ARQUEOLOGÍA LA OLMEDA UN TESORO A NUESTROS PIES Cómo se ejecutaban los mosaicos con un ejemplo de La Olmeda LA OLMEDA AL DESCUBIERTO LAS FIGURAS y formas que iban a representarse se delineaban sobre un lienzo a tamaño natural. Al proceder a la ejecución, el suelo sobre el que debía montarse el mosaico se acondicionaba a partir de una serie de capas. La imagen superior, que muestra una parte del suelo de las termas, nos permite identificarlas. El primer paso consistía en desnivelar el suelo ligeramente para facilitar el desagüe. En las estancias de las termas, también se habilitaba una cámara subterránea para la circulación del aire. Seguidamente, el pavimento se alisaba. Palencia atesora una mansión de finales del Imperio romano decorada con mosaicos en perfecto estado de conservación. Un alcalde la halló por casualidad. Por encima de esta capa se añadía otra denominada statumen. En este ca- CLAUDIA PORCEL ARAÚZO, HISTORIADORA DE LA ANTIGÜEDAD , Y ALEJANDRO MARTÍNEZ GIRALT, MEDIEVALISTA L a catedral de Palencia se ha ganado el apodo de “la bella desconocida” debido a que su austera fachada encierra un interior gótico tan impresionante como inesperado. No es el único monumento de esta provincia que deslumbra al visitante. A 60 km al noroeste de la ciudad, otro edificio, en su caso contemporáneo, atesora también una maravilla, desconocida hasta hace casi medio siglo. Es la villa romana de La Olmeda. Corría el verano de 1968 cuando el ingeniero agrónomo Javier Cortes golpeó un 20 H I STO R I A Y V I DA objeto macizo mientras araba una tierra de cultivo de su propiedad, cerca del municipio de Pedrosa de la Vega. Apasionado de la arqueología, él y un amigo suyo, Avelino Palacios, decidieron seguir el filón. “A medio metro de profundidad –relató– encontramos algo semejante a una piedra. [...] Al día siguiente volvimos con un cuchillo para rasparlo y descubrimos que era un mosaico”. Fue el primero de los casi 1.500 m2 de mosaicos que saldrían a la luz en los siguientes doce años. Cortes, hijo del abogado Ricardo Cortes Villasana, diputado en los años treinta y primo de Fernando Álvarez de Miranda, presidente del Congreso de los Diputados en los setenta, era por entonces alcade de la localidad palentina de Saldaña. Fue una suerte que coprotagonizara el hallazgo, pues, además de realizar las gestiones pertinentes para rescatar los vestigios, quiso que lo que pronto se vislumbró como una enorme villa se estudiara y conservara in situ. Por eso invitó a Pere de Palol, catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid, a visitar el yacimiento. Ambos formaron un tándem perfecto: De Palol dirigía las excavaciones y Cortes se encargaba del rescate y la conservación de los mosaicos. Además, levantó dos estructuras para protegerlos y adecuó el recinto a las visitas. Manual de uso La villa descubierta databa de la segunda mitad del siglo iv, aunque la zona ya había sido habitada desde el i o el ii. A esta época altoimperial correspondían los restos de otra vivienda que salió a la luz al norte. No obstante, esta se reaprovecharía como necrópolis hasta el xiv, lo que impidió conocerla en su estado original. La Olmeda no corrió la misma suerte. La residencia reunía los requisitos que, según los agrónomos latinos, debía cumplir toda villa. En De agri cultura, Catón el Viejo (siglo ii a. C.) determinó que esta debía contar con dos zonas: una explotación agroganadera (pars rustica) y una residencia para uso ocasional de los propietarios (pars urbana). Más tarde, Varrón (ss. ii-i a. C.) y Columela (s. i) coincidieron en señalar que esta área residencial debía acondicionarse con un mayor confort para que el dueño pudiera disfrutar su estancia y no escatimar sus visitas. Este so, se trataba de una composición de guijarros y rocas que servía de drenaje. Esta segunda capa se cubría con el rudus, un mortero grueso hecho a partir de cascotes o ladrillo molido y compactado a golpes con un mazo de madera. El rudus se tapaba con el nucleus, un mortero fino de cerámica triturada. Por último, se colocaba la base del pavimentum, mezcla de cal hidráulica (que fragua como el cemento), agua y polvo de cerámica o de mármol. Sobre él se disponían las pequeñas teselas del mosaico, que se pulía con bloques de caliza o piedra pómez. consejo nos hace sospechar que la ausencia del dueño aún era algo habitual. Pero la decadencia de la vida urbana durante el Bajo Imperio (ss. iii-v) propició que muchos propietarios alargaran su estancia en sus dominios agrícolas. Deseosos de dotarlas de todo tipo de comodidades y convertirlas en entes autónomos de producción, construyeron auténticas “urbes in rure”, ciudades en el campo. Una villa completa La Olmeda incluía una extensa explotación agroganadera y una enorme villa en la que H I STO R I A Y V I DA 21 ARQUEOLOGÍA LA OLMEDA Un palacio en el campo LA VIVIENDA. LA ZONA RESIDENCIAL DE LA OLMEDA OCUPA 4.400 M2, DE LOS QUE 900 CORRESPONDEN A LOS BAÑOS Y EL RESTO A LA VIVIENDA. FACHADA SECUNDARIA. Menos monumental que su opuesta, estaba rematada por dos torres de planta cuadrangular. Disponía de una entrada secundaria. LAS TERMAS Situadas al oeste de la vivienda, se accedía a ellas mediante un ancho corredor ( ) que, a su vez, habría servido de gimnasio. Incluían piscinas de agua caliente y fría ( ), un vestuario ( ), salas de masajes ( ) y unas letrinas ( ) en excelente estado de conservación. ZONAS DE SERVICIO Las alas norte y sur estaban destinadas al personal de servicio y al almacenamiento de bienes (se han hallado ánforas de vino procedentes de Gaza y Cartago), entre otros usos. Sobre ellas se levantaba otra planta, aunque solo se conservan las escaleras de acceso. residían tanto sus propietarios como los esclavos y colonos a su servicio. La residencia disponía de una treintena de habitaciones, conectaba con unas termas de 900 m2 y sobre dos de sus galerías se alzaba una segunda planta, dato que conocemos gracias a las escaleras de acceso, que se conservan parcialmente. Las excavaciones han evidenciado que toda la villa estaba profusamente decorada. Las paredes se pintaron con finos motivos vegetales y geométricos, y los suelos de las estancias nobles se pavimentaron con mosaicos. Como sucede hoy en día, el interiorismo 22 H I STO R I A Y V I DA De planta simétrica, la vivienda se organizaba en torno a un peristilo ( ) delimitado con columnas de cuatro metros de altura. Este pasillo, a su vez, rodeaba un jardín cuadrado ( ), decorado con una fuente de mármol de Carrara y una pérgola. Alrededor de ambos elementos se disponían las habitaciones (31 en total). OECUS. El gran salón era la estancia en la que el patrón recibía a su clientela política y despachaba los asuntos administrativos. El mosaico que decora su suelo es, con 175 m2, el más grande de la villa. EL ACCESO PRINCIPAL se realizaba desde la fachada meridional. Su interior discurría por una galería flanqueada por dos imponentes torres octogonales. quedaba sujeto a las cambiantes modas. Los arqueólogos han podido constatar dos tendencias en los frescos y hasta tres en algunos mosaicos. Estos últimos, de hecho, constituyen el mayor atractivo de La Olmeda. La villa atesora uno de los mayores y mejor conservados conjuntos de mosaicos polícromos de España: de los 4.400 m2 de pavimento, un total de 1.452 m2 están cubiertos con este tipo de ornamentación. De la gloria al olvido ¿Quién mandó erigir este palacio? No hay nada seguro sobre su identidad. La teoría más aceptada apunta que su primer dueño fue el terrateniente Flavio Salustio, superior del gobernador de las provincias hispanas entre 361 y 363 y cónsul este último año. Parece ser que un retrato suyo representado en el mosaico estrella de la villa –el que decora el suelo de la estancia principal (el oecus, o gran salón)– guarda un razonable parecido con el de una estatua que le dedicaron en Roma un año después. A finales del siglo iv, la villa fue abandonada, y no volvió a ser habitada hasta la centuria siguiente. Sus nuevos inquilinos realizaron varias reformas para adaptar ZONAS NOBLES. Las estancias más amplias se ubicaban en las alas este y oeste de la casa. Incluían tres comedores, o triclinia ( , , ), dos de ellos dotados de sistema de calefacción bajo el suelo, un despacho ( ) y un dormitorio con antesala ( ). el edificio a sus necesidades. Por ejemplo, dividieron el ala norte en pequeños cuartos (los llamados tuguria) y reutilizaron una de las torres septentrionales que flanqueaban la residencia como corral. A partir del siglo v, el complejo cayó progresivamente en desuso. Con vocación pública Los trabajos de recuperación de La Olmeda se sucedieron de forma metódica, gracias al aporte financiero de su descubridor, hasta 1980, año en que Cortes donó la villa y sus tierras a la Diputación de Palencia. La iglesia de San Pedro de Saldaña, a tan solo 6 km de distancia, no tardó en habilitarse en un museo monográfico. A él fueron a parar gran número de objetos desenterrados en las tierras que circundan la villa: desde monedas y herramientas de labradores y artesanos hasta ajuares funerarios hallados en las necrópolis próximas a la residencia. Los baños, identificados por Cortes y De Palol a los dos años de iniciarse los sondeos, empezaron a excavarse en profundidad en la década de 1990. Sus estancias también se habían pavimentado con mo- FRAGMENTO DEL MOSAICO perteneciente al oecus, el salón principal de la villa de La Olmeda. saicos y contaban con varias bañeras (de agua fría, templada y caliente). La Olmeda, declarada Bien de Interés Cultural en 1996, ha estado siempre abierta al público. Desde las primeras casetas habilitadas por Cortes hasta la adecuación del recinto como museo por parte de la Diputación, el yacimiento ha ido creciendo al tiempo que se modernizaba. Hace cinco años se completó la última remodelación. La Olmeda se cubrió con una estructura de acero continua, soportada por pilares y cubierta de aluminio. Un año después salió a la luz un pequeño mausoleo, tal vez erigido en memoria del propietario de la villa. Por desgracia, Cortes no llegó a presenciar ninguno de estos dos momentos: murió en marzo de 2009. Su legado es una auténtica belleza. PARA SABER MÁS MONOGRÁFICO José Antonio y MARTÍNEZ, Rafael. Villa romana de La Olmeda: guía arqueológica. Palencia: Diputación Provincial de Palencia, 2012. ABÁSOLO, José Antonio. Los mosaicos de La Olmeda: lujo y ostentación en una villa romana. Palencia: Diputación Provincial de Palencia, 2013. ABÁSOLO, INTERNET Villa romana La Olmeda. Diputación de Palencia. www.villaromanalaolmeda.com H I STO R I A Y V I DA 23