Se piensa que los niños y los borrachos dicen siempre la verdad. Pues bien, he aquí la demostración lógica de que eso es falso: 1ª premisa: Los niños y los borrachos nunca mienten. 2ª premisa: Los niños y los borrachos son humanos. 3ª premisa: Los humanos mienten. Conclusión: Los niños y los borrachos mienten. Además de esta simple inferencia, quiero hacer ver otra cosilla: tanto los niños como los borrachos bien dicen lo que se quiere oír, bien hablan por hablar y parece que están siendo sinceros, o mejor aún, hablan, sin más, pero como tenemos metido en la cabeza que siempre dicen la verdad, pensamos que, efectivamente, dicen la verdad. ¿Alguna objeción? Porque estoy borracho y tengo 5 años...