I, ^ ..................................................................................................................................._............._.....__.._.__.........-....................__. , _......-..........._...__ ...................................................._._.........___....._...._.._......._.........._....._......._................_...w............, I^lINISTE^RI© DE A^RICULiURA SECCION DB PUBLICACIONES, PRBNSA Y PROPAGANllA : ^ ^.^^^.^^^^^^„^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^.^,^^,,,.^..^^„^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^.^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^.^^,^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^.^,^^^...^^^.^^^..^^^^^^^^^^^^^^^^^^^^„^^^^^„ ^ - _-_- ---- -- ^I^^1Li^AD®RA^:' ^ iiUJA,S SFPTIEMBI2E, 199^ ^I N U M. ^(i :I^ Ar10 XXXV i'^ ,: I^ ;ii ....................................................................................................................................................................................................._... ;;-- :..........................-...................,...,...................,...,..................................................................,........................_.................... ..i: CONSiDERACIONES ACERCA DE LA PRE^DUCCIQN, RECOGIDA Y CONSERVACION DE CUEROS Y PiELES POr D. SALVADOR D'1ARTÍ GUELL, Inspcclor Uoucr^il Vetcriuari^^. F.ntre ]as materias primas que suministra la Ganadería, se en^^zentran las correúpiiadientes al teg•umento extet^no que ^utirc- 1<t saperiicie etterna del cuerpo de los animales, conc._idns más corri^^ntemente con el nambr•e de "Cueros y pieles". La vital importancia de estas materias primas, no percibida totalmente en un régimen de normalidad, las ha puesto de manifiesto la actual contienda bélica, no sólo para perentorias necesidades humanas, sino para el desen- I volvimiento de numerosas industr-ias. Los precios que ^han alcanzado unos arneses para poder realizar los animales las faenas abrícolas e industriales, un par de zapatos, un abri^•o de pieles modesto e incIuso una correíta para suj•etar un rei^oj de pulsera, demuestran la importancia considerable de estas primex•as materias v la necesidad de at^2ndexa todo lo relacionado con la producción, recogida, conser- ; vación y trato que deben merecer, con et fin de que lleguen a la industria tenera en las debidas condiciones para su transformación. No hay que tirar ni dejar de aprovechar nin- 1 guna clas^e de pieles, e incluso las de los anima- les sacrificados en el ca^mpo para el consumo fa- i Estas IloJns ae remiten gratis a quien las pida a la Secciún de Publicaciones, Prensa y Propaganda, del Ministerio de Agricultura. -2- miliar, así como tampoco las pracedentes de animales muertos de enfermedades esporádicas e incluso contagiosas, no esporuladas, que la Ley autoriza su aprovechamiento, previa desinfección, aboliendo la costumbre de enterrar dichos animales con la piel. Nuestras necesidade^ de cueros y pieles también se han puestc^ más de manifiesto durante la guerra actual. Las de cueros, po^• las dificultades de import;ación, y las de pieles lanares, cabrías, de liebre y conejo, por la gran demanda del exterior, iníciada en 1940, y q,ue, al coritinuar, ha creado una difícil situación a las industrias teneras y manufactureras del país. Los Sindicatos Nacionales de Ganadería v de la Piel, en cumpli^miento de su alta misión, intervinieron en este probl•ema elevando un escrito a la Secretaría Técnica General del Ministerio de Industria y Comercio, en ^aminado a que no salieran de España más que aquellas pieles de ganado lanar cuyo consumo era habitual en el exterior, de man•era que las necesidades nacionales q^uedaran abastecidas, tendiendo a evitar, al propio tiempo, que los altos precios de exportación na reper•cutieran en el país, salvaguardando así el estímulo que supone la obtención d•e un mayor px•ecio para el renglón de la exportación. Las pieles cabrías españolas, de calidades exc•elentes algunas para peletería, y de I:^s que no hay r,ue