Dossier Especial. Asexualidad: más allá de Eros

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Dossier
Especial.
Asexualidad: más allá de Eros
Por Valeria Tellechea
Hay ciertas palabras que las usamos a diario, casi sin
pensarlas, sin detenernos en ellas; forman parte de nuestros
decires, de nuestras charlas, de nuestras formas de
comunicarnos. Cuando por un momento nos ponemos a pensar en
ellas, algunas seguras tienen un pronto significado, otras sin
embargo entran en una forma de laguna, de dudas sobre lo que
encierran, lo que implican. Creemos que sabemos… hasta que
dudamos.
¿Qué es la sexualidad? ¿Qué es la falta de ella? ¿Liberamos o
reprimimos? ¿Nos identificamos o nos oponemos? Cierto es que
sentimos de maneras diferentes, según nuestras emociones,
según nuestras circunstancias, pero ¿qué sucede cuando esas
emociones escapan de nuestro imaginario común?
Sabrina Canessa es Administradora de “Yo también soy asexual –
Argentina” y miembro de REVA Internacional (Red para la
Educación y la Visibilidad de la Asexualidad). En su condición
de asexual nos explica un mundo diferente que escapa al
erotismo y a la genitalidad.
¿Qué significa ser asexual?
Un asexual es una persona como cualquier otra, con la
característica de que no siente atracción sexual por otras
personas. La asexualidad, como orientación sexual (o la falta
de una) nos completa, pero no nos define. Podemos crear
fuertes conexiones emocionales con otras personas, amistades
duraderas y hasta llegar a enamorarnos como lo hacen los
heterosexuales u homosexuales, pero en esas relaciones no hay
un factor sexual de por medio.
Hay una escala en donde se muestran los diferentes tipos de
asexualidad, ¿pueden comentarnos cuáles son y si se
identifican con ella?
Los asexuales, si bien no sentimos atracción sexual, sí
podemos sentirnos emocionalmente atraídos hacia las personas
con preferencias por ciertos géneros, es lo que llamamos
“orientación
romántica”.
Hay
heterorrománticos,
homorrománticos, birrománticos, panrománticos y arrománticos.
En mi caso, me defino arromántica, es decir, que tampoco
experimento atracción emocional por ningún sexo, no me dan
“flechazos” ni siento la necesidad de relacionarme con la
gente de manera romántica. No me hace falta tampoco: tengo a
mi familia y amigos suficientes, además de ser socialmente
activa. Mi vida social no depende de que tan dispuesta esté a
entrar en relaciones sexuales o románticas.
Se dice que la asexualidad es diferente del celibato porque no
es una elección, simplemente se es asexual. ¿Cómo es el
proceso por el que se llega a esa afirmación?
Por lo general un asexual comienza a darse cuenta de que es
diferente a principios de la adolescencia, cuando las personas
sexuales a su alrededor empiezan a manifestar el típico
comportamiento sexual. Yo supe que algo era distinto en mí
desde los nueve años y el paso del tiempo no hizo más que
reafirmar la idea al ver los cambios en mis amigos y cómo sus
prioridades se modificaban. Siempre me sentí fuera de lugar en
sus conversaciones que invariablemente se referían al sexo de
una u otra manera, porque si bien sabía lo que el sexo era y
que todo el mundo lo quería, nunca entendí qué lo hacía tan
atractivo o interesante. Cuando se lo comentaba a otras
personas, la respuesta más común era que me faltaba madurar,
que ya me pasaría a mí también. Hoy, después de quince años y
viviendo la plenitud de mi vida adulta, todavía no lo
entiendo. Creo que es seguro afirmar a esta altura que
probablemente nunca lo haga.
Una de las características más conocidas de la manifestación
sexual es la intimidad y el deseo que ésta conlleva, donde la
o las compañías forman parte de un acto de placer. Para la
asexualidad, hay otras maneras de entenderla.
¿Cómo entienden el deseo? ¿Hacia dónde va la líbido?
Que el sexo no ocupe un lugar privilegiado en nuestras vidas
no significa que seamos menos apasionados que cualquier otra
persona. La “libido” de un asexual se centra en aquellas cosas
que realmente nos apasionan: el arte, la cultura, los
deportes, diversos hobbies, entre otros. Como el resto de la
humanidad tenemos diversos intereses, sólo que el sexo no es
uno de ellos.
¿Cómo entienden la intimidad sabiendo que hay personas
asexuales que están o estuvieron en pareja?
Lo que se considera intimidad depende del asexual en cuestión.
