CAPÍTULO IV IV. Marco Teórico 4.1 Definición y alcance del marketing político El marketing político es utilizado en forma global como un conjunto de técnicas empleadas para influir en las actitudes y las conductas ciudadanas a favor de ideas, programas y actualizaciones de organismos o personas determinadas que detentan el poder, intentan mantenerlo y consolidarlo. En la tesis de Hileana García López,5 el marketing político se utiliza con mayor frecuencia durante las campañas políticas y cuando se esta en el poder, "... Es el marketing que pueden realizar las organizaciones políticas y los poderes públicos, para influir en el comportamiento de los ciudadanos y alcanzar sus fines. (Ortega, 1990:273), otra definición que puede ser de ayuda es la que menciona Barranco, " el marketing político seria el conjunto de técnicas que permitan captar las necesidades que un mercado electoral tiene, estableciendo en base a esas necesidades, un programa ideológico que las solucione y ofreciéndole un candidato que personalice dicho programa y al que se apoya e impulsa a través de la publicidad política," (Barranco, 1997: 13) El mismo Barranco, describe las técnicas aplicadas en el marketing político las cuales son: 5 García López, H. 2003. Imagen pública resultado de la mercadotecnia política. Tesis Licenciatura. Ciencias de la Comunicación. Departamento de Ciencias de la Comunicación, Escuela de Ciencias Sociales, Universidad de las Américas Puebla. Diciembre. 54 1. Investigación del mercado político. Analizando lo que el mercado necesita, lo que solicita de los políticos y hacia donde va, de esta investigación se determina el perfil del líder, el programa y el medio publicitario mas adecuado a cada segmento electoral. 2. Técnica o política del producto. De las ideas de los electores deberán surgir ideas para realizar los programas de trabajo y saber cual es el perfil del candidato a elegir. 3. Técnica de venta política. Son las acciones que el candidato realiza para convencer al mercado electoral y obtener su voto, apoyado de los medios de comunicación. 4. Publicidad política. Es suministrar información adecuada para que el elector pueda decir por quien votar. Este tipo de marketing tiene un manejo del producto que es político, ya sea el candidato, partido político o un programa, a través de la imagen con el estudio de las actitudes y expectativas de la sociedad. La utilidad del marketing político, se vincula para alcanzar el éxito de una campaña política, además de la necesidad de utilizar los medios de comunicación, para el estimulo de la ciudadanía. El marketing Político se divide en dos tipos que son: 55 Marketing electoral Marketing social 4.1.1 El marketing electoral Se describe el marketing electoral como el planteamiento, realización y difusión de unos determinados mensajes, con ocasión de la puesta en marcha de procesos electorales para designar el gobierno de una determinada comunidad política. En este actor existe una especificación clara del sistema entre candidato y ciudadanía, y se emplea esta denominación como parte del marketing político que tiene por objetivo la realización de una campaña electoral, para estimular a los electores de votar por el candidato, partido o programa. El marketing electoral es "la consecución del voto individual del mayor número de electores para que un partido alcance el poder, en un contexto democrático...” (Martínez y Salcedo, 1994: 36-37).25 Este tipo de marketing es aplicado en periodos electorales para designar gobernantes en el ámbito Federal, Estatal y Municipal, además de legisladores Federales, Estatales que quieren llegar al poder por medio de un partido político. El marketing electoral enfoca el contenido ideológico, la personalidad y la apariencia de una persona que aspira a un cargo efectivo, de esta manera el candidato trata de obtener el voto de un público seleccionado a cambio de una meta política que ellos desean como empleos, mejores 25 Tomado de (http://www.incep.org/dip-nl/irrupcion-marketing.html) 56 condiciones de vida, salud, estabilidad económica, etc. Así entonces el candidato se convierte en producto. Este marketing " ofrece la teoría y el marco conceptual para planear y dirigir campañas políticas, de tal manera que permite al conductor de la campaña electoral analizar la posición del candidato y de esta forma elaborar estrategias, como lo hacen los mercadólogos con sus productos o servicios" (Namakforoosh, 1984:140). 26 El marketing electoral se subdivide en tres ramas de acuerdo al mismo autor: 1. El marketing electoral orientado al producto.- esta actividad hace que el candidato se vea como un producto que necesita una exposición masiva para incrementar la conciencia del público a través de su existencia. Esencialmente este tipo de marketing electoral se usa cuando el candidato es un héroe o alguien que ha realizado algo a favor. 2. El marketing electoral orientado a la venta.- Este tipo de campaña electoral es muy común en un país en vías de desarrollo, donde el candidato no le interesa cumplir con sus promesas que postulo durante su campaña, fundamentalmente el marketing electoral esta orientado a la venta, promoción y distribución de la imagen del candidato, a través de los medios masivos de comunicación, su objetivo radica únicamente en ganar la elección con cualquier tipo de promesas, manipulación o engaño, por lo tanto el candidato no está interesado en la satisfacción de los votantes que lo eligieron. 26 Namakforoosh Naghi, Mahammad. (1994) Mercadotecnia Electoral: tácticas y estrategias para el éxito político, México: LIMUSA. 57 3. El marketing electoral orientado al mercado.- Se basa en la satisfacción de los electores, realizando estudios de opinión antes de la campaña para trabajar en su publicidad, también realiza estudios durante el gobierno del candidato para reconocer el grado de cambio de la opinión pública. Su objetivo no es el de ganar la elección, sino el de conservar e incrementar la imagen del partido, que es un aspecto importante a que se realizan estudios después de las elecciones usando a la opinión de las políticas públicas como retroalimentación y modificación del nuevo candidato para incrementar la participación del marketing electoral. Entonces la mercadotecnia electoral presenta al candidato para que la sociedad lo conozca en su forma más atractiva a través de una buena imagen y un buen perfil. 4.1.2 El marketing social Este se refiere a todas aquellas acciones o iniciativas a favor de las causas sociales, son objetivos y metas asumidos por el gobierno, para ayudar a la sociedad, de manera que no son materia específica de los partidos políticos. "Utiliza conceptos de segmentación del mercado, investigación sobre consumo, desarrollo y comprobación de los conceptos de productos, comunicación directa, otorgamiento de facilidades, incentivos y teoría de un intercambio para maximizar la respuesta del destinatario..." (Kotler y Eduardo, 1992: 33)27 El marketing social "es la elaboración, ejecución y control de acciones y programas tendientes a conseguir la adhesión a una idea o practica social 27 Kotler, Philip y Eduardo, Roberto. (1992), Mercadotecnia Social, México: Diana. 58 en una población o en determinados grupos de la misma." (Ortega, 1990: 274).28 El marketing social requiere de la existencia de ciertas condiciones como es: Rapidez de adopción. Costo pequeño por unidad de adopción. Elevada tasa de adopción. Duración apreciable de la adopción. No produce efectos negativos o contrarios. Acorde con las líneas morales y liberales. Este marketing es utilizado en programas como de control de la natalidad, donaciones de aparatos del cuerpo, educación cultura, empleo, adicciones, nutrición etc. "La diferencia entre marketing social con el marketing en general reside en que el primero presta atención a las necesidades e interés de los compradores y dentro de esta visión es importante tener en cuenta el bienestar a largo plazo de los consumidores en el entorno de la empresa..." (Barroso y Alonso, 1993: 157). 29 Además el marketing social se aplica en las acciones de los gobiernos que tiene como objetivo verificar y revisar constantemente la posición del mercado, frente a las acciones que este haciendo el gobierno, a partir de la información que se genera en las estrategias de ajustes en políticas puntuales, por eso resulta mucho mas económica que el marketing 28 Ortega Martínez, Enrique. (1990), El Nuevo Diccionario de Marketing y Disciplinas Afines. Madrid, España: ESIC Barroso González, Ma. José y Alonso Sánchez, Francisco Javier. (1993), Diccionario de Marketing, España: Paraninfo. 29 59 electoral porque en este se busca que la mayoría vote utilizando los medios de comunicación, trípticos, folletos, utilitarios, despensas, entre otras muchas cosas mas. El Marketing Político supone así, la evolución de las técnicas de conocimiento del electorado y de las técnicas de comunicación. Al hacerse masivos los cuerpos electorales, al contarse los electores por millones y no por cientos o miles, el conocimiento personalizado de cada uno de ellos, a la manera del viejo candidato, cuenta poco. De la misma manera, la elocuencia personal e intuitiva, se complementa con formas más eficaces de comunicación y persuasión. El esquema tradicional del político, conocimiento del electorado y comunicación, es, sin embargo, permanente. Al conocimiento personalizado de los electores, tradicional, se sustituye el estudio del electorado, mediante técnicas de encuestas de opinión, análisis cualitativos, etc. La comunicación política se implementa siguiendo una estrategia, dictada por las peculiaridades del electorado y de acuerdo con los objetivos del candidato, con el auxilio de variados medios de difusión masiva. De allí que el Marketing Político pueda ser considerado como una disciplina con campo de acción propio y alcance amplio y múltiple. Por otra parte, las iniciativas de "mercadeo político" no sólo son de utilidad para la actividad partidaria o gubernamental; ellas también pueden satisfacer la necesidad de comunicar más eficientemente sus mensajes que hoy tienen otros actores sociales como son los sindicatos, las cámaras empresariales, los colegios profesionales, las ONG’s, entre otros. 60 4.2 El marketing y la política. En comienzo parecería inadecuado utilizar la palabra marketing, que supone conceptos como mercado, producto, venta consumidor, beneficio, etc., a una realidad como la política, que parece circular en otros rieles, o pertenecer a otro universo de fenómenos. Sin embargo, sin querer violentar los significados, podemos considerar ciertos aspectos centrales de la vida política de los países, utilizando ideas análogas a las de la economía. En principio podemos considerar a los partidos políticos como empresas y a los políticos como empresarios. Los partidos pueden ser vistos como empresas políticas que producen bienes políticos (ideologías, servicios políticos, decisiones, etc.). Los productos políticos de partidos y candidatos constituyen la oferta política de un país en un determinado momento. A esa oferta se corresponde una demanda de la sociedad o del cuerpo electoral. Esa demanda puede estar compuesta por necesidades de autoridad o de libertad, de justicia o de eficacia, etc. Las empresas políticas actúan en un mercado político donde intervienen las ofertas y demandas políticas. Cada empresa política tiene una imagen y una marca institucional, socialistas o liberales, conservadores o democristianos. Los electores pueden ser vistos como consumidores de bienes políticos. Un candidato o un partido se "venderá" bien cuando la oferta política de ese candidato o partido sea percibida por los electores como la que mejor satisface la demanda política. 