documento - Biblioteca del Congreso Nacional de Chile

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finales
de la Universidad de Chile
EL PROBLEMA SANITARIO
Conferencia dada
en Ia Universidad
de Chile, el 28 de Julio
POR EL
DR. DON ALEJANDRO DEL RIO
Soc. Imprenta i Litografía Universo
AGUSTINAS
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SANTIAGO
1923
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EL PROBLEMA SANITARIO
Conferencia
dada
en
la
Universidad
de Chile, el 28 de Julio
POR EL
DR. DON A L E J A N D R O
DEL
Soc. Imprenta i Litografía Universo
AGUSTINAS
125»
SANTIAGO
1923
RIO
El problema
sanitario
Conferencia dada en la Universidad de Chile el 28 de Julio
por el Dr. Don Alejandro del Rio.
I.—Introducción.
TI.—Consideraciones jenerales.
I I I . — L a hijiene pública i la V Conferencia PanAmericana.
IV.—Necesidad de adoptar una Política S a n i t a r i a .
V.—Bases p a r a la revisión de nuestra Organización
Sanitaria.
VI.'—Conclusiones.
VII.—Exhortación al Presidente de la República.
I.—INTRODUCCIÓN
L a reciente Conferencia P a n a m e r i c a n a , de la que
t u v e el honor de formar parte como miembro de
la Delegación de Chile, me obligó a ocuparme nue-
— 6—
v a m e n t e de los asuntos sanitarios que t a n t o me
nteresaron en tiempos pasados cuando desempeñaba
las c á t e d r a s de hijiene i de bacteriolojía de la Escuela
de M e d i c i n a i la dirección del Instituto de Hijiene
i posteriormente, en 1911, con motivo de la Quinta
Conferencia S a n i t a r i a P a n a m e r i c a n a , que t u v e el
alto e inmerecido honor de presidir.
Este nuevo contacto con los problemas sanitarios
i con distinguidos higienistas de a m b a s Américas i
la penosa comparación de lo poco que hemos a v a n zado nosotros i de los enormes, estupendos, progresos realizados en los últimos decenios en todo el
Continente, me ha hecho reflexionar dolorosamente
sobre el porvenir que se nos espera si no nos detenemos, al borde del abismo, p a r a mirar de frente
a donde nos lleva el desgobierno i la a n a r q u í a sanit a r i a en que vivimos i me ha inducido a sujerir,
en cuanto me sea dado, los medios i caminos p a r a
s a l v a r al país de t a n grave situación.
Como médico hijienista, y a en las filas de la reserva, hube de pasar crueles momentos en la Quinta
Conferencia, t a n t o en la propia Comisión de Hijiene
como en el diario t r a t o con los eminentes sociólogos
i médicos hijienistas que nos visitaron, al tener q u e
referirme a nuestra organización i a nuestro estado
sanitario i me prometí cumplir con el deber de conciencia i de patriotismo de volver, u n a vez más,
a las lides de años que pasaron.
Por eso vengo ahora a esta a l t a t r i b u n a a romper
t o d a v í a una lanza en f a v o r de la hijiene pública,
de la medicina preventiva así t a m b i é n l l a m a d a ,
que h a s t a el día no ha sido considerada como lo
— 7 —
merecía por nuestros hombres públicos, salvo esfuerzos aislados e inarmónicos que el éxito no h a
coronado.
II.—CONSIDERACIONES JENERALES
L a Hijiene Pública Nacional considerada desde
el punto de v i s t a de su legislación d e j a una impresión
m á s bien satisfactoria si se atiende a la l e t r a de sus
disposiciones. Nuestro Código Sanitario—salvo en
las partes que dicen relación con la organización
de sus servicios i de su personal i con las sanciones
—es, en términos jenerales, bueno; sus reglamentos
dictados h a s t a la fecha dejan, a su vez, la impresión
de bien meditados. L a lei de R é j i m e n Interno asigna
a los municipios un campo de acción mui amplio
que podría haber sido de utilidad efectiva si u n a
larga, dolorosa i al parecer definitiva esperiencia
no hubiera demostrado la completa i absoluta bancarrota de la acción comunal i las f a l a c i a s de este
estatuto f u n d a m e n t a l de la hijiene urbana.
Hai que reconocer que hemos cometido el g r a v e
error de confiar más allá de lo justo en la eficacia
de las leyes i el más grave de contentarnos con hermosos testos que a n a d a conducen d a d a la pobre
organización que poseemos, la f a l t a de personal
especializado, únicamente dedicado a estas funciones,
i la total ausencia del personal ausiliar, quiero referirme a ¡as enfermeras sanitarias, i, por fin, a la
miseria de los recursos que asignan a estos servicios
t a n t o el presupuesto del Estado como el de los municipios.
En efecto, la cifra de nuestra mortalidad perma-
nece en el mejor de los casos estacionaria, o solo
con leves oscilaciones, en términos hoi desconocidos
en el m a y o r número de los países civilizados; el coeficiente de la mortalidad infantil es a b r u m a d o r ; las
endemias de profilaxis segura i conocida no cesan;
las epidemias tienen libre campo de acción como
en épocas que se recuerdan con horror i las plagas
sociales, 1 a fatídica, t r i a d a ; alcoholismo, tuberculosis
i males venéreos, afectando al jermen de la vida,
llevan rápidamente a menos una raza que, en sus
buenos tiempos, fué proverbialmente sana i fuerte.
Influencias de p u r a índole social i económica actúan
también en forma desfavorable disminuyendo las
defensas n a t u r a l e s contra los a j e n i e s adversos a la
salud.
Es y a sobrado tiempo para mirar de frente el
mal en toda su intensidad i de reaccionar como
hombres fuertes, como debe hacerlo una raza que
quiere v i v i r en salud, en salud plena i vigorosa,
libre de las asechanzas diarias de males i de causas
adversas de n a t u r a l e z a evitable i que aspira mu i
l e j í t i m a m e n t e a un porvenir mejor, en un medio
urbano i en habitaciones siquiera decentes.
En este orden de cosas, inútiles resultan las lamentaciones, sin finalidad práctica las responsabilidades
p a s a d a s i presentes que se quisiera perseguir. Confesemos simplemente que hemos errado, que no hemos
sabido ser previsores, que hemos equivocado el
camino para alcanzar el fin deseado; - vivir en condiciones de normalidad sanitarias i tratemos de
encontrar la v e r d a d e r a ruta.
