finales de la Universidad de Chile EL PROBLEMA SANITARIO Conferencia dada en Ia Universidad de Chile, el 28 de Julio POR EL DR. DON ALEJANDRO DEL RIO Soc. Imprenta i Litografía Universo AGUSTINAS 1250 SANTIAGO 1923 E t P R D B b E m n ~ " f SnnitHRID ñnciles de la Universidad de C h i l e EL PROBLEMA SANITARIO Conferencia dada en la Universidad de Chile, el 28 de Julio POR EL DR. DON A L E J A N D R O DEL Soc. Imprenta i Litografía Universo AGUSTINAS 125» SANTIAGO 1923 RIO El problema sanitario Conferencia dada en la Universidad de Chile el 28 de Julio por el Dr. Don Alejandro del Rio. I.—Introducción. TI.—Consideraciones jenerales. I I I . — L a hijiene pública i la V Conferencia PanAmericana. IV.—Necesidad de adoptar una Política S a n i t a r i a . V.—Bases p a r a la revisión de nuestra Organización Sanitaria. VI.'—Conclusiones. VII.—Exhortación al Presidente de la República. I.—INTRODUCCIÓN L a reciente Conferencia P a n a m e r i c a n a , de la que t u v e el honor de formar parte como miembro de la Delegación de Chile, me obligó a ocuparme nue- — 6— v a m e n t e de los asuntos sanitarios que t a n t o me nteresaron en tiempos pasados cuando desempeñaba las c á t e d r a s de hijiene i de bacteriolojía de la Escuela de M e d i c i n a i la dirección del Instituto de Hijiene i posteriormente, en 1911, con motivo de la Quinta Conferencia S a n i t a r i a P a n a m e r i c a n a , que t u v e el alto e inmerecido honor de presidir. Este nuevo contacto con los problemas sanitarios i con distinguidos higienistas de a m b a s Américas i la penosa comparación de lo poco que hemos a v a n zado nosotros i de los enormes, estupendos, progresos realizados en los últimos decenios en todo el Continente, me ha hecho reflexionar dolorosamente sobre el porvenir que se nos espera si no nos detenemos, al borde del abismo, p a r a mirar de frente a donde nos lleva el desgobierno i la a n a r q u í a sanit a r i a en que vivimos i me ha inducido a sujerir, en cuanto me sea dado, los medios i caminos p a r a s a l v a r al país de t a n grave situación. Como médico hijienista, y a en las filas de la reserva, hube de pasar crueles momentos en la Quinta Conferencia, t a n t o en la propia Comisión de Hijiene como en el diario t r a t o con los eminentes sociólogos i médicos hijienistas que nos visitaron, al tener q u e referirme a nuestra organización i a nuestro estado sanitario i me prometí cumplir con el deber de conciencia i de patriotismo de volver, u n a vez más, a las lides de años que pasaron. Por eso vengo ahora a esta a l t a t r i b u n a a romper t o d a v í a una lanza en f a v o r de la hijiene pública, de la medicina preventiva así t a m b i é n l l a m a d a , que h a s t a el día no ha sido considerada como lo — 7 — merecía por nuestros hombres públicos, salvo esfuerzos aislados e inarmónicos que el éxito no h a coronado. II.—CONSIDERACIONES JENERALES L a Hijiene Pública Nacional considerada desde el punto de v i s t a de su legislación d e j a una impresión m á s bien satisfactoria si se atiende a la l e t r a de sus disposiciones. Nuestro Código Sanitario—salvo en las partes que dicen relación con la organización de sus servicios i de su personal i con las sanciones —es, en términos jenerales, bueno; sus reglamentos dictados h a s t a la fecha dejan, a su vez, la impresión de bien meditados. L a lei de R é j i m e n Interno asigna a los municipios un campo de acción mui amplio que podría haber sido de utilidad efectiva si u n a larga, dolorosa i al parecer definitiva esperiencia no hubiera demostrado la completa i absoluta bancarrota de la acción comunal i las f a l a c i a s de este estatuto f u n d a m e n t a l de la hijiene urbana. Hai que reconocer que hemos cometido el g r a v e error de confiar más allá de lo justo en la eficacia de las leyes i el más grave de contentarnos con hermosos testos que a n a d a conducen d a d a la pobre organización que poseemos, la f a l t a de personal especializado, únicamente dedicado a estas funciones, i la total ausencia del personal ausiliar, quiero referirme a ¡as enfermeras sanitarias, i, por fin, a la miseria de los recursos que asignan a estos servicios t a n t o el presupuesto del Estado como el de los municipios. En efecto, la cifra de nuestra mortalidad perma- nece en el mejor de los casos estacionaria, o solo con leves oscilaciones, en términos hoi desconocidos en el m a y o r número de los países civilizados; el coeficiente de la mortalidad infantil es a b r u m a d o r ; las endemias de profilaxis segura i conocida no cesan; las epidemias tienen libre campo de acción como en épocas que se recuerdan con horror i las plagas sociales, 1 a fatídica, t r i a d a ; alcoholismo, tuberculosis i males venéreos, afectando al jermen de la vida, llevan rápidamente a menos una raza que, en sus buenos tiempos, fué proverbialmente sana i fuerte. Influencias de p u r a índole social i económica actúan también en forma desfavorable disminuyendo las defensas n a t u r a l e s contra los a j e n i e s adversos a la salud. Es y a sobrado tiempo para mirar de frente el mal en toda su intensidad i de reaccionar como hombres fuertes, como debe hacerlo una raza que quiere v i v i r en salud, en salud plena i vigorosa, libre de las asechanzas diarias de males i de causas adversas de n a t u r a l e z a evitable i que aspira mu i l e j í t i m a m e n t e a un porvenir mejor, en un medio urbano i en habitaciones siquiera decentes. En este orden de cosas, inútiles resultan las lamentaciones, sin finalidad práctica las responsabilidades p a s a d a s i presentes que se quisiera perseguir. Confesemos simplemente que hemos errado, que no hemos sabido ser previsores, que hemos equivocado el camino para alcanzar el fin