Instinto homicida: ¿Lo tenemos todos? Los psicólogos Luis Francis y Rodolfo Fernández hablan sobre la conducta criminal. (Primera Hora/Vanessa Serra Díaz) lunes, 2 de agosto de 2010 00:00 a.m. Bárbara J. Figueroa Rosa / Primera Hora ¿Cuál es la diferencia entre tu mente y la de un criminal? El detalle radica en la capacidad que se tenga para manejar las emociones. El que pierde el control de lo que siente, corre el riesgo de cegarse y convertirse en un criminal. A esa conclusión llegaron dos psicólogos consultados por Primera Hora, quienes coincidieron en que una persona totalmente emotiva -por sentimientos que van desde el miedo, el coraje, la frustración, el complejo y la rebeldía, entre otros- pierde la capacidad de razonar. Visita el especial "Radiografía de un criminal" "Una vez que el ser humano deja de pensar y se torna emotivo, ya las emociones hacen de uno lo que quieran porque por unos segundos o minutos se pierde la capacidad de racionalización", destacó Rodolfo Fernández, psicólogo industrial y experto en inteligencia emocional. Este es el caso, según el psicólogo Luis Francis, de muchos de los convictos que cumplen cárcel en Puerto Rico. Y es que en su mayoría, los delincuentes del país son personas que cometieron sus crímenes por impulso. "Aunque cada escenario es diferente, podríamos decir que son personas que actuaron por una combinación de emociones que incluyen coraje, resentimiento, miedo o hasta placer", explicó. Sin embargo, dijo que no se puede perder de perspectiva que el entorno social, el nivel intelectual, el ambiente familiar, el uso de drogas o alcohol y la genética juegan también un rol importante en la conducta delictiva. "Todos éstos son múltiples factores que influyen para llevar a una persona a delinquir, porque son situaciones que afectan sus emociones", dijo Francis, quien se distancia de aquellos que estigmatizan a los criminales colocándolos en un estatus social. "Hay que tener cuidado con caer en la visión de que los criminales son productos de la pobreza y la marginación. He visto muchos casos de criminales que vienen de hogares en donde se les ha dado todo y ése, precisamente, fue el problema... son personas arrogantes que se creen que se lo merecen todo y cuando no lo logran se tornan emotivos y cometen actos criminales", agregó, quien lleva más de 25 años trabajando en las cárceles de la Isla. Entonces, ¿todos tenemos el instinto homicida? Yo diría que todos tenemos el potencial de llegar a ser agresivos en un momento dado. Y eso no es algo que unos sí, y otros no. Entonces, diría que sí. Tomando en cuenta ese vulnerable panorama, la pregunta obligada sería cómo podemos prevenir caer en un abismo fatal. "Tenemos que empezar a conocer cuáles son las emociones que nos afectan y a qué intensidad y frecuencia... una vez se reconozca eso, lo que sigue es buscar ayuda profesional", dijo Fernández. Francis, por su parte, opina que la clave está en la prevención desde la niñez. "La crianza es vital y en este mundo de consumismo tenemos que empezar por enseñarle a los más pequeños a valorar lo que tienen y a no fantasear con lo que vendrá", dijo.