tema 1: la guerra de independencia y fernando vii

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TEMA 1
La Guerra de la Independencia
y el primer intento de
revolución liberal (1808-1833)
La ocupación de España por tropas napoleónicas entre finales de 1807 y principios
de 1808 va a tener importantes consecuencias para el futuro inmediato de España. A
la caída de Godoy se sucederá en pocas semanas la del propio rey, Carlos IV,
sustituido por su hijo Fernando VII. En una rocambolesca maniobra, Napoleón
conseguirá a las pocas semanas que el trono español pase a su hermano José. La
reacción de la población española no se hará esperar, y en mayo se iniciará la
Guerra de la Independencia. Junto a esta, en los siguientes años habrá que destacar
dos fenómenos paralelos más: el intento de institucionalización del trono y el régimen
profrancés de José I y la reunión de las Cortes de Cádiz, en cuyo seno se va a gestar
el primer intento de revolución burguesa de nuestra historia, materializada en la
Constitución de 1812.
La guerra termina en 1814 con la marcha de José I y la vuelta del añorado Fernando
VII. Sin embargo, nada más tomar posesión del trono, decide anular toda la labor
revolucionaria de las Cortes de Cádiz y reimplantar en régimen absolutista. Aunque
durante tres años, de 1820 a 1823, el rey debe soportar nuevamente un régimen
liberal, el resto de su reinado, hasta su muerte en 1833, será de vuelta implacable a
las formas políticas del Antiguo Régimen, que se estaba resistiendo a morir en
España.
En paralelo a todo ello, la América española se subleva contra su metrópoli, dando
como resultado la independencia de casi todas nuestras colonias y la consiguiente
pérdida de nuestro imperio colonial, con lo que un largo periodo histórico se cerraba.
73
HISTORIA DE ESPAÑA
9. LA ESPAÑA DE JOSÉ I.
LA GUERRA DE
LA INDEPENDENCIA
Terminamos el tema introductorio haciendo
referencia al Tratado de Fontainebleau, que
permitió a los franceses introducir sus tropas en
territorio español. En la práctica, ello suponía la
invasión de España por parte de Napoleón.
Carlos IV
En la Corte española, mientras tanto, se venían
sucediendo desde finales de 1807 hechos
lamentables y escandalosos en los que se había
visto envuelta la persona del príncipe de
Asturias, es decir, el heredero de la Corona,
Fernando (futuro Fernando VII), manejado por
un grupo político contrario a Godoy, al que
también odiaba el príncipe de Asturias porque le
impedía acceder a posiciones de gobierno. Dado
que Godoy era protegido por los reyes, Fernando
también se puso en contra de sus padres y
parece que participó en un complot para
destronar a Carlos IV y acceder él mismo al
trono. La conjura fue descubierta, pero se
resolvió con la petición de públicas excusas por
parte del príncipe. Sirva esto para demostrar el ambiente
enrarecido que se respiraba en palacio.
Mientras tanto, Godoy, cada vez más
odiado por el pueblo, comenzó a
sospechar de las intenciones de los
franceses y convenció a la familia real
para que se desplazaran a Sevilla, por
si era necesario huir a América, pero
en el camino se organizó contra él el
motín de Aranjuez, que provocó la
caída definitiva de Godoy y, a las
pocas semanas, la abdicación de
Carlos IV en su hijo, Fernando VIII.
Fernando VII
74
Pero las cosas no pararon ahí, sino
que en cuestión de dos meses los
acontecimientos
se
precipitaron:
llevada por Napoleón a Bayona
(Francia) la familia real , se produjeron
a principio de mayo unos hechos
bochornosos: padre e hijo rivalizaron
en la indignidad y en el intento de
pasarse la patata caliente de la Corona
de España. Fernando devolvió la
corona en su padre, que de modo
inmediato hizo entrega de la misma su vez en Napoleón. Éste,
por su parte, cedió el trono a su hermano José, conocido en la
historia de España como José I (o más popular y
despectivamente, Pepe Botella).
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
Se completaba así un proceso de progresivo sometimiento de
España a Francia, desde la inicial alianza hasta su conversión en
un Estado vasallo gobernado por uno de sus familiares. Mientras
tanto, el pueblo de Madrid y de otros puntos de España se había
levantado contra la presencia de los franceses y la ausencia de
sus reyes: es el conocidísimo Levantamiento del Dos de Mayo de
1808, que fue seguido por una violentísima represión por parte
del ejército francés. En los años sucesivos, desde 1808 hasta
1814, en España se dan tres procesos históricos paralelos que,
aunque con evidentes conexiones mutuas, se deben analizar por
separado: el intento de institucionalización de la nueva dinastía
Bonaparte, la Guerra de la Independencia contra la presencia
francesa y el proceso de institucionalización de la resistencia,
materializado inicialmente por las Juntas y más tarde, por las
Cortes de Cádiz, en las que se fraguará la primera Constitución
liberal española y, en definitiva, la primera revolución liberal de
nuestro país.
TEXTO DE APOYO
CARTA DE CARLOS IV A NAPOLEÓN SOBRE LOS SUCESOS DE
ARANJUEZ. MARZO DE 1808
Señor mi hermano: V. M. sabrá sin duda con pena los sucesos de
Aranjuez y sus resultas, y no verá con indiferencia a un Rey que,
forzado a renunciar la Corona, acude a ponerse en los brazos de un
grande monarca, aliado suyo, subordinándose totalmente a la
disposición M único que puede darle su felicidad, la de toda su familia y
la de sus vasallos.
Yo no he renunciado en favor de mi hijo sino por la fuerza de las
circunstancias, cuando el estruendo de las armas y los clamores de una
guardia sublevada me hacían conocer bastante la necesidad de escoger
la vida o la muerte, pues esta última se hubiera seguido después de la
de la Reina.
Yo fui forzado a renunciar; pero asegurado ahora con plena confianza
en la magnanimidad y el genio del grande hombre que siempre ha
mostrado ser amigo mío, yo he tomado la resolución de conformarme
con todo lo que este mismo grande hombre quiera disponer de nosotros
y de mi suerte, la de la Reina y la M Príncipe de la Paz.
Dirijo a V. M. I. una protesta contra los sucesos de Aranjuez y contra
mi abdicación. Me entrego y enteramente confío en el corazón y amistad
de V. M. con lo cual ruego a Dios que os conserve en su santa y digna
guardia. De V. M. I y R. su muy afecto hermano y amigo. Carlos.
CONDE DE TORENO: Historia del levantamiento, guerra y revolución
de España
75
HISTORIA DE ESPAÑA
TEXTO DE APOYO
LAS ABDICACIÓNES DE BAYONA.
Fernando VII a Carlos IV:
“Mi venerado padre y señor: Para dar a Vuestra Majestad una prueba de
mi amor, de mi obediencia y de mi sumisión, y para acceder a los
deseos que Vuestra Majestad me ha manifestado reiteradas veces,
renuncio mi corona en favor de Vuestra Majestad, deseando que
Vuestra Majestad pueda gozarla por muchos años. Recomiendo a
Vuestra Majestad las personas que me han servido desde el 19 de
marzo.”
Carlos IV a Napoleón:
“Su Majestad el rey Carlos, que no ha tenido en toda su vida otra mira
que la felicidad de sus vasallos, constante en la idea de que todos los
actos de un soberano deben únicamente dirigirse a este fin [ ...] ha
resuelto ceder, como cede por el presente, todos sus derechos al trono
de España y de las Indias a Su Majestad el emperador Napoleón, como
el único que, en el estado a que han llegado las cosas, puede
restablecer el orden; entendiéndose que dicha cesión sólo ha de tener
efecto para hacer gozar a sus vasallos de las condiciones siguientes: 1.º
La integridad del reino será mantenida: el príncipe que el emperador
Napoleón juzgue debe colocar en el trono de España será
independiente y los límites de la España no sufrirán alteración alguna.
2.º La religión católica, apostólica y romana será la única en España. No
se tolerará en su territorio religión alguna reformada y mucho menos
infiel, según el uso establecido actualmente.”
9.1.
LA
ESPAÑA
OFICIAL:
EL
INSTITUCIONALIZADOR DE JOSÉ I
José I Bonaparte
INTENTO
Hasta principio de junio no llegó José I de Bayona, y
gobernaba el país una Junta dejada por Carlos IV a la
que nadie reconocía. Mientras duró la espera en
Bayona, el nuevo rey hizo venir de España a algunos
cuantos nobles y eclesiásticos afines para que dieran el
visto bueno como Junta Nacional a lo que habría de
presentarse como una Constitución, pero que en
realidad no era más que una Carta Otorgada1. La
historia la conoce con el nombre de Estatuto de
Bayona. Contiene reminiscencias del Antiguo Régimen,
como la pervivencia de los tres estamento, pero
introduce algunas novedades propias del Estado
liberal, como la libertad de industria y comercio, la
igualdad en el acceso a los cargos públicos o la
supuesta independencia de poder judicial. Sin
embargo, el Estatuto está al servicio del poder del
nuevo monarca y, en definitiva, de Napoleón, al que se
cita en el preámbulo.
1
Ver cuanto se dijo en la pág. 57 respecto de los requisitos que habría de cumplir
una Constitución para ser considerada tal.
76
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
TEXTO DE APOYO
EL ESTATUTO DE BAYONA
En nombre de Dios Todopoderoso, DON JOSÉ I NAPOLEÓN, por la
gracia de Dios, rey de las Españas y de las Indias: habiendo oído a la
Junta Nacional, congregada en Bayona de orden de nuestro muy caro y
muy amado hermano Napoleón, Emperador de los franceses ( ... ).
Hemos decretado y decretamos la presente Constitución
Art. 1. La religión Católica, Apostólica Romana, en España y en todas
las posesiones españolas, será la religión del Rey y de la Nación, y no se
permitirá ninguna otra.
Art. 2. La Corona de las Españas y de las Indias será hereditaria en
nuestra descendencia natural, directa y legítima de varón en varón, por
orden de primogenitura y con exclusión perpetua de las hembras.
En defecto de la descendencia masculina, natural y legítima, la
Corona de España y de las Indias volverá a nuestro muy caro y amado
hermano Napoleón.
Art. 34. Las plazas de senador serán de por vida.
Art. 36. El presidente del Senado será nombrado por el Rey, y elegido
entre los senadores. Sus funciones durarán un año.
Art. 61. Habrá cortes o Juntas de la Nación, compuestas de 172
individuos, divididos en tres Estamentos a saber: El Estamento del clero.
El de la nobleza. El del pueblo.
Art. 72. Para ser diputado por las provincias o por las ciudades se
necesita ser propietario de bienes raíces.
Art. 87. Los reinos y provincias españolas de América y Asia gozarán
de los mismos derechos que la metrópoli.
Art. 88. Será libre en dichos reinos y provincias toda especie de
cultivo e industria.
Art. 89. Se permitirá el comercio reciproco entre los reinos y
provincias entre sí y con una metrópoli.
Art. 90. No podrá concederse privilegio alguno particular de
exportación en dichos reinos y provincias.
Art. 96. Las Españas y las Indias se gobernarán por un solo Código
de leyes civiles y criminales.
Art. 97. El orden judicial será independiente en sus funciones.
Art. 99. El rey nombrará todos los jueces.
Art. 116. Las aduanas interiores de partido a partido y de provincia a
provincia quedan suprimidas en España e Indias.
Art. 117. El sistema de contribuciones será igual en todo el Reino
Art. 126. La casa de todo habitante en el territorio de España y de
Indias es un asilo inviolable[…].
Art. 140. Los servicios y talentos serán los únicos que proporcionen
los ascensos.
Art. 145. Dos años después de haberse ejecutado enteramente esta
Constitución, se restablecerá la libertad de imprenta.
Cuando José I llegó a Madrid no obtuvo nunca el
reconocimiento del país, excepción hecha de un reducido núcleo
de intelectuales y políticos, a los que despectivamente se
conocería como los afrancesados, y que fueron acusados más
tarde de traición a la patria, aunque en realidad les animaba un
sincero deseo de que la monarquía de José I pudiera introducir a
España en un camino de modernidad por el que difícilmente
77
HISTORIA DE ESPAÑA
transitaría con Carlos IV o con su hijo Fernando2. De la soledad
de José I durante su reinado da muestra este fragmento de una
de sus cartas a Napoleón: “El hecho es que no hay ni un solo
español que me sea adicto, excepto el pequeño número de personas
que me han asistido [en Bayona]...”. Por otro lado, la presencia de
los ejércitos de su hermano en España por motivo de la Guerra de
la Independencia le privaron del control de amplias áreas del que
ya era su reino y, en definitiva, le impidieron ejercer una labor de
gobierno mínimamente organizada. José I tal vez hubiese sido un
buen monarca para España en el caso de haber podido reinar con
normalidad, pero al finalizar la guerra y con la caída de su
hermano en 1815 se convirtió en un exiliado en Norteamérica.
Por su parte, en el bando de los rebeldes españoles, y a falta de
una dirección política del país, se fueron creando, frente a las
nuevas autoridades francesas y de modo espontáneo, las llamadas
Juntas Provinciales y Regionales3 formadas por notables de
cada zona y que asumen provisionalmente el poder político en
tanto no volviera el rey Fernando VII. En efecto, el pueblo y sus
dirigentes, pese a —o desconocedores de— la indigna actuación de
Fernando y de su padre en Bayona, decidieron convertir a aquel
en el símbolo de la resistencia frente a los franceses. Pero
mientras miles de españoles morían ante los franceses, Fernando,
llamado el Deseado, se daba a la buena vida en su retiroexilio...¡en Francia!.
