FIESTA PATRONAL SAN JUAN BOSCO LICEO BOSTON El 31 de Enero celebramos la santidad de Dios que resplandece en los miembros de su pueblo, en un hijo de la Iglesia, santidad encarnada en la totalidad de un ser humano. La Liturgia de este día nos recuerda que todos los bautizados estamos llamados a la santidad. A lo largo de la historia han existido muchas personas que respondieron a este llamado y vivieron de manera valiente el Evangelio, realizaron un curso completo de las bienaventuranzas, amaron y fueron colocados en el marco de honor de la santidad de Dios y sirvieron a los hermanos. Se nos propone como ejemplo a San Juan Bosco, Santo declarado por la Iglesia como “Maestro de la Niñez y la Juventud”. El 16 de agosto de 1815, como una lluvia celeste llegó a este mundo y fue un santo alegre dado a los niños y jóvenes, gran escritor, pedagogo y comunicador. Desde muy joven mostró una gran pasión por educar sobre todo a los niños y jóvenes en estado de abandono. Y como Dios siempre proporciona los medios adecuados para la misión, dotó a Juan de un corazón noble, inteligencia, voluntad y agilidad física, fuera de lo común. Además de sus dotes, contó con la amorosa tutela y enseñanza de su madre Margarita Occhiena, quién desde niño le mostró los senderos del amor, del servicio, la generosidad, respeto, responsabilidad, solidaridad y honestidad, valores institucionales heredados para el niño y el joven bostoniano. Muchos momentos dedicaba con sana alegría a la Escuela de Artes, oficios y estudios humanísticos , desarrollando una nueva pedagogía conocida como “método preventivo”. La razón, la cultura religiosa y el amor eran los tres principios básicos pedagógicos. Celebramos nuestro protector del Liceo Boston, santo que ha llevado una vida desprendida de lo terrenal, sin apegos de ninguna índole; que ha sido humilde y puro de corazón; que ha sufrido por el pecado del mundo y ha sido constructor de paz y de justicia. La santidad es vivencia de filiación divina. En la vida futura la perfección de esa santidad nos permitirá fundirnos en la esencia de Dios; por eso, desde ahora busquemos nuestra propia perfección y evitemos contaminarnos del pecado. Las bienaventuranzas que hemos proclamado nos colocan en una lógica distinta a la del mundo y nos ayudan a vivir el camino de la santidad. El Reino de Dios se construye trabajando por el bien de los hermanos. Son santos quienes viven las bienaventuranzas. Ellos son los pobres en el espíritu, vacíos de su propio yo, están disponibles ante Dios, para hacer fructificar sus dones y talentos. Saben relativizar las cosas de este mundo, dándole más importancia a la trascendencia, a los valores humanos y cristianos. No se desvían del camino recto ni son esclavos de los ídolos de este mundo. San Juan Bosco hombre con cualidades, defectos y problemas como los demás, pero que tomó en serio el seguimiento de Cristo el Señor. Lo extraordinario de su vida consistió en su vivencia a fondo de la fe, la esperanza y la caridad. No fue una persona apocada ó evadida de la realidad. No hay santo posible sin valores humanos y sin gran madurez personal, porque no puede hacer santo sin Amor a Dios y a los hermanos, porque para poder ser santo hay que ser plenamente humano. San Juan Bosco, educa con fe y amor; pocos pedagogos han logrado influir tan positivamente en los niños y jóvenes como lo hizo nuestro Patrono. Como por arte de magia San Juan Bosco cambió la rebeldía juvenil por docilidad. Tenía dos llaves para entrar en el corazón de sus dirigidos; las mismas que usaban sus padres y educadores: El Amor y la Fe. Educar con el amor como guía supone armonizar la dulzura con la exigencia, la libertad con la responsabilidad y el estímulo con la corrección. Educa con el amor quien crea un clima de comprensión, bondad, creatividad y superación, quien ejerce la autoridad con respeto y afecto. Educar con la fe pone a Dios como centro de todo proceso formativo, al darle prioridad a lo espiritual y a los valores. San Juan Bosco atraía a los niños y jóvenes con su alegría y su entusiasmo, porque vivía lleno de Dios y contaba con Dios en su misión académica. Pidamos por la familia Bostoniana, para que cuantos celebramos la santidad de San Juan Bosco, recibamos el auxilio de su intercesión. Pbro. Francisco Xavier García Capellán Liceo Boston