Informativo Caballero Bustamante Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados El Concepto de Prueba y su aplicación en el Impuesto a la Renta y en el IGV El presente informe tratará sobre el estudio de la prueba como elemento central para la acreditación de los derechos de los contribuyentes, dado que sin su concurso, no podríamos tener la certeza sobre el acontecimiento o no de hechos generadores de obligaciones tributarias. En vista a la vastedad del tema, el presente trabajo se avocará a la incidencia de esta institución en el Impuesto a la Renta y en el IGV. –––––––––––––––––––––––––––––––– 1. Introducción ––––––––––––––––––––––––––––––––– Uno de los temas medulares y de constante actualidad en el Derecho es el que corresponde al estudio de la prueba, el mismo que abarca a las distintas ramas de esta ciencia, entre las que se encuentra el Derecho Tributario que es objeto de nuestro cotidiano tratamiento. La importancia de la prueba en el escenario jurídico puede sintetizarse con la expresión que enseña que: "tanto vale no tener un derecho cuanto no poder probarlo". O, dicho en otros términos, es el complemento indispensable de los derechos materiales y su debida concreción práctica. En tal sentido, el derecho a probar –reconocido como una garantía constitucional– excede el campo del Derecho Tributario y se yergue como un derecho inalienable de los particulares. Cabe indicar que la transcendencia de la noción de prueba abarca todas las manifestaciones de la vida humana; tal es el caso del historiador, el paleontólogo, el arqueólogo, el cronista o el periodista, quienes recurren a la prueba para convencerse a sí mismos de la verdad de los hechos ocurridos en el pasado, así como para convencer a sus lectores de esta verdad; en el ámbito del Derecho, se utiliza la prueba para poder convencer al Juez, al Tribunal Administrativo o a la Administración de la verdad propuesta por el recurrente. –––––––––––––––––––––––––––––––– 2. Definición de Prueba ––––––––––––––––––––––––––––––––– Siguiendo al ilustre procesalista colombiano Hernando Devis Echandía, debemos en- tender por el término prueba como el: “(…) conjunto de motivos o razones que nos suministran el conocimiento de los hechos, para los fines del proceso, que de los medios aportados se deducen” (1). 2.1. Medios de Prueba Los medios de prueba son los caminos o instrumentos que se utilizan para conducir al procedimiento a la reconstrucción de los hechos acontecidos (testimonios, documentos, etc). Son aquellos elementos que transportan los hechos al procedimiento. Son los instrumentos regulados por el Derecho para la introducción en el procedimiento administrativo de las fuentes de prueba. Visto así, son instrumentos de intermediación requeridos en el procedimiento para dejar constancia material de los datos de hechos. En tal sentido, constituyen un concepto esencialmente jurídico. Los medios son los instrumentos procesales que son susceptibles de proporcionar un dato demostrativo de la existencia de uno o más hechos, que nos sirven para reconstruir los acontecimientos y mediante los cuales se manifiestan las fuentes de prueba sobre el conocimiento o registro de los hechos. 2.2. Determinación del Objeto de Prueba En sentido abstracto el objeto de prueba es todo aquello que se pueda probar, en general sobre lo que puede recaer la prueba. Para algunos autores, el objeto de la prueba son los hechos, para otros las afirmaciones de las partes sobre los hechos. CARNELUTTI (2) procuró conciliar ambas posiciones, destacando un objeto mediato (los hechos) y un objeto inmediato (las afirmaciones). No es pacífica la idea de cuál es el objeto de la prueba en el procedimiento. Somos del parecer que, el objeto de la prueba lo es tanto el hecho –pues el se afirma en el procedimiento– como la afirmación, puesto que la correlación u objeto de esta es precisamente un hecho. Así pues, el tema de prueba es lo que debe ser objeto de prueba en un determinado procedimiento, en función de cuáles sean los hechos introducidos por las partes. El destinatario de la prueba, la Administración tendrá que llegar a cierta convicción con el objeto de dictar resolución. Esto nos permite hacernos la siguiente pregunta ¿qué es lo que debe probarse? Siguiendo a TARUFFO (3), debe entenderse que en el procedimiento se demuestran hechos no para satisfacer exigencias de conocimiento en estado puro, sino para resolver controversias jurídicas acerca de la existencia de derechos: esto