61 Esta demanda siempre es compleja y, normalmente, latente. Con un procedimiento de marketing se busca, mediante el estudio detallado del electorado, conocer pormenorizadamente la demanda política; con la comunicación política se busca que la oferta del candidato satisfaga lo mejor posible esa demanda del electorado. Este procedimiento no es, como podría percibirse y parafraseando a Lenin, "la demagogia más la electricidad". La demanda social también pide ideas propias, honestidad, confianza, competencia; por lo que una simple devolución, tipo boomerang, de los deseos sociales no sería necesariamente lo más eficiente. La demagogia es frecuente, con o sin medios refinados, y muchas veces gana, por diferenciación, una propuesta creativa, basada en la demanda de renovación (Manual de Marketing Político Luís Costa Bonino)30 Podemos definir de esta manera al marketing político, como el conjunto de técnicas de investigación, planificación, gerenciamiento y comunicación que se utilizan en el diseño y ejecución de acciones estratégicas y tácticas a lo largo de una campaña política, sea electoral o de difusión institucional. Heriberto Muraro, sostiene que el Marketing Político moderno presenta dos características adicionales: la primera la mediatización, utilización de los medios masivos de comunicación, y la segunda la video política, que está dominado por la imagen y las herramientas de comunicación audiovisual. De aquí es donde se puede considerar al Marketing Político como una disciplina con campo de acción propio y alcance amplio y múltiple. Las iniciativas de "mercadeo político" no solo las utilizan la actividad partidaria o gubernamental, sino también para satisfacer la necesidad de comunicar Manual de Marketing Político Luís Costa Bonino http://www.costabonino.com/manual.html 30 62 más eficientemente sus mensajes los sindicatos, las cámaras empresariales, los colegios profesionales, las organizaciones no gubernamentales, etc. El marketing es más que un simple conjunto de tácticas y operaciones mediáticas. Es un conjunto de técnicas de investigación, planificación gerenciamiento y difusión que se utilizan en el diseño y ejecución de acciones estratégicas y tácticas a lo largo de una campaña electoral. El marketing político es una compleja disciplina estratégica que combina el trabajo transdisciplinario de diversos especialistas (politólogos, comunicadores sociales, publicitarios, demógrafos, estadísticos sociales, expertos en opinión publica entre otros) en tres niveles básicos de planificación y ejecución. Basándonos en Pandiani, Homs31 y algunos otros casos, se refieren a estos tres niveles como: 1. Estrategia Política (EPO) 2. Estrategia Comunicacional (ECO) 3. Estrategia Publicitaria (EPU) Cada uno de estos 3 niveles estratégicos tiene su propio campo de acción a saber: 31 EPO: diseño de la propuesta política ¿qué digo? ECO: elaboración del discurso político, ¿cómo lo digo? EPU: Construcción de la imagen política ¿cómo lo muestro? http://www.incep.org/dip-nl/irrupcion-marketing.html 63 En el marco de una campaña electoral, los tres niveles de estrategia arriba descritos deben ser abordados en forma simultánea y coordinada. En efecto, un enfoque sistémico apropiado exige que la "propuesta política" (primer nivel estratégico) sea traducida en términos de "discurso político" (segundo nivel estratégico), y éste recogido en forma de "imagen política" (tercer nivel estratégico). 1er Nivel Estratégico 2 do Nivel Estratégico PROPUESTA POLÍTICA DISCURSO POLÍTICO (Epo) Estrategia Política (Eco) Estrategia Comunicacional 3er Nivel Estratégico IMAGEN POLÍTICA (Epu) Estrategia Publicitaria 4.2.1 Estrategia Política: el diseño de la propuesta política Se trata del primer nivel de estrategia que debe ser abordado por los integrantes del equipo de campaña. Su objetivo central es definir la propuesta política o, en otros términos: "qué decir". Este nivel inicial de estrategia tiene como protagonistas principales al propio candidato, sus asesores más cercanos y los cuadros de primera línea de la fuerza política a la que pertenecen. 64 El rol de los profesionales del Marketing Político en esta etapa es fundamentalmente colaborar en el diseño, articulación y sistematización de la mencionada propuesta. Un buen consultor no debe pretender señalar al candidato "qué decir". De hecho, la propuesta debe ser el resultado de las decisiones que el candidato y sus consejeros tomen en base a sus propios valores, ideas, ideales e ideologías. Sin desventaja de ello, el experto en mercadeo político tiene mucho que aportar en este primer nivel de estrategia. El candidato y sus equipos necesitan información correcta y actualizada a fin de decidir acertadamente qué proponer al electorado. Dicha información debe ser recolectada, ordenada y presentada de manera sistemática. Para llevar a cabo dicha tarea, existen diversas herramientas técnicas entre las que se destacan: Diagnóstico estratégico: determina cuáles son los principales problemas que aquejan a la sociedad y los cursos de acción alternativos para su solución. Mapa político: presenta el conjunto de actores que integran el escenario de la contienda (candidatos, electorado, fuerzas políticas, potenciales alianzas, grupos de presión, medios de comunicación). Red motivacional del voto: analiza cuáles son las motivaciones electorales más latentes, sean éstas manifiestas o no manifiestas. 65 Estrategia de posicionamiento: decide cuál es la forma más aconsejable de posicionar al candidato de cara a la elección, considerando las fortalezas y debilidades propias y aquéllas de los demás candidatos. Análisis Internacional: enmarca el proceso electoral en el contexto internacional. Una vez que la propuesta política ha sido elaborada y presentada, el equipo estratégico debe realizar tareas de "mantenimiento" y adaptación para que la misma pueda sostenerse durante toda la campaña. Por ende, resulta vital que el diseño de la propuesta prevea ciertos niveles de flexibilidad. Ello no quiere decir que las propuestas sean ambiguas o especulativas, sino que puedan presentar variaciones o matices como consecuencia de los cambios de escenario que se produzcan a lo largo del proceso preelectoral. 4.2.1.1 Diagnóstico estratégico Un buen diagnóstico estratégico involucra dos etapas. La primera se inicia con la identificación de los principales problemas que afectan a la población del distrito en cuestión. Se trata de elaborar un listado de las necesidades y preocupaciones que se presentan como cruciales al momento del inicio de las actividades proselitistas, jerarquizado de acuerdo a la prioridad que asigne el electorado a cada tema. De allí que los equipos de campaña realicen sondeos permanentes sobre cuáles serán 66 los temas que los votantes privilegiarán al momento de decidir su sufragio. ¿Será la generación de empleos, la defensa de las instituciones, la lucha contra la corrupción, la seguridad, la educación o ninguno de ellos? En ocasión de una elección presidencial, las prioridades parecen ser fácilmente identificables. Podría suponerse que éstas surgen claramente de la opinión recogida por los medios masivos de comunicación. Sin embargo, la experiencia demuestra que éstos no siempre recogen con total eficiencia y representatividad el "sentir" del electorado. En efecto, una de las tareas más relevantes de los asesores de Marketing Político consiste en suministrar al candidato y a su equipo métodos de sondeo y medición de la opinión pública que apunten a corregir la distorsión originada en los medios de comunicación. Además, no debe perderse de vista que la comunicación política también sirve a elecciones provinciales y locales. En estos casos el conocimiento de las cuestiones prioritarias exige un contacto más cercano y directo con la gente, ya que sus expectativas electorales no se vinculan necesariamente a las "grandes cuestiones nacionales". No obstante, la obtención de información correcta acerca de cuáles son los problemas, necesidades y preocupaciones prioritarios es sólo el primer paso en la elaboración del diagnóstico estratégico. La segunda etapa consiste en la producción de un dictamen que señale cuáles son las acciones alternativas orientadas a la corrección de las situaciones relevadas en la primera etapa. Junto a la presentación de dichas alternativas, es imprescindible realizar un estudio de viabilidad que incluya las posibilidades, riesgos y costos implicados en cada uno de los cursos de acción considerados. 67 Los profesionales del Marketing Político tienen a su disposición una gran variedad de técnicas e instrumentos para la recolección e interpretación de la información requerida. Desde un punto de vista metodológico, estas herramientas pueden agruparse en métodos cuantitativos y cualitativos. Los métodos cuantitativos se abocan a la medición de datos provenientes de la "superficie" del comportamiento político-electoral de los encuestados. Son técnicas estructuradas, basadas en modelos de cuestionarios rígidos y uniformes, cuya respuesta se encomienda a muestras de tamaño suficientemente representativo desde el punto de vista estadístico. Los métodos cuantitativos más utilizados son: Encuestas de opinión: son el instrumento más difundido en las campañas políticas contemporáneas. Son encuestas que se realizan con anterioridad al día del sufragio a partir de una serie de cuestionarios sencillos y fijos, que incluyen mayormente preguntas cerradas. Existen numerosas variantes, entre ellas encuestas personales, telefónicas y postales. Boca de urna: son encuestas realizadas el mismo día de la elección. Requieren una sofisticada planificación previa y un alto nivel de capacitación en sus ejecutores. En primer término, es necesario seleccionar las mesas más representativas del padrón de la jurisdicción a medir. A posteriori, se entrevista a los votantes inmediatamente después de haber emitido sus votos. La información 68 recogida a la salida de dichas mesas (exit polls) se transmite a un centro de datos donde es organizada y proyectada. Los métodos cualitativos apuntan a la obtención de información referida a aspectos más "profundos" del comportamiento político- electoral de los entrevistados. Son técnicas no estructuradas y, por ende, suponen el desarrollo de una relación más prolongada y flexible entre entrevistador y entrevistado. De allí que se apliquen a muestras más pequeñas y, en consecuencia, de menor representatividad estadística. Entre los métodos cualitativos se destacan: Entrevistas profundas: son entrevistas personalizadas basadas en guiones flexibles que permiten a los entrevistados expresar libremente y en gran detalle sus opiniones, actitudes y percepciones. Grupos focales: son sesiones de discusión grupal coordinadas por un entrevistador-moderador entrenado especialmente para recoger las opiniones espontáneas que afloran de la interacción del grupo. Se recomienda que los grupos estén conformados de manera heterogénea en términos de edad, género, ocupación, nivel de ingreso, lugar de residencia, nivel de educación, entre otros, y que en ningún caso excedan los quince integrantes. 