía
no sólo debe entenderse cuando se reclame una cantidad líquida, sino también en aquellos
casos en los cuales es susceptible evaluar pecuniariamente lo reclamado, en la medida en que
inciden en el patrimonio de los litigantes o porque tienen una significación económica que no
se encuentra limitada por la naturaleza de la prestación reclamada.
De esta forma, no sólo debe tomarse en cuenta lo previsto en el artículo 128 de la ley
orgánica en comento, sino también atender a los criterios establecidos en el Código de
Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, en la medida en que las costas son de
carácter eminentemente procesal, al tener su origen en él y reglamentarse por leyes
procesales, de ahí que las figuras de cuantía determinada e indeterminada tienen una
connotación procesal y una relación directa con lo pretendido en el juicio en que existió la
condena.
La razón es que ambas cuantías -para efectos de determinar las costas- se definirán ya sea por
el valor del negocio cuando se plantee en forma líquida o indeterminada, cuando exista
imposibilidad para hacerlo, salvo que sea determinable, como cuando se trate de los juicios
reivindicatorios, en los cuales su cuantía viene determinada por el valor del inmueble, que
constituye un dato relevante desde el momento de la presentación de la demanda.
Luego, la cuantía será determinable cuando se trate de juicios que versen sobre propiedad de
inmuebles, pues no será necesario en ejecución de sentencia fijar previamente el monto del
negocio, pues si bien aquél resulta una condición para su determinación, no existe
prohibición para determinar su valor, pues la primera cuestión no tiene sustantividad propia,
sino que su relevancia va en función de las costas que se reclamen.
Además, el artículo 158 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal -que
determina la competencia por razón de cuantía- señala que si se trata de contiendas sobre
propiedad o posesión de inmuebles, la competencia se determinará por el valor de la
propiedad, por lo que el monto de la prestación reclamada, por su naturaleza, es claramente
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determinable atendiendo al monto de la finca materia de la litis.
Lo cual permite inferir que no importa que en el capítulo de prestaciones de la demanda no
derive el reclamo de una cantidad líquida, puesto que lo relevante es que la materia litigiosa
sea susceptible de ser evaluada pecuniariamente, atendiendo al análisis de la relación jurídica
de los hechos narrados como causa de pedir, porque es lo que en principio determina la
competencia del Juez, es decir, deben analizarse tanto las prestaciones como todos aquellos
elementos consignados en la demanda que permitan establecer la posibilidad de evaluar
pecuniariamente las prestaciones.
Por consiguiente, basta, pues, que la pretensión planteada tenga un valor apreciable
económicamente, que sea líquido o pueda ser determinable, para que se tome como referencia
para la cuantificación de las costas.
CUARTO. Por su parte, el Décimo Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer
Circuito, cuyo criterio se denuncia como contrario al sostenido por el órgano mencionado
anteriormente, al resolver -entre otros- el amparo en revisión **********, interpuesto por
**********, todos de apellidos **********, confirmó la sentencia y negó el amparo
solicitado, considerando, en la parte que interesa, lo siguiente:
Declaró infundado el argumento relativo a que las costas materia de la condena deben ser
cuantificadas conforme al artículo 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia
del Distrito Federal atendiendo al dictamen pericial en materia de valuación de inmuebles,
para advertir que es de cuantía determinada.
Al respecto, señaló que el significado de la palabra indeterminado -conforme al Diccionario
de la Lengua Española de la Real Academia Española- es todo aquello que no se conoce ni se
define desde un inicio, la cual, trasladada al numeral 129 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, conduce a que la cuantía indeterminada es aquella
que la prestación contenida en la demanda no constituye una reclamación de carácter
económico.
Ahora, si bien en términos generales lo indeterminado puede ser determinable, lo cierto es
que para las costas lo importante es la forma en que se plantea en la demanda, es decir, si lo
demandado se determina en cantidad líquida o no, o bien, si lo demandado constituye una
reclamación de carácter económico, pues lo importante para dicho órgano jurisdiccional,
dada la intención del legislador, es que las costas deben ser cuantificadas tomando en cuenta
únicamente el monto de la prestación líquida del negocio, cuando éste se determinó desde la
demanda.
Esto es, la palabra indeterminado se refiere a todas aquellas prestaciones en que no se fija su
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monto en el escrito inicial o la prestación reclamada no tiene en sí misma un contenido
económico, verbigracia juicios de divorcio, nulidad de un contrato; de ahí que no se deba
estar al resultado del juicio para estimar que el negocio es de cuantía determinada o
indeterminada, sino únicamente a lo reclamado.
De esta forma, no puede tomarse como base el valor del inmueble contenido en el peritaje,
toda vez que lo demandado no constituye prestaciones reclamadas de carácter económico, de
ahí que no sea posible deducir la existencia en la demanda de la reclamación del pago de un
monto específicamente líquido y mucho menos acudir a las constancias de autos; motivo por
el cual, al carecer de carácter económico las prestaciones reclamadas, independientemente de
que el objeto mediato e indirecto de la demanda verse sobre la nulidad de contrato de
compraventa de inmueble, la propia naturaleza de la acción intentada carece de interés
económico inmediato, pues la nulidad del contrato no puede ser motivo de violación
económica, de ahí que se trate de un asunto de cuantía indeterminada.
Consecuentemente, para cuantificar el pago de la condena en costas debe atenderse
exclusivamente al monto del negocio, es decir, a la totalidad de las prestaciones que se
discuten en el juicio, no así a las diversas constancias que integran el juicio, como sería el
dictamen pericial que determinó el valor del inmueble.
