1. Contexto histórico-literario del autor y la obra. Miguel de Unamuno nació en Bilbao en 1864. Estudió filosofía y letras en Madrid y ganó la cátedra de griego en la Universidad de Salamanca, de la que fue rector desde 1901 hasta 1924. El enfrentamiento con la dictadura de Primo de Rivera le supone el destierro de 1924 a 1930 a Fuerteventura, de donde, más tarde, huyó a Francia. Fue diputado durante la República y nombrado presidente del Consejo Nacional de Educación Pública. Murió en Salamanca en 1936, habiendo escrito géneros tan dispares como teatro, poesía, ensayo y novela. La obra literaria de Unamuno se desarrolla en una etapa que significa un extraordinario florecimiento de la literatura española (Edad de Plata). La Edad de Plata abarca dos etapas – el reinado de Alfonso XIII (1902-1931) y la Segunda República (1931-1939), durante las cuales se suceden cuatro generaciones de artistas: Modernismo, Generación del 98, Novecentismo y la de la Vanguardia y el Arte Nuevo (dentro del cual se encuentra la generación del 27).El eje temático entorno al que giran sus obras es la visión desoladora de España y la búsqueda del sentido de la vida humana. La primera novela de Unamuno fue titulada “paz en la guerra”(novela muy extensa), pero su primera novela corta es “Amor y pedagogía”. Como en sus novelas escaseaba la descripción y solo expresaban ideas, llamó a sus novelas Nivolas. Su primera Nivola fue “Niebla”, en ellas destaca la soltura constructiva, la escasez de descripción, y la importancia que adquieren los monólogos y diálogos. Unamuno es un “luchador intelectual”, que busca la densidad de ideas e intensidad emotiva. Tiene gran gusto por las paradojas y antítesis, representativas de su personalidad. Se puede decir, que Kierkegaard fue una gran influencia en su pensamiento. Cuando todavía estaban presentes escritores del Realismo, surge un grupo de escritores jóvenes caracterizados por su inconformismo e inadaptación frente a la vulgaridad y la rutina de una sociedad estancada, tanto en la política como en lo artístico. Están también afectados por la crisis de la razón, característica del fin de siglo, y comienzan a aportar una nueva sensibilidad a la cultura española. La nueva literatura ofrece dos caras que serán denominadas Modernismo o Generación del 98, según la insistencia en los aspectos estéticos o sociales en sus obras. La Generación del 98 denuncia la postración nacional y abogan por una urgente regeneración del país. Forman parte de ella autores como Unamuno, Valle-Inclán, Pío Baroja o Ramiro de Maeztu. Pero todos parecen confluir en un común sentimiento existencial: la búsqueda de un sentido a la vida, visible tanto en las Soledades de A. Machado, como en los protagonistas de Camino de perfección de Baroja o en Lo fatal de Rubén Darío. La Generación del 98 toma su nombre de la fecha en que se perdieron las colonias de ultramar. La etiqueta de Generación fue acuñada por Azorín, para aludir a un grupo de escritores que denuncian públicamente el estado de postración nacional y abogan por una urgente regeneración del país. Para concluir, entre los rasgos que identifican a la Generación el 98 podemos destacar los siguientes: -Europeísmo y gusto por lo castizo. El 98 es un movimiento que intenta abordar los problemas de España. -Los noventayochistas huyen de la retórica e intentan exponer su ideario con la máxima claridad y llaneza. El lenguaje pretende ser sencillo y preciso. -Subjetividad, visión introspectiva de la realidad. -Idealización del paisaje. El paisaje castellano se convierte en el símbolo del alma española. -La preocupación por los problemas de España. 2. Argumento Ángela Carballino es una joven de Valverde de Lucerna que cursó sus estudios en un colegio de monjas y luego regresó a su pueblo. Cuando Ángela cumple veinticuatro años, Lázaro, su hermano, vuelve al pueblo para llevársela a ella y a su madre a Madrid, pero ante la negativa de éstas Lázaro decide quedarse en Valverde de Lucerna. Al principio Lázaro y Don Manuel, el párroco, tienen sus diferencias ideológicas pero acaban haciéndose amigos a pesar de que Lázaro ya sospecha que el cura no es tan creyente como parece. Antes de morir, Don Manuel le dice a Lázaro que su mayor deseo es que el pueblo tenga fe aunque él no la tenga. Le explica que mantuvo eso en secreto para no romper con ello las esperanzas del pueblo de vivir eternamente. Pide que le lleven a la iglesia para hacer su última misa y despedirse de su pueblo. En la iglesia predica el evangelio entre lágrimas, y el pueblo lo escucha hasta que finalmente fallece. Por la pena de su muerte fallece también Blasillo,”el tonto del pueblo”, que tenía a Don Manuel como un modelo a seguir. Tras morir Don Manuel, Lázaro acude diariamente a su tumba. 