Número de registro: 21263 Novena Época Instancia: Primera Sala

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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
Número de registro: 21263
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXIX, Enero de 2009
Página: 46
CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS. ENTRE LAS SUSTENTADAS POR LOS
TRIBUNALES COLEGIADOS PRIMERO Y SEGUNDO, AMBOS EN MATERIA CIVIL
DEL CUARTO CIRCUITO.
CONSIDERANDO:
PRIMERO. Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación es competente
para conocer y resolver la presente denuncia de contradicción de tesis, de conformidad con lo
dispuesto por los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, 197-A de la Ley de Amparo; y 21, fracción VIII, de la Ley Orgánica del
Poder Judicial de la Federación, en virtud de que las ejecutorias en cuestión se refieren a la
materia civil, cuyo conocimiento corresponde a esta Sala.
SEGUNDO. La denuncia de contradicción de tesis proviene de parte legítima conforme a lo
dispuesto por los artículos 107, fracción XIII, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, y 197-A de la Ley de Amparo, toda vez que fue formulada por los
Magistrados integrantes del Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito,
órgano colegiado que sustenta uno de los criterios contradictorios.
TERCERO. El Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito al resolver
los amparos directos 197/2007 y 125/2007, fallados respectivamente el catorce y veintiocho
de junio de dos mil siete, sostuvo en lo medular idénticas consideraciones, razón por la que
en obvio de repeticiones innecesarias sólo se transcribe en la parte que interesa el primero de
los citados:
"...
"QUINTO. Son jurídicamente ineficaces los dos únicos conceptos de violación, mismos que
se atenderán a continuación, empleando un orden distinto al en que son propuestos.
Primeramente, se impone advertir de las actuaciones del juicio natural que el directamente
quejoso, por conducto de su apoderado, demandó de **********, en juicio especial sobre
cuestiones de arrendamiento, las prestaciones siguientes: --- ‘a) Rescisión del contrato de
arrendamiento celebrado en fecha 1o. de septiembre del año 2000 entre mi representado
como arrendador y la ahora demandada ********** como arrendataria, respecto del 50% del
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bien inmueble ubicado en la calle ********** número ********** de la colonia
********** en esta ciudad de **********, **********. b) Desocupación y entrega material
y jurídica del bien inmueble mencionado en el punto anterior. c) Pago de la cantidad de
$********** (********** M.N.), por concepto de rentas vencidas, correspondientes al mes
de agosto del año 2001, así como a los periodos comprendidos del día 1o. de septiembre del
año 2001 al 31 de agosto del año 2002, del 1o. de septiembre del año 2002 al 31 de agosto
del año 2003, del 1o. de septiembre del año 2003 al 31 de agosto del año 2004, del 1o. de
septiembre del año 2004 al 31 de agosto del año 2005, del 1o. de septiembre del año 2005 al
31 de agosto del año en curso, así como también a las mensualidades de septiembre y octubre
del año en curso a razón de $********** (********** M.N.) cada una, más las que se sigan
venciendo y generando hasta la total desocupación del inmueble objeto del arrendamiento. d)
Pago de los importes por concepto del suministro de los servicios luz, agua, drenaje, gas y
teléfono en el bien inmueble objeto del arrendamiento, desde la fecha de la celebración del
citado contrato de arrendamiento hasta la total desocupación del mencionado inmueble. f)
Pago de los gastos y costas que se originen con motivo de la tramitación del presente juicio.’.
Dentro del capítulo de hechos de esa demanda, se expresó por el promovente -en síntesis- que
el primero de septiembre de dos mil, el directamente quejoso, como arrendador, y la
nombrada demandada, como arrendataria, celebraron contrato de arrendamiento respecto del
cincuenta por ciento del inmueble ubicado en calle ********** número ********** de la
colonia **********, de esta ciudad, estableciéndose como precio de la renta el de seiscientos
pesos mensuales y conviniendo como vigencia del contrato el de un año, a partir de aquella
fecha y hasta el treinta y uno de agosto de dos mil uno, empezando la posesión de la
demandada con el inicio del acuerdo y habiendo quedado ambas partes de proceder al día
siguiente a cumplir por escrito con ese acto. Agregó que, culminando la vigencia del
arrendamiento, ambos celebrantes acordaron continuarlo indefinidamente bajo las
condiciones y términos originalmente establecidos, sin que la demandada hubiere procedido a
la firma de ese acuerdo, no obstante requerirse en diversas ocasiones para ese fin. Señalando
además que dicha demandada incumplió con la firma del citado contrato, y que como lo
justificaba con la documental que se adjuntaba, promovió previamente medios preparatorios
a juicio, ventilados ante el mismo juzgado bajo el expediente **********, en donde se
declaró confesa a la demandada en la confesional a su cargo, dada la incomparecencia en que
incurrió, con lo que aseguraba el actor se acreditaba la existencia del acuerdo de voluntades,
y reiterando el incumplimiento en el pago de las pensiones rentarias desde el mes de agosto
de dos mil uno, no obstante las múltiples gestiones extrajudiciales que se llevaron para lograr
el pago de rentas. En la sentencia reclamada, aparece que el Juez Tercero Menor responsable
analizó la acción de rescisión intentada con la demanda y, aunque sí mencionó la acreditación
del contrato de arrendamiento, concluyó en que no se demostró el segundo elemento,
consistente en el incumplimiento por la demandada respecto de su obligación de pagar las
rentas, no actualizándose en esa medida la mora necesaria para aquella rescisión, al omitir la
actora interpelar a la arrendataria en el domicilio de ésta última, dado en arrendamiento. Pues
bien, analizando en primer orden y por cuestión de método el segundo de los conceptos de
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violación hechos valer -último de los propuestos-, se determina que dicho motivo de disenso
deviene infundado en una parte e inoperante en otra. Es infundado cuando el quejoso asegura
que dentro de la sentencia reclamada el Juez responsable, al determinar la injustificación de
la acción de declaración judicial sobre rescisión del contrato de arrendamiento, hubiera
atendido dicha autoridad el no pago oportuno de rentas, de manera distinta a la falta de pago
que de las pensiones rentarias se aseguró en el escrito de demanda. Lo anterior es así porque
la sentencia revela con claridad que, por una parte, cuando se establece el segundo elemento
necesario para acreditar tal acción, el Juez lo definió como ‘El incumplimiento de la
arrendataria a su obligación de pago y mora en el mismo respecto a las pensiones rentarias’, y
por otra parte, posteriormente se agregó por el juzgador que ‘...no se demuestra que el
arrendatario haya incurrido en mora, ya que es necesario requerirlo del pago de las rentas en
la localidad arrendada toda vez que de las manifestaciones ya antes referidas, no se desprende
que el actor haya requerido del pago de las pensiones rentarias a la demandada en el
domicilio dado en arrendamiento los días primero de cada mes, ya que el arrendador está
obligado, como requisito previo para la procedencia de la acción de rescisión del contrato de
arrendamiento por falta de pago, a demostrar el cobro de las rentas adeudadas,...’; lo que
evidencia suficientemente que fue el incumplimiento generalizado del pago de pensiones
rentarias, de lo que se ocupó la sentencia en comento. De manera que si en la demanda se
adujo ese incumplimiento pleno de la obligación de la arrendataria y, luego, en la sentencia
precisamente se ocupó el juzgador del incumplimiento así atribuido a la demandada; no
aconteció en esa resolución la incongruencia que apunta el quejoso. Por su parte, es
inoperante la parte del concepto violatorio que ocupa la atención, en que se afirma que no
resultaba necesario requerir a la arrendataria en su domicilio para así establecer la mora. Esto
es así en razón a que, para proponer ese aserto y sostener la equivocación de la sentencia
reclamada, se limita el quejoso a asegurar que de forma similar a lo que aquí ocurre
aduciendo, se pronunció en ese sentido el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil de
este mismo Circuito, al resolver el amparo número ********** promovido por **********,
contra la misma autoridad responsable (de cuya ejecutoria afirma está solicitando por
separado copia certificada). Sobre lo señalado y dada cuenta por el secretario de Acuerdos a
este Pleno, del escrito que suscribe el apoderado del quejoso **********, mediante el cual
acompaña copia certificada de la sentencia dictada por el Tribunal Colegiado que indica,
dentro del amparo directo **********; se manda agregar a los autos dicha promoción y
certificación adjunta, para los efectos legales consiguientes. Sin embargo, es claro que con
simplemente sostener la existencia de alguna ejecutoria en base a la que se diga que el acto
reclamado del caso ‘es ilegal’, no pueden considerarse válidamente combatidas, de manera
frontal y directamente, las consideraciones y fundamentos empleados en su sentencia por el
Juez responsable del caso, pues con independencia de que se exhibió posteriormente en el
escrito acordado constancia certificada del fallo a que se hace alusión, lo cierto es que no se
explica con argumentos propios del quejoso, los términos en que se haya resuelto por aquel
tribunal el asunto que se dice similar al presente, ni la base legal de las respectivas
consideraciones. Sólo mediante la explicación acabada de señalar, podría cuando menos
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atenderse la concepción que el quejoso haya hecho de lo abordado en una diversa ejecutoria
dictada por otro Tribunal para, entonces sí, partiendo de ello, confrontar esa impugnación
elevada mediante una esencial causa de pedir, con lo decidido en la sentencia reclamada del
caso. Siendo que, sabido es en materia de amparo, es al quejoso a quien le toca demostrar la
inconstitucionalidad de los actos reclamados, partiendo de los conceptos violatorios que
aduzca al efecto. Lo anterior sin perjuicio de lo que sobre aquella ejecutoria exhibida en
copia certificada, se aludirá en líneas posteriores, al analizarse diverso motivo de queja.