deseado; - vivir en condiciones de normalidad sanitarias i tratemos de encontrar la v e r d a d e r a ruta. Como el camino que en la l e y e n d a conduce a la virtud, este es largo i penoso; a semejanza de aquél no ofrece halagos inmediatos, pero lleva a la m e t a . _ () al éxito. Es largo porque los servicios sanitarios no se improvisan i exijen la preparación previa ele un personal técnico, t a n t o directivo como ausiliar, científicamente preparado, especializado en estas materias. Es penoso, porque requiere grandes sacrificios pecuniarios de parte del Estado i de los municipios para remunerar a este personal en forma a d e c u a d a i para dar al servicio mismo una. organización v e r d a d e r a m e n t e eficiente. Las economías i mezquindades son en este orden de cosas contraproducentes, pues, ni remedian los males hábil nales ni impiden las esplosiones epidémicas que, a la postre, obligan, quiérase o no, a grandes gastos hechos a última hora sin discernimiento alguno, bajo el apremio de las circunstancias. L a acción de la hijiene pública es hoi m á s v a s t a que antes; sus medios de acción han evolucionado; su índole social ha sido a m p l i a d a en forma anteriormente no imaginada. No sólo persigue la reducción o la estinción de las enfermedades de n a t u r a raleza contajiosa o infecciosa, sino que mejora el medio, corrije las influencias nocivas i v a hacia el individuo sano para enmendar las v a r i a n t e s de la salud que acusan inferioridad, para vigorizarlo, para vijilar que el t r a b a j o se h a g a en condiciones que no excedan de la normalidad del esfuerzo, para hacerlo sentir el placer de la plena salud i el contento de vivir. De burocrática la hijiene ha pasado a popular en el más amplio sentido de la p a l a b r a llevando a cada hogar donde la enfermedad aparece o donde una necesidad s a n i t a r i a se d e j a sentir, las modernas mensajeras de la clásica H y g e i a , las enfermeras sanitarias, ajentes de la b u e n a nueva, de transcendental importancia social i t é c n i c a . — 10 — H a s t a hace poco todos los esfuerzos ele la hijiene se d i r i j í a n al medio u r b a n o ; hoi se comprende mejor la i m p o r t a n c i a de bonificar las condiciones en que v i v e la población rural i se t r a t a de hacer llegar h a s t a este medio, t a n reacio al progreso, los beneficios de la acción s a n i t a r i a . Gran i m p o r t a n c i a a t r i b u y e la hijiene a c t u a l a l a eujenesia i a la puericultura, no solo de los dos primeros años sino t a m b i é n de la edad escolar p a r a c u y o efecto las modernas organizaciones cuidan con especial esmero de crear servicios médicos i sanitarios de gran a m p l i t u d i eficiencias que a c t ú e n con provecho en este medio de a b u n d a n t e cosecha s a n i t a r i a . III.—LA HIJIENE PÚBLICA I LA V CONFERENCIA PANAMERICANA Los principios f u n d a m e n t a l e s establecidos en la Quinta Conferencia P a n a m e r i c a n a en m a t e r i a s sanitarias, son de gran significación p a r a el porvenir de la medicina p r e v e n t i v a en el Continente Americano. L a Delegación Chilena t u v o el honor de proponer, entre otras, la declaración f o r m u l a d a en términos t a n precisos por el Dr. Vincent, p r i m e r a m e n t e en su ponencia principal i m á s t a r d e en u n a especial b a s a d a en proporciones concordantes de Chile prim e r a m e n t e i después de C u b a . Estas resoluciones en su p a r t e pertinente son del tenor s i g u i e n t e : "2.° L a eficiencia de la a d m i n i s t r a c i ó n de la salubridad pública depende d i r e c t a m e n t e de la existencia de un personal perito i esperimentado el cual solo puede obtenerse si se reconoce que la medicina preventiva constituye una profesión especial a la __ 11 __ cual se garantizan preparación apropiada, inamovilidad en el servicio, ascensos basados únicamente en servicios meritorios i jubilación». «Que se instigue a cada país a q u e estudie un prog r a m a que incluya los siguientes puntos: 1.° El amplio reconocimiento por medio de una preparación apropiada, remuneración adecuada, inamovilidad en el servicio i prestijio social de la profesión de hijiene pública como campo especial de a c t i v i d a d esencial al bienestar de las naciones; 2.° L a creación de cursos de preparación p a r a el personal de salubridad pública o la educación de individuos escojidos, por cuenta del Gobierno, en las universidades de otros países; 3.° Promover las visitas de sus oficiales de sanidad a otros países i la recepción a cambio de los representantes de organizaciones sanitarias de otras naciones». Estos principios aceptados sin discrepancia por la Conferencia son la piedra angular de las f u t u r a s organizaciones sanitarias de los países americanos. Ellos tienen particular interés entre nosotros porque d a d a ta autoridad de quien los formuló, el eminente sociólogo americano, Presidente de la Institución Rockefeller, Dr. Vincent i la unánime aceptación de la Comisión de Hijiene i de la Conferencia Plena, irán más directamente i m á s a fondo a influir en el ánimo i en las resoluciones de nuestros hombres de gobierno. A raíz de la Conferencia consideré de mi deber diriiir u n a comunicación al señor Rector de la Universidad p a r a solicitar su concurso i el de la Corporación que preside en favor de la realización de dos proyectos derivados d i r e c t a m e n t e de las reso- 12 — Iliciones y a c i t a d a s de la Conferencia. El primero consiste en un proyecto de lei p a r a enviar al estranjero h a s t a seis médicos chilenos elejidos por concurso ante la F a c u l t a d de Medicina, a fin de que d u r a n t e dos años se dediquen esclusivamente al estudio científico i práctico de las