Los caballos son animales de sangre caliente que generan calor y regulan su temperatura. Basándose en estas características los veterinarios pretenden estudiar la salud de los animales y detectar lesiones. La termografía detecta puntos calientes que indican un aumento de la circulación sanguínea, lo que a su vez puede ser considerado síntoma de daño o enfermedad (por ejemplo uno de los signos de inflamación es el aumento de la temperatura). También detecta problemas de mal o pobre circulación. Es, por tanto, una herramienta ideal para ayudar al diagnóstico de cojeras. El principio básico de esta técnica consiste en la transformación de este calor generado por el cuerpo en imágenes, con una amplia gama de colores que refleja la diferente emisión de calor. La termografía se podría definir como una técnica no invasiva que mide las emisiones infrarrojas, temperatura, de la superficie de un cuerpo (u objeto). El resultado es una representación gráfica de la temperatura de la superficie de un cuerpo (imágenes). En los últimos años y con los avances tecnológicos que se han producido han ido apareciendo en el mercado equino una gran variedad de herramientas de diagnóstico muy sofisticadas entre las cuales se encuentra la termografía. La termografía equina ha aumentado en popularidad recientemente debido a la mejora sufrida en el equipo, mejoras en las cámaras térmicas y en el software procesador de las imágenes. Estos avances hacen finalmente que la termografía vaya incrementando su importancia, haciéndose un hueco en la clínica diaria como en su momento se lo hicieron otras técnicas, como la radiografía. Su importancia se puede evaluar desde tres puntos de vista diferentes: - Como técnica complementaria de diagnóstico. Su papel en el diagnóstico de muchas cojeras y enfermedades es fundamental ya que la clave de su éxito está en que es capaz de detectar daños en los tejidos, huesos... antes de que los signos clínicos sean manifiestos. No revela la patología específicamente pero facilita la - localización del aumento (inflamación, lesión) o disminución del calor (reducido flujo de sangre o tono vasomotor) En su función como herramienta diagnóstica es donde se observan más salidas profesionales hasta el momento. Para hacer un seguimiento exhaustivo de la progresión de la lesión, y del proceso de curación; Por último, desde el punto de vista de la investigación, tenemos su uso más innovador que consiste en la detección de los procesos ilegales utilizados para mejorar la ejecución de los eventos deportivos. Esta técnica considerada hoy en día como una novedosa herramienta de diagnóstico, al parecer fue descubierta por Hipócrates hace miles de años, cuando observó que el barro que aplicaba sobre sus pacientes se secaba a distintas velocidades según el área del cuerpo donde se encontraba. Fue usada por primera vez en medicina veterinaria hace 35 años (en hospitales y universidades). FUNDAMENTOS BÁSICOS BASES DE LA TÉCNICA En el pasado, la termografía se dividía en metodología de “contacto” y de “no contacto”. La termografía de “contacto” se basaba en el uso de cristales líquidos de base deformable, que cambiaban de forma de acuerdo a la temperatura que contactaba con ellos. El color del cristal representaba una determinada temperatura. Pero finalmente esta técnica cayó en desuso porque tenia muchos problemas en la aplicación sobre los cuerpos en los cuales no vamos a entrar. Después existen dos técnicas de “no contacto”: “fría” y “no fría”. La técnica “fría” usa un detector de radiaciones infrarrojas que miden la temperatura. La cámara o detector hace pareja con un tubo de rayos catódicos y la intensidad de la radiación es convertida en señal eléctrica. Esta señal es visualizada en las imágenes finales en negro y blanco, pasando por la escala de grises. Las áreas más calientes son blancas y las más frías por negro, pero gracias a la incorporación de un microchip, el blanco se verá rojo y el negro azul oscuro siendo, por tanto, el clásico termograma. La diferencia principal con la técnica “no fría” es que esta última está compuesta por una serie de detectores, es menos frágil y más portátil, aunque son menos sensibles