Sobre la necesidad de que los planteamientos que se expongan en amparo directo, para
evidenciar la inconstitucionalidad del fallo reclamado, deberán natural y precisamente de
referirse a la materia de lo tratado y resuelto dentro de la resolución de alzada respectiva, con
el fin de tenerla efectivamente combatida, ello que habrá de efectuarse mediante la
exposición suficiente de sobre el porqué considera que se vulneraron en su perjuicio sus
garantías constitucionales (claro está de forma congruente a lo que resolviera la responsable
y, en el caso, en relación directa con el tópico atinente a la necesidad de interpelar a la
arrendataria para ubicarla en mora de su obligación de pago de rentas); es el caso citar a
modo de fundamento la tesis de jurisprudencia número 81/2002, sustentada por la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, consultable en la página 61, del Tomo
XVI, diciembre de 2002, Novena Época, del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, cuyo rubro y texto establecen: ‘CONCEPTOS DE VIOLACIÓN O AGRAVIOS.
AUN CUANDO PARA LA PROCEDENCIA DE SU ESTUDIO BASTA CON EXPRESAR
LA CAUSA DE PEDIR, ELLO NO IMPLICA QUE LOS QUEJOSOS O RECURRENTES
SE LIMITEN A REALIZAR MERAS AFIRMACIONES SIN FUNDAMENTO.’ (se
transcribe). No se inadvierte que el quejoso aduce apoyarse en cinco diversas tesis
sustentadas por Tribunales Colegiados de Circuito -aunque las señala como emitidas por el
Máximo Tribunal-; sin embargo, aun atendiendo esa dolencia defectuosa (pues no se llega a
explicar suficientemente, con argumentos propios, la aplicación específica que tenga al caso
lo propuesto en esos criterios), se impone también concluir en la inoperancia anticipada. Esto
último en razón a que las dos tesis de rubros ‘ARRENDAMIENTO. PAGO DE RENTAS,
CORRESPONDE AL ARRENDATARIO DEMOSTRAR SU CUMPLIMIENTO.’ y
‘ARRENDAMIENTO, RESCISIÓN DEL CONTRATO DE. POR IMPAGO DE RENTAS,
CARGA DE LA PRUEBA.’; no le benefician a sus intereses, frente a la declaración de
injustificación de la acción rescisoria, en la medida que en aquellas se alude limitadamente al
hecho negativo de la falta de pago que hará imponer al arrendatario justificar haber cubierto
la renta, pero no se aborda el tópico específico del caso concreto, como lo estableció la
responsable en su fallo, relativo al efecto de que sea la dirección arrendada, es decir el
domicilio del arrendatario, el lugar en que habría de cubrirse la renta y, consecuentemente, el
que obligado quedaba el arrendador de acudir a interpelar para el pago. Respecto de la tesis
de rubro ‘RENTAS. RECIBOS DE PAGO EXHIBIDOS POR EL ARRENDADOR.’, sucede
lo mismo, por cuanto a que solamente se menciona el derecho de retenerse el pago si se niega
la entrega del recibo, derivando el cumplimiento de la renta si el demandado recibió esos
documentos, o la presunción de que no se cumplió el pago, si el arrendador los exhibe con su
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demanda; p
ro en ninguna forma se contempla la situación específica abordada en la sentencia. Y respecto
a la tesis del rubro ‘PAGO. VENCIMIENTO DE PLAZO FIJO. NO HAY NECESIDAD DE
INTERPELAR PARA QUE EL DEUDOR LO EFECTÚE O SE CONSTITUYA EN
MORA.’, es claro que lo que ahí se soluciona es un caso donde el lugar de pago se relaciona
con el lugar en que se entregó la mercancía, relacionada con facturas; supuesto totalmente
diferente a la especie. En tanto que, por último, es evidente que el texto de la tesis del rubro
‘INTERPELACIÓN. OBLIGACIONES DE DAR. ES INNECESARIA PARA
CONSTITUIR EN MORA AL DEUDOR CUANDO SE SUJETAN A PLAZO FIJO Y SE
CONOCE EL DOMICILIO DEL ACREEDOR.’, se refiere a ‘... en el domicilio señalados
...’, situación distinta al caso, en donde el Juez responsable partió de que precisamente no
existía indicado un lugar para pagar la renta, de donde derivó que la arrendadora debía
interpelar en el lugar arrendado, previo a demandar. Por lo demás, si en la parte final del
concepto de violación en análisis se aduce una falta de fundamentación y motivación,
haciéndose derivar esa ilegalidad de los puntos de desacuerdo de que previamente se
conformó tal punto de queja; es claro que, al desestimarse los precisados, se desvanece la
ilegalidad que en torno al tópico de fundar y motivar se aduce a modo de conclusión. En otro
aspecto, es en una parte infundado y en otra inoperante el primer concepto de violación. Lo
infundado resulta de la parte en que se aduce que existió una contradicción cuando primero
cita la autoridad aquella tesis del rubro ‘ARRENDAMIENTO. PRUEBAS (SIC) DEL PAGO
DE LAS RENTAS.’, para luego señalar la necesidad de interpelar a fin de colocar en mora a
la arrendataria, sobre el pago de rentas a su cargo. Efectivamente, no existe la incongruencia
que atribuye el quejoso a ese apartado del fallo, si se atiende a que la cita inicial de aquella
primera tesis, que sustentara la extinta Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, se efectuó para establecer que la regla general consiste en que la prueba del pago de
las rentas le correspondía a la arrendataria, no así al arrendador, al tratarse de un hecho
negativo; en tanto que, de forma distinta, al suceder ya en el caso concreto que el lugar de
pago lo era el propio inmueble arrendado, entonces se imponía que acudiera la arrendadora a
interpelar a su contraria, sobre el pago de las rentas adeudadas, pues a ese específico supuesto
se aludía por las posteriores tesis que, más adelante, en el mismo fallo citó el Juez menor
responsable, de los rubros ‘ARRENDAMIENTO, CASO EN QUE LA MORA ES
INEXISTENTE POR FALTA DE PAGO DE RENTAS EN EL CONTRATO DE
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE PUEBLA).’ y ‘ARRENDAMIENTO, RESCISIÓN
DEL CONTRATO DE. OMISIÓN DE SEÑALAMIENTO DEL DOMICILIO PARA EL
PAGO DE RENTAS (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE MÉXICO).’. Es decir, lo que
revela el proceder de la autoridad fue que atendió primeramente a la regla general sustentada
en la no posibilidad de exigir a la actora la justificación de un hecho negativo; pero posterior
a ello, ya atendiendo precisamente a las circunstancias que imperaban en el caso concreto,
estimó con fundamento en la hipótesis diferente abordada en las dos últimas tesis citadas, que
en la especie sí se imponía a cargo del actor (previamente a atender la naturaleza del hecho
negativo imputado) el probar en juicio la interpelación de pago de rentas hecha en el
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domicilio a su contraria. De manera que, si las últimas dos tesis señaladas aludían a un caso
que no precisamente se comprendía implícita o expresamente -en toda su dimensión- en el
planteamiento y solución jurídica contenidos dentro de la primera tesis que sustentó la
Tercera Sala del Alto Tribunal; no puede actualizarse, entonces, la contradicción que se
aduce. Como tampoco acontece el ‘incorrecto estudio y análisis de las constancias’ en que se
asegura incurrió la responsable, cuando se alude por el quejoso a la diligencia de
emplazamiento practicada a la demandada, así como los recibos de renta que se allegaron con
su escrito inicial; pues con independencia de que sabido es en derecho que la diligencia de
emplazamiento bien puede conceptuarse como una interpelación vía la demanda que se
notifica en juicio, no menos cierto es que, tratándose de una acción de la naturaleza de la
rescisión, su causa o hecho generador se constituye por el incumplimiento mismo de la
obligación a cargo de la demandada, de donde inconcuso deviene que esa mora, como