ciencias i procedimientos sanitarios. Estos médicos, previa renuncia forma! al ejercicio profesional, irían desde el primer momento contratados para prestar a su regreso sus servicios como médicos sanitarios, p a r t i c u l a r m e n t e en el ramo de la profilaxis, bajo la i n m e d i a t a dirección i dependencia del Director de S a n i d a d . Se estipularía que, además de la pensión que recibirían d u r a n t e sus estudios especiales en el estraniero, gozarían a su regreso un sueldo inicial de $ 20,000.00 que a u m e n t a r í a en $ 5,000.00 c a d a cinco años, h a s t a llegar a un máximo de S 40,000.00. Toda forma, de ejercicio profesional sería absolutamente prohibida i sancionada. P a r a no recargar de una vez el presupuesto nacional se propone que la autorización concedida al ¡'residente de la República tendría un plazo de seis años a fin de no enviar al mismo tiempo sino dos pensionistas. L a buena acojida que este proyecto ha recibido primeramente de parte de las autoridades universit a r i a s i de la prensa de la C a p i t a l i por último del Gobierno, es un feliz augurio de posible éxito. I así debe forzozamente ocurrir si realmente existe el propósito honrado de montar desde sus cimientos la m á q u i n a sanitaria. El segundo proyecto presentado a la Universidad se refiere a la creación de una Escuela Superior de Hijiene> destinada a formar el resto del personal de que ha menester la Dirección de S a n i d a d p a r a cumplir con las funciones que le están encomendadas. Esta escuela podría, a su vez, servir p a r a perfeccionar i especializar a las enfermeras sanitarias que t a n t o papel desempeñan en las modernas organizaciones de esta índole. Su realización no comporta grandes sacrificios al Estado. El mismo instituto sería de gran importancia para perfeccionar en hijiene especial a los médicos de hospital que deseen alcanzar los puestos superiores (jefes de sección) de estos establecimientos a fin de que su cooperación en los respectivos Consejos Técnicos sea realmente eficiente. Igual utilidad ofrecería al personal médico que sirve en los institutos de puericultura t anto oficiales como particulares. En el mismo orden de ideas i por iniciativa, del que habla, la j u n t a de Beneficencia de S a n t i a g o a c a b a de presentar a! Gobierno una petición ele subsidios p a r a crear en los hospitales de su dependencia nuevas escuelas de enfermeras. En la actualidad cuentan con planteles de e c te iénero sólo los hospitales '-.Manuel Arriarán i San Vicente de Paul . Si. como es de esperarlo, se conceden los subsidios solicitados, en un año más S a n t i a g o podría disponer de cinco escuelas para la ionnación de eniermeras correctamente preparadas, lo que significaría no sólo un provecho inmediato inmenso p a r a los hospitales mismos i ]iara el público en leñera! M.no también p a r a los servicios sanitarios que así podrían disponer de un personal utilizable para sus propuis necesidades mediante cursos de perfeccionamiento. Persiguiendo idéntico propósito se ha pensado también en dar a la a c t u a l Escuela de enfermeras del Estado, una nueva organización i destinarla esclusivamente a la formación de enfermeras sanitarias. _ 14 En todo caso, sea por este o por el camino anteriormente indicado, la idea de c o n t r a t a r a una enfermera sanitaria, p a r a que funde entre nosotros esta n u e v a carrera, que propicia el señor Rector de la Universidad i que figura en el proyecto de presupuesto para el año próximo, merece ser acojida con entusiasmo. Hacemos votos porque esta petición sea atendida como merece serlo por el Gobierno i el Congreso. Dado el estraordinario éxito alcanzado después de la gran guerra en los países europeos i en América por esta simpática institución de enfermeras sanitarias, me atrevo a pensar que este gasto es de aquellos que podrían ser llamados inevitables. E! progreso no puede, en efecto, ser desatendido impunemente. A pesar del natural escepticismo, tengo, ahora, señoras i señores, la íntima persuación de que esta vez hemos de ser más felices i abrigo f u n d a d a s esperanzas de (¡lie dichos proyectos serán una realidad en breve plazo, pues de ellos depende el porvenir samtario del país. Confío aún en que el patriotismo no ha de ser palabra v a n a en la conciencia de nuestros parlamentarios, por impenitentes que parezcan en las d i a r i a s i poco estimulantes disquisiciones i conflictos políticos a que se dedican con tan r a r a pertinacia i en completo divorcio con el sentir nacional. — 15 — I V . — N E C E S I D A D DE ADOPTAR U N A P O L Í T I C A S A N I T A R I A En m a t e r i a s sanitarias como en t a n t a s otras nos ha f a l t a d o un poco de lo que no es escepcional en los países de raza anglo-sajona, el sentido práctico i el espíritu de perseverancia en los esfuerzos que tienden a un fin útil. Así, a pesar de lo mucho que hemos hecho en este orden de cosas, particularmente en obras de a g u a potable i desagües, la acción mir a d a en conjunto carece de u n i d a d i sobre todo de eficacia. Dictamos buenas leyes pero descuidamos su ejecución; creamos administradores que requieren un personal técnico numeroso i n a d a hacemos p a r a obtenerlo; i, cuando por escepción, facilitamos la formación de un especialista, no es posible conservarlo en funciones por razón del mísero sueldo q u e le asigna la lei. Entre las causas desfavorables cine han actuado para producir nuestra incompetencia práctica, en hijiene pública, debo hacer mención particular de la oninic'.encía p a r l a m e n t a r i a que deforma las leyes mejor estudiadas i esteriliza las buenas voluntades reduciendo a cero !a influencia de los técnicos. Leyes como las sanitarias estudiadas por personas competentes