CANTO: NO ADORÉIS A NADIE No adoréis a nadie, a nadie más que a Él (bis) No adoréis a nadie, a nadie más (bis) No adoréis a nadie, a nadie más que a Él. (Podemos añadir libremente peticiones personales de perdón). También constatamos que junto a nuestro pecado y el de la sociedad aparecen signos de vida: iniciativas, algunas veces pequeñas, insignificantes, que van transformando el entorno, el coraje de las mujeres, la generosidad del voluntariado, el amor de los misioneros, el compromiso de nuestra comunidad por hacer presente el Reino. CANTO: EL REINO DE DIOS El Reino de Dios está en nosotros (bis) Muy de dentro de nosotros se encuentra el Señor. El Reino de Dios está en nosotros. XáàÉ xá ÄÉ Öâx xÄ fx©ÉÜ wxáxt wx à|M Öâx ÑÜtvà|Öâxá Ät }âáà|v|t? tÅxá t àÉwÉá vÉn àxÜnâÜt ç vtÅ|nxá {âÅ|ÄwxÅxnàx vÉn àâ W|Éá (Miq 6, 6-8) Estamos caminando, a lo largo de esta Cuaresma, hacia Aquel que es la fuente de la misericordia. Hoy queremos dar gracias a Dios por la oportunidad de conversión que nos ofrece y reconocer y arrepentirnos de nuestro pecado, que nos distancia de Dios y de los hermanos y retrasa la presencia del Reino en nuestro mundo. CANTO Vengo ante ti mi Señor reconociendo mi culpa con la fe puesta en tu amor que tu me das como a un hijo Te abro mi corazón y te ofrezco mi miseria, despojado de mis cosas quiero llenarme de ti Que tu Espíritu Señor abrase todo mi ser hazme dócil a tu voz transforma mi vida entera (2) Presentamos al Señor nuestros temores personales más íntimos, los miedos que nos sobrecogen, las desconfianzas que nos hacen tomar distancias frente al diferente, los miedos eclesiales, las incertidumbre sociales, políticas y económicas. Dejemos que en nosotros resuene la voz del Señor: “no tengáis miedo, yo estoy con vosotros” PEDIMOS PERDÓN AL SEÑOR ˜ Vivimos deprisa, siempre deprisa, con miles de cosas por hacer. Nos dejamos arrastrar por el torbellino de la vida y perdemos de vista la presencia misteriosa de Dios que nos invita a encontrarnos con Él en la oración y que es el que da sentido a lo que somos y hacemos. - Perdona, Señor, nuestro débil compromiso contigo en la oración. ˜ Nuestras actitudes y nuestra forma de vivir la fe la esperanza y la caridad no siempre ayudan a los demás a descubrir a Dios presente en nuestra historia y en nuestra cotidianidad. - Perdona, Señor, que con nuestra vida no te hagamos presente entre las personas con las que vivimos. ˜ El principal espacio con el que contamos para la donación a favor de los más pobres y olvidados y las responsabilidades, los trabajos y servicios... es la comunidad. - Perdona, Señor, nuestra dificultad para asumir la realidad comunitaria, tomando conciencia de nuestras heridas, limitaciones. ˜ Educar es un medio privilegiado de liberación de la persona, de acercarnos con entrañas de misericordia a las situaciones dolorosas de nuestra comunidad educativa, de ayudar a abrir la mente y el corazón de los niños y jóvenes, de ponerlos en contacto con el Jesús del Evangelio. - Perdona, Señor, que a veces la rutina nos hace olvidar que educar es abrazar el mundo con misericordia y compasión. ˜ A diario nos acercamos, unas veces realmente otras a través de los MCS, a los problemas de mucha gente. Problemas de todo tipo: carencia económica, de salud, violencia doméstica, falta de comprensión, estados de depresión... - Perdona, Señor, por no comprometernos de alguna manera concreta, para aliviar el dolor de los que sufren. ˜ Nos cuesta vivir a la intemperie, confiando solo en Dios, con actitud de desprendimiento, dejando en manos de Dios nuestro destino. - Perdona, Señor, que a veces busquemos la seguridad fuera de Ti. (Añadimos libremente peticiones personales de perdón).