Como el camino que en la l e y e n d a conduce a la
virtud, este es largo i penoso; a semejanza de aquél
no ofrece halagos inmediatos, pero lleva a la m e t a .
_ ()
al éxito. Es largo porque los servicios sanitarios no
se improvisan i exijen la preparación previa ele un
personal técnico, t a n t o directivo como ausiliar,
científicamente preparado, especializado en estas
materias. Es penoso, porque requiere grandes sacrificios pecuniarios de parte del Estado i de los
municipios para remunerar a este personal en forma
a d e c u a d a i para dar al servicio mismo una. organización v e r d a d e r a m e n t e eficiente. Las economías i
mezquindades son en este orden de cosas contraproducentes, pues, ni remedian los males hábil nales
ni impiden las esplosiones epidémicas que, a la
postre, obligan, quiérase o no, a grandes gastos
hechos a última hora sin discernimiento alguno,
bajo el apremio de las circunstancias.
L a acción de la hijiene pública es hoi m á s v a s t a
que antes; sus medios de acción han evolucionado;
su índole social ha sido a m p l i a d a en forma anteriormente no imaginada. No sólo persigue la reducción o la estinción de las enfermedades de n a t u r a raleza contajiosa o infecciosa, sino que mejora el
medio, corrije las influencias nocivas i v a hacia el
individuo sano para enmendar las v a r i a n t e s de la
salud que acusan inferioridad, para vigorizarlo, para
vijilar que el t r a b a j o se h a g a en condiciones que no
excedan de la normalidad del esfuerzo, para hacerlo
sentir el placer de la plena salud i el contento de
vivir. De burocrática la hijiene ha pasado a popular
en el más amplio sentido de la p a l a b r a llevando
a cada hogar donde la enfermedad aparece o donde
una necesidad s a n i t a r i a se d e j a sentir, las modernas
mensajeras de la clásica H y g e i a , las enfermeras
sanitarias, ajentes de la b u e n a nueva, de transcendental importancia social i t é c n i c a .
— 10 —
H a s t a hace poco todos los esfuerzos ele la hijiene
se d i r i j í a n al medio u r b a n o ; hoi se comprende mejor
la i m p o r t a n c i a de bonificar las condiciones en que
v i v e la población rural i se t r a t a de hacer llegar
h a s t a este medio, t a n reacio al progreso, los beneficios de la acción s a n i t a r i a .
Gran i m p o r t a n c i a a t r i b u y e la hijiene a c t u a l a l a
eujenesia i a la puericultura, no solo de los dos primeros años sino t a m b i é n de la edad escolar p a r a c u y o
efecto las modernas organizaciones cuidan con especial esmero de crear servicios médicos i sanitarios
de gran a m p l i t u d i eficiencias que a c t ú e n con provecho en este medio de a b u n d a n t e cosecha s a n i t a r i a .
III.—LA
HIJIENE
PÚBLICA
I
LA
V
CONFERENCIA
PANAMERICANA
Los principios f u n d a m e n t a l e s establecidos en la
Quinta Conferencia P a n a m e r i c a n a en m a t e r i a s sanitarias, son de gran significación p a r a el porvenir
de la medicina p r e v e n t i v a en el Continente Americano.
L a Delegación Chilena t u v o el honor de proponer,
entre otras, la declaración f o r m u l a d a en términos
t a n precisos por el Dr. Vincent, p r i m e r a m e n t e en
su ponencia principal i m á s t a r d e en u n a especial
b a s a d a en proporciones concordantes de Chile prim e r a m e n t e i después de C u b a . Estas resoluciones
en su p a r t e pertinente son del tenor s i g u i e n t e :
"2.° L a eficiencia de la a d m i n i s t r a c i ó n de la salubridad pública depende d i r e c t a m e n t e de la existencia
de un personal perito i esperimentado el cual solo
puede obtenerse si se reconoce que la medicina preventiva constituye una
profesión especial a la
__ 11 __
cual se garantizan preparación apropiada, inamovilidad en el servicio, ascensos basados únicamente
en servicios meritorios i jubilación».
«Que se instigue a cada país a q u e estudie un prog r a m a que incluya los siguientes puntos:
1.° El amplio reconocimiento por medio de una
preparación apropiada, remuneración adecuada, inamovilidad en el servicio i prestijio social de la profesión de hijiene pública como campo especial de
a c t i v i d a d esencial al bienestar de las naciones;
2.° L a creación de cursos de preparación p a r a el
personal de salubridad pública o la educación de
individuos escojidos, por cuenta del Gobierno, en
las universidades de otros países;
3.° Promover las visitas de sus oficiales de sanidad
a otros países i la recepción a cambio de los representantes de organizaciones sanitarias de otras naciones».
Estos principios aceptados sin discrepancia por
la Conferencia son la piedra angular de las f u t u r a s
organizaciones sanitarias de los países americanos.
Ellos tienen particular interés entre nosotros porque
d a d a ta autoridad de quien los formuló, el eminente
sociólogo americano, Presidente de la Institución
Rockefeller, Dr. Vincent i la unánime aceptación de
la Comisión de Hijiene i de la Conferencia Plena,
irán más directamente i m á s a fondo a influir en el
ánimo i en las resoluciones de nuestros hombres de
gobierno.
A raíz de la Conferencia consideré de mi deber
diriiir u n a comunicación al señor Rector de la Universidad p a r a solicitar su concurso i el de la Corporación que preside en favor de la realización de
dos proyectos derivados d i r e c t a m e n t e de las reso-
12
—
Iliciones y a c i t a d a s de la Conferencia. El primero
consiste en un proyecto de lei p a r a enviar al estranjero h a s t a seis médicos chilenos elejidos por concurso
ante la F a c u l t a d de Medicina, a fin de que d u r a n t e
dos años se dediquen esclusivamente al estudio
científico i práctico de las ciencias i procedimientos
sanitarios. Estos médicos, previa renuncia forma!
al ejercicio profesional, irían desde el primer momento contratados para prestar a su regreso sus
servicios como médicos sanitarios, p a r t i c u l a r m e n t e
en el ramo de la profilaxis, bajo la i n m e d i a t a dirección i dependencia del Director de S a n i d a d . Se estipularía que, además de la pensión que recibirían
d u r a n t e sus estudios especiales en el estraniero,
gozarían a su regreso un sueldo inicial de $ 20,000.00
que a u m e n t a r í a en $ 5,000.00 c a d a cinco años, h a s t a
llegar a un máximo de S 40,000.00. Toda forma,
de ejercicio profesional sería absolutamente prohibida i sancionada. P a r a no recargar de una vez
el presupuesto nacional se propone que la autorización concedida al ¡'residente de la República tendría
un plazo de seis años a fin de no enviar al mismo
tiempo sino dos pensionistas.