deberían ser aprobadas o rechazadas pero no destrozada* en sti vía-crucis p a r l a m e n t a r i a . Hai en el país, felizmente, personas a p t a s para colaborar con provecho en esta obra nacional por excelencia i, por escepción, libre de toda mácula política. Otro factor de nuestro atraso es la permanente insuficiencia de los recursos que se asigna a esta suerte de servicios a g r a v a d a , m á s si cabe, por el retardo no escepcional de la lei anual de presupuestos. _ 16 - lo que trae como inevitable consecuencia la desorganización de los servicios i la desmoralización del personal. Todo . induce i aconseja abordar resueltamente este problema i definir en forma precisa la política sanitaria del porvenir revisando la actual legislación i servicios existentes para darles la amplitud i eficiencia requeridas. Necesitamos, pues, un plan o sea una política s a n i t a r i a que nos lleve, en un plazo prudente, a una situación mejor, a la que el país necesita i exije para su desarrollo normal i nos libere de los males de todo orden que hoi r e t a r d a n nuestro progreso i de la vergüenza de no haber sabido o podido alcanzar la situación que ofrecen a este respecto países más felices de este hemisferio i continente. Este plan no es ciertamente irrealizable ni está fuera de nuestras posibilidades financieras. El debe considerar las siguientes cuestiones: 1.° Las reformas que convenga introducir en la actual lejislación s a n i t a r i a para a d e c u a r l a a las reales necesidades nacionales según el criterio moderno domin ante; 2.° L a m a n e r a de formar un personal técnico, especializado, capaz de dirijir con éxito la acción sanitaria; 3." L a preparación de enfermeras sanitarias visitadoras o sea del personal ausiliar indispensable a toda organización moderna., de este c a r á c t e r ; 4.° L a necesidad f u n d a m e n t a l de d a r a los servicios sanitarios recursos suficientes para que su personal sea debidate rentado i pueda dedicarse esclusivamente a estas funciones i para que sus re- i 7 particiones i laboratorios den un rendimiento normal. Nos o c u p a r e m o s a i s l a d a m e n t e de c a d a uno de estos números d a d a su e s t r a o r d i n a r i a i m p o r t a n c i a . El primero, que dice reloción con la revisión i modernización de las leyes s a n i t a r i a s , es de gran significación i nos s e r v i r á de t e m a para el c a p í t u l o siguiente. Con respecto al segundo i tercero---formación del personal s a n i t a r i o directivo i a u s i l i a r — n o s referimos a las resoluciones de la A' Conferencia Pana m e r i c a n a i a lo (Ríe d e j a m o s dicho sobre enferm e r a s s a n i t a r i a s en los capítulos anteriores. T o c a a h o r a su t u r n o a la cuestión capital, la financiera. E s t a d o i M u n i c i p i o deben considerar seriamente, de un lado la necesidad v i t a l de s a n e a r al país i de otro la m a n e r a i los medios de a l c a n z a r este r e s u l t a d o i h o n r a d a m e n t e c u m p l i r con lo que Disraeli llamó <'el primer deber del hombre de Estado • al referirse al c u i d a d o de la salud pública. El prob l e m a no a d m i t e soluciones equívocas, es blanco o negro, i al decir esto queremos significar q u e las transacciones i ficciones a q u e con t a n t a f r e c u e n c i a recurren las corporaciones—Congreso o M u n i c i p i o — p a r a s a t i s f a c e r en la forma i no en el fondo las aspiraciones m á s l e j í t i m a s del país en este orden de necesidades, no sirven sino p a r a producir el desaliento del público i la. desconfianza en los procedimientos. m a l a m e n t e puestos en juego, i en los hombres que se ven obligados a servirse de medios de acción t a n deficientes. El país necesita, el país quiere v i v i r i v i v i r en s a l u d . El país exije un correcto servicio s a n i t a r i o i debe hacer los sacrificios q u e sean necesarios p a r a a l c a n z a r — 18 — el éxito que v a n a m e n t e viene persiguiendo i q u e nunca obtiene a despecho de los buenos propósitos i de las leyes y a d i c t a d a s p a r a este fin. ¿Cuánto g a s t a m o s en hijiene pública? ¿ C u á n t o deberíamos g a s t a r p a r a tener servicios sanitarios verd a d e r a m e n t e eficientes? Según las informaciones que se h a servido d a r m e mi estimado amigo D. Alvaro Covarrubias Arlegui, funcionario superior de la Oficina Central de Estadística, en el año 22 el presupuesto fiscal señala como destinado a la hijiene pública $ 1.224,000.00. A esto h a b r í a seguramente que agregar las cantidades consultadas en las leyes s a n i t a r i a s de emerjencia p a r a combatir enfermedades epidémicas, con lo cual tal vez se llegue a un total que posiblemente no exceda de $ 1.500,000.00 y a que de estas leyes especiales buena parte debe obligadamente ser destinada a ausiliar a las J u n t a s de Beneficencia p a r a cubrir los gastos de hospitalizaciones estraordinarias. M á s difícil resulta apreciar el monto de las inversiones municipales por este capítulo. Pues bien, del estudio de los respectivos presupuestos resulta un gasto total de $ 2.012,435.00 por concepto de hijiene i beneficencia, correspondiendo a esta ú l t i m a $ 412,260.00 i a la hijiene propiamente tal $ 1.600.000. Estas cifras no representan seguramente la v e r d a d , pues es bien sabido que en casi la totalidad de los presupuestos municipales se cumple sólo en la forma con la obligación legal de destinar el 10% de las ent r a d a s a la hijiene i que las cantidades a p a r e n t e m e n t e consultadas p a r a este fin reciben, por caminos más o menos legales, inversiones mui diversas. ¿ C u á n t o se g a s t a realmente? S e r í a a v e n t u r a d o hacer a este — 19 — respecto u n a estimación