OBRAS 1 Pintura, 1969, óleo sobre tela, 62 x 53 cm 2 Pintura, 1974, óleo sobre tela, 205 x 172 cm 3 Pintura, 1967, óleo sobre tela, 205 x 173 cm 4 Pintura, 1973, óleo sobre tela, 200 x 200 cm 5 Pintura, 1967, óleo sobre tela, 205 x 182 cm 6 Pintura, 1976, óleo sobre tela, 128 x 80 cm 7 Pintura, 1965, óleo sobre tela, 62 x 53 cm 8 Pintura, 1970, óleo sobre tela, 200 x 180 cm 9 Pintura, 1965, óleo sobre tela, 200 x 172 cm 10 Pintura, 1969, óleo sobre tela, 200 x 180 cm 11 Pintura, 1968, óleo sobre tela, 200 x 200 cm UBICACIÓN EN LA SALA Sala 10 Fotos ficha: F. Lamadrid FICHAS.#10 GUILLERMO THIEMER GUILLERMO THIEMER: VIDA Y OBRA Sala 10 Centro Cultural Recoleta, Buenos Aires 3 al 27 de mayo de 2007 4a8 ¿ABSTRACCIÓN O SURREALISMO?… O UNA TERCERA LÍNEA EN LA DICOTOMÍA Lic. María Amalia García. Historia del arte, UBA / CONICET Rafael Squirru entiende la obra de Guillermo Thiemer como inclasificable en tanto ni el aire surrealista de su pintura ni su concentración en la configuración formal dan para este crítico en la clave de la propuesta de este artista.1 Sin embargo, si consideramos ambas tendencias de forma articulada –y no como representaciones antitéticas de la percepción humana- sí es posible ubicar a este Thiemer junto a un grupo de artistas que interrelacionan estas búsquedas. Pensemos por ejemplo en Hans Arp, quien oscilaba entre su militancia en el dadaísmo y en el surrealismo y sus vínculos con la abstracción geométrica. Adscribiendo de un modo fragmentario y personal a estas dos tradiciones, Arp modulaba su poética en la combinación de diversos elementos. Las formas que nos propone Thiemer pertenecen a esta genealogía. Por un lado, estas estructuras son reflexivas sobre su morfología y sobre la relación que mantienen con el soporte aunque escapan a la sistematización racional. Por otra parte, estas formas orgánicas nos remiten un conjunto de tópicos caros a los seguidores del inconsciente. El círculo y las diversas transformaciones que sobre esta figura realiza Thiemer se conectan con imágenes celulares; la pregunta sobre el origen parece ubicarse en el centro de sus interrogantes. En este sentido, Squirru también reflexiona sobre este mundo de repercusión espiritualista, este misterio como experiencia del ser. Thiemer, a través de un gesto repetitivo lanza su pregunta que rebota en las paredes de la sala en un eco infinito. Su obra propone una reflexión obsesiva sobre los modos de aparición, sobre la morfología de la forma en tanto pregunta trascendente. Es preciso señalar que esta conjugación de elementos entre una tradición abstrac- ta entendida como preeminencia de la forma y una línea surreal que invita a indagar en las posibilidades de esa otra realidad ha sido una senda bastante transitada en el arte argentino. De hecho a mediados de los ’50, momento en el que Thiemer inició su actividad expositiva, el Grupo de Artistas Modernos de la Argentina -guiados por Aldo Pellegrini- estaba experimentando sobre estas conexiones. En este sentido, el arte constructivo en nuestro país ha tenido una fuerte inscripción durante los ‘40 y ‘50 constituyéndose en un modelo de base desde el cual recomenzar las indagaciones sobre posibilidades plásticas. A mediados de los ’50 nuevas formas, imaginarios y materiales invadieron y contaminaron este pulcro edén constructivo. Si, por ejemplo, la pareja José Antonio Fernández-Muro y Sarah Grilo indagaron las formas a través de la reposición del gesto en la articulación matérica, Guillermo Thiemer replanteó esta actualización de la geometría desde una reflexión espiritualista basada en la acción sobre escasos elementos. Su núcleo son el círculo y la combinación extrema de valores operados en múltiples variaciones. En este sentido, resulta evidente que en esta limitación y concentración investigativa hay una pregunta sobre la pintura y la vida que intenta involucrar la totalidad de las respuestas. 1 Rafael Squirru, Arte Argentino Hoy, Buenos Aires, Gaglianone, 1983. 4 9 8 11