UN MEJOR PUBLICO PARA UN MEJOR TEATRO «Non seulement le Théatre pour la jeunesse doü apporter une conlribution féconde á Venseignement, mais en donnant á l'enfant le goül, le besoin du tréátre, il forme le speclateur adulte que cet enfant sera demain et recrute ainsi le meilleur public pour le meilleur tréátre.» Charles Vildrac. Por Marti Olaya. L A INSTRUCCIÓN Y LA FORMACIÓN D E L E S P Í R I T U En una época en que la instrucción de nuestros hijos llega casi a los límites de sus normales posibilidades de tiempo y en que la orientación técnica de los estudios les aleja cada vez más del cultivo de su capacidad receptiva de lo bello, es necesario atender, por todos los medios a nuestro alcance, a la formación de su espíritu. Indudablemente, el niño siente una innata atracción hacia ciertas manifestaciones artísticas, atracción que muchas veces no es cultivada y llega a desaparecer. Una de las atracciones más generalizadas es la del Arte de Taha. Hemos podido observar muchas veces cómo grupos de niños que jamás han ido al teatro y que ni tan siquiera han oído hablar de él, han llevado a cabo representaciones escénicas: las niñas, con vestidos, zapatos y pinturas de sus madres y los niños con ropas, sombreros, pipas y bastones de sus mayores, han creado unos tipos, han improvisado unos diálogos, han «montado» una escena y han dado «acción» a un relato, a un argumento; han representado, en fin, Teatro. Los mismos juegos son casi siempre una representación _ 107 _ teatral donde «tú serás papá », «yo seré mamá», «Jordi será médico» y «Montserrat la vecina que viene a hacer media». A menudo, este reparto de papeles, al igual que ocurre entre los actores del Teatro de verdad, no es aceptado por algunos: Montserrat puede que no quiera ser más la vecina que hace media y Jordi querrá también un día, «hacer de papá». En general, en los juegos—en las representaciones—de buenos y malos, habrá de llegarse previamente al acuerdo de «ahora haréis vosotros de malos y luego ya haréis de buenos». Incluso hemos llegado a observar cómo este instinto teatral se ha manifestado—concretamente en un grupo de niñas totalmente desconocedoras de las técnicas y procedimientos de preparación de una obra escénica—, escribiendo los «papeles» de los distintos personajes y repartiéndolos luego según un buen criterio de aprovechamiento de posibilidades de cada actor. La natural inclinación de los niños hacia un arte tan bello como el Teatro y los frutos que pueden sacarse de la misma, no podemos ni debemos desaprovecharla. El niño, mañana, nos agradecerá, tanto como la instrucción que le hayamos dado, o tal vez más, la formación espiritual que hayamos conseguido inculcarle. Desgraciadamente, en la Escuela, o en la mayor parte de las escuelas, debemos darnos por satisfechos si la mera instrucción no adolece de defectos. L A IMPORTANCIA D E TRABAJAR PARA LOS N I Ñ O S Nunca hemos creído que a los niños pueda distraérseles con cualquier cosa. Es más, consideramos una falta gravísima no dedicarles lo mejor de nuestro esfuerzo, de nuestra inteligencia y de nuestra capacidad de superación, una vez nos hemos decidido a hacer algo para ellos. Nuestra corta experiencia en el campo de las publicaciones infantiles, con un «Cavall Fort» que autoanalizamos continuamente y del que somos, los propios promotores, los más acérrimos críticos, no es otra cosa que la experiencia del temor a no acertar en contraposición permanente con la cómoda y vacua postura del que cree haber acertado. «Cavall Fort», en definitiva—y esta definición es una definición de principio y no un «slogan»—«es una prueba de amor y de respeto hacia los niños y las niñas que lo han de leer». Así es como entendemos también el teatro para los niños: una __ 108 _ prueba de amor y respeto hacia sido la divisa de nuestro primer un intento de acercar el teatro a que han precedido a las fechas para Niños. los jóvenes espectadores. Y ésta ha «Cicle de Teatre per a nois i noies» nuestros pequeños en estas semanas del I Congreso Nacional de Teatro PARALELISMO D E TÓPICOS CENSURABLES En una misma producción escénica, y precisamente distinguida con los honores de un importante premio, nos dolió captar los siguientes tópicos que consideramos altamente censurables: — Padrastro borracho que obliga a pedir limosna a sus hijastros. — Ciego que no lo es y roba bolsos a las señoras. — Niño cojo que no es cojo. — Matrimonio cómico (?) en el que el marido es objeto de las burlas y vejaciones de su mujer. Estos tópicos, junto con otros (las suegras, los calvos, los tartamudos, las ridiculizaciones de exotismos raciales o religiosos como factor de comicidad, etc), los tenemos totalmente apartados de nuestras páginas de «Cavall Fort». En este aspecto vemos un claro paralelismo de temas y asuntos censurables tanto en las publicaciones como en el teatro para jóvenes. Y no por pura teoría pedagógica (que no somos pedagogos), sino por claro convencimiento de que, aquí también, hay que jugar con absoluta limpieza, encontraremos los expresados temas menos justificables y tanto más censurables, cuanto más y mayor sea: •— La atención de los niños. — El interés con que sigan la trama argumental. — Sus reacciones a la comicidad. ¿EXISTE UN VERDADERO TEATRO PARA LOS NIÑOS? Creemos que el Teatro, como manifestación artística del hombre, y como la Música, la Danza o la Pintura, puede y debe ser también __ 109 — patrimonio de los niños. Indudablemente, ese teatro deberá ser tratado para niños (no por niños) y contar con la mayor madurez artística posible. Su temática puede ser muy variada; el rigor de unos estrictos criterios