dilación o tardanza en el cumplimiento, debe justificarse de forma previa a la instauración de
la demanda, lo que no se satisface con el emplazamiento que, claro está, sucede en tiempo
posterior, una vez admitido el escrito inicial. Lo que se sostiene con base en la tesis aislada de
la extinta Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que se consulta en la
página 34, Volumen Cuarta Parte, XCVIII, Sexta Época, del Semanario Judicial de la
Federación, del rubro y texto siguiente: ‘ARRENDAMIENTO, MORA COMO CAUSANTE
DE RESCISIÓN DEL CONTRATO DE. La mora, como causa rescisión, debe constar antes
de intentar la acción y no constituirse posteriormente por la notificación de la demanda, ya
que la interpelación debe ser anterior a su presentación y no posterior a ella.’. También sirve
de fundamento a lo explicado, por analogía (dado que se refiere al contrato de compraventa;
empero, por igual es aplicable a obligaciones contractuales como en el arrendamiento), la
diversa tesis aislada de la misma Tercera Sala del Alto Tribunal, que puede consultarse a
página 48, del tomo 205-216, Cuarta Parte, Séptima Época, del Semanario Judicial de la
Federación, del tenor siguiente: ‘COMPRAVENTA, MORA COMO CAUSA DE
RESCISIÓN DE LA. DEBE SER ANTERIOR Y NO POSTERIOR A LA PRESENTACIÓN
DE LA DEMANDA. Si bien el emplazamiento hace veces de interpelación, esto es válido
respecto de las acciones de cumplimiento; no así de las que se ejercitan para reclamar la
rescisión del contrato por causa de incumplimiento, puesto que la mora, en este último caso,
debe ser anterior y no posterior al planteamiento de la acción rescisoria.’. No obstante, como
la anterior consideración resulta en franca contradicción con lo resuelto sobre ese tópico por
el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil de este mismo Cuarto Circuito, en términos
de la ejecutoria pronunciada en el amparo directo **********, de la que se allegó por la
parte quejosa copia certificada, pues en esa decisión judicial se habla de la posibilidad de
atender a la interpelación realizada a través del emplazamiento, en tratándose de la acción de
rescisión de contrato de arrendamiento, lo que es contrario a lo acabado de decidir; con
fundamento en el último párrafo del artículo 196, en relación con el diverso numeral 197-A,
ambos de la Ley de Amparo, por conducto de la Presidencia de este Tribunal, denúnciese
ante la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la contradicción de
criterios existente, a fin de que se resuelva lo que en derecho proceda respecto a la denuncia
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que se ordena. En tanto que, por lo demás, los recibos allegados, al solamente contribuir según su texto, sin perjuicio de su tasación legal como prueba- a documentar la cantidad
atinente a las mensualidades que se dicen generadas y otros datos; no pueden implicar la
interpelación de pago que como necesaria impuso la responsable a la arrendadora, previo a
instaurar su acción rescisoria. Sin que beneficie, en el mismo orden de lo acabado de señalar
y frente a los términos en que se resolvió por el Juez responsable la acción rescisoria
intentada, la cita que hace el quejoso sobre la tesis del rubro ‘INTERPELACIÓN JUDICIAL.
NO ES NECESARIA TRATÁNDOSE DE OBLIGACIONES A PLAZO (LEGISLACIÓN
DEL ESTADO DE MÉXICO).’. Esto último -y aquí se actualiza la inoperancia anticipada
del presente concepto violatorio- porque, con independencia de que la simple reproducción
de tesis no podría válidamente constituir en amparo la exposición en sí misma de una causa
de pedir vía concepto de violación (según base jurisprudencial antes citada); deviene
indudable que el texto de ese precedente únicamente alude al plazo (o tiempo) que se hubiere
pactado para el cumplimiento de la obligación, no así al supuesto abordado por la
responsable, relacionado con el lugar del pago. Y en lo que respecta a la cita de la tesis de
rubro ‘RENTAS. PROCEDE LA ACCIÓN PARA SU COBRO SI EL REQUERIMIENTO
SE LLEVA A CABO A TRAVÉS DEL EMPLAZAMIENTO.’, además de que genérica y
simplemente llega a reproducirse y citarse a modo de ‘apoyo’ por el quejoso; se determina
que tampoco aprovecha a su dolencia específicamente elevada frente a la acción rescisoria
estimada injustificada dentro de la sentencia reclamada. Al contrario pues, por una parte, en
su apartado final llega a reiterar tal tesis lo sostenido por la responsable en el sentido de que,
en el análisis de la rescisión, la mora anterior al ejercicio de la acción sí es requisito
constitutivo de la misma; y por otra parte, ninguna explicación esencial vierte el quejoso
mediante argumentos propios, que pudiera constituir causa de pedir en los términos de la
jurisprudencia citada párrafos anteriores, tendientes a poner de relieve la manera y términos
en que la sentencia protestada estuviere desatendiendo el tópico central abordado en esa tesis,
relacionado con el efecto que tenga la interpelación hecha a través del emplazamiento para
efectos del cobro de rentas, resultando evidente que en ningún momento el impetrante de
garantías siquiera aduce una omisión de análisis de acciones por parte de la responsable, de
ahí que se desconozca la exacta dimensión en que haya conceptuado el planteamiento y
solución jurídica contenido en esa tesis, y la total aplicación que al caso estimó tuviera tal
precedente. Aquí debe puntualizarse que en ambos conceptos violatorios, cuando el
impetrante procede a reproducir las tesis en que dice apoyarse, señala que se trata de tesis y
criterios de jurisprudencia emitidos por el Máximo Tribunal; sin embargo, los mismos datos
que se citan como fuente de obtención de esas tesis revelan que se trata de criterios
sostenidos por Tribunales Colegiados de Circuito, no por la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, de ahí la apreciación inexacta de quien cita aquellas tesis. Además, no puede
obsequiarse por este Tribunal Colegiado la aseveración que también hace el quejoso sobre las
tesis de referencia, en el sentido de que su observancia es obligatoria para todos los tribunales
del país dada su calidad de ‘jurisprudencia’; pues en términos de lo dispuesto por los artículos
192 y 193 de la Ley de Amparo, se trate de jurisprudencia o no, es claro que los señalados
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precedentes no podría constreñir en su observancia a este Tribunal Colegiado, al provenir de
tribunales de la misma jerarquía; y además, ya se ha visto cómo resultaron tales criterios
inaplicables en sí mismos al tópico resuelto por la responsable, de ahí que en cuanto al actuar
de dicha autoridad tampoco podría válidamente reprocharse inobservancia. Por lo demás,
resta decir que no se pasa por alto la aseveración que el peticionario de garantías también
formula sobre la sentencia reclamada, cuando dentro del capítulo de antecedentes del acto
protestado aduce que ‘... contra toda razón y derecho y sin haber entrado al estudio de fondo
de todas y cada una de las constancias que integran el sumario y menos aún, sin haber
realizado un análisis lógico-jurídico de los documentos base de la acción y demás constancias
procesales, la autoridad que señalo como responsable decretó la improcedencia de las
acciones ...’. Sin embargo, es claro que aun atendiendo esas imputaciones, no podrían llegar a
constituir una esencial causa de pedir que conformara un punto de queja a atenderse, en la
medida en que nada se explica sobre el porqué se asegura que no fue ‘lógico-jurídico’ lo
analizado por la responsable, que le hubiere impedido entrar al estudio del fondo de las
constancias."