69 Técnicas de observación y proyección: son registros de laboratorio que se realizan a partir de las reacciones de una serie de individuos sometidos a situaciones provocadas y controladas por el equipo de investigación. Estas situaciones pueden consistir en la reproducción de un discurso, la proyección de un video, la presentación de un afiche o el lanzamiento de un slogan. A pesar de la tendencia "cuantitativita" que se verifica en América Latina al momento de estudiar el comportamiento electoral, un enfoque exclusivamente cuantitativo acarrea el riesgo de obviar matices fundamentales de la conducta de los votantes que sólo pueden ser abordados desde un enfoque de naturaleza cualitativa. Por ejemplo, la medición de la intención de voto puede involucrar "variables calificativas" tales como el voto castigo, el voto miedo, el voto vergonzante y el voto cautivo, que no son identificables por los clásicos estudios cuantitativos. 4.2.1.2 Mapa político Se dice que la visión estratégica que exige toda campaña no puede ser alcanzada sin un exhaustivo y completo conocimiento de los actores que conforman el escenario socio-político y económico en que se celebrará la elección. La construcción de un mapa político requiere una detallada descripción del who’s who (quién es quién) en la contienda electoral, así como también una visión panorámica de los sistemas de relaciones que existen o podrían existir entre dichos actores. El primer paso en la confección de este mapa relacional lo constituye la demarcación del terreno político. Este puede quedar delimitado en base a diversos criterios: 70 Criterio ideológico Criterio partidario Criterio temático Criterio geográfico Desde el punto de vista ideológico, la determinación de los límites del mapa provendrá de la identificación de las posiciones más extremas en términos de la tradicional dicotomía izquierda- derecha. El criterio partidario se apoya en el análisis de la composición y funcionamiento del sistema de partidos, ubicando a los candidatos en el mapa según su afiliación política. De este modo, el mapa obtenido reflejará categorías tales como bipartidismo, multipartidismo, partidismo dominante, partidismo único, etc. La perspectiva temática considera las posiciones que los candidatos adoptan en relación a las principales cuestiones que conforman la agenda electoral. Así, el establecimiento de los temas centrales de la contienda política genera "espacios de discusión" que son ocupados por los candidatos de acuerdo a la prioridad que éstos asignen a cada asunto. Por último, el criterio geográfico agrupa a los actores de acuerdo al alcance territorial de sus distritos o jurisdicciones. Este mapa geopolítico cruza niveles nacionales, regionales, provinciales y locales. Dado que en nuestro país numerosas elecciones provinciales y municipales están desdobladas de las presidenciales, la utilización de este criterio a la hora de relevar el mapa político es esencial. En rigor, un mapa político bien confeccionado requiere integrar la aplicación simultánea de todos los criterios mencionados. Asimismo, debe incluir una descripción detallada de las posiciones de otros actores que, sin 71 ser protagonistas directos de la elección, juegan un papel destacado como grupos de presión o factores de poder (Iglesia, fuerzas armadas, medios de comunicación, sindicatos, cámaras empresariales, organizaciones no gubernamentales, entre otros). Una vez determinados los límites del mapa y ubicados los actores en él, corresponde establecer cómo estos últimos se relacionan entre sí a la luz de los criterios descritos con anterioridad. En este sentido, resulta menester identificar aquellas cuestiones que constituyen o pueden constituir puntos de coincidencia o motivos de distanciamiento y diferenciación. Sin obviar la visión panorámica que ofrece el "mapa" de actores políticos y no políticos, el equipo estratégico de campaña debe suministrar a su candidato un informe preciso y puntual sobre qué situaciones lo acercan o alejan de los demás candidatos. Como consecuencia de la naturaleza dinámica de los procesos sociopolíticos, la elaboración de este informe requiere una permanente actualización por parte de los equipos. 4. 2.1.3. Red motivacional del voto La red motivacional del voto puede definirse como el conjunto de justificaciones racionales e irracionales, manifiestas y no manifiestas, conscientes e inconscientes, que constituyen la base lógico-valorativa de la decisión electoral. En otras palabras, es el conjunto de razones que los sufragantes evalúan al momento de decidir si votarán por el candidato A, B o C. Existen diversas motivaciones electorales entre las que se destacan: Identificación ideológica Identificación partidaria 72 Identificación de clase Identificación con la idea de cambio o continuidad Identificación con el candidato Identificación con la propuesta Identificación con el discurso Identificación con la imagen Uno de los fenómenos de fondo que más ha impactado en las estrategias de campaña de los principales partidos políticos es precisamente el "corrimiento valorativo" que se verifica hoy en día en la red motivacional del voto. En la década del setenta los votantes priorizaban dos motivaciones electorales en particular: la identificación partidaria y la identificación ideológica. Por entonces era muy importante para el electorado que el candidato lo representara en ambas dimensiones. Los ciudadanos, evidenciando una actitud de mayor "militancia", evaluaban sus alternativas de voto en términos de "lealtad". En los años noventa el voto ha perdido gran parte de su sustancia ideológica y se ha orientado a la búsqueda de mensajes e imágenes. El ascenso de la videopolítica y la decadencia de la tradicional representatividad de los partidos han provocado que el electorado privilegie en las urnas su percepción acerca de lo que el candidato propone, comunica y representa. Estas percepciones se construyen mayormente en torno a la figura individual del candidato, quedando en un segundo plano los aspectos referidos a sus pertenencias partidarias y doctrinarias. Las franjas de votantes "independientes" son más amplias día 73 a día y, en consecuencia, a nadie asombra que los que ayer votaron por el partido A mañana lo hagan por el partido B. Puede afirmarse entonces que la opción electoral de los ciudadanos está cada vez menos ligada a convicciones dogmáticas. Por el contrario, la decisión del voto se vincula crecientemente a la interpretación que realiza el electorado de las actitudes concretas que los candidatos muestran ante los principales problemas que aquejan a la sociedad. En conclusión, el corrimiento en la red motivacional del voto tiene como consecuencia más inmediata un significativo crecimiento de los sectores políticamente independientes. A raíz de ello, se presenta en la América Latina contemporánea un nuevo panorama electoral en el que ningún partido político puede ganar las elecciones contando sólo con el aporte de sus votos propios o militantes, sean éstos de afiliados o no afiliados. 4.2.1.4 Estrategia de posicionamiento La decisión acerca de cómo posicionar a su candidato es la más trascendente y, por ende, la más difícil y riesgosa que los equipos estratégicos de campaña deben tomar. Posicionar significa decidir cuál será el "espacio electoral" que el candidato pretende ocupar en el mapa político o escenario estratégico. En otras palabras, se busca que el candidato represente en la mente colectiva del electorado una clara referencia al espacio elegido. El posicionamiento debe ser concebido como una respuesta simple y relacionada a la pregunta: ¿qué quiere significar políticamente el candidato en estas elecciones? Si en el marco de una competencia 74 electoral un candidato intenta presentarse simultáneamente como el candidato de la educación, de la transparencia, de la experiencia, de la austeridad republicana, de la justicia social, de la defensa de la ecología, de la generación de empleo, de la paz internacional y de las rebajas impositivas, es muy probable que en definitiva no consiga posicionarse eficazmente como nada de ello. El posicionamiento es por naturaleza una decisión estratégica de priorización y diferenciación. Desde la óptica de la comunicación política, cuando un candidato tiene más de dos o tres prioridades para una elección, en realidad carece de prioridades. Por ello, puede afirmarse que una estrategia de posicionamiento exitosa requiere: Estar construida en base a la selección de muy pocas prioridades o posiciones. Permitir una presentación simple y directa. Desde el punto de vista metodológico, una apropiada estrategia de posicionamiento debe elaborarse considerando sus dos dimensiones básicas: 1. Posicionamiento absoluto: hace referencia a la creación en la mente de los votantes de una percepción global acerca de aquello que el candidato ha decidido representar primordialmente. Busca que esta percepción se construya independientemente de las características atribuidas a los demás candidatos. 75 2. Posicionamiento relativo: apunta a una estrategia de diferenciación que le permita al equipo de campaña demostrar que su propio candidato es mejor que cualquier otra opción electoral. Cobran relevancia los aspectos positivos del candidato en relación a los aspectos negativos de sus competidores y viceversa. Existen numerosas circunstancias vinculadas al candidato como individuo que condicionan y limitan las decisiones de posicionamiento. No siempre los candidatos pueden posicionarse de acuerdo a sus expectativas. En efecto, la viabilidad de una estrategia de posicionamiento debe considerarse a la luz de los siguientes factores: historia privada y familiar del candidato, pasado y presente político del candidato, personalidad del candidato, aspecto y limitaciones físicas del candidato, distancia entre candidato real y candidato ideal y asignaciones espontáneas sobre el candidato. 4.2.1.5 Análisis internacional Como consecuencia de los procesos de regionalización y globalización de la economía y la política internacionales, las campañas electorales han dejado de ser patrimonio exclusivo de los habitantes del país donde éstas tendrán lugar. De hecho, importantes consultoras internacionales, corporaciones transnacionales, calificadoras de riesgo y organizaciones políticas de alcance regional siguen con gran interés el desarrollo de la mayoría de las campañas presidenciales que se realizan en el mundo. 76 En consecuencia, casi todos los candidatos, sin distinción de partido político o país, programan como actividad obligada de sus campañas una visita a Washington, Londres, Roma o París en búsqueda de "señales" de apoyo. Por otra parte, las agendas políticas que nutren las contiendas electorales no son inmunes a la "tendencias" internacionales de la economía, el empleo y la ecología. Estas tendencias condicionan y limitan el margen de maniobra con el que cuentan los actores nacionales. Un análisis completo y dinámico del contexto internacional por parte de los equipos estratégicos de campaña permite al candidato actualizar su propuesta, identificar oportunidades de apoyo externo y prevenir posibles embates derivados de un cambio de escenario. 