No se transcriben las consideraciones dadas en los amparos en revisión **********, del
índice del órgano jurisdiccional antes señalado, en virtud de que los argumentos aducidos son
similares a los transcritos con anterioridad.
Además, de las ejecutorias en comento derivó la tesis de jurisprudencia I.11o.C J/16,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tribunales
Colegiados de Circuito, visible en el Tomo XXIX, enero de dos mil nueve, página 2420, de
rubro y texto siguientes:
"CUANTÍA DEL NEGOCIO. PARA EFECTOS DE LA CUANTIFICACIÓN DE COSTAS,
D E BE T O MA R S E E N C U E N TA EL CARÁCTER ECONÓMI CO DE LAS
PRESTACIONES RECLAMADAS PARA ESTABLECER SI LA CUANTÍA ES
DETERMINADA O INDETERMINADA (LEGISLACIÓN DEL DISTRITO FEDERAL).
Conforme a lo dispuesto en los artículos 128 y 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior
de Justicia del Distrito Federal, para cuantificar las costas debe atenderse primordialmente a
si el negocio es de cuantía determinada, o bien, indeterminada; por lo que a efecto de resolver
esa situación, deberá atenderse a las prestaciones reclamadas en la demanda, pues la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en la jurisprudencia 1a./J. 35/98 de rubro: ‘CUANTÍA DEL
NEGOCIO. INCLUYE LA SUERTE PRINCIPAL Y LOS INTERESES DEMANDADOS
PARA EL EFECTO DE REGULAR LOS HONORARIOS DE LOS ABOGADOS
(DISTRITO FEDERAL).’, ha establecido que el monto del negocio ‘incluye tanto la suerte
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principal como los intereses reclamados en la demanda, en virtud de que el profesionista
litiga, presta sus servicios y adquiere responsabilidad sobre la totalidad de las prestaciones
que se discuten en el juicio’. De ahí que, si las prestaciones reclamadas en el escrito de
demanda son de carácter económico, el negocio será de cuantía determinada; ya que de no ser
así, será de cuantía indeterminada. Ello, porque la intención del legislador no es otra que las
costas sean cuantificadas tomando en cuenta únicamente el monto de la prestación líquida
que se reclama. Por tanto, se reitera, un negocio es de cuantía indeterminada, cuando en el
escrito de demanda no se reclaman prestaciones económicas, como por ejemplo en los juicios
de divorcio, nulidad o rescisión de un contrato."
QUINTO. De conformidad con lo resuelto por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación en sesión de treinta de abril de dos mil nueve, la nueva mecánica para
abordar la procedencia de las contradicciones de tesis no necesita ya pasar por el
cumplimiento de los requisitos establecidos en la tesis de jurisprudencia número P./J.
26/2001, emitida por el Tribunal Pleno, cuyo rubro dice: "CONTRADICCIÓN DE TESIS
DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO. REQUISITOS PARA SU
EXISTENCIA.",(1) puesto que dicho criterio fue ya interrumpido.
Una nueva forma de aproximarse a los problemas que plantean los Tribunales Colegiados en
este tipo de asuntos debe radicar en la necesidad de unificar criterios y no en la de comprobar
que se reúna una serie de características determinadas en los casos resueltos por los
Tribunales Colegiados.
Por ello, para comprobar que una contradicción de tesis es procedente, será indispensable
determinar si existe una necesidad de unificación, es decir, una posible discrepancia en el
proceso de interpretación más que en el producto del mismo. Dicho en otras palabras, para
determinar si existe o no una contradicción de tesis será necesario analizar detenidamente
cada uno de los procesos interpretativos involucrados -y no tanto los resultados que ellos
arrojen- con el objeto de identificar si en algún tramo de los respectivos razonamientos se
tomaron decisiones distintas -no necesariamente contradictorias en términos lógicos- aunque
legales.
Resumiendo, si la finalidad de la contradicción de tesis es la unificación de criterios, y si el
problema radica en los procesos de interpretación -que no en los resultados- adoptados por
los tribunales contendientes, entonces, es posible afirmar que para que una contradicción de
tesis sea procedente es necesario el cumplimiento de las siguientes condiciones:
1. Que los tribunales contendientes hayan resuelto alguna cuestión litigiosa en la cual se
vieron en la necesidad de ejercer el arbitrio judicial a través de un ejercicio interpretativo
mediante la adopción de algún canon o método, cualquiera que fuese.
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2. Que entre los ejercicios interpretativos respectivos se encuentre algún punto de toque, es
decir, que exista al menos un tramo de razonamiento en el que la interpretación ejercida gire
en torno a un mismo tipo de problema jurídico: ya sea el sentido gramatical de una norma, el
alcance de un principio, la finalidad de una determinada institución o cualquier otra cuestión
jurídica en general.
El discernimiento expuesto es tomado y resulta complementario del criterio sustentado por el
Tribunal Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de
tesis 36/2007-PL.(2)
Por otro lado, cabe señalar que aun cuando uno de los criterios sustentados por los tribunales
contendientes no constituye jurisprudencia debidamente integrada, ello no es requisito
indispensable para proceder a su análisis y establecer si existe la contradicción planteada y,
en su caso, cuál es el criterio que debe prevalecer, siendo aplicable la tesis L/94, de rubro:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS. PARA SU INTEGRACIÓN NO ES NECESARIO QUE
SE TRATE DE JURISPRUDENCIAS.", emitida por el Pleno de esta Suprema Corte.(3)
Ahora, con objeto de precisar si efectivamente existe o no contradicción de tesis entre las
ejecutorias sustentadas por cada uno de los Tribunales Colegiados de Circuito referidos, se
procede al análisis de las consideraciones que las sustentan.