CUARTO. Por su parte, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito,
al resolver el veinticuatro de febrero de dos mil cinco, el amparo directo 506/2004, fallado
por mayoría de votos, sostuvo en sus consideraciones, en la parte que interesa, lo siguiente:
"...
"QUINTO. Lo expresado a título de conceptos de violación deviene por una parte inoperante,
y en una más fundado y suficiente para otorgar la protección constitucional impetrada, según
se verá. ... Ahora bien, en el primero de sus conceptos de violación, el solicitante de amparo
se duele de que el Juez de la causa haya declarado la improcedencia del juicio natural, y en
consecuencia la absolución de la parte reo, bajo el argumento de que no se encuentra
acreditado en el sumario que se haya expresado el domicilio en el que debían ser cubiertas las
pensiones rentarias reclamadas, ni que el demandado del juicio de origen, aquí tercero
perjudicado, haya sido requerido de pago en su domicilio, para poder así establecer que
incurrió en mora. A decir del disconforme, esa determinación le agravia, porque la autoridad
responsable no realizó un estudio minucioso de todas las constancias que integran el
expediente, entre las que se encuentran los recibos de pago de rentas que acompañó al juicio
natural, en los que consta su domicilio particular. En opinión del quejoso, con dicha probanza
se acredita que el demandado, aquí tercero perjudicado, tenía pleno conocimiento del
domicilio de su arrendador, en este caso el aquí quejoso, por ello, aun cuando admite que con
las diversas pruebas que ofreció no demostró ‘los extremos mencionados’ por la autoridad
responsable -que existiera un domicilio señalado para el pago de las rentas, y que se hubiera
requerido previamente al demandado por su pago-, finalmente aduce que resultó ilegal la
determinación del Juez de la causa, bajo el único argumento de que resultó ‘incorrecto’ el
estudio y análisis llevado a cabo por la responsable ‘... respecto de todas y cada una de las
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constancias que integran el sumario natural ...’; en otros términos, en lo toral de su argumento
el solicitante de amparo simplemente admite que no se estableció domicilio alguno para
verificar el pago de las pensiones rentarias ni se requirió de pago al arrendatario, tal como lo
destacó el Juez responsable, pero a la vez afirma que el demandado tenía pleno conocimiento
de su domicilio particular. De lo anterior se sigue la inoperancia del concepto de violación
que se atiende, pues en el mismo, lejos de ocuparse de controvertir las razones por las que el
a quo estimó necesaria la demostración de la existencia de un domicilio señalado para el pago
de rentas, así como la circunstancia de que se hubiera requerido previamente de pago al
arrendatario, el impetrante de garantías se constriñe a señalar, por una parte, que el
demandado tenía pleno conocimiento de su domicilio particular, así como a admitir, por la
otra, que no demostró ‘los extremos’ exigidos por el Juez de la causa; de tal suerte que las
razones expresadas por el Juez responsable, ante la ausencia de su impugnación deben
permanecer firmes para regir el sentido del fallo impugnado. En efecto, resulta por demás
evidente que el aquí quejoso ni por asomo controvirtió, lo relativo a que incumplió con la
carga probatoria de demostrar la existencia de un lugar designado para el pago de las rentas y
que, por ende, al no existir un señalamiento en ese sentido, debió requerirse de pago al
deudor en su domicilio; por el contrario, como ya se vio, el solicitante de amparo admite que
con los medios de prueba que ofreció, no justificó la designación de un lugar para el pago de
rentas, ni el hecho de que hubiera requerido de pago al arrendatario, y simplemente aduce que
no se examinaron correctamente las constancias que integran el sumario, entre las que
consideró que se encuentran los recibos del pago de rentas que exhibió, mismos que, a su
decir, revelan con absoluta certeza que el demandado del juicio natural, aquí tercero
perjudicado, tenía conocimiento del domicilio de su arrendador; argumento que
inconcusamente, deviene insuficiente para estimar controvertida la parte del fallo reclamado
a la que se alude, toda vez que aún demostrado el conocimiento del domicilio atribuido al
aquí tercero perjudicado, ello no resultaría un argumento válido para combatir lo relativo a
que no se demostró que se hubiera designado un domicilio específico para el cumplimiento
de la obligación del pago de rentas y que, por ende, era necesario requerir previamente de
pago al deudor; de tal manera que el anterior argumento de la autoridad habrá de permanecer
incólume, ante la inoperancia del concepto de violación relativo. Sobre ello, resulta aplicable
la siguiente jurisprudencia del Quinto Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer
Circuito, cuyo contenido se comparte por este Tribunal, correspondiente a la Octava Época,
visible en la página 471 del Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al Semanario Judicial de
la Federación 1917-1995, cuyo rubro y texto son los siguientes: ‘CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN INOPERANTES.’ (se transcribe). Con total independencia de lo anterior, no
sobra decir que los indicados recibos de pago, de cualquier manera no precisaban ser
considerados por la autoridad responsable en el momento de emitir el fallo reclamado, pues a
pesar de que estaban encaminados a demostrar un hecho negativo: la falta de pago de rentas
atribuida al demandado del juicio natural, no puede soslayarse el que se trata de meros
documentos privados elaborados unilateralmente por el actor, y que por otro lado, aún
haciendo abstracción de ese aspecto y considerándolos para lo cual no fueron ofrecidos, de
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todas formas, el conocimiento del domicilio del arrendador, no resulta determinante cuando,
como en la especie, no aparece demostrado en los autos del juicio generador que se señaló un
domicilio para el pago de rentas, pues ante tal omisión, debía estarse a lo que dispone el
artículo 2321 del Código Civil del Estado, en cuanto previene que la renta debe pagarse en el
lugar convenido, y a falta de convenio expreso, en la casa, habitación o despacho del
arrendatario; de tal suerte, que aquellas pruebas de ninguna manera podrían tener el alcance y
valor probatorio que parece atribuirles el aquí disconforme. Por otra parte, en el segundo de
sus planteamientos de desacuerdo, el disconforme sostiene que el Juez responsable incurrió
en una contradicción al establecer que no se demostró la ‘mora’ en que incurrió el
demandado del juicio natural; en su opinión ello es así, porque no demandó la rescisión del
contrato de arrendamiento por la oportunidad en el pago de las rentas, sino por su falta de
pago y, desde luego, según su parecer, esa sola razón era suficiente para ejercitar la acción
señalada, sin que resultara necesario requerir de pago al arrendatario en su domicilio
particular para establecer la moratoria. Lo anterior es fundado, pero sólo en la medida que el
peticionario de garantías destaca que únicamente demandó la rescisión del contrato de
arrendamiento materia de la litis por ‘la simple falta de pago’ de las rentas, y no bajo el
argumento de que hubiesen sido pagadas ‘de manera inoportuna o fuera de tiempo’, pues
ciertamente, si se atiende a la causa de pedir, puede convenirse con aquél en cuanto a que no
alegó como causal de rescisión la moratoria en el pago de las rentas, sino su falta de pago. A
fin de facilitar la comprensión del enunciado anterior, cabe recordar que la moratoria debe ser
entendida como el retraso injustificado en el cumplimiento de una obligación, y en el caso
concreto, lo que adujo el aquí quejoso como causa de rescisión en su demanda inicial, fue
precisamente, la falta de pago de rentas vencidas, según puede verse del contenido del punto
número tres del capítulo de hechos de su demanda, en cuanto expresó: ‘... permitiéndome
reiterar a ese H. Tribunal que el expresado demandado ha incumplido con el pago de las
pensiones rentarias correspondientes a los periodos comprendidos del día 20 de enero al 20
de febrero, del día 20 de febrero al 20 de marzo, del día 20 de marzo al 20 de abril, del día 20
de abril al 20 de mayo, del día 20 de mayo al 20 de junio, del día 20 de junio al 20 de julio,
del día 20 de julio al 20 de agosto y del día 20 de agosto al 20 de septiembre, todos del año en
curso, no obstante las múltiples gestiones extrajudiciales llevadas a cabo para lograr el pago
de dichas rentas ...’. De lo anterior se sigue, que resultó ilegal que la autoridad exigiera al
solicitante de amparo el haber requerido previamente de pago al arrendatario para justificar la
existencia de la moratoria en el cumplimiento de su obligación de pago de rentas; pues aun
cuando es verdad que no se demostró en autos que se hubiera designado un lugar para el pago
de las rentas y que, por ende, debía estarse a la disposición legal citada con antelación, esto
es, que el pago debía realizarse en el domicilio del arrendatario, e incluso, que debió
requerirse previamente de pago al deudor; no menos cierto resulta, que el emplazamiento en
autos del juicio natural hizo las veces de interpelación judicial y, desde luego, con ello
bastaba para examinar la acción de rescisión en base a los motivos aducidos por el quejoso.
