Historia de la Filosofía para peatones Rafael Hidalgo Navarro 1 2 INTRODUCCIÓN Uno de los problemas más graves con que nos encontramos en nuestro tiempo es la imposibilidad de asimilar la totalidad de los avances que ha experimentado la humanidad. El saber es muy amplio y su estudio tiende, desde hace tiempo, a la especialización. El problema de dicha especialización es que puede conducirnos a la más penosa ignorancia. Ya Ortega y Gasset advertía en “La rebelión de las masas” de la barbarie del especialista, esa persona muy versada en un área concreta del conocimiento que por ello se cree con capacidad para juzgar sobre todas las cosas, pese a desconocerlas en realidad. Es decir, quien siendo ignorante cree saber. Sólo una visión de conjunto puede ayudarnos a comprender el mundo en que vivimos y nuestra propia existencia. Eso es lo que pretende aportar este libro; una visión de conjunto sobre la historia de la ciencia madre, la Filosofía. La estructura de la obra está inspirada en la de uno de los libros más didácticos que yo he conocido, la “Enciclopedia tercer grado” en la cual estudiaron mis padres; si bien es cierto que el propio esquema está bastante actualizado para ganar en orden y distinción. Se trata de sintetizar en puntos breves lo esencial de un pensador o una corriente filosófica. Este modo de exposición, naturalmente, no va a suplir un estudio en profundidad de la filosofía, aunque sí puede ayudar a modo de esquema a estructurar los 3 conocimientos adquiridos. También es útil para las personas que desconocen la historia de la filosofía y pretenden acercarse a ella por primera vez. Existen unas secciones incluidas en sus páginas a modo de artículos que prestan atención a algunos temas que pueden tener una mayor actualidad (el Big-Bang, la evolución, etc.). El libro se puede utilizar como guía de consulta, acudiendo directamente al punto o al tema que interese sin necesidad de leer los apartados precedentes. En definitiva, lo que se intenta es enseñar los primeros principios, los fundamentos básicos que hacen comprensible la historia de la filosofía. Y no olvidemos que la filosofía ha sido la herramienta intelectual fundamental que ha ejercido de motor en la historia de Occidente. Sólo podemos comprender nuestra realidad personal y social desde el conocimiento de la filosofía. 4 Conceptos 5 6 CAPITULO 1: DEFINICIÓN DE FILOSOFÍA FILOSOFÍA: (filos: amor; sofía: sabiduría. Amor a la sabiduría) Es la ciencia que trata del conocimiento de la realidad en su integridad a la luz de la razón. El hombre, siempre que ha sido fiel a sí mismo, ha buscado la verdad, y ese afán por la verdad proviene de la necesidad que todas las personas tenemos de “saber a qué atenernos”, saber porqué y para qué estamos aquí, qué sentido tiene este mundo, qué grado de realidad tienen las cosas. La filosofía no es sino la búsqueda humana de la verdad sobre el mundo, sobre Dios y sobre nosotros mismos. En función de cómo interpretamos la realidad actuamos de una forma o de otra, por eso la filosofía no se limita al pensamiento, sino que afecta a la vida misma, al modo de actuar los hombres en el mundo. 1. Ciencias particulares y filosofía: La ciencia es un saber que aspira a formular de forma rigurosa, y a ser posible matemáticamente, las leyes que rigen los fenómenos de la naturaleza. Dichas leyes han de ser comprobables empíricamente y capaces de predecir acontecimientos futuros. Las ciencias particulares (matemáticas, física, biología, medicina...) nos proporcionan una certidumbre respecto a algunas cosas; se trata de una 7 certidumbre parcial. Además, las ciencias particulares se ciñen a lo observable, a aquello que puede medirse o cuantificarse. La filosofía, por su parte, no se contenta con conocer aspectos parciales de las cosas, sino que quiere saber la raíz última de las cosas, aquella verdad que explica la realidad en su conjunto; y como esa verdad no se limita a lo que pueden captar nuestros sentidos la filosofía no se ciñe a lo empírico (lo que se puede conocer experimentalmente). A menudo, las diversas certezas de los saberes particulares de las ciencias entran en conflicto y reclaman una instancia superior que clarifique cual debe primar, por eso el hombre precisa una verdad universal, desde la cual pueda vivir y jerarquizar las certidumbres parciales, esa instancia superior es la filosofía. 2. Religión y filosofía: La religión proporciona una convicción acerca del sentido de la realidad entera, pero es una certeza revelada y tiene su fundamento último en la fe. La filosofía, por su parte, se vale esencialmente de la razón. El saber científico y el filosófico son saberes “naturales”, pues se alcanzan con nuestras facultades naturales de conocimiento –la experiencia y la razón-. Por su parte, la religión es un saber sobrenatural, porque obtiene su conocimiento de forma extraordinaria, por revelación, y porque su contenido aborda aspectos que escapan a las posibilidades de la sola razón. 3. Ideología y filosofía: Según definición de Marx una ideología es la “expresión de los intereses de un grupo social”, “una falsa conciencia de la verdadera realidad”. La meta de la ideología es el poder (político, moral, económico). Para dominar trata de convencer, por lo que utiliza un lenguaje persuasivo, emocional, simplificador de la verdad. Tiende a ser intolerante con concepciones de la vida distintas a la suya (es parcial y sectaria), por eso presenta como opinable lo que no lo es y como no opinable lo que sí es opinable. La filosofía tiene como fin conocer la verdad, mientras que la ideología emplea medias verdades para lograr dominar (si se apoyase en absolutas mentiras no sería creíble). El antídoto contra las ideologías es el cultivo de la filosofía y de la cultura. 8 4. El ser como problema: Desde sus orígenes la filosofía se ha ocupado del ser de las cosas; pero qué es eso del “ser”. ¿Cómo es posible que el tema de estudio de la filosofía sea un verbo, el ser? ¿Por qué no presta atención al parecer, al hacer o al desplazarse de las cosas, por ejemplo? Desde la Grecia clásica, la filosofía ha buscado lo que todas las cosas tienen en común, aquello que permanece por encima de todos los cambios, la verdad. Es obvio que todas las cosas son algo: lo que tienes en la mano es un libro, donde estás sentado es una silla, el número uno es la unidad, etc. Las cosas tienen en común que son algo (cada una será lo que sea, pero coinciden en ser). Pues bien, por el hecho de “ser” se dice que son “entes”. La metafísica es la “ciencia del ente en cuanto a ente” -de las cosas todas por el hecho de “ser”-. Por contra, las ciencias particulares se ocupan sólo de algún tipo de entes (por ejemplo, la medicina estudia el cuerpo humano), y en cuanto poseen algunos determinados modos de ser (en el caso de la medicina aborda el estudio del cuerpo humano en cuanto es sujeto de enfermedades). Podríamos expresarlo de otra manera diciendo que las otras ciencias prestan atención a unas ciertas características de las cosas dibujadas en diversos verbos: la medicina en el padecer y el curar, la física en el mover, la semántica en el significar, la biología en el vivir, etc. Todos estos verbos recogen un tipo de atributos de las cosas, pero el verbo ser presta atención a las cosas mismas, no a un atributo concreto sino a lo que son. De eso, precisamente, se ocupa la filosofía. 9 CAPÍTULO 2: PARTES DE LA FILOSOFÍA DIVISIÓN DE LA FILOSOFÍA: La filosofía se ocupa de todo lo que existe y no hay ningún aspecto de la verdad que le sea indiferente. Para abordar esta búsqueda del conocimiento, se “especializa” en los siguientes saberes: Metafísica, Cosmología, Psicología, Ética, Estética, Lógica, e Historia de la Filosofía. Se podrían enumerar más divisiones, como filosofía política, de la religión, etc., pero pueden agruparse a grosso modo dentro de las ya citadas. 5. Metafísica: significa textualmente “más allá de la física”. Fue acuñado por vez primera por Andrónico de Rodas (s. I a.C.) quien al tener que ordenar las obras de Aristóteles, no sabía qué nombre poner a los libros que se encontraban después de los de “física”, y los denominó “metafísica”. El acierto de esta denominación ha hecho que permanezca pues la metafísica, al buscar la explicación última de las cosas, ha de remontarse más allá de lo material hasta las realidades cognoscibles sólo por la inteligencia. La metafísica es la filosofía en el sentido más estricto. Estudia qué es la realidad, en qué consiste. Partes de la Metafísica: Ontología: Es el estudio del ser en general. Los aspectos comunes de todos los seres por el mero hecho de ser. Responde a preguntas tales como ¿Qué tienen en común unas cosas con otras? ¿Qué grado de realidad poseen esas notas comunes? 10 Teología Natural o Teodicea: Trata del estudio de Dios como ser que se basta a sí mismo y causa primera de todos los seres. Se vale de la razón al margen de la revelación, a diferencia de la Teología que sí usa como apoyo la revelación. Busca la respuesta a cuestiones como ¿existe Dios? ¿Cómo es Dios? ¿Por qué existe Dios si es que existe? Gnoseología o Epistemología: Estudia el alcance del conocimiento y su relación con la realidad. Busca saber qué es la verdad y hasta qué punto podemos conocerla. Trata de responder a preguntas como ¿soy capaz de conocer la verdad? ¿Percibo la realidad tal cual es? 6. Cosmología o Filosofía de la Naturaleza: Estudia el conjunto de los entes naturales materiales (no artificiales) -el cosmos en su conjunto- para saber qué son los cuerpos. Las ciencias particulares también estudian los entes materiales pero desde el punto de vista de las causas próximas (aquellas que se pueden observar o medir), mientras que la cosmología los analiza desde sus causas últimas (no observables, no medibles). Algunas preguntas que se plantea la Cosmología son ¿ha sido creado el universo o se basta a sí mismo? ¿Cómo es el universo? ¿Tiene límites? ¿Qué es el espacio? 7. Psicología: Se centra en el hombre en cuanto a ser vivo. Estudia las operaciones específicamente humanas: el conocimiento intelectual, la voluntad libre y la afectividad. ¿Soy libre o me muevo por impulsos predeterminados? ¿Qué motiva mi modo de actuar? 8. Ética: Estudia los actos humanos en cuanto se originan en la libre voluntad y, por tanto, implican una responsabilidad moral. El punto de vista que adopta es el análisis de la bondad o maldad de dichos actos en función de si se ordenan o no al fin último del hombre. ¿Existen unos principios morales que rijan el modo de actuar de los hombres? ¿Cuáles son estos principios? ¿En qué medida obligan? ¿Son siempre iguales o varían según las épocas? 11 9. Estética: Es la ciencia de lo bello o del conocimiento sensitivo. ¿Existe una belleza aceptable por todo el mundo o depende íntegramente del gusto de cada cual? ¿Proyectamos en las cosas nuestros sentimientos, o son esas cosas las que los despiertan? ¿Existe el orden y la armonía o son concepciones nuestras que aplicamos a las cosas? 10. Lógica: Estudia del pensamiento en general (conceptos, razonamientos, juicios) desde el punto de vista de su coherencia o corrección. ¿Razono correctamente? ¿Puedo conocer algo más allá de lo que mis sentidos me muestran? 11. Historia de la Filosofía: Permite conocer el desarrollo del pensamiento filosófico a lo largo del tiempo para mejor comprender las distintas perspectivas aportadas al conocimiento de la verdad. 12 CAPÍTULO 3: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA EL EDIFICIO DE LA FILOSOFÍA: Todo sistema filosófico tiene pretensión de descubrir la verdad pero ninguno de ellos la agota sino que muestra una perspectiva más de dicha verdad; podríamos decir que descubre un nuevo aspecto que la completa. Por tanto, la historia de la filosofía ha representado el intento de edificación del saber pleno del hombre. La búsqueda de la verdad se produce en una construcción progresiva apoyada en lo que los filósofos que nos precedieron han ido descubriendo, en sus aciertos y, por supuesto, en la superación de sus errores. 12. Origen de la filosofía: La filosofía nace en Grecia en torno al siglo VII a.C. El saber que existía hasta entonces en Grecia era el saber mítico. Para el hombre mítico las cosas son poderes propicios o dañinos que condicionan su vida (por ejemplo, un cuervo negro volando se podía interpretar como mal augurio, mientras que una luna llena podía ser propicia para ciertas actividades). El mito coincide con la filosofía en su admiración por la realidad y en su búsqueda de dar respuesta a los interrogantes que dicha realidad le plantea. Sin embargo, las explicaciones dadas ante el universo resultarán insuficientes para algunos hombres: si los exorcismos practicados por el brujo para quitar el dolor de tripa no sirven, ¿por qué no buscar las causas del dolor en la propia tripa? A partir del siglo VII a.C. algunos hombres cambiarán de actitud y verán cosas en lo que antes eran poderes, este cambio de perspectiva supone un 13 cierto distanciamiento de esas cosas para estar “frente” a ellas y no “entre” ellas. 13. ¿Por qué en Grecia?: La filosofía tal como la entendemos nace en Grecia. Otros países de la antigüedad han tenido grandes pensadores que han mostrado poseer una gran intuición sobre el mundo y sobre el hombre, pero sólo en Grecia este conocimiento se fundamenta en una argumentación razonada y rebatible que precisa ser justificada para sostenerse. Grecia reúne en el siglo VII a.C. una serie de cualidades que facilitan el nacimiento de la filosofía. Posee una cultura muy “humanista” en la que el hombre es protagonista -sus mismos dioses poseen iguales inquietudes y pasiones que los mortales-. Existe un conocimiento mítico que, si bien explica la realidad por narraciones fantásticas, parte de preguntarse los “porqués” de cuanto existe. En política se gobiernan por instituciones libres –son los inventores de la democracia-, adquiriendo protagonismo la palabra y la argumentación. La estructura social permite que existan una serie de personas, los ciudadanos, que poseen tiempo para el ocio, es decir, para desocuparse de las labores cotidianas y poder considerar las cosas más allá de su función meramente práctica, poder admirarlas. Todas estas características forman el caldo de cultivo, pero el detonante último es la capacidad innovadora de unos pocos hombres que en aquel lugar y en aquella época supieron abrir un nuevo camino a la humanidad. 14 ¿PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA? Cuando se nos estropea el coche, acudimos al taller para que el mecánico nos lo arregle. Si nos encontramos enfermos, visitamos al médico con la esperanza de que nos pueda sanar. Si queremos comer fruta, nos dirigimos a la tienda de alimentación y se la compramos al dependiente. Todos estos oficios muestran una utilidad, ya que son capaces de satisfacer alguna de nuestra necesidades. Pero qué utilidad tiene un filósofo. ¿Para qué sirve la ciencia que practica? Para conocer para qué sirve una cosa lo primero que hay que saber es qué es esa cosa. La filosofía surge cuando los hombres no saben a qué atenerse, qué deben hacer, cuál es el sentido de sus vidas. La visión que heredaron de sus antepasados se muestra insuficiente para comprender el mundo y precisan una explicación global del mismo. Cuando esta nueva visión se adquiere racionalmente, y no por inspiración, revelación divina, o simple costumbre, nace la filosofía. La filosofía es una ciencia que trata de explicar la realidad entera empleando para ello primordialmente nuestra capacidad de razonar. Como hemos dicho, la filosofía nace cuando no nos basta con lo comúnmente aceptado para poder vivir y habérnoslas con el mundo. Esto significa que no sabemos cómo actuar frente a esa realidad compleja que se muestra ante nosotros. Pero cuando el filósofo descubre la verdad, comprende qué sentido tiene el 15 mundo y él mismo, entonces pasa a adoptar un modo de vida acorde con esa realidad que ha descubierto. Por eso la filosofía no es un mero proceso mental, sino que lleva implícita una forma de vida congruente con lo que nuestra razón nos va descubriendo. En definitiva, la filosofía nos ayuda a comprender el mundo y a nosotros mismos, y esa comprensión hace que vivamos de una determinada manera. Muchas veces se ha dicho que la filosofía nos remite a las cuestiones últimas. Veamos qué quiere decir esto. El requisito primordial de la filosofía es el asombro. Se podría decir que en nuestra infancia comenzamos en cierta manera a filosofar. Los niños están descubriendo el mundo, y por tanto muestran asombro por todo cuanto les rodea, por ello comienzan a bombardear a preguntas a los adultos: ¿Papá qué es esto? ¿Qué es aquello? Dentro de las preguntas que nos podemos plantear hay algunas cuya respuesta explica la realidad entera y a las cuales esa misma realidad nos acaba siempre remitiendo son a las que llamamos “cuestiones últimas”: ¿Por qué ansiamos conocer? ¿Por qué precisamos ser queridos y estar cerca de las personas que amamos? O más todavía: ¿Qué es conocer? ¿Qué es el amor?... 16 Para construir el edificio de respuestas racionales que expliquen la realidad, la filosofía precisa asentarse en unas verdades que resulten indubitables, que no necesiten demostración –por ejemplo “una cosa es idéntica a sí misma”, o “yo existo”-. En el momento en que una de esas certezas que sirven de pilar para una filosofía pueda ser puesta en duda hay que revisar todos nuestros conocimientos, comprobar si es tan obvia la afirmación que teníamos por cierta y, si no lo es, reconstruir el edificio del saber sobre nuevos pilares. Precisamente la filosofía moderna se ha caracterizado por el intento de reducir al mínimo el número de supuestos iniciales. Ha mostrado mayor interés en evitar la posibilidad de equivocarse que en buscar la verdad misma, lo cual tiene sus riesgos. Pero volviendo a la pregunta inicial: ¿Para qué sirve la filosofía? Para nada en particular y para todo en general. Para nada en particular porque no se atiene a un aspecto concreto de nuestra vida. La economía ayuda al desarrollo material de la sociedad, la lingüística a la mejora en el empleo del lenguaje y la comunicación entre las personas, la física a la medición y manipulación de la materia, la medicina al cuidado de la salud, pero la filosofía en sí no nos ofrece un resultado palpable concreto, no nos incrementa la nómina ni nos construye carreteras. Y, no obstante, la filosofía es irrenunciable, porque como seres libres que somos precisamos tomar decisiones en todo momento, y para ello debemos saber quiénes somos, qué queremos, qué se decide, qué posibilidades se nos presentan, qué posibles consecuencias tienen las alternativas que se nos plantean, debemos tener una imagen del mundo que nos rodea. Lo que caracteriza al hombre es su necesidad de conocer la verdad para poder actuar, para saber a qué 17 atenerse, y es la filosofía la que nos acerca a esta Verdad con mayúsculas. 18 Filosofía Antigua 19 20 EDAD ANTIGUA PRESOCRÁTICOS FÍSICOS Tales de Mileto (624-546 a.C.) Anaximandro (610-545 a.C.) Anaxímenes (585-528 a.C.) PITAGÓRICOS Pitágoras (572-500 a.C.) ELEÁTICOS Parménides (540-470 a.C.) Zenón de Elea (495-¿?) CAMBIO Heráclito (544-484 a.C.) PLURALISTAS Y ATOMISMAS Empédocles (490-435 a.C.) Anaxágoras (500-428 a.C.) Demócrito (472-370 a.C.) 21 Sócrates (469-399 a.C.) Platón (427-347 a.C.) Aristóteles (384-322 a.C.) OTRAS CORRIENTES CÍNICOS Antístenes (444-365 a.C.) Diógenes de Sinope (400-325 a.C.) CIRENAICOS Aristipo de Cirene (435-¿? a.C.) ESTOICOS Zenón de Citium (335-264 ª.C.) Crisipo (280-207 a.C.) Séneca (4 a.C.-65 d.C) EPICUREÍSMO Epicuro de Samos (341-271 a.C.) ESCEPTICISMO ECLECTICISMO Cicerón (106-43 a.C.) NEOPLATONISMO Plotino (204-270 d.C.) 22 CAPÍTULO 4: PRESOCRÁTICOS PRESOCRÁTICOS: Son los filósofos griegos anteriores a Sócrates. Lo primero que sorprende a los griegos es el cambio. Si las cosas varían, ¿qué son de verdad las cosas? ¿Hay algo que permanece por encima de todos esos cambios? Esa es la cuestión fundamental que se van a plantear los padres de la filosofía. Aquellos hombres se dieron cuenta de que por debajo de todos los cambios debía haber algo permanente, pues de no ser así la naturaleza se regiría por una continua destrucción y creación o, lo que es lo mismo, de la nada surgiría algo, lo cual es absurdo. No está de más recordar el principio de la física moderna según el cual la energía ni se crea ni se destruye, se transforma. En principio los presocráticos buscaron lo permanente en la propia naturaleza, en algún material del que todo estuviera hecho –físicos-. Al comprobar que lo que nos muestran los sentidos es diverso pondrán su atención en alguna realidad permanente que sin ser observable se pueda descubrir a partir de lo dado a los sentidos, en este caso serán las matemáticas – pitagóricos-. Finalmente, los presocráticos buscarán lo permanente en algo que esté más allá de lo físico (en lo metafísico) –Parménides-. 23 14. Físicos: Con este nombre se alude a los primeros filósofos, los cuales buscan la explicación de los cambios en la naturaleza física. Todo proviene de un único principio al cual vuelven las cosas cuando se corrompen. 15. Para Tales de Mileto (624-546 a.C.) (Físico) el principio de todas las cosas es el agua. Todo está compuesto de agua y de ella procede. Los seres vivos precisan agua para subsistir, y el propio mundo en la creencia griega de aquel entonces estaba flotando en agua. A Tales se le considera el primer filósofo por dar por vez primera una respuesta sobre el conjunto de cuanto existe al margen de los mitos. 16. El sucesor de Tales en la escuela de Mileto será Anaximandro (610-545 a.C.) (Físico) quien pensará que el principio de las cosas es el ápeiron (lo ilimitado o indeterminado). Las cosas se engendran por una segregación del ápeiron (materia prima desconocida). Lo individual surge por la injusticia o predominio de un contrario sobre otro (lo frío sobre lo caliente, lo húmedo sobre lo seco...). Pero necesariamente el tiempo devolverá la armonía unificadora desapareciendo lo individual. 17. Anaxímenes (585-528 a.C.) (Físico), discípulo de Anaximandro, también de Mileto, considera que lo común a los seres es el aire. Las cosas se forman por condensación y rarefacción del aire. El fuego sería el grado mayor de rarefacción, las piedras el aire condensado; entre estos dos extremos habría toda una serie de niveles intermedios –viento, nubes, agua, tierra -. En definitiva, el planteamiento de los físicos es similar al de la ciencia moderna, para la cual todas las sustancias están compuestas de hidrógeno, oxígeno, hierro... y así hasta los ciento seis elementos de la tabla periódica. Se puede considerar a los físicos como los primeros científicos. La explicación mítica de universo queda superada en pos de una justificación que reside en la propia realidad. 24 18. Pluralistas y atomistas: Cronológicamente figurarían más adelante, sin embargo, por el contenido de su filosofía podemos situarlos a continuación de los físicos. Reconocen los postulados de los primeros físicos, sin embargo, abogan por una pluralidad o infinitud de principios originarios. Mapa de la antigua Grecia. 19. Para Empédocles (490-435 a.C.) (Pluralista), natural de Agrigento (Sicilia), todas las cosas están compuestas de cuatro elementos fundamentales: agua, fuego, aire y tierra. Según las diferentes proporciones de estos elementos en la mezcla formarán distintas cosas. El mundo sigue unos ciclos de unión (amor) y disgregación (odio) de las cosas. Lo semejante sólo se conoce por lo semejante, el fuego si se encuentra contenido en mí el fuego, y así el agua y las demás cosas. Hoy en día podríamos extrapolar esta reflexión a otras dimensiones de lo humano. Por ejemplo, si pensamos que el hombre está hecho a imagen de Dios afirmaremos que el hombre es capaz de conocer al creador, pues posee un algo divino que le permite captarlo. Si, por contra, afirmamos que Dios no existe, veremos en el hombre un fruto azaroso de la naturaleza. En ese caso el hombre comprendería el orden cósmico por ser “materia” 25 universal también, no porque el universo haya sido creado con finalidad alguna. 20. Anaxágoras (500-428 a.C.) (Pluralista), originario de Klazomenas (Asia Menor), es el primer filósofo que hay en Atenas, pese a no ser natural de dicha ciudad. Para Anaxágoras hay de todo en todo. Las cosas están hechas de unas partículas pequeñísimas e imperceptibles llamadas homeomerías. Las cosas se forman por unión y separación de las homeomerías. Según cómo se agrupen las homeomerías formarán una cosa distinta. Admite la presencia de una mente organizadora, impersonal e independiente de las cosas. 21. Demócrito (472-370 a.C.), natural de Abdera (Tracia), es atomista. Todo -incluso el alma- está compuesto por átomos, los cuales tiene distintas formas pero la misma naturaleza. Los átomos conservan los atributos del ente de Parménides. Se trata de la primera doctrina propiamente materialista. Nuestra percepción se produce porque los objetos emiten una especie de espectros o átomos más pequeños que penetran por nuestros sentidos. Cuando percibimos las características cuantitativas de las cosas (tamaño, forma, peso) nuestra percepción es objetiva, pues se funda en la recepción de esos espectros que emiten las cosas. Cuando percibimos cualidades (sabor, color, temperatura) se trata de algo subjetivo, algo que ponemos nosotros y no la cosa. Como vemos ya en el siglo V a.C. los atomistas tuvieron la intuición intelectual de afirmar que la materia estaba compuesta por átomos y que según su forma de organizarse constituían los distintos objetos. Si se piensa bien resulta asombroso por cuanto hasta el siglo XVII de nuestra era la ciencia no vuelve a hacer una afirmación de tal calibre. Y la demostración empírica de la existencia de los átomos no llegará hasta el XIX. Si yo parto en pedacitos una hoja no veo átomos, sólo pedazos -siempre de hoja- cada vez menores. A partir de concepciones filosóficas de los problemas llegan a la existencia de átomo ¡veinticinco siglos antes que la ciencia empírica! El camino iniciado por los atomistas queda agotado en Demócrito, pues con los medios científicos de la época es imposible seguir avanzando por 26 esa línea. Los pensadores posteriores apostarán por la metafísica, por el conocimiento mediante la razón, hasta que en el renacimiento la física vuelva a recobrar protagonismo de la mano de científicos como Galileo y Newton. 22. Pitagóricos: Hoy en día la ciencia ha matematizado el mundo. Las trayectorias de los astros, la masa de los cuerpos, los ciclos de la naturaleza, la evolución de la economía, ¡hasta las encuestas de opinión! se expresan con fórmulas matemáticas. Los pitagóricos fueron los primeros en afirmar que el universo se regía por números. Ya no se trata de determinar el elemento material que constituye todas las cosas, sino de descubrir la ley que gobierna el cosmos. Los cambios están sometidos a proporción, armonía, duración, es decir, a magnitudes medibles. El número será la esencia de todas las cosas, aquello que permanezca más allá de cualquier cambio. Los pitagóricos suponen un grado de abstracción mayor que los físicos, pues los números no son algo visible como el agua o la tierra. En rigor sólo vemos objetos individuales, pero la mente humana es capaz de relacionarlos. Cuando yo digo que veo ocho patos es porque los estoy relacionando y los agrupo, en realidad hay un pato, y otro, y otro... Los pitagóricos son un movimiento iniciado por Pitágoras (572-500 a.C.) en la Magna Grecia y que se extiende en los siglos V y IV a.C. Su ideal de hombre es el sabio, autosuficiente y desapegado de las pasiones mundanas. Los pitagóricos formaban comunidades monásticas y creían en la transmigración de las almas –en su capacidad para pasar de un cuerpo a otro-. Los hombres arrastran un pecado que les encadena a su cuerpo hasta que lo purguen mediante el cultivo del ascetismo y la virtud. Descubren los números y las figuras geométricas como entes no corporales, inmutables (permanecen siempre iguales, no cambian) y eternos. La explicación de la realidad está en los objetos matemáticos. Los entes (las cosas) lo son por imitación de dichos objetos matemáticos. Con los pitagóricos el mundo va a quedar dividido en dos: el mundo sensible (dado a los sentidos) y el mundo inteligible (conocido por la razón). Nuestros sentidos no agotan la realidad, sino que ésta se ha de explicar por mediación de la razón. 27 23. Parménides: (540-470 a.C.) vivió en Elea. Modela definitivamente lo que va a ser la filosofía. Hemos visto que las cosas coinciden en que son algo, cada una será lo que sea, pero en principio todas son algo. La filosofía en Parménides va a tratar sobre las cosas en cuanto son, las cosas como entes. Además de definir el objeto de la filosofía (el ser de las cosas, lo que las cosas son), desarrolla su método: el noûs o pensamiento. El conocimiento puede seguir dos vías: la de la opinión que se deja guiar por las sensaciones, por las apariencias (lo “que es y no es”, la realidad cambiante), y la vía del conocimiento que busca lo permanente (lo “que es” conocido por la razón. El ser no se da a los sentidos, éstos sólo perciben un ser aparente que, por el hecho de cambiar, puede dejar de ser lo que era para pasar a ser otra cosa, es decir, puede dejar de ser). Vamos a tratar de ver más claro esto con un ejemplo: Lo primero que conviene aclarar es que “el ser” de Parménides no admite división ni multiplicidad, no reconoce lo individual, engloba al cosmos entero. Por tanto, el ejemplo que vamos a poner es meramente orientativo, pues rompe la premisa de unidad del ser. Supongamos un huevo; dicho huevo un día eclosionará y de él saldrá un pollito. Nuestros sentidos –vía de la opinión- contemplan el huevo como cambiante, al principio es un huevo, para luego dejar de serlo. Sin embargo, en nuestra mente –vía del conocimiento- un huevo siempre es igual –lo imaginamos como un objeto ovalado, pequeño y frágil-, un huevo siempre es un huevo. Nadie dice “un huevo es una gallina”. Mi mente conserva presente lo que el huevo es. Parménides entiende el ser como algo permanente. Por eso para él “lo mismo es el pensar y el ser”. El pensamiento lo entiende como un reflejo perfecto de la realidad, no como su copia ni como su modelo. Quedémonos ahora con el huevo que poseemos en el pensamiento, el huevo que es. Si éste dejase de ser supondría que del “ser” huevo se habría pasado al “no ser” huevo, habría dejado de ser. Esto sería absurdo porque como hemos dicho un huevo “siempre es” un huevo. Parménides se da cuenta de que todo procede de algo, nada surge por generación espontánea, por tanto, el universo existe desde siempre. En el fondo la idea es la misma que el moderno principio de la física según el cual la energía ni se crea ni se destruye, simplemente se transforma, pero su cantidad es siempre igual. Por otro lado la realidad es plena, no existen huecos en ella donde no haya nada, por eso la contempla como un todo permanente. Así pues el ente tiene una serie de predicados que deduce de la afirmación “el ser es y el no ser no es” (es decir, “lo que existe no puede desaparecer sin más”, y “de la nada, nada sale”). Los predicados del ser de Parménides son estos: 28 1.- Es presente. Está presente en el pensamiento, a diferencia de las cosas que pueden o no estar presentes a los sentidos y, además, cambian su forma. Yo puedo saber lo que es un perro sin necesidad de tenerlo delante, de hecho el perro real, el que veo por la calle, puede cambiar de forma, hoy puede estar sano y mañana puede faltarle una pata y una oreja, cosa que no sucede al “ser” perro que yo poseo en la mente. 2.- Las cosas son todas entes, esto es, tienen en común que son algo. Más allá de su multiplicidad las cosas tienen unidad en el ente. 3.-El ente es inmóvil. Llegar a ser o dejar de ser supone una dualidad de entes. Que haya muchas cosas distintas no afecta a la unidad del ente. 4.- El ente es lleno, no tiene vacíos. Fuera del ente no hay ninguna cosa, pues a todas les pertenece ser entes. No hay ninguna cosa que no sea nada. 5.- El ente es ingénito (existe desde siempre, no ha sido creado) e imperecedero, ya que de no ser así supondría un acto de no ser, lo cual es imposible. En Parménides el cambio es imposible, pues en ente es inmóvil. En adelante la filosofía griega va a consistir en el intento de hacer posible el cambio dentro de la metafísica de Parménides. 24. Zenón de Elea (495 a.C.-?), natural de Elea. Discípulo de Parménides. Con su maestro afirma la inmutabilidad del ser. Descubre el método dialéctico (a partir de una realidad comúnmente aceptada se demuestra que las conclusiones que de ella se extraen son incoherentes); lo usa principalmente para combatir a los adversarios de Parménides. Zenón va a tratar de demostrar la ausencia de movimiento defendida por su maestro con una serie de argumentos –aporías- entre los que destacan dos: Aquiles no podrá alcanzar en su carrera a una tortuga que partió antes que él, pues al ganar la distancia que los separaba, la tortuga ya habrá avanzado otro poquito más, con lo que le llevará nueva ventaja a Aquiles. Como la distancia se puede fragmentar hasta el infinito, Aquiles nunca alcanzará a la tortuga pues esta siempre habrá adelantado algo cuando Aquiles alcance el lugar en que el reptil se encontraba un instante antes. Una flecha arrojada siempre estará en reposo, sólo se mueve en apariencia. Si yo me fijo en ella en un instante cualquiera la flecha estará en un 29 determinado punto, estática. Como el recorrido de la flecha se puede dividir en infinitos momentos la flecha siempre está quieta en cada uno de ellos. Zenón, con su maestro, parte de presuponer que realidad y pensamiento operan de igual modo, pues este es un reflejo de aquella. 25. Heráclito (544-484 a.C.) es de Éfeso (Asia Menor). Afirma el devenir o cambio de las cosas: “No podemos bañarnos dos veces en el agua del mismo río” porque “todo fluye y nada permanece”. Podríamos decir que lo único permanente es que todo cambia. Por eso la sustancia primordial es el fuego. El mundo cambia incesantemente por la lucha de contrarios –frío y caliente, vida y muerte...-; nada es imaginable sin su contrario. Sin embargo, el cambio no es caótico, existe un logos o razón universal que gobierna el mundo, le da armonía. El logos se puede entender como el legislador del mundo y a la vez la ley que lo gobierna. Heráclito reconoce que las cosas tienen algo en común: lo sabio (sophón) que coincide con el ente de Parménides. La opinión sólo repara en el mundo cambiante. No obstante, el mundo esconde lo sabio que es lo que verdaderamente es (lo permanente), por eso hay que descubrirlo por la razón. El punto de partida de la filosofía de Heráclito está en la experiencia que muestra un mundo cambiante y múltiple, pero una experiencia interpretada: “malos testimonios son los ojos y los oídos para aquellos hombres que no entienden su lenguaje (que tienen alma de bárbaro)”. Aristóteles señalará el problema que supone el pensamiento de Heráclito: si nada es estable es inútil pretender captar la realidad mediante conceptos fijos y, por ello, es imposible elaborar ciencia alguna pues la ciencia emplea conceptos, razonamientos y leyes que son estables y permanentes. 26. Conclusiones: Para los presocráticos la realidad es inteligible, todo lo real es racional, por eso se van a esforzar en descubrir las leyes que rigen el mundo. La filosofía parte del supuesto de que existe la verdad y que esa verdad se puede conocer por medio de la razón. La verdad es siempre igual. Los físicos y atomistas buscarán la verdad en 30 las cosas materiales, sin embargo la realidad visible es cambiante, por eso hay que buscar su razón de ser más allá de lo tangible. Un primer intento será el realizado por los pitagóricos que no fundamentan lo permanente en las cosas mismas, sino en las leyes matemáticas que las rigen –en el fondo es el planteamiento de la ciencia moderna-. Pero las preguntas que se plantean los filósofos van más allá, no sólo cómo se comporta el mundo sino qué sentido tiene, porqué es así. Para dar respuesta a estas cuestiones algunos pensadores darán un paso más e iniciarán la metafísica. 31 CAPÍTULO 5: SÓCRATES Y LOS SOFISTAS SÓCRATES FRENTE A LOS SOFISTAS: Grecia es la cuna de la democracia. En ella todo se discute y toda opinión es igualmente válida. Proliferan los denominados “sofistas”, que son los maestros de la oratoria y la persuasión. Si toda opinión es igualmente válida esto significará que nada es cierto ni falso, sino que todo es relativo. Frente a esta posición se alzará una voz, la de Sócrates, quien afirmará que la verdad existe y se puede conocer. 27. Sofística: En el siglo V a.C. Atenas vive en pleno esplendor una vez finalizadas las guerras Médicas. Pasan a un primer plano los temas antropológicos -del hombre- dejando en un segundo lugar los cosmológicos -de la naturaleza-. “El hombre es la medida de todas las cosas”, afirmará Protágoras (480-410 a.C.). Con la democratización del poder surge una nueva clase de hombre, el sofista. Los sofistas practican la oratoria para convencer, relativizan el conocimiento, no importa tanto la verdad como la persuasión. Además, niegan valor a las leyes jurídicas y morales universales, pues consideran que todo es cambiante y digno de duda. La actitud sofística más radical queda reflejada en la frase del orador griego Gorgias de Leontini (487-380 a.C.): “Nada existe, si algo existe no se puede conocer, y si algo se puede conocer no se puede comunicar”. Hoy día vivimos en una época con gran contenido sofístico. Importa más la imagen, la persuasión del mensaje que el contenido de este. No se busca tanto la verdad como convencer. Existe un relativismo moral o moral de situación según la cual lo que ayer era malo hoy puede no serlo. 32 28. Sócrates (469-399 a.C.) no escribió nada. Sócrates se dedicaba a preguntar a todos aquellos que decían saber. Al gobernante qué es la justicia, al militar qué es el valor. Pero Sócrates no se conforma con que le den un ejemplo de justicia o valor, pues dichos ejemplos no son más que una manifestación ocasional de estos conceptos. Lo que Sócrates pide es una explicación de qué es en sí la justicia, el valor, la libertad... Estas preguntas ponen en evidencia a quienes las sufren, pues acaban por descubrir su ignorancia; con ello Sócrates irá ganando enemigos. Será condenado a muerte por un tribunal popular ateniense, acusado de “introducir nuevos dioses y corromper a la juventud”. Sócrates atacó a los sofistas. Está convencido de que en las cosas hay algo estable, algo que tienen en común unas con otras, y ese algo común de las cosas se descubre por el razonamiento inductivo (tras analizar casos particulares comprobamos que tienen una serie de notas comunes, con esas notas alcanzamos un principio general). El fruto de este razonamiento es la definición. Definir es poner límites a una cosa, decir lo que es, esto es, su “esencia”. La definición es válida para todos los casos, por eso descubre la verdad sobre las cosas y supera el relativismo de los sofistas. Veamos un ejemplo: Un árbol es una “planta perenne, de tronco leñoso y elevado, que se ramifica a cierta altura del suelo”. Que un árbol sea grande o pequeño, bonito o feo, son notas particulares que dependen de cada caso. Pero la definición de árbol es la misma para todo árbol siempre, es decir, es absolutamente verdadera. 29. Ética (Sócrates): Lo que más importa a Sócrates son los temas morales, establecer claramente lo bueno y lo malo. El fundamento de su ética es la virtud como fin para el cual el hombre ha nacido. La virtud es una ciencia –se puede aprender y enseñar-, y el hombre malo lo es por ignorancia. Por ello su lema será “conócete a ti mismo” -sentencia sacada de una inscripción que aparecía en el oráculo de Delfos-. A la felicidad sólo se puede llegar por la virtud, y esta supone una perfección para el alma. Cuidar de uno mismo no es cuidar el cuerpo, sino el alma. 30. La verdad oculta (Sócrates): Al principio los hombres pensaban que la tierra era plana; si meto parte de un palo en el agua parece que se dobla; cuando conozco a una persona por primera vez me causa una 33 impresión muy distinta que cuando la he tratado un tiempo. Todos estos ejemplos nos muestran una cosa, que las apariencias engañan. La verdad no es evidente, hay que desenmascararla. Sócrates era hijo de una comadrona. El método del filósofo para descubrir la verdad lo equipara a la ayuda que dispensa la comadrona en el parto, lo denomina Mayeútica (significa ayudar a parir, a dar a luz). Mediante preguntas sobre qué son las cosas descubre a su interlocutor que en realidad es un ignorante. Desde el reconocimiento de la ignorancia se puede comenzar a buscar el conocimiento. Por el diálogo sostenido con razonamientos coherentes se va alumbrando la verdad y, al final, se alcanza una definición de lo que las cosas de verdad son. Se descubre la verdad (aletheia = desvelar, quitar el velo). 34 CAPÍTULO 6: PLATÓN PLATÓN Y LAS IDEAS: Platón creerá descubrir lo permanente no en las cosas mismas, sino es las “ideas”. Las cosas que vemos no son sino una réplica, un reflejo de la verdadera realidad que reside en un mundo aparte poblado por “cosas ideales”. En el fondo lo que Platón hace es no aceptar el mundo tal cual es sino recrearlo tal y como debería ser. Esta va a ser una tentación permanente en la filosofía, especialmente en las corrientes más idealistas. 31. Platón: (427-347 a.C.) Nació en Atenas en el seno de una familia noble. Fue discípulo de Sócrates. Se retiró de la política activa ateniense influido por la muerte de su maestro, si bien participará en la política griega desde un terreno intelectual. Fundó la Academia en 387 a.C., llamada así por estar en una finca dedicada al héroe Academo. El género literario que usó fue el diálogo. 