precisa, pero no creo exajerado reducir esta cifra a sólo $ 500,000.00. Tendríamos, así, que el país i n v e r t i r í a a n u a l mente en hijiene pública—sumando los í t e m pertitinentes i efectivos de los presupuestos municipales i del fisco, a p r o x i m a d a m e n t e dos millones de pesos. P a r a apreciar el significado de estas cifras haremos una breve reseña de los sacrificios que comporta la correcta atención de los servicios sanitarios en algunos países. En Inglaterra, cuna de la hijiene, E s t a d o i M u nicipios, gastan a n u a l m e n t e más de mil millones de francos. El personal sanitario alcanza a la cifra de 24,062 funcionarios, como lo manifiesta el siguiente estado : 1,600 médicos inspectores, de los cuales 285 se consagran esclusîvamente a sus funciones sanitarias (Whole-Time Officiers) ; 238 médicos p a r a la profilaxis de la tuberculosis; 1,300 » inspectores escolares; 1,330 » » del t r a b a j o ; 324 » » de insanos i retardados; 4,800 » de pobres; 12,000 » de seguros sociales; 2,000 inspectores e inspectoras sociales; i 1,500 monitoras de hijiene. En los Estados Unidos de Norte América se estima que un correcto servicio de sanidad exije un gasto medio a n u a l de un dólar por h a b i t a n t e . L a ciudad de Ne"w York, por su parte, invierte 3,51 dólares por h a b i t a n t e i por año o sea veinte millones de dólares. — 20 — En Brasil el presupuesto fiscal anual por concepto de sanidad es igual a $ 30.000,000.00. (El peso brasilero v a l e a c t u a l m e n t e m á s o menos un peso de nuest r a moneda). Estas informaciones nos aproximan a la posibilid a d de apreciaciones c o m p a r a t i v a s . Tomaremos como base el criterio americano: p a r a la hijiene, un dólar por h a b i t a n t e i por año. No sería, me parece, excesivo para nosotros fijar para la cuota fiscal la m i t a d de esta cantidad. Estimando el valor medio del dólar en $ 5.00 moneda nacional i la población del país en cuatro millones tendríamos: $ 2 . 5 0 X 4 . 0 0 0 , 0 0 0 = $ 10.000,000.00 Debo hacer notar que asignando al servicio de sanidad la c a n t i d a d de diez millones, la proporción, con relación al presupuesto total, apenas excedería del 2 . 5 % . Por lo que toca al presupuesto comunal, estimo que su cuota debería no ser inferior a la m i t a d de la a s i g n a d a al Estado o sea de $ 5.000,000.00. En suma, gastamos dos millones de pesos, deberíamos g a s t a r quince. El m a r j e n de trece millones permite considerar la • posibilidad de dar a la hijiene pública la situación que le es propia en toda agrupación h u m a n a que ha adquirido el convencimiento del valor de la salud i de la v i d a i que no quiere soportar comparaciones deprimentes i mortificantes. Este desfile de millones i la t e m e r a r i a afirmación de que p a r a v i v i r como personas decentes necesitamos g a s t a r por año no menos del 2 . 5 % del presupuesto fiscal i de una cuota municipal igual a la mitad de la anterior o sea, lo repito, de quince millones de pesos, podría hacerme aparecer como un iluso, casi como un h a b i t a n t e de la Luna, o p a r a — 21 — mis amigos médicos, como un candidato a inminente parálisis jeneral. M e encuentro, pues, en la obligación de d a r una esplicación que me d e v u e l v a la c i u d a d a n í a chilena i p e r m i t a interpretar mis anhelos de g r a n d e z a nacional sin la sospecha de haber caído en delirio patolójico. Creo que nuestro servicio de sanidad se encuentra t o d a v í a en m a n t i l l a s i que, a medida de su desarrollo, necesitará disponer de m a y o r e s recursos. Estimo que su crecimiento no podrá ser mui rápido, d a d a s las dificultades que ofrecerá su reorganización i el tiempo que exijirá la preparación del personal, p a r t i c u l a r m e n t e del que ha de servir los d e p a r t a mentos por crear. En todo caso, debemos preparar el ánimo para a c e p t a r de buen grado los sacrificios pecuniarios que la reforma t r a e r á consigo teniendo en v i s t a las cifras i ejemplos que he citado i el cálculo de lo que nos correspondería g a s t a r p a r a contar con buenos servicios de sanidad. No hai, pues, motivo p a r a a l a r m a r a nuestros financistas a lo menos por ahora. Quizá en diez años más i en forma progresiva, nos habremos visto en la necesidad de llegar h a s t a el mar jen previsto. Pero el dinero que se i n v i e r t a por este capítulo será, a no dudarlo, remunerativo en tal forma que no d e s p e r t a r á las críticas ni aun de los más empedernidos contradictores, de las mentalidades negativas que n u n c a d e j a n de a c t u a r en contra de estos grandes problemas que requieren alguna preparación para ser bien comprendidos. Tendremos por cierto que oir una vez más las estrañas disquisiciones sanitarias a que en tales casos suelen entregarse los políticos. Recuerdo todavía con estupefacción algunas opiniones de carácter técnico-sanitario que d u r a n t e mi paso por la Dirección del Instituto de Hijiene hube de oir a Ministros de Estado en el D e p a r t a m e n t o del Interior. I, si no fuera por el respeto que me merecen ilustres servidores del país en otros órdenes de la a c t i v i d a d pública, h a r í a aquí un paréntesis anecdótico i humorístico p a r a solaz de mis benévolos oyentes. No obstante quiero hacerme la ilusión de que el progreso i la difusión de la c u l t u r a irán haciendo desaparecer estos resabios de tiempos que fueron i que la hijienización del país encontrará en el f u t u r o un terreno más propicio p a r a su desarrollo i perfeccionamiento. V . — B A S E S PARA LA REVISIÓN DE ZACIÓN NUESTRA ORGANI- SANITARIA L a organización s a n i t a r i a que vamos a esponer a grandes rasgos no significa sino una ampliación de lo