es, no se pretende determinar el hecho en sí mismo sino en la medida en que éste es el presupuesto para la aplicación de normas en el caso concreto. Pero, aunque como regla general la prueba recaiga sobre los hechos, no hay que olvidar que algunos tipos de hechos no requieren ser probados por diversas razones, conforme a lo previsto en el artículo 190º del Código Procesal Civil. –––––––––––––––––––––––––––––––– 3. La Carga de la Prueba ––––––––––––––––––––––––––––––––– Es un principio del Derecho Procesal que se aplica igualmente al Derecho Tributario que, por regla general, la carga de probar corresponde a quien afirma hechos que configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos hechos. Si no se prueban los hechos que sustentan la pretensión, el recurso administrativo deberá ser declarado infundado. La ley, en determinadas situaciones, determina qué parte debe probar. Por ejemplo en la responsabilidad extracontractual, el descargo por falta de dolo o culpa corresponde a su autor (artículo 1969º del Código Civil), esto es, al demandado; en la responsabilidad contractual, la prueba del dolo o de la culpa inexcusable corresponde al perjudicado por la inejecución de la obligación, o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso (artículo 1330º del precitado Código), es decir, al actor. Desde el punto de vista procesal, la carga de la prueba es definida en la doctrina como: “(…) la obligación que se impone a un sujeto procesal de ofrecer prueba de lo que afirma, y sin la cual la obligación queda privada de Informativo Caballero Bustamante toda eficacia y valor jurídico, de toda atendibilidad (…). La carga de la prueba –onus probandi– es, en síntesis, el deber de demostrar toda afirmación hecha por una parte en juicio, en pro de su pretensión. En el proceso civil, cada parte tiene a su cargo la prueba de los hechos afirmados y no reconocidos por la otra parte. Hay una prueba del demandante y otra del demandado” (4) (el subrayado nos corresponde). A su turno el procesalista Devis Echandía enseña que: “(…) la carga de la prueba es el gravamen que recae sobre las partes y que las lleva a suministrar el material probatorio necesario al Juez para que se forme convicción sobre los hechos” (5) (el subrayado nos corresponde). Por ello podemos sostener que, la carga de la prueba es una regla de conducta que deben seguir las partes en un proceso jurisdiccional para justamente probar los hechos que constituyen su pretensión, la misma que en términos de nuestra legislación positiva corresponde, a quien afirma hechos que configuran su pretensión, o a quien los contradice alegando hechos nuevos (6), tal como lo ha señalado el Tribunal Fiscal en la RTF Nº 1760-1-2009 de fecha 25.02.2009. –––––––––––––––––––––––––––––––– 4. Los Medios Probatorios en el Ámbito Tributario ––––––––––––––––––––––––––––––––– En el ámbito del Derecho Tributario, el artículo 125º del Código Tributario establece que los únicos medios probatorios que pueden actuarse en la vía administrativa son los documentos, la pericia y la inspección del órgano encargado de resolver, los cuales serán valorados por dicho órgano, conjuntamente con las manifestaciones obtenidas por la Administración Tributaria. En tal sentido, es claro que la opción del legislador ha sido la de adoptar un sistema de numerus clausus, es decir, no se permiten aportar al procedimiento contencioso administrativo tributario, otras pruebas que no sean las que en la norma se mencionan. Sobre la valoración conjunta de la prueba, es importante destacar la RTF Nº 00755-1-2006 de fecha 10.02.2006, la misma que establece que de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 125° del Código Tributario existen elementos suficientes, que valorados conjuntamente con las manifestaciones obtenidas, en conjunto permiten establecer que las operaciones de compra efectuadas por el contribuyente a dos de sus proveedores no han sido reales, al no haber acreditado la recurrente que las adquisiciones se originaron de las operaciones realizadas con dichos proveedores. Un ejemplo adicional de como opera en la práctica la valoración conjunta de los medios probatorios lo podemos encontrar Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados en la jurisprudencia argentina, donde el Tribunal Fiscal de la Nación, ha expresado que si bien cada medio de prueba es susceptible de valoración individual, los diversos medios de prueba deben ponderarse relacionándose entre sí, comparándoselos con