El Sexto Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito consideró que el hecho de
que en el capítulo de las prestaciones de una demanda no se reclame una cantidad líquida, no
por ello debe determinarse que el asunto es de cuantía indeterminada para resolver el tema de
las costas, sino que debe atenderse a la causa de pedir, lo cual implica el análisis de la
relación jurídica narrada en los hechos, y todos aquellos elementos consignados en ella que
permitan establecer la posibilidad de evaluar pecuniariamente las prestaciones, de esta forma,
para determinar las costas debe atenderse al monto del negocio, concepto en el cual se
incluye -cuando la contienda verse sobre nulidad de un documento que refiera sobre la
propiedad de un inmueble- el valor que éste tenga, mismo que constituye un dato relevante
desde la demanda.
En cambio, el Décimo Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito
estimó que no puede tomarse como base el valor del inmueble contenido en el peritaje, toda
vez que lo demandado no constituye prestaciones reclamadas de carácter económico, de ahí
que no sea posible deducir la existencia en la demanda de la reclamación del pago de un
monto específicamente líquido y mucho menos acudir a las constancias de autos; motivo por
el cual, al carecer de carácter económico las prestaciones reclamadas, independientemente de
que el objeto mediato e indirecto de la demanda verse sobre la nulidad de contrato de
compraventa de inmueble, la propia naturaleza de la acción intentada carece de interés
económico inmediato, pues la nulidad del contrato no puede ser motivo de violación
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económica, de ahí que se trate de un asunto de cuantía indeterminada. Consecuentemente,
para cuantificar el pago de la condena en costas, debe atenderse exclusivamente al monto del
negocio, es decir, a la totalidad de las prestaciones que se discuten en el juicio, no así a las
diversas constancias que integran el juicio, como sería el dictamen pericial que determinó el
valor del inmueble.
Así, existe oposición de criterios respecto a la determinación de las costas cuando se está ante
la presencia de asuntos en los cuales se reclama una prestación de cuantía determinada
respecto de diversos asuntos en los que la prestación resulta de cuantía indeterminada.
En este tenor, se actualizan los supuestos mencionados y, en consecuencia, existe la
contradicción de tesis que se denuncia, por lo tanto, el punto concreto de contradicción a
dilucidarse por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación consiste en
determinar la cuantificación de las costas cuando provengan de un asunto en el cual la
prestación reclamada no sea de cuantía determinada, para establecer si se debe o no tomar en
cuenta el valor de todo lo reclamado, lo cual implica el análisis de la relación jurídica narrada
en los hechos, para considerar que se está ante un asunto de cuantía indeterminada pero
determinable, o bien, ante casos de cuantía indeterminada e indeterminable, en los cuales
deban estimarse para el pago de las costas, además de las prestaciones reclamadas, todas las
constancias que integran el sumario.
SEXTO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación considera que debe
prevalecer como criterio el que con el carácter de jurisprudencia aquí se define, que coincide
en lo sustancial con el sustentado por el Sexto Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Primer Circuito y el pedimento formulado por el agente del Ministerio Público de la
Federación.
Las costas deben ser reclamadas por la parte a cuyo favor se hubieren declarado y se
sustanciará mediante un escrito en el cual se promueva la liquidación, del que se dará vista a
la contraria por tres días, debiéndose resolver y mandar publicar la resolución en el Boletín
Judicial dentro del improrrogable término de ocho días; además, el Juez deberá analizar la
cotización que se presente por notarios públicos, corredores públicos, abogados o peritos y
para aprobarla deberá comprobar que se encuentre ajustado dicho avalúo al arancel
respectivo y a las constancias de autos, de modo que sólo autorice la liquidación formulada
por lo que resulte apegado a los conceptos señalados, y esa decisión será apelable si lo fuere
el negocio principal.
Así, para cuantificar el monto de las costas debe atenderse precisamente a la naturaleza del
negocio, lo cual implica la naturaleza de lo reclamado, ya que es trascendente para ello saber
si se trata de una acción determinada, determinable o en su defecto indeterminable.
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Un ejemplo de la forma en que se pueden cuantificar las costas cuando el asunto reclamado
es de naturaleza determinada o determinable, lo encontramos en el contenido del artículo 128
de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, al establecer la
forma en que se causarán las costas en la primera y segunda instancias en negocios de cuantía
determinada, al precisar con claridad que los diversos montos equivalentes en días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal, cuyas cantidades son el producto de un
porcentaje del valor de las prestaciones reclamadas en el proceso.
Por otro lado, cuando se esté ante acciones que se ejercieron y que la propia naturaleza de lo
reclamado no permite una apreciación pecuniaria directa, se deberán implementar
mecanismos que atiendan a la naturaleza de lo reclamado y de cómo se haya desenvuelto el
propio proceso, tal y como lo dispone el artículo 129 de la Ley Orgánica del Tribunal
Superior de Justicia del Distrito Federal, al establecer la regulación respectiva para los
negocios de cuantía indeterminable, precisando las cantidades (equivalentes en días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal) que deben cubrirse por cada una de las
actuaciones procesales ahí detalladas, mismas que serán actualizadas conforme al incremento
anualizado que se dé en el Índice Nacional de Precios al Consumidor señalado por el Banco
de México.
