Página 1 de 9 Procedimiento a seguir por las Administraciones Públicas modificaciones de los contratos de concesión de obra pública (I) en las Por Fernando García Rubio Técnico de la Administración General. Profesor de Derecho Administrativo de la Universidad Rey Juan Carlos. Titular de la Asesoría Jurídica del Ayuntamiento de Alcalá de Henares Actualidad Administrativa, N.º 3, Quincena del 1 al 15 Feb. 2010, Tomo 1, Editorial LA LEY LA LEY 10443/2009 Dentro de las prerrogativas que tienen las diversas administraciones públicas en relación con los contratos contenidos en el ámbito de aplicación de la Ley 30/2007 de 30 de octubre de contratos del Sector Público , debemos de reseñar conforme al carácter unilateral que el ordenamiento jurídico tradicionalmente ha otorgado a la interpretación y modificación de dichos contratos para la parte administrativa, la facultad o prerrogativa de modificación de los contratos, que en la actualidad se recoge en el art. 202 de la citada ley 30/2007. F CONCEPTO Y ANTECEDENTES NORMATIVOS Dentro de las prerrogativas que tienen las diversas administraciones públicas en relación con los contratos contenidos en el ámbito de aplicación de la Ley 30/2007 de 30 de octubre de Contratos del Sector Público, debemos reseñar conforme al carácter unilateral que el ordenamiento jurídico tradicionalmente ha otorgado a la interpretación y modificación de dichos contratos para la parte administrativa, la facultad o prerrogativa de modificación de los contratos, que en la actualidad se recoge en el art. 202 de la citada Ley 30/2007. En concreto el citado precepto especifica: «1. Una vez perfeccionado el contrato, el órgano de contratación sólo podrá introducir modificaciones en el mismo por razones de interés público y para atender a causas imprevistas, justificando debidamente su necesidad en el expediente. Estas modificaciones no podrán afectar a las condiciones esenciales del contrato. No tendrán la consideración de modificaciones del contrato las ampliaciones de su objeto que no puedan integrarse en el proyecto inicial mediante una corrección del mismo o que consistan en la realización de una prestación susceptible de utilización o aprovechamiento independiente o dirigida a satisfacer finalidades nuevas no contempladas en la documentación preparatoria del contrato, que deberán ser contratadas de forma separada, pudiendo aplicarse, en su caso, el régimen previsto para la contratación de prestaciones complementarias si concurren las circunstancias previstas en los artículos 155.b y 158.b. 2. La posibilidad de que el contrato sea modificado y las condiciones en que podrá producirse la modificación de acuerdo con el apartado anterior deberán recogerse en los pliegos y en el documento contractual. 3. Las modificaciones del contrato deberán formalizarse conforme a lo dispuesto en el artículo 140. Revistas Especializadas 2/2/2010 Página 2 de 9 4. En los casos de fusión de empresas en los que participe la sociedad contratista, continuará el contrato vigente con la entidad absorbente o con la resultante de la fusión, que quedará subrogada en todos los derechos y obligaciones dimanantes del mismo. Igualmente, en los supuestos de escisión, aportación o transmisión de empresas o ramas de actividad de las mismas, continuará el contrato con la entidad resultante o beneficiaria, que quedará subrogada en los derechos y obligaciones dimanantes del mismo, siempre que tenga la solvencia exigida al acordarse la adjudicación.» Dicha determinación supone una regulación general de la peculiaridad de modificación en los contratos, que a su vez es complementada con las determinaciones recogidas en el art. 217 para los contratos de obras, el art. 255, para los de gestión del servicios públicos, el art. 272, para los de suministro y el art. 282, para los de servicios, incorporándose igualmente, lo que aquí nos interesa de forma especial, una regulación específica para los contratos de concesión de obra pública en el artículo 233 de la norma legal aducida. Debemos indicar que esta capacidad no es una novedad de la LCSP, puesto que la Ley 198/1963, de 28 de diciembre, de Bases de Contratos del Estado ya señalaba con respecto al ius variandi, tal y como indica Cea Ayala(1) que cuando una obra pública ha sido bien proyectada y adecuadamente contratada no hay razón para presumir, con carácter general, la necesidad de posteriores reformados, que tienden en