La vida de Pablo Neruda atraviesa gran parte del siglo veinte con

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Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones
(S-2663/08)
PROYECTO DE DECLARACION
El Senado de la Nación
DECLARA:
Su homenaje y reconocimiento a Pablo Neruda, uno de los poetas
mayores de América, por la belleza, profundidad y compromiso de su
obra poética, al cumplirse el 23 de septiembre de 2008 el 35°
aniversario de su muerte.
Emilio A Rached. – Rubén Giustiniani.
FUNDAMENTOS
Señor presidente
:
La vida de Pablo Neruda atraviesa gran parte del siglo veinte con la
potencia de una poesía que, surgida en el confín sur del mundo, entra
en el canon universal y se convierte en ícono de un tiempo irrepetible,
sacudido por el huracán de mil pasiones.
Fue la obra de Neruda un canto de amor y un arma de combate, un
sublime compromiso con la belleza, con el dolor, con las causas que
creía justas, con el pueblo y con el destino de su patria, el Chile
hermano y trasandino al que, como un héroe epónimo, simbolizó para
siempre; ese Chile que, por otra parte, tuvo el honor de ser cuna
también de otros enormes poetas como Gabriela Mistral, Vicente
Huidobro, Gonzalo Rojas.
Pablo Neruda nace en Parral como Neftalí Ricardo Reyes Basoalto el
12 de Julio de 1904 y muere el 23 de Septiembre de 1973 en
Santiago, aquejado por los rigores de una enfermedad terminal y por
el suplicio moral ante las primeras crueldades de la dictadura nacida
tras el Golpe de Estado que derrocó al gobierno de la Unidad Popular
encabezado por su amigo, el Presidente mártir Salvador Allende.
En el medio tuvo una vida de leyenda de la que da cuenta en sus
memorias “Confieso que he vivido”. Escribió versos de una hermosura
extraordinaria, deslumbrante. Versos de amor imborrables como
Veinte poemas de amor y una canción desesperada (“Te recuerdo
como eras en el último otoño / eras la boina gris y el corazón en
calma”, dice el Poema 6), Cien sonetos de amor, Los versos del
capitán. Versos para el combate en Canto General, España en el
corazón, Que despierte el leñador. Versos celebratorios de la vida en
Odas elementales, Nuevas odas elementales, Tercer libro de las odas.
Versos para los pueblos originarios como Alturas de Macchu Picchu, y
tantos mas entre una obra descomunal que figura como uno de los
tesoros culturales más imponentes de América.
Representó a su país como cónsul en Rangún (Birmania), Colombo
(Ceilán), Batavia (Java), Singapur, Buenos Aires –donde conoció a
Federico García Lorca-, Barcelona, Madrid, Ciudad de México y
finalmente como Embajador en Francia .
Cuando se desempeñaba en España tuvieron lugar los avatares
trágicos de la Guerra Civil que tanto influyeron en el mundo y en su
propia vida: abrumado por el crimen de su amigo García Lorca (“...por
ti pintan de azul los hospitales”, escribió), se convierte en militante
apasionado de la causa republicana, participa en el Congreso
Antifascista de Valencia, funda, con Cesar Vallejo, el Grupo
Hispanoamericano de Ayuda a España y, en medio del dolor intenso
de la derrota, organiza el traslado a Chile de los refugiados españoles.
Su poesía, hasta entonces no impregnada por la política, se torna
comprometida, contestataria y, como diría años mas tarde,
“humildemente partidaria”.
Recorre el mundo denunciando las tropelías del franquismo y abraza
el credo de las izquierdas con pasión portentosa y le canta entonces a
los mineros, a los explotados y a los oprimidos, pero al mismo tiempo
esa misma vehemencia lo sumerge en errores que la historia ha
denunciado. Sin embargo nada opaca la inmensidad de su obra.
Recibe el doctorado Honoris Causa de prestigiosas universidades
como las de Michoacán y Oxford, es condecorado y homenajeado por
distintos gobiernos y parlamentos, le otorgan, junto a Picasso y otros
artistas, el Premio Internacional de la Paz, en Varsovia y también
recibe el premio Viareggio – Versilia por su trabajo por la cultura y el
entendimiento de los pueblos. Obtuvo asimismo el Premio Municipal
de Poesía, en Santiago, y el Premio Nacional de Literatura de Chile y
su obra es traducida y leída con devoción en todos los idiomas.
