qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfgh jklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvb nmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwer AGRESOR DE ABUSO SEXUAL INFANTIL, COMO VÍCTIMA tyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas UNIVERSIDAD DE MONTEMORELOS dfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbn mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmrty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc KARIME YESENIA GUTIÉRREZ JIMÉNEZ INTRODUCCIÓN Pocas veces las personas se detienen a pensar que una situación estresante en conjunto a la manera en cómo hemos decidido por comodidad o como protección, enfrentar dicha situación en nuestra vida, nos ha afectado y ha colaborado en nuestra personalidad. El Abuso Sexual, es una situación estresante, un problema más extendido de lo que se pueda estimar, ya que ha traído un importante nivel de malestar psicológico a largo plazo. (López, 1994; De Paúl, Milner y Múgica, 1995; Pereda y Forns, 2007). Se han hecho estudios en los cuáles son consistentes en mencionar que las consecuencias de un Abuso Sexual Infantil (ASI), siendo un adulto, se manifiestan muchos factores negativos que llegan a influir desde el estado de ánimo, desviación sexual y autoestima, formando de ésta manera la personalidad del individuo como víctima. (Cantón y Cantón, 2007; Del Campo y López, 2006; Echeburúa y Subijana, 2008; Lemieux y Byers, 2008). De todas las formas de infringir la ley, la que a nivel social, pensando en la moral, la delincuencia sexual está fuertemente rechazada por la comunidad en la que vivimos. El solo pensar en que se aprovechan de víctimas indefensas como niños o débiles como mujeres, llevándolos a una tortura psicológica o empujándolo a la muerte, resulta grotesco e inaceptable para la sociedad. Sin embargo, ¿nos hemos puesto a considerar el estado de ánimo del agresor?, ¿hemos pensado el por qué de su conducta?, ¿qué situación lo lleva a actuar de esa manera? En este contenido se tendrá como propósito reflexionar e investigar si vale la pena o no, poner en práctica más de un valor sobre tal individuo, como la compasión, el respeto, la tolerancia, por el agresor sexual. Teniendo como objetivo realizar un propio análisis acerca de la explicación de su conducta, como una mera justificación de la agresión sexual hacia un menor. ¿Merecerá un agresor sexual sentir los valores dichos anteriormente?, si existe el libre albedrio, ¿por qué no tan solo, decide ese individuo, dejar de abusar sexualmente? DESARROLLO Se introducirá al desarrollo, con definiciones, estadísticas y resultados de investigaciones, a modo de informar al lector, para después se haga una hermenéutica a favor de cambiar de posición diferente al agresor sexual y se traslade ésta vez, como víctima. I. DEFINICIÓN Empecemos por concientizar sobre el concepto de Abuso Sexual, contacto sexual, físico o verbal, en el que se use la fuerza, intimidación, coerción, chantaje, manipulación u otro mecanismo que atente contra la voluntad de la persona. Es, también, así entendido cuando la persona no está en condiciones de consentir. Ahora, el ASI (abuso sexual infantil), se define como cualquier actividad de tipo sexual hacia un infante, donde no hay consentimiento de éste, utilizando por parte del agresor, la fuerza o la amenaza de ésta; tomando en cuenta la diferencia de desarrollo y de edad entre el agresor y la víctima (Berliner y Elliot, 2002). Algunas investigaciones, en donde las mujeres estadísticamente son las más abusadas sexualmente, que los hombres; un 24% de las mujeres abusadas manifestaron que no hallan justificación, para explicar las consecuencias negativas para ésta situación estresante. (Lameiras, M. y Failde, J.M. 2000). II. Afrontamiento del ASI Se cree, que se ha creado un estilo explicativo negativo, creando una atmósfera psicológica dañada, debido a estrategias de afrontamiento inadecuadas. (Peterson y Bossio, 2001; Sonoda y Tonan, 1999). El afrontamiento son procesos en donde el individuo relaciona la manera de pensar y actuar sobre una situación estresante, analiza el estresor (cognitivo) y utiliza una estrategia (conductual) para poderse aliviar de cargas