LA PRIMERA VEZ PRODUCE RISA LA SEGUNDA VEZ… Enrique Cortés Psicodramatista. Miembro del Aula de Psicodrama Instituto de Psicoterapia de grupo y Psicodrama Fuente: http://www.psicoterapiadegrupo.es/index.php/articulos RESUMEN Se intenta diferenciar entre La Verdad y la verdad psíquica y su manejo en el psicodrama. En diversas ocasiones ante una representación, nos encontramos con que el protagonista nos comenta que la escena representada no coincide con la real, queriéndonos decir que la representada no es verdadera. Por otra parte leo la siguiente definición de psicodrama: “el psicodrama es una exploración de la verdad mediante métodos dramáticos”. ¿De qué verdad hablamos? ¿Si la verdad está en el suceso “original” que de verdad hay en la representación posterior? ¿Es que la verdad se puede cambiar? ¿Acaso no son ficción las escenas psicodramáticas? ¿Nos ocuparnos nosotros de cómo la elaboración y la representación de mentiras (inventamos que es de noche cuando no lo es y que una persona que no está acaba de entrar…) tiene algún alcance terapéutico? ¿De qué hablamos cuando hablamos de la mentira? Desde luego no nos referimos al sometimiento de la realidad que se produce en las escenas o a la manipulación de sus datos, nosotros vamos a basarnos en la actividad de la memoria, donde la experiencia aparece etiquetada y desde luego deformada (subjetivada) por el sujeto, lo que implica un grado de falsedad sobre los hechos reales, es lo que Freud llamó realidad psíquica. Y en las psicoterapias en general y en el psicodrama en particular, de lo que se trata es de verificar la realidad psíquica. En psicodrama se intenta representar una realidad, sucedida o no, como sucediendo, siendo así que en este escenario, aquella realidad resulta distorsionada., y no obstante de esta situación se reactivan sentimientos, por definición Verdaderos. Como nos comentaba Widlöher, “para que los sentimientos sean auténticos no es necesario que los participantes olviden que esta situación es ficticia, ni hace falta que la crean verdadera para que la vivan seriamente”. Se trata entonces del “como si”. De la formación moreniana del psicodrama se deduce una teoría de la ficción que concede este carácter, no a la escena psicodramática sino a la vida. Es cuando Moreno remarca que “la primera vez produce risa la segunda vez”, es decir, que el carácter ficticio de nuestras acciones, representando cada uno en la vida nuestro propio papel, se pone de manifiesto justamente en psicodrama con la “segunda vez”. Por eso el psicodrama curaría por su desdramatización a través de su dramatización. La mentira comporta la necesidad de vivir unas fantasías en el mundo interno del otro. Hacer realidad una fantasía, no en nuestro propio mundo interno, al modo de la realización fantástica, sino, dotándose así de mayor realidad, en el mundo de los demás, a quienes se miente. La virtud de la escena psicodramática de recrear el mundo de la fantasía puede convertirse entonces en un recreo en la manipulación de lo real. De ahí la negativa de muchos de nosotros a entrar en esas zonas de representación: “las escenas propiamente proyectivas, a las que llamamos fabuladas por puro goce, las evitamos todo lo posible…la escena fabulada conduce directamente al acting out” (1). Al situar el psicodrama, por entero, en el plano de lo imaginario, se eliminan de las escenas el acting: el gesto real, los muebles etc. son utilizados para fines imaginarios; si se trata de comer o de beber no se come o se bebe realmente, de lo contrario pasaríamos del plano imaginario al de la realidad, y si bien se puede pasar del plano imaginario al simbólico, no se puede pasar del plano imaginario al plano de lo real. Se traslada así en psicodrama la atención no a lo real sino a uno de los planos de la realidad psíquica. “No hay grupo sin imaginario”, dice Anziu. Moreno en cambio va a aceptar las situaciones simbólicas como sustituto, porque él intenta representar situaciones reales; frente a esta postura, algunos pensamos que “la simple abreacción o la toma de conciencia no son efectivas y que la eficacia del psicodrama es una eficacia simbólica; el niño se expresa simbólicamente en sus dibujos y en sus juegos; el psicodrama hace revivir simbólicamente y repara también simbólicamente”. (2) Si el aparato de tensión creadora que promueve el psicodrama, lo pensamos como un máquina que funciona a una cierta profundidad, podemos percibir que no es tan importante la estructura de esa máquina sino lo que ella remueve, empuja y obliga a salir mostrándonos. Y como sabemos lo que emerge aflora estructurado en escenas, formando parte de complejos trozos vivos evocados por la dramatización. (3) Por esto es que pienso que la riqueza del psicodrama está en su capacidad de reestructurar, en una formulación dramática, amplios aspectos personales que aparecen organizados bajo la forma de un rol. Es decir, que se trata de algo más, a mi entender, que una emoción fugaz o una crisis catártica; por eso muchos preferimos las escenas convencionales y anodinas a las violentas sacudidas de una conmoción dramática. Se trata de recrear una nueva conducta en forma de rol. Un rol que atenta a la realidad del sujeto, porque la transgrede, pero que afirma su verdad; y esto sucede con aspecto de verosimilitud y actualidad. Las escenas, siguiendo este recorrido, tienen el valor de algo que ha surgido conformado desde dentro del grupo y con un alto valor reestructurante de lo que está por venir. Y esa estructura, de esa escena, poco importa que venga dada en términos de falsedad, identidades engañosas o sucesos ficticios, si incorpora interiormente una reconstrucción verdadera y rica de los mundos íntimos de cada uno de los participantes, lo que le va a llevar a un re-encuentro. Tanto Moreno como el psicoanálisis hablan de ese encuentro: “Cuanto más se aproxime una psicoterapia a la atmósfera de un encuentro vivo, tanto mayor será el éxito terapéutico” (4) “El Psicoanálisis consiste en la superposición de dos zonas de juego: la del paciente y la del terapeuta” (5) Bibliografía (1) Lemoine, G y P. “Jugar-gozar” edit. Gedisa (2) Anzieu, D. “El psicodrama analítico de niños” (3) López Sanchez, J.M .” El psicodrama en psiquiatría clínica” (4) Moreno, J.L. “Psicoterapia de grupo y psicodrama” (5) O. Donell, P. “Psicoanalisis grupal y psicodrama freudiano”