3. Temas La novela encierra en sus escasas páginas un denso contenido teológico y filosófico: el problema existencial del ser humano y de la inmortalidad del alma. Toda la trama gira en torno a la angustia íntima de don Manuel, que desea creer en la inmortalidad del alma, en a vida eterna pero se siente incapaz de tener fe, de vivir la misma fe de su pueblo. Tema central: la inmortalidad del alma La novela va desvelándonos progresivamente la falta de fe de don Manuel: -En primer lugar, se insinúa una oscura y desconocida angustia en el alma del párroco al recordar la narradora el sentimiento trágico con que repetía cada Viernes Santo la invocación de Cristo al Padre “¡Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?” -Después, la narradora revela los silencios de don Manuel al rezar el Credo: Y al llegar a lo de creo en la resurrección de la carne y la vida perdurable, la voz de don Manuel se zambullía, como en un lago, en la del pueblo todo, y era que él callaba. -La actividad exagerada de don Manuel delata su miedo a la soledad y al ocio; es expresión de su temor a encontrarse frente a frente con su terrible secreto. -En una de las confesiones de Ángela, don Manuel deja traslucir su falta de fe: --¿Es que hay infierno, don Manuel? Y él sin inmutarse: --¿Para ti hija? No. […] --Pero hay que creer en el infierno como en el cielo –le repliqué. --Sí, hay que creer en todo lo que cree y enseña a creer la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana. ¡Y basta! -Durante la agonía de la madre de Ángela, don Manuel intenta convencer a Lázaro para que haga a su madre la promesa de que rezará por ella: --El contento con que tu madre se muera --me dijo—será su eterna vida. Y volviéndose a mi hermano: --Su cielo es seguir viéndote, y ahora es cuando hay que salvarla. Dile que rezarás por ella. -Lázaro le comunica a Ángela el secreto que no ha querido negarle don Manuel, el párroco no cree: Y como yo, mirándole a los ojos, le dijese: <<¿Y usted celebrando misa ha acabado por creer?>> Él bajó la mirada al lago y se le llenaron los ojos de lágrimas. Y así es como le arranqué su secreto. -Más adelante, la propia Ángela cree reconocer la confesión de su secreto en las evasivas de don Manuel: --Pero usted, padre, ¿cree usted? Vaciló un momento y reponiéndose me dijo: --Creo. --¿Pero en qué, padre, en qué?¿Cree usted en la otra vida?¿Cree usted que al morir no nos morimos del todo?¿Cree usted que volveremos a vernos, a creernos en otro mundo venidero?¿Cree en la otra vida? El pobre santo sollozaba: --¡Mira hija, dejemos eso! -Un poco antes de su muerte, en la última misa que celebra don Manuel, al darle a Lázaro la comunión le dice: No hay más vida eterna que esta…, que la sueñen eterna…eterna de unos pocos años… -El testamento espiritual de don Manuel confirma que, en la hora de su muerte, continúa sin poder creer y les pide, por ello, a Ángela y a Lázaro que se ocupen del pueblo como él lo había hecho: Cuidad de estas pobres ovejas, que se consuelen de vivir, que crean lo que yo no he podido creer […]. Y hasta nunca más ver, pues se acaba este sueño de la vida. -No obstante su deseo de fe se revela en su última voluntad, en su solicitud de que le entierren en una caja, hecha con aquellas seis tablas que tallé del viejo nogal, ¡pobrecito!, a cuya sombra jugué de niño, cuando empezaba a soñar… ¡Y entonces sí que creía en la vida perdurable! Tema secundario: enfrentamiento entre una verdad dolorosa y una paz ilusoria En la novela se oponen dos concepciones de la existencia: 1. Aquella que se basa en una verdad dolorosa, dictada por la razón, según la cual el hombre es un ser destinado a la muerte y la inmortalidad del alma es sólo una ilusión inventada por el hombre para hacer más soportable la existencia. Sería la verdad, según la perspectiva de la razón. 