sumario La gastroenteritis aguda (GEA) es una entidad nosológica de gran importancia en nuestro país, tanto por su prevalencia como por su morbilidad, siendo una de las causas que mayor demanda presentan tanto a nivel hospitalario como en Atención Primaria. De hecho, ocupa el tercer lugar de incidencia, tras las infecciones agudas y la gripe. Sales de Rehidratación Oral: el avance médico del siglo A gastroenteritis aguda es un síndrome de variada etiología y formas clínicas, caracterizado por un aumento del número de deposiciones en 24 horas, siendo las heces de escasa consistencia y comienzo brusco, pudiendo estar acompañada de vómitos o fiebre. Se estima que los vómitos y la diarrea son el tercer motivo de consulta más común después de la fiebre y la tos. Las causas infecciosas de la GEA infantil guardan estrecha relación con diversos factores epidemiológicos como son: la zona geográfica, la estación del año donde se produce la diarrea y la situación socio-económica familiar, factores que por sí solos determinan en buena medida la prevalencia de uno u otro germen. En Atención Primaria y en nuestro país destaca como más prevalente el rotavirus (máxima incidencia en menores de 2 años y en invierno) seguido de Salmonella y Campylobacter (en aumento en los últimos años, sobre todo en otoño y verano). Entre los parásitos, se encuentra Giardia lamblia (asociada sobre todo a guarderías). La fisiopatología común a todas las diarreas se basa en una alteración de la absorción y secreción de agua u electrolitos de la mucosa intestinal. La complicación más importante de las gastroenteritis agudas (GEA) es la deshidratación derivada de la diarrea, por lo que el tratamiento de la misma se debe basar en dos pilares fundamentales: por una parte el mantenimiento de una adecuada hidratación y, por otra, la conservación del estado nutricional. Para lograr una adecuada hidratación el tratamiento con sales de L 58 rehidratación oral es el método de elección para reemplazar las pérdidas de líquidos y electrolitos en niños con diarrea aguda. La idea de rehidratar oralmente no es nueva. Sushuta Asmita, padre de Ayurveda y profesor de Medicina, escribía 1500 años antes de Cristo que para la diarrea había que dar “una profusa cantidad de agua tibia en la que se disolverá sal gorda y melaza o agua clara combinada con gachas de arroz. Pero no es hasta 1971, cuando Dilip Mahalanabir, de la Universidad John Hopkins de Calcuta, desarrolla una fórmula de rehidratación oral para reducir el elevado número de muertes causadas por la deshidratación secundaria a diarrea en campos de refugiados de la guerra indo-paquistaní. Posteriormente, la terapia de rehidratación oral ha sido considerada como probablemente uno de los mayores adelantos del siglo XX (Lancet 1978), siendo preferible al uso de la vía intravenosa. Resulta menos agresiva, más barata, presenta menos complicaciones y facilita la alimentación precoz. Pero la rehidratación oral con sales, no sólo es preferible frente al uso de la vía intravenosa, sino también frente a cualquier otro tipo de rehidratación con zumos de fruta, bebidas de cola, remedios caseros, etc. En 1975, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) acordaron promover una única solución con una osmolaridad de 330 mmol/l. Posteriormente, la ESPGHAM (Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica) recomendó una osmolaridad de entre 200 y 250 mmol/l, ya que las sales de rehidratación oral con osmolaridad reducida producen una absorción óptima de agua y aseguran un adecuado reemplazo de sodio, potasio y bicarbonato. Además, también contienen cloro y bases, el potasio es necesario ya que se pierden cantidades importantes en las heces diarreicas. Según el doctor Oliver Fontaine, responsable del Departamento de Salud y Desarrollo en Niños de la OMS, lo más destacable de las sales de rehidratación oral es que su eficacia es la misma en el tratamiento de las diarreas que sufren los niños con cólera en Bangladesh y en las relacionadas con los rotavirus que afectan a los niños en Madrid. Ninguno de los tratamientos alternativos, con zumos de fruta, bebidas de cola, remedios caseros, etc., presentan una concentración de carbohidratos y electrolitos adecuada, y en general tienen una osmolaridad demasiado alta. Si analizamos alguno de estos “remedios” nos daremos cuenta que se alejan mucho de la fórmula dada por la OMS y la ESPGHAN. La limonada alcalina tiene el riesgo de producir hipernatremia y además aporta una cantidad insuficiente de potasio, especialmente importante en caso de vómitos asociados a la diarrea. Con las bebidas carbonatadas, tipo cola, ocurre lo mismo pero, además, al poseer mucha glucosa, pueden producir diarrea osmótica, con lo que se empeoraría la situación. Los zumos de naranja y manzana aportan muy poco sodio y mucha glucosa, por lo que se volvería a errar y agravar más la diarrea. Por todo ello, las sales de rehidratación oral deben constituir la base para una correcta rehidratación en los casos de diarrea aguda.