Proteo: Diálogos de Ética y Bioética Bioética y Ecoética Santiago Outón de la Garza Un análisis del ethos de la Modernidad nos muestra una ruptura de la armonía entre los seres humanos y la naturaleza. Dicha ruptura se venía gestando desde la antigüedad, pero alcanza su clímax en la Ilustración. De ahí la necesidad de un análisis de la cosmovisión que ha provocado tal ruptura y que ha provocado diversas reacciones a favor de la defensa del medio ambiente natural. Para esto, podemos apoyarnos en la crítica a la modernidad de la Escuela de Frankfurt, a fin de develar las fallas de una cosmovisión con terribles consecuencias ético políticas. En la Dialéctica de la ilustración, Horkheimer y Adorno sostienen que el modelo de racionalidad occidental debe replantearse pues está viciado desde su propio origen, ya marcado por el dominio. El dominio sobre la naturaleza sigue, como la Ilustración misma, una lógica implacable que termina volviéndose contra el sujeto dominador. La razón moderna opera según el principio de identidad, rechazando lo diferente; así, se relaciona con las cosas como el dictador con los hombres, las conoce en la medida en que puede someterlas. La realidad entera se reduce al sujeto, a sus fines e intereses. Paradójicamente, la Ilustración, que perseguía el objetivo de liberar a los hombres disolviendo los mitos, cae ella misma en uno nuevo: la supremacía de la razón dominadora. En la base de este nuevo mito está la centralidad del sujeto, que 1 de 6 Proteo: Diálogos de Ética y Bioética metaboliza lo diferente convirtiéndolo en sí mismo, como lo advierte ya Levinas en su crítica a Husserl. La filosofía renacentista, a pesar de que debemos reconocer que abrió nuevas vías de reflexión y de acción para los seres humanos, conserva, desafortunadamente, el afán de dominio sobre la naturaleza. Un ejemplo es el pensamiento de Roger Bacon, que se funda sobre el poder liberador de la ciencia, cuyo máximo valor consiste en su aplicación práctica, su utilidad para servir a los intereses del hombre, aun a costa del resto del mundo natural. De esta manera, la naturaleza se va convirtiendo en mera objetividad y se valora sólo en su dimensión de utilidad. Al mismo tiempo, se le despoja de su fuerza simbólica y deja de ser lo otro del hombre, cargada de sentido y posibilidades de desciframiento, para convertirse en mera caricatura de lo humano. El hombre dominador, depredador, consumidor, pierde los lazos de unión artística, amorosa y ética con la naturaleza y, al mismo tiempo, pierde también los lazos que lo vinculan a su propio ser. Para Gadamer, la naturaleza no debe ser considerada como un mero objeto de explotación, sino como lo otro con lo que tenemos que aprender a convivir; y este aprendizaje no es sólo una obligación humana fundamental, sino que en este momento de la historia, es asunto vital. El verdadero humanismo está muy alejado de la conquista material y desenfrenada de la naturaleza. Se halla muy lejos del poder por el poder y de la explotación que sirve al creciente reino de las necesidades creadas en las que se mueve el ser humano contemporáneo. La ciencia y la tecnología, productos de la libertad creadora del ser humano no deben ser considerados como la finalidad de toda vida humana, sino como un medio. La conciencia ecológica debe ser parte central del humanismo: no puede haber humanismo en sentido estricto que no incluya el cuidado de la naturaleza y de la Tierra. El ser humano habita la Tierra, lo que significa 2 de 6 Proteo: Diálogos de Ética y Bioética mantenerla y respetarla como recinto y morada, tanto interior como exterior; el atropello a la naturaleza y su incontrolada explotación y destrucción corresponde a una modalidad semejante de relaciones del ser humano consigo mismo y con su prójimo. El vínculo que tenemos con el otro refleja el vínculo que tenemos con nosotros mismos. Es importante destacar que estas ideas de la ciencia y de la técnica, con su oculta carga de dominio, han surgido históricamente y por tanto, pueden y deben ser revisadas a partir de un diálogo que logre poner en relación –al tiempo que distinga- al saber y poder técnicos, con el saber y poder éticos. Gadamer afirma que es urgente recuperar la verdadera praxis para enfrentar el problema de las relaciones del ser humano con la naturaleza. Esta praxis consiste en comportarse y actuar con solidaridad. La faceta irracional del dominio sólo podrá ser conjurada mediante la formación de la voluntad colectiva en la fuerza liberadora de la reflexión que propicia un cambio en nuestra actitud para con la naturaleza: en vez de considerarla como un objeto de uso, podríamos considerarla como interlocutora de una posible interacción, como una compañera con la que debemos convivir. En vez de a la naturaleza explotada cabe buscar a la naturaleza fraternal. A nivel de una intersubjetividad todavía imperfecta podemos suponer subjetividad a los animales, […] y comunicar con la naturaleza en lugar de limitarnos a trabajarla cortando la comunicación. (Gadamer, Testigo de Europa) Es necesario pues, un nuevo enfoque ético que incluya las responsabilidades humanas frente a la naturaleza y que logre romper el vínculo entre técnica y dominio restituyendo a la praxis su función dentro del mundo de la vida. Un ejemplo muy claro del dominio y depredación que ejercemos sobre la naturaleza, es la relación que tenemos con los animales no humanos. En este respecto, existen posiciones como la de Peter Singer, quien piensa que nuestra postura moral con respecto a ellos debe centrarse en