REGULARIZAR DESPUES DE LA AMNISTIA FISCAL Sonia Velasco y Javier Ragué Publicado en Economía 3, 26/12/2012 Una vez finalizado el plazo para acogerse a la Declaración Tributaria Especial (DTE), comúnmente llamada amnistía fiscal, por la que muchos contribuyentes han regularizado su patrimonio no declarado situado fuera de España, queda aún por regularizar la situación fiscal de un número indeterminado de contribuyentes que descartaron la opción de la DTE. Dichos contribuyentes todavía están a tiempo de regularizar su patrimonio no declarado situado en el extranjero, pero el plazo se agota. El procedimiento a utilizar ya no será el de la DTE previsto en el Real Decreto-ley 12/2012, sino el ordinario previsto en la Ley General Tributaria (LGT). En el caso de patrimonios situados en el extranjero respecto de los que puede probarse su titularidad juridica o real desde hace 4 o 5 años, la opción de regularizar su situación tributaria vía el procedimiento ordinario previsto en la LGT, y en base a la experiencia acumulada estos ultimos meses, tiene generalmente un coste fiscal inferior al de la DTE aun cuando el tipo aplicable era tan sólo el 10%. Esto es así por cuanto la DTE, en términos generales, limita, la utilización de las pérdidas generadas contra las ganancias obtenidas cuando las mismas derivan de patrimonio con origen en un año prescrito. En el caso de bienes y derechos situados en el extranjero no declarados respecto de los que no se pueda invocar la prescripción, la opcion de la DTE era claramente más favorable. Bajo este escenario la tributación sobre el patrimonio no prescrito y las rentas generadas por éste se reducía al 10%. En el caso del procedimiento previsto en la LGT, dicho patrimonio no prescrito estará sujeto al tipo progresivo del Impuesto sobre la Renta de las Personas Fisicas (IRPF) que corresponda según la cantidad regularizada (recordemos que en Cataluña el tipo máximo marginal es del 56%), no siendo aplicable en este caso el tipo reducido del ahorro (actualmente progresivo hasta el 27%). En todo caso, lo que realmente ha movido a muchos de los contribuyentes con patrimonios no declarados situados en el extranjero a su regularización, y que debería llevar a una sosegada reflexión a aquellos otros que aún no han regularizado su situación, es la nueva obligación, introducida por la Ley 7/2012 de 29 de octubre, de informar de los bienes y derechos situados en el extranjero a 31 de diciembre del 2012 y cuyo incumplimiento acarrea graves consecuencias. Recordemos que a estos efectos, deberán ser declaradas básicamente, las cuentas bancarias, los bienes inmuebles y derechos sobre inmuebles, y los valores, derechos, seguros, rentas depositadas, gestionadas u obtenidas en el extranjero. La declaración es de carácter informativo y sólo debe realizarse si cada tipo de bien supera los 50.000 euros. Es decir, el umbral que fija la obligación de presentar la declaración no se determina por la suma del total de bienes en el extranjero. Por otra parte, no será necesario volver a presentar dicha declaración si los bienes no se han revalorizado en más de 20.000 euros. El incumplimiento de la obligación de informar de los bienes y derechos en el extranjero acarrea graves consecuencias, y en particular la pérdida de la prescripción fiscal. La consecuencia inmediata de lo anterior es la calificación del patrimonio no declarado, en el caso de ser descubierto por la administración tributaria, de ganancia de patrimonio no justificada, sujeta al tipo progresivo de IRPF (o al tipo del IS) entendiéndose obtenido en el periodo impositivo mas antiguo entre los no prescritos. Sólo en el caso de que el contribuyente sea capaz de demostrar ante Hacienda que los bienes situados en el extranjero se adquirieron con rentas declaradas, se evitaría la calificación de ganancia patrimonial no justificada. Esto contrasta con la situación actual en la que Hacienda sólo puede reclamar las rentas derivadas de los bienes no declarados en el extranjero de los ultimos cuatro años y no puede aplicar tributación alguna sobre el patrimonio descubierto si el contribuyente puede probar que tiene su origen en un año prescrito. Ademas, sobre la cuota defraudada se aplicaran intereses de demora y una sanción del 150%, lo que en la práctica puede suponer que el valor del patrimonio aflorado no sea suficiente para afrontar la deuda con Hacienda, todo ello sin perjuicio de que si la cuota defraudada asciende a más de 120.000 euros el contribuyente pueda enfrentarse a un proceso por delito fiscal. El nuevo marco jurídico español nos acerca inequívocamente a la situación que ya tienen países de nuestro entorno, es decir, períodos de prescripción muchos mas largos (por ejemplo, EEUU, Alemania, Reino Unido), obligaciones de información de bienes situados en el extranjero (por ejemplo EEUU), mecanismos muy ágiles de intercambio de información (en particular con países como EEUU (FATCA), con países de la Unión Europea, pero también con países como Suiza o Andorra con los que España tiene firmados Convenios para Evitar la Doble Imposición con clausula de intercambio de informacion). Dado pues el marco juridico actual, los contribuyentes que aún no hayan regularizado su situación tributaria tienen aun una oportunidad unica de regularizar su situación tributaria que no deberian dejar escapar. Agotada la vía de la DTE, la regularización pasa, como deciamos, por presentar declaraciones complementarias de forma voluntaria en el marco del procedimiento que se ha venido utilizando durante muchos anos, establecido en la LGT y antes de que tenga lugar cualquier actuación de la administración tributaria. Si la regularizacion es voluntaria, completa y correcta y se ingresa la totalidad de la deuda tributaria, no podrá condenarse al contribuyente a delito fiscal. No obstante, como decíamos al principio de este artículo, el tiempo para la presentacion de dichas declaraciones complementarias es cada vez más escaso ya que el plazo de presentación de la declaración informativa de los bienes situados en el extranjero fine entre marzo y abril del 2013 y parece recomendable la regularización del patrimonio situado en el extranjero no declarado antes de estas fechas con el fin de estar en disposición de cumplir con la obligación informativa antes mencionada y no perder la prescripción ganada.