L a buena acojida que este proyecto ha recibido
primeramente de parte de las autoridades universit a r i a s i de la prensa de la C a p i t a l i por último del
Gobierno, es un feliz augurio de posible éxito. I así
debe forzozamente ocurrir si realmente existe el
propósito honrado de montar desde sus cimientos la
m á q u i n a sanitaria.
El segundo proyecto presentado a la Universidad
se refiere a la creación de una Escuela Superior
de Hijiene> destinada a formar el resto del personal
de que ha menester la Dirección de S a n i d a d p a r a
cumplir con las funciones que le están encomendadas. Esta escuela podría, a su vez, servir p a r a perfeccionar i especializar a las enfermeras sanitarias que
t a n t o papel desempeñan en las modernas organizaciones de esta índole. Su realización no comporta
grandes sacrificios al Estado. El mismo instituto
sería de gran importancia para perfeccionar en hijiene especial a los médicos de hospital que deseen
alcanzar los puestos superiores (jefes de sección)
de estos establecimientos a fin de que su cooperación en los respectivos Consejos Técnicos sea realmente eficiente. Igual utilidad ofrecería al personal
médico que sirve en los institutos de puericultura
t anto oficiales como particulares.
En el mismo orden de ideas i por iniciativa, del que
habla, la j u n t a de Beneficencia de S a n t i a g o a c a b a
de presentar a! Gobierno una petición ele subsidios
p a r a crear en los hospitales de su dependencia
nuevas escuelas de enfermeras. En la actualidad
cuentan con planteles de e c te iénero sólo los hospitales '-.Manuel Arriarán i San Vicente de Paul . Si.
como es de esperarlo, se conceden los subsidios solicitados, en un año más S a n t i a g o podría disponer
de cinco escuelas para la ionnación de eniermeras
correctamente preparadas, lo que significaría no
sólo un provecho inmediato inmenso p a r a los hospitales mismos i ]iara el público en leñera! M.no también
p a r a los servicios sanitarios que así podrían disponer
de un personal utilizable para sus propuis necesidades
mediante cursos de perfeccionamiento.
Persiguiendo idéntico propósito se ha pensado
también en dar a la a c t u a l Escuela de enfermeras
del Estado, una nueva organización i destinarla esclusivamente a la formación de enfermeras sanitarias.
_ 14 En todo caso, sea por este o por el camino anteriormente indicado, la idea de c o n t r a t a r a una enfermera sanitaria, p a r a que funde entre nosotros esta
n u e v a carrera, que propicia el señor Rector de la
Universidad i que figura en el proyecto de presupuesto para el año próximo, merece ser acojida con
entusiasmo. Hacemos votos porque esta petición sea
atendida como merece serlo por el Gobierno i el Congreso.
Dado el estraordinario éxito alcanzado después
de la gran guerra en los países europeos i en América
por esta simpática institución de enfermeras sanitarias, me atrevo a pensar que este gasto es de
aquellos que podrían ser llamados inevitables. E!
progreso no puede, en efecto, ser desatendido impunemente.
A pesar del natural escepticismo, tengo, ahora,
señoras i señores, la íntima persuación de que esta
vez hemos de ser más felices i abrigo f u n d a d a s esperanzas de (¡lie dichos proyectos serán una realidad
en breve plazo, pues de ellos depende el porvenir
samtario del país. Confío aún en que el patriotismo
no ha de ser palabra v a n a en la conciencia de nuestros parlamentarios, por impenitentes que parezcan
en las d i a r i a s i poco estimulantes disquisiciones i
conflictos políticos a que se dedican con tan r a r a
pertinacia i en completo divorcio con el sentir
nacional.
— 15 —
I V . — N E C E S I D A D DE ADOPTAR U N A P O L Í T I C A S A N I T A R I A
En m a t e r i a s sanitarias como en t a n t a s otras nos
ha f a l t a d o un poco de lo que no es escepcional en
los países de raza anglo-sajona, el sentido práctico
i el espíritu de perseverancia en los esfuerzos que
tienden a un fin útil. Así, a pesar de lo mucho que
hemos hecho en este orden de cosas, particularmente
en obras de a g u a potable i desagües, la acción mir a d a en conjunto carece de u n i d a d i sobre todo de
eficacia. Dictamos buenas leyes pero descuidamos
su ejecución; creamos administradores que requieren un personal técnico numeroso i n a d a hacemos
p a r a obtenerlo; i, cuando por escepción, facilitamos
la formación de un especialista, no es posible conservarlo en funciones por razón del mísero sueldo
q u e le asigna la lei.
Entre las causas desfavorables cine han actuado
para producir nuestra incompetencia práctica, en
hijiene pública, debo hacer mención particular de
la oninic'.encía p a r l a m e n t a r i a que deforma las leyes
mejor estudiadas i esteriliza las buenas voluntades
reduciendo a cero !a influencia de los técnicos. Leyes
como las sanitarias estudiadas por personas competentes deberían ser aprobadas o rechazadas pero
no destrozada* en sti vía-crucis p a r l a m e n t a r i a . Hai
en el país, felizmente, personas a p t a s para colaborar
con provecho en esta obra nacional por excelencia
i, por escepción, libre de toda mácula política.
Otro factor de nuestro atraso es la permanente
insuficiencia de los recursos que se asigna a esta
suerte de servicios a g r a v a d a , m á s si cabe, por el
retardo no escepcional de la lei anual de presupuestos.
_
16
-
lo que trae como inevitable consecuencia la desorganización de los servicios i la desmoralización del
personal.
Todo . induce i aconseja abordar resueltamente
este problema i definir en forma precisa la política
sanitaria del porvenir revisando la actual legislación i servicios existentes para darles la amplitud
i eficiencia requeridas.
