1 LA ENFERMEDAD PROFESIONAL DE SILICOSIS EN LA

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LA ENFERMEDAD PROFESIONAL DE SILICOSIS EN LA EMPRESA
•
CLASIFICACIÓN
PROFESIONAL.
•
EL PAPEL DE LAS MUTUAS.
•
LOS PROTOCOLOS
EMPRESAS.
•
LAS OPCIONES DE LAS EMPRESAS CON
DIAGNOSTICADOS CON SILICOSIS DE 1er. GRADO.
Y
CATEGORIZACIÓN
DE
ACTUACIÓN
DE
PARA
LA
ENFERMEDAD
TRABAJADORES
Y
TRABAJADORES
1. CLASIFICACIÓN Y CATEGORIZACIÓN DE LA
ENFERMEDAD PROFESIONAL.
De acuerdo con lo dispuesto en el artículo 116 de la Ley General de la
Seguridad Social se entenderá por enfermedad profesional la contraída
a consecuencia del trabajo ejecutado por cuenta ajena en las
actividades que se especifiquen en el cuadro que se apruebe por las
disposiciones de aplicación y desarrollo de esta Ley, y que esté
provocada por la acción de los elementos o sustancias que en dicho
cuadro se indiquen para cada enfermedad profesional.
En tales disposiciones se establecerá el procedimiento que haya de
observarse para la inclusión en dicho cuadro de nuevas enfermedades
profesionales que se estime deban ser incorporadas al mismo. Dicho
procedimiento corresponderá, en todo caso, como trámite preceptivo, el
informe del Ministerio de Sanidad y Consumo.
Hasta el 01/01/2007 estuvo vigente como cuadro de EE.PP. en el
Sistema de la Seguridad Social el establecido por el R.D. 1995/1978 de
12 de mayo, en el que, dentro de las EE.PP. provocadas por la
inhalación de sustancias y agentes no comprendidos en otros
apartados, se encontraba la SILICOSIS para trabajos expuestos a la
inhalación de polvo de sílice libre, y especialmente, entre otros, en
trabajos en minas, túneles, canteras, galerías.
Antes había estado vigente el cuadro de EE.PP. aprobado por R.D.
792/1961, de 13 de abril, que dieron lugar al cuadro de 1978 debido a
las investigaciones que se venían produciendo en la medicina,
seguridad e higiene en el trabajo, así como la introducción de un
número creciente de nuevas sustancias en los procesos industriales,
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que hicieron necesaria la modificación del anexo del citado Decreto
para adecuar el cuadro de EE.PP. a la situación laboral vigente en el
año 1978.
Como podemos observar, en nuestro ordenamiento jurídico, la
SILICOSIS ha sido reconocida como E.P. desde hace tiempo, al
estar incluida como tal en los anteriores cuadros de EE.PP.
anteriores al actual vigente desde 01/01/2007.
Mediante R.D. 1299/2006, de 10 de noviembre se aprueba el nuevo
cuadro de EE.PP. que figura como anexo 1 de este R.D., así como la
lista complementaria de enfermedades cuyo origen profesional se
sospecha, que figura como anexo 2, y cuya inclusión en el anexo 1
podría contemplarse en el futuro.
Al propio tiempo, y con el fin de garantizar al máximo la declaración de
todos los casos de E.P., así como de facilitar su notificación y
comunicación, se considera necesario modificar el mecanismo de
iniciación que hasta entonces estaba vigente, atribuyendo a la entidad
gestora o colaboradora que diagnostica la E.P. su puesta en marcha,
con la colaboración del empresario, con lo cual se agilizan y se
simplifican los trámites, liberándole, además, de las dificultades que
entraña la referida puesta en marcha del mecanismo de notificación y
comunicación de las EE.PP., ajeno a su actividad empresarial.
El actual cuadro de EE.PP. está compuesto por 6 grupos.
El grupo 4 establece las EE.PP. causadas por inhalación de sustancias
y agentes no comprendidos en otros apartados.
La silicosis aparece encuadrada en los códigos 4 A 01 01 a 4 A 01 14,
en relación con los trabajos expuestos a la inhalación de polvo de sílice
libre, y especialmente:
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Enfermedades profesionales causadas por inhalación de sustancias y agentes no comprendidas en
otros apartados
A
Polvo de sílice libre:
01
Silicosis
Trabajos expuestos a la inhalación de polvo de sílice libre, y especialmente:
01 4A0101 Trabajos en minas, túneles, canteras, galerías, obras públicas.
