Tema 7 Juan

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LA PREGUNTA FILOSÓFICA POR LA REALIDAD )
O. INTRODUCCIÓN .
./
Cuestionario y puesta en común.
1. ¿Qué significa decir que algo "es real"? ¿Qué tiene en común todo lo "real"?.
2. ¿Cómo podríamos definir la apariencia y qué relación guarda con la realidad?
3. ¿Es posible conocer la realidad? ¿Qué realidad y cómo?
4. ¿Cuáles son los objetivos del conocimiento científico? ¿Existen otras realidades distintas a las
consideradas por la ciencia? ¿Cuáles?
./
Sentido de la unidad didáctica . Los seres humanos disponemos de una sorprendente
capacidad cognoscitiva, del lenguaje y de los datos aportados por las distintas ciencias y
saberes para conocer todo aquello que supuestamente existe o es real. Pero, en último
término, ¿qué es la realidad? Existe una parte de la filosofía , muy compleja y abstracta, la
metafísica, que tradicionalmente, con mayor o menor éxito, ha respondido esta pregunta. Y
este será el objetivo fundamental de la presente unidad didáctica: reflexionar sobre la
metafísica, sus interpretaciones de la realidad y su posible valor como disciplina y núcleo de
la reflexión filosófica (racional, crítica, radical y totalizadora).
1. ;QUÉ ES LA REALIDAD. LA PREGUNTA FILOSÓFICA POR LA REALIDAD.
1.1. Los diversos sentidos de lo real. Cf. libro de texto "Lo real y la ilusión" .
1.2. Realidad científica y realidad metafísica. Cf. libro de texto "La ciencia y la realidad".
1.3. La pregunta metafísica por la realidad (por "lo que hay"). Cf. libro de texto.
2. LA REALIDAD DEL MUNDO EXTERNO. Diversas concepciones: realismo, escepticismo,
idealismo y fenomenismo. Cf. Libro de texto.
3. LA METAFÍSICA COMO SABER Y COMO ACTITUD.
3.1. Definición y objeto. Cf. Libro de texto.
3.2. Origen. La metafísica como filosofía primera en Aristóteles. Cf. Libro de texto.
3.3. Caracterización general de la metafísica clásica como saber y como actitud.
•
Racional: es un saber, discursivo, sistemático,_ coherente, que utiliza argumentos que
deben estar bien fundamentados.
• Abstracto: es un saber caracterizado por un alto nivel de abstracción, puesto que pretendía
describir el denominador común y más general de toda realidad.
• Trascendental: es un saber que busca los rasgos de lo íeal que están "más allá" y
"trascienden" los aspectos concretos de los diversos seres particulares.
•
Radical: es un saber que analiza la "raíz" de la realidad, intentando encontrar lo que
constituye el ser de las cosas concretas, en una actividad crítica constante y abierta.
2
e
De principios: es un saber que analiza los primeros principios de la realidad, aquellos de
los que derivan todos los demás y nos permiten comprender "lo que es". Concede gran
importancia a los siguientes principios lógicos:
Principio de razón suficiente: todo tiene una razón de ser; nada existe sin una razón o
causa que lo determine.
El principio de identidad: un ser, por su propia esencia, es idéntico a sí mismo. Desde
un punto de vista lógico corresponde a las expresiones tautológicas: p =p,
p.
El principio de (no) contradicción: es imposible, de manera simultánea, que un ser
determinando tenga una propiedad y no la tenga. Según Aristóteles, es imposible que
una cosa sea y no sea al mismo tiempo. Desde el punto de vista lógico, una
proposición no puede ser verdadera y falsa a la vez: , (p si
11. ,p).
no
El principio del tercero excluido: cuando un objeto posee una propiedad determinada,
posee esa y no otra. Desde el punto de vista lógico, toda proposición sólo puede ser
verdadera o falsa, sin que pueda haber otra posibilidad: p v ,p.
o
• Totalizador: tiene una pretensión de totalidad. Pretende analizar el conjunto de la realidad
para encontrar su sentido, superando las diferencias de las cosas particulares e intentando
ir más allá de las soluciones parciales y de las especializaciones limitadas.