Los fusilamientos
del 3 de mayo en
la Moncloa, de
Francisco de Goya,
muestra la
brutalidad de la
represión francesa
Las Juntas Provinciales y Regionales terminarán por converger en
una Junta Suprema Central, en la que participaran viejos
2
Me remito al análisis de la actuación de Fernando VII que haremos en el tema
siguiente
3
A partir de entonces, el fenómeno juntero será muy habitual en España en los
momentos de crisis política. Conforme se vaya avanzando en el estudio de la
materia tendremos ocasión de comprobarlo: 1820, 1836, 1854...
78
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
políticos o intelectuales como Floridablanca o Jovellanos. Dicha
Junta supondrá el intento de creación de un poder alternativo al
de los franceses y José I y protagonizará, como veremos más
adelante, el inicio de la primera revolución liberal-burguesa de la
historia de España, protagonizada por las Cortes de Cádiz.
Pero antes, veamos qué ocurrió en la guerra iniciada contra los
franceses.
9.2. LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA (18081814)
El 2 de mayo de 1808 se produjo en Madrid el primer
levantamiento contra Napoleón. La insurrección tuvo un carácter
eminentemente popular, aunque algunos sectores del ejército,
desobedeciendo las instrucciones de la cadena jerárquica, (los
capitanes Daoíz y Velarde entre ellos), se sublevaron también en
el Parque de Artillería de Monteleón. En esta memorable ocasión,
el pueblo de Madrid y los artilleros fueron los héroes de la
jornada. Las fuerzas de Murat sofocaron rápidamente el
alzamiento y fusilaron a todos los combatientes que pudieron ser
capturados.
La noticia de las abdicaciones de Bayona contribuyó a la
extensión del movimiento por toda España, aunque la
Batallas y
movimientos
de tropas en la
Guerra de la
Independencia
79
HISTORIA DE ESPAÑA
generalización del alzamiento no alterase la posición de las
autoridades legales, que, o bien siguieron colaborando con las
fuerzas francesas, o, en el mejor de los casos, permanecieron
impasibles ante la actuación de las tropas contra el pueblo
sublevado. La Junta de Gobierno y el Consejo de Castilla acataron
las órdenes que provenían de Francia y recibieron al nuevo rey
José I Bonaparte. Este hecho reviste singular importancia y
trascendencia, pues el abandono de que fue objeto el pueblo
por parte de las autoridades llevó a algunos sectores a elaborar
la idea de la soberanía popular, que no era otra cosa que la
plasmación teórica de un hecho real e incontestable: que era el
pueblo, la nación en armas, quien cargaba con la tarea más
pesada de la guerra y quien trataba de expulsar a los franceses de
nuestro territorio. Las Juntas Provinciales y la creación de Junta
Central, tras la batalla de Bailén representaban en sí mismas la
ruptura con la situación existente antes del 2 de mayo, al mismo
tiempo que expresaban de hecho la realidad de la soberanía
popular.
A. LA PRIMERA FASE DE LA GUERRA: JUNIO A NOVIEMBRE
DE 1808
La guerra se desarrolló en tres fases. La primera de ellas, o de los
éxitos iniciales españoles, tiene lugar entre los meses de junio y
noviembre del año 1808, tras el fracaso del levantamiento de
Madrid. En junio de 1808 un ejército de 170.000 hombres al
mando de diversos generales de Napoleón se adentra en España,
confiando desplegarse en abanico por todo el territorio y sujetar
así los centros neurálgicos del país.
En este período los soldados franceses se emplearon en sofocar
los alzamientos urbanos que se habían extendido por las
ciudades más importantes del país. En el mes de junio tuvo lugar
el primer sitio de Zaragoza, cuya posesión era fundamental para
controlar la importante vía de comunicación del valle del Ebro. La
ciudad resistió heroicamente bajo el mando del general Palafox,
frustrándose por el memento los planes de los franceses. Otra
ciudad sitiada, Gerona, aguantó el ataque y rompió las vías de
abastecimiento con Francia.
El hecho más destacado de esta primera fase fue, sin embargo, la
batalla de Bailén, donde un ejército francés dirigido por el
general Dupont fue derrotado por el ejercito español improvisado
por las Juntas Provinciales de Andalucía, al mando del que estaba
el general Castaños. Aquella derrota del 19 de julio de 1808 tenía
una doble importancia, no sólo estratégica, sino principalmente
propagandística y moral: por vez primera era derrotado en tierra
un ejército de Napoleón. Su hermano José I, que acababa de
llegar a Madrid, hubo de retirarse rápidamente a Vitoria, y las
tropas francesas retrocedieron hasta el Ebro.
80
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
B. SEGUNDA FASE: NOVIEMBRE DE 1808 A PRINCIPIOS DE
1812
A partir de entonces, la guerra adquiere una mayor envergadura,
impulsada por el deseo de Napoleón de aplastar de forma
definitiva la resistencia española. El emperador francés había
subestimado en principio la capacidad de resistencia
española, tal vez llevado por la penosa impresión que le causó la
envilecida familia real. Napoleón, que en principio había
expresado una opinión muy negativa sobre los españoles una raza
vil y cobarde, debió cambiar sus ideas al respecto, hasta el punto
de concertar nuevamente una entrevista con el Zar de Rusia, al
igual que lo había hecho previamente al Tratado de
Fontainebleau, para garantizarse la seguridad en Centroeuropa y
de esta manera poder concentrar sus esfuerzos en la recuperación
de la península Ibérica.
A tal efecto el Emperador organizó la Grande Armée, un poderoso
ejército de 250.000 soldados bien entrenados y dirigidos por el
propio Napoleón. El día 10 de noviembre cayó la ciudad Burgos,
La capitulación de
Bailén, cuadro
historicista de
Casado del Alisal,
que muestra al
general Dupont en
el momento de
rendirse a general
Castaños
que fue sometida a un terrible saqueo, seguido de la derrota del
ejército de Blake en Espinosa de los Monteros, y del vencedor de
Bailén, Castaños, en Tudela. El hecho de armas más importante
fue, no obstante la toma de Madrid, tras arrollar la caballería
polaca la tenaz resistencia ofrecida por los españoles en el puerto
de Somosierra. En el otro extremo peninsular, Zaragoza, punto
clave en las comunicaciones con Francia, sufrió el segundo sitio,
más devastador que el primero, cayendo en poder de los franceses
cuando era prácticamente un montón de ruinas. José Bonaparte
volvió a la capital de España, mientras que la Junta Central
hubo de abandonar la Meseta para buscar refugio en Sevilla y
luego en Cádiz. Sólo algunas zonas de la periferia y las áreas
montañosas del centro permanecieron libres después de un año
81
HISTORIA DE ESPAÑA
de guerra, en la que también se había comprometido Gran
Bretaña4, deseosa de frenar a Napoleón.
Lo más decisivo en esta fase de la guerra fueron las innovaciones
estratégicas introducidas por los españoles, la guerra de desgaste,
cuya praxis operativa se traducía en la guerra de guerrillas.
Dada su inferioridad militar ante el ejército invasor, los españoles
adoptaron esta novedosa forma de combate. Una guerrilla era un
grupo formado por antiguos soldados del ejército español más
voluntarios civiles y hasta bandoleros, que atacaban por sorpresa
al enemigo en acciones rápidas, valiéndose de su conocimiento del
terreno y de la complicidad de la población civil.
De un esfuerzo de improvisación y de manera espontánea,
surgen en los pueblos y ciudades grupos guerrilleros, como poco
antes habían aparecido Juntas que trataban de sustituir los
poderes políticos y administrativos desaparecidos a causa de la
contienda.
Los franceses dominaron las ciudades, pero el campo fue
patrimonio de las partidas guerrilleras, extendidas desde 1809 por
todo el territorio peninsular. Los objetivos de la guerrilla solían ser
pequeñas
guarniciones
de
retaguardia,
caravanas
de
abastecimiento y soldados rezagados por cansancio o heridas.
Nunca consiguieron los franceses liquidar las guerrillas, pues se
dispersaban después de cada ataque en medio de la población
civil, cuya represión indiscriminada no hizo sino aumentar el
apoyo popular a las cuadrillas.
Las guerrillas representan un elemento nuevo en las guerTas ráneas,
porque nueva era también la manera de hacer la guerra, a partir del siglo
XIX, frente a las naciones más poderosas. A partir de la Revolución
Francesa, los protagonistas de los enfrentamientos eran los grandes
ejércitos nacionales y no los pequeños ejércitos mercenarios del Antiguo
Régimen. La guerra total, que alcanzará su máxima expresión en la
Segunda Guerra Mundial, ya manifestaba a principios del siglo XIX
muchas de las características que la harían particularmente inhumana y
devastadora. Ante la potencia de los grandes ejércitos nacionales, la
guerra de guerrillas era la mejor manera de oponerles alguna acción con
garantías de éxito. Era, sin ninguna duda, un procedimiento penoso, pero
barato y eficaz a la hora de enfrentarse a un gran ejército, invencible si se
utilizaban contra él las tácticas convencionales. De la crueldad de la
Guerra de la Independencia hablan sobradamente la serie de grabados de
Goya denominada los Desastres de la guerra.
El principio acción-represión-acción induce aquí un proceso realimentado
que contribuye a la expansión de las simpatías hacia el movimiento
guerrillero y al incremento de sus efectivos. La guerra de guerrillas
representa, no obstante, un inconveniente para ambas partes, y es que
ninguna puede derrotar a la otra, excepto en un caso: que la guerrilla,
tras debilitar o inmovilizar a un ejército muy superior, cuente con la
ayuda de otro ejército convencional que rompa a su favor el impasse
estratégico. Y éste fue exactamente el papel desempeñado por el ejército
expedicionario británico del general Wellington.
4
No hay que pasar por alto esta inversión de alianzas. Ya sabemos que
históricamente, los británicos habían sido el gran enemigo de España como
potencia marítima y la gran pesadilla de nuestro país por lo que respecta a nuestro
interese americanos. Fueron ahora ellos, interesados en golpear a la Francia
napoleónica, los que vinieron en auxilio de España.
82
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
C. LA TERCERA Y DEFINITIVA FASE: 1812-1813
En la primavera de 1812, la guerra da un giro definitivo. Lo que
en un principio pareció un paseo militar se había convertido en
un atolladero que obligaba a Napoleón a mantener en España un
importante conjunto de tropas, cada vez más necesarias en el
frente de Rusia. La retirada de efectivos podía llevar a los
franceses al desastre, como efectivamente ocurrió El 22 de julio de
1812, cuando el general Wellington, al frente de tropas inglesas,
portuguesas y españolas, y ayudado por las partidas guerrilleras,
derrota a los franceses en Arapiles, cerca de Salamanca; los
expulsa de Andalucía y entra en Madrid, obligando a José I a
dejar la ciudad. Una nueva contraofensiva de los franceses
restablece sus posiciones, pero la victoriosa campaña de
Wellington había revelado la estrategia adecuada para derrotarlos.
En la primavera de 1813, el general inglés lanza un nuevo
ataque, sin que los franceses consigan parar su avance.
Abandonan Madrid y llegan hasta Vitoria, donde, con sus tropas
muy diezmadas, sufren una grave derrota, que se repite en la
batalla de San Marcial (Irún). Vencido también en Alemania,
Napoleón se da prisa para llegar a un acuerdo con Fernando VII,
al que libera y devuelve la corona de España, mediante el Tratado
de Valençay de diciembre de 1813.
D. LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
La guerra supuso, desde el punto de vista demográfico, una
auténtica tragedia, ya que se calcula en medio millón el número
de muertos españoles en la misma, una cifra muy elevada para
una población que alcanzaba sólo los 11 millones en 1807. A las
bajas en combate habría que añadir las provocadas por las
epidemias y hambrunas consecuencia directa de la guerra, así
como el elevado número de afrancesados que tuvieron que
exiliarse a Francia tras la conclusión de la guerra. No sólo fue
importante su número, sino el hecho de que en buena medida
constituían parte la más granado de la sociedad española. El más
conocido de ellos, pese a las denuncias que hizo en su obra de los
excesos de la guerra por ambos bandos, fue el pintor Francisco de
Goya.
Por lo que respecta a los daños materiales, no fueron menores.
Ciudades como Zaragoza o Gerona, sometidas como vimos a sitio,
quedaron totalmente arrasadas. En otras muchas fueron
destruidos edificios y monumentos artísticos de gran interés, por
no citar el importante expolio de obras de arte llevado a cabo por
las tropas francesas, muchas de ellas destruidas, otras muchas
llevadas a Francia y sólo en una mínima parte posteriormente
restituidas a nuestro país.
Respecto de los daños económicos, la industria textil catalana
perdió no sólo el ritmo de progresión de los años anteriores al
conflicto, sino también numerosas fábricas y, lo más grave, el
mercado colonial. Pero fueron los campesinos los que soportaron
el peso principal: alistamientos masivos, campos arrasados, miles
83
HISTORIA DE ESPAÑA
de muertos por la represión antiguerrillera. Finalmente, la guerra
provocó un incremento de la deuda del Estado, que se sumaba a
la que venía arrastrando desde décadas atrás.
Sin embargo, la repercusión internacional de la guerra fue
positiva para los enemigos de Napoleón. El Bloqueo Continental
contra Inglaterra fracasó definitivamente y desde la batalla de
Bailén quedó demostrado a los ojos de los sometidos pueblos
europeos que los ejércitos napoleónicos eran vencibles. A su
derrota definitiva contribuyo decisivamente el hecho de que
durante cinco años Napoleón tuviese abierto el frente español,
cosa con la que a la altura de 1807 no contaba en absoluto.
Finalmente, y como veremos más adelante, el conflicto sirvió para
activar el proceso de independencia de las naciones
hispanoamericanas, que vieron la ocasión propicia en el vacío de
poder y en su negativa a aceptar las nuevas autoridades
francesas.