existente, u n a mejor i m á s lójica ordenación de lo que poseemos i la adición de nuevos d e p a r t a mentos p a r a satisfacer exijencias que solo en los últimos años han recibido jeneral aceptación. C u a n d o llegue el momento de revisar el a c t u a l Código S a n i t a r i o en la parte referente a la organización de sus servicios, convendría dejar espedito el camino p a r a la creación de nuevos departamentos, o secciones, cuando las necesidades así lo aconsejen, sin que sea menester dictar c a d a vez una n u e v a lei. De esta manera—si la hermenéutica legal lo permitiera—sería d a d o seguir paso a paso los progresos de las ciencias sanitarias i aplicar sus dictados a medida de las necesidades nacionales. — 23 — L a s «Bases» presuponen una ampliación de las funciones del Estado a espensas de las que la lei de R é j i m e n Interno a s i g n a al Municipio. Por lo que a nosotros toca, u n a l a r g a i no i n t e r r u m p i d a esperiencia nos enseña lo que podemos esperar de la «hijiene municipal» d a d a s las características del réjimen comunal que domina en el país, salvo mui cont a d a s i honrosas escepciones. M i e n t r a s perduren los hábitos políticos hoi dominantes i los municipios persistan en las desconcertantes a c t i v i d a d e s que caracterizan su funcionamiento normal, mientras no hagan méritos siquiera p a r a merecer la «habilitación de edad», es menester que el Estado tome a su" cargo, a lo menos en S a n t i a g o , los servicios sanitarios como y a lo ha realizado con el a g u a potable, el alcantarillado, la pavimentación, el servicio de asistencia social (beneficencia), etc. I aún con municipalidades de verdad i aún en los países de estructura federal se ha reconocido la conveniencia de d a r al Estado una sección preponderante en las cuestiones s a n i t a r i a s que r a r a vez tienen un carácter estrictamente local. Así en Estados Unidos cuando un problema de este orden, por ejemplo el desarrollo anormal de una enfermedad endémica o epidémica, no es correctamente atendido por el correspondiente Estado i a m e n a z a seriamente al vecino, el gobierno Federal interviene. De la misma m a n e r a u n a fábrica de sustancias alimenticias cuyos productos son consumidos en todo el país i en el estranjero cae de lleno en la esfera de acción federal. S e r í a fácil multiplicar los ejemplos. A la cabeza del servicio de sanidad nacional figura en las «Bases» el Ministerio de Hijiene Pública que t a n t a s v e n t a j a s ofrece en Inglaterra, Francia, Po- — 24 — lonia, Tcheco-Slovaquia, S e r v i a , Austria, C a n a d á , etc., etc. A la m i s m a secretaría de Estado podría encomendarse la dirección de la Previsión Social i T r a b a j o i l a Asistencia Social o Beneficencia. L a sujestión de esta idea está b a s a d a en la esperanza de que la « r o t a t i v a ministerial» se descomponga en f o r m a definitiva i p e r m i t a que el país sea debidamente administrado. L a s tres secciones del p r o y e c t a d o Ministerio estarían a cargo de las respectivas «direcciones jenerales» no interponiendo entre ellas i la persona del M i n i s t r o sino empleados no técnicos p a r a la simple tramitación de los asuntos. L a «Dirección Jeneral de S a n i d a d » constaría de una secretaría a la cual se a g r e g a r í a un asesor letrado i de ocho departamentos, a s a b e r : . 1.° Hijiene i n f a n t i l ; 2.° Hijiene Social; 3.° Profilaxis; 4.° Hijiene u r b a n a ; 5.° Hijiene r u r a l ; 6.° Fiscalización de sustancias alimenticias i bebidas. 7.° Fiscalización de las profesiones (en el ramo de medicina, dentística i f a r m a c i a ) i del comercio de drogas. . 8.° Injeniería S a n i t a r i a . P a r a facilitar la r á p i d a comprensión del proyecto he preparado un esquema jeneral que permite apreciar de u n a m i r a d a el conjunto i sin m a y o r t r a b a j o l a s líneas capitales de la n u e v a organización. Helo aquí: MINISTERIO PREVISION HIJENE. A S B T D O 50LIAL SOCIAL Y PÚBLICA BENEFEEÍO [TRABAJO DIREmONJENEm 3MEAD SECRETARIA A 3 E 5 0 R LETRADO •EF/RPMEM] DEPARTAMENTO DE. HltUENEMmiL H1JENL 5CLIAI DE. (RJEROLTUR^ E ANTENATAL MMZmflDMES ENFERMERAS HEM0ERAF1A DE PRDFLAM5 TERRESTRE^ t¡•ESPECIAL GENERAL <>irua exantematilo FP0F1LAXI5 ANIMAL. wapEccra DBRÍS •PRDTBCLIGM LA INEANLIAJ LUEENE.5IA DEP0RTE5 LIEHALONTRA. ZL ALCOHOLISMO PFCFAEANDA ENSENANZA DELAHUENE, FORMACION BEL PER5CDIAL SMTARID X HIJIENE JEL TFOTJG DEPARTAMENTO DI FRDFLAXI5 MARITIMA. SERUOD DEFUEKT03 INMERADON ESTACONES SANITARIAS X HD5FMJMDI DEMTLOG5D3 •E3MFE3TDRID de SANTIAGO IN3FEIHN •e TEaNTEarcrara, UOTATDPID5 BSCTEHDLC1JA OPOTERAPIA fHPF.PMPTIATF'i NERwna/s , DEPARTAMENTO DE HcIENE URBANA] HJENE, RURAL PRDFU'MS S ^tobereulosis VISITADORAS INSPECCION DEL SEÍMCIO MLDLDL5LDLÜR INFEiHMOTS ^ESCJLWIEB EflNTffÜ® ESP — DEPARTAMENTO URBANISMO EUR3D5 1AMBULANTE5 DE [VULEARIZACTDN HIcIENE DE LA HAHTALIDM mura KEtJBTRD 5AMTARID EELÍS HABITALIClEa IK SANTIAGO 1N5PEILIDN HE ESCUELAS HOSPITALES CUARTELES FAEF3LA5 TALLERES ETL. SANITARIOS ENFERMERAS SANITARIAS — 25 — El texto siguiente reproduce los epígrafes del esq u e m a en forma menos compendiada. MINISTERIO DE H I J I E N E P U B L I C A Previsión Social i Trabajo i Asistencia Social (Beneficencia) SECCIÓN DE H I J E N E P U B L I C A DIRECCIÓN J E N E R A L DE SANIDAD Secretaría Jeneral i Asesor Letrado D e p a r t a m e n t o N.