Índice de capítulos

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A. FUERTES GARCÍA
Actualización dee
pruebas diagnósticas
icas en
CARDIOLOGIA
para Médicos de Atención Primaria
ISBN 978-84-8473-809-1
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Pruebas Diagnósticas en Cardiología para Médicos de Atención Primaria
A. FUERTES GARCÍA
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Actualización dee
pruebas diagnósticas
icas en
CARDIOLOGIA
para Médicos de Atención Primaria
DR. ANTONIO FUERTES GARCÍA
Servicio de Cardiología
Hospital Universitario Ramón y Cajal. Madrid
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Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro pueden reproducirse
o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias,
grabación magnética o cualquier almacenamiento de información y sistema de recuperación,
sin el previo permiso escrito del editor.
© A. Fuertes García
© 2010 Ergon
C/ Arboleda, 1. 28221 Majadahonda (Madrid)
Reimpresión 2011
ISBN: 978-84-8473-809-1
Depósito Legal: M-50001-2009
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Pruebas diagnósticas
Índice de contenidos
ABREVIATURAS
PRÓLOGO
CAPÍTULO I. EXAMEN RADIOLÓGICO DEL CORAZÓN
• Radiología normal de tórax
• Crecimiento de cavidades
• Alteraciones aórticas
• Vascularización pulmonar
• Calcificaciones intra o extracardíacas
1
1
4
5
6
9
CAPÍTULO II. ELECTROCARDIOGRAMA BASAL
• Génesis del ECG
• Sistema específico de conducción
• ECG normal en el adulto
• Crecimientos ventriculares
• Crecimientos biventriculares
• Alteraciones de la conducción. Bloqueos de rama
• Bloqueo de rama derecha
• Bloqueo de rama izquierda
• ECG en la cardiopatía isquémica
• Isquemia
• Lesión
• Necrosis
• El ECG en el diagnóstico topográfico del IAM
• Arritmias más frecuentes
• Arritmias hipoactivas
• Arritmias hiperactivas
• Arritmias mixtas
11
11
14
21
22
26
28
29
30
41
41
45
50
53
56
56
62
76
CAPÍTULO III. PRUEBA DE ESFUERZO (PE). PE CON TALIO
• Tipos de pruebas de esfuerzo
• Indicaciones de la PE
• Metodología
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82
84
86
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•
•
•
•
•
Motivos de suspensión de la PE
Complicaciones derivadas de la PE
Interpretación de los resultados
Prueba de esfuerzo con talio
Prueba de esfuerzo con talio-dipiridamol
CAPÍTULO IV. REGISTRO HOLTER: DE ECG Y TA
• Holter de ECG
• Monitorización ambulatoria de la tensión
arterial (MAPA)
88
90
91
96
99
105
105
112
CAPÍTULO V. ECOCARDIOGRAMA-DOPPLER.
GENERALIDADES Y FUNDAMENTOS
• Aplicaciones clínicas
- Estudio de las masas cardíacas
- Estudio de las miocardiopatías
- Estudio de la patología del pericardio
- Ecocardiografía transesofágica (ETE)
119
123
129
130
131
135
CAPÍTULO VI. HEMODINÁMICA. CORONARIOGRAFÍA
• Estudio hemodinámico y angiografía cardíaca
• Coronariografía
141
141
146
CAPÍTULO VII. TOMOGRAFÍA AXIAL COMPUTARIZADA.
RESONANCIA NUCLEAR MAGNÉTICA
155
160
LECTURAS RECOMENDADAS
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Pruebas diagnósticas
Abreviaturas
ACxFA
ACTP
ACVA
AD
AI
Ao
 QRS
• Arritmia completa por fibrilación auricular
• Angioplastia coronaria transluminal
percutánea
• Accidente cerebrovascular agudo
• Aurícula derecha
• Aurícula izquierda
• Aorta
• Eje eléctrico del QRS
Bl. A-V
BS
BRDHH
BRIHH
•
•
•
•
CI
CIA
CIV
• Cardiopatía isquémica
• Comunicación interauricular
• Comunicación interventricular
DAI
• Desfribrilador automático implantable
EA
EAo
ECG
EE
EEF
EID
EII
•
•
•
•
•
•
•
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Bloqueo aurículo-ventricular
Bradicardia sinusal
Bl. de rama derecha del haz de His
Bl. de rama izquierda del haz de His
Extrasistolia auricular
Estenosis aórtica
Electrocardiograma
Endocardio eléctrico
Estudio electrofisiológico
Espacio intercostal derecho
Espacio intercostal izquierdo
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EM
ENS
EPOC
ETE
ETT
ESV
ET
EV
FC
FA
FE
FV
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
GC
• Gasto cardíaco
HBSARIHH
HTA
HVP
• Hemibloqueo de la subdivisión anterior
de la rama izquierda del haz de His
• Hemibloqueo de la subdivisión posterior
de la rama izquierda del haz de His
• Hipertensión arterial
• Hipertensión venosa pulmonar
IAM
IC o ICC
IDP
IM
IT
•
•
•
•
•
LAA
LPM
• Línea axilar anterior
• Latidos por minuto
MAPA
MCD
MCP
• Monitorización ambulatoria de la presión arterial
• Miocardiopatía dilatada
• Marcapasos
HBSPRIHH
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Estenosis mitral
Enf. del nódulo sinusal
Enf. pulmonar obstructiva crónica
Ecotransesofágico
Ecotranstorácico
Extrasistolia supraventricular
Estenosis tricuspídea
Extrasistolia ventricular
Frecuencia cardíaca
Fibrilación auricular
Fracción de eyección
Fibrilación ventricular
Infarto agudo de miocardio
Insuficiencia cardíaca (IC congestiva)
Índice desviación promedio
Insuficiencia mitral
Insuficiencia tricuspídea
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Pruebas diagnósticas
MHO
N A-V
NS
• Miocardiopatía hipertrófica obstructiva
• Nódulo aurículo-ventricular
• Nódulo sinusal
PAT
PCA
PCP
PE
PR
PRT
RDHH o RIHH
RNM
•
•
•
•
•
•
•
•
SCA
SEE
ST
• Síndrome cornario agudo
• Subendocardio eléctrico
• Segmento ST en el ECG
TA
TAC
TDI
T. FALLOT
TS
TSV
TV
•
•
•
•
•
•
•
Tensión arterial
Tomografía axilar computarizada
Tiempo de deflexión intrinsecoide
Tetralogía de Fallot
Taquicardia sinusal
Taquicardia supraventricular
Taquicardia ventricular
VCS
VD o VI
VIH
VL
VM, VT o AoP
VTD
VTS
•
•
•
•
•
•
•
Vena cava superior
Ventrículo derecho o izquierdo
Virus de la inmunodeficiencia humana
Volumen latido
Válvula mitral/tricuspídea aórtica o pulmonar
Volumen telediastólico
Volumen telesistólico
W-P-W
• Síndrome de Wolf-Parkinson-White
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Potencial de acción transmembrana
Persistencia del conducto arterioso
Presión capilar pulmonar
Prueba de esfuerzo
Intervalo PR en el ECG
Potencial de reposo transmembrana
Rama derecha o izquierda del haz de His
Resonancia nuclear magnética
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Pruebas diagnósticas
Prólogo
Tras la favorable acogida de la primera edición, agotada a los
pocos meses y la reiterada solicitud de nuevos ejemplares, me
solicitaron la revisión de este Manual para una segunda edición.
Nos pareció útil incorporar al final de cada capítulo un modelo de informe de la técnica diagnóstica correspondiente que se
realiza en nuestro Hospital. Creemos que un comentario aclaratorio ayudará a facilitar la interpretación de los hallazgos y de las
conclusiones de los citados informes.
Agradecer de nuevo tanto a los patrocinadores, los Laboratorios Recordati España, su esfuerzo en el permanente apoyo a la
tan necesaria formación continuada de nuestros jóvenes médicos,
así como a la Editorial Ergon por las facilidades con las que hacen
siempre mucho más fácil nuestro trabajo.
Con la misma intención e ilusión que la anterior, esperamos
que esta nueva edición pueda ser tan útil a nuestros compañeros
de Atención Primaria como parece lo fue la primera.
Dr. A. Fuertes García
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Pruebas diagnósticas
Capítulo I
Examen radiológico del corazón
A pesar de la existencia de otros procedimientos diagnósticos
más específicos, la radiografía convencional de tórax sigue constituyendo parte del examen cardíaco básico y continúa utilizándose
de forma generalizada como punto de partida en la valoración
del paciente con posible cardiopatía.
El examen rutinario y cuidadoso de las radiografías de tórax
(tanto de la posteroanterior –PA– como de la lateral –LAT–), desgraciadamente de uso cada vez menos frecuente, está valorando:
el tamaño y la forma de la silueta cardíaca, la configuración de
los grandes vasos, la vascularización pulmonar, la presencia de
calcificaciones, condensaciones o líquido en pericardio o parénquima pulmonar..., y suele permitir una buena valoración inicial,
diagnóstica o evolutiva, del paciente cardiópata.
Aunque, como es lógico, por las características de este manual,
prescindiremos de los aspectos técnicos y de las ventajas puntuales de las diferentes proyecciones en las distintas afecciones
cardiopulmonares, sí comentaremos aspectos fundamentales en la
lectura de la placa PA y lateral, así como los hallazgos habituales
en las cardiopatías más frecuentes.
RADIOGRAFÍA NORMAL DE TÓRAX
En condiciones normales, el índice cardiotorácico –relación
entre el diámetro transversal de la silueta cardíaca y del tórax– es
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Antonio Fuertes García
Figura 1.1. Rx de tórax normal PA y lateral.
inferior a 0,50, siempre que la placa esté realizada en inspiración
profunda.
La figura 1.1 muestra unas radiografías de tórax normales en
PA y LAT, donde pueden apreciarse los distintos componentes de
la silueta cardíaca.
La figura 1.2 muestra las radiografías PA y LAT de tórax de
una paciente a la que se implantó una triple prótesis (mitral y
aórtica metálicas de Bjork y biológica de Carpentier en la válvula tricuspídea). Se implantó también un MCP cuyo electrodo
atraviesa la prótesis tricuspidea y termina en la punta del VD. La
visualización de las prótesis permite situar el lugar que ocupan
en estas proyecciones, en condiciones normales, las distintas válvulas cardíacas. El borde cardíaco derecho en PA está formado de
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Pruebas diagnósticas
Figura 1.2. Explicación en el texto.
arriba a abajo por la vena cava superior y la pared lateral de la
aurícula derecha. Entre ambas puede insinuarse la porción inicial
de la aorta ascendente. El borde izquierdo de la silueta cardíaca
está formado también de arriba abajo: por el botón aórtico, la
primera porción de la aorta descendente, el tronco de la arteria pulmonar y su rama izquierda, la orejuela izquierda de la AI
y el ventrículo izquierdo. En la proyección lateral, el ventrículo
derecho ocupa casi toda la parte anterior de la silueta cardíaca,
mientras que la cara posterior está formada, fundamentalmente,
por la aurícula izquierda y, en una pequeña porción inferior, por la
aurícula derecha y/o el segmento inicial de la vena cava inferior.
Las proyecciones oblicuas, salvo en situaciones muy puntuales,
apenas se utilizan en la actualidad.
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CRECIMIENTO DE CAVIDADES
Crecimiento de la aurícula derecha
Radiológicamente se manifiesta por un abombamiento del
borde cardíaco derecho en la proyección PA, haciéndose prominente en el campo pulmonar derecho. Puede aparecer en aquellas
situaciones clínicas que condicionan el crecimiento de la AD: valvulopatías tricuspídea o pulmonar, cor pulmonale con IC derecha,
enfermedad de Ebstein, cardiopatías congénitas con sobrecarga
de volumen –cortocircuito– de la AD (CIA, drenaje venoso anómalo), etc.
Crecimiento de la aurícula izquierda
En la proyección PA suele acompañarse de imagen de doble
contorno, sobrepasando frecuentemente el borde derecho correspondiente a la AD, y con prominencia más o menos llamativa de
la orejuela izquierda en el borde izquierdo. Es también característico el desplazamiento superior del bronquio principal izquierdo,
que adquiere una posición prácticamente horizontal. Es hallazgo
característico de la valvulopatía mitral y frecuente en la valvulopatía aórtica evolucionada, disfunción ventricular izquierda de
diferentes etiologías (miocardiopatía dilatada, enfermedad coronaria), ciertas cardiopatías congénitas...
Crecimiento del ventrículo derecho
Al no formar parte de la silueta cardíaca en la radiografía PA,
no suele haber cambios en las fases iniciales. Cuando el crecimiento es notable, se observa en PA elevación y aspecto redondeado del ápex (corazón en zueco) y en la lateral, aumento del
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Pruebas diagnósticas
área de contacto del corazón con la pared posterior del esternón,
con disminución de la “burbuja” aérea precardiaca. Sólo en casos
excepcionales, el VD llega a ocupar el borde izquierdo del corazón. El crecimiento del VD suele ser consecuencia de la existencia de hipertensión pulmonar de diferentes etiologías (primaria,
bronconeumopatía crónica, cardiopatías congénitas que cursan
con hipertesión arterial (HTP) o en situación de Eisenmenger...),
valvulopatías pulmonares congénitas o adquiridas, insuficiencia
tricuspídea grave, etc.
Crecimiento del ventrículo izquierdo
Suele observarse cierto desplazamiento hacia abajo del ápex
(en ocasiones llega por debajo de la cámara gástrica) y la protrusión del borde izquierdo del corazón, correspondiente al VI, que a
veces se acerca, incluso contacta, con la pared lateral izquierda del
tórax. En la radiografía lateral, la silueta del VI ocupa un espacio
posterior en parte superponiéndose a la columna y desplazando también hacia atras a la AI. Las causas fundamentales del
crecimiento del VI son la cardiopatía hipertensiva o isquémica,
las valvulopatías aórticas, insuficiencia mitral, miocardiopatía
obstructiva, ciertas cardiopatías congénitas con cortocircuito
izquierda-derecha...
ALTERACIONES AÓRTICAS
La raíz de la aorta, por encontrarse dentro de la silueta cardíaca, no se visualiza en la radiografía simple. La aorta ascendente se
insinúa formando parte del borde superior derecho de la silueta
cardíaca, por debajo de la vena cava superior, mientras que el arco
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aórtico – botón aórtico – constituye la primera porción o superior
del borde izquierdo. La dilatación o elongación a estos niveles
hacen más visibles estas porciones, con extensión hacia el hemitórax derecho y desplazamiento de la tráquea a la derecha en el
primer supuesto y del botón aórtico prominente en el segundo.
La dilatación de la aorta ascendente es hallazgo frecuente en
las valvulopatías aórticas. En la estenosis aórtica, suele encontrarse, al menos en estadios iniciales, dilatación selectiva proximal
postestenótica, mientras que la dilatación significativa de la aorta
ascendente suele estar presente en la insuficiencia aórtica grave.
También en ciertas afecciones aórticas, como la coartación aórtica,
suele estar dilatada la porción preestenótica, dando una imagen
en el borde superior izquierdo de la silueta cardíaca descrito como
“signo en 3”. La disección aórtica que afecta a la aorta ascendente,
o la anulectasia aórtica, cursa con ensanchamiento mediastínico
a expensas de esta porción aórtica. La presencia de calcificaciones
de la pared aórtica suele ser frecuente, especialmente en el botón
aórtico de personas de edad y en la elongación aórtica de origen
degenerativo. Imágenes de calcificación en “cáscara de huevo”
de la aorta ascendente, características de la aortitis sifilítica, son
excepcionales en la actualidad.
VASCULARIZACIÓN PULMONAR
Hipertensión arterial pulmonar (HAP)
Se caracteriza por dilatación del tronco de la arteria pulmonar
y sus dos ramas principales. En el caso de hipertensión arterial
pulmonar precapilar, la dilatación del tronco pulmonar y, sus ramas
principales suele asociarse a disminución e incluso difícil iden-
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tificación de las arterias pulmonares periféricas, que se vuelven
finas y tortuosas.
Aunque puede aparecer de forma aislada (hipertensión pulmonar primaria), la mayoría de los casos suelen ser secundarios a
hipertensión venocapilar pulmonar por disfunción del VI, estenosis
mitral, a patología pulmonar crónica (cor pulmonale), o a cardiopatías congénitas con hiperaflujo pulmonar, a tromboembolismo
pulmonar (TEP) ...
Hipertensión venosa pulmonar (HVP)
El cambio inicial es la dilatación de las venas de los segmentos
inferiores, consecuencia del efecto de la gravedad.
Suele estar presente en caso de disfunción grave del VI (sistólica
o diastólica) o en patologías que cursen con dificultad de drenaje
a través de las cavidades izquierdas del corazón. La más frecuente
es la estenosis mitral. De los cambios iniciales, poco evidentes
radiológicamente, se pasa a un aumento relativo de la vascularización venosa en campos pulmonares superiores (redistribución
vascular). Si la presión en las venas pulmonares se sitúa entre 15
y 20 mmHg, se produce una cefalización del flujo sanguíneo con
mayor diámetro de los vasos en los campos pulmonares superiores.
Si esta presión supera los 20-25 mmHg se inicia la trasudación a
nivel capilar con aparición de edema peribronquial, de las líneas
A y B de Kerley y, eventualmente, derrame pleural. Si se superan
los 30 mmHg y, especialmente, si esto ocurre de forma aguda o
subaguda, se produce una trasudación masiva con aparición de
signos de edema agudo de pulmón: infiltrados confluentes de
carácter alveolar y de distribución perihiliar bilateral.
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Figura 1.3. Imagen de tumor “fantasma” o “evanescente” por acúmulo
de líquido en la fisura menor en un paciente con insuficienca cardíaca.
En los casos de elevación de la PVP de forma crónica, el engrosamiento de las paredes vasculares y del intersticio pulmonar, dificulta la trasudación capilar por lo que, para que se produzca edema
agudo de pulmón, son necesarias presiones venosas pulmonares
más elevadas. Ocasionalmente, el acúmulo de líquido en el espacio
pleural, además de la imagen característica de derrame, puede
adoptar una distribución peculiar al acumularse en la cisura menor
dando una imagen redondeada de “pseudotumor” (Fig. 1.3).
La radiografía convencional también es especialmente útil en
la valoración de calcificaciones intra-extracardíacas.
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Pruebas diagnósticas
VALORACIÓN DE CALCIFICACIONES
INTRA-EXTRACARDÍACAS
VALVULARES
La calcificación de la válvula aórtica suele verse mejor en la
proyección lateral, en la que quedaría por delante de una línea
imaginaria que uniese la bifurcación traqueal con el ángulo esternodiafragmático anterior. En la PA, al superponerse con la columna, no suele visualizarse con claridad. La presencia de calcio en la
válvula mitral es relativamente frecuente en personas mayores,
especialmente en mujeres con afectación reumática de la válvula.
En PA se localiza a la izquierda de la columna, dependiendo del
grado de crecimiento de ambas cavidades izquierdas.
NO VALVULARES
La calcificación de la AI, puede verse en la valvulopatía mitral
crónica (especialmente, en la EM con trombo mural); suele tener
forma lineal o ligeramente curvada y se localiza más frecuentemente en la pared posterior.
Pericardio
Se visualiza mejor en la proyección lateral y suele recordar
como un “cascarón” que envuelve la cara anterior, más raramente
la posterior, de la silueta cardíaca. Con frecuencia es más densa a
nivel de los surcos interventricular o auriculoventricular.
Coronarias
La radiografía simple no suele evidenciarlas de forma clara,
salvo situaciones y localizaciones muy puntuales.
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El informe de la radiografía de tórax debe incluir:
Anomalías extracardíacas o presencia de elementos
extraños:
• Deformidades torácicas
• Alteraciones óseas: fracturas (sutura de esternotomía previa), muescas costales sugestivas de coartación aórtica.
• Presencia de prótesis valvulares, generador o electrodos
de MCP o DAI.
• Desplazamientos anormales de las estructuras mediastínicas.
Alteraciones propiamente cardíacas
• Presencia de cardiomegalia especificando el grado y a
expensas de qué cavidades
• Tamaño de la aorta y arteria pulmonar con posible presencia de calcio
• Posibles calcificaciones valvulares o pericárdicas. Igualmente deben describirse si existen signos que sugieran
alteraciones en la vascularización pulmonar (hipertensión
arterial o venosa), imágenes en el parénquima pulmonar (tanto sólidas como de otra densidad), presencia de
líquido a nivel intersticial o en la cavidad pleural…
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Capítulo II
Electrocardiograma basal*
GÉNESIS DEL ECG
Aunque las células cardíacas tienen ciertas características
comunes (automatismo, excitabilidad y conductibilidad), no todas
tienen el mismo comportamiento electrofisiológico. Existen dos
tipos fundamentales de células cardíacas: contráctiles y específicas. Las primeras son las células musculares que se localizan,
tanto a nivel auricular como ventricular, y las específicas, que
son de tres tipos:
- Células P, con mayor capacidad de automatismo y mayor
facilidad para despolarizarse. Se localizan preferentemente
en el nódulo sinusal (marcapasos fisiológico del corazón)
y en el nodo aurículo-ventricular.
- Células transicionales.
- Células de Purkinje, ubicadas en el sistema específico de
conducción.
Una de las características, ya citada, de las células cardíacas es
la del automatismo o capacidad para que, a través de su membrana, se produzcan de forma espontánea desplazamientos iónicos (K+ y Na+ y, en menor medida, Ca++ o Cl–), que van a crear
*Debido a la amplitud de este capítulo nos hemos visto obligados a hacer únicamente referencia a algunos aspectos (más) fundamentales y de mayor utilidad
en la práctica clínica diaria para el MAP.
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1
2
0
3
4
K+ K+
Ca++
Na+
Ca++ K+
Ca++
Figura 2.1. Curva de
PAT. (Explicación en
el texto).
un desequilibrio de cargas eléctricas dentro y fuera de la célula.
Este desequilibrio o diferencia de potencial va a determinar la
despolarización celular y la subsiguiente contracción.
Estos cambios iónicos condicionan una diferencia de potencial
cuyo registro da lugar a una curva denominada potencial de
acción transmembrana (PAT) (Fig. 2.1) y en la que se distinguen
las fases siguientes:
-
-
-
Fase 0 o de despolarización rápida: la apertura de los
canales rápidos de Na+ y Ca++ permiten la entrada rápida
y masiva de estos iones al interior de la célula.