84
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
85
HISTORIA DE ESPAÑA
10. LOS INICIOS DEL
LIBERALISMO EN ESPAÑA:
LAS CORTES DE CÁDIZ Y LA
CONSTITUCIÓN DE 1812
10.1 LAS JUNTAS PROVINCIALES Y LA JUNTA
CENTRAL. CONVOCATORIA DE LAS CORTES5
Anteriormente hice referencia de pasada a las Juntas
Provinciales y Regionales. Éstas fueron, en principio, trece, y se
convirtieron en auténticos centros autónomos de poder, sin
dependencia directa de las autoridades dejadas por Fernando VII.
De hecho estas autoridades terminaron por someterse a dichas Juntas
Provinciales, a las que se incorporan más como representantes populares
de sus respectivos territorios que como delegados del rey. Por descontado,
tampoco se sometían a las autoridades instituidas por José I.
La aparición de estas Juntas se hace en virtud de dos principios:
se asume el poder porque el Monarca está ausente y se
reconoce como tal a Fernando VII. La coincidencia de estos dos
principios parece excluir cualquier intento revolucionario, es
decir, de ruptura con la dinastía borbónica o con lo que ella
representaba, el Antiguo Régimen. Esto explica el hecho de que
muchos
personajes
contrarios
a
cualquier
innovación
revolucionaria de tipo liberal se mostraran favorables a la
aparición de las mencionadas Juntas. Pero lo cierto es que las
mismas habían nacido de levantamientos populares —en este
sentido lo de menos es que dichos levantamientos lo fueran contra
el invasor francés— y que, por ello, se sentían inclinadas a
considerarse depositarias de la verdadera soberanía popular,
del poder supremo que radica en el pueblo.
Pasados sólo unos meses se logró superar la fase de desconexión
entre las Juntas, con la creación de la llamada Junta Central
Suprema Gubernativa del Reino, en septiembre de 1808,
presidida por Floridablanca. En el plano militar, la Junta Central
no pudo impedir las victorias francesas tras la llegada de
Napoleón, pero en el político fue preparando el terreno para la
convocatoria de Cortes, con la intención cada vez más evidente
5
Con el nombre de Cortes se conocía en España a la institución que
tradicionalmente había representado al conjunto de los súbditos; inicialmente (en
la época medieval) había habido una por cada reino hispánico, situación que se
vino a mantener durante la etapa de los Austrias. También hay que decir que
durante todo ese periodo, estuvieron representados en ellas los tres brazos, sin
embargo, con el tiempo, los representantes de nobleza y clero dejaron de acudir y
se convirtieron en la representación del Estado Llanos, en concreto de unas pocas
ciudades que tenían el privilegios de poder mandar procuradores —
representantes— a las mismas. Como recordarás, los Decretos de Nueva Planta de
Felipe V supusieron, entre otras coas, la desaparición de las Cortes de los reinos
periféricos, quedando incluidas en las de Castilla, salvo las de Navarra, que no se
integrarían en las del Estado español hasta bien entrado el siglo XIX. Las Cortes
de Cádiz todavía conservan este carácter del Antiguo Régimen, tan distinto del de
los modernos Parlamentos liberales a los que hicimos alusión en el tema
introductorio.
86
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
de conducir a España a un Nuevo Régimen, esto es, con
intenciones revolucionarias6.
Una vez convocadas las Cortes para inicios de 1810, la Junta se
disolvió, dando paso a un Consejo de Regencia, marcadamente
conservador y opuesto por tanto a la celebración de las Cortes.
Sin embargo, pese a la oposición de los Regentes, aquellas se
terminaron por reunir, primero en la actual San Fernando y luego
en Cádiz.
10.2. LAS CORTES DE CÁDIZ. PRIMERAS MEDIDAS
A. ASPECTOS GENERALES: LA FORMACIÓN DEL ESTADO
LIBERAL
Las Cortes estaban formadas por diputados que representaban a
todas las regiones de España y sus colonias (América y
Filipinas), si bien es cierto que, en un contexto en el que el país
entero estaba ocupado por tropas invasoras, el proceso de
nombramiento de los diputados no fue en absoluto regular ni
fácil. Con el paso del tiempo los cien diputados iniciales llegarán a
ser en torno a trescientos. Los diputados eran sobre todo
miembros de las clases medias con formación intelectual,
eclesiásticos no miembros de la jerarquía, abogados, militares
y miembros de la burguesía industrial y comercial y pronto se
dividieron en dos bandos, el de los liberales y el de los
partidarios del Antiguo Régimen. El predominio de diputados
innovadores sobre los segundos sería decisivo para el desarrollo
de la revolución pacífica que protagonizaron las Cortes.
La primera sesión se celebró finalmente en septiembre de 1810
y ya en ella se propuso un Decreto en el que las Cortes se
atribuyeron a sí mismas la condición de soberanas y
representantes de la voluntad popular. Además se reconocía rey
a Fernando VII, declarando nula su renuncia de Bayona y se
reservaron el poder legislativo, admitiendo un poder ejecutivo que
se identificó con la Regencia y un poder judicial; por lo tanto,
consagrando la separación de poderes.
TEXTO DE APOYO
SESIÓN INAUGURAL DE LAS CORTES DE CÁDIZ
En seguida tomo la palabra el diputado D. Diego Muñoz Torrero, y
expuso cuán conveniente sería decretar que las Cortes Generales y
Extraordinarias estaban legítimamente instaladas: que en ellas reside la
soberanía: que convenía dividir los tres Poderes, legislativo, ejecutivo y
judicial, lo que debía mirarse como base fundamental al paso que se
renovase el reconocimiento del legítimo rey de España el Sr. D.
6
Recuerda lo que se dijo del correcto entendimiento que hay que dar al concepto
de revolución. Ver pág. 55, nota 37. Eso es lo que permite calificar como
revolucionario al cambio que se estaba gestando desde la Junta Central a partir de
1808, en la medida en que finalmente pondrá en peligro la propia continuidad del
Antiguo Régimen
87
HISTORIA DE ESPAÑA
Fernando VII, como primer acto de la soberanía de las Cortes:
declarando al mismo tiempo nulas las renuncias hechas en Bayona, no
sólo por la falta de libertad, sino muy principalmente por de la del
consentimiento de la nación
Diario de las discusiones y actas de las Cortes. Cádiz, Imprenta Real,
1811
En definitiva, el I Decreto de las Cortes se presentó como una
Restauración de la situación anterior a Bayona, cuando en
realidad constituía una sustitución radical del Estado del Antiguo
Régimen por otro liberal.
La transformación política de las Cortes vino reforzada por el
establecimiento de la libertad de imprenta7, si bien se excluían
de ella los asuntos religiosos sobre los que se mantiene en
principio una vigilancia especial, y la concesión de igualdad de
derechos a todos los ciudadanos.
A. LA LABOR LEGISLATIVA DE LAS CORTES
La labor legislativa de las Cortes (es decir, la de la elaboración de
leyes en sentido propio, excluyendo la de la Constitución, a la que
nos referiremos más adelante) será muy prolífica y presenta un
profundo carácter rupturista, desmontando eficazmente el
edificio del Antiguo Régimen. Las principales mediadas fueron
estas:
7
-
Abolición de los gremios, institución que, como
sabemos, chocaba frontalmente con el concepto que los
liberales
tenían
de
las
modernas
relaciones
económicas, que debían estar presididas por la idea de
la
libertad
de
los
contratantes,
ya
fueran
compradores/vendedores, productores/consumidores o
patronos/trabajadores.
-
En el campo se anunció la reforma agraria que en su
día propugnara Jovellanos (Informe sobre la Ley
Agraria), decretándose la venta de tierras comunales
de los municipios (desamortización) y la supresión de
la Mesta, que tantas trabas había puesto al desarrollo
agrícola de nuestro país.
-
En materia religiosa se decretó la abolición de la
Inquisición, presentada con toda razón como un
obstáculo a la libertad de pensamiento y el desarrollo
de la ciencia.
-
En
cuestiones
político-administra-tivas,
el
establecimiento de unos principios para una nueva
Como recordarás, el liberalismo propicia una serie de libertades, entre las que
destaca la libertad de imprenta, esto es, la de imprimir, publicar y difundir
cualquier tipo de escrito; por supuesto, queda incluida en esta libertad la que hoy
denominamos libertad de prensa, es decir, la de fundar periódicos e incluir en ellos
todo tipo de ideas.
88
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
división provincial que sustituyera a la vigente
división en reinos y procedente del Antiguo Régimen.
-
En materia social se decretó, el 6 de agosto de 1811, a
abolición de los señoríos jurisdiccionales, mediante
el Decreto LXXXII de las Cortes. Veamos este aspecto
con más detenimiento.
B. LA SUPRESIÓN DE LOS SEÑORIOS JURISDICCIONALES
El Decreto del 6 de agosto de 1811 propuso una de las medidas
fundamentales para liquidar el Antiguo Régimen en España. El
objeto principal del mismo fue la supresión de los señoríos
jurisdiccionales, que perderían todas sus singularidades y
pasarían a quedar bajo el control del Estado. Este Decreto supone
en España lo mismo que la abolición de los derechos feudales en
los primeros compases de la Francia revolucionaria de 1789.
En el Antiguo Régimen los reinos se dividían en territorios de
realengo (incluyendo las ciudades de realengo) y señoríos o
lugares de señorío.
Los primeros eran aquellos que dependían directamente de la Corona,
desde el punto de vista político y administrativo, independientemente de
que la propiedad de la tierra correspondiera al rey, a particulares o a los
municipios.
Por el contrario, los lugares de señorío eran aquellas regiones o
comarcas que estaban sometidas a determinada casa nobiliaria,
de forma que ésta ostentaba ciertas prerrogativas que escapaban
al rey, es decir, al Estado. En concreto, los nobles poseían tres
tipos de derechos sobre estas tierras:
-
Derechos de propiedad, es decir, los que se atribuyen
a cualquier propietario, en este caso de tierra, y que le
reportaban las consiguientes rentas procedentes de los
correspondientes arrendamientos agrarios8.
-
Derechos de señorío, que le daban al titular el derecho
a percibir las llamadas rentas señoriales, que se
exigen por la realización de determinadas actividades
de enorme importancia en la época, como la caza, la
pesca, el uso de los molinos o los lagares, etcétera9.
8
No es necesario insistir en la idea de que los nobles no se ocupaban de trabajar
directamente la tierra pero tampoco actuaban como empresarios agrícolas,
dedicados a organizar la explotación de la misma. Tan sólo se dedicaban a obtener
rentas —a veces procedentes de contratos suscritos por sus antepasados y los de
los campesinos hacía muchos años— por ceder para su explotación una tierra que
en definitiva era suya. Pero de la que no se ocupaban.
9 Algo similar sigue existiendo hoy día. Son las llamadas tasas, que se pagan al
Estado (o a la Comunidad Autónoma a al municipio, que a estos efectos vienen a
ser lo mismo) por poseer un coche, por tener un vado en una cochera, por usar los
servicios de la Secretaría de una Facultad Universitaria, por tener una licencia de
caza o de pesca o por poner las sillas de un bar en una acera. No son lo mismo
que los impuestos, que los paga todo el mundo, ya que las tasas sólo las paga
quien usa el servicio público correspondiente.
89
HISTORIA DE ESPAÑA
-
Derechos de jurisdicción, que permitían quienes los
ostentaban ejercer funciones administrativas y
judiciales, funciones que en los lugares de realengo
correspondían al rey, y actualmente, en todo el
territorio del Estado, corresponden a los distintos
poderes de éste. Me refiero al derecho de tomar
medidas de orden público, nombrar funcionarios,
administrar justicia, etcétera.
Pues bien, las Cortes de Cádiz, mediante su decreto de 1811, van
a liquidar tanto los derechos de jurisdicción como los de señorío,
o sea, los señoríos jurisdiccionales, perviviendo sólo los
derechos de propiedad.
Eso quiere decir que no se ataca bajo ningún concepto el hecho
mismo de la propiedad, sino simplemente determinados añadidos
a la misma de origen medieval (los mencionados derechos de
señorío y de jurisdicción) y que no tenía sentido ya ante el
proyecto, que cristalizó en la Cortes de Cádiz, de crear un Estado
uniforme y con el poder y la jurisdicción centralizados.
Es momento de recordar brevemente lo dicho a lo largo del curso sobre la
creación de un Estado unitario en España. Recordarás que desde los
Reyes Católicos España no era más que una serie de reinos que
compartían el mismo monarca. Recordarás también que con los Decretos
de Nueva Planta se instauró un mismo sistema jurídico —el castellano—
para los diferentes reinos, que no por eso dejaron de tener existencia
jurídica propia, resultando España la suma de esos distintos reinos. Será
con las transformaciones del liberalismo cuando el Estado español, al
crearse ex novo mediante las sucesivas Constituciones, se convierta en
un único Estado, donde, por supuesto, sobra toda jurisdicción que no sea
la ejercida por el propio Estado: ese es el sentido de la supresión de los
señoríos.
Realmente, la propiedad es un concepto sagrado para los
liberales (hay que recordar que esta ideología estaba sustentada
mayoritariamente por burgueses, que eran grandes propietarios,
si no de tierras, si al menos de otro tipo de propiedades como
fábricas, barcos, etcétera), lo que está en el origen de la crítica
que desde esta ideología se hace a las manos muertas.
Se trataba, precisamente, de eliminar todo tipo de trabas a la
propiedad, de poner a disposición de los grandes propietarios de
tierra la totalidad de las facultades de la propiedad, que debían
incluir la de enajenar, es decir, la de vender si se deseaba la
tierra.
De esta forma los liberales pensaban que muchas de las tierras
yermas se pondrían en explotación al ser vendidas a personas
que estuvieran dispuestas a ponerlas en explotación y de camino
muchos burgueses enriquecidos con los negocios tendrían acceso
a los bienes raíces, considerados en España como la más segura y
noble de las formas de riqueza.