muchas ocasiones a paliar situaciones no calculadas o en definitiva, defectos de previsión, regulando en la base VI la modificación del contrato. El Decreto 923/1965 por el que se aprobó el Texto Articulado de la Ley de Contratos del Estado, en su artículo 18, concede al órgano de contratación la prerrogativa de modificar los contratos por razón de interés público, dentro de los límites y con sujeción a los efectos y requisitos señalados en la Ley con el previo informe de la Asesoría Jurídica. En el mismo sentido encontramos el artículo 50 del entonces vigente Reglamento General de Contratación del Estado, aprobado por Decreto 3410/75 de 25 de noviembre. En relación a los contratos de obras el artículo 48 de la del Texto articulado de la Ley de contratos del estado incidía en esta previsión, fijando la sujeción de la modificación a los límites previstos en la Ley y el Reglamento. El artículo 50 del Texto articulado se refería a los casos en los que durante la ejecución del contrato la Administración resolviese introducir en el proyecto modificaciones que produzcan aumento o reducción y aun supresión de las unidades de obras marcadas en el mismo, o sustitución de una clase de fábrica por otra, siempre que ésta sea de las comprendidas en la contrata, serán obligatorias para el contratista estas disposiciones, sin que tenga derecho alguno en caso de supresión o reducción de obras a reclamar ninguna indemnización, sin perjuicio de que el artículo 52, establece como causas de resolución del contrato de obras, las modificaciones del proyecto, aunque fueren sucesivas que impliquen aislada o conjuntamente alteraciones del precio del contrato en cuantía superior en más o en menos del 20% del importe de aquél o representen una alteración sustancial del proyecto inicial. La regulación reglamentaria quedaba recogida para el contrato de obras en los artículos 146 a 155 del Reglamento General de Contratación del Estado de 1975. El artículo 146.2 establecía la obligación de la Administración contratante de indemnizar de los daños y perjuicios causados al contratista en los casos de modificación del contrato, con las excepciones legalmente previstas. El artículo 149 señalaba que las modificaciones en el proyecto de obras sólo podían acordarse, cuando eran consecuencia de necesidades nuevas o de causas técnicas imprevistas al tiempo de elaborar el proyecto, circunstancias que debían quedar justificadas, con la posibilidad de reajuste del plazo de ejecución, cuando las modificaciones del Revistas Especializadas 2/2/2010 Página 3 de 9 proyecto representaban variación en más o en menos en el presupuesto de la obra. Por último, los artículos 154 y 155 regulaban la posible responsabilidad de Autoridades y funcionarios y el artículo 155, la responsabilidad en que podía incurrir el empresario que ejecutara las modificaciones con conocimiento de su irregularidad. El carácter general de esta capacidad de modificación, viene lógicamente relacionado con el concepto de potestad administrativa, en tanto en cuanto es un poder de carácter unilateral para la administración, que le otorga el ordenamiento jurídico, en este caso la legislación de contratos del sector público, para imponer a los particulares obligaciones en cumplimiento de los fines previstos por el propio ordenamiento jurídico. Dicha potestad que es clasificada y enumerada por la doctrina como exorbitante, obviamente como cualquier potestad, no es una atribución que permita la arbitrariedad, en tanto en cuanto las diversas administraciones públicas deben ejercerla ponderando el interés general y respetando un marco jurídico existente y así la facultad para modificar el contrato se justifica para hacer frente a las distintas vicisitudes que pueden concurrir durante la ejecución del citado contrato y que pueden hacer peligrar el buen fin general del mismo. En ese sentido debemos destacar que las problemáticas y vicisitudes que pueden plantearse durante dicha ejecución proceden fundamentalmente de dos tipologías de circunstancias: a) Por un lado, la complejidad del objeto de determinados tipos de contratos, fundamentalmente en el caso que nos ocupa, el de los contratos de concesión de obra pública vinculados a la necesidad de actuaciones sobre elementos inmuebles que pueden derivarse de circunstancias imprevisibles, técnicas constructivas, etc., puesto que en ocasiones producen inevitables situaciones con la