02 4A0102 Tallado y pulido de rocas silíceas, trabajos de canterías.
03 4A0103 Trabajos en seco, de trituración, tamizado y manipulación de minerales o rocas.
04 4A0104
Fabricación de carborundo, vidrio, porcelana, loza y otros productos cerámicos, fabricación y
conservación de los ladrillos refractarios a base de sílice.
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05 4A0105 Fabricación y manutención de abrasivos y de polvos detergentes.
06
07
08
09
10
11
12
13
14
4A0106
4A0107
4A0108
4A0109
4A0110
4A0111
4A0112
4A0113
4A0114
Trabajos de desmoldeo, desbardado y desarenado en las fundiciones.
Trabajos con muelas (pulido, afinado) que contengan sílice libre.
Trabajos en chorro de arena y esmeril.
Industria cerámica.
Industria siderometalúrgica.
Fabricación de refractarios.
Fabricación de abrasivos.
Industria del papel.
Fabricación de pinturas, plásticos y gomas.
Para saber si nos encontramos ante una E.P. y, en concreto, cuando la
silicosis debe considerarse como tal, habrá que analizar si se cumplen
los tres requisitos que la norma exige para ello:
•
Que la enfermedad se haya contraído a consecuencia del
trabajo.
•
Que se trate de alguna de
reglamentariamente se determinan.
•
Que esté provocada por la acción de elementos y sustancias
que se determinen para cada enfermedad.
las
actividades
que
El concepto legal de E.P. recoge una presunción legal a favor de su
existencia cuando la enfermedad está catalogada y la actividad
realizada por el trabajador es una de las previstas como causante del
riesgo.
En cuanto al carácter que tiene esta presunción legal se “discute” si la
misma tiene un carácter “iruis et de iure” o bien “iuris tantum”.
Entendemos que la gran mayoría de la Doctrina Judicial (Tribunales
Superiores de Justicia) se han decantado por entender que estamos
ante una presunción “iuris tantum”.
De esta manera resulta una presunción que enlaza profesión y
enfermedad y que exime al trabajador de la etiología laboral de su
padecimiento, bajo la condición de que el mismo aparezca en el listado
reglamentario.
Por lo tanto, dicha presunción opera igual que en otros campos del
Derecho, liberando a una de las partes (el trabajador) e instando a la
otra (entidad gestora, Mutua o empresa) a demostrar la veracidad de
sus argumentos cuando trata de demostrar que, a pesar de que un
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trabajador tenga la patología descrita en el cuadro y desarrolle la
actividad que el mismo establece como susceptible de producirla, no
debe considerar profesional.
Lo que, en el caso concreto de la SILICOSIS, dada la clara
etiología laboral de la misma, cuando aparezca en un trabajador
que desarrolle una de las actividades que el cuadro de EE.PP.
(anexo 1) establece como susceptible de producirla, se me antoja
de muy difícil prueba acreditar un origen no laboral de la misma,
aunque nunca se podría descartar tal posibilidad analizando cada
supuesto de manera individual en función de la circunstancias
concretas del asunto.
Acreditada la exposición al riesgo profesional, está presunción
seguirá vigente y podrá desplegar sus efectos legales, incluso si
la patología aparece tiempo después de la exposición, o con
posterioridad a la realización de los trabajos que la generan e
incluso cuando los trabajadores están jubilados o desempleados (como muy usualmente sucede con la SILICOSIS - (entre otras, por
ejemplo, STS 26/06/2008).
Para ello, de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 36 del Reglamento
de Afiliación e Inscripción continuarán comprendidos en el campo de
aplicación del Régimen General de la Seguridad Social en que
estuvieran encuadrados, pero en situación ASIMILADA AL ALTA en el
mismo, quienes, aun cuando hubieren cesado en la prestación de
servicios o en e desarrollo de la actividad determinante del
encuadramiento en dicho Régimen, la situación de aquellos
trabajadores que no se encuentren en alta ni en ninguna otra de las
situaciones asimiladas a la misma, después de haber prestado
servicios en puestos de trabajo que ofrecieran riesgo de enfermedad
profesional y a los solo efectos de que pueda declararse una
incapacidad permanente debida a dicha contingencia.
Conforme a la Jurisprudencia del T.S., ampliable tal situación asimilada
al alta, también, a las LESIONES PERMANENTES NO
INVALIDANTES (baremos) derivados de E.P..