4.3.2 Estrategia comunicacional: la elaboración del discurso político Si bien la elaboración de una propuesta política inteligente es esencial en el marco de la puja electoral, contar con buenas ideas no garantiza necesariamente el éxito de una campaña. En la historia reciente de América Latina existen numerosos ejemplos de sólidas propuestas políticas que a la hora de ser elegidas no fueron tenidas en cuenta por los votantes. Asimismo se registra una gran cantidad de programas y planes de gobierno bien concebidos que nunca llegaron a ser puestos en práctica.32 En algunas ocasiones, el desinterés por las propuestas y la falta de concreción de los proyectos pueden explicarse simplemente a raíz de la deficiencia de su contenido. En otras oportunidades, la indiferencia e 32 http://www.incep.org/dip-nl/irrupcion-marketing.html 77 incluso el rechazo de la propuesta política encuentran su causa en el desprestigio del portador del mensaje, cuya poca credibilidad pesa más que la buena calidad de la propuesta en sí. Dado el caso hipotético de dos candidatos que, con iguales aptitudes personales de capacidad, liderazgo y confiabilidad, presenten al electorado propuestas similares, seguramente se impondrá quien transmita más eficientemente sus ideas, o sea aquel candidato que cuente con la mejor estrategia comunicacional. En definitiva, el candidato debe superar la fase del diseño de la propuesta y encarar en forma anticipada y sistemática la elaboración del discurso. Así, quien se preocupe por los aspectos formales y no formales de la transmisión del mensaje político aventajará a quien no tenga en cuenta la importancia de las herramientas comunicacionales al momento de llegar a los votantes. Desde este punto de vista, cobra sentido el pensamiento lacaniano según el cual "lo que está existe porque es dicho". En conclusión, el principal objetivo de este segundo nivel estratégico es la formación del discurso político y su transmisión efectiva y eficiente al electorado. Ambas tareas deben ser asumidas como decisiones sopesadas en las que cada elemento de la comunicación (emisor, medio, canal, receptor, mensaje, codificación, decodificación, retroalimentación, ruidos) debe ser ponderado con sumo cuidado. 4.3.2.1 Comunicación y comunicación política El diseño y ejecución de estrategias comunicacionales y la elaboración de discursos requieren una comprensión cabal de la naturaleza y el alcance del proceso de comunicación en general y de comunicación política en particular. En este sentido, las decisiones 78 estratégicas tomadas durante la contienda electoral deben surgir de un enfoque sistémico e integral de ambas dimensiones. La comunicación puede definirse como un complejo intercambio de estímulos y señales que dos o más sujetos realizan mediante diferentes sistemas de codificación y decodificación de mensajes. Entre las partes que intervienen en dicho proceso se generan flujos de información que buscan contextualizar el intercambio y, al mismo tiempo, llenar de contenido los símbolos elegidos para la transmisión de los mensajes que se intentan comunicar. Según el prestigioso especialista Joseph Klapper, el proceso de comunicación presenta dos etapas sucesivas y complementarias que determinan un sistema de escalonamiento en el flujo de la información. La primera fase se inicia con el envío del mensaje por parte del emisor y culmina con la decodificación que realiza el receptor. Esta primera comunicación se complementa con una segunda fase que comienza con el reenvío del mensaje retroalimentado por parte del receptor y finaliza con la transmisión de un nuevo mensaje por parte del emisor. Los sucesivos ciclos de reconstrucción del mensaje forman así un sistema circular que genera sus propios factores de cambio y adaptación. En realidad no son sólo el emisor y el receptor quienes construyen y reconstruyen los mensajes comunicados, sino que éstos son también redefinidos por los medios que los transmiten. El medio que interviene en el proceso de comunicación imprime su propia huella en el mensaje y, según el caso, lo refuerza, debilita o incluso contradice. En numerosas ocasiones, 79 tal cual afirma el pensador canadiense Marshall McLuhan, "el medio es el mensaje".33 En el campo específico de la comunicación política, donde el papel de "emisor" es ocupado por el candidato y el de "receptor" por el electorado, los medios masivos de comunicación cumplen, precisamente, la función de "medio". En rigor, esta función es compartida con otras formas de transmisión más directas, tales como actos públicos, caravanas, caminatas y otras iniciativas proselitistas. Sin perjuicio de ello, son los medios gráficos, la radio y la televisión quienes hoy en día concentran la mayor parte de la transmisión de los mensajes políticos. Cabe destacar que esta marcada tendencia a la mediatización que se observa en la política no es un fenómeno nuevo en la historia del hombre pues, como lo sugiere el propio McLuhan, las sociedades siempre han sido moldeadas más por la naturaleza de los medios con que se comunican sus integrantes que por el contenido mismo de la comunicación. En este marco, la decodificación de mensajes políticos y los posteriores reenvíos de información que realizan los electores generan el fenómeno comúnmente conocido como "opinión pública". Esta es precisamente la vía utilizada por los votantes para responder a los estímulos provenientes de los candidatos. El funcionamiento de este sistema de retroalimentación asegura y enriquece la bidireccionalidad del proceso preelectoral, permitiendo al candidato- emisor fortalecer y precisar su discurso en función de las 33 http://www.incep.org/dip-nl/irrupcion-marketing.html 80 demandas e inquietudes del electorado- receptor. Para ello, los equipos de campaña cuentan actualmente con numerosos instrumentos de Marketing Político tales como encuestas, mediciones y sondeos que se convierten en verdaderos "termómetros" del clima que vive la ciudadanía. Cándido Monzón (1996) en su libro Opinión Pública, comunicación y política; la formación del espacio público34 cita diferentes definiciones de comunicación política. Por un lado, la definición de R.R. Fagen es “el intercambio de símbolos o mensajes que con un significativo alcance han sido compartidos por, o tienen consecuencias para, el funcionamiento de los sistemas políticos”; Fagen entiende que una actividad comunicacional se considera política en virtud de las consecuencias, actuales y potenciales, que ésta tiene para el funcionamiento del sistema político. (Página: 218) En la tesis de Hileana García López35 comenta que para S. Chafee, e n political communication reduce su definición “al papel de comunicación en el proceso político”. Adicionalmente D. Nimo sostiene que una comunicación (actividad) puede ser considerada política en virtud de las consecuencias (actuales y potenciales) que regulan la conducta humana bajo ciertas condiciones de conflicto, y, finalmente, R.H. Blake y E.O.A. Haroldsen entienden por tal aquella comunicación que conlleva actuales 34 Cándido Monzón Arribas, Opinión Pública, comunicación y política; la formación del espacio público Editores: Tecnos. (1996), España 35 Fuente García López, H. 2003. Imagen pública resultado de la mercadotecnia política. Tesis Licenciatura. Ciencias de la Comunicación. Departamento de Ciencias de la Comunicación, Escuela de Ciencias Sociales, Universidad de las Américas Puebla. Diciembre. 81 o potenciales “efectos sobre el funcionamiento de un estado político u otra entidad política” (página: 218) Todas estas definiciones destacan la existencia de un campo común que llaman “Comunicación”, un elemento base para la interacción y el desarrollo de las diferentes esferas de una nación. En este caso la esfera política se ve sustentada por la comunicación para lograr que la difusión se complete como el proceso de transmisión de mensajes y ser la base para que la gente perciba de una figura pública la imagen que realmente se quiere transmitir, Así pues entendamos por comunicación, según Aristóteles, al acto inherente al hombre, que lo ayuda a expresarse y a conocer mas de sí mismo, de los demás y del medio que lo rodea. El otro campo en común es pues la “Política”, entendida como una ciencia, el arte de gobernar y como una actividad encaminada a la conquista y al ejercicio del poder, Según Carlos Salazar Vargas (1994) en Marketing Político. Cuando el primer campo influye o guarda relación con el segundo, entonces se puede hablar de comunicación política, sin especificar el tipo de actividad ni naturaleza de la influencia. Después del desarrollo que los estudios de cultura política tuvieron en los años sesenta y las críticas que han recibido posteriormente, el tema ha vuelto a la actualidad desde una nueva reconceputalización. La cultura política se intenta ver ahora no sólo como un constructor psicológico, sino, sobre todo, como un constructor social en donde no importan tanto las reacciones individuales, sino la interpretación que pueda hacerse de las mismas desde el contexto social y cultural en el que se mueven. “La reconceputalización significa la consideración de las 82 totalidades y no de las partes; de las prácticas y no de las orientaciones; de los tipos y no solamente de los rasgos.” (Página: 224) Es la mediocracia o “democracia centrada en los medios”, como la llama David L Swanson (1996), que está revolucionando el mundo de la información y la política. Como queda patente a la observación- y así lo confirman los estudios- los procesos de interés público, y entre ellos se incluyen los políticos, cada vez dependen más del mundo de la imagen, los periodistas han pasado de testigos de la actividad pública y política a ser actores, los líderes políticos aprenden técnicas de comunicación y persuasión, el gobierno debe dar cuenta de sus actos con mayor rapidez y transparencia, los partidos políticos están poniendo peso, además de la escena política, a la popularidad e imagen de sus líderes y todos estamos envueltos en un nuevo espacio público dominado por la información. La existencia de la comunicación política supone pues la distinción entre lo público y lo privado, a saber, por un lado, lo que en un determinado momento es tema de discursos públicos que pueden ser objeto de un enfrentamiento político y por otro lado, lo que permanece dentro de la esfera privada, en una escala interpersonal o de pequeños grupos y que en todo caso no está destinado a ser debatido en la plaza pública. Sin embargo, existe la muy frecuente posibilidad de que, tanto los medios de comunicación como los encargados de la estrategia política, se inmersionen en la esfera privada, seleccionando temas que, a su conveniencia, hacen de interés público, resultando de esto una ventaja competitiva. 83 Abordando el tema desde una perspectiva comunicativa de la política, vemos, refiriéndonos al ensayo de Vincent Lemieux (1989) en el libro comunicación y política,36 que la comunicación política puede estudiarse según diferentes modelos. Lo mismo puede decirse de la política concebida ampliamente como una actividad que trasciende la de la comunicación. La política puede concebirse como un conjunto de decisiones (o de no decisiones) relacionadas con el gobierno de una colectividad, es decir, con la regulación de sus negocios públicos (Lemieux, 1989). Estas decisiones, o no decisiones de las que habla Lemieux podemos percibirlas como un elemento clave e integrador de la política que nos lleva a pensar en políticas Públicas, definidas por Salazar Vargas (1999) en su obra, Políticas Públicas, como el “conjunto de sucesivas respuestas del Estado frente a situaciones consideradas socialmente como problemáticas”. Llegamos entonces a la siguiente conclusión de Salazar en donde resalta que los objetivos, las estrategias y las metas, proponen un marco general al que debe ajustarse el comportamiento de los actores públicos y privados. Para obtener en la práctica acciones encuadradas en este marco, la autoridad debe establecer conjuntos de normas específicas, cuyo cumplimiento pueda ser exigido o promovido por la autoridad que ejerce, tiene o potencializa el gobierno. En la tesis de Hileana García López, considerando el esquema de Jackobson (1965), se dice que: “El destinador envía un mensaje al 36 http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/navegacion/carrera_lco.html 84 destinatario. Para ser operante, el mensaje requiere primero un contexto al cual se remite ('el referente'), contexto que el destinatario puede captar; luego el mensaje requiere un código común en todo o por lo menos en parte al destinador y al destinatario; y por ultimo, el mensaje requiere un contacto entre el destinador y el destinatario, contacto que les permite establecer o mantener la comunicación” (:97) Contexto Emisor Mensaje Receptor Contacto o canal Código En síntesis, la comunicación política es latente, sabemos ahora que las normas deben ser transmitidas de algún modo y siguiendo una estrategia, por esto es necesario remarcar que la política existe dentro de la esfera social, al igual que la comunicación, se encuentran flotantes en este terreno, pero esta política debe llegar al terreno público. 