Cierto, no debe perderse de vista que la causal de rescisión invocada por el actor del juicio
natural, aquí disconforme, consistió en la falta de pago de rentas y, por ende, la exigencia de
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
un requerimiento previo de pago en el domicilio del arrendatario, se satisfizo con la
diligencia de emplazamiento respectiva, tal como se desprende del contenido del artículo
628, fracción IV, del Código de Procedimientos Civiles vigente en la entidad, en cuanto
previene: ‘Artículo 628. Los efectos del emplazamiento son: ... IV. Producir todas las
consecuencias de la interpelación judicial, si por otros medios no se hubiere constituido ya en
mora el obligado; ...’. De la anterior transcripción puede advertirse, como regla general, que
el emplazamiento produce, entre otros efectos, las mismas consecuencias de una
interpelación judicial; por ende, si en autos consta que el arrendador aquí quejoso, demandó
la rescisión del contrato de arrendamiento por la causal de falta de pago de rentas vencidas,
así como el pago de aquellas rentas y demás prestaciones accesorias, es inconcuso que el
emplazamiento que obra en autos del juicio generador -el cual, dicho sea de paso, no aparece
controvertido-, produjo todas las consecuencias de una interpelación judicial de pago
respecto de las rentas insatisfechas y, por ende, el Juez de la causa sí estaba en condiciones de
pronunciarse en cuanto al fondo sobre la acción de rescisión intentada por el solicitante de
garantías, pues como se vio, contrario a lo estimado por la autoridad, sí se cumplió con el
requisito que ésta consideró insatisfecho, relativo a la ausencia de un requerimiento de pago
al deudor. Sobre el tema, estímese orientador el siguiente criterio aislado del Décimo Primer
Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito, cuyo sentido se comparte por este
órgano Colegiado, que puede consultarse en la página 1444 del Tomo XVI, octubre de 2002,
Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, y es del tenor siguiente:
‘RENTAS. PROCEDE LA ACCIÓN PARA SU COBRO SI EL REQUERIMIENTO SE
LLEVA A CABO A TRAVÉS DEL EMPLAZAMIENTO. De la correcta intelección del
artículo 2398 del Código Civil del Distrito Federal se infiere que el derecho del arrendador al
cobro de las rentas y la correlativa obligación del arrendatario de pagarlas, deriva
exclusivamente del uso y disfrute del inmueble correspondiente concedido al arrendatario por
el arrendador; por lo que para la procedencia de la acción de pago de rentas en comento basta
que tales pensiones versen sobre rentas devengadas y no pagadas y que exista el
requerimiento del arrendador al demandado del pago de esas rentas a través del
emplazamiento (pues dicha diligencia produce los efectos de una interpelación judicial en
términos del artículo 259, fracción IV, del código procesal local), precisamente porque
habiendo usado y disfrutado el arrendatario el inmueble correspondiente, no queda mayor
obligación de éste que cubrir el precio de ese uso y disfrute del inmueble, una vez que el
arrendador se lo requiera; de ahí que la mora del demandado en el pago de rentas anterior al
ejercicio de la acción, no es un elemento constitutivo de la acción de pago de pensiones
rentísticas, como sí lo es de la acción de rescisión del contrato de arrendamiento fundada
precisamente en dicha mora del arrendatario.’. En atención a lo previamente expuesto,
procede conceder el amparo y protección de la justicia federal al quejoso **********, para el
efecto de que la autoridad responsable deje insubsistente la sentencia reclamada, y en su lugar
pronuncie una diversa en la que se ajuste a los lineamientos trazados en esta ejecutoria, hecho
lo cual, estará en condiciones de resolver lo relativo a la acción de rescisión y demás
prestaciones reclamadas en el juicio natural, conforme a derecho. ..."
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
QUINTO. Como cuestión previa a cualquier otra, debe establecerse si en el caso,
efectivamente existe la contradicción de tesis denunciada.
Esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, al interpretar los artículos 107, fracción XIII,
constitucional y 197-A de la Ley de Amparo, ha estimado que para que exista materia sobre
la cual pronunciarse, esto es, para que se pueda dilucidar cuál tesis debe prevalecer en un
caso determinado de contradicción, debe existir cuando menos formalmente una oposición de
criterios jurídicos respecto de una misma situación jurídica; asimismo que para que se surta la
procedencia de la contradicción, la oposición debe suscitarse entre las consideraciones,
razonamientos o interpretaciones jurídicas dentro de la parte considerativa de las sentencias
respectivas.
En otros términos se da la contradicción cuando concurren los siguientes supuestos:
a) Que al resolver los negocios se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se
adopten criterios discrepantes.
b) Que la diferencia de criterios se presente en las consideraciones, razonamientos o
interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas, y
c) Que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos.
Lo anterior ha sido establecido en la siguiente tesis:
"CONTRADICCIÓN DE TESIS DE TRIBUNALES COLEGIADOS DE CIRCUITO.
REQUISITOS PARA SU EXISTENCIA. De conformidad con lo que establecen los artículos
107, fracción XIII, primer párrafo, de la Constitución Federal y 197-A de la Ley de Amparo,
cuando los Tribunales Colegiados de Circuito sustenten tesis contradictorias en los juicios de
amparo de su competencia, el Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la Sala
que corresponda deben decidir cuál tesis ha de prevalecer. Ahora bien, se entiende que
existen tesis contradictorias cuando concurren los siguientes supuestos: a) que al resolver los
negocios jurídicos se examinen cuestiones jurídicas esencialmente iguales y se adopten
posiciones o criterios jurídicos discrepantes; b) que la diferencia de criterios se presente en
las consideraciones, razonamientos o interpretaciones jurídicas de las sentencias respectivas;
y, c) que los distintos criterios provengan del examen de los mismos elementos." (Novena
Época. Instancia: Pleno. Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo
XIII, abril de 2001, tesis P./J. 26/2001, página 76).
Conforme a lo anterior debe establecerse si en el caso existe oposición entre los criterios
denunciados.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
1) En los amparos directos 197/2007 y 125/2007, el Primer Tribunal Colegiado en Materia
Civil del Cuarto Circuito sustentó en esencia que al margen de que el demandado no haya
sido requerido de pago en el lugar del arrendamiento esa situación no se encontraba colmada
con los efectos producidos por el emplazamiento a juicio.
Lo anterior, porque en concepto del Tribunal Colegiado con independencia de que sabido es
en derecho que la diligencia de emplazamiento bien puede conceptuarse como una
interpelación vía la demanda que se notifica en juicio, no menos cierto es que tratándose de
una acción de la naturaleza de la rescisión, su causa o hecho generador se constituye por el
incumplimiento mismo de la obligación a cargo de la demandada, de donde deviene la mora,
como dilación en el cumplimiento, debe justificarse de forma previa a la demanda, lo que no
se satisface con el emplazamiento que sucede en tiempo posterior, una vez admitido el escrito
de demanda.