Fase 1 e inicio de la fase 2. Persiste la entrada de iones
Na+ y Ca++ a través de los canales lentos y se inicia la salida
de K+ al espacio extracelular.
Final de la fase 2 y fase 3. La salida de K+ es máxima.
Se inicia el restablecimiento del equilibrio iónico previo a
la fase 0.
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Pruebas diagnósticas
-
Fase 4 o de potencial de reposo o diastólico. Mediante
un mecanismo de transporte activo (bomba de Na y de Ca)
se restablece el equilibrio iónico inicial, volviendo el interior
de la célula a ser negativo con respecto al espacio extracelular. Esta fase es plana en las células no automáticas.
Por tanto, las células cardíacas tienen, entre otras características, la del automatismo o capacidad para que, a través de su
membrana, se produzcan de forma espontánea desplazamientos
iónicos (K+, Na+ y en menor grado Ca++ y Cl–), que van a crear un
desequilibrio de cargas eléctricas dentro y fuera de la célula. Este
desequilibrio o diferencia de potencial va a determinar la despolarización celular y su subsiguiente contracción.
Para ciertos autores, lo que ocurre en una célula miocárdica
aislada sería extrapolable al conjunto del músculo cardíaco. Este
músculo -pared ventricular- estaría compuesto por dos partes
eléctricamente bien definidas: el subendocardio y el subepicardio, separadas por el subendocardio eléctrico (SEE),
constituido por un plano imaginario –no tiene identificación
anatómica–, aproximadamente equidistante y paralelo a ambas
superficies. Este SEE separaría la zona subendocárdica, donde se
localiza preferentemente la red de Purkinje, con despolarización
instantánea, de la zona subepicárdica, cuya despolarización es
más lenta. Cada una de estas zonas tiene su curva de PAT, con
características diferentes.
El PAT del subendocardio se registra como una curva positiva, siendo su inicio precoz con respecto a la del subepicardio.
Debido a la isquemia fisiológica que soporta el subendocardio, la
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Figura 2.2. Génesis del ECG.
PAT del subendocardio
PAT del subepicardio
Registro resultante
(ECG de superficie).
amplitud de la curva del PAT es mayor que la correspondiente al
subepicardio que, desde el mismo electrodo explorador, se recoge
como una curva de morfología similar, aunque de menor amplitud
y de inscripción negativa.
El ECG de superficie resultaría de la suma “eléctrica” de
ambas curvas de los PAT del subendocardio y del subepicardio
(Fig. 2.2).
SISTEMA ESPECÍFICO DE CONDUCCIÓN
El estímulo eléctrico se inicia, debido a las características electrofisiológicas de las células que lo forman, en el nódulo sinusal
(NS), situado cerca de la desembocadura de la vena cava superior,
en la aurícula derecha. Desde aquí y a través de las vías de conducción interauriculares e internodales, el impulso, que se transmite
a ambas aurículas, alcanza el nodo A-V, situado en la porción
derecha de la unión de los tabiques interauricular e interventricular. En ese nodo A-V se produce un ligero enlentecimiento de
la velocidad de conducción del impulso (unos 0,11 s) que coincide
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Pruebas diagnósticas
NS
Nodo A-V
Haz de His
Figura 2.3. Sistema de conducción.
con la sístole o contracción auricular. El impulso continúa por
el haz de His y sus ramas (derecha e izquierda), hasta alcanzar
a través la red de Purkinje a las fibras musculares de ambos
ventrículos (Fig. 2.3).
Velocidad media normal de conducción del impulso a través
de las distintas estructuras:
- Tejido auricular
1-2
m/s
(20)
- Nodo A-V
0,05
“
(1)
- Sistema His-Purkinje
1,4-4
“
(40)
- Ventrículo
0,3
“
(6)
El ECG puede definirse como la representación gráfica de
los cambios eléctricos que se producen en el miocardio
durante el ciclo cardíaco. Las distintas ondas, su denominación,
15
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R
R
T
P
Q
Intervalo
P
U
J
Q
S
QT
PR
QRS
Segmento
Fase del ciclo
PQ
ST
TP
sístole
diástole
Figura 2.4. Denominación de las ondas e intervalos del ECG.
así como su correspondencia con las fases del ciclo cardíaco, se
resumen en la figura 2.4:
• Onda P o activación auricular (*), debe medir:
menor de 0,10 s y menor 2,5 mm.
• Complejo QRS o activación ventricular (< 0,11 s).
• Onda T, representa la recuperación ventricular.
• Onda U, de origen no bien conocido (¿recuperación de los
músculos papilares?, ¿de la red de Purkinje?) (debe medir
menor de 1 mm).
• La onda de recuperación auricular (Ta) no suele verse en el
ECG por quedar incluida en el complejo QRS.
• Intervalo PR o PQ (desde el inicio de la onda P al inicio del
complejo QRS). Mide el tiempo desde el inicio de la activación auricular a la ventricular e indica el tiempo que tarda el
estímulo en recorrer las aurículas, todo el tejido específico de
(*) despolarización = activación; repolarización = recuperación
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Pruebas diagnósticas
conducción y llegar a las fibras musculares ventriculares. Tiene
una duración normal de 0,10-0,20 s.
• Intervalo QT (desde el inico de la onda Q hasta el final de la
onda T). Incluye la activación y recuperación ventriculares. Su
duración depende de la FC y suele ser menos de 0,40 s.
• Punto J. Punto del ECG donde termina el complejo QRS y
empieza el segmento ST.
• Otras ondas positivas tras la onda R se denominan R’. La denominación de r o R está en función de su voltaje.
• Habitualmente los electrocardiógrafos actuales registran varias
derivaciones simultáneamente, lo que permite una mayor precisión en la medida de las ondas en intervalos. En los casos
en que hay cierto desfase en el inicio o terminación de los
Plano frontal
Plano sagital
Figura 2.5. Colocación de los electrodos en las derivaciones precordiales.
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3
3
A
A
2i
1
1
2
T
2
2d
Figura 2.5b. Dirección espacial de los distintos vectores.
complejos en derivaciones simultáneas, la medida debe incluir
desde el inicio de la actividad en la derivación que aparezca
de forma más precoz, hasta el final de la actividad más tardíamente registrada (Fig. 2.6). En la figura 2.5 se representa
el lugar adecuado de colocación de los electrodos correspondientes a las derivaciones precordiales (V1 a V6).
Las distintas derivaciones del ECG, son el resultado de la proyección de los diferentes vectores que se representan en la figura
2.5b sobre el eje de la derivación correspondiente o su recogida
en los electrodos de las derivaciones precordiales. La dirección
y magnitud relativa de los distintos vectores que se originan en
cada ciclo cardíaco, se representan en la Fig. 2.5b:
A= vector correspondiente a la activación auricular.
1= vector septal.
2= vector correspondiente a la pared libre de VI y epicardio.
3= vv. de las porciones basales de ambos ventrículos.
T= vector correspondiente a la repolarización ventricular.
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Pruebas diagnósticas
Voltaje
(altura)
Duración (amplitud)
Medida de la duración del segmento QRS
Medida del TDI
(a)
(b)
Medida del QRS en caso de ser diferente
en distintas derivaciones simultáneas:
Desde el inicio en el que sea más precoz
(a) hasta la finalización de la
activación en la más tardía (b)
Figura 2.6. Tipos de medidas, según la morfología, en las distintas ondas
del ECG.
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Figura 2.7. ECG correspondiente a un adulto sano.
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Pruebas diagnósticas
Einthoven consideró que el corazón, como generador de actividad eléctrica, ocupaba el centro de un triángulo equilátero constituido por las tres derivaciones bipolares (I, II y III) y equidistante
de las monopolares de los miembros (R, L y F).
ECG NORMAL EN EL ADULTO
A pesar de los distintos patrones electrocardiográficos, en función de las características anatómicas del individuo (obesidad, malf.
torácicas, enf. asociadas como enfisema pulmonar, alt. iónicas...)
podemos considerar un ECG normal (Fig. 2.7) cuando:
1. Ritmo y frecuencia: sinusal entre 60-100’.
2. Â QRS (eje eléctrico del QRS) entre 0 y 90°. Un eje eléctrico
indeterminado (perpendicular a varias derivaciones) no necesariamente es indicativo de patología cardíaca.
3. Onda P (activación auricular), es positiva en todas las derivaciones, excepto en aVR, y suele tener valores de:
• Voltaje (altura) menor de 2,5 mm.
• Duración (anchura o amplitud) menor de 0,11 seg.
(mayor altura no indica necesariamente patología).
4. PR (tiempo invertido por el estímulo entre el nódulo sinusal y
el inicio de la despolarización ventricular). Debe ser isoeléctrico
con valores entre 0,12 y 0,20 s.
5. Complejo QRS (despolarización ventricular). Debe medir
menos de 0,10 s. El voltaje del QRS es muy variable. Se considera normal en derivaciones precordiales entre 7 y 30 mm.
TDI (tiempo de deflexión intrinsecoide) indica el tiempo de
activación ventricular. Es máximo en V5-6 y suele medir 0,04-
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6.
7.
8.
9.
0,05 s. (En vagotónicos o deportistas, estos valores pueden
superarse) (Fig. 2.6).
Onda Q. Debe ser estrecha, (menor de 0,04 s), poco profunda
(< 2 mm), inferior al 25% de la R siguiente en derivaciones
bipolares o de los miembros, e inferior al 15% de la R siguiente
en precordiales. En corazones verticales, Q profundas en aVL
pueden no tener significación patológica.
Intervalo QT (indica la duración total de la sístole eléctrica
ventricular). Suele tener valores próximos a 0,38 s. Es más útil
el QTc (QT corregido) para la FC específica. Se calcula según la
fórmula de Bazet:
QTc = QT/√RR
y que suele obtenerse directamente con las numerosas reglas
existentes para este fin.
Segmento ST. Suele ser isoeléctrico (horizontal) o ascendente
en casos de taquicardia. Pequeñas infra o supradesnivelaciones
pueden estar presentes en sanos. En estos casos debe realizarse el
diagnóstico diferencial con: CI, pericarditis, sobrecarga del VI,...
Onda T. Es positiva excepto en aVR y puede ser de morfología
variable en III, aVL, aVF y V1-2. Su altura suele ser inferior a 5
mm en derivaciones del plano frontal y a 10 mm en precordiales.
CRECIMIENTOS VENTRICULARES
Crecimiento del ventrículo derecho (VD)
Como comentamos en la introducción de este capítulo, el
crecimiento ventricular (D o I) va a manifestarse preferentemente
en forma de aumento del voltaje –y amplitud– del QRS. Recordar
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Pruebas diagnósticas
que el ECG de los niños suele presentar criterios de crecimiento
del VD. En caso de crecimiento del VD, el aumento de las fuerzas
(vector de activación) correspondientes a este ventrículo, van a
traducirse en el ECG por:
• Aumento del voltaje de R en V1-V4.
• Desviación derecha del  QRS (mayor de 110°).
Esta dextrorrotación en el eje longitudinal, desplaza a la
izquierda el plano de transición (complejo RS) llegando a veces
a situarse en V5 o V6.
Criterios diagnósticos de crecimiento de VD en el adulto
(Fig. 2.8)
• Aumento del voltaje de R en V1-2, aVR y frec. V3.
- Onda R en V1 ≥ 7 mm.
- RV1 + SV1 > 15 mm.
- S1 + R III > 35 mm.
- S en aVL + R en aVF > 35 mm.
• Negatividad inicial en V1 o V1-3.
• TDI en V1-2 > 0,03 s (en ausencia de BRDHH).
Otros signos sugestivos de hipertrofia de VD
• Desviación derecha del eje eléctrico (≥ + 100º).
• Rotación horaria.
• BRDHH asociado al crecimiento del AD.
• Alteraciones primarias de la repolarización (T negativa) en
precordiales derechas.
• La imagen aislada de BRDHH suele asociarse a sobrecarga
diastólica del VD.
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Fig. 2.8. Crecimiento de
VD.
Patrones de crecimiento del VD
Van a estar en función del grado de predominio de las fuerzas
del VD. Suelen distinguirse básicamente tres patrones:
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Pruebas diagnósticas
Tipo A
Tipo B
Tipo C
El predominio de las fuerzas del VD es muy evidente y
la onda R es de gran voltaje (Fig. 2.8). Suele estar presente en cardiopatías congénitas con gran hipertrofia/
crecimiento del VD.
El predominio de fuerzas de VD es menor. En V1 suele
registrarse como RS. Suele corresponder a enfermedades adquiridas que cursan con hipertrofia del VD.
La presencia de fuerzas derechas aumentadas al final
de la activación ventricular (vector 3) determina en el
ECG un complejo del tipo rS en precordiales a veces
hasta V6. Este patrón es frecuente en enfermedades
pulmonares (bronconeumonía crónica obstructiva).
Crecimiento de ventrículo izquierdo (VI)
El aumento de las fuerzas eléctricas que genera el crecimiento
del VI tiende a producir levorrotación en el plano longitudinal e
incremento de voltaje de R en las precordiales izdas. preferentemente en V5 y V6.
La hipertrofia de la pared del VI tiene dos consecuencias que
se reflejan puntualmente en el ECG.
- El estímulo eléctrico tarda más tiempo en alcanzar el epicardio (desde la red de Purkinje, localizada en el subendocardio),
lo que se traduce porque el tiempo de activación ventricular
(deflexión intrinsecoide) está aumentando. Este retraso suele
observarse con mayor claridad en las derivaciones que registran
más directamente la actividad del V1 (V5 y V6).
- Este retraso de la activación se sigue del lógico retraso en la
repolarización que se inicia en este caso en el endocardio,
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lo que se traduce por inversión de la onda T en las mismas
derivaciones citadas.
Criterios diagnósticos de crecimiento de VI: (signos con
localización preferente en V5-6 y aVL) (Fig. 2.9):
• Aumento de voltaje de R. Suele aceptarse:
- R en V5 o V6 >27 mm.
- R en V5-6 + S en V1 > 35 mm.
- R en aVL > 7,5 mm.
• Aumento del TDI > 0,05 s.
• Altura de la repolarización (T invertida y asimétrica).
• Desviación izda. del eje eléctrico (sólo sugestiva de –).
Existe una serie de índices útiles en la valoración del crecimiento del VI:
- De Sokolow-Lyon: R en V5 + S en V1 >35 mm.
- De Cornell: R en aVL + S en V3 >28 mm (> 20 en mujeres).
- Sistema de puntuación de Romhilt y Estes, en el que se
valoran puntualmente la presencia de parámetros que se
afectan en presencia de hipertrofia de VI. Este sistema de
puntuación, que en principio es válida para descartar la
hipertrofia del VI, tiene escasa capacidad para identificar
a pacientes con HVI, al menos en fases iniciales.
CRECIMIENTOS BIVENTRICULARES
Suelen identificarse criterios ECG de crecimiento de cada uno
de los dos ventrículos. Los más frecuentemente presentes son:
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Pruebas diagnósticas
Figura 2.9. Crecimiento del VI.
• Criterios de voltaje del crecimiento del VI asociados a:
- Eje derecho.
- Incremento marcado de R de V1 a V2.
Sobrecarga sistólica
Suele corresponder al aumento de la resistencia al vaciado
ventricular (sístole). Los criterios ECG son similares a los de crecimiento del VI/VD.
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Sobrecarga diastólica
Se produce cuando el (los) ventrículo(s) soportan un mayor
volumen de sangre que el fisiológico. Suele estar presente en casos
de: IAO, IM, ductus persistente... (VI) o IP, IT, CIA... (VD).
Criterios ECG
De sobrecarga del VD:
De sobrecarga del VI:
imagen de BRD.
T invertidas y asimétricas.
ondas R altas.
ST normal o supradesnivelado.
T altas y acuminadas.
ALTERACIONES DE LA CONDUCCIÓN.
BLOQUEOS DE RAMA
Si recordamos las características anatómicas y la distribución
del sistema de conducción (Fig. 2.10), vemos cómo la rama derecha
es única, mientras que la izquierda se subdivide en dos fascículos:
anterior y posterior, respectivamente. En cualquier punto del trayecto de ambas ramas o fascículos, puede existir enlentecimiento
o interrupción de la conducción. Dependiendo de la localización
de este tipo de alteración, van a producirse los distintos tipos de
bloqueo de rama:
• Bloqueo de rama derecha.
• Bloqueo de rama izquierda:
- Hemibloqueo de la subdivisión anterior.
- Hemibloqueo de la subdivisión posterior.
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Pruebas diagnósticas
BLOQUEO DE RAMA DERECHA (BRDHH)
Debido al enlentecimiento/interrupción de la progresión
del impulso por esta rama, la activación, tras iniciarse de forma
normal, discurre por la rama izquierda, activándose –también
de forma normal– el VI. A partir del VI se va a activar, a través
del miocardio, el VD con el consiguiente retraso (el estímulo se
transmite más lentamente a través del músculo que del tejido
específico de conducción) y que se registra como una onda T
empastada en V1 y S en V6.
En el ECG, la cronología de la activación en presencia de BRD
se resume en el esquema de la figura 2.11.
La activación del tabique (vector 1) y del VI (vector 2i) son
normales en todas las derivaciones. Posteriormente, desde el VI
se activa el VD (vector 2d). Estas fuerzas, que desde el VI se dirigen hacia la derecha y adelante van a manifestarse en el ECG
mediante una onda R’ alta, terminal en V1 (imagen similar en DI)
y una S profunda y empastada en V6. El TDI (tiempo de activación
ventricular) es normal en el VI y está prolongado en el VD (suele
medirse en V1). El BRD, que puede constituir una variante de la
normalidad, sugiere crecimiento/sobrecarga del VD, especialmente
si la R’ es >15 mm en V1.
Criterios electrocardiográficos del BRDHH
• Morfología rSR’ en V1-2.
• Duración del QRS ≥ 0,12 s.
• TDI > 0,08 sen V1-2. (TDI de VD).
• S ancha y empastada en V5-6.
• Repolarización secundaria (T-) en V1-2.
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Antonio Fuertes García
Nodo A-V
Rama
derecha
Haz de His
Rama
izquierda
Anterior
Posterior
Subdivisión
Figura. 2.10.
Esquema de
la distribución
del haz de His
y sus ramas.
Para el diagnóstico del BRDHH es necesario que la activación
sea de origen supraventricular. La distinción entre bloqueo de rama
incompleto y completo (o avanzado) se ha establecido convencionalmente en función del tiempo necesario para que se produzca
la activación total de ambos ventrículos. Esta diferencia, así como
la significación clínica, se resumen en la Tabla 2.I.
Significación clínica
• Sujetos normales.
• Sobrecarga del VD.
• CIA tipo ostium secundum.
• CI: IAM septal o inferior.
BLOQUEO DE RAMA IZQUIERDA (BRIHH)
Debido a las diferencias anatómicas con la rama derecha, los
trastornos de conducción, al poder asentarse en cualquier punto
de su trayecto, pueden dar lugar a:
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V1
1
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2i
2d + 3
3
2d
1
3
2i
V6
1
2i
2d + 3
Figura 2.11. Activación, vectores y
ECG resultantes en el bloqueo de rama
derecha.
Pruebas diagnósticas
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BRIHH
BRDHH
Completo
Incompleto
Duración QRS
≥ 0,12 s.
< 0,12 s.
TDI
≥ 0,08 s.
< 0,08 s..
Significación clínica:
- C. hipertensiva
- Normales (fund. el BRD)
- CI
- Sobrecarga VD
- Valvulopatías Ao
- CI
- Miocardiopatías
- Valvulopatías Ao o Tr.
- Sin cardiopatía
- Tras taquicardia (*)
(*) En estos casos suele ser intermitente
Tabla 2.I.
A. Bloqueo del tronco de la rama izquierda.
B. Hemibloqueo de la subdivisión anterior.
C. Hemibloqueo de la subdivisión posterior.
A. Bloqueo del tronco de la rama izquierda
Al estar interrumpida la conducción a través de esta rama,
el estímulo, tras cruzar el nodo A-V, continúa por el haz de His
primero, y por la rama derecha, después. Esta circustancia condiciona que la activación del VI sea, a diferencia de lo que ocurre
normalmente, de derecha a izquierda, hacia atrás y abajo (vector
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Pruebas diagnósticas
1). La activación del VI se realiza desde el endocardio del VD y a
través de las células musculares (miocardio), lo que, como ocurría
en el caso de BRD, condiciona un retraso en la activación del VI.
Este retraso se va a reflejar como un complejo ancho (≥ 0,12”) de
morfología QS en V1 y R ancha y mellada en V6.
La secuencia de los vectores que se producen en este caso, se
representan en la figura 2.12.
Criterios electrocardiográficos de BRIHH
• Complejos QS o rS en V1-2.
• Ondas R anchas y empastadas en I y V5-6.
• Ausencia de Q en V5-6.
• Complejo QRS > 0,12 s.
• TDI (de VI) >0,08 s.
• Repolarización secundaria en V5-6.
En la tabla 2.II se resumen las morfologías del complejo QRS
según el tipo y grado del bloqueo de rama.
Significación clínica
• Sobrecarga de VI.
• Cardiopatía isquémica.
• Cardiopatía hipertensiva o senil.
• Miocardiopatía dilatada o hipertófica.
B. Hemibloqueo de la subdivisión anterior
(HBSARIHH o HBSAHH)
El retraso o interrupción de la conducción se produce en el
fascículo anterosuperior de la rama izquierda, lo que condiciona
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la secuencia de la despolarización del VI, que se realiza a través del
fascículo posterior de la rama izquierda y en consecuencia el eje
del complejo QRS se desplaza hacia la izquierda. El eje de T no sufre
modificaciones valorables con respecto a la normal (Fig. 2.13).
El complejo QRS está solo ligeramente ensanchado (en ciertas derivaciones), debido al ligero retraso en la activación de las
porciones laterales del VI. É sta es la razón por la que el tiempo de
activación ventricular en I y a VL suele estar alargado.
En cualquier otra derivación el complejo QRS tiene una duración prácticamente normal, debido fundamentalmente a dos circunstancias:
- El retraso de la activación ventricular no es de origen transeptal, sino intraventricular.