las diversas posiciones de las partes en punto a los hechos que invocan, de manera tal que al final se tenga un conjunto sintético, coherente y concluyente ("Establecimientos Chiazu S.A." Exp. Nº 18-948.I y Nº 18.949-I). Otro de los temas que es importante tener en consideración, es que las testimoniales no son una prueba concluyente, sino que ellas deben ser tomadas en su conjunto como parte de la apreciación razonada que corresponde realizar a la Administración; así en un interesante caso, el Órgano Colegiado expresó en la RTF Nº 857-4-1997 de fecha 09.09.1997 que, no procede que la Administración Tributaria desconozca el crédito fiscal del contribuyente, en base a pruebas testimoniales. Sobre el particular, consideramos que el propio Código Tributario no le otorga la naturaleza de prueba en todo el sentido del término a las manifestaciones obtenidas por la Administración Tributaria, ya que únicamente se expresa que deberá ser tomada en cuenta en una valoración con las otras "pruebas" propiamente dichas; por nuestra parte, somos de la opinión que ello es así, por cuanto en el Derecho Procesal las testimoniales son una prueba bastante venida a menos, ya que las manifestaciones de las partes muchas veces no ofrecen la certeza necesaria para ser tomadas en cuenta de manera concluyente, lo cual no obsta para que puedan ser tomadas en consideración como un elemento adicional que se sume a otros medios probatorios. De otro lado, cabe indicar que esta norma establece que el plazo para ofrecer y actuar las pruebas es de 30 días hábiles; sobre el particular, se ha establecido por parte del Tribunal Fiscal en la RTF Nº 804-1-2003 del 19.02.2003, que es nula la resolución apelada emitida con anterioridad al vencimiento del término probatorio de 30 días hábiles establecido en el Código Tributario. –––––––––––––––––––––––––––––––– 5. Incidencia del Tema Probatorio en el Impuesto a la Renta y en el IGV ––––––––––––––––––––––––––––––––– Al respecto, resulta interesante revisar algunos pronunciamientos del Tribunal Fiscal en cuanto al tema probatorio; así sobre el tema de los documentos el Órgano Colegiado ha establecido en la RTF Nº 1989-4-2002 de fecha 12.04.2002 que los contratos privados sin legalizar, al adolecer de fecha cierta, no acreditan por sí solos operaciones que sustenten fehacientemente la causalidad del gasto; es decir, que si bien es cierto desde la perspectiva del Derecho Civil, como regla general los contratos no se sujetan a una forma determinada, desde una perspectiva probatoria, un documento privado no ofrece la certeza del momento en el cual fue celebrado, motivo por el cual en un procedimiento de fiscalización el hecho de contar con un documento de fecha cierta puede tener el efecto de permitir al contribuyente acreditar de manera concluyente su pretensión. En lo relativo a las operaciones no reales, el Tribunal Administrativo ha esbozado el siguiente criterio en la RTF Nº 6368-1-2003 de fecha 04.11.2003, según el cual, para demostrar que no existió operación real, es preciso que se investiguen todas las circunstancias del caso, actuando para tal efecto los medios probatorios pertinentes y sucedáneos siempre que sean permitidos por el ordenamiento tributario, valorándolos en forma conjunta y con apreciación razonada. Sobre el particular, debe considerarse como operación no real, aquella en la que si bien se emite un comprobante de pago, la operación gravada que consta en éste documento es inexistente o simulada, motivo por el cual puede inferirse que nunca se efectuó la transferencia de bienes o la prestación de servicios; asimismo, debe considerarse aquella en la que el emisor que figura en el comprobante de pago no ha realizado verdaderamente la operación, habiéndose empleado su nombre y documentos para simular dicha operación y dar la apariencia de que la operación se ha ejecutado en el plano fáctico. Al respecto, el Tribunal Fiscal a través de la RTF Nº 01759-5-2003 de fecha 28 de marzo de 2003, que tiene la calidad de jurisprudencia obligatoria, ha establecido que una operación es no real o inexistente, cuando se presenta alguna de las siguientes situaciones: • Una de las partes de la operación no existe o no participó de la operación. • Ambas partes no participaron en la operación. • El objeto materia de venta es inexistente o distinto. • La combinación de tales situaciones. Por todo ello, puede concluirse que una operación es “no real” si se llega a establecer que alguna de las partes o