Diari Diumenge, 18 de març de 2012 13 ¿Por qué presupuestan las empresas? Sergio Esteve Director de consultoría de Deloitte l proceso de presupuestación anual E que realizan la mayoría de empresas normalmente es considerado como obligatorio por los gestores, aunque consume tiempo de las áreas de negocio y, en ocasiones, es percibido como de poca utilidad por parte de la dirección de la compañía. Por ello, la primera pregunta que la dirección de una compañía debe plantearse es el motivo real de elaboración de la planificación anual y en qué medida se desea utilizar como herramienta de gestión. Según los últimos estudios y encuestas realizados por Deloitte a la Dirección Financiera la elaboración del presupuesto es una de las cuatro principales prioridades. Realizar el presupuesto año a año es un ejercicio de gestión interna de la compañía, quizás el único que permite coordinar todos los departamentos: desde la estimación comercial, la producción, el área de I+D y los costes de estructura, así como las inversiones a acometer. Como ejercicio de coordinación, debe ser compartido por todos, normalmente bajo la guía de la Dirección Financiera, aunque, en todo caso, dependerá del perfil de la compañía, que aplicará sus criterios de gestión de objetivos y asignación de recursos. La coordinación debe ser efectiva y minimizar la necesidad de reuniones y tiempo dedicado. Es por tanto importante estruc- ‘Un buen ejercicio presupuestario permite a la dirección guiar la gestión del negocio y anticipar los impactos’ turar el proceso, fijar los hitos y concentrar los esfuerzos en los elementos que cambian por el nuevo entorno o las decisiones estratégicas de la compañía. El segundo aspecto que cuestiona la utilidad del presupuesto anual es la calidad de las predicciones. Estas deben ser rigurosas y sustentadas, ya que son la base para la toma de decisiones de la Operaciones a plazo y deducción por reinversión Esther Vidal Asociadas de Garrigues Abogados n los últimos años, debido a la difiE cultad de obtener financiación bancaria, los empresarios han tenido que buscar otras fórmulas de financiación para acometer sus inversiones. Las fórmulas más habituales, entre otras, han sido las operaciones a plazo o con precio aplazado, mediante las cuales el vendedor, para dar salida a sus elementos patrimoniales, ha tenido que financiar el precio pactado a través de la fijación de un calendario de pagos periódicos (a medio/largo plazo) y, en la mayoría de casos, sin pactar intereses explícitos. A este respecto, la Dirección General de Tributos (DGT) se ha pronunciado, en su Consulta de fecha 25 de noviembre de 2011, sobre el tratamiento fiscal de estas operaciones, desde el punto de vista del vendedor, pudiendo ser sus conclusiones un tanto discutibles. (i) Integración de la renta en la base imponible del Impuesto sobre Sociedades. La norma tributaria permite que, en las operaciones a plazos o con precio aplazo, la renta obtenida se integre en la base imponible del Impuesto a medida que se efectúen los correspondientes cobros (criterio de caja). Ahora bien, en opinión de la DGT, la renta derivada de la venta del activo debe imputarse, proporcionalmente, a medida en que vayan venciendo los plazos inicialmente pactados, con independencia de que se produzca el cobro, sin perjuicio de que si finalmente no se produjera dicho cobro, el gasto correspondiente al deterioro de valor del derecho de crédito impagado tuviera la consideración de fiscalmente deducible. La argumentación de la DGT se basa en que si no se actuara del citado modo, ello supondría el desconocimiento de la operación en su conjunto. No obstante, cabe destacar que, entre otros requisitos, la norma tributaria permite la deducibilidad de las pérdidas por deterioro si han transcurrido 6 meses desde el vencimiento de la obligación de pago y, en consecuencia, con la interpretación de la DGT, podrían darse situaciones de anticipación de impuestos, dado que el vendedor debería tributar por la renta ya vencida pero no cobrada, sin posibilidad de poder deducirse el gasto por deterioro del crédito hasta el siguiente ejercicio al no haber transcurrido los 6 meses antes comentados. (ii) Deducción por reinversión de beneficios extraordinarios. La DGT, como ya se había pronunciado en anteriores ocasiones, permite la aplicación simultánea del criterio de caja y la acreditación de la citada deducción, siempre y ‘En las operaciones a plazo se ha financiado el precio a través de un calendario y sin pactar intereses explícitos’ organización. Según las encuestas de Deloitte, los directores financieros consideran que son mejorables las estimaciones. La solución pasa por trabajar con los negocios modelos de predicción y análisis junto a una correcta integración de la información, realizada por la dirección financiera, para poder evaluar la consistencia de la misma. Todo este ciclo mejora, en términos de tiempo dedicado y calidad de la información, en la medida en que se cuentan con herramientas que facilitan la captura de información, coordinación del proceso, elaboración de escenarios y preparación de informes. De la misma forma, el proceso de elaboración del presupuesto aporta mayor valor a la organización si se integra con otros procesos de gestión como la fijación de objetivos personales, la planificación de compras, la previsión de caja, etc. Un buen ejercicio presupuestario permite a la dirección guiar la gestión del negocio, tomar decisiones y anticipar los impactos de los cambios. Es por lo tanto un elemento fundamental para las compañías y prioritario para los directores financieros, que requiere de una estructuración adecuada como factor crítico de éxito que es. cuando la deducción se vaya acreditando al mismo ritmo en el que la renta se integra en la base imponible del Impuesto sobre Sociedades (cumpliendo, obviamente, el resto de requisitos exigidos). En cuanto a la base de deducción, la DGT recuerda que estamos en presencia de una venta a crédito y que ello conlleva que contablemente deba descomponerse el precio a percibir por la venta en dos partes: el principal de la operación y el interés implícito. En este sentido, la DGT concluye que la base de deducción se determinará por la diferencia entre el valor actual del precio pactado en la fecha de ejecución de la operación (al tipo de interés efectivo de la operación) y el valor contable de los activos entregados. Dicho de otro modo, los intereses implícitos de una operación a plazos, en opinión de la DGT, no podrán formar parte de la Deducción por reinversión de beneficios extraordinarios, al tener la consideración de ingresos financieros. En esta línea, el importe a reinvertir en cualquiera de los elementos aptos que den derecho a esta deducción deberá coincidir con el valor actual del precio aplazado. En conclusión, con carácter previo a la ejecución de estas operaciones, y con el objetivo de valorar qué pactos debería negociar con el comprador, el vendedor debería analizar con cierto detalle las implicaciones fiscales que se derivan de este tipo de operaciones.