Aspectos relevantes para la SILICOSIS, cuyo tiempo de latencia
desde la exposición suele ser de 20 años, aunque, según los
expertos, pueden existir casos en los que en exposiciones más
intensas pueden aparecer los síntomas a los 2 – 5 años.
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En su caso, la CALIFICACIÓN de las enfermedades como
profesionales corresponde a la ENTIDAD GESTORA respectiva
(I.N.S.S. o I.S.M.), sin perjuicio de su tramitación como tales por parte
de las MUTUAS que asuman la protección de las contingencias
profesionales.
Corresponde también a la entidad GESTORA la determinación del
carácter profesional de la enfermedad respecto de los trabajadores que
no se encuentren en situación de alta.
En la D.F. primera del R.D. 1299/2006, de 10 de junio, se establece
que los órganos técnicos de los Ministerios de Trabajo y Asuntos
Sociales y de Sanidad y Consumo elaborarán una guía de los síntomas
y patologías relacionados con el agente causante de la enfermedad
profesional, que sirva como fuente de información y ayuda para su
diagnóstico.
Estos criterios técnicos hasta el momento no han sido elaborados,
por lo que consideramos aplicables, por ejemplo, en relación con
la SILICOSIS, las “notas explicativas de ayuda al diagnóstico de
las EE.PP.” elaboradas por el Instituto Nacional de Medicina y
Seguridad del Trabajo.
2. EL “PAPEL” DE LAS MUTUAS
En relación con aquellos trabajadores que pertenezcan a empresas
asociadas a una Mutua (no auto aseguradoras), los Servicios Médicos
de las mismas podrán emitir los diagnósticos de certeza o de
observación de E.P. que correspondan en relación con pacientes que
presenten síntomas de padecer una SILICOSIS.
Una de las vías por las que nos pueden venir remitidos los pacientes es
a través de los médicos del Servicio Público de Salud o bien a través
de los médicos de los Servicios de Prevención de las empresas ya que,
cuando los facultativos del Sistema Nacional de Salud, con ocasión de
sus actuaciones profesionales, tuvieran conocimiento de la existencia
de una enfermedad de las incluidas en el anexo 1 que podría ser
calificada como profesional, o bien de las recogidas en el anexo 2, y
cuyo origen profesional se sospecha, lo comunicarán a los oportunos
efectos, a través del organismo competente de cada CC.AA. y de las
ciudades con Estatuto de Autonomía, a la ENTIDAD GESTORA, a los
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efectos de CALIFICACIÓN y, en su caso, a la MUTUA que asuma la
protección de las contingencias profesionales. Igual comunicación
deberán realizar los facultativos del servicio de prevención, en su caso.
Se considerará como período de observación el tiempo necesario para
el estudio médico de la E.P. cuando haya necesidad de aplazar el
diagnóstico definitivo.
Tendrá una duración máxima de 6 meses, prorrogables por otros 6
cuando se estime necesario para el estudio y diagnóstico de la
enfermedad.
Durante el período de observación corresponderá a la Mutua, en su
caso, dispensar las prestaciones sanitarias precisas, así como el abono
del subsidio correspondiente al 75 % de la base reguladora de ITCP si
el presunto enfermo hubiera causado baja en el trabajo.
El primer grado médico de SILICOSIS estará incluido en la
situación en la que será necesario el traslado del trabajador a un
puesto de trabajo exento de riesgo.
Entre las previsiones de desarrollo que se contienen en el R.D. que
aprueba el nuevo cuadro de EE.PP. se dispone que, en caso de E.P.,
la entidad GESTORA o MUTUA que asuma la protección de las
contingencias profesionales elaborará y tramitará el parte de E.P.
correspondiente, sin perjuicio del deber de las empresas o de los
trabajadores por cuenta propia de facilitar a aquélla la información que
obre en su poder y les sea requerida para la elaboración de dicho
parte.
Las EE.PP. desde 01/01/2007 se comunicarán o tramitarán por medio
del parte electrónico de E.P. (CEPROSS). – ORDEN TAS/1/2007, de 2
de enero.
A la información contenida en el sistema CEPROSS podrán acceder, a
efectos del desarrollo de sus respectivas competencias en esta
materia, la Administración de la Seguridad Social, la Administración
Laboral y la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
La declaración de las enfermedades profesionales ha experimentado
recientes modificaciones normativas que han exigido la actualización
de nuestros procedimientos, con el objeto de asegurar la comunicación
en forma y plazo de todas las contingencias que pudieran calificarse
como enfermedad profesional, bien sea mediante un diagnóstico de
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certeza,
bien
en
período
de
observación.