aparición en el momento de ejecución de necesidades nuevas que no pudieron ser previstas en el momento de la adjudicación. b) Por otra parte, la larga duración de los mismos, esto es, de los contratos de concesión de obra pública que propicia alteraciones sobrevenidas de las circunstancias que existían en el momento de la adjudicación. En cualquier caso las modificaciones del contrato, pueden no ser aceptadas por el contratista lo cual dará lugar a un procedimiento de conflicto en tanto en cuanto la administración tiene una potestad, pero ésta no implica la posibilidad de acceso al derecho de recurso, ni a la tutela judicial efectiva, que corresponderá al contratista en oposición a la aplicación unilateral de dicha potestad. F ÁMBITO OBJETIVO DE LA APLICACIÓN DE LOS PROCEDIMIENTOS DE MODIFICACIÓN CONTRACTUALES Debemos precisar antes de avanzar en estos procedimientos de modificación, la identificación objetiva de dichos procedimientos, diferenciándolos de las materias que no son objeto de modificación por preverlo expresamente así la ley. En ese sentido debemos indicar que las alteraciones del objeto del contrato, que no pudieran integrarse en el proyecto inicial mediante una corrección del mismo que consista en la realización de una prestación susceptible de utilización o aprovechamiento independiente, o dirigidas a satisfacer necesidades nuevas que no Revistas Especializadas 2/2/2010 Página 4 de 9 estuvieran contempladas en la documentación preparatoria del contrato, no pueden ser objeto de inclusión mediante una modificación, puesto que nos encontraríamos ante un fraude de ley que vulneraría los principios de libre concurrencia y mejor oferta en el proceso de selección del licitador. Y así en ese sentido debemos recordar que el art. 202.1. 2.º de la Ley 30/2007 de 30 de octubre de Contratos del Sector Público, recoge que deben ser contratadas de forma independiente dichas determinaciones, pudiendo aplicarse en su caso el régimen previsto para la contratación de obras y servicios complementarios, si concurrieran las circunstancias legalmente previstas a tal efecto. Por otra parte, en relación con dichas obras complementarias, debemos recordar que son aquellas que no figurando en el proyecto, ni en el contrato o en el proyecto de concesión y contrato inicial de obra pública, se pretendan incorporar a ésta en virtud de necesidades sobrevenidas que no supongan una obra de carácter independiente o «ex novo», ni impliquen una mera modificación del proyecto. Igualmente dicha ejecución de obras es posible que sean adjudicadas sin necesidad de modificar el contrato en supuestos de modificación, valga la redundancia, de la obra principal o al concesionario, en este caso de obra pública, a través de un procedimiento negociado y de acuerdo con los precios que regían para el contrato primitivo, o que en su caso se fijen contradictoriamente, siempre que las obras no puedan separarse técnica o económicamente del contrato primitivo sin causar grandes inconvenientes a la administración, concepto éste de carácter nuevamente jurídico indeterminado y que obviamente igualmente de nuevo es interpretado por la administración contratante. En dicha línea debe considerarse esta posibilidad de obras complementarias para aquellas obras que resulten sean separables y fueran estrictamente necesarias para el perfeccionamiento de la obra principal originaria y que en cualquier caso no superen el 50% del precio original o primitivo del contrato adjudicado. El resto de las obras complementarias que no reúnan los requisitos anteriormente descritos, deben ser objeto de una contratación independiente, siguiendo los procedimientos de contratación generales mediante concurso o procedimientos negociados dependiendo del importe, conforme a lo dispuesto en el art. 155.b) de la Ley 30/2007, de 30 de octubre. En buena lógica los importes de los contratos de concesión de obra pública no contemplan la posibilidad del procedimiento negociado. En tercer lugar, debemos señalar como actuaciones excluidas de la modificación contractual los denominados servicios complementarios, que son aquellos que no figuran en el proyecto originario sometido a licitación o aprobado por la administración, ni en el contrato formalizado pero que sean necesarios como consecuencia de circunstancias imprevistas, que nuevamente se trata de un concepto jurídico indeterminado que deberá ser determinado obviamente