que las “frías” a los cambios de temperatura. Existe variedad en las preferencias, es decir, existen autores que prefieren la “fría” y los hay que prefieren la “no fría”. Todos los cuerpos y objetos emiten radiaciones infrarrojas proporcionalmente a su temperatura, las cuales son detectadas por cámaras termales. ¿Y dónde situamos las radiaciones infrarrojas? para localizar estas radiaciones podría ser interesante hacer un breve repaso del espectro electromagnético de todas las longitudes de onda conocidas hasta el momento, en una escala desde la más corta a la más larga encontramos: rayos gamma, rayos x, luz ultravioleta, luz visible (la única que percibe el humano), infrarrojo, microonda y ondas de radio. Estas radiaciones pueden ser absorbidas, emitidas, reflejadas o transmitidas por un cuerpo/objeto. Pero las cámaras térmicas generan imágenes basadas en la cantidad de calor generado más que reflejado. Los infrarrojos pueden ser ópticamente enfocados, recogidos y transformados a través de una colección aparatos en señales eléctricas. Estos aparatos o detectores, que se encuentran dentro de la cámara, están compuestos por materiales sensibles a la temperatura: bario, estroncio, titanio; y poseen propiedades piroeléctricas. Estas dos características permiten que las diferentes temperaturas generadas por el cuerpo lleguen a un circuito dentro del aparato en forma de señal piroeléctrica, y se genere una señal eléctrica que pueda ser trasladada a otro circuito donde se transforme en una señal visual que a su vez llegue al software gracias al cual aparezcan finalmente las imágenes. Un complicado recorrido que dejaremos en manos de técnicos e ingenieros, y que a nosotros como veterinarios nos interesa menos, porque en resumen, viendo la técnica desde un punto de vista más clínico y menos físico todo lo anterior lo podríamos resumir en lo siguiente: El cuerpo de los animales está continuamente generando calor, el cual se disipa a través de la piel por radiación, convección, conducción y evaporación. Esto se debe a que la piel es en general 5ºC más fría que el resto del cuerpo cuya temperatura es 37ºC. La piel adquiere una temperatura de la circulación periférica local y del metabolismo de los tejidos, y son ambos los responsables de la existencia de un patrón térmico, básico para la interpretación termográfica. Un conocimiento de este patrón es crucial para la interpretación de los casos clínicos; debemos saber que el metabolismo de los tejidos es constante y, por tanto, las variaciones de la temperatura de la piel se deben a la perfusión local, donde encontramos que las venas tienen mayor temperatura que las arterias porque drenan áreas metabólicamente activas. En definitiva son la circulación y el flujo sanguíneo los que dan lugar a un patrón térmico. Dentro de este patrón la termografía detecta puntos calientes que indican aumento de la circulación, y puntos fríos que indican pobre o mala circulación. Esta terminología como veremos a continuación es imprescindible para la interpretación de las imágenes y para llegar al diagnóstico. RECOMENDACIONES En la exploración termográfica tiene que ser posible detectar las diferencias en las temperaturas del blanco (animal) y de sus alrededores (ambiente en el que se produce la exploración térmica). En medicina humana se habla de “ambientes controlados” para realizar este tipo de exploraciones; pero en veterinaria no siempre va a ser posible realizarlo en esta forma y, por lo tanto, debemos intentar reducir los factores no beneficiosos. Algunas recomendaciones que a la hora de realizar una exploración térmica debemos tener en cuenta, para facilitar su posterior interpretación, son: - - reducir el movimiento del paciente, sin utilizar métodos de contención químicos que podrían afectar a la circulación periférica; no realizar la termografía a la luz del sol (es preferible luz tenue o lugares oscuros, también se prefieren los lugares techados para evitar la exposición directa al sol); no realizarla en lugares donde exista una temperatura o humedad excesivas; el caballo debe permanecer 10-20 minutos en el área cubierta donde se vaya a realizar la técnica para