32. Las ideas (Platón): En cierta medida, el pensamiento griego había quedado atrapado en un callejón sin salida. Parménides había dicho que el ser de las cosas era siempre el mismo, lo cual choca con la realidad que percibimos como cambiante. Otros filósofos, como Heráclito, piensan que el mundo es cambiante y en él no hay nada permanente, esto haría imposible cualquier tipo de conocimiento, pues no existiría ninguna verdad consistente sobre la que afirmar algo. Platón cree hallar la solución adecuada al afirmar que las ideas (la idea de mesa o de caballo) son 35 permanentes, pero que lo que cambia es la manifestación de esas ideas (esta mesa en particular o aquel caballo concreto). No obstante Platón llegará a dotar de plena realidad a esas ideas sacándolas de nuestra mente e instalándolas en un mundo aparte. Aquí no hay que confundir la palabra idea con la de “cualquier cosa que brota de nuestra imaginación”; sino que se identificaría con la definición socrática, “aquello que expresa lo que las cosas son verdaderamente”. Si para los presocráticos nuestra razón se limitaba a reflejar la realidad, para Platón es la realidad la que no es sino un reflejo de las verdades ideales. Dichas ideas no se encierran en nuestra razón, pero son conocidas por ella. Platón se da cuenta de que las cosas no son en plenitud. No les pertenece el ser de forma plena. Cuando ve una pared blanca ese color no es blanco en plenitud, tan sólo se aproxima a la idea del blanco perfecto. Esto hace suponer a Platón que lo que tiene el ser auténtico son las ideas. El ser auténtico corresponde a la idea “blanco” y no a la pared blanca. Por tanto, el ser verdadero no está en las cosas, sino fuera de ellas, en el mundo de las ideas. Las ideas tienen los atributos del ser descritos por Parménides. El mundo sensible -al que los hombres estamos encadenados- no es sino un reflejo, una sombra del mundo ideal -que es el mundo real en sentido pleno-. 33. El mito de la caverna (Platón): Para mejor explicar su concepción del mundo Platón inventa este mito: En el fondo de una caverna se encuentran unos hombres encadenados desde su infancia, estos hombres están absolutamente inmovilizados. Alejados de ellos y a sus espaldas existe un muro sobre el que asoman los objetos y estatuillas que unos porteadores trasladan. Todavía más lejos hay una hoguera, cuyos destellos hacen que los objetos portados proyecten su sombra en las paredes de la cueva. Como los cautivos no pueden volverse para ver los objetos confundirán las sombras con las cosas mismas. Si uno de los encadenados lograse liberarse y ascender en la cueva quedaría confuso sobre qué es más real si los objetos o sus sombras, y si mirase directamente la luz al principio esta le heriría. Si, más tarde, se le sacase al exterior de la cueva nuevamente tardaría en acostumbrar su vista a la realidad. Primero le sería más fácil ver las cosas reflejadas, luego las cosas mismas, y por último podría mirar al sol, fuente de todo lo que existe e iluminador del 36 mundo entero. Si el fugitivo volviera a la cueva para advertir de la verdad a sus compañeros estos se burlarían de él por sentirse seguros en sus creencias, además, no le comprenderán por no haber visto el mundo exterior. Si tratase de liberarlos le matarían. Las sombras proyectadas en el fondo de la cueva son las cosas que captan nuestros sentidos y la hoguera es el sol, se corresponde con el mundo sensible. A los hombres este mundo les parece el más real y único existente por estar sujetos a las cadenas de la ignorancia, pero con un esfuerzo se puede ascender y “salir al exterior”, ver qué hay más allá, qué hay detrás. El exterior es el mundo inteligible y verdadero. En un primer nivel como reflejos están los objetos matemáticos, como realidades las ideas, y como idea suprema que ilumina todo la idea de bien identificada con el sol. El mito tiene también un mensaje moral, la incomprensión hacia el sabio que, al descubrir la verdad y comunicarla, sufre las iras de la gente que vive en lo comúnmente aceptado, en lo consabido. Si el sabio trata de mostrar a la gente la verdad, sufrirá sus iras como sucedió al maestro de Platón Sócrates, o como ha acaecido incesantemente a lo largo de la historia. 34. El conocimiento (Platón): Resulta que el hombre al ver la pared blanca sabe que es blanca porque tiene la idea de lo que significa blanco, esto es, conoce en alguna medida las ideas aun antes de percibir las cosas. De hecho lo que hacen las cosas es recordarnos las ideas, el verdadero ser. Esto implica que el alma antes de estar en este mundo habitó en el de las ideas conociéndolas cara a cara y, por tanto, preexiste. Las ideas tienen una jerarquía, y en su parte más alta está la idea de Bien. 35. El mito del Fedro (Platón): En esta narración de Platón se trata de explicar la realidad del alma. El alma humana es como un carro tirado por dos caballos alados. El auriga que lo conduce es la razón. Uno de los caballos es dócil y representa al valor. El otro caballo es díscolo y rebelde, y representa las pasiones. El carro avanza por el mundo supraceleste, con lo que el auriga puede contemplar directamente las ideas, aunque con cierta dificultad por hacerlo en marcha y teniendo que dominar el carro. Precisamente esas dificultades hacen que el carro caiga de ese mundo 37 celeste perdiendo los caballos sus alas, entonces el alma se encarna en un cuerpo humano. Pero con la caída el alma ha olvidado su procedencia. Al ver las cosas el alma recuerda lo que había contemplado, las ideas celestes de las cuales las cosas no son sino un reflejo. Por tanto, el hombre no ha de buscar conocer las cosas, sino ascender, a través de ellas, a las ideas. Este ascenso supone un retorno, una vuelta a su verdadera condición. 36. El hombre (Platón): La idea de Bien es artífice del mundo. El Bien es como el sol que ilumina las cosas y nos permite reconocerlas, además, es imprescindible para que se generen y desarrollen esas mismas cosas. El alma humana está a mitad de camino entre las ideas y las cosas, está atrapada en un cuerpo sensible y corruptible, pese a haber conocido las ideas. Con todo, su semejanza y participación con el mundo de las esencias, de las ideas, la hace inmortal. La inmortalidad del alma la podemos conocer por distintas pruebas: 1-si el conocimiento es recordar lo vivido antes de “encarnarnos” en un futuro volveremos al estado natural, al lugar que nos corresponde; 2-lo compuesto se corrompe o muere, lo simple permanece, y el alma se asemeja a lo simple, está emparentada con las ideas eternas; 3-el alma participa de la idea de vida; 4-el imperativo ético exige que haya una justicia eterna que premie la bondad y castigue la maldad. 37. Ética (Platón): La ética platónica es endemonista, que es lo mismo que decir que nuestras acciones se encaminan a la búsqueda de la felicidad, la cual se encuentra en la contemplación de la idea de Bien. Para el pensador ateniense el alma humana se divide en tres partes: 1-Sensual, relacionada con las necesidades materiales, la virtud que requiere su correcto desarrollo es la templanza. 2-Irascible, vinculada a los afectos e impulsos, la virtud que la ordena es la fortaleza. 3-Racional, capaz de conocer las ideas y de ejercitar la voluntad, su virtud es la sabiduría. La virtud que armoniza las anteriores virtudes y las hace consistentes es la justicia. 38. Política (Platón): La estructura social ideal es paralela a la del alma. En su base están el pueblo trabajador (sensual), en la escala intermedia los vigilantes (irascible), y en la cumbre los filósofos (sabios) 38 que han de ser quienes gobiernen. Las dos clases superiores han de tener en comunidad sus bienes, mujeres e hijos para desapegarse de las cosas y obrar sólo en servicio de la comunidad. Los miembros de estas dos clases reciben una completa y progresiva educación que abarca desde lo físico hasta lo artístico e intelectual. La igualdad entre hombres y mujeres debe ser total. La evolución de la organización social que se ha dado en la realidad es como sigue: al principio gobierna la Aristocracia, es el gobierno de los mejores. Cuando esta se corrompe da paso a la Timocracia, que conserva algunas virtudes de la Aristocracia, pero en la que los intereses de los gobernantes empiezan a prevalecer sobre los de la comunidad. A continuación le sucede la Oligarquía, en la cual gobierna un grupo que lo hace en su propio beneficio. El pueblo a la vista de tantos abusos se subleva e impone la Democracia, en la que los ignorantes deben consultar continuamente al pueblo. La democracia para Platón conlleva caos y anarquía. Ante esta situación de desorden se apela a un salvador que se hace con el poder gracias a los descontentos, sobreviniendo la Tiranía. 39. Conclusiones (Platón): Platón había querido explicar qué eran las cosas, su ser, llegando a la conclusión de que lo que verdaderamente son las cosas está contenido en sus ideas. El problema viene de que el viaje no es de ida y vuelta, sino sólo de ida, pues alcanzadas las ideas las dota de vida propia e independiente para acabar por negar realidad a las cosas. En cierta medida, se puede considerar a Platón como el primer idealista. La razón le parece una herramienta tan perfecta que el mundo se debe amoldar a ella, por eso gozan de mayor grado de realidad las ideas que las cosas que percibimos. 39 CAPITULO 7: ARISTÓTELES ARISTÓTELES, EL GRAN MAESTRO: Aristóteles dota a la filosofía de su propio lenguaje. A diferencia de Platón Aristóteles piensa que las cosas se entienden desde ellas mismas. Para explicar el cambio, Aristóteles recurre a una serie de conceptos que expresan la consistencia de las cosas, de qué están hechas y cómo actúan. Que existan sólo las cosas concretas y singulares no quiere decir que no podamos conocer generalidades, esto lo podemos conseguir mediante la “abstracción” gracias a la cual descubrimos lo que de común tienen los casos particulares. 40. Aristóteles: (384-322 a.C.) Nace en Estagira (Tracia). Fue discípulo de Platón y fundador de una escuela llamada Liceo, por estar ubicada en un bosquecillo consagrado a Apolo Licio. Invitado por Filipo de Macedonia para educar a su hijo fue maestro del joven Alejandro Magno (342 a.C.), lo que le valió la persecución de los atenienses a la muerte del mismo (323 a.C.). Huyó a Calcis (isla de Eubea) donde murió un año más tarde. Escribió dos clases de libros, unos divulgativos en forma de diálogos (exotéricos) casi perdidos por completo, y otros científicos (acroamáticos) que conservamos en su mayoría. 41. Crítica a Platón (Aristóteles): Con Aristóteles la filosofía alcanza un lenguaje propio. A diferencia de sus predecesores, que expresaban su pensamiento de modo poético, Aristóteles lo hace de modo 40 técnico y riguroso. Entre las ciencias teóricas Platón había estado interesado, además de por la filosofía, por las matemáticas. Aristóteles, por su parte, tuvo interés por las ciencias naturales, dedicándose a estudiar y clasificar hechos empíricos. Esta diferencia de intereses se verá reflejada en sus respectivas filosofías, en Platón volcada hacia lo abstracto e ideal y en Aristóteles inclinada a la realidad observable. Platón para explicar qué son las cosas había En este detalle del famoso cuadro de llegado a las ideas, pero Rafael se ve cómo Platón –a la se había quedado en ellas, izquierda- señala hacia el mundo de las sin llegar a explicar las ideas, mientras Aristóteles –a la cosas, la realidad. De derecha- hace gesto de posar la mano hecho había negado el ser sobre las cosas concretas. a las cosas, esto es, que fueran reales. Platón dice que las cosas se relacionan con las ideas –lo único real- por “participación”, pero este concepto para su genial discípulo no pasa de ser una imagen poética que no aclara nada. Para Aristóteles la realidad está en las cosas y, por eso, va a tratar de explicar la realidad desde las cosas mismas. 42. Objetivo de la filosofía de Aristóteles (Aristóteles): Aristóteles va a recuperar este mundo sensible como real. Desde entonces lo “real” va a ser precisamente lo dado a los sentidos. Hasta Platón lo real son las ideas, 41 que descubren el verdadero ser, contrapuestas a las apariencias del mundo sensible que nos muestran un ser sólo aparente. Aristóteles, en cambio, busca la esencia del ente “allí donde existe una realidad concreta y ofrecida a los sentidos”. La labor de Aristóteles va a ser traer las ideas platónicas a las cosas, a la realidad sensible; deshacer la dualidad del mundo sensible y el mundo inteligible, para hacer inteligible lo que se ofrece a nuestros sentidos. Como se ve, Aristóteles busca lo permanente, lo que hace comprensible el mundo, tal y como habían hecho sus antecesores, solo que la explicación la buscará en las propias cosas. 43. Sustancia (Aristóteles): Al preguntarse qué son las cosas, Aristóteles ve que lo que realmente existe son las sustancias individuales, este libro, aquella ventana. El color lo es de una sustancia, al igual que cuando decimos cinco aludimos a cinco sustancias. Nadie ha visto el verde sin más, sino que lo que contemplamos es un prado verde, un papel verde o un jarrón verde. La sustancia es la unidad concreta que soporta todas las características de las cosas. Las sustancias tienen dos “ingredientes”: -Esencia: es propiamente lo que entendemos por sustancia. Podríamos decir que son las notas sin las cuales la sustancia dejaría de ser lo que es. Por ejemplo, el hombre es por esencia racional, el círculo es por esencia redondo. Como se ve la esencia es siempre la misma –vale para todo hombre o para todo círculo en cualquier circunstancia y tiempo-. -Accidente: son aquellos predicados de la sustancia que aunque alguno faltase la cosa seguiría siendo lo que es. Por ejemplo, que una persona sea “guapa”. La belleza pertenece al sujeto, pero no le convierte en persona. Los accidentes de una cosa pueden sufrir modificación, pueden variar. Sustancia segunda: Hemos visto que la sustancia individual es la unidad concreta que soporta los accidentes (accidentes como grande, verde, rugoso...), es la “cosa” concreta y real. A esta sustancia individual se le llama también sustancia primera. Pero existe una sustancia denominada sustancia segunda y que no se corresponde con las cosas separadas, individuales y concretas, sino más bien con las ideas de Platón, con los “conceptos” que engloban una clase de cosas –por ejemplo, los 42 universales, los géneros y las especies-. La sustancia primera sería el río concreto en el que me estoy bañando; la sustancia segunda los ríos en general con el perfil común que los define (corriente de agua continua y caudalosa que va a desembocar en otra o en el mar). 44. Categorías (Aristóteles): Una realidad, por ejemplo un objeto, la podemos definir desde distintos puntos de vista, todos esos modos de señalar qué es esa realidad son las categorías. O dicho de otro modo más simple, las distintas maneras de decir qué son cosas se denominan categorías y estas son diez. La primera y principal categoría es la sustancia -por ejemplo, Juan “es hombre”- y alude directamente a la esencia de esa realidad. El resto de las categorías son accidentes y dibujan la realidad particular de que se trata. Por ejemplo: “es gordo” (=cantidad), “es listo” (=cualidad), “es mi primo” (=relación), “está en el cine” (=donde), “está sentado” (=posición), “ha ido a las diez” (=cuándo), “está viendo una película” (=acción), “está enfadado” (=pasión), “tiene un reloj” (=posesión). 45. Acto-Potencia. El cambio (Aristóteles): Ya tenemos un perfil de las cosas, por una parte poseen algo permanente que las define como lo que son, su sustancia; por otra parte tienen una serie de atributos peculiares para cada una de ellas que distingue cada individuo o cosa concreta – accidentes-. Pero resulta que esas cosas que hay en el mundo no son siempre igual, cambian. Por eso el paso siguiente de Aristóteles será analizar el cambio. En todo cambio hay un sujeto que sufre una modificación, perdiendo unas facultades y pasando a tener otras. El sujeto antes de disponer de las nuevas facultades se dice que está en potencia de poseerlas, y cuando realmente llega a tenerlas se dice que ha actualizado esas facultades, o lo que es lo mismo que las posee en acto. Por ejemplo, un huevo está en potencia de ser una gallina, pero todavía no lo es; cuando llega a ser gallina es una gallina en acto. Para que algo tenga potencia precisa una cierta actualidad; en el caso del huevo, ciertamente está en potencia de ser gallina, pero en acto es plenamente un huevo. La potencia siempre es concreta, potencia para un acto particular: El huevo es gallina en potencia, pero no perro o casa. Dios es acto puro, pues no sufre cambio, es siempre 43 el mismo. El cambio no es un pasar de no ser algo a serlo -como creía Parménides- sino un paso de un modo de ser a otro. 46. Materia-Forma (Aristóteles): Hasta aquí hemos visto que las cosas poseen algo necesario –sustancia- y algo accidental. También que tienen la posibilidad de cambiar. Pero todavía no sabemos cuál es su estructura, de qué están hechas. Materia es aquello de lo que está hecha una cosa, por ejemplo el cuero de un balón o los versos de un poema. Forma es lo que hace que algo sea lo que es, en el caso del balón ser esférico, y en el del poema pertenecer a un cierto género literario y poseer una cadencia rítmica determinada. En definitiva, la forma de una cosa es su esencia. Todo está compuesto de materia y forma, no puede existir un balón o un poema sin materia o sin forma (podríamos decir que la forma “moldea” la materia). La materia es la que individualiza las cosas. La forma sería algo así como un recipiente invisible e inmaterial que sostuviese la materia de que están echas las cosas. La materia puede cambiar, por ejemplo, el barro de una vasija puede ser humedecido y moldeado de nuevo para convertirlo en un busto. Por contra, la forma permanece la misma, en el caso anterior la forma “vasija” es siempre el de un recipiente que sirve para contener líquidos o alimentos, aunque esta vasija concreta haya desaparecido al ser desprovista de su forma para otorgarle una distinta –ya hemos dicho materia y forma forman una unidad inseparable, no puede existir la una sin la otra-. El error de Platón fue, precisamente, haber dado existencia a la forma –las ideas- al margen de la materia. El razonamiento según el cual todas las cosas poseen materia y forma se denomina Teoría Hilemórfica. 47. Dios (Aristóteles): Para Aristóteles hay diferentes tipos de entes: -Las cosas naturales: los objetos físicos que se dan en la naturaleza (un árbol, una piedra, un caballo). Son cosas verdaderas, pero cambian (pasan de un estado a otro, dejan de ser en algún momento), por ello no son plenamente entes. 44 -Los objetos matemáticos: poseen la cualidad de que son permanentes, no cambian, pero tienen un inconveniente, no son cosas, no existen fuera de nuestra mente, por eso son menos entes que las cosas. -Dios: es el ser por antonomasia. Reúne a la vez las cualidades de inmutabilidad (o permanencia) y de bastarse a sí mismo, sin precisar ser pensado por nosotros. Representa el grado máximo de realidad. La ciencia suprema ha de ser la ciencia Teológica, la que conozca al ente Dios. La vida de Dios consiste en conocimiento. El hombre para conocer necesita previamente que haya cosas que conocer, por eso no se basta a sí mismo, no es suficiente. Dios, por contra, sí es suficiente, no precisa de las cosas sino que se sabe a sí mismo; Aristóteles dirá que es “pensamiento de pensamiento”. Dios se sabe a sí mismo, es el saber supremo, por eso la metafísica es un saber divino. Todo lo que cambia, todo lo que se mueve precisa un motor, que a su vez precisa otro y así sucesivamente hasta llegar al motor primero que debe ser inmóvil para no necesitar otro motor más; ese motor que mueve sin ser movido es Dios. Por no experimentar movimiento o cambio es acto puro, sin potencia alguna que le dejaría una puerta abierta al cambio. Sin embargo, Aristóteles no concibe a Dios como creador, ya que dicha idea es extraña al pensamiento helénico –el mundo existe desde siempre-. 48. El hombre (Aristóteles): El alma es el principio de la vida, lo que la anima. El alma es la forma del ser vivo y hace que sea cuerpo vivo. Existen tres funciones en el alma: 1-Vegetativa: Le corresponde la nutrición, crecimiento y reproducción. Pertenece a las plantas, los animales y los hombres. 2-Sensitiva: Le corresponde la percepción sensible y los apetitos sensibles. Propia solamente de animales y hombres. 3-Racional: Se trata de la capacidad de ser libre, de ejercer la voluntad y de pensar. Exclusiva del hombre. La noción de alma en Aristóteles es una síntesis del concepto presocrático y platónico. Para los primeros el alma era un principio físico, para Platón algo contrapuesto al cuerpo. Aristóteles dirá que, efectivamente, el alma está intrínsecamente unida al cuerpo –presocráticos-, pero lo hace como un principio formal o moldeador –Platón-. 45 49. El conocimiento (Aristóteles): Para Aristóteles no hay nada en la inteligencia que no haya pasado antes por los sentidos, por tanto, rechaza la teoría Platónica de las ideas innatas. Distingue dos tipos de conocimiento: sensible e intelectual. La filosofía surge por el asombro del hombre ante la realidad que contempla. La filosofía busca el origen último de todo, no las causas inmediatas. El conocimiento sensible: puede producirse por los sentidos externos (vista, oído, olfato...) y por los internos. La función de los primeros es ponernos en contacto con la realidad, para ello precisa que el objeto esté delante. Mediante los sentidos internos podemos conocer sin que el objeto esté delante. Los sentidos internos son cuatro: -sensorio común: ordena las distintas sensaciones para tener percepción del objeto en su conjunto. -imaginación: representa y conserva las impresiones sensibles cuando el objeto está ausente. -memoria: conserva y recuerda las cosas con sus circunstancias concretas de espacio y tiempo. -estimativa (cogitiva en el hombre): distingue lo conveniente de lo que no lo es. El conocimiento intelectual: conoce las esencias, lo universal, las formas sustanciales. En definitiva es capaz de abstraer separando lo común de las cosas individuales. En el saber descubrimos (quitamos el velo) lo que de verdad son las cosas y llegamos a tener, en cierto modo, su forma; “no está la piedra en el alma, sino sólo su forma”. 50. Ética (Aristóteles): El fin último de las cosas y de las acciones humanas es el bien. El bien supremo, al cual están subordinados todos los demás, es la felicidad, que es lo más propio del hombre. El bien de cada cosa está en que cada una de ellas cumpla su fin, sea fiel a su naturaleza propia. “El bien propio del hombre está en el mejor acto de su mejor 46 potencia, y su mejor potencia es la inteligencia, luego debe aplicar su inteligencia” sobre el mejor objeto que es Dios. La vida superior es la contemplativa, más alta que la fundada en los placeres o en el trabajo manual. La virtud es la actividad del alma que nos perfecciona como hombres y nos conduce a la felicidad. La virtud está en el término medio entre dos tendencias opuestas: por ejemplo la templanza es el término medio entre el libertinaje y la apatía, la fortaleza entre la cobardía y la temeridad, la generosidad entre la prodigalidad y la avaricia. Entre las virtudes más sobresalientes destaca Aristóteles la justicia y la amistad –precisamente una de las razones que da para criticar la idea platónica de compartir esposas y esposos es que no fomenta la amistad, sino que crea enemistad-. En Aristóteles la ética está subordinada a la política, al igual que sucedía en Platón. El horizonte vital del hombre se realiza dentro de la polis, y la plenitud humana se da dentro de la comunidad. 51. Política (Aristóteles): Para los sofistas, la vida en comunidad emergía de la ley o convención. Para Aristóteles, sin embargo, el hombre es un ser social por naturaleza y la polis (ciudad) forma parte de la naturaleza, por ello identificará sociedad y Estado. Que el hombre es por naturaleza un animal político se hace manifiesto en el hecho de que la naturaleza le ha dado el lenguaje, cuyo fin es comunicarse con los demás, manifestarles lo conveniente y lo nocivo. La sociedad se gesta en la familia, que agrupada con otras familias forman la aldea, la cual, unida a su vez a otras aldeas alcanzan la plenitud en la polis. La polis es autárquica y tiende a un bien. La jerarquía social está en función de los distintos tipos de vida. Las formas de gobierno mejores son las que velan por el interés común, y estas son: monarquía (un solo gobernante), aristocracia (un grupo de gobernantes) y democracia (gobierno popular). Cuando el poder se corrompe y busca sólo el interés de los gobernantes, aparecen las formas degeneradas de tiranía, oligarquía y demagogia. El modelo de gobierno ideal es el que combina las formas puras, por ser el más estable. Aristóteles renuncia al ideal utópico de Platón y aboga por una organización política que salve de la crisis que padece a las polis, por eso trata de preservar las instituciones clásicas llegando a 47 reconocer como legítima la esclavitud. Aristóteles defenderá la propiedad privada pero al alcance de todos. TALES ¿Qué son de verdad las cosas? ¿Qué tienen de común todas ellas? PARMÉNIDES Las cosas todas coinciden en que “son”. Ese “ser” es permanente. S ÓCRATES PLATÓN ARISTÓTELES Lo que las cosas “son” se descubre en la definición. La definición muestra la verdad sobre la cosa, lo permanente. Como las cosas que veo cambian, el “ser” tiene que estar fuera de ellas, en el “mundo de las ideas”. Las ideas son el verdadero ser, las cosas su reflejo. La realidad está en las cosas. Las cosas poseen algo estable, “el ser”, y algo que puede cambiar, “los accidentes”. 48 CAPÍTULO 8: OTRAS CORRIENTES CLÁSICAS CRISIS: A partir del siglo IV a.C. entra en crisis el mundo antiguo y con él la filosofía. Los nuevos pensadores no buscarán tanto conocer las cosas como saber cómo actuar. La filosofía se convertirá en moral. Las principales escuelas serán la Cínica, la Cirenaica, la Estoica y la Epicúrea. Tienen como rasgos comunes la autosuficiencia como meta, la contemplación de la vida en sociedad como convención o mero acuerdo entre hombres, y el cosmopolitismo. 52. Estoicos: Escuela fundada por Zenón de Citium (335-264 a.C.), aunque quien sistematizó la doctrina estoica fue Crisipo (280-207 a.C.). El estoicismo nace en torno a 300 a.C. y perdura hasta el siglo II d.C., si bien su influencia reaparece en determinados períodos como el renacentista (siglos XV-XVI). Los estoicos llegarán a reconocer la existencia de unas ideas innatas. En la naturaleza existen dos principios la materia y la razón, esta última es una realidad física aunque más sutil y reside en la materia mezclándose como un fluido generador. En el fondo son materialistas (todo es materia), aunque su humanismo haga que algunos estoicos –como Séneca (4 a.C.-65 d.C.)- apunten a una inmortalidad del alma. Además, distinguen cuatro elementos: aire, tierra, agua y fuego, siendo este último el principio activo. El mundo se repite de modo cíclico según se alineen los astros. Dios y el mundo se identifican. Los estoicos son deterministas: nuestro futuro ya está determinado de antemano. El bien supremo es la felicidad que consiste en la virtud. El sabio acepta el destino irremediable y busca la autosuficiencia reduciendo sus necesidades. 49 En esta misma línea, pero situados antes en el tiempo, se encuentran los cínicos. La Cínica es una escuela fundada por Antístenes (444-365 a.C.), discípulo de Sócrates. El camino para conseguir la autarquía es la supresión de las necesidades y la independencia. Ello conlleva una actitud negativa hacia la vida entera y una crisis de la vida en comunidad. Rehuyen el placer y el amor, sólo practican el comportamiento ascético. El más conocido de los cínicos es Diógenes de Sinope (400-325 a.C.) de quien se cuenta que vivía en un tonel, y que en cierta ocasión recibió la visita de Alejandro Magno –el hombre más poderoso de su tiempo- quien plantándose ante él le dijo que le pidiese cualquier cosa que deseara, a lo que Diógenes contestó que sólo deseaba que se apartase un poco para no taparle el sol. 53. Epicureísmo: Escuela fundada por Epicuro de Samos (341-271 a.C.) en Atenas. Su filosofía es atomista (materialista). Todo está compuesto de átomos, incluso los dioses. El mundo es un puro mecanismo sin finalidad alguna. El bien es el placer, pero este ha de ser puro (sin mezcla de desagrado o dolor) y duradero. Los dioses no intervienen en este mundo, pues no interrumpen su feliz existencia con faenas penosas. El hombre ha de ser dueño de sí, imperturbable, por eso aboga por una vida ascética desligada de los asuntos públicos. Una corriente de pensamiento emparentada con el Epicureísmo es la de los Cirenáicos. Se trata de una escuela fundada por Aristipo de Cirene (435-? a.C.), sofista agregado posteriormente al grupo socrático. Para los cirenaicos el bien supremo es el placer. El placer no nos debe dominar, sino nosotros a él. Por eso el sabio tiene que seleccionar placeres moderados que controle. Busca la imperturbabilidad. 54. Escepticismo: No es propiamente una escuela sino una actitud ante la verdad. Se da en periodos de decadencia filosófica. El escepticismo ante la pluralidad de opiniones llega a afirmar la inexistencia de la verdad (pese a lo incongruente que es tal afirmación, pues defender que la verdad no existe es ya de por sí mostrarse seguro de una verdad). Otra actitud escéptica es negar la posibilidad de conocer la verdad (es asimismo una contradicción, pues conocer que no se puede conocer la verdad es ya 50 conocer una verdad). En todo caso el escepticismo se queda encerrado en la duda y en la desconfianza sobre la verdad. 55. Eclecticismo: Fenómeno propio igualmente de épocas de crisis del pensamiento. Consiste en conciliar doctrinas que contienen divergencias graves. El más conocido ecléctico es el romano Cicerón (10643 a.C.) a quien se debe la incorporación de gran parte de la terminología helénica al mundo romano. 56. Neoplatonismo: Es la última doctrina propiamente filosófica planteada en términos griegos. Fundada por el egipcio Plotino (204-270 d.C.) su pensamiento tuvo fuerte influencia en la Edad Media. Para Plotino el principio de todo es el Uno (hasta cierto punto identificable con Dios), del que proceden por emanación todas las cosas (no por creación). Del Uno procede: el espíritu, el alma y la materia (esta última se sitúa en el punto más alejado del Uno y, por tanto, es lo más parecido al no-ser, a la nada). El alma se reencarna sucesivamente hasta liberarse definitivamente de la materia y fundirse con el Uno. Los neoplatónicos son panteístas (para ellos Dios y la creación son una misma cosa). Los seres materiales, estrato más imperfecto de cuanto existe, tienden a imitar a las “ideas modelo” que les han generado; a su vez el alma tiende a la pura contemplación de las ideas, y de aquí a la unión mística con el Uno. Al final todo lo que existe tiende a renunciar de la propia individualidad para retornar al Uno. 51 LA FILOSOFÍA Y EL BIG BANG Desde la más remota antigüedad, el hombre se ha preguntado sobre el origen del universo y de sus incesantes cambios. Una de las teorías más actuales para explicar la génesis del cosmos es el llamado “Big Bang”. No obstante ciertas teorías que reconocían la evolución cósmica ya fueron planteadas por la filosofía desde muy antiguo. El budismo, influido por el pensamiento hindú, considera que existen unos periodos sucesivos de nacimientos y muertes cósmicas llamados “kaplas”. Asimismo, en la antigua Grecia muchos pensadores creían en esta doctrina del “eterno retorno”; así Heráclito afirmaba que el mundo surgía del fuego y volvía al fuego en ciclos interminables. También los pitagóricos y sobre todo los estoicos se decantaron por esta creencia. Más modernamente Nietzsche retomará estas ideas para salvaguardar, entre otras cosas, la posibilidad de re-vivencia personal. Por su parte el judaísmo y el cristianismo trajeron la idea de creación por la cual nuestro mundo no habría existido desde siempre, sino que habría surgido por un acto creador de Dios. Pero volviendo al plano cosmológico la teoría del “Big Bang” puede someterse a un análisis filosófico como vamos a ver. La teoría del “Big Bang” fue propuesta inicialmente por el sacerdote y astrónomo belga Georges Lamaltre (1.894-1.966), aunque la denominó hipótesis del “átomo primitivo”. Lamaltre, inspirado en la teoría de la relatividad de Albert Einstein (1.879-1.955), concluyó 52 que en un tiempo cero, toda la materia y energía del universo habrían estado comprimidas en una masa de varios años luz de diámetro (en realidad muy pequeña si se compara con el tamaño del universo). A partir de una gran explosión de dicha masa el cosmos comenzó a moldearse y expandirse. Esta teoría ganaría solidez con la ley enunciada en 1.929 por Edwin Hubble según la cual las galaxias se alejan unas de otras con una velocidad proporcional a su distancia relativa, lo que supondría que el universo efectivamente se expande. Posteriores estudios, como los de Arno Penzias y Robert Wilson en 1.964, van en la línea de demostrar la teoría del “Big Bang”. A partir de estas investigaciones se ha pretendido dar respuesta a los más profundos interrogantes del universo y, por tanto, de la filosofía. Sin embargo, estas respuestas no siempre han sido las más adecuadas: “Creacionismo científico”: De teoría del “Big Bang” extrae la conclusión de que Dios existe, pues si el universo tiene una edad conocida y limitada supone que en un momento determinado hubo de ser creado. Este no es científico, lo que no significa que no sea verdadero. La ciencia experimental no puede demostrar si algo ha surgido de la nada, pues trabaja con lo “tangible”, no con la nada y, por tanto, el supuesto de la creación se escapa a sus posibilidades. No puede ni afirmarlo ni negarlo. En todo caso, pese a escapar al campo de la física, sí es plausible, pues parece ser que la pérdida de energía de sucesivas expansiones y contracciones del cosmos harían que estas tuviesen un número limitado. Asimismo la velocidad de escape de la materia es tal que cada vez se 53 da como más cierta la imposibilidad de una nueva reagrupación en el futuro. Esto significa que habría una única explosión inicial sin posibilidad de retorno. “Materialismo científico”: Cree ver en la teoría del “Big Bang” la prueba de que el universo sigue unos ciclos de expansión y colapso que se repiten periódicamente. La creación divina sería innecesaria, ya que el universo se basta a sí mismo. Ya hemos dicho que el hecho de la creación escapa de los límites de la física. Si bien físicamente todo estado proviene de otro anterior, esto no excluye la posibilidad real de una creación; las realidades no materiales, como puedan ser los espíritus o las ideas, escapan al campo de actuación de la física. Por otra parte, un universo material autosuficiente es contradictorio, pues por ser autosuficiente habría de 54 atribuírsele características divinas, y lo material no puede tener dichas propiedades. ¿Cómo puede darse a sí mismo leyes? ¿Y si las “crea”, qué “ley” rige esa creación de leyes y quién la da? Otro error es suponer que la creación se ha de enmarcar en el tiempo. Por contra, es posible un universo creado que haya existido siempre. Como demostró Santo Tomás de Aquino la creación en el tiempo es una verdad sólo cognoscible por la revelación, pero en teoría nada impide que Dios haya creado el universo desde toda la eternidad. “Autocreación del universo”: Algunos físicos teóricos -P.W. Atkins, Zel´dovixh, S. Hawking- hablan del nacimiento espontáneo del universo a partir de la nada. El origen de esta hipótesis viene de un error de concepto. En física se habla de “creación” de materia en un sentido impropio al hablar de la “transformación” de materia en energía y viceversa. También se emplea el concepto “vacío” como sinónimo de la “nada”. El “vacío” del que habla la física expresa la ausencia de determinadas propiedades materiales experimentables gracias a procesos de laboratorio cada vez más perfectos. El concepto de “materia” y “antimateria” es igualmente confuso; la llamada “antimateria” es tan real como la materia ordinaria, pues está compuesta por partículas con iguales características que la “materia”, sólo que algunas de dichas partículas tienen signo inverso, como la carga eléctrica en el caso del electrón y el positrón. La “autocreación del universo” parte de dos extrapolaciones ilegítimas: 1- Pretender que la física pueda llegar más allá de sus límites. No olvidemos que la física es una 55 ciencia empírica y que, por tanto, sus hallazgos deben ser probables experimentalmente. La creación a partir de la nada es indemostrable desde un punto de vista experimental. Sólo Dios puede crear de la nada. 2- Las conclusiones de los defensores de la “autocreación del universo” se basan en atribuir a las teorías físicas sobre el espacio, el tiempo, la materia, la energía y el vacío un sentido metafísico que no poseen; ya que todos estos conceptos se fundamentan en procesos físicos que relacionan un estado previo con otro -procesos de cambio-, sin embargo, la creación no parte de algo previo, sino de la nada, de la ausencia total de todo, incluidas las propias leyes físicas. ¿Tiene un fin el universo? La física ha tratado de explicar el origen del universo como una evolución ciega a partir de unos materiales previos. Sin embargo, la realidad nos muestra cómo el resultado supera a la suma de sus partes -por ejemplo, el hombre es más que la unión de agua, nitrógeno y algunos componentes químicos más-. Por tanto el todo es mayor que la suma de sus partes. Pero si las partes no explican el todo, podríamos pensar que el todo explica las partes. Podríamos decir que el embrión humano “sabe” desarrollar un ser humano completo, o que la masa cósmica inicial “sabe” construir el universo. En ese caso reconoceríamos un fin al universo, un plan al cual está sujeto y que va más allá del simple azar. 56 Filosofía Medieval 57 58 EDAD MEDIA PATRÍSTICA San Agustín (354-430) GNOSTICISMO SIGLOS X A XII San Anselmo (1033-1109) FILOSOFÍA ÁRABE Avicena (980-1037) Averroes (1126-1198) FILOSOFÍA JUDÍA Avicebrón (1021-1058) Maimónides (1135-1204) Abelardo (1079-1142) SIGLO XIII Roger Bacon (1212-1293) Raimundo Lulio (1233-1315) S. Buenaventura (1211-1274) ESCOLÁSTICA S. Alberto Magno (1193-1280) Sto. Tomás de Aquino (12251274) 59 SIGLO XIV Escoto (1266-1308) Ockam (1290-1350) ÚLTIMA ESCOLÁSTICA (Siglo XV-XVI) Suárez (1548-1617) 60 CAPITULO 9: APARICIÓN DEL CRISTIANISMO EL CRISTIANISMO: El cristianismo aparece en plena crisis del pensamiento filosófico clásico. No se trata de una filosofía sino una religión fundada en la fe. No obstante, influirá decisivamente en el impulso de la filosofía que se va a asentar en nuevos supuestos. 57. Monoteísmo: La religión cristiana proclama la existencia de un único Dios que existe desde siempre. La unicidad de Dios no es evidente, las creencias tradicionales griegas establecían muchos dioses, aunque los filósofos llegarán a reconocer un solo Dios, si bien todavía abstracto (Motor Inmóvil, etc.). En adelante el pensamiento occidental se debatirá entre el ateísmo y la fe monoteísta, desapareciendo el politeísmo. 58. El mundo ha sido creado: Dios ha creado el cosmos y al hombre de la nada, y su obrar es positivo: “y vio Dios que todo era bueno”. El creacionismo se impondrá como solución a la pregunta de cómo y porqué los muchos se derivan del Uno y lo finito de lo infinito. Para el griego la cuestión era la constitución del mundo, saber de qué estaba hecho ese mundo que siempre había existido. Con el cristianismo el problema es la propia existencia del mundo. Si Dios es algo diferente del mundo habrá dos clases diferentes de ser: Dios como ser increado y necesario, y el mundo como ser contingente, esto es, que existe pero podía no haber existido. Como se ve no se trata de la 61 división filosófica en dos mundos –sensible e inteligible-, ya que esta sólo expresaba la dificultad para conciliar lo descubierto por la razón con lo dado a los sentidos. 59. Nueva dimensión del hombre: El hombre fue hecho a imagen de Dios. Esto conduce a un cierto antropocentrismo (el hombre como centro de cuanto existe). Los griegos reconocen la grandeza humana, pero en ellos prevalece el cosmocentrismo (protagonismo del mundo). En la Biblia el hombre no es un elemento más del cosmos, privilegiado por la razón, sino una criatura hecha a imagen del Creador y dominadora del resto de la creación. El propio Dios ha dignificado aún más la condición humana encarnándose en Jesucristo para morir por los pecados de los hombres, a quienes adopta como hijos suyos. 60. Dios legislador: Para los griegos la ley de la naturaleza lo gobierna todo, incluso a los dioses. Para el cristianismo es el mismo Dios quien legisla y comunica al hombre sus leyes (primero a Adán, luego a Moisés en las Tablas de la Ley y por último en su hijo Jesucristo). Para el griego la moral se alcanza por el intelecto, mientras que para el cristianismo la ley moral es obrar de acuerdo con la voluntad amorosa de Dios. 61. Necesidad de Dios para salvarnos: Por el mal uso de su libertad, el hombre cayó en el pecado y se apartó de Dios, lo que trajo como consecuencia el mal (dolor, muerte...). Para liberar al hombre del pecado y devolverle su libertad, Dios se hizo hombre por amor, muriendo y resucitando. Los griegos también habían hablado de una culpa originaria (el mito del Fedro de Platón, o los misterios del Orfismo), pero no se sabía la razón de esa culpa. La redención de esa culpa se podía llevar a cabo por el propio hombre ejercitando la virtud y a través de sucesivas reencarnaciones. En el cristianismo la culpa originaria es de tal magnitud –rebelión contra Dios- que ha dañado nuestra naturaleza y ninguna fuerza humana puede redimirla, es precisa la intervención de Dios que otorga la fe y la gracia, 62 dimensiones ignoradas por los helenos. El hombre ya no es sólo cuerpo e intelecto sino que posee, además, espíritu, que participa de Dios por la fe. 62. La verdad revelada: Jesucristo –Dios encarnado- se proclama “el camino, la verdad y la vida”. La verdad, por tanto, es única y eterna, y, además, se ha dado a conocer plenamente en la persona de Cristo. Para los griegos la verdad se alcanzaba por la sola razón, de hecho, nuestros sentidos podían engañarnos. El cristianismo, por su parte, afirma Dios nos ha mostrado la verdad, aunque por sus limitaciones el hombre no pueda captarla en su integridad. 63. Novedades del cristianismo: En primer lugar hay que decir que el cristianismo da una imagen novedosa de Dios. Para los filósofos helenos Dios era un ser lejano, inalcanzable, que explicaba el cambio en el mundo pero con el que era casi imposible relacionarse. El cristianismo habla de un Dios personal, preocupado por todos los hombres a los que ama. Además, ya no sólo disponemos de la razón para descubrir la verdad, sino que Dios mismo nos la revela sin contradecir el conocimiento racional. Para el griego el mundo existía desde siempre y el problema era comprender cómo era posible que una cosa dejase de ser lo que era para pasar a ser otra -el cambio-. Para el cristianismo el mundo ha sido creado y, por tanto, la cuestión es cómo ha podido surgir algo de la nada. 63 CAPITULO 10: PATRÍSTICA (SIGLOS I A V) LOS PADRES DE LA IGLESIA: Son los pensadores religiosos que en los primeros siglos del cristianismo aportan un contenido racional a la religión cristiana. La Patrística es la corriente de pensamiento que desarrollan estos primeros pensadores cristianos. En el siglo II d.C. los cristianos se ven en la necesidad de acudir a la especulación filosófica para precisar las fórmulas dogmáticas, para deshacer argumentos heréticos que comienzan a amenazar el mensaje cristiano, y para defenderse de las acusaciones calumniosas de las autoridades romanas. 