85 Así pues la comunicación política, entendida en su sentido estricto, consiste en “la circulación de mensajes entre los actores políticos, circulación que de algún modo entra dentro de los proceso de regulación.” Proceso que considera como elementos de suma importancia a la percepción y la opinión pública. 4.3.2.2 Estrategias discursivas El esquema anteriormente utilizado para describir el proceso de comunicación política establece la existencia de un candidato- emisor, un electorado- receptor y un conjunto de medios masivos que transportan los mensajes del primero hacia el segundo. En el marco de las campañas electorales, esos mensajes adquieren la forma de "discurso político". En efecto, el discurso político es el envase semiológico mediante el cual los candidatos hacen llegar el contenido de sus propuestas políticas a los votantes. Es pertinente precisar que el concepto de discurso político no se limita a la tradicional práctica de hablar en público, sino que se extiende a diversas alternativas del "cómo decir". El candidato que responde a una entrevista radial, participa de un programa televisivo, escribe una nota de opinión en el diario o simplemente concurre a un evento social está en todo momento formulando su discurso. 86 El carácter "político" de un discurso no está dado por el rol que ocupa el emisor del mensaje sino por el contenido temático de éste. Por ello, como sostiene María Elena Qués, el hecho de que sea un dirigente político quien lo enuncie es condición necesaria pero no suficiente para que un discurso sea político. Los medios masivos se han convertido en la actualidad en el canal privilegiado de circulación del discurso político y, en consecuencia, la elaboración del mismo exige el trabajo conjunto de comunicadores sociales, asesores de prensa, semiólogos y especialistas en opinión pública. La competencia electoral contemporánea se desarrolla básicamente como una virtual "batalla comunicacional" en la que el discurso se convierte en lanza y escudo al mismo tiempo. Conforme a la denominación propuesta por Eliseo Verón37, el diseño de una adecuada estrategia de comunicación política debe considerar el papel de los siguientes actores: Enunciador: es el candidato que emite el discurso. Auditorio: es el público ante el que se habla. Destinatario: es el conjunto de personas para quien se habla, es decir aquéllos a quienes se realmente el discurso político. En numerosas ocasiones auditorio y destinatario coinciden. Sin embargo en la mayoría de las campañas electorales las necesidades proselitistas llevan a los candidatos a diferenciar entre ellos. Prodestinatario: es el partidario, simpatizante u "otro positivo" que forma parte del colectivo de identificación y que, por ende, se expresa en términos de un "nosotros inclusivo". 37 http://www.incep.org/dip-nl/irrupcion-marketing.html 87 Contradestinatario: es el adversario u "otro negativo" que se encuentra excluido del colectivo de identificación, enunciado como un "ellos exclusivo". Paradestinatario: es el destinatario indeciso respecto del cual se establece una relación incierta, ya que no es posible definir su posición con respecto al enunciador y su propuesta. En general, las estrategias discursivas apuntan a captar la adhesión de cada tipo de destinatario utilizando el modo de acercamiento más conveniente según el caso. Así, respecto de los prodestinatarios, se utilizará un discurso político de "refuerzo", mientras que para los contradestinatarios el discurso será de "polémica". En el caso de los indecisos, el candidato intentará captarlos mediante discursos de "persuasión". Las estrategias discursivas de refuerzo tienen como objeto consolidar y mantener el apoyo de aquellos sectores que simpatizan con el candidato o su propuesta. La puesta en acción de estrategias discursivas de polémica, centradas en la construcción del adversario como un "otro negativo", presupone un "diálogo" entre los distintos enunciadores que se formula en términos de réplica o contradiscurso. La voluntad persuasiva del discurso político destinado a los indecisos se descubre como la esencia misma de la actividad proselitista, es decir la captación de "prosélitos". En este contexto, las razones que el candidato esgrime ante los sectores independientes o dubitativos deben diferir de las presentadas a los simpatizantes o partidarios de su proyecto político. A pesar de la supuesta obviedad de lo antedicho, la historia electoral de nuestro país está repleta de ejemplos que demuestran lo difícil que es poner en práctica estrategias discursivas acertadas. 88 4.3.2.3. Mediatización política y televisión La irrupción de la imagen y el marketing en la lucha electoral ha provocado un replanteo en la totalidad de las formas comunicacionales utilizadas por los equipos estratégicos de campaña. Los instrumentos tradicionales de comunicación política cedieron gran parte de su protagonismo en manos de la televisión y la publicidad. En América Latina, durante sus diez primeros años de existencia, la televisión tuvo un alcance tan limitado que no pudo estructurar un lenguaje propio. Las campañas electorales de los años cincuenta eran básicamente radiales. Los medios gráficos de la época publicaban diariamente los horarios y emisoras en los que harían uso de la palabra los candidatos de las distintas fuerzas políticas. Recién en la década del sesenta, con la creación de canales privados, la recepción televisiva comenzó a desplazar a la radio de su lugar dominante entre las formas de comunicación política. La consecuencia inmediata de este desplazamiento fue la desaparición paulatina de géneros comunicacionales que hasta entonces ocupaban un papel preponderante en el marco de las campañas electorales. Así, la conferencia radial, el noticiero cinematográfico y el mitin político fueron reemplazados por nuevos géneros tales como el aviso publicitario, la entrevista televisiva, la mesa de opinión y los programas "nopolíticos", fueran éstos de actualidad, entretenimiento o humor. Hoy en día, la planificación y organización de actos políticos, la elaboración de líneas discursivas y la selección del vestuario, la iluminación, el sonido y la escenografía ya no se deciden sólo en función del público que concurre al evento en cuestión, sino que se apunta primordialmente a una audiencia más amplia y mediatizada: los televidentes. De este modo, 89 las personas que asisten a los actos públicos han dejado de ser espectadores para convertirse en actores de reparto de una película cuyos verdaderos destinatarios contemplan, desde la comodidad de sus hogares, a través de las pantallas de televisión. La "puesta en escena" de los actos proselitistas ha adquirido una relevancia inédita. Detalles tales como cuántos y quiénes compartirán el estrado con el candidato, cuándo será el momento oportuno para incorporar la presencia de su cónyuge y otros aspectos de la teatralización del acto son, en la actualidad, objeto de minucioso análisis por parte de los asesores de campaña. Desde hace más de dos décadas, la cantidad de personas que buscan respuestas a sus interrogantes políticos en la televisión ha crecido en la misma proporción en la que ha disminuido el número de aquéllos que las buscan en los comités partidarios. En conclusión, el proceso de mediatización de la política se ve determinado por la preponderancia que la televisión ha adquirido respecto de los demás medios masivos de comunicación. El fenómeno conocido como "videopolítica", o sea la preferencia de los votantes por lo audiovisual en desmedro de lo textual, ha incorporado a la actividad proselitista la "lógica del espectáculo" inherente a la televisión. 4.3.2.4. Nuevas formas de comunicación política Las formas tradicionales de comunicación política tienen como elemento común la convicción de que el contacto directo entre candidato y electorado es la mejor garantía de una efectiva "llegada" del mensaje político a los votantes. Este contacto directo, que se expresa en términos físicos de presencia y proximidad del candidato, se establece en 90 oportunidad de diversas actividades proselitistas planificadas por los equipos estratégicos de campaña. Entre ellas se destacan las siguientes: actos políticos, actos públicos, marchas y movilizaciones, caminatas, caravanas, visitas domiciliarias, visitas a instituciones, conferencias y seminarios, cenas y reuniones similares. Las formas modernas de comunicación política no promueven el contacto físico con el candidato sino que, por el contrario, apuestan a la "simulación" de una especie de "contacto virtual" entre el candidato y el electorado. Este contacto inmaterial se obtiene mediante la emisión de imágenes y la transmisión de símbolos impersonales. Las principales formas modernas de comunicación política son: Comerciales televisivos e infommercials Otras acciones de publicidad: o afiches y banners o jingles y parlanteo o folletos, volantes y otros materiales de promoción Entrevistas, notas periodísticas y conferencias de prensa Debates televisivos y apariciones en programas de TV no-políticos Operativos de prensa, gacetillas y literatura proselitista Marketing directo: postal, telefónico, electrónico (e-mail) y páginas de Internet A pesar del papel dominante que han adquirido las formas modernas de comunicación en la política contemporánea, en especial 91 aquéllas que se llevan a cabo por televisión, las formas tradicionales tales como los actos masivos, las grandes movilizaciones y las marchas no desaparecieron ni van a desaparecer. Por el contrario, se observa un verdadero fenómeno de interpenetración y complementación entre lo tradicional y lo moderno. En los años noventa el éxito de un acto político se mide más en función de la "cobertura masiva" por parte de los medios que por la concurrencia multitudinaria del público. La particular dinámica comunicacional que imponen los medios masivos, sumada a la sobreabundancia de información que sufre el electorado, exige a los candidatos transmitir mensajes simples, cortos y contundentes. 4.3.2.5. Opinión pública y medios masivos Desde tiempos remotos se ha considerado a la política como una cuestión imprescindible en toda sociedad. Por ejemplo, el Cosme de Médici, gobernante florentino de la era del renacimiento descubrió que en la política y la administración pública la percepción es fundamental. “La política hoy más que nunca depende de la percepción pública” Entonces, la opinión pública puede definirse como el conjunto de creencias percibidas y compartidas por la comunidad como interés general. El componente opinión del concepto alude a "creencias" en el sentido de imaginarios de mayor intensidad que las meras impresiones, pero de menor rango que las convicciones. Su carácter de pública se justifica en el "interés común" que concentran los hechos o actividades humanas a que se refiere. 