- Los dos fascículos (anterior y posterior) de la rama izquierda están unidos en su porción distal por tejido específico de
conducción (red de Purkinje), lo que condiciona que la conducción del impulso siempre se realice por tejido específico,
sin que se produzca retraso significativo. El complejo QRS en
consecuencia es de duración normal.
Criterios electrocardiográficos de HBSAHH
• Desviación izda. del  QRS (entre -30º y -90º).
• TDI en aVL mayor que en V6. Indica el asincronismo de la
activación entre las porciones bajas (V6) y altas (aVL) del
VI.
• Repolarización normal.
• QRS de duración normal, ya que el retraso de la activación
no es transeptal sino, únicamente, intraventricular.
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1+2i
V1
o
2d
3
1
2d
3
2i
V6
1+2i+3
Figura. 2.12. Activación,
vectores y ECG resultantes
en el bloqueo de rama
izquierda.
Pruebas diagnósticas
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NORMAL
BRDHH
BRIHH
incompleto completo incompleto completo
QRS
< 0,12 s. <
< 0,12 s. <
V1
V6
Tabla 2.II. Esquema de la morfología del complejo QRS según el tipo y
grado del bloqueo de rama.
• Difícil descartar la asociación con crecimiento del VI.
• Frecuentemente se registran este tipo de complejos:
- qR en I y a VL.
- rS en cara inferior (II, III y a VF).
- S presente en todas las precordiales (V1-6).
C. Hemibloqueo de la subdivisión posterior (HBSPHH)
Menos frecuente que el HBSAHH. Las alteraciones en el ECG
son secundarias a los cambios en la despolarización del VI que
condiciona el retraso/interrupción de la conducción a través del
fascículo posterior de la rama izda. del fascículo de His. En este
caso, la activación de las porciones posteroinferiores del VI se
realiza a través de la subdivisión anterior, lo que determina el
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Figura 2.13. ECG con hemibloqueo anterior (Â QRS -53°).
Pruebas diagnósticas
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Antonio Fuertes García
desplazamiento del eje eléctrico a la derecha. También, como
ocurría en el HBSAHH, tanto la duración del complejo QRS como
la repolarización suelen ser normales (Fig. 2.14).
Criterios electrocardiográficos de HBSPHH
• Desviación dcha. del eje eléctrico (+90 +120º).
• Aumento del TDI en aVF (> 0,05 s).
• Imagen qR en II, III y aVF y de rS o RS en I y aVL.
• Haber descartado crecimiento del VD o corazón vertical.
Se denomina bloqueo bifascicular la coexistencia de BRD
con cualquiera de los hemibloqueos (anterior o posterior). Los
hallazgos ECG son los que corresponden a ambos trastornos.
Bloqueo trifascicular se refiere a la presencia de BRD con
hemibloqueo anterior o posterior alternantes o a la existencia de
bloqueo bifascicular con bloqueo A-V de primer grado (segmento
PR largo).
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Figura 2.14. ECG con hemibloqueo posterior (Â QRS + 125°).
Pruebas diagnósticas
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Pruebas diagnósticas
ECG EN LA CARDIOPATÍA ISQUÉMICA.
ISQUEMIA, LESIÓN Y NECROSIS.
DIAGNÓSTICO TOPOGRÁFICO DEL IAM
ISQUEMIA
Desde el punto de vista electrofisiológico, el tejido isquémico
se define como el que presenta un retardo en el proceso de repolarización celular. En este caso, junto a una reducción discreta de
la relación Ki/Ke, se origina un ensanchamiento de la curva del PAT
a expensas, fundamentalmente, de la fase 3 (Fig. 2.15).
Isquemia subendocárdica
El retardo en el proceso de la repolarización tiene lugar en el
subendocardio, produciéndose el alargamiento en la curva del PAT
subendocárdico (Fig. 2.16). El resultado en el ECG es la presencia de
ondas T altas, acuminadas y muy frecuentemente simétricas.
Es la denominada T primaria (debida a isquémia miocardica). La T
secundaria, debida a otras patologias (ver Diagnóstico diferencial)
suele ser asimétrica, con rama descendente de inscripción más
lenta que la rama ascendente.
Presentación clínica
Suele estar presente en:
• Primeros minutos del IAM.
• Durante el ECG de esfuerzo.
Este hallazgo, por ser muy fugaz, es difícil de obtener en un
ECG de rutina (suelen verse en las unidades coronarias en los
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Isq. subendocárdica
Normal
Isq. subepicárdica
Figura 2.15. Imagen en el ECG de isquemia subendocárdica o subepicárdica.
minutos previos o iniciales de un IAM), hasta el hecho que desde
el punto de vista práctico, su presencia en el ECG en ausencia de
síntomas, suele ser expresión de otra patología.
Debe hacerse el diagnóstico diferencial con:
• Imagen precoz de pericarditis (es más frecuente la imagen
de isquemia subepicárdica).
• Suele verse en derivaciones derechas en el BRIHH.
• Hiperpotasemia (> 6 mEq/L).
• Sobrecarga diastólica de VI: IM, CIV, IAo...
• Alcoholismo.
• Vagotonía (atletas, jóvenes...).
Isquemia subepicárdica
Por la misma razón antedicha, en este caso la curva del PAT
que se ensancha es la correspondiente al subendocardio. Dependiendo del grado de isquemia, las alteraciones de la onda T que
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Pruebas diagnósticas
Figura 2.16. ECG sugestivo de isquemia subendocárdica.
se obtienen en el ECG van a ser: disminución de la positividad,
aplanamiento o inversión, dependiendo del grado de gravedad de
la isquemia subepicárdica (Fig. 2.17).
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Antonio Fuertes García
Figura 2.17. ECG sugestivo de isquemia subepicárdica inferior (se han
excluido las derivaciones precordiales).
Características electrocardiográficas
• Onda T aplanada o negativa de ramas simétricas y de base
estrecha.
• Suele presentarse en las derivaciones correspondientes a
la zona de isquemia, en contraposición con la imagen de
isquemia subepicárdica de origen no isquémico (pericarditis,
fármacos...), que suele ser de localización más extensa y con
negatividad de la onda T, habitualmente menos marcada.
Presentación clínica
• Insuficiencia coronaria crónica.
• IAM antiguo.
• IAM en fase evolutiva (24-48 h).
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Pruebas diagnósticas
• IAM subendocárdico.
• Crisis de angor de esfuerzo.
Diagnóstico diferencial
• Pericarditis.
• Miocarditis.
• Embolia pulmonar. Cor pulmonale.
• Prolapso mitral.
• Patrón juvenil.
• Síndrome de preexcitación.
• Tras episodios de taquicardia.
• Alcoholismo.
• Hiperventilación.
• Accidentes cerebrovasculares. Hemorragia subaracnoidea.
• Ciertos fármacos: digital, quinidina, amiodarona.
LESIÓN
Si la isquemia es grave y persistente, la célula sufre un marcado
descenso de la concentración de K intracelular, siendo la relación Ki/
Ke (la [Ke] prácticamente no se modifica) muy baja comparada con la
célula normal. Esta alteración va a condicionar que la curva del PAT
presente características electrofisiológicas distintas:
• Ascenso lento en su porción inicial (fase 0).
• Amplitud y duración disminuidas.
Gráficamente se ha descrito con acierto como una curva de
“mala calidad”. Dependiendo de la localización de esa zona lesionada, se van a obtener dos tipos de patrones electrocardiográficos
(Fig. 2.18):
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L. subendocárdica
Normal
L. subepicárdica
Figura 2.18. Esquema de lesión.
Lesión subendocárdica
Si persiste la isquemia en el subendocardio, tras los signos
iniciales (alteraciones de la onda T por aumento de la duración
de la curva del PAT), aparecen los derivados de la marcada disminución del K+ intracelular que, tras condicionar la existencia de
una curva de PAT subendocárdico de menor amplitud y duración
que la del subepicardio (supuestamente normal), va a traducirse
en el ECG por su signo característico: descenso del segmento
ST (Fig. 2.19).
Características electrocardiográficas
• El descenso del ST suele ser rectilíneo o ligeramente descendente y cóncavo respecto a la línea isoeléctrica.
• Se considera valorable si el descenso es ≥ 0,5 mm.
• Desplazamiento negativo del punto J.
• Ocasionalmente, aumento del voltaje de las ondas S.
Presentación clínica
• Angor de esfuerzo.
• Positividad eléctrica en la ergometría.
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Pruebas diagnósticas
Figura 2.19. ECG
con imagen de lesión
subendocárdica (IAM
inferoposterior).
• Síndrome premonitorio.
• IAM subendocárdico. IAM no Q.
• Insuficiencia coronaria crónica.
Diagnóstico diferencial
• Tratamiento con digital (cubeta digitálica).
• BRIHH.
47
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Antonio Fuertes García
•
•
•
•
•
Hipertrofia del VI.
Hipopotasemia.
Simpaticotonía o hiperventilación.
Prolapso mitral.
Variante de la normalidad.
Lesión subepicárdica
Por la localización de la lesión, el deterioro se produce en la
curva del PAT del subepicardio y, siguiendo el mismo razonamiento
que en el caso anterior, existe un predominio de la curva del PAT
subendocárdico, lo que se traduce en el ECG por su signo característico: la supradesnivelación del segmento ST (Fig. 2.20).
Características electrocardiográficas
• ST supradesnivelado.
• Desplazamiento positivo del punto J.
• Aumento de voltaje de la onda R ().
Presentación clínica
• Fase aguda del IAM (hasta 2 semanas).
• Angina vasoespástica grave (Prinzmetal).
• Positividad eléctrica en la ergometría (suele ser signo de
severidad).
• Aneurisma gravedad.
Diagnóstico diferencial
• Pericarditis aguda.
• Traumatismos de tórax.
• Postcardioversión.
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Pruebas diagnósticas
Figura 2.20. ECG de una
lesión subepicárdica inferior
y lateral (IAM inferior).
Con menor frecuencia puede verse en:
• Tumores o quistes miocárdicos.
• Vagotonía (atletas...).
• Hiperpotasemia.
• Digitalización en caso de ipertrofia VI.
• Variante de la normalidad (repolarización precoz).
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Antonio Fuertes García
NECROSIS
Cuando el flujo coronario está interrumpido de forma prolongada, las alteraciones estructurales que se producen en la célula,
van a condicionar el que no llegue a generarse curva de PAT,
desapareciendo la actividad eléctrica de esa zona (se pierde la
capacidad, tanto de generar como de transmitir estímulos eléctricos). Se ha producido de forma irreversible necrosis celular y en
el ECG aparece el signo característico: onda Q patológica.
Aunque se han sugerido varias teorías, hace ya casi 60 años,
Wilson sugirió, de forma afortunada, que la zona necrosada
equivalía a una “ventana eléctrica” en la que, al ser tejido
eléctricamente inerte, el electrodo explorador, colocado sobre la
zona necrosada, va a registrar el potencial intracavitario, como
si estuviese colocado dentro de la cavidad ventricular, es decir,
una deflexión negativa (onda Q), puesto que los vectores correspondientes a la activación ventricular se alejan del centro de la
cavidad (Fig. 2.21).
Figura 2.21. Concepto de
ventana eléctrica.
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Pruebas diagnósticas
De forma ocasional, la necrosis eléctrica (ausencia de actividad eléctrica celular con presencia de onda Q en el ECG) no
siempre se acompaña de necrosis anatómica (sustitución del
tejido muscular contráctil, por tejido fibroso cicatricial), existiendo células con daño aún reversible. Esta situación explica que, a
veces, desaparecen las ondas Q, que inicialmente están presentes
en episodios de insuficiencia coronaria aguda.
La onda Q, signo de necrosis eléctrica, puede estar presente
de forma normal en las derivaciones V4-6, I y aVL que registran la
cara lateral del VI. Para diferenciar las ondas Q normales de las
sugestivas de necrosis transmural, éstas deben presentar ciertas
características:
• Deben tener duración ≥ 0,04 s (excepto en aVR, en la que
su presencia es normal).
• Onda Q con empastamientos (sugestivos de la existencia
de células aún eléctricamente activables).
• La profundidad de la onda Q es de menor especificidad,
aunque suele aceptarse como muy sugestiva si tiene una
profundidad superior a 2-3 mm o al 25% de la R que le
sigue (o del 15% de la R en las derivaciones precordiales).
Aun no cumpliendo estos criterios, son muy sugestivas de
IAM:
• Onda Q en V5-6 en presencia de BRIHH.
• Onda Q en V4 > que en V6.
• Onda Q en complejos transicionales.
• Onda Q en V1-2.
• Onda Q en III, sólo si también está presente en II y aVF.
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Antonio Fuertes García
Diagnóstico diferencial
La presencia de ondas Q aparentemente patológicas puede
ocurrir en otras situaciones clínicas (falsos positivos):
• Comprobar que éstas persisten con cambios de postura
(de pie o sentado).
• BRIHH o HBSARIHH.
• Prolapso mitral.
• Miocardiopatía hipertrófica (hipertrofia septal).
• Valvulopatías mitroaórticas.
• Síndrome de W-P-W.
• Corazones horizontales (obesos, embarazadas).
• EPOC.
• TEP.
Nos hemos referido a la necrosis transmural. Cuando el área
necrótica no afecta a todo el espesor de la pared ventricular y en
función del área afectada, se distinguen tres tipos:
Necrosis subendocárdica
Está localizada en las proximidades del subendocardio anatómico. Cuando el área de necrosis no llega a sobrepasar el subendocardio eléctrico (SEE) no aparece onda Q en el ECG. El diagnóstico de IAM subendocárdico suele establecerse cuando existe
elevación enzimática valorable, junto con infradesnivelación del
segmento ST.
Necrosis subepicárdica
Se localiza en el subepicardio. En este caso y cuando el área de
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Pruebas diagnósticas
necrosis alcanza o sobrepasa el SEE se registra onda Q patológica.
Si la necrosis no alcanza el SEE, se registra onda R, cuya altura va
a estar en relación con la masa de tejido subepicárdico que queda
sano, sin que aparezca onda Q patológica.
Necrosis intramurales
Afectan a áreas localizadas dentro del miocardio. Su expresión
en el ECG va a estar condicionada por el grado de extensión de
la necrosis que se localice por fuera del SEE. En la tabla 2.III se
resumen, de forma esquemática, los diferentes tipos de complejos
que van a obtenerse en función de la localización de la necrosis.
EL ECG EN EL DIAGNÓSTICO TOPOGRÁFICO
DEL IAM
De forma convencional, se ha establecido una correlación
aceptable entre la localización anatómica de la necrosis y los
hallazgos en el ECG (las mismas pautas se siguen para la localización de la isquemia o la lesión). Esta relación se resume en la
tabla 2.IV.
Recordar de nuevo, que el diagnóstico de IAM no se basa exclusivamente en los hallazgos electrocardiográficos. Los aspectos clínicos y las alteraciones analíticas son, en muchos casos con el ECG,
indispensables para establecer el diagnóstico definitivo. Las necrosis
posteriores son de difícil registro en el ECG, debido a que no existen
electrodos que registren directamente la zona necrosada. La no
presencia de fuerzas eléctricas posteriores (necrosis) condiciona un
predominio marcado de las fuerzas anteriores, representadas por
una onda R alta (R>S) en V1 o V2.
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Antonio Fuertes García
Necrosis subendocárdica
S.E.E.
Necrosis subepicárdica
Necrosis intramural
zona del
esquema
S.E.E.
Tabla 2.III. Esquema de los hallazgos ECG en necrosis no transmurales
(SEE= subendocardio eléctrico). En relleno el área de necrosis.
Cuando la necrosis afecta a más de una de las zonas descritas
(situación frecuente), el ECG suele mostrar los signos específicos
de cada una de ellas.
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Pruebas diagnósticas
Alteraciones en el ECG
Localización de la necrosis
Septal (tercio medio)
Septal (dos tercios inferiores)
Anteroseptal
Anterior
Anterolateral
Anterior extenso
Lateral alto
Lateral bajo
Inferior
Inferoposterior
Posterior (imagen especular)
Apical
Ausencia del vector 1, con
imagen Qs en V1-2 y Rs en V5-6
Qs en V1-3 ó 4 y Rs en V5-6
Q en V1-4
Q en V2 ó 3-4
Q en V3 ó 4-6
Q en V1-6, I y aVL
Q en I y aVL
Q en V5-6
Q en II, III y aVF
Q en II, III y aVF con R>S en V1-2
R > S en V1-2-3
Q en II, III y aVF con R>S en aVR
Del ventrículo derecho: imágenes poco específicas debido al
gran predominio de fuerzas eléctricas de VI. El diagnóstico en la
práctica se hace por hallazgos sugestivos en V3R-V4R, alteraciones
hemodinámicas y la gran tendencia a bloqueos A-V
Tabla 2.IV. Localización topográfica del IAM.
El diagnóstico de IAM en presencia de otras alteraciones,
especialmente de trastornos de la conducción (bloqueos de rama,
W-P-W, presencia de marcapasos...) se escapa a los límites de
este manual, y a veces es necesaria la realización de otro tipo de
exploraciones complementarias más complejas.
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Antonio Fuertes García
ARRITMIAS MÁS FRECUENTES
Se entiende por arritmia cualquier ritmo no sinusal o frecuencia distinta a la considerada como normal (en reposo
entre 60-100 lpm).
El estudio de las alteraciones del ritmo, constituye uno de los
temas más controvertidos de la cardiología actual. Su complejidad
para los que se inician hace que intencionadamente hagamos
referencia únicamente a las arritmias más frecuentes, así como
el simplificar lo posible su descripción.
Eludiremos, pues, comentar en detalle los mecanismos de
producción o mantenimiento de las arritmias, fuera de la intención de este manual, y que en muchos casos la confirmación
diagnóstica, requiere la realización de técnicas diagnósticas
complementarias.
Aunque existen numerosas clasificaciones, una de ellas fácilmente comprensible, en la que se han excluido las arritmias más
complejas, se muestra en la tabla 2.V.
En el texto se describen conceptualmente otras arritmias no
incluidas en esta clasificación en función de su simplificación.
ARRITMIAS HIPOACTIVAS
Bradicardia sinusal
La única anomalía consiste en que la FC es inferior a 60 lpm
(RR > 1 s). Se considera grave si la FC es < 40 lpm (Fig. 2.22).
Puede observarse en:
• Vagotonía.
• Atletas o deportistas.
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Pruebas diagnósticas
A. Hipoactivas:
• Bradicardia sinusal
• Paro sinusal
• Bloqueo sinoauricular
• Bloqueo A-V de 1er grado
• Bloqueo A-V de 2º grado, tipo Mobitz I
• Bloqueo A-V de 2º grado, tipo Mobitz II
• Bloqueo A-V de 3er grado
B. Hiperactivas
I. Supraventriculares:
• Extrasistolia auricular
• Extrasistolia de la unión
• Taquicardia supraventricular
• Flútter auricular
• Fibrilación auricular
II. Ventriculares:
• Extrasistolia ventricular
• Taquicardia ventricular
• Fibrilación ventricular
C. Mixtas:
• Arritmia sinusal
• Enfermedad del seno
• W-P-W y síndrome de preexcitación
Tabla 2.V. Clasificación de las arritmias.
•
•
•
•
Enfermedad del seno.
Tratamiento con betabloqueantes, digital...
Hipotiroidismo.
Hipotermia.
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Antonio Fuertes García
Figura 2.22. Bradicardia sinusal (FC= 43 lpm).
Paro sinusal
Al no registrarse la activación del nódulo sinusal (NS) en el
ECG –no hay contracción de células musculares– los trastornos
de conducción entre el NS y las auriculas solo se deducen por
alteraciones en la presencia/ausencia o en el ritmo de presentación de la onda P. El paro sinusal traduce ausencia, habitualmente
transitoria, de actividad del nódulo sinusal y en el ECG no se
registran ondas P. El período de paro sinusal no es múltiplo del
espacio PP basal (Fig. 2.23).
Bloqueo sinoauricular
El bloqueo, se localiza (difícil de demostrar en el ECG) entre
el nódulo sinusal y el músculo auricular próximo. Existen tres
modalidades:
• 1er grado: no identificable en el ECG.
• 2º grado: ocasionalmente el estímulo sinusal llega a despolarizar las aurículas. En este caso en el ECG falta un(os) complejo(s)
incluyendo la onda P, así el complejo P-P es exactamente el
doble del P-P basal.
• 3er grado: los estímulos sinusales no llegan a despolarizar
las aurículas. En el ECG no aparecen ondas P, dependiendo la
activación y frecuencia auricular de los ritmos de escape.
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Pruebas diagnósticas
Figura 2.23. Paro sinusal.
Figura 2.24. BI: A-V de 1er grado (PR= 0,48 s).
Bloqueo auriculoventricular (Bl. A-V)
Es la expresión de un trastorno de conducción a nivel de la
unión auriculoventricular y son consecuencia del aumento del
período refractario de la unión A-V o del sistema His-Purkinje.
(Ver resumen en la Tabla 2.VI).
a. Bloqueo A-V de primer grado
La única alteración del ECG consiste en el alargamiento del
intervalo PR > 0,20 s (en ancianos > 0,22 s). Todas las ondas P
conducen y van seguidas de su correspondiente complejo QRS,
que es de características normales Fig. 2.24).
b. Bloqueo A-V de segundo grado
Ocasionalmente la onda P no es conducida. En el ECG se
registran ondas P no seguidas de complejos QRS. De este tipo de
bloqueo se distinguen dos modalidades:
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Antonio Fuertes García
Figura 2.25. BI: A-V de 2º grado, tipo Mobitz I.
Figura 2.26. BI: A-V de 2º grado, tipo Mobitz II.
• Tipo Mobitz I, en el que el espacio PR se va alargando de
forma progresiva (período de Wenckebach), hasta que una
onda P queda bloqueada. La secuencia habitual entre las ondas
P y las conducidas suele ser 3/2 ó 4/3, aunque dependiendo
del grado de bloqueo, puede ser cualquier otra (Fig. 2.25).
• Tipo Mobitz II, en este caso el PR es constante, habitualmente
de duración normal y de forma ocasional hay P no conducidas.
Cuando las P no conducidas son muy frecuentes, se habla de
bloqueo de 2º de grado avanzado (Fig. 2.26).
Significación clínica
• Cardiopatía isquémica.
• Ciertas drogas: digital.