64. El legado clásico: Estos pioneros del pensamiento cristiano reconocen de modo desigual el legado de la filosofía griega. Ejemplos paradigmáticos de la distinta valoración de la herencia clásica son San Justino y Tertuliano. San Justino (100-165) presenta a la filosofía clásica como la preparación para la aparición de la fe cristiana; la nueva fe no contradice a la antigua filosofía, sino que la perfecciona. Tertuliano (160-240), por su parte, representa la posición contraria a San Justino en estos primeros tiempos de la Iglesia. Para Tertuliano la filosofía es pura insensatez. La verdad es irracional, por lo que apoyarse en la razón es necio. Su lema es “creo porque es absurdo”. El radicalismo de Tertuliano le llevará a compartir la herejía de Montano. 64 65. Gnosticismo: Se trata del principal movimiento herético de los primeros siglos del cristianismo. Para los gnósticos todo lo que existe se produce por emanación a partir de Dios, siendo menos perfectas las realidades más alejadas de Dios. Defiende una dualidad entre el bien Dios- y el mal -la materia-. Entre esos dos extremos hay toda una jerarquía de grados de perfección en la cual está el mundo como etapa intermedia entre Dios y lo material. Por tanto, la creación y el hombre no son sino momentos del combate entre lo divino y la materia. El fin último es la “restitución” de todo a su propio lugar. El conocimiento no es científico ni revelado sino que proviene de una iluminación denominada “gnôsis”. El gnosticismo fue condenado por la Iglesia definitivamente en el Concilio de Nicea (325 d.C.). 65 CAPITULO 11: SAN AGUSTÍN SAN AGUSTÍN, O EL PLATÓN CRISTIANIZADO: San Agustín va a ayudarse de la filosofía de Platón para desarrollar su pensamiento cristiano. Para este santo de finales del Imperio romano, la fe y la razón son compatibles y se pueden ayudar. El conocimiento no parte tanto de la experiencia como de mi propia intimidad en la cual me contemplo como imagen de Dios y puedo ver las verdades permanentes que Dios me muestra. Las “ideas” perfectas no residen en un mundo aparte, como Platón creía, sino en la mente de Dios. 66. San Agustín: (354-430) Nacido en Tagaste (norte de África) cerca de Cartago y muerto en Hipona, representa la plenitud de la Patrística. Hijo de padre pagano y madre cristiana (Santa Mónica), en su juventud tuvo un hijo ilegítimo. Leyendo a Cicerón siente la necesidad de buscar una verdad permanente. Primero se inclinó por el maniqueísmo (forma de gnosticismo persa que defiende la existencia de dos principios, uno del bien y otro del mal, que pugnan por prevalecer). Más tarde se volvió hacia el escepticismo (niega que se pueda conocer la verdad), para acabar convirtiéndose al cristianismo a los 33 años, impregnado en lo intelectual de platonismo y neoplatonismo. Las fuentes de San Agustín son mayoritariamente helénicas. 66 67. Fe y entendimiento (San Agustín): La justificación filosófica de San Agustín es que hay que creer para entender y entender para creer. La fe nos da las verdades, pero la comprensión de estas verdades nos fortalece en la fe. Fe y razón no se pueden contradecir pues la verdad que las sostiene es una. La meta de la filosofía de San Agustín es el conocimiento de Dios: “Deseo conocer a Dios y el alma. ¿Nada más? Nada más en absoluto”. 68. El alma (San Agustín): Una de las mayores aportaciones agustinianas es la vuelta hacia uno mismo, hacia la intimidad, como camino de conocimiento. Los sentidos pueden engañarnos, puedo dudar que lo que veo y conozco sea como yo creo, pero el hecho de darme cuenta de que dudo me da una certeza inapelable, la de mi propia existencia. Frente al escepticismo que afirma que la verdad es incognoscible, San Agustín esgrime un argumento más tarde empleado de modo similar por Descartes: “Si me engaño, existo”. Luego ya conozco algo seguro no sujeto a duda, que existo. En mí está el fundamento de la certeza. Supone la afirmación de mi propia consciencia como criterio de certeza. El hombre es ante todo alma, tal como afirmaba Platón. El cuerpo no es más que una herramienta necesaria para el hombre. Precisamente el alma es lo permanente en el hombre, su substancia. Hemos dicho que estoy seguro de que existo, estoy seguro de que hay un “yo”. Ese “yo” es distinto de sus actos: yo me enamoro, pienso, me divierto, pero todas estas actividades son mías, no están en el vacío, precisan un “yo” que las realice. Luego “yo” soy el único independiente, las demás cosas que me pasan dependen de ese “yo”. “Yo” soy la sustancia -independiente y permanente. 69. Conocer por la intimidad (San Agustín): El hombre es imagen de Dios, por eso para conocer a Dios se ha de buscar en la intimidad de uno mismo: “No vayas hacia fuera, vuelve a entrar en ti mismo; en el interior del hombre reside la verdad”. En el interior encontramos las verdades puramente inteligibles (las matemáticas, los primeros principios...); son verdades permanentes y necesarias (eternas), contrariamente a las suministradas por los sentidos. Aquí vemos claramente la raíz platónica de San Agustín para quien 67 conocer es aprehender un objeto inmutable. Pero, ¿de dónde provienen estas verdades? No de nuestros sentidos, que nos muestran sólo realidades cambiantes; ni de nuestro espíritu, ya que nosotros mismos somos contingentes y mudables y no podemos ser el origen de estas verdades necesarias. Precisamos una ayuda externa fundamentada en Dios mismo: es la “iluminación”. Ya vimos que Platón resolvía esta cuestión afirmando que nuestras almas Hasta la aparición de Santo Tomás de preexisten. Aquino en el siglo XIII, será San Agustín el principal filósofo del Cristianismo. El conocimiento directo de Dios llega por la iluminación que es una facultad que Dios concede a la razón para conocer las verdades eternas. La iluminación no es un milagro, sino un hecho natural. Esto significa que podemos conocer al margen de la experiencia. 70. La creación (San Agustín): Dios ha creado el mundo de la nada. Si el mundo hubiese surgido por emanación, tal como afirmaban los neoplatónicos, en Dios habría algo finito y cambiante, características estas que van contra su naturaleza. Las cosas son un reflejo de las ideas perfectas que Dios posee en su mente. Las ideas en Platón estaban en un mundo ideal, en San Agustín se alojan en la mente de Dios. El mundo es valioso (legado clásico), pero sólo es comprensible desde Dios (legado cristiano). 68 71. El tiempo (San Agustín): El hombre es intrínsecamente temporal, a diferencia de Dios que es eterno. Si analizamos el tiempo objetivamente vemos que lo pasado fue, pero ya no es; lo futuro todavía no ha sido, luego tampoco es. Sólo el instante presente es. Sin embargo, tenemos conciencia de la duración temporal, e incluso podemos medirla. Esto es posible porque el hombre tiene capacidad de rememorar o, lo que es lo mismo, de traer al presente acontecimientos ya sucedidos o que esperamos se sucedan. La experiencia de estar limitados por lo temporal hace que el hombre ansíe lo eterno. Sólo en Dios el hombre participa de la eternidad. 72. La ética del amor (San Agustín): El hombre posee una conciencia moral mediante la cual puede conocer la ley divina. Pero la ley divina no sólo hay que conocerla sino quererla. El alma se mueve hacia la voluntad divina por el amor que es en última instancia quien instiga a la voluntad humana. El amor bueno es el núcleo de la ética en San Agustín: “ama y haz lo que quieras”. El cumplimiento por parte del alma del fin para el que ha sido creada le lleva a la felicidad. 73. La ciudad de Dios (San Agustín): El ideal político en San Agustín pasa por el reconocimiento de Dios como origen de cualquier poder. El Estado, por tanto, debe configurarse según principios cristianos, y ha de apoyar a la Iglesia para que esta desarrolle su misión. El fin último del hombre no es terrenal sino trascendente. La sociedad se puede organizar como ciudad del mundo -en la cual los bienes se consideran un fin en sí mismos que se buscan para gozarlos- o como ciudad de Dios –en ella los bienes no son sino útiles que se han de orientar a un fin superior, Dios-. Por su parte, la historia se desarrolla bajo la libertad del hombre, en una pugna constante entre la ciudad del mundo y la ciudad de Dios. La providencia hará que concluya en el triunfo final de la ciudad de Dios. 69 CAPITULO 12: PENSAMIENTO MEDIEVAL PROBLEMAS MEDIEVALES: Las principales cuestiones filosóficas que se plantean en la Edad Media giran en torno a Dios. Existen tres temas fundamentales que analizan la relación de Dios con el mundo y con el hombre: la creación, los universales y la razón. 74. Dispersión: Con la caída y fragmentación del Imperio Romano queda disperso el legado cultural clásico, por ello los primeros pensadores de esta época tratan más de recuperar la herencia de los antepasados que de hacer una filosofía realmente creadora. Más adelante, especialmente a partir del siglo XI, rebrotará la filosofía inserta en la teología. 75. Dios: Es el centro en torno al cual gira todo el pensamiento medieval. Dios da sentido al mundo y al hombre. Cuanto más le conozcamos mejor sabremos sus “razones” para hacer las cosas tal y como son. Si conocemos el fin de cada cosa, aquello para lo cual han sido creadas, mejor comprenderemos lo que de verdad “son”. 76. La creación: Con la llegada del cristianismo la creación del mundo a partir de la nada pasa a ser cuestión novedosa y fundamental: ¿En qué medida se involucra Dios en su obra? ¿Es demostrable la temporalidad del mundo? ¿Existe una creación continua o una vez creado el mundo subsiste por sí mismo? 70 77. El fin último del hombre: Si el hombre es protagonista de la creación y puede salvarse o condenarse hay que replantearse su misma realidad. Surgirán importantes estudios en torno a la libertad, la voluntad, la conciencia, el espíritu, etc. 78. Los universales: son las especies y los géneros -las formas o sustancias segundas- (por ejemplo “los felinos”) por contraposición con los individuos concretos -sustancias individuales- (por ejemplo “este gato concreto”). ¿En qué medida los universales son cosas? De la respuesta que se dé a esta pregunta depende el concepto de ser y el de conocimiento (pues ya vimos en Aristóteles que el alma aprehende las formas, no la materia). -Realismo: doctrina vigente hasta el siglo XII. Creen que los universales son cosas. En los universales se hallan presentes todos los individuos, de lo que se desprende que los individuos tienen una sola sustancia común y que sólo se diferencian por los accidentes (por ejemplo, existe un sólo hombre del que todos somos meras manifestaciones diferenciadas por nuestros accidentes). En el fondo niega una existencia individual y roza el panteísmo. La ventaja del realismo es su sencillez; también se presta a la interpretación de algunos dogmas como el del pecado original: si en esencia no hay más que un solo hombre, el pecado de Adán y Eva afecta a la humanidad entera contenida en ese hombre único. Guillermo de Champeaux (1070-1121) es el máximo representante de esta corriente. -Nominalismo: surge en el siglo XI. Defiende que en la realidad no existe nada universal, tan sólo en nuestra mente. Sólo existen los individuos concretos. El nominalismo extremo llega a negar el dogma de la Santísima Trinidad pues la existencia de tres personas implica que hay tres dioses (triteísmo). En la Trinidad las tres personas poseerían cada una una “sustancia” individual, pues de ser “consustanciales” (tener una sola sustancia) se habrían reencarnado las tres. Defensor de esta idea es Roscelino (1050-1120). Al final de la Edad Media Escoto y Occam retomarán la corriente nominalista. 71 -Realismo moderado: Afirma que la verdadera sustancia es el individuo pero que el individuo pertenece a una especie y se obtiene de ella por “individuación” (el individuo existe al concretarse la forma en una materia determinada). Los universales son formas que se concretan en la realidad “moldeando” o “informando” la materia. Representantes de esta corriente son San Alberto Magno y Santo Tomás de Aquino. En realidad es la línea marcada por Aristóteles. 79. La razón: El alcance de la razón va ligado a nuestra capacidad para conocer. ¿Hasta qué punto el mundo es racional y comprensible para mí? ¿En qué medida emplea Dios la razón –y por tanto podemos conocerle- o simplemente una voluntad impredecible? ¿Son compatibles fe y razón? 72 CAPÍTULO 13: SIGLOS X A XII. SAN ANSELMO, LOS MUSULMANES Y LOS JUDÍOS SAN ANSELMO DESATA LA POLÉMICA: San Anselmo va a demostrar que Dios existe mediante un argumento de tipo exclusivamente lógico. Se trata de un argumento sumamente discutido desde entonces que todavía hoy tiene defensores y detractores. Por otro lado, la filosofía árabe y judía que había conservado gran parte de la herencia clásica va a tener cada vez mayor influencia sobre el pensamiento cristiano. 80. Siglos X a XII: Es la época de las Cruzadas en que Occidente y Oriente entran en contacto. El arte románico florece en toda Europa. La mejora de las técnicas agrícolas contribuye al incremento de la población y a la ampliación del comercio. El saber sale de los monasterios y se instala en las ciudades. Se asienta el feudalismo que contará con tres estamentos básicos: los que rezan, los que luchan y los que trabajan. 81. San Anselmo: (1033-1109) Nacido en Aosta (Italia). Ingresa en la orden benedictina y llega a prior y abad del convento de Bec. Es nombrado arzobispo de Canterburi en 1109. 82. Cuestionamiento de la existencia de Dios (San Anselmo): San Anselmo da un paso decisivo en la filosofía medieval al plantear por 73 primera vez la necesidad de demostrar de la existencia de Dios, aunque su actitud parta de la fe. Para San Anselmo hay dos vías de demostrar la existencia de Dios: -A posteriori, a partir de la experiencia. Mostrando cómo los fundamentos últimos de la naturaleza -imperfecta, contingente, finita y múltipleprecisan de la existencia de un ser que la sostenga y justifique. -A priori, previamente a toda experiencia. Mediante el argumento ontológico desarrollado en su libro “Proslogion”. La filosofía adoptará, además de estas dos actitudes enunciadas por San Anselmo, otras dos posturas ante la existencia de Dios: -Argumento moral, su principal precursor es Kant. Este argumento fundamenta la demostración de que Dios existe en el hecho de que los hombre somos seres morales (libres, capaces de distinguir el bien del mal y, por tanto, responsables), por lo que ha de existir un ser –Dios- que de sentido a la moral, que haga trascendente al hombre y no un mero mecanismo natural. -Ateísmo, niega la existencia de Dios. El mundo y el hombre se justifican por sí mismos. 83. Argumento ontológico (San Anselmo): San Anselmo parte del Salmo 13: “Dijo el insensato en su corazón: no hay Dios”. Dios es tal que no puede pensarse mayor. Al negar a Dios el insensato sabe lo que dice: el ser perfecto, ese ser tal que no puede pensarse mayor, no existe. Pero si Dios existe en nuestro pensamiento podemos imaginarlo existiendo también en la realidad, y un ser real es más perfecto que un ser meramente imaginario, luego podríamos pensar algo mayor que Dios, y eso es una contradicción. Dios debe existir también en la realidad pues de no ser así no poseería la cualidad de ser “aquel tal que no puede pensarse mayor” y no estaríamos hablando de Dios. Si se piensa en plenitud lo que es Dios se ve que no puede no existir. 84. Influencia del argumento ontológico (San Anselmo): El argumento ontológico ha sido capital en la historia de la filosofía. San Buenaventura y Duns Escoto lo aceptan, Santo Tomás y la Escolástica lo rechazan por considerar que se da un paso ilegítimo al pasar del orden del pensamiento al de la realidad. En el siglo XVII Descartes, Spinoza y Leibniz lo aceptarán y fundamentarán su desarrollo filosófico en dicho argumento. En el siglo XVIII Kant -que es quien le dio el nombre de 74 “argumento ontológico”- lo rechaza alegando que la existencia no es una perfección, ya que la esencia (qué es algo) es independiente de la existencia (podemos dar atributos a una cosa que no existe). En el XIX Hegel lo retoma con notables correcciones. Hoy en día sigue siendo objeto de controversia. 85. Filosofía árabe y judía: En los países islámicos se produce una escolástica musulmana cuyo núcleo es la interpretación del Corán. Lo mismo sucede con la filosofía judía que bajo el influjo de la musulmana desarrolla su propia escolástica. Las tres religiones (cristiana, musulmana y judía) se influirán recíprocamente. El pensamiento de Aristóteles penetrará en Occidente en el siglo XIII por influjo de los árabes, y supondrá una auténtica revolución del pensamiento. Entre los filósofos musulmanes destacan Avicena (980-1037) y Averroes. Como filósofos judíos más importantes se puede señalar a Avicebrón (1021-1058) y a Maimónides. 86. Averroes: (1126-1198) Natural de Córdoba. Para Averroes existe un intelecto único para toda la especie humana, negando la inmortalidad individual; se podría decir que no somos sino manifestaciones de una única persona. Averroes introduce la polémica “teoría de la doble verdad” que afirma que una cosa puede ser verdadera en filosofía y falsa en teología o viceversa. Esta teoría no es sino un intento de hacer autónomas las conclusiones filosóficas, dejándolas al margen del saber teológico. 87. Maimónides: (1135-1204) Nacido en Córdoba, busca conciliar el conocimiento filosófico con el teológico. Para Maimónides a Dios se le conoce sólo por sus manifestaciones pero no por sí mismo. En muchas cuestiones está próximo a Averroes. 88. Abelardo: (1079-1142) Tremendamente controvertido en su tiempo, para Abelardo los misterios de la fe no se pueden conocer sino por semejanzas y analogías. En el tema de los universales afirma que el 75 intelecto aprehende las semejanzas de las cosas por la abstracción (la cual se funda en la imaginación). El universal no es una cosa más, pero tampoco es una entelequia, algo vacío de contenido, sino un discurso que tiene relación con la cosa real, que alude a algo real. 76 CAPÍTULO 14: SIGLO XIII: APOGEO DE LA ESCOLÁSTICA PLENITUD ESCOLÁSTICA: El siglo XIII representa la plenitud de la Escolástica, especialmente de la mano de Santo Tomás de Aquino que desarrolla su pensamiento apoyado en el legado de Aristóteles. Sin embargo existen otras corrientes no tomistas que apostarán por una filosofía de corte platónico. 89. Siglo XIII: Es el siglo del esplendor medieval. Continúan las cruzadas. Se esbozan los primeros estados modernos de Europa. Se produce un fuerte impulso cultural por la recepción de las obras de Aristóteles, la pujanza de las universidades y la actividad científica de las nuevas órdenes religiosas Este siglo se mueve claramente bajo el signo de Tomás de Aquino cuyo pensamiento marcará las pautas de la Escolástica. No obstante, existen algunas excepciones singulares como son Roger Bacon o el mallorquín Raimundo Lulio. 90. Roger Bacon: (En torno a 1212- en torno a 1293) Franciscano, estudioso de las ciencias, la filosofía y las lenguas. Censurado por su Orden, llegó a sufrir prisión. Para Roger Bacon las ciencias y la filosofía nos acercan a la verdad revelada en las Escrituras. Los modos de saber son la autoridad (de la Iglesia y de los sabios), la razón y la experiencia, en última instancia la experiencia es la que nos ofrece la certeza. 77 91. Raimundo Lulio: (1233-1315) En su juventud llevó una vida mundana pero convertido a Cristo deja todo y va a predicar a los sarracenos. Su afán apostólico le llevó más allá de las fronteras conocidas en su tiempo. Considera que la razón puede demostrar la verdad cristiana y con ello convertir a los infieles. Diseñó un procedimiento mediante tablas con símbolos matemáticos para encontrar y probar la verdad automáticamente (Ars Magna); dicho sistema ha interesado a otros pensadores, en especial a Leibniz. 92. San Buenaventura: (1221-1274). Para este fraile franciscano el fin del conocimiento es Dios, a quien se puede conocer por su obra (la creación), por su imagen en nuestra alma, o directamente por la contemplación mística. La verdad no sólo se puede conocer por la revelación, sino también por la razón. 93. San Alberto Magno: (1193-1280) Dominico que hace el primer intento de adaptar el pensamiento aristotélico a los problemas de su época. Fue maestro de Santo Tomás de Aquino. 78 CAPITULO 15: SANTO TOMÁS DE AQUINO (SIGLO XIII) SANTO DE EL TOMÁS AQUINO, ARISTÓTELES CRISTIANIZADO: Santo Tomás de Aquino representa la plenitud del pensamiento escolástico. Heredero del legado de Aristóteles, cristianizará las teorías de éste compatibilizando razón y fe. La confianza en la razón del santo italiano es tan grande que demostrará la existencia de Dios, y escribirá un compendio de todo el saber entendido a la luz de su filosofía. 94. Santo Tomás de Aquino: (1225-1274) Dominico italiano cuyo pensamiento supone la plenitud de la Escolástica. Tomás de Aquino, de carácter espiritual, bondadoso y humilde, va a condicionar todo el pensamiento filosófico posterior hasta nuestros días. Las innovaciones que introdujo desplazaron gran número de planteamientos doctrinales platónico-agustinianos, lo que le valió la hostilidad de algunos sectores de la iglesia como los franciscanos. En todo caso su pensamiento marcó totalmente el final de la Edad Media. Su obra más importante es la “Summa Theologica” que es un compendio de su pensamiento sobre todas las materias. 95. Fe y razón (Santo Tomás): Santo Tomás establece una armonía entre la fe y la razón. Son facultades distintas. La razón es una potencia del alma humana cuya actividad es razonar, se trata de algo natural. La fe es 79 un acto de asentimiento a unas proposiciones que no nos son evidentes, dicho asentimiento es impulsado por la voluntad y movido por la gracia; entra en el campo de lo sobrenatural. Sin embargo, no se contradicen, pues ambas proceden de Dios: la fe precisa la gracia divina y es revelada por el mismo Dios, mientras la razón es una facultad del alma, alma creada por Dios. Por todo lo dicho filosofía y teología son conciliables. Ambas tienen el mismo objeto material, es decir, estudian lo mismo, pero poseen distinto objeto formal, diferente enfoque a la hora de estudiar el mismo problema. Además difieren en las “herramientas” que emplean para estudiar la verdad -la razón natural o la revelación-. En realidad la filosofía y la teología se pueden apoyar. 96. El conocimiento (Santo Tomás): El principio general del conocimiento en Santo Tomás se podría resumir en la siguiente aseveración: “el objeto conocido es proporcionado a la facultad que lo conoce” -por ejemplo, la vista conoce las imágenes, pues son las que se adecuan a su facultad, y no puede conocer los sonidos-. El entendimiento humano es una facultad a mitad de camino entre los sentidos y el entendimiento Santo Tomás de Aquino supone la angélico. Los sentidos se ocupan de plenitud de la Escolástica. Supo realidades particulares. El captar perfectamente el sentido de conocimiento angélico conoce las la filosofía de Aristóteles, para formas puras sin materia. El aplicarlo sobre la fe cristiana. entendimiento humano se encuentra en medio, pues el objeto de su entendimiento son las formas inteligibles que están en las cosas, en las realidades corpóreas. El modo de conocer la forma de los entes es la abstracción. 80 Abstraer: es separar de las cosas el universal o especie que en ellas se halla contenido, es decir, es descubrir lo que las cosas particulares tienen en común con las demás. Siguiendo el planteamiento de Aristóteles, para Santo Tomás los hombres no poseemos conocimientos al margen de la experiencia. Nuestro entendimiento conoce lo universal. Cuando nacemos nuestro entendimiento está vacío, como una “tabla rasa”. No tiene ideas innatas (como creía Platón), ni es iluminado por Dios (según afirmaba San Agustín); ni es único para todos los hombres (como lo es para Averroes); es pura potencia de conocer, y por ello necesita partir de los datos proporcionados por los sentidos. Con esos datos el entendimiento agente extrae la sustancia del objeto concreto, esto es, lo universal. Luego, el entendimiento refiere los universales a las cosas concretas, volviendo a la experiencia de la que partió. Veamos esto con un ejemplo: Yo veo un barco por vez primera. Si no lo tuviera ante mí no sabría ni de su existencia, pero los sentidos me lo muestran. Con los datos aportados por los sentidos mi entendimiento agente elabora lo que propiamente es un barco (“vehículo flotante”). Luego, con el concepto barco, yo puedo conocer todos los barcos que se presenten ante mí. 97. Esencia y existencia (Santo Tomás): Santo Tomás tomará de Aristóteles su análisis de la consistencia de las cosas basada en la distinción de materia y forma, sustancia y accidente, y acto y potencia; pero todavía incorporará una cuarta distinción entre “esencia” y “existencia”. Yo puedo conocer la esencia de algo (por ejemplo de un dragón) sin saber si existe. La existencia es a la esencia lo que el acto es a la potencia. Ningún ser creado -al que le ha sido dada la existencia- puede ser la existencia misma; sólo Dios es el ser subsistente, aquel en el que coinciden esencia y existencia en una simplicidad suma. De aquí se deduce que la creación, dependiente absolutamente de Dios, es muy inferior a Éste. La jerarquización de los seres viene dada por su mayor o menor simplicidad, esto es, por su mayor o menor cercanía al puro existir de Dios. En la cúspide están los ángeles, formas puras carentes de materia; luego los hombres, con un alma incorruptible y simple unida a un cuerpo corruptible; después los animales y plantas ineludiblemente ligados a la materia; a continuación los seres inertes; y, por último, las formas accidentales que no existen en sí, sino en otro. 81 98. La existencia de Dios (Santo Tomás): Santo Tomás trata de demostrar la existencia de Dios mediante cinco argumentos que parten de la experiencia -a posteriori-. Las pruebas tomistas de la existencia de Dios son estas: 1) Las cosas se mueven, todo lo que se mueve es movido por otro, siguiendo hasta su principio la cadena de movimientos tenemos que llegar a un Primer Motor que inicie el proceso. Este Primer Motor inmóvil es Dios. 2) Todos los seres son causados (provienen de otros), si seguimos la cadena causal hasta su principio hemos de llegar a una Causa Primera que ponga en marcha el proceso sin haber sido causada por nadie. Esa Causa Primera es Dios. 3) Los seres que conocemos son contingentes (pueden existir o no existir); de hecho vemos que se generan y perecen. Eso significa que tienen una existencia recibida de algún Ser que no sea contingente sino necesario (que necesariamente tenga que existir). Ese ser necesario es Dios. 4) Existen distintos grados de perfección (hay cosas más o menos perfectas), pero que existan grados significa que hay un modelo que sirve de referencia para saber a qué tienden esas perfecciones. El ser infinitamente perfecto que integra todas las perfecciones es Dios. 5) Existe un orden en el universo que se orienta a la consecución de unos fines. El Fin Último al cual se ordenan todos los fines es Dios. 99. El alma (Santo Tomás): Es el principio de la vida. Alma y cuerpo unidos forman una sustancia única y completa, el hombre. No obstante, el alma sobrevive al cuerpo pues es espiritual y dotada de razón. La inmortalidad del alma humana se demuestra por el deseo de los hombres de permanecer en su modo de ser, y como la naturaleza no hace nada en vano ese deseo ha de estar justificado por su destino. 100. Moral (Santo Tomás): El fin del hombre es contemplar a Dios, conocerle. La moral es un movimiento del hombre hacia Dios. La bondad de cada ser consiste en actuar conforme a su naturaleza, por tanto Bien y 82 Ser son idénticos –conforme más actúe de acuerdo a mi naturaleza, mejor soy-. La ética es un movimiento de la criatura racional hacia el Dios que le hace ser lo que es. Al igual que en el campo teórico existen una serie de axiomas o principios evidentes por sí mismos, así también sucede en el terreno de la moral. Son verdaderos principios, esto es, indemostrables e indestructibles. El hombre los lleva inscritos en su naturaleza y los descubre siempre que haga recto uso de sus facultades. El contenido de la ley moral coincide con el Decálogo (los diez mandamientos de la ley de Dios). Dios lo ha creado todo y todo lo ha hecho bien, es por eso que el mal no es obra suya. Pero si todo lo ha creado el mal no puede ser sino una carencia, por tanto el mal es la ausencia de bien. 101. El Estado (Santo Tomás): Siguiendo a Aristóteles el Estado para Santo Tomás surge por la tendencia natural del hombre a vivir en sociedad. Existe una ley natural -sujeta al plan de Dios- a la que deben sujetarse las leyes de los hombres. La ley positiva debe ser justa (conforme a la ley natural), moral, físicamente posible, fiel a las tradiciones de los pueblos, acomodada al tiempo y espacio, necesaria, apta para el fin y tendente al bien común. El poder proviene de Dios, por lo que la potestad superior la tiene su Iglesia. La mejor forma de gobierno es una monarquía moderada con una amplia participación popular, y la peor la tiranía. 83 CAPÍTULO 16: SIGLO XIV. CRÍSIS PENSAMIENTO TEOLÓGICO. OCCAM DEL OCCAM ACABA CON LA ESCOLÁSTICA: Occam va a negar la capacidad de nuestra razón para conocer a Dios, a Dios sólo se le puede conocer por la fe, por tanto toda teología o estudio racional de Dios es imposible. Por otra parte el mundo sí nos proporciona conocimientos inmediatos simplemente contemplándolo. Además, Occam va a abrir paso a la ciencia moderna al afirmar que sólo podemos expresar generalidades mediante símbolos, tal y como hace hoy en día la física. 102. Siglo XIV: Comienza el Imperio Otomano. Se produce la guerra de los Cien Años entre las monarquías inglesa y francesa. El Cisma de Occidente desprestigia aún más al Papado. Es una época de crisis económica y demográfica. Se produce una fractura general: separación Papado-Imperio, razón y fe, filosofía y teología. 103. Crisis de la Teología: Algunas de las últimas corrientes medievales de pensamiento llevan a separar el conocimiento racional del teológico, lo que indirectamente supondrá el fin de la primacía de este último. A esta escisión contribuyen por una parte la teoría averroísta de la “doble verdad” (afirma que una cosa puede ser verdadera en teología y no en filosofía, y viceversa). Por otro lado un voluntarismo que defiende la 84 incapacidad de la razón humana para conocer a Dios y, por tanto, la inutilidad del esfuerzo racional por alcanzar al Creador. 104. Franciscanismo: En la historia de la filosofía todo movimiento metafísico (construido sobre las ideas) ha producido una reacción empírica (basada en la experiencia) que niega validez a las ideas abstractas y defiende lo concreto y asequible a la experiencia. En el siglo XIII nace la Orden de San Francisco de Asís que ve en la creación la manifestación amorosa de Dios. Al principio esta Orden, fiel a su espíritu evangélico, estuvo al margen de las actividades intelectuales. Pero en 1.231 uno de los más prestigiosos maestros de la Universidad de París, Alejandro de Hales, solicitó el ingreso en esta Orden, iniciando una corriente de pensamiento que retoma la filosofía teocentrista (Dios como punto de referencia de todo lo demás) y se aproxima a San Agustín. El franciscanismo se enmarcará dentro del empirismo -dar primacía al conocimiento sensible-. 105. Escoto: (1266-1308) Franciscano nacido en Escocia; fue profesor en Oxford, París y Colonia. Para Duns Escoto filosofía y teología no sólo difieren en su objeto formal (cómo estudian) sino también en su objeto material (qué estudian). Para el pensador escocés la teología se centra exclusivamente en lo dado por la revelación, mientras que la filosofía se centra en lo conocido por la razón. En todo caso la revelación está por encima de cualquier otro modo de conocimiento. Escoto es voluntarista, lo que significa que la voluntad es lo más importante, incluso más que el conocimiento, por eso vale más amar a Dios que conocerlo. Reconoce el argumento ontológico de San Anselmo para demostrar la existencia de Dios, aunque modificándolo algo, se podría resumir así: si Dios es posible entonces es que existe. Escoto prepara el camino a la actitud más radical de Occam. 106. Occam: (en torno a 1290-1350) Franciscano de la corriente más espiritual; combate junto con otros miembros de su Orden contra la excesiva mundanización del papado. Defensor de la necesidad de que la Iglesia se limite a su misión espiritual se pondrá del lado del Emperador Felipe el Hermoso de Francia en su pugna con el Papa Bonifacio VIII. 85 Excomulgado por Juan XXII se refugió en la corte de Luis de Baviera, en Pisa. 107. La pérdida de Dios (Occam): Guillermo de Occam escinde totalmente la teología y las ciencias. Las verdades de fe son inasequibles a la razón humana por lo que la filosofía no puede conocerlas. Dios no es razón y su libre voluntad hace que las decisiones divinas no estén sujetas ni siquiera a las “fronteras” de la razón. La razón humana no alcanza ni siquiera a conocer con seguridad la propia existencia de Dios. La prueba de la causalidad defendida por Santo Tomás de Aquino no es válida para Occam, pues no podemos estar seguros de la imposibilidad de una serie infinita de causas en el pasado; y aun admitiendo que hubiese una primera causa del universo, haría falta probar que esta fuese Dios. La certeza racional de la existencia de Dios y de sus atributos desaparece al quedar reducidos a mera probabilidad. Sólo la fe nos acerca a Dios. Las afirmaciones de la fe no pueden ser contradichas por la razón, pero tampoco demostradas ni defendidas. Estas ideas afectan igualmente a la existencia del alma, de la que no tenemos seguridad racional. Tampoco es demostrable que la moral tenga un carácter necesario y absoluto. Con Occam Dios deja de ser cuestión para el pensamiento, lo que supondrá la marginación de la teología. 108. Experiencia y Economía (Occam): Para Occam la naturaleza no se oculta, sólo hay que interrogarla, hay que observar los fenómenos naturales. Una filosofía sin base en la experiencia fracasará. A su vez la naturaleza no hace nada inútilmente, es económica, de modo que cuanto más sencillamente se expongan los fenómenos naturales más se ajustarán a la realidad. Apunta al surgimiento de las ciencias naturales y experimentales. 109. El rebrote del nominalismo (Occam): Occam es nominalista. Para él los universales no tienen realidad en las cosas sino que son meras 86 abstracciones nuestras, son sólo un signo que se usa para significar muchos objetos individuales y singulares semejantes. La ciencia, que se refiere a los universales, no estudia las cosas mismas sino sólo sus signos o símbolos. Esto señalará el nuevo camino de las ciencias físico-matemáticas que se van a limitar a medir las variaciones del movimiento y su representación por signos, renunciando a la búsqueda de saber qué es el movimiento y cuáles son sus causas, tal y como se había hecho desde Aristóteles. 110. Consecuencias del pensamiento de Occam: Occam señala un nuevo camino para la filosofía. Dios ya no es el tema central y punto de partida del conocimiento, pues nuestra razón es incapaz de acercarse a Él. La naturaleza pasa a un primer plano, pues la razón sí puede comprenderla. Por otra parte, no podemos conocer generalidades –universales- que no existen, sino sólo representar las cosas similares por símbolos; ello implicará que no podremos comunicar qué son las cosas mismas, sino que nos habremos de limitar a representar su comportamiento en abstracto. Occam alumbra lo que va a ser el empirismo, el conocimiento fundado en la experiencia. 87 CAPÍTULO 17: LA ÚLTIMA ESCOLÁSTICA LA ÚLTIMA ESCOLÁSTICA: En el siglo XVI rebrota la Escolástica, especialmente en España, alcanzando su cénit en el Concilio de Trento. En él los grandes pensadores católicos dan respuesta a los problemas planteados por la Reforma protestante. En adelante y hasta el siglo XIX el pensamiento español se ceñirá a cuestiones religiosas lo que lo alejará de los centros creadores de la filosofía moderna europea. Los principales pensadores de esa época se encuadran en la Orden de Predicadores (Dominicos) y en la Compañía de Jesús (Jesuitas). 111. Suárez: (1548-1617) Jesuita granadino. Su principal obra es “Disputationes metaphysique”. Elabora una filosofía independiente de la teología sin renunciar a la herencia Escolástica. Niega la distinción tomista entre esencia (lo que una cosa propiamente es) y existencia (que esa cosa se dé efectivamente en la realidad), para Francisco Suárez la existencia implica la esencia de la cosa. Para el pensador granadino Dios es el ser necesario y las cosas creadas el ser contingente (esto es, las cosas creadas podrían existir o no existir). Ataca la teoría del derecho divino invocada por los protestantes, según la cual los reyes recibían el poder directamente de Dios; y defiende el principio de soberanía popular, por el cual los reyes reciben su autoridad del pueblo soberano, que a su vez recibe el poder de Dios; por eso el pueblo puede destituir a los soberanos indignos del gobierno. 88 EL PROBLEMA DE LA EVOLUCIÓN La aparición del libro de Darwin “El origen de las especies” en 1.859 supuso una auténtica revolución no sólo en el mundo científico, sino en la propia idea que el hombre tenía de sí mismo. Si bien el evolucionismo no es una doctrina necesariamente materialista su consecuencia más palpable es que muchas corrientes de pensamiento han reducido al hombre a mero elemento natural, a simple manifestación de un proceso mayor del que forma sólo una minúscula parte. Pero veamos más a fondo el desarrollo de la idea de evolución. Sorprende descubrir cómo seis siglos antes de Cristo Anaximandro (610-545 a.C.) se nos revela como el primer evolucionista. Para el pensador de Mileto de lo húmedo se formaron los seres vivos. Estos estaban protegidos por una corteza espinosa que más tarde se rasgó para dar lugar a nuevas formas de vida. El hombre mismo procede de formas vivientes arcaicas. Los antepasados del hombre son los peces que al adaptarse a lo seco dieron lugar a la especie humana. No obstante, tardarán casi dos milenios en aparecer una teoría de la evolución con una mínima justificación científica. Lamarck (1.744-1.829) fue el primer artífice de la idea moderna de evolución. Para él los seres vivos se adaptan al ambiente según sus necesidades: la función 89 crea el órgano, o lo que es lo mismo, cuando una especie precisa cubrir una necesidad desarrolla un órgano que le ayuda a satisfacerla. Por ejemplo, el elefante desarrolló la trompa para alcanzar las hojas de los árboles. Estos caracteres adquiridos se transmitirían por herencia perfeccionándose generación tras generación. Esta tesis fue abandonada por falta de pruebas reales. Por ejemplo, las mujeres chinas desde tiempos inmemoriales atrofiaban su pie vendándolo, sin embargo siempre nacían con el pie normal. La función no crea el órgano, en el mejor de los casos lo perfecciona mínimamente. Si un padre entrena mucho y se hace musculoso sus hijos no tienen porqué nacer más fuertes, pero él sí desarrollará mejor sus capacidades físicas. Darwin (1.809-1.882) elabora Darwin considera que la evolución se desarrolla según la teoría de la un mecanismo ciego sin selección natural. Para finalidad alguna. Darwin los seres vivos luchan por su supervivencia y por ello se han de adaptar al medio; sobreviven sólo los más aptos. Una notable diferencia con Lamarck es que para Darwin la evolución se desarrolla 90 según un mecanismo ciego, simplemente los mejor dotados. donde sobreviven La idea de la selección natural de los mejores tomada de modo exclusivamente materialista va a tener profundas repercusiones en el pensamiento: desde Marx y su lucha de clases, hasta el liberalismo y la competencia desenfrenada, pasando por teorías de corte racista según las cuales las razas más aptas han de someter a las menos aptas. Mendel (1.822-1.884) biólogo y religioso austríaco, descubre que la herencia se encuentra en el patrimonio genético de los progenitores, lo cual supone la revisión de las ideas darwinianas. La evolución ya no está en la simple actividad de los seres, sino en su constitución, en su patrimonio genético. De existir evolución habría de ser por mutación, por cambio en la información genética. Mutacionismo: Esta teoría defiende que los cambios evolutivos se producen de forma brusca por alteraciones de cromosomas enteros o genes aislados. Las mutaciones son hereditarias. Esta teoría puede ser compatible con la de la evolución de Darwin: si en una raza de conejos grises surge un conejo blanco, sus descendientes serán blancos. Si gracias al color blanco pasan más desapercibidos y evitan así a los depredadores -se adaptan mejor al medio-, los conejos grises, más vulnerables, acabarán por desaparecer para sobrevivir los blancos. El mutacionismo, no obstante, plantea serios problemas, pues sólo justifica variaciones superficiales y dentro de una especie, pero no explica la formación de 91 nuevas especies o de nuevos órganos. Y menos todavía de órganos complejos como el cerebro o el ojo. Filosofía y evolución: La idea de evolución tiene un origen filosófico antes que científico. Desde siempre la filosofía se ha preguntado sobre qué es el cambio y cuáles son sus causas. Entre los principios que afirma la filosofía se encuentra el principio de que lo “más” no puede salir de lo “menos”. En principio lo imperfecto no puede dar como resultado lo más perfecto, o dicho más simplemente, nadie da lo que no tiene. Por tanto sólo la vida puede transmitir vida. Ya en el siglo XIX el químico y biólogo Louis Pasteur (1.822-1.895) demostró que todo ser vivo procede de otro ser vivo, probando la imposibilidad de la “generación espontánea”. Dentro de esta línea se enmarca la idea de que la materia no puede producir lo espiritual, escapa de sus posibilidades. Así pues, no sólo queda abierta la cuestión de cómo evolucionan realmente los seres vivos, sino algo previo y más problemático, cómo explicar el salto del mundo inorgánico a la vida, y también, cómo puede surgir de un ser irracional otro provisto de razón. Algunas doctrinas científicas han partido de la hipótesis de que la naturaleza se justifica por sí misma y no tiene ninguna finalidad, sino que se desarrolla de modo azaroso o casual. Esta hipótesis no sólo no es científica no obedece a ninguna evidencia experimental- sino que es sumamente discutible. La propia evolución de la naturaleza está sujeta a unas leyes, y parece tender a unos fines, en los que la naturaleza se perfecciona. No es por tanto tan obvio que la naturaleza se mueva por simple azar. 92 ¿Qué o quién crea la vida? ¿Cuál es el motor del cambio en la naturaleza? Son cuestiones abiertas al estudio de la filosofía. 