90
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
10.3. LA GRAN OBRA DE LAS CORTES DE CÁDIZ:
LA CONSTITUCIÓN DE 1812
Sin duda, la obra maestra, la que culmina y con la que a veces se
identifica la labor entera de las Cortes de Cádiz fue la
Constitución de 1812, la primera que en sentido estricto tuvo
España, dando por sentado que la Constitución o Estatuto de
Bayona no es sino lo que se ha venido en llamar una Carta
Otorgada.
Sin embargo, hay que destacar que el carácter revolucionario que
hoy, con toda justicia, atribuimos a la Constitución no fue
percibido —o al menos manifestado— por quienes la redactaron.
Esto es, que los diputados en las Cortes de Cádiz niegan el valor
revolucionario de su trabajo, tal vez por prudencia, como
consecuencia de un plan para evitar reacciones peligrosas de los
enemigos de los cambios en profundidad presentes en las Cortes,
es decir, de los partidarios del mantenimiento del Antiguo
Régimen y del Absolutismo. Así, es interesante comprobar como
las referencias que se hacen en el curso de su redacción a la
Revolución
francesa
son
negativas
(“Aquella revolución
desastrosa”, llegó a exclamar uno de los más destacados
miembros de las Cortes). Antes al contrario, los diputados hacen
constantes referencias a un supuesto deseo de “restaurar la
tradición política española” puesta en peligro por los franceses,
como si lo que se pretendiera fuera simplemente volver a la
situación política anterior a Napoleón; de ahí la proclamación de
la sumisión al rey Fernando VII.
Pero lo cierto es que el carácter revolucionario (en el sentido que
ya le hemos dado al concepto de revolución) de las Cortes en
general y de la Constitución en particular es innegable, como
también es innegable la constantes presencia de las ideas de
Rousseau —al que directamente se cita poco por considerarlo
demasiado avanzado— o Montesquieu, mucho mejor visto en
España.
La Constitución de 1812 consta de 384 artículos agrupados en
cuatro títulos. Es, por tanto, una Constitución muy larga, en
especial el título dedicado al poder legislativo, que por si sólo
representa más de un tercio del total y que testimonia el papel
crucial que desempeña en el seno del Estado que se quería
implantar. En ella se diseña un Estado unitario y homogéneo,
que supera las diferencias históricas que habían marcado la
Monarquía española a lo largo del Antiguo Régimen.
En el preámbulo llama la atención la invocación a la divinidad,
lógica, dada la composición de la cámara y la significación
religiosa de este primer liberalismo español.
91
HISTORIA DE ESPAÑA
TEXTO DE APOYO
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ: PREÁMBULO Y PARTE DOGMÁTICA
En el nombre de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
autor y supremo legislador de la sociedad.
Las Cortes generales y extraordinarias de la Nación española, bien
convencidas, después del más detenido examen y madura deliberación
[...] decretan la siguiente Constitución política para el buen gobierno y
recta administración del Estado [...].
Art. 1. La Nación española es la reunión de todos los españoles de
ambos hemisferios.
Art. 2. La Nación española es libre e independiente, y no es ni puede
ser patrimonio de ninguna familia ni persona.
Art. 3. La soberanía reside esencialmente en la Nación, y por lo
mismo pertenece a ésta exclusivamente el derecho de establecer leyes
fundamentales [...].
Art. 12. La religión de la Nación española es y será perpetuamente la
católica, apostólica, romana, única verdadera. La Nación, que la protege
por leyes sabias y justas, prohibe el ejercicio de cualquier otra [...].
Art. 13. El objetivo del Gobierno es la felicidad de la nación, puesto
que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los
individuos que la componen.
Art. 14. El gobierno de la nación española es una Monarquía
moderada hereditaria.
Art. 15. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el
Rey.
Art. 16. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey
Art. 17 La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y
criminales reside en los tribunales establecidos por la ley
El título primero se titula «La Nación española y los españoles» e
incluye la revolucionaria declaración de soberanía nacional
(artículo 3), previa definición de la nación española como la
reunión de los españoles tanto de la metrópoli como de las
colonias americanas (artículo 1, haciendo alusión a la pretensión
de mantener la unidad de la Monarquía española, a pesar de las
tensiones hacia la independencia que ya se estaban produciendo
en América), y de una proclamación de la libertad e
independencia de la misma (artículo 2)que tiene un claro
carácter coyuntural, dados los acontecimientos bélicos que se
estaban desarrollando en nuestro país en aquellos momentos: se
trata de rechazar desde la propia Constitución la invasión de
España por parte de Napoleón.
Además, el título primero incluye los derechos fundamentales y la
división de poderes (artículos 15 al 17), si bien es cierto que en
artículo 15 se afirma que “la potestad de hacer las leyes reside en
las Cortes con el Rey”.
En el artículo 13 se establece como objetivo del Estado la felicidad
de los miembros de la nación, cifrada en su propio bienestar, idea
ésta muy en la línea de lo que ya vimos era el pensamiento
ilustrado. Merece la pena señalar, ratificando lo anteriormente
dicho, que se declara que «la religión de la nación española es y
será perpetuamente la católica, apostólica, romana, única
92
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
verdadera» (artículo 12). Se define España, por lo tanto, como un
Estado confesional caracterizado, además, por una estricta
intolerancia religiosa (“prohibe el ejercicio de cualquier otra”) Es
éste uno de los aspectos menos progresistas de esta Constitución,
pero como veremos más adelante, es un rasgo del liberalismo
español que se mantuvo casi en todas las Constituciones del siglo
XIX.
Además, se proclama —o confirma— la Monarquía como
“gobierno del la nación” (artículo 13), aunque hoy lo
denominaríamos “forma del Estado”. Lejos, por tanto, toda
veleidad republicana del tipo de las que se dieron en los años 90
del XVIII en la Francia revolucionaria.
TEXTO DE APOYO
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ: EL PODER LEGISLATIVO
Art. 15. La potestad de hacer las leyes reside en las Cortes con el
Rey. […]
Art. 27 Las Cortes son la reunión de todos los diputados que
representan la Nación, nombrados por los ciudadanos en la forma que se
dirá [...].
Art. 34. Para la elección de los diputados de Cortes se celebrarán
juntas electorales de parroquia, de partido judicial y de provincia [...].
Art. 91 Para ser diputado de Cortes se requiere ser ciudadano que
esté en el ejercicio de sus derechos, mayor de veinticinco años. Y que
haya nacido en la provincia o esté avecindado en ella con residencia a lo
menos de siete años, bien sea de estado seglar o eclesiástico.
Art. 92. Se requiere además, para ser elegido Diputado de Cortes, tener
una renta anual proporcionada, procedente de bienes propios.
Ya hemos señalado la importancia concedida al poder legislativo
en el seno del texto constitucional. En primer lugar, merece la
pena señalar la desaparición cualquier recuerdo estamental, como
se observa en el artículo 27: los diputados representan “a la
Nación” en su conjunto y no a tal o cual sector, llámese estamento
o cualquier otro.
Se establece un sistema electoral (“...nombrados por los
ciudadanos en la forma que se dirá”, artículo 27) que era
indirecto (artículo 34)10, es decir, que los ciudadanos no habrían
de elegir directamente a sus diputados, sino a unos
compromisarios que elegirían a su vez unos delegados
provinciales que, finalmente, serían los que se encargarían de
designar a los diputados de cada provincia11. Para el ejercicio del
10
Los términos parroquia y partido judicial son dos tipos de circunscripciones
territoriales y administrativas de menor tamaño que la provincia y que aún siguen
existiendo hoy día. El primero no es estrictamente un término eclesiástico.
11
Actualmente el sufragio para elegir a nuestros representantes es directo, es
decir, que el votante vota directamente a quien desee que lo represente —ya sea
mediante votación nominal o bien integrado en una lista cerrada. El voto indirecto
aquí establecido, igual que en sucesivos sistemas electorales decimonónicos, es in
intento de moderar las tendencias del electorado, por lo que debe considerarse un
rasgo conservador.
93
HISTORIA DE ESPAÑA
derecho a elegir (sufragio activo) no se estableció más condición
que la de ser varón mayor de edad; por tanto, se consagra un
sistema de sufragio universal. Pero para ser elegible (sufragio
pasivo) se preveía la exigencia de una renta anual (artículo 92): es
lo que se ha venido en llamar sufragio censitario12 13. Pero por el
momento esta disposición no se puso práctica.
En cuanto a las Cortes, eran monocamerales, tenían poderes
muy amplios y garantías muy completas de que podrían cumplir
su misión. Se debían reunir al menos durante un periodo de tres
meses en fecha fija cada año, sin que el rey pudiera impedir en
modo alguno dichas reuniones (artículo 172.1.)14; la existencia de
una Diputación permanente en el periodo intermedio entre una
asamblea y permitía además la permanencia del poder legislativo.
El poder ejecutivo quedaba en manos del rey, siguiendo las
doctrinas de Montesquieu, pero lo ejercía a través de los
secretarios de Estado (o de Despacho, como literalmente dice el
artículo 225), nombrados y separados libremente por el rey. Ello,
sencillamente, quiere decir que en realidad la responsabilidad de
las decisiones del rey (que era irresponsable, según el artículo
169) recaía en dicho secretarios. El hecho de que al mismo tiempo
fueran responsables ante las Cortes introducía un elemento de
posible mal funcionamiento o incluso inviabilidad del sistema
político, como acabaría demostrándose pasado muy poco tiempo.
Por otro lado, la Constitución preveía también la existencia de
poderes colegislativos en el rey (el ya citado artículo 15) que, por
tanto, podía ejercer la iniciativa también en este terreno. Pero a
las Cortes les correspondía una última decisión en la materia en
el sentido de que aunque el monarca pudiera ejercer un veto
suspensivo negando la sanción a una ley, las Cortes podían
acabar por imponerla.
12
El sufragio censitario, especialmente el activo, sería posteriormente, a lo largo
del siglo XIX, una de las banderas del liberalismo más moderado o conservador, y
hay que destacar el hecho de que su aplicación otorgaba el derecho al voto
normalmente a una exigua minoría de españoles. Frente a esta corriente
conservadores —que adquirirá diverso nombre, ya lo veremos— estarán los más
exaltados o progresistas, que serán partidarios del sufragio universal, entendido,
en principio, como la concesión del voto a los varones —pero sólo a los varones—
mayores de edad. Este tipo de sufragio universal no se hará realidad
definitivamente en España hasta 1892. El auténtico sufragio universal, el que
engloba a hombre y mujeres, no se implantó en España hasta la Segunda
República, en 1932.
13
El sufragio censitario aparentemente —y también en el fondo— conculca desde
nuestra óptica actual el principio de igualdad ante la ley que era uno de los más
importantes del liberalismo. Esta evidencia se solventaba en la época mediante un
argumento formal: dado que se exige una condición, el nivel de renta, que
legalmente está al alcance de todos conseguir, no hay desigual trato para unos y
otros. El argumento esconde un total cinismo y una poco disimulada intención por
parte de la burguesía de apartar del poder a las capas populares. Otra cuestión
que se suscita es la de cómo hacer encajar el sufragio censitario con la idea de
soberanía nacional. Ello se consigue mediante otra filigrana argumentativa: la
nación debe ser considerada sólo el grupo de aquellos que, por tener intereses —
léase propiedades— y suficiente formación, están interesados en los asuntos
públicos. Los demás —o sea, los pobres— deben quedar al margen de los mismos.
Otra muestra evidente de cinismo afortunadamente superada.
14
Se pretendía con ello evitar situaciones como las que se dieron con las Cortes
del Antiguo Régimen, que eran convocadas cuando al rey le parecía oportuno (en
ocasiones tras intervalos de decenas de años) y podían ser disuelta también
cuando le viniera en gana.
94
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
TEXTO DE APOYO
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ: EL REY Y EL PODER EJECUTIVO
Art. 16. La potestad de hacer ejecutar las leyes reside en el Rey […]
Art. 172.- Las restricciones de la autoridad del Rey son las siguientes:
1. No puede el Rey impedir bajo ningún pretexto la
celebración de las Cortes en las épocas y casos señalados por la
Constitución, ni suspenderlas, ni disolverlas, ni en manera
alguna embarazarlas sus sesiones y deliberaciones ( ... )
2. No puede el Rey imponer por sí directa ni indirectamente
contribuciones, ni haber pedidos bajo ningún nombre o para
cualquier objeto sea, sino que siempre que lo han de decretar las
Cortes.
10. No puede el Rey tomar la propiedad de ningún particular
ni corporación, ni turbarle en la posesión, uso y aprovechamiento
de ella ( ... )
11. No puede el Rey privar a ningún individuo de su libertad,
ni imponerle por sí pena alguna.
Art. 147. Si el Rey negare la sanción, no se volverá a tratar del mismo
asunto en las
Cortes de aquel año; pero podrá hacerse en las del siguiente. [...]
Art. 169. La persona del Rey es sagrada e inviolable y no está sujeta
a responsabilidad.
Art. 225. Todas las órdenes del Rey deberán ir firmadas por el
Secretario de Despacho del ramo al que el asunto pertenece [...].
Por otro lado, la extensa constitución se refiere a muchos otros
aspectos de la organización política. Aparte de referirse al poder
judicial o al gobierno municipal y provincial, también aborda otras
cuestiones como las relativas a la fiscalidad, el ejército o la
educación. Así, en los artículos 248, 303 y 304 se hace referencia
a importantes aspectos procesales: la legislación civil y penal se
unifican, con lo que desaparecen los privilegios que en este
terreno venían gozando los nobles y los clérigos. Se deriva de ello,
implícitamente, el principio de igualdad ante la ley. Por otro lado,
se suprime el tormento y la pena de confiscación de bienes.