Con el objetivo de asegurar la correcta calificación de estas
contingencias, la Secretaría de Estado de la Seguridad Social ha
emitido una Resolución de 19 de septiembre de 2007 (BOE de 22 del
mismo mes), en virtud de la cual las mutuas deberán comunicar al
INSS todas sus decisiones contrarias al reconocimiento de las
prestaciones derivadas de enfermedad profesional.
Todos los expedientes tramitados por las Mutuas de Accidentes de
Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social en
materia de prestaciones por incapacidad temporal y por muerte y
supervivencia que se resuelvan sin considerar como enfermedad
profesional a la contingencia causante, pese a contarse con indicios
que pudieran hacer presumir la existencia de dicha clase de patología,
deberán ser remitidos de forma inmediata a la correspondiente
dirección provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social, con el
fin de que la misma cuente con información suficiente acerca de las
razones en que se amparan las mencionadas resoluciones y pueda, en
su caso, determinar la contingencia causante, así como resolver en el
mismo sentido las posibles reclamaciones previas que presenten los
interesados.
A los efectos indicados en el apartado anterior, se entenderá que se
cuenta con indicios que pudieran hacer presumir la existencia de una
enfermedad profesional, cuando obren en el expediente partes emitidos
por la propia entidad colaboradora en los que se hubiera consignado la
existencia de dicha clase de patología, informes de la Inspección de
Trabajo y Seguridad Social, de los servicios de prevención o de los
servicios médicos de la empresa, o de otros organismos e instituciones
con competencia en prevención y cobertura de las enfermedades
profesionales que señalen a una de estas patologías como la
contingencia causante, así como comunicaciones de los facultativos del
Sistema Nacional de Salud donde se manifieste la posible existencia de
una enfermedad de las mencionadas características.
En todo caso, deberán remitirse al Instituto Nacional de la Seguridad
Social todos los expedientes que correspondan a partes de
enfermedad profesional comunicados mediante el sistema CEPROSS,
establecido por la Orden TAS/1/2007, de 2 de enero, por la que se
establece el modelo de parte de enfermedad profesional, se dictan
normas para su elaboración y transmisión y se crea el correspondiente
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fichero de datos personales, cuando se proceda a su cierre como
procesos de enfermedad común o accidente de trabajo.
¿De qué prestaciones seremos responsables las Mutuas respecto
de las E.P. declaradas en nuestras empresas asociadas?
• Prestación de Asistencia Sanitaria.
• En su caso, prestación económica de Incapacidad temporal.
• Respecto a las prestaciones de I.M.S. deberemos tener en
cuenta las siguientes particularidades:
Conforme a lo dispuesto en la disposición adicional final 1ª y
disposición transitoria 1ª del R.D. Ley 36/1978, las Mutuas no
podíamos asumir el aseguramiento de la I.M.S. derivada de
enfermedad profesional. Esta responsabilidad correspondía, en
exclusiva, al INSS y TGSS como sucesores del Fondo
Compensador del Seguro de Accidentes de Trabajo y
Enfermedades Profesionales.
La Ley 51/2007, de 26 de diciembre, de Presupuestos Generales del
Estado para el año 2008, incorpora en su disposición final 8ª una
modificación de los artículos 68.3.a); 87.3; 200 y 201 del TRLGSS que
supone, con efectos desde el 01/01/2008, la inclusión, en el ámbito de
la colaboración en la gestión llevada a cabo por las mutuas de A.T. y
EE.PP. de la Seguridad Social, del coste de las prestaciones – tanto
periódicas como de pago único – causadas por enfermedad profesional
en relación con el personal al servicio de sus asociados y trabajadores
adheridos.
Sin embargo, la reciente Jurisprudencia del Tribunal Supremo
(Sentencias de 15/01/2013 – 18/02/2013 - 12/03/2013 – 19/03/2013 –
25/03/2013 y 26/03/2013) ha determinado que la Resolución de la
Dirección General de Ordenación de la Seguridad Social de
27/05/2009, incurre en una asunción irregular de la potestad
reglamentaria, que le priva de efectos para regular válidamente una
materia que queda fuera de las atribuciones del órgano que la ha
dictado.