desperdiciar ni una sola, po^• los altos precios que las cotizaba el mercado internacional, era •etportada toda la producción antes de la guerra, importándolas, en cambio, España para sus necesidades de Marruecos francés, China, Nigeria, etc. Otro renglón que pasa muy desapercibido, y al que no se le ha concedido gran importancia, es el de las pieles de conejo; hueveros y polleros no repararon en prestar gran atención al desollado de estos animal•es, pues decían que por cinco céntimos unidad no merecía la pena molestarse. No hay que olvidar la recogida de pieles de animales peleteros de nuestras zonas for^estales y fluviales : martas, nutrias, ardillas, zoi•ros, turones, etc., pues constituyen una riq^ueza y llenan en la -3- vida una necesidad, debiendo regular la caza en época oportuna, y un desuello y consex~vación adecuados. A continuación exponemos los promedios de producción y las normas a seguir para la recogida y conservación de las diversas clases de cuex'os y pieles : CUEFOS DE VACUNO.-Uarias estadísticas se han confeccionada relacionadas con el sacx•ificio de animales de esta especie con destino ^^l ab«sto ptíblico, pudiendo señalaf° que, tódas ellas, coinciden en apreciar que de los animales sacrificados corresponden un 60 por 100. a reses vacunas m•2nores ,,y un ^0 por 100 a ma,yores, con un rendimiento de 356.818 cueros de reses mayores, que a un pro^medio de 10 kilos de cuero seco ascienden a la cifra de 3.568.180 kilc,,s, suponiendo •el rendimiento de cueros secos de reses menores en 535.2^7, que a un pron^edio de cinco kilos, suman kilos 2.G76.1;5, o sea t^n tota] de 6244.315 kilos de cueros . secos, sin contar Ias cueros de la ^ reses sacrificadas en ple^no c^tmpo y las pro^ecientes de r^^ses mue^•tas c?e enf^rmedades espox•áciicas y contagiosa^ no esporuladas. De la cantidad qne se indica é^•^imos etportadores en un p^omedio ^anua] de ll0.500 hilos, que el exterior nos compraba, aunque fttera en trozos o crupon•es salados, atendiendo a la buena calidad de nuestra predu.ción cuerarnbx•era. • España, para cubrir sus necesidades, precisa importar más de 8.000.000 c'.e kilos de cueros secos. Esta situación nos obliga, a prestar gran atención a la recogida y conservación d•e estas pie^as, y de aquí la necesidad de que no se inutilice y desperdicie ni wi solo trozo de cuero, y la conveniencia de que ios g^anad•eros seieccionen los reproductores, no marquen ]as reses con fuego, ni con pez, y que no usen el aguijbn en el basión conductor; que s•e luche contra el Hipoderma bovis, que tantes perj^uicios ocasiona ; que en los Mataderos atiendan al desollado de las reses con los cuidaclo> ^que merecen intereses tan necesarios, ya qu^ un buen desuella debe dejar la piel de forma regular, simétrica e igual en el corte, sin ca•beza, o sea sin orejas, testuz y morrillo, cortando las extre- - 4 - midades por las rodillas en las tern•eras y becerros y por el tobillo en las reses vacunas ^mayores, pY'OCUrando que rxo se efectúen cortes ni agujeros en la piel, no dejando adheY'encias del paní;.ulo carnoso, sangre y otros desperdicies, limpiá.ndoles antes de sor:leterlos al tratamiento para su conservación. E1 procedimiento más generalizado y más en uso, para una buena conser•vación, es el salado inmediatamente después del desollado ; no cbstante, antes s•e procederá a quitar todos los trozos de carne adheridos, la sangre y demás s^ustancias, que tanto colaboran a la putrefacción. La sal que se emplee será lirnpia y en grano, apilando las pieles, después de saladas, carne con carne, manteniéndolas así durante veinticuatro o cuarenta y ocho horas. Después de transcuY•rido este tiempo ^se limpiarán de sal y se volverán a salar con sal nueva impregnada de una solución débil de cloruro de cinc, única manera de que después de curtidas no aparezcan las mr^^zchas ^r^c sal, que así denominan los curtidores a aquellos cueros que los microbios resistentes a ésta han pululado en el cu•ero y desarrollado su acción destructora. Afirznan los curtidores qu•e los cueros salados con sal impregnada de