el objeto de la transacción no existen o son distintos a los que aparecen consignados en el comprobante de pago reparado. En la RTF Nº 06522-4-2008 de fecha 26.05.2008, el Tribunal Fiscal ha dejado sentado el siguiente criterio: “(…), se aprecia que el recurrente pese a ser requerida (sic.) para ello no ha presentado documentación fehaciente que acredite que las operaciones contenidas en las Facturas Nº 002-041, 002-042, 002-043 y 002-044 emitidas por el proveedor Informativo Caballero Bustamante Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados José Enrique Bravo Quicaño, corresponden a operaciones reales, por lo que los reparos al crédito fiscal de octubre a diciembre de 2002 y al gasto del Impuesto a la Renta del ejercicio 2002 por tales comprobantes, se encuentran arreglados a ley, correspondiendo confirmar la apelada en tal extremo. Con relación al acta de la Audiencia de Actuación y Declaración Judicial de fecha 12 de mayo de 2004 del Primer Juzgado Especializado en lo Civil de Ica sobre prueba anticipada (folio 453 y 454), presentada por el recurrente a fin de (…) acreditar la realidad de los comprobantes de observados, cabe señalar que en dicho documento por efecto del apercibimiento dispuesto en el inciso 1 del artículo 296º del Código Procesal Civil, se dieron por verdaderas las Facturas Nº 002-41 a 002-044 emitidas por el proveedor, así como los contratos celebrados con aquél, lo que no implica que se hubiera acreditado la realidad de las operaciones contenidas en las mismas, por lo que dicho documento no resulta suficiente para desvirtuar el reparo efectuado”. En este caso, conforme a los hechos del expediente, si bien las partes que celebraron los contratos eran reales, el objeto del mismo era inexistente, motivo por el cual puede concluirse válidamente que nos encontramos frente a operaciones no reales y por tanto los reparos formulados por la Administración Tributaria tienen plena validez. Cabe indicar que, no basta que se cuente con los comprobantes de pago por adquisiciones que cumplan con los requisitos para hacer uso del crédito fiscal para fines del IGV o a la deducción de gastos para efectos del Impuesto a la Renta, sino que se debe demostrar que, en efecto, estas operaciones se hayan realizado, conforme se ha establecido –entre otras-, en las RTFs Nº 00120-5-2002, Nº 01923-4-2004, Nº 00325-1-2005. Sobre este punto resulta conveniente preguntarnos ¿en qué consiste la simulación de los actos jurídicos?; al respecto, de conformidad con lo dispuesto por el numeral 14) del artículo 2º de la Constitución Política del Estado, toda persona tiene derecho a contratar con fines lícitos, siempre que no se contravenga las leyes de orden público. Este derecho de rango constitucional no hace sino reconocer la libertar que tenemos todas las personas de satisfacer nuestras diarias necesidades a través de la celebración de actos jurídicos y contratos. Sin embargo, en algunas oportunidades las partes de una relación contractual utilizan los contratos con una finalidad diferente de aquella que se hace explícita en los documentos físicos –como por ejemplo para pagar menos tributos (7)–, tal y como se ha hecho evidente en el caso a que se contrae la resolución bajo comentario. En tal sentido resulta pertinente revisar que se entiende por el concepto de simulación para lo cual seguiremos en este punto al jurista español Federico de Castro y Bravo quien sostiene que: “(…) la simulación negocial existe cuando se oculta bajo la apariencia de un negocio jurídico normal otro propósito negocial, ya sea este contrario a la existencia (simulación absoluta), ya sea el propio de otro tipo de negocio (simulación relativa)” (8). Es claro que en el presente caso, tanto el recurrente como su proveedor de servicios, en uso de su autonomía privada han simulado los actos jurídicos celebrados, en tanto han obrado de manera deliberada para que opere un divorcio entre la voluntad interna (perjudicar a la Administración Tributaria) y lo manifestado en el texto de los contratos. En este supuesto debemos tener en cuenta que existe una voluntad de las partes que participan del acto jurídico de fingir la realidad de las operaciones que se contiene en el documento lo que hacen de manera conciente y deliberada, con la finalidad de engañar a terceros que en nuestro caso concreto es la Administración Tributaria. Otro tema que es conveniente traer a colación, es el correspondiente a la realidad fáctica de las operaciones. Al