sobre el bienestar psicológico. (Mok & Tam, 2001; Richardson y Poole, 2001). El ASI, es un tema muy extendido, siempre las personas se preguntan y se interesan por la conducta del niño, en las estadísticas, en lo jurídico, pero ¿qué hay de los efectos a largo plazo de dicha abuso sexual?, más bien en el ámbito universitario, donde has desarrollado ya una personalidad. Llevemos al extremo al pensar en los resultados, que son negativos para la adaptación y enfrentamiento a la sociedad. Me resulta provechoso indagar sobre los estilos de afrontamiento que tienen los que han sufrido ASI, porque de ésta manera se puede saber si se ha superado o se ha evitado, si el individuo ha escapado, o ha buscado ayuda; para así saber también de qué manera prevenir a los que vienen en otras generaciones. Los estilos de afrontamiento se refieren a predisposiciones personales para hacer frente a las situaciones y son los responsables de las preferencias individuales en el uso de unos u otros tipos de estrategias de afrontamiento, así como de su estabilidad temporal y situacional. (Fernández Abascal, 1997). Los estilos de afrontamiento se pueden considerar como disposiciones generales que llevan a la persona a pensar y actuar de forma más o menos estable ante diferentes situaciones (Sandín, Chorot, Santed y Jiménez, 1995) Las estrategias de afrontamiento serían los procesos concretos que se utilizan en cada contexto y pueden ser altamente cambiantes dependiendo de las situaciones desencadenantes. (Fernández Abascal, 1997). Sin embargo la mayoría de las veces, según algunas investigaciones, el estilo de afrontamiento que llevan a cabo es el de evitación y se emplea la estrategia de afrontamiento autodestructiva, provocando desajuste en etapa universitaria y pensamientos mal adaptativos, presentan depresión y menor autoestima (Merril et al., 2003; Runtz y Schallow, 1997). Las consecuencias que tiene una víctima de ASI, son un mal ajusto psicológico, y esto se debe a un mal empleo del estilo de afrontamiento que se tiene (Chromy, 2006; Hébert, Tremblay, Parent, Daignault y Piché, 2006), ya que los pensamientos y acciones se pueden dirigir a hacia la amenaza o situación estresante (Merrill, Thomsen, Sinclair, Gold y Milner, 2001); por tanto también hay estrategias que podrían atribuir a la recuperación temprana tras el abuso, éstas mismas pueden llevar a la disminución de desempeño y desarrollo integral de la víctima como tal. (Najdowski y Ullman, 2009). No todas las víctimas tienen efectos negativos a largo plazo, depende de la personalidad y de factores influyentes durante el ciclo de la vida, no solamente la personalidad que se adquiere a largo plazo, en este caso en estudiantes universitarios, se debe solamente a una experiencia de Abuso Sexual infantil, sino influye maltrato infantil, la relación con el agresor, el tipo de familia, etc. (Higgins y McCabe, 2000). III. Consecuencias del ASI Existen múltiples daños como consecuencia de dicho acto; muchos estudios que han tratado con los efectos a largo plazo del ASI mencionan varias dificultades tanto psicológicas, conductuales y sociales en la edad adulta, sin embargo, no hay evidencia de un padecimiento concreto que se considere como post-abuso, y no todas las víctimas presentan un daño significativo después. (Godbout, Luddier y Sabourin, 2006; Levian, Rector, Sheldon y Goering, 2003; Pickering, Farmer y McGuffin, 2004; Roy y Janal, 2006). Para seguir sumergiéndonos en la víctima, es relevante mencionar que algunos autores constatan una peor salud mental general en víctimas de abuso sexual infantil, con una mayor presencia de síntomas y trastornos psiquiátricos (Feleming, Mullen, Sibthorpe y Bammer, 1999; Peleikis, Mykletun y Dahl, 2005). Otros estudios, realizados con víctimas de malos tratos infantiles, incluyendo el abuso sexual, confirman una probabilidad cuatro veces mayor. En algunos estudios epidemiológicos que se han realizado, resulta siendo que el ASI deja rasgos psicológicos negativos en la mayoría de las víctimas, éste acto es un problema muy extendido, más de lo que se suele estimar. Las experiencias del abuso sexual infantil, pueden resultar manifestados a lo largo del ciclo vital, dando como nombre a