cloY•uro de cinc se conservan en muy buenas condiciones para luego sufrir las operaciones del curtido. Los cueros vacunos sufren con frecuencia el recal•entamiento 0 putrefacción, y, para evitar estos perjuicias, se recomienda el bañado en una solución de formol al 40 por 100, mezclada ésta en 100 partes de agua limpia, reforzando este baño a los seis ,u ocho días con dos partes más de la solución de formol indicado. Cuando se trate de cueros secos, basta bañarles durante diez mínutos con una solución de formol al 4 por 100, dejándoles en pilas durante doce horas, transcurridas las cuales, ^s•e procede al secado de las mismas. PiELES LANaxES.-La cabaña nacional de ganado lanar acusa una cifra muy aproximada de unos 20.000.000 de reses, de las cuales se destinan al abasto público un 39 por 100. El rendimiento proporcional de pieles corresponde en un 25 par 100 a sementales, en un 30 poY• 100 a carneras, en un 20 por 100 a ovejas y en ^un - 5 - `?"^ por •100 a corderos, sin contar las pieles de reses sacrificadas en pleno campo, y las proc^edentes de reses muex^tas de enferrnedades ^esporádicas y contagiosas. Durante el quinquenio de 19^0 a 1935 e^portamos un promedio anual de 4.647.1G0 l^ilos, por un valor de 9.518.873,60 pese^tas oro, o sea un promedio de 2,04 pesetas oro el kilo de piel seca. P>hora, bien ; para la máxima valoración de las pieles lanares es necesario tm desuello per•fecto y una conservación adecuada. Los Servicios Técnicos Veterinarios de los Mataderos deberán exigir que las pieles se separen del cuerpo de las re^ses de manera que afecten una forma reg:alar, tomando como eje d•e simetría una línea que, partiendo del esfínter anal, continúe en línea recta hasta el ángt110 de la mandíbulc^ ;^osterior, y desd•e el esfínter hasta'la punta de la cola. Las pieles deben quedax• sin cabeza, cortando la piel por detrás de las orejas, y sin patas, o sea llegando hasta el límite de las rodillas y tarsos, limpias d•e carne, sangre y sin los huesos de la cola. Es conveniente el uso del caballete para la operación del degiiello, a, fin de que la sangre no manche la piel, así como es ñecesario el uso d•e máquinas de aire comprimido, o fuelles para la insuflacióu px•evia al desuello, única manera de obtener pie.les sin cortes ni ag•ujeros, debiendo prohibirse la insuflación con aire de los matai•ifes, porque siembran la pi^el de microbios que contiene el ait•e espit•ado ,y por tanto favorece la putrefacción. E1 ^método más g•eneralizado y recomendado para la conservacicín de pieles lanares es el secado al aire. Para ^llo se dispondrá de tenderetes de cuerdas lo suficientemente fuertes para que puedan sostener las pieles apoyadas por su mitad y por la cara de la lan^l, quedando la de la carne al aire; se procurará al colocarlas que las pieles queden bien extendidas, sin arrugas, especialmente las partes del cuello, cerca de la cab•eza, patas, cola y región genital• El secado debe hacerse al aire, en sitio que no dé el sol, pues los rayos solares facilitan el recalentamiento y, por tanto, la putrefacción. Las píeles lanares, después de secas, se colocarán en sitios bie^^ secos y aireados, apilándolas convenientemente, carne con carne, advirtiendo que si al conf^eccionar 1as pilas no están las pieles bien secas, al tocar una con otra, la mal desecada estropea a la compañera. En las épocas de calcr se espolvorearán con naftalina blanca refinada, pues las naftalinas impuras contienen aceites qu^e, ai oxidarse y combinarse con las emanaciones amoníacales ^^ue se desprenden de los procesos posteriores al deslanado, producen u.^a materia colorante que tiñe y perj^udica la blancura de la 1<na. También ^en esta estación del año se removerán ,y aix^zarán las pilas y se vigilará el apolillado y recalentamiento. PIELES CABRÍAS.-La cabaña nacional caprina acusa un I^rom^dio de 4 a 5.000.000 de cabezas, ,y el sacrificio en los Matad^eros un promedio de un 26 a un 27 por 100, dando una producción de pieles de sementales •en un 40 por 100, en un 80 por 100 d^^ animales castrados y en un 25 pox° 100 de cabras, correspondiendo unas 200.000 pieles a reses cabrías ^menores, aparte las piclzs 'procedentes de sacrificios realizados en pleno campo y las de reses muertas de •enfermedades. La exportación realizada durante el quinquenio de 1931 a 19.3.