De lo anterior, se aprecia que para establecer la forma en la cual deberán determinarse las
costas existen los siguientes criterios:
a) Para establecer que se está ante un pleito de cuantía determinada, se debe considerar que se
caracterizan por la existencia de un reclamo líquido y específico dentro del juicio, en cuya
categoría o clasificación también se encuentran los de una cuantía determinable con apoyo en
los criterios que la ley señala o se planteen en la ejecución de sentencia, es decir, que a pesar
de no haberse planteado cantidad líquida como materia de la litis, la naturaleza o
características propias de lo reclamado sí puede cuantificarse o valuar su cuantía en cantidad
líquida; en estos casos, la mecánica para determinar el monto de las costas atiende
directamente a porcentajes del valor o cuantificación de lo reclamado y que formó parte de la
litis, tal como acontece precisamente en lo dispuesto por el mencionado artículo 128 de la
Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
Para mayor ilustración, conviene tener presente el contenido del numeral en comento:
"Artículo 128. Las costas en primera instancia se causarán conforme a las siguientes bases:
"a) Cuando el monto del negocio no exceda del equivalente a tres mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 10%;
"b) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a tres mil días de salario mínimo
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general vigente en el Distrito Federal y sea hasta de seis mil días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal, se causará el 8%; y
"c) Cuando el monto del negocio exceda del equivalente a seis mil días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal, se causará el 6%.
"Si el asunto tuviere que resolverse a través de una segunda instancia, las cuotas anteriores se
aumentarán en 2%."
b) Por otro lado, en cuanto se trate de asuntos de cuantía indeterminada o también conocidos
como no pecuniarios, para determinar las costas se pueden advertir un par de supuestos, los
asuntos de cuantía inestimable o no pecuniarios, que se caracterizan porque el juicio no es
susceptible de valoración económica y, por otro lado, los asuntos de cuantía indeterminada
que parten del supuesto de que siendo el asunto de carácter económico la ley procesal no
establece una regla específica para concretarla y en estos casos para establecer las costas y,
en esos casos, se debe efectuar una mecánica distinta, es decir, se debe tomar en cuenta la
actividad desplegada en el propio estudio del asunto, la naturaleza del litigio en razón de las
diversas eventualidades ocurridas en el proceso, en la demanda, en la contestación de la
demanda, la lectura de escritos o promociones presentadas; escritos por los cuales se
promueve un incidente; escritos ofertorios de pruebas; interrogatorios para el desahogo de
aquéllas; asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado; diligencias fuera
del juzgado; notificación y vista de proveídos y sentencias, alegatos y agravios, conforme a
un parámetro objetivo previamente señalado en la ley, tal y como puede advertirse en el texto
del artículo 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
Tal precepto legal es el siguiente:
"Artículo 129. En los negocios de cuantía indeterminada se causarán las costas siguientes:
"I. Por el estudio del negocio para plantear la demanda, el equivalente a cien días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"II. Por el escrito de demanda, el equivalente a sesenta días de salario mínimo general vigente
en el Distrito Federal;
"III. Por el escrito de contestación a la demanda, el equivalente a sesenta días de salario
mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"IV. Por la lectura de escritos o promociones presentados por el contrario, por foja, el
equivalente a cinco días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
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"V. Por el escrito en que se promueva un incidente o recurso del que deba conocer el mismo
Juez de los autos, o se evacue el traslado o vistas de promociones de la contraria, el
equivalente a diez días de salario mínimo general vigente en el Distrito Federal;
"VI. Por cada escrito proponiendo pruebas, el equivalente a veinte días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"VII. Por cada interrogatorio de posiciones a la contraria, de preguntas o repreguntas a los
testigos, o cuestionarios a los peritos, por hoja, el equivalente a cinco días de salario mínimo
vigente en el Distrito Federal;
"VIII. Por la asistencia a juntas, audiencias o diligencias en el local del juzgado, por cada
hora o fracción, el equivalente a ocho días de salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal;
"IX. Por la asistencia a cualquier diligencia fuera del juzgado, por cada hora o fracción,
contada a partir de la salida del juzgado, el equivalente a diez días de salario mínimo general
vigente en el Distrito Federal;
"X. Por la notificación o vista de proveídos, el equivalente a cinco días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal; y
"XI. Por notificación o vista de sentencia, el equivalente a ocho días de salario mínimo
general vigente en el Distrito Federal;
"Las costas a que se refiere esta fracción y la anterior, se cobrarán sólo cuando conste en
autos que el abogado fue notificado directamente por el actuario. En cualquier otro caso, por
cada notificación se cobrará el equivalente a dos días de salario mínimo general vigente en el
Distrito Federal, siempre que la promoción posterior revele que el abogado tuvo
conocimiento del proveído o sentencia relativos;
"XII. Por los alegatos en lo principal, según la importancia o dificultad del caso a juicio del
Juez, el equivalente a seis y hasta doce días de salario mínimo general vigente en el Distrito
Federal, y
"XIII. Por el escrito de agravios o contestación de los mismos, el equivalente a cien días de
salario mínimo general vigente en el Distrito Federal.
"Las cantidades a que se refiere este artículo serán actualizadas conforme al incremento
anualizado que se dé en el Índice Nacional de Precios al Consumidor señalado por el Banco
de México."