• Sujetos sin cardiopatía.
c. Bloqueo A-V de tercer grado o completo
Ninguna de las ondas P es conducida a los ventrículos. Existe
una disociación completa entre la activación auricular (ondas P
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Pruebas diagnósticas
Figura 2.27. Bloqueo A-V completo.
de frecuencia y características normales) y la ventricular, cuya
activación suele hacerse desde un foco de escape localizado en
zonas próximas a la unión A-V o del His-Purkinje y con la frecuencia propia de estos focos, < 45’ (Fig. 2.27).
Significación clínica
• Cardiopatía isquémica.
• Cirugía cardíaca previa.
• Enfermedades degenerativas.
Esquema de los bloqueos A-V
De 1er grado:
Todas las P conducen con PR largo (> 0,20 seg.)
De 2º grado:
Mobitz I: alargamiento progresivo del PR (período de
Wenkebach) con ondas P no conducidas
Mobitz II: las P conducidas lo hacen con PR constante
De 3er grado:
Todas las P están bloqueadas
Tabla 2.VI.
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Antonio Fuertes García
ARRITMIAS HIPERACTIVAS
A. Supraventriculares
1. Extrasistolia auricular (EA)
Los latidos ectópicos corresponden a estímulos prematuros
–y casi siempre conducidos– originados en cualquier punto de
las aurículas, excepto en el NS. Se manifiestan en el ECG por (Fig.
2.28):
• P adelantada y de morfología habitualmente distinta a la de
origen sinusal.
• PR variable, en función de la localización del foco ectópico
auricular.
• QRS normal, si no se asocian trastornos de conducción intraventricular. La repolarización es asimismo normal.
• El período de acoplamiento suele ser fijo.
• Pausa compensadora incompleta.
*
*
Figura 2.28. Extrasistolia auricular.
Significación clínica
• Aisladas no indican patología.
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Pruebas diagnósticas
• En valvulopatía mitral, cuando son frecuentes, pueden ser
preludio de instauración de fibrilación auricular.
• Tratamiento digitálico.
2. Ritmo auricular bajo o ritmo del seno coronario
El origen de los impulsos está próximo al nodo A-V y a la
desembocadura del seno coronario en la aurícula derecha. Al ser la
activación auricular de arriba abajo, la P es negativa en II, III y aVF
y positiva en aVR. La frecuencia suele ser de unos 40-50 lpm.
3. Ritmo nodal
El impulso se origina en el nodo AV. En el ECG no se aprecian
ondas P, están incluidas en el complejo QRS que es de características normales (Fig. 2.29).
Figura 2.29. Ritmo nodal.
4. Extrasistolia nodal o de la unión
Muy similar a la extrasistolia auricular, aunque menos frecuente. El estímulo, al estar originado en la unión A-V, la onda P
suele inscribirse dentro del complejo QRS, no viéndose en el ECG.
Así pues, el ECG es similar al de la extrasistolia auricular, pero sin
identificarse ondas P. Ocasionalmente, la onda P puede inscribirse
como deflexión negativa tras el complejo QRS.
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5. Taquicardia nodal lenta
Cuando el ritmo de la unión A-V, que tiene una frecuencia
propia de 35-50 lpm, se acelera hasta alcanzar frecuencias de
70-120 lpm, se habla de taquicardia nodal (la frecuencia es mucho
más alta que la intrínseca del nodo A-V) y “lenta” porque en el
ECG la frecuencia no es excesivamente alta.
En el ECG: ritmo nodal (QRS estrecho) con frecuencia de
70-120 lpm. Es poco frecuente la activación auricular retrógrada.
Lo habitual es que las aurículas se activen normalmente desde el
NS. Este trastorno de conducción es otro ejemplo de disociación
auriculoventricular.
6. Taquicardia supraventricular (TSV) (Fig. 2.30)
En este término se incluyen los ritmos rápidos de origen supraventricular, al menos de tres complejos consecutivos, con excepción del flútter y la fibrilación auricular, es decir: taquicardia
sinusal, auricular y de la unión. La primera, ya comentada y
las otras dos, de características ECG muy similares:
• Ritmo regular con FC entre 150 y 260 lpm o superior en
niños y adolescentes.
Figura 2.30. Taquicardia supraventricular (los complejos son de morfología normal a 214 lpm. No se observa actividad auricular).
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Pruebas diagnósticas
• Todas las ondas P son conducidas con complejos QRS y
ondas T normales, excepto si se asocia conducción aberrada, entonces simula taquicardia ventricular.
En función de su presentación clínica pueden ser:
• Paroxísticas, cuando se presentan aisladamente. Son más
frecuentes que las
• Permanentes o incesantes, cuando la frecuencia de
complejos sinusales normales es escasa.
Significado clínico
• Puede presentarse en corazones sin cardiopatía estructural.
• En el caso de ser expresión de una cardiopatía, es frecuente
que se acompañe de episodios de IC.
La taquicardia sinusal puede estar presente o corresponder a:
• Ejercicio físico.
• Fiebre.
• Anemia, hipovolemia.
• Situaciones de estrés.
• ICC.
• Hipertiroidismo.
7. Flútter auricular
La actividad sinusal (onda P), está sustituida por un ritmo
auricular, regular y rápido, que tiene su representación en el ECG
en la presencia de ondas “F”, de morfología similar a dientes de
sierra (se ven, fundamentalmente, en II, III y aVF), con frecuencia
próxima a 300 por minuto, y cuyo origen se debe a la existencia de
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Figura 2.31. Flútter auricular (4: 1).
un movimiento circular del impulso o a un foco ectópico auricular
con automatismo muy aumentado (Fig. 2.31).
Habitualmente el bloqueo A-V de las ondas “F” es constante,
lo que se traduce por una respuesta ventricular rítmica (espacio
R-R fijo). De forma ocasional, el grado de bloqueo se hace variable
con cambios en los espacios R-R. En cualquier caso, estos espacios
son múltiplo de la distancia entre las ondas F.
Características electrocardiográficas
• Ondas “F” similares a dientes de sierra sin intervalo isoeléctrico entre ellas.
• Frecuencia regular próxima a 300 por minuto.
• Complejos QRS normales.
• Bloqueo A-V constante que hace que los espacios RR sean
fijos.
• La relación número ondas F/número complejos QRS determina el grado de bloqueo A-V: 2:1, 4:1...
Significación clínica
Suele acompañar a alguna cardiopatía (valvulopatía mitral,
CIA, cardiopatía isquémica...) o neumopatía, miocardiopatías,
embolismo pulmonar.
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Pruebas diagnósticas
8. Fibrilación auricular (FA)
Es un ritmo auricular rápido, caótico y desordenado con frecuencias próximas a 400 por minuto con grado variable de bloqueo
A-V que es el que va a condicionar la frecuencia ventricular.
Esta activación auricular caótica se manifiesta por la presencia
de ondas “f” (de fibrilación) de diferentes tamaños y morfologías,
a veces difícilmente identificables.
Como todos los ritmos de origen supraventricular los complejos QRS son de características normales, aunque completamente
arrítmicos (períodos R-R siempre diferentes). Este ritmo no genera
contracción auricular eficaz. (Fig. 2.32).
Características electrocardiográficas
• Ondas “f” irregulares (se ven fund. en V1).
• Frecuencia alta de las ondas “f”, prox. a 400 por minuto,
aunque a veces es difícil establecerla.
• Grado variable de bl. A-V que condiciona:
- Respuesta ventricular variable con períodos R-R diferentes.
- Complejos QRS de características normales en ausencia
de trastorno de la conducción asociados.
Significación clínica
• Valvulopatías (pref. mitrales o tricuspídeas).
• Cualquier situación que condicione la presencia de fibrosis
del miocardio auricular.
• Intoxicación digitálica.
• Hipertiroidismo.
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Figura 2.32. Arritmia completa por fibrilación auricular.
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Pruebas diagnósticas
• Prolapso mitral.
• Síndrome de preexcitación.
• Cardiopatía hipertensiva.
El término fibriloflútter, se aplica a aquella arritmia que
presenta características de ambas:
• Ondas auriculares visibles, frecuentemente monomorfas con
conducción A-V (y en consecuencia respuesta ventricular)
variable.
Para muchos autores, más que una arritmia con entidad propia, constituiría una forma de transición entre ambas. Se habla
de ritmo nodal, ya descrito (Fig. 2.29) o de la unión A-V cuando
este es el origen del ritmo predominante.
Los complejos QRS son de características normales y a la frecuencia fisiológica del nodo A-V, entre 35 y 55 lpm. La activación
auricular es retrógrada y la onda P, o no se ve (queda incluida en
el complejo QRS), o es negativa en las derivaciones inferiores, tras
de QRS, cuando el origen está en la parte baja del nodo.
Las arritmias con origen en la unión A-V (extrasistolia o taquicardia) básicamente (desde el punto de vista práctico de esta
guía) tienen características similares a las supraventriculares con
origen próximo al nodo A-V.
Taquicardia nodal, ritmo nodal con frecuencia alta (75-130
lpm). Cuando la frecuencia supera la fisiología del nodo, pero no
alcanza la considerada como “taquicardia”, se denomina taquicardia nodal lenta. Suelen ser frecuencias de 60-75 lpm.
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R1
R2
R3
R’
Figura 2.33. Extrasistolia ventricular.
B. Ventriculares
1. Extrasistolia ventricular (EV)
Las EV son complejos ventriculares anticipados con origen
en cualquier punto del miocardio ventricular o de las ramas o
divisiones del fascículo de His (Fig. 2.33).
Características electrocardiográficas
• Complejo QRS adelantado.
• Ausencia de onda P precedente.
• Complejos anchos y aberrados (conducen con imagen de
BRDHH si su origen es en el miocardio del VI y con imagen
de BRIHH si se originan en el VD).
• Repolarización secundaria (T negativa y asimétrica).
• Suele seguirse de pausa compensadora.
Pueden ser: monofocales, cuando el foco ectópico es único
(todas las EV tienen la misma morfología), o politópicas en que
al existir varios focos ectópicos, la morfología de los mismos es
también diferente (Fig. 2.34).
Se denomina período o intervalo de acoplamiento la distancia que existe entre la extrasístole y el complejo QRS prece-
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Pruebas diagnósticas
Figura 2.34. Extrasistolia ventricular politópica.
dente (distancia R-R’) y que debido a la prematuridad de la EV
es siempre menor que el R-R basal, (Fig. 2.33). Este período suele
relacionarse, entre otros parámetros, con la benignidad o “malignidad” de la extrasístole.
Las EV suelen tener una pausa compensadora completa
(habitualmente debido a que la EV no suele estimular al nódulo
sinusal, que sigue su propia “cadencia”). En este caso la distancia
entre los dos latidos sinusales, entre los que se inscribe la extrasístole, es el doble de la distancia RR de base (Fig. 2.33):
Distancia R2-R3 = 2 x R1-R2
En ocasiones la EV no impide que el latido sinusal siguiente estimule a los ventrículos en ese caso, que no existe pausa postextrasistólica, se habla de extrasístole interpolada (Fig. 2.35).
Según su presentación pueden ser:
• Aisladas.
• Apareadas (parejas de EV consecutivas).
• En salvas, cuando se presentan más de tres consecutivas
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Figura 2.35. Extrasistolia ventricular interpolada.
(o más de cinco, según otras clasificaciones). En este caso
se habla también de taquicardia ventricular.
• Cuando se alternan con latidos sinusales, se habla de bigeminismo (trigeminismo en caso de dos latidos sinusales y
una EV...) (Fig. 2.36).
Figura 2.36. Bigeminismo (trazado superior) o trigeminismo (trazado
inferior).
Significación clínica
• La EV puede verse en corazones sanos, aunque son frecuentes en cualquier forma de cardiopatía, fundamentalmente
en:
- Cardiopatía isquémica.
- Intoxicación digitálica.
- Miocardiopatías.
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Pruebas diagnósticas
Parasistolia. Cuando un foco ectópico –o varios– origina
estímulos de forma independiente y sin que la descarga de este
foco se vea condicionado por otros ritmos (sinusal o ectópicos)
por tener un bloqueo de entrada, este fenómeno se conoce como
parasistolia. Para su diagnóstico ECG, es necesario demostrar en
tira de ritmo la independencia o no afectación del foco ectópico
por otros ritmos, habitualmente el sinusal.
2. Taquicardia ventricular (TV)
De forma similar a como definimos la TSV, se incluyen dentro
de la TV, los ritmos rápidos (> de tres complejos) de origen ventricular o en las ramas del haz de His, con excepción del flútter y
de la fibrilación ventricular (Figs. 2.37 A y B).
Como el origen de los impulsos es ventricular y están habitualmente bloqueados de forma retrógrada, no suelen activar
las aurículas ni inhibir el nódulo sinusal, que sigue con su propio
A
B
Figura 2.37. A. Salva corta (autolimitada) de taquicardia ventricular.
B. Taquicardia ventricular sostenida.
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Antonio Fuertes García
ritmo. No es frecuente la identificación de ondas P por la alta
frecuencia de los latidos ectópicos. En la gran mayoría de las TV
existe una disociación auriculoventricular, en donde aurículas y
ventrículos tienen ritmo independiente.
Características fundamentales en el ECG
• Complejos QRS > 0,12 s.
• Los complejos QRS de complejo estrecho, < 0,12 s, tienen
su origen en el haz de His o sus ramas.
• Frecuencia variable que suele oscilar entre 150-200 lpm.
• No suelen identificarse ondas P (aunque el ritmo sinusal
es independiente de la TV).
• Con frecuencias rápidas, el ECG aparece como una serie de
ondas amplias y uniformes sin que se identifiquen espacios
ST u ondas T, que en el caso de la EV, son discordantes.
Según su presentación se distinguen:
Sostenidas, si persiste > 30 s o condiciona inestabilidad
hemodinámica.
Monomorfas, cuando la morfología de los complejos es similar. Las TV polimorfas sugieren origen errático y cambiante del
impulso. Una de las TV polimorfas es la denominada torsade de
pointes caracterizada por complejos QRS constantemente cambiantes.
Significación clínica
• IAM.
• Intoxicación digitálica.
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Pruebas diagnósticas
• MCD o hipertrófica.
• Ciertas drogas: amiodarona, K+...
3. Fibrilación ventricular (FV)
El ECG de la FV se caracteriza por ausencia de complejos ventriculares identificables como tales, ya que están substituidos por
ondas de fibrilación, irregulares de amplitud y altura variables con
frecuencias entre 150 y 500 lpm.
La estimulación y contracción eficaces ventriculares está
substituida por un ritmo caótico, funcionalmente ineficaz y que
hemodinámicamente equivale a parada cardíaca (Fig. 2.38).
Figura 2.38. Fibrilación ventricular.
Significación clínica
La FV es con frecuencia una situación terminal de múltiples
cardiopatías, fundamentalmente del IAM y suele preceder a la
asistólica (de ahí la urgencia vital en un tratamiento inmediato).
Con menor incidencia, puede aparecer en el curso de intoxicación digitálica, por quinidina, tras choque eléctrico, trastornos
electrolíticos graves...
Dentro de este grupo de arritmias, pueden incluirse otras
menos representativas:
Ritmo de escape. No es un ritmo estable, y consiste en la
presencia de despolarizaciones “primarias” ventriculares que se
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Antonio Fuertes García
producen como mecanismo de seguridad para mantener la contracción ventricular cuando fallan los otros marcapasos fisiológicos: el sinusal o el nodo A-V.
En el ECG aparecen como complejos QRS anchos (origen ventricular) muy alejados del latido previo de origen habitualmente
normal. Se diferencian de la extrasístole ventricular en que éste, al
tratarse de aumento del automatismo, suele estar adelantado.
Ritmo idioventricular. El ritmo predominante es el de escape.
Es un ritmo de origen ventricular monofocal y, con frecuencia
propia de la descarga ventricular, unos 30-35 lpm.
Ritmo idioventricular acelerado (RIVA). Ritmo habitualmente de breve duración constituido por latidos ventriculares
regulares a 60-100 lpm. Suele estar presente en períodos de disociación A-V en IAM o como signo de reperfusión miocárdica tras
fibrinolisis.
ARRITMIAS MIXTAS
Arritmia sinusal
El nódulo sinusal, mantiene el control del ritmo cardíaco, aunque la FC se modifica de forma evidente tras estímulos vagales. El
PR es constante y normal. Esta arritmia se considera fisiológica
y suele denominarse arritmia respiratoria cuando la variación
entre dos espacios P-P consecutivos no supera los 0,18 s (Fig.
2.39).
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Pruebas diagnósticas
Figura 2.39. Arritmia sinusal.
Enfermedad del seno
(Síndrome de bradicardia-taquicardia o enfermedad del nódulo sinusal, ENS). Se debe a una alteración del automatismo del
nódulo sinusal. El ECG se caracteriza por bradicardia sinusal y con
frecuencia (el 30% aprox.) se acompaña de episodios paroxísticos
de taquicardia sinusal (u otras arritmias SV: flútter y/o fibrilación auricular). Se habla entonces del síndrome de bradicardiataquicardia.
En el ECG: ritmo sinusal con PR constante y sin alteraciones en
el complejo QRS, pero con cambios bruscos en la frecuencia sinusal
(Fig. 2.40) o con presencia de ritmos rápidos auriculares.
Figura 2.40. Enfermedad del seno.
S. de Wolf-Parkinson-White (W-P-W)
Consiste en un trastorno de conducción, debido a la existencia
de una vía accesoria de conducción, que conecta directamente
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las aurículas con el músculo ventricular, eludiendo el nodo A-V.
La activación auricular se transmite a los ventrículos a través de
dos vías:
- Una normal, a través del nodo A-V, con conducción lenta
a este nivel.
- Otra anómala, a través de la vía accesoria (haz de Kent) de
conducción rápida al no tener el “freno” del nodo A-V.
La activación ventricular –complejo QRS– resulta de la transmisión del impulso por ambas vías. La primera porción del complejo
QRS se inscribe precozmente, originando en el ECG una deflexión
inicial característica del síndrome llamada onda delta y que corresponde a la activación de la masa muscular donde termina el haz
anómalo. Desde ese punto, la conducción del impulso es lenta, ya
que se realiza a través del miocardio ventricular, lo que permite
que la activación de prácticamente todo el miocardio restante se
realice, normalmente, a través del tejido específico de conducción.
La segunda porción del QRS es pues normal (Fig. 2.41).
En función de la localización del haz anómalo se conocen
clásicamente dos tipos:
a. Preexcitación izda. con onda delta positiva en V1-2.
b. Preexcitación dcha. con complejos QRS y onda delta negativa en V1-2.
Actualmente y tras las aportaciones de técnicas de mapeo, se
han establecido los tipos I, II y III en función de la dirección del
vector de los 20 ms iniciales del complejo QRS, que son los que
dan lugar a la onda delta, y que permiten con cierta precisión, la
localización del haz anómalo.
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Figura 2.41. Síndrome de Wolf-Parkinson-White (W-P-W).
Pruebas diagnósticas
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Los hallazgos en el ECG son, pues:
• Ritmo sinusal con segmento PR corto (< 0,12 s).
• Presencia de onda delta.
Este síndrome suele incluirse en este capítulo de arritmias por
la tendencia de estos pacientes a desarrollar alteraciones del ritmo,
fundamentalmente crisis de taquicardia ventricular (Estas crisis
responden bien a la estimulación vagal y apenas al tratamiento
digitálico).
La presencia de W.P.W. convierten a ciertas alteraciones del
ritmo auricular (flutter y fibrilación) en arritmias potencialmente
malignas, debido al marcado incremento de la frecuencia ventricular, ya que la conducción A-V se realiza a través del haz anómalo
evitando el “filtro” que de forma fisiológica supone el nodo A-V.
En el informe del ECG debe describir las alteraciones de
la FC, eje eléctrico y de las distintas ondas e intervalos (ver
ECG normal en el adulto). Si no se observan alteraciones, el
informe se limita en la gran mayoría de los casos a: sin alteraciones significativas. En este caso, se presupone que tanto
el rimo (sinusal) como la FC (entre 50 y 90 lpm) son normales
y que no se observan alteraciones en el trazado.
En su caso debe especificarse la presencia de ritmo
(arritmias) o FC anormales, criterios de posible crecimiento
de cavidades, bloqueos A-V o de rama, signos que sugieran
isquémia o necrosis...
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Pruebas diagnósticas
Capítulo III
Prueba de esfuerzo (PE)
PE con Talio (TL-201)
Es bien conocido que un gran número de pacientes con CI
permanecen asintomáticos, y aproximadamente la mitad de los
que presentan episodios de angina tiene un ECG basal normal.
De este hecho nace la necesidad de disponer de otros métodos
diagnósticos de mayor sensibilidad/especificidad para la CI, dada
la gran morbi-mortalidad de este tipo de patología.
En este sentido y desde hace ya 65 años (Feil y Siegel, 1928)
se pudo constatar la depresión del segmento ST en el ECG de
pacientes con angina mientras realizaban un esfuerzo físico. Desde
entonces no han cesado las investigaciones tendentes a conseguir una prueba reglada, sencilla, extrapolable que permitiese una
mejor valoración diagnóstica y pronóstica de la CI que las que se
venían utilizando.
Así, tras varias aportaciones sucesivas, llegamos a los tipos
de PE actuales que luego describiremos (cicloergómetro y cinta
sin fin). Obviaremos la descripción de otros tipos (Master) por la
limitación de espacio y su falta de interés actual.
Mientras se realiza un esfuerzo físico, se producen en el organismo una serie de respuestas tendentes a aumentar la oferta de
O2 e intentar mantener el equilibrio oferta/demanda. El miocardio,
ante la necesidad de mantener un volumen minuto adecuado,
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incrementa notablemente el trabajo y en consecuencia, su propio
consumo de O2. El aporte de oxígeno, que de forma paralela debe
incrementarse, se consigue a expensas de:
•
Incremento de la FC (por el predominio simpático y aumento de las catecolaminas circulantes que determina el ejercicio
físico).
• Incremento del flujo coronario (que depende preferentemente de la presión de perfusión coronaria y de sus resistencias arteriolares).