> alcanzaba el prornedio anual de 1.375.120 kilos, por un valor dc 5.684.966,80 p^setas oro y en un promedio de 4,13 pesetas o^•o por kilo d•e piel seca, pudiendo afirmar q^ue España esportaba toda 1^, producción por la excelente calidad de sus pieles cabrías, irnpoi•tando, en cambio, del exteriox• para cubrir las 3iecesidades naci^?nales, alcanzando la importación, en e.l promedio anual del quinquenio indicado, l^i cifra d•e 450.780 kilos, con un valor de 725.1^)(> pesetas oro. Las pieles cabrías deben merecer preferente atención, puc^s su calidad hace que industriales ^extranjeros las soliciten y p^igu^en a precios extx•aordinarios, y ello obliga a que el desuello ^^ conservación se verifique con la atención que merecen, debiendo seguir paa°a ello las normas señala2las para las del ganado ]^T.r:: PIELES DE CONEJO Y DE LIEBRE.-La g•ran cantidad de conejos que anualmente se consumen en España, que según estadísticas bast,ante verídicas ascienden a la cifra de 100.000.000 de cabezas, cuyo número de pieles, en la actualidad, calculada su valoración a ttn promedio de una p^eseta por unidad, alcanza la misma la cantidad total 100.000.000 de pesetas, aparte de que las pieles de conejo reproductor, macho o he^mbra, se pagan hasta cinco pesetas ^^ más, constituye una riqueza, qu^e en su mayor parte se pierde por no practicar un buen desuello y una buena conservación. Nc^ hay que olvidar que las pieles de conejo, sacrificadas fuera de tiempo, no pueden ser destinadas al curtido, pues se destinan el corte de pelo para la industria sombrerera y el casco para la fabricación d^e cola para la pintura y decorado. Hay que recomendar a todos : a_gricultores, ganaderos y servicio doméstico, la necesidad de separar la piel con verdadero cuidadc, haciendo un desollado lo más perfecto posible. La forma más sencilla y cómoda para separar la piel de un conejo consiste en efect^uar un corte que, partiendo de una punta de una extremidad posterior, termina en la otra punta de la extremidad opuesta, cor-tando y quedando unida a la piel la cola; se separa, ha^ iendo presión con un paño, .la parte superior de la piel, ^• cuando ésta esté disecada, formando bolsa,. se tira de ella hasta Ilegar a]a cabeza, de la que con anterioridad se habrán cortado las orejas, continuando la operación hasta que quede completarnente separada la piel, no olvidando eortar las patas delanteras al ras de la misma. In^mediatamente ^después de haber separado la piel del cuerpo cle los animales, se procederá al desecado en un sitio fresco y que no le dé el sol ; y el pelo quedará siempre hacia adentro, y con el fin de que las pieles queden bien estiradas y sin arrugas, se hará uso de los tensores, que no son otra cosa que unos alambres de acero que, colocados por dentro de la piel, ]a distienden de una manera adecuada, y que además^ ofrecen la novedad de que por la ani- lla superior pueden colgarse perfectam•ente de manet•a que queden. aisladas de otros cuerpos que pudieran perjudicarlas. Después de secas, se apilan bien e^tendidas, unas sobre otras, colocándolas carn•e con carne, debiendo ser espolvox:eadas pi•evia-1 mente con naftalina pura. La desinfección de los cueros ^^ pieles, prrocedentes de animales muertos por enfermedad contag•iosa no esporulada, se v`rificará de la manera .siguiente : Por inmersión d^urante más de veinticuatro horas en una solución de sublimado corrosivo al 1 por 1.000, o por inmersión dux^ante más d•e veinte horas en una solución que contenga un 2 por 100 de ácido clorhídrico ,y un 10 por 100 de cloruro de sodio. También se consigue la desinfección por inmersión durante veinticuatro horas en una solución que contenga el 1 por 100 de ácido fórmico, adicionando subli^mado corrosivo en ]a proporción de 1 por 2.500 de solu^ión. ^RAFICA6 UCUINA - MEG9NDS7., VALUPB, 7