respecto, resulta pertinente que nos remitamos al segundo párrafo de la Norma VIII del Título Preliminar del Código Tributario, disposición que a la letra prescribe lo siguiente: “Para determinar la verdadera naturaleza del hecho imponible, la Superintendencia Nacional de Administración Tributaria - SUNAT- tomará en cuenta los actos, situaciones y relaciones económicas que efectivamente realicen, persigan o establezcan los deudores tributarios”. Como fácilmente podemos advertir, la norma anteriormente citada no se refiere al tema de la interpretación -–como si lo hacen tanto su primer como su tercer párrafo–, sino que se refiere a las facultades con las que cuenta la SUNAT (10) para llegar a desentrañar la real naturaleza fáctica de los hechos imponibles. En tal sentido, debemos tener en cuenta que éstas facultades legales tienen como objetivo dotar a la SUNAT de las herramientas necesarias para que pueda verificar, fiscalizar, investigar y dar una valoración sobre la real naturaleza de los actos y operaciones realizadas por los deudores tributarios, ello con la finalidad de evitar supuestos de evasión y elusión tributarias. Al respecto, las referidas facultades se hacen tangibles a través de las atribuciones con que cuenta la SUNAT para realizar la fiscalización o verificación de la obligación tributaria efectuada por el deudor, conforme a lo dispuesto por los artículos 61º y 62º del Código Tributario; así en nuestro caso, la SUNAT para llegar a determinar la verdadera naturaleza de las operaciones hizo uso del cruce de información con terceros y de la toma de una manifestación, tal como se aprecia del tercer y sexto párrafos de la página 3 de la citada RTF Nº 06522-4-2008 que pasamos a reproducir, respectivamente: “(…) que efectuó cruces de información con el mencionado proveedor, habiendo éste manifestado que no realizó trabajo alguno para el recurrente y que las facturas fueron emitidas con la finalidad de vendérselas pagándosele un porcentaje de la (sic.) mismas, habiendo firmado documentos ficticios al no haber prestado servicio alguno (…)” y “(…) el Acta de Toma de Manifestación del señor José Enrique Bravo Quicaño de fecha 19 de diciembre de 2003, rendida ante la Administración, en la que dicha persona refirió que nunca ha prestado servicios al señor Modesto Quispe Palomino, que si bien reconoce como suyas las Facturas Nº 002-041, 002-042, 002-043 y 002-044 que les fueron exhibidas, afirma que las otorgó para hacerle un favor pues el recurrente le pidió que se las dé para pagar menos impuesto impuestos, a cambio le daría un porcentaje de esas facturas, habiendo efectuado ello por necesidad al encontrarse sin trabajo, precisando que si bien firmó un contrato con el recurrente por los supuestos servicios a prestar, éste era ficticio”. Con la ejecución del cruce de información con terceros, así como con la toma de la manifestación, consideramos que la SUNAT ha cumplido con sus funciones de verificación y fiscalización de la obligación tributaria determinada por el deudor tributario en la medida que actúa al amparo de la Norma VIII del Título Preliminar del Código Tributario y de los artículos 61º y 62º del mismo cuerpo legal, motivo por el cual no se puede alegar que la Administración no ha apreciado los argumentos y pruebas aportadas por el recurrente y mucho menos que dicha situación haya vulnerado el derecho al debido proceso. En tal sentido, en la RTF Nº 372-3-1997 de fecha 28.04.1997 el Órgano Colegiado establece que corresponde a la Administración Tributaria efectuar la inspección, investigación y control de las obligaciones tributarias, con el objeto de determinar la certeza de las operaciones. De otro lado, en lo relativo a la apreciación razonada y conjunta que debe realizarse en el procedimiento contencioso tributario, podemos citar la RTF Nº 602-4-2000 de fecha 14.07.2000, mediante la cual el Tribunal Fiscal establece que si el negocio ocupa el primer piso de la propiedad del recurrente debe deducirse sólo los gastos de luz, agua y tributos municipales proporcionales a dicha área; es decir llega a determinar que, en base a una apreciación razonada del material probatorio aportado en el expediente, resulta Informativo Caballero Bustamante pertinente reconocerse los gastos correspondientes al primer piso de la propiedad (en el cual se realiza la actividad generadora de renta gravada), en tanto y en cuanto se cumpliría con el Principio de Causalidad, por cuanto el gasto tiene una incidencia en