El aspecto diferencial del miocardio isquémico con respecto al sano es en esencia, la limitación del flujo coronario
en el isquémico, debido en la gran mayoría de los casos a la
presencia de placas de ateroma que, al disminuir la presión de
perfusión y aumentar las resistencias coronarias, disminuyen el
flujo coronario, condicionando la aparición de síntomas (angina)
y/o signos (alteraciones en el ECG) característicos de isquemia
miocárdica.
TIPOS DE PRUEBAS DE ESFUERZO
Entre la multitud de modalidades de ejercicio físico que puede
realizarse en una prueba de esfuerzo (PE), deben realizarse preferentemente según distinto tipo de respuesta que provocan en
el sistema cardiovascular:
• Ejercicios dinámicos o isotónicos, en los que intervienen
grandes grupos musculares (flexores y extensores) de forma
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Pruebas diagnósticas
rítmica. Son por ej.: nadar, caminar, correr, frente a los isométricos o estáticos en los que determinados grupos musculares
mantienen una contracción sostenida frente a una resistencia
fija, por ej.: levantar pesos.
• Ejercicio continuado, en el que tras iniciarse la PE no se
interrumpe hasta su finalización. En la PE con ejercicio discontinuo, el esfuerzo se realiza a cargas crecientes intercalándose
períodos de descanso de duración similar a cada período de
esfuerzo.
• Multietapa, en donde el nivel de esfuerzo es progresivamente
creciente en etapas de duración variable según el protocolo
empleado.
Respecto al momento en que se da por finalizada la PE existen
dos modalidades:
• Máxima o limitada por síntomas, en la que se suspende
cuando aparecen síntomas (disnea, angina, agotamiento) o
signos (alteración ECG, caída de la TA, signos de bajo gasto...)
que así lo aconsejen. En otras ocasiones, se suspende cuando
se supera la FC máxima teórica:
- Para hombres: FC máx. = 220 - edad (en años)
- Para mujeres: FC máx. = 210 - edad (en años)
• Submáxima, en la que la suspensión se realiza al alcanzar
un nivel determinado de carga o una determinada FC, habitualmente la FC submáxima:
FC submáx. = 85% de la FC máx.
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Actualmente tiende a realizarse PE con: ejercicios dinámicos o isotónicos, continua, multietapa y máxima o limitada por
síntomas.
Independientemente de los protocolos que se sigan, los dos
tipos de PE más frecuentemente utilizados en la actualidad
son:
• Bicicleta ergométrica. El ejercicio consiste en pedalear sobre
una bicicleta estática en la que se regula manual o eléctricamente la resistencia a vencer durante el pedaleo.
• Cinta sin fin (tread-mill). El sujeto camina o corre sobre una
cinta sin fin cuya inclinación y velocidad son modificables en
función del protocolo empleado. Es el tipo de PE habitual.
Ambos presentan ventajas e inconvenientes (coste, espacio
necesario, mayor o menor colaboración del paciente, cuantificación del esfuerzo,...). En nuestro centro se realiza de forma
rutinaria la cinta sin fin.
INDICACIONES DE LA PE
La PE, que como hemos comentado, se ha venido utilizando
preferentemente de forma diagnóstica en la CI, tiene hoy otras
indicaciones de tanto interés como aquélla. Las indicaciones
comúnmente aceptadas se resumen en la tabla 3.I, señalando
que mientras algunas están universalmente aceptadas, otras están
aún sujetas a cierta controversia.
Por la misma naturaleza de la PE, su realización está contraindicada en una serie de circunstancias, fundamentalmente
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Pruebas diagnósticas
CON FINES DIAGNÓSTICOS
A. En pacientes sintomáticos:
1. Dolor torácico:
a) Típico
b) Atípico
2. Clínica de equivalentes isquémicos.
B. En pacientes asintomáticos:
1. Con alt. en el ECG sugestivas de isquemia.
2. Con alta probabilidad de padecer C.I. (pac. con múltiples
F de R).
3. Cuando convenga descartar con cierta seguridad C.I.
4. Con sospecha de C.I. silente.
5. Sedentarios que inician programa de actividad física.
6. Para estudio funcional de ciertas arritmias.
CON FINES VALORATIVOS Y/O PRONÓSTICOS
1. Seguimiento de pacientes con C.I. conocida.
2. Tras IAM.
3. En exámenes pre- o laborales.
4. De la eficacia del tratamiento:
Médico
ACTP
Quirúrgico
5. Respuesta de la TA.
6. En valvulopatías o miocardiopatías.
7. En el estudio de ciertas arritmias y/o trastornos de la
conducción A-V.
8. En ciertas cardiopatías congénitas.
Tabla 3.I. Indicaciones de la prueba de esfuerzo.
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Antonio Fuertes García
cuando el riesgo de complicaciones graves sea elevado, o si la
fiabilidad de los resultados es dudosa o no se dispone de la necesaria colaboración del paciente. Estas circunstancias se resumen
en la tabla 3.II.
Señalar que alguna de las contraindicaciones son relativas,
pudiendo realizarse la PE, aunque en estos casos es necesaria una
mayor vigilancia y cuidado.
Cuando la PE se considere de alto riesgo debe realizarse únicamente en laboratorios bien dotados y en los que en caso necesario
pueda recurrirse al apoyo de otras secciones: unidad coronaria,
hospitalización.
METODOLOGÍA
Para realizar la PE con seguridad suficiente debe disponerse
de una dotación de personal y utillaje capaz de poder resolver las
complicaciones que, aunque muy poco frecuentes, pueden surgir
durante su realización. Como norma, al menos debe disponerse de:
• Personal: un médico y una enfermera.
• Equipamiento:
- Espacio suficiente y vestuario para los pacientes.
- Elemento base (cicloergómetro o cinta sin fin), sistema
de registro, osciloscopio y tensiómetro que permitan un
registro idóneo.
- Cama/camilla, desfibrilador, útiles de intubación y medicación necesaria para, al menos, iniciar el tratamiento de
posibles complicaciones (NTG, atropina, lidocaína...).
Comprobados estos requisitos, valorada la indicación de la PE
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Pruebas diagnósticas
ABSOLUTAS
1. IAM en la fase aguda (1ª-2ª semana en los no complicados)
2. Angina inestable
3. Estenosis aórtica grave
4. Miocardiopatía hipertrófica obstructiva grave
5. Miocarditis aguda
6. Insuficiencia cardíaca descompensada
7. Enf. del tronco o equivalente
RELATIVAS
1. HTA severa (puede ser contraindicación absoluta)
2. Estenosis aórtica moderada
3. Incapacidad física
4. Limitaciones neurológicas u ortopédicas
5. Enfermedades intercurrentes
6. Arritmias basales
7. Bradicardia inducida por el esfuerzo
8. Ansiedad manifiesta o falta de cooperación
9. Alteraciones en ECG basal que dificulten la interpretación de los
resultados
10. MCP de frecuencia fija en pacientes con dependencia del
marcapasos
11. Equipo inadecuado o insuficiente
Existe una serie de procesos extracardíacos que también pueden
contraindicar la realización de una PE:
• Anemia grave
• Aneurisma disecante de aorta
• Tromboflebitis aguda
• Enfermedades crónicas debilitantes
• Sobredosis o intoxicación por ciertas drogas cardioactivas
Tabla 3.II. Contraindicaciones de la prueba de esfuerzo.
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Antonio Fuertes García
y de forma somera la situación clínica del paciente, se inicia la
“rutina” de la prueba. El paciente ha debido realizar una última
comida (desayuno o comida) frugal y quedar con vestimenta adecuada (tórax descubierto, pantalón de deporte y calzado cómodo
o deportivo). Se debe informar al paciente de la finalidad y de los
pormenores de la prueba, a fin de solicitar su máxima colaboración. Una vez tomados los controles basales (ECG y TA) y tras
hiperventilación, se entrena brevemente al paciente en el tipo de
ejercicio a realizar (tras esto el paciente suele tener más confianza
para realizar la prueba) y se pasa a la realización de la PE en sí.
En nuestro centro, suele realizarse el test de Bruce en cinta rodante y limitado por síntomas. Durante el test se toman
controles de FC y TA cada tres minutos, observando de forma
continuada el osciloscopio para detectar cualquier alteración en
el ECG que pueda producirse. Tras la finalización del esfuerzo,
cuyas razones o motivos se comentarán luego, se inicia la fase de
recuperación. En ella, el enfermo debe permanecer tumbado hasta
que las constantes (FC y TA) sean ya similares a los valores basales
o pretest. Durante este período se deben tomar las constantes
(FC, TA y ECG) cada dos minutos hasta su normalización. Una vez
comprobado que el enfermo está en buena situación clínica, se
da por finalizada la prueba.
MOTIVOS DE SUSPENSIÓN DE LA PE
Una PE debe suspenderse por una serie de circunstancias que
en parte van a depender del propósito de la prueba. En general,
los criterios aceptados para la interrupción de una PE se resumen
en la tabla 3.III.
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Pruebas diagnósticas
CRITERIOS CLÍNICOS
• Angina moderada-grave y/o progresiva
• Disnea marcada o fatiga muscular importante
• Marcha atáxica
• Síncope, mareo o confusión
• Claudicación de mm.ii
• Signos de vasoconstricción o bajo gasto (frialdad, palidez, cianosis,...)
• Comportamiento anormal de la TA:
- HTA de > 250/130 mmHg
>210/110 en enf. anticoagulados o con IAM reciente
- Hipotensión > 20 mmHg o ausencia en el incremento de la TA en 3
estadios consecutivos de la prueba
CRITERIOS ELECTROCARDIOGRÁFICOS
• Alteraciones isquémicas severas del segmento ST
- ST > 4-5 mm en ausencia de angina
- ST > 2 mm sin alteraciones de IAM previo
• Arritmias supravetriculares rápidas: flútter o fibrilación auricular, TSV...
• Arritmias ventriculares potencialmente peligrosas:
- Taquicardia ventricular
- Extrasistolia ventricular de alta densidad, politópica, en salvas o con
fenómeno R/T
- Alternancia del QRS
• Alteraciones de la frecuencia cardíaca
- Síndrome hipercinético
- Cronotropismo negativo (no incremento o descenso de la FC
Durante la prueba)
• Aparición de ciertos trastornos de la conducción:
- Bloqueo A-V de 2º o 3er grado
- Bloqueo de rama izquierda
- Evidente ensanchamiento del complejo QRS
- Alcanzar la FC máxima (según el protocolo)
OTRAS RAZONES
• Fallo mecánico o problemas técnicos
• Petición del paciente o falta de colaboración
• Criterios de sobrecarga suficiente (superar la FC calculada como máxima)
Tabla 3.III. Criterios de interrupción de la PE.
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COMPLICACIONES DERIVADAS DE LA PE
La PE es actualmente una prueba segura, siempre que en su
realización se tengan presentes unas de precauciones mínimas:
valoración clínica del paciente (se aconseja dejar pasar al menos
2-3 días tras un episodio de angina y 10-12 días tras un IAM no
complicado), controles previos de ECG, TA...
Del enorme número de PE realizados de forma habitual (en
nuestro centro, más de 75.000) se han establecido unas cifras
medias de:
• Mortalidad = 0,005% (un fallecimiento cada 20 ó 25.000
pacientes). Se incluye el nº de fallecimientos atribuidos o
acaecidos como consecuencia de la realización de la PE.
• Morbilidad = 0,03% (3 cada 10.000 pruebas). Aparición de
síntomas o signos sugestivos de patología, que suelen requerir
actuación médica y/u hospitalización.
• Tasa de complicación = 0,08% (8 cada 10.000 PE), entendiendo por tal la aparición transitoria de síntomas o signos que
ceden espontáneamente con el reposo y que carecen de trascendencia clínica, por ej: disminución de la TA con inestabilidad
o síncope, síncope vaso-vagal, arritmias benignas pasajeras...
Las complicaciones que aparecen más frecuentemente son:
Mayores
Arritmias graves (TV)
ACVA
IAM
Menores
Arritmias supraventriculares
Insuficiencia cronotrópica
Taquicardia sinusal excesiva
Insuf. contráctil leve del VI
Extrasistolía ventricular
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Pruebas diagnósticas
INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS
La PE se realiza preferentemente, insistimos una vez más,
con fines diagnósticos o valorativos y, en su interpretación, debe
tenerse en cuenta esta circunstancia. Aunque la PE aporta una
gran información sobre el estado funcional del aparato cardiovascular y no debe resumirse el resultado como prueba positiva
o negativa, en la práctica suele simplificarse –y sospechamos
seguirá ocurriendo– a:
• Presencia de síntomas y signos sugestivos de isquemia.
• Alteraciones electrocardiográficas.
• Nivel de esfuerzo alcanzado.
Síntomas y signos específicos
Dolor anginoso, de características específicas, localización,
irradiación, comportamiento con el esfuerzo, es de gran valor
predictivo.
Debe hacerse el diagnóstico diferencial con otras precordialgias secundarias a patología esofágica, cervicoescapulohumeral,
musculoesquelética. Se valorará el momento del inicio, su comportamiento con el incremento del esfuerzo.
Otros síntomas o signos: disnea, sudoración fría, inestabilidad
o síncope, hipotensión,... suelen indicar bajo gasto, aunque no
son específicos de CI.
La TA se eleva progresivamente con el esfuerzo hasta alcanzar
cifras máximas de 220-240 mmHg. En personas con cierto grado
de ansiedad, puede iniciarse el esfuerzo con un incremento precoz
y rápido de la TA para normalizarse a los pocos minutos y seguir
luego con incremento normal.
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Se consideran respuestas anormales:
a. Hipertensiva, alcanzando cifras de hasta 250/130
b. Hipotensiva:
- Si no se alcanzan valores de 120 mmHg de TA sistólica.
- Cuando el incremento con el esfuerzo es inferior al
10% de los valores basales.
- Si desciende con el esfuerzo.
La respuesta hipotensiva es altamente sugestiva de enfermedad coronaria grave.
Alteraciones electrocardiográficas
Alteraciones del segmento ST. Constituyen el criterio clásico
de positividad eléctrica, debido a las mayores especificidad y sensibilidad para el diagnóstico de CI que ningún otro signo.
Se denomina depresión isquémica del segmento ST, la infradesnivelación horizontal o descendente de este segmento y se
considera respuesta anormal, cuando ésta supera 1 mm medido a
80 ms del punto J (Fig. 3.1). El infradesnivel con rama ascendente
rápida es de escaso valor diagnóstico.
El supradesnivel del ST durante el esfuerzo suele ser expresión
de isquemia miocárdica transmural grave, al menos cuando no
existe IAM previo. Es, en caso de IAM previo, muy sugestiva de
área discinética de VI. De forma esquemática, en la figura 3.2 se
representan los tipos de desnivel del segmento ST, y en la tabla
3.IV, su valoración.
Otros signos, como cambios aislados de la onda T, variaciones
de voltaje en la onda R o alteraciones en las ondas Q y U (aunque
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Pruebas diagnósticas
Figura 3.1. Ergometría con criterios ECG de positividad.
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Infradesnivel
con pendiente
ST >1mV/s
Con pendiente
ST< 1mV/s
Modalidades de
supradesnivelación del ST
Figura 3.2. Tipos de desnivel del segmento ST.
pueden darse en pacientes con CI), presentan una sensibilidad
baja.
La aparición de trastornos de conducción A-V o intraventriculares, suele ser indicio de cardiopatía, aunque no constituyen
criterio específico de enfermedad coronaria.
Durante el esfuerzo la liberación de catecolaminas, la isquemia
miocárdica, la acidosis metabólica, la ansiedad y/o un substrato adecuado, potencian la aparición de alteraciones del ritmo,
pudiendo resumirse:
• La presencia de arritmias supraventriculares no es diagnóstica
de CI.
• La extrasistolía ventricular (EV) es más frecuente en CI que en
sanos pero, en ausencia de alteraciones isquémicas del ST, no
constituye indicador válido de CI.
• La EV es sugestiva de CI cuando aparece a bajo nivel de carga.
• La suspensión de la PE por EV con el esfuerzo no es dato per
se de CI.
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Pruebas diagnósticas
• Un descenso horizontal, descendente o de ascenso lento del ST
> 1 mm es signo válido y seguro de insuficiencia coronaria.
• Descenso del ST con ascenso rápido o aislado del punto J < 11,5 mm en ausencia de otros parámetros isquémicos no deben
en principio valorarse como expresión de isquemia miocárdica.
• Supradesnivelación del ST > 1 mm sin IAM previo suele corresponder a CI grave. La supradesnivelación patológica del ST
puede ser expresión de vasoespasmo desencadenado por el
esfuerzo.
• Si la supradesnivelación del ST se produce con IAM previo
reciente (menos de 8 semanas) no tiene valor específico
importante. Si es posterior a este tiempo o aumenta la
supradesnivelación existente, suele indicar zona de acinesia o
discinesia (aneurisma) de VI.
Tabla 3.IV. Valoración de los cambios en el segmento ST
durante la PE.
La PE como hemos apuntado, se realiza también con otros
fines: valoración funcional, de la eficacia del tratamiento (médico
o quirúrgico), de la evolución de la enfermedad, en programas
de rehabilitación cardíaca. En estos casos el nivel de esfuerzo
realizado o en el que aparecen los síntomas o signos de isquemia,
son indicativos del estado cardio-circulatorio.
Los hallazgos y datos obtenidos durante la PE deben resumirse
en el informe final, que de forma específica incluirá:
• Objeto de la PE: diagnósica, valorativa,...
• Tipo de protocolo utilizado.
• Diagnóstico clínico y medicación actual.
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• Anomalías, si existen, en el ECG basal.
• Resultado del test de hiperventilación.
• Nivel alcanzado de la FC, así como si la PE es concluyente o
no para CI.
• Respuesta y evolución de la TA.
• Tipo de arritmias, si se produjeron, y su comportamiento con
el esfuerzo.
• Sintomatología específica, si se produjo.
• Alteración del ECG especificando su inicio, evolución con el
esfuerzo...
• Momento y motivo de la suspensión.
• Complicaciones, si las hubo, así como su desenlace.
• Comportamiento en la recuperación.
PRUEBA DE ESFUERZO CON TALIO
El Talio - 201 (Tl-201) es un radionúclido de comportamiento
metabólico similar al potasio, que es captado por el miocardio,
donde llega a través del flujo coronario. Una vez captado por el
miocardio, puede detectarse mediante gammagrafía cardíaca,
de forma que defectos de concentración del radiofármaco en
el miocardio pueden objetivarse y son indicativos de isquemia
miocárdica.
Indicaciones
La PE convencional no es de gran valor diagnóstico en buen
número de situaciones, debido fundamentalmente, a alteraciones
basales del ECG o cuando existe discordancia entre el resultado
de la PE y la situación clínica del paciente. En estos casos, que se
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Pruebas diagnósticas
1. Alteraciones del ECG basal que dificulten el diagnóstico
electrocardiográfico de la PE convencional.
2. Dolor precordial atípico con PE positiva.
3. Dolor anginoso con PE negativa.
4. Pacientes con PE negativa y fuerte sospecha de
cardiopatía isquémica.
5. PE no valorable o no concluyente.
6. Valoración funcional de lesiones coronarias conocidas
por coronariografía previa.
Tabla 3.V. Indicaciones de la PE con Talio.
resumen en la tabla 3.V, es cuando está indicada la realización
de PE con Talio-201.
Metodología
La primera parte, es idéntica en su realización a la PE convencional, con la salvedad de que antes de iniciar la prueba, debe
colocarse una “palomilla” en una de las venas del antebrazo o
dorso de la mano, a través de la cual se inyectarán 1,5 -2 mci de
Talio-201 disueltos en 1 cc de suero fisiológico. Esta inyección
debe realizarse en el momento de máximo esfuerzo, aunque procurando seguir durante un minuto de tiempo más de esfuerzo,
con objeto de conseguir mayor depósito de Talio en el miocardio.
Terminado el esfuerzo y tras los controles habituales, se realizará
la gammagrafía cardíaca en el postesfuerzo inmediato, y si en
esta existen defectos de perfusión (o sospecha de) se debe realizar
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una segunda lectura pasadas unas 3-4 horas tras la primera, con
objeto de comprobar y valorar posible reperfusión tardía de la
zona inicialmente hipoperfundida (Fig. 3.3).
Valoración de los resultados
Independientemente de otras consideraciones específicas,
puede resumirse:
• Corazón no isquémico: si no existe defecto de perfusión
en el estudio postesfuerzo.
• Área o zona isquémica: si el defecto de perfusión en el
postesfuerzo inmediato desaparece en el estudio tardío o
de reposo.
• Área necrótica: cuando el defecto de perfusión persiste
con las mismas características en el estudio realizado en
reposo.
Añadir, para terminar, que esta prueba, como cualquier otro
procedimiento diagnóstico, no es siempre absolutamente fiable.
Una serie de situaciones clínicas pueden determinar defectos de
perfusión coronaria sin lesiones coronarias significativas, por ej:
• Vasoespasmo coronario.
• Estenosis aórtica significativa (con gradiente superior a
50 mmHg).
• Miocardiopatía hipertrófica o dilatada.
• Enfermedades de pequeños vasos coronarios.
• Atenuación de la actividad del Talio por tejido mamario.
• Ciertos procesos sistémicos: esclerodermia, sarcoidosis.
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Pruebas diagnósticas
Figura 3.3. Estudio de la perfusión miocárdica con Talio que evidencia
Isquemia severa a nivel anteroseptal, apical e inferior (en cada eje la serie
superior se obtuvo tras esfuerzo y la inferior en reposo).
PRUEBA DE ESFUERZO CON TALIO-DIPIRIDAMOL
Cuando está cotraindicado o existe imposibilidad para realizar
un esfuerzo físico, una alternativa válida es la administración i.v.
de dipiridamol antes de realizar el estudio gammagráfico con
Talio. La administración i.v. de dipiridamol (dosis media para adultos: 8-10 mg) produce debido a la inhibición de la fosfodiesterasa
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y del incremento del monosfosfato de adenosina, una marcada
dilatación de las arterias coronarias epicárdicas sanas, con escaso
efecto vasodilatador periférico (produce, además, ligero-moderado incremento del gasto y de la frecuencia cardíaca con ligera
disminución de la tensión arterial sistólica). Como este efecto
vasodilatador coronario no afecta a las arterias coronarias con
lesiones estenóticas, se produce una marcada redistribución del
flujo coronario hacia las zonas irrigadas por las coronarias sin
lesiones, evidenciándose en la gammagrafía si existen defectos de
perfusión que sugieran lesiones en el árbol coronario. La valoración del los hallazgos gammagráficos es idéntica a la de la prueba
de esfuerzo con Talio convencional.