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Bajo los criterios antes precisados, las costas deben determinarse tomando en cuenta que son
una sanción impuesta por la ley, cuyo punto de partida es la conducta procesal desplegada
por los litigantes.
Por ello, dentro de los asuntos de cuantía determinada, deben entenderse no sólo aquellos en
que se reclame una cantidad líquida, sino también aquellos que son susceptibles de evaluarse
pecuniariamente en la medida en que inciden en el patrimonio de los litigantes o porque
tienen una significación económica que no se encuentra limitada por la naturaleza de la
prestación que se reclama en el juicio, pues éste es sólo el reflejo de una situación de hecho o
de derecho que puede ser valorada y determinada patrimonialmente, lo cual deriva de que la
intención de las costas consiste en establecer mecanismos que representan una efectiva
sanción a los litigantes.
Por lo tanto, es oportuno enunciar los mecanismos para establecer su monto tanto en los
asuntos de "cuantía determinada" como en los de "cuantía indeterminada pero determinable",
de los que destaca el dato económico que subyace en esos conceptos, es decir, que en todos
esos casos lo que interesa es la posibilidad de que pueda determinarse un "importe" o valor
del negocio o en su defecto lo invertido para acudir a dicho proceso.
De acuerdo con lo anterior, cuando se trata de asuntos de cuantía determinada o
indeterminada pero determinable, la determinación de las costas tiene como referencia
principal el monto del negocio del cual derivó la condena por ese concepto, permitiendo
definir adecuadamente el monto respectivo, tal y como acontece en el supuesto previsto en el
artículo 128 previamente citado.
Ello es así, porque se debe tomar en cuenta que las costas causadas en un proceso si bien
deben cuantificarse partiendo de las características del propio proceso en que se actúa,
también es cierto que ello debe ser conforme a la ley vigente en la fecha en la cual se dicta la
sentencia definitiva.
Circunstancia que encuentra sustento en la jurisprudencia 167/2005, de esta Primera Sala de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, emitida con motivo de la resolución de
contradicción de tesis 98/2005-PS, entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados
Segundo y Tercero, ambos en Materia Civil del Primer Circuito, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, visible en el Tomo XXIII, enero de dos
mil seis, página 262, cuyos rubro y texto indican:
"COSTAS. DEBEN CUANTIFICARSE CONFORME A LA LEY VIGENTE EN LA
FECHA EN QUE SE DICTA LA SENTENCIA DEFINITIVA (LEGISLACIÓN DEL
DISTRITO FEDERAL). Los artículos 140 y 141 del Código de Procedimientos Civiles para
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el Distrito Federal establecen el sistema para la condena en costas, su tramitación y la parte a
quien corresponde regularlas, así como la forma de liquidarlas. Ahora bien, las costas
representan el conjunto de gastos que origina el proceso para los litigantes, comprendiendo el
importe de los honorarios de los abogados y los necesarios para desahogar las diligencias
solicitadas durante aquél; por ello son de naturaleza procesal y, aunque se les considera
accesorias de la sentencia pronunciada en el juicio principal, son independientes en tanto que
no están ligadas ni dependen del derecho sustancial reconocido en aquélla. En ese orden de
ideas, una vez que el pago de costas ha sido declarado procedente por el órgano jurisdiccional
en la sentencia definitiva, inicia la etapa de liquidación, regulación, determinación,
cuantificación o tasación, pues si ya se impuso la condena, sólo queda traducirla a cantidad
líquida. En consecuencia, si la materia de las costas causadas pertenece al ámbito procesal
porque tienen su origen en el proceso y están reglamentadas por las leyes procesales, además
de que su imposición es una de las consecuencias derivadas de la sentencia, resulta indudable
que deben cuantificarse de acuerdo con la ley vigente en la fecha en que se dicte dicha
sentencia, que es en donde se define la responsabilidad de quien debe indemnizarlas. Lo
anterior, en tanto las costas son erogaciones por todo el proceso, y sólo al dictarse sentencia
se puede tener conocimiento de su costo real actualizado; adicionalmente, no se causan en
todos los juicios, y es sólo hasta que se surte la hipótesis específica que se actualiza la
obligación de su pago."
Por otro lado, no deben dejar de advertirse las cuestiones procesales que la propia legislación
disponga, ya que guardan relación estrecha con ese tema, en la medida en que la institución
de las costas es de carácter eminentemente procesal, pues tiene su origen en el proceso y se
reglamenta en las leyes procesales vigentes y aplicables al asunto de que se trate, pues sólo de
esa forma podrá determinarse específica y claramente qué es un asunto de cuantía
determinada y cuándo se está ante un asunto de cuantía indeterminada pero determinable.
Es decir, debe señalarse que las figuras de "cuantía determinada" y "cuantía indeterminada"
para resolver el tema de las costas tienen una connotación procesal y una relación directa con
lo pretendido en el juicio en que existió la condena con ese tema, pues cuando ya existe un
pronunciamiento jurisdiccional que fija el derecho a cobrar las costas y ya se ha determinado
con certeza si el negocio ventilado tiene un valor determinado, determinable o
indeterminable, no debe soslayarse.