92 Desde el punto de vista de su naturaleza, puede sostenerse que la opinión pública no es un acontecimiento sino un proceso caracterizado por ser: Dinámico: presenta una visión evolutiva de la realidad, incorporando los permanentes cambios que en ella se generan. No se trata de una "fotografía" estática de un momento puntual sino de una "filmación" en constante actualización. Interactivo: cumple la función de retroalimentar el proceso de comunicación política. Es el canal de reenvío por el que viajan las respuestas y reacciones del electorado a los mensajes y acciones de los candidatos. Democrático: revitaliza el diálogo cívico entre gobernantes y gobernados. Es una instancia de formación de consenso ciudadano y de control gubernamental. A fin de llevar adelante un apropiado management de la opinión pública, los equipos de campaña se nutren de valiosa información mediante los instrumentos de sondeo y medición ya presentados. Sin embargo, la recolección de datos bajo estrictos criterios estadísticos no implica necesariamente que los equipos de campaña realicen una interpretación correcta de la información. En la política latinoamericana es común observar significativas distorsiones a la hora de derivar principios generales de datos particulares. 93 Conclusiones que se presentan como definitivas e inapelables son en realidad falsos enunciados que "hacen decir" a los datos cosas que éstos no dicen. Las principales fuentes de este tipo de error son: interpretaciones forzadas, premisas falsas o variables inapropiadas. Por otra parte, es frecuente que los responsables de analizar mediciones de opinión pública lleguen a conclusiones que, siendo lógicamente correctas, provienen de datos estadísticamente inválidos. En este caso, los errores encuentran su origen en muestras no representativas, márgenes de error excesivos o distorsión por influencia del encuestador. En general, esta tendencia a realizar deducciones falaces en base a datos válidos o llegar a conclusiones lógicas a partir de información incorrecta, se explica en el campo de la política de la región como la consecuencia de una mala combinación entre investigación estadística y lógica periodística. En tal sentido, los equipos de campaña suelen preparar peligrosos "cócteles metodológicos", que mezclan datos aportados por la estadística con interpretaciones propias de la lógica periodística; o datos provenientes de investigaciones periodísticas con pretensión de validez estadística. La lógica estadística propugna pautas estrictas para validar datos y conclusiones. Por ello, ante situaciones de duda o ambigüedad, descarta la información en cuestión. Puede decirse que la ciencia estadística está comprometida sobre todo con la precisión y la exactitud. En cambio, la lógica periodística asume la veracidad aparente de ciertas circunstancias aun sin que éstas hayan sido verificadas en forma empírica y con criterio científico. La labor periodística, por su propia naturaleza y misión, privilegia ante todo la exposición pública de los hechos. 94 Esta lógica particular del ámbito periodístico es precisamente la que condiciona los esfuerzos de los equipos de campaña en su intento por articular estrategias comunicacionales en lo referido al "manejo de medios". El desafío de establecer buenas relaciones entre la campaña y los medios masivos ha llevado a los jefes de prensa y sus colaboradores a adquirir una visión pragmática y flexible de su rol, haciendo a un lado actitudes dogmáticas e ideológicas. Hoy, la gran mayoría de estos verdaderos operadores de prensa poseen una formación periodística o son directamente ex periodistas; pocos han sido militantes del partido al que sirven y menos aún están afiliados a él. Las principales funciones de los responsables de medios de las campañas modernas pueden agruparse en dos amplias categorías: Diseño y ejecución del Plan de Medios: se trata de definir la combinación de medios a utilizar en la transmisión del mensaje político. El plan debe determinar en qué medida se utilizará la televisión, la radio, los medios gráficos y otras formas de difusión, con el objeto de lograr sinergia entre ellos. La composición del communication mix debe evaluarse en términos de eficiencia comunicacional y económica, considerando la calidad y cantidad de información a comunicar. Imposición de la Agenda Política: se refiere a la instalación en los medios masivos de los ejes de discusión política que interesan al candidato. En general, son los diarios quienes imponen la agenda de temas mediante sus primeras planas, mientras que la radio y la 95 televisión los "levantan" durante la semana. En muchos casos, la tarea de generar una agenda favorable al candidato implica "producir" la noticia. 4.3.3. Estrategia publicitaria: la construcción de la imagen política La evolución registrada en el ámbito de las estrategias comunicacionales tiene su correlato en el campo de las estrategias publicitarias aplicadas a la actividad proselitista. Hasta mediados de siglo, la difusión de ideas políticas era encarada desde una óptica propagandística que apostaba a la movilización de las masas como herramienta central de acción partidaria. Cerrado el ciclo histórico de los liderazgos carismáticos que condujeron al mundo durante décadas, las agrupaciones políticas se vieron obligadas a actualizar sus técnicas de divulgación y captación de votos. El mural de tiza y carbón, el informativo cinematográfico, la pintada callejera, la pegatina barrial y el pasacalle casero, todas estas formas clásicas de la propaganda, han cedido su lugar preponderante a nuevas prácticas provenientes de la publicidad política moderna. Día a día son más los candidatos que convocan agencias especializadas en Marketing Político para que éstas diseñen y elaboren comerciales televisivos, slogans, campañas gráficas, jingles y material de promoción. Los mensajes electorales se comunican hoy en prolijas carteleras de uso comercial o en videoclips cuidadosamente editados. Así, la jerga de las campañas de fin de siglo ha incorporado términos tales como arte creativo, animación computarizada, composición de colores, impresión digital y construcción de imagen. 96 Muchas de las tareas que hasta hace algunas décadas eran realizadas por militantes y voluntarios, son encaradas por los actuales equipos de campaña como servicios profesionales, susceptibles de ser contratados a prestadores privados ajenos a la organización partidaria. La mística que rodeaba las tradicionales "pintadas" se diluye poco a poco en manos de empresas especializadas cuyo negocio consiste en pegar afiches en la vía pública. Luego del período militar, los comicios latinoamericanos de los 80s incorporaron definitivamente la publicidad a las campañas electorales, fueran éstas generales o internas, presidenciales o legislativas, nacionales, provinciales o municipales. Desde entonces, gran parte de los dirigentes políticos ha recurrido a estrategias publicitarias con el objeto de comunicar de modo más atractivo el contenido de sus propuestas políticas. En la actualidad, partidos y candidatos encomiendan a profesionales de la creatividad la concepción de iniciativas capaces de transmitir en mensajes e imágenes las líneas centrales del discurso político. En síntesis, se trata de traducir la propuesta en discurso y el discurso en imagen. El paso del primer nivel estratégico al segundo consiste en hacer comunicable un conjunto de ideas. La transición del segundo al tercero significa darle al mensaje un formato audiovisual atrayente que, recurriendo a apelaciones emocionales, oriente la voluntad del votante en favor del candidato. 4.3.1.1. Formas modernas de publicidad política Para poder hablar sobre las formas de publicidad política moderna, vamos a definir en primera instancia lo que entendemos por publicidad y luego lo llevaremos al ámbito de la política. 97 Publicidad se puede definir como “una comunicación estructurada y compuesta, no personalizada, de la información que generalmente pagan patrocinadores identificados, que es de índole persuasiva, se refiere a productos (bienes, servicios e ideas) y se difunde a través de diversos medios” (Arens,). Existe una línea bastante fina entre el concepto de marketing y publicidad, muchas personas llegan incluso a confundir estos dos conceptos. Podemos definir publicidad como forma de pago de presentación de ideas, bienes o servicios por un patrocinador identificado (Jerome McCarthy, William Perreault: Comercialización, 1984)38. Para ir completando la idea podemos señalar que la publicidad no es sólo lo que se ve en televisión, si no que también puede haber publicidad escrita, en los medios de prensa, en radio, en vía publica, en resumen en todas las áreas de la comunicación. La publicidad se encontró con la política no hace muchas décadas atrás, ésta se empezó a utilizar cuando los candidatos no fueron capaces de conocer a cada uno de los sufragantes en la elección que ellos disputaban. Al no poder tener relación con cada elector, tuvieron que recurrir entre otras herramientas a la publicidad, como también a las relaciones públicas, para poder llegar a todos los votantes. Aquí es donde se une la política con la publicidad y se le nombra como publicidad política. Publicidad política se define pues como “el proceso comunicativo por el cual una fuente (usualmente un candidato político o un partido político) 38 Jerome McCarthy, William Perreault: Comercialización, 1984. 98 compra la oportunidad de exponer a los votantes a través de canales de comunicación masivos a mensajes políticos con la intención de provocar el efecto de influenciar sus actitudes políticas, creencias y/o comportamientos” (Kaid, 1981). Según Kaid (1999)39, existen dos grandes características que definen la publicidad política moderna, la primera es el control del mensaje y la segunda, la utilización de canales de comunicación masiva para la distribución del mensaje. Esta habilidad para controlar completamente el mensaje presentado a una audiencia es una de las grandes ventajas de todas las formas de publicidad política. En la actualidad existen diversas formas de hacer publicidad política, como vía publica, a través de folletos, de Internet, de radio, siendo la más importante la publicidad en televisión. La publicidad política está sujeta a distintas regulaciones dependiendo del medio de difusión y del país en que se realice, pasando de señales de televisión abiertas altamente estructuradas, a esto se llama “Franja” y gratis a la posibilidad de crear “Spots” publicitarios de manera privada pagando por su propagación en el medio televisivo. La producción de la publicidad es alimentada por una investigación de mercado que se utiliza para definir el mercado objetivo. Entender el mercado objetivo no necesariamente significa saber quienes son, pero si identificar que es lo que quieren y que les gusta. Es de vital importancia entender que es lo que motiva a los votantes y que tipo de mensaje va a provocar que ellos elijan a un candidato en desmedro de otro. Ante la ausencia de un entendimiento profundo de cómo los consumidores (en este caso los votantes) van a responder a un “spot”, Kaid, L. (1999) Political advertising: A summary of research findings.In B. Newman (Ed.) Handbook of Political Marketing. London, UK: Sage. 39 99 toda campaña esta asumiendo el riesgo de que puede fracasar (Rossiter & Percy, 1987). A través de los años han existido diversos estudios e investigaciones de los contenidos de la publicidad política y se han encontrado diversas coincidencias, tales como los temas que tratan, y como los representan en imágenes, además de la publicidad positiva y negativa. Otros contenidos donde se ha explorado han sido en los tipos de lenguaje que se utiliza tanto verbal como no verbal y la relación que estos tiene con el tipo de mensaje que distribuyen. Esto lo podemos ver en los estudios realizados por Kaid y Johnston en 1991, 2001 y 2002. También Benoit en 1999 y West en 1993.40 Por otro lado también se ha investigado sobre los tipos de efectos que producen los mensajes publicitarios en el tema político, estos se han dividido a su vez en tres categorías, la primera, trata de los efectos cognitivos o efectos sobre el nivel de conocimiento de los votantes; la segunda, los efectos sobre la percepción de los candidatos en los votantes; y por ultimo el efecto en el comportamiento de los votantes o efectos en las preferencias de los votantes (Kaid, 2001). La primera categoría, se puede resumir en que va a depender del estilo del diseño y estructura del “spot”; pueden afectar el grado de recordación de este último. Además los aspectos emocionales de un “spot” político pueden también afectar la recordación de los votantes, así como también la música a través de “jingles” pegajosos. La segunda categoría, se puede resumir en los efectos que puede producir en la percepción de los 40 Johnston A. & Kaid L. (2002) Image Ads and Issues Ads in U.S. Presidencial Advertising: Using Videostyle to Explore Stylistic Differences in Televised Political Ads From 1952 to 2000. Journal of Communication; Jun 2002; 52, 2; research Library Core). 100 candidatos por parte de los votantes, el canal por donde se distribuye el mensaje, por ejemplo, cambia el efecto en la percepción del votante si recibe el mensaje a través de Internet o a través de la televisión. Por ultimo la tercera categoría ha sido bastante más difícil de poder recopilar, ya que no se puede saber con exactitud cual fue el comportamiento de voto de los sufragantes, debido a que el voto se realiza en urnas, pero sí se ha podido percatar de que los “spots” en televisión sí producen efectos sobre el comportamiento de los votantes. En la última década y con el boom de Internet, la publicidad política ha ido en aumento en este canal de distribución masiva. Esto se debe básicamente a que es un tipo de publicidad bastante más económica y donde se puede entregar un mensaje más personal al votante a través del “mailing” y así poder estar más tiempo en la mente del votante y de esta manera tratar de lograr el efecto requerido por la publicidad. Debemos señalar la importancia de la televisión dentro de la publicidad política y de qué manera las franjas llegan al electorado, desglosando la composición de éstas. Hoy en día, la televisión es un medio dominante, a través del cual los políticos intentan llegar a los votantes. Para lograrlo, la publicidad entregada a través de la televisión debe ser elegida y preparada delicadamente para asegurar de este modo que la imagen y el mensaje que están dando, coincida con lo que desean representar e inspirar. Es importante minimizar la brecha entre lo mostrado y la intención del candidato y/o partido. 101 En el marco de las campañas electorales modernas, las nuevas formas de publicidad política tienen una doble función: comunicar y persuadir. Algunas de ellas son: Función comunicativa: es la que "denota" o transmite textualmente el mensaje (contenido explícito). Para ello, presenta y describe en forma objetiva información referida a hechos, situaciones, circunstancias o escenarios vinculados al candidato y su propuesta política. Es básicamente una función narrativa. Función persuasiva: es la que "connota" o sugiere una segunda lectura del mensaje textual (contenido implícito). A tal efecto, induce al receptor del mensaje literal a otorgar a éste otro significado por asociación. Se trata de una función valorativa. Una estrategia publicitaria exitosa será aquella que logre combinar equilibradamente las dos funciones arriba descriptas. A fin de evitar excesos en ambas direcciones, la publicidad política debe informar sin aburrir y convencer sin fastidiar. En definitiva, el tradicional "estilo parlamentario" o "jurídico"- que aún perdura en algunos importantes hombres de la política latinoamericana- pierde vigencia ante el "estilo directo" y "personalizado" que impone el paradigma de la imagen. Las formas modernas de publicidad política exigen por lo tanto reducir el número de las propuestas, simplificar las argumentaciones y adaptar el mensaje a destinatarios múltiples. La selección y ejecución de una determinada estrategia publicitaria constituye un proceso complejo y dinámico que se ve condicionado por diversos factores: 102 En Los recursos económicos disponibles La coyuntura política La evolución de las encuestas Las tradiciones comunicacionales del partido La personalidad del candidato La relación entre cuadros políticos y publicitarios Las estrategias publicitarias de los demás candidatos la actualidad, iniciativas publicitarias de estilo comercial son consideradas una práctica usual por la gran mayoría de los partidos políticos nacionales. Sin embargo, a principios de los años ochenta avisos de esa índole generaron una ola de críticas que iban desde comparaciones del candidato con una botella de Coca-Cola hasta acusaciones de que su campaña había sido "copada por una corporación publicitaria". La creatividad publicitaria está en consonancia con las líneas generales de las estrategias política y comunicacional cuando las imágenes creadas consolidan y potencian los ejes centrales de la propuesta y el discurso políticos. Sin embargo, ideas originales desde un punto de vista estrictamente publicitario pueden generar un efecto contraproducente al ser aplicadas al campo político. En estas ocasiones, la forma elegida para difundir el mensaje político resulta incoherente o contradictoria respecto de su contenido. 4.3.3.2. Videopolítica e imagen Hace más de setenta años, el prestigioso autor Walter Lippman advertía en su clásica obra "Public Opinion" que la imagen era la forma más segura de 103 transmitir una idea. La comunicación política de fin de milenio es la demostración más clara de que Lippman estaba en lo cierto. Los políticos más nostálgicos se resisten a abandonar el tradicional discurso de barricada y miran con resignación cómo una nueva forma del decir político, "el mensaje vía imagen", escala posiciones. Así como el corazón de la campaña es el candidato, el corazón del candidato es su imagen. En consecuencia, la imagen del candidato debe constituir el centro mismo de la campaña. Esta inusitada influencia de lo audiovisual en el campo de las estrategias electorales permitió a Giovanni Sartori acuñar el término "videopolítica". De acuerdo al pensador italiano, ésta surge como resultado de la transición de la "política del homo sapiens" (hombre que sabe) a la "política del homo videns" (hombre que ve). Según la postura crítica de Sartori, el homo videns posee una lógica empobrecida que privilegia la inmediatez de la imagen en desmedro de la reflexión a la que invita la palabra. Así, la actual sería una sociedad teledirigida en la que el homo sapiens deviene en una especie de "homo zapping" y, como tal, evalúa sus opciones electorales como si la política fuera una compulsa de imágenes. No obstante, es necesario puntualizar que la "imagen" de un candidato es mucho más que su apariencia física o superficial. En efecto, la imagen es el conjunto de percepciones que generan no sólo los aspectos visibles de la persona del candidato (rasgos, estética, vestimenta, posturas, gestos, mirada, peinado), sino también sus actitudes, su estilo de comunicación, su pasado, sus ideas y sus contextos de pertenencia familiar, profesional y partidaria. Cierto es que los equipos de campaña tienen entre sus misiones primordiales las de diseñar, construir y corregir la "imagen política" de sus 104 candidatos. En la jerga del Marketing Político, esta serie de tareas es comúnmente llamada "el making del candidato". Sin embargo, las decisiones tomadas en torno a cómo se quiere mostrar al candidato no pueden obviar ni contradecir lo que éste realmente es. Si bien queda claro que es difícil para todo candidato construir una imagen política favorable, debe tenerse en cuenta que resulta aún más difícil mantenerla intacta. A pesar de la existencia de diversas técnicas de preservación y actualización de la imagen pública, éstas son capaces de evitar bruscas fluctuaciones en los niveles de popularidad de los políticos, en especial cuando éstas se vinculan a los éxitos y fracasos de su gestión de gobierno. 4.3.3.3. Posicionamiento y asignaciones espontáneas La imagen política es un conjunto de percepciones acerca de diversos aspectos del "ser" y el "actuar" del candidato. Esta definición supone pues un proceso de construcción de la imagen en el que intervienen en forma simultánea el candidato y el electorado. El primero intenta posicionarse en la mente colectiva de los votantes en base a las características que, a su juicio, lo convierten en la mejor opción. El segundo evalúa dichas características de acuerdo a su propia escala de valores y asigna al candidato conductas y actitudes que pueden o no coincidir con la realidad. Recientemente, los asesores de imagen han descubierto la relevancia electoral que reviste la asignación de virtudes y defectos que los votantes hacen, en forma espontánea, respecto de sus dirigentes. En definitiva, la imagen política se produce en el plano de intersección entre el "posicionamiento" del candidato y las "asignaciones espontáneas" que los votantes le formulan. 105 Desde la óptica de la estrategia publicitaria, posicionar significa representar en imágenes aquellas características identificadas como "puntos fuertes" del candidato. El método más comúnmente utilizado para determinar cuáles son esos puntos fuertes es el análisis "FODA", técnica proveniente del marketing comercial que establece las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas que conlleva un determinado "producto". Así, la construcción de la imagen del candidato tiene por objeto maximizar sus fortalezas- oportunidades y minimizar sus debilidadesamenazas, mediante la combinación de escenografías, colores, tonos de voz y otras simbologías. 