la generación de la renta imponible. En un interesante pronunciamiento en materia probatoria contenido en la RTF Nº 02544-2-2009, el Tribunal Fiscal decidió revocar la resolución emitida por la SUNAT, que declaró infundado un recurso de reclamación contra la resolución que declaró improcedente –entre otros–, una solicitud de devolución de pagos indebidos por Impuesto a la Renta de cuarta categoría. Para llegar a esta conclusión, el Órgano Colegiado –con sano criterio-, ha señalado que la Administración Tributaria no ha probado que los ingresos de la recurrente correspondan a la renta de quinta categoría de conformidad con el inciso e) del artículo 34º de la Ley del Impuesto a la Renta y no de la renta de cuarta categoría como alega ella, ya que no verificó si la recurrente cumplía con un horario de trabajo regulado por el empleador, si se encontraba obligada a sellar tarjetas de control de ingresos y salidas, o si estaba sometida a cualquier otro mecanismo de control, tampoco acreditó que el usuario del servicio proporcione los elementos de trabajo y asuma los gastos que la prestación del servicio requiere, tampoco se aprecia que haya solicitado al empleador la exhibición del Libro de Retenciones, elementos todos ellos que constituyen rasgos sintomáticos de la existencia de la relación laboral, al ser elementos que evaluados en su conjunto nos pueden llevar a concluir que nos encontrábamos en presencia Fuente: www.caballerobustamante.com.pe Derechos Reservados de la subordinación, elemento típico diferenciador de toda relación laboral. Con respecto al aporte de material probatorio, el Órgano Colegiado se ha pronunciado en la RTF Nº 02703-7-2009 estableciendo que, respecto de los comprobantes de pago observados a un proveedor, ello no se encuentra arreglado a ley, por cuanto la recurrente ha exhibido documentación probatoria y sustentatoria que demuestra la evidencia del servicio prestado (contrato, comprobantes de pago y algunos correos electrónicos), documentos que en conjunto acreditan la prestación del servicio de asesoría a su favor, siendo que la modalidad contractual escogida por la recurrente obedece a la libertad contractual a que tiene derecho, por lo que no cabe cuestionar la misma, no siendo relevante el hecho que haya suscrito adicionalmente con un tercero un contrato de asesoría similar con diferentes cláusulas contractuales. En el tema del incremento patrimonial no justificado, con incidencia en el Impuesto a la Renta, el Tribunal Fiscal ha tenido ocasión de realizar una aplicación práctica de la va- loración conjunta del material probatorio que obra en el proceso; así, en la RTF Nº 039781-2009, la máxima instancia administrativa en materia tributaria ha señalado que, la determinación del incremento patrimonial no justificado realizado por la Administración Tributaria se encuentra arreglada a ley, por cuanto de la evaluación conjunta de las pruebas presentadas, no se acredita el origen del desembolso por la adquisición del inmueble en el ejercicio 2001, por lo que estando probado que la recurrente adquirió el inmueble en el año 2001 efectuando un pago al contado, resulta válida la inclusión de este desembolso dentro del flujo monetario. En este sentido, se ha comprobado que a efecto de la determinación del incremento patrimonial, la SUNAT ha verificado cuál fue el flujo monetario de la recurrente en el ejercicio 2001, tomando en cuenta los ingresos y egresos acreditados, motivo por el cual la diferencia constituye el incremento patrimonial que no fue justificado, por lo que el procedimiento de acotación realizado por el Órgano Impositor se encuentra arreglado a ley. NOTAS (1) DEVIS ECHANDIA, Hernando. Teoría General de la Prueba Judicial. Víctor P. de Zavalía, Buenos Aires, pág. 25. (2) CARNELUTTI, F. (1993). Sistema de Derecho Procesal Civil. Buenos Aires: Edit. UTEHA Reimpresión, Tomo II, pág. 450. (3) TARUFFO, Michele (2002), La prueba de los hechos, Op. cit. pág. 90 (4) ENCICLOPEDIA JURÍDICA OMEBA, Editorial Driskill S.A, Buenos Aires 1986, pág. 785. (5) DEVIS ECHANDIA, Hernando. Teoría General de la Prueba Judicial. Biblioteca Jurídica Dike, Medellín 1993, pág. 78. (6) Artículo 196º del Código Procesal Civil. (7) “(…) si bien reconoce como suyas las Facturas (…) afirma que las otorgó para hacerle un favor pues el recurrente le pidió que se las dé para pagar menos impuestos (…)” (el subrayado nos corresponde). (8) DE CASTRO Y BRAVO, Federico. El Negocio Jurídico. Madrid 1985, pág. 285. n