Poder Judicial de la Nación CNº 45580 “Esley, Horacio Eliseo s/ procesamiento” Juzgado Nº 12 – Secretaría Nº 24 Reg Nº: 846 /////////////nos Aires, 4 de agosto de 2011. Y VISTOS Y CONSIDERANDOS: I. Llegan las presentes actuaciones a conocimiento de este Tribunal en virtud del recurso de apelación interpuesto por el Dr. Pablo Martín Zubcov contra la resolución que en fotocopias luce a fojas 4/12, por medio de la USO OFICIAL cual el titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal Nº 12, dictó el procesamiento de Horacio Eliseo Esley, en orden al hecho que fue calificado a la luz del delito previsto por el artículo 262 del CP. II. La defensa fundó su agravio en base a que no existe mérito suficiente para atribuir responsabilidad a su asistido. Además, sostuvo que los elementos de cargo que valoró el magistrado se contraponen diametralmente con la circunstancia que diera origen a la causa, señalando que es irracional que quien efectúe una denuncia sea la persona que cometió el delito porque conoce las consecuencias que le traerá dar a la luz ese comportamiento. Afirmó que no sabe qué es lo reprochable del actuar de Esley, ya que estaba demostrado que obró diligentemente. En respaldo de ello expresó que cuando tomó conocimiento de las irregularidades, lo comunicó de inmediato a las autoridades del Registro y a la justicia. Al momento de informar ante esta Sala, manifestó que debía aplicarse en el caso la teoría del riesgo permitido, debido a que su comportamiento estuvo dentro de los límites de la tolerancia socialmente admitidos, pues procedió con total prudencia y no infringió el deber de cuidado, lo que conduce a excluir la tipicidad (v. fojas 22/8). III. A fojas 3/5 de los autos principales se encuentra el relato de Horacio Eliseo Esley, encargado del Registro de la Propiedad Automotor Seccional Nº 97. Allí, expresó que con fecha 15 de septiembre de 2010 se comunicó vía telefónica su par del registro con asiento en la Provincia de Córdoba y, a partir de la información brindada, comenzó a realizar una minuciosa investigación en el registro a su cargo, en virtud de la supuesta extracción de títulos de propiedad asignados a su dependencia. Más tarde, se efectuó una inspección extraordinaria de la que surgió que efectivamente faltaban los 110 títulos y 93 cédulas denunciados aparecían como robados- y se detectaron otras maniobras más, como faltantes en la correlatividad de asignación de algunos de los instrumentos y que gran cantidad de ellos figuraban como anulados. Por ello, se procedió al control de los asientos registrales, de lo cual se comprobó que en siete casos no existían y el resto no se pudo verificar porque los legajos en los cuales estarían incorporados habían sido remitidos a otros registros por cambio de radicación, lo que dio lugar a que se soliciten informes a distintas secciones a fin de averiguar qué había sucedido con esa documentación. IV. Luego de la compulsa de los autos principales, estamos en condiciones de dar respuesta a los agravios señalados por la parte recurrente. La defensa criticó la apreciación que hizo el magistrado de primera instancia con la denuncia que efectuó el imputado ante la justicia. Frente a ello, entendemos que el a quo elaboró un correcto razonamiento en base a las pruebas colectadas para imputarle la conducta a Esley. Es decir, la forma en que acaecieron los hechos le permitió tener un grado de sospecha suficiente para dejar de lado que fue el nombrado quien proporcionó la notitia criminis, e inaugurar una persecución penal en su contra. En efecto, el juez, lejos de haber desarrollado una interpretación arbitraria, valoró correctamente las circunstancias demostradas en autos sin verse influido por el modo de iniciación de las actuaciones. En tal sentido, tuvo en cuenta que el encartado recién exhibió su preocupación por los documentos cuya custodia se le encomendara al ser advertido desde otra dependencia. Esa forma de tomar conocimiento de lo que sucedía en el registro, sumado a la elevada cantidad de elementos sustraídos, evidencia que no se trató de un eventual error o hecho aislado sino que revela, tal como lo señaló el instructor, una total falta de control sobre el stock de documentos. Poder Judicial de la Nación Al efectuar su descargo el imputado manifestó que había realizado distintas medidas para prevenir ese acontecimiento. Explicó que una de ellas fue practicada en el año 2007 a raíz del incremento de su trabajo y que consistió en solicitar, mediante dos notas a la Dirección Nacional del Registro de la Propiedad del Automotor y Créditos Prendarios, la disminución de su jurisdicción -ya que contaba con poco personal-, pero añadió que nunca obtuvo respuesta a esa petición. Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido y que fue la única medida que realizó, esa explicación no resulta suficiente para probar un correcto desempeño de sus funciones. Máxime cuando, a la par de que el invocado pedido data de más de dos años antes de los acontecimientos, él tenía la facultad de nombrar el personal necesario para llevar a cabo su labor. USO OFICIAL Tampoco logra demostrar que cumplía con una gestión adecuada su relato acerca de que concurría personalmente al Banco Superville SA., a fin de guardar y extraer los instrumentos de la caja fuerte. Pues, aparte de efectuar esa custodia, debía fiscalizar lo que sucedía con los elementos que retiraba diariamente y que, pese a utilizarse una cantidad perfectamente manejable -30 títulos, 40 cédulas y 20 cédulas de autorizado a conducir-, igual dio lugar a la sustracción antes recordada lo que demuestra que, en los hechos, el alegado control no existió. Asimismo, debemos valorar que además de los documentos sustraídos surgieron otros detallados como anulados. La irregularidad que se detectó fue que no respetaba el trámite correspondiente, es decir, faltaban las constancias de anulación que debía dejar el nombrado en cada elemento inutilizado. Esa omisión refuerza la hipótesis de que operaba con una ausencia total de controles en el manejo de la documentación registral y del personal que tenía a su cargo. En efecto, el modo de desempeñar sus funciones no permite advertir el actuar prudente que se ha esforzado en alegar. Todo lo contrario, está corroborado que no obró diligentemente al no acatar los parámetros establecidos por el Decreto Nacional 644/89 y su posterior 2265/94 -que reglamenta en líneas generales el ejercicio de su ocupación- y en lo cual afinca el reproche dirigido y que no admite ser neutralizado por ninguna circunstancia. La doctrina ha dicho respecto al delito investigado que “consiste en dar ocasión a que una persona sustraiga caudales o efectos que han sido confiados a un funcionario público por razón de su cargo. No se trata, como en la generalidad de los delitos culposos, que la conducta imprudente o negligente del funcionario cause un determinado resultado típico, sino en una acción (culposa) que da lugar a que otra persona, dolosamente, sustraiga los caudales o efectos públicos. El tipo requiere, con arreglo a su particular estructura típica, una conducta culposa del funcionario y una conducta dolosa del tercero” (Buompadre, J., “Malversación de caudales públicos”, en Baigún, D. y Zaffaroni, E. (dir.) Código Penal y normas complementarias. Análisis doctrinal y jurisprudencial. Tomo X, Editorial Hammurabi, Buenos Aires, 2011, 671). Asimismo, Soler añade que “Si no existe acto doloso de un tercero, desaparece la figura culposa del funcionario (...) La acción dolosa debe guardar estrecha relación con la culpa del funcionario: ésta debe haber dado la ocasión de manera que haya hecho posible por ella misma la comisión de un delito” (Soler, S., Derecho Penal Argentino, Tomo V, Editorial TEA, Buenos Aires, 1978, 186). En el caso, los sucesos antes señalados dan cuenta de que el imputado al incumplir con los deberes a su cargo dio lugar a que un tercero, que aún no se ha identificado en la causa, sustraiga los elementos dolosamente, lo que demuestra que está configurado el tipo penal aquí analizado. Y ello en tanto a diferencia de una conducta que en sí misma entraña un peligro –tales como la medicina, los medios de transporte, la químicano se aprecia cuál es la nota de riesgo permitido a la que refiere la defensa. En el incumplimiento de su función es donde reside el primer y único riesgo que, justamente, es el que, creado por Esley con su proceder, adecua su conducta al tipo penal escogido por el a quo, por lo que habrá de confirmarse su procesamiento. Por lo expuesto, el Tribunal RESUELVE: CONFIRMAR la resolución que en fotocopias luce a fojas 4/12, en todo cuanto decide y fuera materia de apelación. Poder Judicial de la Nación Regístrese, hágase saber al Ministerio Público Fiscal y devuélvase al Juzgado de origen para que se practiquen las restantes notificaciones. Sirva la presente de muy atenta nota de envío. Jorge L Ballestero Eduardo R Freiler Ante Mí: Sebastián Casanello USO OFICIAL Secretario de Cámara