Viaja permanentemente y las ciudades que visita, donde ofrece
recitales que son aclamados, entran en su poesía, en ese gran fresco
que le regaló para siempre a sus lectores, como el mundo entra en su
casa de Isla Negra, frente al rumor eterno del Pacífico, con las
botellas, los mascarones de proa y los miles de objetos que atesora
con rigor de coleccionista.
Al fin, el Poeta insigne es recompensado por la Academia Sueca con
el Premio Nobel de Literatura el 21 de Octubre de 1971. En la
ceremonia, que fue la culminación para una trayectoria cargada de
gloria, pronunció un discurso inolvidable donde reivindicó la fraternidad
como el horizonte inexorable de los seres humanos, al recordar las
peripecias del cruce de la Cordillera por la región austral, después de
ser desaforado como Senador de la República, buscando refugio en la
Argentina. Dijo entonces “...porque creo que mis deberes de poeta no
sólo me indicaban la fraternidad con la rosa y la simetría, con el
exaltado amor y con la nostalgia infinita, sino también con las ásperas
tareas humanas que incorporé a mi poesía...”.
Al pedir a mis pares acompañamiento para la aprobación de este
proyecto, transcribo uno de los poemas del Canto General.
Amor América
Antes que la peluca y la casaca
fueron los ríos, ríos arteriales:
fueron las cordilleras, en cuya onda raída
el cóndor o la nieve parecían inmóviles:
fue la humedad y la espesura, el trueno
sin nombre todavía, las pampas planetarias.
El hombre tierra fue, vasija, párpado
del barro trémulo, forma de la arcilla,
fue cántaro caribe, piedra chibcha,
copa imperial o sílice araucana.
Tierno y sangriento fue, pero en la empuñadura
de su arma de cristal humedecido,
las iniciales de la tierra estaban
escritas.
Nadie pudo
recordarlas después: el viento
las olvidó, el idioma del agua
fue enterrado, las claves se perdieron
o se inundaron de silencio o sangre.
No se perdió la vida, hermanos pastorales.
Pero como una rosa salvaje
cayó una gota roja en la espesura
y se apagó una lámpara de tierra.
Yo estoy aquí para contar la historia.
Desde la paz del búfalo
hasta las azotadas arenas
de la tierra final, en las espumas
acumuladas de la luz antártica,
y por las madrigueras despeñadas
de la sombría paz venezolana,
te busqué, padre mío,
joven guerrero de tiniebla y cobre,
oh tú, planta nupcial, cabellera indomable,
madre caimán, metálica paloma.
Yo, incásico del légamo,
toqué la piedra y dije:
Quién
me espera? Y apreté la mano
sobre un puñado de cristal vacío.
Pero anduve entre llores zapotecas
y dulce era la luz como un venado,
y era la sombra como un párpado verde.
Tierra mía sin nombre, sin América,
estambre equinoccial, lanza de púrpura,
tu aroma me trepó por las raíces
hasta la copa que bebía, hasta la más delgada
palabra aún no nacida de mi boca.
OBRAS
Crepusculario.
Farewell y los sollozos.
Los crepúsculos de Marurí.
Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
El hondero entusiasta.
Residencia en la Tierra 1.
Residencia en la Tierra 2.
Tercera Residencia.
España en el Corazón.
Canto General.
Las Uvas y el Viento.
Los Versos del Capitán.
Odas Elementales.
Nuevas Odas Elementales.
Tercer Libro de las Odas.
Estravagario.
Navegaciones y Regresos.
Cien Sonetos de Amor.
Las Piedras de Chile.
Plenos Poderes.
Memorial de Isla Negra.
Arte de Pájaros.
Fulgor y muerte de Joaquín Murieta (teatro)
Aún.
Fin de Mundo.
Las Piedras del Cielo
Geografía Infructuosa
La Rosa Separada
El Mar y las Campanas
2000
Jardín de Invierno
El Corazón Amarillo
Libro de las Preguntas
Defectos Escogidos
Discurso de Estocolmo
Discurso al Alimón sobre Rubén Darío
Neruda y Federico García Lorca.
Emilio A. Rached.- Rubén Giustiniani.
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