los resultados de efectos a largo plazo. (Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000). Los efectos a largo plazo son aquellos en donde pasan dos años como mínimo, después de la experiencia traumática (Browne y Finkelhor, 1986), refiriéndose en este contenido, a los estudiantes universitarios. Comparando la sintomatología del ASI en universitarios, con adultos mayores, autores defienden esa muestra por ciertos factores, como la diferencia de edades en general, tiene que ser un estándar de edad y por otro lado la falta de memoria de los adultos mayores (Rind, Tromovitch y Bauserman, 1998). Consecuencias psicológicas a largo plazo del abuso Sexual infantil: problemas de relación Sintomatología o Aislamiento y ansiedad social o Dificultades en la relación de pareja o Dificultades en la crianza de los hijos/as Estudios Nelson et al. (2002) Población universitaria: Abdulrehman y De Luca (2001) Fleming et al. (1999) Douglas (2000); Roberts, O’Connor, Dunn, Golding y ALSPAC (2004) Población clínica: Banyard (1997); Ruscio (2001) Consecuencias psicológicas a largo plazo del abuso sexual infantil: problemas de conducta y adaptación Sintomatología o Hostilidad o Trastornos de conducta Estudios Población universitaria: Abdulrehman y De Luca (2001); Haj-Yahia y Tamish (2001); Porter y Long (1999) Nelson et al. (2002). Consecuencias psicológicas a largo plazo del abuso sexual infantil: problemas funcionales Sintomatología o Trastornos de la conducta alimentaria o Dolores físicos o Trastorno de conversión o Crisis convulsivas no epilépticas o Trastorno disociativo o Trastorno de somatización o Desórdenes ginecológicos o Abuso de substancias Estudios Fairburn, Cooper, Doll, Welch (1999); deGroot & Rodin (1999); Groth-Marnat y Michel (2000); Kent, Waller y Dagnan (1999); Léonard, Steiger y Kao (2003); Matsunaga, Kaye, McConaha, Plotnicov, Pollice, Rao, Stein (1999); Noll, Zeller, Trickett, Putnam (2007); Owens y Chard (2003); Polivy y Herman (2002); Putnam (2003); Romans, Gendall, Martin y Mullen (2001) Berkowitz (1998); Goldberg, Pachas y Keiths (1999); McCauley et al. (1997); McGowan, Clark-Carter y Pitts (1998); Walker, Gelfand et al. (1999) Roelofs, Keijsers, Hoogduin, Näring y Moene (2002) Fiszman, Alves-Leon, Nunes, D’Andrea y Figueira (2004); Sharpe y Faye (2006) Población universitaria: Startup (1999) Población clínica: Johnson et al. (2001); Vanderlinden y Vandereycken (1999) Berkowitz (1998); Jonzon y Lindblad (2005) Allsworth, Zierler, Krieger y Harlow (2001) Dunlap, Golub y Johnson (2003); Kendler et al. (2000); López, Carpintero, Hernández, Martín y Fuertes (1995); Molnar et al. (2001); Nelson et al. (2002); Owens y Chard (2003); Swanston et al. (2003). Consecuencias psicológicas a largo plazo del abuso sexual infantil: problemas sexuales Sintomatología o Sexualidad insatisfactoria y disfuncional o Conductas de riesgo sexual o Maternidad temprana o Prostitución o Revictimización Estudios Fleming et al. (1999); Meston, Rellini y Heiman (2006) Fergusson, Horwood y Lynskey (1997); Malow, Dévieux y Lucenko (2006); Parillo, Freeman, Collier y Young (2001) Dunlap et al. (2003); Swanston et al. (2003) Dunlap et al. (2003); Miner, Flitter y Robinson (2006) Banyard, Arnold y Smith (2000); DiLillo (2001); Fergusson et al. (1997); Fleming et al. (1999); Maker et al. (2001); Nelson et al. (2002); Swanston, Parkinson, Oates, O’Toole, Plunkett y Shrimpton (2002); Swanston et al. (2003); West, Williams y Siegel (2000) Población universitaria: Filipas y Ullman (2007); Jankowski, Leitenberg, Henning y Coffey (2002); Liem y Boudewyn (1999) Población clínica: Vitriol et al. (2006) IV. Estadísticas del Abuso Sexual Infantil (ASI) En las naciones en vías de desarrollo México no escapa del abuso sexual y se estima que al menos 16 mil niños y niñas anualmente son víctimas. Las zonas que se tienen identificadas son: San Cristóbal de las Casas, Chiapas; Cancún, Quintana Roo; Acapulco, Guerrero; Puerto Vallarta, Jalisco; Puerto Escondido, Oaxaca; Tijuana, Baja California; Ciudad Juárez, Chihuahua; Monterrey, Nuevo León y la Ciudad de México. Se realizó una investigación en la Universidad de Granada, España; La muestra del estudio estuvo compuesta por 1.529 