TEXTO DE APOYO
LA CONSTITUCIÓN DE CÁDIZ: LA JUSTICIA Y OTROS ASPECTOS
Art. 17 La potestad de aplicar las leyes en las causas civiles y
criminales reside en los tribunales establecidos por la ley […]
Art. 248. En los negocios comunes, civiles y criminales, no habrá más
que un solo fuero para toda clase de personas.
Art. 258. El código civil y criminal y el de Comercio serán unos
mismos para toda la Monarquía, sin perjuicio de las variaciones que por
particulares circunstancias podrán hacer las Cortes.
Art. 303. No se usará nunca del tormento ni de los apremios.
Art. 304. Tampoco se impondrá la pena de confiscación de bienes.
Art. 306. No podrá ser allanada la casa de ningún español, sino en los
casos que determine la ley para el buen orden y seguridad del Estado
[...].
Art. 339. Las contribuciones se repartirán entre todos los españoles
95
HISTORIA DE ESPAÑA
con proporción a sus facultades, sin excepción ni privilegio alguno [...].
Art. 355. La deuda pública reconocida será una de las primeras
atenciones de las Cortes y estas pondrán el mayor cuidado en que se
vaya verificando su progresivo extinción [...].
Art. 366. En todos los pueblos de la Monarquía se establecerán
escuelas de primeras letras, en las que se enseñará a los niños a leer,
escribir y contar, y el catecismo de la religión católica, que comprenderá
también una breve exposición de las obligaciones civiles [...].
Art. 371. Todos los españoles tienen libertad de escribir, imprimir y
publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o
aprobación alguna anterior a la publicación, bajo las restricciones y
responsabilidades que establezcan las leyes.
El artículo 258 tiene más de superación de las diferencias
territoriales que estamentales. Se trata de unificar la legislación
civil, penal y mercantil en todo el territorio nacional, lo que supone
la consagración constitucional de la unificación jurídica de
todos los territorios del Estado.
Con la Constitución de 1812 podemos dar definitivamente por finalizado
el proceso de construcción del Estado español, que termina así la etapa
de fragmentación que se inició con los Reyes Católicos a fines del siglo XV
y se superó de forma significativa, pero no completa, con los Decretos de
Nueva Planta de Felipe V a principios del siglo XVIII. Desde 1812
podemos hablar, con toda propiedad, del Reino de España.
Los españoles dispondrían gracias a la Constitución de 1812 de
algunos de los derechos y libertades típicamente liberales, como el
derecho a la inviolabilidad del domicilio (artículo 306) y de
expresión e imprenta sin censura previa (artículo 371).
En cuanto a los aspectos fiscales y de la Hacienda pública, se
afirma la universalidad de la obligación de contribuir a las
cargas del Estado (artículo 339), lo que no hace sino confirmar la
idea de la abolición de los privilegios y de la implantación del
principio de la igualdad ante la ley. Los impuestos deberán ser
establecidos por las Cortes, excluyéndose expresamente al rey
(artículo 172.10). Por otro lado, se declara el compromiso de
intentar acabar con la Deuda Pública, es decir, la deuda
contraída por el Estado desde hacía decenios; la referencia a
dicha cuestión en el texto constitucional da una idea de la
magnitud que el problema estaba adquiriendo.
Finalmente, haremos mención al hecho de que esta Constitución
establece la obligatoria implantación de escuelas de educación
primaria. Lo que revela una preocupación típica del despotismo
ilustrado.
Se establecen también una burocracia centralizada, un ejército
nacional y un mercado libre de aduanas interiores.
La Constitución de Cádiz ha sido muy debatida en cuanto a su
originalidad e influencias recibidas. En su momento, algunos
defensores del Antiguo Régimen, en un intento de desmentir la
referida voluntad expresada por los diputados gaditanos de
apartarse de los modelos franceses e inspirarse en la tradición
política propia, llegaron a comparar en sendas columnas la
Constitución de Cádiz y la francesa de 1791 —revolucionaria—.
Sin embargo estas similitudes responde en realidad a la identidad
96
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
de principios (soberanía nacional, división de poder, fin del
absolutismo), si bien los sistemas políticos resultantes de ambas
Constituciones son bastante diferentes.
No obstante, la Constitución gaditana no sólo debe ser calificada
como original, sino que además sirvió de modelo para las de
otros países, como Nápoles, Portugal y algunas de las repúblicas
americanas que se independizan en los siguientes años. Además,
fue el referente fundamental en la posterior historia constitucional
española en las sucesivas fases de implantación del liberalismo,
siendo reimplantada con posterioridad en dos ocasiones (1820 y
1837)
La Constitución de Cádiz fue proclamada solemnemente el 19
de marzo de 1812, festividad de San José, razón por la que se la
conoció popularmente como La Pepa (de ahí la frase ¡Viva La
Pepa!). La primera etapa constitucional estuvo marcada por
graves problemas derivados de la situación de guerra en la que se
encontraba nuestro país, lo que fue el caldo de cultivo para que
los nobles opuestos a la misma consiguieran extender una
manifiesta animadversión popular contra la misma. Este fue el
punto de partida que permitió que Fernando VII, a su vuelta a
España, anulara la Constitución. Se cuenta que entre el pueblo
hubo quien exclamó entonces, alborozado por la vuelta al
absolutismo, y pensando seguramente que la Constitución
significaba la libertad, ¡Vivan las caenas!
Proclamación
de la
Constitución de
1812 en la
Plaza de San
Felipe Neri de
Cádiz
97
HISTORIA DE ESPAÑA
11. EL REINADO DE
FERNANDO VII:
RESTAURACIÓN DEL
ABSOLUTISMO Y NUEVOS
INTENTOS LIBERALES: EL
TRIENIO LIBERAL
11.1.
EL
CONTEXTO
RESTAURACIÓN
INTERNACIONAL:
LA
En 1814, tras un largo periodo de agitaciones revolucionarias que
comenzó en 1789 y se prolongó dramáticamente con las
campañas imperialistas de Napoleón, Europa creyó volver a la
normalidad, que los gobernantes que habían derrotado al
emperador francés identificaban, cómo no, con el Absolutismo. A
ese periodo de vuelta a la normalidad se le conoce en la historia
europea con el nombre de Restauración15. Los principios que
inspiran la misma son el de equilibrio —evitar por tanto
situaciones de hegemonía en Europa como la que se había vivido
con Napoleón—, para lo que se produce un importante reajuste de
las fronteras europeas en el Congreso de Viena16, y el de
legitimidad —devolución de los diferentes tronos usurpados por
Napoleón a sus legítimos propietarios, a las dinastías históricas
destronadas por el emperador de Francia—. Es en este contexto
internacional en el que se produce la vuelta de Fernando VII de
Borbón, el Deseado a España, en marzo de 1814.
Tres de las grandes potencias vencedoras de Napoleón, los
imperios de Austria y Rusia y el reino de Prusia17 —la cuarta,
Inglaterra, se desentiende inmediatamente de los asuntos
continentales y vuelve sus ojos, como siempre, al comercio y a las
colonias— van a establecer un sistema de seguridad mutua,
cristalizado en la Santa Alianza, por la que se comprometen a
ayudarse entre sí y a cualquier otro monarca que se vea en peligro
por una revolución liberal. Se trata, pues, de una alianza entre
soberanos absolutos, en defensa del Absolutismo y por tanto en
contra del liberalismo (que ellos, en aquel momento, no
consideraban más que una fiebre pasajera).
15
No se debe confundir este periodo con otro de igual nombre referido a la historia
de España y que comenzó, como veremos más adelante, en 1875.
16 En otro lugar indicaba cuáles han sido los grandes hitos en la reordenación de
las fronteras europeas a lo largo de los últimos siglos, a saber, la Paz de Westfalia
(1648), el Tratado de Utrecht (1713), el Congreso de Viena (1815), la Paz de París
tras la Primera Guerra Mundial (1919) y los tratados que ponían fin a la Segunda
Guerra Mundial (1945).
17 El reino de Prusia era un reino alemán con capital en Berlín y que será
posteriormente (1870) el núcleo alrededor del cual se construirá la unidad del
Estado alemán, hasta ese momento disperso en una serie de Estados
independientes.
98
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
Pronto hubo ocasión de poner en práctica esa solidaridad entre
los déspotas de las grandes potencias europeas, dado que desde
los primeros meses de 1820 se extendió una nueva oleada
revolucionaria liberal-burguesa por Europa. En concreto, esta
oleada afectó fundamentalmente a algunos países del sur de
Europa, comenzando por España (donde se reimplantó, como en
seguida veremos, la Constitución de 1812 en el llamado Trienio
Liberal) y continuando por Portugal, Reino de las Dos Sicilias y
Grecia. Salvo en este último caso (Grecia obtuvo lo que se
proponía, es decir, la independencia del imperio turco), las otras
revoluciones terminaron por fracasar. Pero demostraron, a fin de
cuentas, que la llama revolucionaria, del liberalismo burgués, no
estaba apagada del todo.
11.2.
EL
REGRESO
DEL
REY
REIMPLANTACIÓN DEL ABSOLUTISMO
Y
LA
Fernando VII vuelve a España por Gerona en marzo de 1814, y
aunque es esperado por buena parte de los diputados de Cádiz y
por la burguesía partidaria del régimen liberal implantado allí
como un rey constitucional, no es menos cierto que otra parte
de los propios diputados gaditanos y la mayor parte del pueblo lo
reclaman como soberano absoluto. Su actitud inicial es un
tanto ambigua, pero muy rápidamente se decanta por la postura
más previsible, es decir, la de considerarse a sí mismo como un
rey absoluto con plenitud de poderes. En su viaje de vuelta a
Madrid, estando en Valencia, se publica el Manifiesto de los
Persas, en el que sesenta y cinco diputados en Cádiz, algunos de
ellos ex-miembros del grupo liberal, solicitan al Rey que vuelva al
absolutismo. Los miembros de este grupo, que forma parte de los
llamados despectivamente por sus enemigos “serviles”, son
contrarios al liberalismo, e incluso también al reformismo
ilustrado del siglo XVIII (especialmente el de época de Carlos III),
al que consideran demasiado francés, y desean incardinar a
España en la senda de la vuelta a la tradición política de la época
de los Austrias.
TEXTO DE APOYO
EL MANIFIESTO DE LOS PERSAS
Manifiesto que al Señor Don Fernando VII hacen en 12 de abril del
año de 1814 los que suscriben como diputados de las actuales Cortes
ordinarias de su opinión acerca de la soberana autoridad, ilegitimidad
con que se ha eludido la antigua Constitución española, mérito de ésta,
nulidad de la nueva, y de cuantas disposiciones dieron las llamadas
Cortes generales y extraordinarias de Cádiz, violenta opresión con que
los legítimos representantes de la nación están en Madrid impedidos de
manifestar y sostener su voto, defender los derechos del monarca, y el
bien de su patria, indicando el remedio que creen oportuno
Señor:
1. Era costumbre de los antiguos persas pasar cinco días de anarquía
después del fallecimiento de su rey, a fin de que la experiencia de los
99
HISTORIA DE ESPAÑA
asesinatos, robos y otras desgracias les obligase a ser más fieles a su
sucesor. Para serlo España a V.M. no necesitaba igual ensayo en los
seis años de su cautividad. Del número de los españoles que se
complacen al ver restituido a V.M. al trono de sus mayores, son los que
firman esta reverente exposición con el carácter de representantes de
España; más como en ausencia de V.M. se ha mudado el sistema que
regía al momento de verificarse aquélla, y nos hallamos al frente de la
nación en un Congreso que decreta lo contrario de lo que sentimos, y de
lo que nuestras provincias desean, creemos un deber manifestar
nuestros votos y circunstancias que hacen estériles, con la concisión que
permita la complicada historia de seis años de revolución.
7 [...] Se oyeron los más contrarios pareceres; se proponían algunos
borrar del todo nuestras leyes, impelidos tal vez de un espíritu de
imitación de la Revolución francesa, o imbuidos de las máximas
abstractas que hablan acarreado el trastorno universal en toda Europa
[...].
8. Querían otros excluir el nombre y representación de los tres
brazos, reduciéndolos a una sola masa, o lo que es lo mismo, a una sola
y general representación popular.[…]
134. La monarquía absoluta (voz que por igual causa oye el pueblo
con harta equivocación) es obra de la razón y de la inteligencia: está
subordinada a la ley divina, a la justicia y a las reglas fundamentales del
Estado: fue establecida por derecho de conquista o por la sumisión
voluntaria de los primeros hombres que eligieron a sus Reyes [....]; por
esto ha sido necesario que el poder soberano fuese absoluto, para
prescribir a sus súbditos todo lo que mira al interés común, y obligar a la
obediencia a los que se niegan a ella. Pero los que declaman contra el
poder monárquico confunden el poder absoluto con el arbitrario; sin
reflexionar que no hay Estado (sin exceptuar las mismas repúblicas)
donde en lo constitutivo de la soberanía no se halle un poder absoluto.
135. Los más sabios políticos han preferido esa monarquía absoluta a
todo otro gobierno. El hombre en aquélla no es menos libre que en una
república; y la tiranía aún es mi temible en ésta que en aquélla. España,
entre otros reinos, se convenció de esta preferencia, y de las muchas
dificultades del poder limitado, dependiente en ciertos puntos de una
Potencia superior, o comprimido en otros por parte de los mismos
vasallos [ ... ].
143. No pudiendo dejar de cerrar este respetuoso Manifiesto, en
cuanto protesta de que se estime siempre sin valor esa Constitución de
Cádiz, y por no aprobada por V.M., ni por las provincias: aunque por
consideraciones que acaso in. fluyan en el piadoso corazón de V.M.
resuelva en el día jurarla: porque estimamos las leyes fundamentales
que contiene de incalculables y trascendentales perjuicios, que piden k
previa celebración de unas Cortes especiales legítimamente
congregadas, en libertad, y con arreglo a las antiguas leyes
Madrid, 12 de abril de 1814
Sin embargo, y pese a no poder calificarse en absoluto como
liberales, no es menos cierto que los serviles piden un régimen sin
arbitrariedad y el respeto a ciertas libertades y a la propiedad,
rasgos que permiten calificar como de mínimamente aperturista
su programa. Estos serviles son, fundamentalmente, como no,
nobles y clérigos, pero no es menos cierto que representan el
sentir mayoritario del pueblo, (que, como he venido indicando a lo
largo del tema, era muy poco partidario de innovaciones).