Necesitamos, pues, un plan o sea una política
s a n i t a r i a que nos lleve, en un plazo prudente, a una
situación mejor, a la que el país necesita i exije para
su desarrollo normal i nos libere de los males de todo
orden que hoi r e t a r d a n nuestro progreso i de la vergüenza de no haber sabido o podido alcanzar la
situación que ofrecen a este respecto países más
felices de este hemisferio i continente.
Este plan no es ciertamente irrealizable ni está
fuera de nuestras posibilidades financieras. El debe
considerar las siguientes cuestiones:
1.° Las reformas que convenga introducir en la
actual lejislación s a n i t a r i a para a d e c u a r l a a las reales
necesidades nacionales según el criterio moderno
domin ante;
2.° L a m a n e r a de formar un personal técnico,
especializado, capaz de dirijir con éxito la acción
sanitaria;
3." L a preparación de enfermeras sanitarias visitadoras o sea del personal ausiliar indispensable a
toda organización moderna., de este c a r á c t e r ;
4.° L a necesidad f u n d a m e n t a l de d a r a los servicios sanitarios recursos suficientes para que su personal sea debidate rentado i pueda dedicarse
esclusivamente a estas funciones i para que sus re-
i 7
particiones i laboratorios den un rendimiento normal.
Nos o c u p a r e m o s a i s l a d a m e n t e de c a d a uno de estos
números d a d a su e s t r a o r d i n a r i a i m p o r t a n c i a .
El primero, que dice reloción con la revisión i modernización de las leyes s a n i t a r i a s , es de gran significación i nos s e r v i r á de t e m a para el c a p í t u l o siguiente.
Con respecto al segundo i tercero---formación del
personal s a n i t a r i o directivo i a u s i l i a r — n o s referimos a las resoluciones de la A' Conferencia Pana m e r i c a n a i a lo (Ríe d e j a m o s dicho sobre enferm e r a s s a n i t a r i a s en los capítulos anteriores.
T o c a a h o r a su t u r n o a la cuestión capital, la financiera. E s t a d o i M u n i c i p i o deben considerar seriamente, de un lado la necesidad v i t a l de s a n e a r al
país i de otro la m a n e r a i los medios de a l c a n z a r este
r e s u l t a d o i h o n r a d a m e n t e c u m p l i r con lo que Disraeli llamó <'el primer deber del hombre de Estado •
al referirse al c u i d a d o de la salud pública. El prob l e m a no a d m i t e soluciones equívocas, es blanco o
negro, i al decir esto queremos significar q u e las
transacciones i ficciones a q u e con t a n t a f r e c u e n c i a
recurren las corporaciones—Congreso o M u n i c i p i o —
p a r a s a t i s f a c e r en la forma i no en el fondo las aspiraciones m á s l e j í t i m a s del país en este orden de
necesidades, no sirven sino p a r a producir el desaliento del público i la. desconfianza en los procedimientos. m a l a m e n t e puestos en juego, i en los hombres que se ven obligados a servirse de medios de
acción t a n deficientes. El país necesita, el país quiere
v i v i r i v i v i r en s a l u d .
El país exije un correcto servicio s a n i t a r i o i debe
hacer los sacrificios q u e sean necesarios p a r a a l c a n z a r
— 18 —
el éxito que v a n a m e n t e viene persiguiendo i q u e
nunca obtiene a despecho de los buenos propósitos
i de las leyes y a d i c t a d a s p a r a este fin.
¿Cuánto g a s t a m o s en hijiene pública? ¿ C u á n t o deberíamos g a s t a r p a r a tener servicios sanitarios verd a d e r a m e n t e eficientes?
Según las informaciones que se h a servido d a r m e
mi estimado amigo D. Alvaro Covarrubias Arlegui,
funcionario superior de la Oficina Central de Estadística, en el año 22 el presupuesto fiscal señala
como destinado a la hijiene pública $ 1.224,000.00.
A esto h a b r í a seguramente que agregar las cantidades
consultadas en las leyes s a n i t a r i a s de emerjencia
p a r a combatir enfermedades epidémicas, con lo cual
tal vez se llegue a un total que posiblemente no exceda de $ 1.500,000.00 y a que de estas leyes especiales buena parte debe obligadamente ser destinada
a ausiliar a las J u n t a s de Beneficencia p a r a cubrir
los gastos de hospitalizaciones estraordinarias.
M á s difícil resulta apreciar el monto de las inversiones municipales por este capítulo. Pues bien, del
estudio de los respectivos presupuestos resulta un
gasto total de $ 2.012,435.00 por concepto de hijiene i beneficencia, correspondiendo a esta ú l t i m a
$ 412,260.00 i a la hijiene propiamente tal $ 1.600.000.
Estas cifras no representan seguramente la v e r d a d ,
pues es bien sabido que en casi la totalidad de los
presupuestos municipales se cumple sólo en la forma
con la obligación legal de destinar el 10% de las ent r a d a s a la hijiene i que las cantidades a p a r e n t e m e n t e
consultadas p a r a este fin reciben, por caminos más
o menos legales, inversiones mui diversas. ¿ C u á n t o
se g a s t a realmente? S e r í a a v e n t u r a d o hacer a este
— 19 —
respecto u n a estimación precisa, pero no creo exajerado reducir esta cifra a sólo $ 500,000.00.
Tendríamos, así, que el país i n v e r t i r í a a n u a l mente en hijiene pública—sumando los í t e m pertitinentes i efectivos de los presupuestos municipales
i del fisco, a p r o x i m a d a m e n t e dos millones de pesos.
P a r a apreciar el significado de estas cifras haremos
una breve reseña de los sacrificios que comporta
la correcta atención de los servicios sanitarios en
algunos países.
En Inglaterra, cuna de la hijiene, E s t a d o i M u nicipios, gastan a n u a l m e n t e más de mil millones de
francos. El personal sanitario alcanza a la cifra de
24,062 funcionarios, como lo manifiesta el siguiente
estado :
1,600 médicos inspectores, de los cuales 285 se
consagran esclusîvamente a sus funciones
sanitarias (Whole-Time Officiers) ;
238 médicos p a r a la profilaxis de la tuberculosis;
1,300
»
inspectores escolares;
1,330
»
»
del t r a b a j o ;
324
»
»
de insanos i retardados;
4,800
»
de pobres;
12,000
»
de seguros sociales;
2,000 inspectores e inspectoras sociales; i
1,500 monitoras de hijiene.