2) Por su parte, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito, al
resolver por mayoría de votos el amparo directo 506/2004, sustentó en esencia que
incorrectamente, el Juez del conocimiento consideró que la ahora quejosa no demostró la
mora en que incurrió el demandado en el juicio natural, pues era procedente examinar la
acción de rescisión del contrato de arrendamiento, ya que ésta se fundó en la falta de pago de
las rentas vencidas y no en la moratoria de las mismas; además de que aun cuando no se
demostró en autos un lugar para el pago de las rentas y por ende el pago debía realizarse en el
domicilio del arrendatario y el emplazamiento produjo las consecuencias de una interpelación
judicial.
De lo expuesto, se advierte que sí existe contradicción entre los criterios sustentados por los
Tribunales Colegiados contendientes de acuerdo con lo siguiente:
a) Los Tribunales Colegiados mencionados estudiaron el mismo supuesto jurídico,
consistente en determinar si en la acción de rescisión del contrato de arrendamiento fundada
en la falta de pago de rentas vencidas la exigencia de un requerimiento previo en el domicilio
del arrendatario se satisface o no, con la diligencia de emplazamiento, el cual hace las veces
de una interpelación; y por tanto es procedente dicha acción.
b) Las normas jurídicas son las mismas, ya que ambos Tribunales Colegiados aplicaron el
artículo 628, fracción IV, del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Nuevo
León, el cual prevé lo siguiente:
"Artículo 628. Los efectos del emplazamiento son:
"...
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
"IV. Producir todas las consecuencias de la interpelación judicial, si por otros medios no se
hubiere constituido ya en mora el obligado; ..."
c) La diferencia de criterios se presentó en las consideraciones o argumentaciones jurídicas
que cada uno de los tribunales sustentó en las ejecutorias que intervienen en esta
contradicción.
Lo anterior es así, ya que el Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito
resolvió improcedente la acción de rescisión del contrato de arrendamiento, porque en autos
no se acreditó que previo a la presentación de la demanda, la parte actora requirió a la
demandada el pago de rentas adeudadas en el lugar del arrendamiento; puesto que, esa
omisión no se subsana con los efectos producidos por la diligencia de emplazamiento a
juicio, pues este requerimiento es antes de la presentación de la demanda y no posterior a
ésta, en virtud de que la mora como dilación o tardanza en el cumplimiento debe justificarse
de forma previa a la instauración de la acción rescisoria.
En tanto que, el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del Cuarto Circuito estimó
procedente la acción de rescisión del contrato de arrendamiento fundada en la falta de pago
de rentas vencidas, pues la exigencia de un requerimiento de pago previo en el domicilio del
arrendamiento se acreditó con el emplazamiento que produce los efectos de una interpelación
judicial.
En tal virtud, la litis de la presente contradicción estriba en determinar si cuando se ejerce la
acción de rescisión del contrato de arrendamiento por falta de pago de la renta, en el supuesto
de no haberse convenido lugar para pagarla, la interpelación realizada a través del
emplazamiento acredita la existencia de la moratoria en que incurrió el arrendatario; o bien
esta diligencia por ser posterior a la presentación de la demanda no justifica el retraso en el
cumplimiento de esa obligación.
SEXTO. Debe prevalecer con carácter de jurisprudencia, el criterio sustentado por esta
Primera Sala.
A fin de dilucidar el tema de la presente contradicción, es menester atender tanto a la
naturaleza del contrato de arrendamiento, como a la acción rescisoria.
El contrato de arrendamiento está regulado en el título sexto denominado del
"Arrendamiento" del Código Civil del Estado de Nuevo León, concretamente entre otros, en
los artículos 2292, 2293, 2306, 2307, 2319, 2321, 2377 y 2383, fracción I, los cuales en su
parte conducente son del tenor siguiente:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
"Artículo 2292. Hay arrendamiento cuando las dos partes contratantes se obligan
recíprocamente, una, a conceder el uso o goce temporal de una cosa, y la otra, a pagar por ese
uso o goce un precio cierto. ..."
"Artículo 2293. La renta o precio del arrendamiento puede consistir en una suma de dinero o
en cualquier otra cosa equivalente, con tal que sea cierta y determinada."
"Artículo 2306. El arrendador está obligado, aunque no haya pacto expreso:
"I. A entregar al arrendatario la finca arrendada, con todas sus pertenencias y en estado de
servir para el uso convenido; y si no hubo convenio expreso, para aquel a que por su misma
naturaleza estuviere destinada;
"II. A conservar la cosa arrendada en el mismo estado, durante el arrendamiento, haciendo
para ello todas las reparaciones necesarias;
"III. A no estorbar ni embarazar de manera alguna el uso de la cosa arrendada, a no ser por
causa de reparaciones urgentes e indispensables;
"IV. A garantizar el uso o goce pacífico de la cosa por todo el tiempo del contrato;
"V. A responder de los daños y perjuicios que sufra el arrendatario por los defectos o vicios
ocultos de la cosa, anteriores al arrendamiento."
"Artículo 2307. La entrega de la cosa se hará en el tiempo convenido; y si no hubiere
convenio, luego que el arrendador fuere requerido por el arrendatario."
"Artículo 2319. El arrendatario está obligado:
"I. A satisfacer la renta en la forma y tiempo convenidos;
"II. A responder de los perjuicios que la cosa arrendada sufra por su culpa o negligencia, la
de sus familiares, sirvientes o subarrendatarios;
"III. A servirse de la cosa solamente para el uso convenido o conforme a la naturaleza y
destino de ella."
"Artículo 2321. La renta será pagada en el lugar convenido, y a falta de convenio, en la casa,
habitación o despacho del arrendatario."
"Artículo 2377. El arrendamiento puede terminar:
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
"...
"IV. Por rescisión; ..."
"Artículo 2383. El arrendador puede exigir la rescisión del contrato:
"I. Por falta de pago de la renta en los términos prevenidos en los artículos 2346 y 2348; ..."
De los preceptos transcritos, se advierte que el contrato de arrendamiento es un acuerdo de
voluntades por medio del que una persona se obliga a conceder el uso o goce temporal de un
bien y la otra a pagar por ese uso o goce un precio cierto, el cual tiene como principales
características las siguientes:
• Es traslativo de uso o de uso y goce. El primer caso se da cuando el contrato se celebra sólo
respecto del uso de la cosa, así el arrendatario podrá disponer de ella conforme a lo
convenido o a lo que sea conforme a la naturaleza de la cosa; mientras que si se celebra
además respecto del goce, el arrendatario podrá hacer suyos los frutos o productos normales
de la cosa, pero no de sus partes y menos de toda la cosa arrendada.
• Es temporal. La concesión del uso o del uso y goce del bien arrendado siempre debe ser
temporal, pues por razones de orden económico, la ley impone la temporalidad en este
contrato, para facilitar la posibilidad de circulación de la riqueza; dado que la propia
naturaleza del contrato de arrendamiento lleva consigo la temporalidad del mismo por
tratarse de una concesión en el uso y goce del inmueble a cambio del pago de una renta, la
cual por cuestiones prácticas no podría ser permanente.
• Es oneroso, ya que el arrendador, al conceder el uso y goce de un bien, invariablemente lo
hace a cambio de un precio, que es un elemento esencial, y en ausencia de éste no se podría
hablar jurídicamente de un arrendamiento; sino que se trataría de un comodato; el precio o
contraprestación en este contrato debe ser cierto y puede consistir en una suma de dinero o en
otros bienes, con tal de que sean ciertos y determinados al momento de efectuarse el pago.
• El objeto del contrato es el contenido de las prestaciones de las partes; por una parte la
entrega de la cosa arrendada y por la otra el precio pactado; además de que, debe precisarse
que la cosa arrendada, sigue las reglas generales de los contratos en cuanto a que debe existir
en la naturaleza (con excepción del arrendamiento de cosas futuras), y debe ser determinada o
determinable.
• Es un contrato bilateral, porque genera obligaciones para ambas partes contratantes;
oneroso, porque origina provechos y gravámenes recíprocos; formal, porque la ley exige para
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
su validez la forma escrita; consensual en oposición a real, porque para su perfeccionamiento
no se requiere de la entrega de la cosa, sino sólo del consentimiento de las partes; principal,
porque no requiere para su existencia o validez de un contrato o de una obligación
previamente existentes; nominado, por la amplia regulación que hace de él la ley; y de tracto
sucesivo, porque las obligaciones de las partes no pueden cumplirse en un solo acto sino que
requiere necesariamente de un lapso más o menos largo.