4.3.3.4. Candidato ideal y Candidato real En general, los equipos estratégicos de campaña suponen que los electores buscan candidatos con "personalidad". Sin embargo, lo que los votantes realmente quieren es un candidato que posea una clase definida de personalidad. Este perfil particular de "candidato preferido" no constituye un molde inmodificable y eterno, ni debe ser considerado como un modelo aplicable a toda elección, presente o futura. En efecto, es esencial comprender que las características que en un determinado momento histórico distinguen al "candidato ideal" sólo son válidas para el comicio en cuestión. Rasgos de la personalidad que hoy garantizan un triunfo en las urnas, pueden mañana convertirse en factores que conduzcan a la derrota. (Gustavo Martínez- Pandiani Diplomático y Profesor, Universidad del Salvador, Buenos Aires.) Al respecto, un prestigioso profesor de teoría política de la Universidad de California, Eugene Burdick, realizó un interesante estudio sobre las cualidades del "candidato perfecto". En dicho trabajo, que sirviera luego de inspiración para su famosa novela "The Ninth Wave", se comprobó que los líderes no se consagran en virtud de sus grandes ideas o propuestas, 106 sino que se engrandecen en las mentes de los pueblos en razón de su imagen y personalidad. Por ello, el "candidato ideal" puede definirse como el imaginario social que, de acuerdo a la opinión de los votantes, representa la personalidad política perfecta. Este imaginario refleja el consenso tácito al que arriban los ciudadanos luego de un complejo proceso de valoración colectiva que se da en tres dimensiones: la coyuntura actual (presente), la historia reciente (pasado) y las expectativas de cambio (futuro). La noción de "candidato ideal" obliga a los equipos estratégicos de campaña a ajustar la personalidad de su "candidato real" en consonancia con los rasgos constitutivos de dicha abstracción colectiva. A fin de sistematizar dicha tarea, es conveniente utilizar una metodología de análisis que se desarrolla en cuatro fases consecutivas: Caracterización del Candidato ideal: se ejecuta una encuesta a fin de determinar cuáles son las características que distinguen al prototipo de candidato que los votantes desearían elegir. Caracterización del Candidato real: se sondea la opinión pública con el objeto de establecer cuáles son las características que los votantes atribuyen al candidato propio. Comparación entre Candidato real y Candidato ideal: se analizan las divergencias y coincidencias que existen entre el modelo de candidato ideal y la imagen del candidato real. 107 Ajuste del Candidato real en función del Candidato ideal: se acerca el perfil del candidato propio al ideal concebido por los encuestados y se lo aleja de los rasgos rechazados por éstos. Con el propósito de monitorear el grado de adecuación obtenido, los equipos de campaña deben realizar esta labor en forma permanente. 4.3.3.5 Segmentación y targeting electorales Las estrategias publicitarias diseñadas por los equipos de campaña deben estar orientadas hacia objetivos generales claros y precisos. Estos objetivos sirven para nutrir de un sentido unívoco y coherente las diferentes iniciativas promocionales puestas en práctica por los creativos contratados. En efecto, la existencia de un "criterio unificador", tanto en lo estilístico como en lo político, es indispensable en toda campaña de imagen que se precie de tal. Sin embargo, los publicitarios tropiezan con grandes dificultades al intentar dirigir el mismo mensaje político a amplios grupos de destinatarios que tienen poco en común. Los niveles de eficiencia en la "llegada" del mensaje se diluyen cuando la publicidad política pretende complacer, en forma simultánea, a sectores de la sociedad que viven realidades notablemente disímiles. (Gustavo Martínez- Pandiani Diplomático y Profesor, Universidad del Salvador, Buenos Aires.) Un manejo más razonable de los recursos de campaña exige que los equipos estratégicos concentren sus esfuerzos proselitistas en aquellos grupos de votantes cuya potencialidad electoral así lo justifique. Para ello, los profesionales de la comunicación política han incorporado a su 108 disciplina dos técnicas que, aunque originarias del marketing comercial, fueron readaptadas a las particularidades del campo político. Estas técnicas, la "segmentación" y el "targeting", son utilizadas por los equipos de campaña para dar a los estudios de "mercado electoral" un sentido estratégico. El voting research o investigación del voto se constituye así en una de las tareas más relevantes del período precomicial. La "segmentación electoral" consiste en identificar variables comunes que permitan características agrupar similares importantes y distintivas. conjuntos Los de segmentos votantes obtenidos bajo son subconjuntos del electorado cuyos integrantes comparten necesidades y expectativas comunes. Esta partición estratégica delimita la situación competitiva del mercado electoral y puede realizarse en base a diversos criterios: demográficos, sociológicos y políticos. El principal aporte de la segmentación es su capacidad de revelar las oportunidades electorales que existen en el mercado político en cuestión. Ello posibilita emprender un gran número de acciones estratégicas diferenciadas que, de no existir una segmentación previa, no serían consideradas. Estas acciones estratégicas traducidas en iniciativas de publicidad pueden convertirse en poderosas herramientas de penetración electoral. Una de estas herramientas es la técnica conocida como "targeting electoral". La misma se ocupa de: Evaluar la relevancia de los grupos identificados Seleccionar los segmentos más productivos Especializar y dirigir el mensaje político vía publicidad 109 De esta manera, el targeting orienta el mensaje hacia blancos específicos, dotándolo de formas que resulten especialmente atractivas para los integrantes del segmento apuntado. Ello permite que el mensaje llegue con mayor contundencia y sin desperdiciar recursos. No obstante, la utilización de piezas publicitarias hechas "a medida" conlleva el riesgo de generar una multiplicidad caótica de mensajes y estímulos contradictorios. En consecuencia, una buena estrategia publicitaria debe partir de un mensaje único para luego avanzar hacia los segmentos seleccionados. A fin de adaptar el mensaje a los códigos particulares de éstos, los publicitarios presentan el mensaje original en formatos alternativos que varían en lenguajes, imágenes y otras simbologías. Por último debe aclararse que, sin perjuicio de los valiosos aportes que brindan las técnicas de la segmentación y el targeting electorales, la determinación del contenido del mensaje es una competencia del candidato y sus cuadros políticos. Si bien es cierto que dicho contenido es comunicado a través de "envases" cuyo diseño se encomienda a profesionales de la publicidad, la conducción central de la campaña debe ser política y no publicitaria. Las estrategias publicitarias deben estar al servicio de las estrategias políticas y no viceversa. 110 Niveles estratégicos del Marketing Político-Electoral 4.4. Variables del marketing político: definición de producto político y electoral, el precio, la plaza y la promoción. 4.4.1Variables Exógenas (Factores Claves). Para llevar a cabo un proceso de marketing electoral y político se necesita recabar una gran cantidad de información que pueden lograrse a través de investigaciones de mercado bajo la metodología científica o métodos empíricos. Durante esta investigación, se debe recopilar información referente a los factores claves del proceso de marketing político y electoral como lo son: el mercado, es decir la gente, a quien se va dirigir el producto (candidato), se deben conocer las características demográficas, socioeconómicas, hábitos, actitudes y comportamiento del público, que piensan del candidato o partido político y su competencia, que aspiraciones y necesidades tienen, quien o quienes tienen influencia en 111 ellos y como toman sus decisiones de voto. Igualmente se debe conocer el medio ambiente, datos de los factores económicos, políticos y sociales que pueden influir en el medio ambiente donde la organización política o candidato se esta desempeñando; así mismo debe tomarse en cuenta la competencia, información con respecto a los otros grupos políticos o candidatos y las actividades que estos desempeñan. En la primera etapa de este proceso la investigación de mercado permite conocer la opinión pública que no es más que el estado de aprobación general, que refleja, expresa y configura el clima de pensamiento general. En la segunda etapa se determina los objetivos generales y específicos partiendo del análisis de antecedentes; es decir, información de cuales son los posibles candidatos y a partir de ello elaborar y determinar cuales son los objetivos generales y cual es el candidato o grupo político mas idóneo para que se cumpla dichos objetivos. Los objetivos pueden ser máxima participación del mercado (máxima cantidad de votos o máximo numero de partidarios), máxima utilidad (ganancias de mayor numero de candidatos de un partido), desterrar a la competencia del mercado (eliminar los candidatos o simpatizantes de un partido), imagen, reputación, etc. Dicha información es recopilada a través de encuestas o sondeos, las cuales pasan por diversas etapas para ser interpretados y analizados y de manera que se puede determinar con validez y confiabilidad, toda la información referente a los factores claves que afectan el proceso de marketing electoral y político entre las que se encuentran: el mercado, el medio ambiente y al competencia; si no se define con claridad el mercado, todo el proceso de planeación de mercadotecnia no será posible de lograr. 112 Toda esta etapa refleja la necesidad de fijar objetivos claramente, diseñar una oferta congruente con las necesidades del mercado o por el medio ambiente (deseos). 4.4.2 Variables Endógenas 1 EL PRODUCTO: Es el candidato que ofrece y promete brindar un conjunto de beneficios socioeconómicos, a través del intercambio, que el votante puede aceptar como algo que satisface sus deseos o necesidades; en otras palabras el producto es el candidato unido con los beneficios que ofrece a cambio de que le den el voto. El producto político y electoral es la organización política o el líder político. 2 EL PRECIO: Representa el voto, lo que paga el comprador (elector) a cambio de obtener el beneficio que desea, de satisfacer sus necesidades. En el mercadeo político y electoral, el elector analiza el paquete de beneficios que ofrece cada candidato, entre las varias ofertas y se inclina por aquel candidato que le ofrezca más; es decir votara por aquel candidato que satisfaga sus necesidades. 3 PLAZA: En el marketing político y electoral es la labor de poner a disposición de la población, metas, medios y materiales que faciliten el comportamiento de los electores a favor del candidato; es decir el candidato y sus representantes constituyen la plaza los cuales deben estar al alcance del mercado meta, para que ellos lo vean, lo toquen, los escuchen y los aplaudan. 113 Por ellos el marketing político y electoral recomienda que el candidato salga a la calle, camine entre las multitudes, hable con la gente y la escuche esto es lo que se conoce como política de distribución la cual se debe optimizar durante la época de la campaña ya que como se sabe el tiempo de los candidatos es restringido. 4 PROMOCIÓN. Es la formulación precisa de todos los mensajes que el candidato dirigirá al público meta y la selección de los diversos medios a través de los cuales se transmitirán dichos mensajes. Es decir, son todos los mensajes, referentes a la propuesta electoral del candidato, que se trasmitirán a través de periódicos, radio, televisión, revistas, vallas, folletos, entre otros. Para la selección de los medios mas idóneos para que el mensaje llegue al publico meta, se deben tener en cuenta diversos factores entre los cuales podemos mencionar: el tipo de consulta electoral, los recursos económicos disponibles (dinero), el mercado meta tomando en cuenta la posición económica, y por ultimo debe tomarse en cuenta la los temas y beneficios que ofrece el candidato. Cada medio es idóneo para ocasiones bien particulares con la finalidad que el mensaje llegue al publico especifico, por lo cual que hay seleccionarlos tomando en cuenta los factores antes mencionados para no perder el esfuerzo promocional, que el mensaje sea efectivo y cumpa los objetivos que se quieren alcanzar. 114 Mezcla de Mercadotecnia Mezcla de mercadotecnia Producto Plaza Mercado Meta Precio Promoción 115