Tal como acontece por ejemplo al definir la cuantía de lo reclamado para establecer la
competencia para resolver sobre el asunto de que se trate. De acuerdo con lo cual, el dato de
la cuantía determinada o indeterminable para el efecto de determinar las costas, en principio,
debe definirse por el valor del negocio cuando éste se plantee en forma líquida en la demanda
y deberá estimarse que se trata de aquellos de naturaleza "indeterminable" en los casos en que
se aprecie de la demanda la imposibilidad de determinarlo y sea necesario hacerlo en
ejecución de sentencia, salvo que, desde luego, sea determinable, como en el caso de los
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juicios reivindicatorios, en cuya cuantía viene determinada o puede determinarse por el valor
del propio inmueble y éste constituye un dato relevante desde el momento de la demanda,
pues desde ahí se determinará como punto de partida, la competencia para conocer y resolver
dicho asunto.
Entonces, la naturaleza indeterminada y además indeterminable de la cuantía se advierte,
incluso, desde la forma en la cual se formule la demanda, al observar la inexistencia de la
posibilidad de determinar el valor líquido de lo que se planteó como objeto de reclamo en el
juicio.
Ello, porque debido a que hay casos en los cuales de la naturaleza del derecho en litigio, no
pueda ser fijado el reclamo en una cantidad específica, por eso deben aplicarse las reglas
previstas en la legislación para este tipo de asuntos, tal como lo prevé verbigracia el ya citado
artículo 129 de la Ley Orgánica del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal.
Para lo cual existen en la legislación parámetros que permiten establecer, en primer lugar, la
naturaleza determinable de la cuantía del asunto o, en su caso, su cuantía de tipo
"indeterminable", y que pueden adminicularse con los criterios establecidos en la propia
legislación para establecer finalmente el adecuado mecanismo de cuantificación de las costas.
Esos parámetros se advierten en las normas que establecen las "reglas para la fijación de la
competencia", resultando así un criterio útil para determinar la cuantía de un asunto, porque
en ellos se fijan rangos para establecer la competencia por razón de cuantía, como sucede por
ejemplo en los artículos 157 y 158 del Código de Procedimientos Civiles para el Distrito
Federal, cuyo contenido es el siguiente:
"Artículo 157. Para determinar la competencia por razón de la cuantía del negocio, se tendrá
en cuenta lo que demanda el actor. Los réditos, daños o perjuicios no serán tenidos en
consideración, si son posteriores a la presentación de la demanda, aun cuando se reclamen en
ella.
"Cuando se trate de arrendamiento o se demande el cumplimiento de una obligación
consistente en prestaciones periódicas, se computará el importe de las pensiones en un año, a
no ser que se trate de prestaciones vencidas, en cuyo caso se estará a lo dispuesto en la
primera parte de este artículo."
"Artículo 158. En las contiendas sobre propiedad o posesión de un inmueble, la competencia
se determinará por el valor que tenga. Si se trata de usufructo o derechos reales sobre
inmuebles, por el valor de la cosa misma. Pero de los interdictos conocerán siempre los
Jueces de primera instancia de la ubicación de la cosa."
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De los numerales transcritos se desprende que para determinar la competencia por razón de
cuantía se tendrá en cuenta lo que demanda el actor y precisa que los réditos, daños y
perjuicios no serán tenidos en consideración si son posteriores a la presentación de la
demanda, aun cuando se reclamen en ella.
Además, es posible advertir que si se trata de arrendamiento o se demanda el cumplimiento
de una obligación que tiene la naturaleza de una prestación periódica, se computará el
importe de las pensiones de un año, a menos que se trate de prestaciones vencidas, porque
entonces se considerarán como la reclamación principal del actor.
Así, el monto de las prestaciones anteriores, por su naturaleza, es claramente determinable
atendiendo al monto mismo de la prestación reclamada. Pero tratándose de asuntos donde se
reclama la propiedad de un inmueble, la competencia se determinará por el valor que tenga
ese inmueble.
Conforme a lo anterior, se obtiene un dato útil para demostrar que estamos ante asuntos que
pueden ser susceptibles de evaluarse para los efectos de condena en costas y equipararse a los
de cuantía determinada, ya que tratándose de controversias sobre propiedad, posesión o
derechos reales, la competencia se define por el valor del inmueble materia de la litis; y esa
información o característica de un asunto sirve para definir el juzgador que resolverá la
controversia, precisamente en razón de la cuantía del asunto.
Además, la cuestión de la cuantía determinada o indeterminada del negocio es susceptible de
ser definida para los efectos de la cuantificación y pago de aquéllas, aun cuando la figura de
la condena en costas tiene un carácter netamente procesal, por lo tanto, cuenta con un carácter
independiente y no está ligada con el derecho sustancial debatido o reconocido en el juicio
principal, pero es precisamente a partir de lo que se reclamó en la demanda y que, de ser
objeto de condena, puede determinarse o no en la etapa de liquidación respectiva, lo cual
hace a dicha información útil para establecer el mecanismo procedente al momento de la
cuantificación de las costas, es decir, a partir de esos datos se observa la posibilidad de ser
traducida la prestación en cantidad líquida.
De esta forma, si la cuantía del negocio es determinable, como en el caso de los juicios que
versan sobre propiedad de inmuebles, será suficiente la aplicación de las normas relativas a
los casos en los cuales la cuantía del negocio es determinada.
Así, cuando un juicio verse sobre la propiedad de un bien inmueble, aun cuando en la litis no
se hubiese reclamado cantidad líquida alguna, sino sobre la propiedad de dicho bien, el valor
que deberá tomarse para cuantificar el monto por concepto de costas será el valor del propio
bien inmueble.