93 94 Filosofía Moderna 95 96 EDAD MODERNA RENACIMIENTO Nicolás de Cusa (1401-1464) Erasmo de Roterdam (1467-1536) Nicolás Maquiavelo (1469-1527) Tomás Moro (1478-1535) Giordano Bruno (1548-1600) EMPIRISMO RACIONALISMO Descartes (1596-1650) Francis Bacon (15611626) Malebranche (1638-1715) Hobbes (1588-1679) Pascal (1623-1662) Locke (1632-1704) Spinoza (1632-1677) Berkeley (1685-1753) Leibniz (1646-1716) Hume (1711-1776) 97 98 CAPÍTULO 18: EL RENACIMIENTO EL RENACIMIENTO. CRISIS Y RENOVACIÓN: El Renacimiento supone una de las mayores crisis de la humanidad. Las convicciones imperantes hasta entonces se cuestionan. Va a surgir una nueva época, la modernidad, en la cual va desapareciendo el sentido religioso para tomar protagonismo el hombre. La ciencia comenzará un desarrollo como no había conocido jamás. 112. La gran crisis: Con la llegada del Renacimiento (que abarca desde finales del siglo XV hasta el siglo XVII) las creencias de los hombres se tambalean, lo que provoca una de las mayores crisis históricas de la humanidad. Los hombres no saben a qué atenerse y los principios que se habían dado por buenos en la Edad Media se ponen en cuestión en mayor o menor grado: -Pérdida del sentido religioso medieval: Dios deja de estar en el centro del interés (teocentrismo) y su lugar lo ocupa el hombre, es la corriente llamada “humanismo”. -El poder ya no es religioso sino mundano: aparecen las nuevas naciones y el capitalismo. El poder del Papa se recorta. -Los grandes descubrimientos geográficos amplían la perspectiva del mundo y fomentan el capitalismo. -Se siente gran interés por la cultura clásica (Grecia y Roma) y se critica la Escolástica medieval. No obstante en su intento por recuperar el 99 pensamiento antiguo al margen de la Escolástica surgen pensadores que reivindican a Platón y Aristóteles pero dotando a sus escritos más de apariencia literaria que de profundidad filosófica. Algunos de estos pensadores son Besarión, Pico de la Mirandola, Pietro Pomponazzi, etc. -Se da primacía al saber científico que, gracias a los nuevos métodos empleados, va a avanzar fabulosamente. -Filosóficamente entrecruzan gran cantidad corrientes. se de -La religión deja de ser dogmática (fundada en verdades teológicas que explican racionalmente la revelación) para tomar una actitud sentimental que pone en primer plano al hombre y su relación personal con Dios. El protestantismo llegará a negar la intermediación de la Iglesia en la relación con Dios, el individuo se basta para tratar con Dios. La doctrina de Lutero pretendía hacer prevalecer la fe frente a la razón; sin embargo su defensa del libre examen de las Escrituras tendrá la consecuencia inversa, el predominio de la razón. 113. Caída de la Escolástica: En su última época la Escolástica había quedado reducida a mero formulismo cada vez más desconectado de la realidad. La filosofía del siglo XV será muy crítica con la Escolástica, sin embargo no trae grandes aportaciones al pensamiento. Habrá que esperar al siglo XVI para ver cómo de la mano pensadores conocedores de la tradición medieval, como Descartes y Francis Bacon, se da solución rigurosa a los problemas nuevos que se han planteado durante el Renacimiento. 114. Humanismo: Es la corriente de pensamiento que impera en el Renacimiento y que pone al hombre como protagonista del mundo (el arte, 100 la filosofía, la literatura, todo queda invadido por el hombre). Para los humanistas la felicidad se ha de conseguir en esta vida, por lo que se rebelan contra el dogmatismo medieval. Erasmo de Roterdam: (1467-1536) Se le considera el más importante de los humanistas. Su influencia en Europa entera fue tremenda. Entabló contacto con los reformadores protestantes pero siempre permaneció dentro de la Iglesia Católica. Defendía una religión menos formulista y más acorde con el espíritu de las Escrituras. 115. La Reforma protestante: A principios del siglo XVI Martín Lutero (1483-1546) inicia la Reforma protestante. El origen de la Reforma es una crítica de los abusos realizados por la curia y el clero, pero pronto se transforma en una herejía contraria a la Iglesia católica al negar varios dogmas y sacramentos. La Reforma tuvo consecuencias que marcarían un nuevo rumbo a la historia. El “libre examen” que defiende que cada individuo ha de interpretar los textos sagrados al margen de la autoridad de Iglesia, supuso una amenaza de muerte para la esta, pues desaparece su misión como intermediadora entre Dios y los hombres. Pese a la posición fideista de Lutero, que pretendía dar primacía a la fe, la consecuencia del libre examen va a ser el racionalismo. Parte de esas nuevas iglesias formarán las iglesias nacionales, en las que Iglesia y Estado, sometidas ambas al poder real, se identifican; la religión se convierte en un arma en manos del Estado. Otra parte de las iglesias protestantes se van disgregando pues el libre examen relativiza los dogmas y hace que las uniones eclesiales no sean estables. 116. Pensamiento político: Siempre que las cuestiones humanas han alcanzado protagonismo la política ha ocupado un puesto privilegiado. En el Renacimiento sucede esto de forma muy singular pues surgen las naciones modernas que representan el protagonismo del poder temporal. Destacan entre otros Tomás Moro, Nicolás Maquiavelo y Tomasso Campanella. 117. Tomás Moro: (1478-1535) Canciller de Enrique VIII de Inglaterra quien mandará decapitarle por oponerse al cisma anglicano. Tomás Moro diseña una sociedad ideal de tipo socialista con un Estado con claras influencias platónicas. En su Estado no existe la propiedad 101 privada, el poder es democrático y sus habitantes se rigen por unos principios fundados en la moral natural. Su obra principal es “Utopía”. En una línea similar está el pensador italiano Campanella (1568-1639) que en su obra “La ciudad del Sol” dibuja un Estado político-religioso perfecto de carácter teocrático (primacía de la autoridad religiosa). 118. Nicolás Maquiavelo: (1469-1527) Político e historiador florentino. Define el modo en que debe actuar un gobernante para conservar el poder al margen de cualquier referente moral o religioso. Su teoría política destierra los idealismos y se limita a analizar cómo es la situación política de hecho. Supone una escisión de la filosofía y la ética. Su obra principal es “Príncipe”. 119. Dios en el ojo del huracán: A partir de Occam el acercamiento intelectual a Dios queda en entredicho. De todos modos esto no significa que no se siga pensando sobre Él: su realidad, su naturaleza, etc. Algunos parten de la herencia Escolástica pero renovándola, como es el caso de Nicolás de Cusa. Otros propondrán una ruptura con los planteamientos tradicionales, como por ejemplo Giordano Bruno. 120. Nicolás de Cusa: (1401-1464) Cardenal y arzobispo alemán. Hereda la formación Escolástica pero es consciente de los nuevos problemas que se plantean a su época. Su obra más importante es “De docta ignorantia”. Para Nicolás de Cusa la Divinidad en su infinitud lo contiene todo y en ella no hay contradicciones. Con respecto al conocimiento, no conocemos las cosas mismas sino sólo su apariencia. La mente de Dios al concebir una cosa (al pensarla) lo hace de modo tan perfecto que la dota de realidad, la crea. Nosotros, sin embargo, contemplamos las cosas y nuestra mente las asimila, toma su imagen que es sólo una manifestación de la cosa, no es la cosa misma. Para Nicolás de Cusa el mundo está ordenado de modo racional y, por tanto, puede conocerse y estudiarse por el hombre. Nuestro mundo es el mejor de los posibles. Además, es infinito en el espacio y en el tiempo. Por otro lado, cada cosa que hay en el mundo es una unidad que refleja el cosmos de un modo distinto. 102 121. Giordano Bruno: (1548-1600) Filósofo italiano. Abandonó la orden dominicana al ser acusado de herejía. Tras viajar por toda Centroeuropa volvió a Italia donde fue encarcelado y más tarde fue quemado vivo por la Inquisición romana por no retractarse de sus teorías. Giordano Bruno es panteísta, Dios está en todo pues es alma del mundo. No hay más que una sustancia divina de la que las cosas individuales son sólo expresiones. Las unidades vitales individuales son indivisibles e indestructibles, y el mundo se forma por sus combinaciones. 103 CAPÍTULO 19: LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA EL NUEVO IMPERIO DE LA CIENCIA: Durante la Edad Media la filosofía y la teología habían sido los saberes más fehacientes, aquellos que actuaban como referentes y principios seguros de todos los demás. A partir del Renacimiento las ciencias físico-matemáticas tomarán protagonismo y desplazarán a la filosofía y a la teología a un segundo lugar. En la Edad Media el intelectual era el clérigo, que difundía el saber en la escuela o en la universidad; en el Renacimiento el intelectual era el humanista que cultivaba su persona, fundamentalmente en los campos del arte y la literatura; ahora el sabio va a ser el hombre de ciencia que elabora sistemas o métodos de investigación. 122. Nicolás Copérnico: (1473-1543) Canónigo polaco. Aplicó el principio de economía de Occam a la explicación del movimiento de los astros. Hasta entonces imperaba la concepción, nacida de Ptolomeo en el siglo IV a.C., de que la tierra era el centro del universo y en torno a ella giraban los astros y el sol. Copérnico comprobó que era más sencillo explicar el movimiento de los astros si el sol estaba en el centro del sistema. 123. Juan Kepler: (1571-1630) Astrónomo alemán. Perfecciona el hallazgo de Copérnico y establece que las órbitas de los planetas en torno 104 al sol no son circulares sino elípticas. Defiende el matematismo de la ciencia: “Nada puede conocer perfectamente el hombre más que magnitudes o por medio de magnitudes”. 124. Galileo Galilei: (1564-1642) Es el padre de la física moderna. Hace distintos descubrimientos astronómicos: las manchas solares, los satélites de Júpiter... Por su defensa del heliocentrismo (el sol es el centro de nuestro sistema) de Copérnico fue procesado por la Inquisición romana que consideraba que contradecía un pasaje de la Biblia, por lo que se le obligó a retractarse. Pero la aportación más importante de Galileo fue el establecimiento del método científico. Para empezar dicho método rechaza el criterio de autoridad Escolástico, por el cual un principio podía darse como válido si quien lo establecía era una persona considerada sabia. Un principio, para ser científico, parte de una hipótesis (teoría que explica porqué suceden así las cosas); dicha hipótesis ha de ser capaz de predecir futuros sucesos, qué pasará si se dan ciertas condiciones. Para que una hipótesis sea válida se ha de demostrar, una vez formulada, experimentalmente. El fenómeno debe quedar formulado de forma precisa matemáticamente. Para Galileo “el libro de la naturaleza está escrito con lenguaje matemático”. El nuevo planteamiento científico supone una ruptura entre la ciencia y la filosofía. La ciencia se ocupa de lo medible o cuantificable, mientras que la filosofía se fija en sus cualidades, en qué son. La ciencia –y con ella algunas corrientes filosóficas- llegará a plantearse la irrealidad de todo aquello que ella no puede estudiar, de todo lo que no puede medirse. La física moderna (hija del nominalismo de Occam) va a renunciar a saber las causas de los cambios y se va a contentar con medir las variaciones de los fenómenos. 125. Isaac Newton: Fue profesor en la Universidad de Cambridge. Físico, matemático, filósofo y teólogo. Formuló diversas leyes como la atracción de las masas. Supone la definición plena de lo que va a ser la física moderna. La ciencia va a seguir el método inductivo que por la observación de los casos particulares concluye en una ley general. A partir de Newton ciencia y filosofía se van a escindir al aplicar métodos distintos a sus estudios, la ciencia va a precisar un fundamento experimental 105 imposible para muchas de las cuestiones abordadas por la filosofía (la inmortalidad del alma, la existencia de Dios, etc.). 106 CAPÍTULO 20: EL NUEVO CRITERIO DE VERDAD: EMPIRISMO Y RACIONALISMO CRITERIO DE VERDAD: El criterio de verdad es el patrón que utilizamos para determinar la verdad o falsedad de un juicio. Por ejemplo, un modo de confirmar que algo es cierto es consultarlo a alguien que consideramos entendido en la materia, es el llamado “criterio de autoridad”; éste era un método muy utilizado en la Edad Media. El problema viene cuando no nos ponemos de acuerdo sobre el grado de autoridad del supuesto experto. Otro modo es el “criterio empírico” que no es otra cosa que comprobar por nuestra propia experiencia si algo es cierto. Pero la experiencia también tiene sus limitaciones pues no todo es observable, ni medible o cuantificable. 126. Silogismo: A lo largo de la Edad Media el criterio de verdad había sido el silogismo. El silogismo es una forma de razonamiento deductivo que parte de un principio general, o premisa mayor (por ejemplo, “todos los hombres son mortales”) y de una premisa menor (por ejemplo, “Sócrates es un hombre”), extrayendo de ambas una conclusión que es la verdad que hallamos (en el ejemplo, “luego Sócrates es mortal”). Hemos visto que con el Renacimiento caen las convicciones medievales de la realidad. El silogismo parte de una verdad general o premisa mayor que ha de ser comúnmente aceptada. Durante la Edad Media existían una serie de verdades incuestionables alcanzadas por la revelación, la fe o la 107 autoridad de Aristóteles, Santo Tomás y la Iglesia. Cuando estas verdades se ponen en cuestión el silogismo no puede desarrollarse pues no existe una premisa mayor incuestionable de la que partir. El silogismo: Premisa mayor TODOS LOS MORTALES Sócrates hombre es HOMBRES un SON Sócrates mortal Premisa menor es Conclusión 127. Los nuevos criterios de verdad: Con la crisis de la Escolástica hasta el siglo XVII no se elaboran unos “criterios de verdad” satisfactorios. Uno viene de la mano de Francis Bacon, que dará lugar al empirismo, el otro es desarrollado por René Descartes y tendrá por fruto el racionalismo. 128. Bacon y el empirismo: Bacon va a invertir el orden del silogismo (que vimos que era un razonamiento deductivo, por deducción a partir de un principio general) para comenzar por los casos particulares. Si decimos que “todos los hombres son mortales” es porque hemos observado que todos los casos particulares de hombres que conocemos corroboran esta afirmación, luego el origen de nuestro conocimiento es la experiencia de los casos particulares que nos conduce al conocimiento de una verdad de carácter general. Es lo que se llama “razonamiento inductivo” (ya empleado por Sócrates). Por tanto, la experiencia es el punto de partida que nos llega a descubrir un principio general. 108 Inducción: TODOS LOS MORTALES Sócrates es hombre mortal 129. un HOMBRES Adolfo es hombre mortal un SON Manuel es hombre mortal un Descartes y el idealismo: Descartes por su parte va a coincidir con Francis Bacon en su crítica al silogismo, pero no en la vía de resolver la cuestión del criterio de verdad. Descartes muestra cómo los sentidos a menudo nos engañan. Además, nuestra experiencia es limitada: no siempre podemos observar todos los casos particulares, lo que nos impide estar seguros de que no va a haber una excepción al principio que establecemos. Descartes se da cuenta de que las verdades matemáticas se fundan exclusivamente en la razón y no precisan ser corroboradas por la experiencia sensible (por ejemplo, el área de un rectángulo es igual a su base por su altura; esto es así al margen de que exista una figura rectangular en el mundo), por tanto las verdades de tipo racional son las que nos van a dar el criterio de verdad. 109 CAPÍTULO 21: RACIONALISMO DESCARTES, PADRE DEL DESCARTES, PADRE DEL RACIONALISMO: Descartes va a poner su confianza única y exclusivamente en la razón. Ya los presocráticos afirmaban que nuestros sentidos podían engañarnos. Descartes va a buscar una verdad indubitable, y esa será que si pienso es que existo. A partir de ahí va a tratar de diseñar un método de conocimiento que se apoye en las evidencias que nos proporciona nuestra sola razón. 130. René Descartes: (1596-1650) Nace en La Haya (Francia) en el seno de una familia acomodada. Estudia en La Flèche recibiendo una educación de tipo Escolástico. Entra como militar en distintos ejércitos, viajando por casi toda Europa. En 1637 ve publicado su primer y más revolucionario libro “Discurso del método” que expone su particular visión filosófica. Muere en Estocolmo, donde había sido invitado por la reina Cristina de Suecia, a los 53 años. 131. La duda metódica (Descartes): Los primeros filósofos (Parménides, Platón, Aristóteles) inauguraban el conocimiento filosófico desde la inocencia, no habían sufrido ningún desengaño. Pero con Descartes la filosofía ya ha perdido su “virginidad”; tiene tras de sí un pasado lleno de tropiezos y errores. Por eso el pensador francés no comienza a filosofar con la alegría inocente de los griegos, sino con la cautela y prudencia del que cree haber presenciado un “fracaso” de siglos. 110 La actitud de la filosofía moderna y contemporánea será de extrema cautela; de desconfianza en las propias fuerzas. Se va a preocupar más de evitar el error que de descubrir la verdad. Descartes se da cuenta de que en filosofía hay distintas doctrinas que a menudo se contradicen, por tanto considera que no hay que dar nada por bueno. Comienza por dudar de todo lo que conoce. En primer término duda de los sentidos que en más de una ocasión nos engañan o confunden, incluso cuando soñamos nos parece que lo que percibimos es real pese a ser mera ilusión. En su duda global llega a dudar de las propias matemáticas pues un “genio maligno” nos puede confundir y hacernos dar por bueno lo que no lo es. Pero la duda de Descartes no es escéptica (negar que sea posible conocer la verdad) sino metódica, lo que significa que sirve de fundamento para buscar una verdad incuestionable, es sólo un punto de partida. Aventurero y enfermizo, es el precursor de la filosofía contemporánea basada en la mirada hacia uno mismo. 132. “Pienso, luego soy” (Descartes): Al dudar al menos me doy cuenta de que dudo, esto es, pienso, luego si pienso existo. Descartes ha conseguido encontrar una primera verdad inmediata, un punto de partida en el que se siente seguro para edificar a partir de él nuevas verdades. 133. El criterio de verdad (Descartes): Pero, ¿qué hace que la afirmación “pienso, luego existo” sea para mí cierta? Sencillamente que me es evidente. Descartes ha cazado dos pájaros de un solo tiro, por una parte ha encontrado una cosa segura (que yo existo) y por otra un criterio de verdad, una herramienta que nos permite saber cuando algo es cierto: la “evidencia racional”. Cuando algo sea evidente a nuestra razón es que es verdadero, y para ser evidente ha de ser claro y distinto. 111 134. ¿Quién soy? (Descartes): Descartes ha descubierto que existo, y al mirarse dice que ese que existe es “una cosa que piensa”, una “sustancia que piensa”. Contemplar al hombre como “cosa”, como algo acabado y definido, va a traer graves consecuencias filosóficas. 135. Necesidad de Dios (Descartes): Descartes es consciente de que pese a haber demostrado que él existe en principio no puede demostrar nada más, todo lo demás queda afectado por su duda, queda encerrado en sí mismo no pudiendo afirmar nada del mundo. Para salvar esta situación va a tratar de demostrar la existencia de Dios. Si Dios existe no puede engañarnos, por tanto, la realidad que contemplamos es cierta, no una mera ensoñación. Como puede verse Descartes no demuestra la existencia de Dios por motivos teológicos (para conocerle a Él), sino epistemológicos (para justificar mi capacidad de conocimiento del mundo). 136. Demostración de la existencia de Dios (Descartes): Dos demostraciones emplea Descartes para probar que Dios existe: -Lo menos perfecto no puede producir lo más perfecto. Yo tengo la idea de Dios como sustancia infinita, eterna, omnipotente... perfecta. Pero en un ser finito como yo no se puede dar esa idea de algo que desconoce, salvo que el mismo Dios la haya puesto en mí. Este argumento será criticado entre otros por Hume quien alega que lo más perfecto lo intuimos por simple incremento de grados de cualidad de lo ya conocido. -La segunda demostración se basa en el argumento ontológico de San Anselmo: La idea de un ser sumamente perfecto implica como cualidad plena que exista, luego Dios existe. 137. La existencia de las cosas materiales (Descartes): Dios me ha dado una poderosa inclinación a creer que lo que percibo por los sentidos parte de las cosas materiales y no es producido por mis ideas. Como Dios es por naturaleza veraz no es capaz de engañarme, luego lo que percibo no me lo envía directamente Él ni mis ideas sino que existe en la realidad. Por 112 todo lo dicho se concluye que las cosas materiales existen. Las cosas materiales son “sustancias extensas”. Descartes entiende por sustancia aquello que no necesita de nada para existir, lo que en rigor sólo es Dios; las demás cosas lo son por analogía. Descartes concibe el mundo físico como un gran mecanismo. Todo se reduce a extensión (dimensión de la materia y recorrido del movimiento). De hecho es el padre de la geometría analítica. La extensión –volumen y movimiento- se pueden reducir a ecuaciones matemáticas que son puramente inteligibles. Lo único que escapa a la algebrización es el acto creador de Dios, quien crea las sustancias extensas y les inyecta la cantidad de movimiento. Desde ese momento creador el universo conserva siempre la misma cantidad de movimiento. 138. Biología (Descartes): La noción cartesiana del mundo como mecanismo –el mundo funciona automáticamente como un reloj- alcanza a los seres vivos que son concebidos como máquinas autómatas muy perfectas. 139. El método (Descartes): Hemos visto que para que algo sea dado por verdadero ha de sernos evidente. El método para descubrir la verdad sigue tres pasos: -Dividir las dificultades hasta alcanzar los elementos que se conocen por intuición. Es decir, hasta llegar a los elementos que se conocen no por los sentidos o por demostraciones sino por la evidencia. -Ascender por deducción de los elementos más simples a los más complejos. -Examinar cuidadosamente toda la cadena deductiva para comprobar que no hemos cometido ningún error que haya desvirtuado las conclusiones alcanzadas. Este método está inspirado en las matemáticas que tan rápidamente avanzaban a los ojos de Descartes. 113 140. Consecuencias: racionalismo e idealismo (Descartes): Descartes es padre del racionalismo. Funda el conocimiento en la evidencia racional, poniendo en entredicho el conocimiento sensible. La razón es la única que nos proporciona seguridad. A partir de ahí se desarrollará el espíritu apriorista y antihistórico (contempla las cosas al margen de la experiencia y de la historia) que culmina en la Revolución francesa. El realismo que afirmaba que la realidad estaba en las cosas, las cuales existen por sí al margen de mí, impera en la Antigüedad y en la Edad Media. A partir de Descartes surge el idealismo para el que lo único seguro soy yo mismo, y las cosas adquieren seguridad en relación a mí, en función de si yo las percibo o si yo soy capaz de conocerlas. El racionalismo trata de buscar una respuesta definitiva. Por ello busca una ciencia universal que dé seguridad, y cree encontrar el modelo de esa ciencia en las matemáticas. La matemática es una ciencia segura, exacta, progresiva y universalmente válida. El problema que va a tener es que opera con cantidades numéricas, y la realidad es más amplia que los meros números. 114 CAPÍTULO 22: EL IDEALISMO RACIONALISTA IDEALISMO: Es la corriente filosófica iniciada por Descartes que considera que no podemos conocer ningún ser al margen del pensamiento. Para el idealismo no podemos captar la realidad tal y como es, en su plenitud, ya que el hombre sólo puede conocer lo que posee en la conciencia y las cosas están fuera de ella. 141. Malebranche: (1638-1715) Sacerdote francés perteneciente a la Orden del Oratorio. Se relacionó con las personalidades intelectuales de su época. Nicolás Malebranche lleva a sus últimas consecuencias la doctrina planteada por Descartes incorporando algunos elementos agustinianos. Para él el conocimiento inmediato del mundo es imposible ya que las cosas son extensas y corporales, y dichas cualidades son ajenas a mi mente que es algo espiritual. Las sustancias por tanto no se pueden comunicar unas con otras. Sin embargo, las cosas tienen un modelo ideal en la mente de Dios a partir del cual han sido creadas, y dicho modelo sí es espiritual pues pertenece a Dios, ser espiritual. Dios actúa de puente entre las cosas y nosotros. 142. Pascal: (1623-1662) Matemático, dotado de un espíritu profundamente religioso. Reconocerá la importancia de la razón pero se opondrá a su exclusividad a la hora de entender lo que el hombre es. El hombre no sólo conoce por la razón, sino que siente con el corazón: “El corazón tiene sus razones que la razón no conoce”. 115 143. Spinoza: (1632-1677) Humilde pulidor de cristales holandés, se negó a aceptar su nombramiento como profesor de la Universidad de Heidelberg por no comprometer su independencia. Era judío y de origen español. Por sus planteamientos religiosos fue expulsado de la sinagoga, intensificando entonces su relación con los medios cristianos, cuya religión, sin embargo, nunca profesó. Spinoza toma de forma radical la definición de sustancia de Descartes: aquello que es en sí, es decir, que no necesita de ninguna otra cosa. Por tanto, para Spinoza la única sustancia que realmente existe es Dios, las demás cosas son sólo atributos o manifestaciones de la sustancia única Dios. Spinoza es, por tanto, panteísta (todo es Dios). Malebranche negaba que hubiera comunicación entre las sustancias, Spinoza va más lejos y afirma que en realidad no existe una pluralidad de sustancias sino una sola. El pensamiento de Spinoza va a tener una enorme influencia en los idealistas alemanes del siglo XIX. Spinoza es panteísta: Todo es Dios. El hombre forma parte de la Naturaleza como todo lo demás, y por eso su obrar está determinado, es decir, no es libre. El único margen de libertad que cabe al hombre es el conocimiento, ser consciente de que forma parte de un todo e incorporarse conscientemente a ese todo. Toda cosa tiende a perseverar en su ser. Ser quiere decir querer ser siempre, perpetuarse. La esencia del hombre es deseo: desear ser siempre. 116 144. Leibniz: (1646-1716) Nació en Leipzig (Prusia) en el seno de una familia protestante. Descubrió el cálculo infinitesimal a la vez que Newton aunque de modo distinto. Muy influyente en vida -fundó y presidió la Academia de Ciencias de Berlín y trató de unificar las iglesias protestantes y católica- murió olvidado y en soledad. Para Leibniz el mundo físico no es sólo extensión, como sucedía en Descartes, sino que en él actúan fuerzas, energías. Spinoza creía que la única sustancia existente era Dios. Leibniz, por contra, piensa que el mundo está formado por un número incalculable de sustancias. Leibniz recupera el concepto griego de sustancia. A las sustancias que forman las cosas Leibniz las llama mónadas. Para los griegos el alma era el “ánima”, aquello que movía las cosas, que provocaba su cambio. Para Leibniz las mónadas son las almas, las sustancias que forman las cosas. Pero en este contexto el alma no tiene porqué poseer autoconciencia como sucede con el hombre, simplemente supone la posesión de las cualidades y la fuerza de la cosa concreta. Las mónadas son los elementos más simples de los que están formadas las cosas. Sin embargo, las mónadas no son trocitos de las cosas, no son materiales. Cada mónada tiene una serie de cualidades singulares, pero esas cualidades no son algo permanente y manifiesto, sino que asoman en el cambio, desplegando sus posibilidades internas. Cada mónada refleja todo el universo de modo propio, singular, son radicalmente distintas unas de otras. Al reflejar el universo con distinto grado de claridad no todas tienen la misma importancia. Las mónadas humanas tienen conciencia de reflejar ese universo. Las mónadas “no tienen ventanas”, es decir, no pueden comunicarse unas con otras. Si las mónadas no pueden relacionarse, ¿cómo es posible un orden en el universo? La respuesta es que Dios ha diseñado ese orden universal perfecto, es lo que Leibniz llama la “armonía preestablecida”. Dios hace que mis ideas se correspondan con la realidad de las cosas. Se puede decir que Dios hace de mediador entre las mónadas. Para demostrar la existencia de ese Dios armonizador Leibniz recurre por un lado al conocido argumento ontológico de San Anselmo, y por otro a una demostración a posteriori: si el ser necesario -Dios- no existe, tampoco existen los entes posibles; pero como vemos que los entes posibles sí existen, implica que también existe el ser necesario. Dios es infinitamente bueno, por eso el mundo que existe es el mejor de los posibles. 117 Para Leibniz las mónadas no pueden comunicarse unas con otras, por tanto, todas sus ideas proceden de la actividad interna de cada mónada, eso significa que las ideas son innatas. Por eso mismo las verdades de la razón son evidentes a priori, previamente a cualquier experiencia. Creemos que tenemos experiencias y que aprendemos de ella, pero en realidad son sucesos programados de antemano dentro de nosotros. Sólo Dios conoce claramente que las verdades de la razón son las únicas existentes. Leibniz critica en la lógica que no descubre la verdad sino que intenta justificar lo ya conocido, por eso trató de crear una lógica que analizase las posibles combinaciones de los conceptos para descubrir la verdad de modo matemático. Este sistema está inspirado en el creado por Raimundo Lulio. 145. El problema del relojero: Para explicar los distintos puntos de vista del racionalismo recurriremos al ejemplo del relojero. Para Descartes y Malebranche, el relojero -Dios- pone de acuerdo constantemente dos relojes: pensamiento y realidad, los cuales no tienen relación directa ninguna. Para Spinoza en realidad existe un único reloj, sólo que con dos esferas. Para Leibniz no existen dos relojes, sino muchos, y el relojero no los pone continuamente en hora, lo que sería un continuo milagro, sino que los ha construido de tal modo que marchan armónicamente sin precisar tocarlos; esta es la “armonía preestablecida”. 118 CAPÍTULO 23: EL EMPIRISMO EMPIRISMO: Es la corriente filosófica iniciada por Francis Bacon que afirma que la experiencia es el fundamento del conocimiento. Por tanto, negarán la existencia de ideas innatas y la evidencia sensible será su criterio de verdad. La atención del empirismo se centra principalmente en la teoría del conocimiento (saber hasta qué punto somos capaces de conocer la realidad) y en la filosofía del Estado (qué forma de gobierno es la más conveniente al hombre). El empirismo se desarrolla principalmente en Gran Bretaña y de él derivan los principios liberales, el deísmo (la creencia en un Dios conocido no por la revelación sino por la sola razón) y la moral utilitaria (en la que el bien supremo es el provecho que se pueda sacar de las acciones). 146. Francis Bacon: (1561-1626) Político inglés que ejerció varios cargos relevantes, como el de abogado de la Corona y Fiscal general. Acusado de corrupto fue encarcelado para ser rehabilitado más tarde. Se le considera el padre del empirismo. Aboga por el método inductivo (a partir de los casos particulares conocidos por la experiencia llegamos a establecer un principio de validez general). Para Bacon el conocimiento supone poder. Bacon cree que para filosofar hemos de liberarnos primero de los prejuicios, y estos pueden ser de cuatro tipos: 119 1-Los ídolos de la tribu: Los tenemos todos los hombres y se producen por los engaños de los sentidos o el entendimiento. 2-Los ídolos de la caverna: Son las inclinaciones o debilidades personales de cada uno motivadas por nuestro carácter, educación, etc. 3-Los ídolos de la plaza: Se trata de lo comúnmente aceptado o de los errores a que nos puede conducir el lenguaje. Son los prejuicios de tipo social. 4-Los ídolos de la autoridad: Fundado en el prestigio de algunas personas. 147. Berkeley: (1685-1753) Religioso irlandés, llegó a obispo anglicano. Murió en Oxford. Es nominalista. Para Berkeley la materia no existe, es sólo una percepción mía. Tan sólo tengo certeza de mi propia existencia. Mis ideas -lo único que existe además de mí- me son dadas por Dios que hace que exista para mí lo que creemos es un mundo corpóreo. 148. Hume: (1711-1776) Escocés que ejerció una notable influencia en los ambientes enciclopedistas. Lleva a sus últimas consecuencias los planteamientos empiristas. 149. Las impresiones (Hume): Para David Hume las cosas que percibimos no son sino la asociación de distintas impresiones que interpretamos como si fuera una sola cosa. Lo que en realidad existe es un caos de sensaciones. Es igual que cuando contemplamos el paisaje de un cuadro, lo que en realidad existe es un conjunto de brochazos plasmados sobre un lienzo y que aisladamente no significan nada, pero nosotros, al contemplarlos en conjunto, los dotamos de sentido. Por supuesto el caos de sensaciones que nos llega lo organizamos según una serie de leyes de asociación que son las siguientes: -Ley de semejanza: por la que tendemos a unir las cosas semejantes y a separar las desemejantes. -Ley de contigüidad espacial y temporal: por la que unimos las cosas que aparecen contiguas en el espacio o en el tiempo. 120 -Ley de causa-efecto: por la que relacionamos hechos que se suceden unos a otros con regularidad. Pero Hume llega más lejos, y no sólo niega realidad a la existencia de las cosas materiales (ya hemos dicho que para él sólo son un caos de sensaciones sin unidad real), sino a mí mismo que las percibo. Para Hume yo no soy más que una colección de percepciones que se suceden sin cesar. 150. 151. Relación causa-efecto (Hume): Por último, Hume niega el principio de causalidad, según el cual unos hechos originan otros -por ejemplo, dar una patada a un balón provoca su desplazamiento-. Para Hume que dos hechos normalmente se sucedan no nos garantiza que siempre vayan a sucederse, simplemente la costumbre nos hace creer que uno origina al otro. En realidad la causa siempre es diferente al efecto por lo que no tiene porqué existir una relación más allá de “nuestra costumbre” de contemplarlos sucediéndose -una cosa sería nuestro movimiento dando la patada, y otra el movimiento del balón desplazándose. Sólo la costumbre nos hace relacionarlos ya que en realidad se trata de dos acciones distintas-. Hume cuestionó hasta tal punto la capacidad de conocimiento de la mente humana que llegó a la paradoja de “asegurar” que la razón era incapaz de poder “asegurar” nada. Somos un simple pararrayos de sensaciones. Crítica a la moral y a la religión (Hume): No existe una moral objetiva, ya que ideas como bien, mal, justicia, etc. no son sino conceptos. Dios no puede fundamentar la moral, pues, según Hume, no podemos demostrar su existencia. La razón tampoco puede descubrir la moral, ya que se limita a descubrir las normas prácticas, pero no las establece. Lo 121 que mueve al hombre son los sentimientos o pasiones y lo que despierta el sentimiento es la utilidad. La utilidad pues es el fundamento de la moral. La virtud queda definida como “cualquier acción o cualidad mental que da a quien la ve un sentimiento agradable o de aprobación”. El vicio es lo contrario. 152. El escepticismo (Hume): El resultado de saber que sólo contemplamos nuestras ideas y que estas no son verdaderas cosas, nos lleva al escepticismo, a dudar de todo. Hume es la consecuencia última del idealismo, el cual necesitaba a Dios como garante de la realidad del mundo y de la adecuación de nuestras ideas al mismo. En Hume, desaparecido Dios, la realidad misma se desvanece. 153. Consecuencias del empirismo: Con el empirismo la razón va a depender totalmente de la experiencia, más allá de la cual no puede afirmar nada con seguridad. La razón guía al hombre y tiene una finalidad meramente práctica. Hume, cumbre del empirismo, tratará de extender los métodos de la ciencia de Newton a la misma naturaleza humana, ello le llevará a ver en el hombre una pura mecánica determinada. Contra el racionalismo afirma que todo conocimiento parte de la experiencia, pero no es capaz de volver a posiciones aristotélicas pues no acepta la abstracción, por eso no puede trascender la experiencia y su escepticismo alcanza a la religión, a la moral y a la propia física. Hume significa la imposibilidad de todo conocimiento metafísico y aún físico de la realidad. Por ello Kant partirá de demostrar la posibilidad del conocimiento matemático y físico, y luego se preguntará si es posible el metafísico. 154. La Escuela Escocesa: En el siglo XVIII surge una reacción al escepticismo de Hume. Partiendo igualmente de la experiencia, acepta esta como real, digna de ser reconocida tal cual se presenta a la “sana razón”. Apela al sentido común como principio de certeza. 122 CAPÍTULO 24: EL EMPIRISMO POLÍTICO EL EMPIRISMO POLÍTICO: El empirismo tiene dos preocupaciones fundamentales, la teoría del conocimiento y la filosofía del Estado. En esta última disciplina dos pensadores van a tener una influencia enorme que llega hasta nuestros días: Hobbes y Locke. El primero justificará el absolutismo como instrumento para superar la inclinación egoísta de los hombres, mientras que Locke sentará los principios del liberalismo. 155. Hobbes: (1588-1679) En su juventud fue secretario de Bacon pero se interesó más por los temas sociales. Vio en la guerra civil inglesa los peligros del poder centrífugo, por lo que abogó por un poder soberano fuerte que mantuviese unida la sociedad. Su obra más importante es “Leviatán”. Para Thomas Hobbes el conocimiento se funda en la experiencia. Los universales no existen, son creaciones de nuestra mente es nominalista-. Es materialista: todo tiene un fundamento material (incluso nuestros pensamientos obedecen a meros procesos psíquicos), por tanto el alma no puede ser inmaterial. De ahí que niegue la libre voluntad de los hombres -determinista-, ya que considera que nuestros actos están determinados por los mecanismos de la materia. 156. Hobbes y el absolutismo: En cuanto a su doctrina del Estado, para Hobbes al principio los hombres vivían en “estado de naturaleza” sin moral alguna (que sólo surgirá cuando haya ley), regidos por el interés 123 egoísta de cada cual. Esa situación lleva a desconfiar de los demás y, por tanto, a vivir una vida incómoda. Para superar estas dificultades los hombres deciden darse unas leyes de convivencia que les garanticen una seguridad y bienestar suficientes. Estas leyes sólo se pueden mantener si existe un poder coactivo que las garantice: el soberano. El soberano es la persona encargada de salvaguardar la paz con su total autoridad; su poder no tiene limitación alguna, siendo árbitro de la ley, esto es, de lo bueno y de lo malo. Incluso la Iglesia está sometida al Estado, siendo él intérprete de las escrituras. La influencia de Hobbes fue muy grande a lo largo del siglo XVIII (el siglo de los absolutismos) y sus consecuencias históricas han llegado hasta nuestros días. 157. Hobbes considera que sólo un soberano con plena autoridad puede garantizar el mayor bien social: la paz. Locke: (1632-1704) Se interesó por las principales ciencias de su época. Participó en la segunda revolución inglesa de 1688. Su influencia ha sido clave en el pensamiento liberal. Para John Locke todas las ideas proceden de la experiencia, y esta puede ser de dos clases: percepción externa, a través de los sentidos, y percepción interna, percepción de los estados psíquicos. Las ideas pueden ser simples -proceden de la percepción externa y/o interna- y complejas producidas por la mente al relacionar las ideas simples, su formación se funda en la memoria-. 158. Locke, padre del liberalismo: En cuanto a la constitución social, para Locke el hombre en estado de naturaleza vive en igualdad y según una ley natural que puede descubrirse por la razón. Dicha ley natural obliga en conciencia al margen de la legislación del Estado, lo que 124 conlleva la existencia de unos derechos naturales. Uno de esos derechos naturales es el de la propiedad, necesaria para la subsistencia humana y que se adquiere por el trabajo. Existe también un derecho de herencia, pues la familia es una sociedad natural y los padres tienen el deber de velar económicamente por sus hijos. En el estado de naturaleza los hombres no tenían las suficientes garantías de preservar sus derechos debido a la aparición de intereses parciales, por ello se constituyen en sociedad, no para pasar a la servidumbre, sino para garantizar su libertad. La voluntad de la mayoría ha de prevalecer. Locke plantea una visión de la sociedad radicalmente opuesta a Hobbes. Locke es el padre del liberalismo que se fundamenta en la igualdad y la libertad. 