por la administración contratante a través del acuerdo correspondiente del órgano de contratación. La ejecución de estos servicios se pueden adjudicar al empresario al que originariamente se adjudicó u otorgó el contrato principal, de acuerdo con los precios que rijan para dicho contrato, o que en su caso fueran fijados nuevamente de forma contradictoria, siempre que los servicios no puedan separarse técnica o económicamente del contrato primitivo sin causar grandes inconvenientes a la administración, o que aunque fuera posible separarlos fueran igualmente estrictamente necesarios para su perfeccionamiento y el importe acumulado de los servicios complementarios no superara el 50% del precio primitivo del contrato. Los demás servicios complementarios que no reúnan los requisitos señalados han de ser Revistas Especializadas 2/2/2010 Página 5 de 9 objeto de contratación independiente conforme establece el art. 158.b) de la LCSP. Por último, no es objeto de modificación contractual en ningún caso, la alteración del precio por aplicación de las cláusulas de revisión que se rigen conforme lo dispuesto por la LCSP, y su normativa de desarrollo. En este caso debemos señalar expresamente la determinación de la Ley de Contratos del Sector Público al respecto y en su desarrollo el art. 101 del Real Decreto 1098/2001, de 12 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento General de la Ley de Contratos de Administraciones Públicas, puesto que el Real Decreto 817/2009 de 8 de mayo por el que se desarrolla parcialmente la Ley 30/2007, de 30 de octubre de Contratos del Sector Público, no incorpora determinación alguna en relación con la revisión de precios. F RÉGIMEN JURÍDICO PREVIO DE LAS MODIFICACIONES Una vez analizadas las circunstancias y cuestiones que no permiten la modificación del contrato en sentido estricto en tanto en cuanto pueden ser objeto de una tramitación diferenciada, ya sea para ampliar el contrato directamente, o ya sea porque en su caso están expresamente excluidas del objeto de ese contrato y requieren de una tramitación independiente de un nuevo procedimiento licitatorio, deberemos analizar los procedimientos a seguir por la administración, según el contenido de cada uno de los modificados y para ello debemos destacar que para posibilitar la modificación de los contratos al encontrarnos con una excepción al régimen general de adjudicación de los contratos, se exige necesariamente la concurrencia de ciertos presupuesto específicos que a su vez están sometidos a unos límites determinados. Así debemos recordar que los principios generales de la contratación administrativa basados en la concurrencia libre de los licitadores, en la existencia de una mejor oferta en sentido económico, estableciendo una economía del gasto público y en sentido amplio al establecerse una buena ejecución del contrato cuya cuantía en todos los conceptos, y no sólo el económico, sea más beneficioso para el interés general y por tanto buena ejecución del contrato, exigen que la prerrogativa de modificación del contrato sólo pueda utilizarse en casos excepcionales y con sujeción a los requisitos establecidos en la LCSP, tal y como estableció en su dictamen 45176/1983, de 19 de mayo. Los presupuestos son, tal y como se establece, los expresamente recogidos en la legislación de contratos del sector público y en contrato el artículo 202.1 y 2 de dicha norma y en el artículo 101 del Real Decreto 1098/2001, de 12 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento General de la Ley de Contratos de Administraciones Públicas, que de forma literal señala este último: «Artículo 101. Supuesto que no tiene carácter de modificación del contrato. No tendrá carácter de modificación del contrato la alteración del precio por aplicación de cláusulas de revisión, que se regirá por lo dispuesto en los artículos 103 a 108 de la Ley (2) y en los artículos 104 a 106 de este Reglamento» Así con carácter general, una vez que está perfeccionado el contrato y se encuentra en proceso de ejecución, le corresponde al órgano de contratación como único órgano competente a los efectos de establecer las modificaciones, la posibilidad de introducir éstas pero siempre por dos tipos de razones taxativas y clarificadoras, esto es, por un lado razones de interés público y, por otro lado, para atender a causas imprevistas, debiéndose ambas justificarse debidamente en cuanto a su necesidad