Las obligaciones del arrendador son, entre otras:
• Entregar el inmueble arrendado, para ser usado conforme a su naturaleza;
• Conservar la cosa arrendada en buen estado, entregarla en el tiempo convenido, no estorbar
su uso;
• Y aun garantizar que éste sea pacífico, por todo el tiempo del contrato;
• Debe responder por los vicios o defectos de la cosa arrendada y, en su caso, pagar las
mejoras hechas por el arrendatario, siempre que hayan sido expresamente autorizadas por el
arrendador o se trate de mejoras urgentes.
Las obligaciones del arrendatario son, entre otras, las siguientes:
• Pagar el precio, esta obligación se advierte del concepto mismo del contrato, ya que como
consecuencia de su bilateralidad y onerosidad, las obligaciones de las partes deben ser
correlativas y por lo tanto, el arrendatario sólo está obligado a pagar el precio desde el día en
que reciba la cosa arrendada y hasta el día que la entregue y no estará obligado a pagarlo
durante el arrendamiento si por caso fortuito o fuerza mayor se le impide totalmente el uso de
la cosa y por último, si sólo se impide en parte el uso, tiene derecho a una reducción del
precio a juicio de peritos.
• Además, el arrendatario debe pagar el precio o renta en el lugar, tiempo y modo
convenidos. Si no hubo pacto expreso se aplican las reglas siguientes: El lugar para el pago
será la casa habitación o inmueble arrendado, al vencimiento de cada uno de los lapsos
(tiempo) convenidos. La renta debe pagarse en dinero o, previo pacto expreso, en otra cosa
equivalente, con tal de que sea cierta y determinada.
El arrendamiento puede terminar, entre otras causas, por rescisión, esto es, por falta del pago
de la renta en la forma y tiempo convenidos.
Por otra parte, en términos generales, la acción rescisoria es la facultad de destruir el vínculo
jurídico generado con motivo del contrato, que la ley le otorga al contratante que sí ha
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
cumplido con su obligación o que se allana a cumplirla en caso de que ésta aún no sea
exigible, a destruir el vínculo jurídico a su cargo y obtener del contratante deudor la
devolución de las prestaciones no cumplidas por él.
En este sentido, la acción rescisoria constituye un medio legal de tutela del derecho del
contratante acreedor que tiene como fin establecer el equilibrio contractual, haciendo efectiva
la interdependencia de las obligaciones recíprocas derivadas de los contratos sinalagmáticos
como los de arrendamiento.
En consecuencia, la acción rescisoria presupone la existencia de un contrato bilateral, -como
lo es el arrendamiento-, en el cual el incumplimiento de la obligación, por una de las partes,
da derecho a aquélla que sí cumplió o está dispuesta a cumplir con la recíproca a solicitar
ante la autoridad jurisdiccional la rescisión del contrato.
Así las cosas, en el caso de que el actor ejercite la acción de rescisión del contrato de
arrendamiento fundada en el incumplimiento en que el arrendatario incurrió ante la falta del
pago de las rentas, cuando en el contrato mencionado no se convino lugar para el
cumplimiento de esa obligación, el actor tiene que acreditar los elementos constitutivos de su
acción.
En primer lugar, tiene que demostrar que existe una relación jurídica entre él y el demandado
consistente en un contrato de arrendamiento.
En segundo lugar, tiene que demostrar que tiene derecho a pedir lo que solicita al Juez, lo
cual en el caso del pago de la renta al ser una obligación de dar, implica acreditar que la
deuda es exigible, es decir, que su pago no puede rehusarse conforme a derecho; también
tiene que acreditar el retraso en que el arrendatario incurrió en el cumplimiento de su
obligación de pago de las pensiones rentísticas, cuando no se convino lugar para pagarla.
Ahora bien, de conformidad con la definición del tratadista Francisco Carnelutti(1) recibe el
nombre de mora, cuando la ley toma en consideración el retraso del deudor para apreciar su
responsabilidad, sin que todo retraso en el cumplimiento implique una mora en el sentido
jurídico de la palabra.
Esto es, se incurre en mora cuando el deudor no paga al momento en que se hace exigible la
obligación, ya sea por haberse cumplido el plazo establecido o por haberse llenado los
requisitos legales para ello.
En consecuencia, la mora es un retardo injustificado en el cumplimiento de una obligación y
presupone siempre la existencia de una prestación, ya sea real, eficaz, exigible y vencida.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
Aunado a lo expuesto, cabe señalar, que no existe una definición legal del significado del
concepto jurídico "mora"; sin embargo el artículo 2190 del Código Civil para el Estado de
Nuevo León prevé: "El comprador debe intereses por el tiempo que medie entre la entrega de
la cosa y el pago del precio, en los tres casos siguientes: I. Si así se hubiere convenido; II. Si
la cosa vendida y entregada produce fruto o renta; III. Si se hubiere constituido en mora con
arreglo a los artículos 1998 y 1999."
Del texto transcrito se aprecia que el numeral en comentario se refiere al término "mora"
cuando señala que el comprador debe intereses desde el tiempo que medie entre la entrega de
la cosa y el pago del precio si se hubiere constituido en mora con arreglo a los artículos 1998
y 1999, los cuales son del tenor siguiente:
"Artículo 1998. El que estuviere obligado a prestar un hecho y dejare de prestarlo o no lo
prestare conforme a lo convenido, será responsable de los daños y perjuicios en los términos
siguientes:
"I. Si la obligación fuere a plazo, comenzará la responsabilidad desde el vencimiento de éste;
"II. Si la obligación no dependiere de plazo cierto, se observará lo dispuesto en la parte final
del artículo 1974;
"El que contraviene una obligación de no hacer pagará daños y perjuicios por el solo hecho
de la contravención."
"Artículo 1999. En las obligaciones de dar que tengan plazo fijo, se observará lo dispuesto en
la fracción I del artículo anterior. Si no tuvieren plazo cierto, se aplicará lo prevenido en el
artículo 1974, parte primera."
A su vez, el artículo 1974 dice:
"Artículo 1974. Si no se ha fijado el tiempo en que deba hacerse el pago y se trata de
obligaciones de dar, no podrá el acreedor exigirlo sino después de los treinta días siguientes a
la interpelación que se haga, ya judicialmente, ya en lo extrajudicial, ante un notario o ante
dos testigos. Tratándose de obligaciones de hacer, el pago debe efectuarse cuando lo exija el
acreedor, siempre que haya transcurrido el tiempo necesario para el cumplimiento de la
obligación."
Luego entonces, para el ordenamiento legal citado una persona se constituye en mora cuando
se encuentra en las hipótesis establecidas en dichos preceptos, entre los cuales se determinan
las reglas de la responsabilidad civil contractual, derivada del incumplimiento de las
obligaciones. Así, la figura de la mora tiene sentido en tanto que una vez que se actualiza se
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
determinan las consecuencias del incumplimiento de las obligaciones.
Por tanto, en las obligaciones de dar, el incumplimiento supone responsabilidad, misma que
se traduce, de conformidad con la legislación citada en lo siguiente:
1) El pago de los daños y perjuicios (artículos 1998 y 1999 del Código Civil para el Estado
de Nuevo León), que obligan al deudor al pago de esas prestaciones desde el vencimiento del
plazo y a partir del momento en que la deuda se hace exigible. En las obligaciones de dinero
el lucro cesante y el daño emergente están representados por el mismo valor de la obligación
(indemnización compensatoria), pero además existe la obligación de resarcir los daños y
perjuicios causados por el retardo.
2) La mora arroja el riesgo de la cosa sobre el deudor, cuando se trata de obligaciones de
entrega de una cosa determinada, de forma que si la cosa se pierde, el deudor está obligado al
pago de una indemnización.
3) Finalmente, la mora obliga al deudor al pago de los gastos judiciales (según el artículo
2012 del mismo ordenamiento).