125 LOS ILUSTRADOS INCENDIAN EUROPA Las ideas que habían ido germinando a lo largo del siglo XVIII estallarán en el ocaso del mismo, llevando a Europa y al mundo a una nueva era, la del liberalismo, la burguesía y la revolución. La sociedad dejará de asentarse sobre creencias incuestionables para bullir alrededor de “las ideas” por las cuales se mata y se muere. En la Edad Media la realidad entera está ordenada jerárquicamente. El propio cosmos se divide en dos campos, el sublunar donde vivimos y que es aparentemente cambiante, y el supralunar donde todo es igual. Siguiendo el modelo tomista las cosas están compuestas de materia y forma. La forma es siempre la misma; los perros, las montañas o las nubes serán esencialmente iguales en todos los tiempos. Lo mismo acaece en lo social. La sociedad se compone de rangos indestructibles: soldados, campesinos, reyes... cada uno tiene su papel y siempre será así. La realidad es inalterable. Con el Renacimiento la concepción medieval del mundo entra en crisis, la ciencia va a ocupar un puesto privilegiado en la valoración de la realidad. Newton (1.643-1.727) echará definitivamente por tierra la visión medieval del cosmos al unificar en una sola ley física el movimiento de los planetas del cielo y el de la caída de los cuerpos en la Tierra. La división del mundo sublunar y supralunar ha quedado desvanecida. La jerarquía cósmica, 126 derrocada por Newton, irá acompañada a lo largo del siglo XVIII del ataque a la jerarquía social establecida. El mundo ya no es inmutable, y la sociedad tampoco. Si el cosmos entero obedece a unas mismas leyes, ¿por qué no han de hacerlo igualmente todos los hombres? Ha llegado la hora de la revolución. En 1.728 se publica en el Reino Unido la “Cyclopedia” británica. A imitación de la misma un grupo de filósofos franceses deciden elaborar un instrumento de difusión cultural, la “Enciclopedia”, que recoja todo el saber de su época. La enorme carga de ideas ilustradas que contenía la Enciclopedia la convirtió en una auténtica máquina política. La influencia de la Enciclopedia en el desarrollo de la Revolución francesa es determinante. Sus ideas prenden en las capas más inquietas e ilustradas de Francia, sólo hará falta el caldo de cultivo adecuado para que todo salte por los aires: La burguesía, que ya posee gran parte de la riqueza, quiere ahora poder. La crisis económica se agudiza y el Antiguo Régimen se ve incapaz de resolver los nuevos problemas que se le presentan. Por otra parte, el ejemplo de la independencia en Norteamérica y la cada vez más fuerte influencia de la masonería acabarán por hacer estallar la Revolución. En 1.789 se reunirán en Francia los Estados Generales –una especie de gran parlamento de la época-. Los Estados Generales deberían estar divididos en tres cuerpos: la nobleza, el clero y el llamado “tercer estado”, que viene a recoger la representación del pueblo (en realidad la burguesía). Pero como hemos dicho la jerarquía del antiguo régimen está entrando en crisis y los miembros del tercer estado fuerzan la constitución de una asamblea única, la Asamblea Nacional, en la que son mayoría. La revolución ha comenzado. Para los ilustrados 127 todos los hombres están provistos de razón y, por tanto, no debe haber diferencias por rango o puesto social. El 9 de junio de 1.789 la Asamblea Nacional se transformará en Asamblea Constituyente. Se marcará la misión de redactar una Constitución para la nación. Dicha Constitución consagra la separación de poderes que propugnara Montesquieu (1.689-1.755) y la democracia fundada en la soberanía popular que defendiera Rousseau (1.712-1.778). La Constitución viene a ser la recreación del contrato social –influencia rousoniana- que los individuos se dan para vivir en comunidad. La propia Constitución recogía una Declaración de los derechos humanos en diecisiete artículos a imitación de los Derechos del hombre establecidos por la Constitución Norteamericana. Estos derechos se decretaban con un fundamento únicamente racional, no revelado por Dios como sucedía en el decálogo de Moisés 128 -si bien es cierto que la influencia del cristianismo aunque no reconocida es manifiesta-. El 12 de junio de 1.790 se aprueban una serie de artículos que forman la llamada Constitución Civil del Clero, la cual no representa sino el sometimiento total del clero al Estado. La máxima autoridad espiritual ya no procede del Papa como cabeza visible de Cristo en la Tierra, sino que se la atribuye el propio Estado. Los religiosos van a ser obligados a jurar fidelidad a esta Constitución, y el propio Estado va a poder decidir su nombramiento o destitución pese a la oposición de los sacerdotes “refractarios” y del propio Papa. Vale la pena mencionar a un ilustrado, Voltaire (1.694-1.778), quien con su espíritu crítico, afilado e irrespetuoso ya había minado los pilares del Antiguo Régimen atacando la religión y abonando el camino a los revolucionarios. La Ilustración pretendía cambiar totalmente el mundo, reconstruirlo sobre nuevos fundamentos, para lograr esto se atribuye el Estado un poder omnímodo, nada puede quedar fuera de su control revolucionario, ni siquiera la religión. Finalizada la etapa constituyente el 1 de octubre de 1.791 se pone en marcha la Asamblea Legislativa. Los jacobinos se harán con el poder y proclamarán la Convención Nacional que acaba con la monarquía –Luis XVI y María Antonieta serán ejecutados- y proclama la República. La Convención es un poder anárquico que pretende llevar la revolución hasta sus últimas consecuencias. Un poder de esa índole siempre demanda un tirano para ejercerlo. El hombre fuerte de la Convención será Robespierre (1.758-1.794) quien desde el Comité de Salud Pública enviará a la guillotina a centenares de personas. El lema de esta etapa será “virtud y terror”. Se trata de obligar a las personas a actuar 129 virtuosamente y para ello el método empleado es el terror. Aquellos ideales ilustrados del hombre naturalmente bueno no se han cumplido, por ello habrá que forzar la realidad hasta el punto de “imponer la virtud”. Si se piensa bien esto es contradictorio, pues la libertad del hombre es la que determina el hecho moral. Un animal no es responsable y por tanto no es ni bueno ni malo, sólo los seres libres poseen capacidad de obrar según el bien o el mal. Pero el mundo ha de ser transformado para acomodarlo al ideal. Herederos de este espíritu serán los diversos movimientos revolucionarios que, desde sus distintas ideologías coincidirán en su afán de obligar a cambiar al hombre para hacerlo “según debería ser”. Así el marxismo abogará por la lucha de clases y la dictadura del proletariado en la cual la libertad queda postergada en pos de un supuesto paraíso material. El nacionalsocialismo tratará de exterminar a los judíos para crear el mundo ario bello y puro. Para los revolucionarios la simple reforma es inaceptable, hay que destruir lo que hay para haberlo de nuevo, y el instrumento para la ruptura con el pasado arrancará en la guillotina para culminar en las cámaras de gas. Pero volviendo a la Francia revolucionaria, la situación se hace insufrible hasta el punto de que en 1.794 cae el Terror siendo ejecutado el propio Robespierre. Disuelta la Convención se establece el Directorio, más moderado, que llevará a cabo diversas campañas. La subida al poder de Napoleón supondrá la expansión bélica de los principios revolucionarios por toda Europa, sólo que desde un poder absoluto. Jamás las ideas habían tenido tanta fuerza. Los ideales de aquellos ilustrados trajeron sus luces –igualdad ante la ley, representación popular, reconocimiento de los 130 derechos humanos- y sus sombras –peligro de politización de todas las esferas de la vida, falsificación de la realidad que se quiere forzar, aniquilación de la herencia histórica, legitimación del Estado para controlarlo todo-. 131 132 Filosofía Contemporanea 133 134 EDAD CONTEMPORÁNEA ILUSTRACIÓN Montesquieu (1689-1755) Voltaire (1694-1778) Rousseau (1712-1778) Kant (1724-1804) ROMANTICISMO ALEMÁN Fichte (1762-1814) Hegel (1770-1831) Schelling (1775-1854) Marx (1818-1883) VITALISMO Schopenhauer (1788-1860) Kierkegaard (1813-1855) Nietzsche (1844-1900) Bergson (1859-1941) PERSONALISMO Maine de Biran (1766-1824) Gratry (1805-1872) Brentano (1838-1917) 135 HISTORICISMO POSITIVISMO Dilthey (1833-1911) Comte (1798-1857) Simmel (1858-1918) UTILITARISMO FENOMENOLOGÍA Jeremias Bentam Husserl (1859-1938) Max Scheler (1874-1928) (1748-1832) J.S. Mill (1806-1873) EXISTENCIALISMO Jaspers (1883-1969) PRAGMATISMO Heidegger (1889-1976) Peirce (1839-1914) Marcel (1889-1973) James (1842-1910) Sartre (1905-1980) Dewey (1859-1952) RAZÓN VITAL NEOPOSITIVISMO Y Fª ANALÍTICA Ortega y Gasset (1883-1955) Wittgenstein (1889-1951) 136 CAPÍTULO 25: LA ILUSTRACIÓN Ilustración: Es el movimiento intelectual y social que se desarrolla en los siglos XVIII y XIX y supone una popularización del pensamiento empirista. La Ilustración pone su atención en la ciencia dejando en segundo lugar las cuestiones metafísicas. 159. Características de la Ilustración: La Ilustración difunde las ideas empiristas simplificándolas: -Razón de carácter práctico: La razón libera al hombre de todas sus ataduras. El progreso se debe a ella y tiene un carácter progresivo e ilimitado. El límite del conocimiento lo marca la experiencia por lo que carece de sentido querer ir más allá. -Deísmo: Defiende la existencia de un Dios conocido exclusivamente por la razón y no por la revelación, lo que lo aleja de ser un Dios personal. Ante ese Dios se han de cumplir unos mínimos aceptables por todos los hombres, pues todos estamos provistos de razón. Niega los dogmas de las religiones positivas a las que considera supersticiones con las que hay que acabar. Con respecto a la moral sucede lo mismo. Dios es sustituido por la Naturaleza (se desarrollan los principios del Derecho natural). -Política con representación popular -Libertad económica, que desembocará en el ascenso de la burguesía y el desarrollo del capitalismo. 137 Por otra parte la Ilustración tiene un componente revolucionario de origen racionalista que busca resolver las situaciones que se plantean a la sociedad según ideas o fórmulas “estándar” al margen de la realidad histórica: no importa la circunstancia histórica concreta, las reformas que proponen han de ser establecidas en todo tiempo y lugar. Las ideas de la Ilustración fueron difundidas a través de las academias, la masonería (nacida en Inglaterra y que en los países latinos adquiriría una línea más anticlerical y combativa), los salones, las cartas y ensayos y, por último, la “Enciclopedia” -editada por Diderot (1713-1784) y d´Alembert (1717-1783)-. En la “Enciclopedia” colaboraron personajes como Rousseau, Voltaire, Montesquieu y trató de ser un compendio del saber ilustrado. 160. Montesquieu: (1689-1755) Barón que critica la sociedad francesa de su época. Para él las leyes reflejan el carácter de los pueblos que las poseen. Aboga por una división del poder para que este garantice las libertades: poder legislativo, ejecutivo y judicial. Los sistemas políticos son cíclicos en la historia: despotismo -el gobierno se apoya en el miedo-, monarquía -fundada en el honor-, y república -asentada en la virtud-. 161. Voltaire: (1694-1778) Genial escritor, fue el hombre más famoso del siglo XVIII. Superficial en sus críticas al cristianismo y en sus ideas filosóficas, su enorme talento literario hizo que influyera grandemente en su época. Según Voltaire los dogmas religiosos suelen desembocar en fanatismo, lo único que sabemos de Dios es que ha creado el mundo. La principal aportación de Voltaire es la superación de la narración histórica como sucesión de acontecimientos, para introducir los usos y el espíritu de los pueblos. 162. Rousseau: (1712-1778) Nacido en Ginebra su vida supone una auténtica paradoja si la analizamos a la luz de su obra. Hijo de un relojero de origen hugonote se convirtió al catolicismo, para retornar más tarde al protestantismo. Convivió desde la década de los años treinta hasta su muerte con una sirvienta analfabeta que le dio cinco hijos, todos ellos enviados a un orfanato. Perseguido en Francia por sus obras, su influencia 138 será decisiva en la Revolución francesa -que no llegará a ver- y en la historia contemporánea. Para Jean Jacques Rousseau el hombre es naturalmente bueno, pero la sociedad lo corrompe, sólo la vuelta a la naturaleza le devolverá a la bondad inicial. El Estado surge por un contrato tácito que hacen los hombres desde el estado de naturaleza. Por tanto, la voluntad humana es la que origina la aparición de la sociedad, y será esa voluntad la que la gobierne. Además de la voluntad individual existe una voluntad general que establece la mayoría. Esa voluntad general es la voluntad de la sociedad, por lo que pertenece también a las minorías discrepantes como miembros del Estado. Por ello las minorías como tales pueden hacer valer sus derechos, pero socialmente impera la voluntad mayoritaria. El sufragio universal será pilar del sistema político. 163. Ilustración alemana: Alemania vive la Ilustración pero con rasgos propios. No tiene el carácter anticlerical que adquiere en Francia, pues la Reforma se había abierto tiempo atrás a la flexibilidad doctrinal. Su punto de referencia es Leibniz, y tiene igual interés científico y racionalista que la Ilustración francesa. 164. La Revolución francesa: Las ideas ilustradas culminarán en la Revolución francesa (1789-1799) que servirá de punto de partida a la Edad Contemporánea. Si los hombres son buenos por naturaleza y la sociedad actual los ha convertido en malos, resulta necesario derribar de raíz esta sociedad para edificar otra nueva bajo los principios que la razón dicte, y esto sólo se puede llevar a cabo mediante una ruptura total con todo lo anterior, esto es, revolucionariamente. Los revolucionarios fundamentarán el nuevo sistema en el sufragio que representa la voluntad popular (Rousseau), en la separación de poderes que garantiza su independencia (Montesquieu) y en el aniquilamiento de cualquier huella del Antiguo Régimen, incluyendo el sentido religioso de la vida (Voltaire). 139 CAPÍTULO 26: KANT KANT Y EL GIRO COPERNIQUIANO: Kant trata de superar la dualidad racionalismo-empirismo. Para el pensador prusiano sólo conocemos por los sentidos, como afirmaba el empirismo. Pero nuestra inteligencia no tiene un papel pasivo, sino que adapta esas percepciones para poder comprenderlas. Según Kant esta novedosa visión del conocimiento supone una revolución equiparable a la que realizó Copérnico al afirmar que la Tierra giraba en torno al Sol y no al revés. 165. Kant: (1724-1804) Nació y murió en Königsberg –Prusia(actual Kaliningrado), donde pasó la mayor parte de su vida. Meticuloso, tranquilo e ilustrado, es el padre del idealismo alemán. Immanuel Kant pertenecía a una familia profundamente luterana, en su filosofía defenderá la imposibilidad de la razón para conocer las verdades últimas, las cuales sólo se pueden descubrir por la fe -recordemos que el protestantismo abogaba por la supremacía de la fe frente a la razón-. Su obra va a buscar salir del atolladero al que había llegado la filosofía por el enfrentamiento de las corrientes racionalista y empirista. 166. La filosofía ante el progreso de la ciencia (Kant): A finales del siglo XVIII los cambios incesantes de la metafísica contrastan con el claro progreso de la ciencia físico-matemática. Para descubrir el porqué de 140 ese aparente fracaso de la filosofía, Kant investiga la propia capacidad del hombre para conocer. 167. El conocimiento a priori (Kant): El conocimiento puede ser a priori -previo a cualquier experiencia- o a posteriori fundado en la experiencia-. El conocimiento científico, que tanto ha progresado, parte de una hipótesis a priori que luego trata de corroborar por la experiencia. Para Kant el acierto del conocimiento científico es partir de un conocimiento a priori, el cual por ser previo a cualquier experiencia concreta tiene carácter universal -es decir, es válido siempre y no sólo para algunos casos-. Según Kant no podemos conocer las cosas mismas, sino sus fenómenos. Es decir, las cosas “retocadas” por mis sentidos y mi inteligencia. Veamos un ejemplo que puede aclarar esta idea: matemáticamente puedo saber que dos billones más dos billones son cuatro billones, este conocimiento es a priori, no está basado en la experiencia sino en la sola razón (yo no he contado dos billones de objetos, luego otros dos y por último los cuatro billones juntos, simplemente he aplicado una regla racional). Si el punto de partida fuera directamente la experiencia cabría caer en el error de elevar una situación concreta o casual al rango de ley universal, por ejemplo, si compruebo que a los ancianos que conozco les gusta la sopa podría afirmar: “a todos los ancianos les gusta la sopa”, y esta afirmación me parecerá tanto o más cierta que “dos billones más dos billones son cuatro billones”; sin embargo correría el riesgo de encontrarme en un futuro con un anciano a quien no le gustase la sopa y eso echaría por tierra mi afirmación. Por tanto, sólo el conocimiento con un fundamento a priori –con fundamento racional- tiene validez universal. Kant se va a plantear si es posible hacer de la filosofía una ciencia a priori, al igual que las matemáticas o la física, para así conseguir progresar por un camino tan fructífero y seguro como las ciencias particulares. 141 En Kant la palabra “puro” es sinónimo de “a priori”, por ejemplo cuando habla de la razón pura es lo mismo que el conocimiento racional a priori, esto es, al margen de la experiencia (o previo a la experiencia). 168. Juicios analíticos y sintéticos (Kant): Por juicio vamos a entender la afirmación o negación de algo. Los juicios analíticos son aquellos cuyo predicado está contenido en el concepto del sujeto. O, dicho de otro modo, son aquellas afirmaciones en las que lo afirmado sobre algo ya estaba manifiesto en ese algo. Por ejemplo, si digo “la esfera es redonda”, la redondez está implícita en el concepto de esfera. O los “cuerpos son extensos”, o la “criatura es creada”. Al no aportar nada nuevo los juicios analíticos no aumentan mi saber. Los juicios sintéticos, por su parte, son aquellos cuyo predicado no está incluido en el concepto del sujeto, sino que se añade a él. O, dicho de otro modo, son las afirmaciones en las que se descubre algo nuevo sobre lo que hablamos. Es decir, aumentan mi saber. Por ejemplo, si digo “los cuerpos son pesados”, los cuerpos hacen referencia a la extensión pero no al peso y, sin embargo, afirmo una cualidad de los cuerpos que va más allá de la extensión. Los juicios analíticos son a priori, se extraen del simple análisis del concepto. Los juicios sintéticos, por su parte, pueden ser a posteriori, esto es, fundados en la experiencia (sé que los cuerpos son pesados porque lo observo en la realidad), o a priori (que la suma de los ángulos de un triángulo es de 180º, ó 4+4 = 8 ... no lo conozco por la realidad, sino por la propia cualidad de lo afirmado) estos últimos son los juicios que interesan a la ciencia, porque son a priori –por tanto universales y necesarios, se dan siempre- y sintéticos –aumentan mi saber-. Kant analizará si son posibles lo juicios sintéticos a priori en las matemáticas, la física y la filosofía -recordemos que Hume había hecho imposible cualquier tipo de conocimiento-. 169. Crítica de la razón pura (Kant): Es el título de una obra de Kant, y en ella busca responder a la pregunta ¿qué puedo saber? O dicho de otro modo ¿hasta dónde puedo estar seguro de que mi conocimiento es cierto? Kant concluirá que las matemáticas y la física sí pueden existir 142 como ciencias teóricas –son apriorísticas y corroborables por la experiencia-, mientras que la filosofía es imposible como ciencia teórica pues pretende conocer cuestiones que van más allá de los límites de la razón. 170. No conocemos las cosas mismas (Kant) (169): Para Kant nuestro pensamiento no se adapta a las cosas para conocerlas sino que, por contra, “modifica” lo que percibimos para poder comprenderlo. De modo que al caos de sensaciones que llega a mis sentidos le añado yo una serie de elementos (tiempo, espacio y categorías) que lo ordena y me lo hace asimilable. Con este planteamiento Kant cree superar la dualidad empirismo-racionalismo: el conocimiento parte efectivamente de la experiencia, pero el papel de la razón no es pasivo, sino que obra sobre esa experiencia moldeándola a su medida. 171. El proceso de conocimiento (Kant) (169): Cuando vemos una cosa no la conocemos inmediatamente, sino que antes de comprenderla “pasa” por nuestra sensibilidad, nuestro entendimiento y nuestra razón. Nosotros nos encontramos frente a la realidad externa, frente a “las cosas en sí”, pero nuestra sensibilidad para captar esa realidad le añade el espacio y el tiempo (el espacio y el tiempo según Kant no están en la realidad sino en nuestra mente). Ahora ya no tenemos la cosa en sí sino un “fenómeno”, que es el objeto provisto de dimensiones espaciales y temporales. A su vez nuestro entendimiento modifica ese fenómeno dado por la sensibilidad y le aporta las categorías; las categorías podríamos decir que definen el perfil de la cosa, sus características básicas, dando unidad a las cosas percibidas y produciendo los “objetos”. Ya tenemos la cosa singular en nuestra mente, pero el hombre, además, es capaz de razonar y sacar conclusiones de lo que conoce. La razón, por tanto, unifica los objetos aportados por el entendimiento en unos principios superiores que van más allá del objeto concreto para llegar al conocimiento. 172. El fenómeno (Kant) (169): A la cosa real Kant la llama “la cosa en sí”; esa “cosa en sí” es percibida por los sentidos, pero para poder interpretar el caos de sensaciones que recibimos la sensibilidad lo ordena incorporándole el espacio y el tiempo. A ese espacio y ese tiempo que 143 ordenan lo percibido Kant los llama “formas puras de la sensibilidad”. Por tanto, no conocemos la cosa en sí misma, sino el fenómeno que es la cosa pero traspasada por nuestro conocimiento -es la cosa para nosotros-. Espacio y tiempo son las condiciones necesarias para que yo perciba, y estas las pongo yo. El gusto, el color, etc., son modificaciones de la experiencia subjetivas (diferentes para cada sujeto), sin embargo, espacio y tiempo, por su carácter ideal, son comunes a todos los hombres, aunque no existan como tales en la naturaleza, sino en nuestra forma de interpretar como seres racionales. Supongamos que desde pequeños a todos los hombres nos hubiesen puesto unas gafas de cristal verde que no pudiéramos quitarnos; veríamos la realidad en distintos tonos de verde y para nosotros sería realmente así. Necesitamos la realidad para conocer, pero lo que percibimos es modificado por nuestra sensibilidad. 173. Las matemáticas (Kant) (169): Hemos dicho que las cosas que conocemos por la experiencia se ven modificadas al ser percibidas por nosotros. Con la percepción sensible alcanzamos sólo lo singular (y nosotros buscamos leyes universales) y, además, modificado por nuestro modo de percibir (alterado), por tanto todo concepto extraído de la experiencia no puede engendrar ciencia rigurosa alguna. La ciencia más perfecta será aquella capaz de conocer al margen de la experiencia sensible –a priori-. Las matemáticas trabajan con el espacio y el tiempo (figuras en un espacio y sucesión temporal de unidades); pero hemos dicho que el espacio y el tiempo no están en la realidad sino que son “formas puras de nuestra sensibilidad”, son los ingredientes que añadimos nosotros a la realidad para comprenderla. Como el espacio y el tiempo son “formas puras de la sensibilidad” -es decir, previas a cualquier experiencia mía, a priori-, la ciencia matemática existe al margen de la experiencia -es previa a toda experiencia- y, por tanto, sus averiguaciones son universalmente válidas. Supongamos que para poder ver en un microscopio una determinada clase de microorganismos tuviésemos que echar a la muestra un determinado tipo de tinte, este tinte hace variar la apariencia de dicho microorganismo pero es la única forma de conseguir verlo. Kant viene a decir que nunca podremos percibir cómo es en realidad ese microorganismo, porque lo hemos tenido que manipular para verlo -le hemos tenido que echar el tinte del espacio y el tiempo-. Pero sí podremos conocer las propiedades del 144 tinte que hemos empleado para teñirlo -las matemáticas trabajan sólo con el tinte (espacio y tiempo) no con los microorganismos (las cosas en sí)-. 174. Entendimiento (Kant) (169): La sensibilidad presenta al entendimiento los fenómenos -las cosas ya “transformadas” por la propia sensibilidad-. Pero el entendimiento, al igual que la sensibilidad, tiene también sus formas a priori con las cuales entiende las cosas, esas formas a priori del entendimiento son las categorías. Cuando veo una silla recibo una serie de sensaciones, pero relacionadas de tal manera que no veo una simple suma, sino un solo objeto, la silla. En esta unificación emplea el espíritu elementos que no existen en la realidad, sino que añade él, estos elementos son las categorías. 175. Categorías (Kant) (169): Las categorías ponen en relación los objetos que nos ha facilitado la sensibilidad. Las categorías realizan una labor unificadora. En Aristóteles las categorías eran modos del ser a los que se adaptaba la mente. En Kant, al contrario, la mente porta sus categorías, y son las cosas las que se adaptan a ellas. Si la sensibilidad elaboraba los fenómenos a partir de la cosa percibida y del espacio y el tiempo, el entendimiento elabora los objetos a partir del fenómeno transformado por las categorías. Podríamos decir que las categorías son como el manual de instrucciones que nos permite entender que lo que tenemos delante es una cosa. Veamos un símil: Si jamás hubiésemos entrado en un coche, al ver el salpicadero veríamos sólo botones, lucecitas y muchas cosas más aparentemente inconexas; si nos explican qué es el aparato de música y cómo funciona veremos en él una unidad, una máquina que desempeña unas funciones – sintonizar emisoras, emitir música...- relacionadas unas con otras. De la tabla de juicios deduce Kant la de las categorías, no porque procedan de dichos juicios, sino al revés porque estos proceden de las categorías. 145 Clasificación categorías: de las 1. Cantidad: Unidad Pluralidad Totalidad 2. Cualidad: Realidad Negación Limitación 3. Modalidad: Sustancia Causalidad 4. Modalidad: Categóricos Hipotéticos 176. Juicio (Kant) (169): Hemos dicho que juicio es la operación de la mente por la que se afirma o niega algo. También se puede decir que los juicios son los criterios estándar para juzgar los distintos casos particulares que se nos pueden dar. Todos los juicios posibles son clasificados por Kant en función de cuatro caracteres: cantidad, cualidad, relación y modalidad. -cantidad: universales (expresan todos los individuos de una clase: por ejemplo árbol), singulares (expresan varios individuos de forma restringida e indeterminada: varios árboles) o particulares (expresan un individuo concreto: éste árbol). -cualidad y relación: A es B es un juicio categórico afirmativo; A no es B es un juicio categórico negativo; A es B o C es un juicio categórico disyuntivo; y Si A es, B es, es un juicio hipotético. -modalidad: A su vez el modo de afirmarlos puede ser un tal vez -juicio problemático-, un así es -juicio asertótico-, o un así debe ser -juicio apodíptico-. “Mañana seguramente lloverá” es un juicio problemático. 146 “María es mi hermana” es un juicio asertótico, es una relación real pero podría haber sido de otra manera. “Dos más dos son cuatro” es un juicio apodíptico, es necesariamente así. Clasificación juicios: de los 1. Cantidad: Universales Particulares Singulares 3. Relación: Categóricos Hipotéticos Disyuntivos 2. Cualidad: Afirmativos Negativos Infinitos 4. Modalidad: Problemáticos Asertóticos Apodípticos 177. La física (Kant) (169): Con el espacio, el tiempo y las categorías, el entendimiento elabora los objetos de la física pura -a priori-. Por ejemplo, la categoría de causalidad con la forma temporal da el concepto físico de causa y efecto. Al movernos en el terreno del conocimiento a priori -al margen de la experiencia- la física pura es posible como ciencia segura, al igual que sucedía a las matemáticas. 178. La razón (Kant) (169): El entendimiento se ocupaba de los fenómenos de la sensibilidad y los unificaba en conceptos y juicios. La razón se ocupa de los conceptos y juicios del entendimiento y los unifica a la luz de un principio superior. El raciocinio es el poder deductivo de la razón, se trata de sacar conclusiones relacionando las distintas realidades que conocemos; su ejemplo clásico es el silogismo. La razón obra a través 147 de las ideas. Las ideas no nos dan a conocer ningún objeto concreto, no se aplican a ningún dato sensible. Las ideas sirven para entender la realidad, no para conocer un objeto particular, sino el conjunto de cuanto existe. 179. Ideas trascendentales (Kant) (169): Son las ideas que aglutinan toda realidad posible (las ideas capaces de dar una visión de conjunto a todo cuanto existe), y estas ideas son “yo”, el “mundo” y “Dios”. “Yo” es la idea que une todos los fenómenos psíquicos como si fueran manifestaciones de una única sustancia simple y permanente -la estudia la psicología-. El “mundo” es la idea que invita a seguir adelante en la cadena causal y a buscar entre los fenómenos naturales una unificación como si el conjunto de fenómenos constituyera un mundo único - las estudia la cosmología-. Y la idea de “Dios” nos ayuda a pensar el conjunto de la experiencia como si estuviera ordenada conforme a unos fines - la estudia la teología -. Dicho de otro modo: El conjunto de mis sensaciones, mis sentimientos, mis ideas, etc., no los interpreto como cosas independientes, sino como si formasen parte de una única realidad: “yo”. Las cosas que tengo a mi alrededor no las contemplo como absolutamente independientes unas de otras sino en cierta armonía, relacionadas de diversos modos –por leyes físicas, biológicas, etc.-, en definitiva, las interpreto como formando parte de una realidad única: el “mundo”. La totalidad de lo que existe precisa para mí una justificación, un principio, algo que me explique qué origina todo. Esta cosa surge porque otra la ha originado, también esa la originó otra pero, ¿cuál es la que produjo que esta cadena se originase?, ¿y qué sentido tiene ese cambio?, ¿hacia dónde apunta?, ¿qué fin persigue? La idea que me explica la realidad como dotada de sentido, como encauzada hacia un fin queda recogida en “Dios”. 180. Imposibilidad de la metafísica tradicional (Kant) (169): Para Kant el conocimiento sólo es posible cuando a los principios establecidos a priori se añade la experiencia que da el conocimiento de la realidad conocimiento a posteriori -. La metafísica tiende a unificar toda la experiencia en un gran sistema de conjunto en función de “yo”, el “mundo” y “Dios”. Pero no hay objetos de la experiencia posible que correspondan a las tres ideas de la razón -no puedo conocer el mundo en su 148 integridad, o a Dios en plenitud, y al conocerme a mí lo hago “interpretándome” desde fuera de mí, por ello, “transformándome”-. Por tanto, no puede haber una ciencia de ellas. Se trata de simples ideas reguladoras de la razón, no de realidades en sí mismas. Pero la razón al reconocer sus propios límites no sólo descubre que no puede afirmar nada más allá de los mismos, sino que tampoco puede negar nada que sobrepase esos límites (no puede negarme ni a mí, ni al mundo, ni a Dios). Crítica del argumento ontológico: Kant rechaza el argumento ontológico de la existencia de Dios elaborado por San Anselmo, y con él el concepto tradicional del ser. El argumento ontológico se basa en la idea de que la existencia es un atributo de perfección que no puede faltar al ente más perfecto; pero para Kant la existencia no es un atributo de perfección sino un mero poner en la realidad al ser. Además, negar la existencia de un ser no es negar sólo dicho atributo, sino el conjunto de todos sus atributos. La existencia de Dios no se puede demostrar, pero tampoco refutar. 181. Crítica de la razón práctica (Kant): Se trata del título de otra obra de Kant, y en ella muestra cómo pese a no poder conocer las realidades metafísicas mediante postulados meramente teóricos, sí podemos acercarnos a ellas mediante nuestra actitud moral. La razón práctica responde a la pregunta ¿qué debo hacer? 182. Libertad y moral (Kant) (181): Kant distingue dos mundos: el de la naturaleza regulado por leyes rígidas, y el de la libertad, no determinado naturalmente. El mundo de la libertad escapa del ámbito de actuación de la razón teórica, no obedece a sus leyes. Kant se encuentra con un hecho evidente, la moralidad, la conciencia humana del deber, la cual sólo es posible si el hombre es libre. La razón pura -a priori- no tiene sólo un uso teórico, sino también práctico. La razón práctica dirige la voluntad y, a diferencia de la teórica, no se asienta en la experiencia sino en sí misma, en la propia voluntad, por eso no necesita ser criticada. 183. Ética autónoma (Kant) (181): La ética tradicional era heterónoma, esto significa que provenía de fuera del hombre, era Dios quien advertía al hombre lo que era bueno y malo. Kant disiente de este planteamiento, pues si la virtud moral procede del conocimiento que sobre 149 Dios y el hombre se tenga, la moral privilegiaría al docto sobre el ignorante (recordemos que Sócrates afirmaba que el hombre malo lo era por ignorancia). Para Kant la norma moral la dicta la voluntad de cada hombre a la luz de su razón. Esta autonomía no es arbitraria sino que se ampara en la ley moral que todo ser racional posee en su conciencia. Esta visión de la ética tiene una clara influencia luterana -no olvidemos que los protestantes defendían la libre interpretación de las escrituras, la primacía del criterio propio frente al Magisterio- e ilustrada –por la fe depositada en la sola razón-. 184. Imperativo categórico (Kant) (181): Es una norma moral que impone una acción a la voluntad, no como medio para otra cosa, sino como un fin en sí misma; o dicho de otro modo, es una norma moral que debe cumplirse porque lo que ordena es una acción buena al margen de cualquier otra consideración. Kant establece un imperativo categórico o norma universal que valga para toda acción humana y sea acorde con la idea de una ética autónoma. Dicho principio dice así: “Obra de tal modo que la máxima de tu voluntad pueda valer siempre, a la vez, como principio de una legislación universal”, es decir, actúa de modo que quieras que todos actúen siempre de igual modo que tú lo haces. Quien obra mal lo hace como una falta, como una excepción que reconoce la ley moral universal a la vez que la infringe. Si por ejemplo yo miento, no deseo que mentir sea una ley universal que todos cumplen, pues destruiría el sentido de decir algo y haría imposible incluso el efecto de la propia mentira; si se miente es precisamente porque mentir supone que la ley universal es decir la verdad. El bien supremo es la buena voluntad, que no mide los resultados ni la aptitud para alcanzarlos, sino solamente su querer, la voluntad misma. La razón lleva a cabo este cometido mediante el deber. El deber es la exigencia de obrar por respeto a la ley. Para Kant todos los hombres son fines en sí mismos, por tanto, es inmoral tomar al hombre -a mí mismo o a los demás- como un medio para algo. 185. Dios y la inmortalidad (Kant) (181): La existencia de Dios no podía ni demostrarse ni refutarse por la razón teórica, sin embargo la razón práctica sí puede alcanzarlo. Partiendo de que existe un mundo moral, se 150 han de dar las condiciones para dicha existencia. Dios y la vida futura son dos supuestos inseparables de la obligación moral. La razón debe admitirlos pues de no hacerlo las leyes morales serían simples quimeras. Esta certeza no es intelectual sino moral y, por tanto, está al margen de los vaivenes del conocimiento. 186. Crítica del juicio (Kant): En esta última crítica Kant estudia, entre otras cosas, el problema de los fines y la belleza -en la cima de las ideas platónicas estaba la idea de lo verdadero (razón teórica), lo bueno (razón práctica) y lo bello (juicio)-. 187. Teleología (Kant) (186): Es la ciencia que estudia los fines, el para qué. Kant afirma que el mundo sensible –razón teórica- se hace comprensible si se lo interpreta como dirigido a unos fines, como realizado por una mente divina que lo ha ordenado. Asimismo existe un orden moral –razón práctica- que encauza la voluntad del hombre hacia unos fines. Dios no nos es evidente, pero su idea nos hace comprensible el mundo y a nosotros, da sentido a todo. 188. Estética (Kant) (186): Kant rechaza la tesis empirista que defendía la subjetividad de la estética. Para los empiristas decir “esto es bello” es sinónimo de decir “esto me gusta”. Pero según Kant el juicio estético tiene pretensión de universalidad: lo bello no es lo mismo que lo agradable, un caramelo puede ser agradable pero no bello. Lo bello es una finalidad en sí misma, no sujeta a ningún fin ajeno al goce estético. De todo esto se deduce que la belleza es objetiva, igual para todos. Si no coincidimos en reconocer lo bello es porque equivocamos nuestro criterio. 151 CAPÍTULO 27: EL ROMANTICISMO ROMANTICISMO: A principios del siglo XIX aparece un movimiento que pone en primer plano el sentimiento y el afecto, se trata del romanticismo. El romanticismo trae consigo una inquietud por los estudios históricos y humanísticos, así como un nuevo impulso a la literatura. Hay una admiración por la Edad Media. Por otro lado recupera protagonismo lo religioso, pero no como dogma (o conjunto de verdades relacionadas con Dios) sino como sentimiento. Existe una sed de infinito; el hombre romántico siente una aflicción siempre insatisfecha, pues aspira a algo más que lo que le ofrece la realidad. El arte es la máxima expresión de la tendencia al infinito, especialmente la música. Se produce un gran individualismo –que conducirá al subjetivismoacompañado de un vigoroso anhelo de libertad. El romanticismo distingue naturaleza (predecible, determinada) y espíritu (impredecible y libre). 189. Idealismo alemán: Se trata de un movimiento filosófico enmarcado dentro del romanticismo y cuya característica principal es que trata de hacer una filosofía construida sobre unas bases tan firmes como las de las ciencias físico-matemáticas, tal como había propuesto Kant. Las principales figuras de esta corriente son Fichte, Schelling y Hegel. Estos pensadores, al igual que muchos otros en toda Europa, se sentirán atraídos 152 por los cambios radicales que trae la Revolución francesa. Sin embargo, el terror subsiguiente pondrá fin a las esperanzas filantrópicas que había propiciado el siglo de las luces, y hará que vuelquen sus afanes revolucionarios en la filosofía. 190. Fichte: (1762-1814) De origen humilde, participó en la campaña que trataba de despertar el espíritu alemán, ya que Alemania se encontraba entonces dividida en distintos estados y amenazada por Napoleón. Según Fichte el imperativo moral es “llega a ser lo que eres”; no es sino una llamada a la autenticidad, a la plenitud. Para el pensador alemán se nos da como evidente la existencia del “yo” -mi propia existencia-, como contraposición a ese yo conocemos el “no-yo” -o todo lo demás, todo lo que no soy yo- frente a lo cual el yo se afirma. La realidad no es una cosa estática, una sustancia, sino una actividad, un relacionarse el yo con el noyo. 191. Schelling: (1775-1854) Filósofo precoz (a los veinte años ya publicó un libro en el que desarrollaba su propio sistema filosófico), es la figura más emblemática del romanticismo en la filosofía. A lo largo de su longeva vida desarrolló cuatro sistemas filosóficos que se pueden titular así: filosofía de la naturaleza y el espíritu, la identidad, la libertad, y filosofía religiosa positiva. -Filosofía de la naturaleza y el espíritu: Schelling parte de una cuestión abierta por Fichte. La existencia de un yo y un no-yo suponen la existencia de un reino de la libertad (en el que puedo elegir) y un reino de la naturaleza (determinado por sus leyes y, por tanto, no libre) que hay que relacionar. La naturaleza es un lento despertar del espíritu que va alcanzando su plenitud. La materia es vivificada por el espíritu. -La identidad: Este segundo sistema trata de unir naturaleza y espíritu mediante algo que sea a la vez naturaleza y espíritu. Ese algo no se puede expresar mediante un concepto, sino que se conoce por una intuición intelectual. Aquí Schelling aboga por el panteísmo. -La metafísica de la libertad: En ella reniega a la identidad y aboga por una evolución de la realidad. La realidad pasa de una naturaleza inorgánica a naturaleza orgánica, y de esta al espíritu. La culminación de esta evolución es la libertad humana. 153 -La filosofía religiosa positiva: Será un análisis teológico de la religión. 154 CAPÍTULO 28: HEGEL HEGEL, PLENITUD DEL IDEALISMO: Para Hegel la realidad es perfectamente racional. De hecho, el mundo entero se comporta como un solo ser que va despertando para tomar conciencia de sí mismo, de su propia existencia. No hay nada más allá de la razón. 192. Hegel: (17701831) Nacido en Stuttgart, representa la plenitud del idealismo alemán. G.W. Friedrich Hegel es una de las cimas más influyentes de la filosofía. Era de familia burguesa protestante. Al igual que Fichte y Schelling estudió teología para ser pastor luterano. Desarrolló su actividad docente como profesor en distintas universidades alemanas, entre ellas la de Berlín donde permaneció hasta su muerte. La dialéctica de Hegel explica el desarrollo de la historia como la contraposición de tendencias que acaban por alumbrar una tercera superadora de ambas. 155 193. Plenitud del idealismo (Hegel): Hegel supone la culminación del idealismo. Piensa que las leyes de la razón tienen vigencia en la realidad: “todo lo real es racional y todo lo racional es real”. Kant afirmaba que el pensamiento no podía conocer la cosa en sí; para Hegel, por contra, no existe ninguna realidad fuera del pensamiento. 194. Lo Infinito como totalidad (Hegel): Para Hegel lo Infinito es “la totalidad de lo real”. Los seres particulares -lo finito- sólo son “momentos” o aspectos de lo Infinito, por tanto lo Infinito contiene lo finito. “Lo verdadero es el todo”, no hay verdad en lo separado, sólo en la totalidad, por lo cual no hay verdades parciales. Si yo me limito a un aspecto de la realidad la dejo incompleta y desconectada del conjunto, queda mutilada y no es sino una “abstracción”, una “simple idea” que no me ofrece la verdad. Sólo la totalidad es la verdad, por tanto, sólo Dios es la verdad. Si digo “la casa de mi hermana es blanca”, esta verdad es incompleta pues, además, es grande, es hermosa, está en la ciudad, tiene doce ventanas, hace doce años que se construyó, está al lado de otra que a su vez tiene sus características... y así indefinidamente hasta completar la realidad que envuelve “la casa de mi hermana”. El ser blanca no agota la realidad de “la casa de mi hermana”, por tanto la falsifica, no es ella, sino una simplificación distinta de ella. Si quisiéramos conocer la verdad en el sentido más amplio del término necesitaríamos conocer la totalidad, la integración de todo cuanto existe, tal como hace Dios. 195. Infinito, Espíritu, Dios, Idea, Razón, Verdad, Absoluto (Hegel): Todas estas palabras vienen a ser sinónimas en Hegel. Podría decirse que el significado de estas palabras es el de la realidad racional en su plenitud, una realidad que se manifiesta en el cambio. La realidad -de la que el hombre es partícipe y protagonista- va cambiando, pero no de modo azaroso sino de modo racional, progresivo; este cambio tiene como meta descubrir la totalidad de lo que existe y no sólo sus aspectos parciales. Dios se manifiesta en este descubrimiento progresivo de la verdad, de la totalidad, pero como la verdad se da a conocer en el cambio, Dios está presente en esa realidad cambiante (Hegel es panteísta). 