Primer Acto -­‐ Jerusalén En Jerusalén, dentro del templo de Salomón los israelíes ruegan pidiendo auxilio contra Nabucco (Nabucodonosor), rey de Babilonia que los ataca y vandaliza la ciudad. El sumo sacerdote Zaccaría entra con Fenena, hija de Nabucco, rehén de los hebreos (D'Egitto là su i lidi), asegurando a su pueblo que el Señor no los olvidará (Come notte a sol fulgente). Al tiempo que los israelíes se van; Ismael, sobrino del rey de Jerusalén, queda a solas con Fenena. Ismael y Fenena se han enamorado durante su confinamiento en Babilonia; Fenena lo ayudó a escapar siguiéndolo hasta Jerusalén. La pareja se ve interrumpida por la súbita entrada de Abigail, medio hermana de Fenena, y un grupo de soldados babilonios encubiertos. Abigail también ama a Ismael y lo exhorta a corresponder su amor prometiéndole que salvará a su pueblo. Ismael rehúsa mientras los israelíes se precipitan al templo en pánico. Cuando Nabucco entra con su armada (Viva Nabucco) Zaccaria amenaza matar a Fenena pero Ismael interviene y la entrega a su padre. Acto seguido, Nabucco ordena la destrucción del templo. ENTREACTO Segundo Acto -­‐ El impío Ausente en batalla, Nabucco ha nombrado regente a Fenena en su ausencia. Abigail de vuelta en palacio ha encontrado un documento que prueba que ella no es hija del rey sino de esclavos. Previendo un futuro cercano en el que Fenena e Ismael gobiernen Babilonia, jura venganza a Nabucco y Fenena (Anch'io dischiuso un giorno). El sumo sacerdote de Baal arriba con la noticia que Fenena ha liberado los prisioneros israelíes; en vista de esta traición, ofrece el trono a Abigail (Salgo già del trono aurato) y le propone esparcir el rumor que Nabucco ha muerto en combate. En palacio, Zaccaria ruega por inspiración que le permita persuadir a los babilonios a renunciar a sus falsos ídolos (Vieni, o Levita). Ismael es acusado de traición por los levitas pero Zaccaria anuncia que ha sido perdonado por salvar a una israelí que no es otra que la recién conversa Fenena. Un oficial alerta a la joven de la muerte del rey y que su vida corre peligro. Antes de que pueda escapar, el sumo sacerdote de Baal llega con Abigail y los babilonios que la proclaman soberana. Cuando ella misma está por coronarse entra Nabucco y ante la conmoción general le arrebata la corona, enfrenta a la multitud y se declara no sólo rey sino dios (Non son piu re, son dio). Un rayo lo fulmina castigando su soberbia y Abigail recoge triunfal la corona para sí. ENTREACTO Tercer Acto -­‐ La profecía En los jardines colgantes los babilonios declaran reina a Abigail. El sumo sacerdote Ia presiona a decretar la muerte de los israelíes justo en el momento en que aparece el errante Nabucco. Abigail despide a la multitud y se enfrenta a solas con Nabucco, engañándolo a que firme la sentencia de muerte a los israelíes cautivos. Nabucco pregunta que será de Fenena, Abigail responde que también ella debe morir. Nabucco entonces trata de arrebatarle el documento que prueba el origen de Abigail, quien lo rasga en pedazos frente a él mientras el rey pide en vano clemencia por su hija Fenena (Oh di qual onta aggravasi questo mio crin canuto). A orillas del Éufrates, los israelíes descansan de su trabajos forzados mientras añoran la patria lejana(Va pensiero). Zaccaria predice que con ayuda divina serán libres y Babilonia será arrasada. Cuarto Acto -­‐El ídolo caído Aprisionado por Abigail, desde su ventana Nabucco ve como Fenena y los israelíes son conducidos al sacrificio. Desesperado pide perdón al dios de Israel prometiendo convertirse y convertir a su pueblo (Dio di Giuda). Nabucco recupera la razón, logra liberarse y reunir a sus soldados y así retomar el trono y salvar a su hija. A punto de ser ejecutados, los israelíes (Va! La palma del martirio) y Fenena rezan para ser recibidos en el cielo cuando Nabucco entra y detiene el sacrificio. Abigail arrepentida confiesa sus crímenes y pidiendo perdón al dios de Israel se envenena. Nabucco anuncia su conversión y libera a los israelíes, instándolos a regresar a su patria y reconstruir su templo. Israelíes y babilonios se unen alabando a un mismo Dios.