Con base en lo expuesto, se arriba a la conclusión de que para el código que se analiza, la
mora implica siempre el incumplimiento de la obligación y sólo se puede incumplir una
obligación cuando la misma es exigible, es decir, cuando su pago o cumplimiento no puede
rehusarse conforme a derecho. Igualmente, sólo puede incurrir en mora quien no puede
rehusar el pago. Si no se acredita que existió un incumplimiento -ya sea a través de la prueba
del pago o de la demostración de que la obligación no era exigible- y, por tanto, que el
deudor se constituyó en mora, no puede obligársele a cumplir con la responsabilidad.
Sin embargo, si bien es cierto que la mora no es otra cosa que la dilación o tardanza
injustificada del deudor en cumplir con la obligación que se ha impuesto; también lo es, que
las obligaciones se cumplen de acuerdo con lo que las partes hayan pactado o atendiendo a lo
dispuesto en la ley de la materia.
En la especie, del artículo 2321 del Código Civil del Estado de Nuevo León, ya transcrito en
líneas precedentes, se advierte que es claro y preciso al establecer el lugar donde debe
pagarse la renta, el cual será el que se haya convenido y a falta de pacto expreso la casa
habitación o inmueble arrendado. En este último supuesto si el arrendador no ocurre a cobrar
las pensiones rentísticas en el local ocupado por el inquilino y mucho menos demuestra que
éste se haya rehusado a pagarlas no puede haber incurrido en la mora que se le atribuye, pues
de conformidad con el citado numeral el pago de las rentas debe hacerse en el domicilio del
arrendatario, a falta de convenio de los contratantes.
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
Es decir, cuando corresponde al arrendador la carga de cobrar las pensiones rentísticas en el
lugar del arrendamiento en los términos del precepto invocado, toca a aquél, como condición
del ejercicio de la acción rescisoria por falta de pago puntual de rentas, la obligación de
acreditar en el juicio el cumplimiento de dicha carga que, como supuesto, también es un
derecho, ya que si el arrendador no cumple con su deber de cobrar el arrendatario no puede
incurrir en mora, por cuanto que el pago se entiende supeditado al cumplimiento del derecho
del deber de cobro.
Por tanto, el arrendatario incurre en mora hasta que el arrendador lo interpele o requiera de
pago, razón por la cual ese retraso en el incumplimiento de la obligación debe ser previo al
ejercicio de la acción rescisoria, pues su causa o hecho generador se constituye por el
incumplimiento mismo de la obligación a cargo del demandado.
En congruencia con lo anterior, si la mora como dilación o tardanza en el cumplimiento de la
obligación a cargo del arrendatario debe justificarse de forma previa a la instauración de la
demanda, es evidente que este supuesto no se satisface con la interpelación que produce el
emplazamiento, pues es claro que éste acontece en tiempo posterior, una vez admitido y
notificado el escrito inicial.
En efecto, el artículo 628 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado de Nuevo
León establece:
"Artículo 628. Los efectos del emplazamiento son:
"I. Prevenir el juicio en favor del Juez que lo hace;
"II. Sujetar al emplazado a seguir el juicio ante el Juez que lo emplazó siendo competente al
tiempo de la citación, aunque después deje de serlo con relación al demandado porque éste
cambie de domicilio, o por otro motivo legal;
"III. Obligar al demandado a contestar ante el Juez que lo emplazó, salvo siempre el derecho
de provocar la incompetencia;
"IV. Producir todas las consecuencias de la interpelación judicial, si por otros medios no se
hubiere constituido ya en mora el obligado;
"V. Originar el interés legal en las obligaciones pecuniarias sin causa de réditos."
Del texto transcrito se advierte que si bien es cierto que uno de los efectos del
emplazamiento, por disposición expresa de la ley procesal, es que produce todas las
consecuencias de la interpelación judicial; también lo es que ese acto procesal no es idóneo
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CONTRADICCIÓN DE TESIS 111/2007-PS.
para demostrar que el arrendatario incurrió en mora cuando se demanda la rescisión del
contrato de arrendamiento por incumplimiento de la obligación de pagar la renta en el lugar
del arrendamiento cuando no se haya convenido otro, ya que la interpelación o el
requerimiento debe ser anterior y no posterior al ejercicio de la acción rescisoria.
En consecuencia, cuando se ejerce la acción de rescisión del contrato de arrendamiento por
falta de pago de rentas vencidas, es necesario acreditar que previamente a esa acción se
requirió al demandado del pago de las mismas para demostrar la moratoria en que incurrió,
pues ésta se actualiza hasta que el arrendador lo interpele o requiera de pago en el domicilio
del arrendamiento y, por tanto, el emplazamiento a juicio del demandado en el domicilio
arrendado no es apto para acreditar que el deudor se constituyó en mora, pues éste es
posterior a la presentación de la demanda y el retraso debe justificarse antes de intentar la
acción rescisoria.
En tal virtud, debe prevalecer el criterio sustentado por esta Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, por lo que con fundamento en el artículo 195 de la Ley de
Amparo la tesis correspondiente debe quedar redactada de la siguiente forma:
ARRENDAMIENTO. CUANDO SE RECLAMA LA RESCISIÓN DEL CONTRATO
RELATIVO POR FALTA DE PAGO DE LA RENTA VENCIDA Y NO SE CONVINO
LUGAR PARA PAGARLA, LA INTERPELACIÓN REALIZADA A TRAVÉS DEL
EMPLAZAMIENTO NO ES IDÓNEA PARA ACREDITAR LA MORA EN QUE
INCURRIÓ EL ARRENDATARIO (LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN).Si bien es cierto que la mora es la dilación injustificada en el cumplimiento de las
obligaciones, también lo es que éstas deben cumplirse de acuerdo a lo pactado por las partes
o según lo dispuesto en la ley de la materia. Así, conforme al artículo 2321 del Código Civil
para el Estado de Nuevo León, la renta será pagada en el lugar convenido, y a falta de
convenio, en la casa, habitación o despacho del arrendatario; de manera que si en este último
supuesto el arrendador no ocurre a cobrar las pensiones rentísticas en el domicilio del
inquilino y no demuestra que éste se rehusó a pagarlas, no puede acreditarse que incurrió en
mora. En ese sentido, se concluye que cuando se reclama la rescisión de un contrato de
arrendamiento por falta de pago de la renta vencida y no se convino lugar para pagarla, la
interpelación realizada a través del emplazamiento no es idónea para acreditar la mora en que
incurrió el arrendatario, pues en términos del precepto invocado, la carga de cobrar las rentas,
como condición para el ejercicio de la acción rescisoria por falta de pago puntual,
corresponde al arrendador; de ahí que éste tenga la obligación de acreditar en el juicio el
cumplimiento de dicha condición. Esto es, el pago se halla supeditado al cumplimiento del
deber de cobro, de manera que si, por un lado, el arrendatario incurre en mora hasta que el
arrendador le requiere el pago y, por el otro, el incumplimiento relativo debe acreditarse antes
del ejercicio de la acción rescisoria, es evidente que este supuesto no se satisface con la
interpelación que produce el emplazamiento, ya que éste acontece posteriormente, una vez
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admitido y notificado el escrito inicial.
Por lo expuesto y fundado se resuelve:
PRIMERO.-Sí existe la contradicción de tesis a que este expediente se refiere en los términos
del considerando quinto de esta resolución.
SEGUNDO.-Debe prevalecer con el carácter de jurisprudencia la tesis formulada por esta
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que aparece en la parte final del
último considerando de este fallo.
TERCERO.-Dése publicidad a la tesis jurisprudencial que se sustenta en la presente
resolución, en términos del artículo 195 de la Ley de Amparo.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución vuelvan los autos al tribunal de origen y, en su
oportunidad, archívese el expediente como asunto concluido.
Así, lo resolvió la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por unanimidad
de cinco votos de los señores Ministros: José de Jesús Gudiño Pelayo, José Ramón Cossío
Díaz, Juan N. Silva Meza, Olga Sánchez Cordero de García Villegas (ponente) y presidente
Sergio A. Valls Hernández.
En términos de lo previsto en el artículo 3, fracciones II y III de la Ley Federal de
Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en esta versión pública se
suprime la información considerada legalmente como reservada o confidencial que encuadra
en esos supuestos normativos.
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1. Francisco Carnelutti "Instituciones de Derecho Procesal Civil", Editorial Biblioteca
Clásicos del Derecho, págs. 616 y 617.
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