aclimatarse; la temperatura ambiente recomendada es de alrededor de los 20ºC. Siempre debe estar por debajo de los 30ºC; la cámara térmica debe estar a una distancia de 1-2 metros del caballo; no puede realizarse después de quitar unas vendas de descanso o después de haber aplicado un linimento (en este ultimo caso habrá que esperar 24 horas); es recomendable hacer 4 posiciones en circunferencia del área a explorar, y si se encuentra un punto caliente se repetirá la técnica. La evaluación directa es muy importante pero si existe alguna duda, o se quiere una información cuantitativa (por ejemplo para ver la progresión exacta de un proceso ya diagnosticado) es recomendable utilizar un programa de ordenador que te compara la simetría y te mide con precisión la temperatura. No debemos olvidar que cambios mayores a 1ºC se consideran en principio significativos o, por lo menos, deberán estar sujetos a la realización de una segunda termografía. PRINCIPIOS El patrón térmico de cualquier área de un animal se puede predecir en base a su vascularidad y superficie: • • • • La piel que recubre a los músculos esta sujeta a la actividad muscular de los mismos: existe un aumento de la temperatura en la parte central de la espalda, pecho, extremidades anteriores y posteriores, y a lo largo de la línea media. La temperatura de los miembros locomotores sigue la ruta de los grandes vasos sanguíneos: incremento de temperatura en las extremidades anteriores sobre el recorrido de la vena cefálica (medial), y en las posteriores sobre la ruta de la vena safena (medial) y la arteria metatarsal (lateralmente). En la vista dorsal del miembro distal (metacarpo/metatarso, menudillo y cuartilla) van a tener una temperatura más fría debido a la lejanía de los vasos sanguíneos mayores. Hay normalmente un incremento de temperatura entre el tercer metacarpiano/ metatarsiano y los tendones flexores siguiendo el • • recorrido de la vena palmar/ vena metatarsal respectivamente según sea la extremidad anterior o posterior. Desde el punto de vista palmar/plantar se observa que el área de los tendones es relativamente frío. El casco es termográficamente el área más caliente del miembro distal debido a la presencia de plexos arteriovenosos en el corion coronario y laminar. El área más caliente del casco a su vez se corresponde con la banda coronaria. Y desde el punto de vista palmar/plantar el área más caliente corresponde a una línea media vertical entre los bulbos de los talones. Es normal en los caballos que tras el ejercicio se encuentre aumentado la temperatura de los cascos en 0.5ºC, temperatura que al cabo de 10-20 minutos volverá a la normalidad sino existe alguna patología que evite este aumento y descenso de la temperatura. De esta manera se crea y se conoce el patrón térmico de nuestros pacientes. Existen largos estudios hechos al respecto. Una vez conocido el patrón, la detección de alteraciones en nuestro caballo no resultará muy difícil. Un tejido lesionado o enfermo tiene invariablemente su circulación alterada. Uno de los signos cardinales de la inflamación es la aparición de calor, que resulta de un incremento en la circulación. Como ya se dijo anteriormente hablaremos de “puntos calientes” que se asociaran a una inflamación localizada y que generalmente se verá en la piel sobre el área lesionada. No debemos olvidar que también existen puntos fríos que corresponden a una disminución del suplemento sanguíneo local. APLICACIONES CLÍNICAS Es recomendable el uso de la termografía en los siguientes casos: - Exámenes de compra Laminitis Balance del casco Síndrome navicular Absceso subsolar Tendinitis Desmitis Daño muscular Fracturas o afecciones en carpo o tarso Abscesos en el cuello Problemas de espalda Daño a nervios Evaluación en caballos de carrera pre y post carrera capsulitis Sinovitis Evaluación de la temperatura en mandíbula con molar infectado Síndrome de Horner - Reperfusión intestinal Evaluación de vasodilatadores después de su administración Es de gran ayuda porque revela la lesión en la fase temprana donde la exploración física y radiológica es inconcluyente, y no se aprecian signos clínicos de la enfermedad. Además del