en el correspondiente expediente administrativo. Revistas Especializadas 2/2/2010 Página 6 de 9 Junto a esas causas generales debemos añadir un presupuesto necesario de carácter obligatorio y formal, que es el referido a la necesidad de que dicha posibilidad de modificación debe recogerse necesaria e indisponiblemente en los pliegos de condiciones que rigieron el procedimiento licitatorio y en el documento contractual. En cualquier caso los pliegos de condiciones como ley del contrato son los que se sometieron a un periodo de información pública para la concurrencia de licitadores y obviamente deben de recoger dicha posibilidad de modificación, para preservar el principio de igualdad en las licitaciones. En el supuesto que no existiera dicha previsión expresa en los pliegos, no podría procederse a la modificación del contrato. En cualquier caso, esta prerrogativa de modificación requiere con carácter absolutamente indispensable la existencia de dichas referidas circunstancias de interés público y necesidades nuevas o causas imprevistas, lo cual ha sido recogido de forma expresa y reiterada por el Consejo de Estado en su doctrina, y así por señalar tan sólo las últimas determinaciones, los dictámenes 1347/2002, de 13 de marzo de 2003, 3346/2002, de 13 de marzo de 2003, 3345/2002 de 13 de marzo de 2003 y 3344/2002, de 13 de marzo de 2003. Así por lo que respecta a la concurrencia del interés público como presupuesto previo a la modificación, ésta debe estar respaldada por un interés público que tiene que tener un carácter claro, patente e indubitado, tal y como señaló el consejo de Estado en su dictamen 42179/1979, de 17 de mayo de 1979. E igualmente debe ser justificado de modo principal por el órgano de Contratación en el expediente tramitado a tal fin como igualmente destacó el Consejo de Estado en diversas ocasiones, por todos, Dictamen 3062/1998, de 10 de septiembre de 1998. El Consejo de Estado en el citado Dictamen número 3062/1998, sección tercera, de 10 de septiembre de 1998, ha resumido los elementos que requiere la modificación de un contrato: 1. Que se trate de modificaciones en los elementos del contrato. 2. Que concurra para la misma un interés público. 3. Que obedezca a necesidades nuevas o causas imprevistas. El Tribunal Supremo en interpretación de los artículos 44 de la Ley de Contratos de 1965 y el artículo 149 del reglamento de desarrollo, ha señalado reiteradamente que las obras se ejecutarán con estricta sujeción al proyecto, pudiendo acordarse las modificaciones que sean consecuencia de necesidades nuevas o causas imprevistas al tiempo de elaborar el proyecto, debiendo quedar éstas debidamente justificadas (sentencia de 12 de junio de 2000, recurso número 7856/94). En el mismo sentido, el dictamen del Consejo de Estado número 216/97 de 20 de marzo de 1997. La modificación del contrato supone una novación objetiva del mismo, produciéndose una variación de elementos del contrato administrativo original. Revistas Especializadas 2/2/2010 Página 7 de 9 Sobre la necesidad de que la modificación del contrato aparezca expresamente recogida en el pliego de cláusulas administrativas, el Reglamento de desarrollo de la Ley, Real Decreto 1098/2001, contiene algunas previsiones sobre el particular. Así el artículo 66 relativo a los Pliegos de Cláusulas Administrativas generales, en su apartado segundo regula el contenido de estos pliegos, señalando en su apartado c) que éstos se referirán a las modificaciones del contrato, supuestos y límites. El artículo 67 del Reglamento regula el contenido de los Pliegos de Cláusulas Administrativas Particulares. Entiendo que estos últimos, los Pliegos de Cláusulas Administrativas particulares, han de contener una expresa referencia en alguna de sus cláusulas a la posibilidad de modificar el contrato. El contenido de aquella cláusula ha de señalar expresamente que el órgano de contratación podrá modificar el contrato en los términos previstos con carácter general en el artículo 101 de la Ley de Contratos de las Administraciones Públicas y citando el precepto concreto regulador de cada tipo de contrato. Igualmente por lo que se refiere a la existencia de necesidades nuevas o causas imprevistas la prerrogativa o potestad con que las administraciones contratantes pueden efectuar dicha modificación, no es un criterio de libre atribución para proceder en cualquier momento o caso a la renovación del