En consecuencia, para establecer la responsabilidad de las
prestaciones económicas de I.M.S. derivadas de enfermedad
profesional, al resultar inaplicables las resoluciones de la Dirección
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General de Ordenación de 16/02/2007 y 27/05/2009, tenemos que
tener en cuenta el RIESGO ASEGURADO, con independencia de su
actualización que puede manifestarse con posterioridad al siniestro,
que en enfermedad profesional es más difícil de determinar que en
A.T., puesto que se caracteriza por su carácter progresivo y latente, de
forma que entre su iniciación y su manifestación a través de una
incapacidad para el trabajo o en un reconocimiento médico puede
transcurrir un largo período de tiempo con desarrollo de actividad
laboral para diversos empresarios y con establecimiento de la
cobertura con distintas aseguradoras.
Por ello, de acuerdo con los fundamentos de la mencionada
Jurisprudencia del Tribunal Supremo, en la I.M.S. derivada de
enfermedad profesional, el RIESGO ASEGURADO que determina la
entidad responsable deberá fijarse en el período en el que se generó la
patología que, de ser anterior al 01/01/2008, comportara que la
responsabilidad haya de atribuírsele a la entidad gestora (INSS o ISM),
que por prescripción legal tenía asegurada – en exclusividad – la
responsabilidad correspondiente a las prestaciones de I.M.S. derivadas
de enfermedad profesional.
Así, por ejemplo, en la S.T.S. de 15/01/2013 se declara la
responsabilidad del INSS, pese a que la declaración de
incapacidad permanente por silicosis (actualización del riesgo) es
posterior al 01/01/2008, al tratarse de un trabajador jubilado desde
enero de 1998 que había trabajado en empresas con riesgo
pulvígeno desde el 01/04/1969 hasta el 27/01/1998 (período en el
que se generó la patología al constituir este periodo el riesgo
asegurado), puesto que, en enfermedad profesional, también es
posible hacer la trascendente distinción – en relación a una
actividad de evolución tan insidiosa como la silicosis – entre el
riesgo asegurado (únicamente existente mientras se realiza una
actividad con riesgo pulvígeno) y su actualización (con la
declaración de I.P.).
Otro ejemplo de responsabilidad exclusiva del INSS será, el de
aquellos pensionistas que tenían reconocida una incapacidad
permanente derivada de enfermedad profesional con anterioridad al
01/01/2008 y cuyo fallecimiento – por aplicación de lo dispuesto en el
artículo 172.2 del TRLGSS – es considerado como profesional, en
relación con las prestaciones de muerte y supervivencia derivadas de
enfermedad profesional.
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Se reputarán de derechos muertos a consecuencia de enfermedad
profesional quienes tengan reconocida por tales contingencias una
incapacidad permanente absoluta para todo trabajo o la condición de
gran inválido1.
Si no se da el supuesto previsto en el párrafo anterior (es decir,
pensionista de IPA o GI) deberá probarse que la muerte ha sido debida
a la enfermedad profesional, admitiéndose tal prueba, cualquiera que
sea el tiempo transcurrido.
El procedimiento a seguir, sucintamente, será el siguiente: En todo
caso, será preciso el dictamen-propuesta del EVISS sobre el carácter
común o profesional de la enfermedad que hubiera provocado el
fallecimiento.
Si se desprendiera del mismo el carácter común de la misma, se
resolverá sin más trámite el expediente.
Si se concluyera en su carácter profesional, con carácter previo a la
resolución, se dará trámite de audiencia a la mutua responsable en
cada caso, mediante la puesta de manifiesto del expediente en sede de
la entidad gestora, para que, en el plazo de diez días, manifieste su
conformidad o discrepancia al respecto, resolviéndose inmediatamente
después en el sentido que proceda.
A diferencia de lo que sucede con los expedientes con propuesta de
incapacidad permanente o no incapacidad permanente que serán, en
su caso, presentados por la Mutua ante el INSS para que, en su caso,
emita la resolución que corresponda, en los expedientes de muerte y
supervivencia, cuando la muerte sea debida a enfermedad profesional
el reconocimiento y pago de las prestaciones se llevará a cabo por el
INSS o ISM.
1
Artículo 172.2 R.D. Leg. 1/1194, de 20 de junio (TRLGSS). STSJ de Asturias de 09 de abril de 2010
(Recurso de Suplicación 0000356/2010).