100
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
Poco más necesitaba Fernando VII para, el 4 de mayo de 1814,
publicar un manifiesto en el que proclama la nulidad absoluta o
de pleno derecho de todos los actos y decisiones de las Cortes
de Cádiz, como si estas jamás hubieran tenido lugar, si bien se
compromete vagamente —promesa que no cumplirá en estos seis
años de gobierno absolutista, lo advierto desde ahora— a
convocar Cortes, a respetar ciertos “derechos inviolables del
pueblo” y a mantener la libertad de prensa. Sólo un elemento, que
se añade a la natural tendencia a ser rey absoluto de este
lamentable personaje —probablemente, analizando en su
conjunto personalidad y actos de gobierno, el peor rey que haya
tenido España—, puede disculpar el retroceso político que supone
la anulación de la obra de las Cortes de Cádiz, y es el hecho de
que en Europa también se está produciendo una vuelta al
Antiguo Régimen, es decir, se está en plena Restauración.
TEXTO DE APOYO
MANIFIESTO DE FERNANDO VII DEL 4 DE MAYO DE 1814
ANULANDO EL RÉGIMEN CONSTITUCIONAL
Declaro que mi Real ánimo es no solamente no jurar ni acceder a
dicha Constitución ni a Decreto alguno de las Cortes generales y
extraordinarias y de las ordinarias actualmente abiertas, a saber, los que
sean depresivos de los derechos y prerrogativas de mi Soberanía,
establecidas por la Constitución y las leyes, en que de largo tiempo la
Nación ha vivido, sino el de declarar aquella Constitución y tales
decretos nulos y de ningún valor ni efecto, ahora ni en tiempo alguno,
como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en
medio del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquier
clase y condición a cumplirlos ni guardarlos.
Y como el que quisiere sostenerlos y contradijese esta mi Real
declaración atentaría contra las prerrogativas de mi Soberanía y felicidad
de la Nación ( ... ) declaro reo de lesa Majestad a quien tal osare o
intentare, y que como a tal, se le imponga la pena de vida, ora lo ejecute
de hecho, ora por escrito o de palabra, moviendo o incitando, o de
cualquier modo (...) persuadiendo a que se observen y guarden dicha
Constitución y Decretos ( ... ).
Y desde el día en que este mi Decreto se publique y fuere
comunicado al Presidente que a la sazón lo sea de las Cortes que
actualmente se hallan abiertas, cesarán éstas en sus sesiones
A lo largo de los siguientes años, Fernando VII y su secuaces, los
“serviles”, desencadenan una feroz represión contra los
elementos liberales responsables de la Constitución o contra los
que más modestamente la habían servido en puestos inferiores de
la Administración. El resultado de todo ello será la cárcel, el exilio,
la clandestinidad o la expulsión de la Administración de miles y
miles de españoles. Tampoco se salvan de la represión los
afrancesados.
Por vez primera en la historia de España se produce la persecución, por
motivos políticos, de una parte de los españoles por la otra parte. Es a lo
que se ha dado en llamar el problema de las dos Españas, muy claro a lo
largo del siglo XIX (ya lo iremos viendo) y que culmina con la Guerra Civil
de 1936 a 1939 y la posterior represión en época franquista. Todavía hoy
el fantasma de las dos Españas aparece en las campañas electorales.
101
HISTORIA DE ESPAÑA
En definitiva, la actuación de Fernando VII conduce a que se
relegue al olvido el modestísimo programa aperturista del
Manifiesto de los Persas y se den todos los pasos necesarios para
la restauración del Antiguo Régimen. Rápidamente se olvidó la
promesa de convocatoria de las Cortes, y volvieron a aparecer los
privilegios de la nobleza (acceso a cierto cargos en el ejército) en
un intento de vuelta a la sociedad estamental, así como la
Inquisición y los gremios. Se anuló la libertad de prensa e incluso
se proyectó la reaparición de los señoríos jurisdiccionales, aunque
no se llegó a dar definitivamente el paso.
Por lo que respecta a la oposición al régimen, al margen de la
persecución a la que se vio sometida hay que decir que pronto
empezaron a organizarse conspiraciones antiabsolutistas. La
consecuencia directa es que aparece en España en este momento
el delito político18 . Los liberales deberán actuar en la
clandestinidad, creándose una serie de sociedades secretas y
mediante lo que se vendrá a llamar los pronunciamientos19.
Toda una serie de pronunciamientos se produce a lo largo de
varios años. Por citar los más importantes: En 1814 se produce el
dirigido por Espoz y Mina, antiguo guerrillero, en Pamplona; en
1815, el de Juan Díaz Porlier en La Coruña; en 1816, el
protagonizado por la sociedad secreta “El Triángulo”, con el
proyecto de secuestrar el rey; el 1817, Lacy y Milans del Bosch se
sublevan en Barcelona; en 1818 hay una en Andalucía, y en 1819
otra en Valencia. Pero todos ellos fracasan, hasta que en 1820
triunfa el del Coronel Rafael del Riego.
18 Se suele llamar delitos políticos aquellos que consisten únicamente en defender
ideas contrarias a las del régimen que ostenta el poder. Quienes entran en prisión
por delitos políticos son, por tanto, presos políticos, que son moneda corriente en
los regímenes dictatoriales (el de Franco en España hasta 1977, los actuales de
Fidel Castro en Cuba o el comunista en China, por supuesto en los regímenes
totalitarios nazi, en la Alemania de Hitler, fascista, en la Italia de Mussolini y
comunista-stalinista en la URSS de Stalin) pero que no existen, por definición, en
un sistema democrático. Es decir, en España, desde 1978, no hay presos políticos.
Los partidarios de la ETA, confundiendo deliberadamente los términos, defienden
la ideas contraria, que los presos de su banda terrorista son presos políticos,
cuando en realidad están en prisión por delitos comunes (asesinato, extorsión,
secuestro, colaboración con banda armada, amenazas, etcétera), por más que esas
acciones violentas, como ellos las llaman, se comenten por motivos políticos o con
una intencionalidad o finalidad política.
19
Los pronunciamientos van a ser muy frecuentes a lo largo del siglo XIX.
Llamamos pronunciamiento a una sublevación del ejército, normalmente en una
ciudad lejos de la capital, Madrid, y que cuenta habitualmente con el apoyo de
elementos civiles que dotan al movimiento de consistencia ideológica: es lo que se
conoce como la trama civil. Con el pronunciamiento se pretende conseguir que el
resto del ejército y una parte importante de la sociedad secunden las ideas de los
pronunciados, pero no se intenta obtener directamente el poder, no se trata de
derrocar al rey o ministro de turno —si bien el resultado final de algún
pronunciamiento fue justamente ése—. Dicho de otro modo, no son un acto de
fuerza, sino una toma de postura de una parte del ejército respecto de la
orientación política del Estado, blandiendo, eso sí, la amenaza del uso de la fuerza.
No se debe confundir, aunque ello es muy frecuente, con los golpes de Estado, que
consisten en realidad en la subversión directa de las normas constitucionales y en
un ataque directo y mediante un acto de fuerza, que a veces implica el uso de una
gran violencia, contra el poder legalmente constituido con la intención de alcanzar
dicho poder por la fuerza de las armas. El levantamiento de Mola, Queipo de Llano
y Franco y que supuso el origen de Guerra Civil fue un golpe de Estado, y lo que
intentó Tejero, entre otros, el 23 de febrero de 1981 fue también un golpe de
Estado.
102
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
11.3. LA REVOLUCIÓN LIBERAL DE 1820: EL
TRIENIO LIBERAL (1820-1823)
A. EL PRONUNCIAMIENTO DE RIEGO
En los últimos días del año 1819 un contingente militar se
encontraba acantonado en diversas zonas de Andalucía a la
espera de embarcar rumbo a América para sofocar las
sublevaciones independentistas que allí se
estaban produciendo20. Las noticias que traían
los pocos que regresaban de expediciones
anteriores eran poco halagüeñas y daban pocas
esperanzas de volver a casa, lo que aumentó el
ya de por sí alto grado de malestar de los
soldados. Si a ello unimos que los mandos
intermedios (algunos de los cuales habían
luchado jugándose la vida contra los franceses
años antes) estaban indignados por los
privilegios que habían sido concedidos a los
militares procedentes de la nobleza, tenemos
completo el panorama de esas tropas. Todas
esas circunstancias van a ser utilizadas por
unos pocos militares, como el comandante
Rafael de Riego, el coronel Quiroga, el teniente
coronel Evaristo San Miguel o el general
Enrique O’Donnell para pronunciarse (es decir,
protagonizar un pronunciamiento) contra el
gobierno de Fernando VII.
De ese modo, el día 1 de enero de 1820, Rafael Riego se subleva
con sus tropas del batallón “Asturias” en la localidad sevillana de
Las Cabezas de San Juan, a favor de un cambio profundo del
régimen político implantado tras la vuelta de Fernando VII y
proclamando la vigencia de la Constitución de 1812. Pero no
acompaña el éxito inmediato a esta acción. De hecho, muy cerca
de allí, en Cádiz, fracasa el alzamiento y Riego termina
prácticamente siendo abandonado por sus tropas a lo largo de las
siguientes semanas; pero la propaganda política de la que se
encargan los elementos civiles del pronunciamiento (entre los que
cabe destacar personajes importantes del momento, como Javier
Istúriz, Gutiérrez Acuña, Alcalá Galiano o Juan Álvarez
Mendizábal) da sus frutos, de modo que en febrero una serie de
pronunciamientos sacude toda España, desde Galicia a
Zaragoza, desde Pamplona a Barcelona.
Rafael del Riego
A la vista de todos esos acontecimientos, Fernando VII, que había
intentado durante ese tiempo hacer oídos sordos a lo que los
militares le pedían, termina por acatar la Constitución de Cádiz
mediante un Manifiesto, con aparente sinceridad pero que
escondía un enorme cinismo y una gran oposición al programa
reformista de Riego y sus compañeros.
20
Ver siguiente epígrafe.
103
HISTORIA DE ESPAÑA
B. LA LABOR DE GOBIERNO EN EL TRIENIO LIBERAL O
CONSTITUCIONAL
TEXTO DE APOYO
DISCURSO DE APERTURA DE LA SESIÓN DE CORTES DE 9 DE
JULIO DE 1820, PRONUNCIADO POR SU MAJESTAD EL REY
FERNANDO VII
Señores diputados: Ha llegado por fin el día, objeto de mis más
ardientes deseos, de verme rodeado de los representantes de la heroica
y generosa Nación española y en que un juramento solemne acabe de
identificar mis intereses y los de mi familia con los de mis Pueblos.
Cuando el exceso de los males promovió la manifestación clara del
voto general de la Nación, obscurecido anteriormente por las
circunstancias lamentables, que deben borrarse de nuestra memoria, me
decidí desde luego a abrazar el sistema apetecido, y a jurar la
Constitución política de la Monarquía sancionada por las Cortes
generales y extraordinarias en el año de 1812. Entonces recobraron, así
la Corona como la Nación, sus derechos legítimos, siendo mi resolución
tanto más espontánea y libre, cuanto más conforme a mis intereses y a
los del Pueblo español, cuya felicidad nunca había dejado de ser el
blanco de mis intenciones, las más sinceras
Así como pertenece a las Cortes del reino consolidar la felicidad
común por medio de sabias y justas leyes, y proteger por ellas la
Religión, los derechos de la Corona y de los Ciudadanos, así también
toca a mi dignidad cuidar de la ejecución y cumplimiento de las leyes, y
señaladamente a fundamental de la Monarquía, centro de la voluntad de
los españoles y apoyo de todas sus esperanzas. Esta será la más grata
y la más constante de mis ocupaciones. Al establecimiento y
conservación entera e inviolable de la Constitución consagraré las
facultades que la misma Constitución señala a la autoridad real y en ella
cifraré mi poder, mi complacencia y mi gloria
El llamado Trienio Liberal o Constitucional comienza, en realidad,
con una enorme conflictividad entre el Rey y los liberales
recién llegados al poder. Se establece inicialmente una Junta (una
especie de gobierno) que ejerce el poder en el periodo de transición
y que va a restablecer buena parte de las medidas adoptadas
por las Cortes de Cádiz: se declara abolida la Inquisición (ya por
última vez) y se promulgan leyes que garantizan los derechos y
libertades de los ciudadanos, algo muy en la línea de lo que
corresponde a la ideología liberal que preside el Trienio.
Pero al estar en vigor la Constitución de Cádiz, se produce la
paradoja de que, dado el hecho de que en ella se establecía la
necesaria colaboración del Rey y por otro lado el de que Fernando
VII no quería colaborar, la actividad política quedó en buena
medida frenada por el Monarca, lo que no hará, con el tiempo,
más que radicalizar las posturas de los liberales y los deseos del
Rey de que alguien interviniese para restaurarle en el poder
absoluto. Por su parte, los sectores más dinámicos del ejército son
104
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
ahora los más radicales, y no digamos la Milicia Nacional21. En
definitiva, se configura un panorama político muy inestable.
