358567. . Tercera Sala. Quinta Época. Semanario Judicial de la Federación. Tomo XLVIII, Pág. 1077. SUCESIONES, CARGAS DE LAS. De acuerdo con la ley, toda herencia debe estimarse aceptada con beneficio de inventario, o en otros términos: la herencia la constituyen todos los bienes del de cujus, una vez deducidas las cargas, por lo que hay que diferenciar las cargas de la herencia, y los créditos contraídos por el autor de la sucesión, de las cargas de los herederos o de los créditos abiertos a los herederos, o a la masa hereditaria, después de abierta la sucesión por la muerte de su autor; ya que aquéllos deben cubrirse preferentemente, para liquidar el haber hereditario, y por que éstos sólo pueden satisfacerse con los bienes que constituyen propiamente la herencia, y con el haber de cada heredero, o del conjunto de herederos, siendo contrario a los más elementales principios de la lógica y de la interpretación jurídica de la ley, pensar en la posibilidad de que se satisfagan los créditos contraídos por los herederos, antes de ser cubiertas las cargas de la herencia, y las obligaciones del autor de la sucesión, porque los herederos sólo son dueños y pueden comprometer lo que constituye propiamente la herencia; o lo que es lo mismo, el saldo resultante de la deducción de todas las obligaciones contraídas en vida, por el autor de la sucesión. Los artículos 3780 y 3781 del Código Civil de 1884, establecen que después de pagadas las deudas mortuorias, los gastos de la herencia y los créditos alimenticios, si no se cubrieron antes de la formación de inventarios, se satisfarán las deudas hereditarias que fueren exigibles, entendiéndose por tales, las contraídas por el autor de la herencia, independientemente de su última disposición, y de las que es responsable con sus bienes, por lo que dichos preceptos se aplican exactamente y correctamente al definir la indiscutible preferencia de un crédito contraído por el autor de la sucesión, independientemente de su última disposición, sobre otro que no procede de obligación del de cujus, sino de obligaciones nacidas con posterioridad a su muerte, contraídas por el albacea de su sucesión, preferencia de tal naturaleza, que da derecho a alcanzar el pago del crédito, con cualquiera o con todos los bienes de la herencia, sin que valga alegar en contrario, el haberse ejercitado acción en juicio por el acreedor del albacea de los herederos, y haberse inscrito el secuestro en el Registro Público de la Propiedad, desde el momento en que, legalmente, si la acción es contra los derechos de los herederos, éstos no existen sino en lo que constituye la herencia, una vez cubiertas las cargas de la sucesión; y en otros términos, no puede hablarse de bienes a los que tengan derecho los herederos, sino una vez que se haya realizado y cumplido las obligaciones que el testador contrajo en vida, ya que las deudas de éste, son independientes de las contraídas por los herederos. Recurso de súplica 144/33. Barrera B. Pedro. 20 de abril de 1936. Unanimidad de cuatro votos. Excusa: Sabino M. Olea. La publicación no menciona el nombre del ponente. -1-