la igualdad de los humanos y de los no humanos. Evidentemente que cuando hablamos de igualdad no nos referimos a la 3 de 6 Proteo: Diálogos de Ética y Bioética identidad, así como hay numerosas diferencias visibles entre los géneros, las razas y los individuos, hay numerosas diferencias entre los humanos y los animales, así como entre las distintas especies. Pero la existencia de las diferencias individuales no pueden ser argumento para negar la igualdad fundamental, ya que el principio de igualdad de los seres humanos no es una descripción de una igualdad actual entre ellos, sino una prescripción acerca de cómo debemos tratarlos. De la misma manera podríamos extender el principio de igualdad a otras especies. Jeremy Bentham escribe en el tiempo en el que el esclavismo había sido abolido por los franceses pero no por los británicos, lo siguiente: Puede llegar el día en que el resto de la creación animal pueda adquirir aquellos derechos que jamás pudieron negárseles más que por la mano de la tiranía. Los franceses ya han descubierto que la negrura de la piel no es razón por la cual un ser humano debe ser abandonado sin compensaciones al capricho del torturador. Puede llegar un día en que se reconozca que el número de patas, la vellosidad de la piel, o la terminación del os sacrum son razones igualmente insuficientes para abandonar a seres sensibles al mismo destino. […] La pregunta no es, ¿pueden razonar? Ni ¿pueden hablar? Sino ¿pueden sufrir? [Introduction to the Principles of Morals and Legislation, Chapter 17] 1 A pesar de que en este pasaje Bentham se refiere a los derechos, su argumento se basa en realidad, en la igualdad, en este caso, en la igualdad de las posibilidades para el sufrimiento y el disfrute. Esta capacidad es un prerrequisito o condición para hablar de intereses de forma significativa. Al hablar de esta capacidad en los animales podemos argumentar su igualdad sin adentrarnos en controversias espinosas acerca 1 The day may come when the rest of the animal creation may acquire those rights which never could have been witholden from them but by the hand of tyranny. The French have already discovered that the blackness of the skin is no reason why a human being should be abandoned without redress to the caprice of a tormentor. It may one day come to be recognized that the number of the legs, the villosity of the skin, or the termination of the os sacrum are reason equally insufficient for abandoning a sensitive being to the same fate. […] The question is not, Can they reason? nor, Can they talk? but, Can they suffer? 4 de 6 Proteo: Diálogos de Ética y Bioética de la naturaleza de los derechos, ya que para muchos autores los derechos implican la autonomía, la habilidad para respetar los derechos de otros o la posesión de un sentido de la justicia. Por otro lado, si un ser es capaz de sufrir, no existe ninguna justificación moral para no tomar en cuenta ese sufrimiento, sin importar cuál sea la naturaleza de ese ser. El principio de igualdad requiere que su sufrimiento sea considerado igualmente que el sufrimiento de cualquier otro ser. Lo contrario de esta perspectiva sería considerar que el interés de la propia especie está por encima de los intereses de los miembros de otras especies. Singer llama a esto especismo2, y lo considera equivalente al racismo y al sexismo. Como puede advertirse, la ética y la bioética enfrentan el reto de superar la razón de dominio para avanzar hacia un nuevo modelo que permita una ampliación de su horizonte más allá de los límites que le han sido impuestos por un modelo de racionalidad excesivamente centrado en el hombre y cuyos efectos negativos, son ya evidentes. Por tanto, es deber nuestro el reflexionar sobre la problemática ambiental, extender la ética y asumir el cuidado de la naturaleza como responsabilidad humana. La bioética, en su origen con el renombrado artículo de Potter, buscaba este tipo de reflexión incluyente, se planteaba como una reflexión sobre el cuidado de la biosfera entera. Sin embargo, en los últimos años, puede advertirse cómo esta disciplina se ha ido centrando cada vez más en la experiencia exclusivamente humana, igualada por muchos a la ética médica y reducida así, al ámbito de la investigación biomédica, los derechos de los pacientes, etc… Se ha perdido así (con notables excepciones, por supuesto), la preocupación por los valores del cuidado de la biosfera, del trato justo a los animales, de la conservación de los ecosistemas, del cuidado de nuestro hogar y los demás seres con quienes lo compartimos. 2 La palabra inglesa que utiliza Singer es speciesism, que traduzco aquí por especismo. 5 de 6 Proteo: Diálogos de Ética y Bioética Es no sólo evidente, sino necesario tomar en cuenta que la problemática ambiental es tan nuestra como la biomédica, la social, la económica… El daño a la biosfera es ya irreversible, y no podemos seguir ignorando nuestro papel en esta destrucción. Y si hemos tenido responsabilidad en el daño, ahora es el momento de tomar responsabilidad en su cuidado y su recuperación (en la medida de lo posible). De la misma manera en que el ser humano es un ser social, y su reflexión debe tomar en cuenta ese nivel, somos también seres naturales, biológicos, y en tanto tales, tampoco podemos olvidar nuestro papel en los ecosistemas en que nos desenvolvemos. Mirando a sus orígenes en Potter, y tomando en cuenta la urgencia y profundidad del problema, la bioética debe enfrentar el futuro extendiendo sus horizontes hasta el planeta en que nos ha tocado vivir. 6 de 6