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En efecto, para determinar las costas en un proceso, debe atenderse a la naturaleza del asunto,
de lo reclamado y sus propias características, por eso cuando la litis tiene como objeto la
propiedad de un bien inmueble, se debe tomar en cuenta su valor, ya que éste puede ser
determinado mediante un avalúo comercial, es decir, cuando se intentan acciones
relacionadas con la propiedad de un inmueble, se está ante la presencia de un caso de cuantía
determinable, a pesar de que en la demanda no se haya expuesto cantidad alguna como
reclamo y el incidente de liquidación de costas, en su caso, deberá resolverse conforme a la
legislación vigente y que sea aplicable precisamente para los casos en los cuales la cuantía es
determinable.
Ello es así, porque es importante no perder de vista que las costas constituyen una sanción
impuesta por la ley respecto de la conducta procesal de los litigantes. Las partes siempre
tendrán derecho al cobro de las costas establecidas en la ley, a pesar de que, en principio, en
los negocios jurídicos cada parte en ellos se hará responsable de los gastos y costas de las
diligencias que promueva, pero cuando acrediten haber sido asesoradas durante el juicio por
licenciado en derecho con cédula profesional expedida por autoridad o institución legalmente
facultada para ello y exista una condena en costas a su favor, podrán exigirlas de su
contraparte; con la salvedad de que la condena en costas no comprenderá la remuneración del
abogado patrono ni la del procurador, si éstos no estuvieren legalmente autorizados para
ejercer la abogacía y los abogados extranjeros no podrán cobrar gastos, sino cuando estén
autorizados legalmente para ejercer la abogacía.
No es obstáculo para ello el hecho de que en el capítulo de prestaciones de la demanda sea
evidente que no derive el reclamo de una cantidad líquida, sino que debe tomarse como
hecho relevante que la materia litigiosa sea susceptible de ser evaluada pecuniariamente, es
decir, determinable, atendiendo a los hechos narrados como causa de pedir, porque es
precisamente la competencia del Juez como factor determinante lo que, en principio, sirve
para el establecimiento de la competencia del Juez, y para lo cual las reglas contenidas en la
legislación, constituyen un aspecto normativo a favor de esa postura.
Tal determinación encuentra apoyo en la jurisprudencia 77/2004, emitida por esta Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, visible en el Tomo XX, diciembre de dos mil cuatro,
página 87, que dice:
"COSTAS. CONFORME A LOS ARTÍCULOS 142 Y 500 DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTOS CIVILES DEL ESTADO DE MICHOACÁN, PUEDE ATENDERSE
AL AVALÚO PERICIAL DE INMUEBLES PARA DETERMINAR LA CUANTÍA DEL
JUICIO Y EL PAGO DE AQUÉLLAS.-El Código de Procedimientos Civiles del Estado de
Michoacán establece que en diversos procedimientos, como los interdictos para retener la
posesión, el juicio sumario hipotecario, la ejecución de sentencias y los remates judiciales, el
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avalúo de los inmuebles materia del juicio puede realizarse mediante la prueba pericial.
Ahora bien, si de la interpretación sistemática del mencionado cuerpo normativo se advierte
que para efectos del pago de costas a que se refiere su artículo 142, en materia inmobiliaria,
el artículo 500 del ordenamiento legal citado no impide que se realice un avalúo pericial, toda
vez que sólo establece la base para fijar el precio del inmueble conforme se encuentre
registrado para el pago de contribuciones (valor fiscal), es indudable que puede atenderse al
mencionado avalúo, conforme a las reglas establecidas en el propio código adjetivo, para
determinar la cuantía del juicio y el pago de las costas, ya que dicha prueba permite al Juez
conocer la verdad procesal, y de estimarse lo contrario, se le estaría privando de un medio de
convicción, lo que iría en contra de una sana impartición de justicia."
De acuerdo a lo anterior, también resulta importante emplear -por su eficacia- las reglas
establecidas para determinar la competencia por razón de la cuantía, para concluir que un
negocio sí puede ser determinable respecto a su cuantía, a partir de lo reclamado por el actor
en su demanda; para que, de existir una condena en costas, la parte en cuyo favor se
decretaron esté en posibilidad de formular en vía incidental la liquidación respectiva y aportar
los elementos de prueba necesarios a fin de que se fije de manera adecuada la cuantía del
asunto partiendo de los mismos supuestos utilizados para determinar la competencia para
resolver el asuntos, como lo fue precisamente el valor de lo reclamado para acceder a la
competencia por cuantía, incluso cuando la acción versa sobre la propiedad de un inmueble.
Así, en esta postura, si en el capítulo correspondiente a las prestaciones de una demanda no
se reclama cantidad líquida alguna, ello no es suficiente para considerar que el asunto es de
cuantía indeterminable para resolver el tema de las costas, sino que debe atenderse a la causa
de pedir, lo cual implicará el análisis de la relación jurídica descrita por las partes en los
hechos; de modo que en cada caso se debe apreciar la naturaleza de la prestación que se
reclama y si ésta puede ser estimada pecuniariamente; además, si es determinable o no
partiendo del hecho de que si se ajusta o no a los parámetros establecidos en la ley procesal
respectiva o de la naturaleza propia de lo resuelto pues, efectivamente, los datos para estimar
si un juicio es de cuantía determinable o indeterminable provienen necesariamente del escrito
de demanda, en el cual se hace el reclamo correspondiente y se fija la litis, al ser en donde las
partes exponen sus pretensiones y los hechos en que las fundan.