En los Estados Unidos de Norte América se estima
que un correcto servicio de sanidad exije un gasto
medio a n u a l de un dólar por h a b i t a n t e . L a ciudad
de Ne"w York, por su parte, invierte 3,51 dólares
por h a b i t a n t e i por año o sea veinte millones de
dólares.
— 20 —
En Brasil el presupuesto fiscal anual por concepto
de sanidad es igual a $ 30.000,000.00. (El peso brasilero v a l e a c t u a l m e n t e m á s o menos un peso de nuest r a moneda).
Estas informaciones nos aproximan a la posibilid a d de apreciaciones c o m p a r a t i v a s .
Tomaremos como base el criterio americano: p a r a
la hijiene, un dólar por h a b i t a n t e i por año.
No sería, me parece, excesivo para nosotros fijar
para la cuota fiscal la m i t a d de esta cantidad. Estimando el valor medio del dólar en $ 5.00 moneda
nacional i la población del país en cuatro millones
tendríamos: $ 2 . 5 0 X 4 . 0 0 0 , 0 0 0 =
$
10.000,000.00
Debo hacer notar que asignando al servicio de sanidad
la c a n t i d a d de diez millones, la proporción, con relación al presupuesto total, apenas excedería del 2 . 5 % .
Por lo que toca al presupuesto comunal, estimo
que su cuota debería no ser inferior a la m i t a d de la
a s i g n a d a al Estado o sea de $ 5.000,000.00.
En suma, gastamos dos millones de pesos, deberíamos g a s t a r quince.
El m a r j e n de trece millones permite considerar la •
posibilidad de dar a la hijiene pública la situación
que le es propia en toda agrupación h u m a n a que ha
adquirido el convencimiento del valor de la salud
i de la v i d a i que no quiere soportar comparaciones
deprimentes i mortificantes.
Este desfile de millones i la t e m e r a r i a afirmación
de que p a r a v i v i r como personas decentes necesitamos g a s t a r por año no menos del 2 . 5 % del presupuesto fiscal i de una cuota municipal igual a la
mitad de la anterior o sea, lo repito, de quince millones de pesos, podría hacerme aparecer como un
iluso, casi como un h a b i t a n t e de la Luna, o p a r a
— 21 —
mis amigos médicos, como un candidato a inminente parálisis jeneral. M e encuentro, pues, en la
obligación de d a r una esplicación que me d e v u e l v a
la c i u d a d a n í a chilena i p e r m i t a interpretar mis
anhelos de g r a n d e z a nacional sin la sospecha de
haber caído en delirio patolójico.
Creo que nuestro servicio de sanidad se encuentra
t o d a v í a en m a n t i l l a s i que, a medida de su desarrollo, necesitará disponer de m a y o r e s recursos. Estimo que su crecimiento no podrá ser mui rápido,
d a d a s las dificultades que ofrecerá su reorganización
i el tiempo que exijirá la preparación del personal,
p a r t i c u l a r m e n t e del que ha de servir los d e p a r t a mentos por crear.
En todo caso, debemos preparar el ánimo para
a c e p t a r de buen grado los sacrificios pecuniarios que
la reforma t r a e r á consigo teniendo en v i s t a las cifras
i ejemplos que he citado i el cálculo de lo que nos
correspondería g a s t a r p a r a contar con buenos servicios de sanidad.
No hai, pues, motivo p a r a a l a r m a r a nuestros
financistas
a lo menos por ahora. Quizá en diez
años más i en forma progresiva, nos habremos visto
en la necesidad de llegar h a s t a el mar jen previsto.
Pero el dinero que se i n v i e r t a por este capítulo será,
a no dudarlo, remunerativo en tal forma que no
d e s p e r t a r á las críticas ni aun de los más empedernidos
contradictores, de las mentalidades negativas que
n u n c a d e j a n de a c t u a r en contra de estos grandes
problemas que requieren alguna preparación para
ser bien comprendidos.
Tendremos por cierto que oir una vez más las
estrañas disquisiciones sanitarias a que en tales casos
suelen entregarse los políticos. Recuerdo todavía
con estupefacción algunas opiniones de carácter
técnico-sanitario que d u r a n t e mi paso por la Dirección del Instituto de Hijiene hube de oir a Ministros
de Estado en el D e p a r t a m e n t o del Interior. I, si
no fuera por el respeto que me merecen ilustres
servidores del país en otros órdenes de la a c t i v i d a d
pública, h a r í a aquí un paréntesis anecdótico i humorístico p a r a solaz de mis benévolos oyentes. No
obstante quiero hacerme la ilusión de que el progreso
i la difusión de la c u l t u r a irán haciendo desaparecer
estos resabios de tiempos que fueron i que la hijienización del país encontrará en el f u t u r o un terreno
más propicio p a r a su desarrollo i perfeccionamiento.
V . — B A S E S PARA LA REVISIÓN DE
ZACIÓN
NUESTRA
ORGANI-
SANITARIA
L a organización s a n i t a r i a que vamos a esponer
a grandes rasgos no significa sino una ampliación
de lo existente, u n a mejor i m á s lójica ordenación
de lo que poseemos i la adición de nuevos d e p a r t a mentos p a r a satisfacer exijencias que solo en los
últimos años han recibido jeneral aceptación.
C u a n d o llegue el momento de revisar el a c t u a l
Código S a n i t a r i o en la parte referente a la organización de sus servicios, convendría dejar espedito el
camino p a r a la creación de nuevos departamentos,
o secciones, cuando las necesidades así lo aconsejen,
sin que sea menester dictar c a d a vez una n u e v a lei.
De esta manera—si la hermenéutica legal lo permitiera—sería d a d o seguir paso a paso los progresos
de las ciencias sanitarias i aplicar sus dictados a
medida de las necesidades nacionales.
— 23 —
L a s «Bases» presuponen una ampliación de las
funciones del Estado a espensas de las que la lei
de R é j i m e n Interno a s i g n a al Municipio. Por lo que
a nosotros toca, u n a l a r g a i no i n t e r r u m p i d a esperiencia nos enseña lo que podemos esperar de la
«hijiene municipal» d a d a s las características del réjimen comunal que domina en el país, salvo mui cont a d a s i honrosas escepciones. M i e n t r a s perduren los
hábitos políticos hoi dominantes i los municipios
persistan en las desconcertantes a c t i v i d a d e s que
caracterizan su funcionamiento normal, mientras no
hagan méritos siquiera p a r a merecer la «habilitación de edad», es menester que el Estado tome a su"
cargo, a lo menos en S a n t i a g o , los servicios sanitarios como y a lo ha realizado con el a g u a potable,
el alcantarillado, la pavimentación, el servicio de
asistencia social (beneficencia), etc.