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3. PROTOCOLOS DE ACUTACIÓN PARA TRABAJADORES Y
EMPRESAS
Todas las empresas que hayan de cubrir puestos de trabajo con riesgo
de enfermedades profesionales están obligadas a practicar un
reconocimiento médico previo a la admisión de trabajadores que hayan
de ocupar aquéllos y a realizar los reconocimientos periódicos que
para cada tipo de enfermedad se establezcan en las normas que, al
efecto, dictará el Ministerio de Trabajo.
Los reconocimientos serán a cargo de la empresa y tendrán carácter
de obligatorio para el trabajador.
Las indicadas empresas no podrán contratar trabajadores que en el
reconocimiento médico no hayan sido calificados como aptos para
desempeñar los puestos de trabajo de las mismas de que se trate.
Igual prohibición se establece respecto a la continuación del trabajador
en su puesto de trabajo cuando no se mantenga la declaración de
aptitud en los reconocimientos sucesivos.
Las disposiciones de aplicación y desarrollo determinarán los casos
excepcionales en los que, por exigencias de hecho de la contratación
laboral, se pueda conceder un plazo para efectuar los reconocimientos
inmediatamente después de la iniciación del trabajo.
El empresario garantizará a los trabajadores a su servicio la vigilancia
periódica de su estado de salud en función de los riesgos inherentes al
trabajo.
Esta vigilancia sólo podrá llevarse a cabo cuando el trabajador preste
su consentimiento.
De este carácter voluntario sólo se exceptuarán, previo informe de los
representantes de los trabajadores, los supuestos en los que la
realización de reconocimientos sea imprescindible para evaluar los
efectos de las condiciones de trabajo sobre la salud de los trabajadores
o para verificar si el estado de salud del trabajador puede constituir un
peligro para el mismo, para los demás trabajadores o para otras
personas relacionadas con la empresa o cuando así esté establecido
por una disposición legal en relación con la protección de riesgos
específicos y actividades de especial peligrosidad.
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Se deberán establecer aquellas actividades preventivas
necesarias para eliminar o reducir y controlar el riesgo.
Cuando se haya producido un daño para la salud de los
trabajadores o cuando, con ocasión de la vigilancia de la salud
aparezcan indicios de que las medidas de prevención resultan
insuficientes, el empresario llevará a cabo una investigación al
respecto, a fin de detectar las causas de estos hechos.
4. LAS OPCIONES DE LA EMPRESAS CON
TRABAJADORES DIAGNOSTICADOS CON SILICOSIS DE
1er. GRADO SIN ENFERMEDAD INTERCURRENTE.
De acuerdo con lo dispuesto en el art. 45. “Normas particulares
para la silicosis.” de la Orden de 15 de abril de 1969, por la que se
establecen normas para la aplicación y desarrollo de las
prestaciones por incapacidad en el régimen general de la
Seguridad Social:
1. El primer grado de silicosis, que comprenderá los casos de
silicosis definida y típica, que no origine, por si misma, disminución
alguna en la capacidad para el trabajo, no tendrá la consideración de
situación constitutiva de incapacidad.
No obstante, dicho grado se equiparará:
a) Al segundo grado de silicosis, al que se refiere el número 2 del
presente artículo, mientras aquélla coexista con alguna de las
enfermedades siguientes:
a') Bronconeumopatía crónica, esté o no acompañada de síndromes
asmáticos.
b') Cardiopatía orgánica, aunque esté perfectamente compensada.
c') Cuadro de tuberculosis sospechoso de actividad o lesiones
residuales de esta etiología.
b) Al tercer grado de silicosis al que se refiere el número 3 del
presente artículo, mientras aquélla concurra con afecciones
tuberculosas que permanezcan activas.
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2. El segundo grado de silicosis, que comprenderá los casos de
silicosis definida y típica que inhabiliten al trabajador para desempeñar
las tareas fundamentales de su profesión habitual, tendrá la
consideración de situación constitutiva de incapacidad permanente y se
equiparará al de incapacidad total para la profesión habitual.
No obstante, dicho grado de silicosis se equiparará al tercero, al
que se refiere el número siguiente, mientras aquélla concurra con
afecciones tuberculosas que permanezcan activas.
3. El tercer grado de silicosis, que comprenderá los casos en que la
enfermedad se manifieste al menor esfuerzo físico y resulte
incompatible con todo trabajo, tendrá la consideración de situación
constitutiva de incapacidad permanente y se equiparará al de
incapacidad absoluta para todo trabajo.