196. Lo Infinito como cambio (Hegel): Por lo dicho en el punto anterior vemos que Hegel concibe la sustancia como algo “vivo y en 156 movimiento”, un proceso que se desarrolla por internas contradicciones. Lo Infinito es el resultado final de dicho proceso. Por eso critica la visión de Spinoza para quien la sustancia infinita era estática, como un objeto. Lo Infinito es Espíritu, algo que no sólo se desarrolla y tiene vida, sino que tiene como término de su evolución la conciencia de sí mismo, darse cuenta de sí. Si la realidad es algo vivo, una actividad o cambio, conocer la realidad será conocer todos los procesos que intervienen en su devenir. De alguna manera es como si todo formara parte de un gran ser que va dándose cuenta poco a poco de su propia realidad, que despierta para descubrirse a sí mismo. Ese ser puede denominarse Dios, ya que es único e infinito; o Razón, pues va tomando conciencia de sí mismo y conoce; o Absoluto, puesto que lo abarca todo. 197. Dialéctica (Hegel): Recordemos que en la antigüedad la dialéctica era el método empleado para desvelar la realidad: mediante un diálogo se iban descubriendo las contradicciones de un argumento para averiguar por fin qué era la verdad, qué era lo coherente. La dialéctica de Hegel es más que el modo de descubrir intelectualmente la verdad, es la forma en que evoluciona la realidad misma, ya que la realidad es plenamente racional (y actúa como la propia razón). El motor de la dialéctica es la contradicción. La función de la dialéctica será superar esas contradicciones (suprimirlas y conservar sus frutos). El proceso dialéctico es el siguiente: primero se parte de una “tesis” o afirmación sobre algo, luego se descubren las insuficiencias y contradicciones de la misma (“antítesis”), y por último se llega a una nueva afirmación (“síntesis”) que abarca, superándolas, la tesis primera y la antítesis. A su vez la “síntesis” sería la “tesis” de un nuevo movimiento dialéctico. Por ejemplo, Parménides afirma que el ser es siempre igual, no cambia, esa es la “tesis” inicial; pero frente a dicha tesis surge una “antítesis” que la niega, en este caso Heráclito, quien contemplando la realidad afirma que “todo fluye, se transforma”. Platón supone la superación de esta tensión dialéctica, reconoce algo permanente, las ideas, pero a su vez afirma que se proyectan en el mundo mediante unas “imágenes” cambiantes, esta sería la “síntesis”. No se trata de un simple conciliar posturas, sino que la tesis lleva inexorablemente a la antítesis, y ambas a la síntesis, en la cual se encuentran superadas y conservadas. La síntesis es a su vez tesis de una nueva secuencia; en este caso la tesis de “las ideas” de Platón tiene como antítesis la teoría aristotélica, y así sucesivamente. 157 198. La historia como dialéctica (Hegel): La historia misma se desarrolla según el movimiento dialéctico, en la que unos principios van siendo sustituidos por otros para superar sus deficiencias. Por ejemplo, la sociedad antiguamente se fundamentaba en un mundo mítico o de creencias mágicas – tesis-. Pero en la Grecia clásica surge una actitud distinta que se asienta en la razón -antítesis-. La insuficiencia de estos planteamientos queda superada con la Escolástica medieval que armoniza fe y razón –síntesis-. A su vez la síntesis medieval es la tesis de un nuevo paso en el proceso dialéctico del que el naturalismo del Renacimiento será la antítesis. En este proceso la Razón -o Espíritu- va tomando poco a poco conciencia de sí misma. La historia es la realización del plan divino y, por tanto, ella misma es una revelación de Dios, es el “juicio universal”. 199. El despertar del Espíritu (Hegel): El fin de la filosofía es alcanzar lo Infinito, la comprensión de la totalidad de la realidad; pero este logro no se adquiere inmediatamente por una intuición intelectual -como decía Schelling-, sino tras un largo proceso que avanza de forma dialéctica (tesis-antítesis-síntesis). Las fases que debe recorrer el individuo para alcanzar lo Infinito (para filosofar) son las mismas que ha tenido que recorrer el “Espíritu universal”, es decir, la razón de la humanidad. En primer lugar el Espíritu subjetivo que se sabe a sí mismo. En segundo lugar el Espíritu objetivo que se realiza a sí mismo fuera de sí, en el mundo. Por último, el Espíritu absoluto que es el reencuentro del Espíritu consigo mismo, es la síntesis del espíritu y la naturaleza. La progresión del Espíritu podríamos compararla con la de un recién nacido: al principio se limita a tener sensaciones y apetitos, se tiene presente a sí mismo, es el Espíritu subjetivo. Después empieza a relacionarse con su entorno, con el mundo, es el equivalente al Espíritu objetivo. Por último, en su madurez, reflexiona sobre sí mismo, se vuelve nuevamente hacia sí mismo pero consciente de quién es desde su instalación en el mundo, se trata del Espíritu absoluto. El pensamiento de Hegel niega el Dios cristiano que era Creador – diferente de su creación- y Omnisciente –conocedor de todo-, para convertirlo en un dios que en lugar de conocerse a sí mismo desde siempre se irá conociendo en sus manifestaciones externas, de modo que ese dios es a la vez naturaleza, mundo y hombre. Dios deja de ser una sustancia aparte para convertirse en un producto progresivo del hombre y de la historia. 158 200. El Espíritu absoluto (Hegel): Es la culminación del proceso dialéctico de la razón. Se trata del reencuentro del Espíritu consigo mismo; el descubrimiento de la realidad en su plenitud. Los tres estadios del Espíritu absoluto son: el arte, la religión y la filosofía. El arte es la manifestación sensible del Espíritu absoluto. Es la idea absoluta -la verdad de cuanto existe- intuida. Es la expresión de la verdad de modo no justificado, sino simplemente intuitivo. La religión es la idea representada. La filosofía, por último, es la idea en concepto. Es el saberse a sí mismo del absoluto, de la razón. Como Hegel contempla la historia de la filosofía de modo dialéctico (tesis-antítesis-síntesis), cada paso en su desarrollo conserva y supera al anterior, por tanto Hegel valora su propia filosofía como la madurez y fin de toda la filosofía, su plenitud: “Hasta aquí ha llegado el espíritu universal. La última filosofía es el resultado de todas las anteriores; nada se ha perdido, todos los principios se han conservado.” 201. Derecho (Hegel): Hegel toma la idea kantiana de que el hombre es un fin en sí mismo, no un medio para nada. Por tanto, para una transgresión del orden jurídico propone una pena o castigo que no es sino la vuelta a ese previo estado de derecho. El fin de la pena es volver a tratar a la persona como tal, como sujeta a derecho; por eso quien tiene derecho a la pena es el delincuente. 202. El Estado (Hegel): La situación de Alemania en tiempos de Hegel era de debilidad. El Imperio estaba fragmentado en 350 estados, confiriéndole un perfil casi feudal. Frente a esta atomización Hegel propone seguir a los pueblos que han estructurado un Estado fuerte. El Estado va a ser la expresión de racionalidad; el administrador de la razón común de todos los hombres. La perfección del Estado se manifiesta en las leyes. La libertad del individuo se realiza en el cumplimiento de esas leyes. El modelo de Estado será para Hegel el prusiano del siglo XIX, centralista y burocrático, en el que los derechos individuales quedan diluidos en favor de una mística colectivista. 159 En su camino de perfeccionamiento el Espíritu se realizaba a sí mismo en el mundo, era lo que Hegel llama el Espíritu objetivo. La plenitud del Espíritu objetivo se realiza en el Estado. El Estado es la forma suprema en que se realiza la moral y de la libertad. El individuo sólo es realmente libre en el Estado. El Estado es la manifestación del Espíritu de la propia nación; y en su relación con los demás Estados desarrollan la historia universal. Hegel convierte al individuo en negatividad. El Estado es concebido como un sistema de contención contra la subjetividad del hombre. Estas teorías fueron el germen de los estados totalitarios nacidos en Europa en el siglo XX. 160 CAPÍTULO 29: LOS “HIJOS” DE HEGEL CONSECUENCIAS DE HEGEL: El pensamiento de Hegel va a tener profunda repercusión en los filósofos posteriores. No obstante, entre sus seguidores habrá una escisión; unos seguirán una línea cristiana, mientras otros abogarán por un materialismo ateo. 203. Derecha e izquierda hegeliana: Hegel tuvo una influencia sobresaliente en distintas áreas del saber (estética, derecho, ética, historia de la filosofía, etc.), pero fue la interpretación de la idea de Dios la que abrió el abismo que separará dos corrientes: la derecha y la izquierda hegeliana. La derecha hegeliana sostuvo que el idealismo absoluto puede ser interpretado en un sentido compatible con el cristianismo. Dios es descrito como un ser personal autoconsciente. Como representantes de esta tendencia podemos mencionar a Bruno Bauer (1809-1882) y Juan E. Erdmann (1805-1892). La izquierda hegeliana propuso una reforma radical del hegelianismo y elaboró una crítica frontal de la religión. Fue mucho más importante históricamente que la derecha. Destaca David Friedrich Strauss (18081874) quien en su “Vida de Jesús” reduce a mito todo lo que no se puede reducir a conceptos filosóficos o hechos históricos; aboga por el panteísmo. Especial importancia tiene Ludwig Feuerbach quien tuvo una notable influencia en Karl Marx. 161 204. Feuerbach: (18041872) Fue discípulo de Hegel en Berlín, pero en 1839 publica ya una “Crítica a la filosofía hegeliana”. Es el más destacado de los pensadores de la izquierda hegeliana. Para Ludwig Feuerbach Dios no es sino la proyección de los atributos humanos, pero a una escala infinita. La religión, por tanto, aliena al hombre, lo saca fuera de sí haciéndole renunciar a su esencia, pues contempla el ideal fuera de sí, ajeno a sí mismo. Este paso ha sido necesario en la historia, pero ahora el hombre ha de recuperar su propia esencia, ya no hay más dios para el Para Feuerbach la religión es un hombre que el hombre mismo. engaño que evade al hombre de la Por tanto, la religión realidad. (conocimiento de Dios como fundamente de todo) deber morir para nacer la antropología (conocimiento del hombre). Pero el hombre no sólo es individuo, también es “comunitario”, se realiza en comunidad. “El hombre para sí es hombre; el hombre con el hombre la unidad del yo y del tú - es Dios”. La nueva religión, naturalmente, será la política. El hombre es menesteroso, tiene necesidades, y estas son cubiertas por el Estado. El Estado es la providencia del hombre (quien le provee y salva). De modo que el Estado queda constituido como enemigo de la religión; “el ateísmo práctico es el que une los Estados”. 162 CAPÍTULO 30: MARX MARX Y LA REVOLUCIÓN: En el siglo XIX se produce la revolución industrial en los países más desarrollados. Esta traerá como consecuencia graves desigualdades que serán respondidas por diversas corrientes de carácter socialista. Entre estas la más importante es la encabezada por Karl Marx, quien abogará por la abolición total de la propiedad privada desde una concepción materialista del mundo. La influencia del marxismo será enorme en el siglo XX al tomar el poder en varios países diversos movimientos que defendían las ideas del pensador alemán. Sin embargo, las profecías de Marx no se cumplieron, pues no fue en los países industrializados donde mejor cuajaron sus ideas, contrariamente a lo que él pensaba iba a suceder. 205. Karl Marx: (1818-1883) Su padre era un judío liberal convertido al protestantismo por motivos profesionales. Marx estudió en las universidades de Bonn y Berlín; en esta última se asoció con jóvenes hegelianos. Casó con Jenny von Westfalen, emparentada con la nobleza alemana. Su pensamiento se alejó cada vez más de la escuela hegeliana para adquirir un contenido materialista y economicista -todo está condicionado por la economía-. Con su amigo Engels redactó el “Manifiesto Comunista”, libro que desarrolla los principios ideológicos del comunismo. Participa en la creación de la Primera Internacional (Londres 1864) alentando distintos movimientos revolucionarios. Marx es el principal pensador comunista y autor de “El Capital”, entre otros. 163 Revolución industrial: Se trata del fenómeno económico y social, que comienza en la segunda mitad del siglo XVIII y culmina a lo largo del XIX. Con la revolución industrial la producción a gran escala se desarrolla gracias al avance de las máquinas y las comunicaciones. Este desarrollo supondrá una mayor especialización de la mano de obra, a la par que la reducción de la misma. La revolución industrial se desarrolla en los países más avanzados y va acompañada del éxodo de los habitantes del campo a las ciudades, lo que conlleva la aparición de una nueva clase social, “el proletariado”, que carece de propiedades y ha de trabajar a cualquier precio para poder sobrevivir. Esta precariedad irá acompañada con frecuencia de graves abusos –trabajo de niños, carencia de garantías sociales, Marx ha sido posiblemente el explotación de los trabajadores-. Poco a poco pensador con mayor influencia en diversos movimientos sociales (políticos, la historia del siglo XX. religiosos, sindicales, etc.) lucharán para que se mejoren las condiciones de los trabajadores y para que estos puedan beneficiarse de los nuevos avances sin sufrir por ello. En su enfrentamiento contra los abusos del capitalismo habrá distintas tendencias, una de las más radicales e influyentes será la de Karl Marx, quien elaborará una teoría crítica. Marx cree que la sociedad capitalista avanzará inexorablemente hacia el comunismo, sin embargo sus previsiones será erróneas pues serán las naciones menos desarrolladas aquellas que reciban con más vigor su doctrina. 206. Crítica a Hegel (Marx): Marx es heredero directo de la izquierda hegeliana y del propio Hegel, sin embargo se acabará enfrentando con los dos. Marx reconoce el acierto de Hegel de concebir la historia discurriendo de modo dialéctico -tesis, antítesis, síntesis-, pero discrepa sobre el protagonista de esa historia. Para Hegel el Espíritu -o la conciencia de la humanidad- era quien protagonizaba el desarrollo histórico, para Marx, por contra, son las condiciones económicas las que mueven la historia. Critica no sólo a Hegel, sino también a Feuerbach, por afirmar que los filósofos son hombres que tratan de comprender la realidad tal cual es. Para Marx, por contra, la meta del filósofo va más allá, pues busca transformar la realidad, y este cambio se ha de hacer revolucionariamente, 164 desde la acción. Para cambiar la ideología tradicional y las instituciones no basta con someterlas a crítica, hay que actuar. 207. Conocimiento (Marx): La realidad está en continuo cambio, es un proceso (herencia hegeliana), por tanto el conocimiento humano que no es sino un reflejo de la realidad, no puede basarse en un sistema definitivo de verdad. La filosofía realmente no puede existir pues busca la verdad absoluta. No existen verdades eternas, la propia moral está sujeta a revisión. Por el contrario, el conocimiento científico es progresivo y se adapta a los cambios de la realidad. Para evitar caer en el escepticismo Marx considera sus especulaciones como “científicas”. 208. Materialismo (Marx): Marx niega la creencia de Hegel de que exista una mente o idea previa a la Naturaleza que guía el devenir de la misma y se expresa en ella. Lo que en realidad sucede es que el pensamiento humano es copia o reflejo de las condiciones económicas o de los procesos de la naturaleza. No existe nada más allá de la materia; la propia conciencia es materia en alto grado de complicación. 209. La religión es el opio del pueblo (Marx): La incapacidad de satisfacción de la política y la economía ha llevado al hombre a alienarse o salir de sí- en la religión, a buscar la felicidad en un mundo ilusorio. La religión es el opio que adormece e impide buscar la felicidad donde se puede encontrar, en la propia realidad. 210. El trabajo manual (Marx): La forma fundamental en que se realiza el trabajo del hombre no es el pensamiento, sino el trabajo manual en el cual el hombre se aliena - o proyecta - a sí mismo en el producto; pero en la actualidad dicho producto no pertenece al trabajador sino al capitalista. Esta alienación no se puede superar mediante un proceso intelectual, sino por una revolución social que acabe con la propiedad privada -fuente de egoísmo- y lleve al comunismo. 165 211. El trabajador social (Marx): Para satisfacer sus necesidades, el hombre necesita trabajar, producir. Pero, además, el hombre es un ser social, forma parte activa de la sociedad. Conforme el hombre desarrolla diversos medios de producción -maquinaria, herramientas, etc.- cambian las relaciones sociales. La interacción medios de producción-relaciones sociales es el fundamento de la historia. Por ejemplo, en la antigüedad los hombres tenían esclavos para trabajar sus campos, cuando la maquinaria se desarrolla ese tipo de mano de obra desaparece y con ella la relación social existente hasta entonces, para dar lugar al campesinado feudal. 212. Materialismo histórico (Marx): Todo está determinado por la economía -más concretamente por el trabajo del hombre-. El desarrollo histórico se mueve por antagonismos, dialécticamente; cuando las fuerzas de producción -la mano de obra y los instrumentos empleados para trabajar- han alcanzado cierto nivel de desarrollo entran en contradicción con las relaciones de producción vigentes -la relación propiedad-trabajopoder -. Veamos un ejemplo: en la edad media la sociedad estaba estratificada en clases, y la producción estaba en mano de agricultores y artesanos. Los gremios -asociaciones profesionales de carácter familiar- se dedicaban a la producción de bienes de consumo. Cuando la sociedad alcanzó un cierto grado de desarrollo por la difusión de estos bienes, la demanda se incrementó, pero la estructura gremial asentada en una estricta jerarquía social no era capaz de hacer frente a esa demanda. Entonces una nueva clase social, la burguesía, irá adquiriendo más poder dando respuesta a las necesidades sociales hasta destruir la antigua organización social y hacerse con el control. La historia de la sociedad es la historia de la lucha de clases, de opresores contra oprimidos. Este antagonismo social desaparecerá cuando nadie sea dueño de la propiedad. 213. El Estado (Marx): Es el instrumento de la clase dominante para imponer la ley y la moral. La clase dominante trata de mantener las relaciones productivas pese al desarrollo de las fuerzas productivas –dicho de otro modo, los que mandan se niegan a cualquier cambio pese a que el sistema se ha quedado anticuado e ineficaz-, el único modo de destruir esa relación por parte de la clase ascendente es la revolución. A su vez la nueva clase dominante recurre al Estado para controlar la sociedad. Así sucede cíclicamente hasta que por fin, el proletariado, clase social 166 explotada al extremo y sin propiedades, se alce y acabe con la propiedad privada y, de este modo, desaparezca la sociedad dividida en clases antagónicas. La dictadura del proletariado preparará el camino al comunismo. Como se ve, la visión del Estado difiere de la de Hegel, aunque Marx desee emplear el poder que Hegel le reconoce en beneficio de su causa. Para Marx el Estado no es una esencia eterna, expresión de la razón, sino una manifestación histórica perecedera que sirve de forma sectaria a los intereses exclusivos de la clase dominante. 167 CAPÍTULO 31: COMTE Y EL UTILITARISMO. PRAGMATISMO POSITIVISMO. POSITIVISMO: Esta corriente filosófica toma como modelo a la ciencia. El positivismo pretende mantenerse en el terreno de los hechos y las leyes constatables, considerando “incognoscible” cualquier conocimiento que se aparte de la ciencia experimental. Por tanto, va a adoptar una postura agnóstica -las verdades trascendentes son inalcanzables, no se pueden conocer-. La ciencia es la única guía de la Humanidad, que avanza hacia un progreso indefinido, aunque pueda sufrir recaídas ocasionales. 214. Comte: (1798-1857) Nació en el seno de una familia católica y monárquica, pero pronto toma otros derroteros afines a la Revolución francesa. Fue discípulo y secretario del padre del socialismo Saint-Simon (1760-1855) hasta 1824. Vivió siempre en penuria económica y en los últimos años de su vida se enamoró de Clotilde de Vaux, cuya muerte contribuyó a abatirlo. Auguste Comte es el padre del Positivismo. 215. Ley de los tres estados (Comte): Para Comte tanto los individuos como la Humanidad desarrollan su conocimiento en una evolución que pasa por tres estados: teológico, metafísico y positivo. 168 Estado teológico: También llamado ficticio. En este estado el hombre busca las causas y principios de las cosas, aquello que es imperceptible e inasequible. Dentro del estado teológico hay tres fases: -fetichismo: se personifican las cosas o se las dota de atributos mágicos. -politeísmo: la animación se retira de las cosas materiales para agrupar sus atributos en una serie de divinidades. -monoteísmo: Todos los poderes divinos quedan agrupados en una sola deidad: Dios. El estado teológico corresponde a la infancia de la Humanidad. Para Comte la Humanidad tiende hacia el progreso de forma irreversible, debiendo renunciar para ello a todo conocimiento que no se funde en la experiencia. Estado metafísico: También llamado abstracto. En este estado el conocimiento sigue buscando lo absoluto; pero ya no se recurre a seres sobrenaturales, sino a nociones abstractas como son los conceptos filosóficos -causa, sustancia,...-. Ahora la mente no atiende a lo lejano e inalcanzable como es Dios, sino que se acerca a las cosas, a la Naturaleza. Es un estado crítico y de transición. Estado positivo: Denominado también real. Es el estado definitivo y más perfecto del conocimiento. El hombre se atiene a las cosas; se limita a los hechos y sus leyes, en definitiva, a los datos. El hombre renuncia a conocer más allá de lo empírico. Se trata de la madurez de la Humanidad. 169 216. Sociología (Comte): Comte es el padre de la moderna sociología. Para el pensador francés nuestras ideas no dependen sólo de nosotros mismos, sino de nuestro entorno social -nuestra organización social y nuestra historia-. La ley de los tres estados rige también en la historia de la Humanidad. La plenitud de la Humanidad llegará cuando se imponga el espíritu positivo. Comte llegará a imaginar una religión positiva sin Dios en la que se rinde culto a la “Humanidad”. 217. Las ciencias (Comte): Para Comte el estado positivo ha de conducir en primer lugar a una unidad intelectual, para acabar por producir una unidad social. La unidad intelectual parte de la unidad de la ciencia: todas las ciencias son “como ramas de un tronco común”. En la base de las ciencias están las matemáticas y la astronomía, después la física y la química, y en la cúspide la biología y la sociología. Las ciencias más básicas están subordinadas a las superiores. Esta jerarquía, además, coincide con el orden de aparición de las ciencias, lo primero las básicas, para culminar en la biología y sociología. La finalidad de las ciencias es el dominio de la Naturaleza. 218. Utilitarismo: Es la corriente positivista de origen británico. Aborda sobre todo temas éticos y de lógica. Para los utilitaristas el hombre tiene como meta el placer, por tanto lo bueno es lo útil, aquello que nos proporciona placer. No se trata de una ética del egoísmo, por contra busca “la mayor felicidad del mayor número”. Otro de los principios del utilitarismo se refiere al alcance de la libertad individual, esta sólo acaba donde comienza la libertad del otro. Representantes destacados de esta corriente son Jereremias Bentham (1748-1832) y John Stuart Mill (18061873). 219. Pragmatismo: Es una forma de empirismo que considera la experiencia como criterio de verdad; pero no la experiencia acumulada en el pasado, tal y como creía el empirismo tradicional, sino la experiencia futura, es decir, el resultado. No conoce por los principios, sino por las consecuencias. En cierta medida es una forma de relativismo, pues se 170 opone al carácter necesario y determinista de las leyes naturales, sólo podemos hablar en términos de probabilidad (por ejemplo: “es posible que los cuerpos se atraigan”). El pragmatismo no busca “la verdad absoluta”, pues es algo lejano al hombre, sino que pretende encontrar lo que es útil para el hombre, lo que es práctico. Se trata de la primera doctrina filosófica en la que participan de forma relevante pensadores norteamericanos, si bien también se enmarcaron en esta línea intelectuales europeos. Los principales representantes de esta corriente son Peirce (1839-1914), James (1842-1910) y Dewey (1859-1952). El pragmatismo de Peirce no busca la verdad, sino lo que es útil al hombre. 171 CAPÍTULO 32: EL VITALISMO VITALISMO: Es la corriente filosófica que nace a mediados del siglo XIX como respuesta al positivismo y al hegelianismo imperantes, a los que critica por su exaltación de los aspectos racionales del hombre. Los vitalistas defienden el irracionalismo y la vida como realidad radical o fundamental del ser humano. La vida no se puede reducir a puro mecanismo o conjunto de fuerzas físico-químicas, sino que en ella intervienen elementos ajenos a la razón, tales como los afectos, las pasiones o los instintos. Algunos destacados vitalistas son Kierkegaard, Nietzsche, Schopenhauer o Bergson. 220. Irracionalismo: Niega la primacía de la razón en la naturaleza y en la actividad humanas. Dentro de esta tendencia se engloban posturas doctrinales de muy diversa índole, coincidentes en exaltar los aspectos irracionales del hombre. Por ejemplo, la inspiración poética, el éxtasis místico, la visión profética, el instinto, el subconsciente, emociones, sentimientos, pasiones, etc. Es decir, aquellas formas de conocer y actuar que no se justifican por la nítida estructura del discurso racional. El irracionalismo sostiene que la realidad no sigue una estructura racional, sino que es irracional, no sujeta a esquemas rígidos. Por tanto, pretender captar la realidad con la razón es imposible, se escapa a su capacidad. 172 221. Schopenhauer: (1788-1860) Enemigo declarado de Hegel, su filosofía está impregnada del pensamiento de Platón, Kant, los idealistas postkantianos, el pensamiento indio y el budismo. Su filosofía está expresada con brillantez, aunque su contenido carece de rigor. Schopenhauer cree que el mundo que percibimos es pura apariencia o engaño -él lo identifica con el fenómeno-. Las formas de este mundo son el espacio, el tiempo y la causalidad, que ordenan y elaboran las sensaciones (esta idea tiene clara influencia kantiana). Pero hay algo en el mundo que no percibimos como fenómeno, sino que nos es más evidente e inmediato: el yo. Schopenhauer afirma que el Para Schopenhauer ese yo, ese hombre se muestra como descubrimiento de sí mismo que “voluntad de vivir”, pero el realiza el hombre, se nos muestra único modo de evitar el dolor es como “voluntad de vivir”. Cada superar esa voluntad de vivir. cosa en el mundo se manifiesta como voluntad de ser. La realidad es, por tanto, voluntad. Pero como querer supone insatisfacción (querer es desear lo que no se tiene), la voluntad implica dolor. El placer es pasajero y supone un cese transitorio del dolor. La propia vida es dolor, y por ello supone un mal en sí mismo. La ética deriva de esta idea, y su principio fundamental es la compasión y la tendencia a aliviar el dolor de los demás. Sin embargo, el único modo de evitar realmente el dolor es la superación de la voluntad de vivir, si se logra alcanzamos el nirvana, la supresión de mí mismo, de cualquier aspiración o inclinación dentro de mí. Por otro lado la bondad o maldad de cada hombre está determinada desde su nacimiento y es inalterable. 173 222. Kierkegaard: (1813-1855) Pensador danés de notable influencia en la filosofía. Opuesto al idealismo alemán, vivió atormentado por sus problemas religiosos y filosóficos. Sören Kierkegaard se apoya en el cristianismo para comprender al hombre. El protagonista de su pensamiento es el individuo concreto frente al planteamiento hegeliano del espíritu universal. Lo único real es el individuo singular, lo que se contrapone a concepciones como el Absoluto de los idealistas, o la masa o pueblo soporte de los movimientos revolucionarios y democráticos del siglo XIX. Contrariamente al idealismo que considera al hombre actual como una consecuencia inevitable de la historia, Kierkegaard proclama el libre albedrío. Nos somos consecuencia de la historia, sino causa de nuestros actos libres. El proceso histórico no está determinado lógicamente sino que se realiza a golpe de decisión, mediante un salto arriesgado. Cada decisión supone un salto, lo cual conlleva angustia. Kierkegaard distingue tres estados del hombre en función de su actitud vital. En función de en qué estado nos encontremos viviremos con mayor o menor autenticidad: El primer estadio es el estético. En él el hombre observa el mundo sin comprometerse con nada. Se limita a vivir el momento. El Don Juan de Mozart es el paradigma Kierkegaard pone en primer plano al individuo concreto, frente al idealismo alemán que hablaba del Absoluto y frente al positivismo que se ciñe al dato empírico. Es considerado el padre del Existencialismo. 174 del hombre estético. El segundo estadio es el ético. Aquí el hombre se compromete con lo temporal (como padre, amigo, trabajador...). Es un estadio superior al estético pero todavía inmerso en lo temporal. Sería el equivalente a la visión colectiva de Hegel. Kierkegaard ve insuficiente la auto contemplación como parte de un todo. Para vivir con plenitud la autenticidad hay que pasar el siguiente estadio, el religioso. El tercer estadio, el religioso, no supone paz y descanso, por contra despierta en nosotros la angustia de existir. Kierkegaard criticó a la Iglesia oficial danesa por adormecer a los hombres, por ofrecer una religión sedante. En el estadio religioso el hombre se da cuenta de que su relación con Dios no es transparente. Dios es eterno, a diferencia de nuestro mundo que es temporal. Dios es lo absolutamente Otro, lo trascendente, por eso es lo absolutamente paradójico. La relación con Dios se mueve en el terreno del absurdo, por eso el Cristianismo es absurdo y no aprehensible racionalmente. Se trata de un salto a lo desconocido, por eso lo único que da sentido a nuestra existencia es la fe en Dios, fiarnos pese a los absurdos. Ante Dios no hay mediadores sino el riesgo del salto. Para Kierkegaard la existencia y el movimiento no pueden pensarse pues de pensarse quedan inmovilizados, encorsetados en unos esquemas y, por tanto, abolidos. 223. Bergson: (1859-1941) Nacido en París en el seno de una familia judía de origen polaco, enseña filosofía en distintos centros para acabar como profesor en la más importante institución francesa, el Collège de France. En 1928 obtuvo el Premio Novel de Literatura. Para Bergson espacio y tiempo no son dos realidades paralelas y comparables, sino que se trata de dos dimensiones de la realidad totalmente distintas. El espacio es un conjunto de puntos en los que puede pasarse de uno a otro cualquiera. Por el contrario el tiempo es irreversible y cada instante es único, supone una auténtica creación irrepetible. El espacio es medible. El tiempo, sin embargo, fluye, por tanto su representación en magnitudes cuantificables (segundos, años...) no recoge su realidad. El espacio se puede captar por la inteligencia y el tiempo por la intuición. 175 La inteligencia opera con conceptos, con ideas estáticas sobre las cosas, es la que capta el espacio. La inteligencia es el modo de conocer de la ciencia y tiende a la especialización. La ciencia busca medir, bien comparando magnitudes espaciales (“esta recta mide cinco metros, es decir, cinco veces un metro”), o bien reduciendo otras magnitudes a magnitudes espaciales (la temperatura medida en la columna de mercurio del termómetro, el tiempo medido por los intervalos del reloj, etc.). El pensamiento intelectual busca facilitar el manejo de las cosas, tiene un sentido práctico, y para ello se apoya en la lógica, la observación y los conceptos. Busca las semejanzas de las cosas, generaliza y tiende por ello a simplificar la realidad. La inteligencia se desenvuelve en el mundo de lo inerte, de lo invariable, de lo material. Bergson considera que la inteligencia, que es útil para captar las cosas cuantificables, sirve sólo para la ciencia pero no para comprender la realidad viviente. La intuición, por el contrario, sí es capaz de comprender lo que tiene relación con la vida. Por su parte la intuición capta la realidad viviente, el tiempo que fluye, el movimiento. La inteligencia descompone o disecciona el movimiento como en fotogramas de una película haciéndolo estático y matándolo; la intuición, por el contrario, reconoce su realidad. La inteligencia capta la materia y es la base de la ciencia, la intuición por su parte contempla el cambio y sirve de base para la vida. El propio instinto no es sino la adaptación no conceptual (no encorsetada en conceptos) del animal a los problemas vitales. Ciencia y filosofía han operado tradicionalmente con conceptos propios de la inteligencia, por eso han dejado escapar la realidad de la vida y del tiempo real. No se han desarrollado suficientemente los instrumentos capaces de captar estas realidades. El “elan vital” es el “impulso vital” que se despliega para desarrollar la 176 vida. La vida no está predeterminada, sino que se va haciendo de modo creador. Por otra parte la vida no obedece a fin alguno, no conduce a un todo armónico, sino a la dispersión. 224. Blondel: (1861-1949) Tras Bergson se le puede considerar como el pensador más importante de Francia en el siglo XX. Su pensamiento se ha definido como católico y pragmático (en el sentido de praxis, práctico). Para Maurice Blondel el hombre se encuentra en el mundo sin saber quién es y sin haber elegido vivir, y sin embargo continuamente tiene que actuar, elegir una alternativa entre las que se le presentan y renunciar, por tanto, a las no seleccionadas. La acción no tolera aplazamiento, hay que elegir continuamente, por eso no puedo exigir tener una evidencia total de la verdad pues mi inteligencia es finita y la práctica no admite retrasos. Es por eso que toda evidencia es parcial. Mis decisiones suelen llegar más allá de lo establecido por mis pensamientos, y mis actos más lejos que mi intención. Los entes son básicamente lo que “hacen”. Hay que elaborar una ciencia de la acción que dé solución al problema general de la existencia. 177 CAPÍTULO 33: NIETZSCHE NIETZSCHE LEVANTA EL ACTA DE DEFUNCIÓN DE DIOS: Nietzsche afirma que la modernidad ha matado a Dios. Considera que el mundo ha vivido sumido en un engaño por creer que Dios existía y que los valores a Él vinculados eran los correctos. Para Nietzsche, por contra, los valores ciertos son los que exaltan las pasiones y la fuerza bruta. Lo que mueve el mundo es el ansia de poder, de dominar. 225. Nietzsche: (1844-1900) Este pensador prusiano merece un capítulo aparte aunque se encuadre radicalmente dentro del vitalismo (o más bien como su forma más extrema). La singularidad de su pensamiento requiere una atención especial. Estudió filología clásica y fue catedrático de dicha disciplina en Basilea. Entabló amistad con Schopenhauer y con Wagner, por quien sentía gran admiración musical, aunque más tarde quedaría quebrada dicha amistad. Una enfermedad cerebral degenerativa le obligó a abandonar en 1879 su cátedra, para acabar tiempo más tarde en una clínica psiquiátrica. Su madre y su hermana se hacen cargo de él hasta que muere enajenado en 1900. 226. Cambio de valores (Nietzsche): Para Nietzsche toda civilización tiene una tabla de valores, o lo que es lo mismo, una jerarquía de valores que rige a esa sociedad. Piensa que el hombre moderno ha puesto en la cúspide de esa tabla una serie de valores equivocados que provocan su crisis; por ejemplo, la verdad y el bien. Los actuales valores 178 imperan porque los hombres reverencian entidades inexistentes, tales como Dios, la Verdad, el Imperativo Categórico, etc. y han convertido al hombre no en bueno, sino en hipócrita. Por tanto, es necesario cambiar la tabla de valores y poner como principio fundamental la voluntad de poder. 227. Voluntad de poder (Nietzsche): Si observamos bien nuestro entorno comprobamos que lo que en realidad nos mueve es un deseo de poder, de predominio. Todos nuestros actos, en el fondo, están gobernados por nuestros instintos. Esa voluntad de poder no es sino la manifestación de una realidad más profunda: la vida. El propio conocimiento no es voluntad de saber, sino de poder, de dominar la realidad. El universo mismo se mueve por voluntad de poder, un conjunto de energías que luchan por prevalecer y por ello producen el cambio. Lo bueno es lo que favorece la vida y le hace ganar en intensidad, lo malo es lo que la anula. Se trata de una inversión del planteamiento de Schopenhauer, para quien el hombre se liberaba anulando la voluntad de vivir. 228. Nietzsche da la vuelta a los valores vigentes. Para él lo positivo es todo lo que supone lucha y lo valioso es aquello que ensalza el poder. Moral de señores y de esclavos (Nietzsche): Nietzsche dice que existen dos tipos de moral: la de los señores, que es la que él propone, y la de los esclavos. El señor es fuerte y poderoso, sabe dominar, desprecia la piedad, la debilidad y la mentira. Estima la audacia y la astucia. Y, sobre todo, ama la vida, la vida de este mundo única vida existente. 179 El esclavo es quien obedece a la compasión, el desinterés, la castidad, el ascetismo y sobre todo el pesimismo ante esta vida buscando refugio en el más allá. Nietzsche ataca al judaísmo y al cristianismo por estar sometidos a la moral de los esclavos. En el campo político la moral de los esclavos se manifiesta en la democracia en la que se equipara a los hombres superiores con los mediocres. 229. Dios ha muerto (Nietzsche): “El acontecimiento más importante de la época actual es que Dios ha muerto”. El concepto de Dios es hostil a la vida. El hombre debe centrar sus esfuerzos en este mundo, único existente. La fe es un signo de debilidad y cobardía. La democracia y el socialismo no son sino fórmulas secularizadas del cristianismo que en el fondo recogen sus mismos valores. El peligro de un hombre sin Dios es caer en el nihilismo, es decir, en ver la vida desprovista de sentido, abocada a la nada. Ese nihilismo es una etapa inevitable, pero abre la puerta a un nuevo horizonte en el que imperarán los valores de la vida. No se trata de sustituir a Dios, sino de aprovechar su muerte para restituir los valores de las pasiones y los instintos. La muerte de Dios la han provocado la ilustración y la filosofía alemana, sin embargo el hombre continúa alienado con nuevos ídolos como son el Estado, la ciencia o el utilitarismo (el consumo). 230. Superhombre (Nietzsche): El hombre europeo, decadente y enfermo, se puede rehabilitar si aspira a ser un superhombre, es decir, un hombre que renuncie a la actual tabla de valores y vuelva a aceptar la moral de los señores. Para llegar a superhombre el hombre europeo ha de pasar por tres fases: “el camello se transforma en león y el león en niño”. El camello es el hombre actual sometido al peso de la moral de los esclavos; el león es el símbolo revolucionario, que se revela contra la moral de los esclavos. Por último, rotas las cadenas, el león se transforma en niño para volver a recuperar desde la inocencia la moral de los señores. 180 231. El eterno retorno (Nietzsche): Nuestro mundo está constituido por un número finito de elementos. La posibilidad de combinaciones de dichos elementos es finita, y como el tiempo que queda es infinito los hechos se repetirán cíclicamente. Se trata de explicar el mundo desde el propio mundo y garantizar en alguna forma la inmortalidad personal: si todo se repite yo he de surgir de nuevo en algún momento. 181 CAPÍTULO 34: LA RENOVACIÓN CIENTÍFICA CAMBIO DE LA IMAGEN DEL MUNDO: A lo largo del Renacimiento, los nuevos descubrimientos científicos habían cambiado la imagen del mundo mantenida durante siglos. En la segunda mitad del siglo XIX y durante el XX nuevos avances en el campo de las ciencias van a renovar, una vez más, la concepción humana sobre el mundo. 232. Darwin: (1809-1882) Es considerado el padre del “evolucionismo”. El biólogo Charles Darwin descubre que el mundo viviente (plantas, animales y hombres) no ha sido siempre igual, sino que obedece a una evolución. Las especies menos aptas o peor adaptadas desaparecen, para perpetuarse tan sólo las más fuertes. La influencia del evolucionismo va a ser determinante en el pensamiento posterior. Igual que Copérnico quitó del centro del universo a la tierra para convertirla en un planeta más, Darwin aparta al hombre de su situación privilegiada al situarlo como un eslabón más en la cadena evolutiva. El hombre no es obra directa e instantánea de Dios, sino que desciende de otros animales. Por otra parte, para Darwin, la evolución no manifiesta una intención -la de la aparición del hombre y el perfeccionamiento del mundo-, sino que obedece a simples mecanismos sin contenido alguno, en los que unas especies son sustituidas sin más por otras en función de su grado de adaptación. 182 El evolucionismo influirá en corrientes filosóficas de muy distintos signo, desde el materialismo de Marx -la historia es una lucha de clases en la que sobreviven las mejor adaptadas a las nuevas circunstancias- , hasta el vitalismo de Nietzsche -los verdaderos valores se relacionan con la vida. Sólo los más fuertes merecen vivir-; entre otros. 233. Freud: (1856-1939) Psiquiatra y neurólogo austriaco que estudió, entre otras cosas, la histeria y la sexualidad infantil. Para Sigmund Freud existe una tensión entre los instintos humanos y las exigencias de la sociedad en que vivimos. Los instintos son determinantes en nuestro comportamiento y entre ellos tienen un peso específico los relacionados con la sexualidad. Esos instintos tienden a ser ahogados por las convenciones sociales, lo que nos obliga a reprimirlos y nos produce distintos trastornos, entre otros el sentimiento de culpabilidad. La consciencia no es sino la superficie de nuestra conciencia, pues la parte más importante queda encerrada en el subconsciente. Freud tuvo notable influencia en el naturalismo –si nuestros instintos marcan nuestro comportamiento significa que todo está determinado por la naturaleza-. Se reduce o desaparece la libertad humana. 