Los hallazgos y datos que se obtienen durante la realización
de la prueba de esfuerzo y que se resumen al final del capítulo
deben figurar en el informe final cuyo modelo se reproduce en
la figura 3.A y B.
En la primera parte del informe, (Fig. 3.4A) figuran los
datos de identificación del paciente y del Médico que solicita
la prueba, protocolo utilizado y los datos clínicos más relevantes: diagnóstico cardiológico, factores de riesgo coronario,
cirugía cardíaca o colocación de stents previos, medicación
actual o suspendida para la prueba. También se describe de
forma somera el ECG basal.
La segunda parte, (Fig. 3.4 B), resume los datos recogidos
durante los periodos de ejercicio y recuperación: duración
y motivo de suspensión del ejercicio. Síntomas, con especial referencia a la presencia de angina y sus características,
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Figura 3.4A.
Pruebas diagnósticas
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Figura 3.4B.
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Pruebas diagnósticas
Figura 3.4C.
mareo, comportamiento de la FC y de la TA y de forma especifica, las posibles alteraciones del ECG: arritmias, alteraciones
sugestivas de isquémia, presencia de bloqueos de rama. Tras
valorar estos datos se llega a una serie de conclusiones que
permiten establecer un diagnóstico tanto clínico como eléctrico de la prueba con referencia al gasto energético teórico
y a la capacidad funcional del paciente.
En el informe de la perfusión miocárdica deben figurar los
posibles defectos sugestivos de isquemia y/o necrosis dependiendo de su comportamiento en reposo o tras esfuerzo, así
como la localización anatómica de estos defectos.
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Pruebas diagnósticas
Capítulo IV
El registro Holter: de ECG y de TA
HOLTER DE ECG
La monitorización Holter consiste en el registro del ECG durante un período prolongado (generalmente 24 horas) utilizando dispositivos portátiles especiales que permiten una actividad normal
del paciente y un almacenamiento ordenado de los datos para
su análisis posterior. El equipo está formado por una unidad de
grabación, con registro de un mínimo de dos canales del ECG. El
analizador que, generalmente, dispone de análisis automático de
los diferentes parámetros a estudiar y la posibilidad de revisión
manual de los mismos y una impresora que permite reflejar las
conclusiones y el registro con los hallazgos más significativos.
El Holter ha sido utilizado con diferentes propósitos clínicos.
Los más importantes son la correlación de las posibles arritmias
con los síntomas que describe el paciente, la estimación del pronóstico y el tratamiento más adecuado en los pacientes con arritmias y la detección de isquemia sintomática o silente, junto con la
valoración de su tratamiento. A continuación detallaremos cada
uno de estos aspectos.
Monitorización de pacientes con síntomas que pueden
estar relacionados con trastornos del ritmo cardíaco
En su diseño original, la utilidad de la monitorización Holter
era la detección de fenómenos de presentación intermitente, fun-
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damentalmente arritmias y su correlación con la sintomatología
clínica.
Sin embargo, se ha observado una discrepancia importante
entre la presencia de estas arritmias no sostenidas y la sintomatología atribuida a ellas, siendo la correlación entre ambos en
algunos estudios tan sólo del 22%. En los restantes pacientes, la
sintomatología no se reprodujo durante el registro o, si apareció,
no se asoció a la presencia de arritmias significativas.
De estos datos se puede concluir que el mayor beneficio obtenido del registro Holter en estas circunstancias es la obtención
de la evidencia de que los síntomas, en caso de que se presenten,
no son debidos a arritmias.
La posible presencia de arritmias asintomáticas en el Holter
debe ser interpretada con cautela, teniendo en cuenta la gravedad de los síntomas que se estudian, la presencia de cardiopatía
orgánica y la prevalencia de esta arritmia en la población sana.
En los pacientes con síntomas muy frecuentes, el Holter de
24 horas presenta una sensibilidad suficientemente elevada. Sin
embargo, en la práctica los síntomas que requieren valoración
suelen ser ocasionales, por lo que actualmente pueden utilizarse
registros prolongados (48-72 o más horas), registros transtelefónicos o dispositivos autoactivables por el paciente para solventar
esta limitación.
Establecimiento del pronóstico en pacientes
con cardiopatía
Su utilización podría ser útil en los siguientes grupos de
pacientes:
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Pruebas diagnósticas
• Pacientes con enfermedad coronaria conocida sin infarto de miocardio previo. En este subgrupo de pacientes,
la presencia de extrasistolia ventricular compleja o frecuente, indica un riesgo aumentado para eventos cardíacos futuros. La misma afirmación se podría extender a
pacientes isquémicos que han sido tratados con cirugía
de revascularización coronaria o mediante angioplastia
transluminal.
• Pacientes postinfarto de miocardio. La presencia de complejos ventriculares prematuros en el registro Holter en el
paciente con infarto en fase crónica, han demostrado ser
un factor pronóstico adverso, incluso una vez que se ha
corregido para la fracción de eyección (Fig. 4.1).
• Miocardiopatía. La presencia de rachas de taquicardia
ventricular no sostenida en pacientes con miocardiopatía
hipertrófica constituye un marcador de riesgo de muerte
súbita en este grupo.
• La indicación pronóstica en otros grupos de pacientes está
menos establecido. Entre éstos se incluyen los individuos
sanos asintomáticos o los pacientes con cardiopatía isquémica que se van a incorporar a un programa de ejercicio
físico o rehabilitación.
Seguimiento de la eficacia del tratamiento
antiarrítmico
Se basa en la idea de que un descenso en las arritmias detectadas mediante Holter, se acompaña de un descenso en los episodios
sintomáticos y una mayor supervivencia.
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Figura 4.1. Registro Holter en el que se detecta un triplete de extrasístoles ventriculares en un paciente postinfarto que no presentaba
sintomatología alguna.
Debido a la gran variabilidad diaria de aparición espontánea
de las arritmias más frecuentes, la cuantía de disminución de las
arritmias en los Holter de control deben ser lo suficientemente
significativas.
Por ejemplo, en el caso de las extrasístoles ventriculares, debe
existir un 80 a 90% de disminución en el estudio control para
considerar que el fármaco es eficaz. No obstante, este grado de
disminución depende del número de registros obtenidos, de la
población estudiada y de la malignidad de las arritmias.
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Pruebas diagnósticas
Con los datos disponibles hoy en día, podemos concluir que un
grupo determinado de pacientes con arritmias ventriculares graves, fundamentalmente aquellos pacientes que además presentan
episodios frecuentes de TV no sostenida o extrasistolia ventricular
frecuente, la monitorización Holter puede ser de utilidad para
determinar la eficacia del tratamiento farmacológico aplicado.
En todo caso, debe valorarse individualmente la necesidad de
completar la información del Holter con la obtenida del estudio
electrofisiológico con estimulación eléctrica programada.
Detección de isquemia miocárdica sintomática y silente
La aplicación del registro Holter en la detección de la isquemia miocárdica es más reciente, ya que la complejidad técnica
del estudio de las modificaciones del segmento ST es mayor y
requiere dispositivos más sofisticados.
Las modificaciones del segmento ST en el registro de Holter
pueden ser debidas a diferentes factores además de la isquemia.
Entre éstos de encuentran factores fisiológicos, como la taquicardia, hipertensión, cambios en el volumen y condiciones de carga
del ventrículo izquierdo, hiperventilación, alteraciones intermitentes de la conducción intraventricular, factores farmacológicos
y factores técnicos, relacionados con el desplazamiento de los
electrodos y la inestabilidad de la línea de base del registro. Todas
estas circunstancias limitan la especificidad de los hallazgos y
pueden conducir a falsos positivos. Por otro lado, si el número de
derivaciones utilizadas es bajo (dos canales) la sensibilidad para
la detección de isquemia es baja.
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El valor predictivo depende de la especificidad y sensibilidad
del test, así como de la prevalencia de cardiopatía isquémica en el
grupo de pacientes estudiado. Por lo tanto, será bajo en pacientes
asintomáticos sin enfermedad coronaria documentada, ya que
diferentes factores técnicos y fisiológicos, ya comentados, pueden
producir modificaciones en el segmento ST no relacionados con
isquemia miocárdica, dando lugar a un test falsamente positivo.
En pacientes con enfermedad coronaria y angina típica, su especificidad y valor predictivo son muy superiores.
En su finalidad diagnóstica, su utilidad es alta en pacientes
con sospecha de ángor de Prinzmetal. La detección de supradesnivel de segmento ST coincidiendo con dolor torácico típico
es diagnóstico de esta enfermedad. En pacientes sintomáticos
con elevada sospecha de cardiopatía isquémica, en los que no
se puede realizar una ergometría, el registro Holter ambulatorio
puede documentar modificaciones del segmento ST acompañando
al dolor torácico (Fig. 4.2).
El Holter es una técnica diagnóstica de menor utilidad en
pacientes asintomáticos.
Se ha empleado, no obstante, para la detección de isquemia
silente en pacientes postinfarto o tras un cuadro de angina inestable. En estos grupos de pacientes la presencia de isquemia silente
en el Holter tiene importancia pronóstica y terapéutica.
Seguimiento del funcionamiento del marcapasos
El seguimiento de la función del marcapasos durante las actividades diarias del paciente es esencial para el adecuado manejo
del mismo. El Holter incrementa la sensibilidad en la detección
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Pruebas diagnósticas
Figura 4.2. Dos momentos diferentes del registro Holter de un paciente
en el que se evidencian (trazado inferior) signos electrocardiográficos de
isquemia (infradesnivel del segmento ST), que se presenta al aumentar
la frecuencia cardíaca hasta 120 lpm.
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de disfunción del marcapasos frente al seguimiento con registros
puntuales.
Los dispositivos actuales dan información automática sobre
fallos de sensado y captura, fallo en la generación de impulsos,
número de estímulos y porcentaje de latidos estimulados.
Está indicado en pacientes portadores de marcapasos con
síntomas paroxísticos, detección de inhibición por miopotenciales
y de taquicardias mediadas por el marcapasos, en la evaluación
de la función de los marcapasos antitaquicardia y la función de
regulación automática de la frecuencia con el ejercicio. También
puede utilizarse en el seguimiento periódico rutinario, en el postimplante, para evaluar el sensado y la estimulación auricular o
ventricular.
MONITORIZACIÓN AMBULATORIA DE LA TENSIÓN
ARTERIAL (MAPA)
La monitorización ambulatoria de la tensión arterial es un
método que permite obtener información no invasiva de las
variaciones de la tensión arterial a lo largo del día.
El perfil normal de las 60 tomas habituales del registro ambulatorio de TA muestra un ritmo circadiano, con valores mínimos
a las 2-3 horas de sueño y máximo en las primeras horas de la
mañana (Fig. 4.3).
Se ha definido como hipertensión cuando un 50% de las lecturas durante el día superan 140/90 y un 50% de las nocturnas son
superiores a 120/80 mmHg. Para considerar un buena respuesta al
tratamiento, el 90% de las lecturas diurnas y nocturnas deberían
estar por debajo de estos límites.
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Pruebas diagnósticas
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Te nsión arterial (mmHg )
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Fr ecuencia ca rd íaca (lpm)
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T iempo (horas )
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T iempo (horas )
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Tensión arterial (mmHg )
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Fr ecuencia ca rd íaca (lpm)
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100
80
60
40
Sistólica
Diastólica
MA P
Fr ecuencia ca rd íaca
Figura 4.3. Ejemplo de registro ambulatorio de tensión arterial con
curva tipo I. Se observan cifras elevadas al inicio y fin del registro, típico
de la HTA de “bata blanca”.
113
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•
•
•
•
La curva tipo 0, es la curva del paciente normotenso. Su IDP*
es inferior al 5%.
Curva tipo I con IDP entre 5 y 30%. Es la HTA limítrofe,
incluyéndose también en este grupo la llamada HTA de “bata
blanca” (Fig. 4.3).
Curva tipo II con IDP entre 30 y 60% (Fig. 4.4). Es la HTA
diurna con valores nocturnos dentro de la normalidad.
Curva tipo III con IDP superior al 60% y corresponde a la HTA
sostenida.
* IDP: Índice Desviación Promedio.
Su principal utilidad clínica vendría resumida en los siguientes
puntos:
1. Establecer o descartar el diagnóstico de HTA ligera.
En muchos casos, pacientes con cifras tensionales elevadas
de modo ligero en determinaciones aisladas, se consideran
normotensas en el estudio ambulatorio.
2. Hipertensión de “bata blanca”. Esta situación se da hasta en
el 20% de los diagnósticos de HTA. Se registran cifras elevadas
cuando la TA es determinada por personal sanitario, pero no
cuando se toma en su domicilio por otras personas. El registro
ambulatorio es aquí de gran utilidad, así como para el diagnóstico de las situaciones de pseudorresistencia al tratamiento.
3. Explicación de sintomatología asociada, posiblemente
relacionada con modificaciones en la tensión arterial. Por
ejemplo cuadros de hipotensión por sobretratamiento.
4. Selección del fármaco y posología más efectivos para el
control de la HTA durante todo el día, especialmente en los
casos de difícil control.
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Te nsión arterial (mmHg)
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Fr ecuencia ca rd íaca (lpm)
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T iempo (horas)
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T iempo (horas )
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Tensión arterial (mmHg)
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Fr ecuencia ca rd íaca (lpm)
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80
60
40
Sistólica
Diastólica
MA P
Fr ecuencia ca rd íaca
Figura 4.4. Registro ambulatorio de TA con curva circadiana tipo 2
de predominio sistólico.
5. Detección de pérdida del ritmo circadiano normal. Suele
aparecer en la hipertensión maligna, feocromocitoma, enfermedad de Cushing, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca congestiva, trasplante cardíaco y síndrome de apnea del sueño.
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Figura 4.3A.
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Pruebas diagnósticas
Se han descrito diferentes patrones circadianos de la tensión
arterial en pacientes hipertensos, basándose en la determinación
del Índice de Desviación Promedio, que consiste en el porcentaje de determinaciones sistólicas superiores a 145 y diastólicas
superiores a 95 y dividirlo entre dos.
Es de destacar que a mayor IDP o grado dentro de esta escala,
mayor frecuencia de afectación por HTA de órganos diana (hipertrofia ventricular izquierda, retinopatía hipertensiva, afectación
de la función renal, etc.).
La TA sigue habitualmente un ritmo circadiano, con descenso durante el sueño o el reposo y aumento durante los
periodos de actividad. Este descenso durante el sueño suele
ser al menos del 10% respecto a las cifras registradas durante
el periodo activo. A este comportamiento se denomina efecto
dipper. Al comportamiento cuando este efecto no se produce,
se denomina non dipper. El significado del tipo de hipertensión
non dipperradica en que estos individuos presentarían una
mayor incidencia o predisposición para padecer accidentes
cerebrovasculares, mayor prevalencia de hipertrofia de VI y
de afectación de los grandes vasos.
En el informe de Holter de ECG, figuran, como en cualquier
otro, la identificación del paciente, Médico solicitante, fecha
y periodo de grabación, indicación de la prueba, diagnóstico
conocido y medicación que toma el paciente. En los apartados siguientes, se resumen los hallazgos: ritmo de base con
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la FC máxima, mínima y media así como el número de latidos
analizados. Se analizan de forma específica las alteraciones del
ritmo cardíaco con referencia al los latidos ectópicos supra- o
ventriculares: número y promedio horario y sus características: aislados, por parejas, rachas de extrasistolia sostenida o
no, presencia de bradicardia y si aparecen, y en que número,
pausas superiores a 2 seg. (Fig. 4.3A).
Tambien se analiza el espacio ST con referencia a la suprao infradesnivelación sugestiva de isquemia miocárdica. Este
dato es especialmente útil en el estudio del paciente con angina silente o vasoespástica.
El informe de Holter de TA (MAPA) debe ir acompañado
de un resumen del registro (Fig. 4.4) en el que ya se observa
el comportamiento de la TA a lo largo del periodo de registro.
Debe hacerse referencia también tanto del IDP, que va a definir
el tipo de HTA, como si existe o no efecto dipper.
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Pruebas diagnósticas
Capítulo V
Ecocardiografía-Doppler.
Generalidades y fundamentos
Quizá ninguna otra técnica no invasiva se haya desarrollado
y extendido su campo de aplicación tanto, en los últimos años,
como la ecocardiografía Doppler.
Tanto la ecocardiografía como el estudio Doppler se basan en
la emisión-recepción de ultrasonidos generados en la vibración de
un cristal piezoeléctrico, es decir, capaz de transformar la energía
eléctrica en vibraciones mecánicas de alta frecuencia. Parte de los
ultrasonidos emitidos son reflejados por las diferentes estructuras
atravesadas por el haz, lo que permite la identificación de estructuras anatómicas a distintos niveles de profundidad.
En la ecocardiografía modo M, la primera de la que se dispuso,
se utiliza un solo haz de ultrasonidos que es dirigido manualmente
hacia las distintas estructuras del corazón. La utilización de un
registro gráfico en papel a velocidad continua o de una pantalla,
permite analizar si los movimientos de estas diferentes estructuras
son normales o patológicos.
El estudio bidimensional se basa en la emisión de múltiples haces de ultrasonidos dispuestos en un plano único de
morfología sectorial, con vértice en el transductor. La devolución de la señal emitida, permite la reproducción de la anatomía y movimientos de las estructuras dispuestas en este
plano. Gracias a la rapidez con que se emiten y reciben los ultra-
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sonidos y con la que se procesan las señales, se obtienen imágenes
que, para el ojo humano, adquieren apariencia de movimiento
(imágenes en “tiempo real”).
Existe una serie de ventanas y proyecciones estandarizadas
para la sistemática en la realización e interpretación de los estudios ecocardiográficos. En la figura 5.1 se pueden ver ejemplos de
las proyecciones más utilizadas desde cada ventana y las estructuras identificadas en cada una de ellas.
Así como el estudio ecocardiográfico se dirige al análisis de
las estructuras cardíacas y sus movimientos, el estudio Doppler,
de base física semejante, se orienta al estudio de los flujos de
sangre en el interior de las cavidades cardíacas. En este sentido,
las modificaciones de la longitud de onda del haz de ultrasonidos reflejado en relación al emitido, guarda una relación con la
velocidad de movimiento del objeto que reflejó dicho haz (efecto
Doppler). En el caso concreto del Doppler cardíaco, este objeto son
los hematíes de la sangre que circula en las cavidades cardíacas.
Su estudio permite establecer la velocidad, el grado de turbulencia, la dirección y el sentido de los flujos normales y anormales
y, por lo tanto, identificar y establecer la gravedad de lesiones
valvulares estenóticas o regurgitantes.
Existen tres variantes de estudio Doppler:
• Doppler pulsado. La emisión de pulsos recortados de
ultrasonidos dirigidos a un determinado punto donde se
encuentra el llamado “volumen de muestra”, localizado
mediante eco bidimensional, permite el estudio de la velocidad y dirección del flujo sanguíneo, en un determinado
punto de la anatomía cardíaca.
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Pruebas diagnósticas
AO
VD
AO
V
VD
VP
VI
VM
AI
AI
AD
2)
1)
VD
VI
MP
VM
VI
3)
VD
4)
MPP
MP
VI
VI
VT
VM
V
VM
AO
AD
AI
AI
5)
6)
VI: Ventrículo izquierdo; VD: Ventrículo derecho; AO:Aorta; AI: Aurícula izquierda; VM:
Válvula mitral; VT: Válvula tricúspide; VP: Válvula pulmonar; MP: Músculos papilares
Figura 5.1. Esquema de las imágenes ecocardiográficas obtenidas desde
las ventanas paraesternal y apical. 1) Visión en eje largo desde la ventana
paraesternal. 2) Eje corto, ventana paraesternal, corte alto, a nivel de la
válvula aórtica. 3) Eje corto, ventana paraesternal, corte intermedio, a
nivel de la válvula mitral. 4) Eje corto, ventana paraesternal, corte bajo,
a nivel del ventrículo izquierdo. 5) Proyección de cuatro cámaras desde
la ventana apical. 6) Proyección de 3 cámaras (VI, AI y Aorta) desde la
ventana apical.
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Figura 5.2a. Doppler color. En la imagen se aprecia el flujo de llenado
mitral (imagen roja central). A él se suma un flujo codificado en color
amarillo-verde proveniente de la válvula aórtica. Se trata de una insuficiencia aórtica leve.
• Doppler continuo. La emisión-recepción continua de
haces de ultrasonidos en una determinada dirección
analiza las velocidades máximas de la sangre a lo largo
de ésta, sin posibilidad de estudiar selectivamente una
región determinada.
• Doppler codificado color. Debe ir acompañado siempre de
eco bidimensional. Se trata de un Doppler pulsado, pero realizado sobre múltiples puntos que ocupan un sector determinado. En cada punto el flujo es codificado con colores
diferentes en función del sentido del mismo (rojo el flujo
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Pruebas diagnósticas
Figura 5.2b. La imagen muestra en azul la eyección aórtica. La aceleración del flujo por encima de una determinada velocidad produce
fenómenos de inversión cromática, como se observa en este caso.
que se acerca al transductor, azul el que se aleja) (Fig. 5.2) y
de la existencia o no de turbulencia. La principal ventaja que
aporta es la rapidez en la detección de los flujos anómalos
y la precisión en la cuantificación de la gravedad de los
mismos, fundamentalmente de los flujos regurgitantes.
APLICACIONES CLÍNICAS DE LA
ECOCARDIOGRAFÍA-DOPPLER
Valoración de la función ventricular
En el estudio en modo M se determina la fracción de acortamiento que refleja la disminución sistólica de un diámetro
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anteroposterior del VI (perpendicular a su eje largo) que pasa a
nivel de las cuerdas tendíneas de la válvula mitral (Fig. 5.3). Este
método permite una aproximación adecuada para la estimación
de la función ventricular global en pacientes sin trastorno segmentario de la contractilidad.
El estudio de la fracción de eyección del ventrículo izquierdo mediante eco 2D se puede realizar con diferentes técnicas,
utilizando, generalmente, cortes apicales. El método de Simpson
calcula el volumen telediastólico y telesistólico del VI, mediante
la suma de los volúmenes de cortes cilíndricos sucesivos de la
cavidad ventricular y es de especial utilidad en pacientes con
alteración de la contractilidad segmentaria.
