ELLAS una exposición de eugenio ocaña UN PUÑADO DE LUZ […] Yo no sabía que la vida pudiera ser así, como el mundo de las películas. No puedes entrar. Si quisieras tocarlo, sólo tocarías una pared o un puñado de luz. Justo Navarro XIV Diseño y maquetación: © Caballo Rojo Depósito legal: Lo soñé una vez: bajaba por Emperatriz Eugenia una tarde de verano y jamás había visto una luz tan hermosa rebotando en los edificios, tan dolorosamente hermosa diría si me pusiera stendhaliano –pero, ¿cómo ser stendhaliano en estos días, cuando hacemos el grand tour de puertas para adentro?–. Llegando al final de la calle me daba por pensar en todas las muchachas de Granada que en ese momento estarían estudiando para la selectividad, para sus exámenes finales en la facultad, en el piso de sus padres o en su cuarto de estudiantes. Me venía entonces una tristeza, profunda, insondable –wertheriana incluso, pero ¿cómo vestir hoy el chaleco amarillo de Werther sin parecer un arlequín momificado?– por pensarlas a todas ellas encerradas lejos de la tarde granadina. Desperté y paseé durante un tiempo la presión de aquella tristeza, como las marcas que dejan las sábanas en la cara al levantarte: esos días tenía que andar mucho por la ciudad y para distraerme trataba de ensayar una mirada que solapara las muchachas encerradas del sueño a aquellas que veía yo en la biblioteca, en calles y bares últimos de la tarde, flores de flexo y extrarradio en el jarrón con agua de un tercer piso o del mostrador de la cafetería. Les pedía la hora o les preguntaba por calles de su barrio y en sus respuestas encontraba una disonancia con mi egotista afán de antropólogo provinciano y miope: una línea de sombra limpia como el espacio que provocan dos imanes al separarse y que tenía la forma de un recogido, un mechón tapando el ojo, el cuenco de la clavícula, los brazos en la nuca, el golpe afilado de una mirada, un tono de voz. Estaba por empezar el verano y eran buenas aquellas semanas: volvía a casa después de pasar el día recorriendo la ciudad y cenábamos en la terraza, viendo la estación de tren. J salía de la ducha con el pelo mojado y yo le preguntaba por sus años de bachillerato en El Puerto de Santa María. Bebíamos vino blanco y era como si aquellas historias de bahía y luz pulverizada que ella me contaba, calibraran de nuevo mi mirada, limpiaran un poco aquellos restos inofensivos que tal vez no eran de tristeza sino de un Mal du siècle que hubiera elegido como paisaje las vías y el lomo de los trenes, alguna fachada de ladrillo visto. Nos acostábamos tarde y a la mañana siguiente yo volvía a recorrer la ciudad. Así vivimos parte del verano, como en una disolución. Pasó ese verano y dejamos aquel piso. No he vuelto a soñar con las muchachas de Emperatriz Eugenia. A veces las recuerdo cuando veo a alguna de ellas sentada en un banco, en algún bar, en la cola del cine, estudiando en la biblioteca, cruzándose conmigo montada en bicicleta, una cinta de aire y las gafas de sol brillando en la tarde de Granada. Me digo entonces que estaría bien volver a soñar con ellas, con todas ellas fijas a la vez, todas esas muchachas de Granada juntas en una misma sala, donde J y yo pudiéramos verlas fijo, su gesto ante nosotros, ensayando una mirada, como aprendimos a hacer aquel verano con estampado de trenes y luces que acababan por depositarse, planta enferma de la tarde, junto al cuenco de naranjas que J dejaba olvidado sobre la mesa de la terraza. Ginés Torres Salinas (Granada, 2014) Modelo (detalle). Oleo sobre tela, 120 x 80 cm. Mi prima (detalle). Oleo sobre tela, 73 x 100 cm. Rimel (detalle). Oleo sobre tela, 130 x 146 cm. Pelirroja (detalle). Oleo sobre tela, 150 x 150 cm. Le vol de la colombe (detalle). Oleo sobre tela, 175 x 195 cm. Ramo de rosas (detalle). Oleo sobre tela, diametro 120 cm. Híade I (detalle). Oleo sobre tela, 116 x 116 cm. Híade II (detalle). Oleo sobre tela, 116 x 116 cm. Híade III (detalle). Oleo sobre tela, 150 x 150 cm. Liliums (detalle). Oleo sobre tela, 146 x 125 cm. Oh, July. Oleo sobre tela, 130 x 130 cm. El abrigo negro (detalle). Oleo sobre tela, 100 x 150 cm. Rastas (detalle). Oleo sobre tela, 150 x 150 cm. After (detalle). Oleo sobre tela, 130 x 146 cm. Tierra del Fuego (detalle). Oleo sobre tela, 97 x 146 cm. 21 mayo - 14 junio, 2014 sala zaida fundación caja rural puerta real. granada. www.eugenioocana.com