2. Aquella que se basa en una paz ilusoria, fruto de la fe en Dios y en la inmortalidad del alma. De esta forma, el hombre vive feliz y tiene paz interior, alimentando la esperanza en la vida eterna. Don Manuel encarna la primera concepción: la del que sufre por la falta de fe( su personal verdad). Por ello desea dar vida, mantener en la fe (en el engaño, según su verdad), en la paz, en <<el contento de vivir>>, a su pueblo. Don Manuel reconoce que sin fe la vida es insufrible. Estructura Estructura externa: La novela está dividida en 24 secuencias breves sin titular ni numerar. El fin de una secuencia se separa del comienzo de la siguiente por un espacio tipográfico en blanco. Cada secuencia desarrolla un motivo o anécdota argumental distinta. Estructura interna: La estructura interna se puede dividir en dos partes. La primera abarca las secuencias de la 1 a la 23, y esta parte trata las memorias de Ángela Carvallino narradas por ella misma. La segunda parte corresponde a la secuencia veinticuatro, y trata el epílogo de Unamuno. En la secuencia 1, Ángela realiza la presentación y justificación de las memorias. Las secuencias de la 2 a la 21 corresponden al cuerpo central de las memorias. En él, aparecen los primeros recuerdos de Ángela sobre don Manuel, los recuerdos de Ángela entre los 16 y los 24 años, la revelación del secreto del párroco, y las muertes de don Manuel y Lázaro. Las reflexiones finales de Ángela, se tratan en las secuencias 22 y 23. La secuencia 24 es la correspondiente al epílogo de Unamuno, y en ella hace referencias al “manuscrito encontrado”, finge ser mero editor de las memorias, y opina sobre el contenido del relato. Técnica narrativa Desde el comienzo, la narradora nos sugiérela existencia de un drama en el alma del sacerdote. Poco a poco va introduciendo nuevas alusiones que hacen intuir al lector el secreto íntimo del párroco hasta que en el momento climático del relato Lázaro le revela a Ángela la verdad que oculta don Manuel. Tiempo: El tiempo externo del relato es principios del siglo XX. La escasez de referencias pone de manifiesto la intención de Unamuno de mantener la atemporalidad del relato, el carácter intrahistórico de la novela: al autor le interesa poner de relieve un problema humano que puede darse en cualquier tiempo y lugar. El tiempo interno consta de tres partes: La primera es el presente del editor (Ángela con 50 años). Unamuno finge publicar unas memorias halladas por él de las que es autora Ángela La segunda parte es el presente de la narradora, con fórmulas introductorias como “ahora” o “recuerdo”. La tercera parte incluye los hechos pasados. Esta parte tiene una progresión cronológica lineal y un tiempo lento. Espacio: La aldea en la que transcurre la historia (Valverde de Lucerna), es un trasunto literario de un pueblo real de la provincia de Zamora, situado junto al lago de Sanabria. El espacio en que se desarrollan los hechos no se describe, dado que nos hallamos ante una novela de “personalidad” y no de costumbres. El paisaje adquiere importancia no por sus características físicas, sino por su función simbólica. El espacio, el paisaje, adquiere un significado simbólico paralelo al tema central de la novela (la inmortalidad). Así, la montaña y la nieve sobre ella simbolizarían la permanencia, la inmortalidad…, mientras que el lago con la villa sumergida y fundiendo la nieve significaría la desaparición, la aniquilación definitiva. Análisis de los personajes Los personajes encarnan ideas, sentimientos, sufren, viven, luchan y mueren. No se nos facilitan sus rasgos físicos, sino sus rasgos espirituales: carácter, personalidad, vivencias, sentimientos, creencias… No hay descripciones de los personajes, a no ser una muy esquemática de don Manuel. San Manuel Bueno, mártir es novela de un protagonista (don Manuel) y de dos personajes principales (Lázaro y Ángela). Además intervienen la madre de Ángela y Blasillo, el bobo. El resto de los personajes son gentes anónimas del pueblo y deben abordarse en su conjunto. Don Manuel La personalidad de don Manuel se caracteriza por una contradicción desgarradora entre lo que siente y lo que manifiesta, entre lo que cree (lo que deja de creer) y su vida. Su racionalismo le aleja de la fe, pero ante los demás es un sacerdote de una fe ejemplar. Aunque su espíritu está impregnado de una profunda tristeza, ofrece la apariencia de ser un hombre alegre. Por el bien del pueblo interviene en sus vidas arreglando matrimonios, reconciliando familias, mejorando las relaciones entre padres e hijos y consolando a los amargados. Pero don Manuel intenta, sobre todo, inspirar en su pueblo el “contento de vivir” esta vida y mantener su fe en la vida eterna, las dos cosas que a él se le han negado. Ángela Carvallino En el personaje de Ángela hemos de distinguir dos facetas autónomas: la narradora y el personaje que interviene en los hechos. Ángela Narradora: Ángela Carvallino es una narradora no omnisciente, ya que no conoce todo lo que sucede ni toda la realidad íntima de los personajes. Para la elaboración de sus memorias se sirve: 1. De sus recuerdos, de lo que ella vio y oyó directamente y de lo que le contó Lázaro. 