Valvulopatías
Valvulopatía mitral
La estimación del área valvular mitral puede realizarse
mediante planimetría en un plano paraesternal corto (Fig. 5.4).
No obstante, requiere una buena ventana y un explorador experimentado, ya que está sujeta a errores importantes si el corte no
es exactamente transversal y a nivel del plano valvular mitral.
El estudio del llenado mitral ofrece una buena medida del
gradiente diastólico trasmitral medio y máximo, mediante la
aplicación de la ecuación de Bernoulli.
El tiempo de hemipresión del llenado mitral da una aceptable
aproximación del area funcional mitral (fórmula de Hattle), aunque está sujeto a modificaciones determinadas por alteraciones
de la función diastólica del VI o una valvulopatía aórtica asociada
(insuficiencia aórtica).
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Pruebas diagnósticas
Figura 5.3. Corte paraesternal eje largo. La imagen en modo M permite
determinar el diámetro anteroposterior del VI y la fracción de acortamiento lineal del VI a ese nivel.
El método más utilizado para la detección de la insuficiencia
mitral es el Doppler codificado color, (Fig. 5.5). Para la estimación
de la gravedad, se emplean otros métodos, como la anchura del jet
regurgitante o el análisis del flujo de convergencia proximal (PISA).
De gran trascendencia en el estudio ecocardiográfico completo de
una insuficiencia mitral son, así mismo, la valoración de la función ventricular y la identificación de la causa de la insuficiencia
mitral (valvulopatía reumática, prolapso valvular mitral, rotura
de cuerdas tendinosas, etc.).
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Figura 5.4. Eje paraesternal corto, ventana paraesternal. Planimetría
del área mitral.
Valvulopatía aórtica
El estudio con eco M y 2D de la morfología y apertura de la
válvula aórtica identifica fácilmente alteraciones en el aspecto
(válvula bicúspide, calcificación grave, etc.) y apertura de la válvula aórtica, en presencia de estenosis de esta válvula.
La valoración definitiva de la severidad de la estenosis requiere la determinación del gradiente sistólico transaórtico máximo
instantáneo y medio, mediante el estudio con Doppler continuo
de la eyección aórtica (Fig. 5.6).
La aplicación de la ecuación de continuidad tras la medición
del área transversal del tracto de salida del ventrículo izquierdo,
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Pruebas diagnósticas
Figura 5.5. Estimación de la gravedad de la insuficiencia mitral mediante
planimetría del área regurgitante color. Se trata de una IM de grado
moderado.
y el estudio con Doppler pulsado a este nivel, permite el cálculo
del área aórtica.
La cuantificación de la insuficiencia aórtica se realiza actualmente mediante el cálculo por planimetría del área color regurgitante, la profundidad que alcanza en el VI y la relación entre la
anchura del chorro regurgitante a nivel del tracto de salida de VI
y la dimensión transversal de éste, medidas ambos en un plano
paraesternal largo.
También es de gran importancia en esta valvulopatía la valoración de la función sistólica del VI y las dimensiones de éste, ya
que un diámetro transversal sistólico a nivel de las cuerdas de
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Figura 5.6. Doppler continuo en un enfermo con extenosis aórtica ligera.
El flujo que se dirige hacia abajo es la eyección aórtica. La velocidad
máxima del flujo es 2,5 m/s lo que equivale a un gradiente transaórtico
máximo de 25 mmHg. El flujo diastólico dirigido hacia arriba es una
insuficiencia aórtica asociada.
la válvula mitral superior a 55 mm, es considerado criterio de
indicación quirúrgica por sí solo, en un paciente con insuficiencia
aórtica grave.
Valvulopatía tricuspídea y pulmonar
La afectación tricuspídea en la valvulopatía reumática crónica es frecuente y se manifiesta por un engrosamiento de la
válvula y limitación de su movilidad por fusión de comisuras. La
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Pruebas diagnósticas
estimación de la gravedad de la estenosis se realiza mediante
el cálculo del gradiente medio diastólico y, en caso de insuficiencia, el cálculo del área regurgitante color ofrece una buena
estimación.
En caso de insuficiencia tricuspídea, el cálculo del gradiente
pico sistólico transtricúspide más la presión estimada de la aurícula derecha (en ausencia de clínica de insuficiencia cardíaca
derecha, se considera 10 mmHg) ofrece una estimación bastante
exacta de la presión sistólica de la arteria pulmonar, naturalmente
en ausencia de estenosis pulmonar asociada.
La gravedad de la estenosis pulmonar se puede cuantificar
mediante el cálculo del gradiente sistólico instantáneo y medio
con Doppler continuo.
El área regurgitante color es el parámetro más utilizado para
la valoración de la gravedad de la insuficiencia pulmonar.
ESTUDIO DE LAS MASAS CARDÍACAS
La ecocardiografía es la técnica de mayor rendimiento para
el diagnóstico sindrómico y etiológico de las masas cardíacas. El
diagnóstico diferencial de éstas incluye:
• Vegetaciones endocárdicas, que son acúmulos de fibrina
y microorganismos que suelen asentar a nivel de los velos
valvulares, pero también pueden hacerlo en las cuerdas tendinosas o en el endocardio ventricular o auricular.
• Trombos intracavitarios intraauriculares, frecuentes en la
estenosis mitral o intraventriculares que suelen aparecer en
áreas hipo o discinéticas tras un infarto de miocardio.
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Según que su unión a la pared intracavitaria sea amplia o
estrecha, los trombos se clasifican en sésiles o pediculados.
• Tumores. El más frecuente de los cuales es el mixoma auricular que es siempre intracavitario. Pueden producirse implantes
metastásicos de tumores malignos a nivel de la pared miocárdica.
• Cuerpos extraños: catéteres, cable de marcapasos (Fig. 5.7),
etc.
ESTUDIO DE MIOCARDIOPATÍAS
Miocardiopatía dilatada
Identifica la dilatación de las cavidades y el deterioro de la
función contráctil del VI. En los casos avanzados con grave afectación de la contractilidad del VI la válvula mitral puede adoptar una
apertura disminuida (de bajo gasto) con morfología “en boca de
pescado”. El estudio Doppler permite identificar y valorar lesiones
valvulares concomitantes.
Miocardiopatía hipertrófica
La ecocardiografía permite establecer el diagnóstico genérico
de esta afección y, además, orientar hacia su tipo morfológico al
apreciar la distribución de la hipertrofia (hipertrofia septal asimétrica, miocardiopatía hipertrófica apical, hipertrofia concéntrica,
etc.). Algunos hallazgos como el movimiento sistólico anterior
de los velos mitrales son característicos de esta enfermedad (Fig.
5.8), y se asocian al grado de obstrucción al flujo en el tracto de
salida del VI. El Doppler continuo permite determinar de modo
muy aproximado el gradiente dinámico originado a ese nivel.
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Pruebas diagnósticas
Figura 5.7. Imagen apical 4 cámaras oblicua, en la que se aprecia un
cable de marcapasos que alcanza el ápex del ventrículo derecho.
Miocardiopatía restrictiva
Sus características ecocardiográficas suelen ser comunes en las
diferentes etiologías. El grosor de las paredes ventriculares suele ser
normal, así como la función sistólica. Las aurículas están dilatadas
y los patrones de llenado diastólico son característicos, aunque
no diagnósticos, y consisten en aumento de la onda de llenado
protodiastólico y acortamiento de su tiempo de deceleración.
ESTUDIO DE PATOLOGÍAS DEL PERICARDIO
La ecocardiografía es la técnica de elección para determinar
la cuantía de un derrame pericárdico y su localización, orientar
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Figura 5.8. Imagen apical de 4 cámaras sistólica en un caso de miocardiopatía hipertrófica con hipertrofia septal asimétrica. La flecha indica
el desplazamiento sistólico anterior de los velos mitrales.
sobre su composición y origen, y precisar el grado de compromiso
hemodinámico causado por el mismo.
La compresión diastólica de la pared auricular y/o ventricular
derecha, la distensión y la ausencia de colapso inspiratorio de la
vena cava inferior y las profundas modificaciones respiratorias
de los flujos transvalvulares medidos con Doppler, son útiles para
identificar un compromiso hemodinámico significativo, si bien,
con una sensibilidad y especificidad variables. Sin embargo, es
importante resaltar que el taponamiento cardíaco es un diagnóstico clínico, no ecocardiográfico.
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Pruebas diagnósticas
En la percarditis constrictiva, el pericardio está engrosado en
mayor o menor medida, aunque este hallazgo es bastante poco
específico. Las aurículas y las venas cavas tienden a dilatarse y los
flujos transvalvulares, así como los de las venas suprahepáticas,
sufren modificaciones características.
Ecocardiograma Doppler en la enfermedad coronaria
La utilización del eco-Doppler en la enfermedad coronaria
permite:
• Establecer la extensión aproximada de un infarto de miocardio,
su repercusión en la función contráctil global y la presencia
de complicaciones mecánicas de la fase aguda, como rotura
del músculo papilar, comunicación interventricular, etc.
• En la cardiopatía isquémica crónica permite, en principio, evaluar la función contráctil global y la afectación de la función
diastólica. La utilización de eco asociado a ejercicio (eco de
estrés) o a la infusión intravenosa de dobutamina, permite
establecer la reserva contráctil y la viabilidad del miocardio
de áreas isquémicas.
Cardiopatías congénitas
El ecocardiograma-Doppler constituye hoy en día la técnica
de elección para el diagnóstico de las cardiopatías congénitas en
el paciente pediátrico y en el adulto, evitando en muchos casos
la necesidad de utilizar técnicas invasivas.
Sería prolijo y escaparía a los objetivos de este capítulo, el
hacer referencia siquiera somera, de los hallazgos ecocardiográficos característicos de las diferentes cardiopatías congénitas en
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el niño y el adulto. La utilidad de la ecocardiografía Doppler en
el paciente con cardiopatía congénita podría resumirse en los
siguientes puntos:
• Análisis segmentario. Determinación de la situación cardíaca, dirección de la punta, situs atrial, relación y conexión
atrioventricular y ventrículo-arteriales, tamaño y posición de
las cavidades y defectos asociados.
• Análisis anatomofuncional. Localización y conexión de las
venas pulmonares, integridad de los septos interauricular e
interventricular, características y función de las válvulas y
cavidades cardíacas.
• Análisis por grupos sindrómicos. Se han establecido cuatro
grandes grupos de cardiopatías congénitas:
a) Cardiopatías con flujo pulmonar normal. Fundamentalmente lesiones obstructivas o regurgitantes. El ECO
permite valorar su gravedad, la morfología valvular y la
etiología.
b) Cardiopatías con flujo pulmonar aumentado. Pueden
ser acianóticas o cianóticas. En las primeras (cortocircuitos
izquierda derecha) el ecocardiograma ofrece información
sobre la posición, tamaño y configuración del defecto y
sobre su repercusión sobre las cavidades cardíacas. En las
segundas (circuitos en paralelo, etc.) identifica el modo de
conexión arterial y ventricular, la localización del drenaje
venoso, la detección de cortocircuitos derecha-izquierda
o bidireccionales, etc.
c) Cardiopatías con flujo pulmonar disminuido. El eco
identifica la localización, naturaleza y y gravedad de la
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Pruebas diagnósticas
obstrucción pulmonar, la conexión ventricular o arterial,
entre otros datos de sumo interés.
d) Cardiopatías con congestión venocapilar.
ECOCARDIOGRAFÍA TRANSESOFÁGICA (ETE)
La ecocardiografía transesofágica ha ampliado el abanico de
posibilidades diagnósticas de la ecocardiografía, al obviar una
serie de limitaciones que presentaba el estudio transtorácico,
en concreto, la más importante la atenuación acústica del haz
de ultrasonidos a través de los pulmones, la grasa subcutánea y
costillas, las prótesis valvulares, etc. Se basa en la utilización de
un transductor de ultrasonidos montado sobre una sonda flexible,
que se introduce a través del esófago y permite obtener imágenes del corazón en diferentes planos desde la luz del esófago o
de la pared superior del estómago. Sus indicaciones clínicas se
resumen a continuación:
1. Valvulopatías. La ETE permite una mejor cuantificación de la
insuficiencia mitral, siendo su utilidad aún mayor para establecer la existencia de insuficiencia mitral por disfunción
protésica.
2. Masas intracardíacas. Es la técnica de elección en la valoración completa de masas intracardíacas. Aporta aspectos
muy importantes al diagnóstico de tamaño, localización e
inserción de mixomas cardíacos, trombos intracavitarios y
vegetaciones.
3. Fuentes cardíacas de embolismo. Identifica, como hemos
comentado, trombos, tumores intracavitarios, aneurismas del
septo interauricular, placas ateromatosas en la aorta, etc.
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4. Patología aórtica. Es de gran utilidad en el diagnóstico de la
disección aórtica y de sus complicaciones.
5. ETE intraoperatorio y en el paciente crítico. Se trata de una técnica de más reciente introducción, dirigida a la monitorización
de la función ventricular durante la intervención o durante
el postoperatorio inmediato y a la evaluación intraoperatoria
de los resultados de las técnicas quirúrgicas utilizadas. En el
paciente postoperado o en situación crítica, en ocasiones es
muy difícil obtener una buena ventana transtorácica. En estos
casos la valoración mediante eco trans-esofágico puede ser
imprescindible.
El cuadro 5.1 reproduce el modelo de informe que actualmente se utiliza en nuestro Hospital y en el que se especifica:
• Identificación del paciente.
• Tipo de Eco realizado: transtorácico (ETT), transesofágico
(ETE), de estrés, intraoperatorio (IO), realizado en la UVI.
• Medidas y función sistólica. Se especifican las medidas
halladas de las distintas cavidades: aurícula izquierda (AI),
diámetros diastólico y sistólico de VI (DDVI y DSVI), grosor
del septo interventricular (SIV) y de la pared posterior
(PP). También se miden la fracción de acortamiento (Fac)
y la de eyección (FE), así como el estado de la contractilidad de los distintos segmentos del VI: lateral, posterior,
inferior, septa l o anterior a los distintos niveles: basal,
medial o apical. (Los valores normales de estas medidas
en el adulto, se resumen en la siguente tabla).
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Pruebas diagnósticas
Cuadro 5.1.
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VALORES MEDIOS EN EL ECOCARDIOGRAMA
NORMAL DEL ADULTO
AI
19–40 mm
Vol AI
< 29 ml/m2
DDVD
35–56 ml/m2
DSVI
25–40 ml/m2
DDVD
9–26 ml/m2
Fac
> 25%
FE
60–70%
SIV = PP
6 – 11 mm
Raiz de Ao
20 – 30 mm
En la valoración de la función diastólica, se especifica el
volumen de la AI corregido por la superficie corporal (mi/
m2). Valores < 29 ml/m2 se consideran normales, mientras
que valores superiores indican dilatación de AI. Constituye
un índice de cronicidad de disfunción diastólica, reflejando
una elevación crónica de las presiones de llenado del VI.
La cuantificación del flujo mitral se realiza con la onda E
(velocidad pico del llenado precoz) y la onda A que corresponde a la contracción auricular. La relación E/A (normalmente
debe ser mayor de 0,75), el T. dec (tiempo de desaceleración
o intervalo de tiempo desde la velocidad pico de E hasta la
línea base, normal entre 140 – 220 ms). El TRI (tiempo de
relajación isovolumétrica) no suele especificarse en el ECO
rutinario. Deben especificarse los distintos tipos de disfunción
diastólica, que reflejan sus grados de severidad, desde el tipo
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Pruebas diagnósticas
I (menos grave) hasta la más severa, tipo III/IV: tipo normal
(E>A, TD normal), Tipo I (E<A con TD prolongado > 220 m),
Tipo II (E> A, con TD prolongado), Tipo III/IV (reversible/irreversible) (E>A con TD acortado < 140 m).
Recientemente, con la nueva técnica del Doppler tisular,
se han introducido dos valores que proporcionan información de enorme valor: E´ o Ea: velocidad en cm/seg en el
anillo mitral septal en la diástole precoz. El cociente E/E´ <
8 refleja presiones de llenado de VI normales, mientras que
cocientes por encima de 165 indican presiones de llenado
de VI elevadas.
Con respecto a la función valvular debe especificarse:
el grado de movilidad de las valvas, signos que sugieran
estenosis y su valoración cuantitativa mediante el cálculo
de los gradientes transvalvulares o el grado de insuficiencia
valvular por Doppler (de 1 mínima a 4, masiva). El score es
un índice calculado a partir de ciertas variables (calcificación, movilidad) que refleja el estado anatómico-funcional
de la válvula estudiada, generalmente la válvula mitral. Se
considera una válvula flexible, no calcificada.. si el escore es
inferior a 6-7.
El estudio del pericardio debe indicar si existe engrosamiento, líquido en la cavidad y en que cuantía, así como el
posible compromiso hemodinámico por esta causa.
En el apartado “resumen” se hace referencia a los hallazgos más significativos, especificándose el diagnóstico ecocardiográfico.
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Capítulo VI
Hemodinámica. Coronariografía
Ante la necesidad de un mejor conocimiento anatómico y
funcional de las cardiopatías al desarrollarse la cirugía cardíaca,
se ha producido una serie ininterrumpida de aportaciones desde
hace 60-70 años, que han servido de base a los actuales estudios
hemodinámicos. A pesar de que esta técnica, el cateterismo,
está siendo en ciertos casos sustituida por otros procedimientos
incruentos de diagnóstico, sigue teniendo una enorme importancia en la cardiología actual y la coronariografía continua
constituyendo el “patrón oro” de referencia para confirmar un
diagnóstico de sospecha, y su realización es obligada en los
casos en que exista la posibilidad o conveniencia del tratamiento
quirúrgico o de la angioplastia en la CI.
ESTUDIO HEMODINÁMICO Y
ANGIOGRAFÍA CARDÍACA
La técnica consiste en introducir bajo control fluoroscópico
un catéter radiopaco a través de un vaso periférico (arteria o
vena) hasta las distintas cavidades cardíacas o grandes vasos,
donde mediante dispositivos especiales puede realizarse una serie
de medidas (presiones, flujo, gasto cardíaco, cuantificación de
cortocircuitos) o inyectando un medio adecuado de contraste,
puede valorarse la anatomía de las estructuras cardíacas, valvulares, coronarias...
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AO
130/80 (100)
VCS
AP
20/12 (15)
AD
AI=PCP
10/2 (4 )
15/3 (6)
VD
25/0-4
VI
VCI
130/3-10
Esquema 6.I. Presiones y concentraciones de O2 en las distintas cavidades y grandes vasos de un corazón de adulto sano.
Más recientemente, el estudio hemodinámico y angiográfico,
puede incluir procedimientos terapéuticos, como valvuloplastias,
cierre de comunicaciones intracardíacas o ductus, actuación sobre
la placa de ateroma...
Como hemos dicho, mediante el catéter apropiado, pueden
tomarse presiones y saturaciones de O2 en lugares concretos,
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Pruebas diagnósticas
útiles para una serie de medidas y cálculos posteriores. Los valores
normales (presiones y concentraciones de O2) en un individuo
adulto sano se señalan en el esquema 6.I.
Otros parámetros que deben calcularse de forma rutinaria en
todo estudio hemodinámico son:
• Gasto cardíaco o volumen minuto (GC). Cantidad de sangre
expulsada por cada ventrículo en un minuto. Suele ser de ≈
4,5 - 6 l/min.
• Índice cardíaco, (IC) es el gasto cardíaco por m2 de superficie
corporal (N ≈ 3,5 l/min/m2).
• Volumen latido, (VL) cantidad de sangre expulsada en cada
contracción (sístole) cardíaca.
• Volumen telesistólico (VTS) es la cantidad de sangre que
queda en el ventrículo al final de la sístole.
• Volumen telediastólico (VTD) o cantidad de sangre que contiene el ventrículo en el momento de la máxima relajación
(telediástole).
• Fracción de eyección (FE), es la relación entre la cantidad
de sangre expulsada en cada sístole (VL) con respecto a la que
había en el ventrículo en el momento de inicarse la contracción (VTD):
VL
FE =
VTD - VTS
=
VTD
VTD
Los valores normales son del 60-75%.
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• Resistencias vasculares, resistencia que deben vencer los
ventrículos en el momento de la fase de expulsión.
R = P / VM donde: P = presión arterial media (Ao o P)
Los valores medios normales son:
Resistencias sistémicas ≈ 1.200 dinas por cm/s.
Resistencias pulmonares ≈ 150 dinas por cm/s.
Tomando como referencia los valores citados, pueden realizarse una serie de medidas:
Gradientes valvulares. Indican la diferencia de presión (sistólica o diastólica) a través de una válvula. Es un índice aceptable
del grado de estenosis. La figura 6.1 representa el cálculo del
gradiente transvalvular aórtico o mitral (igual se calcularía el
transpulmonar o tricuspídeo).
Áreas valvulares. Aunque en la práctica diaria se relaciona
el gradiente transvalvular con el grado aproximado de estenosis
de la válvula, debe tenerse en cuenta que los gradientes están
condicionados por las alteraciones del flujo sanguíneo. Como
parámetro más específico y siguiendo los trabajos de Gorlin, deben
calcularse las áreas valvulares siguiendo la fórmula general:
F
Área =
44,3 K √ G
en donde:
F = flujo sanguíneo en l/min.
K = cte. obtenida empíricamente
G = gradiente medio transvalvular
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Pruebas diagnósticas
ECG
ECG
1 seg .
1 seg .
Aorta
AI (o PCP)
VI
PES
VI
PLD
a)
b)
a) Curvas de presión del ventrículo izquierdo (VI) y aurícula izquierda (AI) o presión de enclavamiento
capilar pulmonar (PCP), en caso de estenosis mitral. El gradiente medio se calcula dividiendo el área
entre ambas curvas (sombreado) por el período de llenado diastólico (PD) en segundos.
b) Curvas de presión del VI y aórtica en un caso de estenosis aórtica. El gradiente medio se calcula
dividiendo el área entre ambas curvas por el período de eyección sistólica (PES) en segundos.
Figura 6.1. Gradientes transvalvulares.