Siempre aclaramos que uno no es asexual por lo que hace, sino
por lo que siente, así que las acciones que uno tenga no le
hacen más o menos asexual. Algunos asexuales están dispuestos
a tener relaciones con sus parejas sexuales, otros nunca lo
harían. Hay muchos que consideran besos y caricias como
intimidad suficiente, y dudo que haya alguien en el mundo a
quien no le guste los abrazos. Que tan lejos esté uno
dispuesto a llegar a vivir su asexualidad depende de cada uno.
¿La autosexualidad es una forma de asexualidad?
No. La asexualidad es una orientación sexual que se basa en la
falta de atracción sexual. La autosexualidad es una práctica
sexual que se adopta por diferentes razones, pero uno no
necesita ser asexual para elegirla. Una persona que practica
la autosexualidad la utiliza para reemplazar el sexo, pero eso
no significa que no se sienta atraído por otros o que no tenga
el deseo de tener relaciones. Si bien algunos asexuales sí
experimentan un ligero deseo sexual y recurren a la
masturbación para satisfacerse, esto nunca se hace para
reemplazar la práctica sexual, ya que al no existir atracción
por otra persona tampoco existe interés en el sexo.
¿Cómo viven en un mundo cargado de genitalidad y sexualidad?
No voy a mentirte: no es fácil, y no solo por la cantidad
exagerada de contenido sexual que se encuentra en la calle o
en los medios, sino porque nuestra cultura no está diseñada
para aquellos que no contemplan al sexo como una parte
fundamental de sus vidas. La sociedad determina el valor de
las personas de acuerdo a la cantidad de sexo que tengan y te
enseña que para ser feliz, exitoso y aceptable uno está
obligado a tener sexo, cualquier otra opción te cataloga como
enfermo, antisocial, o fanático religioso. Pero el que sea
difícil no significa que sea imposible. En REVA estamos
luchando por crear conciencia, esperando encontrar en la
sociedad un lugar donde los asexuales puedan sentirse parte de
ella.
***
Como Sabrina explica, no es fácil ser asexual en el mundo en
el que vivimos, un mundo excesivamente genital y demasiadas
veces escéptico. Educar y visibilizar entonces se vuelve
necesario para demostrar que existen y que no están enfermos.
¿Cómo surge su movimiento aquí en Argentina?¿Por qué sienten
que deben agruparse?
El movimiento en Argentina surge con la creación en febrero
del 2011 de la página de Facebook “Yo también soy asexual –
Argentina”, creada por Lulii Cattáneo para darle a los
asexuales argentinos un sitio en el cual pudieran reunirse y
compartir experiencias. Yo la descubrí a finales de ese mismo
año y le sugerí a Lulii la creación de un grupo que gracias a
sus opciones de privacidad animó a la gente a comenzar a
postear y comunicarse. A principios de 2012 fuimos contactados
por Johanna Villamil, líder de la comunidad asexual en
Hispanoamérica y pasamos a formar parte de la Red para la
Educación y la Visibilidad de la Asexualidad (REVA). Desde
entonces hemos crecido bastante, llegando a cerca de 100
afiliados a la página principal y 60 miembros activos que
discuten y comparten en el grupo, además de haber participado
en entrevistas para diarios junto con varios programas
radiales. Nos agrupamos por dos razones fundamentales: la
educación, para enseñarle a las personas lo que la asexualidad
es, qué significa y que no está mal serlo, y la visibilidad,
para mostrar que existimos y que nuestra opinión también es
importante. La mayoría de los asexuales no saben que lo son
porque nunca han escuchado hablar sobre la asexualidad, y
esperamos que al hacernos ver y conocer podamos cambiar esa
situación.
Otro beneficio de organizarse es el poder brindar un espacio
de contención. No es fácil ser asexual en un mundo
hipersexualizado, donde la falta de interés por el sexo se ve
como una enfermedad o como motivo de vergüenza. En nuestro
grupo les brindamos a aquellas personas que se sienten fuera
de lugar un espacio para poder expresarse y tomar fuerza de
las experiencias de otros. El probar que existimos es probar
que importamos. No estamos enfermos, no estamos rotos, solo
somos personas que sienten ligeramente diferente que la
mayoría, y eso es algo que debería ser reconocido para que
luego no se intente reparar lo que nunca estuvo dañado.
Decididamente, entendemos la sexualidad de infinitas maneras,
incluida la ausencia de ella. Liberamos y reprimimos. Nos
identificamos y nos oponemos. Más allá de lo que nuestro
imaginario común nos pueda llegar a pesar.
Son pocos los estudios realizados sobre la asexualidad en las
personas, pero se estima que entre el 1% y el 7%
aproximadamente de la población tiende a no necesitar jamás
de las relaciones sexuales, entendida ésta no como alteración
sino como una condición humana más.
Para mayor información: asexualidad.tk
Imagen: Paula Saldaqui
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