• Antropológico: considera la realidad humana una referencia fundamental. El análisis de
todos los problemas metafísicos no pierde nunca de vista - puesto que va de la mano- la
autocomprensión del propio ser humano, el sentido de su realidad y de su existencia.
3.4. Aportaciones e influencia. Cf. Libro de texto.
3.5. Crítica a la metafísica en la modernidad. Cf. Libro de texto.
4. APROXIMACIÓN A ALGUNOS DE LOS GRANDES SISTEMAS FILOSÓFICOS Y A SU
INTERPRETACIÓN DE LA REALIDAD. Cf. Libro de texto.
(Igual que reconocen los átomos, también tienen que
4.0.1ntroducción.
reconocer el vacío, ya que si no sería una realidad
4.1. Platón: la realidad de las ideas.
compacta)
4.2. Aristóteles: la sustancia de los seres individuales.
4.3. El atomismo antiguo: el principio material de la realidad.
4.4. Tomás de Aquino: Dios y las "creaturas".
4.5. Hegel: el gran sistema idealista. Espíritu, razón y realidad.
5. LA CRÍTICA A LOS GRANDES SISTEMAS METAFÍSICOS. Cf. Libro de texto.
5.0. Introducción.
5.1. Kant: las ilusiones de la razón.
5.2. Marx: materia, trabajo y sociedad.
5.3. Nietzsche: la vida y la voluntad.
5.4. El positivismo: la metafísica como saber sin fundamento.
5.5. Wittgenstein: el análisis del lenguaje.
5.6. El siglo XX y la nueva actitud metafísica.
6. EL PROBLEMA DE LA RELIGIÓN Y LA EXISTENCIA DE DIOS. Cf. Libro de texto.
6.0.
6.1.
6.2.
6.3.
Introducción.
La religión: caracterización general y funciones.
Lo sagrado y el hecho religioso: rasgos comunes y diversas actitudes.
Dios y el mundo: concepto de Dios, pruebas de su existencia y diversas concepciones
de las relaciones entre Dios y el mundo.
7. LA CUESTIÓN DEL SENTIDO DE LA EXISTENCIA HUMANA.
Para concluir el tema, analizaremos la cuestión quizás más trascendente para nuestra existencia y para la
metafísica: ¿tiene sentido nuestra vida? Ante esta pregunta han surgido diversas respuestas:
1.
La vida carece de sentido. El existencialismo nihilista afirma que la vida es algo absurdo, sin sentido.
Camus utiliza el mito de Sísifo para expresar lo absurda que es la existencia. La vida de cada uno
consiste en una secuencia de proyectos que se frustran con la muerte. Ni tan siquiera "el hombre
rebelde", que se une a otros y juntos se enfrentan a las injusticias, tiene sentido, porque al final llega la
muerte que da al traste con todos los proyectos, no pudiendo escapar al destino.
Sartre indica que el hombre es un ser arrojado en el mundo. Él da valor a las cosas, pero su valor es
gratuito. No hay valores superiores a otros porque las cosas, las acciones y los seres humanos carecen
de sentido. La vida es absurda, y el ser humano, una pasión inútil. Sin embargo, tras la Segunda Guerra
Mundial, el pensamiento sartriano sufre cierto distanciamiento de esa posición in icial y se acentúa un
humanismo muy centrado en la libertad humana. El ser humano está arrojado en el mundo, pero él es el
único responsable de su libertad. No admite determinismos ni fatalismos, sino una libertad absoluta para
interpretar por sí mismo los acontecimientos y reinventarse a sí mismo.
2.
La vida tiene sentido. Entre las muchas corrientes de pensamiento que tratan de dar un sentido a la
vida, podemos distinguir al menos dos grandes grupos: los que le dan un sentido trascendente y los que le
atribuyen un sentido inmanente.