Se consideran valores normales en adultos sanos, aprox:
Válvula mitral > 3 cm2, áreas de < 1,5 cm2 pueden ser
sintomáticas con esfuerzos ligeros y
< 1 cm2 corresponden a EM severa.
Válvula aórtica: 2,5 -3,5 cm2, áreas de
< 0,7 cm2 corresponden a EA crítica.
Cortocircuitos intracardíacos. En ciertas cardiopatías congénitas o adquiridas pueden existir comunicaciones anormales
intracardíacas, que conviene detectar y cuantificar ante la posible
corrección quirúrgica. Midiendo de forma secuencial la saturación
de O2 puede identificarse el nivel al que se produce el salto de
saturación identificando, así, el lugar del cortocircuito. La cuan-
145
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tificación se realiza mediante diversos procedimientos (directo
de Finck, dilución de colorantes, termodilución), cuyo comentario
excede el límite de este capítulo.
La angiografía cardíaca consiste en la inyección a través de
un catéter apropiado de un medio de contraste, habitualmente
orgánico yodado, en una cavidad cardíaca o arteria/vena. La filmación adecuada permite delimitar de forma precisa la anatomía
funcional cardiovascular. Es de uso rutinario en:
• Valoración de la contracción ventricular (ventriculografía).
Puede objetivarse si la contracción del VI/VD es sincrónica,
con áreas de hipo o aquinesia,...
• Cuantificación de las insuficiencias valvulares en función del
volumen de contraste que retrógradamente pasa a la cavidad
contigua: al VI cuando se inyecta en aorta para cuantificar la
IAo, en la AI tras inyección en VI para valorar el grado de IM.
• Localización y cuantificación de los cortocircuitos, valorando
en qué lugar y con qué cuantía pasa contraste a cavidades
contralaterales (derechas o izquierdas). Aunque siempre es
importante, en este caso es indispensable la elección adecuada
del lugar de la inyección de contraste, así como filmar en la
proyección idónea para una correcta valoración del cortocircuito.
CORONARIOGRAFÍA
Consiste en la visualización de las arterias coronarias mediante
la inyección selectiva de contraste, permitiendo la valoración precisa
de la anatomía coronaria: tamaño, trayecto, anomalías, localización
y gravedad de las lesiones obstructivas, dilataciones... Constituye
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Pruebas diagnósticas
la exploración de elección en la valoración anatómica del árbol
coronario. Actualmente se utiliza de forma rutinaria la técnica de
punción femoral, quedando la vía braquial para aquellos casos en
que la primera sea problemática (claudicación intermitente gravedad, en ciertos casos de bypass aorto-bifemoral previo...).
Indicaciones
Aún no están exentas de controversia. Mientras para algunos
estaría indicada en pacientes con cualquier síntoma/signo de
enfermedad coronaria, otros autores la indicarían únicamente
cuando el paciente estuviera inestable o fuera refractario al tratamiento médico. Quizá entre estos dos extremos y siempre tras la
consideración individualizada, las indicaciones principales según
la SEC, se resumen en el tabla 6.I.
A pesar de la utilidad, su realización debe estar valorada como
hemos dicho de forma individual porque no está exenta de riesgos.
Estos, que están en buena parte relacionados con la experiencia
del equipo que la realiza, principalmente son:
A. Graves, lógicamente más frecuentes en pacientes de alto
riesgo: lesión grave de tronco o de tres vasos, afectación
severa de la función de VI.
• Mortalidad (< 0,2%)
• IAM o ACVA (< 0,5%)
• Arritmias graves (< 0,3%)
B. Leves (± 1-2%)
• Lesión vascular local, hematomas,...
• Arritmias no graves
• Alergias al medio de contraste
• Insuficiencia renal transitoria
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INDICACIONES ADMITIDAS
Angina:
• Angina inestable no controlada.
• Angina de Prinzmetal.
• Angina estable que no responde al tratamiento médico.
• Intolerancia al tratamiento médico.
Post infarto de miocardio:
• Isquemia recurrente.
• Insuficiencia ventricular izquierda grave.
• Arritmias ventriculares graves.
• Complicación mecánica: insuficiencia mitral o CIV.
Otras:
•
•
•
•
Evidencia de isquemia de alto riesgo por ergometría o isótopos.
Episodio de muerte súbita (paro cardíaco) recuperado.
Sospecha de espasmo coronario.
Antes de operaciones vasculares: Derivación aorto-bifemoral,
cirugía carotídea.
INDICACIONES ACEPTADAS, A VECES CONTROVERTIDAS
• Enfermos con dolor típico o atípico en los que no se pueden
obtener datos diagnósticos suficientes por otros métodos.
• Enfermos con dolor atípico y actividades arriesgadas o violentas
• Enfermos con dolor atípico y mala función ventricular.
• Enfermos con comprobación objetiva de isquemia sin criterios
de alto riesgo.
Postinfarto de miocardio
•
•
•
•
Ergometría positiva.
Enfermo joven.
Cuando no se puede valorar el riesgo por otros métodos.
Condicionantes personales o socio-laborales.
Tabla 6.I. Indicaciones de la coronariografía.
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Pruebas diagnósticas
Figura 6.2a. Coronografía izquierda en OAD. La flecha indica una lesión
grave y larga en el tercio proximal y medio de la descendente anterior.
Tronco, circunfleja y obtusa marginal sin lesiones.
Tomando como exploración básica el cateterismo, se han
desarrollado, dentro de la llamada cardiología intervencionista,
una serie de actuaciones terapéuticas tendentes a: colocación de
prótesis (cierre de CIA o ductus), dilatación de estenosis valvulares
de ciertas características (valvuloplastías), rotura de la placa de
ateroma (angioplastia coronaria o aterectomía), colocación de
endoprótesis (Stent)..., cuya descripción, indicaciones y contraindicaciones supera los límites impuestos de este libro.
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Figura 6.2b. Coronagrafía derecha. La flecha señala una lesión
subtotal y excéntrica en el tercio medio de la coronaria derecha.
La medida de las presiones en las distintas cavidades y
grandes vasos, permite valorar el estado hemodinámico y la
presencia y severidad de las estenosis valvulares. Las presiones
normales medias de un adulto sano en reposo, se señalan
en el esquema 6.1A.
La inyección de contraste, habitualmente en VI y Ao,
permite el diagnóstico cuantitativo de las insuficiencias
valvulares (del grado 0, ausencia de insuficiencia al 4 que
corresponde a una insuficiencia masiva), así como de la
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Pruebas diagnósticas
130/80 (110)
VCS
AO
77%
97%
AP
25/9 (15)
80%
97%
AD
AI
6/2 (4)
10/3 (7)
80%
VD
VCI
25/0-4
VI
80%
130/3-10
82%
97%
Esquema 6.IA.
presencia de cortocircuitos (CIA, CIV, ductus ..). También
mediante la ventriculografía puede valorarse la contractilidad global y segmentaria del ventrículo correspondiente.
(Esquema 6.1B).
En el informe de la coronariografía (esquema 6.1C), se
especifica la localización y severidad de las lesiones del árbol
coronario, así como el tamaño del vaso distal a la lesión.
También de forma rutinaria se realiza una ventriculografía
izquierda para conocer la contractilidad del VI.
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Cuando en el procedimiento se realiza intervencionismo
coronario, (angioplastia o colocación de stent) debe especificarse
tanto sobre la lesión que se interviene como el tipo de stent y el
resultado tras el intervencionismo.
Esquema 6.IB.
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Pruebas diagnósticas
C
Tronco
Izquierdo
Aorta
ACx
ACD
ACx 1/2
1 M Ag
ADA
SA
Ramus
1 Diag.
1 Sp
ACx distal
1 OM
2 OM
2 Diag..
ADA
1/2
3 Diag.
2 M Ag
AV
ACD
Distal
Post. Lateral
IVP
ADA
Distal
Esquema 6.IC. Abreviaturas: ADA: Arteria desdecente anterior.
Sp: Arterias septales. Diag: Diagonales. ACx: Arteria circunfleja.
OM: Octusa marginal. ACD: Arteria coronaria derecha.
MAg: Marginal borde agudo. IVP: Interventricular posterior.
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Capítulo VII
Tomografía Axial
Computarizada (TAC). Resonancia
Nuclear Magnética (RNM)
TOMOGRAFÍA AXIAL COMPUTARIZADA (TAC)
La tomografía axial computarizada (TAC) es una de las técnicas
no invasivas que viene utilizándose con fines diagnósticos desde los
años 70 y, aunque inicialmente se consideró de escasa utilidad en
el diagnóstico cardiológico debido a la movilidad de este órgano,
las técnicas más actuales con control electrocardiográfico para
captar imágenes en el mismo momento del ciclo cardíaco, permitiendo imágenes de alta definición, han hecho que esta técnica
represente una opción válida en el estudio de ciertas cardiopatías
y en particular del árbol arterial coronario.
La imagen se optiene por un tubo de rayos X que rota alrededor del paciente, registrándose 16 ó 64 cortes anatómicos por
rotación dependiendo del modelo de TAC. Como otras técnicas
de características similares en la obtención de imágenes, para
disminuir los artefactos debidos a los movimientos respiratorios, la exploración debe efecturarse en apnea y los debidos al
movimiento del corazón realizando la obtención de imágenes de
forma sincronizada con el ECG y preferentemente en telediástole,
momento del ciclo cardíaco en que el movimiento es menor. Son,
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en consecuencia, un inconveniente para la obtención de imágenes
nítidas las frecuencas cardíacas altas, tanto en ritmo sinusal como
en fibrilación auricular.
Otro inconveniente de esta técnica, a pesar de estar minimizado en los modelos más actuales, es la radiación que recibe el
paciente. A modo de ejemplo comparativo, mientras que la dosis
recibida en la realización de un angiografía convencional es de
2,1-2,3 miliSivert (mSv), en la realización de un estudio medio
con TAC multicorte es de 6,7-13 mSv.
Las ventajas del estudio con TAC del corazón (Fig. 7.1) son la
gran resolución de imágenes, mayor que las obtenidas con ultrasonidos o técnicas de medicina nuclear y la elevada sensibilidad
a las diferencias en densidad radiológica, por lo que, en caso de
requerir imágenes con contraste radiopaco, la cantidad necesaria
de este para obtener buenas imágenes suele ser escasa.
Su utilidad clínica se centra en:
• Masas intracardíacas. Aunque la técnica de elección es la
ecocardiografía en el diagnóstico de tumores cardíacos, la TAC
puede ser de utilidad en el diagnóstico de tumores infiltrantes
de la pared miocárdica. También es de gran sensibilidad en el
diagnóstico de trombos intracavitarios.
• Pericardio. El pericardio normal aparece en la TAC como una
estructura curvilínea de unos 2 mm de espesor visible entre
la grasa epicárdica o la mediastínica.
En el derrame pericárdico la TAC es de utilidad como elemento
complementario a la ecocardiografía. La radiodensidad del líquido
pericárdico proporciona cierta orientación de su composición. La
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Pruebas diagnósticas
Figura 7.1. Corte transversal a nivel cardíaco visualizándose: vena cava
superior (VCS), orejuela de la aurícula derecha (OAD), arteria pulmonar
(AP), aorta ascendente (AoA), aorta descendente (AoD).
sangre y los exudados tienen coeficientes de atenuación elevados,
en tanto que el quilo y los trasudados son considerablemente más
radiolúcidos. En la pericarditis constrictiva, puede encontrarse
un engrosamiento difuso del pericardio que es superior a 3 y
4 mm. Puede ser de utilidad en el diagnóstico diferencial entre
miocardiopatía restrictiva y pericarditis constrictiva. Los tumores
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y quistes pericárdicos son también fácilmente diagnosticados
mediante TAC.
• Grandes vasos. Los estudios con contraste son de gran utilidad para el diagnóstico de la disección aórtica. El hallazgo
de dos canales opacos intraaórticos separados por una fina
línea radiolúcida que representa la íntima disecada es prácticamente patognomónico.
Si no hay flujo por la falsa luz, el diagnóstico diferencial con
un trombo puede ser difícil. Las ventajas de la TAC respecto a la
aortografía es que no es una técnica invasiva y es más sensible
para identificar flujo (contraste) en la falsa luz.
No obstante, presenta obvias limitaciones con respecto a la
aortografía, la más importante, la imposibilidad de detectar compromiso vascular de las ramas principales de la aorta y la extensión de la disección. La aortografía permite, además, establecer
la existencia de regurgitación aórtica y su severidad.
Como prueba diagnóstica de segundo orden, puede ser utilizada en otras situaciones clínicas:
• Es útil para la determinación del tamaño de las cavidades y
el grosor de las paredes cardíacas.
• Puede ser de utilidad para apreciar el paso de contraste por
los cortocircuitos anómalos y las características morfológicas
anómalas en los pacientes con cardiopatías congénitas.
• En la cardiopatía isquémica, la gran resolución de la TAC
permite una mejor visualización de las calcificaciones, por
ejemplo, las que asientan en las placas ateromatosas (Fig.
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Pruebas diagnósticas
Figura 7.2. Calcificación (flecha) grave de la arteria descendente anterior (DA), auricula izquierda (AI). Resto de las abreviaturas como en la
figura anterior.
7.2). Los diferentes aspecto y densidad del tejido miocárdico
infartado permiten identificar en la TAC de alta resolución la
extensión del infarto. La utilización de contraste incrementa
la sensibilidad en estos casos. Por último, la identificación
de aneurismas ventriculares verdaderos y pseudo aneurismas
también puede realizarse mediante TAC.
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Las principales aplicaciones clínicas en el estudio de la cardiopatía isquémica mediante TAC son:
• Valoración de las lesiones en el árbol coronario.
• Cuantificación de la presencia de calcio en las arterias
coronarias como índice de riesgo elevado para CI (Fig.
7.2.)
• Evaluación de la permeabilidad de los by-pass aorticoronarios y de los stent.
• Caracterización de la placa de ateroma, pudiendo prever
en función de su composición, la vulnerabilidad y el riesgo
de rotura y ocasionar un SCA.
• Tromboembolismo pulmonar.
• Hipertensión arterial pulmonar.
• Estudio de las calcificaciones pericárdicas.
RESONANCIA NUCLEAR MAGNÉTICA (RNM)
Debido a ser también una exploracion incruenta y a la gran
capacidad de resolución de las imágenes obtenidas sin necesidad de utilizar medios de contraste potencialmente peligrosos, la
RNM representa un papel relevante entre las actuales técnicas de
diagnóstico por imagen. Su base física es compleja. Se basa en el
diferente comportamiento de los átomos de hidrógeno presentes
en la composición de los diferentes tejidos del cuerpo humano,
cuando son sometidos a un campo magnético externo, junto con
ondas de radiofrecuencia. La elaboración de la señal de resonancia
emitida por reordenamiento de los núcleos de hidrógeno de los
tejidos al cesar el estímulo, permite su conversión en imágenes
de alta calidad.
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Pruebas diagnósticas
VD
VT
VI
AD
VM
AI
Ao
Figura 7.3. Imagen de 4 cámaras de corazón de adulto sano. Ventrículo
derecho/izquierdo (VD/VI), aurícula derecha/izquierda (AD/AI), válvula
mitral/tricuspidea (VM/VT).
Las imágenes de RNM no se obtienen en tiempo real, (como
la ecocardiografía), sino que requieren una sucesiva elaboración.
En el caso de un órgano móvil, como es el corazón, requiere la
aplicación de aparatos provistos de gating, es decir, obtención
de imágenes en un determinado momento del ciclo cardíaco,
utilizando como referencia el registro electrocardiográfico. Esta
técnica permite obtener imágenes en diferentes planos (Fig. 7.3)
y en función de una serie de:
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Ventajas:
• Inocuidad (no utiliza radiaciones ionizantes).
• Buena capacidad diagnóstica (diferencia bien las distintas
estructuras en función de su composición).
• Escasas contraindicaciones.
• Puede realizarse en portadores de prótesis valvulares.
Inconvenientes:
• Las estructuras en movimiento, dificultan la obtención
de imágenes nítidas, debiendo recogerse las imágenes de
forma sincronizada con el ECG y en apnea.
• No pueden realizarse en portadores de marcapasos, DAI,
clips en aneurismas cerebrales, de implantes cocleares o
de estimuladores neurales.
Su aplicación actual en la clínica queda resumida en los
siguientes puntos:
1. Patología pericárdica: aporta información muy útil y es complementaria de la ecocardiografía. Identifica con gran precisión
los derrames y engrosamientos pericárdicos, siendo de gran utilidad en el diagnóstico diferencial entre pericarditis constrictiva
(Fig. 7.4) y miocardiopatía restrictiva. Es especialmente útil para
detectar la extensión al pericardio de procesos neoplásicos o la
presencia de tumores pericárdicos primitivos.
2. Función ventricular. Mediante estudios secuenciales de cineRNM, se puede estudiar la función ventricular global (fracción
de eyección de ambos ventrículos, volumen de eyección) y
segmentaria, así como analizar el engrosamiento regional de
la pared ventricular durante la sístole.
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Pruebas diagnósticas
Figura 7.4. Imagen característica de pericarditis constrictiva grave.
Grosor del pericardio 8,2 mm.
3. Cardiopatía isquémica. El infarto de miocardio en fase crónica se asocia a un claro adelgazamiento de la pared con
evidente pérdida de señal con respecto al miocardio sano, lo
que permite un buena delimitación del área infartada. En el
infarto agudo, las imágenes de resonancia tienen características opuestas debido a la alta señal.
Algunas complicaciones del infarto, como los aneurismas
ventriculares, pseudoaneurismas o la presencia de trombos
pueden apreciarse con claridad.
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Figura 7.5. RNM de un paciente con hipertrofia septal asimétrica grave.
Septo interventricular 22,7 mm. Pared posterior del VI 11,4 mm.
La RNM-angiografía en el estudio de las arterias coronarias se
encuentra en el momento actual en fase de experimentación
clínica, aunque en el futuro puede ser un método diagnóstico
no invasivo de gran utilidad.
4. Miocardiopatías. En la miocardiopatía hipertrófica, la RNM
se ha mostrado superior a la ecocardiografía y a la ventriculografía en la localización y determinación de la extensión
de la hipertrofia (Fig. 7.5). En las miocardiopatías dilatada y
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Pruebas diagnósticas
Figura 7.6. Captación subendocárdica de gadolinio en un paciente con
miocarditis aguda.
restrictiva permite evaluar la morfología, tamaño y función
de las cámaras cardíacas.
5. Valvulopatías. La RNM identifica adecuadamente las lesiones
valvulares estenóticas o regurgitantes. Permite valorar la gravedad de la insuficiencia aórtica y mitral con gran precisión.
6. Masas intracardíacas y paracardíacas. Es de gran utilidad
en la detección, establecimiento de la extensión e incluso
caracterización (lipomas auriculares, lipomatosis del septo
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interauricular, lipomas paracardíacos) de los tumores intra y
paracardíacos. Con estudios dinámicos, se puede diferenciar
con bastante certeza un trombo de un tumor intracavitario.
7. Patología de los grandes vasos. El diagnóstico de las enfermedades congénitas y adquiridas de la aorta torácica mediante
RNM es altamente confiable, gracias a la posibilidad de hacer
coincidir el plano de exploración tomográfica con el del cayado aórtico. Es, pues, una técnica de gran utilidad en el diagnóstico de la coartación aórtica y las disecciones aórticas.
8. Miocarditis. De enorme utilidad, tanto en el diagnóstico como
en los controles evolutivos. La RNM permite identificar con
buena calidad diagnóstica el depósito de Gadolinio - 153 en
caso de miocarditis (Fig. 7.6).
Contraindicaciones para la realización de la RNM
1. Pacientes inestables que requieren control y terapia intensiva.
2. Pacientes portadores de marcapasos.
3. Pacientes portadores de clips quirúrgicos. La gran mayoría de
las prótesis valvulares existentes en la actualidad, no contraindican la realización de una RNM.
4. Pacientes con cuerpos extraños intraoculares sensibles al
campo magnético o con neuroestimuladores.
5. Pacientes con cateter de Swan-Ganz.
6. Claustrofobia intratable.
7. Obesidad mórbida.
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Pruebas diagnósticas
En resumen, la RNM tendría ventajas, como no someter a la
exposición de radiaciones ionizantes ni la utilización de contrastes
yodados, así como permitir el estudio en diferentes planos. La TAC
es de más rápida realización y menor coste, permiendo la posibilidad de monitorizar y vigilar al paciente durante el estudio.
El informe de los resultados de estas técnicas, aunque
se sigue cierta sistemática, no tiene un modelo definido,
limitándose a referir los hallazgos más significativos y el
diagnóstico que sugieren los hallazgos.
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LECTURAS RECOMENDADAS
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Cardiología. Fundamentos y práctica. Brandenburg R.O. y cols.
Editorial CEA S.A. Madrid 1989.
Cardiología - Netter. Edición en español de la 1ª edición de la
obra en inglés Netter’s Cardiology. Ed. Masson, 2006.
Principios de radiología torácia. Texto programado. B. Felson y
col. Ed. Científico-Médica.
Chest Radiography: what the cardiologist needs to know. Downey
R, Wy cols. In: The Cleveland Clinic cardiology board review. Brian
P. Griffin, Curtis M. Rimmerman, Eric J. Topol (eds). Lippincott
Williams & Wilkins, 2007; cap. 36: pag. 403.
ECG. Guía práctica de interpretación. 5ª Ed. A. Fuertes García. Ed.
Ergon. Madrid 2003.
Electrocardiografía clínica. C. Moro y col. Ed. McGraw-Hill. Interamericana. Madrid 2001.
Prueba de esfuerzo. Aspectos prácticos. 2ª Ed. A. Fuertes García.
Ed. Ergon. Madrid 2003.
Pruebas de esfuerzo en cardiología. Sección de cardiopatía isquémica de la Sociedad Española de Cardiología. Ed. EdiDe. Barcelona
2000.
Pruebas de esfuerzo. A. Muela de Lara. Cap. 7 (pag. 127) de Rehabilitación cardíaca. Ed. Olaya. Barcelona 1999.
Cardiología Nuclear y otras técnicas no invasivas de imagen en
Cardiología. J.M. Castro Beiras y col. Ed. MT. Madrid 2005.
Cardiología Nuclear en la práctica clínica. J. Candel Riera y col.
Ed. Aula Médica. Madrid 2003.
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