2. De unas memorias que comenzó a escribir Lázaro tras la muerte de don Manuel. Nos presenta a un don Manuel ejemplar, admirable, “varón matriarcal”, “santo”; pero por otro lado, cuestiona su falta de fe e intenta convencer al lector de que don Manuel creía, a pesar de sus manifestaciones y de sus evasivas. Ángela Personaje: Cuando escribe, Ángela es una mujer madura. El lector comprende que se trata de una mujer sensible, atormentada por el recuerdo, que quiere desahogar su corazón revelando el secreto que la angustia desde mucho tiempo atrás. Su angustia se ha agudizado con la iniciativa del obispo de beatificar a don Manuel y, por ello, comienza a escribir. De naturaleza casi hipersensible, Ángela nos ofrece una visión nostálgica de su pasado, describiendo imágenes tristes y penosas. Lázaro Lázaro simboliza la “resurrección” es decir, la transformación de un ser muerto a la vida de la fe en un ser vivo, creyente. No obstante, esta resurrección es solo aparente, puesta al servicio de la obra de don Manuel: Lázaro acude a misa y comulga para dar contento a las gentes del pueblo y mantener intacta su fe. Lázaro no cree y no siente tampoco la necesidad de creer. No obstante se presta a colaborar con don Manuel porque comprende la importancia de su labor. Al morir el sacerdote, Lázaro pasa a ser, por encomienda de don Manuel, el guía espiritual del pueblo. Estilo Técnica narrativa Toda la novela se construye sobre el artificio literario del “manuscrito encontrado”. Por medio de este artificio, Unamuno intenta afianzar la verosimilitud del relato haciéndonos creer que Ángela es un ser real, y que don Manuel también existió. Dado que se trata de unas memorias, es normal que predomine la narración. La narradora no es omnisciente, ya que no conoce todo lo que ocurre alrededor de don Manuel. Por eso, a veces aduce fragilidad de la memoria, olvido, confusión… No hay descripción ni monólogo interior. El diálogo reproduce bien lo que la narradora oyó directamente, bien los diálogos de Lázaro y don Manuel que Lázaro repitió a Ángela, o que Ángela tomó de los escritos de Lázaro Lenguaje Aunque Unamuno debería emplear un lenguaje coloquial, propio de una mujer de pueblo como es Ángela, utiliza un lenguaje muy cuidado, de carácter literario. Este carácter literario se puede apreciar en rasgos como los siguientes: Tono nostálgico y sensorial, ambientación romántica, el empleo de comparaciones, las imágenes, así como el empleo de la metáfora y arcaísmos. Comentario Crítico San Manuel Bueno, mártir es una de las obras más famosas de Unamuno. Tiene un modo del discurso narrativo que a veces aparece intercalado con diálogos. Esta obra trata el tema del enfrentamiento entre la verdad dolorosa (el hombre sólo está destinado a la muerte) y la paz ilusoria (hay vida más allá de la muerte. Esta obra está dividida en 24 secuencias breves sin numerar ni titular. Dentro de ellas hay subdivisiones; así pues, las primeras 23 secuencias pertenecen a las memorias de Ángela, de la 2 a la 21 corresponden al cuerpo central, y la 24 es la correspondiente al epílogo de Unamuno. Así mismo, la novela está contada desde el punto de vista de Ángela, que es la narradora (Unamuno utiliza la técnica del manuscrito encontrado). Por lo tanto, conocemos a don Manuel por lo que Ángela nos cuenta de él. Su punto de vista no es objetivo, porque Ángela incorpora sus sentimientos, escribe desde la admiración que siente por don Manuel. La intención de Unamuno es que el lector reflexione sobre la existencia más allá de la muerte. Plantea la lucha entre la fe que permite creer en la inmortalidad del alma, y la razón que dice q no hay vida eterna. Esta obra puede ser interesante para cualquier tipo de lector por su brevedad, y fácil lectura. Además tiene una vigencia intemporal ya que el tema que trata es universal, está relacionado con el “ser” del hombre. El debate entre la paz ilusoria y la verdad dolorosa que trata Unamuno en esta novela, se puede encontrar aún hoy en día. Hay quien opta por vivir intensamente esta vida, ya que no tiene esperanzas de encontrar algo después de la muerte, y quien prefiere pensar que después de la muerte hay algo más. Éstos últimos dedican una parte de su vida a Dios. Éste debate no siempre se ha dado, ya que hasta principios del siglo XX todo el mundo era creyente y practicante. A diferencia de la actualidad, que lo extraño es ir a misa, en la antigüedad nadie dejaba de acudir a la parroquia.