Alianzas para la Inclusión Financiera en América Latina y el Caribe

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Alianzas para la Inclusión Financiera en América
Latina y el Caribe: un catalizador para el crecimiento
inclusivo
Abril 29-30, 2014
Síntesis de los cuestionarios sobre inclusión
financiera
A los países e instituciones participantes se les solicito contestar un cuestionario que incluyera
4 elementos: 1) principales necesidades en inclusión financiera; 2) si existían programas de
inclusión financiera implementados/en implementación; 3) asociaciones con actores no
gubernamentales en materia de inclusión financiera; 4) plan o estrategia de trabajo con el
sector privado en inclusión financiera. A continuación, notas preliminares respecto a los
resultados de los cuestionarios (18 cuestionarios: 16 países, 2 organizaciones no
gubernamentales)1.
Porcentaje de países que tienen
programas de Inclusión Financiera en
ALC
31%
Países que tienen
Iniciativas de
Inclusión Financiera
69%
Países que no tienen
Iniciativas de
Inclusión Financiera
Nota: Dos Organizaciones No Gubernamentales encuestadas (Instituto de Estudios
Peruanos y Fundación Capital) expresaron tener programas de Inclusión Financieras.
1
Antigua & Barbuda, Bahamas, Barbados, Brasil, Dominica, República Dominicana, Grenada, Guatemala, Guyana,
México, Paraguay, Perú, St. Lucia, St. Kitts & Nevis, Suriname, Instituto de Estudios Peruanos, Fundación Capital.
Países/instituciones: asociaciones con
actores no gubernamentales
SI
44%
56%
NO
Nota: Dos Organizaciones No Gubernamentales encuestadas (Instituto de Estudios
Peruanos y Fundación Capital) expresaron tener asociaciones con entidades no
gubernamentales.
Pais/Institucion: estrategias/planes de alianzas
con sector privado
31%
SI
NO
69%
Nota: Dos Organizaciones No Gubernamentales encuestadas (Instituto de Estudios
Peruanos y Fundación Capital) expresaron tener planes para generar alianzas con el sector
privado
Las cifras en las tablas parecieran indicar que de los que han contestado que sí implementan o
han implementado programas de inclusión financiera, en su mayoría se encuentran
relacionados con los Programas de Transferencias Condicionadas (PTCs), algunas iniciativas
de micro-crédito, y algunos programas de educación financiera como parte de programas de
protección social (suman 13). Sin embargo, no todos los países que afirmaron tener iniciativas
de inclusión financiera cuentan con asociaciones con actores no gubernamentales en su
implementación (11), y menos países aún cuentan con estrategias o planes de articulación con
el sector privado (solamente 9).
Principales necesidades que se presentan para la inclusión financiera de las poblaciones
más vulnerables en America Latina y el Caribe
- Falta de bancarización y de uso de servicios financieros. En el caso de América Latina,
el 69% de la población adulta, alrededor de 250 millones de personas, no está bancarizada.
Ahora bien, el acceso no es uniforme pues conforme se desciende en la pirámide, el acceso
del sistema financiero es cada vez menor. Por ejemplo, en América Latina y el Caribe el 61%
del quintil por ingreso más alto tiene una cuenta de ahorro, mientras que este indicador
representa solo el 21% para el quintil más bajo. Un alto porcentaje de la población adulta no
interactúa con el sistema financiero, es decir, no cuenta con ningún producto dentro del
sistema financiero formal (ahorro, crédito, seguros o previsión para el retiro). Asimismo,
destaca que un gran porcentaje de los adultos no ahorran en instrumentos del mencionado
sistema.
- Oferta débil. En relación a la oferta, se encuentran instituciones financieras distantes o
débiles, productos no adecuados o desinterés del mercado objetivo. La distancia puede ser
geográfica, cultural, de lenguaje, entre otras y se relaciona con la calidad del servicio brindado
a la población de bajos ingresos. La debilidad se refiere a la limitada capacidad de entregar
productos adecuados a la demanda debido al costo en innovación que ello representa. La base
de la pirámide es un público desconocido para la gran mayoría de instituciones financieras, por
lo que se limita la inclusión financiera efectiva. Adicionalmente existe desinterés de algunas
instituciones financieras pues su mercado objetivo es otro segmento y no la base de la
pirámide.
-
Demanda. En relación a la demanda se encuentran la desconfianza hacia el sistema
financiero, una institución financiera en particular o un producto, y el desconocimiento. La
desconfianza hacia el sistema financiero es un elemento importante dado que mayor pobreza
normalmente se vincula con mayor aversión al riesgo, por lo que se asume que una persona
pobre tiene desincentivos para entregar sus escasos recursos a un tercero. El desconocimiento
se relaciona con que la base de la pirámide desconoce casi en su integridad la operatividad de
algunos productos que puedan tener las instituciones financieras, lo que profundiza su
desconfianza.
- La falta de acceso/cobertura. La principal barrera de acceso al sistema financiero son los
ingresos: las personas que no participan afirman que no utilizan la banca porque no tienen
ingresos suficientes o por que éstos son variables y ello no les permiten tener cuenta o crédito
en una institución formal; la segunda razón por la que no participan es porque no les interesa o
no sienten que necesitan ninguno de los productos bancarios.