I aún con municipalidades de verdad i aún en los
países de estructura federal se ha reconocido la conveniencia de d a r al Estado una sección preponderante
en las cuestiones s a n i t a r i a s que r a r a vez tienen un
carácter estrictamente local. Así en Estados Unidos
cuando un problema de este orden, por ejemplo el
desarrollo anormal de una enfermedad endémica o
epidémica, no es correctamente atendido por el
correspondiente Estado i a m e n a z a seriamente al
vecino, el gobierno Federal interviene. De la misma
m a n e r a u n a fábrica de sustancias alimenticias cuyos
productos son consumidos en todo el país i en el
estranjero cae de lleno en la esfera de acción federal.
S e r í a fácil multiplicar los ejemplos.
A la cabeza del servicio de sanidad nacional figura
en las «Bases» el Ministerio de Hijiene Pública que
t a n t a s v e n t a j a s ofrece en Inglaterra, Francia, Po-
— 24 —
lonia, Tcheco-Slovaquia, S e r v i a , Austria, C a n a d á ,
etc., etc. A la m i s m a secretaría de Estado podría
encomendarse la dirección de la Previsión Social
i T r a b a j o i l a Asistencia Social o Beneficencia.
L a sujestión de esta idea está b a s a d a en la esperanza de que la « r o t a t i v a ministerial» se descomponga en f o r m a definitiva i p e r m i t a que el país
sea debidamente administrado. L a s tres secciones
del p r o y e c t a d o Ministerio estarían a cargo de las
respectivas «direcciones jenerales» no interponiendo
entre ellas i la persona del M i n i s t r o sino empleados
no técnicos p a r a la simple tramitación de los asuntos.
L a «Dirección Jeneral de S a n i d a d » constaría de
una secretaría a la cual se a g r e g a r í a un asesor letrado i de ocho departamentos, a s a b e r : .
1.° Hijiene i n f a n t i l ;
2.° Hijiene Social;
3.° Profilaxis;
4.° Hijiene u r b a n a ;
5.° Hijiene r u r a l ;
6.° Fiscalización de sustancias alimenticias i bebidas.
7.° Fiscalización de las profesiones (en el ramo
de medicina, dentística i f a r m a c i a ) i del comercio
de drogas. .
8.° Injeniería S a n i t a r i a .
P a r a facilitar la r á p i d a comprensión del proyecto
he preparado un esquema jeneral que permite apreciar de u n a m i r a d a el conjunto i sin m a y o r t r a b a j o
l a s líneas capitales de la n u e v a organización. Helo
aquí:
MINISTERIO
PREVISION
HIJENE. A S B T D O
50LIAL
SOCIAL
Y PÚBLICA BENEFEEÍO
[TRABAJO
DIREmONJENEm
3MEAD
SECRETARIA
A 3 E 5 0 R LETRADO
•EF/RPMEM]
DEPARTAMENTO
DE.
HltUENEMmiL H1JENL 5CLIAI
DE.
(RJEROLTUR^
E ANTENATAL
MMZmflDMES
ENFERMERAS
HEM0ERAF1A
DE
PRDFLAM5
TERRESTRE^
t¡•ESPECIAL
GENERAL
<>irua
exantematilo
FP0F1LAXI5
ANIMAL.
wapEccra DBRÍS
•PRDTBCLIGM
LA INEANLIAJ
LUEENE.5IA
DEP0RTE5
LIEHALONTRA.
ZL
ALCOHOLISMO
PFCFAEANDA
ENSENANZA
DELAHUENE,
FORMACION
BEL PER5CDIAL
SMTARID
X
HIJIENE
JEL
TFOTJG
DEPARTAMENTO
DI
FRDFLAXI5
MARITIMA.
SERUOD
DEFUEKT03
INMERADON
ESTACONES
SANITARIAS
X
HD5FMJMDI
DEMTLOG5D3
•E3MFE3TDRID
de SANTIAGO
IN3FEIHN
•e
TEaNTEarcrara,
UOTATDPID5
BSCTEHDLC1JA
OPOTERAPIA
fHPF.PMPTIATF'i
NERwna/s ,
DEPARTAMENTO
DE
HcIENE URBANA] HJENE, RURAL
PRDFU'MS
S ^tobereulosis
VISITADORAS
INSPECCION
DEL SEÍMCIO
MLDLDL5LDLÜR
INFEiHMOTS
^ESCJLWIEB
EflNTffÜ®
ESP —
DEPARTAMENTO
URBANISMO
EUR3D5
1AMBULANTE5
DE
[VULEARIZACTDN
HIcIENE DE LA
HAHTALIDM
mura
KEtJBTRD
5AMTARID
EELÍS
HABITALIClEa
IK SANTIAGO
1N5PEILIDN
HE
ESCUELAS
HOSPITALES
CUARTELES
FAEF3LA5
TALLERES
ETL.
SANITARIOS
ENFERMERAS
SANITARIAS
— 25 —
El texto siguiente reproduce los epígrafes del esq u e m a en forma menos compendiada.
MINISTERIO DE H I J I E N E P U B L I C A
Previsión
Social
i Trabajo
i Asistencia
Social
(Beneficencia)
SECCIÓN DE H I J E N E P U B L I C A
DIRECCIÓN J E N E R A L DE SANIDAD
Secretaría
Jeneral
i Asesor
Letrado
D e p a r t a m e n t o N.° 1. Hijiene Infantil.
Sección 1. a Puericultura.
Comprende:
Puericultura ante-natal;
Fomento de las M a t e r n i d a d e s i de la asistencia de
partos a domicilio;
Formación de enfermeras especiales para la puericultura (especialización en el r a m o ) ;
Inspección de las obras e instituciones de protección a la infancia.
Sección 2. a Inspección del servicio médico escolar.
Comprende:
Propender a una correcta organización del servicio
médico escolar en todo el país;
Inspeccionar este servicio;
Especialización de enfermeras sanitarias p a r a este
fin;
Fomentar la institución de c a n t i n a s escolares
como réjimen normal.