234. La ruptura física: El físico alemán de origen judío Albert Einstein (1879-1955) va a cambiar la concepción física del mundo que había prevalecido desde Newton. Albert Einstein es el padre de la llamada “Teoría de la relatividad restringida” de la cual se deduce, entre otras cosas, que el tiempo y el espacio no son variables independientes. La posición del observador de un fenómeno es determinante para la apreciación que se tenga del mismo y la velocidad de la luz tiene un valor objetivo y constante. Las teorías de Albert Einstein, útiles para la física a gran escala, no van a servir para la física a escala atómica. Esa microfísica se va a regir por las leyes de la física cuántica descubierta por Max Planck (1858-1947) y desarrolladas, entre otros, por Heisenberg (1901-1976). Esa incompatibilidad implica que es necesaria una nueva explicación que justifique los fenómenos físicos de forma unificada de la cual carecemos. 183 Pero lo más inquietante para el pensamiento es que hasta que surgen estas novedades físicas se había creído que las teorías de Newton eran correctas y que la ciencia era el ideal de conocimiento cierto. De no ser así los hombres ya no podían tener certezas absolutas ni tan siquiera en el campo de las ciencias, ya que estas deben estar abiertas a una permanente revisión. Paradigma de la nueva visión de la realidad que nace con estos cambios es Karl Popper (19021994) para quien no podemos estar seguros de la veracidad de una teoría científica pero sí podremos probar su invalidez. La crítica es el instrumento del progreso ya que desecha los planteamientos erróneos aunque nunca asegure los correctos. Igual sucede a las sociedades que han de ser abiertas para corregir continuamente sus insuficiencias. Popper atacará cualquier tipo de modelo idealista de la sociedad como el marxismo, por considerar que su rigidez le impide perfeccionarse. 184 CAPÍTULO 35: EL PENSAMIENTO PERSONALISTA. BRENTANO PENSAMIENTO PERSONALISTA: A lo largo del siglo XIX hay una serie de pensadores católicos que hacen aportaciones novedosas al pensamiento filosófico. Arrancando de la tradición filosófica contribuirán a abrir nuevos caminos desarrollados posteriormente por los más notables intelectuales del siglo siguiente. Maine de Biran partirá del sensualismo para derivar finalmente en un pensamiento espiritualista –frente al cientifismo positivista reafirma la libertad, el orden natural y los valores religiosos-. Bolzano (1781-1848) desarrollará el pensamiento lógico y matemático y su influencia será grande en el pensamiento de Husserl. Antonio RosminiSerbati (1796-1855) y Vicenzo Gioberti (1801-1852) abrirán las puertas al “ontologismo” al afirmar que en la creación vemos directamente a Dios y no sólo su obra. El padre Gratry definirá la capacidad humana para conocer a Dios. Por último Brentano renovará el pensamiento heredado de Aristóteles, contribuyendo al nacimiento de la “fenomenología”. 235. Maine de Biran: (1766-1824) Se puede decir que es en cierta medida precursor de las teorías de la vida. Para Maine de Biran la 185 existencia de una conciencia exige que existan dos elementos, quien conoce –“yo”- y el objeto conocido. No nos encontramos aislados en nosotros mismos, sino relacionándonos con lo que conocemos, esto supone un “esfuerzo”, un actuar con las cosas que no son “yo”. Por tanto, el hombre no es una cosa, sino una antítesis o algo que se enfrenta al universo. La vida supone una tensión entre yo y el mundo. Por eso el hombre tiene que actuar decidiendo frente a las cosas, lo que significa que es libre y tiene una vida personal. 236. Gratry: (1805-1872) Sacerdote francés fundador de la Congregación del Oratorio de la Inmaculada Concepción; fue profesor de Teología moral en la Sorbona. Para el padre Gratry, igual que para conocer las cosas el hombre tiene que estar en contacto con ellas, para conocer a Dios precisa tener alguna capacidad que lo acerque a Él. El hombre tiene tres facultades, una primaria –los sentidos- y otras dos derivadas –la inteligencia y la voluntad. Los sentidos pueden ser: -externo: nos hace sentir nuestro cuerpo y el mundo que nos rodea, -íntimo: nos hace sentirnos a nosotros mismos (nuestra intimidad) y a nuestros semejantes, -divino: nos ayuda a encontrar a Dios en el fondo de nuestro ser, pues estamos hechos a su imagen. El hombre hunde sus raíces en Dios, ya que depende de Él. El ateo está privado del sentido divino, bien por haber caído en la sensualidad (pone en el centro a las cosas), o bien por caer en la soberbia (se pone en el centro a sí mismo), esto hace perder al hombre sus raíces y deja al alma sin sustancia, la vacía. Las cosas nos inducen a elevarnos a Dios, pero no debemos quedarnos en las cosas pues Dios no está en ellas. 237. Brentano: (1838-1917) Sacerdote católico, abandonó su labor docente como catedrático en Viena al separarse de la Iglesia. Franz Brentano toma como modelo las ciencias de la naturaleza. Si bien la mayor 186 parte de su obra no fue publicada en vida, su influencia ha sido determinante en el pensamiento posterior. 238. Intencionalidad (Brentano): Para Brentano, pensar, amar o sentir es manifestar estas actitudes con respecto a algo. Se piensa o se ama algo o a alguien, no son acciones realizadas en el vacío. Por tanto, todo acto psíquico se orienta necesariamente hacia un objeto – real o irreal -. Al hecho de referirse el pensamiento a algo distinto de sí mismo llama Brentano “intencionalidad”. Cuando digo “estoy viendo un castillo” no sólo certifico mi capacidad para ver, sino la realidad de algo distinto de mí, en este caso “el castillo” que veo. Igualmente, si pienso un centauro mi pensamiento no obra en vacío, sino que piensa algo, “un centauro”. Proyectarse más allá de uno mismo es, por tanto, la “intencionalidad”. 239. Método (Brentano): Los empiristas observaban muchos casos particulares para extraer lo común a todos ellos y concluir en una afirmación de carácter general. Brentano, sin embargo, se centra en un solo caso buscando en él lo esencial, aquello que le es propio, que le hace ser lo que es. 240. Los fenómenos psíquicos (Brentano): Brentano los clasifica según su intencionalidad, es decir, según la forma de relacionarse la conciencia con la cosa. Los fenómenos psíquicos son de tres tipos: -Representación: Es todo aquello que se hace presente a la conciencia (una idea, un pensamiento, una imagen). -Juicio: Es admitir o rechazar algo como verdadero. -Emoción: Es apreciar o estimar algo. 241. Percepción (Brentano): La percepción puede ser interna – conocemos de forma inmediata y evidente los fenómenos psíquicos- y externa –conocemos los fenómenos físicos-. La percepción interna, por su 187 evidencia, es el mayor criterio de certeza, mientras que la externa puede conducirnos a error al estar sujeta a la intermediación de los sentidos. 242. Ética (Brentano): Las acciones son buenas o malas al margen de mi opinión, por lo tanto existe una ética objetiva orientada a amar lo bueno y aborrecer lo malo. Amor justo será aquel que esté justificado, que ame lo bueno. Existen una serie de juicios basados en la fe, la costumbre y la autoridad, los cuales no nos dan una certidumbre total. Por otro lado existen unos juicios evidentes que se nos presentan como indubitables y ciertos, estos sí nos ayudan a distinguir la verdad de la mentira. 243. Necesidad de Dios (Brentano): Todo lo que conocemos es contingente, o lo que es lo mismo, ninguna cosa es necesaria. Por tanto, debe existir un ser que sea necesario y que explique la existencia de todas las cosas. 188 CAPÍTULO 36: DILTHEY Y EL HISTORICISMO HISTORICISMO: Dentro del concepto de historicismo se engloban diversas corrientes que ponen de relieve la importancia de la historia para entender al hombre. Aquí nos referimos a la encabezada por Dilthey, para quien es un error aplicar los métodos de la ciencia experimental a la realidad humana, en la cual es determinante el hecho de la libertad. Para conocer al hombre hemos de enmarcarlo dentro de la historia y debemos tratar de comprender porqué los hombres han actuado como lo han hecho en las distintas épocas. 244. Dilthey: (1833-1911) Profesor en diversas universidades y catedrático en la de Berlín, su labor se centró en el estudio de la historia – especialmente de la historia de la literatura - y de las ciencias del espíritu. Su pensamiento se enmarca dentro de las filosofías de la vida. 245. Las ciencias del espíritu (Dilthey): Las ciencias de la Naturaleza se refieren a las realidades que operan al margen de la voluntad humana (las leyes físicas o químicas actuarán siempre nos guste o no), por el contrario las ciencias del espíritu se ocupan de aquellas cuestiones en las que la libertad humana entra en juego (historia, derecho, arte, política, etc.). Wilhelm Dilthey afirma que el fundamento y método de las ciencias de la Naturaleza ha sido establecido suficientemente desde Bacon, ahora es 189 necesario buscar un fundamento y un método apropiado para las “ciencias del espíritu”. 246. La realidad biográfica del hombre (Dilthey): La sociedad está formada por individuos, y para comprender la realidad de dichos individuos se ha de aplicar el método biográfico, esto es, el estudio de sus vidas personales. Cuando consultamos en una enciclopedia un concepto – por ejemplo, “triángulo”- nos aparece una definición –“figura formada por tres rectas que se cortan mutuamente”-; si buscamos un objeto –“mesa”se expone su descripción –“mueble compuesto por una tabla lisa sostenida por una o varias patas”-; pero si nuestra consulta se refiere a una persona – “Napoleón” - lo que aparece es una biografía –“nacido en Córcega en 1769, siendo oficial de caballería mostró su capacidad militar en el sitio de Tolón. En 1796 casa con Josefina de Beauharnais y es nombrado comandante en jefe...”- Por tanto, para comprender la vida humana no sirven los instrumentos de las ciencias de la Naturaleza que se limitan a “explicar” las cosas, sino otros distintos que “comprendan” la realidad biográfica del hombre como son la vivencia, la expresión y la comprensión. 247. Vivencia, expresión y comprensión (Dilthey): Son los instrumentos empleados por las ciencias del espíritu. Vivencia es la experiencia personal que tenemos de la realidad; va más allá del mero concepto intelectual objetivo y universal. La expresión es la comunicación de esa vivencia por el lenguaje (hablado, gestual, artístico, etc.). La comprensión es una forma de simpatía o aproximación a un hecho histórico realizada en el interior de uno mismo, o dicho de otro modo, es tratar de entender al otro a partir de nuestra propia experiencia personal. 248. Tipos (Dilthey): Son formas semejantes de expresar las vivencias, o lo que es lo mismo, los distintos modos de interpretar el mundo. Dilthey distingue tres tipos: -Naturalismo: Da una explicación causal de la realidad. El mundo actúa mecánicamente (Demócrito, Hobbes...). Es una visión materialista. 190 -Idealismo de la libertad: Explica el mundo a partir de la libertad humana y de Dios (Sócrates, Platón, Aristóteles, Santo Tomás, Fichte...) -Idealismo objetivo: Es la idea del mundo como un todo único. (Spinoza, Hegel...). Se trata de una visión panteísta. 249. La realidad histórica (Dilthey): Vivimos en la historia, por tanto no en un estado definitivo, sino en continuo cambio. Para comprender nuestra realidad personal tenemos que realizar la “autognosis” o autoconocimiento, de ahí podremos pasar a la “hermeneútica” o conocimiento de la vida ajena, de la historia. La filosofía de la vida tiene dos fundamentos: uno psicológico (autognosis) por el que me conozco a mí mismo, y otro histórico (hermeneútica) por el que conozco la vida común, el conocimiento filosófico de la vida no se realiza por la explicación causal como hacen las ciencias de la Naturaleza, sino por la “comprensión”. 250. La filosofía (Dilthey): Según Dilthey ha de buscar sólo comprender y analizar la realidad, no se trata de crear nada nuevo como afirmaban los idealistas alemanes, sino de atenerse a las cosas, tal y como decían los positivistas. Aunque los sistemas absolutos que pretenden explicar toda la realidad son imposibles, todo hombre tiende a dar una interpretación global del mundo, interpretación que no tiene un fundamento intelectual sino que se explica por la propia vida personal. 251. Simmel: (1858-1918) Profesor en las universidades de Estrasburgo y Berlín, centró su actividad intelectual en la sociología y la historia. Se le puede enmarcar dentro del historicismo. El hombre se encuentra limitado por todas partes; si bien los límites particulares pueden ser rebasados, no así la condición de limitado. Nuestras acciones son semejantes a las de un jugador de ajedrez que sabe con probabilidad las consecuencias de su jugada, pero el juego no sería posible si esta previsión se extendiera indefinidamente. Cada acto humano supone superar unos límites y toparse con otros nuevos. Existe un tiempo vital. El presente no es tiempo, no supone un trayecto, es 191 como el punto que no es espacio. Pasado y futuro sí son tiempo, sí tienen un recorrido. Pero la realidad sólo se da en el presente pues el pasado ya no es y el futuro todavía no ha sido; por tanto la realidad es intemporal. Sin embargo, al vivir nuestra subjetividad siente como real la extensión temporal. La vida está orientada al futuro, trasciende el presente. Pasado y futuro no son meras entelequias sino que forman parte real de la vida. El pasado penetra el presente, y el presente se proyecta y dilata en el futuro. Existe, por tanto, una continuidad vital. En la vida se da una aparente contradicción. Por una parte sólo los individuos poseen vida, lo que supone que está limitada a ellos; pero por otro lado posee una tendencia expansiva de ir más allá de sus propios límites. La vida es “más vida”, en el sentido de que arrastra hacia sí las cosas para convertirlas en su vida, las vivifica. Un vaso de agua no será un mero fluido contenido en un recipiente, sino que será un estímulo para apagar mi sed, o será un modelo para un cuadro, o cualquier otra cosa pero que para mí tendrá un contenido, un significado, un sentido en mi vida. La vida es “más que vida”, pues va más allá de sí misma en una actitud creadora. No posee un contenido constante, sino que trasciende sus propias coordenadas. 192 CAPÍTULO 38: HUSSERL Y LA FENOMENOLOGÍA LA VUELTA AL “SER”: Los griegos buscaban el ser de las cosas, aquello que permanecía por debajo de los cambios. Recordemos que Kant afirma que no podemos conocer las cosas mismas pues para captarlas les añadimos el espacio, el tiempo y las categorías. La fenomenología va a tratar de volver al ser. No le va a importar tanto que las cosas sean reales o no como que lo sean para mí. Con el fin de descubrir el ser de las cosas, de contemplarlas tal cual son, los fenomenólogos las dejarán desprovistas del espacio y el tiempo. 252. Husserl: (1859-1938) Nació en Moravia, por aquel entonces parte del Imperio Austrohúngaro. De familia judía acabará por convertirse al luteranismo. Fue discípulo de Brentano y maestro de Heidegger, quien le sucederá en su cátedra de Friburgo. Enseñó en las Universidades de Gotinga y Friburgo. El archivo de sus escritos, más de 45.000 páginas, fue llevado a Lovaina, lo que probablemente lo salvó de su destrucción por los nazis. 253. Oposición al psicologismo (Husserl): A principios del siglo XX el pensamiento filosófico se halla inmerso en una grave crisis. La filosofía no se funda en el rigor intelectual, sino que se basa en la intuición o en la vivencia. Impera el psicologismo que afirma que los principios lógicos (por ejemplo, si A=B y B=C implica que A=C) son fruto de la 193 actividad psicológica de la mente, esto es, subjetivos, lo cual desemboca en un relativismo. Edmund Husserl se rebela contra estos planteamientos y defiende la validez objetiva de la lógica. La lógica habla de conceptos, juicios, ideas... desde un punto de vista ideal, no se trata de nada psicológico inventado por la mente. Por ejemplo, “el principio de contradicción” según el cual no es posible que A sea A y no sea A a la vez (una cosa no puede ser igual y distinta de sí misma a un tiempo). Para los psicologistas lo que significa es que el hombre no puede pensar que A es A y no-A. Husserl dice que el principio de contradicción no se refiere a la posibilidad del pensar, sino a la verdad de lo pensado, al comportamiento de las cosas. Por ello este principio, al igual que los demás principios lógicos, tiene validez objetiva. Husserl es el padre de la fenomenología. La fenomenología busca descubrir la esencia de las cosas. Husserl criticará al positivismo por poner como modelo único a las leyes de la Naturaleza; y al historicismo de Dilthey por reducir todo a creación histórica. 254. Evidencia (Husserl): Husserl retoma el principio de Descartes de emplear la evidencia como criterio de verdad. La evidencia es la intuición clara de poseer en la conciencia las cosas tal y como son. La conciencia no es algo cerrado al exterior como en Descartes, sino que es conciencia “de algo”. Cuando tengo conciencia de una montaña (se me hace presente al pensarla o verla), la conciencia se está refiriendo a algo diferente a ella misma, a la montaña que pienso o veo. Se trata del concepto de intencionalidad de Brentano. 255. Fenomenología (Husserl): Al igual que los positivistas, Husserl busca ceñirse a lo dado, no interpretar la realidad o someterla a juicio, 194 simplemente atenerse a ella tal cual es. El método fenomenológico busca del caso particular su esencia, aquello que lo define, elimina lo accesorio para conservar la cosa misma en su pureza. Fenómeno es lo que se manifiesta como evidente a la conciencia; todo fenómeno revela una esencia, y la fenomenología “es la ciencia de las esencias”. Los objetos reales están sujetos al tiempo, son aquí y ahora, por el contrario los objetos ideales son intemporales. Dos más dos son cuatro al margen del tiempo -objeto ideal-, sin embargo, este libro está en mis manos ahora –objeto real-. La fenomenología es pues la ciencia de los objetos ideales (recordemos que la esencia era lo permanente, lo siempre igual). Los objetos ideales son especies, no tienen el principio de individuación que conlleva el aquí y ahora. En definitiva, los objetos ideales son las esencias, y eso estudia la fenomenología. 256. El lugar de los objetos ideales (Husserl): Hemos dicho que los objetos ideales son intemporales, pero ¿dónde están? Para los idealistas estaría en mi pensamiento, para Platón en un lugar inmaterial, para los Escolásticos en la mente de Dios. Husserl, sin embargo, dice que los objetos ideales no están en ningún sitio, simplemente tienen validez. Para Husserl la verdad existe al margen de que haya alguien que la piense (bien sea un hombre o Dios). Su discípulo Heidegger discrepará en este punto. 257. La conciencia (Husserl): Si yo reparo en un anuncio, por una parte está el hecho subjetivo de ver ese anuncio –nóesis-, y por otro el anuncio mismo, la cosa vista –nóema-. Luego en toda vivencia existen dos ingredientes: el acto por el que somos conscientes de algo –nóesis-, y ese algo de lo que somos conscientes –nóemaLa conciencia de la que habla Husserl es la “conciencia pura” que no es una cosa más en el mundo –“una cosa pensante” como creía Descartes-, ni un yo subjetivo que está en el mundo y es movido por sus impulsos e intereses particulares, tal y como estudia la psicología. Sino que se trata de una conciencia de la que se han eliminado las condiciones individuales, privándola de realidad y convertida en espectador desinteresado. 195 258. La realidad como vivencia (Husserl): Brentano, con su concepto de intencionalidad, había hecho un planteamiento de la vivencia que Husserl seguirá pero introduciendo algunas modificaciones. Brentano dirá que puesto que percibimos “algo” ese algo existe al margen de nosotros. Husserl, por su parte, dirá que eso que percibo es algo que yo experimento como existente, pero no garantiza que exista en la realidad, lo único seguro es que yo creo en su existencia. Veámoslo con un ejemplo: Si vemos un árbol Brentano dirá, “estoy viendo un árbol que existe porque me es evidente”; Husserl por su parte afirmaría, “tengo la vivencia de un árbol, y entre los caracteres de dicha vivencia está mi creencia en que ese árbol existe”. La creencia es un carácter de la vivencia, una cualidad, no una garantía de realidad. 259. Método fenomenológico (Husserl): Husserl busca captar las esencias al margen de cualquier juicio previo, para ello va a “poner entre paréntesis” todo aquello que no sea evidente a la conciencia. En el fondo es lo que hizo Descartes con su duda metódica; sólo que Descartes negaba realidad a lo que no le era evidente, mientras que Husserl se limita a mantenerlo al margen, no opina sobre ello. El sistema fenomenológico se basa en lo que Husserl denominó “epoché fenomenológica”, que no es otra cosa que suspender el juicio (no negar ni afirmar nada) sobre aquello de lo que no tengamos certeza. Para eliminar los juicios previos Husserl distingue tres fases sucesivas: -Reducción filosófica: “Abstenernos por completo de juzgar acerca de las doctrinas de toda filosofía anterior, y llevar nuestras descripciones dentro del marco de esta abstención”. Se trata de quedarnos con “las cosas mismas”, purificadas de toda teoría, tal y como había pretendido el positivismo con su lema de volver a las cosas mismas. -Reducción eidética (de “eidos”, esencia): Se trata de poner entre paréntesis todo lo que de individual o existencial conocemos en la experiencia o en nuestra imaginación. Al final nos quedamos con la esencia del fenómeno, con lo permanente, no con lo particular o accidental de cada cosa. Por ejemplo, yo puedo ver un caballo blanco, pero ser blanco es un carácter individual. Si no fuera blanco seguiría siendo un caballo, luego la blancura no le es esencial. 196 -Reducción trascendental o fenomenológica: Se pone entre paréntesis la existencia del mundo y del sujeto empírico. Lo que queda es la “conciencia pura”, las vivencias puras y sus fenómenos. La fenomenología no quiere conocer los casos particulares de la experiencia de determinados seres humanos, sino las leyes básicas esenciales de las vivencias. Cómo se forma la propia conciencia o yo puro y su relación con el mundo. 260. La teoría de los valores: Uno de los derivados de la fenomenología fue la llamada teoría de los valores. No ve en las cosas simplemente su utilidad, sino si son valiosas o no. Si yo veo amable algo (digno de ser amado) es porque lo encuentro valioso, dotado de valor. Estimamos lo valioso. Pero ¿qué son los valores? Valorar no es otorgar valor, sino reconocer el que ya tiene. El valor es una cualidad de la cosa, y no la cosa misma. Un amanecer o una obra de arte son cosas hermosas, pero no son “la hermosura”, simplemente la poseen. Las cosas valiosas se llaman bienes. Por tanto, bienes son las cosas que poseen valores. Max Scheler (1874-1928) considera que los valores siguen una jerarquía manifestada en nuestro “preferir” unos sobre otros. La esencia del hombre no está en su capacidad de pensar o en su voluntad, sino en su capacidad de amar. El hombre conoce los valores y participa de ellos por el amor. La persona es una unidad de diferentes actos –pensar, querer, sentir, amar-, es singular e irreductible a cualquier otra realidad. Por el contrario, “el yo” está determinado por sus funciones psico-físicas. Scheler comienza por ver en Dios la más alta forma del amor, para acabar desembocando en un panteísmo Hartman (1882-1950) es más sistemático que Scheler. Trata de recuperar la metafísica en su sentido más auténtico a partir de la fenomenología. 197 CAPÍTULO 38: EXISTENCIALISMO HEIDEGGER Y EL EXISTENCIALISMO: Es el movimiento filosófico del siglo XX que tiene como centro de su pensamiento el análisis de la existencia humana. Arranca con la publicación de “Ser y tiempo” por Heidegger en 1927. Si bien este autor trató de enfrentarse al problema del ser desde la ontología, lo cierto es que el existencialismo está muy emparentado con la antropología (estudio del hombre). El tema fundamental del existencialismo es la propia existencia humana, la cual contempla con sentido trágico. Se presenta como una reacción frente a las filosofías abstractas –sobre todo el idealismo alemán- para las que el hombre era un simple momento de una realidad superior – la Idea de Hegel, el Absoluto de Schelling, o el Yo de Fichte -. También reacciona frente al positivismo que veía en el hombre un ingrediente más de la naturaleza, aunque más evolucionado. El existencialismo defenderá la irreductibilidad del hombre con respecto a los demás seres, su singularidad. Por otra parte, el existencialismo está muy cercano a las filosofías de la vida, especialmente a Kierkegaard. El método que aplica para sus estudios es la fenomenología de Husserl. 198 261. Corrientes: Dentro del existencialismo podemos distinguir tres tendencias en función de su postura ante el problema de Dios: -Existencialismo neutro: No toma partido en la cuestión de Dios. Está encabezado por Heidegger. -Existencialismo ateo: Dios no existe. Postula la inutilidad de la existencia humana y por tanto, la desesperanza como situación a que nos vemos abocados. Su principal representante es Sartre. -Existencialismo religioso: La esperanza en Dios acaba por dar sentido a la existencia humana. Al frente de esta corriente estaría Gabriel Marcel. 262. Heidegger: (1889-1976) Fue discípulo de Husserl, a quien sucedió en su cátedra de Friburgo (1928). Mantuvo amistad con Max Scheler. En 1933 es nombrado rector de la Universidad de Friburgo, mostrando en su toma de posesión su adhesión al Führer. Sin embargo a los pocos meses dimitirá del rectorado continuando en la enseñanza. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial es destituido de su cátedra por las autoridades aliadas de ocupación; para volver a la Universidad en 1952 desarrollando una actividad intermitente. Martin Heidegger es considerado uno de los más influyentes filósofos del siglo XX y va a ser quien delimite las líneas fundamentales de la filosofía existencialista. La obra que marca los principios de su pensamiento es “Ser y Tiempo”. 263. Heidegger considera que la filosofía se ha preocupado por las cosas pero ha olvidado “el ser” de las cosas. El ser (Heidegger): Heidegger se propone como meta 199 fundamental saber qué es exactamente “el ser”. No está de acuerdo con la escisión nacida de Descartes entre mi conciencia y el mundo. Para el pensador alemán es inseparable el hombre del mundo que percibe y en el que se desenvuelve. Por ello el problema ya no se centra en el proceso de conocimiento, sino que se traslada a la existencia, al ser. Se trata de averiguar qué es el ser. Por ello hay que encontrar un ente privilegiado al que se pueda preguntar por el ser, y ese ente es el hombre. El hombre no es una cosa ya hecha como las demás, sino que decide su ser, mediante las elecciones que toma en su vida apuesta por ser quien es. Para el Heidegger los filósofos desde Platón se han olvidado del ser y se han preocupado sólo de los entes, de las cosas. Se ha dejado de lado la verdad que consistía en desvelar el ser (aletheia), convirtiéndola en una propiedad intelectual, en una simple “adecuación de la inteligencia a la cosa”. 264. Existenciales (Heidegger): Heidegger analiza la existencia humana pero desde el punto de vista del hombre concreto, singular, el hombre que está en el mundo –al hombre concreto lo llama Dasein-. No se trata del abstracto “animal racional” de corrientes filosóficas anteriores. Los existenciales son las características propias de ese hombre concreto. Los más importantes –compartidos de una u otra forma por todos los existencialistas en general- se encuentran recogidos entre los siguientes puntos. El hombre arrojado en el mundo (Heidegger): El hombre no ha elegido venir al mundo y, sin embargo, se encuentra en él. Ha sido arrojado al mundo sin contar con su concurso. Mi relación con el mundo es trascendental. Una relación es trascendental cuando cualquiera de los términos de dicha relación no se entiende sin el otro, por ejemplo, la relación madre-hijo, no se entiende que haya hijo si no hay madre, y viceversa.; o profesor-alumno. Distinta es una relación accidental, como la del agua contenida en un vaso, el agua se puede concebir en cualquier otro recipiente, o en ninguno. Pues bien, la relación del hombre con el mundo es trascendental; el hombre singular no es concebible sin estar en el mundo. 200 El hombre y su mundo (Heidegger): El hombre no es algo acabado sino que se relaciona vitalmente con lo que le rodea, eso que le rodea constituye su mundo. Sin embargo, las cosas no tienen porqué estar físicamente cerca de mí para formar parte de mi mundo, sino que tienen que preocuparme, tienen que ser objeto de mi atención aunque estén muy lejanas –sorge es la denominación que da Heidegger a mi preocupación-. Por ejemplo, un vecino de mi escalera con quien no tengo trato formará menos parte de mí que esa persona a quien amo y que vive en otro continente. Esta preocupación tiene tres vertientes: La preocupación con mi propio yo: se da por el hecho de tener conciencia. La preocupación con las cosas: que el hombre contempla como utensilios, como algo que le es útil, y a las que el propio hombre da sentido. La preocupación con los otros hombres. El hombre es elección (Heidegger): Nos encontramos en este mundo teniendo que elegir continuamente entre las distintas posibilidades que se nos presentan, lo que representa una situación angustiosa porque al elegir una opción hemos de cerrarnos a las demás. Las elecciones que hago me van definiendo, van formando mi esencia; si bien la libertad de elección es limitada porque sólo se nos presenta un número limitado de posibilidades. Proyecto y temporalidad (Heidegger): El hombre ha de elegir y mediante sus decisiones va perfilando su esencia. Por eso el hombre precisa un proyecto vital, un perfil de cómo quiere ser para así tomar sus decisiones. Pero cualquier proyecto humano está condenado al fracaso pues se encuentra truncado con la muerte. La vida del hombre es temporal, tiene un fin, pero como ha de desarrollarse momento a momento debe anticiparse al futuro e ir tomando decisiones. Autenticidad (Heidegger): El hombre puede llevar una existencia auténtica o inauténtica. La existencia es inauténtica cuando para eludir 201 plantearse su trágico destino, la muerte, se aferra a una serie de medios para adormecer su conciencia. En esta situación el hombre es menos hombre pues se aliena en las cosas. Los procedimientos para vivir esta inautenticidad son principalmente la cotidianeidad –sumergirse en el ajetreo cotidiano y en el consumismo-, refugiarse en la masa –llevar una vida gregaria actuando tal como actúan todos-, y la charlatanería – transformar el lenguaje de vehículo de pensamiento en simple palabrería-. La existencia inauténtica pierde su máscara cuando el hombre se encuentra en una situación límite ante la que no valen las evasivas, es entonces cuando descubrimos el sinsentido de las cosas y de nuestra propia existencia. Actitud ante el absurdo: Cuando el hombre se encuentra con el sinsentido de su existencia se da cuenta del absurdo de todo. Frente a este absurdo el existencialismo planteará dos actitudes: Para el existencialismo ateo la única postura con autenticidad es asumir esta existencia sin sentido para darle un significado mediante el dominio de uno mismo. El existencialismo religioso, por su parte, ve salvarse al hombre del absurdo de su existencia mediante la trascendencia en Dios, que brinda la esperanza en el más allá. 265. Jaspers: (1883-1969) Profesor en Heildelberg y Basilea. Se forma primeramente en las ciencias, hasta que su interés por la filosofía lo acerca a este terreno. Karl Jaspers pretende superar el vitalismo, el idealismo y el positivismo. El vitalismo ve la existencia como movida desde el instinto y el capricho, lo que deriva, para el pensador germano, en una ciega brutalidad. Por su parte idealismo y positivismo encierran la realidad en un esquema sin historia, sin personalidad, sustituible a capricho por otro. El hombre existencial debe estar siempre de camino, no anclado en ninguna verdad y en ningún sistema dogmático, sino abierto a todos los puntos de vista, en comunicación con los demás. 202 266. Marcel: (1889-1973) Pensador con profundo sentido religioso. Su mira principal es el respeto a la realidad, que nos impele a enfrentarnos a cuestiones como la muerte, el suicidio, la traición, etc. Contempla al hombre en su condición más propiamente humana, llamado a una vocación, embarcado en un proyecto y con capacidad creadora, esto es, de sobrepasar sus propios límites. 267. Sartre: (1905-1980) Se trata del más conocido existencialista. Estudió en París y Alemania. Asistió a cursos de Husserl y Heidegger, de quienes extrajo gran parte de su producción filosófica. Colaboró en la resistencia francesa al nazismo. En los años cincuenta se aproximó al marxismo que acabó por abrazar con matices, comprometiéndose en la actividad político-social. Compartió su vida con otra pensadora existencialista, Simone de Beauvoir (1908-1986). Sartre distingue el ser-en-sí, que identifica con las cosas carentes de conciencia, permanentes y estables; y el ser-para-sí, que identifica con el hombre y se distingue de las cosas por poseer conciencia de sí mismo y de las demás cosas. El hombre aspira a ser-en-sí –lograr perpetuarse siempre igual- sin dejar de serpara-sí –sin perder la conciencia-, pero eso es imposible y sólo lo puede ser Dios: “El hombre es el ser que proyecta ser Dios”. Jean-Paul Sartre profesa lo que denomina un “ateísmo militante” que le lleva a un pesimismo radical, para el pensador francés el absurdo cósmico nos lleva a pensar que “el hombre es una pasión inútil”. En un mundo sin referencias la libertad humana ya no es un don, sino una Sartre considera al hombre como “una pasión inútil”. Alguien abocado a la nada. De ahí el fondo angustioso de su filosofía. 203 condena. 268. Primacía de la existencia sobre la esencia (Sartre): Para Sartre la existencia tiene primacía y precede a la esencia. Veamos esto más detenidamente. La esencia, en su sentido clásico, era lo permanente de una cosa, aquello que realmente es. Pero eso supone que estamos hablando de cosas acabadas, las cuales ya podemos definir pues conservan algo permanente que las consolida, que las hace ser esto o aquello. El hombre, por contra, no es algo acabado. En Sócrates el hombre era un “animal racional”, esto era lo esencial, lo importante; las notas individuales eran simples accidentes. Para los existencialistas lo importante es todo lo contrario, ese conjunto de caracteres que individualizan al hombre (haberse enamorado de aquella persona, nacer en este lugar, etc.), esos caracteres me van definiendo. En el caso de Sartre, que lleva al extremo su visión atea del hombre, primero existo, y con mi obrar en este mundo libre de todo criterio sobrenatural y provisto de mi sola voluntad voy definiéndome, creando mi esencia, delimitando quién soy yo. “El hombre no es otra cosa que lo que él mismo se hace”. 204 CAPÍTULO 39: EL NEOPOSITIVISMO FILOSOFÍA ANALÍTICA Y LA NEOPOSITIVISMO: Es la corriente filosófica heredera del positivismo del siglo XIX, actualizada de acuerdo con las nuevas teorías científicas nacidas a principios del siglo XX. El positivismo, en la forma adoptada en el siglo XIX, acabó por mostrarse inaceptable por dos razones: por la crítica realizada por Bergson , y por la propia evolución de la ciencia, pues la teoría de los quanta de Max Planck y la de la relatividad de Albert Einstein desautorizaron los supuestos fundamentos científicos del positivismo. Sin embargo, el espíritu positivista iba a resurgir puesto al día bajo la denominación de Círculo de Viena. Para estos pensadores sólo podemos conocer las realidades constatables por la experiencia; el saber o es científico o es pura quimera. Dentro del neopositivismo caben destacar a Rudolof Carnap (1891-1970), a H. Reichenbach (1891-1953) y a J. L. Austin (1911-1960), entre otros. 269. El Círculo de Viena: Es la agrupación de una serie de pensadores que, a finales de la primera década del siglo XX en Viena, reivindican una concepción predominantemente científica de la realidad. En las décadas siguientes se irán incorporando nuevos pensadores, muchos 205 de ellos procedentes del campo de las ciencias. A ejemplo del Círculo de Viena irán apareciendo otros “círculos” con similares características, como el de Berlín, el de Varsovia, el de Helsinki, etc. 270. Fisicalismo: Los fundamentos del neopositivismo son básicamente los mismos que los del empirismo: todo conocimiento parte de la percepción sensible, no existen verdades a priori -a lo sumo como hipótesis que han de ser verificada-. Dentro de las ciencias sujetas a verificación experimental los neopositivistas conceden un papel modélico o rector a la física, debido a su método y contenidos sólidamente establecidos. El neopositivismo tiene especial interés por la lógica y las matemáticas. Sin embargo, rechazan la lógica tradicional o aristotélica, inadecuada por emplear un lenguaje natural demasiado vinculado a la metafísica y carente del simbolismo adecuado para resolver cuestiones matemáticas y físicas. 271. Antimetafísica: Las proposiciones metafísicas no son analíticas ni pueden ser verificadas experimentalmente, por tanto, no suponen un saber científico y no son válidas. Los problemas que plantea la metafísica –Dios, el ser, el mundo...- no son sino pseudoproblemas, son engaños del lenguaje, no tienen sentido aunque aparentemente lo tengan. La única misión de la filosofía es analizar el lenguaje científico, para respaldar el correcto avance Wittgenstein es el padre del neopositivismo y de la filosofía analítica. Sólo son válidas las preguntas con respuestas verificables. 206 de la ciencia. No obstante, la negación por parte de los neopositivistas de cualquier conocimiento filosófico ajeno a la física ha acabado por chocar con la realidad. Aferrados inicialmente al “dato sensible”, han tenido que reconocer finalmente que dicho “dato” lleva consigo una serie de factores ajenos por completo a la sensibilidad. Dichos factores advierten a priori a la intuición sensible –por ejemplo la unidad, la identidad, la diversidad, la totalidad, la semejanza, etc.-. No se trata de meras convenciones, pues hay que presuponerlos para formar las convenciones. También resurgió la vieja cuestión metafísica del “ser”, ya que al establecer los principios lógicos había de figurar el “es”, y de su significado depende el sentido mismo de lo afirmado. FILOSOFÍA ANALÍTICA: Esta corriente filosófica posee un gran peso en los países anglosajones. La filosofía analítica está estrechamente emparentada con el neopositivismo; comparte con este su reducción de la filosofía a mero análisis lingüístico. Busca captar las relaciones existentes entre el pensamiento y el lenguaje. Sólo estando seguros de que empleamos bien el lenguaje sabremos que nuestros razonamientos son correctos. Muchas de las cuestiones que se ha planteado la filosofía no son sino pseudoproblemas o problemas inexistentes, pues han partido de un mal uso del lenguaje. En definitiva, se trata de una nueva forma de empirismo que niega la existencia de la metafísica aduciendo una presunta falta de rigor -sólo son válidos los argumentos claros y verificables experimentalmente-. Sin embargo, los propios analíticos en demasiadas ocasiones se apoyan en proposiciones no demostradas y en afirmaciones carentes de rigor. 207 272. Wittgenstein: (1889-1951) Se le considera tanto el padre del neopositivismo –con su libro Tractatus logico-philosophicus (1919)- como de la filosofía analítica –con su libro Investigaciones filosóficas (1953)-. Dentro de esta misma tendencia se incluyen Bertrand Russell (1872-1970), George Edward Moore (1873-1958) y la Escuela de Oxford. 273. Estructuralismo: Se trata de una concepción filosófica que contempla la realidad como una totalidad en la cual los distintos elementos que la componen sólo son comprensibles en su relación con los demás. El estructuralismo estudia el modo en que los símbolos y la lengua determina la existencia humana. El estructuralismo considera que cualquier realidad en la que intervenga al hombre precisa del lenguaje (ya que el hombre piensa las cosas y se comunica con los demás por medio del lenguaje) y por ello las estructuras lingüísticas son el patrón con el que comprendemos la realidad. De ahí concluye que toda realidad humana puede ser interpretada desde el análisis de la estructura del lenguaje. El estructuralismo tiene su origen en Francia y se enfrenta al existencialismo por considerar que el individuo no es tan singular como creen los seguidores de Heidegger, sino que si descubrimos las estructuras básicas del pensamiento humano veremos que son procesos mecánicos. Dentro del estructuralismo destacan Levi-Strauss (1908-) quien se centra en la etnología, Jacques Lacan (1901-1981) que pone su atención en el psicoanálisis, Louis Althuser (1918-1990) quien une marxismo y estructuralismo, Roland Barthes (1915-1980) que elabora una teoría de la literatura, Jaques Derrida (1939-2004) relaciona filosofía y lenguaje, y Michael Foucault (1926-1984) que estudia las sociedades modernas y el funcionamiento del poder. El estructuralismo ha sido criticado por lo rebuscado de algunas de sus exposiciones que no siempre tienen contenidos coherentes. 208 CAPÍTULO 40: ORTEGA Y LA RAZÓN VITAL ORTEGA Y LA VIDA COMO REALIDAD RADICAL: Ortega pretende superar la dualidad idealismo-realismo en que se ha visto inmersa la filosofía. En el fondo ambas tendencias contemplan al hombre como una cosa. Para el idealismo el hombre es algo ya concluso, una “cosa que piensa”, sólo estoy seguro de mi propia existencia. Para el realismo somos una cosa más entre las muchas que hay. Ortega dirá que el mundo existe, pero que no es algo ajeno a mí, sino que yo me realizo actuando en el mundo. Esa primera evidencia que soy yo en mi relación con el mundo no es otra cosa que mi vida. Por tanto “mi vida” es el pilar sobre el que se ha de asentar todo mi conocimiento. 