Capítulo Segundo 117 Derechos Humanos, que dice: “Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con plena justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal”. Esta disposición se complementa con los artículos 7 y 11 de la misma Declaración, que regulan la igualdad de protección de las personas ante la ley y las garantías de defensa penal. En el mismo sentido se expresan el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art. 14. 1), el Convenio para la Protección de los Derechos y Libertades Fundamentales (Roma, 1956), y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (San José, Costa Rica, 1969). La realización de esta dogmática debe consolidarse por medio de sistemas en los cuales el reparto de derechos y obligaciones, así como de soluciones a los conflictos, se haga desde la plena igualdad. El estar consagrado el derecho de defensa como postulado del debido proceso, por sí solo y sin requerir un estatuto legal, será factor, como se ha dicho, de legalidad y legitimación en la facultad punitiva del Estado. El concepto de defensa ha tenido gran importancia tanto en la Constitución de 1886 como en la de 1991, toda vez que esta noción ha sido categorizada como derecho fundamental, y que la defensa técnica es considerada esencial para el desarrollo eficaz del nuevo proceso penal en Colombia y, por lo tanto, para la garantía de la igualdad procesal entre las partes involucradas en el conflicto. Es necesario resaltar que esta garantía no es solo un instrumento del imputado o sindicado, sino que es un verdadero derecho que se encuentra consagrado en el artículo 29 de la Constitución Nacional, el cual no puede ser vulnerado ni desconocido por ninguna autoridad administrativa ni judicial del Estado, por eso es un derecho considerado como inalienable. La defensa no es un privilegio o una gracia, sino un verdadero derecho original del hombre: irrenunciable, de orden público, primario, sagrado, inviolable, principal, que no admite excepciones. Debemos tener en cuenta que ha sido exaltado por la Corte Constitucional en múltiples ocasiones al rango de derecho fundamental autónomo, que está ligado por obvias razones al debido proceso, y que si se vulnera, no se puede desarrollar un proceso penal justo en el cual tanto la parte acusada como el ente acusador tengan las mismas oportunidades frente a la autoridad judicial competente. Por