Sentido trascendente. Desde este punto de vista, debemos recordar que las religiones, y en
particular el cristianismo, dan un sentido trascendente a la propia existencia. Dios es el creador de
todo y es el fin hacia el que tiende todo. La felicidad que persigue la persona la conseguirá
plenamente en su unidad con Dios. En esta línea, destaca el personalismo cristiano de M. Mounier.
Sentido inmanente. Defendido por corrientes evolucionistas, ecologistas, vitalistas o los
humanismos marxistas. En ellas se parte del hecho de que el ser humano es fruto de la evolución y
que nada hay trascendente más allá de la vida sobre la Tierra. El ser humano va realizándose y
desarrollando sus capacidades a la vez que va dotando de sentido a su vida.
3.
Nosotros damos sentido a la vida. Frente a las alternativas anteriores, cabe una nueva alternativa:
asumir nuestro protagonismo y dar sentido a la propia vida. Gozamos de unos derechos y libertades por
las que otros tuvieron que luchar para conquistarlas. La sociedad plantea nuevos retos y hay que luchar
para conseguirlos mediante el compromiso, la participación , la solidaridad ...
Sin duda, este planteamiento no es tarea fácil. Ciertamente, en los últimos años se ha agudizado un
fenómeno que arranca en el siglo XIX y que se ha extendido a lo largo del siglo XX. Se conoce con el
nombre de «Vacío existencial». Ese vacío existencial se manifiesta, por ejemplo, en estados más o
menos largos, más o menos profundos, de tedio o de aburrimiento. Da la impresión de que a medida que
el hombre se ha ido civilizando, ha ido perdiendo la seguridad que nos ofrecían los instintos de nuestra
condición animal. También se han ido perdiendo las tradiciones como comportamientos socialmente
aceptados, reguladores de pautas individuales y sociales. Al individuo le faltan ciertas referencias
sociales -tradicionalmente importantes- y su personalidad tiende a la desintegración. Otros síntomas
son la «neurosis dominical», la depresión que a veces nos visita o nos invade los días de descanso, la
búsqueda del dinero o del placer para rellenar esa sensación de vacío ...
Frente a esas conductas, V. Frankl apuesta por buscar y encontrar un sentido liberador y sólido a la
vida. Su propuesta es la logo-terapia. No se trata de cuestionamos sobre el sentido de la vida, sino de
entender que la vida es una pregunta por y para el hombre, una pregunta a la que debemos responder
personalmente de manera responsable. Y a esta característica esencial del hombre, Frankl la designa
«autotrascendencia de la existencia». (WAA. Filosofía 1° Bachillerato. McGraw-Hill. Madrid, 2007.
pp. 176-178).
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Stephen HAWKING. El gran diseño. Ed. Crítica.
1. El misterio del ser (páginas 9 -16)
CADA UNO DE NOSOTROS EXISTE DURANTE UN TIEMPO MUY BREVE, y en dicho
intervalo tan sólo explora una parte diminuta del conjunto del universo. Pero los
humanos somos una especie marcada por la curiosidad. Nos preguntamos,
buscamos respuestas. Viviendo en este vasto mundo, que a veces es amable y a
veces cruel, y contemplando la inmensidad del firmamento encima de nosotros,
nos hemos hecho siempre una multitud de preguntas. ¿Cómo podemos
comprender el mundo en que ríos hallamos? ¿Cómo se comporta el universo? ¿Cuál
es la naturaleza de la realidad? ¿De dónde viene todo lo que nos rodea? ¿Necesitó
el universo un Creador? La mayoría de nosotros no pasa la mayor parte de su
tiempo preocupándose por esas cuestiones, pero casi todos nos preocupamos por
ellas en algún instante.
Tradicionalmente, ésas son cuestiones para la filosofía, pero la filosofía ha muerto.
La filosofía no se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la
ciencia, en particular de la física. Los científicos se han convertido en los
portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de
conocimiento. El objetivo de este libro es proporcionar las respuestas sugeridas
por los descubrimientos y los progresos teóricos recientes, que nos conducen a
una nueva imagen del universo y de nuestro lugar en él, muy diferente de la
tradicional, e incluso de la imagen que nos habíamos formado hace tan sólo una o
dos décadas. Aun así, los primeros bosquejos de esos nuevos conceptos se
remontan a hace casi un siglo.