contenido del contrato, sino una potestad regalada que sólo puede ejercitarse cuando aparezcan realmente necesidades materiales que o estuvieran contempladas antes de la perfección del contrato o lo hagan indispensables para mejor servicio del interés público, tal y como señaló el Consejo de Estado en su dictamen 41914/1979 de 24 de mayo de dicho año. En este sentido y específicamente en relación con los contratos de obras deben concurrir razones técnicas imprevisibles en el proyecto originario y no simplemente defectos o meras imprevisiones en dicho proyecto, puesto que en caso contrario no será admisible la modificación al menos siguiendo la opinión del Consejo de Estado y a tal efecto el dictamen 50668/1987 de 17 de junio de 1987, 79/1993 de 1 de abril de 1993. Igualmente se ha insistido por parte de dicho órgano consultivo del Estado de la necesidad de extremar el rigor en la fase de preparación del contrato, de modo que sólo de forma muy excepcional hubiera que acudir a la modificación ulterior del contrato, aunque la realidad y más en materia de obras, es la práctica habitualidad de la modificaciones contractuales por unas u otras razones. En este marco regulador, las modificaciones del contrato de obras aparecen actualmente previstas en los artículos 158 a 162 del reglamento de desarrollo del Texto Refundido de la Ley de Contratos que sustituye la regulación contenida en el anterior reglamento de 1975. Así el artículo 158 del Reglamento relativo al precio de las unidades de obra no previstas en el contrato y el artículo 159 sobre variaciones en los plazos de ejecución por modificaciones del proyecto. El artículo 160 del Reglamento permite la introducción de variaciones sin sujeción a aprobación cuando consistan en la alteración en el número de unidades realmente ejecutadas sobre las previstas en las mediciones del proyecto, siempre que no representen un incremento del gasto superior al 10% del precio primitivo del contrato, excluido el IVA, precepto que ha de relacionarse con el contenido del apartado dos del artículo 112 de la Ley de Contratos, que señala que en los supuestos de modificaciones en más del 20% previstos en los artículos 149, letra e); 192, letra c), y 214 letra c), la Administración también puede instar la resolución, siendo por tanto el derecho para proceder a la misma de carácter potestativo Junto a esos presupuestos previos generales del ámbito de la potestad de modificación de los contratos administrativos, debemos señalar la existencia y Revistas Especializadas 2/2/2010 Página 8 de 9 concurrencia de unos límites de carácter cuantitativos que se determinan en cada uno de las tipologías contractuales previstas por la LCSP, así en ese sentido en materia de contratos de concesión de obra pública, es el art. 233 de esta norma el que establece los límites señalando: 1. El órgano de contratación podrá acordar, cuando el interés público lo exija, la modificación de la obra pública, si concurren las circunstancias del artículo 202, así como su ampliación o la realización de obras complementarias directamente relacionadas con el objeto de la concesión durante la vigencia de ésta, procediéndose, en su caso, a la revisión del plan económico-financiero al objeto de acomodarlo a las nuevas circunstancias. 2. Toda modificación que afecte el equilibrio económico de la concesión se regirá por lo dispuesto en el artículo 241. 3. Las modificaciones que, por sus características físicas y económicas, permitan su explotación independiente serán objeto de nueva licitación para su construcción y explotación. Ahora bien la citada potestad no puede ejercerse sin más, puesto que tal como ha tenido ocasión de subrayar la STJ de Madrid de 5 de julio de 2007, la potestad de modificación unilateral de los contratos no le permite que la Administración actúe de plano. Así: «Existe expediente administrativo, ya que éste lo compone exclusivamente la resolución recurrida, autorizando las tarifas para el año 2005 en los aparcamientos públicos de concesión municipal, estableciendo un nuevo sistema tarifario de cobro por la media hora y posterior cobro por fracciones de 5 minutos, modificando con ello el sistema tarifario convenido contractualmente que era el cobro por hora. No existen actuaciones previas (informes, propuestas de resolución, audiencia del concesionario, estudios económicos-financieros, etc.) y ni siquiera consta las notificaciones que