Una de las dimensiones de la privación a la que la parte más vulnerable de la población se
somete es la falta o la dificultad de acceso a productos y servicios financieros. Desde una
simple cuenta corriente o de ahorros hasta un seguro de vida, pasando por el acceso al
microcrédito productivo orientado, son diversos los productos y servicios que podrían facilitar la
vida de millones de familias, mejorando sus ingresos y protegiéndolas contra los choques. Sin
embargo, varios tipos de barreras obstaculizan su acceso a los productos y servicios – baja
educación, falta de documentación y falta de acceso a la información son sólo algunas de ellas.
Existe una necesidad de acceso al crédito para facilitar el desarrollo de pequeñas empresas y
para estimular la apropiación de activos mientras que al mismo tiempo se asegura una fuente
sostenible de ingresos. También existe una necesidad de incrementar la promoción de
servicios y productos de micro crédito y micro finanzas de parte por parte de instituciones
financieras y de ofrecer mayor acceso para las personas en estado de vulnerabilidad. A su vez,
se destaca la necesidad de fortalecer las micro empresas comunitarias de base para la
resiliencia en la generación de activos y el crecimiento económico.
- Demanda empoderada, educación financiera. Para fomentar la confianza en el sistema
financiero y promover el uso libre y responsable de los servicios financieros es importante
contar con programas de educación financiera. Las poblaciones vulnerables necesitan entender
la importancia de los instrumentos financieros, como las cajas de ahorro y otros servicios como
el crédito, para así demandar su utilización.
La población más vulnerable puede beneficiarse del entrenamiento en el manejo de dinero, el
asesoramiento sobre la reducción de la deuda y los planes de ahorro. Algunos países se han
asociado con las instituciones financiera para ayudar con la capacitación y el intercambio de
información, pero esto se hace sólo en una base ad hoc.
Resulta necesario mejorar aún más las instituciones financieras informales/ tradicionales con
base comunitaria para promover una mayor comprensión de la inclusión financiera de las
personas vulnerables y contribuir al desarrollo nacional. La educación del cliente, la
sensibilización, la concientización y la protección son cada vez más importantes, ya que los
consumidores que han sido previamente excluidos de los servicios financieros son
especialmente
vulnerables
a
fraudes,
estafas
y
el
sobreendeudamiento.
- Falta de una cultura financiera, que facilite y fomente el acceso a productos financieros de
forma adecuada para dichas poblaciones. Tradicionalmente la población más vulnerable por su
bajo nivel académico se resisten a la bancarización, y por otro lado, a las mismas entidades
financieras tampoco les ha sido atractivo captar ese sector que tradicionalmente no le ha
generado grandes beneficios. Es necesario un cambio en la mentalidad cultural en relación con
el ahorro y la construcción de activos por parte de las instituciones financieras públicas y
privadas y las personas vulnerables; este cambio puede dar lugar a la creación de nuevas
políticas y el desarrollo de estrategias para promover la inclusión financiera de las personas
vulnerables.
- Entorno favorable. Para crear un entorno propicio para la inclusión financiera de las
personas vulnerables, resulta clave una revisión de los términos del compromiso y el marco
legal de las instituciones financieras privadas y públicas establecidas para proporcionar
asistencia financiera. Se precisan modalidades para reducir los índices de delincuencia entre
los prestatarios de microfinanzas y evitar la posibilidad de que estas personas, ya pobres, se
hundan más en nuevas dificultades por un aumento en sus deudas de las que no podrán
recuperarse; modalidades para la reducción del costo de las microfinanzas a los pobres y los
desposeídos; un uso más juicioso de la legislación, como la Ley de Incentivos a la inversión,
así como la búsqueda de diseños institucionales para incentivar una mayor participación del
sector privado en la provisión de servicios financieros que están mejor alineados con las
necesidades de los pobres y los desposeídos; políticas e incentivos para facilitar la entrega de
remesas por parte de familiares, basadas en la diáspora.
Por último las necesidades regulatorias se refieren a temas atribuibles a la regulación, entre las
que se encuentran quiebras de instituciones financieras, requerimientos costosos para apertura
y manejo de cuentas, controles a las tasas de interés y la creación de un ambiente poco
conducente para la innovación.
- Atención y cobertura en zonas rurales y distantes. Una de las necesidades de las
personas que habitan en las zonas rurales, para acceder a servicios financieros, es encontrar la
oferta cerca de su vivienda, ya que hay un alto costo de transacción, principalmente, por el
desplazamiento hasta las cabeceras departamentales donde se encuentran las entidades
financieras, sea por la falta de infraestructura vial, la distancia y/o el acceso a medios de
transporte, situación que también afecta a los oferentes. Esta situación hace que, por un lado,
las personas no tengan acceso a servicios, productos y canales financieros adecuados a sus
necesidades y, por el otro, exista un desconocimiento del funcionamiento del sistema financiero
formal, productos, uso de los canales, derechos y deberes de los clientes, y servicios
financieros, que imposibilitan su uso y navegar por el sistema a su favor. Como por ejemplo la
entrega de los beneficios de los PTC que se hacen a través de cuentas de ahorro en el sistema
financiero formal. Sin embargo la aun baja capilaridad no solo implica un reto operativo para un
Ministerio de Desarrollo Social, sino que también un costo importante para los usuarios lo que
desincentiva el uso de sus cuentas de ahorro.
- Necesidades institucionales de los Ministerios de Desarrollo Social. Falta de
cobertura/financiamiento del Ministerio de Desarrollo Social para atender adecuadamente a la
población vulnerable.
- Acceso a servicios financieros de calidad: La poca presencia del sistema financiero,
sumada a que los servicios financieros no responden a las necesidades o condiciones de la
población rural y población en situación de pobreza son un reto importante para la Inclusión
financiera de la población usuaria de los Programas Sociales.
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