De tal modo que su carácter líquido y, en su caso, determinable, o bien, la imposibilidad de
hacerlo, debe advertirse no sólo de las prestaciones que se reclaman en el capítulo respectivo
de la demanda, sino también de aquellos elementos consignados en ella que permitan
establecer la posibilidad de evaluar pecuniariamente las prestaciones.
Así, cuando la condena genérica no prospera, pero existe un derecho al cobro de costas por la
parte a quien no se le venció, ello no afecta la naturaleza de la cuantía del negocio, pues
aunque no fue determinada, es claro que puede ser determinable, partiendo de los datos
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 181/2010.
aportados en el escrito de demanda, aunque ello sea para los efectos del pago de las costas.
Ello encuentra sustento en el hecho de que la determinación de la cuantía -determinada,
determinable e indeterminable- de un asunto constituye un dato objetivo propuesto por el
legislador en temas como las costas, lo cual implica que no puede aplicarse de modo
discrecional o arbitrario, al constituir éstas una cuestión que no puede concebirse sin la
existencia del proceso, tal y como acontece respecto del valor reflejado en la relación jurídica
desencadenada por el proceso y que impacta la esfera jurídica y patrimonial de las partes en
dicho proceso.
Consecuentemente, basta que la pretensión planteada tenga un valor apreciable
económicamente, ya sea de carácter líquido o pueda ser determinable, para poder tomarlo
como referencia para la cuantificación de las costas.
En atención a lo antes considerado, esta Primera Sala establece, de conformidad con lo
dispuesto en el artículo 192 de la Ley de Amparo, que debe prevalecer con carácter
obligatorio el criterio que aquí se sustenta, el cual queda redactado con el rubro y texto que a
continuación se indican:
COSTAS. PARA ESTABLECER SU MONTO CUANDO EN LA CONTIENDA SE
RECLAMAN PRESTACIONES DE CUANTÍA INDETERMINADA E
INDETERMINABLE, DEBE ATENDERSE, ADEMÁS DEL VALOR DEL NEGOCIO, A
TODAS LAS CONSTANCIAS QUE INTEGRAN EL SUMARIO, AUN CUANDO LAS
PRESTACIONES RECLAMADAS NO SEAN DE CARÁCTER
PREPONDERANTEMENTE ECONÓMICO.-Cuando un juicio verse sobre prestaciones de
cuantía indeterminada e indeterminable, el valor que debe tomarse para cuantificar el monto
por concepto de costas será, además del de las prestaciones reclamadas, el de todas las
constancias que integren el sumario, aun cuando aquéllas no sean de carácter
preponderantemente económico, pues el hecho de que en las prestaciones de una demanda no
se reclame cantidad líquida, no es suficiente para determinar que el asunto es de cuantía
indeterminada para resolver el tema de las costas, sino por el contrario, debe atenderse a la
relación jurídica narrada en los hechos de la demanda y todos los elementos consignados que
permitan evaluar pecuniariamente las prestaciones. Esto es, para determinar las costas debe
atenderse al monto del negocio, concepto en el cual se incluye el valor de las prestaciones
reclamadas al constituir un dato relevante en la demanda, por lo cual, en cada caso debe
atenderse a la naturaleza de la prestación reclamada y si ésta puede o no estimarse
pecuniariamente; además, si es determinable o no, partiendo de si se ajusta o no a los
parámetros establecidos en la ley procesal respectiva o a la naturaleza de lo resuelto.
Por lo expuesto y fundado, se resuelve:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 181/2010.
PRIMERO.-Existe contradicción entre las tesis sustentadas por los Tribunales Colegiados
Sexto y Décimo Primero, ambos en Materia Civil del Primer Circuito, a las que se refiere esta
resolución.
SEGUNDO.-Debe prevalecer con el carácter de jurisprudencia el criterio sustentado en la
presente resolución por esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
TERCERO.-Remítase la tesis que se menciona a la Dirección General de la Coordinación de
Compilación y Sistematización de Tesis para su publicación en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta.
Notifíquese; envíese testimonio de la presente resolución a los Tribunales Colegiados
contendientes y, en su oportunidad, archívese este expediente.
Así lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros: José Ramón Cossío Díaz, Juan N. Silva Meza, Olga
Sánchez Cordero de García Villegas (ponente) y presidente Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
En términos de lo previsto en los artículos 3, fracciones II y XIV y 18 de la Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra
en esos supuestos normativos.
_________________
1. Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, visible en
el Tomo XIII, abril de dos mil uno, página 76.
2. De la señalada contradicción, derivaron las tesis jurisprudencial 72/2010 y aislada
XLVII/2009, de rubros: "CONTRADICCIÓN DE TESIS. EXISTE CUANDO LAS SALAS
DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN O LOS TRIBUNALES
COLEGIADOS DE CIRCUITO ADOPTAN EN SUS SENTENCIAS CRITERIOS
JURÍDICOS DISCREPANTES SOBRE UN MISMO PUNTO DE DERECHO,
INDEPENDIENTEMENTE DE QUE LAS CUESTIONES FÁCTICAS QUE LO RODEAN
NO SEAN EXACTAMENTE IGUALES." y "CONTRADICCIÓN DE TESIS. DEBE
ESTIMARSE EXISTENTE, AUNQUE SE ADVIERTAN ELEMENTOS SECUNDARIOS
DIFERENTES EN EL ORIGEN DE LAS EJECUTORIAS."
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 181/2010.
3. Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Octava Época, tomo 83, noviembre de mil
novecientos noventa y cuatro.
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