Según la concepción tradicional del universo, los objetos se mueven a lo largo de
caminos bien definidos y tienen historias bien definidas. Podemos especificar sus
posiciones precisas en cada instante. Aunque esa descripción es suficientemente
satisfactoria para los propósitos cotidianos, se descubrió en la década de 1920 que
esta imagen «clásica» no podía describir el comportamiento aparentemente
extraño observado a escalas atómica y subatómica de la existencia. Fue necesario
adoptar, en su lugar, un marco diferente, denominado física cuántica. Las teorías
cuánticas han resultado ser notablemente precisas en la predicción de
acontecimientos a dichas escalas, y también reproducen las predicciones de las
viejas teorías clásicas cuando son aplicadas al mundo macroscópico de la vida
corriente. Pero la física clásica y la cuántica están basadas en concepciones de la
realidad física muy diferentes.
Las teorías cuánticas pueden ser formuladas de muchas maneras diferentes, pero
la descripción probablemente más intuitiva fue elaborada por Richard (Dick)
Feynman (1918-1988), todo un personaje, que trabajó en el Instituto Tecnológico
de California y que tocaba los bongos en una sala de fiestas de carretera. Según
Feynman, un sistema no tiene una sola historia, sino todas las historias posibles.
Cuando profundicemos en las respuestas, explicaremos la formulación de Feynman
con detalle y la utilizaremos para explorar la idea de que el propio universo no
tiene una sola historia, ni tan siquiera una existencia independiente. Eso parece
2
una idea radical, incluso a muchos físicos. En efecto, como muchas otras nociones
de la ciencia actual, parece violar el sentido común. Pero el sentido común está
basado en la experiencia cotidiana y no en el universo tal como nos lo revelan las
maravillas tecnológicas que nos permiten observar la profundidad de los átomos o
el universo primitivo.
Hasta la llegada de la física moderna se acostumbraba a pensar que todo el
conocimiento sobre el mundo podría ser obtenido mediante observación directa, y
que las cosas son lo que parecen, tal como las percibimos a través de los sentidos.
Pero los éxitos espectaculares de la física moderna, que está basada en conceptos,
como por ejemplo los de Feynman, que chocan con la experiencia cotidiana, han
demostrado que no es así. Por lo tanto, la visión ingenua de la realidad no es
compatible con la física moderna. Para tratar con esas paradojas, adoptaremos una
posición que denominamos «realismo dependiente del modelo», basada en la idea
de que nuestros cerebros interpretan los datos de los órganos sensoriales
elaborando un modelo del mundo. Cuando el modelo explica satisfactoriamente los
acontecimientos tendemos a atribuirle, a él y a los elementos y conceptos que lo
integran, la calidad de realidad o verdad absoluta. Pero podría haber otras
maneras de construir un modelo de la misma situación física, empleando en cada
una de ellas conceptos y elementos fundamentales diferentes. Si dos de esas
teorías o modelos predicen con exactitud los mismos acontecimientos, no podemos
decir que uno sea más real que el otro, y somos libres para utilizar el modelo que
nos resulte más conveniente.
En la historia de la ciencia hemos ido descubriendo una serie de teorías o modelos
cada vez mejores, desde Platón a la teoría clásica de Newton y a las modernas
teorías cuánticas. Resulta natural preguntarse si esta serie llegará finalmente a un
punto definitivo, una teoría última del universo que incluya todas las fuerzas y
prediga cada una de las observaciones que podamos hacer o si, por el contrarío,
continuaremos descubriendo teorías cada vez mejores, pero nunca una teoría
definitiva que ya no pueda ser mejorada. Por el momento, carecemos de respuesta
a esta pregunta, pero conocemos una candidata a teoría última de todo, si
realmente existe tal teoría, denominada teoría M. La teoría M es el único modelo
que posee todas las propiedades que creemos debería poseer la teoría final, y es la
teoría sobre la cual basaremos la mayor parte de las reflexiones ulteriores.