— 26 —
E s t i m u l a r la formación de escuelas al aire libre,
las colonias de vacaciones;
í , en jeneral, todo lo que tienda a protejer al niño
d u r a n t e el período escolar.
Departamento N.° 2. Hijiene social.
Sección 1. a Demografía.
Comprende:
Publicar periódicamente la estadística demográfica
i dirijir las encuestas especiales que se estimare necesarias.
Sección 2. a Eujenesia:
El estudio de todos los problemas susceptibles
de causar dejeneración de la r a z a ;
Proponer la adopción de los medios que se juzgue
adecuados p a r a m e j o r a r l a i vigorizarla;
Proponer las limitaciones que tengan por fin impedir la incorporación de inmigrantes «indeseables»
bajo los puntos de v i s t a sanitario i eujenético;
Fomento de los deportes al aire libre;
L u c h a contra el alcoholismo i otras causas de
dejeneración de carácter tóxico.
Sección 3. a P r o p a g a n d a i e n s e ñ a n z a :
Comprende:
L a difusión de la enseñanza de la hijiene;
P r o p a g a n d a por afiches, folletos, cintas cinematográficas;
Publicación de c a r t i l l a s ;
Formación del personal sanitario especializado
(médicos i enfermeras s a n i t a r i a s ) ;
Escuela Superior de Hijiene.
Sección 4. a Hijiene del T r a b a j o .
Comprende:
Estudios referentes a las relaciones entre el trab a j o i la s a l u d ;
— 27 —
T r a b a j o de la mujer, T r a b a j o del niño;
Enfermedades i accidentes profesionales;
Sea uros obreros, etc.
DEPARTAMENTO N . ° 3 . P R O F I L A X I S
Sección 1. a Profilaxis terrestre.
Comprende:
Profilaxis j e n e r a l ;
Profilaxis especial;
1.° Tuberculosis;
2.° Enfermedades venéreas;
3.° Viruelas;
4.° T i f u s exantemático;
Profilaxis a n i m a l : de las enfermedades trasmisibles al hombre.
Sección 2. a Profilaxis m a r í t i m a .
Comprende:
Servicio sanitario de los puertos;
Estaciones s a n i t a r i a s ;
Inspección de inmigrantes, etc., etc.
Sección 3. a Aislamiento i Desinfección;
Comprende:
Propender al correcto aislamiento, en los establecimientos de beneficencia, de los enfermos infecciosos,
agudos o crónicos;
Tener a su cargo el servicio de desinfección de
la C a p i t a l .
Inspeccionar los desinfectorios d e p a r t a m e n t a l e s
i públicos i las instalaciones de desinfección en las
Estaciones sanitarias, servicios sanitarios de los
puertos, etc.
Sección 4. a Laboratorios.
— 28 —
Comprende:
Los laboratorios necesarios p a r a la preparación de
sueros, vacunas, productos biolójicos i opoterápicos;
Laboratorio de investigaciones;
Laboratorio p a r a facilitar el diagnóstico de las
enfermedades infecciosas.
DEPARTAMENTO N . ° 4 . H I J I E N E
URBANA
Sección 1. a Urbanismo.
Comprende:
Estudios i proyectos sobre trasformación de la
p l a n t a de ciudades;
Plazas i jardines. Bosques urbanos i sub-urbanos,
etc., etc.
Sección 2. a Hijiene de la Habitación.
Comprende:
Aprobación s a n i t a r i a de los planos de las nuevas
construcciones;
Control sanitario de las habitaciones, particularmente de las destinadas al arriendo, etc., etc.
Sección 3. a Inspección s a n i t a r i a de establecimientos públicos.
Comprende :
Visitas a escuelas, hospitales, cuarteles, fábricas,
talleres, etc., etc.
DEPARTAMENTO N . ° 5 . H I J I E N E
RURAL
Sección 1. a
Comprende:
Cursos a m b u l a n t e s de vulgarización i propaganda-,
Especialización de enfermeras sanitarias p a r a la
hijienización rural.
— 29 —
Sección 2. a Acción s a n i t a r i a rural por medio de
equipos formados por médicos i enfermeras.
DEPARTAMENTO
N.°
6.
FISCALIZACIÓN
DE
SUSTAN-
CIAS ALIMENTICIAS I BEBIDAS
Sección 1. a Inspección s a n i t a r i a de alimento i
bebidas en la C a p i t a l .
Sección 2. a
Comprende:
Inspección de los laboratorios municipales de
Hijiene;
Inspección s a n i t a r i a de las fábricas de productos
alimenticios, etc., etc.
Sección 3. a Laboratorio Central de Bromatolojía.
DEPARTAMENTO N . ° 7 . FISCALIZACIÓN DE PROFESIONES
I DEL COMERCIO DE DROGAS
Sección 1. a Fiscalización de profesiones.
Comprende:
Fiscalizar el ejercicio de la profesión médica;
Id. de dentistas, m a t r o n a s i enfermeras;
Id. de f a r m a c i a .
Sección 2. a Inspección de Boticas, F á b r i c a s de
productos farmacéuticos. Control de específicos.
Sección 3. a Laboratorio de química analítica.
DEPARTAMENTO N . ° 8 . I N J E N I E R Í A SANITARIA
Sección 1. a Aguas potables, desagües. A g u a s minerales.
Sección 2. a Baños públicos, destrucción o alejamiento de las basuras.
Sección 3. a Construcciones en jeneral. Su reglamentación e inspección.
Quiero, por ahora, l i m i t a r m e a la simple enunciación de los epígrafes, pues si hubiera de desarrollarlos caería en detalles fatigosos de segunda importancia.
Si estas ideas matrices encontraran una acojida
benévola i favorable sería llegado el momento de
precisarlas en forma de un verdadero proyecto de lei,
t r a b a j o largo, penoso, que exijiría algún tiempo i
la concurrencia de competencias especializadas.