diagnóstico temprano, es capaz de localizar el problema con mayor exactitud que otras técnicas o que la exploración general; capaz de valorar el grado de inflamación por asociación con el grado de calor; y, nos permite tomar mejores decisiones en cuanto al tratamiento. Normalmente, la banda coronaria es el área más caliente del miembro (es 1-2ºC más caliente que el resto del casco) como antes se mencionó, y una inflamación en esta área es difícil de detectar. Los cascos deben ser termográficamente comparables, y una diferencia de más de 1ºC es significativo. En las patologías donde los cuatro cascos están involucrados se compara la temperatura de los cascos con la temperatura de la zona que hay entre los bulbos de los talones que en condiciones normales debe ser más caliente que el resto del casco. LAMINITIS: es la inflamación de las estructuras laminares del casco. Un cambio en el patrón térmico de la tapa del casco es suficiente para reconocer la laminitis. Esta enfermedad es relativamente fácil de detectar por otros métodos diagnósticos, pero la termografía es importante para detectar la laminitis del miembro contralateral antes de que existan signos evidentes de su presencia, como cojera... Con esto permite instaurar una terapia preventiva antes de que esta laminitis sea irreversible. SÍNDROME DEL NAVICULAR: aparece una disminución de los canales vasculares del sesamoideo distal. Disminución del flujo sanguíneo y, por tanto, de la temperatura. Normalmente existe un aumento de 0.5ºC en el pie después del ejercicio, pero los caballos que padecen este síndrome no sufren este incremento porque tienen comprometido el flujo sanguíneo. TENDINITIS: la fase aguda de esta enfermedad se detecta como un área focal donde aparece un incremento de la temperatura, área que es isotérmica en condiciones fisiológicas normales (sano). Cuando la lesión empieza a cicatrizar el patrón empieza a hacerse más normal, pero la temperatura total del tendón permanecerá elevada. Los puntos calientes pueden detectarse termográficamente 2 semanas antes de que los signos clínicos de dolor, inflamación, tumefacción.. sean evidentes. Esto permite la detección temprana de lesiones, y el poder realizar los cambios apropiados en su entrenamiento rutinario, ya que de no ser así éste podría empeorar la lesión. DESMITIS DEL SUSPENSOR: da lugar a puntos calientes, y la termografía puede usarse junto a un buen examen físico para detectar y/o confirmar las áreas de dolor. INFLAMACIÓN ARTICULAR:en general se detecta por el incremento de temperatura que sufre en forma ovalada sobre la articulación afectada y ampliándose desde medial a lateral. Excepcionalmente en las articulaciones distales (como la cuartilla) el aumento térmico correspondiente a una inflamación sigue un patrón circular cuyo centro tiende a ser más frío que la periferia del círculo. No existe relación directa entre el calor y el grado de lesión de la articulación. La temperatura de la misma parece estar relacionada con muchos factores como la cronicidad del problema, el grado de liquido sinovial, la cantidad de cartílago dañado, la presencia de abscesos o fragmentos osteocondrales, etc. LESIONES EN EL TERCER METACARPIANO: estas lesiones las podemos dividir en tres grados: - - Grado1: dolor, radiográficamente normal, Grado 2: dolor, evidencia radiológica de callo, aparición de puntos calientes dorsalmente sobre el tercer metacarpiano 1-2ºC más calientes que los tejidos de alrededor. Grado 3: dolor, radiológicamente evidencias de fractura por estrés o fatiga, además aparecen puntos calientes medial y lateralmente 23ºC más calientes que los tejidos de alrededor. INFLAMACIÓN MUSCULAR: aparece como puntos calientes en la piel justo sobre la zona muscular afectada. En raras ocasiones aparecen puntos fríos porque la tumefacción y el edema que afectan al músculo inhiben el flujo sanguíneo. La evaluación de las imágenes resultantes se realiza por comparación y simetría. La causa más común de inflamación es el estiramiento del músculo. La localización de las miopatías es muy variada, desde los pectorales a los glúteos, también los músculos de la grupa, muslo, lomo, etc. Al parecer son