274. Ortega y Gasset: (1883-1955) Estudió en Madrid y en Alemania (Leipzig, Berlín y Marburgo). Fue uno de los intelectuales liberales que promovieron la creación de la II República española (19311936/39), aunque acabaría por criticarla en vista del cariz sectario que esta adquirió. Ocupó la cátedra de Metafísica en la Universidad de Madrid hasta 1936, año del estallido de la guerra civil española. Viaja por distintos países para regresar a España en 1945. Fue fundador de la Revista de Occidente (año 1923) y del Instituto de Humanidades (año 1948) junto con Julián Marías. Se le considera el impulsor del pensamiento filosófico español en el siglo XX. 209 275. Pienso, luego existo yo con el mundo (Ortega): Descartes duda de todo, pero encuentra una verdad que le resulta evidente: “pienso”, y concluye “luego existo”. Esta afirmación representa el nacimiento del idealismo. La única verdad cierta es mi existencia, las cosas dependen de que yo las tenga presentes; yo soy lo único realmente independiente. Ortega revisará este planteamiento para llegar a la idea “pienso, luego el pensamiento existe”. Si pienso quiere decir que existo yo que pienso y la cosa pensada, luego es cierto que la cosa me necesita a mí para pensarla, pero yo no soy independiente de la cosa sino que también la necesito a ella. Yo no pienso en el vacío. Si digo “pienso”, significa que existo “yo” que realizo la acción de pensar, y la “cosa” que es pensada por mí, ambas realidades se necesitan mutuamente para que el pensamiento exista. 276. Mi vida, realidad radical (Ortega): Descartes se ve atrapado por el concepto clásico de sustancia; interpreta al hombre como algo acabado, como una cosa; por eso define al hombre como una “cosa que piensa”. Sin embargo, la realidad es que “pienso, luego el pensamiento existe”. El pensamiento es algo dinámico, es un relacionarme yo con las cosas. Yo me encuentro frente a frente con las cosas pero de modo activo, haciendo algo con ellas –las pienso; las interpreto; las empleo; muestro agrado, desagrado, interés o desinterés por ellas...- y ese hacer yo con las cosas es mi vida: “vida es lo que hacemos y lo que nos pasa. Vivir es tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él, ocuparse de él”. La realidad radical, es decir, la verdad que me es evidente y en la que habrán de apoyarse mis posteriores descubrimientos, es mi vida. Que mi vida sea la realidad radical no significa que sea la principal o que sea anterior a las otras realidades sino que, por serme lo más evidente, me sirve de pilar en el que asentar las demás. Todo lo que conozco pasa por mi vida. Nota: Para Descartes el hombre es una “cosa que piensa”, esto es, “que duda, entiende, concibe, afirma, niega, quiere y, también, imagina y siente”. Por tanto, el término pensamiento lo emplea en un sentido más amplio que el que usamos habitualmente. Por eso Ortega preferirá emplear la palabra “vivencia”, que expresa mejor la acepción de Descartes, pensamiento como estado psíquico o compendio de la voluntad, el sentimiento y la emoción. 277. “Yo soy yo y mi circunstancia” (Ortega): Yo no soy algo 210 acabado como una cosa, sino que me realizo viviendo, actuando con las cosas. Lo que me rodea no es una suma de cosas, sino mi mundo, el escenario en el que actúo, porque la vida es drama, tiene un argumento que se va escribiendo conforme vivo. Mi circunstancia concreta –mi sexo, mi idioma, mi familia, mi época, etc.- forma parte de mí mismo, hace que yo sea como soy. Mi circunstancias me la encuentro, no la pongo yo, aunque luego tenga que habérmelas con ella. 278. La perspectiva (Ortega): Mi visión del mundo es personal, singular, irreemplazable. Cada uno ve el mundo desde su situación concreta, desde su perspectiva: “Donde está mi pupila no está otra. Somos insustituibles, somos necesarios”. Por eso Ortega dirá que la verdad sobre una cosa es la suma de todas las perspectivas reales sobre ella. Yo no agoto la verdad, pero ayudo a descubrirla aportando mi perspectiva. Eso no quiere decir que todo sea relativo, puedo tener visiones equivocadas o convertir en absoluto lo que es sólo parcial. Por ejemplo, yo puedo tener una visión del agua como elemento que quita la sed. Pero el agua no es sólo esto; para un químico será la suma de dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno; para un biólogo será un ingrediente imprescindible en el desarrollo de la vida; para un marinero será una vía de transporte; para un artista será un motivo de inspiración. Todas estas perspectivas sobre el agua nos van descubriendo su verdad, pero no la agotan porque podemos ir incorporando muchas más. Ahora bien, si yo digo que el agua es un compuesto de sodio y azufre mi visión es falsa; no me vale alegar que es tan válida como las demás porque la tengo yo, ha de adecuarse a la realidad de la cosa. 279. Razón vital (Ortega): Desde los orígenes de la filosofía la razón había sido considerada como aquella capacidad humana que podía captar lo permanente de las cosas, sus esencias. La razón así vista es apta para avanzar en el conocimiento científico, pues las leyes naturales son siempre las mismas, se dan al margen del tiempo y el lugar en que se producen. Sin embargo, a la hora de captar las cuestiones humanas –la historia, la sociología, etc.- este concepto de razón se muestra insuficiente, pues en este caso sí tiene peso lo singular, el tiempo en que se da un hecho o la situación concreta en que se produce. Ortega dirá que la razón matemática es sólo una forma particular de la razón pero que la razón es mucho más amplia. La razón ha de captar la realidad tal cual se le presenta, por eso la razón en el sentido más amplio es “razón vital”. Esta razón vital es mi propia vida. Al vivir interpreto lo que contemplo, lo 211 relaciono con las otras cosas, tomo una actitud ante ello; en definitiva, doy cuenta o “razón” de las cosas que tengo ante mí y de mí mismo. Por ejemplo: Si tomo una vara y la empleo para apoyarme al andar la estoy interpretando como un bastón. Pero si me agreden puede que la emplee como arma para golpear a mi agresor. Si no puedo desplazar un pedrusco la interpretaré como palanca que me ayuda a moverlo. En definitiva, una realidad concreta como es una vara adquiere sentido en función del significado del que yo la doto, del lugar en el que la coloco en mi vida. Vivir es entender la realidad de una determinada manera, referir la realidad a mi vida. 280. El ser (Ortega): Para conocer las cosas decimos lo que son – esto es un libro, aquello es un árbol-. Ese decir lo que son supone que las interpretamos –en el ejemplo anterior interpretábamos una vara como bastón, o como arma, o como palanca-. Por tanto “el ser” de las cosas, lo que las cosas son, no es sino una interpretación mía. Yo no tengo en mi mente la cosa misma, sino su ser, lo que es. Ese “ser” de las cosas exige de la existencia de estas, pero no se confunde con ellas. No se trata de una limitación del conocimiento, sino de su manera de funcionar. 281. Razón histórica (Ortega): El hombre no vive solo, sino que su formación y desarrollo se da dentro de una sociedad. La sociedad tiene su propio argumento vital. También desde el conjunto de la sociedad se interpreta el mundo –son las vigencias que imperan en cada época y lugar-, y esa interpretación condiciona a las personas que viven en un tiempo concreto. Por eso la razón –ese dar cuenta de las cosas- no sólo se da en los individuos, sino también en el conjunto de la sociedad. Es lo que Ortega llama “razón histórica”. La vida humana y social se va desenvolviendo a lo largo del tiempo, por eso tiene un carácter narrativo. Una vida concreta o una sociedad no queda dibujada con una simple definición, sino que para comprenderla hay que narrarla, hay que contarla, hay que desentrañar su estructura. Precisamente la historia se estructura en generaciones. Las generaciones se perfilan por la afinidad del mundo en el que tienen que vivir. Por lo dicho vemos que el hombre hereda la historia, no parte de cero. Un águila hará exactamente las mismas cosas que otra águila nacida diez generaciones atrás, el hombre, por el contrario, parte de lo que le ha legado el pasado. 212 282. Libertad (Ortega): La vida humana no está hecha, sino que la realiza el hombre la realiza eligiendo entre las distintas posibilidades que se le presentan, “el hombre es necesariamente libre”. Por tanto, el hombre ha de optar por un proyecto vital, por una meta que dé sentido a su existencia y que dibuje en quién se quiere convertir. Para alcanzar esa meta el hombre seguirá unas trayectorias o caminos, los cuales pueden sufrir distintos percances. Por ejemplo, si yo deseo ser escultor puede suceder que sufra un accidente que me impida realizar ese proyecto y que interrumpa mi trayectoria, o puede que conozca alguien que me embarque en otro proyecto y esa trayectoria ajena interfiera la mía. Por otro lado, todos sentimos una especial inclinación por desarrollar un determinado proyecto vital, por alcanzar una meta personal diferente a la de los demás. Ese quehacer o misión que cumplir en nuestra vida es lo que se llama vocación. Dicha vocación puede ser seguida o traicionada, lo que determina el grado de autenticidad de nuestra vida. Por el hecho de ser libres somos responsables de nuestras decisiones y estas tienen un sentido moral. Nuestro nivel moral está en función del grado de autenticidad con que vivamos nuestra vocación. 283. Ideas y creencias (Ortega): Para poder ejercitar adecuadamente nuestra libertad tenemos que saber qué opciones tenemos, dónde nos estamos moviendo. Desde que nacemos en nuestro propio entorno social imperan unas vigencias, una serie de creencias comúnmente aceptadas que nos dan una cierta seguridad acerca de las cosas y de nosotros mismos. En algunas épocas esas ideas son cuestionadas y acaece una crisis; es entonces cuando los hombres comienzan a buscar nuevos criterios que les orienten. Cuando tenemos una certidumbre total acerca de una cosa se dice que estamos en una creencia. Sin embargo, en ocasiones las cosas no están tan claras; hay cuestiones en las que no tenemos una seguridad total pero en las cuales avanzamos una opinión porque la vida no se detiene, no admite demora; ante esas cuestiones lo que manifestamos son ideas. 284. Julián Marías: (1914-2005) Se trata del principal continuador de la filosofía iniciada por Ortega y Gasset. Para este pensador español la 213 vida humana puede ser contemplada desde dos perspectivas que se complementan. Por un lado la estructura analítica, la cual analiza la vida humana de manera universal, válida para todo hombre. Por otra parte estaría la estructura empírica que es la que da sentido a cada vida concreta, contemplada desde las circunstancias particulares de cada cual, considerando el lugar y tiempo en que acaece. Ejemplo de estructura empírica sería la necesidad que todos tenemos de emprender un proyecto, fijarnos metas. Es válida en cualquier momento de la historia. Distinta sería la estructura empírica que fijaría mi circunstancia personal, por ejemplo ser varón o estar soltero, hablar una lengua o tener una edad, y que sin embargo es imprescindible para comprender las vidas humanas particulares y concretas –las únicas que realmente existen-. Para Julián Marías una de las más importantes circunstancias que condicionan al ser humano es su condición sexuada. La persona no se realiza en abstracto, sino en varón o mujer, lo que hace que la vida de unos se proyecte en la de los otros como diferentes y complementarios. El amor es la forma más perfecta de relación hombre-mujer pues en él la otra persona se convierte en mi proyecto. La necesidad que tenemos de dotar de sentido nuestras vidas y de irnos moldeando a nosotros mismos nos llevan a intuir que la muerte no es el final, sino un tránsito a una vida más plena en la que ya hemos definido quienes queremos ser. 214 DEL SUEÑO ROMÁNTICO A LA PESADILLA TOTALITARIA Las dos corrientes totalitarias más importantes del siglo XX han sido el marxismo y el fascismo. Ambas comparten lazos de unión con el romanticismo alemán. En el fondo se podría afirmar que el fascismo es, a la vez que una reacción frente al marxismo, una herejía del mismo que pretende exaltar la identidad de los Estados nacionales más jóvenes del Viejo Continente, Alemania e Italia. La Revolución francesa se había constituido sobre los pilares del individualismo. El Estado es visto como consecuencia de un contrato social a través del cual los individuos, libres, deciden vivir en común. Sin embargo, con el romanticismo alemán está visión del Estado va a ser muy diferente. Para los románticos el Estado es como un organismo vivo al cual han de estar plegados los intereses individuales. El Estado romántico se fundamenta en tres aspectos: la raza, la cultura y la lengua. Así, los movimientos nacionalistas que van a surgir en el siglo XIX amparados por dichos ideales justificaran la existencia de sus naciones en la posesión de estos rasgos. Exponente de este pensamiento es Hegel (1.7701.831), para quien el individuo sólo se realiza dentro del Estado. El Estado no existe para los fines de los ciudadanos, más bien al revés: el Estado es el fin y los ciudadanos sus instrumentos. Este Estado es contemplado como un sistema de contención contra la subjetividad del hombre; si el Estado es la verdad –es la plenitud del “Espíritu objetivo”- los individuos no tienen derecho a rebelarse contra él. Para Hegel la moral y la ley están 215 unidas, lo cual va a sentar las bases de los Estados totalitarios del siglo XX. Marx (1.818-1.883) tomará de Hegel su concepción dialéctica de la historia, solo que transformándola en materialista. Para Hegel la historia progresaba a partir de una relación polémica – Se afirma una tesis, ante su insuficiencia se responde con la afirmación contraria, llamada antítesis y, finalmente se concluye en una síntesis que contiene y supera ambas visiones -. Marx aceptará esta evolución de la historia, solo que para él no será el Espíritu quien anime los cambios sino las condiciones económicas. Además, los cambios históricos sólo se pueden llevar a cabo por la violencia y la máquina más poderosa de transformación es el Estado. Un Estado dictatorial ha de regir la sociedad para hacer valer los derechos de la clase obrera y, en un futuro incierto, este mismo Estado se disolverá al haber conseguido traer el paraíso material al mundo, libre ya de desigualdades y de fronteras nacionales. Naturalmente como todo está sujeto a los fines del Estado el resultado va a ser el llamado “totalitarismo”. El totalitarismo no es una forma más de dictadura o absolutismo. No se contenta con ejercer el poder político sino que, además, pretende controlar todos los aspectos de la vida de los individuos: los públicos y los privados. Para ello establecerá un “lenguaje oficial”, una censura estricta y unos agentes encargados de controlar el desarrollo cotidiano de la vida de los ciudadanos. Hegel consideraba que su filosofía era la culminación del pensamiento humano de todos los tiempos. A semejanza del mismo, Marx verá su ideal político como la plenitud del desarrollo social de la historia. No hay nada más allá del comunismo. 216 Sin embargo, un socialista italiano, Benito Mussolini (1.883-1.945), director del periódico oficial del Partido, Avanti, y miembro del ala izquierdista del mismo, va a dar un giro a los planteamientos internacionalistas de Marx. Desengañado por la penosa situación en la que había quedado Italia tras la Primera Guerra Mundial fundará en 1.919 los “Fasci di combattimento”. Ha nacido el fascismo. El fascismo va a aunar algunos de los ideales y métodos del socialismo radical con el sentimiento nacionalista del romanticismo. Como coincidencias fundamentales se pueden destacar el intervencionismo estatal, el ataque al liberalismo, la legitimación de la violencia como herramienta fundamental de cambio y el empleo del Estado como órgano de control de la vida ciudadana. No obstante, la renuncia a la lucha de clases, integradas ahora en una organización corporativa, y la exaltación del nacionalismo harán que marxismo y fascismo se declaren enemigos acérrimos. No es de extrañar dado el fuerte dogmatismo existente en ambas ideologías. En Alemania, el otro gran Estado constituido en el siglo XIX bajo la sombra del romanticismo, no tardará en aparecer en la escena pública Adolf Hitler (1.8891.945). La influencia de los románticos en el III Reich es determinante. Wagner, que encarna el ideal romántico tanto en su persona como en su arte, será uno de los grandes mitos de esta época: “Quien quiera conocer el Nacionalsocialismo tiene que conocer a Wagner”, dirá Hitler. Hitler va a subrayar los aspectos más racistas del nacionalismo que verá reflejados en las ideas de Houston S. Chamberlain (1.855-1.927). Chamberlain había sido un escritor inglés nacionalizado alemán muy influido por las ideas de Wagner y Nietzsche. Llevar a su grado más delirante las ideas de supremacía racial supondrá la 217 aniquilación de millones de personas por el mero hecho de ser judíos, polacos o gitanos. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial caerán militarmente los fascismos. Con respecto al marxismo habrá que esperar varias décadas hasta que la caída del muro de Berlín en 1.989 escenifique su fin en Europa–en China todavía continuará El ministro de asuntos exteriores aunque del III Reich firma el tratado introduciendo ciertas Germano-Soviético por el que Alemania y Rusia se reparten reformas de carácter Polonia. Las tiranías se reparten práctico-. No el mundo. obstante la tentación Al fondo Stalin y su ministro totalitaria sigue Molotov. gravitando. En muchos países diversas formas de nacionalismo de corte romántico tratan de abrirse paso, supeditando los intereses individuales a los ideológicos de grupo. También bajo formas democráticas se encubren procesos totalitarios que tratan de manejar la vida y el pensamiento de los ciudadanos. 218 ÍNDICE GENERAL INTRODUCCIÓN CONCEPTOS CAPÍTULO 1: DEFINICIÓN DE FILOSOFÍA Filosofía 1. 2. 3. 4. Ciencias particulares y filosofía Religión y filosofía Ideología y filosofía El ser como problema CAPÍTULO 2: PARTES DE LA FILOSOFÍA División de la filosofía 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. Metafísica Cosmología o Filosofía de la Naturaleza Psicología Ética Estética Lógica Historia de la Filosofía 219 CAPÍTULO 3: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA El edificio de la Filosofía 12. 13. Origen de la filosofía ¿Por qué en Grecia? I. FILOSOFÍA ANTIGUA CAPÍTULO 4: PRESOCRÁTICOS Presocráticos 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 25. 26. Físicos Tales de Mileto Anaximandro Anaxímenes Pluralistas y atomistas Empédocles Anaxágoras Demócrito Pitagóricos Parménides y el ser Zenón de Elea Heráclito Conclusiones CAPÍTULO 5: SÓCRATES Y LOS SOFISTAS Sócrates frente a los sofistas 27. Sofística 220 28. 29. 30. Sócrates Ética (Sócrates) La verdad oculta (Sócrates) CAPÍTULO 6: PLATÓN Platón y las ideas 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38. 39. Platón Las ideas (Platón) El mito de la caverna (Platón) El conocimiento (Platón) El mito del Fedro (Platón) El hombre (Platón) Ética (Platón) Política (Platón) Conclusiones (Platón) CAPÍTULO 7: ARISTÓTELES Aristóteles, el gran maestro 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48. 49. 50. Aristóteles Crítica a Platón (Aristóteles) Objetivo de la filosofía de Aristóteles Sustancia (Aristóteles) Categorías (Aristóteles) Acto-Potencia. El cambio (Aristóteles) Materia-forma (Aristóteles) Dios (Aristóteles) El hombre (Aristóteles) El conocimiento (Aristóteles) Ética (Aristóteles) 221 51. Política (Aristóteles) CAPÍTULO 8: OTRAS CORRIENTES CLÁSICAS Crisis 52. 53. 54. 55. 56. Estoicos-Cínicos Epicureísmo-Cirenáicos Escepticismo Eclecticismo Neoplatonismo II. FILOSOFÍA MEDIEVAL CAPÍTULO 9: APARICIÓN DEL CRISTIANISMO El cristianismo 57. 58. 59. 60. 61. 62. 63. Monoteísmo El mundo ha sido creado Nueva dimensión del hombre Dios legislador Necesidad de Dios para salvarnos La verdad revelada Novedades del cristianismo CAPÍTULO 10: PATRÍSTICA (SIGLOS I A V) Los Padres de la Iglesia 64. El legado clásico 222 65. Gnosticismo CAPÍTULO 11: SAN AGUSTÍN San Agustín, el Platón cristianizado 66. 67. 68. 69. 70. 71. 72. 73. San Agustín Fe y entendimiento (San Agustín) El alma (San Agustín) Conocer por la intimidad (San Agustín) La creación (San Agustín) El tiempo (San Agustín) La ética del amor (San Agustín) La ciudad de Dios (San Agustín) CAPÍTULO 12: EL PENSAMIENTO MEDIEVAL Problemas medievales 74. 75. 76. 77. 78. 79. Dispersión Dios La creación El fin último del hombre Los universales La razón CAPÍTULO 13: SIGLOS X A XII. SAN ANSELMO, LOS MUSULMANES Y LOS JUDÍOS San Anselmo desata la polémica 80. Siglos X a XII 223 81. 82. San Anselmo Cuestionamiento de la existencia de Dios (San Anselmo) Argumento ontológico (San Anselmo) Influencia del argumento ontológico (San Anselmo) Filosofía árabe y judía Averroes Maimónides Abelardo 83. 84. 85. 86. 87. 88. CAPÍTULO 14: SIGLO XIII: APOGEO DE LA ESCOLÁSTICA Plenitud Escolástica 89. 90. 91. 92. 93. Siglo XIII Roger Bacon Raimundo Lulio San Buenaventura San Alberto Magno CAPÍTULO 15: SANTO TOMÁS DE AQUINO (SIGLO XIII) Santo Tomás de Aquino, el Aristóteles cristianizado 94. 95. 96. 97. 98. 99. 100. 101. Santo Tomás de Aquino Fe y razón (Santo Tomás) El conocimiento (Santo Tomás) Esencia y existencia (Santo Tomás) La existencia de Dios (Santo Tomás) El alma (Santo Tomás) Moral (Santo Tomás) El Estado (Santo Tomás) 224 CAPÍTULO 16: SIGLO XIV. CRISIS DEL PENSAMIENTO TEOLÓGICO. OCCAM Occam acaba con la Escolástica 102. 103. 104. 105. 106. 107. 108. 109. 110. Siglo XIV Crisis de la Teología Franciscanismo Escoto Occam La pérdida de Dios (Occam) Experiencia y Economía (Occam) El rebrote del nominalismo (Occam) Consecuencias del pensamiento de Occam CAPÍTULO 17. LA ÚLTIMA ESCOLÁSTICA La última Escolástica 111. Suárez III. FILOSOFÍA MODERNA CAPÍTULO 18. EL RENACIMIENTO El Renacimiento. Crisis y renovación 112. 113. 114. 115. La gran crisis Caída de la Escolástica Humanismo La Reforma protestante 225 116. 117. 118. 119. 120. 121. Pensamiento Político Tomás Moro Nicolás Maquiavelo Dios en el ojo del huracán Nicolás de Cusa Giordano Bruno CAPÍTULO 19: LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA El nuevo imperio de la ciencia 122. 123. 124. 125. Nicolás Copérnico Juan Kepler Galileo Galilei Isaac Newton CAPÍTULO 20: EL NUEVO CRITERIO DE VERDAD: EMPIRISMO Y RACIONALISMO Criterio de verdad 126. 127. 128. 129. Silogismo Los nuevos criterios de verdad Bacon y el empirismo Descartes y el idealismo CAPÍTULO 21: DESCARTES, PADRE DEL RACIONALISMO Descartes, padre del racionalismo 226 130. 131. 132. 133. 134. 135. 136. 137. 138. 139. 140. René Descartes La duda metódica (Descartes) “Pienso, luego soy” (Descartes) El criterio de verdad (Descartes) ¿Quién soy? (Descartes) Necesidad de Dios (Descartes) Demostración de la existencia de Dios (Descartes) La existencia de las cosas materiales (Descartes) Biología (Descartes) El método (Descartes) Consecuencias: racionalismo e idealismo (Descartes) CAPÍTULO 22: EL IDEALISMO RACIONALISTA Idealismo 141. 142. 143. 144. 145. Malebranche Pascal Spinoza Leibniz El problema del relojero CAPÍTULO 23: EL EMPIRISMO Empirismo 146. 147. 148. 149. 150. 151. Francis Bacon Berkeley Hume Las impresiones (Hume) Relación causa-efecto (Hume) Crítica a la moral y a la religión (Hume) 227 152. 153. 154. El escepticismo (Hume) Consecuencias del empirismo La Escuela Escocesa CAPÍTULO 24: EL EMPIRISMO POLÍTICO El empirismo político 155. 156. 157. 158. Hobbes Hobbes y el absolutismo Locke Locke, padre del liberalismo IV. FILOSOFÍA CONTEMPORÁNEA CAPÍTULO 25: LA ILUSTRACIÓN Ilustración 159. 160. 161. 162. 163. 164. Características de la Ilustración Montesquieu Voltaire Rousseau Ilustración alemana Revolución francesa CAPÍTULO 25: KANT Kant y el giro coperniquiano 165. Kant 228 166. 167. 168. 169. 170. 171. 172. 173. 174. 175. 176. 177. 178. 179. 180. 181. 182. 183. 184. 185. 186. 187. 188. La filosofía ante el progreso de la ciencia (Kant) El conocimiento a priori (Kant) Juicios analíticos y sintéticos (Kant) Crítica de la razón pura No conocemos las cosas mismas (Kant) (169) El proceso del conocimiento (Kant) (169) El fenómeno (Kant) (169) Las matemáticas (Kant) (169) Entendimiento (Kant) (169) Categorías (Kant) (169) Juicio (Kant) (169) La física (Kant) (169) La razón (Kant) (169) Ideas trascendentales (Kant) (169) Imposibilidad de la metafísica tradicional (Kant) (169) Crítica de la razón práctica (Kant) Libertad y moral (Kant) (181) Ética autónoma (Kant) (181) Imperativo categórico (Kant) (181) Dios y la inmortalidad (Kant) (181) Crítica del juicio (Kant) Teleología (Kant) (186) Estética (Kant) (186) CAPÍTULO 26: EL ROMANTICISMO Romanticismo 189. 190. 191. Idealismo alemán Fichte Schelling 229 CAPÍTULO 28: HEGEL Hegel, plenitud del Idealismo 192. 193. 194. 195. 196. 197. 198. 199. 200. 201. 202. Hegel Plenitud del idealismo (Hegel) Lo Infinito como totalidad (Hegel) Infinito, Espíritu, Dios, Idea, Razón, Verdad, Absoluto (Hegel) Lo Infinito como cambio (Hegel) Dialéctica (Hegel) La historia como dialéctica (Hegel) El despertar del Espíritu (Hegel) El Espíritu absoluto (Hegel) Derecho (Hegel) El Estado (Hegel) CAPÍTULO 29: LOS “HIJOS” DE HEGEL Consecuencias de Hegel 203. 204. Derecha e izquierda hegeliana Feuerbach CAPÍTULO 30: MARX Marx y la revolución 205. 206. 207. Karl Marx Crítica a Hegel (Marx) Conocimiento (Marx) 230 208. 209. 210. 211. 212. 213. Materialismo (Marx) La religión es el opio del pueblo (Marx) El trabajo manual (Marx) El trabajador social (Marx) Materialismo histórico (Marx) El Estado (Marx) CAPÍTULO 31: COMTE Y EL POSITIVISMO. UTILITARISMO. PRAGMATISMO Positivismo 214. 215. 216. 217. 218. 219. Comte Ley de los tres estados (Comte) Sociología (Comte) Las ciencias (Comte) Utilitarismo Pragmatismo CAPÍTULO 32: EL VITALISMO Vitalismo 220. 221. 222. 223. 224. Irracionalismo Schopenhauer Kierkegaard Bergson Blondel 231 CAPÍTULO 33: NIETZSCHE Nietzsche levanta el acta de defunción de Dios 225. 226. 227. 228. 229. 230. 231. Nietzsche Cambio de valores (Nietzsche) Voluntad de poder (Nietzsche) Moral de señores y de esclavos (Nietzsche) Dios ha muerto (Nietzsche) Superhombre (Nietzsche) El eterno retorno (Nietzsche) CAPÍTULO 34: LA NUEVA CIENCIA Cambio de la imagen del mundo 232. 233. 234. Darwin Freud La ruptura física CAPÍTULO 35: EL PENSAMIENTO PERSONALISTA. BRENTANO Pensamiento personalista 235. 236. 237. 238. 239. 240. 241. 242. Maine de Biran Gratry Brentano Intencionalidad (Brentano) Método (Brentano) Los fenómenos psíquicos (Brentano) Percepción (Brentano) Ética (Brentano) 232 243. Necesidad de Dios (Brentano) CAPÍTULO 36: DILTHEY Y EL HISTORICISMO Historicismo 244. 245. 246. 247. 248. 249. 250. 251. Dilthey Las ciencias del espíritu (Dilthey) La realidad biográfica del hombre (Dilthey) Vivencia, expresión y comprensión (Dilthey) Tipos (Dilthey) La realidad histórica (Dilthey) La filosofía (Dilthey) Simmel CAPÍTULO 37: HUSSERL Y LA FENOMENOLOGÍA La vuelta al “ser” 252. 253. 254. 255. 256. 257. 258. 259. 260. Husserl Oposición al psicologismo (Husserl) Evidencia (Husserl) Fenomenología (Husserl) El lugar de los objetos ideales (Husserl) La conciencia (Husserl) La realidad como vivencia (Husserl) Método fenomenológico (Husserl) La teoría de los valores CAPÍTULO 38: HEIDEGGER Y EL EXISTENCIALISMO 233 Existencialismo 261. 262. 263. 264. 265. 266. 267. 268. Corrientes Heidegger El ser (Heidegger) Existenciales (Heidegger) Jaspers Marcel Sartre Primacía de la existencia sobre la esencia (Sartre) CAPÍTULO 39: EL NEOPOSITIVISMO Y LA FILOSOFÍA ANALÍTICA Neopositivismo 269. 270. 271. El Círculo de Viena Fisicalismo Antimetafísica Filosofía analítica 272. 273. Wittgenstein Estructuralismo CAPÍTULO 40: ORTEGA Y LA RAZÓN VITAL Ortega y la vida como realidad radical 234 274. 275. 276. 277. 278. 279. 280. 281. 282. 283. 284. Ortega y Gasset Pienso, luego existo yo con el mundo (Ortega) Mi vida, realidad radical (Ortega) “Yo soy yo y mis circunstancias” (Ortega) La perspectiva (Ortega) Razón vital (Ortega) El ser (Ortega) Razón histórica (Ortega) Libertad (Ortega) Ideas y creencias (Ortega) Julián Marías 235 236 ÍNDICE DE NOMBRES Y TÉRMINOS a: A posteriori: 82, 98, 144, 167, 168, 180 A priori: 82, 144, 167, 168, 173, 174, 177, 180, 182, 270, 271 Abelardo: 88 Absolutismo: c24, 156 Absoluto: 67, 107, 195, 196, 199, 200, 203, 215, 222, 250, c38, 278 Abstracción: 22, c7, 88, 96, 153. 194 Abstraer: 49, 96 Absurdo: c4, 23, 64, 222, 264, 267 Academia: 31, 144, 159 Accidente: 43, 44, 45, 78, 97, 26, 282 Acto: 8, 23, 45, 47, 50, 68, 95, 97, 137, 155, 222, 224, 227, 238, 251, 257, 260 Adán: 60, 78 Agnóstico: c31 Agustín, San: c11, 66-73, 96, 104 Alberto Magno, San: 78, 93 Alejandro de Ales: 104 Alejandro Magno: 40, 52 Aletheia: 30, 263 237 Alma: 21, 22, 25, 29, 34, 35, 36, 37, 38, 48, 50, 52, 56, 67, 68, 69, 72, 78, 92, 95, 97, 99, 107, 121, 125, 144, 155, 236 Althuser, Louis: 237 Amor: c1, 19, 52, 61, 72, 242, 260, 284 Analítica: 137, 271, c39, 272, 284 Anaxágoras: 20 Anaximandro: 16, 17 Anaxímenes: 17 Anselmo, San: 81-84, 105, 136, 144, 180 Antístenes: 52 Ápeiron: 16 Argumento: 24, c10, 68, c13, 82, 83, 98, 105, 136, 144, 180, 197, c39, 277, 281 Aristipo de Cirene: 53 Aristóteles: 5, 25, c7, 40-51, 78, 85, 89, 96, 97, 101, 109, 112, 126, 131, 175, 248 Arte: 80, 114, 200, 245, 260 Atomistas: 18, 21, 26, 53 Austin, J.L: c39 Averroes: 85, 86, 87, 96 Avicebrón: 85 Avicena: 85 b: Bacon, Francis: 113, 127, 128, 129, 146, 155, 245 238 Bacon, Roger: 89, 90 Barthes, Roland: 273 Bauer, Bruno: 203 Bentham, Jeremias: 218 Bergson: 223, 224 Besarión: 112 Blondel: 224 Bolzano: c35 Bonifacio VIII: 106 Brentano: 237-243, 252, 254, 258 Bruno, Giordano: 119, 121 Buenaventura, San: 84, 92 c: Cambio: 4, 12, 14, 22, 23, 24, 25, 42, 45, 47, 63, 124, 144, 166, 179, 189, 195, 196, 206, 207, 213, 223, 226, 227, 234, 249 Campanella: 116, 117 Carnap, Rudolf: c39 Categoría: 44, 170, 171, 174, 175, 177, c37 Causa: 5, 6, 12, 30, 49, 98, 107, 109, 124, 149, 150, 177, 179, 213, 215, 221, 222, 248, 249 Champeaux, Guillermo de: 78 Cicerón: 55, 66 Ciencia: c1, 1, 4, 6, 9, 17, 21, 22, 25, 26, 29, 41, 47, 90, c16, 107, 108, 109, c18, c19, 123, 124, 125, 140, 144, 153, 157, c25, 166, 239 167, 168, 169, 173, 177, 180, 182, 187, 189, c31, 217, 223, 224, 229, c34, 234, 237, c36, 244, 245, 246, 247, 249, 255, 265, c39, 269, 270, 271 Cínica, escuela: c8, 52 Cirenaica, escuela: c8, 53 Clotilde de Vaux: 214 Comte: 214-217 Contingente: 58, 69, 82, 98, 111, 243 Contradicción: 54, 83, 197, 212, 251, 253 Copérnico, Nicolás: 122, 123, 124, c26, 232 Cosmología: c2, 6, 179 Creación: c4, 56, 59, 65, 70, c12, 76, 77, 92, 97, 104, 199, 223, c35, 253, 274 Creencia: 15, 33, 57, 112, c23, 198, 208, 258, 283 Crisipo: 52 Crisis: 51, c8, 52, 55, c9, 102, 103, c18, 113, 127, 226, 253, 283 Cristina de Suecia: 130 Criterio: 68,124, c20, 126, 127, 129, 133, c23, 176, 183, 188, 219, 241, 254, 268, 283 Crítica: 41, 113, 115, 129, 151, 161, 169, 180, 181, 186, 203, 204, 205, 206, 234, c39 Cuerpo: 4, 6, 22, 29, 35, 36, 48, 61, 68, 97, 99, 168, 219, 236 d: d´Alembert: 159 Darwin: 232 240 Deducción: 128, 139 Definición: 3, 28, 30, 32, 125, 143, 246, 281 Democracia: 13, c5, 38, 51, 228, 229 Demócrito: 21, 248 Derrida, Jaques: 273 Descartes, René: 68, 84, 113, 127, 129, c21, 130-140, c22, 141, 143, 144, 145, 254, 257, 259, 263, 275, 276 Determinista: 51, 155, 219 Dewey: 219 Dialéctica/o: 24, 197, 198, 199, 200, 206, 212 Diderot: 159 Dilthey: c36, 244-250, 253 Diógenes de Sinope: 52 Dios: c1, 5, 13, 19, 28, 45, 47, 50, 52, 53, 56, 57, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 65, c11, 67, 69, 70, 71, 73, c12, 75, 76, 77, 78, 79, c13, 82, 83, 87, 92, c15, 95, 96, 97, 98,100, 101, c16, 103, 104, 105, 107, 110, 111, 112, 115, 119, 120, 121, 125, 135, 136, 137, 141, 143, 144, 145, c23, 147, 151, 152, 159, 161, 179, 180, 183, 185, 187, c27, 194, 195, 196, 198, 199, 203, 204, 215, 216, 222, c33, 226, 229, 232, c35, 236, 243, 248, 256, 260, c38, 261, 264, 267, 271 Duda: 27, 54, 68, 131, 132, 134, 152, 259, 275, 276 e: Eclecticismo: 55 Efecto: 149, 150, 177, 184 Einstein, Albert: 234, c39 241 Elan vital: 223 Empirismo: 104, 110, 127, 128, c23, 146, 153, c24, c26, 170, 219, 270, c39 Empédocles: 19 Engels: 205 Ente: 4, 6, 21, 22, 23, 25, 42, 47, 96, 144, 180, 224, 263 Entendimiento: 67, 96, 146, 171, 174, 175, 177, 178 Epicureísmo: 53 Epicuro de Samos: 53 Epistemología: 5 Erasmo de Rótterdam: 114 Erdmann: 203 Escepticismo: 54, 66, 68, 152, 153 Escolástica: 84, 85, c14, 89, 94, c16, c17, 111, 112, 113, 119, 120, 127, 198 Escuela Escocesa: 154 Escoto: 78, 84, 105 Esencia: 22, 36, 42, 43, 44, 46, 49, 78, 84, 97, 110, 143, 204, 213, 239, 255, 259, 260, 264, 268, 279 Espíritu: 56, 61, 69, 77, 104, 114, 140, 142, 161, 174, c27, 190, 191, 195, 196, 198, 199, 200, 202, 216, 222, 244, 245, 247, c39 Estado (político): 51, 73, 89, 101, 115, 117, c23, c24, 156, 158, 162, 190, 202, 204, 213, 229 Estética/o: c2, 9, 188, 203, 222 Estoicismo: 52 242 Ética: c2, 8, 9, 29, 36, 37, 50, 72, 100, 118, 183, 184, 203, 218,221, 222, 242 Eva: 78 Evidencia: 28, c21, 133, 139, 140, c23, 224, 241, 254, c40 Evolución (de las especies): 232, c39 Existencia: 21, 46, 52, 53, 57, 58, 66, 68, 78, 82, 84, c15, 96, 97, 98, 105, 107, 111, 125, 135, 136, 137, 144, c23, 147, 149, 151, 158, 159, 180, 185, 190, 191, c28, 222, 224, 235, 245, 258, 259, c38, 261, 263, 264, 267, 268, c39, 273, c40, 275, 280, 282 Existencialismo: c38, 261, 264, 273 f: Fe: 57, 61, 64, c11, 67, 79, 88, 95, 107, 126, 165, 183, 198, 222, 229 Felipe el Hermoso de Francia, Emperador: 106 Fenómeno: 55, 124, 171, 172, 175, 205, 234, 255 Fenomenología: c35, c37, 255, 259, 260, c38 Feuerbach: 203, 204, 206 Fichte: 189, 190, 191, 192, 248, c38 Fin: 3, 8, 29, 50, 65, 72, 73, 75, 77, 92, 98, 100, 101, 103, 179, 184, 188, 189, 197, 199, 200, 201, 223, c37 Física: 1, 4, 5, c4, 14, 21, 23, 52, c16, 124, 125, 153, 167, 168, 169, 177, 179, 217, 234, 245, 270, 271 Físicos: 17, 26, 47, 234 Forma (aristotélica): 46, 47, 48, 78, 96 Foucault, Michael: 273 243 Francisco de Asís, San: 104 Freud: 233 g: Galileo Galilei: 21, 124 Gioberti, Vicenzo: c35 Gnosticismo: 65, 66 Gorgias de Leontini: 27 Gratry: c35, 236 h: Hartman: 260 Hegel: 84, 189, c28, 192-202, c29, 203, 204, 205, 206, 208, 213, 221, 222, 248, c38 Heidegger: 252, 256, c38, 261, 262-264, 267, 273 Heisenberg: 234 Heráclito: 25, 32, 197 Hipótesis: 124, 167, 270 Hobbes: c24, 155-156, 248 Hombre: c1, 1, 7, 8, c3, 12, 13, c4, 19, 22, 25, 27, 29, 30, 32, 33, 34, 35, 36, 38, 43, 44, 47, 48, 49, 50, c8, 52, 53, 58, 59, 60, 61, 62, 63, 65, 68, 69, 71, 72, 73, c12, 75, 77, 78, 82, 96, 97, 99, 100, 101, c18, 112, 114, 115, 120, c19, 123, 126, 128, 134, c22, 142, 143, 144, c23, 146, 151, 153, c24, 155, 156, 158, 159, 161, 162, 164, 166, 171, 172, 182, 183, 184, 187, c27, 195, 199, 201, 202, 204, 206, 209, 210, 211, 212, 215, 218, 219, c32, 220, 221, 222, 224, 226, 227, 228, 229, 230, 232, 234, 235, 236, c36, 246, 250, 251, 253, 244 256, 260, c38, 263, 264, 265, 266, 267, 268, 273, c40, 276, 281, 282, 283, 284 Humanismo: 52, 112, 114 Hume: 136, 148-153, 154, 168 Husserl: c35, c37, 252-259, c38, 262, 267 i: Idea: 32, 33, 34, 36, 37, 136, 179, 186, 187, 200, 203, 208, 248, c38 Idealismo: 118, 129, 140, c22, 152, 165, 189, c28, 192, 193, 203, 222, 248, c38, 265, c40, 275 Ideología: 3, 206 Ilustración: c25, 159, 163, 229 Imperativo: 36, 184, 190, 226 Inducción/inductivo: 28, 125, 128, 146, 236 Inteligencia: 5, 49, 50, c26, 223, 224, 236, 263 Intelecto: 60, 61, 86, 88 Intencionalidad: 238, 240, 254, 258 Intuitivo: 200 Irracionalismo: c32, 220 j: James: 219 Jaspers: 265 Jesucristo/Jesús: 59, 60, 62, c17, 203 Juan XXII: 106 245 Juicio: 10, c20, 146, 168, 175, 176, 178, 186, 188, 198, 240, 242, 253, 255, 259 Justino, San: 65 k: Kant, Immanuel: 82, 84, 153, c26, 165-188, 189, 193, 201, c37 Kepler, Juan: 123 Kierkegaard: c32, 222, c38 l: Lacan, Jacques: 273 Leibniz: 84, 91, 144, 145, 163 Levi-Strauss: 273 Liberalismo : c24, 158 Libertad: 28, 61, 73, 77, 143, 158, 159, 160, 182, c27, 191, 202, 218, 233, c35, c36, 245, 248, 264, 267, 282, 283 Liceo: 40 Locke: c24, 157-158 Lógica: c2, 10, 18, 144, 218, 223, 253, 270 Luis de Baviera: 106 Lulio, Raimundo: 89, 91, 144 Lutero, Martín: 115 m: Maimónides: 85, 87 246 Maine de Biran: c35, 235 Malebranche: 141, 143, 145 Maquiavelo, Nicolás: 116, 118 Marcel, Gabriel: 261, 266 Marías, Julián: 274, 284 Marx, Karl: 3, 203, c30, 205-213, 232, 234, 267, 273 Matemáticas: 1, c4, 22, 26, 41, 69, 109, c19, 124, 129, 131, 137, 140, 166, 167, 168, 169, 173, 177, 189, 217, 270, 279 Materia: 16, 19, 21, 46, 47, 52, 56, 65, 78, 94, 96, 97, c20, 137, 147, 155, 191, 208, 223 Materialismo/materialista: 21, 52, 53, 155, c29, c30, 205, 208, 212, 232, 248 Mayéutica: 30 Metafísica: 4, c2, 5, c4, 21, 23, 26, 47, 104, 153, c25, 166, 180, 181, 191, 215, 260, 270, 271, c39, 274 Mill, John Stuart: 218 Mito: 12, 15, 33, 35, 61, 203 Moisés: 60 Mónada: 144 Mónica, Santa: 66 Montano: 64 Montesquieu: 159, 160, 164 Moore, George Edward: 272 Moral: 3, 8, 27, 29, 33, c8, 60, 72, 82, 100, 101, 107, 117, 118, c23, 151, 153, 156, 159, 181, 182, 183, 184, 185, 187, 190, 202, 207, 213, 228, 230, 236, 282 247 Muerte: 25, 28, 31, 40, 61, 115, 162, 192, 214, 229, 264, 266, 284 Mundo: c1, 9, 13, 15, 19, 22, 25, 26, c6, 32, 33, 34, 35, 36, 39, 42, 45, 47, c8, 52, 53, 55, 58, 59, 63, 65, c11, 70, 73, c12, 75, 76, 79, 82, c16, 112, 114, 120, 121, 129, 135, 137, 138, 141, 144, 147, 152, 161, 179, 180, 182, 185, 187, c28, 197, 198, 199, 202, c30, 209, 221, 222, 223, 224, c33, 228, 229, 231, c34, 232, 234, 235, 236, 248, 250, 257, 259, c38, 263, 264, 267, 268, 271, c40, 275, 276, 277, 278, 281, 284 n: Napoleón: 190, 246 Naturaleza: 1, 6, c4, 14, 19, 21, 22, 27, 47, 50, 51, 52, 60, 61, 70, 82, 99, 100, 108, 110, 119, 124, 137, 143, 153, 156, 158, 159, 162, 164, 172, 182, c27, 191, 199, 208, 215, 217, 220, 233, 237, 245, 246, 249, 253, c38 Necesario: 46, 58, 98, 107, 111, 144, 164, 168, 204, 226, 243, 245, 278 Neoplatonismo: 56, 66 Neopositivismo: c39, 270, 271, 272 Newton, Isaac: 21, 125, 144, 153, 234 Nicolás de Cusa: 119, 120 Nietzsche: c32, c33, 225-231, 232 Nominalismo: 78, 109, 124, 147, 155 ñ: o: 248 Occam: 78, c16, 105, 106-110, 119, 122, 124 Ontología: 5, c38 Ontológico (argumento): 82, 83, 84, 105, 136, 144, 180 Ontologismo: c35 Ortega y Gasset: c40, 274-283, 284 p: Parménides: c4, 21, 23, 24, 25, 32, 45, 131, 197 Pascal: 142 Peirce: 219 Persona: c1, 13, 30, 43, 62, 63, 78, 86, 112, c19, 124, 146, 156, 201, 246, 260, 264, 268, 281, 284 Personal: 63, 112, 159, 203, 231, 235, 246, 247, 249, 250, 278, 282, 284 Pico de la Mirándola: 112 Pietro Pomponazzi: 112 Pitágoras: 22 Pitagóricos: c4, 22, 26 Planck, Max: 234, c39 Platón/platónico: c6, 31-39, c7, 40, 41, 42, 43, 46, 48, 49, 50, 51, 61, c11, 68, 69, 70, c14, 94, 96, 112, 117, 131, 186, 197, 221, 248, 256, 263 Plotino: 56 Pluralistas: 18, 19, 20 Política: c2, 13, 31, 38, 50, 51, 116, 118, 159, 204, 209, 245 249 Popper, Karl: 234 Positivismo/positivista: c31, 214, 218, c32, c35, 250, 253, 255, 259, c38, 265, c39 Positivo: 58, 215, 216, 217 Potencia: 45, 47, 50, 95, 96, 97 Pragmatismo: 219 Premisa: 23, 126 Presocrático: c4, 26, 32, 48, c21 Principio: 8, c4, 14, 15, 16, 18, 23, 28, 48, 52, 56, 66, 69, 73, 96, 98, 99, 100, 111, 112, 117, c19, 122, 124, 126, 128, 129, c23, 146, 150, 154, c24, 159, 164, 171, 178, 179, 180, 184, 198, 200, 205, 215, 218, 219, 221, 226, 253, 254, 255, 262, 271 Problema: 4, 21, 25, 39, 58, 63, c12, 93, 95, c17, 113, 120, c20, 140, 145, 186, 222, 223, 224, c38, 261, 263, 271, c39 Pseudoproblema: 271, c39 Psicología: c2, 7, 179, 257 Ptolomeo: 122 q: r: Racionalismo: 115, 127, c21, 140, 145, 153, c26, 170 Razón: c1, 2, 5, 21, 22, 23, 25, 26, 32, 35, 39, 52, 58, 59, 61, 62, 63, 64, c11, 67, 69, c12, 79, 90, 91, 92, c15, 95, 99, c16, 102, 103, 105, 107, 110, 129, c21, 133, 140, 142, 144, c23, 151, 153, 154, 158, 159, 164, 165, 167, 169, 170, 171, 178, 180, 181, 182, 183, 184, 250 185, 186, 187, c28, 193, 195, 196, 197, 198, 199, 200, 202, 213, c32, 220, 279, 281 Realidad: c1, 1, 2, 3, 5, 12, 13, c4, 17, 22, 23, 24, 25, 26, 30, c6, 32, 33, 35, 38, 39, 41, 42, 44, 47, 49, 52, 65, 69, 77, 78, 83, 84, 96, 108, 109, 111, 113, 119, 120, 126, 135, 137, 140, c22, 143, 144, 145, c23, 149, 152, 153, 159, 168, 170, 172, 173, 174, 178, 179, 180, 181, c27, 190, 191, c28, 193, 194, 195, 196, 197, 199, 200, 206, 207, 209, c32, 220, 221, 223, 227, 234, 238, c36, 245, 246, 247, 248, 249, 250, 251, 255, 257, 258, 259, 260, c38, 265, 266, c39, 269, 271, 273, c40, 275, 276, 278, 279 Realismo: 78, 140, c40 Reichenbach: c39 Relativismo: 27, 28, 219, 253 Religión: 2, c2, c9, 57, c10, 112, 114, 115, 143, 151, 153, 191, 200, 203, 204, 209, 216, 222 Revelación: 2, 5, 92, 95, 105, 112, 126, c23, 159, 198 Romanticismo: c27, 189, 191 Roscelino: 78 Rosmini-Sebasti, Antonio: c35 Rousseau: 159, 162, 164 Russell, Bertrand: 272 s: Saint-Simon: 214 Sartre, Jean Paul: 261, 267-268 Scheler: 260, 262 Schelling: 189, 191, 192, 199, c38 251 Schopenhauer: c32, 221, 225, 227 Séneca: 52 Ser (el): 4, 5, 23, 24, 32, 41, 47, 83, 97, 98, 111, 144, 175, 180, 194, 197, c37, c38, 263, 267, 271, 280 Silogismo: 126, 128, 129, 178 Simmel: 251 Simone de Beauvoir: 267 Sociología: 216, 217, 251, 279 Sócrates: c4, c5, 28-30, 31, 33, 52, 126, 128, 183, 248, 268 Sofista: c5, 27, 28, 51, 53 Spinoza: 84, 143, 144, 145, 196, 248 Strauss, David Friedrich: 203 Suárez: 111 Sustancia: 17, 25, 43, 44, 45, 46, 49, 68, 78, 96, 97, 99, 121, 134, 136, 137, 141, 143, 144, 179, 190, 196, 199, 215, 236, 276 t: Tales de Mileto: 15, 16 Teleología: 5, 74, 86, 95, c16, 102, 103, 105, 107, 111, c19, 179, 192, 236 Tertuliano: 65 Tomás de Aquino, Santo: 78, 84, c14, 89, 93, c15, 94-101, 107, 126, 248 Tomás Moro: 116, 117 Trascendental: 179, 259, 264 252 Trascendente: 73, 82, c31, 222 u: Universal: 1, 19, 25, 28, 43, 49, c12, 78, 88, 96, 109, 110, 140, 144, 155, 162, 167, 168, 173, 176, 184, 198, 199, 200, 202, 222, 247, 284 Universo: 6, 12, 17, 19, 22, 23, 98, 107, 122, 137, 144, 227, 232, 235, Utilitarismo: 218, 229 v: Valor: 27, 28, 35, c33, 226, 229, 230, 232, 234, c35, 260 Vida: c1, 3, 12, 25, 36, 39, 47, 48, 50, 51, c8, 52, 53, 62, 91, 99, 114, 144, 156, 162, 164, 165, 185, 191, 196, 203, 214, c32, 221, 223, 227, 228, 229, 232, 235, 237, 244, 246, 249, 250, 251, c38, 263, 264, 267, c40, 276, 277, 278, 279, 281, 282, 283, 284 Vitalismo: c32, 225, 232, 265 Voltaire: 159, 161, 164 Voluntad: 7, 8, 37, 48, 60, 72, 77, 79, 95, 105, 107, 155, 158, 162, 164, 182, 183, 184, 187, 221, 226, 227, 236, 245, 260, 268, 276 w: Wagner: 225 Wittgenstein: 272 x: 253 y: z: Zenón de Citium: 52 Zenón de Elea: 24 254 255 256