Desde 1821, el Rey secretamente está pidiendo la intervención de
las fuerzas de la Santa Alianza. Al mismo tiempo, proliferan por
toda España sociedades patrióticas de corte liberal y multitud de
periódicos. Todo ello será el embrión de los futuros partidos
políticos que dominarán la escena política de nuestro país a lo
largo del siglo XIX. En estos primeros momentos, así mismo, es
cuando comienza a ser evidente el alejamiento entre los
doceañistas, partidarios de alcanzar un cierto compromiso entre
el Antiguo Régimen y el liberalismo, y los veinteañistas, más
representados entre la oficialidad joven del ejército y en la Milicia
Nacional. Mientras que los primeros son partidarios de una
soberanía nacional restringida, idea que cristalizaría en un
sistema electoral de sufragio censitario, los segundos proclaman
la soberanía nacional plena o estricta, o lo que es lo mismo,
amplia, o lo que es lo mismo, la soberanía popular (identificando
nación con todo el pueblo, no sólo con los ricos)22.
En el terreno de los hechos concretos hay que mencionar el que
en el periodo comprendido entre marzo de 1820 y mediados de
1822 serán los liberales moderados los que ocupen el poder,
llegándose a la disolución del ejército que se había pronunciado
para fundar uno nuevo más dócil (Riego, por cierto, será
destinado lejos de Madrid, para que no incomodase). Se produce
la tan ansiada convocatoria de Cortes, que ratifican la abolición
de los señoríos jurisdiccionales y suprimen las órdenes
monásticas monacales23.
Esta exclaustración, que vino acompañada de la consabida
desamortización de sus tierras, no fue en absoluto bien vista por
el Rey, al que hacía falta muy poco para alejarse de su gobierno.
C. REACCIÓN DE FERNANDO VII Y FINAL DEL TRIENIO
A partir de finales de 1821, el gobierno de los doceañistas
(liberales moderados) se va a ver sometido a una doble presión,
por ambos lados. Por el primero de ellos, los llamados realistas
(partidarios del absolutismo y del Antiguo Régimen) que piden que
21
La Milicia Nacional es una especie de fuerza armada formada por civiles
organizados militarmente, claramente partidarios de las reformas liberales, y que
actúa en paralelo con el ejército profesional. La Milicia Nacional se convertirá
durante los años que existió, en un elemento progresista, claramente partidario de
las reformas liberales y será una institución que tendremos ocasión de volver a
mencionar en otros momentos de la historia contemporánea de España.
22
En el enfrentamiento entre doceañistas y veinteañistas subyace ya el futuro
enfrentamiento entre las dos grandes fuerzas políticas liberal-burguesas en
nuestro siglo XIX, a saber, el Partido Moderado y el Partido Progresista. Tendremos
ocasión, en los próximos temas, de retomar esta importante idea, sobre la que
desde ahora reclamo tu atención.
23
Órdenes monacales son aquellas formadas por monjes que viven apartados del
mundo en sus monasterios enclavados en el campo o en pequeñas poblaciones.
Podemos citar a los jerónimos, los cistercienses, los cartujos. No se deben
confundir con las órdenes conventuales, que son las formadas por frailes que viven
en conventos en las ciudades y en contacto con la población. Citemos como
ejemplos a los carmelitas, los franciscanos, los dominicos, los jesuitas...
105
HISTORIA DE ESPAÑA
el Rey sea liberado de las trabas a su poder a las que está
sometido, protagonizan una serie de sublevaciones, en el curso de
las cuales llegan incluso a establecer una Regencia en la
población catalana de Urgel, basada en la consideración de que
el Rey está prisionero de los liberales y por tanto sus actos no son
libres. Por el otro lado, el gobierno es atacado por los
veinteañistas,
quienes después de varias sublevaciones
periféricas terminan por alcanzar el gobierno en el verano de
1822. Desde ese momento, las gestiones del Rey para conseguir
una intervención militar extranjera son cada vez más
desesperadas.
TEXTO DE APOYO
CARTA AUTÓGRAFA DE FERNANDO VII A SU AMIGO VARGAS
Querido Vargas: Rossi me entregó la tuya y me aprovecho de la
salida del correo Alfaro, que es de toda confianza, para escribirte con la
tinta cuya receta me has enviado y decirte que me aprovecharé de ti en
la primera ocasión, que será muy pronto pero entretanto te digo que esto
va cada vez peor y se pone de peor aspecto; los republicanos adelantan
descaradamente, sin rebozo y a pasos agigantados; de todas partes
envían representaciones para que se mande al Ministerio; todas ellas a
favor del pícaro Riego.
En Cádiz y Sevilla ya no quieren obedecer al gobierno, ni recibir a las
autoridades que se envían allá sólo porque los envían los actuales
ministros, a los que no conviene quitar ahora, pues si los revoltosos
consiguieran esto, mañana se atreverían contra la familia real. Cree,
Vargas mío, que estamos en una situación muy crítica y lastimosa, que
representa un porvenir muy funesto si Dios no se apiada de nosotros. Te
pido que se lo hagas saber a los soberanos extranjeros, para que
vengan a sacarme de la esclavitud en que me hallo y libertarme del
peligro que me amenaza.
Madrid, 2 de diciembre de 1823
Finalmente, tras el llamado Congreso de Verona, las potencias de
la Santa Alianza encomiendan al francés Duque de Angulema que
entre en España al mando de una fuerza militar para acabar con
la experiencia liberal española. Este ejército es conocido en la
historia con el nombre de los Cien Mil Hijos de San Luis y
consiguió restablecer el poder absoluto de Fernando VII desde
octubre de 1823. Estas tropas continuarán en nuestro territorio,
como fuerzas de ocupación, hasta pasados cinco años.
Terminaba así el segundo intento de implantar un régimen liberal
en España. Sin embargo, los días del absolutismo estaban
contados, y pese a los esfuerzos que, como vamos a ver a
continuación, hizo Fernando VII hasta su muerte, no se pudo
evitar que la fuerza de la historia dictara el curso de los
acontecimientos.
106
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
5.4. LA “OMINOSA DÉCADA” ABSOLUTISTA Y EL
FINAL DEL REINADO DE FERNANDO VII (18231833)
A. LA VUELTA DEL ABSOLUTISMO Y LA REPRESIÓN POLÍTICA
TEXTO DE APOYO
PRIMER DECRETO DE FERNANDO VII TRAS SU LIBERACIÓN EN
CÁDIZ
Bien públicos y notorios fueron a todos mis vasallos los escandalosos
sucesos que precedieron, acompañaron y siguieron al establecimiento
de la democrática Constitución de Cádiz en el mes de marzo de 1820: la
más criminal traición, la más vergonzosa cobardía, el desacato más
horrendo a mi real persona la violencia más inevitable fueron los
elementos empleados para variar esencialmente el gobierno paternal de
mis reinos [ ... ]. Sentado ya otra vez en el trono de San Fernando he
venido en decretar lo siguiente:
1. Son nulos y de ningún valor los actos del gobierno llamado
constitucional (de cualquier clase y condición que sean) que ha
dominado a mis pueblos desde el 7 de marzo de 1820 hasta hoy, 1 de
octubre de 1823 [ ... ].
FERNANDO VII ante el duque de Angulema, 1-X-1823
El 1 de octubre de 1823, el Rey publica un Decreto en el que
anula todo lo hecho por los liberales desde marzo de 1820 y
reasume su condición de monarca absoluto. Se iniciaba así la
llamada “Ominosa Década”, caracterizada por continuas
sublevaciones tanto liberales como de partidarios extremos del
Antiguo Régimen.
Como era de esperar, el periodo se inició con la correspondiente
fase de represión feroz contra todos aquellos que se habían
significado en el Trienio, procediéndose a la depuración de la
Administración (lo cual consiste en la expulsión de sus puestos
de miles de pequeños funcionarios). Además, se crea un cuerpo
de Voluntarios Realistas, de igual significación, aunque de signo
contrario, que la antes mencionada Milicia Nacional, es decir, en
defensa del absolutismo. Si bien esta vez se decide, pese a las
numerosas protestas de muchos clérigos, no reimplantar la
Inquisición (que pasa ya, por fin, a la historia), si que se
establecen instituciones similares. Así, algunos obispos crearon,
por su cuenta y riesgo, las llamadas Juntas de Fe, que
pretendían tener las mismas atribuciones que el extinto Santo
Oficio; por otro lado, y esto es más importante, la labor de
represión de los enemigos políticos que venía siendo
encomendada a la Inquisición se atribuyó a un nuevo cuerpo, el
de la Policía (la misma que, con el nombre de Cuerpo Nacional de
Policía, existe actualmente, aunque con funciones bien distintas,
107
HISTORIA DE ESPAÑA
y que tiene, por lo tanto, su origen en este momento), que pronto
demostró una enorme efectividad en estos menesteres. Miles de
españoles debieron emprender de nuevo el camino del exilio,
primero hacia Inglaterra y, desde la revolución de 1830 en
Francia, también hacia este país.
Fusilamiento de
Torrijos, de
Antonio Gisbert
En cuanto a los hechos concretos, debo señalar que los hombres
del régimen, que los políticos afines a la monarquía absoluta de
Fernando VII, se dividieron en dos grupos. Por un lado están los
reformistas administrativos — entre ellos Cea Bermúdez, del
que volvemos a hablar más abajo— vinculados con ideas propias
del Despotismo Ilustrado e identificados por sus enemigos dentro
del régimen, tan malévola como erróneamente, como elementos
liberales incrustados en el propio gobierno de la nación; por otro
lado aparecen los inmovilistas más recalcitrantes, que se
convertirán, desde 1826, en la fuerza de gobierno.
B. LA OPOSICIÓN Y LA CUESTIÓN SUCESORIA
1.— A lo largo de estos diez años el Rey va a tener que soportar la
presión de diversos grupos políticos a izquierda y derecha.
Por un lado continúan las inevitables conspiraciones liberales
organizadas desde el extranjero. Destacó las de Torrijos, cuyo
desembarco en Málaga en 1831 terminó en su fusilamiento, así
como las ejecuciones del propio Rafael del Riego o Mariana
Pineda, mártires todos ellos del protoliberalismo español.
Por otro lado están las sublevaciones de los llamados realistas o
ultras, que venían a decir que el rey estaba en manos de
traidores al absolutismo24. Destaco aquí la sublevación del
mariscal Bessieres, que acabó frente a un pelotón de fusilamiento,
y la llamada Revuelta de los Malcontens de Cataluña, que obligó a
Fernando VII a permanecer casi un año en el Principado para
24
Se referían a los muy moderados reformistas administrativos, de los que
acabamos de hablar.
108
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
calmar los ánimos. En esta corriente realista debemos ver el
germen que en poco años dará paso al carlismo.
2.— Los últimos años del reinado de Fernando VII van a estar
dominados por la cuestión sucesoria. En 1829, el Rey, que
recientemente había enviudado, se casa por cuarta vez, con Mª
Cristina de Borbón (de los Borbones napolitanos), quedando ésta
pronto embarazada. Ante esto el Rey se apresura a ordenar
publicar aquella ley o Pragmática Sanción que su padre no había
llegado a publicar en 1789 25 y por la cual se declaraba abolida la
Ley Sálica implantada por Felipe V. Tal medida supone cortar con
todas las aspiraciones al trono del muy reaccionario hermano del
Monarca, Carlos María Isidro quien a lo largo de toda su vida,
habida cuenta de que Fernando VII carecía de hijos, había
abrigado una fundada esperanza de convertirse él mismo en rey y
que ahora, muy cerca de cumplir su objetivo, veía frustrada.
Sobrevenida la enfermedad del Rey, en el transcurso de la cual
había declarado nula la publicación de la Pragmática, su esposa
se hace cargo del gobierno, apoyándose en elementos anticarlistas
y tímidamente aperturistas, como el antes citado Cea Bermúdez.
En diciembre de 1832, Fernando, ya recuperado, anula a su vez el
decreto de anulación de la Pragmática, acto por el que queda
abolida definitivamente la Ley Sálica y que permitirá reinar a
su hija, la futura Isabel II.
Cuando en 1833 muera Fernando VII se iniciará la regencia de
Mª Cristina de Borbón en nombre de su hija de tres años. Esta
es una fecha de suma importancia en la historia de España,
porque marcará el final de un ciclo histórico, el del Antiguo
Régimen, y el inicio de otro, el del liberalismo, dándose paso
inicialmente a una versión muy descafeinada del mismo, pilotada
por Cea Bermúdez (al que ya hemos visto encuadrado en esos
reformistas administrativos más cercanos al Despotismo Ilustrado
que al auténtico liberalismo). La negativa del pretendiente, Carlos
María, a aceptar a su sobrina como reina y la implantación
incluso de ese liberalismo de bajo perfil anuncian el
desencadenamiento, muy pronto, de una guerra civil. Pero eso ya
es otro tema.
25
Ver páginas 36 y 66 del tema introductorio.
109
HISTORIA DE ESPAÑA
12. EL PROCESO DE
EMANCIPACIÓN DE LAS
COLONIAS AMERICANAS
La invasión francesa y la larga lucha por la independencia puso a
la Monarquía transoceánica española en una difícil situación que
a la larga no fue capaz de superar. Al final del siglo XVIII o
principios del XIX, la situación del poder español parecía todavía
sólida; sin embargo, la ausencia de autoridad peninsular durante
la invasión francesa provocó, en primer lugar, la creación de
autoridades propias para luego tener como consecuencia la
independencia y, finalmente, la constitución de las Repúblicas
existentes en la actualidad.
12.1
LAS
CAUSAS
DEL
EMANCIPADOR DE AMÉRICA
MOVIMIENTO
En un panorama caracterizado por la ausencia de poder político
en la metrópoli y por la intervención británica, actuaba también
un complejo sistema de identidades étnicas que solían variar de
una región a otra. Veamos cuáles fueron las causas de la
independencia de las colonias españolas en América.