más frecuentes las miopatías posteriores. Para realizar un buen diagnóstico de las lesiones musculares es muy importante tener un buen conocimiento anatómico del caballo. COLUMNA VERTEBRAL: ayuda en el diagnóstico de luxaciones/subluxaciones, fracturas... Normalmente los problemas de columna o no son diagnosticados o se diagnostican con retraso debido al difícil acceso que existe en la exploración de la misma. Otras herramientas diagnósticas habituales como la radiología, los ultrasonidos, la escintigrafía... tienen limitada su capacidad de actuación, y, además, requieren anestesia general. La termografía, por tanto, en este sentido ofrece ciertas ventajas: no necesita anestesia general, se hace con el animal de pie, y es capaz de llegar a explorar las áreas donde los rayos x son incapaces de penetrar. Los problemas espinales normalmente se manifiestan con dolor a la palpación, dificultad en los entrenamientos o comportamientos anormales. Lo mismo que nos informaba de la circulación, la termografía espinal nos informa del flujo neural. La técnica es la misma que en los casos anteriores: puntos calientes y fríos. Los puntos fríos no están asociados a cronicidad, sino a lesiones recientes y se debe a la tumefacción producida que puede llegar a afectar al sistema nervioso autónomo. Por otro lado también pueden aparecer puntos calientes. Estos aumentos de temperatura se deberán a la irritación que se produce sobre los nervios simpáticos locales. La termografía es usada en estos casos porque la alteración de la temperatura de la piel corresponde a los cambios en sistema nervioso autónomo simpático (tono vasomotor). Alteraciones sobre el tono vasomotor son a menudo asociadas con dolores en el lomo y muestra en el termograma un área con puntos fríos. No se asocia a inflamación, con lo cual la terapia no debe estar encaminada hacia los antiinflamatorios sino hacia la acupuntura, terapia física y ejercicios adecuados y muy controlados. Como acabamos de ver, la detección temprana de un alto número de patologías equinas es la clave del éxito de esta técnica que está en pleno periodo de difusión. En general se puede detectar una enfermedad por termografía hasta dos semanas antes que los signos clínicos sean evidentes (cojera, dolor,..), lo que permite adoptar entrenamientos adecuados a la patología, instaurar tratamientos tempranos antes que la lesión sea irreversible o más grave, etc CONCLUSIÓNES Se podría decir que en la actualidad la termografía no es una técnica que esté al alcance de todos los clínicos. Se la puede considerar una herramienta más para el diagnóstico pero su elevado precio, su fragilidad y su de momento poca portatibilidad la convierten en poco práctica para algunos clínicos, quedando reducido su espectro de uso a hospitales y universidades. Pero existe una tendencia a que bajen los precios y a que aparezcan nuevos equipos igual de preparados pero más prácticos (en cuanto a su transporte y manejo). Esta tendencia hace que, tal vez, en un futuro no muy lejano el uso de la termografía esté más difundido entre en el mundo del veterinario profesional, contribuyendo al diagnóstico como ocurrió en su momento con el aparato de rayos x, el ecógrafo, etc. Además de colaborar en el diagnóstico, realizar un seguimiento del proceso de curación y detectar fraudes en los eventos deportivos, tiene la capacidad de impresionar al cliente, al entrenador, al jinete...capacidad que como todos sabemos es muy importante en nuestra profesión. Pero no debemos olvidar que “impresionar” no es sinónimo de “eficacia”, y, que finalmente, lo más importante es la efectividad de la técnica, la cual requiere una correcta aplicación e interpretación que nosotros debemos ser capaces de dar. Como siempre la experiencia nuestra gran consejera. Aunque su práctica es muy útil e interesante una vez tengamos dominada la técnica, no podemos olvidar que no deja de ser una herramienta complementaria de diagnóstico, y que deberá ser acompañada de un buen reconocimiento y estudio clínico de nuestro paciente (exploración general, exploración de la cojera por palpación, observar al animal en reposo y durante el ejercicio, radiografías,...)