° 1. Hijiene Infantil. Sección 1. a Puericultura. Comprende: Puericultura ante-natal; Fomento de las M a t e r n i d a d e s i de la asistencia de partos a domicilio; Formación de enfermeras especiales para la puericultura (especialización en el r a m o ) ; Inspección de las obras e instituciones de protección a la infancia. Sección 2. a Inspección del servicio médico escolar. Comprende: Propender a una correcta organización del servicio médico escolar en todo el país; Inspeccionar este servicio; Especialización de enfermeras sanitarias p a r a este fin; Fomentar la institución de c a n t i n a s escolares como réjimen normal. — 26 — E s t i m u l a r la formación de escuelas al aire libre, las colonias de vacaciones; í , en jeneral, todo lo que tienda a protejer al niño d u r a n t e el período escolar. Departamento N.° 2. Hijiene social. Sección 1. a Demografía. Comprende: Publicar periódicamente la estadística demográfica i dirijir las encuestas especiales que se estimare necesarias. Sección 2. a Eujenesia: El estudio de todos los problemas susceptibles de causar dejeneración de la r a z a ; Proponer la adopción de los medios que se juzgue adecuados p a r a m e j o r a r l a i vigorizarla; Proponer las limitaciones que tengan por fin impedir la incorporación de inmigrantes «indeseables» bajo los puntos de v i s t a sanitario i eujenético; Fomento de los deportes al aire libre; L u c h a contra el alcoholismo i otras causas de dejeneración de carácter tóxico. Sección 3. a P r o p a g a n d a i e n s e ñ a n z a : Comprende: L a difusión de la enseñanza de la hijiene; P r o p a g a n d a por afiches, folletos, cintas cinematográficas; Publicación de c a r t i l l a s ; Formación del personal sanitario especializado (médicos i enfermeras s a n i t a r i a s ) ; Escuela Superior de Hijiene. Sección 4. a Hijiene del T r a b a j o . Comprende: Estudios referentes a las relaciones entre el trab a j o i la s a l u d ; — 27 — T r a b a j o de la mujer, T r a b a j o del niño; Enfermedades i accidentes profesionales; Sea uros obreros, etc. DEPARTAMENTO N . ° 3 . P R O F I L A X I S Sección 1. a Profilaxis terrestre. Comprende: Profilaxis j e n e r a l ; Profilaxis especial; 1.° Tuberculosis; 2.° Enfermedades venéreas; 3.° Viruelas; 4.° T i f u s exantemático; Profilaxis a n i m a l : de las enfermedades trasmisibles al hombre. Sección 2. a Profilaxis m a r í t i m a . Comprende: Servicio sanitario de los puertos; Estaciones s a n i t a r i a s ; Inspección de inmigrantes, etc., etc. Sección 3. a Aislamiento i Desinfección; Comprende: Propender al correcto aislamiento, en los establecimientos de beneficencia, de los enfermos infecciosos, agudos o crónicos; Tener a su cargo el servicio de desinfección de la C a p i t a l . Inspeccionar los desinfectorios d e p a r t a m e n t a l e s i públicos i las instalaciones de desinfección en las Estaciones sanitarias, servicios sanitarios de los puertos, etc. Sección 4. a Laboratorios. — 28 — Comprende: Los laboratorios necesarios p a r a la preparación de sueros, vacunas, productos biolójicos i opoterápicos; Laboratorio de investigaciones; Laboratorio p a r a facilitar el diagnóstico de las enfermedades infecciosas. DEPARTAMENTO N . ° 4 . H I J I E N E URBANA Sección 1. a Urbanismo. Comprende: Estudios i proyectos sobre trasformación de la p l a n t a de ciudades; Plazas i jardines. Bosques urbanos i sub-urbanos, etc., etc. Sección 2. a Hijiene de la Habitación. Comprende: Aprobación s a n i t a r i a de los planos de las nuevas construcciones; Control sanitario de las habitaciones, particularmente de las destinadas al arriendo, etc., etc. Sección 3. a Inspección s a n i t a r i a de establecimientos públicos. Comprende : Visitas a escuelas, hospitales, cuarteles, fábricas, talleres, etc., etc. DEPARTAMENTO N . ° 5 . H I J I E N E RURAL Sección 1. a Comprende: Cursos a m b u l a n t e s de vulgarización i propaganda-, Especialización de enfermeras sanitarias p a r a la hijienización rural. — 29 — Sección 2. a Acción s a n i t a r i a rural por medio de equipos formados por médicos i enfermeras. DEPARTAMENTO N.° 6. FISCALIZACIÓN DE SUSTAN- CIAS ALIMENTICIAS I BEBIDAS Sección 1. a Inspección s a n i t a r i a de alimento i bebidas en la C a p i t a l . Sección 2. a Comprende: Inspección de los laboratorios municipales de Hijiene; Inspección s a n i t a r i a de las fábricas de productos alimenticios, etc., etc. Sección 3. a Laboratorio Central de Bromatolojía. DEPARTAMENTO N . ° 7 . FISCALIZACIÓN DE PROFESIONES I DEL COMERCIO DE DROGAS Sección 1. a Fiscalización de profesiones. Comprende: Fiscalizar el ejercicio de la profesión médica; Id. de dentistas, m a t r o n a s i enfermeras; Id. de f a r m a c i a . Sección 2. a Inspección de Boticas, F á b r i c a s de productos farmacéuticos. Control de específicos. Sección 3. a Laboratorio de química analítica. DEPARTAMENTO N . ° 8 . I N J E N I E R Í A SANITARIA Sección 1. a Aguas potables, desagües. A g u a s minerales. Sección 2. a Baños públicos, destrucción o alejamiento de las basuras. Sección 3. a Construcciones en jeneral. Su reglamentación e inspección. Quiero, por ahora, l i m i t a r m e a la simple enunciación de los epígrafes, pues si hubiera de desarrollarlos caería en detalles fatigosos de segunda importancia. Si estas ideas matrices encontraran una acojida benévola i favorable sería llegado el momento de precisarlas en forma de un verdadero proyecto de lei, t r a b a j o largo, penoso, que exijiría algún tiempo i la concurrencia de competencias especializadas. VI.—CONCLUSIONES En el curso de esta disertación he t r a t a d o en todo momento de ser breve i conciso aun a riesgo de no d a r suficiente desarrollo i claridad a las ideas enunciadas. Quiero, ahora, llegar a conclusiones que sinteticen mi pensamiento. Helas a q u í : 1.° El estado de la Hijiene pública en el país es lamentable; 2.° Tenemos buenas leyes s a n i t a r i a s pero sólo disponemos de u n a organización r u d i m e n t a r i a ; 3.° L a cooperación municipal a la sanidad nacional es de escasa i dudosa utilidad, en términos jenerales; 4.