A. EL CONFLICTO ÉTNICO O SOCIAL: CRIOLLOS CONTRA
PENINSULARES
Aunque en el fondo el conflicto básico y fundamental fuera el
enfrentamiento de la población indígena con aquella procedente
del Viejo Continente, en el proceso de independencia el papel
esencial lo jugó el enfrentamiento entre peninsulares y criollos,
que eran los que en estos momentos tenían la posibilidad de
dirigir los destinos políticos de los nuevos países. Llamamos
criollos a aquellos habitantes de las colonias americanas de
origen europeo (español) pero que habían nacido en América. A
veces, sus raíces americanas se remontaban (a las alturas de las
que estamos hablando) a varias generaciones y ello hacía que el
distanciamiento afectivo respecto de España fuera notable y que
se sintieran un grupo bien diferenciado del de los españoles que
habían recalado recientemente en las colonias y que no se sentían
arraigados en ellas. Hay que destacar el hecho de que los
peninsulares, que se consideraban de paso, disponían en
exclusiva de los cargos del Ejército y la Administración y eran, en
definitiva, quienes tenían el control efectivo de la situación en las
colonias.
110
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
B. LA INFLUENCIA IDEOLÓGICA
Por otro lado, en América la intervención popular en la
independencia fue escasa, por no decir nula, a diferencia de lo
que había sucedido en la Península durante la guerra de la
Independencia. Fue, por tanto obra exclusiva de un sector
dirigente, y sobre ese sector dirigente, peninsular o criollo,
jugaron una gran influencia tanto las ideas de la Ilustración
como las noticias relativas a la independencia estadounidense y
aquellas otras que se referían a la Revolución francesa. Sin
embargo, es muy probable que la mayor influencia que había
sobre los acontecimientos americanos la tuviera la propia
situación existente en la Península, incluso antes de la invasión
francesa.
C. LAS MOTIVACIONES ECONÓMICAS
Los Borbones, con su centralismo económico, siempre volcado en
obtener los máximos beneficios para la metrópoli pero olvidando
siempre toda mejora para las colonias, habían provocado un
enorme malestar entre los habitantes de los territorios de la
América española. En concreto, el monopolio comercial que
tercamente había sostenido España desde el siglo XVI suponía un
gran quebranto para la burguesía criolla. Estos veían
enormemente limitadas sus posibilidades de progreso económico,
debido a las trabas que históricamente se habían puesto tanto
para el desarrollo de un sector manufacturero americano como
para el del comercio intramericano y desde América con el resto
del mundo. La liberalización comercial de la que dimos cuneta en
el tema introductorio no benefició en absoluto a los criollos, que
no vieron otra salida para obtener la independencia económica
que alcanzar antes la política.
D. LA INFLUENCIA INGLESA
Los continuos enfrentamientos entre España e Inglaterra en el
marco de nuestras colonias habían provocado un serio
aislamiento entre éstas y la metrópoli (que fue casi total desde la
derrota en Trafalgar). Tal situación será aprovechada por los
ingleses para ayudar a nuestras colonias, vengándose así, de
algún modo, de España por su apoyo a las Trece Colonias. Por
otro lado, los ingleses buscaron en este proceso la posibilidad de
ver, tras una larga de espera de trescientos años, el final del
monopolio comercial español en América (al que tantas trabas
habían puesto, como sabemos) y en consecuencia, la de intervenir
ya con las manos libres en el inmenso mercado americano.
111
HISTORIA DE ESPAÑA
12.2. FASES DEL PROCESO EMANCIPADOR
A. LA ORGANIZACIÓN DEL PODER LOCAL
El vacío de poder producido en la Península como consecuencia
de la invasión francesa fue una circunstancia grave que explica lo
acontecido durante todo el periodo 1808-1814. En primer lugar,
igual que en la Península, la consecuencia inmediata de la
invasión fue la proliferación de entidades políticas locales, en
forma de Juntas que ejercieron el poder en sustitución de la
autoridad anterior. En América la
aparición de estas Juntas se produjo
después que en España y sólo
proliferaron a partir del año 1810,
cuando la Junta Central fue
sustituida por la Regencia y pareció
que los franceses podían ocupar por
completo la Península. En definitiva,
los
criollos
americanos
no
reconocían la autoridad ni de las
autoridades provisionales dejadas
antes de las abdicaciones de Bayona
ni
las
nuevas
autoridades
bonapartistas, pero tampoco la de la
Junta
Central,
a
la
que
consideraban, no sin cierta razón, la
suma de diversas autoridades
locales peninsulares.
Congreso de
Tucumán, en el
que se proclamó
la independencia
de Argentina
En general, estas Juntas de las colonias nacieron a partir de los
cabildos locales, pero muy pronto hubo una fuerte tensión entre
criollos y peninsulares. La situación se agravó en 1811, fecha de
la que datan las primeras proclamaciones de independencia, dada
la situación que se vivía en España.
Simón Bolívar
112
José San Martín
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
Mientras tanto, en la metrópoli, las Cortes de Cádiz fueron
dictando una serie de importantes reformas referidas al mundo
colonial americano, no sólo en lo que respecta al establecimiento
de la igualdad entre los «españoles de ambos hemisferios», como
vimos en el análisis de la Constitución de 1812, sino también en
lo que atañe a la población indígena. Pero siempre se partió de la
consideración del imperio como una unidad en la que sólo se
admitían parciales concesiones a la libertad comercial. Bajo
ningún concepto se contemplaba la posibilidad de otorgar la
independencia a las colonias.
B. EL DESARROLLO DEL PROCESO DE INDEPENDENCIA
Transcurrido entre 1810 y 1825, en el mismo se pueden señalar
dos periodos. El primero, entre 1810 y 1814, se caracteriza por
sublevaciones improvisadas e incoherentes, fácilmente sofocadas;
el segundo, entre 1817 y 1826, fue desastroso para los intereses
españoles, concluyendo con la pérdida de casi la totalidad de
nuestras colonias, excepción hecha de Cuba, Puerto Rico y
Filipinas.
1. Primer periodo.— Los principales focos independentistas se
establecieron en Méjico, Venezuela y Argentina, aprovechando
la ocupación napoleónica de la metrópoli. Los criollos intentaron
dar al movimiento un carácter legal, estableciéndose Juntas
Supremas y destituyendo a las autoridades metropolitanas. Sólo
en Méjico la insurrección tuvo un carácter indigenista y
violento, produciéndose una matanza de españoles en
Guanajuato por un ejército de indios, mestizos y criollos al mando
de Miguel Hidalgo, llamado el cura de Dolores, y tras su
ejecución, de José María Morelos. Pero al finalizar la Guerra de la
Independencia en España, todos los focos independentistas
habían sido sofocados, con la excepción de Argentina, que quedó
como independiente en 1816, tras la proclamación del Congreso
de Tucumán.
2. Segundo periodo.— Tras un paréntesis que duró hasta 1817,
a partir de este año y hasta 1824 transcurre un segundo periodo
en la independencia americana. Aparte de la intervención de las
potencias anglosajonas (a fin de cuentas, Simón Bolívar se refugió
en la Jamaica británica y una flota de esta nacionalidad permitió
la independencia chilena), un factor explicativo de primera
importancia para justificar el logro de la independencia se debe
encontrar en la situación de profunda crisis interna en la
metrópolis (Restauración absolutista, Trienio Liberal), donde
la incapacidad para enviar nuevos refuerzos militares y la
sustitución de un régimen absolutista por el liberal en el año
1820 (Trienio Liberal) explican la incapacidad para resolver la
cuestión independentista.
113
HISTORIA DE ESPAÑA
“La monarquía
se ha disuelto y
España está
perdida. ¿No
estamos
nosotros en la
situación de hijos
que alcanzan la
mayoría de edad
a la muerte del
padre de familia?
Cada uno de
ellos pasa a
disfrutar de sus
derechos
individuales,
crea un nuevo
hogar y se
gobierna a sí
mismo"
C. TORRES,
dirigente del
movimiento
revolucionario de
Nueva Granada,
1810
-
Virreinato del Río de la Plata. En 1817 el general
argentino José San Martín, después de atravesar los
Andes desde su país, venció a las tropas de la
metrópoli en la batalla de Chacabuco e hizo posible
que Bernardo O’Higgins proclamara la independencia
de Chile en febrero de 1818.
-
Virreinato de Nueva Granada. En 1819 Simón Bolívar,
el gran héroe de la independencia americana,
derrotó a los españoles en la batalla de Boyacá y
creaba en el Congreso de Angostura (Venezuela) la
República Gran Colombia que habría de englobar las
actuales Venezuela y Colombia —además de Panamá,
que formaba parte del territorio colombiano— y de la
que fue nombrado presidente. El control sobre el
territorio venezolano se obtuvo gracias a la batalla de
Carabobo (1821)26.
-
Virreinato del Perú. A partir de ahí, San Martín desde el
sur y Bolívar desde el norte convergieron hacia Perú,
aún bajo control español. El virreinato de Perú
mantuvo su condición de último bastión de la
resistencia frente a los intentos independentistas,
que se explica por determinadas condiciones sociales y
étnicas. Ni la situación de crisis económica ni la
existencia de una abundante población indígena
favorecían una independencia que pudiera tener como
consecuencia algún peligro de subversión social. Por
eso Perú tuvo que independizarse merced a la
colaboración de los ejércitos enviados desde otros
países ya independientes. En 1821 sus tropas entraron
en Lima; en 1822 ambos ejércitos se encontraron en
Guayaquil y entraron en Quito, siendo anexionado
Ecuador a la República de la Gran Colombia. En
diciembre de 1824 se verificó la batalla de Ayacucho,
con la que se confirmaba la independencia de Perú.
Unos meses más tarde se proclamaría la independencia
del Alto Perú, que fue denominada Bolivia en
homenaje al Libertador.
TEXTO DE APOYO
DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA DE VENEZUELA.
En el nombre de Dios todopoderoso. Nosotros los representantes de las
provincias unidas de Caracas, Cumaná, Margarita, Barcelona, Mérida y
Trujillo, que forman la Confederación americana de Venezuela en el
continente meridional, y considerando la plena y absoluta posesión de
nuestros derechos, que recobramos justa y legítimamente desde el 19 de
abril de 1810 en consecuencia de la jornada de Bayona, y la ocupación
del trono español por la conquista y sucesión de otra nueva dinastía
constituida sin nuestro consentimiento: queremos, antes de usar de los
derechos de que nos tuvo privados la fuerza por más de tres siglos, y
26
En 1824, como vemos más abajo, se incorporó Ecuador, y en 1830, esta
república se dividiría en las de Venezuela, Ecuador y Colombia. Panamá se
independizó de Colombia en 1903, por presiones de EE.UU., deseoso de controlar
el canal.
114
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
nos ha restituido el orden político de los acontecimientos humanos,
patentizar al Universo las razones, que han emanado de estos
acontecimientos, y autorizar el libre uso que vamos a hacer de nuestra
soberanía
-
-
Virreinato de Nueva España. En Méjico, Agustín de
Itúrbide recibió el apoyo de todas las fuerzas sociales
y, mediante el Plan de Iguala se proclamó emperador
de Méjico en 1821 como Agustín I. Pero tres años más
tarde, Itúrbide fue derrocado y se proclamó la
República Federal de Méjico. Un año antes, varias de
las
provincias
centroamericanas
inicialmente
vinculadas con el virreinato y después con el imperio
mejicano se independizaron formando la Confederación
de Provincias Unidad de América Central, que duraría
hasta 1839, en que se produjo la independencia mutua
de las repúblicas centroamericanas.
Para completar esta síntesis hay que hacer referencia a
que Paraguay ya había obtenido su independencia en
1811 y que la Banda Oriental del virreinato del Río de
la Plata, esto es, Uruguay, había sido anexionada con
anterioridad por Brasil y no obtuvo su independencia
hasta 1830.
C. EL RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL
A la altura de 1823, el restablecimiento de Fernando VII como
monarca absoluto no podía ni mucho menos garantizar que se
hicieran mayores esfuerzos para lograr la recuperación de la
América española. Los liberales habían continuado haciendo
declaraciones resonantes que pretendían que con la sola reforma
política en la metrópoli concluiría por resolverse el problema
colonial, pero en la práctica ni siquiera habían contado en sus
presupuestos con recursos procedentes de América como no
fueran aquellos que venían de Cuba.
Ahora, paradójicamente, la llegada de la nueva invasión francesa,
la de los Cien Mil Hijos de San Luis tuvo positivas consecuencias
internacionales para los independentistas. La posibilidad de que
Fernando VII contara con ayuda de las potencias legitimistas
europeas para restablecer su autoridad en América indujo al
reconocimiento de las nuevas naciones por parte de los países
anglosajones. La formulación de la doctrina Monroe por parte de
Estados Unidos data precisamente de finales del año 1823.
Llamada así por el nombre de su precursor, el presidente
norteamericano James Monroe, su contenido vedaba la
intervención de las potencias del Antiguo Régimen en el Nuevo
Continente. En cuanto a Gran Bretaña, la ayuda que había
prestado a la sublevación independentista había sido indirecta,
pero ahora no estaba dispuesta a tolerar un restablecimiento del
poder colonial de España que pudiera dificultar su comercio
ultramarino.
CRONOLOGÍA
1811: Independencia de Paraguay.
1816: Independencia de Argentina.
1818: Independencia de Chile.
1819: Proclamación de la Gran
Colombia
1821: Proclamación del Imperio
mejicano.
1822: Ecuador,
anexionado a la
Gran Colombia.
1823: Provincias
Unidas de América Central.
1824: República
Fed. de Méjico;
independencia de
Perú.
1828: Uruguay se
independiza de
Brasil
1830: Disolución
de la Gran Colombia.
1839: Disolución
de las Provincias
Unidas de América Central.
1903: Panamá,
independiente de
Colombia.
115
HISTORIA DE ESPAÑA
La independencia de la
América española
116
LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA Y EL
PRIMER INTENTO DE REVOLUCIÓN LIBERAL
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