VI.—CONCLUSIONES
En el curso de esta disertación he t r a t a d o en todo
momento de ser breve i conciso aun a riesgo de no
d a r suficiente desarrollo i claridad a las ideas enunciadas. Quiero, ahora, llegar a conclusiones que
sinteticen mi pensamiento. Helas a q u í :
1.° El estado de la Hijiene pública en el país es
lamentable;
2.° Tenemos buenas leyes s a n i t a r i a s pero sólo
disponemos de u n a organización r u d i m e n t a r i a ;
3.° L a cooperación municipal a la sanidad nacional
es de escasa i dudosa utilidad, en términos jenerales;
4.° L a cuota que los presupuestos del Estado i
de los Municipios asignan a la Hijiene Pública es
— 31 —
insuficiente p a r a mantener servicios sanitarios efectivos. El país g a s t a por este concepto $ 2.000,000.00
a n u a l e s ; debería invertir no menos de $ 15.000,000.00;
5.° Es de v i t a l importancia reaccionar e n é t i c a mente contra este estado de cosas i a b o r d a r con
decisión el gran problema nacional de alcanzar,
cueste lo que cueste, la normalidad sanitaria, base
de nuestra f u t u r a prosperidad económica i social;
6.° U r j e proceder en forma sistemática a la formación de un personal sanitario conforme a las bases
fijadas en la Quinta Conferencia P a n a m e r i c a n a . Procede en este sentido primeramente la aprobación
del proyecto de lei recientemente enviado^ al Congreso p a r a la formación en el estranjero del primer
grupo de médicos hijienistas i, dentro de poco, la
creación de u n a Escuela Superior de Hijiene;
7.° Es igualmente necesario revisar i modernizar
nuestra a c t u a l organización s a n i t a r i a mejorando los
servicios existentes i creando los nuevos que se juzgue Oportuno a g r e g a r p a r a alcanzar la finalidad que
se persigue.
8.° Procede la designación de una comisión de
técnicos, p a r a preparar i someter a la consideración
del Gobierno un proyecto de lei que p e r m i t a dar
al servicio nacional de sanidad l a eficiencia q u e el
país requiere.
I, p a r a terminar, deseo hacer una declaración. El
criterio que he manifestado con absoluta franqueza,
i sin ropaje literario que lo disimule sobre el estado
sanitario del país i la eficiencia de su a c t u a l organización, t a n t o central como municipal, p u d i e r a prestarse a interpretaciones que deseo prevenir. He
omitido deliberadamente toda apreciación que pudiera referirse a personas, pues me complazco en
— 32 —
reconocer que los funcionarios que tienen a su cargo
los actuales servicios son dignos de toda consideración
por su ciencia i abnegación. Si su acción no a l c a n z a
a satisfacer las necesidades sanitarias del país culpa
es de la organización defectuosa en que actúan, de
la f a l t a de personal ausiliar técnico, de las escasas
i a veces ridiculas remuneraciones que reciben i
por fin, de los limitados medios i recursos de que
les es d a d o disponer i de las perturbaciones que acarrea el no escepcional atraso en la aprobación del
presupuesto del Estado.
Debo t o d a v í a agregar pocas p a l a b r a s que serán
de agradecimiento a los señores Directores i R e d a c tores de los grandes diarios de la C a p i t a l que han
recibido con aplausos las primeras manifestaciones
de reacción contra la miseria sanitaria en que vivimos
i que ciertamente han de cooperar a c t i v a i eficazmente a la obra patriótica que significa dotar al
país de un correcto servicio de sanidad.
VII
Excmo. Señor Presidente de la R e p ú b l i c a :
Escusad, os suplico, que prescindiendo momentáneamente del protocolo me d i r i j a directamente a
vos que habéis querido con v u e s t r a presencia dignificar esta t r i b u n a .
Chile figura, señor, como u n a gran m a n c h a negra
en el m a p a sanitario de S u d América.
L a s naciones h e r m a n a s del A t l á n t i c o han sido
más felices que nosotros i han tenido, a su debido
tiempo, estadistas que supieron forjar las a r m a s
— 33 —
para vencer las causas de insalubridad, de orijen
n a t u r a l o simplemente humano.
Montevideo esterioriza su gran c u l t u r a con una
mortalidad jeneral q u e no excede de 12 por mil.
Buenos Aires ofrece un coeficiente que no sube
de 16 por mil.
Río, capital que antes no v i s i t a b a n turistas de
paso por fundado temor a la fiebre amarilla, no
sólo se encuentra d e f i n i t i v a m e n t e liberada de esta
plaga sino que h a visto b a j a r su mortalidad jeneral
a menos de 19 por mil.
En cambio, en nuestra capital, la estadística señ a l a u n a mortalidad que en el quinqueniq 1 9 1 8 - 2 2
llega al promedio de 3 3 . 4 % o ofreciendo en los años
1 9 i 2 1 el récord de 3 9 . 2 % o .
Esta situación no puede prolongarse por más
tiempo sin g r a v e detrimento de nuestro prestijio.
El problema es escepcionalmente grave. Si la muerte
sigue haciendo en esta tierra, l l a m a d a a mejor suerte,
la a b u n d a n t e cosecha que nuestra incuria o inconsciencia les permite, el crecimiento vejetativo, único
factor del incremento de nuestra población, será
lento e iremos a menos al lado de los países hermanos
que, m á s previsores, crecen, prosperan i se enriquecen. El Dr. Rodríguez Barros, en su discurso de incorporación a la F a c u l t a d de Medicina, ha llamado
recientemente la atención sobre un nuevo factor
desfavorable. Nuestra a l t a n a t a l i d a d , que m a l a mente l o g r a b a llenar las filas raleadas por la
muerte, viene a menos en forma constante i progresiva.
Urje, señor, poner m a n o enérjica a la gran obra
de sanear el país i de mejorar las condiciones de vida,
llevando adelante, sin estrechez de criterio, sin re-
— 34 —
sabios coloniales, sin mezquindades, las reformas
que requieren los organismos sanitarios existentes
i creando los nuevos que las necesidades públicas
recomiendan.
Confío, Excmo. Señor, que en vuestro Gobierno
i bajo vuestros auspicios i por v u e s t r a acción, se
lleven a cabo estas trascendentales reformas q u e
nos darán, os lo aseguro en conciencia i con toda
la fe de mi a l m a , un Chile nuevo con mente s a n a en
cuerpo sano, respetable por su población, por su
p u j a n z a en todas las esferas de las actividades, por
su prosperidad económica i social i por la m a j e s t a d
de sus instituciones entre las cuales figurarán, en
lugar de honor, las que el patriotismo dicte a nuestros lejisladores en resguardo de la salud pública.
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