estudiantes universitarias, de entre 18 y 24 años, total de participantes en el estudio, 163 mujeres (10,7%) informaron haber sufrido algún tipo de abuso sexual antes de los 14 años. Por tanto son 163 víctimas de ASI, en la universidad de granada. Por otro lado, también se realizó un estudio nacional, siendo que sufrieron abuso sexual infantil, varones el 15% y en las mujeres 22%. Por tanto, según las estadísticas, las mujeres son más frecuentemente abusadas sexualmente en la infancia (López, Carpintero, Hernández, Martín y Fuertes, 1995). Existe Agresión Sexual y Abuso Sexual, lo cual es importante hacer la diferencia para determinar específicamente en las personas dicho acto. En la Agresión Sexual, el agresor, usa la violencia o la intimidación, para exponer al menor a estímulos sexuales o bien utilizar al menor como estímulo sexual; a diferencia del Abuso Sexual, no se media la violencia o la intimidación, se realizan actos sexuales dada como la penetración vaginal, oral, anal, digital o caricias; de tal modo que se expone al menor a estímulos sexuales. Es necesario saber algunos criterios para poder declarar que ha ocurrido Abuso Sexual Infantil, estos son edad de la víctima, como máximo 17 años; la edad del agresor, debe ser como diferencia cinco a diez años; empleo de fuerza, presión o engaño (Echevarría E., 2000). En general, el maltrato infantil, incluyendo el ASI, se encuentran fácilmente en clases bajas, pero resulta realmente, muy difícil hacer en clases media y altas; lamentablemente. Una de cada tres mujeres serán abusadas sexualmente por familiares allegados, antes de cumplir los 18 años. El abuso no solo atenta contra la autoconfianza masculina, sino que además, lleva escrito el estigma de la homosexualidad. (Irene V., 2008). V. El agresor Después de haber hablado de la “víctima”, viéndola como tal, dándole su papel podemos ahora cambiar un poco el chip, y ver al agresor, quizá no como víctima, pero sí tratando de respondernos el porqué de su conducta, de forma compasiva. La mayoría de los agresores sexuales, debido a una de las consecuencias ya vistas, se han convertido en tal cosa, porque han atravesado por un mismo abuso sexual, éstas personas han sido despiertas sexualmente a temprana edad, siendo que al pasar por su ciclo vital, han buscado desesperadamente la manera en cómo satisfacer esa necesidad, siendo que parten de aquí las variantes de la actividad sexual, otras de las razones, a modo de explicar el comportamiento es dicho individuo, como agresor sexual, es porque hay disfuncionalidad en su familia, porque no tuvieron la atención que quisieron, o porque se sienten incompetentes sexualmente y solo abusando, utilizando la fuerza, manipuleo, etc., es que pueden sentirse que dominan en la relación (Echeburúa & Guerricaechevarría, 2000). No se pide que se les justifique, porque a pesar de los factores ambientales que atraviesa un individuo, tiene el libre albedrio y todos tienen una manera de enfrentar la crisis por el tipo de personalidad entre otras cosas, sin embargo, siguen siendo los mencionados factores, una explicación a la actitud de los agresores sexuales; busco en el lector, concientizarlo para que no vea al agresor, como tal, sino introduzca su raciocinio a verlo como víctima, enfrentando un problema que ni siquiera es capaz de controlar. Los agresores justifican sus acciones haciendo uso de numerosos mecanismo de defensa, bien negándolas, minimizándolas o culpando a los demás. La inmadurez emocional suele ser común y se refleja en la falta de empatía hacia las demás personas posible que muestren problemas en el comportamiento social. No suelen disponer de estrategias ni de habilidades sociales adecuadas para la resolución de sus problemas por lo que tienden a reaccionar con respuestas de enfrentamiento desadaptadas: problemas laborales, dificultades en las relaciones, baja tolerancia a situaciones de frustración, entre otras (Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000; Echeburúa et al., 1997; Garrido, 2003, Hunter, 1999, Marshall, 2001; Redondo, 2004; Sánchez, 2000; Soria y Hernández, 1994; Ward, Polaschek, y Beech, 2006) Como se mencionó anteriormente, Marshall (1989) señala que los delincuentes