° L a cuota que los presupuestos del Estado i de los Municipios asignan a la Hijiene Pública es — 31 — insuficiente p a r a mantener servicios sanitarios efectivos. El país g a s t a por este concepto $ 2.000,000.00 a n u a l e s ; debería invertir no menos de $ 15.000,000.00; 5.° Es de v i t a l importancia reaccionar e n é t i c a mente contra este estado de cosas i a b o r d a r con decisión el gran problema nacional de alcanzar, cueste lo que cueste, la normalidad sanitaria, base de nuestra f u t u r a prosperidad económica i social; 6.° U r j e proceder en forma sistemática a la formación de un personal sanitario conforme a las bases fijadas en la Quinta Conferencia P a n a m e r i c a n a . Procede en este sentido primeramente la aprobación del proyecto de lei recientemente enviado^ al Congreso p a r a la formación en el estranjero del primer grupo de médicos hijienistas i, dentro de poco, la creación de u n a Escuela Superior de Hijiene; 7.° Es igualmente necesario revisar i modernizar nuestra a c t u a l organización s a n i t a r i a mejorando los servicios existentes i creando los nuevos que se juzgue Oportuno a g r e g a r p a r a alcanzar la finalidad que se persigue. 8.° Procede la designación de una comisión de técnicos, p a r a preparar i someter a la consideración del Gobierno un proyecto de lei que p e r m i t a dar al servicio nacional de sanidad l a eficiencia q u e el país requiere. I, p a r a terminar, deseo hacer una declaración. El criterio que he manifestado con absoluta franqueza, i sin ropaje literario que lo disimule sobre el estado sanitario del país i la eficiencia de su a c t u a l organización, t a n t o central como municipal, p u d i e r a prestarse a interpretaciones que deseo prevenir. He omitido deliberadamente toda apreciación que pudiera referirse a personas, pues me complazco en — 32 — reconocer que los funcionarios que tienen a su cargo los actuales servicios son dignos de toda consideración por su ciencia i abnegación. Si su acción no a l c a n z a a satisfacer las necesidades sanitarias del país culpa es de la organización defectuosa en que actúan, de la f a l t a de personal ausiliar técnico, de las escasas i a veces ridiculas remuneraciones que reciben i por fin, de los limitados medios i recursos de que les es d a d o disponer i de las perturbaciones que acarrea el no escepcional atraso en la aprobación del presupuesto del Estado. Debo t o d a v í a agregar pocas p a l a b r a s que serán de agradecimiento a los señores Directores i R e d a c tores de los grandes diarios de la C a p i t a l que han recibido con aplausos las primeras manifestaciones de reacción contra la miseria sanitaria en que vivimos i que ciertamente han de cooperar a c t i v a i eficazmente a la obra patriótica que significa dotar al país de un correcto servicio de sanidad. VII Excmo. Señor Presidente de la R e p ú b l i c a : Escusad, os suplico, que prescindiendo momentáneamente del protocolo me d i r i j a directamente a vos que habéis querido con v u e s t r a presencia dignificar esta t r i b u n a . Chile figura, señor, como u n a gran m a n c h a negra en el m a p a sanitario de S u d América. L a s naciones h e r m a n a s del A t l á n t i c o han sido más felices que nosotros i han tenido, a su debido tiempo, estadistas que supieron forjar las a r m a s — 33 — para vencer las causas de insalubridad, de orijen n a t u r a l o simplemente humano. Montevideo esterioriza su gran c u l t u r a con una mortalidad jeneral q u e no excede de 12 por mil. Buenos Aires ofrece un coeficiente que no sube de 16 por mil. Río, capital que antes no v i s i t a b a n turistas de paso por fundado temor a la fiebre amarilla, no sólo se encuentra d e f i n i t i v a m e n t e liberada de esta plaga sino que h a visto b a j a r su mortalidad jeneral a menos de 19 por mil. En cambio, en nuestra capital, la estadística señ a l a u n a mortalidad que en el quinqueniq 1 9 1 8 - 2 2 llega al promedio de 3 3 . 4 % o ofreciendo en los años 1 9 i 2 1 el récord de 3 9 . 2 % o . Esta situación no puede prolongarse por más tiempo sin g r a v e detrimento de nuestro prestijio. El problema es escepcionalmente grave. Si la muerte sigue haciendo en esta tierra, l l a m a d a a mejor suerte, la a b u n d a n t e cosecha que nuestra incuria o inconsciencia les permite, el crecimiento vejetativo, único factor del incremento de nuestra población, será lento e iremos a menos al lado de los países hermanos que, m á s previsores, crecen, prosperan i se enriquecen. El Dr. Rodríguez Barros, en su discurso de incorporación a la F a c u l t a d de Medicina, ha llamado recientemente la atención sobre un nuevo factor desfavorable. Nuestra a l t a n a t a l i d a d , que m a l a mente l o g r a b a llenar las filas raleadas por la muerte, viene a menos en forma constante i progresiva. Urje, señor, poner m a n o enérjica a la gran obra de sanear el país i de mejorar las condiciones de vida, llevando adelante, sin estrechez de criterio, sin re- — 34 — sabios coloniales, sin mezquindades, las reformas que requieren los organismos sanitarios existentes i creando los nuevos que las necesidades públicas recomiendan. Confío, Excmo. Señor, que en vuestro Gobierno i bajo vuestros auspicios i por v u e s t r a acción, se lleven a cabo estas trascendentales reformas q u e nos darán, os lo aseguro en conciencia i con toda la fe de mi a l m a , un Chile nuevo con mente s a n a en cuerpo sano, respetable por su población, por su p u j a n z a en todas las esferas de las actividades, por su prosperidad económica i social i por la m a j e s t a d de sus instituciones entre las cuales figurarán, en lugar de honor, las que el patriotismo dicte a nuestros lejisladores en resguardo de la salud pública.