se debían haber practicado a los afectados por la resolución administrativa. La modificación de las tarifas efectuada por la Administración, que no consiste en la revisión anual de las mismas a 1 de enero de cada año, que se acuerda, previa petición del concesionario, en función de las variaciones que experimente el índice de precios al consumo o índice que lo sustituya, y que se encuentra prevista en el Pliego de Condiciones, supone una variación sustancial del régimen tarifario, por cuanto que hasta dicho momento se tarifaba a los usuarios por horas o fracciones de horas y se pasa a tarifar por fracciones de 5 minutos, afectando así a un elemento esencial del contrato, como son las tarifas que han de ser abonadas por los usuarios. Dicha modificación se efectúa por la Administración de plano mediante la resolución recurrida, sin seguir procedimiento alguno, ni siquiera la audiencia al concesionario, como ya hemos dicho, infringiendo con ello el artículo 59 de la Ley 2/2000 que exige, cuando se modifique un contrato por razón de interés público, la elaboración de un expediente en el cual se dará audiencia al contratista. Por otra parte, cuando las modificaciones afecten al régimen económico del contrato la Administración deberá compensar al contratista de manera que se mantenga el equilibrio de los supuestos económicos que fueron considerados Revistas Especializadas 2/2/2010 Página 9 de 9 básicos para la ejecución del contrato, y como acertadamente se dice en la sentencia apelada, en este caso no se ha justificado que la nueva tarificación respete ese equilibrio económico.» Debemos afirmar en relación con los presupuestos y límites generales de la modificación de los contratos que las determinaciones actualmente recogidas por el art. 202 de la Ley 30/2007 de 30 de octubre de Contratos del Sector Público, no prevén las existencia de nuevas necesidades, circunstancia esta que sí recoge del forma expresa el art. 101 del Real Decreto 1098/2001, de 12 de octubre, por el que se aprueba el Reglamento General de la Ley de Contratos de las AA.PP. Las modificaciones que, por sus características físicas y económicas, permitan su explotación independiente serán objeto de nueva licitación para su construcción y explotación de los contratos de Administraciones Públicas, que no ha sido objeto de derogación y que, por tanto, podría interpretarse como que mantiene la vigencia de dicha circunstancia en tanto en cuanto supone un desarrollo del precepto legal por vía reglamentaria vigente mientras no se derogue de forma expresa. Por otro lado, la interpretación del concepto de interés público, recuérdese que es un concepto jurídico indeterminado que queda al libre albedrío dentro de la potestad discrecional de interpretación del interés general, correspondiente a cada una de las administraciones, puede enlazarse con esas causas imprevistas en razón de un interés público. Ahora bien, estas potestades no son ilimitadas y están obviamente sometidas a un control jurisdiccional y al carácter de necesidad de actuación objetiva y proporcionada de las administraciones públicas en relación con la causa contractual principal. En cualquier caso la modificación del contrato en ningún caso puede suponer alteraciones o variaciones en el proyecto originario, puesto que cualquier supuesto, si se pretendiera por vía de la modificación, vulnerar el objeto original del contrato, nos encontraríamos con una burla de los principios de publicidad u concurrencia, tal y como se ha recogido en el informe de la Junta consultiva de contratación administrativa 59/2000 de 5 de marzo de 2001, y reitera el Consejo de Estado en sus dictámenes 50.641/1987 de 12 de noviembre de dicho año, o 4.350/1997 de 6 de noviembre de 1997. En cuanto a la modificación de los contratos de concesión de obra pública, no se puede partir de las determinaciones legales anteriormente citadas de una posibilidad de modificación de contrato con carácter general, si no tan sólo de una capacidad para modificar «la obra pública», por lo que nos encontraremos con una aplicabilidad de la regla general, con esta especificación que más adelante precisaremos. (1) Ángel Cea Ayala: «Acerca de las modificaciones de los contratos públicos», Revista Contratación Administrativa Práctica n.º 24, LA LEY, octubre de 2003, pág. 35. (2) Esta referencia lo es al TRLCAP y no a la vigente LCSP. ?? ?? ?? ?? Revistas Especializadas 2/2/2010