sexuales carecen de relaciones estrechas en sus vidas y, como consecuencia, se sienten solos. La soledad emocional es un fuerte razón para reflejar ira y la hostilidad general (Diamant y Windholz, 1981; Loucks, 1980), de la hostilidad específica hacia las mujeres (Check, Perlman y Malamuth, 1985; Marshall y Hambley, 1996). Otras investigaciones mostraron que los violadores, los agresores sexuales de menores, los que cometen incesto y los exhibicionistas presentan déficits significativos en sus relaciones interpersonales y están extremadamente solos. VI. Discusión y conclusiones Se ha penalizado por la sociedad y legalmente a los agresores sexuales, puesto que toman posesión de un cuerpo que no les pertenece, usando manipuleo, agresión física, psicológica, dañando notablemente a la víctima y no es que se esté a favor de éstos convictos, pero cumpliendo con el propósito de ésta investigación, analizando el contexto de este individuo, en base a varias investigaciones que se han hecho, se debería ver a la persona no como un agresor de por vida, condenándolo a la discriminación y el rechazo social, sino como el agresor, en solamente “esa” situación, como resultado de una crisis no enfrentada de manera correcta, se debería considerar el hecho de que en otras y más frecuentemente ha sido él, víctima de sus alrededores y a pesar de que se tiene el libre albedrío, hay muchos detonantes que te mantienen alienado inconscientemente, éstas personas nunca tuvieron ayuda psicológica, un consejo o atención de su grupo de apoyo. Siendo así, a partir de ésta línea, trasladaré al agresor en víctima, y lo nombraré en la redacción de la misma manera. Quizá llevando todo lo anterior a un análisis, se puede lograr sentir por la víctima aquellos valores que librarían de la condena social a dicho personaje de la investigación, ése sentir es relativo, más subjetivo, por que influyen prejuicios, testarudez, ignorancia, entre otras cosas. Sin embargo, hay más probabilidad que la sociedad, después de mucha información a modo de justificar “el hecho” pueda librar mediante la manifestación de valores a la persona, pero, siempre hay antivalores referidos por el individuo que lo sentimos; ¿será pues, capaz “esa” víctima de aceptar dicho gesto de la sociedad para corresponderle?, ¿será esto suficiente para tomarlo como influencia a un posible cambio de estilo de vida?, después de tanto daño que ha recibido, ¿tendrá la capacidad de no sentirse condenado, al menos por la sociedad?. Nuevamente el libre albedrio se interpone ante una oportunidad de decisión. Considero que como miembro de sociedad no dejaría de manifestar mis valores adquiridos y predefinidos hacia esta víctima, sin embargo, todo acto tiene consecuencia y tomando en cuenta la legalidad no intervendría en la condena legal y aportaría más ideas para una mejora en el individuo decidido a poderse controlar; solo de esta manera, se podría influir, por lo menos, para un posible cambio en dicha persona, en cuanto a su actitud dañina hacia la humanidad. REFERENCIA Margarita Ortiz-tallo, Luis Miguel Sánchez y Violeta Cardenal. 2002. Perfil Psicológico de Delincuentes Sexuales. Un estudio clínico con el mcmi-ii de th. Millon. Revista de psiquiatría, facultad de medicina de Barcelona, 29, 3, 144-153 Castro, María-Esther;López-Castedo, Antonio; Sueiro, 2009. Encarnación Sintomatología asociada a agresores sexuales en prisión Anales de Psicología, Redalyc. Vol. 25, Núm. 1, junio-sin mes. pp. 44-51. Universidad de Murcia. España. David Cantón-Cortés, José Cantón, Fernando Justicia y María Rosario Cortés. 2011. Un modelo de los efectos del abuso sexual infantil sobre el estrés post traumático: el rol mediador de las atribuciones de culpa y afrontamiento de evitación Psicothema. Vol. 23, nº 1, pp. 66-73 Pereda Beltran, Noemí. 2010. Consecuencias Psicológicas a Largo Plazo del Abuso Sexual Infantil. Papeles del Psicólogo, Vol. 31, Núm. 2, mayo-agosto, pp. 191-201. Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogo Elena Felipe Castaño * y Benito León del Barco. 2010. Estrategias de afrontamiento del estrés y estilos de conducta interpersonal. International Journal of Psychology and Psychological Therapy . 10, 2, pp. 245-257