pedagógicos, contraproducentes; la validez de nuestros pareceres apriorísticos sobre una obra determinada—también ocurre con el teatro para adultos—, muy discutible... Ciertamente, no existe tampoco una música para niños, ni una pintura para niños. En cambio, debemos familiarizarles con las Salas de conciertos, Museos y Exposiciones e iniciarles en el placer de escuchar y de ver. Que descubran por sí mismos—como dice el umversalmente famoso Antoni Tapies «... tot el que fa ressonar a dintre vostre el que ens ofereix la mirada, com el qui va en un concert amb el vesti nou i el cor obert amb l'illusió d'escoltar, de sentir senzillament amb tota la seva puresa, sense voler de tetes passades que els sons del piano i de l'órquestra hagin de representar forcosament un cert paisatge, o el retrar d'un general, o una escena de l'história, com es voldria sovint que només fos la pintura». El tratamiento de teatro para niños a que hemos aludido, puede prescindir entonces de los héroes-tópico y de los cuentos clásicos (sin que ello quiera decir que los desechemos) y «recrear» el buen teatro universal de siempre. Francisco Nel-lo, en las sesiones inaugural y de clausura de nuestro Ciclo, nos ha dado una brillante demostración de doble «re-creación»(como adaptador de los textos y como Director de su montaje) en obras tan complejas y aparentemente tan alejadas del mundo infantil como la «Aulularia» de Plauto y «Le médecin malgré lui» de Moliere. L O S PELIGROS DE UN TEATRO DEPORMATIVO Así como existe un tipo de literatura infantil que, con ser del gusto de los niños, es altamente nociva o, cuando menos, claramente deformativa, también podemos caer con suma facilidad en el peligro de ofrecer un teatro deformativo. Y por dos conductos distintos: — por su contenido (deformación de fondo); — por su presentación (deformación de forma). Por su contenido, muchas obras serán rechazables de plano. No es este lugar a propósito, ni nos alcanza el espacio de que disponemos, _ 110 __ para desarrollar el tema de cuáles son las más apropiadas para los niños. En cualquier caso, podríamos dar como censurables obras situadas en extremos tan opuestos como la sensiblería bobalicona y la exaltación del super-héroe. Como unidad de medida, nos atreveríamos a dar la «inteligencia», puesto que si un público existe abierto pura y sinceramente a la inteligencia y también, claro está, inocentemente abierto a la estupidez, es el público infantil. Por su presentación, por su movimiento, por su ritmo, por la dicción o tono de los actores, el teatro puede resultar también deformativo. Hay unos valores estéticos por los que velar, un lenguaje a conservar y enriquecer, que no pueden echar por la borda inconscientes directores o actores ocasionales. No podremos admitir nunca un teatro para niños improvisado; porque detrás de las horas de simple diversión o esparcimiento, detrás de la comodidad de unos padres que saben a sus hijos con la tarde o la mañana ocupada, detrás del espejismo de una sala llena de jóvenes espectadores, puede haber el germen de una cierta deformación estética e incluso el peligro de crearse una circunstancia personal propensa a repudiar el teatro cuando la hora de poder decidir libremente su tipo de diversiones haya llegado. EDUCACIÓN ESTÉTICA El teatro para niños ha de estar, fundamentalmente, bien hecho. Mejor aún, si cabe, que el teatro para adultos. El adulto, en términos generales, apreciará unos fallos, los comentará con más o menos sentido crítico, pero su personalidad no sufrirá ninguna consecuencia. La del niño, en cambio, sin poder racionalmente discernir sobre incapacidades o negligencias de presentación, dirección o interpretación, acusará sin duda un golpe en su educación estética, golpe que será tanto más grave, tanto más acusado, cuanto más reiterado sea su contacto con aquéllas. Contrariamente, en el aspecto positivo, y para alcanzar unos resultados apreciables, será precisa una continuidad en el esfuerzo y, sobre todo, una constante permanencia en el óptimo nivel artístico. Una representación única de teatro para niños, aunque sea de una calidad verdaderamente excepcional, no dejará de ser un mero juego de artificio de una inutilidad absoluta. _ 111 — CONCLUSIÓN Así llegamos a poder establecer unas conclusiones que estimamos básicas y que no pretendemos, ni mucho menos—si es que alguna puede ser acertada—, considerarlas como fruto de nuestros supuestos conocimientos en la materia. Porque si una conclusión domina a todas en nuestra forma de ver la problemática del teatro para la juventud, es la que debe afrontarse con absoluta y sincera humildad y sin querer esgrimir fórmulas pretendidamente infalibles que en el Teatro, por fortuna, suelen ser siempre inefablemente inexactas. Las conclusiones son las siguientes: — Existe una innata inclinación del niño hacia el Teatro. — Existe un amplio campo de posibilidades de acercar el Teatro —con mayúscula, Teatro de verdad, «pensado» para niños o «recreado» para ellos—a los jóvenes espectadores. — Es necesario trabajar conscientemente y bien, sin improvisaciones. Con un estricto sentido de la responsabilidad. Pero también con humildad. — Hay que pensar en el peligro de un teatro deformativo que en lugar de educar estéticamente al niño pueda llegar incluso a inhabilitarle como futuro espectador. — Continuidad y constancia en el esfuerzo. Planificación de ciclos; huir de las representaciones únicas, caras, frecuentemente pedantescas y siempre totalmente inútiles desde el punto de vista formativo. — En suma, trabajar para conseguir—como dice Charles Vildrac—, «el mejor público para el mejor teatro». — 112 __