En cuanto a las dudas que pueden existir sobre la interpretación y
vigencia de este artículo, el T.S. (por ejemplo, STS 04/05/2006) ha
reiterado que la doctrina proclamada al respecto por esta Sala es que
el artículo 137 de la Ley General de la Seguridad Social fue redactado
por la Ley 24/1997, de 15 de julio y, en lo que respecta a la lista de
enfermedades, su valoración a efectos de la reducción de la capacidad
de trabajo, así como la determinación de los distintos grados de
incapacidad, se remitió al desarrollo reglamentario de la Ley, que aún
no se ha producido.
A tenor de la disposición transitoria 5ª bis de la propia Ley, lo dispuesto
en el artículo 137 será de aplicación a partir de la fecha en que entren
en vigor las disposiciones reglamentarias a que se refiere el apartado 3
de dicho precepto.
De manera más específica, el artículo 142 de la Ley General de la
Seguridad Social , bajo la rúbrica “norma especial sobre incapacidad
derivada de enfermedad profesional”, establece que los reglamentos
generales adoptarán, en cuanto a enfermedades profesionales, las
normas correspondientes a las peculiaridades y características
especiales de esta contingencia.
A falta de los anunciados reglamentos, la cuestión ha de
ventilarse a la luz del artículo 45 de la Orden Ministerial de 15 de
abril de 1969.
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Según el T.S. el artículo 45 de la Orden de 15 de abril de 1969 se
expresa en términos que no permiten abrigar dudas razonables acerca
de su sentido y alcance, conforme a las reglas de hermenéutica que
contiene el artículo 3 del Código Civil.
No es esa una interpretación rigorista, continua diciendo el T.S., ni
excesivamente formal de la norma, sino la que fija en sus justos
términos la voluntad de la Ley.
En el caso concreto de esta sentencia que no duda la vigencia de la
norma comentada, se resuelve un supuesto de hecho concreto en el
que no se puede considerar silicosis de 3er. Grado y, por tanto, no es
merecedor de la IPA, debido a que la norma condiciona la declaración
de grado de IPA a la concurrencia del 2º grado de silicosis con
afecciones tuberculosis que permanezcan activas, ya que
desaparecida esa fase activa de la tuberculosis, el estado de la
enfermedad profesional no justifica la asimilación al 3er. Grado de
silicosis.
CONCLUSIÓN:
De forma reiterada vienen resolviendo nuestros Tribunales Superiores
de Justicia que la silicosis de 1er. Grado cuando no va acompañada de
alguna de las enfermedades intercurrentes que señala la norma
comentada no alcanza a generar el grado de IPT.
En este sentido son innumerables los pronunciamientos de los
diferentes Tribunales Superiores de Justicia, que no dudan de la
vigencia del artículo 45 de la Orden de 1969.
Así por ejemplo, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León –
Valladolid – señala expresamente de unos de sus recientes
pronunciamientos judiciales que “en efecto, el artículo 45 de la Orden
Ministerial de 15 de abril de 1969 que contiene la normativa específica
para la determinación de la relevancia incapacitante de la E.P. de la
SILICOSIS, establece que la silicosis de 1er. Grado no tiene la
condición de situación constitutiva de incapacidad salvo que concurra
con determinadas dolencias en cuyo caso puede equipararse a la
silicosis de 2º grado e incluso a la de 3er. Grado que respectivamente
son tributarias de IPT o de IPA……………………………el actor padece
14
como antes hemos dicho un efisema sin repercusión funcional
respiratoria, es decir no afecta en su actual estado a la capacidad
respiratoria, enfermedad ciertamente pulmonar pero que es distinta de
la bronquioneumopatía crónica o del cuadro tuberculoso por lo que no
puede ser tenida como enfermedad intercurrente a efectos de elevar el
grado de su silicosis que padece el actor; la situación del actor en su
estado actual no es constitutiva de I.P. en ninguno de sus grados y sí
únicamente provoca los efectos que prevé el artículo 45 de la Orden de
9 de mayo de 1962, es decir, el cambio de puesto a uno exento de
riesgo.”
En consecuencia, a día de hoy no se duda sobre la vigencia del artículo
45 de la Orden Ministerial de 1969 desde una perspectiva de legalidad
constitucional, pues la citada norma viene siendo aplicada por los
Tribunales Superiores de Justicia, así como por el Tribunal Supremo.
15
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