La teoría M no es una teoría en el sentido habitual del término, sino toda una
familia de teorías distintas, cada una de las cuales proporciona una buena
descripción de las observaciones pero sólo en un cierto dominio de situaciones
físicas. Viene a ser como un mapamundi: como es bien sabido, no podemos
representar la superficie de toda la Tierra en un solo mapa. La proyección
Mercator utilizada habitualmente en los mapamundis hace que las regiones del
mundo parezcan tener áreas cada vez mayores a medida que se aproximan al norte
y al sur, y no cubre los polos Norte o Sur. Para representar fielmente toda la Tierra
se debe utilizar una colección de mapas, cada uno de los cuales cubre una región
limitada. Los mapas se solapan entre sí y, donde lo hacen, muestran el mismo
paisaje. La teoría M es parecida a eso.
Las diferentes teorías que constituyen la familia de la teoría M pueden parecer
muy diferentes, pero todas ellas pueden ser consideradas como aspectos de la
misma teoría subyacente. Son versiones de la teoría aplicables tan sólo en
3
dominios limitados, por ejemplo cuando ciertas magnitudes como la energía son
pequeñas. Tal como ocurre con los mapas que se solapan en una proyección
Mercator, allí donde los dominios de validez de las diferentes teorías se solapan,
éstas predicen los mismos fenómenos. Pero así como no hay ningún mapa plano
que represente bien el conjunto de la superficie terrestre, tampoco hay una teoría
que proporcione por sí sola una buena representación de las observaciones físicas
en todas las situaciones.
Describiremos cómo la teoría M puede ofrecer respuestas a la pregunta de la
creación. Según las predicciones de la teoría M, nuestro universo no es el único,
sino que muchísimos otros universos fueron creados de la nada. Su creación, sin
embargo, no requiere la intervención de ningún Dios o Ser Sobrenatural, sino que
dicha multitud de universos surge naturalmente de la ley física: son una predicción
científica. Cada universo tiene muchas historias posibles y muchos estados
posibles en instantes posteriores, es decir, en instantes como el actual,
transcurrido mucho tiempo desde su creación. La mayoría de tales estados será
muy diferente del universo que observamos y resultará inadecuada para la
existencia de cualquier forma de vida. Sólo unos pocos de ellos permitirían la
existencia de criaturas como nosotros. Así pues, nuestra presencia selecciona de
este vasto conjunto sólo aquellos universos que son compatibles con nuestra
existencia. Aunque somos pequeños e insignificantes a escala cósmica, ello nos
hace en un cierto sentido señores de la creación.
Para comprender el universo al nivel más profundo, necesitamos saber no tan sólo
cómo se comporta el universo, sino también por qué.
¿Por qué hay algo en lugar de no haber nada?
¿Por qué existimos?
¿Por qué este conjunto particular de leyes y no otro?
Ésta es la cuestión última de la vida, el universo y el Todo. Intentaremos
responderla en este libro. A diferencia de la respuesta ofrecida en la La guía del
autoestopista galáctico, escrita por Douglas Adams, nuestra respuesta no será,
simplemente, «42».
CUESTIONARIO
1. ¿Por qué piensa el autor que la ciencia debe sustituir a la filosofía en la búsqueda
del conocimiento? ¿De qué conocimientos se habla?
2. ¿Cuál es la concepción de Feynman sobre la realidad y por qué choca con la
concepción de la física clásica y nuestro sentido común?
3. Explica en qué consiste, según el autor, el denominado "realismo dependiente del
modelo".
4. ¿Qué es la denominada teoría M y en qué consiste? Explícala, siguiendo el ejemplo
propuesto por el autor.
5. ¿Cómo relaciona el autor la teoría M con la creación?
6. ¿Qué preguntas resumen la cuestión última de la vida, el universo y el Todo?
¿Pueden responderse?
7. Investiga sobre las alusiones hechas en el último párrafo del capítulo a La guía del
autoestopista galáctico (de Douglas Adams) y comenta su sentido.
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